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domingo, 1 de febrero de 2015

The Imitation Game.


El Año de la Máquina y la Inteligencia.

Noruega es una país que se declaró neutral durante la Primera gran Guerra en Europa, su política reflexionaba por las justificaciones de un juego peligroso que causaría la muerte a millones de personas. La misma postura que tomaría durante la Segunda Guerra Mundial, pero que debido al ansia y megalomanía de un dictador nazi se vería invadida por el Tercer Reich con la oposición de otro de sus amigos europeos, los británicos. Y en esta película, el director noruego Morten Tyldum (Headhunters) tiene algo que decir respecto a la historia de un hombre que nos libraría de ese terrible dominio.


Cuando los políticos hablaban (y lo siguen haciendo) en términos prebélicos, se transforman en soldados que disparan palabras asesinas de millares de ciudadanos, millones de inteligencias que acaban perdiéndose para siempre. Entonces, el miedo se instala en la sociedad ante unos individuos, que en muchas ocasiones, producen corrupción y hambre con sus juegos de guerra.

- Leones con piel de cordero (alguien dijo).
- Si fueras Clarice Starling no pensarías así.
- ¿Cómo que no. Acaso un reputado médico psiquiatra como Hannibal no se puede disfrazar de despiadado criminal culinario...?
- Clarice te diría que en una carnicería (similar a una guerra), todos, incluso los leones acaban cayendo como corderitos.
- Me has recordado a la máquina de picar carne, recreada en El Muro de Pink Floyd, amigo.
- Oh, me han dado la idea para construir una máquina que combata a dicha máquina.
- Veo, tu Juego de la Imitación.

En 1940 en plena expansión sangrienta del Reich, la invasión de Noruega supuso la entrada en la guerra de Gran Bretaña por la importancia de las comunicaciones para mantener la industria bélica y las materias primas, además de luchar contra la carnicería xenófoba que negaba el derecho a existir de la diferencia.
Miles de vidas se pondrían en peligro en lo más crudo de aquella guerra, pues en apenas un año, el ejército alemán con la fuerza aérea más potente de Europa se había propuesto la conquista de Polonia, con cierta protección táctica de Inglaterra que sería insuficiente para detener a la Luftwaffe y las posteriores crímenes contra la Humanidad.

¿Pero, qué significa un año en nuestras vidas?
En el caso extremo de la Segunda Guerra Mundial, un periodo de tiempo así supone una decisión de participar contra el Mal. En un año se puede dilucidar entre la vida y la muerte, o marcar a millones de personas para el resto de sus vidas. Padres, hijos o hermanos que lucharían por la libertad de todos, contra los que se autodenominaron jueces y salvadores del mundo, solamente asesinos de la humanidad. Matarifes gamados asestando el golpe, sobre hombres como corderos asustados.
Por tanto, en un año se puede derramar litros y litros de lágrimas.

En 365 días, un cerebro puede dedicar todo su empeño en desarrollar una idea y una solución.
Todas las pretensiones del intelecto dedicadas a convertir un sueño en realidad, se puede pasar de realizar sencillos juegos de palabras sobre un periódico cualquiera, hasta leer en primera página a cinco columnas que la guerra ha terminado.
Y tú con tu computadora (semejante al nacimiento imberbe de HAL9000 cantando a Daisy) que tanto estudiaste para evolucionar, luchaste, y por supuesto, amaste durante la paz... puedes acabar arrinconado y olvidado, recordando que tu propia vida ha sido programada como una vulgar imitación.
En un año, la realidad se puede convertir en una máscara de ocultación.

Son aquellas caretas que nos colocamos (o nos imponen por reglas absurdas de sociedades intransigentes) para confundir a nuestra mente con un rostro diferente al verdadero. En una especie de involución hacia posturas idealizadas que no tienen sentido en la sociedad actual, menos la de 1940.
Durante ese año del pasado, por tanto, se puede perder el amor de tu vida o ahogarte en un océano incendiado por los torpedos defendiendo el pan de las familias y el acero para construir bombas que acaban con un mar de lágrimas y recuerdos.

Mientras en la actualidad, en el mundo del cine, el dinero hace posible comprar y evolucionar un libro que cuenta la historia de un hombre semi-oculto y brillante que sería capaz de diluir todo el sufrimiento por esperanza. A pesar de que fuera uno de los perjudicados en primera línea de batalla con las palabras.
Y un joven escritor de cine, adapta la novela de Andrew Hodges sobre la vida y el trabajo fundamental para finiquitar la guerra de Alan Turing. Un traumatizado y prudente matemático británico que se dedicó a elaborar los comienzos de la tecnología digital y la informática, desarrollando una máquina que descifrara y mintiera sobre las acciones a realizar para eludir la eficacia de los servicios de inteligencia, alemán y soviético.
Para ello, tendría que llevar una careta hasta su muerte.

The Imitation Game, se basa en Enigma como otras películas que han visitado tan transcendental hecho de la historia británica y mundial, pero abarcando varios años de la vida de Turing y ciertas supuestas relaciones con su equipo de colaboradores, los mandatarios del ejército acuciados por resolver la ecuación y detener la devastación nazi y algún hecho oculto que se mantuvo para proteger las claves de la nueva tecnología. Incluida una carta amorosa que resultaría clave en un encuentro azaroso para doblegar el oscurantismo de un tirano. Al final, estamos indefensos ante un golpe de suerte o la poca fortuna de una enfermedad temprana.
En un año de producción, el director Morten Tyldum se ha colocado en primera línea de las nominaciones (con 8 para optar al Oscar) y distribuida en USA por los todopoderosos Weinstein que fabrican un buen puñado de películas o juegos de imitación cada año. Por tanto, tienen opciones a conquistar el terreno perdido y consagrar a los héroes anónimos que solucionaron un crucigrama mortal.

También, en esa cantidad de tiempo, una tecnología puede crecer hasta convertirse en inteligente (a su manera como explicaba Alan Turing), como un compañero maquinal e independiente de nombre Christopher, en busca de la salvación para muchos otros inocentes de la guerra como él.
Benedict Cumberbatch se encarga de dibujar un complejo personaje con muchos matices y secretos, como el antígeno de Enigma. Un personaje caricaturizado y que propone un juego continuo y mortal contra el imperio del bien en la piel del hombre murciélago, tras noches y noches de investigación y vigilancia en su cueva tecnológica. Y para ello, necesitará a su lado un equipo de colaboradores que oculten su verdadera personalidad e intenciones, aunque tenga que mentir o diluir sus emociones por el bien de la civilización. Aunque, tenga que casarse con una joven interpretada por Keira Knightley dispuesta a tirar por la borda su futuro a cambio del éxito de la inteligencia sobre el terror.

Un año en que todo cambia para estos grandes actores, cuando tu mundo imaginario ha pasado por un romance musicalizado que vuelve siempre una y otra vez, encaminándose hacia un nuevo proyecto en la cima del éxito con el dramatismo y la lucha por la supervivencia en el Everest. Mientras que el actor de moda, un monstruo en la gran y pequeña pantalla, investiga la forma de pasar de la piel de un dragón envuelto en otra terrible batalla en El Hobbit o de un Sherlock con ciertos parecidos razonables a Turing, hacia el futuro de una Ciudad Perdida de Z o de la mafia política den Black Mass. Múltiples proyectos de Cumberbatch que llevarán a interpretar o jugar con el Extraño mundo de Marvel, u otros paralelos.
Mientras Alexandre Desplat compone otra banda sonora interesante que opta al premio de este año con The Imitation Game.

Mientras observas la película, piensas si encontrarás en ella más alicientes que los interpretativos para estimar bien invertidos los euros que cuesta la entrada, sobre todo, viendo que hay precedentes anteriores que funcionaron bastante correctamente en el pasado. Sin embargo, cuando ves el flequillo descuidado y enigmático de una personalidad como Benedict "Turing" y su enamoramiento intelectual por una mujer siempre impecable con el rostro de Keira (Begin Again), o el sueño de vencer a la guerra con sus enfrentamientos silenciosos y paradigmas, a través de la ciencia y el conocimiento, apuestas por esta película definitivamente (aunque tenga pendiente el anterior trabajo del director noruego) y por un reparto definitivamente inglés, bien seleccionado en sus puestos con Matthew Goode (Watchmen, Stoker), Mark Strong (El Topo, Zero Dark Thirty), Charles Dance, Rory Kinnear (Quantum of Solace, Skyfall) o los jóvenes Allen Leech (The Sweeney, Gran Piano) o Matthew Beard (An Education, Chatroom), entre otros.

En definitiva, en un año se puede ganar a un tirano y acabar una carnicería de inocentes.
En un año se pueden salvar las vidas de 14 millones de nuevas víctimas.
En un año es posible ganar uno o varios Oscar´s en el festival de la Academia de Hollywood.
Pero, en ese año también puedes perder el contacto con todo a pesar de haber construido el futuro, siendo la información tan importante (como ahora), tanto que una invasión se puede detener con mentiras, y ver al vencedor relegado al olvido.
Todo por perder el amor en un año.

**** Notable ****

Alexandre Desplat conducting the London symphony Orchestra performing The Imitation Game Suite.


Black Mass Shoot Video with Benedict Cumberbatch -- School Bussing Scene


Tráiler Laggies, de Lynn Shelton. Reparto: Keira Knightley, Chloë Grace Moretz, Sam Rockwell, Mark Webber, Gretchen Mol.


Tráiler Kingsman: The Secret Service, de Matthew Vaughn. Reparto: Colin Firth, Michael Caine, Taron Egerton, Samuel L. Jackson, Mark Hamill, Sofia Boutella, Jack Davenport, Mark Strong.


sábado, 8 de noviembre de 2014

Jack Ryan: Shadow Recruit.


Jack no era Bond.

Kenneth Branagh ha vuelto a dirigir, el británico se ha decidido a intervenir de urgencia en la política y los hombres de acción norteamericanos, para rescatarles de su aspecto desgarbado y demasiado llamativo, para darles un poco de su flema flemingniana.

Jack Ryan vuelve a su comienzos novelescos, y posa sus pies en una novela que recuerda a espionajes de grandes corporaciones, a guerra fría entre países del viejo telón de acero. Busca a su primera novia, para contar la historia de un error convertido en amor, de un silencio por su actividad secreta que la lleva al peligro y la muerte comunista. Comunismo convertido en capitalismo, en vil dinero, el terror de la gulag transformada en cuentas bancarias internacionales y primas de riesgo. Al hundimiento de la nación como en los viejos tiempos, por caídas de los muros monetarios mediante el terrorismo y el crack bursátil.

Kenneth se reserva el papel del terror silencioso, y ronroneante del gato siamés soviético, con viejas cuentas a saldar con el imperialismo yanqui (ahora huele un poco pero como no precisan el tiempo en que transcurre), más con el estilo sobrio del conquistador enfebrecido con las bellas damas, encarnadas por la novia Keira Knightley, y de paso dar un golpe en los morros al Jack de turno, interpretado por un esmerado Chris Pine.

Todas estas buenas intenciones, de sacar a relucir el lado más OO7 del agente del FBI, se quedan en los primeros minutos o secuencias en lujosos hoteles a la orilla del Kremlin, porque allá se va Ryan, a dar vueltas sin parar por las cercanías de la Plaza Roja (como reclamo, por otro lado, una maravilla para visitantes foráneos empequeñecidos ante tanta magnificencia), y alguna prometedora escena de acción con sabor al Bond luchando por su vida. Luego, todo se vuelve más mecánico, artificial y menos novelesco. Por no decir, romántico o sexual.
Resulta hasta empalagosa, en cierta forma, en las relaciones entre parejas. Él con ella, el ruso con Jack, y con ella. Entre agente y jefe del FBI, interpretado por un recuperado Kevin Costner conservando el tipo, entre hijos y padres enloquecidos por la causa, pero fríos como el hielo en un vaso de vodka. Para terminar con una parafernalia en el centro de Manhattan, llevada por los pelos, las bombillas, las alcantarillas, y acabando en explosión de sentimientos encontrados. Lo típico.

Te queda como un regusto a buena película desperdiciada, de espionaje empresarial, de asesinos a sueldo exóticos, frases grandilocuentes pero predecibles del futuro de la cinta, escenarios repetidos en exceso, demasiado viaje en coche, avión o helicóptero, y un amor algo distante para el caso en que se desarrollan los miedos, o celos, o nada. Vamos que no me los creo, ni con sub-trama de rehabilitación de heridos en guerra.

Esta es la última película sobre el personaje creado por la imaginación del autor Tom Clancy, con diferentes resultados en la gran pantalla, como en el caso de nuestro inolvidable James Bond, que unas pican y otras no, como pimientos de padrón. Veamos:
La caza del Octubre Rojo (1990) - Alec Baldwin
Juego de patriotas (1992) – Harrison Ford
Peligro inminente (1994) – Harrison Ford
Pánico nuclear (2002) - Ben Affleck.


Yo las veo, un poco faltas de ese picante sexual y atractivo a lo galán de Bond, por no comentar, las chavalas o malvadas de la muerte orgásmica. Quizás debido a los autores de la adaptación Adam Cozad y David Koepp, resultan complicadas en su concepción, pero simples como el mecanismo de un chupete-rodaje, nada que ver con los gadgets ideados para combatir el mal de antaño.

Kenneth araña el viejo polvo, pero se queda en lo superficial. Una pequeña marca sobre la madera de roble, y sin fumar, ni reír, no daiquiris en la playa ni trajes de baños, ni tiburones con dientes de acero, sólo él y Jack, un duelo.
Hubiera hecho gracia verle algún cara a cara con el bueno de Kevin. Lo mismo partírsela entre ambos por unos minutos habría tenido más chispa. Cosas del guion escrito originalmente, supongo.

Mi nombre es Ryan, Jack... cualquier parecido con otros es pura casualidad. Buen acompañante al título, esta Operación Sombra. Pues eso.

** Pasable **

sábado, 1 de noviembre de 2014

Begin Again: Compás dos x dos.


¿Qué significa para vosotros la música?

Para los protagonistas de la película Begin Again, la música lo es todo en sus vidas. Lo bueno, mágico y lo malo, dolor. Una forma de sentir, comunicarse, amar... vivir.
El director dublinés John Carney ha construido una historia a base de errores, estudio y ganas de seguir avanzando en lo que realmente le gusta, el cine. Y, los personajes con sus canciones que, son ellos mismos.

Desde los comienzos, y traspiés de un músico, dando esos pasos callejeros, sombrero en el suelo, o visitando los pequeños locales dónde las melodías se mezclan con el ruido y las risas, como el vapor etílico (ya no tanto el humo) y las ganas en un cóctel de sensaciones únicas. Irrepetibles.
Mientras en la penumbra de aquella barra, unos ojos aparcados en el vacío existencial se fijan en la voz y los futuros arreglos de aquella chica, fracasada en el amor y abierta al mundo con sus ideas poéticas y canciones. Un corazón herido más, sin miedo.

En una de las secuencias más brillantes sobre la creación, ambas miradas se encuentran unos segundos que desarrollarán su historia, más allá de los recuerdos. La magia de un bar se encierra en los puntos de vista, para identificarse con ellos. Todo lo que rezuma en el aire, en Begin Again, parece la banda sonora de algunas vidas (o al menos, unas notas) porque son de verdad, aunque con una tendencia al positivismo. Esas construcciones musicales con tendencia hacia la amistad y el amor, también lo contrario. Y sobre todo, a la ciudad de Nueva York.

Este New York callejero y multicolor, que se desvive por magnificar su historia, la de la cantante novel y el productor en retirada forzosa, forzado, pero unidos por auriculares compartidos, algún baile y la calidad en los temas desde el exterior hacia el corazón. Emocionantes Keira Knightley y Mark Ruffalo. en sus papeles compenetrados, musicalizando perspectivas laborales de futuro y vitalidad en los boquiabiertos espectadores. Un trabajo en sintonía redonda, blanca y cómplice.

Para muchos de nosotros, la música es un trabajo de grupo, o una sensación en vibración dentro del cuerpo. Con sus componentes entregados a mover emociones, cada uno con su habilidad en la yema de los dedos, aunque se comience como ambulante solitario. Begin Again, tiene esas dos caras diferenciadas, que confluyen en el medio comercial o se distancian en el reconocimiento de la expresión artística. Los elementos son profesionales arropando a la voz cantante, una cara delicada que interpreta con frescura y traspasa la gran pantalla directa a nuestra retina o más allá. Si ves el filme, es probable que te enamores un poco de ella, de Keira. O de él, de Mark.

Porque ellos son la composición perfecta, incluyendo a los demás intérpretes que conforman un conjunto sin desafinación de esta obra pintoresca. No sabemos mucho de sus vidas respectivas, pues no importa demasiado, el éxito está asegurado con el dúo principal. Eso sí, con una especial mención a una actriz siempre cómplice y atinada como Catherine Keener.
Secuencias cargadas de belleza rítmica, visual y sonora. Reencuentros familiares rotos por los egos y la convivencia, y separaciones matizadas por sensaciones callejeras y el trabajo bien realizado.

Los artífices de esta fábula, son instrumentos mágicos con una mano dirigida a hacer reír, soñar o llorar, con personajes inolvidables y un guión confeccionado con gusto por el mismo Carney y retratado de una manera alleniana. Por tanto, la música también enseña un camino a algunos.

Y en el viaje, nos encontramos perdidos o queridos, variabilidad de cálidos y fríos, como las notas de una canción que sonará una y otra vez, en los corazones. Resonando por los callejones de ciudades inmortales o parajes ocultos de nuestras vidas.
Once upon a time... again. The music!

**** Notable ****

A Step You Cant Take Back - Keira Knightley


Keira Knightley - Like A Fool (Begin Again Soundtrack)


Keira Knightley - Tell Me If You Wanna Go Home (Begin Again Soundtrack)


Adam Levine - Lost Stars

Cinemomio: Thank you

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