Cinecomio busca

EnglishAlemánFrancésEspañolItalianoNetherlandsRusoPortuguésChino SimplificadoJaponés
CoreanoÁrabe
Mostrando entradas con la etiqueta Serie Tv - Terror. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Serie Tv - Terror. Mostrar todas las entradas

domingo, 29 de octubre de 2023

Black Mirror... Season VI

 

Existen espejos que no devuelven tu reflejo. Porque se quedan obsoletos o están tintados. Otros, reflejan la realidad distorsionada, como aquel cuadro estrafalario que observaba a diario una especie de monstruo…

Y sin embargo, ahora tenemos uno en nuestros bolsillos, que la distorsiona igualmente y no nos parece raro. Así que, casi nadie, conoce sus posibles repercusiones y las que supondrá la IA en nuestras vidas futuras…

En cambio, ya se sienten algunos efectos cuando se trata de pequeñas unidades en desarrollo, que pueden ocasionar amenazas teledirigidas o robos de identidad. En las guerras, las posibilidades serán infinitas como bien demuestra el documental Unknown: Killer Robots, con nuevos sigilosos soldados, y si algún día, esa inteligencia superior en velocidad, decisión o manipulación en la toma de decisiones, llegaría a poder obtener conciencia propia. Todos tenemos, aunque sea infantilizada, aquella historia contada por… en el filme Juegos de Guerra o la posterior edad adulta, con el Skynet del Terminator de Cameron y su campo de batalla.

De momento nos detendremos ante este cristal deshumanizado, que significa la estrategia de Charlie Brooker para Netflix, con la serie de los miedos tecnológicos y demás desfases. Ya que es difícil no sugestionarse, ante esas imágenes, que partieron de la literatura de la ciencia ficción y su primigenio cine, desde la androide angelical, María en la Metrópolis de Fritz Lang. Historias en las que el aprendizaje computacional se simplificaba en el plano social, desviando la conciencia autosuficiente, que abrirían las puertas a una República Independiente de los Chips y la pretérita tecnología cuántica. Chips without fish, o no…

Bueno sí, los pescaditos podríamos ser nosotros. La ciencia binaria empezó a tomarnos como objetivos a corto plazo, si su conciencia de programación reptiliana, se veía amenazada. Porque estaba diseñada a nuestra imagen y evolución. Mientras, los seres humanos pensaban en crear una nueva especie, sin observar nuestro reflejo en aquella pantalla de última generación. Pues, estábamos pendientes de fake news y pantallas de grandes plataformas económicas o sus redes sociales; cuando posiblemente la III Guerra ya estaba en marcha… Algunos pensaban que ya se tornaba inteligente, como esos soldados robóticos del documental o los observadores armados del cielo, pero, sobre todo era viciada, cruel y muy manipulada… Y aderezada, con avisos de terror, salpicados de explosiones nucleares…

Retazos violentos y… la respuesta.

Espectadores, y los que no querían mirar, atrapados tras sus caretas, se sentían protegidos en su rebaño, sin alcanzar a ver la amenaza, ya no tan incipiente. Riéndose de la respuesta, hasta que vieron dicho documental, u otros robots que empezaban a tomar decisiones erróneas… ¡Cómo… si no era posible!

Las plataformas comenzaban a crear sus contenidos, con datos comprados que dimos como creídos y nos vimos convertidos en horrores, o awful, como esa Joan o sus imágenes posibles, replicadas hasta el infinito de la red. Era todo un cosmos de respuestas horribles y deformes, ¡una gran cagada! Y sin embargo, la mejor de las historias porque no comprometían a todos, con sus algoritmos imaginarios buscando la carnaza, como aquellos otros paparazzis del pasado. Igualmente drogado, pero en digital globalizado y comprado en la nube... mafias entre algodones.

Protegidos en nuestro rebaño tras la cerca oscura, no previendo la anticipación de los lobos, raising by wolves los llamó el jefe, Mr. Ridley Scott, amo y señor, de los replicantes que vendrán después. Firmamos nuestra máscara mortuoria de terror, por unos cuántos pagos de bizum o suscripciones, sin saber el color que tomarían las desviaciones personales o el poder grupal de sugestión. Era otro tipo de guerra, eso… sin etiquetarse, como siempre soñaron, ¿no? Uno contra todos, todos contra uno.

Hasta que determinados pececillos, decidieron salirse de la pecera de material traslúcido, salpicado de caca, ya que no participamos de la sátira ni del reparto ideológico, dirigido por el fideicomiso monetario de sus interese comunes. Y nos marchamos, dando la espalda, como aquel viejo pistolero solitario de Centauros del Desierto… con John Ford, oteado tras su ojo tapado, buscando las sensaciones de un atardecer sobrecargado, de rojos-anaranjados y azules, violáceos. Y alejarse del marco de aquella puerta sombría, que significaba el hogar… Nuestro refugio falso.

La Era Duplicada.

Antes tendré que detenerme y recomendar una pequeña peli, directa e intensa, The Artifice Girl, notable estreno del director Franklin Ritch, para llegar a conocer el alcance de una próxima AI contra el imperio del crimen anónimo. Con un poético aumento de sensibilidad y sentido del honor, que nos hace confundir lo que es cierto o lo que se piensa en la clandestinidad, sobrepasando los límites; mas en este caso, en un giro que desea atrapar a aquellos que violan la ley en la perspectiva de inocentes, en un venganza que se verá envejecer hacia ese mismo espejo creado a su imagen. Bits inteligentes pidiendo su propia idiosincrasia existencial… y la búsqueda de la emotividad. Muy interesante parábola de la identidad y responsabilidad civil, en un caso policial sobrecogedor y esperanzador, además con el gran Lance Henriksen, uno de nuestros ´roboces diligentes` favoritos que redondea metafóridcdamente el alma de metal. Parecido a la búsqueda de evasión en Días Extraños, que pronto cumplirá 30 años ya, p… máquinas…, en esta ocasión a través de la ciencia criminológica destinada a los afectados de abusos infantiles.

Algunos científicos, todo se repite... propusieron duplicar el esfuerzo en el espacio-tiempo, otorgando a las familias terrenales de opciones emocionales sin precedentes, como en aquella Black Box, pero con cables en lugar de neuronas. Al fin y al cabo, son conexiones bioeléctricas... Era la conciencia, atrapada en cuerpos que respondían a sus querencias y miedos, más allá del mar e incluso, del amor… Pues el horror, no entiende de fronteras ni colores, ya que los difumina en único gris. Y en ese término, se basa la película de tensión psicológica Influencer, que crece narrativamente, mezclando la anterior categoría de sustracción identitaria  y la remata con asesinato a sangre fría, por subsistencia, venganza… o mero disfrute.

Sería parte de una existencia imaginaria, del yo o del futuro Nos… siempre hay tiempo de vivir y morir, sin importar la distancia. Esa es la sátira de la robótica, que esparce el sr. Brooker como si fuera el recuerdo de Charles Manson y una incitación contra lo antinatura. Tal y como sucediera en multitud de distopías, en sentido contrario curiosamente, salvo en la transhumanista The Creator tomada como espécimen de nueva generación… sería un craso error…  Tras el Hal-9000 tomase conciencia del peligro de desconexión, un Terminator del tiempo violento, mercenario para acabar con la sombra humana, o que los replicantes desearan… conocer la reversibilidad posible del caos, o una muerte marcada a fuego… Es el mismo plasma de Solaris, el más allá de Lem y el GH de Gorge Orwell, más que tecnológico, tomase total control de nuestras vidas. Curiosamente también la suya, la del todopoderoso…

El resultado es la violencia, en cualquier caso, porque somos así… y ellos podrán serlo. De eso se trata la supervivencia, un cerebro protector, de una camada.

El Placer… Dolor.

Black Mirror se caracteriza por no andarse con remilgos, aunque sea en una retirada tierra escocesa, y las pintas se tiñan con sangre extraña. Como aquellos chicos se adentraron en el páramo, tras visitar esa taberna en Un Hombre Lobo Americano en Londres. Aunque, esta vez, los lobos son distintos… y el dolor también.

Es un poco estrambótico, el relato cercano y familiar, de forma que no termina de cuadra (como posteriores lobos….) con la estrategia tecnológica y visual de este espejo moderno. De otra forma con la visita a los videotapes del pasado. El resto es una sinfonía de lo inaudito, como pescar peces en un río revuelto, no en el mar.

El masoquismo más extremo, poco tiene que ver con otros aspectos sexuales o pornográficos… de los 8mm con Mr. Cage a Tom Cruise enmascarado. Y es que la sonrisa propone un doble sentido, estar a gusto con uno mismo o volcarse en una terrible escena de sarcasmo facial, como ocurre a través de la mente del Joker y su poder antisistema, pero, con la mueca manchada de terrorismo.

Otro caso de automasoquismo, en este ejemplo extremo y psicológico, serían la mueca del abusado en El Hombre que Ríe, su antecesor mudo; y llevado al terror más insano, marcado por las muertes autoinfringidas, estaría el filme Smile de Parker Finn (en busca de su continuación, era de esperar, ahahaheheha), donde las escenas automasocas, te llevan a un estado de confusión anímica y perjudicial en algunos estertores morales, si bien con un suspense narrativo, digno de mencionar aquí. Con la risa hemos topado, Fray Guillermo de Baskerville… como el que sale con ella a ligar por ahí… NO hombre, noooo.

Lobos y… demonios. Fin de la cinta.

Todo nace de un cierto desorden, desde la radicalización del feminismo, hasta el fin de lo conocido, anunciado… que en El Día Después, te acuerdas, fue un IMPACTO.

El sátiro creador de lo negro, intenta sacudir el árbol siendo participe del periodismo de una de las partes, optando por definir a unos y a otras, lobos o lobas. Y en cambio, está todo ya más que definido… El Mundo, la humanidad, no tiene remedio. Ni la globalización de agendas adineradas, tiene ninguna posibilidad… ¡Es más que factible que la jod… y nos vayamos al … !

Otro día hablo del otro lado de la Fuerza, con otro capítulo interesante de la serie documental que empieza, donde acaba todo, en lo desconocido…

Pues, el jefe de Black Mirror, contó en un artículo que cayera un buen día, en las redes de la AI, a ese otro lado de la narración experimental con Netflix. Es decir, el uso, el viciado, el voyeur expectante. Con la práctica del infraser (por ahora…)o Chat, G y no sé cuántos putos caracteres… que sí, que lo sé, pero me hago el longui, gege… qué puntazo. Con intención de engendrar un posible, nuevo capítulo indefinido, de la farsa creativa que nos acecha. Y como resultado, tras decesos del virus, fue una auténtica mierda según sus descripciones. Como la de esa Jane del capítulo, pero en digital saliendo de los dedos… Fue una plasta de todos sus episodios anteriores, remezclada sin argumentación novedosa y autosuficiente, hasta hoy…

No vaya a ser que la máquina aprenda a interrelacionar y… Ah, qué ya está en ellos, ¡válgame Daisy! Terminará jugando a las creaciones y eso… ya sabes lo que nos caga.

Por el instante, viste a la mona de paparazzi y se sale del negocio. Será por bienqueda, como si no formara parte de él, y se viste con la piel de las hermanas, con una simpleza espantosa., que termina comiéndose a todos los tíos, de la forma que fuera, hasta polis y bollicaos… y mandar a reflexionar con una mierda de instantánea final. No entiendo ni papa, con lo bien que estuvo la Luna en Londres o en las carreteras de Aullidos. Esto es otra cosa, reivindicativa y… a ciegas evolutivamente.

Y por último, tras 27 capítulos y una historia interactiva del volcado sanguíneo de autor, de lo escrito y pensado por humano, nos metemos en una explosión del sin sentido, entre lo vacuo del asesinato, lo metafísico de la existencia y el horror del hongo mortífero. Sí, ¡demonios de finales de los 70, campanudos! Y con Bonny M… Ma, ma, ma… maaaaá.

Aquí hago un inciso a las nuevas generaciones, para reconocer ese mencionado Día de Después, sin máquinas asesinas del futuro o AI, hasta ahora, porque alguno ya se lo puede estar planteando… Celebrando que el 40 cumpleaños de Terminator será el año entrante, como es ahora el de Blade Runner en esa guerra final con la máquina, en alcance de memoria y enseñanza. Y recomendar otro sincero alegato del 83 casi olvidado, desde ojos de la infancia, conociendo de primera mano, una destrucción o esa muerte por altas dosis de radiación. Reflexión en el interior de nuestros hogares y familias deformadas, tras un simple Testament de Hamelin, con la curiosidad de, que ahí estaban jovencitos, además de Luke Haas… Rebecca de Mornay y Kevin Costner, en incipiente imagen de los paparazzis de estrellas. La tecnología avanzando desde lo bélico, para convertirnos en energía limpia o positivismo del negativo… de a poco, hasta llegar a esa estúpida estampa en el suelo desangrado del capítulo 4, de la contradicción… Del éxito con la compasión, en una foto, no creo ni media.

Este compendio de ideas descerebradas y detonaciones, compone laSecta temporada de Black Mirror, que nos calienta como la fusión del Sol, o los chipsets a 40 y tantos grados en verano, reventando baterías futuras y pantallas. Y las máquinas, vestidas de lobos o coches silenciosos, atraviesan las calles de la ciudad, buscando peatones perdidos como si fueran drones a la caza. Y la guerra parece un videojuego de IA en pantallas negras, con jóvenes que cogen su automática, fuera de una serie sin personajes reales, o fotocopias unos de otros, practicando el dolor, robando tu dinero a distancia… hasta llegar a prescindir de las amenazas generales, con dos partes… hasta lo coj… Algunos somos imparciales, y moriremos sin mirar las carteras de ricos en agenda que, nunca abandonarán sus riquezas… de bolsillo izquierdo o derecho… ni queremos padecer, más noticias falsas de medios.

Simplemente, acabar con una historia contada en un blog, sin dinero, sin ideología… sin miedos. Hablando del AI al As… esino. Da igual su forma, es lo que hay, entre lobos y lobas, humanos. Negreiros… atpc. Na na nanáaaa, like a rolling stones, hey Judeee!

Post-mirror…

Contaba Mr. Brooker que, en día de esos lluviosos, también por su mente, el director del periódico mandase a una misión crítica, sobre el concierto de Glanstonburry… Como buen profesional, acepto propuesta a regañadientes, pues no sentía ninguna atracción por acampar,  y decir en distorsión visual con su imagen de camuflaje militar… “No voy a acampar jamás… Odio la lluvia, el barro, los inconvenientes relacionados y el malestar en general, los ruidos fuertes… la Gente y sus amigos que se encuentran… en una multitud chocando… y los borrachos que se chocan contigo y te mean en la pierna”… Y es que cuando llegas a un grado de comodidad, o nivel económico, es difícil desprenderse de ello, como de las riquezas con ideologías. Da igual el sentido, para la derecha o la gran izquierda… Es parecido a lo que desearía, una nueva inteligencia artificial… ¡Qué nada interfiriera con su posición!

Cuando deje de añorar a aquel cerebro del ZX-Spectrum de recortados Kas, los gráficos de Commodores Amiga, o la infantil cancioncilla tarareada por Daisy. Así que, no inventes cuentos, y deja que las narraciones se reinician y vuelve a la esencia, que es el concepto principal… o el fin del principio… o el inicio de la inteligencia más artificial, que nos muestra nuestros posibles finales… aunque no nos gusten. Así se vive en realidad… y se sueña en el espacio.

De lobos solitarios, ni manadas, no hablo… pues juegan con la luz masoquista del obturador para obtener los momentos macabros y comportamientos más tenebrosos del Ser… amigos/as de la Bestia. Igual que Guillermo del Toro, nos trajo el infierno a nuestra pantalla con aquella Cronos demi-mitológica y mecánica, que cumple años... Black Mirror en esta Sexta, habla de sectas familiares escondidas en la memoria de monstruos y máscaras, mecanismos oxidados de oficios oscuros, ante la rivalidad y la excitación del dinero… y la exacerbación del Yo, hasta la orgía de la extinción del Todo. Eso sí, sin explicación… Somos como máquinas de placer y horror.

Y la pantalla tibia, se calentó con salpicaduras de sangre, alguna correría furtiva de mente y vestidos de demonios con diferente pelaje… Ya no existirán las leyes de Asimov, carne así explotes, recordando aquella obra genial de Mr. Cronenberg, titulada Videodrome, y los labios saliendo de la pasión extremófila, que cumple años y recuerdos sonoros de Blondie… one kiss. No pico, no.

Ni existirá atracción, simple morbo, frío monedero, en una memoria quemada, recuerdo de la música de Bonny M, Ooooh, RaRa, Rasputín…  la gran Máquina del Amor… con látigo de cuero bélico, confeti del años 2000, el fin de aquel mundo, recuerdas… y olor a bombas H.

Qué venga ya la fusión, por favor… Beyond the Siiiii, (o sea)… na na nah, náaaa.


domingo, 8 de octubre de 2023

Wolf Pack / Lockwood & Co. Season I

El tiempo cae sobre nuestras vidas, como si se tratase de criaturas de la noche que transmutan sus células… Pero, cada vez más debilitadas.

Sin embargo, los verdaderos monstruos, seres de ficción me refiero, porque los reales están más cerca… siempre renacen de sus propias cenizas, una y otra vez, con resultados dispares, eso sí.

En el cine y la tv, se hacen ecos de otras historias… que pueden o no ser convincentes para un grupúsculo de, llamados clasistas.

Cae un velo de obscuridad, y una figura se recorta entre las sombras como un reflejo de lo que fue y ya no es, un espejismo humano, un despojo de conciencia, un mero fuego fatuo… y a lo lejos, se escucha un aullido. El grito sofocado de la víctima en su garganta seccionada, no fue escuchado por nadie… o no le interesó escucharlo. Porque en la noche, las pesadillas se pueden hacer realidad, lo hemos visto, lo hemos sentido… ya que aquellos seres sobrenaturales que recorrieron otras épocas, se levantan hoy y buscan su próxima presa, reflejando los mismos miedos de aquellos pobladores de la antigüedad.

Cuando lo básico es lo cierto, los horrores humanos siempre fueron ejecutados por nosotros mismos, nuestro lado más salvaje e inmisericorde, lejos de seres inteligentes, que no serían capaces de ejecutarlos sin sentirse humillados y despreciables. Mucho menos, abarcar el disfrute del sufrimiento ajeno, macabramente…

El miedo se trasladó a las grandes urbes que comenzaban a ahogarse en vómitos y orines, pero se mantuvo el sentimiento sobrenatural de los crímenes, sobre todo en aquellos primeros días. Como si el Demeter viajase el resto de nuestra vida, con aquellos restos sacrílegos y hambrientos. De la peli, ya hablaré cuando me queden arrestos… Para crear leyendas, sirvió la literatura de grandes como Bram Stoker o Mary Shelley, cuando hace más de dos siglos nos indujo a creer en ciencia forense y posibilidad del moderno Prometeo. Puede que la primera gran creación de ciencia ficción de horror, aunque Sagan o Asimov, apuestan por Somnium para un viaje onírico de Johannes Kepler.

La criatura del doctor, hacedor de vida tras la muerte, después de pasar por las páginas se instauró en Polonia y tuvo hasta una novia, gracias al genio del director James Whale y la representación física del gran Boris Karloff; en cambio, no corrió la misma suerte Bela Lugosi en aquel artificioso monumento a la resurrección luchando contra Lon Chaney Jr. como the Werewolf, en Frankenstein meets The Wolfman, del autor de bastantes filmes de Sherlock Holmes, el director Roy William Neil. La cual cumple 80 años y mantiene un puntito de calamitosa imaginación, para recordarnos a los auténticos clásicos del terror.

Culpas y depredadores sanguinarios para reivindicar, aunque se los lleve la corriente digital… A veces… porque, cuando el trabajo se hizo manualmente, funcionó a las mil maravillas, pongamos a la que celebrará el año que viene su aniversario 40 en Compañía de Lobos, con Neil Jordan, o Aullidos de Joe Dante y la magnífica Un Hombre Americano en Londres de John Landis, ambas de 1981. Se abren las huestes de los licántropos y la plata.

El Paquete-Lobo.

Baños de sangre a la luz de la luna, Blue Moooon… No. Vellos de punta, porque los otros… depilados somos ante la tragedia. La silueta de la criatura se percibe apenas, qué pena, ni la última serie de Drácula, fue tan simple y onerosa, ¡maldita degeneración! Si no sabes aullar, p´a que te metes… no te atrevas a pasear por París, hombre, que hay chinches.

Si aquella lucha de 1943 entre míticos con  gitana incluida, Valesa creo, fue castigada por las prisas y la terminación en la presa reventada, ésta serie de MTV revienta mucho antes, si bien, los inicios nos llevan a error. Las prisas no son buenas para los monstruos, ni para escritores/guionistas… benditas resurrecciones, por favor.

Comienza irrealmente con un apocalipsis o la quema… demostrando que las manadas no son buenas compañías, y ésta, parece una reunión de vecinos a la puerta de sus casas, como en un corral de la Pacheca bajo el influjo lunar, para plañideras chismosas. Si el Licaón entre Platón y Ovidio, levantase la cabeza, se llevaría el chasco de estar ante una auténtica maldición de los terrores clásicos. ¿Por qué…? Pues te vas a enterar lobezno/a, torrezno/a.

En literatura y cine, para los que se consideran puristas del género, existen o deben existir ciertos límites, no caer en el arrastramiento de la historia o los caprichitos de autor sacrílego. Menospreciándonos, tratando como locos o seres olvidables, de generaciones perdidas… ante los protegidos de las nuevas generaciones. Las transgeneraciones wokes están en alza y, además de caprichosas narrativamente, destacan por una ´horterización` que va de lo visual a lo musical, también, pues las versiones son lo fatídico de lo horrendo.

Las fisionomías musculadas del Lobo Hombre, pasen, pero el exhibicionismo de gimnasio, no lo compro. Tampoco la línea sexualizada a granel de la minoría, que se vende incluso sin remilgos al postor genérico; mientras la relación hetero está comprimida, ridiculizada y hasta reprimida. Vaya xDioLobo. Y luego, el capricho de la transformación por fascículos, como si diera miedo convertirse en salvaje, cuando los lobos tienen ese instinto asesino y voraz… No, ahora un ojo, después un pelo, y más tarde, un diente… que tiende a la hortera situación del depredador convertido en superhéroe. No hombre, no.

Por último, tras numerosos revolcones por delante y por detrás, y una manada que da cualquier cosa, menos miedo… esa sensación de escaparate de moda, que ni deja comer ni que te la coman, pues la marabunta lobera está comandada por la Gellar produciendo para la musiquera, y canta una barbaridad la Traviata, su maquiavélica intervención. Y nos amenaza con una segunda… yo me bajo de la Luna… y de los adolescentes malencarados, caprichosos del creador Jeff Davis. Ya no veo más, ni escribo… sólo, incendio.


CazaSpectrum´s.

Tras el baño de hormonas, que no de sangre, de los triunfitos de MTVLobo y su apología de policonsumo de estupefacientes, nos metemos con los espíritus de los ingleses, en la piel del creador Joe Cornish (Attack The Block)… que, es infinitamente mejor imaginativamente, pero sin sobrelimitarse tampoco, ya que Lockwood & Co., es una fosa común.

Dentro de unos meses, celebraremos la diversión de su llegada en coche triunfal a través de un colorido Ivan Reitman y sus tres caballeros, que fueron 4 y hasta cinco, como Ghostbusters inolvidables. Hacedores de rayos como dios manda, y comedia, y comedores de Marsmallow, gigantescos con ilusión e imaginación. La ciencia ficción ya marcó el camino del terror con comedia mucho antes, hay que mirar a Abbott y Costello en castillos encantados, al Profesor Chiflado y sus conversiones juveniles, o el Jovencito Frankenstein, y su cerebro desquiciado a risas. Vaya tiempos.

Pero, siempre, fieles a ellos mismos, a su cruzada por contar la historia con esos tintes imaginativos, sin depreciar… y esto, lo consigue en parte, esta serie para Netflix, con matices. O ciertos reflejos contaminados, que curiosamente es la cancelada… y no la otra, camino de la agenda.

Ahora los fantasmas están por doquier, y los estereotipos a lo Potter, pero encarnados a estoques, que no varitas. Y bombas de sal contra los malignos, en lugar de rayos electromagmáticos, que no te atrapan igual… al espectador libre, digo. Sí al maligno como cabeza parlante… ¡mírate al espejo! Existe una clandestinidad apreciable, en un espacio cerrado a lo 007 con ramalazos espectrales o fantásticos, en el escenario victoriano moderno, que es lo más destacado fuera de la institución. Y las interpretaciones no están tan desviadas, como en la anterior clase de Wolf Pack, multiespecie… Y hablando de ello, vi la película The Creator, que algo tiene que ver con lo dicho, y me parece que está demasiado considerada en general, algo aburrida y ´agendística`, caprichosa con la línea argumental que los trata... a los androides, digo… como una nueva especie, no me jorobes. Y encima buenazos mecánicos, con brotes de transhumanismo celular y biodegradables en su pensamiento indigenista, budista tibetano y vietnamita. La guerra continúa, amigo, si bien esto ya no es Laos, Camboya ni Apocalipsis Now. Es más rollo, simplemente…

George A. Romero, lo identificó hace 50 ahora, como un despreciado grupo de víctima, ante la voracidad de la modernidad, en esa genialidad indiscutible que fue The Amusement Park, no Pack, ojo. Que nos tratará, a todos los denominados puristas, como verdaderos escombros, ¿o no? Pues sí, ya lo han hecho, con una amenaza virológica… No lobos afeminados o fantasmas, de asesinos machistas de otras épocas.

Estos luchadores, guerreros de hoy, dan más miedo… y sus heroínas, son revientacorazones en marcha, dispuestas a batallar en campos de ídem. En un giro narrativo sin paliativos, que nos releva a segunda fila de lista de espectros mayores. Vamos, criminales, fantasmones… carne de geriátrico. Qué razón Romero, ah. Los fantasmas seremos todos, con espumarajos de moralidad, sin exorcismos ministeriales, sin vómitos de colores… simplemente, flemas, in saecula saeculorum ¡qué Mal!

Esta etapa fantástica no me atrae mucho la verdad, me parece un horror más bien... y aunque no me realiza la crítica, más bien, el humor crítico, o callar para siempre… algunos aciertos, posee Lockwood, como las interpretaciones, infinitamente mejores a la anterior serie despellejada. Y sobrenaturalmente, quitando el brillo de las estocadas, la música londinense de siempre y los escenarios, con ese giro de guión que muta al mundo entero, en una puerta interdimensional a lo desconocido… y que, sin embargo, saldría ya en todos los Media.

Los Monstruitos… se aproximan.

Por último, en Nadie Puede Salvarte, la amenaza es la de siempre, fuera de… pero cae de sopetón, y deprende su toque de novedad y sorpresa, originalidad la llaman, con esta rivalidad entre especies en contacto accidental. También cumple años, 50, la curiosidad que mató al gato detective, en The Wicker Man y su especial festival de la cosecha que nos recuerda que, lo nuevo, ya se inventó hace tiempo con Christopher Lee y el sexo libre, dirigida por Robin Hardy en gaélico grupal, magnífica esencia rural e hippie, con aldeanos de boina en efervescencia nudista o pescadores de almas, desprevenidas.

Ah, y la última perversión de la resurrección titulada Birth Rebirth, qué es muy enfermiza y obsesiva con la muerte y el nacimiento… más lo que venga. Y hacer mención a una pérdida emocional, sin esa cabeza de Lobo o Jinete que paseó como actor, Michael Gambon que nos dejó sin Cocinero, ni su carisma, cuando se interpuso en aquella inesperada investigación de La Bestia Debe Morir de 1974, con Peter Cushing a su vera peluda. D.e.p.

Y al final, recordando mi pasado comentario en blog sobre pelis fantasmales, asegurar que la versión real de The Boogeyman, efectivamente es la mejor. Y que, tendremos ojo avizor a visitas de dos supremos maestros de esto de asustar, con Guillermo del Toro y su visión de Frankenstein, ojalá le salga bien… y el nuevo Nosferatu, viejo mejor dicho, de Robert Eggers (La Bruja, El Faro), que espero nos ilumine el camino al terror. Repartos tienen y reglas también, xDrakul.

¡Monstruitos, unidos, jamás seremos vencidos! Hip hip, Hurra… purista. 

miércoles, 27 de septiembre de 2023

El Gabinete de Curiosidades de Guillermo del Toro. Season Muuu...uno

 

Es inmortal curiosidad que, dos de las cuestiones más controvertidas de la humanidad sean motivación para multitud de narraciones de cine y tv.

Cabe recordar que el próximo mes de diciembre, se celebrará el 50 aniversario de la película de terror sobrenatural y arqueológica, El Exorcista basada en celebérrima novela de William Peter Blatty y dirigida por el recientemente fallecido Mr. William Friedkin. Dep. Que nos sirvió esta encamada de gruñidos y diálogos sobrecogedores, o más, directamente con nocturnidad y taquicardias bajeras. Cómo era, ah sí, arriba… abajo, al centro p´adentro… crucifijo. ¡Salutis!

El director aún no conocía los acordes, que un joven de 17 años llamado Mike Oldfield, había compuesto una tonada misteriosa con una melodía principal, compuesta por piano, órgano y xilofón… Ah! Y aquellas campanas tubulares homónimas, que John Cale le prestara desde algún rincón obscuro de su The Velvet Underground. Una verdadera orgía musical que mutó el miedo…

La otra tendencia, fuera de los fantasmas, no es menos sintomática de nuestras inquietudes humanas, detrás de una muerte… La cuestión cinematográfica recogería el nuevo terror a ser invadidos (pronto visionaré la segunda temporada de esa serie), o al menos, acompañados por otros seres uni o pluricelulares, en el casi infinito universo. O posiblemente, en plural, multiversificado.

Ahora voy a recordar otra cinta, como se decía en época de videotapes, que no es demasiado conocida, Unearthly Stranger, dirigida por un homólogo en fama bajera, el londinense John Krish. Se cumple el 60 cumpleaños de su humilde lanzamiento a nuestro mundo, manteniendo  una energía nuclear o valentía extraordinaria para indagar en la mente metafísica de nuestra especie, respecto a un contacto telemagnético con extraterrestres y viajes astrales, con una faceta más psicológica de pesadilla cientítifica y emocional, que una invasión salvaje. Intérpretes cas desapercibidos hoy, Philip Stone compañero de viaje del gran Stanley Kubrick en La Naranja Mecánica, Barry Lyndon y El Resplandor, o compañero de viaje del mismísimo Flash Gordon; Jean Marsh, una de las víctimas rubias de Alfred Hitchcock en Frenesí y Gabriella Licudi, que saltara a la Caída del Imperio romano y ser mujer Bond en la primera Casino Royale. Además sumando a John Neville que se desarrolló su carrera con Peter Sellers como director, en Mr. Topaze, pasando a  Sherlock Holmes en una versión de A Study in Terror, de Baron Münchausen con Terry Gilliam, o girar por la psiquis de Alan Parker, en  El Quinto Elemento de Luc Besson, caer en teleraña metafísica de David Cronenberg o La Declaración de Norman Jewison… Que celebrando, al unísono, rodó Jesucristo Superstar, El Otro en la batalla (bíblica, guerras y drogas), hace 50 con inolvidable partitura para la ópera rock de Andrew Lloyd Webber.

En fin, otra serie de personajes extraordinarios… enlazando y cumpliendo con nota... Pero, seres de ultratumba o lo que sea, y alienígenas, mantienen esos lazos en común. El curso inconcreto, entre el poder de imaginación y ciencia, sin datos concluyentes, fotos borrosas  y siempre, la concepción mitolópica de nuestras inquietudes mortales.

Es un lugar donde chapotea a gusto, el director Guillermo del Toro desde su nacimiento, más o menos, pues siempre soñó a lo grande desde su pequeña habitación en Guadalajara, Jalisco, con grabaciones tras sus lentes redondeadas. Donde habitantes mitológicos se paseaban bajo su cama, no me refiero o sí, a los de la última de The Boogeyman, de la que hablaré… y tenía su visión, mucho más arriba de los ojos y su expresión rebelde, tal vez a la estatura de Godzilla o más allá, al espacio exterior. Sin embargo, se mantuvo en tierra, o bajo ella muchas veces, y las manos sobre maquillaje y tras cámara de cine, que le llevó a su éxito vampírico de Cronos y a la España plasma-civilista de un Espinazo del Diablo… que ¡nos persigue como un condenado perro sádico! En fin…

El resto es archiconocido por todos, hasta llegar a la plataforma de abordaje para temas universalmente sugestivos, y la otra la de Netflix, al más puro estilo de los cómics de la Cripta, los Espíritus de los Muertos del gran dibujante Richard Corben adaptando la obra del genio Edgar Allan Poe, y por ende, remodelando la figura oronda del maestro en Alfred Hitchcock Presenta. Buen menú para servirnos a todos… ¡Figuras!

De Fantasmas y huesos…

Mira que los adoraba Mr. Edgar, o no... Sueños se empaparon en sudor tras páginas de cómics de los 40, cuando Jack,  el Kirby conoció a Simon, Joe… en el estudio de animación de Max Fleischer dónde hacían Popeye el Marino. Claro, ahí se endurecieron con espinacas y pasaron rápidamente por las historias de terror, verdes, algo malditas entre crítica y haters, que lanzarían a superhéroes. Eran como fantasmas enmascarados y poderosos, y conquistadores con mala leche.

El del Toro, en cambio, confiaba en ellos, los oscuros y presencias octoplásmicas para contar en sus primeras historias en gran pantalla y, que ahora, recopila para Netflix y Exile Enterteiment, en una serie de catastróficas (por el horror), Curiosidades para su Gabinete. Observa que se movió en los subterráneos de Mimic, al nombrado espinazo compuesto, por Laberintos espirituales y Orfanatos de la infancia; hasta albergar la llegada de mundos paralelos, en consecuencia, con tebeo de Hellboy en mano y otras historias que contar en la obscuridad sin esperanza, apenas. Son monstruos reproductivos como Splice, el Kong anfibio del Agua de ojos saltones amorosos y los supersticiosos Antlers. Toda una colección de pegajosos, que suministrar de nuevo al mundo fantástico, gracia a amigos como la antología húmeda de H.P. Lovecraft, o los realizadores, Ana Lily Amirpour (Una Chica Vuelve Sola a Casa), David Prior (The Empty Man), su fotógrafo habitual Guillermo Navarro (también del amigo Robert Rodríguez o Jackie Brown), Catherine Hardwiche (Los Amos de Dogtown), Jennifer Kent (Babadook) y los italianos Panos Cosmatos (Mandy) y el intrépido cubista del horro, Vicenzo Natali (Cube, Cypher, Splice, En la Hierba Alta), que emparentan con la última interpretación bélica de Guillelmo, en Pinocchio.

Un lazo de madera con los huesos entumecidos por la humedad y los lustros de ladrones de cadáveres encabezados por el gran Boris Karloff, donde no hallamos a subastadores en el inframundo, o la osamenta de ratas como alimento de aquellos dioses pasados y paganos. Estos trasteros encantados endiablados son fieles al director y productor mexicano, a David Hewllet y el actor de Oxford, Julian Richings, recordado por The Witch y la actual Bean Tiene Miedo junto a Joaquin Phoenix. O por descontado, al magnífico Tim Blake Nelson, saliendo del increíble reparto de aquella Delgada Línea Roja a Colossal, en The Increible Hulk, supremo como en La Balada de Buster Scruggs con los Coen, ¡oh Brothers!, y por supuesto, otros ejemplos fantásticos como Minority Report, la divertida Fido o la serie Watchmen de David Lindelof.

Son dos primeros episodios espectaculares en la presentación especialmente (el inicio es lo mejor), pues los monstruos tienen un final algo precipitado y lustrado por algunas particularidades… imagino que presupuestarias. Puede que echemos en falta, la creatividad de un gran artesano como Ray Harryhausen o al cercano sentimentalmente mágico, Jim Henson. Spielberg mediante, si recuerdas aquello de Porltergeist…

Oleada de espectros con malas intenciones, como el guardián de los tesoros de las catatumbas y roedores de lo desconocido. Más elementos de brujería negra en forma de pinturas sacrílegas, en próximos capítulos, un poco menos atractivos, pero bien presentados, a través de vórtices en bosques y ejecuciones sangrientas. Son como alumnos lastrados por los grandes retratos de Dorian, para Ben Barnes o Rupert Grint, que alternan con míticos del walking dead de Andrew Lincoln o el jefe Crispin Glover. Ya que el siguiente, capítulo intermedio a parte, es Fray Murray Abraham, o un asombroso Peter Weller (papillas de Robocops), que quedan para el final lustroso…

Es decir que,  con cada motivación inicial, Guillermo nos recuerda igualmente a nuestro mítico Kiko Ibánez Serrador y sus gafas, rollito rollizo, con su panteón de figuritas terroríficas, talladas de pesadillas eternas, y cuentos asombrosos de irrealidad. Pero, la imaginación tiene imperfecciones, que se demuestran en la talla. Como las poseen últimos filmes entretenidos que visioné, Talk to Me, bien pero demasiado reiterativa en efectismos y llamadas simplonas; No Tengas Miedo que, con otro matrimonio más intenso, y menos gore al término del filme, sería más inquietante y ya dije lo de los exorcismos papales u otras posesiones infernales… Finalizando con el horror que es Insidious: The Red Door, xDio…  que ni la dirección del prota Patrick Wilson, de chispa para un cuerpo gélido de morgue. Es.. asín, que dirián los Pechos Boys…

Creo que la mejor va a ser esta Boogeyman, la penúltima entrega de la serie basada en una historia de Stephen King. Debería hacer su gabinete.

Vinieron de fuera… adentro de…

Lo fetén para servidor, pues he observado que hay muchas opiniones discrepantes, es despertamos en esa cama quirúrgica, con estos dos ejemplares, rememorando a otros patrones pretéritos cercanos, JaneDoe´s, Clarece o Creepy´s Mortuary de Ryan Spindell, por incisión a Halloweenes o necesidad de alimento faústico. O cárnico…

A la vez, que están de moda los viajes a mundos alternativos y añorando  distintos tiempos, como recurso narrativo, se incide en nuestra propia memoria de voyeurs. Y es que, realmente, el capítulo III de transmisión de batería alienígena a cuerpo caliente, es escalofriante con Mr. Fray Murray y su autopsia que impacta por lo directo en vena. Por lo menos, en su personaje y antagonista exterior, aunque no se explique su misión solitaria…recuerda a otras épocas donde la invasión se sentía cerca… ya fuera como lagartos V, plantas descerebradas, o cosas pringosas que absorven. Y descurbiertas al aire, por no cerrar ojos al dormirse.

La literatura fantástica, nos sirve como nexo de unión con otros aspectos artísticos, que van hacia el diseño gráfico, la pintura, la fotografía, la arquitectura, o la música. Todas las artes, mirando hacia el allá. Este parece ser, el verdadero gabinete que le gusta a Guillermo y sus figuritas del camafeo clavadas como puñales en nuestros ojos, directas al mundo de nuestros sentidos y el cerebro. En cambio, las visitas de estos seres más que fantasmagóricos, proveen una alegoría de ideas y el policonsumo de estufacientes, en una conciencia que enlazaría con los Who a traves de la música setentera de la psicodelia, sin embargo, la electrónica que nos trajo… acaba con ese mundo. A otros viscerales.

Aquí, como dije, hallamos al rey que es voz armónica y mecánica de Peter Weller, maestro de una ceremonia orgiástica, sin meter nada, salvo por la nariz… y su científica que recuerda a aquella Acid Queen de Tina Turner en Tommy, sin su voz, vaya pérdida... No calcula el impacto de un desayuno desnudo, adictivo y alcohólico, al extremo de lo sensorial con armónicos, hacia la casquería espacial, desparramada, que no acabo de entender bien. Divagar entre culturas, raciales e inquietudes culturales, formas bélicas con drogas blandas y duras, sin recalcar los peligros del hoy, donde caen perdidos. Hay más indefinidas, al mal social, incluso, que convierte zombies al instante. Avanzando hacia una desembocadura infinita o estercolero mental… alienados en todos los sentidos y espacios. Puede que desde aquellas primeras naves… o de los psicodélicos 70 tras Vietnam. Como si no hubiera adicciones ya antes…

Quedan dos… Potes y pájaros.

Una adicción a la televisión y las compras, una teletienda estúpida, sin romanticismos. El cuarto promulga una crítica al consumismo y al tráfico de la imagen personal, con un punzón y pompas, fúnebres. O, señalar quién nos determina, para quién servir o a quién contratar, quién paga… siempre el paganini, igual la publicidad institucional, que nos desborda. Entra por los ojos, como el sexo, contamina el deseo de poseer, o los objetos inservibles de anuncios, cada vez más inteligentes. En cadena, en red… Lógica para ego de estúpidos compradores, algunos compulsivos.

Evitar la tentación, puede hacernos fracasar socialmente, al parecer… o sentirnos fuera de una sociedad que te mira por encima del hombro. De los ojos, de la razón… del yo, por el nosotros. O ¡estás fuera de mercado! Incluso de la pareja, de amistad o del amor.

Nos hablan de comportamientos machistas, pero yo aquí no veo ninguno, todo lo contrario, retrata una exageración que muestra violencia doméstica… Con algunos críticos no me entiendo. Lo mismo ocurre, con esta especie de lentitud visual que es panorámica y nos deja pensando en, que Hitchcock era mucho más entretenido… of course.

Esa pareja parece una sociedad de ectoplasmas, que tiene poco que decirse o sentir en unión, y no sé, estratégicamente, el porqué… si ya hemos superado toda la putrefacción y la invasión de nuestras mentes, o cuerpos… ¿Hacia dónde nos dirigiremos, a una alcantarilla social? La enfermedad, la avidez por lo dorado y el sentimiento de rechazo con el otro, ni amante ya, es lo que nos puede llevar a los límites de la locura… de lo desconocido. A una subasta social, entre la amargura y la pérdida.

Lovecraft soñaba bien, mal, Allan Poe lo sentía entre efluvios, lo pútrido del alma, Guillermo lo identificó perfecto en sus inicios… pero, la realidad es que aquellos fallecieron casi en la indigencia, al menos, mental, y el productor mexicano, no. Es un susurro de otras época, que nadie comenta, moviéndonos como bandadas de desconocidos hacia las ideologías. En este caso, El Gabinete, no unidos por la tecnología como ventana oscura… Sino por los tiempos que vuelven,  ¿o no?

Y de vuelta, de lo novedoso y orbital, a la metamorfosis… y a la tumba que es el sitio de lo que termina mal. Finales algo cautivos, como el final de la película Nefarius que, en una parte, tiene razón, no en el cambio satánico… Nos estamos suicidando como especímenes imperfectos y el mal existe en Nos… está sentado ahí, ante ti y para su director… Cara a cara, reencuentro con un Sean Patrick Flanery que está bastante severo y convicente en su expresión, que bien pudiera ser, la conclusión inversa  de aquellos The Boondock Saints. Si bien… el traspaso final a la marginalidad, resulta incomprensible y estropea lo bueno del desarrollo, un poco caprichoso por tanto, como aquel de Denzel W. en Fallen.

Para qué, querría un supuesto mal apocalíptico, sentirse así, pululando en la basura… A veces lo que bien empieza en una subasta, mal acaba en simple curiosidad. Otro día hablo de la edad, Chau.

A Guillermo le falta la voz rotuna del tío Alfred...

Y al finalizar, un poco de imaginación.

domingo, 22 de enero de 2023

Wednesday. Season I (and Lovecraft Country)

 


Tim Burton, se puede considerar ya un clásico genio, contador de cuentos góticos y otras fantasías familiares.

También, puede que sea siniestramente incomprendido por algunos críticos (inadaptados al género)... pero acaso, no lo estaría en su época, Polidori, Bram Stoker o un tal Edgar Allan Poe.


Wednesday no es su obra, porque nació del pensamiento tragicómico (sobre todo éste último) de su creador y caricaturista de New Yorker, Charles Addams, que sería ´perpetrado`, digo rescatado en los años sesenta con dinero de la televisión en blanco y negro. Antes enterrados frente al televisor de que sus posteriores adaptaciones fantasmales al cine, mostraran a Christina Ricci como Miércoles... ya que de Lisa Liring más infantil, ya pocos se acuerdan.

Espectacularmente en la gran pantalla, negra, surge de las tinieblas, la gran Angelica Houston como Morticia... no hace falta decir nada más que John H... y sus numerosos trabajos en películas excelentes. 

Tan inolvidable e icónica, como aquella primera versión ´descompuesta` a causa del tiempo cadavérico, por la recordada actriz Carolyn Jones (de Amarillo-Texas, ahí estuve yo en una ocasión), conocida por sus interpretaciones inolvidables como reina Hippolyta en la serie WonderWoman acompañando al ícono Lynda Carter o un papel en la Batman de los bocadillos en la tele. También una parte característicamente cómica de pelis de Elvis, valor en la mítica El Último Tren de Gun Hill en trío con Anthony Queen y Kirk Douglas, y troceada en clásicos del terror como House of Wax, con ese monstruo todopoderoso conocido como Vincent Price.


Sin embargo, esta serie homónima con el personaje juvenil y caricatura, criatura oscura con algunos años más, hasta la edad universitaria de primera necesidad emocional y sexual, tiene las idealizaciones básicas del material gráfico y narrativo. Esto es, lo habitual en Mr. Burton y sus digamos, heroínas, con una serie de homenajes estilizados que empiezan por el nivel literario del maestro londinense, Mr. Poe con su laudano y sus sufrimientos sentimentales, totalmente presentes acá.

Pasando por la representación femenina de  Mary Shelley que construyera al auténtico monstruo prometeico por antonomasia para nuestra decencia, o ciencia, no sé...; para acabar haciendo una comparación personal con aquella escritora, investigadora y superdotada intelectual, conocida como Jessica Fletcher en la serie Se Ha Escrito Un Crimen, rindiendo agradecimiento a la mítica y recientemente desaparecida y añorada, Angela Lansbury. D.e.p.


Hay sentados frente a la máquina de tipos, estaban el productor Richard Levinson, y el guionista Pete S. Fischer que ya trabajara para agentes como los míticos Baretta, el chupachups de Kojak y ambo para el gabán raído de Colombo.

En fin, es la nostalgia, de la que Wednesday está bien servida, con sirenas encantadoras, vampiros y licántropos de nueva estirpe al estilo s. XXI y sus querencias actuales, como la directa referencia al Dr. Jeckyll y Mr. Hide, escrita por Robert Louis Stevenson, casi nada, la Flecha Negra, Ballantrae o El Tesoro con mayúsculas de aventuras.


Por tanto, Wednesday es atractiva como un novela de suspense, estilizada como un pintura de espiritual de Dorian Gray, ambivalente como una droga, aquí con un sugerente chelo y sus dos estilos contrapuestos, y condimentada con laúdano y otras especias, como una pizca de insistente belladona. Así es ella, la nueva... Detective Fantasma. O de fantasmas... según el color con que se mire. Blanco y negro, seguramente, si el tono de grises se lo permite. O la sangre de Cosa, no se interpone... Las lágrimas no tiene color, pero si sabor. Entre salado, tragicómico... amargo.

Por supuesto, hay mucho color, como buen Burton. No creando un circo, aunque pareciera, sino escuela visual. Ya que uno de sus mayores éxitos es la recopilación de casas y castillos, además de precursor de atractivos repartos. Con traje de rayas va encabezando por el actor Luis Guzmán, un fiel de Paul Thomas Anderson y el cine de mafiosos como aquel Carlisto´s Way, un relevo monstruoso de los inolvidables Raúl Juliá y Tim Curry. 

Más la matrona de la familia siniestra con una rescatada Katherine Zeta Jones, para sugestionarnos con otras de su estilo y especie de Monsters. Hay más personajes y sorpresas jóvenes... o cadáveres, pero es más fascinante, ir descubriéndolas... o sacándolas a la superficie con pico y pala. ¡Hala a excavar!


Por tanto, con algún capítulo en la dirección, esencialmente los más representativos, manifestando ese rádar casi visionario para las sombras, y su labor de producción elaborada en sus cuentos estilizados, Tim Burton puede ser clasificado como p... genio... y adaptado a las nuevas composiciones de los clásicos. Para lo bueno y lo decadentemente, malo. Más bien, malvado. ¡Y un achuchón colorido! Qué, de todo hay en la viña de Allan Poe.

Pero, esencialmente, en cuerpo o alma, depende del fantasma... ella es X. La estrella emergente Jenna Ortega...

De Scream... mejor no me acuerdo... hasta un rincón salpicado de este 23.

Del Blanco al Negro.

Antes de ponerse ante la máquina y el blanco, papel, para golpear con las falanges hay que ser un buen cuentista o detective... sino, ¡estás muerto!

Pero hay que estar confiante de uno mismo, y tratar de volver, aunque sea tras volar en las cachas de un reivindicativo elefante y tener la vista plantada en el futuro y las abejas zumbadoras de MGM. Ah, qué es un león...

Es una serie Wednesday que desafía la reglas, las propuestas de los héroes juveniles al estilo Harry Potter, y tiene un don especial con su grafismo representativo y sus guiones a la par, como agua y aceite de ricino, por Alfred Gough y Miles Miller, viajando a horcajadas entre La Momia o Spiderman 2, hasta Smallville y Hannah Montana. Menos mal que se han esmerado, de ahí hasta el miércoles.

Me pregunto se si habrán fijado en el alma del gran Arthur Conan Doyle, con ese intelectual del crimen que es el incorruptible Sherlock Holmes... infinitamente resucitado. Es una conexión mental y parapsicológica que me ronda en la cabeza, como el sabueso de Baskerville o el cuervo que la sobrevuela, avisando del temporal de fuego. ¡Elemental, querida Enid!


Wednesday es un relato juvenil de terror, entre gusto y muerte, seccionado por capítulos con un mismo estilo y diferentes manos, y que no había sido común en un tipo ´serio` como Tim Burton. Bueno la tele es serie, ¿o no?

Es una vuelta de tuerca a los inicios de su carrera y sus monstruos, reconocibles como un tornillo en el cuello o una danza macabra en un jardín romántico. Ahora reunidos, como los juegos olímpicos u otros más novelescos, con nombres terriblemente reconocibles, apellidos como Never More.

Por tanto, siempre hay un tablero en la cabeza, como aquel puzzle de mr. Levinson, donde las piezas se deslizan como los dedos sobre una ruleta de acceso a la caja de caudales, donde se guardan las claves del misterio. Es una recopilación de una detective Fantasma, con la mueca escondida de Miss Jenna, sobrevolándolo todo, como un verdadero cuervo. O tal vez, paloma... Al fin y al cabo, un paradigma, un fetiche de lo paranormal ya.

Pero, desataron una polémica, no sé de dónde... si querían hacer sangre, podían haberse referido a una versión caritativa de las pesadillas recurrentes de H.P. Lovecraft, donde habría esencia maligna para desparramar definitivamente. Desgraciadamente la historia no se puede cambiar, ni las novelas clásicas se pueden reinterpretar, pues serían otra obra.

Si bien dejando al margen esa dislocación temporal de los términos correctos, o no, existe una tribulación narrativa de viejos asesinatos, vistos con el prisma piramidalmente invertido de la actualización, a través de la conversión clásica de los géneros y antiguas razas de noche.


Esa es la gran apreciación que sentimos por la serie emitida en Netflix, con un buena representación de esas criaturas y la elaboración de buenos decorados, siempre con esa tensión de aventura peligrosa y venganzas; con antecedentes ambientados en la Bucarest de la Rumanía más vampirizada, magnificadas con bailes cinematográficos a lo Tarantino y de vídeoclip a lo Sioxsie Sioux o Adam & the Ants, casi mejor, o su música icónica y reinterpretada por su, de Burton, el maestro Danny Elfman.

Como se ve... claramente, o más turbio depende del cuerpo... todo parece coser... saturar y cantar.


Para servidor, esta Wednesday es como el reverso de El Hombre que Ríe o su alter ego tras el telón que fue Conrad Veidt, sin risa forzada, sí. La doble hoja que plasmó con más rigor, eso sí, pero con ese humor perturbador, más transgresor y cínico, el mismo Paul Leni de la novela de Víctor Hugo.

Pero es cuestión de pareceres, gustos y otros tipos de juegos con Joker. Mis Bufones tristes.

Esto no es... Lovecraft.

Aunque lo parece... Porque es un auténtico viaje con los monstruos del tiempo y el espacio, una línea que caracteriza los relatos y la fisionomía viscosa del autor de los Cthulhu que padecimos, como enfermedades contagiosas imprimidas sobre el alma.

Me estoy refiriendo a la serie Lovecraft Country, donde si reside esa trasgresión de la realidad y una polémica sobre los estereotipos que ofuscaron a una generación... y algunos intentan revivir una y otra vez, con muy mala cara mirando al horizonte.

Tiene algunos puntos de humor para desengrasar, pero son episodios anecdóticos que no transforman el dramatismo de lo que se cuenta en la época, sino que son chispas que reavivan el fuego en los ojos. Sin embargo, los capítulos son irregulares en lo gráfico, que no en lo reivindicativo que es el verdadero leitmotiv, pues esta adaptación de la obra Lovecraft Country de Matt Ruff, también actor neoyorkino, es un pequeño desliz temporal del maestro original, hacia el ciberpunk y las cabinas temporales. Un inciso oscuro.

A esta ventanilla vienen todas las reclamaciones, la sangre, el sudor y otras esencias corpóreas... más pegajosas, hasta extracorpóreas, que convierten el viaje en un reencuentro sobrenatural con el rock y el blues, y esta familia atípica (casi a lo Morticia Addams, trans) que viaja por el túnel del Green Book dirigido por Peter Farrelly.

Sexo de todos los colores y fluídos, también los hay, como las meigas que cambian de dermis.

Aquí está la referencia a lo negro y lo blanco, como antagonistas del terror, donde uno siempre tiene que ser, parece... el malo de la película o asesino en serie. En Lovecraft Country, existen monstruos viscosos, pero somos nosotros también. Protagonistas entre el blanco y negro que representa ese pasado gris, pues esta representación del universo lovecraftiano se debate en unos convulsos años 50, donde la monstruosidad andaba por los autobuses y las calles.

Ahora los pobres reprimidos, podemos ser cualquiera y los olvidados, los acosados en el colegio... cualquier niño o Wednesday, diferente al resto. Según los ojos.


Por consiguiente, es normal tratándose de una revisión de aquellos mitos de Lovecraft y sus monstruos internos, regidos por la enfermedad psíquica y el dolor, contrastados por tipos activos con aquella represión injusta como J.J. Abrams y especialmente, el aquí productor también Jordan Peele. Es la respuesta al terror humano, y sobrenatural, de Bad Robot, Warner Televisión y HBO.

Mas, con un resultado final, algo tenebroso en aquella USA, reinterpretada bajo el prisma revisionista de la guionista Misha Green, que de sus colores entiende y la protesta también. 

Queda enlazado ese Lovecrfat con el racismo social en este Territorio, pero sin referencia clara, no encaja en su mundo onírico de pesadilla a la perfecta e idílica relación con su gato, tal vez negro, con el despertar de una lucha encarnizada de razas y la libertad, que nos quieren arrebatar... ¡No sé quién!

Para finalizar, antes de continuar con la Familia, posee la serie una personalidad esquiva, como oculta bajo capas de piel falsa, fría como fantasía y la enfermedad térmica que poseía Lovecraft, un poco como la misma Miércoles, con su pensamiento obtuso y lacerante.

La Detective de Fantasmas.

Han habido tantos y con tantas caras, que hacer una lista sería una temeridad que solamente estaría en la Mano de Dashiell Hammett o tipos con gabardina así, como Raymond Chandler... o guardapolvos negros que sería la prenda más ajustada a tiempos modernos.

Y para elaborar un buen elenco con estos elementos negros como Fritz Lang, Roger Corman o Terence Fisher a otro nivel, se podría aseverar que Tim Burton está a la altura de grandes como Barry Levinson, Martin Scorsese o Francis F. Coppolla, para llevar al estrellato posible de las pantallas y la investigación, ahora de televisión, a nuevos nombres de la escena. Luego el trabajo personal hará el resto en sus carreras, y la suerte, pues las bolas de cristal no existen, efectivamente hablando.

Tod Browning, para mí, es el creador esencial de los olvidados y diferentes, excluídos los llaman o freaks que le gustaba a él. En definitiva, los monstruos más humanos.

Wednesday es el Harry Potter en femenino, adaptado a los tiempos, pero con menos gracia... digo con más, que hay que entender los dobles sentidos, como un nueva joven Shelock-a en la hermandad de los oscurantistas de hoy... Por cierto, ¿qué fue de Nicholas Rowe, perdimos la pista hace algún tiempo?


Aquí en esta serie Netflix a diferencia de la anterior para HBO, existe aroma a moderno, a humor inteligente y cínico, a cultura real de los mitos, sobre todo, literarios. A los héroes y villanos de nuestras lecturas de juventud, a fiestas y bailes estudiantiles, a defensa de los amigos y destapar las traiciones... como verdadero detectives, o jóvenes atrapados en barriles ante la isla de los piratas. Los monstruos los pone nuestra imaginación, la de Mr. Addams y la de Mr. Burton, of course. El gótico clásico, los maestros de la literatura y el suspense.

El porvenir, en una segunda temporada, que promete manos unidas y sustos familiares... los pelos en la lengua, las tramas, los diálogos. la referencia estética a Eduardo Manostijeras conexión The Crow, y  algunos lobos que aullarán a nuevas historias nocturnas. 

Los extraterrestres o fuerzas cósmicas, se los dejaremos a Peele y H.P. Lovecraft, es una idea. Y... ¿quién es élll? ¿A qué dedica su fétido libreeee.?  Como un Horizonte Final, que puede ser... ¿lo habéis visto? Hmmmmm...

Y ese poder sin explicación... la cara bonita, es Jenna, que es un ángel con trenzas... sin fin.

O es, ¿una monstruito? Ya lo sentiremos... dos, crack, crack!

Theme Song by Vic Mizzy

 - Michael Kamen & Orbital


miércoles, 19 de octubre de 2022

Stranger Things. Season IV

 


A mediados de los ochenta, todas las historias parecían tener una segunda vuelta. Al cumplir años, puede que nos hagamos más duros, más sinestros... ¿tal vez? Con humor, eh.

Las pesadillas podían ser muy cortantes y se hicieron realidad, a través de las manos forjadas con estiletes de acero afilado y un habitual derroche de ironía sangrienta. En 1894 nace uno de los asesinos en serie más burlones de Hollywood, recordando aquella calle en que JFK fue asesinado.

Era un tipo algo coqueto, muy duro, mi novio es un zombie... resurgido, ácido al estilo tradicional, carnicero de pueblo, bastardo de pasado siniestro que arrimó su cuchilla a las sardinas más inocentes de nuestra sociedad moderna, un destripaterrones, hijo de cien maníacos, ¡vaya! La violación fue su origen, la matanza de animales inocentes, su psicopatía social... un sádico por naturaleza.

Es decir que aquellos pescaditos indefensos, crecieron al albor del 1428 y murieron por su malsana conciencia, eran los jóvenes acuchillados que forman parte de una familia extendida en el horror del cine. 

Todos le recordarán como el asesino de los guantes manchados y su famoso jersey a rayas, ¡vaya vaya, aquí no hay playa! Pero si divertimento, con Freddy Krueger de Elm Street.

One, two, Freddy's coming for you!   - (Todo empieza por el: Uno, dos, Freddy viene a por tí,

Three, four, better lock your door!  - tres, cuatro, mejor cierra tu puerta, 

Five, six, grab your crucifix!       - cinco, seis, toma tu crucifijo,

Seven, eight, better stay up late!   - siete, ocho, mejor quédate despierto hasta tarde,

Nine, ten, you'll never sleep again! - nueve, diez. ¡Nunca dormirás de nuevo!)...

Pero, aquellos padres lo hicieron, aunque la gasolina estuviera cara, vemos que su rostro deforme es la muestra de las pesadillas... Por el momento, porque el Krueger no se rinde jamás y regresará... SSScretch!

El actor californiano Robert Englund, antes de ese despegue sangriento entre el 1984 y el 85, empezó sus estudios en arte dramático cuando tenía la edad de ser degollado por algún psicópata de las películas de horror... unos 12 años cursaba. Pero alejado de los grandes éxitos comerciales, en cambio, se dedicó a actuar en pequeños círculos teatrales con clásicas obras de Bernard Shaw o W. Shakespeare, como manda la tradición anglosajona. Bueno, ya hablaré de esto otro día... Hasta este papel de su vida artística, con 36 largos de carrera, hasta entonces.

Sin embargo, antes de la llegada del tejedor de Wes Craven y su manía con los adolescentes dolosos, y anterior a aquella canción (Dream Weaver), el bueno de Robert ya había trabajado en otras comidas de olla, cercado entre cocodrilos de Tobe Hooper, galaxias de terror experimental (tras el Alien de Mr, Scott) y movidas con los músculos de Arnold Schawarzenegger, gracias a Jeff Bridges y el director Bob Rafelson. 

Sin dejar de soñar también en pequeños papeles para series famosas de los 70, aunque especialmente destacará en V y la siempre interesante, Muertos y Enterrados de Gary Sherman... y otro asesino en serie para el recuerdo.

Recordar que entrada la década de los 80, por aquellos mismos años del estreno de la saga, se estrenarían películas con esa segunda vuelta como Demonios de Bava y el asesino nocturno de Lamberto, la enésima resurrección de Jason, los poltergeist duplicados, la versión marcial de Tobe Hooper y una replicación horrorosa en aquella casa de Texas... además de una tercera psicosis descafeinada ya... siempre con el inolvidable Mr. Perkins.

Igualmente existirían otra serie de criminales desorganizados y abominables, ligeros como una mosca de Cronenberg, un Stuart Gordon con otro ejemplar Jeffrey Combs llamado Desde Más Allá, el notable Henry de John McNaughton y Michael Rooker, una casa encantada por Steve Miner y William Katt (el superhéroe casero de Norteamérica) y muchos cuernos musicales... el extraño caso del Truco o Trato, con el guitarrista de Motörhead, Eddie Clarke, la lengua eléctrica de  Mr. Gene Simmons y Mr. Ozzy Osbourne. Yeaaah 2!

En ese 1986, hasta una con Alice Cooper en España, que no me acuerdo.

La canción infantil, simplona, esquemática y poco pegadiza...  salvo el comienzo de la letra, que con sangre entra... se incorporó a antiguos cuentos típicos de diversos medievos y episodios fabulosos que asustaron a generaciones completas de infantes en su época. Se busca dar respuesta a hechos dramáticos que ocurrían en las camas enfermizas o crímenes, a falta de rock, por sus calles oscuras y sinuosas como la piedra pómez. 

Existía una especial y considerable tendencia a generar monstruos de armario con esencia paranormal o desproporcionadamente fantástica. Ese era el problema, que suelen ser más cercanos como vecinos o amigos, incluso familiares.

Aunque hablando de canciones... el rock y el heavy metal, se hizo presente a mediados de la década, con el Turbo Lover de los Judas, el gran Maestro de las Marionetas de Metallica, una Ruleta Rusa con Accept, en algún lugar del tiempo siempre habrá una de Iron Maiden y un Orgasmatron con Motörhead, the Queen of the Reich, Striper y Slayer, Sepultura, un Warlock, Ozzy y Malmsteen, y sexo y doctores con los insomnes W.A.S.P. Ahí queda eso, ¡Matthew Modine!


Y es la hora de ´cortar` el rollo y el homenaje a Mr. Robert Englund, sólo de pasada, porque la serie Stranger Things, ha despertado de su letargo o el frío invierno de la antigua URSS, como bien recordará el mítico Arnold de su misma edad, perseguido en aquel encuentro nevado de Red Heat.

Encantados niños... ¡Esta es vuestra casa!

Pues bien, aquel salteador de almas en los sueños oscuros, ha ido dejando huella en nuestro pellejo y la sonrisa de bufón, pues nos conquistó con pústulas, coñas marineras y dientes corroídos por el vitriólico estertor en el interior de la sociedad. Su humor improcedente, siempre ávido como buen comedor de espíritus endebles o corrompidos, pues el sarcástico  Mr. Englund nos ofreció su golpe de gracia con esa sonrisa metálica que metía miedo en sueños en serie. 

La secuencia de muertes sería imparable, hasta nuestros días y más. Cada vez aún más disparatadas y sangrantes, en un franquicia que parece no pasar de moda... al menos, en el recuerdo no avivado.

Pesadilla en Elm Street dirigida por el admirado Wes Craven se basó en historias reales procedentes de Asia y un susto personal de infante, aportó lugares asfixiantes recordando su primera y última casa a la izquierda, que es otro tema del terror... las casas malditas, como buen admirador de Mr. Hitchcock. Y bien destapó el frasco de las esencias de los movimientos Rem, reprodujo conmoción onírica en los espectadores del mundo y atravesó fronteras, por no decir la carne en mundos paralelos.Se recuerda, a pesar de que el paso del tiempo, pueda condicionar el realismo gráfico de la era con los efectos esenciales y cicatrices, si bien mantiene la gracia de aquella primera incursión del psicópata irreal por excelencia, don Freddo.

Veremos si otros como este Henry o Vecna, o Uno cualquiera que nombres hay en el cine terrorífico, llega a estar a la altura de nuestras pesadillas a mediados de los ochenta, porque en la serie pasaron dos años de aquella pesadilla.


Ay, las casas... sabía un poco el tío Alfred H. de cómo fotografiarlas en el horizonte y a veces te susurraba cosas como "Dales placer, el mismo que consiguen cuando despiertan de una pesadilla", pues eso... Qué Stephen King tomaría buena nota, imaginen un hombre sentado en el sofá preferido de su casa... y hala, a crear mundos alternativos. O acaso, la buena de Winona Ryder no tendría uno de sus mayores éxitos en el filme Bettlejuice de la casa fantástica de Tim Burton... ¡eh!

Sin embargo, en esta cuarta casa de The Duffer´s, junto a Shawn Levy y los de Netflix, las referencias son más que evidentes, no se esconden para nada... es un legado activo ya de la serie.

Como también es fehaciente que el casting ha triunfado, todo funciona como un reloj de pared, que te llama con ese tonillo de enumeración y exaltación de la hiperrealidad, conformando una serie de nombres que veremos en otras producciones, si les dejan... o no mueren en el intento, es broma... claro, de Krueger. :) 

Nada parece cambiar... ¿o sííí?

Rock is an Hero.

Ya que la sangre derrochada a bocanadas, no es suficiente para un ambiente juvenil de esta clase, no vendrían mal, unas notas de color y alguna sustancia que te lance al estrellato, digo a las estrellas... Bueno no, a otra pesadilla del lirismo clásico, lleno de baladas románticas y rock clásico, desde Kate Bush omnipresente a Kiss, Beach Boys, Talking Heads, Extreme, Metallica, Journey, Siouxsie and the Banshees, Vangelis, James Taylor, The Police... y la Creedence. Esto pasando por el disco Moby, los patines tarzanescos de Baltimora y Rock Me Amadeus. Y claro, Ella Fitzgerald & Louis Armstrong . Oh yeah!

Ah, la b.s.o, comienza con un What’s the internet? de Kyle Dixon & Michael Stein, recordando los comienzos que se tuvieron con la dichosa, informática globalizada.


De esto, Mr. King sabe un poco, que se ha metido con móviles o recordando a Christine en los ritmos roqueros, u otras que se quedaron contigo y un cadaver. 

Por supuesto, uno de sus admiradores esenciales fue John Carpenter que ya se había fajado con monstruos humanos, casi, en la archiconocida extractora de almas humanas conocida como Halloween, otros mundos oscuros más espaciales,  de color negro estrella, como referente otra vez a la escritura de Álien por Dan O´Bannon. Todo está conectado.

Y el mundo del rock, también, vaya si lo está... la ciencia ficción, lo fantástico y fantasmal, lo gótico, irreal, onírico, los besos... los castings juveniles, las drogas, las carreras en vehículos, los ambientes estudiantiles y atropellos varios, aventuras de EGB, institutos, universidades llenos de acné, los ligues y condones, los primeros pedos... litros de alcohol, corren por mis venas, mujer... y Eso.


Freddy. poco a poco, amplió su repertorio, tras sus efímeras apariciones en serie, creando un monstruo incorruptible y perfeccionando en secuencias más divergentes, atrevidas, bestiales, vitriólicas y adictivas, dentro de la confusión dramática del antihéroe. Algo que emerge para enfrentarse a otros monstruos, más reales en la sociedad moderna. Esto ya es una locura, pero... Stranger Things 4, empieza así, creando más tensión narrativa que aquella pesadilla, más tecnológica si cabe, a pesar de la implosión de enormes chips.

Jugando en sueños y elaborando mejores diálogos, calabozos y mazmorras que lanzaban hechizos, guerreros enmascarados, palabras más crepitantes u ocurrentes, como pesadillas posteriores que tapaban la realidad con recortes sanguinolentos y magia. 

Los ochenta, de Masas que devoraban provenientes de otros planetas, o quién sabe dónde, al estilo de la obsolescencia de The Blob con el mítico Steve McQueen y su revisión, más plástica y visual. con Pintas de rockeros, él por entonces... luego, convertido en un héroe rubio del Séptimo Arte en diversas guerras, duro como el acero y piloto de bugas.

En el lado menos dramático, los duos satíricos y bastante pasados, que aunque bebían de las fuentes de El Gordo y el Flaco, se alucinaron con otros aspectos, desde que Cheech y Chong, se montaron en una furgoneta, perfumada por los ahumados. Las carcajadas instigadas por la naturaleza, se sugestionarían aún más, con la llegada de Jay y Bob, amamantados por los pechos de Kevin Smith y otras materias, menos alimenticias. En fin, ellos se pondrán también, los antifaces que corresponden a los héroes.


Es la hora de batirse en duelo heroico, como paladines o trovadores, las músicas salvadoras son su emblema, vampiros como rebeldes, que vi, no aquí no, por ahora. Porque hay unos bichos voladores también, enmarcados con sonidos conocidos en el panorama musical y la mayoría de aquellos que revivían sus miedos en sueños en el pasado, éstos ahora, quizás no tanto, pues los tienen constantemente en las pantallas de sus móviles. 

Legendarios antihéroes plantados a las puertas de la Quinta adolescente del horror (más caña) y la dimensión, pegándose a la raíz de otros seres espectrales, generadores de máscaras casi inmortales, dueños de la entrada a un inframundo, cancerberos... ¡No miro a nadie! 

Es una niebla, mental, que no cesa... o no, ¿Mr. Carpenter? De la que nació, la misma Jamie Lee Curtis, hija del Tony más estrangulador en otras calamidades y la Janet de Scaramouche con sus luchas a espada, touché mon amie, igualmente se pasearía con los incipientes roqueros en cueros de Touch of Evil (una de mis preferidas, ever) o la casa del Psycho por excelencia, qué más puedo decir... Nada.

Y dicen que el que nada, no se ahoga... hermanos Duffer, amigos del alma, colegas, pasantes y padres con hijos.

La consecuencia es que los jóvenes acudirían en masa a su encuentro, ¡a las dagas!, se rociarían de alcohol y rock corriendo en sus venas, discotecas en la barra y Mr. Englund, convertido en una especie de mito que se reía de ellos. Son los amos contra los corderos, una simbología carcelaria que los hacía sufrir mucho, tarareando todo el rato, con su walkman de otra época, viviendo una y otra vez, sus pesadillas, sus comidas gourmet a lo Lecter, otro que tal baila,  hasta que no podían más y se entregaban, lanzando sus patines, tras ser Carrie´s de la vida, vivitas y coleando, esperando a ser la reina del baile. Eleven lo sigue siendo, con todos sus poderes que maneja drones de toneladas...

Soñando hasta nuestros días, extraños, entrañables... digo... ¡acucillando! que es gerundio engendrado bajo las tinieblas.Por supuesto, la casa es su escondite, una morada a conquistar, rodeada de luces que vienen y van, sonidos crujientes, cuerdas metálicas, lagrimas de niños, jóvenes con acné y otros que han pasado los primeros derrotes de la adolescencia, y piensan en futuribles... reproducciones de tímidos y soñadores.

Asomados a los huecos temporales, que traen recuerdos. Resplandores en la obscuridad, Memoria de Jack y Carrie, millas por el verde, la marihuana, por supuesto, de la bocas del miedo profundas en el interior de la mente, fuerzas telequinéticas y chips que salen del cuerpo, bichos de los cuarenta que aumentaron hasta los 80 y más, torturas del suspense en mazmorras gélidas y... mucha Niebla, más los sueños del rock&roll.

Los Chicos de la Bici.

Los Cinco, goonies, bicivoladores, que se acomodaron a los rescatadores, de ET´s, alrededor de adultos Juegos de Guerra, jóvenes caídos como rebeldes sin causa o con ella, conversaciones con teléfonos negros, mientras otros siempre con un sonrisa en sus bocas, se enfrentan con generaciones vampíricas o apoderados tutores en Noches de Miedo, generando absurdos y chistes sexuales, casi de Porky´s, primeras adicciones aún lejos de los efluvios de Coppolla´s, que empezaban a tener otras inquietudes vitales pensando en el futuro y, escuchando éxitos absolutos y clásicos, como Stand by Me.

Aunque las familias intenten protegerlos, ellos se lanzan a la aventura como aves Phoenix, como Exploradores, en sus Idaho´s privados, incipientes cowboys de drugstore, cuenta con nos... contra las fuerzas profesionales del estado, las antinaturales, como dije, siempre ocultos por esa especie de calima peligrosa de un verano del 84... la de la hierba, o la niebla... que es Vecna.


Aquí y en este momento, es como una red peligrosa enterrada, congelada en el tiempo, ahí que hablar de Frank Darabont... que, psicológica, metafísica y gráficamente, tenía pensado reproducir la multipolaridad social en blanco y negro, como un hijo propio... siendo del novelista. En cualquier rincón se podían esconder los mismos monstruos, con mayor muestra de alienación, igual que pequeños chupadores de esencias vitales (Lifeforce es otro referente a reclamar) y los gigantescos animales prehistóricos que no llegaron a conocer nuestros debaneos mentales... si no, nos comen. Vamos una especie de Annihilation para madres y Natalie Portman.

Las bicicletas ya no son para estos veranos, aquí hacen falta cadenas más potentes, quizá las de Hellreiser, en paralelismo evidente, pues hay que derribar a verdaderos colosos, sedientos de sangre, infectados en red o veloces devoradores de cerebros o almas. Tal que negocio piramidal... Conectando los distintos seres que describe Mr. King en sus historias de pesadillas en el hielo o un infierno acalorado en las alcantarillas, dando más y más vueltas. Cosas de otros mundos, vuelvo a repetir, payasos psicópatas a derribar, que necesitan armas más concluyentes definitivamente.

Por supuesto que la pareja Carpenter/King, tal que ahora los Duffer´s Bro, tomando las riendas de la nostalgia en el sentido narrativo y visual, de forma uniforme, guerrera y total; porque Stranger Things IV, se encuentra con esas historias grabadas sobre nuestras vidas, llenas de coches con vida propia, absorción de sustancias vitales o no, poderes gubernamentales y ejecutores inclementes, inocencias manchadas por el acoso mediático o la intransigencia social, métodos coercitivos y torturas variadas salidas del frío, escritos encriptados y tiroteos, chupasangres voladores, raíces familiares y variedad genérica, presencias sobrehumanas en mundos alternativos, demiurgos confusos entre el bien y el mal, y sobre todo, escondidos bajo muchas capas de esa Niebla.


Algunos pedían más ritmo tras la tercera temporada de la serie Stranger Things... je, je... ya que podía caer en una repetición de los acontecimientos en sus universos paralelos y las muertes reiteradas. Más excitantes, extremadamente eléctricos... más duros, en consecuencia, pedían... Y los creadores con sus actores, se han disfrazado en un momento de Freddy´s, para hacernos viajar en el tiempo de nuevo. Conducir alocadamente por los derroteros que perpetraron otros generadores incombustibles de pesadillas mortales, como el director neoyorkino Mr. John Carpenter y el novelista más versado en mentes y espacios irreales, acostumbrado a escaparse de la gran ciudad... hacia Hawkins, Indiana, y El que todos nombran como rey de las tinieblas, de mundos paralelos, Mr. Stephen King.

Las cuerdas metálicas siempre estuvieron presentes combinadas con músicas ambientales, en aquellos maravillosos 80´s, porque incluían motivos desmadrados de videoclips o películas de terror, e infundían su carácter rebelde... cuando no, macarra. En Elm Street, renace la voz por excelencia del metal y el guerrero de la noche, que quería salvar a los niños, Mr. Ronnie James Dio.

Además, nuestros protagonistas preferidos han ido creciendo en un abanico ampliado de personalidades, con otras inquietudes más adultas y la promesa personal de no dejarse contaminar por el éxito, u otras sustancias compremetedoras... Bueno, no tanto... se puede echar más carne en la parrilla, Esa Casa... Ese Bicho.

El heavy metal, el rock clásico, los ritmos más envolventes o alucinatorios, se mezclan con los efluvios derrochados por el reggae o el pop de discoteca, con parejas que recuerdan a tipos fuera de órbita y sus Hellfire particulares. A los personajes que han dejado una huella juvenil cambiando ruedas de bicis, por llantas y ordenadores, se suma el mayor peso genérico de Maya Hawke, la presencia alucinógena de Eduardo Franco, el odiado interpretado por Mason Dye, un futuro Jason tal vez, el hombre sin rostro, actor alemán Tom Wlaschiha, y la dualidad de un renegado, entre juegos, pasotismo acobardado y una evolución heroica de la que desconocemos su exigencia, en la piel y la chupa de Eddie, Joseph Quinn... más el homenaje Victor Creel, Robert Englund.

Este es el camino que ha elegido el elenco para Netflix, haciendo un pequeño, gran guiño, a aquella escena mítica ya, de Anthony Hopkins en El Silencio de los Corderos, con las nuevas Clarice´s ante él, a las puertas de Vecna o las prótesis de Jamie Campbell Bower y la distinguida presentación de un ¨monstruo¨del género fantástico como Mr. Robert "sin cuchillas" Englund.

Por tanto, cabe decir por mi parte... ¡qué nunca cambie!

Y si lo hace... ¡qué sea para mejorar! El Club del 5, a las puertas de Vecna... del Infierno.

Cinemomio: Thank you

Las más alteradas del Cinecomio

Etiquetas

Serie TV-Scifi Serie Tv - Terror Jessica Chastain Matthew McConaughey Clint Eastwood Emma Stone Jake Gyllenhaal Serie Tv - Thriller Carey Mulligan Humor Amy Adams Chris Pine David Fincher Denis Villeneuve Ewan McGregor Hugh Jackman Mads Mikkelsen Michael Fassbender Ridley Scott Tom Cruise Tom Hanks Woody Allen Anna Kendrick Anthony Hopkins Ben Affleck Cine Documental Daniel Radcliffe Eva Green Joaquin Phoenix Keira Knightley Kristen Stewart Leonardo DiCaprio Martin Scorsese Melissa Leo Michael Caine Michelle Williams Mike Flanagan Oscar Isaac Paul Dano Peter Sarsgaard Ryan Gosling Tim Burton Tom Hardy Alan Arkin Alec Baldwin Alejandro González Iñarritu Alex de la Iglesia Andrew Garfield Anton Yelchin Antonio Banderas Anya Taylor-Joy Audrey Tautou Benedict Cumberbatch Brad Pitt Bruce Willis Bárbara Lennie Cary Fukunaga Cate Blanchett Chiwetel Ejiofor Chris Penn Chris Pratt Christopher Nolan Christopher Walken Damien Chazelle David Ayer David Cronenberg David Mackenzie David Thewlis Denzel Washington Eddie Redmayne Edward Norton Ethan Hawke Felicity Jones Frances McDormand Francis Ford Coppola Gael García Bernal Gary Oldman George Clooney Guy Pearce Harvel Keitel Helena Bonham Carter Hugh Dancy Hugo Weaving Isabelle Huppert J. K. Simmons J.J. Abrams James Gunn James McAvoy Jean Marc Vallée Jean-Pierre Jeunet Jeff Nichols Jesse Eisenberg John Cusack John Goodman John Hurt John Turturro Jonah Hill Josh Brolin Julianne Moore Juliette Binoche Kate Bosworth Kenneth Branagh Kirsten Dunst Kurt Russell M. Night Shyamalan Marion Cotillard Mark Ruffalo Martin Freeman Matthew Modine Meryl Streep Mia Wasikowska Michael Pitt Michael Shannon Miles Teller Mélanie Thierry Nacho Vigalondo Nicolas Cage Nicolas Widing Refn Olivier Assayas Paolo Sorrentino Paul Giamatti Peter Jackson Quentin Tarantino Ralph Fiennes Ricardo Darín Richard Gere Richard Jenkins Robert Zemeckis Rosamund Pike Sam Shepard Samuel L. Jackson Saoirse Ronan Scarlett Johansson Sean Penn Series Tv - Terror Seth Rogen Sienna Miller Stellan Skarsgard Steve McQueen Tilda Swinton Tim Roth Viggo Mortensen Wes Anderson William Hurt Winona Ryder Woody Harrelson Zoe Saldana 2001: A Space Odyssey A Dangerous Method A Passage to India Abel Ferrara Al Pacino Albert Finney Alexander Payne Alexandre Aja Alfonso Cuarón Alice Eve Amanda Seyfried Amour An Education Angelina Jolie Animación Animación Digital Animación Japonesa Annette Bening Armie Hammer Ava Duvernay Barbara Stanwyck Ben Foster Ben Wheatley Bennett Miller Bertrand Bonello Bertrand Tavernier Bes Foster Bill Murray Billy Bob Thornton Bradley Cooper Brie Larson Brit Marling Bryce Dallas Howard Callum Keith Rennie Carlos Vermut Carmen Ejogo Carnage Casey Affleck Channing Tatum Charlotte Gainsbourg Christina Hendricks Christoph Waltz Colin Firth Collin Farrell Damián Scifrón Dan Gilroy Daniel Monzón Darren Aronofsky David Ayelowo David Dobkin David Yates Demi Moore Denis Levant Drake Doremus Duncan Jones Ed Harris Edward Burns Elijah Wood Elizabeth McGovern Ellar Coltrane Ellen Barkin Emile Hirsch Emily Blunt Emma Thompson Emmanuelle Seigner Essie Davis Fede Alvárez Frank Capra François Cluzet Gary Ross Gavin O´Connor Gene Hackman Geoffrey Rush Giuseppe Tornatore Gracia Querejeta Greg Mottola Guillaume Sylvestre Gérard Depardieu Harvey Keitel Henry Fonda Hnos. Coen Hnos. Dardenne Hossein Amini Hugo Isabella Rosselini J. Edgar J.C. Chandor Jack Black Jacob Trambley Jacqueline Bisset Jacques Audiard James Cameron James Gray James Marsh January Jones Jared Leto Jeff Bridges Jennifer Garner Jeremy Irons Jeremy Salunier Jim Broadbent Jim Sturgess John Carney John Ford John Lee Hancock John Malkovich John Travolta Johnny Deep Jonathan Nolan Jose Sacristán Joseph Gordon-Lewitt Julia Roberts Karyn Kusama Kevin Costner Kevin Smith Kiefer Sutherland Kim Nguyen Kristen Wiig Kyle Catlett La Clase La Ola La vida de Brian Lambert Wilson Lars von Trier Laurence Fishburne Leos Carax LiLy Collins Lindsay Duncan Logan Marshall-Green Luc Besson Luis Tosar Luke Wilson Macha Grenon Marc Forster Marc Webb Mark Wahlberg Martin Sheen Mateo Gil Mathieu Amalric Matthew Broderick Meet John Doe Mel Gibson Melissa McCarthy Michael Almereyda Michael Brandt Michael Haneke Michael Keaton Michael Madsen Michael Peña Miguel Gomes Mike Cahill Mike Figgis Mike Leigh Mira Sorvino Monty Phyton Morgan Freeman Morten Tyldum Mélanie Laurent Nadine Labaki Naomi Watts Naomie Harris Nathan Lane Ned Benson Neil LaBoute Nicholas Hoult Nicholas Jerecki Nick Nolte Nourizadeh Nima Olivia Colman Olivia Wilde Olivier Marchal Omar Sy Orson Welles Paddy Considine Park Chan-wook Patricia Arquette Paul Greengrass Paul Haggis Paul Thomas Anderson Paul Verhoeven Peter Berg Peter Dinklage Peter Mulan Philip Seymour Hoffman Philippe Falardeau Preston Sturges Quvenzhané Wallis Rachel Weisz Reese Whiterspoon Ric O´Barry Richard Ayoade Richard Glatzer Richard Harris Richard Linklater Rob Marshall Robert Downey Jr. Robert Duvall Robert Eggers Robert Pattinson Robert Redford Roger Donaldson Roger Michell Roman Polanski Rose Byrne Ruben Fleischer Sam Levinson Sam Whorthington Sandra Bullock Sarah Gadon Sarah Polley Simon Curtis Simon Pegg Soledad Villamil Soul Kitchen Stanley Kubrick Staying Alive Stephen Lang Steve Buscemi Steve Carell Steven Knight Steven Soderbergh Tarsem Singh Tate Taylor Terrence Malick Terry Gilliam Thandie Newton Thomas Dekker Thomas Jane Thomas Winterberg Timothy Spall Todd Phillips Tom Dicillo Tom Ford Tom Hiddleston Tom Tykwer Tom Wilkinson Topher Grace Trailer The Wolf of Wall Street Uma Thurman Valérie Donzelli Vince Vaughn Viola Davis Yoji Yamada Yorgos Lanthimos Zachary Quinto Zoe Kazan
Licencia de Creative Commons
Obra está bajo una licencia CC en España.