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miércoles, 7 de junio de 2023

Dark. Season I, II ¿y III? conex. Chernobyl

 

Un vórtice... En mitología, dícese que responde a una entidad que posee una conexión especial con el Dreaming (Sandman) , siendo capaz de manipular sus sueños y los de otros personajes, como ocurría en las series basadas en la obra del escritor y guionista británico, Neil Gaiman y sus colaboraciones con DC y Marvel. Ahora pasadas por el tamiz vertiginoso de la televisión actual o la espiral de las plataformas.

Un vórtice pues, es el centro a lo largo de un torbellino.


Físicamente cuando un remolino de viento que avanza rápidamente, converge a su paso con partículas variadas y, si se convierte en un huracán de categoría máxima, puede mover materiales más pesados. En el recorrido de esta fuerza de la naturaleza, existen individuos que no interfieren en el destino arremolinado, estando a salvo de cualquier mal que se produce por su voracidad salvaje. Sin embargo, hay otros más damnificados en diferentes grados... La mayoría no sufre grandes daños porque su intervención queda alejada del foco más peligroso del tornado o huracán, son por así decirlo, los que sufren sus consecuencias posteriores. 

Sin embargo, un número indeterminado se ve tocado por las vertiginosas corrientes, tragado, o sus propiedades se ven destrozadas por el paso catastrófico del monstruo. O unos pocos que serían succionados por las corrientes y serían elevados del suelo o lanzados por las fuerzas centrípetas del mismo. En este caso, si sabemos dónde... ella.

La Historia de la Humanidad, en cierta forma, se traduce como un vórtice de datos, fechas, verdades y mentiras... Que, en su mayoría, no afectan a una enorme cantidad de personajes que se comportan como verdaderas entidades anónimas, salvo para unos pocos que los conocieron... in situ. Pero, si el foco de esta atracción se acerca lo mínimo imprescindible, entonces recibirán su impacto más endeble y la atención de sus contemporáneos u otros lectores o estudiosos, que sabrán de sus actos derivados a su paso histórico. Pongamos por ejemplo, el paso de la tormenta por España, no tan enorme como apuntaban...

Y existirán unos pocos elegidos, singularmente, que debido a su importancia o los hechos que acometieron en sus puestos privilegiados o hazañas legendarias, se verán arrastrados a la vorágine del éxito distinguido o la fama, siendo los protagonistas de nuestra historia o la de esos pueblos determinados. Quizá, alcancen la relevancia mundial, o silenciosos como en el caso de la estación de Chernobyl en Ucrania

Un laberinto puede ser un diseño de ellos. Así en el mito de Teseo y el Minotauro, existen un sentimiento de pérdida constante y de lucha contra los elementos. En Dark, serie alemana para Netflix, su joven protagonista Martha Nielsen (Lisa Vicari), amada, actúa en obra de teatro basad en él, como el hilo narrativo de aquella Ariadna. Y su héroe (Jonas, quintuplicado o más allá) es succionado por el laberinto de los viajes en el tiempo) para matar al monstruo en forma de ciclo infinito 8. Todo comenzará, o no, termina en el suicidio de su padre por creerle arrastrado para siempre. Fin, bueno no... puede ser o no ser.

En este estado de cosas, cuando un científico llamado Lundin descubrió el plasma espacial en 2013 sobre el ciclo infernal de Venu. El vórtex se comportaría como un verdadero agitador de conciencias e interpretaciones. Que, por su grado de repercusión simultánea, produce mayor o menor, interés y relevancia social, mayor o menor, producción de importancia relativa o capacidad energética. Mezclando los contenidos en su interior, arrojándolos a lo largo de su eje, al fondo de un punto específico, infinitesimal, que si es atmosférico terrestre, produce un movimiento espiral en ascenso o fuerza de elevación dramática. 

Pero, que en casos como los líquidos precipitados, puede ser inverso, descendente hacia una boca o tragadero, dependiendo de la presión o la fuerza de la gravedad. Pongamos el caso de pipetas en centrifugación o cualquier tipo de desagüe. O un núcleo derretido sobre una capa que lo terminará engullendo... o ¿es al revés?

Pero, ¡ay!, existen otros que apenas hemos empezado a entender, ya que incluso, se debate su existencia en dos posibles cualidades especiales, bastante desconocidas e inconstantes, los agujeros blancos que desprenden grandes cantidades de luz, energía o materia, como vomitorios de un estadio o la radiactividad... y los famosos ya centros de las galaxias, o silenciosos monstruos independientes, en el vacío, que son conocidos como agujeros negros.

Reconozco un visionado caótico, como en la estructura y la elaboración de historias,  y algunas que aquí planteo, más o menos, atractivas. Ya que, antes que el director y creador de series Baran Bo Odar nacido en un cantón suizo, casado con su productora de sueños Jantje Friese, visitaran la raíz espiral del problema de Dark; me lancé al horizonte de la pantalla, con la siguiente pesadilla espacio-temporal dentro de la serie denominada 1899.  Convirtiendo la ficción en un vórtice de características cambiantes y la mía, en la temporalidad de las obras televisivas, torbellino de dos direcciones. Se me entiende, ¿o no?

Pues, no empujen... y dejen respirar un poco. Que esto empieza.

El Principio es el final... y el Fin, es el Inicio.

Joder... ¡perdón! Las cosas, a veces, no son lo que parecen... sí, poseen muchas conexiones y tal, pero te zarandean inmisericordemente, pudiéndote lanzar en diferentes orientaciones... un pie por allí, la cabeza acuyá... Hasta que ya, no sabes muy bien, en que posición estás, ni hacia dónde te dirige esa fuerza inabarcable o, casi, mágica. Pues la mente, lo mismo.

En eso consiste un flujo narrativo con diversas características físicas, a veces esotéricas, que si bien es una turbulencia palpable, en rotación alrededor de un eje principal, empieza a lanzar materia a multitud de trayectorias... salvo una, o uno... un verdadero monstruo sin fondo. El famoso Abismo Negro (o The Black Hole)... 

La película que programara la producción de Disney en 1979, arriesgadamente, hace casi veinticinco míseros años, mandando la perspectiva de la integral visual al resultado del número Pi en aquella pantalla digital  primitiva de los 80 y los cálculos de grandes astrofísicos a una simple anécdota visual. Pero, muy atrevida hoy.

Por supuesto ni los medios aportados en la película, ni las certidumbres científicas aportadas en el viaje, consiguieron atraer mucha atención de la crítica, aunque sí de un número aceptable de visitantes a las salas de exhibición, que nunca los previstos en el horizonte de sucesos económicos. Al menos, para complementar el cupo de sus cargos negativos o el pago de algunas facturas. Pues, allí andaban lanzados a la incomprensión metafísica y la poca relevancia histórica de un director no muy conocido (Gary Nelson), estrellas no tan fugaces. 

Como Anthony Perkins, sufriendo lo mismo que su víctima en Psicosis, el destierro en pantalla... el todoterrenal Maximilian Schell, que giraba desde los Juicios de Nuremberg o La Cruz de Hierro, hacia Los Vampiros de Carpenter o la catástrofe orbital de Deep Impact... O uno de los máximos tragadores, robadores de escenas, excelso Ernest Borgnine que fuera vikingo junto a Kirk Douglas y muchas históricas, bastante antes de que éste se metiese en El Final de la Cuenta Atrás (ein, ya veremos...), diera una terrible rotación en el Poseidón con super Gene Hackman y acabara su carrera hace diez años, si bien, con aquel maravilloso Oscar amoroso de Marthy y nuestro reconocimiento. Uno de los Doce, uno de los Salvajes del cine... uno unido frente a la música de Johnny Guitar.


Dark precisamente, persigue eso mismo, la relevancia por derroteros, a veces incomprensibles a simple vista. O incoherentes a grandes rasgos, a horcajadas de la realidad pasada y la mitología, o cayendo en trilogía temporal de presunción espacial o el multiverso alquímico, inabarcable. Es decir, que deberás que seguir estas cuatro familias, por los caminos torcidos del "dios", algo caprichosos... y sin tener en cuenta, las reglas de la dualidad corporal, dos organismos idénticos al mismo tiempo, o las posibles paradojas narrativas que alterarían el resultado final... pero bueno, ¡vayamos al principio!

Casi todo el mundo coincide que la mejor versión del viaje en Dark, es la primera temporada. Ya data de 2017 y ha llovido, pero más que llovió de 1986 en la gran tragedia de la URSS en Ucrania, ahora me he metido en el ojo del huracán o abismo. Pero, no es la hora de las tortas... y las hostias consagradas.

Después... las conexiones, esos hilillos que van creando e una espaguetización de todas las identidades alrededor, hasta que empiezas a perder la noción... si no te centras, y la tercera, que he llegado a visionar su primer episodio, y me he quedado teletransportado a no sé dónde. Esto es, necesito que alguien me diga "sigue en la narración, no la abandones, porque al final, te dan las claves de todo... del principio. En fin... Y si no engúllete en sillón.

Primera clave, medalla de San Cristóbal. Patrón de viajeros, seres estroboscópicos en serie. Segunda, nombres... Jonás en piel cenicienta de Louis Hofmann, como el profeta bíblico que Dios mandó para advertir la destrucción del pueblo Nínive, en paralelo a Winden. Otro Adán sin manzana, caraquemada, o Noé, Noah, que fue mandado para salvar la raza... ¿de superdotados? ¿super humanos? Y expresiones simbólicas, La caída de los ángeles rebeldes, de Peter Paul Rubens (1621), pintura que representa al Arcángel Miguel derrotando a Satanás y sus huestes. El tríptico de las fechas en forma de átomo y El mundo que se creo así... o asá. El Big-Bang, dichoso.

La teoría del caso, o caos, es que el Abismo Negro era una entidad física de Walt Disney y del centro de nuestra galaxia, como en todas, y lo visitaron sobre el guión trasladado a un futuro 2130 en aproximación... todavía imposible en disponibilidad teórica. Mucho más lejos que el viaje de Mr. Kubrick en 2002... ya ha diluviado... Y encima del vórtice, me dejé dos figuras de allí, a postas... no por los tiros láser. La de Robert Forster que pasara por las manos de Quentin Tarantino en la edad perdida de Jackie Brown, un estallido fallido de Supernova y su fin del todo, hasta los viajes oníricos y multiversales de David Lynch, Mulholland Drive y la inolvidable Twin Peaks. Y la de Yvette Mimieux que cabalgara entre los 4 del Apocalipsis, descritos ya cómicamente en Good Omens, y se introdujera en la máquina imaginada por H.G. Wells (1895) al lado de Rod Taylor en versión La Máquina del Tiempo dirigida por George Pal en 1960. ¡Vaya recuerdos! Sigue estando bien, que la vi hace poco. La posterior sólo era pasable... sin más.

Bueno, pues al principio, cuando te haces con las riendas y los nombres, Dark es una serie disfrutable... porque aunque sufres un poco... da paso a la lucha eterna de siempre, la del bien contra el mal. La luz vs las sombras, el llamado proceso representado en una tabla Esmeralda, llamando al Sic Mundus Creatus Est de leyenda, y el Adam, quemado hasta el tuétano, como esos otros de la prueba. Contra rebeldes viajeros que se denominan Erit Lux, para no desentonar frente al famoso, Apocalipsis, ni Star Wars, la luz del jedi. Apocalipsis tan nombrado por cierto, xD. Cuando llegue, como Pedro y el Lobo... Quizás es lo mejor, ver esos cambios en temporadas, y combinar épocas hasta  y lugares, guiados por mecanismos mecánicos de steampunk. Los agujeritos suspendidos... se podía mejorar, creo.

El fin y el principio, thís is the question. Como concepto del eterno retorno del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, en su teoría dentro de Así habló Zaratustra (1883) juega su papel también en Dark. Los sucesos de las familias se repiten, casi sempiternamente, otra vez hasta 3, en un ciclo sin comienzo ni final... puede ser... Tampoco es, la paradoja de un objeto en un bucle temporal infinito, en varias localizaciones, que ocurre en forma de reloj, colgante amatorio, o la máquina del tiempo portátil... y el libro escrito de la ciencia oculta.

Por cierto, que observado aquel Agujero Negro de Disney ahora, sin fin, queda el nombre de Palomino en la nave espacial y sus rostros en la órbita, bien diseñados a pesar de la técnica, así como la visión cercana de ese monstruo ávido en el horizonte de la ventana. Y aquellos robots, fotocopias de Naves misteriosas con toque muppet, algo prefabricados e inconscientes, majos en ambio, con la voz de Mr. Woody Allen en castellano, y su mente inocenteona en los pistoleros del Lejano Oeste, con láseres... y unos extraños seres, vampíricos, entre el humano y el cyborg. Toma ya... Un poco de paciencia... 

El Mecanismo... 

Del agujero negro se ha hablado mucho en los últimos tiempos, que pueden ser los primeros en conocimiento, porque restan bastantes millones de años luz, para atraernos. Para los restos... Como del caer en su órbita gravitatoria y la presión monstruosa, que bien nos descompondría en materia orgánica o picadillo interespacial genético, o nos arrebataría los tejidos longitudinalmente, hasta parecernos a la versión definitiva y no retornable de Reed Richards, Mr. Fantástico.

Ay, pero si sobrevives, con los cálculos de aquel filme de finales setenteros o la reinterpretación de la película de Mr. Nolan, de la cual no soy detractor... si bien, no me convence... del todo. Te vas a calentar.... ya que según te vas acercando a ese horizonte de sucesos, donde la energía es máxima y el roce te descompone, en cuerpo y mente, y sin protección solar de varios millones de factores para evitar el ennegrecimiento... pues lo dicho... que vas cayendo al abismo ese, y te encuentras... ¡que no te encuentras!

Que existes, pero no... que ves tu vida pasar en unos instantes, pero resulta que te vas a quedar ahí por siglos, si es que el tiempo existe... y el lugar final. A ver si va a ser una Horizonte Final y la jodemos, mejor un Solaris sapiente que un infierno que te jode la mente. Porque la materia nada de nada. 

¿Y si te conviertes en otra cosa totalmente diferente al organismo vivo que entró...? Como aquel profesor que se fusionó con el robot inventado, Maximilian creo, para quedar como rey de la montaña de un fuego eterno... o inmortal, yo que sé... Y si pasas, y aguanta la nave, toma... y sales al otro lado... ¿adónde tío? ¿qué haces ahí, tú solo? Vas por ahí, visitando las galaxias y sus guerras posibles... ponte música, como los Guardianes, próximamente...

¿Te encontrarás con alguien para ligar y procrear otra humanidad o algo parecido a Romeo y Julieta? ¿Cuánto tiempo te queda, si es el mismo universo que tiene los milenios contados...? O quizás, es que estarás en otro universo paralelo, en el quinto pino de la quinta hojita de la tortita de universos, plantados uno sobre otros e ideados por una mente superior o informática que es peor y universal... Son las diversas perspectivas ilusorias del caos y el reinicio, o simplemente, teorías.

También se decía que la serie Dark, conectaba con puertas ochenteras de Stranger Things, pero resulta algo arriesgado y apartado de las sombras de aquellas historias de miedo escénico y sueños. Gente joven hay, a ver, pero si acaso, más que ver con los viajeros de H.G. Wells, como aquella versión en que Malcolm Mcdowell (La Naranja Mecánica, Caza Humana) que se disfrazaba de él mismo, con traje de Sherlock Holmes. Y se enamoraba de Mary Steenburgen (El Callejón de las Almas Perdidas, Regreso al Futuro III, no podía ser de otra forma o conexión...) hacia cierta eternidad viajera y acaramelado por su voz aterciopelada. En contra, un David Warner más brutal (Tom Jones, La Profecía) convertido en Jack El Destripador, pero evitando demasiada sangre, y calcular los daños por entonces...

Por eso del romanticismo, Dark también pone en el altar de sacrificios, a una pareja shakespeariana en amor... ¿eterno? Adán y Eva, 8

Ahora en contraposición y recordando a Jack, tendría que hablar de la serie Dahmer, pero no me atrevo, aunque podría... o la versión de El Estrangulador de Boston y sus tribulaciones temporales con el feminismo, pero me quedo con la de Richard Fleischer, porque es director prefe... y con la mirada fría de Tony Curtis, fuera de su órbita habitual. En fin... No hablaré del caos de redes sociales, que crean monstruos, aunque sí mínimamente, de una pesadilla existencial y muy extraña, salida del Festival de Sundance, y titulada We're All Going to the World's Fair, que te deja con el culo torcido y la mente en reciclaje abismal. Miedo da, esto de las redes...

Dark es un vórtice, entonces, pero redondo. Con implicaciones triangulares, de 3 y 3, a 33 ciclos, a base por la altura, dividida por dos. Que es el mecanismo a lo que llama el showrunner, para no hacer tan caprichosa la invención de los saltos, los asesinatos para cambiar las cosas apocalípticas, y las alternativas multipolares de los pacientes, tras tanto ir y venir. La matemática... Por consiguiente, Dark se basa en otras recepciones que rotan sobre Terminators en aquellas cúpulas energéticas, no tan transportables, más parecidas a la invención de Mr. Wells, teletransportaciones a lo Star Trek o Doctor Who, con matices. 

Sabor a dislates divertidos de Zemekis y Michael J. Fox, pero sin comicidad absoluta, frente a la natalidad prorrogada del mismo Marty McFly, volador en patinete... pues nada de colorido, sobriedad y tonos grisáceos... como a otros atrapados en el tiempo reiterado sin marmotas. Puertas de Stargate con la mitología, sin el antiguo Egipto, salvo triángulos,  o el armario volante y el reloj, que siguió los pasos a universos de Alicia y al Oz de Dorothy, y los héroes del Tiempo de Terry Gilliam, sin sonrisas, ni onirismo de carácter epopéyico.

Y es que la mecánica cuántica, estudia esas escala minúsculas, sistemas subatómicos que se descomponen en otra realidad alternativa, a diferente escala espacial y con fuerzas, que no comprendemos del todo. Porque pueden existir en varias versiones a la vez, tal vez... o porque no han terminado de explicar el viaje a lo desconocido, miniaturizado, recuerdas, Raquel Welch d.e.p... ahora en la película QuANTuMANía, que atrae al mismo tiempo a tres de diversas eras y viajes pasados, en común, como nuestra querida gata Michelle Pfeiffer, Michael Douglas, superviviente de Coma o El Síndrome de China y nuestro vividor favorito, amante repetitivo, Bill Murray. Pero, esa es otro ecuación...

¡Chernobyl!

Me resistí a verla, no porque no tuviera buenísimas referencias y noticias sobre producción artística y grandes interpretaciones, sino por un motivo más informativo... 

Ya había visto multitud de documentales sobre aquella explosión nuclear en la central de Chernobyl y sentí mucha pena por las personas caídas en desgracia, e incertidumbre tremenda. Muchos fallecieron a raíz de aquella tragedia y la sombra siniestra del silencio de las autoridades. También memoria de aquellos héroes desconocidos que se metieron, primero sin saber muy bien que ocurría, como los bomberos u otros especialistas... en la boca del lobo. Después, los elegidos para mojarse y morir, o cavar bajo tierra como mineros del Diablo que trabajan el infierno subterráneo de Dante, luchando contra otro peor y mortífero que hierve sobre sus cabezas, el dragón descontrolado. 

Todos defendiendo a millones de personas de una exposición letal por el resto del planeta, y por supuesto, no últimos sino el principio de nuevo, a aquellos valientes biorrobots de 90 segundos. Siempre arriesgando sus vidas para que los demás continuaran siendo felices. Y la científica miss Jomyuk interpretada por Emily Watson, que se combina con unos excelentes Jared Harris (Mad Men, The Crown y The Terror), Jessie Buckley (Taboo, Fargo) y Stellan Skarsgård (Melancolía, Dune) siempre genial. Gracias, héroes.

Me sobran alguna escenas del dolor y el sufrimiento... Sin embargo, a pesar de aquel lamentable accidente, sigo creyendo que energía atómica es un generador de, hasta que hallemos otra menos arriesgada y duradera, como la fisión controlada, confort. Pienso que las otras limpias como eólica y solar, no son suficientes para calentarnos y vernos en la obscuridad en cualquier momento... ni sofocar a los mayores necesitados. Al menos no, si no viajamos a las estrellas y controlamos su fusión cuántica (en emisión fotónica y radiactiva), masiva y natural, más o menos durante los próximos 5 millones de años. Sabiendo que las más cercanas a la Tierra después del Sol, están a más de 4 millones de años luz, como las Alfa Centauri A y B. Si Andrómeda no lo remedia en perspectiva.

Mejor dicho, diría evolutiva, hasta gigante roja, ya que no explotaría en supernova y convirtiera en Agujerito Negro... que nunca te acordaste de pintar... la la lá. Pintoooor... 


En definitiva, que después de aquellos documentales impactantes, me he vuelto con el paso del tiempo a adentrar en las interioridades de aquel naufragio caótico y me ha encantado el rigor visual, los silencios, no tanto el ruido de los medidores gamma... y el reconocimiento a los héroes, o esa investigación para evitar nuevas experiencias traumáticas o las responsabilidades. Decir que las centrales de tercera o cuarta generación son muy diferentes y evitan riesgos, y si son diminutas mejor... y las interpretaciones que son lo máximo de esta pesadilla estructurada en estupenda serie. Chernobyl para HBO.

En estas catástrofes atómicas, la radiación se comporta como un ciclón tortuoso e iónico, invisible eso sí como el agujero, y si toca a un determinado número de seres, que sufrirán sus efectos tóxicos durante su existencia y el terreno que les rodea, parece que se desvanece antes de lo previsto en el tiempo. Otros luchando contras sus terribles consecuencias; algunos serían expuestos directamente a su onda expansiva, que les produciría graves quemaduras, enfermedades a largo plazo o la destrucción radical de su resistencia genética; y algunos que caen en el ojo de la explosión, simplemente, dejarán de existir tras el apocalipsis. Ahora me refiero también, a la película de estreno de Christopher Nolan sobre la figura del científico Robert J. Oppenheimen, e interpretada por el Shelby, Cillian Murphy y su amada Emily Blunt, y que tengo ganas de ver.

Por otro lado, terminando que es gerundio utópico, la ciencia ficción ha especulado, veamos el caso del filme Interestelar, sobre la posibilidad de controlar los efectos dañinos que rodean a los agujeros negros y retratar a alguno de ellos que rondan independientes, para conseguir su absolución. Tal vez, un pase gratuito al multiverso.

Así ciertos documentales de astrofísica, sugieren la incertidumbre calculada, de reconducir las propiedades del Bosón de Higgs o "partícula del todo", creadora de toda la materia del universo y que emite gran cantidad de energía en unos cortos instantes como la denominada radiación de Hawking, para simular una puerta cercana a la Tierra o agujero de gusano, que nos permitiera la salida (y reentrada) a otros confines lejanos del universo... o esos mundos paralelos quizás. Sería una cuestión... de plasma. 

O la misión... evitar su poder descontrolado, mejor especificado.

Entonces, la Teoría del Todo se uniría a la de Supercuerdas, supersimétricas, frente el principio de causalidad de la ecuación de Schorödinger o la aniquilación de pares de partículas, antimateria, blancas y negras como en el ajedrez, para la predicción de 10 dimensiones más una temporal. ¡Qué de partidas saldrían, eh! ... como piezas del Tetris que sueñas, una y otra vez. Pues, el científico Stephen Hawkins pronosticó esos puntos cósmicos donde la curvatura espacio-temporal se hace infinita y definen la singularidad indefinida. Igual que se preve la escalada exponencial del conocimiento o la inteligencia, digamos, más o menos... humana.

Los campos rotatorios y la ciencia matemática, ya hablaré de Tetris, permiten el cálculo de los patrones de los movimientos orbitales de los cuerpos con su fuerza gravitacional relacionada con la masa de atracción, que serían las enormes presiones que deberíamos desestimar para el posible viaje a... algún lugar o espacio. Tal vez, a algún determinado tiempo... Vayan preparando unas buenas series por si acaso...

Bon voyage! Mon ami, le Chat.

Y la soundtrack de Ben Frost 

Esta de la banda alemana Nena, no sale... pero a quién no le gusta.

viernes, 5 de mayo de 2023

The Mandalorian. Season III & Snowpiercer.

Es un gigante de metal...

 Un transporte surca las profundidades de un mundo distópico...

A bordo un grupo de ciudadanos, circulando para escapar de un desastre terrestre, generado por nosotros mismos, los seres humanos, inteligentes... Se convierte en un metáfora viviente del mundo de Dante, donde unos esperan su turno y otros, hace tiempo que descarrilaron o se hundieron, como en aquel Titanic a comienzos del siglo pasado. Todos, en estos momentos, están dispuestos a usar una máscara para ocultar sus pensamientos o minimizar sus recuerdos.

Este paradigma del sentimiento en soledad y la decadencia social o política, tiene como protagonistas a varios personajes dentro de la alienación, intentando sobrevivir como especímenes, a eso mismo... la supervivencia.

Un hombre y una mujer, se encuentran casi por casualidad tras descender de un tren, sino fuera por otros personajes que han actuado como lanzaderas. Una relación extraña, cuando el hemisferio norte del planeta ha sido asolado por un guerra nuclear, provocada por nuestra incapacidad o el odio. Son dos almas desnudas, no desgarrando las nubes, sino las olas solitarias y oscuras... ¿qué hay abajo? No sé, pero en la superficie, se unen los rostros de Gregory Peck y Ava Gadner, que se sienten en la pérdida de uno, sobre la necesidad de comunicación o tensión sexual y el consumo de alcohol, de otro, otra... 

Siempre han existido esos bólidos, o tipos de monstruos metálicos, ligeros o terroríficos con todos sus cañones o torpedos. Así, se conforman las imparables maquinarias bélicas, como aquel tiburón blando, que salió a la superficie en forma de periscopio japonés en 1941, según Steven Spielberg... Mogollón de naves, destructores imperiales, cruceros odiséicos, portaaviones en laberintos magnéticos, con sus manadas de cazas... Fue anterior al final solitario de Fred Astaire en aquella ocasión, atacado después por la maldita neumonía y un coloso en llamas, además con la emergente aparición efímera de una bella llamada Donna Anderson en su hora inicial, efímera estrella como muchas, apoyando el lanzamiento a la fama mundial de Anthony Perkins, un año antes de la hickoniana Psicosis, ya prometía el chaval delgadito y neurótico, que ya sus huesos se había visto emparejados con Audrey Hepburn y Jane Fonda...  y por supuesto, unos años después de que el Proyecto Manhattan en Los Álamos (Nuevo México) tuviera éxito en la propagación de las armas y la idea de algún, arrepentido científico. El Departamento de Energía, con Reino Unido, Canadá y la Universidad de California... la IIª empezaba a estar finiquitada. Es lo que hay, a lo que resistimos ahora.


Claro el joven Stanley, salió de la misma Cocina del Infierno. Y pudo verlo, sentirlo. El olor a chamusquina... hasta alistado en las cuadrillas de cine de las milicias. Y hasta, que se subió al ring con Mark Robson y el capitán de la cuenta atrás, Kirk Douglas en El Ídolo de Barro... Ya empezaría a tocar el oro, porque se puso a ayudar a la finalización de Solo ante el Peligro, luego a Vencedores y Vencidos, ya sabe... A todo trapo!

Los niños siempre han sido los parapetos, por otro lado. Los indicadores de una situación descontrolada o hundida, en el fondo, que en la gravedad de unos hechos atmosféricos, por On the Beach del nombrado Stanley Kramer, actúan como sombras de nosotros. Película interesante, rara y distante; donde esos tiernos infantes también funcionan como metáfora de la misma estupidez de la raza, en el futuro. Si bien fuera de manera ficticia en aquella vez, habrá otras... que ahora sentimos a lo lejos. Demasiado cerca...

En cambio en el Titanic de James Cameron, estaban escondidos en las bodegas o catacumbas en que se convirtieron en aquel frío transatlántico y la famosa epopeya trágica-romántica, para no causar malestar en el espectador sobre la última tabla de salvación del amor... si áun había sitio... o no. En las naves marinas de Avatar 2, lo saben... como resistirse al hundimiento...

En un planeta azul y verde de Pandora, los hijos son la consecuencia de la supervivencia en familias, bajo del mar o en las nubes psicológicas, como puntas de flecha o mochilas de ADN. A pesar de los padres o de, esas máscaras o avatares que nos ponemos, que terminan escogiendo para salir adelante, ante humanos que se comportan... como auténticos capullos. No se salva ni uno. Todavía no sé, porqué tanta parafernalia militar para acabar con la belleza, bueno, tal vez.

Así, el niño o.... es el reflejo inocente de una sociedad enferma, como motor inagotable de un tren que descarrila o está sentenciado a ser cancelado en ese futuro distópico. Puede ser.

Las experiencias vitales de la infancia, son escasas o limitadas, pues el joven crece para aprender cosas, chistes, maldades, memorias... Aunque algunos se empeñen en todo lo contrario... Acabar con la saga en un TNT...


El movimiento os hará libres, como pensaría Forrest Gump al descubrir el interior de una caja de sorpresas pringosas, pero sabrosas, antes de ponerse a patear el mundo y pelar gambas... que era su propio universo.

El tren que circunvala lo nuestro... que transcurre por diferentes etapas de nuestras vidas, modifica las capacidades de comprensión, guía los pasos de nuestras mentes y las impregna de ideas, a veces, manipuladas. Pues, amerizamos sin darnos cuenta que ya las conocimos en un pasado, que pueden resultar monótonas en nuestra historia de la humanidad... Según va transportándose nuestra vida a lo largo del tiempo. Somos viajeros, pilotos, avatares, sobrevivientes, viejos dulces danzarines... que vuelven a sentirse como niños.

A ver si alguien inventa algo para no sentir las altas temperaturas... o las muy bajas y neumónicas, depende... del lugar que estalle la bomba climática.

Así ocurre que, la locomotora, que comenzó dibujada en un cuaderno y se hizo mayor, pasó por el cine con mayúsculas, y significa una distorsión del tiempo que nos queda, como en la serie. Con una obsolescencia histérica, que considera como buena máquina inorgánica o genética, como buen replicante, en definitva. Y cualquier buen piloto de naves rápidas, o Mandaloriano de mediana edad, lo sabe... This is the Way!


El Protector... Protegido.

El chaval, no de la peca, sino del peque-níquel de béskar, pues brilla y resiste los daños... es la fuente en la que se mojó El Desconocido, al ponerlo al lado del Shane de Alan Ladd en las Raíces Profundas de George Stevens, muy acostumbrado a proyectos Gigantes , o de vuelta en el crecimiento tribal junto a aquel solitario John Wayne en Centauros del Desierto. Sí, que gran título pusimos por acá. Eran los protegidos por esos adultos, por los pistoleros. Pero, igualmente funcionaban como pilar de sus propias idiosincrasias familiares o debilidades humanas.

El hijo del protagonista de la serie Snowpiercer, se ha quedado estancado porque no ha crecido, no se ha vuelto relevante en la situación de los adultos, simplemente, se ha quedado adormecido, sedado, aburrido de tanta circunvalación y tanto corre que te pillo... Y eso que comenzó tirada por lanzaderas siderales como Park Chan-woo, el oscarizado Bong Joon-Hoo que ya avanzó de qué iba eso de ser parásitos, y uno de los triunfadores de la última era, el director/productor Scott Derrickson... Sí, con su savoir faire temblar, el de las notables e inquietantes Dr. Strange in the Multiverse of Madness y Black Phone... Joer, que estos tipos, directores, si que saben de superdestructores y cazas en la obscuridad, eh. El resto son los últimos resuellos, de una máquina... que carece de sentimientos. Vamos que no respira más, me refiero a las teorías revolucionarias y las líneas secundarias con los humanos, pues es un catálogo de subproductos... que los dejas pasar, a no ser que seas un comprador compulsivo... con nulo interés del sentido reptiliano, ese. This is... lo que hay.

La violencia clasista quedó aparcada, ya no se parece a la discusión en la novela gráfica original, sus revueltas son episodios criogenizados a la fuerza, que nos hacen olvidar aquellos iniciales con la investigación de un terrible y oculto, asesino en serie; y los personajes que nos acompañan desde hace tiempo, se espesan como sangre de bantha,si es que no descarrilaste por el camino... son tan planos y insípidos, como la comida a bordo de un transatlántico que se va pudriendo o un bicho proteico y diminuto, en la boca de un ser de color verde. No del mar, sino de un futuro genético, aún incierto... como su vocecita.

Ya casi no importa, la búsqueda de una Nueva Tierra, más imaginada que prometida, porque en su interior narrativo y dialogado en fragmentos inoperantes o poco atractivos, todo resulta demasiado mecánico, monótono... como insertado a empujones, en el tren de Tokyo o Seúl, o los bajos fondos de un barrio dormitorio en Francia...

Este viaje, desgastado como la punta de un cuerno o la ciudad vaciada de San Francisco, se manifiesta como un mar de casualidades, encuentros superfluos, necesidades básicas para intentar salir de una encerrona... científica y moral. Es decir, es una historia del pasado distópico, como otros de la mitología egipcia, donde las almas se superponen en movimiento circulas interminable, tanto que ya no interesan ni a los mismos jefes de máquina... los de la nueva corporación, Discovery con Warner Bros. Y el niño, se queda solo y... sin cuna.

Mientras que otros protectores, en la tercera, se interesan en él, más aún... Empiezan a convertirse en una verdadera estirpe en formación voladora al futuro, nada que ver con el presente de aquella película de Mr. Kramer en el desastre atómico, o en la hora final de Di Caprio. Ya que, para las historias paralelas de Star Wars, el tedio o el atragantamiento por engullir demasiado rápido, no es una opción... El aburrimiento, no es precisamente, su camino. A la segunda, a la tercera... o la cuarta, marcha. Esto es LucasFilms, este es su reconocido y aprehendido, Credo.


La Fuerza... del Grupo.

Si un Snowpiercer parece no tener resolución, ni muchas más vueltas... ya veremos si alguien sale al rescate en la tele., y si resiste el típico y actual, fragmentado a lo woke... Que interesa bastante poco, la verdad.

En la mitificación del héroe celeste, y su enfrentamiento con los monstruos telúricos, incluso draconianos alados, la mágica The Mandalorian, remonta el vuelo. Deseosos de espacio... su universo no para de expandirse, de salir a distintos enclaves para rebelarse y embellecer la visión del seguidor espacial. No paramos de pilotar a otros escenarios, para hacernos imaginar el futuro y servirnos de guía sentimental del pretérito... Habrá lío... habrá niños...? No lo sé, pero el Peque verdecito es un imán atractivo, rebelde y muy glotón.

Además el humor simpático, es lo que necesita una verdadera epopeya que enganche, con elementos casi mitológicos y homéricos, como las naves hundidas en odiseas pretéritas o surcando las olas contagiadas de cantos de sirenas o fuegos fatuos. Infiernos escondidos por la  radiación bélica; heroínas guerreras, diferentes a las hadas de inmersiones coralinas de Avatar para tomar resuello a la profundidad épica de lo tribal. The Mandalorian ha creado un órgano de tribus, como caballeros o cruzados, enfrentando los dragones de las casas imaginarias de Mr. Tolkien o Mr. doble R Martin. Seres alados que también tienen su sitio en los cielos azules de Cameron y esparcen su semilla hasta, los nidos abatidos por los mandalorianos, convertidos en guarderías, en la ramificación amistosa de Star Wars. 

Ahora, se comportan como una manada, siempre que sus miembros eclécticos, mitificados hasta la derrota arturiana, se comprometan con la justicia y entidad cabal con su pensamiento y valores bajo su armadura. Casi imbatible, salvo por tres espíritus de brujas shakespearianas. Rojas como el recuerdo de los disparos bláser.

Los caballeros, no de Camelot, o del Zodiaco que vendrán, puede que no con tan buenas referencias... Sino, de una nueva Corte en las aguas vivientes de Mandalore y refugio de algo, o fuegos ardientes bajo el casco atractivo de Bo Katan Kryze. Que ya va calentando con su nueva arma ajustada.


Su mente, la nuestra como enganchados a las croquetas, eh Charlize, ¿podrá con las grandes expectativas cuando se sienten a la mesa redonda...? Sí, pues el pequeñajo sigue con ese apetito... divertir, ¡no cabe duda! Este es nuestro camino, sentarse a la cuarta o quinta, en marcha.

La del tren extraviado, ese ser mitológico de la funcionalidad y la velocidad, entró en una auténtica vía muerta. Nuestros cerebros fundidos, ya no dan más de sí, y quieren visitar otros lugares mágicos, no quedarnos en un caza con motor de un desgaste inevitable. Para eso tenemos el Hangar 3-5 de Mos Eisley y la mecánica empática, ejem, llamada Peli Motto y sus pequeños gnomos y el tinglado jawa. Aquel grupo dividido en vagones, está más perdido que Odiseo, Kirk Douglas en El Final de la Cuenta Atrás, o Charlton Heston en la fantástica invasión en el Planeta de los Simios, que últimamente se trasladó en trilogía a una Bahía inhóspita, por cierto. Y es que todo, vuelve, como el submarino.

Creo que el Rompehielos se quebró, porque ya no se disparaba al horizonte. 

Aquí, en Star Wars de The Mandalorian, es todo lo contrario, nos volvemos a sentar en los mandos de aquellos navíos que surcaron los ochenta, con el mismo vértigo y hormigas en el estómago. Vemos relucir láseres en las puertas de Mandalore, como si se tratara de una diligencia asaltada por los indígenas, o negociamos sentados con los que fueron barridos de sus tierras, como se interpola en la saga Avatar, sin concretar con ninguna tribu específica. 

A veces, nos elevamos como guerreros corsarios, enviados a combatir las hordas de otros piratas saqueadores, que recuerdan a esos, de los últimos estertores del Caribe. Otras, nos sentimos invadidos por mundos extraños, explorando novedosas cuevas o lagos interiores, al más puro estilo verniano, con marcas de tiempos remotos o antediluvianos. Navegamos en atmósferas que nos recuerdan otras eras terrestres o cosmológicas... infectadas por la baja respirabilidad o las emisiones nocivas de radiación, provocadas por impactos extraterrestres o guerras tóxicas.


Algunos todavía tienen esperanzas... unos quieren ver la cuarta, probable última, salida del Sol sobre las sombras frías del Cuerno en África, arropados entre sí, como buena raza comprensible de supervivientes; otros querrán seguir adelante, aunque en el futuro se vean obligados a abandonar, a pesar de los esfuerzos gélidos de Jenifer Connelly o el guasón Sean Bean, esperando no perder su cabeza. O por tanto, no queda otra opción que regresar al hemisferio sacrificado por esa masacre intelectualoide de investigadores que se vieron engañados; mientras otros solitarios como pistoleros a la puesta del astro rey en el desierto californiano, que no tejano, se sentarán a los mandos de su bólido, en una carrera contra ellos mismos, con su historia colmada de insatisfacción, con sus ideas que perpetraron la extinción de lo conocido, olvidados de aquellas largas piernas, las que nacieron para bailar... y las de ella. Sabes a lo que me refiero Mr. Ciencia, ¿nooo? A por ella...

Gea, el espíritu de Pandora, o el hogar... ¡Mandalore!


Tres lunas de muchas, son más conocidas, porque circunvalan el baile sobre la nube tóxica, en tierras abandonas por obligación, puede que no... del borde exterior en Mandalore. Una fue el hospicio de Din Djardin, Concordia la llaman, nombre de pueblo vaquero, casa de nuestro reverenciado héroe, para sobrellevar su triste pasado.  Gracias a los guerreros de la Guardia de la Muerte, a pesar de haber entristecido un poquejo, sigue su apuesta por la aventura, alejándose de la parsimonia de infectas versiones de champiñones o Last of Us... pues los mandalorianos funcionan como un verdadero tiro, propulsados al infinito. Ese es su espíritu... la aventura.

Y es que en el espacio... las tierras se ven de muy diversas formas, no importan colores ni grises, salvo el azul que está de nuevo presente y el rojo que desenfunda de los malvados. Y el verde, que nos representa a todos, ejemplo de nuestro tierno crecimiento como seres con ojos, esta vez, oscuros y opacos; ni las políticas importan, porque vuelven a surcar los destructores, verdaderos submarinos o transatlánticos que apaciguan nuestras almas. Las nuevas olas imperiales se preparan, con otra divisa o enseña diferente; tampoco esmera la divesidad que, aunque ya está instalada y metida en tabernas infectadas de cerebros cazadores, ahora se multiplica en las infinitas posibilidades sobre la inteligencia artificial y otras arterias, biónicas, transplantadas. Duplicadas o clonadas, que es lo mismo que los replicantes, en circuitos o carreras a escape por barrios que nos parecen reconocibles... casi homenajeados. Incluso, los cristales rotos...


Es es el alma que nos dejó la mente de Ridley Scott, rememorando las letras de Philip K. Dick y la biología sensitiva de Harrison Ford, que es un verdadero pirata, o detective de las galaxias con gabardina a lo Bogart. This is the Way, my friend Lucas! O, el hombre de Hierro que son muchos, en una especie de vengadores con matices de Béskar y azabache, ese es el otro, way.

Superhéroes en el Oeste, en el Caribe galáctico, o más allá, navegando las estrellas y viendo arder naves en los anillos supuestos de Nevarro, Coruscant o las órbitas de Mandalore. Qué son, el nuevo Camelot con castillo y todo, y ella la nueva reina con su negra Excalibur. Te has dado cuenta, ¿no, pequeñajo?

La Dama del Lago, el mhthosaurio, la sangre quemada, el mago negro... Cada planeta, cada estirpe, tiene su propia idiosincrasia que regresa al pasado. Cada bicho, cada droide, tiene su corazoncito y se siente importante en esta caja tonta del recuerdo. Cada nuevo admirador, es un Grogu en potencia, que emparenta con nuestra imaginación, en busca de su nueva voz... qué me llamen, para consulta, pues yo lo he visionado ya. 

Cada individuo, posee su marcada personalidad, los héroes muy iron y los oscuros, multiplicados como pollos... desde la entereza ética del personaje de Pedro Pascal, el mejor Mandaloriano que hubiera soñado Netflix, Disney o quien fuera. Hasta admiramos la apariencia a lo Monty Phyton de Jack Black en la tierra del baron Múnchhaunsen, la vuelta al realismo galáctico de Carl Weathers que anduvo entre los mejores Depredadores y le dejan hasta dirigir, ole, o la sorpresa en el tiempo del espíritu joven del gran Christopher Lloyd. Un lujazo en las galaxias regresivas del tiempo... o no, ¡Doc!

Siempre supervisado todo el conglomerado de morriña ochentera, por Jon Favreau y su mente metálica. Con dirección de Rick Famuyiwa y Lee Isaac, Rachel Morrison (Black Panther), Peter Ramsey (Spiderman into the Spider-Verse), el capi para Bryce Dallas, fuera de los dinos... hay superhéroes y heroínas, verdad...

Y es que érase una vez en el Oeste, posee su misma música, como las de Sergio Leone, tenía las suyas identificativas, que han sido trasladadas con éxito racial. Gracias a la batuta mágica de Ludwig Göransson, que junto a los títulos de crédito son como un marcapasos instalado en nuestro pecho metálico, frío como el casco dañado de Darth Vader y preparado para la banda sonora de Oppenheimer. Vader, Prouse que está en los cielos... obscuros, claro.

Todo tiene su sintonía, los transatlánticos del pasado por agua, y lágrimas, surcando olas de viajes en el tiempo o montados en patines voladores con vaqueros... aquellas letras que salían de la parte inferior hacia el horizonte y más allá, llenando la galaxia próxima, digo la pantalla. Las galaxias nos parecían tan lejoooos... Y las que vienen resonando en el futuro, y en el presente que se remonta a 65 millones de años atrás, cuando los dinosaurios dominaban a Gea, como una verdadera tribu caníbal de velocirraptores o uno gigantesco, que apenas puede girar su musculoso cuello y dirigir la mirada hacia arriba, al cielo iluminado del fin...

Pero, que te has fumado, Mr. Shyamalan, ¡un canuto encapsulado con el apocalipsis bíblico...! Todo es caos y destrucción. Bueno, eso es otra teoría del apocalipsis, que no viene a cuento espacial... Mas, si al cinematográfico actual.

Menuda empanada grupal de troncos y de héroes... Esto es lo que hay, o no hay... That´s the question!


Una Saga Interminable...

Cada era, más y más, más caballeros engalanados para el amor y la guerra. Más seres mitológicos, batiendo sus alas sobre castillos, princesas e hijos de Robin Hood, con dedos magnéticos preparados para hacer de los dardos, diana. Más revueltas en los caminos insondables, más lanzaderas espaciales, que nos devuelven el glamour de otras eras. 

Más láseres, que son un bendición. Más velocidad, que nos recuerda a otros episodios, surcando árboles a los mandos de motocicletas eclécticas como si fueran Mad Max, más héroes de mods precisamente, entre bosques de Ewoks, aquellos pequeños seres, dramáticos, que no reparaban mecánica. Más planetas, y credos, que son una religión en las razas de Star Wars.

Quizás... ¿algún Jedi? It´s possible. Que la fuerza os acompañe, hasta el infinito.

Pues, eso significará que seguimos vivos y coleando, como colea un bichejo en las fauces de Grogu, hasta que deglute, lanza un ruidito y se sonríe... Este chaval, es de un magnetismo, que las vuelve locas a todas... Y será así, durante eones y multitud de generaciones que nos visiten en los diversos espacios y tiempos. No dejéis de soñar, como lo hizo Michael Ende, otro alemán fantástico, a lomos de su blanco dragón. Era, y éramos, como un niño. Como un joven Jedi, que apenas mide unos centímetros, y ha comenzado a hablar... ¡O no!

La memoria, es el Credo que nos ha traído hasta aquí, y hoy. 

Cada capítulo se recorre con más sapiencia, nuestras arterias, porque las experiencias de aquellos protagonistas que fueron y los personajes que crecen ahora, fueron y serán, las nuestras. Nuestra sangre. Caballeros de un zodiaco o las estrellas jedis. Sangrientos. También de la muerte, pero esa, es otra historia de las galaxias.

También, me lo podían preguntar ¿verdad? Nuestro secreto es nuestra supervivencia.

Por tanto, la esencia de ellos, caballeros heroicos todos, y por ende, Grogu, es inagotable.

Sobre todo, si empiezan a tener más recursos, para una producción impecable y unos guiones, a veces simples como una batalla visual o un rescate en las alturas, y otras, enrevesados como las helices de un motor pirateado, una parpadeo panorámico de un robot en la escena de un crimen o mirando al futuro, de una recombinación genética.

Acá la política, y las divisiones entre clases sociales, no se han quedado en el vacío de un caldo espacial sin vida y congelado, forman parte del todo que significa, la mente imaginativa de George Lucas y su equipo de videntes... es política de empresa en el espacio.


Es el brillo de Dos Estrellas, comprometidas el uno con el otro, como el pequeño rubiales con Shane y su, ya esperado, próximo capítulo.

Ya que, siempre hay que recordar que, cuando algo se pierde (como en un tren sin sentido o un planeta invadido de monstruos gigantes), la misión de los guionistas es regresar a su esencia, dando colorido a sus nuevos protagonistas. No dejando que su Voz... se apague... Porque es, nuestra propia voz. Nuestra existencia, resistencia y amor al cine.

Su misión, en busca de nuestra atención... Es entretenimiento máixmo. Interminable, si es posible.

Y en Mandalore, en la superficie de sus lagos ocultos, está garantizada.

La que invade nuestro apetito con cerebro reptiliano, deseoso, a vueltas con el carácter chulesco del caballero medieval o galáctivo que significó Han Solo, con cara de niño pillo, un huérfano como los de Mr. Dickens en el espacio y fuera de su tiempo. Diversión es la esencia vital, como la fuerza, es la magia de la amistad y el compañerismo épico... quizá, de algo más... Lo sentiremos, más allá...


Pero, ay amigos... Todo puede ser un remedo de la libertad... y la soledad del espíritu salvaje.

Los héroes del desierto, o la galaxia no tan desértica, pero interminable... Siempre camina dando la espalda a los ojos invisibles, siempre oteando un atardecer. Qué nunca se acaba...

Porque el horizonte, somos Nosotros, vosotros, los Niños... Ayer y hoy.

Podéis preguntárselo tal vez, a Dave Bautista, que ha podido aprender que, de determinados desiertos, imaginarios, no se regresa o sale tan airoso. Pregúntaselo a Walter Houston en aquella versión criticada de Moby Dick, o a Gregory Peck y su capitán poco maléfico para la mayoría. Hazle la pregunta al director Stanley Kramer, que en la playa, le quedo un recuerdo amargo como una explosión apocalíptica... O a Ava Gadner, que de mujer bandera, quedó anclada a aquella visión del horizonte. 

Y los aventureros igualmente, ejercen su misión... como el Capitán Ahab y sus arpones de ayer, ahogados en tragos de nuestros tiempos, los buceadores de neón de Avatar, salvando ballenas azules, y los hombres buscando la cura de todo, comportamiento impresentable. El Miguel de la Cuadra del mundo Disney de Strange World, se parece eh, o el hombre y la niña, salidos... de vete tú a saber dónde... de hace 65 millones de años, en la tierra de los dinosaurios... qué serían nuestros pájaros en el cielo azulino... pero, ¿es un ave, es una nave espacial...? No es el verdi-locuente, Mr. Grogu... No Mr. Magoo, que no paraba de hacer trastadas, hablando por codos.

¿Será Supermán...? 

El próximo héroe en las alturas... me falta Black Adams, la  Quantummanía que regresó, y el genio infantil de Shazam con sus mentes abiertas al joven en general, y la mitología helénica en particular. Con dragón incluido, ¡están on fire! Ya que Batgirl se enfríó y ha sido aparcada, a la espera de un nuevo Batman. Incluso vuelve Kraven, que ya le conoceréis en baile de Calipso... agarrado a lanza. Lánzalo a los cuatro vientos, no al futuro de los jinetes apocalípticos de Llama a la Puerta de Shyamalan, sino del polvo desértico de Dune, segundo capítulo y sus notas musicales, donde no cantará Mr. Bautista, tal vez, mi querido Mr. Walken.

Demándaselo a Flash que suena ya, o a J.J. Abrams que mantiene su vista puesta en el Símbolo S, como a otros proyectos de visión artificial y mitología al modo Hyperion. Claro faltan los Vengadores, que Disney anuncia por 2, que son ya de sobra conocidos con sus cristales de colores y salvamentos universales a ritmo. Sólo resta the Return de Iron Man, claro. Porque el metaverso de Spiderman, ya está aquííí...

Próximos al capítulo tres de los Guardianes, que está a la otra vuelta de la Galaxia Marvel, molan y en el humor es, lo contrario a los tres mosqueteros en un medievo sin luz. Al más azul de los Beatles, al océano oculto del nuevo rey Acquaman bailando el vals de las olas, igual de neón que Avatar y Strange World, que es la moda visual, pero menos estilizados. Más músculo, of course. Y oiremos a la gran heroína del reino de la Web y las demás que vengan de Marvel´s, que seguirán el rollo a Wonderwoman, probablemente... Esperemos que con más imaginación y diversión, que es lo que importa y esa última era algo sosa. Como esperamos la de Askona, que respirará con su propia melena galáctica, después de salvarse de las fauces del tigre dientes de sable, no de Kraven que es otro universo, y de dibujos animados. This is... your Hair!


O, a cualquier hierático John Wayne, tras despedirse de su protegida, la niña que fue Natalie Wood. La que bailó en las calles tribales de West Side Story y su triste historia (otra conexión si conoces su historia). Ya sin ella, ni Fred Astaire, cuyos tiempos elegantes están muy lejanos y no volverán... un héroe del dance. Una rapsodia in blue sky, como aquella del otro Stanley, Mr. Kubrick y su vals. 

¡Por Grogu! Por nosotros... Padres e hijos. Por la siguiente partitura de la Canción de Sangre y Fuego, dragones, la obertura de una Invasión, entre Jedis y Mandalorianos, superhumanos, replicantes, amantes danzantes y ... el Sol poniente, y... 

La Música de las Estrellas.

Ludwig Göransson ♪♫ The Mandalorian (Orchestral Version)



martes, 4 de abril de 2023

House of the Dragon. S I

 

No existe nada mejor que, comenzar una epopeya violenta con... música. Tara taratata ta ta táaaa! (lease con tono a aliento de dragón), pues en ella, la bando ardiente se sustenta esta serie para la HBO del pasado y la Sky Deutschland y Cía, compuesta sobre la mística medieval por Ramin Djawadi que empezara profesionalmente, piano a piano, musicando un pequeño cortometraje, entre palabras de amor que diría el otro... hasta llegar a Iron Man o el Trono de Hierro. Y es que la musiquilla es una maravilla, nada metálica, ¡olé sus huevos de dragón!

Al compositor operístico y dramaturgo, nacido en Leipzig en 1813, Richard Wagner, le gustaba conectarlo todo en sus historias a través de los leitmotivs o figuras retóricas, como objetos extraordinarios para el ritmo de los diversos cantos episódicos y mantener la intriga. De algo similar, se encargaría el gran maestro D. Alfred Hitchcock.

Pero no confundir su obra operística sobre el héroe, de procedencia merovingia tal vez, con el libreto de la película muda con toque languiano, de mano de Gottfried Huppertz, que es otro cantar y su trabajo para Metrópolis nombrado como una de las mejores partituras para el cine mudo. Ya que eso tenían los versos entonados y melodías catárticas, fantásticas, que podían estar basados en la realidad o casi, o... imaginarios como la cualidad mágica de la sangre, en un mito.

Por supuesto, que en las películas o series, el contexto influye en sus bandas sonoras o registros melódicos. Un ejemplo sería la postura dada en cada época, así una relación posterior manifestada por el dictador del Reich nazi que pudiera llegar a repercutir en el ánimo nacional, individual o generalizado.

Se puede comentar que en el interesante filme titulado Tár, dirigido por Todd Field (En la Habitación, Juegos Secretos), la música se circunscribe en un contexto desde la situación psicológica de la compositora protagonista y sus relaciones, tanto personales como profesionales. Donde se discute intelectualmente sobre, si la música es sólo un lenguaje para comunicarse a nivel elevado, casi divino, o existe algo más, que ahonda en los sentimientos y va dirigido al corazón... Pero también a la mente y sin llegar a ser un ruido machacón, por supuesto. Y para ello, se utiliza la música del converso católico, Gustav Mahler, en pos de su particular personalidad y el sentimiento... el amor. Correspondido, platónico o desmotivado... con el tiempo.

Regresando a la guerra... Se ha conformado con el tiempo, esa conexión moderna de Mr. Wagner con conflictos bélicos o rebeliones violentas, ya desde antes del ascenso de Hitler... O no recuerdas en el cine, El Nacimiento de una Nación, el surrealismo impactante de El Perro Andaluz en 1929 o usada en la 1ª GM en Adiós a las Armas, o posterior con la carga montada y floreada en Excalibur. Y evidentemente, La Cabalgata de las Valkirias en Apocalypse Now.

Su infancia, la del joven Richard, no fue un camino sencillo. Perdería a su padre, un policía humilde debido al tifus, a la edad de 8 años. Su madre tomaría segundas nupcias con un actor del que aprendería a respetar en totalidad al arte, pero su aparición engendraría la duda durante toda su vida. Wagner, pensaría que el padrastro sería su sangre y que erróneamente, la herencia de éste podía ser de origen judío. En los tronos ancestrales, se heredaba todo, hasta la misericordia... o no.

Su obra musical es mundialmente reconocida con ese grado de epicidad, desde las leyendas aventureras de El Holandés Errante, a la búsqueda del grial en Parsifal, o el romance de Tristán e Isolda, con las traiciones y la venganza en la tetralogía de los Nibelungos.

Sin embargo a pesar del éxito artístico y su rotundidad sonora, su primera conexión esotérica fue con Las Hadas (vamos, como en la serie Carnival Row), no obteniendo un reconocimiento futuro, ni acaso el apoyo de su esposa que no vio inspiración en su ópera. Ha sido una de las menos representadas por escasas cualidades armónicas y mínima obertura mágica que suele magnificarse. Su leitmotiv inicial a los 20 años, fue el amor entre ser humano y ser inmortal, basado en la obra teatral "La Dama Serpiente" de Carlo Gozzi, y se dice que el libreto original fue tomado por el mismo Hitler y perdido en el incendio de su búnker en Berlín... como el amor y el odio.

 

Desde anillos y el tesoro de los enanos, a los globos subliminales de la inocencia robada, a través de la violencia de M... del maestro del cine vienés, Fritz Lang (1890) que también compuso sus propios leitmotifs en las películas como un recurso, casi mágico... o de tragedia épica ante los elementos. El siguiente punto de conectividad con otras obras del futuro, es la imagen de un héroe legendario, que va acompañada de esa magia a la que se sumaría el universo tolkeniano o la ultraviolencia de sagas interdimensionadas de HBO max coguionizada por su famoso creador y Miguel Sapochnik, que significa la nueva aventura épica de Juego de Tronos.

Mr. Lang estudió arquitectura, una característica en su obra que confirmó las directrices paternas, tendiendo hacia la pintura o típicas habilidades visuales. ¡Fritz Lang es naturalmente, el cine!

Si Mr. Lang es un cantar al Anillo y Wagner, el ardor, George R.R. Martin, significa la literatura épica de la actualidad y amante de historias de esgrima y fuego, como el maestro J.R.R. Tolkien. 

El novelista es esta Canción de Hielo y Fuego, que se traslada al tiempo belicista y los dramatismos bastardos de una... Canción de Fuego y Sangre. This is House of the Dragon, Shakespeare. ¡Herencia, sin romanticismos!


El camino de Fritz Lang fue esclareciendo, cuando cayó herido en la 1ªGM durante la República de Weimer, y conociera al director Joe May, que contrató al maestro de Viena como guionista... y por supuesto seguido por la mente genial de su mujer Thea von Harbou, una verdadera niña prodigio de las letras. Después se vería capaz de mejorar esos trabajos tras la cámara, gracias a ella también como musa, y ser figura destacada del movimiento denominado expresionismo alemán. 

El maestro cineasta es la claridad imaginativa, en negro, cargada de esas penumbras psicológicas o fobias populares, que flotan en una atmósfera densa... pero clara; parte de un manifiesto sobre la monstruosidad, junto a Robert Wiene (El Gabinete del Dr. Caligari), Paul Leni (El Hombre que Ríe), o Friedrich Wilhelm Murnau (Nosferatu). Por último, la Fundación Friedrich-Wilhelm-Murnau sería la encargada de esa restauración del Sigfrido y su leyenda, con las dos partes de Los Nibelungos dirigida por Lang entre 1920 y 1924.

Ahora que entramos en ese Fuego de las pasiones y sus monstruos tradicionales, seguimos discurriendo entre las fauces del dragón y sus circunstancias como bestia, o animal herido... Salimos por las Puertas del mismo Tannhäuser, hacia Sodoma y Gomorra. Si bien nos queda la vuelta... Claro, la Desconocida.

Escritos Subterráneos... 

Algunos antiguos manuscritos basados en cantares de héroes legendarios u otros cuentos mitológicos del pasado ficticio o divino, a veces, solían poseer primeros caracteres de comienzo del texto o verso cantado. Con imágenes diseñadas detalladamente por los llamados amanuenses o escribas, igual que ocurre con los títulos concebidos para los diferentes personajes que interpelan al Sigfrido de Fritz Lang. Nos hace viajar a otras películas o relatos históricos... Pongamos Blade Runner y sus lobos, u otros hechos más bélicos.

Estas letras conocidas como capitulares del medievo y su tipografía gótica, con pigmentos especiales mezclados y dibujos a mano, les otorgan personalidad propia y mágica, a los protagonistas de la película... Probablemente como ocurriría con los manuscritos ´imaginarios` de la biblioteca de la Ciudadela en las historias de Juego de Tronos. 

Estos bellos signos, significan un espejo remoto entre las épocas, que vemos en producciones modernas, como una especie de legado. Sigfrido como el... ser mitológico y poderoso, que directamente entronca con El Señor de los Anillos y La Casa del Dragón, es un dragón, no podía ser nada más... Su amor casi imposible es Krimilda, semejante a una replicante románticamente fría, que padece del sentido mágico del unicornio. El asesino es un aullador, hombre depredador Lobo, que teme por sus raíces, no digo más. Mientras que el Rey Gunther es un león rampante, figura representativa de muchas casas nobles, casas de armas o monarquías medievales, al igual que la valkiria Brunilda, o Eva ´guerrera` ancestral y bíblica, es la imagen de la serpiente, esto es la traición. Son reflejos imaginarios de una existencia real o metafísica literaria, como ilusiones gráficas que se extienden por diferentes eras. Caminos, coronas... gracias.

Todo parece estar en conexión, ya que en estos momentos he rescatado el filme Black Death, que no vi en su estreno al público, y la enfermedad vírica de la Edad Media, nos recuerda a otras infecciones que sentimos ahora... Me refiero a los quistes purulentos del Rey sentado en el trono de los 7 Reinos, y su padecimiento que nos lleva más allá, no al Norte protogermánico que fue la primera y sus demonios, sino a la interpretación monstruosamente brillante, que se marca el gran Paddy Considine, que vuelve de su refugio tras The Outsider y la tercera de los Peaky Blinders, para dejarnos con las bocas abiertas y el ojo... Por cierto, Sean Bean no acaba nada bien en aquella pandemia, lo intuíamos como guerrero atribulado en mil batallas... y picas.

Como a Viserys intentando amamantar a sus diferentes camadas, de lobos... u ovejitas, que se le va quemando la sangre, también por dentro, y va perdiendo la cabeza en su último aliento, como esposo... hermano... y abuelo. Ya sentiremos la misma, en el futuro... Que, es la que recordarán los escritos de las familias y... la memoria de un Gusano Blanco. The People, is the question...


En ese quiste de moral de los valores, he recordado la película Medieval sobre la historia de una leyenda real de la vieja Chequia, y su carácter, que nos muestra el valor de las espadas a borbotones, sobre las luchas por el poder y las traiciones. Pues se batía con feroces enemigos poderosos, tanto en el campo de batalla como en los torneos, que se convertían en sangrías por el honor, la intimidad y la herencia. Todo el mundo, dando cortes profundos, en la arena, la cama... o frente al trono.

En todo Juego de herederos fogosos, es importante saber donde posar las nalgas... Y el sexo, es una de las patas fijas en el frontispicio del gobierno... debido a eso llamado amor, bien sea para joder con satisfacción... o joder más aún. 

Consortes, sin suerte, hermanas separadas al renacer, prostitutas denominadas por su origen humilde y su función en la corte, que engendra bastardos con huevos... o sin ojo... espermas subrogados. En definitiva, todo es para fomentar los lazos calientes en las familias, o gélidos, es un pronóstico sin leerlo... y hacerse con la estructura ígnea de algún dragón con sus beneficios belicosos... y sus defectos interiores, animalescos... ¡Dracarys!

Claro, suelen vivir en cuevas, pudiendo ser recelosos como los escritores y los agravios, sólo hay que ver la historia, hasta que despierte el ánima de Atila.

Aquí no hay elfos negros, ni está Orlando Bloom de detective o arquero... pero sí que conviven los príncipes morenos con su extraña cabellera, o esclavos sexuales, desaparecidos en combate, u otros que van perdiendo la cabeza, por... quítame esas pajas, ¡bastardos!


Pero cuidado que en está ocasión, no existe ni rastro de comedia, casi apenas de humor vitriólico, pues nos falta la Mano del gran Peter Dinklage... aunque tengamos su sombra elevada, en el actor galés Rhys Ifans, se comporta muy diferente en su labor de guía subjetivo, aunque avezado en las  comedias más selectas o desengrasantes.

Aquí la obscuridad no es subterránea, se mueve en los cielos como tormentas, no se esconde bajo los diferentes reinos, salvo dientes serrados y batallas a zarpazos, que parecen draconianas entre infantes. Y también planea en el subconsciente de los personajes, sobre todo, cuando encara a su propia vida y sus intereses personales en el futuro de las familias. 

La nueva, vieja, historia, intenta plagiar los versos de antiguos reyes o héroes de las diversas casas, pero no pueden... ya que están creando su propia versión del presente y su futuro legado. 

El Trono de Hierro, sería la pinza punzante, por la que despedazan los cangrejos a sus rivales, o la que engarza las cuestiones en liza del pretérito, mientras el Rey agoniza. Las oquedades en los cavidades craneales, que crea próximos polifemos en cavernas oscuras, son su ojo. Apenas 200 años nos separan de un salto al siguiente, un brindis sobre otro, ojo por ojo, a través de las mismas ramas sanguíneas y la misma sintonía. Ya estaba todo escrito... hasta la visita Desconocida.

Todos esperamos... a Atila.

Esas leyendas protogermánicas, antes de la conversión cristiana en el s. VIII, fueron creando o forjando como los herreros místicos, la sustancia narrativa que guía todas las vías o escritos. Es como un gran árbol genealógico sobre los mitos. Sobre el fuego, el metal y... los músculos. Es decir, la sangre.

Héroes de cuentos, necesitaban a sus antagonistas, para esparcir la semilla del odio, que los bardos cantaban para fomentar los miedos dentro del pueblo. Como jinetes del apocalipsis montando, no en olas de la guerra de Vietnam... sino en auténticos demonios alado, el caos se producirías de nuevo. Ya sabéis, los escritos.

Sin embargo, aunque bestiales, algo tienen estas criaturas en la saga Juego de Tronos, que los hace tan humanos que muchos de sus personajes a dos patas, pues son gobernados bajo la influencia de su condición... Bueno, algunos usan a menudo, tres.

Los malvados no son necesarios en el desarrollo ético, son absolutamente primordiales en todas las narraciones clásicas, y aquí hay una colección que, ni el congreso de los des-diputados... y los enveses que quedan... por disfrutar. Sí, mano a mano... hueso por hueso.

En el Consejo, más teórico que práctico, unos utilizan sus lenguas, otros sus cabezas, ¡zasca!, actos para medrar o simular una postura. ante el poder absolutista, que es el Rey Sol de lo siniestro, ya conoces; y sobre las piltras en tierras propias y vecinas, protegiendo la herencia genética, se usan otras cosas, es donde conviven las sombras de traición e incestos más que venenosos; en los aires, vuelan las conjuras que se hicieron en la tierra, se utiliza su aliento ceremonial, junto al Trono forjado con sangre, encima o bajo él, en las profundidades del alma, como un infierno ardiente de las bajas pasiones; ante aquellos juegos medievales, donde las amigas se miraran con desdeño, porque malearon sus camadas y las moldearon a su imagen, no semejanza, se maneja la vista, o no, la de sus ancestros que padecen de ceguera; bajo guardias de noche, se crean coartadas de la violencia, se extienden los muros y el vértigo popular, que engendran los monstruos, que nos visitarán seguro, cortando lenguas, rompiendo huesos con sus manos, descuartizando y devorando la carne; en el color se esconden las ideas y el filo de las espadas que van con ella, y con los dragones, del manifiesto político, ese indeseado tantas veces, manejado con otras cabalgaduras que abrasan... en los punto y coma, la realidad fantástica, ojo que no es lo mismo al realismo mágico de Gabriel García Márquez, si bien se reinventa a la inversa. Porque en el fondo, su base se retuerce entre las raíces familiares, se enquista en sus venas y sangra, tarde o temprano... como un organismo seccionado por la mitad. Dividido, en dos.


En este juego de damas, sobre el tablero, efectivamente esperamos a un Atila... Pero no sería un rey de los hunos, despiadado sin más, sino muy diferente a otros históricos, que buscando derramarla, lo hacían con cualquier excusa terrenal... Estos pueden ser más primarios, ¡unidos, pero sin internet!

Las comunicaciones se realizaban, de un día para varios, vía cuervos, y los cuentos fantásticos como este de La Casa del Dragón, con todas sus tribulaciones, se manifestaban a través del vuelo. Los que picoteaban los ojos, de los cadáveres colgando de la soga en un árbol siniestro, o no recuerdas Excalibur o Conan, en el desierto o la selva, con hormigas caníbales... y cerca del mar, bien lo saben Kirk Douglas y especialmente Tony Curtis, es parecido pero con hambrientos crustáceos. Por existir dragones, haylos hasta en la sopa DC, en Shazam y más allá del anillo. Es decir, en El Mandaloriano, no denominado tal, pero sí parecido. Paralelismos de fuego.

En consecuencia, eso es lo que tenían las leyendas, que parecían tan reales, que se convertían en páginas abiertas de los pueblos y sus ciudadanos, a veces, perdidos en los pergaminos de la arena... hasta que al final, se dan la mano, esa ficción y la realidad. En forma de escritos, que ven la luz en otra época.

El tiempo es cíclico y no lineal, como me propusieron en curso no tan lontano, ya que está prácticamente asegurado bajo el prisma de la experiencia científica, por eso, la narrativa y los perversos que conlleva, parecen repetirse a lo largo del mismo. Ya sea con hielo o fuego, porque en ambos sentidos, las pieles se pudren y acaban quemando la historia. Así que, la salvación de estas teorías fantásticas que asemejan la realidad del pasado, antediluviano o más próximo, siempre está en la épica cíclica de los héroes, y los que van contra ella girando alrededor. Ambos bandos, luchando, los segundos intentando sustituirla por una épica tenebrosa del valor, escondido en penumbras de los bajos fondos, bajo la luna. O en dragonerías subterráneas, batiendo las alas sobre mares oscuros, que acercan al norte, donde sus figuras aúllan de verdad, no como el replicante Roy, que parecía un pedazo de pan, al apaciguarse y condonar la vida. Es un contraste con tornillos invisibles, de monstruo y ser angelical. El Antiguo Egipto también tenía su hombre con cabeza de perro/lobo, es un lazo interminable en las historias del tiempo... como la sangre del Dragón.

Así normalmente, esos malos también engendrarán sus propias camadas o crearán un ejército. Son portadores de secretos y ladrones de tesoros, osamentas andantes. Sustitutos de vidas eternas, guiadas por el papiro, casi divinidades de un desierto mágico de hielo, porteadores de esa invulnerabilidad plateada que surgió de las crestas montañosas y la decadencia moral. Insaciables fauces de la esencia vital de sus víctimas, que saltaron el Muro y hasta la almenas de una Rocadragón. Pero, aún no están llegando...

En las marcas de una Mano, que mima el Desembarco del Rey... también puede haber maldad, o unos Peldaños pedregosos más allá. Porque la muerte esperada, siempre está presente en ella, es como otro cuervo en la línea de sucesión.

Por tanto, como en todas la familias, se reproduce... así Atila no sería tan malo como lo pintan, sino, uno más en la dinastía de la historia sangrienta... otra alteración de formas humanas convertidas en depredadores, que viaja de lengua a lengua, letra sobre letra, desde el luminoso sur a aquellas tinieblas congeladas del Norte. Su figura, como a la carpa o la guadaña, siempre se la espera... es de un corte, prácticamente inhumano.


Así llegue, el huno o la otra, nos conformaremos por ahora, con intrigas palaciegas, esas rivalidades por colores, tensiones políticas, rasgos cosanguineos, que no son, líneas sucesorias en las manos, ojos de cíclopes futuros, forjadores de metales sedientos, de frialdad ante el dolor, y portadores de rayos que se eyectan, como el semen... Vamos, una fantástica Odisea.

Entregados hasta entonces a, una Guardia Nocturna o la Séptima reliquia de la fe, como una especie de empuñadura negra en poder del Sauron de turno, del asesino Hitler y la lengua manipuladora que arrastraba... de un nuevo ángel caído en la infinita negrura. Hasta que Prometeo, regrese, o demos más vida a Roy Batty, y retorne Sigfrido, y el Rey Escorpión, y Lancelot, y San Jorge, y cualquier Cid con láser del espacio, y Aragorn... o El Guerrero del Antifaz, cuando niños, Ulises cuando adultos. Así es el cuento, y el cine o las series de televisión... sustitutos mágicos de una realidad, que pudo ser...

Para combatir los ojos de la frialdad y el miedo, en contraste al calor del ojo volcánico, quedan aquellos retales medievales del héroe y sus hazañas, como pruebas imposibles, en un lucha constante entre el amor, la razón y el odio... oleadas carnales que van y vienen, sobre el Mar Angosto, como bárbaros en sus barcos con cabeza draconiana.

Hermanos de sangre, se miden en parejas, no como Caín y Abel, sino como primos, bastardos. Familiares de Juan sin Miedo, o con él, dispuestos a un Valhala particular, aprendices a la puerta de Tannhäuser aún, que van creciendo como la envidia, la mentira o el rencor, o que configuran una filosofía paradójica de vida en la sombra... Otros son maestros que captan amistades perdidas como Rhys ante Paddy, of course, puro british shakespeariano en cadena.

La juventud que, repleta de matices, se abre paso ante un cíclope como Ewan Mitchell, de Derby y su montura, y de su hermano Tom Glynn-Carney, recién salido de las costas de Dunkerke y de Tolkien. De Milly Alcock y Emily Carey, a la rubia cabellera de sus mayores, Emma D´Arcy y o la morena Olivia Cooke (estuvo con rey Spielberg en Ready Player One y esa peli que me encanta, Sound of Metal... no entrechocando espadas, sino baquetas), y por ende, muchos de sus vástagos, que por no nombrar a más, lo hacen genial a sus distintas edades y funciones. Y una mención adulta para La reina Eva Best, también directora premiada de teatro y parte de El Discurso del Rey, que es una Targaryen en tierra conquistada y lomo domado. Una triunfadora con entrada triunfal.


A todos los consortes, reconocidos o no, guerreros o amantes, hijos de la mano, parias, cojos, o tuertos... y caminantes del frío, por supuesto, en cualquier condición o sangre putrefacta, heroica o fétida, como el aliento de la muerte, ¡salve, your Grace!... Y a Matt Smith, para gobernarlos a todos... o no.

Y es que el actor de Northampton es como Atila, cuando pasa nada queda en pie. A su mano, se sueltan las lenguas... Daemon Targaryen, que suena a diablo, y su hermano, en la interpretación, tanto montan, amantes de las valkirias, doncellas jinetes o gestantes, son esencia verdadera de House of the Dragon... formarían una figura de cuatro o 6, como el retrato, aún llenos de pústulas y flemas... como un puto vampiro o nosferatu en rigor mortis, que absorbe todo a su alrededor. El primero que no fue de la partida de Sherlock, pero posible Crown of Future. Es un City Watch... Batman en chungo... un joker solitario, con reina negra.

El Silmarils que más reluce, por encima del bien y el mal, ante todas las demás dicotomías... y tras Paddy, the great King. El Codex Regius de la serie, el libreto alterado idóneo para la banda sonora... El tesoro dorado de los Nibelungos y el Ocaso de los Dioses. Rememorando el gran filme de Billy Wilder que llamase particularmente, Sunset Bulevard en sentido de la inmortalidad visual, con la Swanson no muda, Keaton, Holden y von Stroheim. 

Más un ritual prohibido, la tormenta de Shakespeare... El Lobo aullando hacia su víctima, el replicante frío y calculador, al final piadoso con el humano. Dios en raising by wolverines.

Seguramente, ya será inmortal con su alma bañada en la de los dragones... ¡4 Eva!

House of the Dragon Soundtrack - Ramin Djawadi

Richard Wagner

domingo, 22 de enero de 2023

Wednesday. Season I (and Lovecraft Country)

 


Tim Burton, se puede considerar ya un clásico genio, contador de cuentos góticos y otras fantasías familiares.

También, puede que sea siniestramente incomprendido por algunos críticos (inadaptados al género)... pero acaso, no lo estaría en su época, Polidori, Bram Stoker o un tal Edgar Allan Poe.


Wednesday no es su obra, porque nació del pensamiento tragicómico (sobre todo éste último) de su creador y caricaturista de New Yorker, Charles Addams, que sería ´perpetrado`, digo rescatado en los años sesenta con dinero de la televisión en blanco y negro. Antes enterrados frente al televisor de que sus posteriores adaptaciones fantasmales al cine, mostraran a Christina Ricci como Miércoles... ya que de Lisa Liring más infantil, ya pocos se acuerdan.

Espectacularmente en la gran pantalla, negra, surge de las tinieblas, la gran Angelica Houston como Morticia... no hace falta decir nada más que John H... y sus numerosos trabajos en películas excelentes. 

Tan inolvidable e icónica, como aquella primera versión ´descompuesta` a causa del tiempo cadavérico, por la recordada actriz Carolyn Jones (de Amarillo-Texas, ahí estuve yo en una ocasión), conocida por sus interpretaciones inolvidables como reina Hippolyta en la serie WonderWoman acompañando al ícono Lynda Carter o un papel en la Batman de los bocadillos en la tele. También una parte característicamente cómica de pelis de Elvis, valor en la mítica El Último Tren de Gun Hill en trío con Anthony Queen y Kirk Douglas, y troceada en clásicos del terror como House of Wax, con ese monstruo todopoderoso conocido como Vincent Price.


Sin embargo, esta serie homónima con el personaje juvenil y caricatura, criatura oscura con algunos años más, hasta la edad universitaria de primera necesidad emocional y sexual, tiene las idealizaciones básicas del material gráfico y narrativo. Esto es, lo habitual en Mr. Burton y sus digamos, heroínas, con una serie de homenajes estilizados que empiezan por el nivel literario del maestro londinense, Mr. Poe con su laudano y sus sufrimientos sentimentales, totalmente presentes acá.

Pasando por la representación femenina de  Mary Shelley que construyera al auténtico monstruo prometeico por antonomasia para nuestra decencia, o ciencia, no sé...; para acabar haciendo una comparación personal con aquella escritora, investigadora y superdotada intelectual, conocida como Jessica Fletcher en la serie Se Ha Escrito Un Crimen, rindiendo agradecimiento a la mítica y recientemente desaparecida y añorada, Angela Lansbury. D.e.p.


Hay sentados frente a la máquina de tipos, estaban el productor Richard Levinson, y el guionista Pete S. Fischer que ya trabajara para agentes como los míticos Baretta, el chupachups de Kojak y ambo para el gabán raído de Colombo.

En fin, es la nostalgia, de la que Wednesday está bien servida, con sirenas encantadoras, vampiros y licántropos de nueva estirpe al estilo s. XXI y sus querencias actuales, como la directa referencia al Dr. Jeckyll y Mr. Hide, escrita por Robert Louis Stevenson, casi nada, la Flecha Negra, Ballantrae o El Tesoro con mayúsculas de aventuras.


Por tanto, Wednesday es atractiva como un novela de suspense, estilizada como un pintura de espiritual de Dorian Gray, ambivalente como una droga, aquí con un sugerente chelo y sus dos estilos contrapuestos, y condimentada con laúdano y otras especias, como una pizca de insistente belladona. Así es ella, la nueva... Detective Fantasma. O de fantasmas... según el color con que se mire. Blanco y negro, seguramente, si el tono de grises se lo permite. O la sangre de Cosa, no se interpone... Las lágrimas no tiene color, pero si sabor. Entre salado, tragicómico... amargo.

Por supuesto, hay mucho color, como buen Burton. No creando un circo, aunque pareciera, sino escuela visual. Ya que uno de sus mayores éxitos es la recopilación de casas y castillos, además de precursor de atractivos repartos. Con traje de rayas va encabezando por el actor Luis Guzmán, un fiel de Paul Thomas Anderson y el cine de mafiosos como aquel Carlisto´s Way, un relevo monstruoso de los inolvidables Raúl Juliá y Tim Curry. 

Más la matrona de la familia siniestra con una rescatada Katherine Zeta Jones, para sugestionarnos con otras de su estilo y especie de Monsters. Hay más personajes y sorpresas jóvenes... o cadáveres, pero es más fascinante, ir descubriéndolas... o sacándolas a la superficie con pico y pala. ¡Hala a excavar!


Por tanto, con algún capítulo en la dirección, esencialmente los más representativos, manifestando ese rádar casi visionario para las sombras, y su labor de producción elaborada en sus cuentos estilizados, Tim Burton puede ser clasificado como p... genio... y adaptado a las nuevas composiciones de los clásicos. Para lo bueno y lo decadentemente, malo. Más bien, malvado. ¡Y un achuchón colorido! Qué, de todo hay en la viña de Allan Poe.

Pero, esencialmente, en cuerpo o alma, depende del fantasma... ella es X. La estrella emergente Jenna Ortega...

De Scream... mejor no me acuerdo... hasta un rincón salpicado de este 23.

Del Blanco al Negro.

Antes de ponerse ante la máquina y el blanco, papel, para golpear con las falanges hay que ser un buen cuentista o detective... sino, ¡estás muerto!

Pero hay que estar confiante de uno mismo, y tratar de volver, aunque sea tras volar en las cachas de un reivindicativo elefante y tener la vista plantada en el futuro y las abejas zumbadoras de MGM. Ah, qué es un león...

Es una serie Wednesday que desafía la reglas, las propuestas de los héroes juveniles al estilo Harry Potter, y tiene un don especial con su grafismo representativo y sus guiones a la par, como agua y aceite de ricino, por Alfred Gough y Miles Miller, viajando a horcajadas entre La Momia o Spiderman 2, hasta Smallville y Hannah Montana. Menos mal que se han esmerado, de ahí hasta el miércoles.

Me pregunto se si habrán fijado en el alma del gran Arthur Conan Doyle, con ese intelectual del crimen que es el incorruptible Sherlock Holmes... infinitamente resucitado. Es una conexión mental y parapsicológica que me ronda en la cabeza, como el sabueso de Baskerville o el cuervo que la sobrevuela, avisando del temporal de fuego. ¡Elemental, querida Enid!


Wednesday es un relato juvenil de terror, entre gusto y muerte, seccionado por capítulos con un mismo estilo y diferentes manos, y que no había sido común en un tipo ´serio` como Tim Burton. Bueno la tele es serie, ¿o no?

Es una vuelta de tuerca a los inicios de su carrera y sus monstruos, reconocibles como un tornillo en el cuello o una danza macabra en un jardín romántico. Ahora reunidos, como los juegos olímpicos u otros más novelescos, con nombres terriblemente reconocibles, apellidos como Never More.

Por tanto, siempre hay un tablero en la cabeza, como aquel puzzle de mr. Levinson, donde las piezas se deslizan como los dedos sobre una ruleta de acceso a la caja de caudales, donde se guardan las claves del misterio. Es una recopilación de una detective Fantasma, con la mueca escondida de Miss Jenna, sobrevolándolo todo, como un verdadero cuervo. O tal vez, paloma... Al fin y al cabo, un paradigma, un fetiche de lo paranormal ya.

Pero, desataron una polémica, no sé de dónde... si querían hacer sangre, podían haberse referido a una versión caritativa de las pesadillas recurrentes de H.P. Lovecraft, donde habría esencia maligna para desparramar definitivamente. Desgraciadamente la historia no se puede cambiar, ni las novelas clásicas se pueden reinterpretar, pues serían otra obra.

Si bien dejando al margen esa dislocación temporal de los términos correctos, o no, existe una tribulación narrativa de viejos asesinatos, vistos con el prisma piramidalmente invertido de la actualización, a través de la conversión clásica de los géneros y antiguas razas de noche.


Esa es la gran apreciación que sentimos por la serie emitida en Netflix, con un buena representación de esas criaturas y la elaboración de buenos decorados, siempre con esa tensión de aventura peligrosa y venganzas; con antecedentes ambientados en la Bucarest de la Rumanía más vampirizada, magnificadas con bailes cinematográficos a lo Tarantino y de vídeoclip a lo Sioxsie Sioux o Adam & the Ants, casi mejor, o su música icónica y reinterpretada por su, de Burton, el maestro Danny Elfman.

Como se ve... claramente, o más turbio depende del cuerpo... todo parece coser... saturar y cantar.


Para servidor, esta Wednesday es como el reverso de El Hombre que Ríe o su alter ego tras el telón que fue Conrad Veidt, sin risa forzada, sí. La doble hoja que plasmó con más rigor, eso sí, pero con ese humor perturbador, más transgresor y cínico, el mismo Paul Leni de la novela de Víctor Hugo.

Pero es cuestión de pareceres, gustos y otros tipos de juegos con Joker. Mis Bufones tristes.

Esto no es... Lovecraft.

Aunque lo parece... Porque es un auténtico viaje con los monstruos del tiempo y el espacio, una línea que caracteriza los relatos y la fisionomía viscosa del autor de los Cthulhu que padecimos, como enfermedades contagiosas imprimidas sobre el alma.

Me estoy refiriendo a la serie Lovecraft Country, donde si reside esa trasgresión de la realidad y una polémica sobre los estereotipos que ofuscaron a una generación... y algunos intentan revivir una y otra vez, con muy mala cara mirando al horizonte.

Tiene algunos puntos de humor para desengrasar, pero son episodios anecdóticos que no transforman el dramatismo de lo que se cuenta en la época, sino que son chispas que reavivan el fuego en los ojos. Sin embargo, los capítulos son irregulares en lo gráfico, que no en lo reivindicativo que es el verdadero leitmotiv, pues esta adaptación de la obra Lovecraft Country de Matt Ruff, también actor neoyorkino, es un pequeño desliz temporal del maestro original, hacia el ciberpunk y las cabinas temporales. Un inciso oscuro.

A esta ventanilla vienen todas las reclamaciones, la sangre, el sudor y otras esencias corpóreas... más pegajosas, hasta extracorpóreas, que convierten el viaje en un reencuentro sobrenatural con el rock y el blues, y esta familia atípica (casi a lo Morticia Addams, trans) que viaja por el túnel del Green Book dirigido por Peter Farrelly.

Sexo de todos los colores y fluídos, también los hay, como las meigas que cambian de dermis.

Aquí está la referencia a lo negro y lo blanco, como antagonistas del terror, donde uno siempre tiene que ser, parece... el malo de la película o asesino en serie. En Lovecraft Country, existen monstruos viscosos, pero somos nosotros también. Protagonistas entre el blanco y negro que representa ese pasado gris, pues esta representación del universo lovecraftiano se debate en unos convulsos años 50, donde la monstruosidad andaba por los autobuses y las calles.

Ahora los pobres reprimidos, podemos ser cualquiera y los olvidados, los acosados en el colegio... cualquier niño o Wednesday, diferente al resto. Según los ojos.


Por consiguiente, es normal tratándose de una revisión de aquellos mitos de Lovecraft y sus monstruos internos, regidos por la enfermedad psíquica y el dolor, contrastados por tipos activos con aquella represión injusta como J.J. Abrams y especialmente, el aquí productor también Jordan Peele. Es la respuesta al terror humano, y sobrenatural, de Bad Robot, Warner Televisión y HBO.

Mas, con un resultado final, algo tenebroso en aquella USA, reinterpretada bajo el prisma revisionista de la guionista Misha Green, que de sus colores entiende y la protesta también. 

Queda enlazado ese Lovecrfat con el racismo social en este Territorio, pero sin referencia clara, no encaja en su mundo onírico de pesadilla a la perfecta e idílica relación con su gato, tal vez negro, con el despertar de una lucha encarnizada de razas y la libertad, que nos quieren arrebatar... ¡No sé quién!

Para finalizar, antes de continuar con la Familia, posee la serie una personalidad esquiva, como oculta bajo capas de piel falsa, fría como fantasía y la enfermedad térmica que poseía Lovecraft, un poco como la misma Miércoles, con su pensamiento obtuso y lacerante.

La Detective de Fantasmas.

Han habido tantos y con tantas caras, que hacer una lista sería una temeridad que solamente estaría en la Mano de Dashiell Hammett o tipos con gabardina así, como Raymond Chandler... o guardapolvos negros que sería la prenda más ajustada a tiempos modernos.

Y para elaborar un buen elenco con estos elementos negros como Fritz Lang, Roger Corman o Terence Fisher a otro nivel, se podría aseverar que Tim Burton está a la altura de grandes como Barry Levinson, Martin Scorsese o Francis F. Coppolla, para llevar al estrellato posible de las pantallas y la investigación, ahora de televisión, a nuevos nombres de la escena. Luego el trabajo personal hará el resto en sus carreras, y la suerte, pues las bolas de cristal no existen, efectivamente hablando.

Tod Browning, para mí, es el creador esencial de los olvidados y diferentes, excluídos los llaman o freaks que le gustaba a él. En definitiva, los monstruos más humanos.

Wednesday es el Harry Potter en femenino, adaptado a los tiempos, pero con menos gracia... digo con más, que hay que entender los dobles sentidos, como un nueva joven Shelock-a en la hermandad de los oscurantistas de hoy... Por cierto, ¿qué fue de Nicholas Rowe, perdimos la pista hace algún tiempo?


Aquí en esta serie Netflix a diferencia de la anterior para HBO, existe aroma a moderno, a humor inteligente y cínico, a cultura real de los mitos, sobre todo, literarios. A los héroes y villanos de nuestras lecturas de juventud, a fiestas y bailes estudiantiles, a defensa de los amigos y destapar las traiciones... como verdadero detectives, o jóvenes atrapados en barriles ante la isla de los piratas. Los monstruos los pone nuestra imaginación, la de Mr. Addams y la de Mr. Burton, of course. El gótico clásico, los maestros de la literatura y el suspense.

El porvenir, en una segunda temporada, que promete manos unidas y sustos familiares... los pelos en la lengua, las tramas, los diálogos. la referencia estética a Eduardo Manostijeras conexión The Crow, y  algunos lobos que aullarán a nuevas historias nocturnas. 

Los extraterrestres o fuerzas cósmicas, se los dejaremos a Peele y H.P. Lovecraft, es una idea. Y... ¿quién es élll? ¿A qué dedica su fétido libreeee.?  Como un Horizonte Final, que puede ser... ¿lo habéis visto? Hmmmmm...

Y ese poder sin explicación... la cara bonita, es Jenna, que es un ángel con trenzas... sin fin.

O es, ¿una monstruito? Ya lo sentiremos... dos, crack, crack!

Theme Song by Vic Mizzy

 - Michael Kamen & Orbital


Cinemomio: Thank you

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