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domingo, 10 de marzo de 2024

Invasión. Season II

Se entiende que la esfera, pertenece a esa categoría de sólidos geométricos, cuya parte interna está formada por el conjunto de puntos inferiores a su radio total. Por tanto, es una superficie que se comprende en una revolución.

En otro sentido, más cinematográfico que cinemático, algo surgió de las profundidades marinas del 1999 con Barry Levinson en su visor – un director que escudriñó inicialmente el humor en los shows de Carol Burnett y Marty Feldman – y se sugestionó con aquella primera propuesta eléctrica de James Cameron en The Abbys, probablemente...  y persiguió los sueños con grandes éxitos con The Young Sherlock Holmes, en su forma geométrica, rellena y triangular. Más que esférica, salvo por la incipiente barriguita del Dr. Watson, por entonces gracioso glotón, pero en un grupo juvenil de campanillas... y campanazos de taquilla. Pronto nos cumplirá los 40 y el oso sigue viniendo de blanco.

El Secreto de la Pirámide, y sus oníricos encuentros con el alter ego… Sin embargo,  Sphere sacada de una novela de Michael Chrichton, fue una amerizaje del más allá, a través de un agujero de gusano, que profundizó en el scifi alienígena de las siguientes décadas, en parte. Ahí tenemos producciones algo fallidas en el argumento, aunque no tengo muy memorizadas ya, tales como The Abbys de James Cameron y su ente lucuoso, el Contacto de la estrella noventera Jodie Foster que también se lucró de algunos hallazgos visuales, como ´Terminator II. Felicidades a este sí, por la cuarentena esférica del tiempo...

Del mar, pasando por la mente, sin llegar a la magnitud densamente metafísica hablando, de la genial obra de Stanislav Lem, me refiero, conocida universalmente como Solaris. Un referente de juventud, extraña, en mis lecturas. Puede...

Sobre aquellas escafandras, otras no parecen tan necesarias - que estás aquí, con los dos pies en el suelo, terrícola - , se agolparon las chispas fluorescentes que tanto ha magnificado Cameron y es una práctica filmica actual, hasta con Nicolas Cage en manos de Lovecraft, de otras suyas ya me extenderé, cuando tenga la cabeza en su... sitio. Ahora, sepultando por los rostros ensimismados, que observan las lucecitas zigzagueantes, o aterrorizados levemente por la observación de calamares a la vista… recordamos a un equipo bien montado sobre La Esfera, con celebridades como Peter Coyote, Samuel L. Jackson, Dustin Hoffman y, la estrella corpórea de Sharon Stone, enfundada por su instinto básico, sin duda era otra cosa. Thing. 

Y la misma estrella, no son éstas, más sugestionadas, que aquella jovencita que apareció en el tren de Woody Allen, en Memorias de un Seductor… Por ahí andaba su juego… y su extensiones con el crimen emocional. Este ha sido un segundo contacto, un pequeño repaso... pero, ¡vienen más!

De la Esfera, a la Invasión.

En estas incursiones terrestres, a veces para nada pacíficas en busca de recursos o chicha... hemos entrevisto la esencial comunicación con Ellos/as... o elles… Porque de todo hay en la viña, cerca del señor Alien, hermafrodita o no. Con heroínas que fueron grandes, como la Sigourney, con todos sus premios y gatos.

Otra fue referente de la gran, magnífica Llegada, que le saca años luz de ventaja a otras invasiones modernas, por su género propio, recto y cabal gracias a la mano de Denis Villeneuve… del genio del que tendré que cursar teorías filosóficas o antropomórficas, dentro de poco…  porque con Frank Herbert hemos aterrizado, en compañía, para el que no lo sepa, de toda una estirpe de familias engendradas y dominantes, o no... Y arribando a este punto, tras una temporada plena de sobresaltos espasmódicos, suspense de natura granjera y emblemas londinenses bajo palio, nos envía la Invasión de Simon Kinberg y David Weil, al limbo, esto es zzzZZzzz... con una avanzadilla de fuegos fatuos y nuevos mensajes sonoros, por medio de psicología inversa a lo AppleTv Plus. Es decir, que empieza a caerse como aquella manzana sobre la cabeza del físico Isaac Newton, por su propia pesadez.

Por consideración, un consejo, puede que impertinente… si construyes una narración en serie, no te olvides de lo que la hizo crecer y traspasar la esfera al otro lado. Ese espacio diametral de distancia, que separa aquella primera entrega de misterio espacial y vislumbre metafísica, a la profundidad onerosa de una cuarta fase, residual, sin suspense ni huella propia. En este momento, huelga decir que, la Tercera de Spielberg, como maravilla del séptimo sonora y visualmente, sería la obra cumbre de los grandes contactos con extraterrestres pacíficos - sin olvidarse de The Thing como tantas veces dije -, con las formas adecuadas y prototípicas, de grandes invasiones con ultracuerpos, igualmente, y ¡nada de calamardos hirientes, ni metauniversos plasmáticos, aunque 2001 nos metió hasta el fondo, xdio!

El Plasma… plasta.

Esta es la gran “novedad” de la entrega en Invasión – no los cefalópodos que podrían ser especie de mundos marinos galácticos, por supuesto - , sino la que suena a refrito interespacial hacia la proximidad moldeada en colores. Claro y transparente para penetrar, la mente digo, y con El Plasma, de los coj… ya está bien, pesao. El eco suena a globalismo identitario, amor universal y espiritual por los avatares, metamorfos de estrategias coordinadas y comunicativas, o vibratorias. Que se transfrorman en poderosos monstruos, que se queman en el feminimo, guerrero y lésbico. Por consiguiente, si de mí depende este ente, fálico y amalgamado, le quito la tontería con un soplamocos y un portal élfico, menos viscosidad vacua, cuando sus soldados son voraces como trituradoras desaforadas. Y no, no cuela… Los aliens o comen, o se dejan domesticar… pero domirse en los laureles, no, no, que no son plantas ni moho.

La narración, entre Kinberg y sus aliados naturales incluyendo directores, que han ido relegando la producción de filmes completos, se estanca por capítulos en plataformas genéricas – a veces, significativamente wokes, sin sentido cultural o necesario como en la primera que sí lo era- y aquí, no sé que pasó, un recuerdo de infancia o algo. Nada de su fuerza en la entrega iniciática… que se ha quedado colgada de un bostezo y una canción con calzador, por muy Bowie que se busque. Magmático, pero bostezo a fin y al cabo, pues está desenganchado de aquella tensión, relaciones, a un punto, manoseado, monótono y susceptible de empeorar, si se viene la tercera con blandibloob. Por recordar aquella de Mr. McQueen, que revivía al doctor Quatermass y las guerras de otros mundos, en blanco y negro. Magníficas, incluso en color con efectos mentales a lo Disney, del viaje al Planeta Prohibido, es decir, que nos, fuimos los alienados, atacantes, en campo contrario.

Esto del sensiblerismo genérico, se demuestra como gran y, para servidor, evasiva  tendencia, no lo aguanto como ola invasiva, no onda globalizada, ni inteligencia masiva, ni personalidad divergentes... ya bien sea, por medio de recuerdos fotográficos repetitivos, músicas colocadas sin ton ni son – aunque la banda de Max Richter sea un oasis – u otras desazones juveniles, poco creíbles o timoratas, por otro lado. Nada que ver, aunque se intente comparar, a las relaciones establecidas por otros hermanos, en la casa esperada de las Cosas Extrañas, hacia su quinto curso de licenciatura final. Que promete ya que, el virrete y el título, está en la futura visión nebulosa y capacitada del gran Frank Darabont, con sus nieblas y sus prisiones mentales. Y que de otras cosas y criaturas monstruosas, ya requetecontaré… ¡morena! Like a rolling stooone…

Y aquí estamos, esperando recuperarse del sopor, tras la sexta capitulación que va a peor, con soldaditos, y se magnifica en segunda temporada, evitando la claridad cardiaca de E.T., cuando los voraces se vuelven gil… puertas, y nos provocan a confundirlos con otros elementos del espacio de Stephen King, dientes para qué... o los geniales momentos mágicos de otras faraónicas templanzas a lo Stargate, sin llegar a su máxima aniquilación antropológica del surrealismo subatómico con Alex Garland. Y aquí es donde quería llegar, a marcar la diferencia con el inciso, que nos llevará a la frontera de lo imposible, en una auténtica Civil War entre facciones humanas, reconocibles, puede ser, que fue, pero… pudiera ser. ¿O no…?

Sin embargo, estamos a bordo de una batalla, impotente, entre dos especies, huésped y colonizadora, que una es gota de agua y otra convertida en mogollón, sin causa. O exterminadora, sugestivamente digestiva… que sufre de sudoración por alargamiento, improcedente, innecesaria, tardía, genealógica, de todopoderosa presuntuosidad, y profundidad esotérica, en algún lugar desconocido. Y una comida de tarro visual, con mezcla lovecraftniana, caldo de cultivo de leftlovers en fases, algo inmaduros, eso sí. En fin.

De 2, al 10…

Sinceramente, esta invasión ha sido una metáfora. Vamos, una estratagema personal, para contar lo que verdaderamente nos ha traído hasta aquí, a los extracomunitarios, fuera de aquel monolito del gran viaje de Stanley Kubrick, hacia los espacios del alma y… más allá. El fin mismo del todo. Uno mismo.

De inmadurez nos caímos del guindo en esta segunda temporada de esa Invasión, más insulsa que un centro militar en primavera, si bien nos embauque,  con ´ojeada` a lo señor de los mundillos luminosos, surrealistas metafísicamente, y demás volcanes magnéticos-flamígeros. Es decir, a anillos grupales y lo profético de los mismos, por  terrenos de planetas equivalentes, ¿no era naves?, pues no... con su Mordor particular y demás efervescencias visuales, disparando al infinito confuso.  Todo lo efímero y contrario, cercano al hombre, la mujer y el niño... por lo que se suspiraba en aquella primera intervención catártica, con sus sustos silenciosos al naturalis. Y eso me bastaba, científica y emocionalmente.

Pero ahora, ya olvidada, iremos a visitar otras sensaciones internas, como la de la protagonista de Monolito, que es una quimera esencial entre las redes sociales, pesadilla existencial de Her, y la perspectiva de una invasión de andar por casa, con síndrome de Estocolmo… porque para colmo, sin tocarse, lo atractivo está en el interior. De la boca del estómago, al fondo de un lago silencioso. En el espejo...

Y de las granjas espaciadas, a los mundos reivindicativos de los pertenecientes a la Tercera, no la dimensión, sino, la edad, que puede ser otra desconocida… o desconocido. En esta ocasión, deslumbrante y notable reflexión de espiritualidad compartida con Ben Kingsley y su pelo a lo Einstein… que de la bomba ya meditaré otro día, no de Oscar como hoy. Y el notable filme que se denomina, aunque pudiera ser de cualquier otra forma, tal que Jules. Una obra madura, intimista, pletórica metáfora y convencida, entre el valor de la vida y el sentido final, con agradecimientos incluidos, a toda una generación de ´jóvenes`, que surgieron del frío de la sociedad actual.

Y a los que pertenecen, películas increíbles, con grandes recuerdos de época, como aquellos Encuentros en la Tercera Fase y la singularidad de contactos con espíritus cercanos… aquellos pequeños y maravillosos aliados, con especialistas en mecánica y construcción del corazón, y la energía sin comer a lo Alf, pura esencia nuclear o algo parecido… o los visitantes buenos del mismo racimo, que ayudan para evitar mayores contagios, como si emparentaran a Cazadores de Sueños, entre King y Kasdan... por supuesto, hacia la cúspide del volcán en ebullición, la eternidad del viaje, el pensamiento reflexivo de esa otra jubilación, el vengador sobrenatural con sus superpoderes, muy humanos, y la memoria de aquellos que ofrecieron sus vidas, o se sacrificaron por sus hijos… a veces, un poco olvidadizos a lo P.Tinto, cómicos por otro lado que toca la fibra, o cautivos de una sociedad, que no perdona a los lentos, cabezas borradas o borradoras, geniales, espíritus joviales, con o sin sustancias, en busca de un próximo horizonte… más acá. Una genialidad próxima, esta Jules y sus interpretaciones en trigonometría triangular… o cuadriculada.

En ocasiones, no es imprescindible una megaheroína, con trajes mecánicos o lanzallamas cerebrales o lanzadora de cócteles molotov, para reivindicar un alcance genuino de poder absoluto o una llamada al corazón del espectador… ya sabes… Simplemente, basta con una frase de generosidad por la salvación ante una violencia inesperada… una canción generacional de Lynyrd Skynyrd que pida ser libre como un pájaro, a capella, pasajera, íntima, o pajarita de espíritu irredento… y especialmente, una simple mirada al interior de Ben Kingsley.

Prometo volver, en patinete, en barco o en avión… o, cristo-alien que lo fundó… No hay Señales, ni auto-stop, aún no. Por Isaac... Asimov... Y muchas cosas que me dejo intencionadamente en el tintero... 

Quizás me escuchéis o leáis en alguna entrega de premios, or... Nop!

domingo, 29 de octubre de 2023

Black Mirror. Season VI

 

Existen espejos que no devuelven tu reflejo. Porque se quedan obsoletos o están tintados. Otros, reflejan la realidad distorsionada, como aquel cuadro estrafalario que observaba a diario una especie de monstruo…

Y sin embargo, ahora tenemos uno en nuestros bolsillos, que la distorsiona igualmente y no nos parece raro. Así que, casi nadie, conoce sus posibles repercusiones y las que supondrá la IA en nuestras vidas futuras…

En cambio, ya se sienten algunos efectos cuando se trata de pequeñas unidades en desarrollo, que pueden ocasionar amenazas teledirigidas o robos de identidad. En las guerras, las posibilidades serán infinitas como bien demuestra el documental Unknown: Killer Robots, con nuevos sigilosos soldados, y si algún día, esa inteligencia superior en velocidad, decisión o manipulación en la toma de decisiones, llegaría a poder obtener conciencia propia. Todos tenemos, aunque sea infantilizada, aquella historia contada por… en el filme Juegos de Guerra o la posterior edad adulta, con el Skynet del Terminator de Cameron y su campo de batalla.

De momento nos detendremos ante este cristal deshumanizado, que significa la estrategia de Charlie Brooker para Netflix, con la serie de los miedos tecnológicos y demás desfases. Ya que es difícil no sugestionarse, ante esas imágenes, que partieron de la literatura de la ciencia ficción y su primigenio cine, desde la androide angelical, María en la Metrópolis de Fritz Lang. Historias en las que el aprendizaje computacional se simplificaba en el plano social, desviando la conciencia autosuficiente, que abrirían las puertas a una República Independiente de los Chips y la pretérita tecnología cuántica. Chips without fish, o no…

Bueno sí, los pescaditos podríamos ser nosotros. La ciencia binaria empezó a tomarnos como objetivos a corto plazo, si su conciencia de programación reptiliana, se veía amenazada. Porque estaba diseñada a nuestra imagen y evolución. Mientras, los seres humanos pensaban en crear una nueva especie, sin observar nuestro reflejo en aquella pantalla de última generación. Pues, estábamos pendientes de fake news y pantallas de grandes plataformas económicas o sus redes sociales; cuando posiblemente la III Guerra ya estaba en marcha… Algunos pensaban que ya se tornaba inteligente, como esos soldados robóticos del documental o los observadores armados del cielo, pero, sobre todo era viciada, cruel y muy manipulada… Y aderezada, con avisos de terror, salpicados de explosiones nucleares…

Retazos violentos y… la respuesta.

Espectadores, y los que no querían mirar, atrapados tras sus caretas, se sentían protegidos en su rebaño, sin alcanzar a ver la amenaza, ya no tan incipiente. Riéndose de la respuesta, hasta que vieron dicho documental, u otros robots que empezaban a tomar decisiones erróneas… ¡Cómo… si no era posible!

Las plataformas comenzaban a crear sus contenidos, con datos comprados que dimos como creídos y nos vimos convertidos en horrores, o awful, como esa Joan o sus imágenes posibles, replicadas hasta el infinito de la red. Era todo un cosmos de respuestas horribles y deformes, ¡una gran cagada! Y sin embargo, la mejor de las historias porque no comprometían a todos, con sus algoritmos imaginarios buscando la carnaza, como aquellos otros paparazzis del pasado. Igualmente drogado, pero en digital globalizado y comprado en la nube... mafias entre algodones.

Protegidos en nuestro rebaño tras la cerca oscura, no previendo la anticipación de los lobos, raising by wolves los llamó el jefe, Mr. Ridley Scott, amo y señor, de los replicantes que vendrán después. Firmamos nuestra máscara mortuoria de terror, por unos cuántos pagos de bizum o suscripciones, sin saber el color que tomarían las desviaciones personales o el poder grupal de sugestión. Era otro tipo de guerra, eso… sin etiquetarse, como siempre soñaron, ¿no? Uno contra todos, todos contra uno.

Hasta que determinados pececillos, decidieron salirse de la pecera de material traslúcido, salpicado de caca, ya que no participamos de la sátira ni del reparto ideológico, dirigido por el fideicomiso monetario de sus interese comunes. Y nos marchamos, dando la espalda, como aquel viejo pistolero solitario de Centauros del Desierto… con John Ford, oteado tras su ojo tapado, buscando las sensaciones de un atardecer sobrecargado, de rojos-anaranjados y azules, violáceos. Y alejarse del marco de aquella puerta sombría, que significaba el hogar… Nuestro refugio falso.

La Era Duplicada.

Antes tendré que detenerme y recomendar una pequeña peli, directa e intensa, The Artifice Girl, notable estreno del director Franklin Ritch, para llegar a conocer el alcance de una próxima AI contra el imperio del crimen anónimo. Con un poético aumento de sensibilidad y sentido del honor, que nos hace confundir lo que es cierto o lo que se piensa en la clandestinidad, sobrepasando los límites; mas en este caso, en un giro que desea atrapar a aquellos que violan la ley en la perspectiva de inocentes, en un venganza que se verá envejecer hacia ese mismo espejo creado a su imagen. Bits inteligentes pidiendo su propia idiosincrasia existencial… y la búsqueda de la emotividad. Muy interesante parábola de la identidad y responsabilidad civil, en un caso policial sobrecogedor y esperanzador, además con el gran Lance Henriksen, uno de nuestros ´roboces diligentes` favoritos que redondea metafóridcdamente el alma de metal. Parecido a la búsqueda de evasión en Días Extraños, que pronto cumplirá 30 años ya, p… máquinas…, en esta ocasión a través de la ciencia criminológica destinada a los afectados de abusos infantiles.

Algunos científicos, todo se repite... propusieron duplicar el esfuerzo en el espacio-tiempo, otorgando a las familias terrenales de opciones emocionales sin precedentes, como en aquella Black Box, pero con cables en lugar de neuronas. Al fin y al cabo, son conexiones bioeléctricas... Era la conciencia, atrapada en cuerpos que respondían a sus querencias y miedos, más allá del mar e incluso, del amor… Pues el horror, no entiende de fronteras ni colores, ya que los difumina en único gris. Y en ese término, se basa la película de tensión psicológica Influencer, que crece narrativamente, mezclando la anterior categoría de sustracción identitaria  y la remata con asesinato a sangre fría, por subsistencia, venganza… o mero disfrute.

Sería parte de una existencia imaginaria, del yo o del futuro Nos… siempre hay tiempo de vivir y morir, sin importar la distancia. Esa es la sátira de la robótica, que esparce el sr. Brooker como si fuera el recuerdo de Charles Manson y una incitación contra lo antinatura. Tal y como sucediera en multitud de distopías, en sentido contrario curiosamente, salvo en la transhumanista The Creator tomada como espécimen de nueva generación… sería un craso error…  Tras el Hal-9000 tomase conciencia del peligro de desconexión, un Terminator del tiempo violento, mercenario para acabar con la sombra humana, o que los replicantes desearan… conocer la reversibilidad posible del caos, o una muerte marcada a fuego… Es el mismo plasma de Solaris, el más allá de Lem y el GH de Gorge Orwell, más que tecnológico, tomase total control de nuestras vidas. Curiosamente también la suya, la del todopoderoso…

El resultado es la violencia, en cualquier caso, porque somos así… y ellos podrán serlo. De eso se trata la supervivencia, un cerebro protector, de una camada.

El Placer… Dolor.

Black Mirror se caracteriza por no andarse con remilgos, aunque sea en una retirada tierra escocesa, y las pintas se tiñan con sangre extraña. Como aquellos chicos se adentraron en el páramo, tras visitar esa taberna en Un Hombre Lobo Americano en Londres. Aunque, esta vez, los lobos son distintos… y el dolor también.

Es un poco estrambótico, el relato cercano y familiar, de forma que no termina de cuadra (como posteriores lobos….) con la estrategia tecnológica y visual de este espejo moderno. De otra forma con la visita a los videotapes del pasado. El resto es una sinfonía de lo inaudito, como pescar peces en un río revuelto, no en el mar.

El masoquismo más extremo, poco tiene que ver con otros aspectos sexuales o pornográficos… de los 8mm con Mr. Cage a Tom Cruise enmascarado. Y es que la sonrisa propone un doble sentido, estar a gusto con uno mismo o volcarse en una terrible escena de sarcasmo facial, como ocurre a través de la mente del Joker y su poder antisistema, pero, con la mueca manchada de terrorismo.

Otro caso de automasoquismo, en este ejemplo extremo y psicológico, serían la mueca del abusado en El Hombre que Ríe, su antecesor mudo; y llevado al terror más insano, marcado por las muertes autoinfringidas, estaría el filme Smile de Parker Finn (en busca de su continuación, era de esperar, ahahaheheha), donde las escenas automasocas, te llevan a un estado de confusión anímica y perjudicial en algunos estertores morales, si bien con un suspense narrativo, digno de mencionar aquí. Con la risa hemos topado, Fray Guillermo de Baskerville… como el que sale con ella a ligar por ahí… NO hombre, noooo.

Lobos y… demonios. Fin de la cinta.

Todo nace de un cierto desorden, desde la radicalización del feminismo, hasta el fin de lo conocido, anunciado… que en El Día Después, te acuerdas, fue un IMPACTO.

El sátiro creador de lo negro, intenta sacudir el árbol siendo participe del periodismo de una de las partes, optando por definir a unos y a otras, lobos o lobas. Y en cambio, está todo ya más que definido… El Mundo, la humanidad, no tiene remedio. Ni la globalización de agendas adineradas, tiene ninguna posibilidad… ¡Es más que factible que la jod… y nos vayamos al … !

Otro día hablo del otro lado de la Fuerza, con otro capítulo interesante de la serie documental que empieza, donde acaba todo, en lo desconocido…

Pues, el jefe de Black Mirror, contó en un artículo que cayera un buen día, en las redes de la AI, a ese otro lado de la narración experimental con Netflix. Es decir, el uso, el viciado, el voyeur expectante. Con la práctica del infraser (por ahora…)o Chat, G y no sé cuántos putos caracteres… que sí, que lo sé, pero me hago el longui, gege… qué puntazo. Con intención de engendrar un posible, nuevo capítulo indefinido, de la farsa creativa que nos acecha. Y como resultado, tras decesos del virus, fue una auténtica mierda según sus descripciones. Como la de esa Jane del capítulo, pero en digital saliendo de los dedos… Fue una plasta de todos sus episodios anteriores, remezclada sin argumentación novedosa y autosuficiente, hasta hoy…

No vaya a ser que la máquina aprenda a interrelacionar y… Ah, qué ya está en ellos, ¡válgame Daisy! Terminará jugando a las creaciones y eso… ya sabes lo que nos caga.

Por el instante, viste a la mona de paparazzi y se sale del negocio. Será por bienqueda, como si no formara parte de él, y se viste con la piel de las hermanas, con una simpleza espantosa., que termina comiéndose a todos los tíos, de la forma que fuera, hasta polis y bollicaos… y mandar a reflexionar con una mierda de instantánea final. No entiendo ni papa, con lo bien que estuvo la Luna en Londres o en las carreteras de Aullidos. Esto es otra cosa, reivindicativa y… a ciegas evolutivamente.

Y por último, tras 27 capítulos y una historia interactiva del volcado sanguíneo de autor, de lo escrito y pensado por humano, nos metemos en una explosión del sin sentido, entre lo vacuo del asesinato, lo metafísico de la existencia y el horror del hongo mortífero. Sí, ¡demonios de finales de los 70, campanudos! Y con Bonny M… Ma, ma, ma… maaaaá.

Aquí hago un inciso a las nuevas generaciones, para reconocer ese mencionado Día de Después, sin máquinas asesinas del futuro o AI, hasta ahora, porque alguno ya se lo puede estar planteando… Celebrando que el 40 cumpleaños de Terminator será el año entrante, como es ahora el de Blade Runner en esa guerra final con la máquina, en alcance de memoria y enseñanza. Y recomendar otro sincero alegato del 83 casi olvidado, desde ojos de la infancia, conociendo de primera mano, una destrucción o esa muerte por altas dosis de radiación. Reflexión en el interior de nuestros hogares y familias deformadas, tras un simple Testament de Hamelin, con la curiosidad de, que ahí estaban jovencitos, además de Luke Haas… Rebecca de Mornay y Kevin Costner, en incipiente imagen de los paparazzis de estrellas. La tecnología avanzando desde lo bélico, para convertirnos en energía limpia o positivismo del negativo… de a poco, hasta llegar a esa estúpida estampa en el suelo desangrado del capítulo 4, de la contradicción… Del éxito con la compasión, en una foto, no creo ni media.

Este compendio de ideas descerebradas y detonaciones, compone laSecta temporada de Black Mirror, que nos calienta como la fusión del Sol, o los chipsets a 40 y tantos grados en verano, reventando baterías futuras y pantallas. Y las máquinas, vestidas de lobos o coches silenciosos, atraviesan las calles de la ciudad, buscando peatones perdidos como si fueran drones a la caza. Y la guerra parece un videojuego de IA en pantallas negras, con jóvenes que cogen su automática, fuera de una serie sin personajes reales, o fotocopias unos de otros, practicando el dolor, robando tu dinero a distancia… hasta llegar a prescindir de las amenazas generales, con dos partes… hasta lo coj… Algunos somos imparciales, y moriremos sin mirar las carteras de ricos en agenda que, nunca abandonarán sus riquezas… de bolsillo izquierdo o derecho… ni queremos padecer, más noticias falsas de medios.

Simplemente, acabar con una historia contada en un blog, sin dinero, sin ideología… sin miedos. Hablando del AI al As… esino. Da igual su forma, es lo que hay, entre lobos y lobas, humanos. Negreiros… atpc. Na na nanáaaa, like a rolling stones, hey Judeee!

Post-mirror…

Contaba Mr. Brooker que, en día de esos lluviosos, también por su mente, el director del periódico mandase a una misión crítica, sobre el concierto de Glanstonburry… Como buen profesional, acepto propuesta a regañadientes, pues no sentía ninguna atracción por acampar,  y decir en distorsión visual con su imagen de camuflaje militar… “No voy a acampar jamás… Odio la lluvia, el barro, los inconvenientes relacionados y el malestar en general, los ruidos fuertes… la Gente y sus amigos que se encuentran… en una multitud chocando… y los borrachos que se chocan contigo y te mean en la pierna”… Y es que cuando llegas a un grado de comodidad, o nivel económico, es difícil desprenderse de ello, como de las riquezas con ideologías. Da igual el sentido, para la derecha o la gran izquierda… Es parecido a lo que desearía, una nueva inteligencia artificial… ¡Qué nada interfiriera con su posición!

Cuando deje de añorar a aquel cerebro del ZX-Spectrum de recortados Kas, los gráficos de Commodores Amiga, o la infantil cancioncilla tarareada por Daisy. Así que, no inventes cuentos, y deja que las narraciones se reinician y vuelve a la esencia, que es el concepto principal… o el fin del principio… o el inicio de la inteligencia más artificial, que nos muestra nuestros posibles finales… aunque no nos gusten. Así se vive en realidad… y se sueña en el espacio.

De lobos solitarios, ni manadas, no hablo… pues juegan con la luz masoquista del obturador para obtener los momentos macabros y comportamientos más tenebrosos del Ser… amigos/as de la Bestia. Igual que Guillermo del Toro, nos trajo el infierno a nuestra pantalla con aquella Cronos demi-mitológica y mecánica, que cumple años... Black Mirror en esta Sexta, habla de sectas familiares escondidas en la memoria de monstruos y máscaras, mecanismos oxidados de oficios oscuros, ante la rivalidad y la excitación del dinero… y la exacerbación del Yo, hasta la orgía de la extinción del Todo. Eso sí, sin explicación… Somos como máquinas de placer y horror.

Y la pantalla tibia, se calentó con salpicaduras de sangre, alguna correría furtiva de mente y vestidos de demonios con diferente pelaje… Ya no existirán las leyes de Asimov, carne así explotes, recordando aquella obra genial de Mr. Cronenberg, titulada Videodrome, y los labios saliendo de la pasión extremófila, que cumple años y recuerdos sonoros de Blondie… one kiss. No pico, no.

Ni existirá atracción, simple morbo, frío monedero, en una memoria quemada, recuerdo de la música de Bonny M, Ooooh, RaRa, Rasputín…  la gran Máquina del Amor… con látigo de cuero bélico, confeti del años 2000, el fin de aquel mundo, recuerdas… y olor a bombas H.

Qué venga ya la fusión, por favor… Beyond the Siiiii, (o sea)… na na nah, náaaa.


domingo, 8 de octubre de 2023

Wolf Pack/Lockwood & Co. Season I

El tiempo cae sobre nuestras vidas, como si se tratase de criaturas de la noche que transmutan sus células… Pero, cada vez más debilitadas.

Sin embargo, los verdaderos monstruos, seres de ficción me refiero, porque los reales están más cerca… siempre renacen de sus propias cenizas, una y otra vez, con resultados dispares, eso sí.

En el cine y la tv, se hacen ecos de otras historias… que pueden o no ser convincentes para un grupúsculo de, llamados clasistas.

Cae un velo de obscuridad, y una figura se recorta entre las sombras como un reflejo de lo que fue y ya no es, un espejismo humano, un despojo de conciencia, un mero fuego fatuo… y a lo lejos, se escucha un aullido. El grito sofocado de la víctima en su garganta seccionada, no fue escuchado por nadie… o no le interesó escucharlo. Porque en la noche, las pesadillas se pueden hacer realidad, lo hemos visto, lo hemos sentido… ya que aquellos seres sobrenaturales que recorrieron otras épocas, se levantan hoy y buscan su próxima presa, reflejando los mismos miedos de aquellos pobladores de la antigüedad.

Cuando lo básico es lo cierto, los horrores humanos siempre fueron ejecutados por nosotros mismos, nuestro lado más salvaje e inmisericorde, lejos de seres inteligentes, que no serían capaces de ejecutarlos sin sentirse humillados y despreciables. Mucho menos, abarcar el disfrute del sufrimiento ajeno, macabramente…

El miedo se trasladó a las grandes urbes que comenzaban a ahogarse en vómitos y orines, pero se mantuvo el sentimiento sobrenatural de los crímenes, sobre todo en aquellos primeros días. Como si el Demeter viajase el resto de nuestra vida, con aquellos restos sacrílegos y hambrientos. De la peli, ya hablaré cuando me queden arrestos… Para crear leyendas, sirvió la literatura de grandes como Bram Stoker o Mary Shelley, cuando hace más de dos siglos nos indujo a creer en ciencia forense y posibilidad del moderno Prometeo. Puede que la primera gran creación de ciencia ficción de horror, aunque Sagan o Asimov, apuestan por Somnium para un viaje onírico de Johannes Kepler.

La criatura del doctor, hacedor de vida tras la muerte, después de pasar por las páginas se instauró en Polonia y tuvo hasta una novia, gracias al genio del director James Whale y la representación física del gran Boris Karloff; en cambio, no corrió la misma suerte Bela Lugosi en aquel artificioso monumento a la resurrección luchando contra Lon Chaney Jr. como the Werewolf, en Frankenstein meets The Wolfman, del autor de bastantes filmes de Sherlock Holmes, el director Roy William Neil. La cual cumple 80 años y mantiene un puntito de calamitosa imaginación, para recordarnos a los auténticos clásicos del terror.

Culpas y depredadores sanguinarios para reivindicar, aunque se los lleve la corriente digital… A veces… porque, cuando el trabajo se hizo manualmente, funcionó a las mil maravillas, pongamos a la que celebrará el año que viene su aniversario 40 en Compañía de Lobos, con Neil Jordan, o Aullidos de Joe Dante y la magnífica Un Hombre Americano en Londres de John Landis, ambas de 1981. Se abren las huestes de los licántropos y la plata.

El Paquete-Lobo.

Baños de sangre a la luz de la luna, Blue Moooon… No. Vellos de punta, porque los otros… depilados somos ante la tragedia. La silueta de la criatura se percibe apenas, qué pena, ni la última serie de Drácula, fue tan simple y onerosa, ¡maldita degeneración! Si no sabes aullar, p´a que te metes… no te atrevas a pasear por París, hombre, que hay chinches.

Si aquella lucha de 1943 entre míticos con  gitana incluida, Valesa creo, fue castigada por las prisas y la terminación en la presa reventada, ésta serie de MTV revienta mucho antes, si bien, los inicios nos llevan a error. Las prisas no son buenas para los monstruos, ni para escritores/guionistas… benditas resurrecciones, por favor.

Comienza irrealmente con un apocalipsis o la quema… demostrando que las manadas no son buenas compañías, y ésta, parece una reunión de vecinos a la puerta de sus casas, como en un corral de la Pacheca bajo el influjo lunar, para plañideras chismosas. Si el Licaón entre Platón y Ovidio, levantase la cabeza, se llevaría el chasco de estar ante una auténtica maldición de los terrores clásicos. ¿Por qué…? Pues te vas a enterar lobezno/a, torrezno/a.

En literatura y cine, para los que se consideran puristas del género, existen o deben existir ciertos límites, no caer en el arrastramiento de la historia o los caprichitos de autor sacrílego. Menospreciándonos, tratando como locos o seres olvidables, de generaciones perdidas… ante los protegidos de las nuevas generaciones. Las transgeneraciones wokes están en alza y, además de caprichosas narrativamente, destacan por una ´horterización` que va de lo visual a lo musical, también, pues las versiones son lo fatídico de lo horrendo.

Las fisionomías musculadas del Lobo Hombre, pasen, pero el exhibicionismo de gimnasio, no lo compro. Tampoco la línea sexualizada a granel de la minoría, que se vende incluso sin remilgos al postor genérico; mientras la relación hetero está comprimida, ridiculizada y hasta reprimida. Vaya xDioLobo. Y luego, el capricho de la transformación por fascículos, como si diera miedo convertirse en salvaje, cuando los lobos tienen ese instinto asesino y voraz… No, ahora un ojo, después un pelo, y más tarde, un diente… que tiende a la hortera situación del depredador convertido en superhéroe. No hombre, no.

Por último, tras numerosos revolcones por delante y por detrás, y una manada que da cualquier cosa, menos miedo… esa sensación de escaparate de moda, que ni deja comer ni que te la coman, pues la marabunta lobera está comandada por la Gellar produciendo para la musiquera, y canta una barbaridad la Traviata, su maquiavélica intervención. Y nos amenaza con una segunda… yo me bajo de la Luna… y de los adolescentes malencarados, caprichosos del creador Jeff Davis. Ya no veo más, ni escribo… sólo, incendio.


CazaSpectrum´s.

Tras el baño de hormonas, que no de sangre, de los triunfitos de MTVLobo y su apología de policonsumo de estupefacientes, nos metemos con los espíritus de los ingleses, en la piel del creador Joe Cornish (Attack The Block)… que, es infinitamente mejor imaginativamente, pero sin sobrelimitarse tampoco, ya que Lockwood & Co., es una fosa común.

Dentro de unos meses, celebraremos la diversión de su llegada en coche triunfal a través de un colorido Ivan Reitman y sus tres caballeros, que fueron 4 y hasta cinco, como Ghostbusters inolvidables. Hacedores de rayos como dios manda, y comedia, y comedores de Marsmallow, gigantescos con ilusión e imaginación. La ciencia ficción ya marcó el camino del terror con comedia mucho antes, hay que mirar a Abbott y Costello en castillos encantados, al Profesor Chiflado y sus conversiones juveniles, o el Jovencito Frankenstein, y su cerebro desquiciado a risas. Vaya tiempos.

Pero, siempre, fieles a ellos mismos, a su cruzada por contar la historia con esos tintes imaginativos, sin depreciar… y esto, lo consigue en parte, esta serie para Netflix, con matices. O ciertos reflejos contaminados, que curiosamente es la cancelada… y no la otra, camino de la agenda.

Ahora los fantasmas están por doquier, y los estereotipos a lo Potter, pero encarnados a estoques, que no varitas. Y bombas de sal contra los malignos, en lugar de rayos electromagmáticos, que no te atrapan igual… al espectador libre, digo. Sí al maligno como cabeza parlante… ¡mírate al espejo! Existe una clandestinidad apreciable, en un espacio cerrado a lo 007 con ramalazos espectrales o fantásticos, en el escenario victoriano moderno, que es lo más destacado fuera de la institución. Y las interpretaciones no están tan desviadas, como en la anterior clase de Wolf Pack, multiespecie… Y hablando de ello, vi la película The Creator, que algo tiene que ver con lo dicho, y me parece que está demasiado considerada en general, algo aburrida y ´agendística`, caprichosa con la línea argumental que los trata... a los androides, digo… como una nueva especie, no me jorobes. Y encima buenazos mecánicos, con brotes de transhumanismo celular y biodegradables en su pensamiento indigenista, budista tibetano y vietnamita. La guerra continúa, amigo, si bien esto ya no es Laos, Camboya ni Apocalipsis Now. Es más rollo, simplemente…

George A. Romero, lo identificó hace 50 ahora, como un despreciado grupo de víctima, ante la voracidad de la modernidad, en esa genialidad indiscutible que fue The Amusement Park, no Pack, ojo. Que nos tratará, a todos los denominados puristas, como verdaderos escombros, ¿o no? Pues sí, ya lo han hecho, con una amenaza virológica… No lobos afeminados o fantasmas, de asesinos machistas de otras épocas.

Estos luchadores, guerreros de hoy, dan más miedo… y sus heroínas, son revientacorazones en marcha, dispuestas a batallar en campos de ídem. En un giro narrativo sin paliativos, que nos releva a segunda fila de lista de espectros mayores. Vamos, criminales, fantasmones… carne de geriátrico. Qué razón Romero, ah. Los fantasmas seremos todos, con espumarajos de moralidad, sin exorcismos ministeriales, sin vómitos de colores… simplemente, flemas, in saecula saeculorum ¡qué Mal!

Esta etapa fantástica no me atrae mucho la verdad, me parece un horror más bien... y aunque no me realiza la crítica, más bien, el humor crítico, o callar para siempre… algunos aciertos, posee Lockwood, como las interpretaciones, infinitamente mejores a la anterior serie despellejada. Y sobrenaturalmente, quitando el brillo de las estocadas, la música londinense de siempre y los escenarios, con ese giro de guión que muta al mundo entero, en una puerta interdimensional a lo desconocido… y que, sin embargo, saldría ya en todos los Media.

Los Monstruitos… se aproximan.

Por último, en Nadie Puede Salvarte, la amenaza es la de siempre, fuera de… pero cae de sopetón, y deprende su toque de novedad y sorpresa, originalidad la llaman, con esta rivalidad entre especies en contacto accidental. También cumple años, 50, la curiosidad que mató al gato detective, en The Wicker Man y su especial festival de la cosecha que nos recuerda que, lo nuevo, ya se inventó hace tiempo con Christopher Lee y el sexo libre, dirigida por Robin Hardy en gaélico grupal, magnífica esencia rural e hippie, con aldeanos de boina en efervescencia nudista o pescadores de almas, desprevenidas.

Ah, y la última perversión de la resurrección titulada Birth Rebirth, qué es muy enfermiza y obsesiva con la muerte y el nacimiento… más lo que venga. Y hacer mención a una pérdida emocional, sin esa cabeza de Lobo o Jinete que paseó como actor, Michael Gambon que nos dejó sin Cocinero, ni su carisma, cuando se interpuso en aquella inesperada investigación de La Bestia Debe Morir de 1974, con Peter Cushing a su vera peluda. D.e.p.

Y al final, recordando mi pasado comentario en blog sobre pelis fantasmales, asegurar que la versión real de The Boogeyman, efectivamente es la mejor. Y que, tendremos ojo avizor a visitas de dos supremos maestros de esto de asustar, con Guillermo del Toro y su visión de Frankenstein, ojalá le salga bien… y el nuevo Nosferatu, viejo mejor dicho, de Robert Eggers (La Bruja, El Faro), que espero nos ilumine el camino al terror. Repartos tienen y reglas también, xDrakul.

¡Monstruitos, unidos, jamás seremos vencidos! Hip hip, Hurra… purista. 

miércoles, 27 de septiembre de 2023

El Gabinete de Curiosidades de Guillermo del Toro. Season I

 

Es inmortal curiosidad que, dos de las cuestiones más controvertidas de la humanidad sean motivación para multitud de narraciones de cine y tv.

Cabe recordar que el próximo mes de diciembre, se celebrará el 50 aniversario de la película de terror sobrenatural y arqueológica, El Exorcista basada en celebérrima novela de William Peter Blatty y dirigida por el recientemente fallecido Mr. William Friedkin. Dep. Que nos sirvió esta encamada de gruñidos y diálogos sobrecogedores, o más, directamente con nocturnidad y taquicardias bajeras. Cómo era, ah sí, arriba… abajo, al centro p´adentro… crucifijo. ¡Salutis!

El director aún no conocía los acordes, que un joven de 17 años llamado Mike Oldfield, había compuesto una tonada misteriosa con una melodía principal, compuesta por piano, órgano y xilofón… Ah! Y aquellas campanas tubulares homónimas, que John Cale le prestara desde algún rincón obscuro de su The Velvet Underground. Una verdadera orgía musical que mutó el miedo…

La otra tendencia, fuera de los fantasmas, no es menos sintomática de nuestras inquietudes humanas, detrás de una muerte… La cuestión cinematográfica recogería el nuevo terror a ser invadidos (pronto visionaré la segunda temporada de esa serie), o al menos, acompañados por otros seres uni o pluricelulares, en el casi infinito universo. O posiblemente, en plural, multiversificado.

Ahora voy a recordar otra cinta, como se decía en época de videotapes, que no es demasiado conocida, Unearthly Stranger, dirigida por un homólogo en fama bajera, el londinense John Krish. Se cumple el 60 cumpleaños de su humilde lanzamiento a nuestro mundo, manteniendo  una energía nuclear o valentía extraordinaria para indagar en la mente metafísica de nuestra especie, respecto a un contacto telemagnético con extraterrestres y viajes astrales, con una faceta más psicológica de pesadilla cientítifica y emocional, que una invasión salvaje. Intérpretes cas desapercibidos hoy, Philip Stone compañero de viaje del gran Stanley Kubrick en La Naranja Mecánica, Barry Lyndon y El Resplandor, o compañero de viaje del mismísimo Flash Gordon; Jean Marsh, una de las víctimas rubias de Alfred Hitchcock en Frenesí y Gabriella Licudi, que saltara a la Caída del Imperio romano y ser mujer Bond en la primera Casino Royale. Además sumando a John Neville que se desarrolló su carrera con Peter Sellers como director, en Mr. Topaze, pasando a  Sherlock Holmes en una versión de A Study in Terror, de Baron Münchausen con Terry Gilliam, o girar por la psiquis de Alan Parker, en  El Quinto Elemento de Luc Besson, caer en teleraña metafísica de David Cronenberg o La Declaración de Norman Jewison… Que celebrando, al unísono, rodó Jesucristo Superstar, El Otro en la batalla (bíblica, guerras y drogas), hace 50 con inolvidable partitura para la ópera rock de Andrew Lloyd Webber.

En fin, otra serie de personajes extraordinarios… enlazando y cumpliendo con nota... Pero, seres de ultratumba o lo que sea, y alienígenas, mantienen esos lazos en común. El curso inconcreto, entre el poder de imaginación y ciencia, sin datos concluyentes, fotos borrosas  y siempre, la concepción mitolópica de nuestras inquietudes mortales.

Es un lugar donde chapotea a gusto, el director Guillermo del Toro desde su nacimiento, más o menos, pues siempre soñó a lo grande desde su pequeña habitación en Guadalajara, Jalisco, con grabaciones tras sus lentes redondeadas. Donde habitantes mitológicos se paseaban bajo su cama, no me refiero o sí, a los de la última de The Boogeyman, de la que hablaré… y tenía su visión, mucho más arriba de los ojos y su expresión rebelde, tal vez a la estatura de Godzilla o más allá, al espacio exterior. Sin embargo, se mantuvo en tierra, o bajo ella muchas veces, y las manos sobre maquillaje y tras cámara de cine, que le llevó a su éxito vampírico de Cronos y a la España plasma-civilista de un Espinazo del Diablo… que ¡nos persigue como un condenado perro sádico! En fin…

El resto es archiconocido por todos, hasta llegar a la plataforma de abordaje para temas universalmente sugestivos, y la otra la de Netflix, al más puro estilo de los cómics de la Cripta, los Espíritus de los Muertos del gran dibujante Richard Corben adaptando la obra del genio Edgar Allan Poe, y por ende, remodelando la figura oronda del maestro en Alfred Hitchcock Presenta. Buen menú para servirnos a todos… ¡Figuras!

De Fantasmas y huesos…

Mira que los adoraba Mr. Edgar, o no... Sueños se empaparon en sudor tras páginas de cómics de los 40, cuando Jack,  el Kirby conoció a Simon, Joe… en el estudio de animación de Max Fleischer dónde hacían Popeye el Marino. Claro, ahí se endurecieron con espinacas y pasaron rápidamente por las historias de terror, verdes, algo malditas entre crítica y haters, que lanzarían a superhéroes. Eran como fantasmas enmascarados y poderosos, y conquistadores con mala leche.

El del Toro, en cambio, confiaba en ellos, los oscuros y presencias octoplásmicas para contar en sus primeras historias en gran pantalla y, que ahora, recopila para Netflix y Exile Enterteiment, en una serie de catastróficas (por el horror), Curiosidades para su Gabinete. Observa que se movió en los subterráneos de Mimic, al nombrado espinazo compuesto, por Laberintos espirituales y Orfanatos de la infancia; hasta albergar la llegada de mundos paralelos, en consecuencia, con tebeo de Hellboy en mano y otras historias que contar en la obscuridad sin esperanza, apenas. Son monstruos reproductivos como Splice, el Kong anfibio del Agua de ojos saltones amorosos y los supersticiosos Antlers. Toda una colección de pegajosos, que suministrar de nuevo al mundo fantástico, gracia a amigos como la antología húmeda de H.P. Lovecraft, o los realizadores, Ana Lily Amirpour (Una Chica Vuelve Sola a Casa), David Prior (The Empty Man), su fotógrafo habitual Guillermo Navarro (también del amigo Robert Rodríguez o Jackie Brown), Catherine Hardwiche (Los Amos de Dogtown), Jennifer Kent (Babadook) y los italianos Panos Cosmatos (Mandy) y el intrépido cubista del horro, Vicenzo Natali (Cube, Cypher, Splice, En la Hierba Alta), que emparentan con la última interpretación bélica de Guillelmo, en Pinocchio.

Un lazo de madera con los huesos entumecidos por la humedad y los lustros de ladrones de cadáveres encabezados por el gran Boris Karloff, donde no hallamos a subastadores en el inframundo, o la osamenta de ratas como alimento de aquellos dioses pasados y paganos. Estos trasteros encantados endiablados son fieles al director y productor mexicano, a David Hewllet y el actor de Oxford, Julian Richings, recordado por The Witch y la actual Bean Tiene Miedo junto a Joaquin Phoenix. O por descontado, al magnífico Tim Blake Nelson, saliendo del increíble reparto de aquella Delgada Línea Roja a Colossal, en The Increible Hulk, supremo como en La Balada de Buster Scruggs con los Coen, ¡oh Brothers!, y por supuesto, otros ejemplos fantásticos como Minority Report, la divertida Fido o la serie Watchmen de David Lindelof.

Son dos primeros episodios espectaculares en la presentación especialmente (el inicio es lo mejor), pues los monstruos tienen un final algo precipitado y lustrado por algunas particularidades… imagino que presupuestarias. Puede que echemos en falta, la creatividad de un gran artesano como Ray Harryhausen o al cercano sentimentalmente mágico, Jim Henson. Spielberg mediante, si recuerdas aquello de Porltergeist…

Oleada de espectros con malas intenciones, como el guardián de los tesoros de las catatumbas y roedores de lo desconocido. Más elementos de brujería negra en forma de pinturas sacrílegas, en próximos capítulos, un poco menos atractivos, pero bien presentados, a través de vórtices en bosques y ejecuciones sangrientas. Son como alumnos lastrados por los grandes retratos de Dorian, para Ben Barnes o Rupert Grint, que alternan con míticos del walking dead de Andrew Lincoln o el jefe Crispin Glover. Ya que el siguiente, capítulo intermedio a parte, es Fray Murray Abraham, o un asombroso Peter Weller (papillas de Robocops), que quedan para el final lustroso…

Es decir que,  con cada motivación inicial, Guillermo nos recuerda igualmente a nuestro mítico Kiko Ibánez Serrador y sus gafas, rollito rollizo, con su panteón de figuritas terroríficas, talladas de pesadillas eternas, y cuentos asombrosos de irrealidad. Pero, la imaginación tiene imperfecciones, que se demuestran en la talla. Como las poseen últimos filmes entretenidos que visioné, Talk to Me, bien pero demasiado reiterativa en efectismos y llamadas simplonas; No Tengas Miedo que, con otro matrimonio más intenso, y menos gore al término del filme, sería más inquietante y ya dije lo de los exorcismos papales u otras posesiones infernales… Finalizando con el horror que es Insidious: The Red Door, xDio…  que ni la dirección del prota Patrick Wilson, de chispa para un cuerpo gélido de morgue. Es.. asín, que dirián los Pechos Boys…

Creo que la mejor va a ser esta Boogeyman, la penúltima entrega de la serie basada en una historia de Stephen King. Debería hacer su gabinete.

Vinieron de fuera… adentro de…

Lo fetén para servidor, pues he observado que hay muchas opiniones discrepantes, es despertamos en esa cama quirúrgica, con estos dos ejemplares, rememorando a otros patrones pretéritos cercanos, JaneDoe´s, Clarece o Creepy´s Mortuary de Ryan Spindell, por incisión a Halloweenes o necesidad de alimento faústico. O cárnico…

A la vez, que están de moda los viajes a mundos alternativos y añorando  distintos tiempos, como recurso narrativo, se incide en nuestra propia memoria de voyeurs. Y es que, realmente, el capítulo III de transmisión de batería alienígena a cuerpo caliente, es escalofriante con Mr. Fray Murray y su autopsia que impacta por lo directo en vena. Por lo menos, en su personaje y antagonista exterior, aunque no se explique su misión solitaria…recuerda a otras épocas donde la invasión se sentía cerca… ya fuera como lagartos V, plantas descerebradas, o cosas pringosas que absorven. Y descurbiertas al aire, por no cerrar ojos al dormirse.

La literatura fantástica, nos sirve como nexo de unión con otros aspectos artísticos, que van hacia el diseño gráfico, la pintura, la fotografía, la arquitectura, o la música. Todas las artes, mirando hacia el allá. Este parece ser, el verdadero gabinete que le gusta a Guillermo y sus figuritas del camafeo clavadas como puñales en nuestros ojos, directas al mundo de nuestros sentidos y el cerebro. En cambio, las visitas de estos seres más que fantasmagóricos, proveen una alegoría de ideas y el policonsumo de estufacientes, en una conciencia que enlazaría con los Who a traves de la música setentera de la psicodelia, sin embargo, la electrónica que nos trajo… acaba con ese mundo. A otros viscerales.

Aquí, como dije, hallamos al rey que es voz armónica y mecánica de Peter Weller, maestro de una ceremonia orgiástica, sin meter nada, salvo por la nariz… y su científica que recuerda a aquella Acid Queen de Tina Turner en Tommy, sin su voz, vaya pérdida... No calcula el impacto de un desayuno desnudo, adictivo y alcohólico, al extremo de lo sensorial con armónicos, hacia la casquería espacial, desparramada, que no acabo de entender bien. Divagar entre culturas, raciales e inquietudes culturales, formas bélicas con drogas blandas y duras, sin recalcar los peligros del hoy, donde caen perdidos. Hay más indefinidas, al mal social, incluso, que convierte zombies al instante. Avanzando hacia una desembocadura infinita o estercolero mental… alienados en todos los sentidos y espacios. Puede que desde aquellas primeras naves… o de los psicodélicos 70 tras Vietnam. Como si no hubiera adicciones ya antes…

Quedan dos… Potes y pájaros.

Una adicción a la televisión y las compras, una teletienda estúpida, sin romanticismos. El cuarto promulga una crítica al consumismo y al tráfico de la imagen personal, con un punzón y pompas, fúnebres. O, señalar quién nos determina, para quién servir o a quién contratar, quién paga… siempre el paganini, igual la publicidad institucional, que nos desborda. Entra por los ojos, como el sexo, contamina el deseo de poseer, o los objetos inservibles de anuncios, cada vez más inteligentes. En cadena, en red… Lógica para ego de estúpidos compradores, algunos compulsivos.

Evitar la tentación, puede hacernos fracasar socialmente, al parecer… o sentirnos fuera de una sociedad que te mira por encima del hombro. De los ojos, de la razón… del yo, por el nosotros. O ¡estás fuera de mercado! Incluso de la pareja, de amistad o del amor.

Nos hablan de comportamientos machistas, pero yo aquí no veo ninguno, todo lo contrario, retrata una exageración que muestra violencia doméstica… Con algunos críticos no me entiendo. Lo mismo ocurre, con esta especie de lentitud visual que es panorámica y nos deja pensando en, que Hitchcock era mucho más entretenido… of course.

Esa pareja parece una sociedad de ectoplasmas, que tiene poco que decirse o sentir en unión, y no sé, estratégicamente, el porqué… si ya hemos superado toda la putrefacción y la invasión de nuestras mentes, o cuerpos… ¿Hacia dónde nos dirigiremos, a una alcantarilla social? La enfermedad, la avidez por lo dorado y el sentimiento de rechazo con el otro, ni amante ya, es lo que nos puede llevar a los límites de la locura… de lo desconocido. A una subasta social, entre la amargura y la pérdida.

Lovecraft soñaba bien, mal, Allan Poe lo sentía entre efluvios, lo pútrido del alma, Guillermo lo identificó perfecto en sus inicios… pero, la realidad es que aquellos fallecieron casi en la indigencia, al menos, mental, y el productor mexicano, no. Es un susurro de otras época, que nadie comenta, moviéndonos como bandadas de desconocidos hacia las ideologías. En este caso, El Gabinete, no unidos por la tecnología como ventana oscura… Sino por los tiempos que vuelven,  ¿o no?

Y de vuelta, de lo novedoso y orbital, a la metamorfosis… y a la tumba que es el sitio de lo que termina mal. Finales algo cautivos, como el final de la película Nefarius que, en una parte, tiene razón, no en el cambio satánico… Nos estamos suicidando como especímenes imperfectos y el mal existe en Nos… está sentado ahí, ante ti y para su director… Cara a cara, reencuentro con un Sean Patrick Flanery que está bastante severo y convicente en su expresión, que bien pudiera ser, la conclusión inversa  de aquellos The Boondock Saints. Si bien… el traspaso final a la marginalidad, resulta incomprensible y estropea lo bueno del desarrollo, un poco caprichoso por tanto, como aquel de Denzel W. en Fallen.

Para qué, querría un supuesto mal apocalíptico, sentirse así, pululando en la basura… A veces lo que bien empieza en una subasta, mal acaba en simple curiosidad. Otro día hablo de la edad, Chau.

A Guillermo le falta la voz rotuna del tío Alfred...

Y al finalizar, un poco de imaginación.

domingo, 22 de enero de 2023

Wednesday. Season I (and Lovecraft Country)

 


Tim Burton, se puede considerar ya un clásico genio, contador de cuentos góticos y otras fantasías familiares.

También, puede que sea siniestramente incomprendido por algunos críticos (inadaptados al género)... pero acaso, no lo estaría en su época, Polidori, Bram Stoker o un tal Edgar Allan Poe.


Wednesday no es su obra, porque nació del pensamiento tragicómico (sobre todo éste último) de su creador y caricaturista de New Yorker, Charles Addams, que sería ´perpetrado`, digo rescatado en los años sesenta con dinero de la televisión en blanco y negro. Antes enterrados frente al televisor de que sus posteriores adaptaciones fantasmales al cine, mostraran a Christina Ricci como Miércoles... ya que de Lisa Liring más infantil, ya pocos se acuerdan.

Espectacularmente en la gran pantalla, negra, surge de las tinieblas, la gran Angelica Houston como Morticia... no hace falta decir nada más que John H... y sus numerosos trabajos en películas excelentes. 

Tan inolvidable e icónica, como aquella primera versión ´descompuesta` a causa del tiempo cadavérico, por la recordada actriz Carolyn Jones (de Amarillo-Texas, ahí estuve yo en una ocasión), conocida por sus interpretaciones inolvidables como reina Hippolyta en la serie WonderWoman acompañando al ícono Lynda Carter o un papel en la Batman de los bocadillos en la tele. También una parte característicamente cómica de pelis de Elvis, valor en la mítica El Último Tren de Gun Hill en trío con Anthony Queen y Kirk Douglas, y troceada en clásicos del terror como House of Wax, con ese monstruo todopoderoso conocido como Vincent Price.


Sin embargo, esta serie homónima con el personaje juvenil y caricatura, criatura oscura con algunos años más, hasta la edad universitaria de primera necesidad emocional y sexual, tiene las idealizaciones básicas del material gráfico y narrativo. Esto es, lo habitual en Mr. Burton y sus digamos, heroínas, con una serie de homenajes estilizados que empiezan por el nivel literario del maestro londinense, Mr. Poe con su laudano y sus sufrimientos sentimentales, totalmente presentes acá.

Pasando por la representación femenina de  Mary Shelley que construyera al auténtico monstruo prometeico por antonomasia para nuestra decencia, o ciencia, no sé...; para acabar haciendo una comparación personal con aquella escritora, investigadora y superdotada intelectual, conocida como Jessica Fletcher en la serie Se Ha Escrito Un Crimen, rindiendo agradecimiento a la mítica y recientemente desaparecida y añorada, Angela Lansbury. D.e.p.


Hay sentados frente a la máquina de tipos, estaban el productor Richard Levinson, y el guionista Pete S. Fischer que ya trabajara para agentes como los míticos Baretta, el chupachups de Kojak y ambo para el gabán raído de Colombo.

En fin, es la nostalgia, de la que Wednesday está bien servida, con sirenas encantadoras, vampiros y licántropos de nueva estirpe al estilo s. XXI y sus querencias actuales, como la directa referencia al Dr. Jeckyll y Mr. Hide, escrita por Robert Louis Stevenson, casi nada, la Flecha Negra, Ballantrae o El Tesoro con mayúsculas de aventuras.


Por tanto, Wednesday es atractiva como un novela de suspense, estilizada como un pintura de espiritual de Dorian Gray, ambivalente como una droga, aquí con un sugerente chelo y sus dos estilos contrapuestos, y condimentada con laúdano y otras especias, como una pizca de insistente belladona. Así es ella, la nueva... Detective Fantasma. O de fantasmas... según el color con que se mire. Blanco y negro, seguramente, si el tono de grises se lo permite. O la sangre de Cosa, no se interpone... Las lágrimas no tiene color, pero si sabor. Entre salado, tragicómico... amargo.

Por supuesto, hay mucho color, como buen Burton. No creando un circo, aunque pareciera, sino escuela visual. Ya que uno de sus mayores éxitos es la recopilación de casas y castillos, además de precursor de atractivos repartos. Con traje de rayas va encabezando por el actor Luis Guzmán, un fiel de Paul Thomas Anderson y el cine de mafiosos como aquel Carlisto´s Way, un relevo monstruoso de los inolvidables Raúl Juliá y Tim Curry. 

Más la matrona de la familia siniestra con una rescatada Katherine Zeta Jones, para sugestionarnos con otras de su estilo y especie de Monsters. Hay más personajes y sorpresas jóvenes... o cadáveres, pero es más fascinante, ir descubriéndolas... o sacándolas a la superficie con pico y pala. ¡Hala a excavar!


Por tanto, con algún capítulo en la dirección, esencialmente los más representativos, manifestando ese rádar casi visionario para las sombras, y su labor de producción elaborada en sus cuentos estilizados, Tim Burton puede ser clasificado como p... genio... y adaptado a las nuevas composiciones de los clásicos. Para lo bueno y lo decadentemente, malo. Más bien, malvado. ¡Y un achuchón colorido! Qué, de todo hay en la viña de Allan Poe.

Pero, esencialmente, en cuerpo o alma, depende del fantasma... ella es X. La estrella emergente Jenna Ortega...

De Scream... mejor no me acuerdo... hasta un rincón salpicado de este 23.

Del Blanco al Negro.

Antes de ponerse ante la máquina y el blanco, papel, para golpear con las falanges hay que ser un buen cuentista o detective... sino, ¡estás muerto!

Pero hay que estar confiante de uno mismo, y tratar de volver, aunque sea tras volar en las cachas de un reivindicativo elefante y tener la vista plantada en el futuro y las abejas zumbadoras de MGM. Ah, qué es un león...

Es una serie Wednesday que desafía la reglas, las propuestas de los héroes juveniles al estilo Harry Potter, y tiene un don especial con su grafismo representativo y sus guiones a la par, como agua y aceite de ricino, por Alfred Gough y Miles Miller, viajando a horcajadas entre La Momia o Spiderman 2, hasta Smallville y Hannah Montana. Menos mal que se han esmerado, de ahí hasta el miércoles.

Me pregunto se si habrán fijado en el alma del gran Arthur Conan Doyle, con ese intelectual del crimen que es el incorruptible Sherlock Holmes... infinitamente resucitado. Es una conexión mental y parapsicológica que me ronda en la cabeza, como el sabueso de Baskerville o el cuervo que la sobrevuela, avisando del temporal de fuego. ¡Elemental, querida Enid!


Wednesday es un relato juvenil de terror, entre gusto y muerte, seccionado por capítulos con un mismo estilo y diferentes manos, y que no había sido común en un tipo ´serio` como Tim Burton. Bueno la tele es serie, ¿o no?

Es una vuelta de tuerca a los inicios de su carrera y sus monstruos, reconocibles como un tornillo en el cuello o una danza macabra en un jardín romántico. Ahora reunidos, como los juegos olímpicos u otros más novelescos, con nombres terriblemente reconocibles, apellidos como Never More.

Por tanto, siempre hay un tablero en la cabeza, como aquel puzzle de mr. Levinson, donde las piezas se deslizan como los dedos sobre una ruleta de acceso a la caja de caudales, donde se guardan las claves del misterio. Es una recopilación de una detective Fantasma, con la mueca escondida de Miss Jenna, sobrevolándolo todo, como un verdadero cuervo. O tal vez, paloma... Al fin y al cabo, un paradigma, un fetiche de lo paranormal ya.

Pero, desataron una polémica, no sé de dónde... si querían hacer sangre, podían haberse referido a una versión caritativa de las pesadillas recurrentes de H.P. Lovecraft, donde habría esencia maligna para desparramar definitivamente. Desgraciadamente la historia no se puede cambiar, ni las novelas clásicas se pueden reinterpretar, pues serían otra obra.

Si bien dejando al margen esa dislocación temporal de los términos correctos, o no, existe una tribulación narrativa de viejos asesinatos, vistos con el prisma piramidalmente invertido de la actualización, a través de la conversión clásica de los géneros y antiguas razas de noche.


Esa es la gran apreciación que sentimos por la serie emitida en Netflix, con un buena representación de esas criaturas y la elaboración de buenos decorados, siempre con esa tensión de aventura peligrosa y venganzas; con antecedentes ambientados en la Bucarest de la Rumanía más vampirizada, magnificadas con bailes cinematográficos a lo Tarantino y de vídeoclip a lo Sioxsie Sioux o Adam & the Ants, casi mejor, o su música icónica y reinterpretada por su, de Burton, el maestro Danny Elfman.

Como se ve... claramente, o más turbio depende del cuerpo... todo parece coser... saturar y cantar.


Para servidor, esta Wednesday es como el reverso de El Hombre que Ríe o su alter ego tras el telón que fue Conrad Veidt, sin risa forzada, sí. La doble hoja que plasmó con más rigor, eso sí, pero con ese humor perturbador, más transgresor y cínico, el mismo Paul Leni de la novela de Víctor Hugo.

Pero es cuestión de pareceres, gustos y otros tipos de juegos con Joker. Mis Bufones tristes.

Esto no es... Lovecraft.

Aunque lo parece... Porque es un auténtico viaje con los monstruos del tiempo y el espacio, una línea que caracteriza los relatos y la fisionomía viscosa del autor de los Cthulhu que padecimos, como enfermedades contagiosas imprimidas sobre el alma.

Me estoy refiriendo a la serie Lovecraft Country, donde si reside esa trasgresión de la realidad y una polémica sobre los estereotipos que ofuscaron a una generación... y algunos intentan revivir una y otra vez, con muy mala cara mirando al horizonte.

Tiene algunos puntos de humor para desengrasar, pero son episodios anecdóticos que no transforman el dramatismo de lo que se cuenta en la época, sino que son chispas que reavivan el fuego en los ojos. Sin embargo, los capítulos son irregulares en lo gráfico, que no en lo reivindicativo que es el verdadero leitmotiv, pues esta adaptación de la obra Lovecraft Country de Matt Ruff, también actor neoyorkino, es un pequeño desliz temporal del maestro original, hacia el ciberpunk y las cabinas temporales. Un inciso oscuro.

A esta ventanilla vienen todas las reclamaciones, la sangre, el sudor y otras esencias corpóreas... más pegajosas, hasta extracorpóreas, que convierten el viaje en un reencuentro sobrenatural con el rock y el blues, y esta familia atípica (casi a lo Morticia Addams, trans) que viaja por el túnel del Green Book dirigido por Peter Farrelly.

Sexo de todos los colores y fluídos, también los hay, como las meigas que cambian de dermis.

Aquí está la referencia a lo negro y lo blanco, como antagonistas del terror, donde uno siempre tiene que ser, parece... el malo de la película o asesino en serie. En Lovecraft Country, existen monstruos viscosos, pero somos nosotros también. Protagonistas entre el blanco y negro que representa ese pasado gris, pues esta representación del universo lovecraftiano se debate en unos convulsos años 50, donde la monstruosidad andaba por los autobuses y las calles.

Ahora los pobres reprimidos, podemos ser cualquiera y los olvidados, los acosados en el colegio... cualquier niño o Wednesday, diferente al resto. Según los ojos.


Por consiguiente, es normal tratándose de una revisión de aquellos mitos de Lovecraft y sus monstruos internos, regidos por la enfermedad psíquica y el dolor, contrastados por tipos activos con aquella represión injusta como J.J. Abrams y especialmente, el aquí productor también Jordan Peele. Es la respuesta al terror humano, y sobrenatural, de Bad Robot, Warner Televisión y HBO.

Mas, con un resultado final, algo tenebroso en aquella USA, reinterpretada bajo el prisma revisionista de la guionista Misha Green, que de sus colores entiende y la protesta también. 

Queda enlazado ese Lovecrfat con el racismo social en este Territorio, pero sin referencia clara, no encaja en su mundo onírico de pesadilla a la perfecta e idílica relación con su gato, tal vez negro, con el despertar de una lucha encarnizada de razas y la libertad, que nos quieren arrebatar... ¡No sé quién!

Para finalizar, antes de continuar con la Familia, posee la serie una personalidad esquiva, como oculta bajo capas de piel falsa, fría como fantasía y la enfermedad térmica que poseía Lovecraft, un poco como la misma Miércoles, con su pensamiento obtuso y lacerante.

La Detective de Fantasmas.

Han habido tantos y con tantas caras, que hacer una lista sería una temeridad que solamente estaría en la Mano de Dashiell Hammett o tipos con gabardina así, como Raymond Chandler... o guardapolvos negros que sería la prenda más ajustada a tiempos modernos.

Y para elaborar un buen elenco con estos elementos negros como Fritz Lang, Roger Corman o Terence Fisher a otro nivel, se podría aseverar que Tim Burton está a la altura de grandes como Barry Levinson, Martin Scorsese o Francis F. Coppolla, para llevar al estrellato posible de las pantallas y la investigación, ahora de televisión, a nuevos nombres de la escena. Luego el trabajo personal hará el resto en sus carreras, y la suerte, pues las bolas de cristal no existen, efectivamente hablando.

Tod Browning, para mí, es el creador esencial de los olvidados y diferentes, excluídos los llaman o freaks que le gustaba a él. En definitiva, los monstruos más humanos.

Wednesday es el Harry Potter en femenino, adaptado a los tiempos, pero con menos gracia... digo con más, que hay que entender los dobles sentidos, como un nueva joven Shelock-a en la hermandad de los oscurantistas de hoy... Por cierto, ¿qué fue de Nicholas Rowe, perdimos la pista hace algún tiempo?


Aquí en esta serie Netflix a diferencia de la anterior para HBO, existe aroma a moderno, a humor inteligente y cínico, a cultura real de los mitos, sobre todo, literarios. A los héroes y villanos de nuestras lecturas de juventud, a fiestas y bailes estudiantiles, a defensa de los amigos y destapar las traiciones... como verdadero detectives, o jóvenes atrapados en barriles ante la isla de los piratas. Los monstruos los pone nuestra imaginación, la de Mr. Addams y la de Mr. Burton, of course. El gótico clásico, los maestros de la literatura y el suspense.

El porvenir, en una segunda temporada, que promete manos unidas y sustos familiares... los pelos en la lengua, las tramas, los diálogos. la referencia estética a Eduardo Manostijeras conexión The Crow, y  algunos lobos que aullarán a nuevas historias nocturnas. 

Los extraterrestres o fuerzas cósmicas, se los dejaremos a Peele y H.P. Lovecraft, es una idea. Y... ¿quién es élll? ¿A qué dedica su fétido libreeee.?  Como un Horizonte Final, que puede ser... ¿lo habéis visto? Hmmmmm...

Y ese poder sin explicación... la cara bonita, es Jenna, que es un ángel con trenzas... sin fin.

O es, ¿una monstruito? Ya lo sentiremos... dos, crack, crack!

Theme Song by Vic Mizzy

 - Michael Kamen & Orbital


Cinemomio: Thank you

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