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domingo, 26 de junio de 2022

HALO. Season I

 

Etimológicamente, la palabra proviene del latín "halos", que daría nombre a un fenómeno luminoso consistente en un cerco con colores pálidos, que suele aparecer alrededor de los discos solares o los formados alrededor de la Luna.

También califica a un aspecto menos visible cosmológicamente hablando, como un artilugio de soporte metálico que rodea y se conectaría al cráneo. Con la función de evitar que vértebras cervicales se descoloque y así, controlar posibles daños físicos o neurológicos.

En el contexto cinematográfico o visual, identificamos una crítica, para mí un comentario u opinión personal o interesada, que buscamos para identificarnos con algo o dirigimos contra ese trabajo artístico. Si se trata de una serie de televisión como esta HALO, con la que millones de aficionados o fanáticos del videojuego, se identifican o rememoran tras numerosos minutos de sus vidas explorando esos mundos, se puede convertir en una factura a pasar al propietario... Como ya ha ocurrido con otros universos multifandom.

Por ello existe una razón innegable, que desnuda a quien no es un usuario habitual, a los mandos de este tipo de productos de entretenimiento, y es que si bien otras obras se basan en narraciones literarios donde la imaginación es su mayor poder de atracción, en el caso de juegos digitales con sus gráficos de alta calidad, ese aspecto queda reducido al espacio descubierto en pantalla. Y por ende, la crítica artística queda sojuzgada por sus legiones de admiradores, que descubren sus virtudes visuales y los episodios narrativos de la saga en cuestión... También de los detractores, si la misma es positiva, pues conviven halos humanos de todos los colores.

Un ejemplo... JRR Tolkien creó su propio universo y lo instaló en las mentes de muchos de nosotros, lectores, pero no se vio condicionado por una memoria clonada, ni por la magnitud de las texturas o el aspecto minucioso de los rostros de sus personajes. Esas claves fisionómicas o, incluso las localizaciones, podían ser muy descriptivas o concisas, pero abiertas a la imaginación... No una imagen perfeccionada de los personajes o los espacios.

HALO es otra cosa, de la que conocía sólo aspectos circunstanciales de la historia, y algunas concepciones básicas de sus exoesqueletos... Es decir, un halo en la superficie del juego.

Real Player One...

Mr. Steven Spielberg, el productor ejecutivo, lleva tiempo coqueteando con las imágenes procesadas en sus últimas películas, creándonos expectativas digitales de un mundo acondicionado a la denominada inteligencia artificial. Un creador que pasó de ronronear con el diablo, desde el interior de un capó de camión, o modificando las estructuras culturales de generaciones anteriores, condicionadas a millones de bytes actualizados, en una especie de pesadilla o juego.

Ahora nos invade junto a Amblin TV y el socio digitalizado 343 Industries, con esta visión de HALO que comienza con una invasión y mucha acción del mismo estilo a Real Player One,.

Su halo, casi divino ya, nos deja otra vía, "televisiva" y expedita al éxito, aunque la crítica es eso, una distorsión de la realidad y puede producir confusiones en la mente de los espectadores.

Todo comienza con una explosión de movimiento digital, que te lleva a un estado de excitación sin parangón, diciendo para tus adentros, hasta dónde va a llegar esto y adónde te van a llevar, xDio.

Pero, calma... esto no es un videojuego sin tregua, que emerge de la programación descarnada o multiplicada hasta el infinito, con los tiroteos en manos de un Jefe Maestro, que viaja a unos 117 hertzios del corazón.

En los tiempos ambiguos de la literatura juvenil, los enanos metaleros, forjaron esas indumentarias impenetrables que protegían el órgano vital, de manera que podían ir a la guerra, a pecho descubierto... bueno, más o menos, porque las verdaderas guerras siguen siendo una escabechina, sin exoesqueletos o superhombres.

Luego, otra camada de arquetipos bélicos, con expresión de guerreros medievales, continuaría la épica de las batallas campales, forjando una sucesión dinástica de Ivanhoe o los Caballeros del Rey Arturo, hasta llegar a sobrevolar digitalmente, la superficie ferruginosa de la Tierra, e instalarse en los salvajes corazones en serie de la exitosa, The Mandalorian, o estos exclusivos Spartans de la artesanía videojueguil o bélica en primera persona.

Se decía antiguamente, sin mirar al Maestro Supremo del Suspense, que lo que comienza con una gran explosión que altera los ritmos biomecánicos... como es este primer capítulo de HALO... corres el riesgo de estampar tus huesos en el horizonte de sucesos... es decir, acabar con tus sesos revueltos dentro del casco, por inanición o impotencia.

Por tanto, poco a poco, capítulo a capítulo, debes crear ilusiones o alterar las estructuras de la composición, para no acabar despedazado por los alienígenas aburridos, al otro lado... o perdido, qué es peor en cuestión narrativa.

Pienso, por tanto, que ese primer capítulo te conduce a ese estado de excitación, que puedes experimentar en un juego de acción, sin exagerar demasiado también, eh... ya que, la historia se bifurca y presenta a algunos personajes, que prosperan en mundos paralelos que se apartan del caos destructivo de The Covenant y el descubrimiento de el HALO.

El Pacto...

Es difícil llegar a un acuerdo, y más si se trata de la OTAN cosmológica entre planetas y sus fuerzas de choque, cuando te desplazas por la línea temporal de una producción basada en un legado de patrones que desconoces, pues no te has zambullido en la evolución de sus personajes. Suponiendo que esos niños, metalizados, se puedan convertir en verdaderos replicantes con nuevas vidas en otras plataformas, sin mirar atrás... claro, tú tampoco estuviste ahí.

Emergen como verdaderos contrincantes ante tu realidad espurea, esperando que te cuenten cosas, que otros conocen con años luz de ventaja sobre ti... Por eso, puedes caer en la desesperación y pensar... pero bueno, ¿cuándo va a caer otra bomba...?

El pacto de los extraterrestres, bien diseñados como malditos machos cabríos o satanases del espacio, es marearte con su lengua indígena, para mantenerte entretenido o algo por el estilo... Sin embargo, el índice de descomposición va en aumento, el pacto se desquebraja por el poder de una piedra o anillo, que tarde eones de tiempo en demostrar su poder maligno, o no... Depende de las manos que lo manoseen, pero vamos... sin ninguna estrategia narrativa, tampoco.


En el espacio, los gritos no se oyen, se diluyen como puede ablandarse la materia gris o la perspectiva de esa narración, por no decir las escenas de acción, que parecen suministradas a cuentagotas, en manos de una doctora que nos distrae... Es decir, por Natascha McElhone..... que agradablemente volvemos a ver, tras mucho tiempo de dejar de investigar sus pasos en el cine, tras su aparición en The Truman Show, Ronin y la caída metafísica en la nueva versión de Solaris. Un recuerdo a Stanislaw Lem, un polaco especial que está más allá de los cielos. Más concretamente, en el Olimpo de la literatura de la ciencia ficción.

A Pablo Schreiber, canadiense hermano de Liev y con sus casi dos metros de estatura, no lo veía venir ni de lejos, a pesar de haber rodado sin zapatones de plomo, por Los Amos de Dogtown o la serie American Gods. El resto es todo nomenclatura física y química.


Son nueve capítulos, y HALO divaga en el siglo XXVI, se desvía del camino de UNSC, se dispersa por Paramount+ y regresa... ¡quizá demasiado tarde! Porque la dominación de las voluntades, está en esa nube del ciberespacio inconcreta, como una voz o conciencia virtual, dónde no sabemos quién ordena y manda. En teoría los guionistas y el director de la serie, pero sin demasiado fundamento o ideas renovadas... un gusano es un gusano, una piedra es una piedra... y un halo es una imagen, poco más. Para algunos entendidos en los gráficos de la original, muy poco sexualizada, digo Katana, claro.

Los aliens, particularmente, tienen poco peso, más que cuando revientan en última instancia, esa dominación de la voluntades que pregonan, es más bien, la de siempre, las propias entre seres humanos, una guerra trillada entre su pasado y el futuro, pasando por la mente de los científicos que hablan como visionarios y, la funcionalidad de los soldados ante las órdenes. The Covenant, salvo individualidades gráficas, es un palco con los viejitos de The Muppets, pero sin gracia, ni sarcasmo.

Para reflotar la nave, hace falta construir un halo adecuado que se adapte a la estructura, a las palabras, no un revoltijo de personajes y expresiones basadas en un futuro, que es el pasado del videojuego. El Pacto sería ese, identificarnos con ellos...

Spartans vs. Aliens

En las definiciones de la serie, the Covenant viaja por el ámbito fundacional de la ciencia ficción clásica, alterado por esas agresiones entre la humanidad y el apetito extraterrestre, que ha caracterizado a la radio con Orson Welles y el cine de los primeros encuentros, tras la tercera fase... la cuarta sería el contacto físico, la siguiente emocional o... yo qué sé.

Tenemos a Katana metida en nuestro cerebro, sin despertar la obsesión metafísica o literal de las formas, y ahí nos hallamos, en un juego asexualizado, tirados en el horizonte de una producción que no sabemos que camino tomará, dicen que independiente, ya veremos. Con todas las salidas que hay... 

Bueno al grano, realmente, a un servidor me da igual, porque no he jugado con estos aliens, ni al mus... Es lo que tienen los ADN´s, que no quieren jugar porque se aburren... o no quieren aprender las reglas del entretenimiento grupal. Al final, acabaréis encendidos con el mando de la consola entre las cejas o el casco... Por cierto, los colores identificativos para qué son... ah, eso, para identificar nada más. Vale, entiendo.


HALO en primera sesión, aterriza con un estruendo, que puede alterar el curso de nuestras vidas en un contubernio entre especímenes, y se asemeja a una inmigración desafiante, que trataría de suplantar los rasgos identificativos del otro, hasta hallar el arma definitiva de la devastación o aniquilación de la vida, o convertirla en nutrientes básicos, glup.

Estamos más cerca de los insectos de Starship Troopers al mando de un divertido Paul Verhoeven (y algo de Robocop), con menos mala leche desértica o criminal, o aquella de la de los ejemplares magníficos de las sagas emprendidas por el espacio cinematográfico de Ridley Scott y sus ácidos vitales o metafísicos. Para destripar o fundir, entre fauces y salpicaduras.

Todos en busca de una servidumbre exponencial que reverencie al Gran Hermano en la Tierra, o se rebele a los propósitos de sus políticas como en Dune... hasta que despierte del letargo y pelee por la supervivencia real, con los ultra-invasores de nuestra especie, tan inteligente, como sabrosa... vamos, ¡una vaina!

No encuentro más palabras, tampoco las hay... así que, vamos a por los bits y sus ritmos de bots. Que no Beatles, ni las piernas herméticas de Elvis, la Pelvis... He ahí, la cuestión robótica.


Es verdad que la programación se adapta perfectamente a las imágenes de los protagonistas y sus aspectos neutros, que los ceros y unos crean un contexto adecuado con matices visuales y movimientos perfectos en las escenas digitales, que algunos aliens dan escalofríos con sus armas avanzadas o las prehistóricas, y que el traje de los Espartanos se ajusta a los cánones de la ciberguerra estilizada y poderosa. poco punk para mi gusto... pero... las cabezas no acaban de funcionar... esas mentes pensantes... No hay ni rastro de Mad Max y así, no hay manera.

Necesitaríamos más chicha en este enfrentamiento, que se queda limitado por los encuentros armados y la perspectiva de los escenarios, pues se espera a algo, que no aparece, es una ilusión óptica, por ahora.

HALO es un juego de caracteres imperfectos, que no acaba de arraigar en el aspecto científico de las modificaciones sensoriales de los personajes, pero ejerce su magia en la visualización programada, entregada áridamente a fascículos. Tal vez, entonces, sería una película de éstas de taquilla masiva, que vienen con un halo de excelencia visual y universal.


Al final, degustamos una especie de versión pirata del juego, con muchos espacios temporales perdidos o huecos, en un ámbito demasiado trillado ya y con escasas novedades en la navegación de la historia central... la otra, mejor olvidarla, salvo el malo despiadado... aunque desconozcamos por otro lado, su procedencia desértica y las motivaciones, qué ya es importante también.

Esto es Esparta, o no... Pues aún nos quedan muchos soles y lunas, para encontrar una nueva dimensión. Son los jedis en replicación miriclodiana, con más músculos que luces. Con más cara, primeros planos muy cercanos, que espalda.... Escorzos visuales a la digitalización, con arte. Chau




domingo, 19 de junio de 2022

Raised by Wolves. Season II

 


Madre mía, del amor robótico... 

¡qué escepticons, son éstos gerifaltes de las series de ciencia ficción!

Pues, no saben qué van a hacer en el futuro con estos lobeznos de Kepler 22b... Una alegoría del fracaso en la Tierra.

Por el otro lado, oculto de las lunas... Se acumulan noticias que envuelven aquella historia de detectives (cine negro lo llamaban en épocas...), que establecía el sentido de nuestras vidas, dentro de la película más mítica de la ciencia ficción. 

Que además ha cumplido 40 añazos recientemente... sumados a sus peligrosas replicantes, entre pierna y conexión, pues ya serían sexis maduritas ajustadas y más repliconas en el tiempo... si es que la programación de su obsolescencia se lo permitiese, claro.


En el campo de la tecnología del entretenimiento gráfico y videojueguil, se ha publicado la intención de crear un nuevo programa basado en la experiencia amorosa-policíaca, siguiendo los pasos de aquellos clásicos detectives con gabán, que buscaban desentramar un caso complejo y oscuro, ante la mirada de una femme fatale, puesta en su pista de aterrizaje... o su alma. 

Pero, disfrutando del paisaje en serie y las neuronas recalentadas del cautivo amante... Bandido, puede que hasta... replicante. ¡Quién sabe! Hay experiencias y conjeturas, de todos los colores y texturas.

Se dice que la película, dirigida por Ridley Scott y estrenada en junio de 1982, pertenece al denominado neo-noir, clasificación que empieza en la década de los sesenta con películas como A Pleno Sol de René Clement y basada en novela El Talento de Mr. Ripley de Patricia Highsmith; A Quemarropa de John Boorman, con el duro, normalmente salvo en su excelente Paint Your Wagon, Lee Marvin que ya hizo de las suyas junto a la bella expoli televisiva Angie Dickinson, en la eterna Los Sobornados de Fritz Lang; y la última pata de este trípode Neo con A Sangre Fría de Richard Brooks con la famosa descripción psicopática y humana, del asesinato por Truman Capote.


Blade Runner se basa libre y oníricamente en la idea original de Philip K. Dick, uno de mis favoritos en el ciberpunk distópico durante el siglo XX, como un reflejo particular del relato ¿Sueñan los androide con ovejas eléctricas?... 

O eran unicornios que perseguía Rick Deckard, con cara de ángel, pelo recogido y tupé moreno al estilo años cuarenta... Sólo hay que echar un vistazo, a esas jóvenes capitaneadas por la ingobernable Lauren Bacall frente a las maltrechas gabardinas de Mr. Bogart.

Por supuesto, hay que recordar dos figuras fundamentales, que desgraciadamente nos han dejado en los últimos tiempos, como si no hubiera suficientes profecías referentes a la maldición y el calendario, olvidado ya de los mayas... Míticos profesionales del cine como Douglas Hunt Trumbull, creador de los efectos especiales de la metafísica cinta y la fusión cinético-cinegética, referente del espacio de Mr. Kubrick en aquel 2001 y diosas artemisas, además de ser un visionario, mediante los precursores robóticos de Star Wars dentro de la mágica Naves Misteriosas, con él mismo a los mandos.

También, una genuflexión sintética, por el sonido de Vangelis, el compositor Evángelos Odysséas Papathanassiou... ¡qué nombre tan adecuado!

Padre de la música de Blade Runner, una odisea trilógica, que envuelve al baile entre el detective, su amante Rachael y la derivada filosófica-romántica, conocida como el inmortal replicante Roy Batty. Una lágrima, en la lluvia inexistente de verano, para Rutger Hauer, al que dentro de un mes, lloraremos, tres años de su pérdida.

Esta entrada, es un recuerdo, gracias a la genial imaginación del escritor Philip K. y sus mundos cibernéticos, a la visión más allá de su realidad de Ridley Scott y el dueto de guionistas Fancher/Peoples, que sometieron la estrategia esclavista del millonario Eldon Tyrell, y al creador... padre de la carne revuelta con microchips, o el hacedor del tiempo encapsulado, J.F. Sebastian... 

Ah, y por descontado a los atractivos saltos belicosos y una estructura esquelética para el sexo dramático-espacial, Joanna Cassidy y Daryl Hannah, inolvidables como diosas peligrosas.

Ahora, llamemos a las puertas del extraño paraíso, o no... sobreviviendo la decadencia terrestre de Raised by Wolves y su franja vital... como una muralla que vaya, desde la playa hasta el monte, desde el monte hasta la playa... Allá sobre el horizonte... Bum, bum, ¿quién es...? 

Al diente de la serpiente, o el corazón del amigo...

El Amigo...

En 1982, Ridley Scott se alimentó con esta pequeña joya literaria del scifi, con la misión de engendrar, sin proponérselo, una esperanza. Dentro de una pequeña obra maestra del Séptimo Arte, que no sembró demasiado entendimiento entonces.

Su visión sucumbió a la idea universal del dador de vida y la experimentación a intervalos desconocidos de la memoria, cuestionando la hegemonía del pensamiento humano y su fortaleza emocional, ante la criatura con más tornillos que el monstruo de Frankenstein... Nuestro querido Prometeo, de la ciencia ficción.

Así, el replicante, protector del ser humano... se convirtió en nuestro amigo.

Un rival tan poderoso física e intelectualmente, que ni Harrison Ford, ni cualquier engendro no mecánico, tendría posibilidad de vencer en un humedizo encuentro sobre las azoteas... excepto, tal vez, una nigromante o Lamia, que es femenina singular... y con buen ojo. Cualquier hombre, se vería un poco descatalogado, viendo la flexibilidad de aquellas mujeres biomecánicas, pues sexualmente funcionarían como verdaderos imanes, domadoras del magnetismo genérico.

Hoy, sin embargo, son expresiones rígidas, con extremados poderes volcados con quién les lleve la contraria... Pues, a una palabra o grito, son capaces de derretirte el cerebro.


La criatura es un momento en el futuro de la procreación, una oda a la amistad mal entendida. Replicación de material genético que no mira la fecha de caducidad, porque no la sabe o se la grabaron a fuego, aunque hace todo lo posible por acelerarla al máximo, con sus credos y rivalidades. 

Luego, cuando llega la tranquilidad, ante un mar bravío, se detiene, intentando volver atrás en el tiempo, como buen lobo que es separado de la manada.

En Raised by Wolves, existen 7 semillas que brotan de la ciencia y la inteligencia artificial en la matriz, trasladando los guiones, entre shakesperianos y chandlerianos, que surcaron aquella romanza en Blade Runner, a una batalla sistemática por la supervivencia... muy de reyes, princesas, diosas y ´mandaos` pringaos... con el reto de los valores supuestamente humanos, como los factores que nos rodean... digamos... la maternidad, cuasi divina entre Lamia y la gran Abuela de la humanidad... y una paternidad, protectora en dispersión mental... produce entidades diferentes. 

Así, entre lo que hay que hacer para sobrevivir en un ambiente extremo, o incluso, lo que estamos dispuestos a creer... para esconder los intrínsecos miedos.

Ser humano, frente a su espejo, reflejando una imagen clonada, debido a ingeniería genética que marcharía muchos iones por delante de nuestra realidad o crecimiento. Nacimiento sin sufrimiento, expandirse en cualquier lugar apropiado del universo desconocido... una posibilidad entre millones de estrellas, para calentarse en una nueva camada alimentada, puede que, hasta unida por una vez en su historia...Sin embargo, la genética es la genética, y se divide en dos pares de cromosomas, como en dos géneros o más, varios hemisferios en cada gen... ¡quién sabe lo que nos depara el futuro!

La cuestión amigable entre congéneres, no se nos dio demasiado bien en el progreso social, pues existimos... porque peleamos. Somos verdaderos machos alfa, fabricando nuevos artefactos de guerra e ideas contrapuestas... mientras buscamos la semilla del árbol.  

¿O serán hembras alfa...ya? Parece un reflejo normal que manifiesta la realidad matriarcal, conocida en muchas sociedades y culturas, ahora muy televisivo para Ridley Scott y su producción, a pesar de esos ejemplos despreciables de enfrentamiento, manipulación psicológica y la generación de violencia, aún más monstruosa... proveniente del verdadero monstruo escondido en convivencia.

Dos criaturas robóticas, amigables con nos, a imagen y semejanza, convertidas en profesores o armas definitivas, según la ocasión... con la misión de alimentar a sus lobeznos y mantenerlos fuera de las peligrosas funciones, tanto orgánicas como relativas a la imaginación, o el credo. This is the question!

Al Diente de la Serpiente...

Al nacer, vamos tomando conciencia de nuestra existencia y nuestro lugar en el nuevo mundo, explorando... la experiencia y el conocimiento de las cosas, da sentido a lo que nos rodea. Somos inocentes, indefensos, aunque existen algunas criaturas que mantienen una resistencia innata a ciertos peligros. Hay especies, incluso, que fabrican veneno suficiente para defenderse de ataques de posibles depredadores. Mientras buscamos en nuestras heces, algo que llevarse a la boca... ¡No, niños, caca!

No, no son fofos y blanditos trozos de carne, ya que se hacen duros extremófilos, que mantienen una esencia condensada por milenios de evolución, resistiendo vivos, entre ese primer instante al abrir los ojos y el final de todo. 

Son individuales organismos, lanzando escupitajos como reptiles, procreando para mantener un número sostenible de elementos en la cadena, escamosos frente a otros seres que fracasan, atacando o defendiéndose en grupo, como insectos, arropados por los más fuertes, hasta que pueden salir de caza y calcar aquellas artimañas de depredación, o reproducción. 

Algunos elegidos, en cambio, serán capaces de fabricar ritos frente a la pérdida emocional de un miembro de la manada, o se cuestionarán esos errores que pudieron haber cometido con ellos... piensan... perdonan o se resignan... lloran...


La serpiente, es un demonio que va por libre. Pero, con sus ojitos puestos en el demiurgo.

Se alimenta de los demás, repta cuando no procrea porque está en su ser primitivo, no se dedica a enseñar más de lo necesario, delimita el pensamiento libre de sus jóvenes clones en crecimiento. Nunca muere, pues se repite en la forma y la esencia.

Es una extensión 2.0 de aquella criatura que envenenase a los seres humanos, salida de las escrituras sagradas como fuerza del mal y amante del sufrimiento eterno, en respuesta al pecado original de los hombres y su desobediencia como especie poco fiable. Es castigo poco misericordioso ante un Dios que no admite la tentación. Por eso su enfrentamiento, para saber quién es el más fuerte de ambos, castigador o leguleyo...

La serpiente es obra literaria que comenzó en textos bíblicos, entre Adán y Eva, si bien no sabemos haya una correlación narrativa con esta serie Raised by Wolves, se le parece bastante, dentro de lo caótico y la magnitud de los acontecimientos.

John Milton escribió en su Paradise Lost, "...hoy más, ya conocemos su poder como conocemos el nuestro, de modo que no provoquemos, ni rehuyamos con temor, cualquier guerra a que se nos provoque"... y en esas estamos, aquí, hoy.

También expresa por fauces del mismo Satanás, "el de obtener por medio de la astucia y del artificio, lo que la fuerza no ha alcanzado, a fin de que en adelante, sepa por lo menos que un enemigo vencido por la fuerza, sólo es vencido a medias".

Pero, ¿quién es el protector... y, ¿quién la serpiente?

El Árbol del Conocimiento.

Habrá que echar mano a él... al conocimiento, digo.

En la base de su existencia, mísera u oníricamente dorada, además de una muerte, más o menos, programada, coexiste una consideración diferencial con otras criaturas prefabricadas... que sería, el raciocinio, además de esa capacidad para la creación...


Padre... Madre... quizás, no lo entienden metafísicamente, porque tienen unas coordenadas confeccionadas por alguien de antemano, pero tienen y conocen la otra posibilidad, el libre albedrío. Y esa capacidad de la ciencia, para pensar, que Mr. Ridley Scott como productor y el creador Aaron Guzikowski defienden en HBO Max, y que comenzaron a desarrollar como un embrión hace dos años atrás durante una primera temporada, más redonda y esencial.

Ahora estamos en otra tarea o batalla, emparentado con sus famosos androides perfectos, a la replicación infinita de algunos errores sistemáticos que se cometieron en aquella, irreconocible Tierra. 

El fruto de la decadencia, es la reiteración sin semillas que plantar, ante la nueva oportunidad para formar una sociedad pacífica, caer en la desidia de un mal juego. La mente se bifurca, ante la responsabilidad o las huellas del miedo, como afluentes de un río que desembocaran en un mar extremadamente ácido, por precipitación... como ramas manchadas por sangre, cuando el depredador se encaramó con su víctima en las fauces. 

Hay que conocer, quién está encima de la cadena de la supervivencia, o sino... alguno rezará para sobrevivir, parece el Kamino...


Bien, el problema... es reconocer quién es quién en la historia... quién puede considerarse como ejemplo de un dios mitraíco, por ejemplo, y quién demonio... o dicho de otra forma, quién dentro de las criaturas, se ve como víctima y quién, como depredador... y la educación, qué es y para qué sirve...

Tal vez, por eso, las noticias que planean sobre una cancelación, porque las alturas a las que aspiramos, son demasiado para este mundo material e instantáneo, incapaz de mantener la atención de un espectador frente a la televisión.

Algo está cambiando, y en tan poco tiempo... pareciera un involución, de nuevo.


Un tema tan provocador, y confuso, es una alegoría del Árbol del Conocimiento, balanza entre el Bien y del Mal, demasiado poético y complicado también, porqué no destacarlo... inconsistente, para elaborar una producto perfectamente condimentado o exquisito, válido para todos los paladares.

Enlazarlo con la extrañeza de ese paraíso, que se puede convertir en tumba para la especie, donde los primeros nacidos, tienen ciertos comienzos emocionales, no crece al ritmo del enamoramiento entre Deckard y Rachael, sino guerra entre semejantes con ideologías o credos. Lo demás, lo maléfico, puede que no lo veamos ya, jamás.

Se expresa en El Paraíso Perdido: "Ha comido, y vive, y conoce, y habla, y raciocina, y discierne, cuando aquí era irracional..." Y, el hombre que antes fuera considerado como un maestro o profeta, se acaba elevando sobre las ruinas del árbol y la semilla de la serpiente, sobrevolando nuestro horizonte como un ser de carácter invertido, un verdadero diablo, quizás.

Para desentramarlo, quizá debería Scott y su equipo, dirigirse a espacios más concentrados e independientes a todo el ruído, contar una pequeña historia filosófica, separada de la serpiente que crece como una plataforma con intereses ya, a estas alturas.

La proposición narrativa y visual, para retirarse de ese camino endogámico al poder, es dificultoso, por diferentes motivos. Lo espeso de la estructura metafísica, para congeniar con estos lobos pensantes y su búsqueda de alimentos, perdidos en una franja entre géneros, que empiezan a crecer y a abrazar el poder, convertidos en la batalla eterna... situada en la inmensidad de un espacio transversal y casi limpio, que mantenga a las siguientes generaciones de convivientes en paz.

Los extremófilos humanos, y otros que empiezan a entender su existencia, más allá de la misión programada, se esconden tras el velo de sus percepciones sinápticas del pasado, al igual que nosotros tratamos de tapar nuestra propia alienación en el mundo que conocemos. La Abuela, son los pechos de la humanidad, o no. Ya que se destapa, enseña su rostro, pero no sabemos muy bien para qué...

Si bien no es difícil ver una correlación límbica, con los senos... se me ocurren dos motivos. Aunque pudiera a ver más, según la biblia de Mr. Guzikowski.

Prisioneros... de la violencia.

Ese fue el camino a la derrota... la incitación irreversible al odio. 

Provocó nuestros abusos irracionales... Ese fue el proceso de la destrucción sobre todo lo conocido y pensado, sin una semilla que plantar. 


La ciencia ficción no ha parado de buscarla, ya que la memoria sobrevive en cualquier cerebro que pudiéramos poner a salvo, de otras interferencias... Pero, es complicadísimo. 

Ahí, radica la verdad de esta historia de supervivientes y monstruos, que encontraron una forma de sentir, aunque no tuvieran una conexión espinal o un referente ideológico, o filosófico, o de cualquier otra forma...Raised by Wolves, se enfrenta a nuestra propia aniquilación... si bien, no volvamos a ver o sentir, pues... no es comprensible.

Ese es el árbol seco de nuestras vivencias, de nuestros pensamientos... y también, la cicatriz en nuestra carne o cerebros... es la amenaza de un replicación indefinida, sin deseos. Hasta caer en el infierno de la aridez mental, bajo el agua de un argumento de Lovecraft... Húmedo y viscoso, sin tentáculos aparentes por el momento. Salvo el cordón umbilical.

Quizás, antes de la semilla de la amistad, hallamos la del odio, que fomentó esta violencia.

¿Cómo saberlo...? Imposible, pues somos sus prisioneros eternos.


La protección estructural de la manada, debió enfrentarse con el malestar en otros tiempos, incluso a otros semejantes que plantaron esa semilla frente a la supervivencia del grupo (de eso sabia Mr. Kubrick), cuando no existía el amor apenas, ni el sexo consentido, ni la ayuda al debilitado, ni la superstición... tal vez...

La violencia es esa serpiente que se enrosca entre las piernas, para hacerte trastabillar y caer de bruces ante los extremos, frente a nuestra propia inteligencia. La que sería capaz de crear cosas increíbles, como esas mismas puertas de creación en el vientre de otros seres, a imagen y semejanza. Pero, mucho más poderosos y capaces de cambiar... ¿hasta dónde? No, no lo sabremos.

La semilla, sea cual sea, y sus características filosóficas... incluso las malas o redundantes... podría ser la plantada en otro poder distinto... que siempre llevará nuestro ADN, o una réplica mental de nosotros, que sería el siguiente paso... como la propia historia de la humanidad, o la guerra.

La próxima cosecha... Bendita tú eres, entro todas las mujeres... o no. Y bendito es el fruto de tu vientre... ellos lo llaman Sol, que es una perspectiva más efectista o luminosa... volverá a ser de supervivientes... o de seres deformados. Vamos depredadores o carroñeros...

Salvados en el fondo de un mar perturbador y vitriólico como la monstruosidad, o el poder más diabólico. La siguiente cosecha, o camada, es una incógnita que intentaría subsistir... Una cosecha navegando por el infinito, a la deriva... o no. Siempre... una nueva incógnita, a unos paso del final de algo.

El fruto del conocimiento entre el Bien y el Mal, lo hemos visto en la historia siempre... como un peligro, una bomba de relojería... obtener más poder, y una explosión nuclear que acabe con todo...

Da igual quién fue padre o la madre... el resultado es la muerte, y eso no cambia, sea por motivos naturales o por nuestra propia mano de seres... con intelecto... ¿seguro?


El paraíso tiene tres pilares, el bien, el mal y nosotros... que somos ambos.

Raised by Wolves se acaba, o volverá en otra forma, dejando incógnitas, demasiado complicadas o extravagantes, depende del observador... porque la metafísica es un rincón perdido de la memoria, del conocimiento. 

Mas, la historia de Blade Runner es eterna, con apenas 40 años cumplidos. Blade Runner es la respuesta, la de Ridley y el sueño de Philip K. Dick... mi respuesta.

¿Y el unicornio...? El unicornio es... otra cosa.


lunes, 6 de junio de 2022

The Book of Boba Fett. Season I

 

Un universo multigeneracional, cambiaría con la visión de un visionario Stanley Kubrick en 1968. Junto a la ayuda del escritor científico Arthur C. Clarke adaptando su obra El Centinela, creó una relación conceptual, más allá de la inteligencia entre el hombre y la máquina. Que conviven, pero se vigilarían... en la Tierra como en el cielo.

Centinela puede ser alguien solitario, que desde un puesto prominente o las alturas, controla o vigila el horizonte físico o virtual (qué es la moda), bien sea armado militarmente o no. Simplemente espiando, que es más tradicional en las revoluciones.

Aquella odisea cinematográfica, tan artificialmente inteligente como cercana es la voz, quedó ya muy atrás, como un disco rallado para la pasta... Los hombres y mujeres, en guerra estratégica a la expectativa del futuro, están siempre alerta. Juntos, pero no revueltos.

En el pasado reciente, entregados a la sinrazón de una guerra cultural, después de que un Imperio se hiciera mayor, una nave Razorcreste quedó destrozada en un aterrizaje, o planeta-zaje, como se diga. Debido a las graves desavenencias entre la población o esas pequeñas dificultades de la convivencia espacial. 

Así, creció la filosofía mandaloriana en la televisión, cuando su piloto hallaría al personaje más achuchable del 2019, comedor de ranas y otras exquisiteces de charca, y el ser más añorado gracias a la memoria de Yoda, general entre los jedis. 

Esta historia se relata antes de que despertase a su longeva vida, con aquel gran episodio V, El Imperio Contraataca, del que recordamos varios héroes perdidos y dirigido por un Irvin Kershner casi indetectable en Hollywood. Entre ellos, princesas, profesionales y monstruos.


Recordar que Frank Oz fue su voz, el de los Muppets y sus mensajes educativos, como Cristal Oscuro y La Tienda de los Horrores, que a su vez, también dirigiera Roger Corman en 1960 con una de las primeras interpretaciones "serias" del gran Jack Nicholson. Me pinchas y no sangro, soy un robot. Hey, Seimour, give me blood! 

Bueno eso era otra historia, más melodiosa... A parte de la gran música imperecedera de John Williams en la saga y la incursión sonora de esta serie y próximas, con el compositor de ritmos étnicos, el sueco Ludwig Göransson. Ganador de un Oscar por la banda sonora de Black Panther, ese es su camino a la oda tribal.

Esta es una pequeña intrahistoria que establece los hechos desérticos de El Libro de Boba Fett, otro de los herederos desaparecidos por entonces, reintroducido de la salmuera por el actor neozelandés con sangre maorí, Temuera Morrison. La mente y los bolsillos de Dave Filoni, Kathleen Kennedy, Jon Favreau, y algo más, por ejemplo el ojo, de Robert Rodríguez.

El Gran Trono.

O el que se fue a Sevilla, perdió su silla... pues lo mismo. Siempre hay un roto para un descosido, y si es en el espacio más... pues, acaso, ¿no existe el lado oscuro...? ¿...y los agujeros blancos?

Joda, lo tenía claro, era meridiano o miriclodiano más bien. 

Este tipo deslenguado, o con lengua de trapo si hubiera estado en manos de Mr. Henson, era como un centinela de la Fuerza mental que sobrevuela en todo el universo. Vamos polvo de estrellas, pero sin dominar una procedencia lingüística determinada... Una especie de mago, que termina convertido en cabeza agrietada de los increíbles Jedis en la República Galáctica. 

Así se ha ido perpetrando la resistencia, completada entre la Guerras Clon, hasta la gran Guerra Civil, esas que siempre acaban con una Gran Purga, o de los Jedis en retirada. Para quedar sepultado en los pantanos de Dagobah con su pellejo impenetrable y sus palabras entrevaradas.

Van 23 + 22 años de esta filosofía aventurera y bélica de Star Wars, cuando en tres temporadas o algo más, tres trilogías, la creencia ha cambiado la perspectiva. Todos creen en esos seres, aunque no hallamos visto a ni uno. Porque mira que hay cámaras, y no hay manera de sacar una imagen en condiciones... ¡Qué parece que todos se estuvieran mast...! Masticando, comiendo a rienda suelta, o a mandíbula batiente de rancor, joer.

Al menos, los tenemos en la pantalla de cine, saltando a la pequeña en giro no tan trivial, más bien tribal. Aumentando la población de aquellos territorios que conocimos, cuando niños o más allá, como resultado de una masificación plasmática de la cronología y la mitología. 

La fiebre, verduzca se ha disparado, estamos o no en un western... ha alcanzado lugares insospechados desde vagones de ferrocarril infectados de armas, a las oficina de Disney o la pluma de Jon Favreau diseñando su espagueti oeste, por las arenas y alrededores de Tatooine. Este es el gran trono, los recuerdos.


Pero, mirando más allá, las caras ocultas en las estrellas de aquel 1977, encontramos en un pequeño hueco de la historia, o un abismo abierto en las alturas, a ese personaje conocido como Jango Fett, que nos recuerda el poder del acero. El mismo que calza armadura, y vuela como escudero de una vida, que ahora es la esencia, la principal... Ha triunfado el esquema del estiramiento, fuera de los confines del cine, como un alter ego familiar... que nos acompañará capitularmente... como buen mandaloriano esquivo, con ese patrimonio sanguíneo y concienzudo.

El tema fordiano, o nudo marinero, sería guionizado al abordaje por Leigh Brackott (The Big Sleep, Río Bravo), ¡vaya con el camino del wester, eh! Y al lado del añorable Lawrence Kasdan que haría sus pinitos tras la cámara con Silverado, compondría la figura aventurera del magnífico Indiana Jones, con dos coj... Esto si que es un libro interminable, e inconmensurable, más que la memoria de un bantha, qué es como un elefante, pero sobre las dunas. Con ese peso y sus movimientos, parece que flotara en un mar seco.

Sólo falta Tarzán para sentarse en el trono de esta selva... espera... ahí llega Pedro Pascal andando por el horizonte de sucesos con su pasado reciente y su expresión entrecortada... ni que se hubiera criado entre monos... Bueno, al menos intentará criar a uno. El sucesor de un Gran Maestro.

Por entonces, el actor Jeremy Bullock se calzaba la coraza sentimental hasta disfrazar al primer mandalariano conocido en el universo Lucas, con la sangre pragmática de una secta, entre lo animoso del colectivo y lo belicoso. El hombre que se alistó al Imperio como cazarrecompensas de créditos y corazones metálicos, cincelados por los enanos del pretérito... hasta hoy.

Y prácticamente, sin palabras, dando circunloquios metalizados, conquistaría a los fans, haters del mundo Disney, desde su Kamino natal.

Seguidos por ambos dos, a la zaga de una trilogía, con una compañera Ming-Na Wen en tierra extraña como Fennec Shand, roboces varios que aparecen aquí y allá, un fortachón wookie Negro y numerosos exiliados políticos de varios mundos. El propio Robert de México, la danzarina Jennifer Beals, la estructura ósea de Mark Hamill o no, la de Rosario floreada, la simpática Amy Sedaris, un guía escurridizo como Danny Trejo o el jefe de la aduana, Timothy Olyphant. ¡Esta es la frontera!

Como Clint Eastwood en Gran Torino, qué no es moco de jawa, un hombre se instala en su reino particular y responde a las amenazas... qué son variadas, como las horas de un reloj. Así es como Temuera ha conquistado el terreno, ha tribalizado con la población y ha alcanzado el estrellato, recordando a otros forasteros perdidos. Más de África y sus armas, que de otra latitud más al sur de Hollywood y el Gran Cañón.

Ahora es la reconstrucción, tomando diversas alternativas con una base, el western, tras una década de silencio galáctico a pesar de que el actor, ha llegado a pertenecer al mundo Dc con un extraterrestre en Linterna Verde o figura paterna en Aquaman, papi en Moana o un soldado del nuevo Spartaco en serie. Este es su camino recortado, que buscaba un arma más larga y penetrante.


Si bien todo se extralimita en The Mandalorian, ese enorme oda al vaquero acorazado y clonado en el tiempo, que surgió del frío corazón, hacia el cariño más pequeño y silencioso, es la vida de un buscavidas al estilo de los jugadores del Viejo Oeste. 

Un mercernario con escrúpulos, aspirante al trono del Clan, al calor bucal de Los babosas de Hutt antes de ser sacrificado por la República en el rancho de los Skywalker, del patriarca Obi Wan en perspectiva que viene, y sus jedis guiados por el maestro de especie desconocida, hoy un hecho. Pobres batracios... ni vivir en paz, pueden.

Ah, y un Han Solo que ya cabalgaba libremente a priori, esquivando a la princesa, o no... con su ´pistolita`encaramada en la muslera, prueba de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Qué se lo digan a Mark o el mismo Cad Bane... o esa querencia por un par de bobos, muy robots.

Está bien... no tanto, que sabían cantidad de lenguas y protocolos de comportamiento, además de activar todas los requerimientos mecánicos y visuales, con gracilidad, pues generaban sus buenos rollos como humoristas, siendo El Gordo y El Flaco. Abbott y Costello, tantos payasos...

Estamos ahora, sin alianzas galácticas de gran envergadura, salvo estrategias en pantanos del futuro próximo y contubernios en cantinas de pequeñas poblaciones o sus ayuntamientos; pero mostrando las querencias por diferentes géneros, cuadras o estancias salvajes, del desierto pálido. 

Con jinetes que montan esos banthas enormes, juegan con perros de mandíbulas poderosas o ronronean con bestias inestables, a su lado. Bien lo sabe, el pequeñín... Esta gran variedad que forma parte del Universo Star Wars.

Razas y Hechos...

Los hombres son hombres, las mujeres se comportan diferente a antaño... las cosas son cosas, y los hechos son los hechos. Es fácil.

Mira que han mutado las evidencias del drama y la acción, han surgidos nuevas aventuras que son ecos, han cambiado percepciones y sensaciones personales, con los tiempos de aquel lejano estreno, mas... se comparten los lugares y las hazañas como si fuera ayer.  Se siguen los personajes con el mismo cariño, se idolatran los nuevos como un malo sacado de una peli de Sergio Leone, y se descubren las numerosas razas, que pululan por sus míticos escenarios, una y otra vez, una y otra vez... hasta el infinito...

El resto son, somos, carne de cañón del láser. Hijos o padres, reyes de un época, aventureros enfermizos, malvados con un halo de poder, en que los jóvenes soñaban, se vestían o armaban, soñaron, con ser guerreros de espada en mano, piratas y vaqueros... una parte gigantesca... de una muy, muy lejana... Galaxia.

Como muchas historias de la humanidad, la verdad se escribe con hechos... bueno, y alguna que otra mentirijilla... o distorsión hacia la ficción que contempla nuestra realidad. Eso lo lleva por bandera el guionista y director, Jon Favreau que salido de Marvel, crea otro cómic de Star Wars con El Libro de Boba Fett junto a Disney, Golem Creations y Lucasfilm. Este es el nuevo camino de la historia, que empieza a planear, viento en popa a toda vela, por el oasis de la televisión y el mundo, aunque siempre estemos en el desierto de un estudio en California. La fábrica de los Sueños, la siguen llamando... y es verdad. Con menos estrellas y más plataformas... eso sí.

La tele es el otro camino... más claro que el agua en plena desertización.

Pero, como en otras batallas mitológicas, con héroes y monstruos colosales, batallas épicas, vuelos rasantes y otros viajes en el tiempo, existe un listado enorme de nombres enigmáticos con diferentes banderas o estandartes, incluso... estrellas. Todo muy a favor de marshalls, faraones sobre grandes tarimas y varitas mágicas, bueno supongo.

Todo comienza con ese hombre sentado, como Conan The Barbarian, plegado a sus pensamientos sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, llamado por la voz de sus experiencias... aunque estos sean a su vez, protagonistas en fotografías de se busca... Vivo o muerto, que cantaba un rockero norteamericano.

Si bien, poseen esa protección casi indestructible forjada en el fuego de los enanos domadores de lo ferruginoso y sus corazas, todo material debe comenzar en un despacho. Más cuando has tenido tal éxito que dices... venga carretera y manta, de bantha o pasta gansa... qué es la mejor forma de hacer el ganso de una galaxia ficticia a otra más, pragmática o efectiva... 

Antes eso, que pedir ayuda psicológica para levantarse de la bancarrota actual entre coins... o pedir el efecto de una droga como en Nine Perfect Strangers... ¡Esos si que estaban chungo!

Ya sabemos todos, el reconocimiento universal de la saga Star Wars y las siguientes acciones arremolinadas en torno a Bob Iger, pero, lo que lo realmente merece ser importante es, sus personajes y lo que se dicen. 


Así que, manos al láser o la espada que no es lo mismo, y rescatando una idea en el tintero del pretérito, como las escamas sepultadas en el desierto guionizado, saquemos a los héroes de un pozo... te acuerdas de esos apuros... es la esencia de las series. 

Los productores asociados, con Favreau ( que parece olvidar el otro lado del espejo), y los que sienten el impulso del rodaje, como Dave Filoni y Robert Rodríguez, se pusieron a diseñar esta gran aventura, como quien pinta una acuarela con las diferentes storyboards a bordo de una nave nodriza.

El resto es, o mejor dicho, son siete capítulos de fantasía, western, bandas callejeras, repuestos de androides, razas alienígenas, top gun y ese gran amor por la candidez o la inocencia. 

El diseño de producción, para qué vamos a discutir, es excelente, inconmensurable y mágico, no se puede pedir más... Por ahora...

Entre esas tribus de antaño y sus rituales, un poco atropellados, por este o aquel desierto, corren los recuerdos junto a una serie de pueblos o culturas, que fueron chocando con sus pasiones o visiones erráticas hacia las estrellas, como meoritos en la formación de las diferentes y otros que se convierten en próximas amenazas... e infinitos planetas... pasando lo poco civilizados, del bronce más endeble, al duro metal... 

Hasta que algunos supervivientes, crecieron y se desarrollarían por todo el cosmos, conseguirían dominar la emisión del infalible láser de colores... indicando su procedencia en la superficie terretre... u otra cualquiera, de aquí o acuyá.

Después el silencio... tras esas guerras estruendosas (otras llegarán en el cine, entre dos capítulos)... conocerse como gatos en un callejón galáctico, plantados en la arena, tal que figuras encartuchadas frente a frente... esperando el primer respingo del otro, para endosarle una bala entre ceja y ceja.

Siempre con esa sombra de la muerte, bajo el sombrero calado.


En aquel Salvaje Oeste, no existían apenas los espejos, no coexistían pacíficamente las razas, no se perdonaba un error... menos una traición o una venganza. En la práctica como ahora o mañana. Se buscaba el trono de la montaña, golpeando hasta quedar solos, montaña a la que jugaban los niños guerreros, para establecer la condición del más fuerte, o rápido a este lado de la frontera. Es el camino a lo que tenemos... sumando el dinero para comprar un arma.

Colgados en el alambre, igual que los piratas al abordaje, mientras abajo descansaban los nombres sobre un campo minado de sus cadáveres, Billy, Frank, etc... Martínez, etc...

También existían soldados de fortuna, desafortunados con miras a la muerte, convertidos en mercenarios a sueldo, algunos libres que se fugaron de las listas de los caídos en batalla, como esos bobalicones steamtroopers que abarrotan las galerías. 

Las referencias tribales pululaban por las arenas, queriendo alejarse de la cienciología y el poder creciente en grandes ciudades, pensando que un búfalo es búfalo, y un bantha es un bantha, hasta que fueran atravesados por el ferrocarril y los tiempos. Como cantaba Hilarión.

En el cielo, azul sobre amarillo, las numerosas fieras que volaban en formación de águila, buceaban en profundidades insondables cuando llegaban los colonos al borde del mar, excavaban túneles que eran trampas o carnicerías de futuras guerras, generacionales, animales, trepando o arrastrándose, buscando algo que echarse a sus diversos estómagos.. uno, dos o más... ¡gusanos!

En difinitiva, la historia tiene un lugar prominente en todas las aventuras, pasadas y futuras. Tanto navegando entre galaxias o rodando como un grano de arena, en una Dune fronteriza.

Texturas... of Wars.

En la periferia, todo se magnifica, en una inmensidad de colores o tonos, con ciudades desfiguradas en la calima o rostros que van y vienen, vienen y se revienen... Son pueblos rudimentarios, que también tenían sus bandas alternativas, chicanas u otras, que terminaron motorizándose como clones de aquellos mods de Quadrophenia, con sus alharacas plateadas y sus pegatinas en las vestimentas moteras. Pero, con menos estilo y gusto aquí, para el mío.

Postergando el formar un eslabón en la cadena de un ejército de replicantes, o algo así, condicionado por las nuevas modas galácticas. Una alianza frente a la amenaza de babosas conocidas como Los Gemelos, verdaderos cabecillas de un sindicato del crimen o Pyke, que fomenta las especias aunque acaben con varias generaciones de jóvenes tentados por la rápida evasión. 

O la no victoria, que arrasaría a los psicodélicos 70 recordando el ruido de los cañones y el horror pilotando sobre la selva. Aquí la música es del genial y recordado mandaloriano Göransson y Joseph Shirley, una de las mejores cosas, componiendo el clímax de la épica galáctica y tribal, en sintetizadores y orquestas con voces rudimentarias.


En el sentido del hampa, todo jefe debe poseer sus acólitos merodeando por las esquinas, para dar los golpes necesarios para alcanzar sus pretensiones, normalmente, económicas.

Manos derechas con deformaciones particulares, tentáculos, pelos, protuberancias de todo tipo, caminares extraños, zarpas, dientes, cráneos, y otros atributos más escondidos, como las tripas de un calamar gigante enterrado en las penumbras de la superficie. Es su fauna salvaje.

Asesores con voces apaciguadoras, melosas u ofendidas, más otras estridentes tal que la manifestación de un peinado refrito, untados como cabezas de p... colas, wookies enfadados con este y otros mundos, docentes del mal contratados a nómina indefinida, hasta que la horca les ponga en su sitio o la hora les llegue por anticipado. 


Pueblerinos que se esconden de las balaceras, desgraciadamente, caminantes sorprendidos por la batalla, recalentados por el Sol, igualmente que las apariciones fantasmales. Pasados que gritan venganza, antes de caer al suelo... Y alguna mano amiga, que forma el ejército antes mencionado, porque alguien debe conquistar a los 7 magníficos o grupos salvajes... bueno ahí me quedo.

Sin embargo, hay amistades que te clavan la daga en la espalda, al mínimo despiste, que se lo digan a Luke y su padre... 

En cambio, un mandaloriano no. Es un hermano... ¿todos...? no. 

La mejor pelea es entre ellos, a cada lado de sus fuerzas, nos recuerda a viejos tiempos. Cuando aparece en uno de los capítulos sobre la faz de Tatooine, el gesto inmodificable de la momia encolerizada, cruzado por el casco cruzado del guerrero Din Djarin, que jura y exclama que esto ha llegado demasiado lejos, como Lancaster o Douglas, Peck o Stewart. Y te vas a enterar, hermano.

Majestuoso ejemplar con su voz entre tranquilizadora, susurrante, y amenazante, como buen pistolero con espada y escondido corazón de padre, Grogu lo sabe y le dice entre ensoñaciones. This is the way!

Este cosmos recreado, es magnético, parece al bosque de Robin a veces, y otras, un encuentro con las narraciones más shakesperianas, mezcladas con John Ford... o Sergio Leone, yo qué sé... hasta a Tom Cruise en caza se parece, a veces.

El horizonte siempre es importante, porque ahí están las texturas, las figuras que sobresalen, después de los grandes vuelos y reencuentros, de las sorpresas más ´pequeñitas`, no recién nacidas pero casi... aromas de los bares añorados, las persecuciones con condiciones o matices... Los famosos, Luke es uno de los nuestros, ayer, hoy y siempre... Hasta que se apaguen las estrellas.

Ashoka es otra interpretada por una Rosario Dawson del futuro, con pelo o sin él, los gladiadores son los pretéritos herederos de él, Chewie de Negro, renacen las estrellas del sheriff del condado al borde exterior, los séquitos van creciendo, irán perteneciendo a otras historias o plataformas, saltando de los dibujos a las series como este gran Boba.


Siempre nos quedará el duelo... ahí aguantando la mirada envenenada, inyectada en mil odios y jeringas implantadas en el cerebro... el depredador y la víctima adecuada, como la chispa de un revólver. Finos de manos, delgados como sus madres, morenas, salás... El marshall y la víbora.

¿Por qué, te fuiste tan rápido, joer?

Aguanta macho, junto a la figura indomable de Anthony Quinn, salvaje de Lee Marvin, retadora de Lee van Cleff, la sequedan de Jack Palance, la sofocante profundidad azul de Henry Fonda.... la robótica de Kirk Douglas. El apocalipsis, de gris y negro. Los grandiosos malos de la película...

El 7.

Me gustan mucho, los lobos rescatando a los abandonados en su manada, con las formas de Tusken o casi turcos, en fin, tribales con sus jefes no tan sentados, sus chamanes y amuletos, confeccionados bajo la mirada de sus dioses, mientras aprenden los jóvenes de sus artes. Otros los forjan en el fuego de sus ancestros, en un espíritu milenario de la fantasía que atravesó sus montañas guiadas por enanos y los anillos mágicos.

Me molan los charlatanes, esa especia curiosa que deambula entre mundos, simpática como la conseguidora de los pit-stops al margen de la galaxia, mandando a sus ayudantes mecánicos, pertenecientes a esa raza singular sintética, reconocida por R2 y C3PO, en sus diferentes versiones temporales y estratégicas. Las sonrisas en las bocazas de los Hutt, que dovoran más que hablan... El único que gruñe más y traga inmensidades, es warm del calamar arenado, subterráneo, bajo las movedizas que crea con su pico y hambre.

Estos son los verdaderos bocachanclas, queridos, evaluados en la frontera del bien y el mal, como los rancor, que haberlos, haylos. Magnífico, elemento, de la prehistoria.

Pero... también los hay, los peros.

Me queda nombrar ese lado oculto, las sombras de la ciencia ficción, que se apodera de mí y me lleva a otros tiempos no tan magníficos. Las comparsas, ese ejército formado de tejidos que, a veces, no sé, siento algo que no termina de convencer en algunas visiones. No tan placenteras, pues caminan sin garbo, más que andan, con dificultades de un montón generado, como pesados elementos de carga digital. Conio, que esto es Star Wars y El Libro de Boba Fett... id a los gimnasios, qué parecéis unos cenutrios indecentes, con colmillos y cara de jabalí, ¡leñe ya!

La panda más animada del tugurio, tiene un poco de cabaret inmóvil, que parece de coña, la verdad, sus camarer@s no tienen mucha animación, sí colorido como su maitre... pero, poco más.

Los mafiosos del sindicato Pyke, son dignos al menos, una cosa nostra con máscaras embigotadas y gesto de pez barbudo, por el contrario, los asaltantes del desierto desalmado, se quedan en meros moteros del infierno, arrasado brillantemente, pero, vacíos como el depósito de una Harley de estraperlo.

Y los replicantes de la adaptación comiquera de Alita, por que los de Ridley Scott están a muchos años luz de ahí, son modificados para el fracaso, caricaturas con sus motos que parecen de atracción de feria o tiovivo. No, por Dio. Rock & Roll, yeah!

La última, tras imborrables inicios y ese glorioso quinto, dirigido por Bryce Dallas Howard, nos ha llegado este séptimo de Robert Rodríguez... pero hombre, ¡qué hiciste! ¿Estabas distraído o qué...? ¿o vas perdiendo facultades por el way? 

Con todo el tiempo y dinero, a disposición, hombre ya.

La narración postrera es incómoda del final, asincopada, sin ritmo, parece un baile de destrucción, sin proponérselo en el marco y pulso dramático adecuado, sin épica. 

A pesar de algunas brillantes digitalizaciones, es una sucesión de ocurrencias de emergencia, con desordenada emoción, como la aparición de Grogu, que siempre es un valor. 

Y la acción... igual que las persecuciones sobre motos de las bandas callejeras, un verdadero desastre, sin ton ni son, ni velocidad. Salvo el momento bicho y el silencio de la bestia, con Grogu, que amansa a nuestras fieras.

Este 7, no es el camino, una pena mal digerida, un revolcón tras el brillo del desierto y el gran malvado... aunque críe malvas. Una resurrección encarnada, sería una gran cosa... Aunque sea de pirata, en este u otro Caribe, menos árido.





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