Según escritos arcaicos, con
recopilaciones literarias, más o menos fantásticas y ténebres, se predecía el denominado
Apocalipsis en conjunción divina… Tal que una operación quirúrgica entre miembros de fuerzas del Mal
y del Bien. Visto a un pensamiento actual, se podría comentar que, constataría hechos imaginarios, ajustados a ciertas acciones definidas por comportamientos de nos, los seres
humanos. Pues en esta ocasión, vamos a hablar de la muerte… o no.
Está presente, pero el pueblo no
quiere saber nada, en principio. No, hasta que se aproxima y aun así… Dejando
su conciencia consigo mismo, lejos de otras figuras, ya fueran divinas,
fantasmales o extraterrestres… ese último momento, la denominada transición,
converge con la ciencia ficción, a la vez que con las creencias. Ya sea en forma
de libros, filmes o juegos, y algún hecho – del que comentaremos al final, más
cercano al terror de lo previsible…-; sin embargo, el arte cuenta actos
degenerados que se aproximan a nuestra autoeliminación. Y ahí está el tema.
Creamos a seres antinaturales, para
debatir nuestros propios estados tenebrosos, como bestias hambrientas, guardianes
infernales, demonios contaminados… o los famosos, muertos vivientes. Que devendrían de otros depredadores legendarios.
Comienza la Extinción…
Es una forma literaria de esquivar
las responsabilidad, y pensar que – salvo la creación de armas de destrucción
masiva -, nosotros podemos llegar a formar el caos definitivo a base de
mordiscos… Cuando las grandes extinciones se producen por procesos más
elevados, universales o más diminutos que un espermatozoide marciano. Pero
bueno, que cada uno piense lo que quiera, la fantasía va por libre… Profecías
trágicas, condiciones ambientales, reproducciones tecnológicas o víricas, sin
explicación aparente, o silenciada.
Eso es lo que ocurre en la realidad,
como aquel inicio de La Noche de los Muertos Vivientes de George A. Romero, u
otros más excéntricos como los no muertos de Sinners, dentro del mundo
vampírico y las mitológicas fuerzas extraídas del líquido vital de los enemigos
en batalla. Una forma parecida de comerse el cerebro y su potencial
intelectual, que en el caso zombie, no sirve de demasiado, porque van planos
por la vida, es así… Una especie en continuo mantenimiento letárgico con
opioides o productos químicos, y sin necesidad de trabajar en el turno de ThePitt.
Algunos podría coincidir en una
cuestión… que la muerte no sería lo último… O sí… Depende por donde entre la
bala… Pero la destrucción genérica, intelectual o no, puede tener muchas
condiciones, como ocurre en serie basad en videojuego de Neil Druckmann, The
Last of Us, que en segunda temporada – tras memorable primera reconversión vegetal – se introduce en la mente, pero sin contar nada científicamente. Para
qué…
Se va buscando otro estado más
emocional… más que las monumentales estructuras fúngicas en desarrollo, que
ocasionalmente recuerdan a los nidos de Aliens… y cuyas esporas se esparcen
caprichosamente a base de mordiscos, no precisamente muy vegetarianos. Pero los
carnívoros humanos, de dentadura calcificada, siempre se reproducen… así que a masticar. Porque de otras acciones, no
comento… por ahora.
The Last of… they.
En la serie que fue más merodeadora
en primera entrega, sobre un mundo apocalíptico con mucho más suspense, ahora
sólo lo sentimos a ras de suelo, a través de una valla metálica y basta… dura,
un chasquear de lenguas… una conversión calculada para volver a levantarse, tras
un acto sexual en una granja o ciudad sitiada por hordas… Ahora vamos a
mezclar, castillos contaminados de pestes, de géneros y pieles en vivencias
asimétricas… en las tres eses, de las que algo diré… Y no me refiero a la
búsqueda del superhombre, con la estilizada consonante.
Esa parte del héroe contra nuestros
males, es más somático, con los factores psicológicos y sociológicos, en el
horizonte… que esconderíamos como debilidades, mientras que la serie se acerca
a los rasgos familiares, de familias descompuestas, y especialmente otros… Sociables,
pero sin aportar demasiado a la contaminación… Salvo algún injerto… el futuro. Narrativamente,
el sexo es lo menos interesante. Pobres mortales, en guerra… montada por
vuestra cuenta… sectarios, abriéndonos en canal tal que vacas, no sagradas…
viciosos, desde pancartas representan a alguien, no se sabe bien quién,
superior… inmune, por determinado gen que desconocemos… inteligentes, vaya Ud.
a saber por qué. Son desvíos, cuando lo esencial son las curvas, determinadas
eses…
El punto es que, entre conciencias
descolgadas que se distinguen en las crestas fúngicas de los infectados por la
micosis, - vegetalmente caninos de chicha, no la de fumar en determinadas zonas…
-, ellos son los que tienen más claro, esparcir la simiente, como el baile y la
música del Ser de Sinner… y no queda muy claro, que es lo que desearían algunas
alteradas, que buscan y meditan, rodeando para infringir daño a sabiendas,
incluso a las ´poderosas` cazadoras de la muerte.
Y aquí estamos… sobresaltados tras
ese espectacular segundo asalto, a la city nevada con aromas a western norteño…
esperando en el tejado… No sé muy bien, a qué… U oteando una zona, ya vista,
ahora sobre Seattle.
Deber de limpiar… rastros.
La S, no de pecadores, va después de
la R de los rastros esparcidos… Tras sobrevivir al gran asalto, sabiendo que
recuerda a hordas de vikingos, u grupos murales, más al Norte… y el sentido, de
todo ello, es que seremos indemnes a
esos amores, a ráfagas, a las pérdidas dolorosas, y ya os lo he dicho… más
importantes que los rostros y sus rastros, en una serie en que no predominan
demasiado a los que venerar… y al borrarlos, ¡se podrían arrepentir! Pero eso
es la huella, dolorosa… Pero la historia es así… no lo sé bien. Y siempre se
pueden perder, o ir a peor… ¿Qué podría salir mal…? ¿Regresar a los inicios… a
los indicios…?
En conjunción fungicida, dos
elementos estrafalarios como Sony y Playstation Productions en un haz
televisivo, y Warner del envés, y proyectados ambos en la nieve visual de HBO a través de Max… Ha
durado, lo que duró… aunque la infección por Cordyceps está garantizada, hasta
dentro de un tiempo. Esos hongos serían… responsables del archiconocido “pie de
atleta”, que te deja jodido para resistir en la competición… con toda esa
climatología cálida y húmeda, que te recuerda que debemos protegernos del
ejercicio físico en ciertas condiciones… o no sabemos… pues las glándulas
sebáceas, de determinados cueros cabelludos, se van gangrenando… Hasta que, pumba…
dejamos de pensar.
También puede ir acompañado de un ramalazo
de tiña, que pica un huevo, y ahí estás… en el sofá, sin parar de rascarte, por
fuera y dentro, hacia la perdición, de tu paciencia. En un sexto, sentado, que
te reubica y profundiza en el sentimentalismo, hasta retroceder etapas. Nos
recuerdan a procesos de incomprensión, rollo paterno-filial… Y mira, de eso ya tenemos
docenas… Siempre preocupados por propias vesículas y costras en familia.
Aunque, es mejor acompañar siempre
esos momentos íntimos de música, ya sea con versiones a guitarra española, o
blues mezclados con rasgos, un tanto románticos… o lo contrario, acosados por
tres kas. Sinner es un tipo de venganza, divertido, pero acusador… que ya no
existe como tal… tal vez.
Al estallar… ¡Pumba!
Eso es lo que falta… sensaciones,
bailes, sangre… caos… es lo que posee a puñados y mordiscos, el director californiano
Ryan Coogler, alejado de Creed y Black Panther, mejorándolas y llevando un
grupo de intérpretes a la coordinación, de pies y bocas, asaltos y besos… al
ritmo de aciertos como el británico Jack O´Connell – que estaría dispuesto al
horror de 28 Years Later: The Bone Temple, escrita por el mismo Alex Garland
(Ex Machina, o la apocalíptica Annihilation), pero ya sin Danny Boyle.
Y a la interpretación de Michael B.
Jordan, hermano de sangre, en endiablada encerrona entre el Chicago años 30 y
esta versión oscura de los Marvel Zombies. En los que estaría la voz de Gwen
Stacy, o la Ghost Spider de Across the Spider-verse, la sensual de Hailee
Steinfeld, que también da réplica sexual a los entes no muertos, y volverá a
atacar con Beyond The Spider-verse, o de nuevo en mismos papeles para Beyond
the Spider-Verse y en Champions como Hawkeye, junto a Ironheart en piel de
Dominique Thorne… de las cuales ignoro.
En definitiva, que Sinners es muy completa,
tiene bajos de Chicago en práctica vampírica, hermandades, sexualidad, hemoglobina
viscosa, alcohol con ajo, ráfagas de fuego, estacada emocional, y Famiglia
rítmica… ajustando cuentas... Lo que no hace la infección programada, del
creador o showrunner ése, Craig Mazin, y mira que trasladó las huellas
documentadas, de su versión del Chernobyl. Y esta The Last of Us, se queda muy
abajo… pero hablando de documentales… es hora de ajustar, no cuentas, sino
dentaduras… y otras circunstancias tenebrosas.
Os voy a hablar de The Mortician de
HBO… No mejor, no… telita.
Es que los pecadores, se multiplican
hasta el finito terrestre, hasta la escalada mística que se sube a la azotea… magín
o chaveta. Al descenso musical, con los chasquidos… sin blues adaptado, a los
nuevos ritmos, ni la voz de Miles Caton, en recuerdo a una época, con la entonación
a la guitarra del viejo Buddy Guy. El que fue honrado junto a Dustin Hoffman, y
guiado tras los pasos de los mismos, Led Zeppelin.
Dellamorte, Dellamore…
Pues si os pensabais que esto había
acabado, ni de coña… aún quedan algunos ejemplos entre la muerte y el amor.
Aunque te conmuten la pena… o el título… y todo sea inversamente, emocionante a
siguientes capítulos tras el despertar y acoso zombi, del segundo asalto. Que
nos deja algo congelados, según desaparece el frío, y se nos calienta la sangre…
visitando la isla de Lesbos. Por no mentar, sentido al crematorio en la serie
documental, donde el olor a carne quemada, se siente.
Joer, es que nadie – o no lo
recuerdo, desde hace mucho tiempo…-, me había hablado de esta aparición, entre
almidonada y rebelde, de Rupert Everet, antes de sus shakespeares, y sus santas
madonas, como napoleones. Y esta cinta, homónima, ya aparte del giallo, casi…
que dirige Michele Soavi, te agarra, te lame, te muerde… se descojona y no te
suelta. Hasta la Muerte, romántica, aunque igualmente lasciva.
Ya que anduvo entre ellos, Lucio,
D´Amato, Deodato, los demonios de Lamberto, y hasta en los pechos de la ´fenómena`
de Jennifer Connelly y los ojos perturbados de Dario Argento. Y con un tal, François Hadji-Lazaro que
realiza papel inolvidable, entre torrentes y Jesús Franco. Alguien debería
haberme recordado antes, esta barroca película…
De Pasadena y aquellos hechos, no
borrados, sino digitalizados por los dedos de aquellos que operaron… voy a explayarme,
sencillamente… hay que verla, y tú ya verás, qué pensarás… Se llama The
Mortician. Y estos dos ejemplos de repercusiones tangencialmente diversas,
entre el humor, los amores y el humor, no te voy a recomendar lo más mínimo,
las idas y venidas de Until Down, por su reiteración, que no te lleva ni a uno,
ni a otro lado.
Pero diré, dejando las ideologías
aparte, qué es deber... Porque lo realmente marcado para evitar la
contaminación, - que no el exterminio total, pues proviene de otras materias…-,
son las tres palabras que indicaba, entre el amor y la muerte.
Algo que debes aprender, ante el
control de la situación y la rutina de las noticias que son teledirigidas en
los medios, con los que se riega a la plebe, como una lluvia ácida… ¿te
sonaría, no? En todos los lugares cuecen habas, y se tiran unos pedos
"fakes" que da gustirrinín... o anestesiando que es gerundio. Y
entonces, hijo/a qué… pues, aprende… visiona… y… en tercera.
El, eSo. Me he quedado colgado de
otra de zombies, pero no es para tanto, a la espera de visionar lo nuevo de Boyle
con sus tótems cadavéricos… Hostia chaval, no te he hablado de The Shrouds, o
las mortajas cárnicas de David Cronenberg…. Y su sexo entre la tecnología y la
putrefacción… Pues en otra próxima, conexión… con Ella. Esa que suele aparecer en algunos filmes, jugando.
The Last of Us Part II de Gustavo Santaolalla and Mac Quayle