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domingo, 21 de septiembre de 2025

Aliens Earth. Season I

 


Una invasión… eso es a lo que estamos abocados.

Me he acostumbrado en los últimos tiempos, a tratar con todo tipo de especies, esencialmente a los insectos, y… no puedo clasificar el submundo que vive alrededor de nosotros… ¡mimético!

Los humanos, que se creen tan superiores en casi todo. Sólo cabe decir, que los depredadores acechan… y están bastante hambrientos.  Pues allí, en las penumbras… existen reglas diferentes, siendo parecidas a las nuestras, las más radicales… En algunas condiciones, he visto carcasas esqueléticas, de restos de arañas, siendo devoradas por otras peludas gigantescas. Como en La Plaga o Sting… o tras ciertas profundidades abisales, de la mente. Incluso del océano, que tanto se parece al vacío...

Y sin embargo bajo la presión, existen algunas privilegiadas, sosegadas, casi místicas… tras el paso de los años y sonidos especiales, pues no se oirían en ese condenado espacio silencioso, sibilino y silbante, y además  suenan a música… celestial. Si nos lo permite… el pacífico, John Williams, el joven, le sobrevino el jazz de su padre y los musicales visuales, como en otro sentido lo fuera para Vangelis.

Así batiría sus manos en batuta para tv y su cabeza, sincronizada a los  latidos de su corazón, en una frecuencia con la del animal, originario, que nos visitaría en series de 8 compases o más… como bestia primigenia. Un depredador como dijimos, de altos vuelos y bajos instintos. Cercando el pensamiento crítico de una especie que se cree insuperable… y que siendo pardillo, al comienzo de aquellos ochenta, aún incrédulo ante los comienzos de la ciencia ficción de serie B, se quedaría boquiabierto, con la visualización del escualo xenomórfico, del especial artista H.R. Giger, y los encuentros fisiológicos en la nave Nostromo con varios genios, conducida en reclusión anárquica, por Mr. Ridley Scott y sus resortes. Casi como nutrir a los lobos

Sin embargo, el compositor casi centenario, se serviría de la tranquilidad líquida de la noche lunática, para enfrentarse al monstruo de Steven Spielberg y la novela Jaws. Al que, en cierta medida, le debe una parte del espectacular éxito. Bajo las aguas catárticas, calmas como una aleta aerodinámica, una b.s.o. fue surcando el terror, transformado en años a una aventura de futuro, titulada Tiburón. Con ese impactante comienzo sonoro y visual, tan profundo como el eco de una tuba en pocos compases rítmicos que se cuentan en el documental homónimo, marcamos nuestros propios ritmos cardiacos… o respingos de la respiración ante ojos fríos nocturnos. Parecidos a los aliens…

Y nos embarcaremos alrededor de ellos y unos personajes míticos, junto a incidencias mecánicas y problemas de otras índoles, que coincidirían en algo especial. Una odisea antropológicamente, psicológica… Que hoy, celebra un aniversario dorado en cines del mundo. Eso sí que es extraño y fantástico, que dure tanto algo tan moderno…

Y como otros depredadores que venían del gélido infinito, en busca del calor y la sangre, nos metimos en faena, en serio. Y aunque no se oyeran tal cual, allí esos otros si atraían más notas de terror, ya mezcladas con elementos artísticos, pesadillescos y sexuales, menos mecánicos y logarítmicos, pero igualmente animalescos, como un unicornio imaginario, o el sigilo de un gato observador… voyeur al estilo inglés.

 Entonces, entre cazadores y científicos, bajo agrupaciones con seudónimos norteamericanos, norte-nostrómicos, prometeus… los aficionados scifi se sintieron dioses, ateridos, impactados vitalmente, como si fuéramos tripulantes dentro de la Odisea, con sus sirenas. Replicantes… como boyas sonoras... sincronizadas al trío, compuesto por  Richard Dreyfus y sus partículas subatómicas, en contraposición al indómito, inolvidable, Robert Show (hoy que despedimos en pareja a Robert Redford, en su reunión con Newman y él mismo… menudo golpazo), y en el tercer mástil, un Roy Scheider, en el cosmos solitario, que se enfrenta a un fantasma sideral, abisal... desde sus diferentes  personalidades… ¡Ay Dio, cuántos recuerdos! Gracias Robert y demás…

Documentos… más allá…

La mirada vacía, exangüe, como la blanca muerte… o el animal peligroso con asesino voyeur tras el objetivo… ¿sabes? Alma oscura como la piel de un xenomorfo, en un rápido crecimiento de obsesivas cualidades... y rasgos predatorios…  Esto si fuera una película italiana ochentera, se llamaría Voracidad… o tendría vampiros magnéticos en el espacio…

Mas no, es solamente descuartizamiento, y restos biológicos de diferentes invasores. Aspiraciones entrecortadas, para comprobar la manipulación corporativa, como la imaginaba Ridley en Blade Runner,  como ahora… se asemeja a la monetización cuasi veraniega que tiene que ver con la praxis del cálculo… Y no una urbanización vacacional, sino una invasión en toda regla, para devorarse unos a otros. Acá, ya solo sobreviven las estimaciones grupales, y no las reverberaciones sin paga extra. Al final nos veremos como puñeteros autómatas, manipulados y explotados, en misiones suicidas... ¡Hey, Roy!

Y mientras, los compases de los insectos seguían ahí, buscando humedad, o el sudor… y tu esencia, ya sin el tum-tum, de Mr. Williams, cambiándose al puro metal y el rock&roll, en sus tramos finales. Cuando de pronto, nos transformamos… en ellos.  Ya te lo dijo, Kafka… o aviso, o algo. En ciudades… colmenas. Entre Wendys, índigos y reinas, zángano…

Así en tanto, la agitada exacerbación mundana, peligrosa como una toma de tierra no calculada, nos metimos en la nave, equivocada y no  documentada, sin apenas espacio vital, cubierta de víscera falsas y salpicones de mariscos… mas, plena de gritos ahogados o zambullidas siderales del recuerdo. Y el hombre de la batuta tranquila, como Mr. John Wayne en aquel filme, crea uno de los temas más famosos del cine, en conexión a la Psicosis de su admirado Bernard Herrmann,  posiblemente. Hacia posteriores espacios, con Encuentros en la Tercera Fase, Star Wars, Supermán e historia aventurera de Indiana Jones con su Arca Perdida. Y la vida pacífica de John, cambió… como la nuestra y el cine tan amado… chascando dedos juntos…

Al sueño enfebrecido de Mr. Spielberg, acordándose de su, no admirable Bruce, ahora tan simbólico… que significa una amistad duradera. Nos retrotrae a toda una vida de éxitos, y penas, sin apenas buscarlas, solamente por amor a la música y el Séptimo, con teclado o con vientos, y un gato... no blanco, sino pardo. Magníficas vidas atmosféricas… de sonidos y de encuentros espaciales. Calmos, monumentales, fálicos, casi asépticos, salvo por las heridas… aventureras prometeicas… aéreas o subacuáticas, arcaicas como los monstruos de las leyendas griegas… y depende del Depredador, así fuiste creciendo… con el que te des de bruces y su naturaleza… hasta grabar la realidad, con un violín en el tejado. Corporativo… dubi dubi, dubi dú. Y en aquel sitio salvaje, junto a la cámara, donde si podías oír sus gritos… Joer, otra vez tú, conio, Bruce de los coj… arquetipo de fracaso e imaginación.

No, no aquellos… sino nosotros mortificados con sus mandíbulas en la fila cercana a la pantalla, que parecían de verdad, coj… como reflejos de un conductor asesino en un camión, sonriente… O ahora, recordando un documental extraordinario sobre Valerie Taylor, entre patines y aletas, para rodar al Gran Blanco en su estado natural… Qué nada tenía que ver, con el carácter vengativo o criminal, de otra, más odiosa...

Su oficio marchito, fue espectacular, amante, directora, adorada en documental coralino… entre dientes y lentes especiales. Muy loable… su pensamiento, su tenacidad… su fuerza. Y quién lo iba a decir… ¡Mira, un salto de varios millones de años luz! Y en las verdaderas playas, aunque la pesca no es igual... en South Beach.

Hasta comprobar que vida y muerte, no han mutado tanto, porque los bichos o xenomorfos en cierto sentido se parecen… como insectos se sienten seguros en la obscuridad, si son cazadores… o parásitos. Como hombres... incautos.

Del Nostromo… al insectódromo.

Llevamos tiempo preparándonos, y no sé si estábamos dispuestos para el cambio, porque existen programaciones que actúan como virus y nos dividen… o muy bien, o muy mal, alimentándose… o fagocitándose…

Unos a otros, para exprimir a nuevos organismos, que regurgitan sus nutrientes, masacran sus identidades ocultas, destripan sus familias,  como las de aquellos 8 pasajeros, en un banquete furtivo, que significa lo mejor, en serie. Y al que no estaban invitados… ¡Nadie!

Hoy experimentamos una explosión de especímenes, con guitarras postreras, psicodelia o voces de heavy metal, empezando por un Ozzy devorador… para terminar, como polifemos, de un único ojo… y pensaba que era otro… de tripa en tripa, herida en herida, óculo a óculo… Y otro gato casi cósmico ya… como espía de la memoria colectiva, entre vapores y encaje de seda… oteando…

Estos 50 de las Mandíbulas al Tiburón, disfrutones y pasarán 4 años, vestidos de blanco espacial, al calor de ese Ojo célebre extraído en funambulismo más que gore. Sintético, polifórmico… Algo que tendría más en común con el de aquellos demonios, ´demoñas con ñ`, denominados replicantes por Mr. Scott, también productor de Alien Earth en DisneyPlus, pus a la sombra de Noah Hawley… Fargo, xDio, una más.

En el juego temporal, aún queda poco más a Blade Runner, para el medio centenar, qué mayores nos hacemos… y vimos a naves ardiendo en la puerta abierta de un laboratorio… Que convivimos parasitados con la historia, conexión a otras naves de salvación y rescate, tal que si fuésemos aquellos 3 magos, tripulantes de un navío demasiado pequeño, observados por el Atlántico, ballenero de Melville, que debería ser más Pacífico, en comparación con envites del monstruo de más de 8, metros, de hambre… oxigenado o alcoholizado. La aventura de un barquito chiquitito, que no podía, no podía, ni pensar, lo que se vendría encima… ¿pobre Mr. Quint, verdad Mr. Hooper? ¿O no, Martin Brody… por cierto, no odies el agua…?

Yo no, si bien odio al individuo ese, de Animales Peligrosos… repulsivo como una infección por avispones venenosos y contagiosos... especialmente si eres alérgico a los hijos de… Y en sus puertas ardientes, como arquetas de sarcófagos del desierto, claustrofóbicas, a través de  pasadizos hacia una irrealidad muy cercana, suenan ecos de trampas de hierro y muerte. Enclavadas en el pecho, a su respiración a lo Vader y ese chirrido, eléctrico de langosta, espeluznante… Previsión de un enjambre maldito que regresa, sin Sigourney ya.

En cambio, los ochenta, en el principio de las estructuras y fisonomías, que no eran como para tirar cohetes, se rendía culto al universo cinematográfico y especialista… y a ti, ¡cómo son las cosas temporales! Que giraban en creatividad, alardeando, las luces y sombras, y sobre todo, ruidos que te helaban la sangre.  A la de otros, que no les quedaba ni gota, los técnicos viendo el desastre mecánico, y esos que quedaban salpicados… Ni huesos intactos, ni robots descabezados o partidos en dos… con leche y demás huevadas.. Nos introducen a dos replicantes unidos por coordenada literaria, la de Mr. Scott y su Roy de pelo blanco soñando con ovejas mecánicas, y un aullido alfa, eh Timothy Olyphant, qué te hemos visto… Otro homenaje, que vuelve a andadas… viscerales.

Alienígenas, que no cuentos de álienes…

Del otro lado del viaje, a lo profundo… la inmortalidad. Lo de la hermandad Wendy´s, y un cocodrilo de ojos saltones que, estaría dispuesto a hacerles un okupa en su Neverland entre ceja y ceja. Dios no los cría, y ellos se juntan, al debate moral de los diseños de un Eldon Tyrell, como caso apócrifo de Prometeo Moderno… Y combatiendo o no, a los xenomorfos que quieren conquistar la Tierra, a su manera, se nos va pasando el capítulo de las corporaciones, entre óculos ambulantes, mentes infectadas, insectos viscosos, clonaciones éticas y discurso de richachones, que osarían, no fichar a un Blade Runner.

Demasiadas coincidencias, aunque lo más fácil es lo otro, la conexión del depredador que, aunque se parecen a lobo, o al escualo, no necesita gabardina, ni el sexo. El xeno-tiburón, se la llevó, se la llevó… y algunos episodios, se van de la historia, a otros lugares de los que nunca jamás, se supo… y de ahí, al mostruomo de Ahab… Sin embargo, para todos, el lobo alfa, siempre será Rutger Hauer, aún sin Houston o Peck, ¿o no…?

Y no existirá otro como Sebastián y sus pequeños, inventando sinfonías genéticas… ni las curvas de las replicantes, que nos dejaron con las fauces abiertas, hambrientos como Bogart… y nuestros receptáculos despiertos… y arrodillados, a esos personajes inmortales que tanto hemos admirado, el Humphrey de Harrison Ford (que pudo estar en Alien… Ridley y sus comienzos impactantes, que sigue… la Ripley de Alien con sus compañeros míticos, ya no hermana… 3 mosqueteros del Rey, al agua como Tiburón Bruce… John y Steven, acompasando ritmos cardiacos… y Gato, claro.

Y es que los depredadores son así, cuando pillan a una presa o a algún espectador despistado… ¡Ñam!, y no lo sueltan… hasta el Fin.

Y (me sale poner tantas copulativas…), entonces, algo te deja frío, helado, pues no es lo mismo, no existe tal empatía con esta generación de wokes administrados como calmantes… Si bien compases, suenan a otras épocas, de otros “aliens”, alienígenas como le gusta decir a Lex Luthor, por ej…  aunque se cabree el testigo de los gobernantes del extinto Krypton, también conocido como Supermán, que se convertiría en Hombre de Hierro, y ahora también de plexiglás para perros juguetones... y más, a raíz de su relación sexual con Loise… lametazos de hombre cánido. Rememorando a Mr. Reeves y documental sentimental.

Ella, la nueva de James Gunn, posee un cierto parecido a Margot Kidder, pero sólo en lo físico, no se queda en la retina, como no ocurrirá posiblemente con la Wendy de Alien Earth, bella Sydney Chandler, perdida entre Pistols o pensmiento, y se retroalimentaría de la imagen morena de la divertida y alocada, Amélie, sin amor hasta ahora, o sí. Y en esas estamos, con ellas… regresos de todo tipo a espaldas fornidas del tiempo, heroicas, cuando pasan eras románticas de ayer a atmósferas recargadas del hoy, y efectos CGI y la globalización… que nos ha traído el woke que le parió… en todas las formas determinadas.

Así parece que, todo  héroe y villano, principales, serán jóvenes, preparados o no… y formar equipo dentro del nuevo orden mundial, como una orden dictaminada... O desorden… según se mire. El asunto es, que el Supermán es alienígena, se ponga como se ponga, porque ha nacido al más allá, de aquí… con los calzoncillos por fuera…

Aunque luego se sienta de más acá, y no como otros… que sólo vivirán del cuento, como los Aliens de Earth… un desarrollo de organismos a tutiplén... Mientras que, en otras latitudes y otras músicas, no tan arcaicas como la banda sonora de Mr. Williams en Superman… nos reencontramos con tres elementos, que recopilan la esencia de los cazadores de otro planeta. Y esta sí que es otra historia… animada.

Y aun siendo dibujos, resulta que atraen por igual… por sus increíbles viajes en el tiempo y gráficos… la densidad de encuentros y golpes sangrientos, los escenarios… Cierta mueca a cinéfilos que se encontraron con aquel primer y sorprendente Predator de otro Jonh, Mctiernan, y a través de vísceras y músculos, desgarrados, de aquellos protagonistas en sesión discontinua, guerreros fornidos. Como los del Nostromo cayeron, hasta que sólo sobrevivió, el jefe herramienta laboral… Mr. Arnold. Y si bien podría chirriar en principio, la criogenización, pues resulta que nos lleva a una sorpresa final, divertidamente circense y genial… que ya veremos, sino nos lleva a la próxima de Elle Fannig en las Badlands. Pues, gracias al director de nombre intraducible en diferentes lenguas alienadas, Dan Trachtenberg… disfrutamos su circo romano por tierra, mar y aire… y que se titula Killer of Killers.

Por último, lejos de Orión a las puertas de nuestro propio Tannhauser, no decepcionados con la estética, que es atractiva, más bien con algunos personajes que no llegan a desvanecer el ´wokismo…` y ciertos desórdenes predatorios que recuerdan más a La Cosa de otro mundo, o la Mosca… Nos preparamos para aterrizajes forzosos, que nos alejan de aquellos náufragos del USS Indianápolis… o un reloj en el trasero.

¡Qué buenas historias, dentro del cine! Alien en la Tierra, da una de cal y otra, de sulfúrico… En el futuro, cuando otros nos releven… o convirtamos en trofeos de furtivos cazadores para su estantería espacial… nos acordaremos más, de aquella película remarcable de dibujos animados… creo bien. O no… Y no de entes fantásticos cuantificados, interferencias genéticas de nuevo orden, rivalidades corporativas, para el apocalipsis intelectual… y otras odiseas…

Hasta pronto, viajantes… o estrellados, como aquel protagonista de Hamilton en Distant, de los incalificables Josh Gordon y Will Speck… hablando de espacios, depredadores, cocodrilos, y él, un gato… Y hasta el Eternauta, las nuevas invasiones en sucesión – en las que estoy inmerso, oteando los muros -, o fundaciones que pululan, como krakens o animales peligrosos, submundos brits, Bugonias, submarinos, armas… Capitanes Nemo, Homeros y Elle F… Hasta que no sobreviva nada… sólo ella… como describía para Jacob Tremblay, Mark Hamill o Tom Hiddleston, el director Mike Flanagan (La Maldición de Hill House, qué es una joya a revisar, La Caída de la Casa Usher) en La Vida de Chuck. Junto a Stephen King a las letras, que está medio alucinado con las triquiñuelas de Alien Earth. Pichí, pichí…

Y como hermanos de cuento, siervos de empresarios todopoderosos, amenazados de muerte… o sirviendo como alimentos procesados. Devastados de extremo a extremo, comidos por los ojos… como a aquel policía, interpretado por Charlton Heston, en la notable Soylent Green de Richard Fleischer… que no debéis confundir con el otro admirado Richard, Donner de S, eh.... ¡Al final, alienígenas éramos nosotros, polvo de estrellas!

sábado, 23 de agosto de 2025

The Bondsman.

 


Indetectable, a casi 6 grados de separación… todo espectro, parece inofensivo. Pero sólo unos ojos sagaces son capaces de ver qué se esconde en las sombras… ¿Oh amigos… habéis visto a Mr. Bacon?

¡Han matado a Kevin…! Y eso que se trataba de un espíritu libre, un renegado e independiente. Desde su Filadelfia natal, toda una vida de carreras y duelos en el desierto de Hollywood, cuando él se convirtiera en estrella hace tiempo, de jovencito, ahora se encuentra a esos 6 o más de distancia de aquellos lindes gigantes del espectáculo…

Mas, el que tuvo, retuvo. Y aunque su vista de joven conquistador de hace años, se extinga como el aliento vital, en el futuro seguirá trabajando junto a Kyra Sedwick, en próximo proyecto. Además que, en la historia de aquellos encuentros especiales con el coqueteo, y lo terrorífico, hoy podemos redescubrirle, con tácticas malabares durante aquel vuelo heroico del Apolo XII. Una vuelta a casa heroíca, donde Kevin interpretaba al astronauta Jack Swigert proclamando el manido equívoco de “Houston tenemos un problema…”. Un inciso entre los muertos irreales… Al recordado, recientemente despedido por su órbita histórica, capitán Jim Lovell, que sería interpretado entre planeamientos vitales que no encajaban, por Tom Hanks.

Otro de los salidos, cómicos, de aquella generación de Oro en los ochenta. En este equipo cinematográfico del Odissey, de las sonrisas, coincidieron en dramáticas situaciones con sus huesos a seis grados de la Luna, el añorado Bill Paxton, Gary Sinise, Ed Harris, y por supuesto, Ron Howard. A mandos del cohete en dirección a este edén que padecemos… Movimientos sísmicos, fuegos fatuos y temblores… Y hablando de ellos… Esto es un verdadero infierno, ¡qué calor bro! y sigue subiendo la temperatura. Cuando te encuentras con ella, entre los ojos… ¡booom!

De un lado… Bacon.

Kevin es, de esos actores que prácticamente crecieron como triunfadores, desde aquel día dirigiendo sus pasos a una Animal House… Junto a la generación aventurera de Karen Allen, y la cómica de John Belushi, ahora en boga con la animación documentada de los Blues Brothers, con el homónimo dirigido por el canadiense Robert Valley, miembro destacado por sus dibujos influenciados en Gorillaz, y look actual de Love, Death & Robots, con Hielo, 400 Boys y Zima Blue.

Ganas hay de reencontrarse en esas muertes… Y rememorando aquella mítica banda sonora compuesta por Elmer Bernstein, del que hago rendido homenaje, no ganador de un Oscar hasta dárselo por una película que casi nadie recuerda… Otro caso Kevin Bacon, siempre prometedor y destacado actor, que nunca fue nominado. Pues bien, Elmer había elaborado música para El Hombre de Oro, Los 10 Mandamientos, El hombre de Alcatraz, Hud, La Gran Evasión, Los 4 hijos de Katie Elder, Valor de Ley, Aterriza como Puedas… rememorando a otro de aquellos bailarines, comediantes entre ZAZ, que fue Val Kilmer en Top Secret… sumando b.s.o., Heavy Metal, Un hombre lobo americano en Londres, Entre Pillos anda el Juego, Los Cazafantasmas, Mi pie izquierdo, Los Timadores… y el ritmo moribundo viviente en el Thriller de Michael Jackson.

En fin, pérdidas de los ochenta, por todos los lados, y más allá… que concluiremos, con ese lado más oscuro de Kevin, plagado de sarcasmos, hablando de… que es muy evidente. Pues sus primeros litros de sudor y sangre, se desparramaron en Viernes 13, acosado por la máscara de hockey de Jason, por 12 veces como las uvas, regresó para hacer atragantar de matarile, a más de uno… y una.

Sin embargo, antes continuar por esos lares, Kevin siempre se mudó hacia lugares más cálidos, del Diner de Barry Levinson, especialmente a lo que marcaría su ascenso a los cielos del baile con coreografía romántica, del Footloose de Herbert Rose. Al movimiento rápido de pies y cuerpo, su mirada burlona sería imparable ya… hacia la bicicleta, sobre aguas cristalinas, salvajes, traspasando esa línea del ocaso, que le uniera a Kiefer, Black o Julia Roberts, dirigidos por Joel Schumacher… Otro que tal baila, y dirige en negro, cuando quería…

Luego vinieron golpes de realidad, entre la sexualidad en JFK, Algunos Hombres Buenos, el Río Salvaje de nuestras vidas y la tensión, asexuada, del vuelo feliz del Apollo XII. Doce o trece, ahí andamos.

Hoyuelos de Botas… sobre la arena.

No hablaríamos de Kevin, sin los Temblores, tal que decíamos ayer… y hasta el inicio de otra era. Pues, se cortaba ya la tensión, hace casi diez y seis años, según Frost/Nixon, y siniestramente en los terrores de El Último Eslabón, que nos sacaba de quicio, ¿a quién no, corazón delator?

Y en los pantalones tejanos, nos cagamos de risa, muertos hasta nuestro presente, más o menos, cuando presenciamos texturas ocres como el poli sádico de Cop Car, la rareza exótica de Maxxxine en el Valle, o hasta una vuelta de escoba al Toxic Avenger… dónde él dicen que sería de lo mejorcito, falta por ver… Y en estos momentos placenteros de sadismo, hemos dado los huesos con recompensas metafísicas, de ultratumba. Os presentamos a Bondsman… otro gato con botas, no tan relucientes. Que se pasea entre ambos lados, y sale ileso, no… como los fantasmas.

Está producida como son las últimas tendencias rarunas en triología Wan, Roy Lee, y Jason Blum, creada por un cuasi desconocido Grainger David para Amazon Prime, demonios, de ojos falsos… y mejor, la historia con dote cómica. Mantenida por él, es así, siempre fue Kevin… y lo puedes pasar, medio mal o bastante bien.

Oda… para difuntos.

¡Diablos, no! Esto qué es… entramos en terrenos, movedizos, y sin gusanos de por medio como en Dune. Bueno… alguno si que hay, en la producción atractiva, divertida, de los hermonos Cairnes, Late Night with the Devil… con otro con biz cómica como David Dastmalchian, en estado ilusorio catartico y cínico, perfecto también de Filadelfia, que se las viera ante The Dark Knight, Prisoners, Dune… y la bomba de Oppenheimer. Este acto diabólico es casi obra de culto, ya…

Es hora de recordar a esos monstruos, y monstruas como Ella, vampiros, poseidos y zombies, la novia de Frankenstein... veremos como si las gasta Guillermo sin efectos especiales, sólo trucos de cámara y maquillaje… para estrecharnos en sus brazos, rendidos… a lo macabro, como hizo Mary Shelley en aquellos días lúgubres de tormentosos affaires… en los que, Mr. Bacon mantuvo su extraña mirada entre Julia y Mahershala Ali, el unido al World Rebirth con dinosaurios, como consecuencia de unos tiempos, erráticos qué vivimos. Leave the World Behind, tiene igualmente acorralado como a Scarlett Johansson, a Ehan Hawke, que se estrenó en dirección en Wildcat, fluctuando con la hija de Uma, Maya Hawke, y del que esperamos su careta difunta en Black Phone 2, mientras visualizamos la serie Fishpriest. Y pedir un repaso a la Shelley de la bella romántica, Elle Fanning... Arrodillaos estará en el próximo Depredador y con Barry Levinson en Francis y El Padrino. Ella y Jake más Oscar... ¿saldrá más de uno?

Y andamos despeinados ya… en esas me hallo cuando abandonando el mundo cruel, al lado de unos amigos, rememoro aún los mordiscos rítmicos de la envidiable Sinners sobre otros tiempos… Para inyectarme líquido vital, no del doctor Herbert West de Brian Yuzna, sino en derivación difunta, junto a la Megan 2.0, esa… una máquina de mat… empalmar… con lo más desparramado. Sin gracia, salvo la ocurrencia de unos lobos llamados alfa… me zambullo en las aguas brit-deaths, de 20 Years Later, y empiezo a sentirme como un yonqui sin calzoncillos, intentando ligarme a la bella que se pase por la isla… No la, de las Tentaciones esa, que no he tenido, ni quiero el placer… pero don Danny Boyle, ¡qué me has hecho xDio…! No, nada.

Y así, si pensabáis que esto iba a quedar así… estabais muy equivocados, o zombificados, o algo… ya que todavía no me ha llegado mi Wednesday, ni Aliens con toma de Tierra, ni asoman aún los de Stranger Things, del otro lado del retrovisor ochentero… Cuando voy a contaros, entre muertos y vivos, añorando a las maldades de Gary Sherman, James Farentino, y la época junenil de la Melody Anderson de Flash Gordon y  Robert Englund… a esas vivas, y coleando, que en una fiesta, da para lista de… bailes de época.

Sugiero dos pequeñas maldades, de cierto interés metafísico, la Poseida, que tiene alguna secuencia de mala leche, a pesar de su escaso presupuesto con rarunos insectos incluidos, y monja débil... Hasta meternos en la piel de It Feeds, con pasos danceros parecidos, pero algo mejores, del canadiense Chad Archibald acostumbrado a estos lares tenebrosos.

Y, para el último empujón mortal, por los escalones del desafío espantoso, pero de mejor cara y retrato maligno…  usamos de Ellas, el Bring Her Back (o más comúnmente, Traémela de Vuelta) de los hermanos australianos, Philipou Brothers, en una versión maquiavelica, espeluznante. Con Billy Barret, uno de los chicos de Invasion e hijo de Kraven en Marvelismo ilustrado, y Shally Hawkins, la actriz de El Secreto de Vera Drake junto a Imelda Stauton, o Happy-Go-Lucky, al costado de Woody en El Sueño de Casandra y Blue Jasmine, por lo que sería nominada al Oscar… que tampoco ganaría…

Y por el lado oscuro tenemos su actuación en La Forma del Agua de Guillermo del Toro (… esperando con ansia, su monster) y Wonka, of course.Sin embargo, la otra, la definitiva entre las pesadillas, y los cuentos de ídem… No tiene muy buena cara… pero sí una factura que te deja sin aliento, algunos en Sundance, sin otras cosas dentro… Pues se trata de una maravilla, siniestramente malvada, en el sentido indigerible de la Sustancia, que nada se queda… Pero, si cabe, con acentudado sentido de dar la nota en el plan moderno, de la imagen sexual y apreciada por las famosas… o no tanto.

Se trata de una composición terrorífica, mirando hacia los pies… The Ugly Stepsister, es un paso más allá de la Cenicienta, noruega, entre Elvira y Ella, y te deja con el culo desencajado, tal que zapato metido en mal sitio… Dirigida por Emilie Blichfeld, a la que habrá que seguirla… hasta la muerte. Y nada más, con shows en prime time memorables, leyendas de miedo, retratos de fantasmas, qué tanto os gustan, amigos… me despido, llamando a Kevin…

A seguir por ese camino, bien pierdas la pasta, fama… o memoria. Aún tenemos mucha música que escuchar, jugos de ellas, muchos diablos que visitar en la tele, verdad ¿Jack?… y muchas ¨armas¨ que utilizar en la obscuridad… o nos las veremos con Luther… o doctores inyectables sobre lo macabro. Todo próximamente, parece tener numerología… 2 de Black Phone, Five Nithts at Freddy y The Strangers, 3 de Return to Silent Hill de Christophe Gans, 6 de Anacondas con Black y Zhan, Scream el siete, Saw XI, una predator en Badland y The Bride!, Soul8mate de Wan, no sé qué de Evil Dead, Exorcist y Momia… A tu propio estilo, Kevin. ¡Vaquero!

martes, 1 de julio de 2025

The Last of Us. Season II. O Vegeta…


Según escritos arcaicos, con recopilaciones literarias, más o menos fantásticas y ténebres, se predecía el denominado Apocalipsis en conjunción divina… Tal que una operación quirúrgica entre miembros de fuerzas del Mal y del Bien. Visto a un pensamiento actual, se podría comentar que, constataría hechos imaginarios, ajustados a ciertas acciones definidas por comportamientos de nos, los seres humanos. Pues en esta ocasión, vamos a hablar de la muerte… o no.

Está presente, pero el pueblo no quiere saber nada, en principio. No, hasta que se aproxima y aun así… Dejando su conciencia consigo mismo, lejos de otras figuras, ya fueran divinas, fantasmales o extraterrestres… ese último momento, la denominada transición, converge con la ciencia ficción, a la vez que con las creencias. Ya sea en forma de libros, filmes o juegos, y algún hecho – del que comentaremos al final, más cercano al terror de lo previsible…-; sin embargo, el arte cuenta actos degenerados que se aproximan a nuestra autoeliminación. Y ahí está el tema.

Creamos a seres antinaturales, para debatir nuestros propios estados tenebrosos, como bestias hambrientas, guardianes infernales, demonios contaminados… o los famosos, muertos vivientes. Que devendrían de otros depredadores legendarios.

Comienza la Extinción…

Es una forma literaria de esquivar las responsabilidad, y pensar que – salvo la creación de armas de destrucción masiva -, nosotros podemos llegar a formar el caos definitivo a base de mordiscos… Cuando las grandes extinciones se producen por procesos más elevados, universales o más diminutos que un espermatozoide marciano. Pero bueno, que cada uno piense lo que quiera, la fantasía va por libre… Profecías trágicas, condiciones ambientales, reproducciones tecnológicas o víricas, sin explicación aparente, o silenciada.

Eso es lo que ocurre en la realidad, como aquel inicio de La Noche de los Muertos Vivientes de George A. Romero, u otros más excéntricos como los no muertos de Sinners, dentro del mundo vampírico y las mitológicas fuerzas extraídas del líquido vital de los enemigos en batalla. Una forma parecida de comerse el cerebro y su potencial intelectual, que en el caso zombie, no sirve de demasiado, porque van planos por la vida, es así… Una especie en continuo mantenimiento letárgico con opioides o productos químicos, y sin necesidad de trabajar en el turno de ThePitt.

Algunos podría coincidir en una cuestión… que la muerte no sería lo último… O sí… Depende por donde entre la bala… Pero la destrucción genérica, intelectual o no, puede tener muchas condiciones, como ocurre en serie basad en videojuego de Neil Druckmann, The Last of Us, que en segunda temporada – tras memorable primera reconversión vegetal – se introduce en la mente, pero sin contar nada científicamente. Para qué…

Se va buscando otro estado más emocional… más que las monumentales estructuras fúngicas en desarrollo, que ocasionalmente recuerdan a los nidos de Aliens… y cuyas esporas se esparcen caprichosamente a base de mordiscos, no precisamente muy vegetarianos. Pero los carnívoros humanos, de dentadura calcificada, siempre se reproducen… así que a  masticar. Porque de otras acciones, no comento… por ahora.

The Last of… they.

En la serie que fue más merodeadora en primera entrega, sobre un mundo apocalíptico con mucho más suspense, ahora sólo lo sentimos a ras de suelo, a través de una valla metálica y basta… dura, un chasquear de lenguas… una conversión calculada para volver a levantarse, tras un acto sexual en una granja o ciudad sitiada por hordas… Ahora vamos a mezclar, castillos contaminados de pestes, de géneros y pieles en vivencias asimétricas… en las tres eses, de las que algo diré… Y no me refiero a la búsqueda del superhombre, con la estilizada consonante.

Esa parte del héroe contra nuestros males, es más somático, con los factores psicológicos y sociológicos, en el horizonte… que esconderíamos como debilidades, mientras que la serie se acerca a los rasgos familiares, de familias descompuestas, y especialmente otros… Sociables, pero sin aportar demasiado a la contaminación… Salvo algún injerto… el futuro. Narrativamente, el sexo es lo menos interesante. Pobres mortales, en guerra… montada por vuestra cuenta… sectarios, abriéndonos en canal tal que vacas, no sagradas… viciosos, desde pancartas representan a alguien, no se sabe bien quién, superior… inmune, por determinado gen que desconocemos… inteligentes, vaya Ud. a saber por qué. Son desvíos, cuando lo esencial son las curvas, determinadas eses…

El punto es que, entre conciencias descolgadas que se distinguen en las crestas fúngicas de los infectados por la micosis, - vegetalmente caninos de chicha, no la de fumar en determinadas zonas… -, ellos son los que tienen más claro, esparcir la simiente, como el baile y la música del Ser de Sinner… y no queda muy claro, que es lo que desearían algunas alteradas, que buscan y meditan, rodeando para infringir daño a sabiendas, incluso a las ´poderosas` cazadoras de la muerte.

Y aquí estamos… sobresaltados tras ese espectacular segundo asalto, a la city nevada con aromas a western norteño… esperando en el tejado… No sé muy bien, a qué… U oteando una zona, ya vista, ahora sobre Seattle.

Deber de limpiar… rastros.

La S, no de pecadores, va después de la R de los rastros esparcidos… Tras  sobrevivir al gran asalto, sabiendo que recuerda a hordas de vikingos, u grupos murales, más al Norte… y el sentido, de todo ello, es que seremos  indemnes a esos amores, a ráfagas, a las pérdidas dolorosas, y ya os lo he dicho… más importantes que los rostros y sus rastros, en una serie en que no predominan demasiado a los que venerar… y al borrarlos, ¡se podrían arrepentir! Pero eso es la huella, dolorosa… Pero la historia es así… no lo sé bien. Y siempre se pueden perder, o ir a peor… ¿Qué podría salir mal…? ¿Regresar a los inicios… a los indicios…?

En conjunción fungicida, dos elementos estrafalarios como Sony y Playstation Productions en un haz televisivo, y Warner del envés, y proyectados ambos en la nieve visual de HBO a través de Max… Ha durado, lo que duró… aunque la infección por Cordyceps está garantizada, hasta dentro de un tiempo. Esos hongos serían… responsables del archiconocido “pie de atleta”, que te deja jodido para resistir en la competición… con toda esa climatología cálida y húmeda, que te recuerda que debemos protegernos del ejercicio físico en ciertas condiciones… o no sabemos… pues las glándulas sebáceas, de determinados cueros cabelludos, se van gangrenando… Hasta que, pumba… dejamos de pensar.

También puede ir acompañado de un ramalazo de tiña, que pica un huevo, y ahí estás… en el sofá, sin parar de rascarte, por fuera y dentro, hacia la perdición, de tu paciencia. En un sexto, sentado, que te reubica y profundiza en el sentimentalismo, hasta retroceder etapas. Nos recuerdan a procesos de incomprensión, rollo paterno-filial… Y mira, de eso ya tenemos docenas… Siempre preocupados por propias vesículas y costras en familia.

Aunque, es mejor acompañar siempre esos momentos íntimos de música, ya sea con versiones a guitarra española, o blues mezclados con rasgos, un tanto románticos… o lo contrario, acosados por tres kas. Sinner es un tipo de venganza, divertido, pero acusador… que ya no existe como tal… tal vez.

Al estallar… ¡Pumba!

Eso es lo que falta… sensaciones, bailes, sangre… caos… es lo que posee a puñados y mordiscos, el director californiano Ryan Coogler, alejado de Creed y Black Panther, mejorándolas y llevando un grupo de intérpretes a la coordinación, de pies y bocas, asaltos y besos… al ritmo de aciertos como el británico Jack O´Connell – que estaría dispuesto al horror de 28 Years Later: The Bone Temple, escrita por el mismo Alex Garland (Ex Machina, o la apocalíptica Annihilation), pero ya sin Danny Boyle.

Y a la interpretación de Michael B. Jordan, hermano de sangre, en endiablada encerrona entre el Chicago años 30 y esta versión oscura de los Marvel Zombies. En los que estaría la voz de Gwen Stacy, o la Ghost Spider de Across the Spider-verse, la sensual de Hailee Steinfeld, que también da réplica sexual a los entes no muertos, y volverá a atacar con Beyond The Spider-verse, o de nuevo en mismos papeles para Beyond the Spider-Verse y en Champions como Hawkeye, junto a Ironheart en piel de Dominique Thorne… de las cuales ignoro.

En definitiva, que Sinners es muy completa, tiene bajos de Chicago en práctica vampírica, hermandades, sexualidad, hemoglobina viscosa, alcohol con ajo, ráfagas de fuego, estacada emocional, y Famiglia rítmica… ajustando cuentas... Lo que no hace la infección programada, del creador o showrunner ése, Craig Mazin, y mira que trasladó las huellas documentadas, de su versión del Chernobyl. Y esta The Last of Us, se queda muy abajo… pero hablando de documentales… es hora de ajustar, no cuentas, sino dentaduras… y otras circunstancias tenebrosas.

Os voy a hablar de The Mortician de HBO… No mejor, no… telita.

Es que los pecadores, se multiplican hasta el finito terrestre, hasta la escalada mística que se sube a la azotea… magín o chaveta. Al descenso musical, con los chasquidos… sin blues adaptado, a los nuevos ritmos, ni la voz de Miles Caton, en recuerdo a una época, con la entonación a la guitarra del viejo Buddy Guy. El que fue honrado junto a Dustin Hoffman, y guiado tras los pasos de los mismos, Led Zeppelin.

Dellamorte, Dellamore…

Pues si os pensabais que esto había acabado, ni de coña… aún quedan algunos ejemplos entre la muerte y el amor. Aunque te conmuten la pena… o el título… y todo sea inversamente, emocionante a siguientes capítulos tras el despertar y acoso zombi, del segundo asalto. Que nos deja algo congelados, según desaparece el frío, y se nos calienta la sangre… visitando la isla de Lesbos. Por no mentar, sentido al crematorio en la serie documental, donde el olor a carne quemada, se siente.

Joer, es que nadie – o no lo recuerdo, desde hace mucho tiempo…-, me había hablado de esta aparición, entre almidonada y rebelde, de Rupert Everet, antes de sus shakespeares, y sus santas madonas, como napoleones. Y esta cinta, homónima, ya aparte del giallo, casi… que dirige Michele Soavi, te agarra, te lame, te muerde… se descojona y no te suelta. Hasta la Muerte, romántica, aunque igualmente lasciva.

Ya que anduvo entre ellos, Lucio, D´Amato, Deodato, los demonios de Lamberto, y hasta en los pechos de la ´fenómena` de Jennifer Connelly y los ojos perturbados de Dario Argento.  Y con un tal, François Hadji-Lazaro que realiza papel inolvidable, entre torrentes y Jesús Franco. Alguien debería haberme recordado antes, esta barroca película…

De Pasadena y aquellos hechos, no borrados, sino digitalizados por los dedos de aquellos que operaron… voy a explayarme, sencillamente… hay que verla, y tú ya verás, qué pensarás… Se llama The Mortician. Y estos dos ejemplos de repercusiones tangencialmente diversas, entre el humor, los amores y el humor, no te voy a recomendar lo más mínimo, las idas y venidas de Until Down, por su reiteración, que no te lleva ni a uno, ni a otro lado.

Pero diré, dejando las ideologías aparte, qué es deber... Porque lo realmente marcado para evitar la contaminación, - que no el exterminio total, pues proviene de otras materias…-, son las tres palabras que indicaba, entre el amor y la muerte.

Algo que debes aprender, ante el control de la situación y la rutina de las noticias que son teledirigidas en los medios, con los que se riega a la plebe, como una lluvia ácida… ¿te sonaría, no? En todos los lugares cuecen habas, y se tiran unos pedos "fakes" que da gustirrinín... o anestesiando que es gerundio. Y entonces, hijo/a qué… pues, aprende… visiona… y… en tercera.

El, eSo. Me he quedado colgado de otra de zombies, pero no es para tanto, a la espera de visionar lo nuevo de Boyle con sus tótems cadavéricos… Hostia chaval, no te he hablado de The Shrouds, o las mortajas cárnicas de David Cronenberg…. Y su sexo entre la tecnología y la putrefacción… Pues en otra próxima, conexión… con Ella. Esa que suele aparecer en algunos filmes, jugando.

The Last of Us Part II de Gustavo Santaolalla and Mac Quayle


domingo, 18 de mayo de 2025

From. Season I, II &…

 

La vida, se dice que da muchas vueltas, como a los protagonistas de la mítica serie Lost. Como lo fue para las producciones de un joven J.J. Abrams, que cambió – dos años después del estreno, el vuelo con los compañeros de Disney (Touchstone en un principio) a su propia participación, vinculándose a Paramount Pictures o Warner Bros. Algo menos wokeros, pero habría que confirmarlo...

Así, después de aquel programado incidente que transcendería en la historia de la televisión - como hiciera en el pasado Hitchcock o David Lynch, con su afamada serie Twin Peaks -, fue un nuevo impulso que propagó el suspense, dentro de un grupo dantesco de sobrevivientes misteriosos, con conversaciones distorsionadas por el tiempo, las formas de caer… y algún ser, oculto. Y que ahora, está embarcado al timón de M.I. con Tom Cruise, o la nueva película de Ewan Macgregor de título Flowervale Street y se comenta de la adaptación del personaje Emilly the Strange, en animación de miedo… En series, tenemos a Duster, próximamente otro mundo oscuro en Demimonde y la animación de WB con DC, Batman; The Caped Crusader.

Pero bueno, ya llegará el momento, como en 2004 les llegaría a todos su Sanmartín en aquellas cosillas de la isla… Un equipo monstruoso con Javier Grillo (en Embrujadas), Damon Lindelof el productor de las aclamadas Leftovers, con su binomio cigarrillos/desapariciones, incluso de imberbes, y Watchmen, que ya echamos de menos – ahora en preparación de serie DC basada en los Linterns -, y el director Jack Bender que pasara de la mítica Con 8 Basta o Falcon Crest, a muchas otras comenzando por LosSoprano y sus comidas de coco, Mr. Mercedes y las comidas de otras cosas de Juego de Tronos, hasta estos que sirven de aperitivo de De o Desde… MGM.

Faltaría un motor, en el surrealismo terrorífico, con toques circulares, contagiosos o catárticos, como el showrunner John Griffin, y empezaría con aquella famosa tonadilla versionada por The Pixies… Qué Será, Será… La otra pata novedosa que nos traslada en el tiempo del surrealismo terrorífico, circular, contagioso o catártico, es la del showrunner John Griffin de esta From de MGM. Y que empieza con esa famosa tonadilla Qué Será, Será… y no sabremos que más, si la felicidad o qué, en aquella From.

Entrada en… S. XXI

Trascendental para los aficionados de series, con giros entre el suspense y terror básico, sin embargo, un hueco para el presente, salvo capítulos esquivos… que comprometió a terminar algún lustro. Me pesan los años y las temporadas, perezosamente… En cambio, serviría como base referencial a otras producciones futuras en el fantástico, con elevaciones metafísicas y oníricas. Ni confirmo, ni desmiento, pero comprobando la actualidad, así lo creo… Los resultados se marcan, con sal, sudor y sangre, entre naturaleza de las cosas y estereotipos… ¡humanos!

Dos décadas después, la mimetización narrativa es un hecho, con recambios más o menos acertados… A veces, muy esquivos o dudosos, pues muchas series que empiezan desde ese punto de partida interesante y visiones provocadoras, se someten al torbellino inabordable… Dar vueltas a temas sin arribar a ningún lado, esto es, perdiendo a parte del personal según avanzan los capítulos - o más bien se eternizan las temporadas en busca de un final, o no…-, produciéndose un cierto vacío existencial. Como cuerpo vaciado o sin vitalidad, emergiendo errores en los rincones, conspiraciones sin sentido y paradojas, monstruosas.

Donde lo más dramático, sería la caída del favor o el interés del espectador, como disfunción definitiva del entretenimiento. Y eso no, from… lo que seas.

De… ejemplos.

Hay vacuidad que proviene del desorden, o de la semántica embrollada, que perpetran una atención infructuosa. Y esto se puede parecer, a un tipo de muerte en vida. O sueño de relleno… Como algunas series modernas que crearon expectativas a priori… Yellowjackets en caida en barrena desde el flojo amarillismo de la segunda temporada, la flojera de Castle Rock, o el Silo en continuación precaria de escenografía. Ahogadas en la indefinición o el secretismo, que hace abandonar al término de la segunda temporada. Con demasiada floritura, hueca…

Para no recaer en un pozo insustancial, giros concéntricos a su base vertical, que se confabulan en nebulosas circunspectas de la razón. Es decir, hacia el tan temido… aburrimiento sin barreras… Lo mejor es echar una vista al pretérito... y de este modo, te puedes aventurar en el terror clásico de Mr. Romero, con ese grupo de gente acorralada, que tantas veces se copiaría en el género y otros seres, y disfrutar de nuevo de la llegada en blanco y negro, en La Noche de los Muertos Vivientes. Con un final, eso sí. Después del exterminio recalcitrante, con evidentes raíces apocalípticas, nos precipitaríamos a todo tipo de situaciones monstruosas, con o sin resolución, pero entretenidas o más allá. Y no un mero producto, para satisfacer los bolsillos de plataformas y sus jefes, basándose en algún trabajo interpretativo y poco más.

No te quedes colgado, tal que amuleto sin fuerza, ni recomendación mágica, cabreado por la falta de imaginación. Te voy a dar un empujoncito, al futuro, y no por esa condenada ventana… Pues todo lo que bien empieza, debe tener buen fin, para notable o bien…

De… Zona Prohibida

Pasa el tiempo, aunque no la sorpresa de aquel magnífico final… A través de aquellas X, cruces, en el camino de Charlton Heston. Estaba atrapado, casi solitario – salvo mona -, en aquel planeta de silencios y gruñidos, volviendo a un pasado, pretérito de la humanidad… maldita.

Esto significó el comienzo de una saga, tras el gran director Franklin J. Schaffner (Papillon, Los Niños del Brasil), auto diluyéndose, y llegando a revitalizarse en instantes de la actual digitalización, aquí que podría configurarse un círculo completo, sino se prolonga innecesariamente una historia interminable. Y sin más Atreyus, ni fauces draconianas… viajamos por el abismo, de travesuras sin vuelta, sitiados por monstruos, como los animalescos de aquel País de Nunca Jamás, o los monos voladores de Oz… Mientras, luchas por la supervivencia y el regreso, de este From, que tiene reminiscencias circulares, con los ataques en ciertos western, de la misma composición… O acaso no recuerdas lo de Little Bighorn, o su estampida terrorífica hacia el Ravenous o Bone Tomahawk.

Otras películas precursoras, como las de zombis de George A. por centros comerciales, o silos militares subterráneos… se distinguen en comisarías asaltadas en el Distrito 13 de John Carpenter, maldiciones vampíricas por Salem, o invasiones fatídicas con malditos de pelo blanco y ojos inhumanos, que serviría con paralelismo de crash en la aviación y los posteriores embarazos de From, con consecuencias angustiosas… Si es que aguantas hasta la explicación – yo no…-, hablando de niños perdidos. Y familias que intentan permanecer unidas, tal que una noche de Miedo, o los chicos Gecko o Harvey Keitel con Juliette Lewis.

Imagínate, por un irreal instante, que variopintos personajes se ven atrapados en especie de círculo vicioso e inexplicable, donde al enfrentarse a la naturaleza, según su conciencia maldita, sienten que todo ha cambiado alrededor. Alterado por un hecho, más o menos, terrorífico… animales padecen, se alteran en nueva etapa se subsistencia cuando aparecen, cuerpos, devorados por… bueno, eso no importa en esta explicación… Y entonces, como si fueras Butch Cassidy y Sundance Kidd en peli de George Roy Hill, subidos en su colina, como lo sería de otra forma contraria, el mismo Marlon Brando en The Chase de Arthur Penn… Bueno, pues eso… que empiezan las vicisitudes psicológicas y las muestras valerosas, para la supervivencia en grupo.

Así, van apareciendo carencias de víveres, supervisión de los cargos, control de los caracteres extraños, de hombres y alguna mujer primordial, las relaciones familiares, u otras sexuales… para defender o dar explicaciones, en islas solitarias u otras inmensidades con pueblerinos. Y comienzan los ataques de seres, humanos o no tanto, como muertos vivientes u otra especie de hambrientos, de carne o moralidad... Y en un pueblo…  que circunscribía a actores inolvidables como Michel Serrault o el incombustible ¡eh, con segundas!, amante de Haneke - por cierto también posee su Caché con cintas de vídeo -, que parecía la Nueva Escocia canadiense de From, sitiados sobre rescoldos, ya casi olvidados,  repetidos, se lee la denominación de Malevil.

Si bien, pudieran haber sido simios cazando a los hombres de ojos azules… Ah, y ya que estamos te propongo revisar una historia de supervivencia militarizada en el futuro, que haberlas haylas, hasta dominados por un individuo con mandíbulas de acero y sangre de sulfhídrico… una cinta que merecería una revisión de los 90, pues hay material de sobra al provenir de una novela del genio Philip K. Dick, y se titularía La Segunda Variedad, o Screamers con el inolvidable Peter Weller, también conocida como Asesinos Cibernéticos. No es Aliens, ni Atmósfera Cero, pero tiene su encanto, aunque se podría renovar. 

En todas estas situaciones límite, se produce paralelamente la búsqueda de comunicación con otras gentes, capas, o mundos paralelos… como existe algún médico, en la sala y un personaje que pulula por ahí, con ciertos toques misteriosos. O desajustes mentales… aparentemente.

Lo importante, es no dejarte apalancado, ahí colgado de una X en el valle de la muerte, ininteligible, sin ton… con nulo recurso para concluir los términos expuesto o acuerdos, que firmaste… o no son. ¡Diablos from…!

Naturalezas… muertas.

Es caos, verde eléctrico… inhumanos, zombis, sin cerebro, excepto aquel de Day of the Dead, claro,  el sistema supera la descomposición de ideas, de mundos superpuestos, que mutan en distopías voraces o Zooapocalipsis, tratando nuestra condición humana. Y sin caer en zonas reiterativas, invenciones frustrantes, que causan desolación o más, fatalidad de necesidad. Particularmente evitando ese distanciamiento… con imaginación.

Para rodear la nada, es preferible la misma cabeza. Que sirva de talismán en las siguientes, y cortas preferiblemente, temporadas.

Salar las piedras rodantes o, canto rodao en el camino común, donde no esté ausente la implicación imaginativa y esa mirada lógica… necesaria. Lo difícil que es sobrevivir, a los amaneceres, anocheceres, una y otra vez… con algún arco iris de fondo, y sus doroteas multigénero, gritando sin ton ni son… Donde agobia un poco, tanto alarido de From… ¡Vamos, como si fuera un festival de la canción…!

Más, si es en sueños a lo Freddy Krugger… demasiado revoltijo ya, alejados de aquel horizonte primordial, la intranquilidad. Tras esa espiral en que caíste, o te embarcaste… como El Incidente. Y ahora, en cambio, el barquero o piloto, parece ausente. Y te sientes abandonado a ambos lados, u orillas… limítrofes. Porque el mago, lobístico y algo cabroncete, te deja plantado ahí abajo, con gases y sin globo… Por tanto, la muerte serio-lógica, es un hecho.

Cuando en aquella primera temporada, se prometía un potosí por calidad visual y narrativa, ahora, implosiona con ocurrencias fantásticas, de por aquí y por allá, sin definición… Explicación, ni mentar… y convertirse en lugar sin retorno. O autobús sin conductor, consciente, que replica los males, indefinidamente, creando monstruos internos, o nuestros propios cinéfagos, cortando las conexiones, a una vía bien muerta. Irrecuperable, por mucha bilis que le pongas al asunto… ¡Qué tampoco valdría de mucho, verdaderamente! No entiendo ni pajolero, Víctor… Frankenstein. El del chaleco, amarillo… digo.

No existe, un Mr. Lynch del surrealismo, entre pesadillas o los sueños, intranscendentes, como sustos en la historia. Sólo queda la buena ambientación, los espacios naturales y los ocultos, penumbrosos, fuera de visiones tremendistas contaminadas. Mientras una coalición de monstruos repetidos, que andan, depende… empiezan a pensar de alguna forma, sacándote de quicio, y se alimentan… ¡Para qué…!

Creo que voy a cortar, durante algún capítulo de esta tercera entrega… ya no va más, como diría un juez corrupto y manipulador… Es la guerra, a esta naturaleza caprichosa y caótica. Muerta, por indefinición.

La Dimensión… Desconocida.

No creo, como he dicho, que vaya a llegar ahí… pues, tras la ventana ya no quedan ganas, de asomarse y transferirte a esa dimensión real. Ciertamente, prefiero ya, Strangers Things, y acabar con todo el maleficio… como dice la canción… Ya nada importa… Todo tiene su Fiiiiinnn. O Filme, firme.

Pasando de diálogos carentes de ingenio, personajes trillados, ideas que no se desarrollan, hijos por nacer que no importan… monstruos pueblerinos del otro Fromville, que cargan un poco.  De los secretos inconfesables que ocultan, en un espejismo de complejidad que se siente… ¡No es para tanto! F/x a cuentagotas… de bilis o vías muertas en serie. Y lo tradicional de USA, con escenario idóneo para distopía de ultratumba, se reprime más, en la economía también, así como en los vaivenes temperamentales de sus personajes. Algunos, muy cansinos…

En familia, o comunales, juntos aunque igualmente, revueltos al fin, al término, la culpa de este caso es el del Show de Truman, que amenaza con salir al aire, y nada… Pero el real es John Griffin, con lo bien que había explotado primeros guiones, de Brad Turner (por ej. en 24), el mencionado Javier Grillo de Lost, o Vivian Lee, también escritora para el Cristal Oscuro. Junto a los famosos Hnos. Russo, los del actual Estado Eléctrico, me falta por visualizar, como El Agente Invisible; confabulados próximamente en siguientes The Warriors – basada en aquellos de la calle de Walter Hill -, otra para Butch Cassidy & Sundace Kid, también Hércules y, sobre todo, una serie Nemesis con el Gyllenhaall y la Chastain, en tonos rojizo-oscuros.

Catalina Sandino, es cansina en su nuevo rol, de los tiempos del cólera de Gabriel G. Márquez, sintiendo que se parecerá más a una visión, que a gremlins neblinosos de Silent Hill, o… y me lo había guardado para la ocasión final… ¡Al descalzaperros de la serie La Niebla! Ni por asomo, sombra de aquel notable, metafísica, mercantil y espiritual, filme de Frank Darabont. Y ahora que he visto, como en el antiguo desembarco pirata, la película parecida a la Dagon del Brian Yuzna… recomiendo la cinta irlandesa-islandesa, The Dammed, y sus hambrientos, mentales.

Definitivamente, el discurso lingüístico del From, se ha tirado por la ventana. Al otro lado… ya, en ese lugar indeterminado con el que siempre amenazan y promovido como juego… que no llega nunca. Como la solución a un misterio anterior, en mi última entrada… De momento sin solución también… Perdidos en la jungla… From Lost, to the River… aquel. Y la solución es… Di pistas en mi cuenta de redes sociales, X…

No, no es como, una picadura exagerada, hasta el agigantamiento arácnido del REC de Jaume Balagueró, a la francesa con reminiscencias raciales, Vermin… Aunque podría ser, una especie de plaga… Ni es capricho, de un mordisco vampírico en Salem´s Lot, o el abatimiento sueco de Moloch, de nombre extraído de la malignidad de la novela gráfica, Watchmen. Ejemplo de esas familias acosadas por lo diabólico y surrealista en francés… Meanwhile on Earth, con cortes serrados en el bosque, Desapariciones, tan desquiciadamente sangrienta como anárquicas en el fin, y Esperando la Noche… vomitorios de sangre bajo las ciudades dormitorio. Y todo para decir… la familia se rompe…

Aunque Nunca te Sueltes, querida, como Halle Berry. Que, siempre, puede haber una hermana que, tras el fondo del pozo… renazca de la Naturaleza Muerta. Resurrección de cine, del miedo metafísico, familiarmente hablando... Qué podría ser la siguiente… ¡quizás!

Te contaré que este esclarecimiento del asunto de marras, desmantelado cuando vea algunas cosas más normales o veraces… además del nombre silenciado de aquella. Es un caprichoso tema… entroncado con el globo, global.. Sería, será real… no profundo… O sí...

domingo, 10 de marzo de 2024

Invasión. Season II

Se entiende que la esfera, pertenece a esa categoría de sólidos geométricos, cuya parte interna está formada por el conjunto de puntos inferiores a su radio total. Por tanto, es una superficie que se comprende en una revolución.

En otro sentido, más cinematográfico que cinemático, algo surgió de las profundidades marinas del 1999 con Barry Levinson en su visor – un director que escudriñó inicialmente el humor en los shows de Carol Burnett y Marty Feldman – y se sugestionó con aquella primera propuesta eléctrica de James Cameron en The Abbys, probablemente...  y persiguió los sueños con grandes éxitos con The Young Sherlock Holmes, en su forma geométrica, rellena y triangular. Más que esférica, salvo por la incipiente barriguita del Dr. Watson, por entonces gracioso glotón, pero en un grupo juvenil de campanillas... y campanazos de taquilla. Pronto nos cumplirá los 40 y el oso sigue viniendo de blanco.

El Secreto de la Pirámide, y sus oníricos encuentros con el alter ego… Sin embargo,  Sphere sacada de una novela de Michael Chrichton, fue una amerizaje del más allá, a través de un agujero de gusano, que profundizó en el scifi alienígena de las siguientes décadas, en parte. Ahí tenemos producciones algo fallidas en el argumento, aunque no tengo muy memorizadas ya, tales como The Abbys de James Cameron y su ente lucuoso, el Contacto de la estrella noventera Jodie Foster que también se lucró de algunos hallazgos visuales, como ´Terminator II. Felicidades a este sí, por la cuarentena esférica del tiempo...

Del mar, pasando por la mente, sin llegar a la magnitud densamente metafísica hablando, de la genial obra de Stanislav Lem, me refiero, conocida universalmente como Solaris. Un referente de juventud, extraña, en mis lecturas. Puede...

Sobre aquellas escafandras, otras no parecen tan necesarias - que estás aquí, con los dos pies en el suelo, terrícola - , se agolparon las chispas fluorescentes que tanto ha magnificado Cameron y es una práctica filmica actual, hasta con Nicolas Cage en manos de Lovecraft, de otras suyas ya me extenderé, cuando tenga la cabeza en su... sitio. Ahora, sepultando por los rostros ensimismados, que observan las lucecitas zigzagueantes, o aterrorizados levemente por la observación de calamares a la vista… recordamos a un equipo bien montado sobre La Esfera, con celebridades como Peter Coyote, Samuel L. Jackson, Dustin Hoffman y, la estrella corpórea de Sharon Stone, enfundada por su instinto básico, sin duda era otra cosa. Thing. 

Y la misma estrella, no son éstas, más sugestionadas, que aquella jovencita que apareció en el tren de Woody Allen, en Memorias de un Seductor… Por ahí andaba su juego… y su extensiones con el crimen emocional. Este ha sido un segundo contacto, un pequeño repaso... pero, ¡vienen más!

De la Esfera, a la Invasión.

En estas incursiones terrestres, a veces para nada pacíficas en busca de recursos o chicha... hemos entrevisto la esencial comunicación con Ellos/as... o elles… Porque de todo hay en la viña, cerca del señor Alien, hermafrodita o no. Con heroínas que fueron grandes, como la Sigourney, con todos sus premios y gatos.

Otra fue referente de la gran, magnífica Llegada, que le saca años luz de ventaja a otras invasiones modernas, por su género propio, recto y cabal gracias a la mano de Denis Villeneuve… del genio del que tendré que cursar teorías filosóficas o antropomórficas, dentro de poco…  porque con Frank Herbert hemos aterrizado, en compañía, para el que no lo sepa, de toda una estirpe de familias engendradas y dominantes, o no... Y arribando a este punto, tras una temporada plena de sobresaltos espasmódicos, suspense de natura granjera y emblemas londinenses bajo palio, nos envía la Invasión de Simon Kinberg y David Weil, al limbo, esto es zzzZZzzz... con una avanzadilla de fuegos fatuos y nuevos mensajes sonoros, por medio de psicología inversa a lo AppleTv Plus. Es decir, que empieza a caerse como aquella manzana sobre la cabeza del físico Isaac Newton, por su propia pesadez.

Por consideración, un consejo, puede que impertinente… si construyes una narración en serie, no te olvides de lo que la hizo crecer y traspasar la esfera al otro lado. Ese espacio diametral de distancia, que separa aquella primera entrega de misterio espacial y vislumbre metafísica, a la profundidad onerosa de una cuarta fase, residual, sin suspense ni huella propia. En este momento, huelga decir que, la Tercera de Spielberg, como maravilla del séptimo sonora y visualmente, sería la obra cumbre de los grandes contactos con extraterrestres pacíficos - sin olvidarse de The Thing como tantas veces dije -, con las formas adecuadas y prototípicas, de grandes invasiones con ultracuerpos, igualmente, y ¡nada de calamardos hirientes, ni metauniversos plasmáticos, aunque 2001 nos metió hasta el fondo, xdio!

El Plasma… plasta.

Esta es la gran “novedad” de la entrega en Invasión – no los cefalópodos que podrían ser especie de mundos marinos galácticos, por supuesto - , sino la que suena a refrito interespacial hacia la proximidad moldeada en colores. Claro y transparente para penetrar, la mente digo, y con El Plasma, de los coj… ya está bien, pesao. El eco suena a globalismo identitario, amor universal y espiritual por los avatares, metamorfos de estrategias coordinadas y comunicativas, o vibratorias. Que se transfrorman en poderosos monstruos, que se queman en el feminimo, guerrero y lésbico. Por consiguiente, si de mí depende este ente, fálico y amalgamado, le quito la tontería con un soplamocos y un portal élfico, menos viscosidad vacua, cuando sus soldados son voraces como trituradoras desaforadas. Y no, no cuela… Los aliens o comen, o se dejan domesticar… pero domirse en los laureles, no, no, que no son plantas ni moho.

La narración, entre Kinberg y sus aliados naturales incluyendo directores, que han ido relegando la producción de filmes completos, se estanca por capítulos en plataformas genéricas – a veces, significativamente wokes, sin sentido cultural o necesario como en la primera que sí lo era- y aquí, no sé que pasó, un recuerdo de infancia o algo. Nada de su fuerza en la entrega iniciática… que se ha quedado colgada de un bostezo y una canción con calzador, por muy Bowie que se busque. Magmático, pero bostezo a fin y al cabo, pues está desenganchado de aquella tensión, relaciones, a un punto, manoseado, monótono y susceptible de empeorar, si se viene la tercera con blandibloob. Por recordar aquella de Mr. McQueen, que revivía al doctor Quatermass y las guerras de otros mundos, en blanco y negro. Magníficas, incluso en color con efectos mentales a lo Disney, del viaje al Planeta Prohibido, es decir, que nos, fuimos los alienados, atacantes, en campo contrario.

Esto del sensiblerismo genérico, se demuestra como gran y, para servidor, evasiva  tendencia, no lo aguanto como ola invasiva, no onda globalizada, ni inteligencia masiva, ni personalidad divergentes... ya bien sea, por medio de recuerdos fotográficos repetitivos, músicas colocadas sin ton ni son – aunque la banda de Max Richter sea un oasis – u otras desazones juveniles, poco creíbles o timoratas, por otro lado. Nada que ver, aunque se intente comparar, a las relaciones establecidas por otros hermanos, en la casa esperada de las Cosas Extrañas, hacia su quinto curso de licenciatura final. Que promete ya que, el virrete y el título, está en la futura visión nebulosa y capacitada del gran Frank Darabont, con sus nieblas y sus prisiones mentales. Y que de otras cosas y criaturas monstruosas, ya requetecontaré… ¡morena! Like a rolling stooone…

Y aquí estamos, esperando recuperarse del sopor, tras la sexta capitulación que va a peor, con soldaditos, y se magnifica en segunda temporada, evitando la claridad cardiaca de E.T., cuando los voraces se vuelven gil… puertas, y nos provocan a confundirlos con otros elementos del espacio de Stephen King, dientes para qué... o los geniales momentos mágicos de otras faraónicas templanzas a lo Stargate, sin llegar a su máxima aniquilación antropológica del surrealismo subatómico con Alex Garland. Y aquí es donde quería llegar, a marcar la diferencia con el inciso, que nos llevará a la frontera de lo imposible, en una auténtica Civil War entre facciones humanas, reconocibles, puede ser, que fue, pero… pudiera ser. ¿O no…?

Sin embargo, estamos a bordo de una batalla, impotente, entre dos especies, huésped y colonizadora, que una es gota de agua y otra convertida en mogollón, sin causa. O exterminadora, sugestivamente digestiva… que sufre de sudoración por alargamiento, improcedente, innecesaria, tardía, genealógica, de todopoderosa presuntuosidad, y profundidad esotérica, en algún lugar desconocido. Y una comida de tarro visual, con mezcla lovecraftniana, caldo de cultivo de leftlovers en fases, algo inmaduros, eso sí. En fin.

De 2, al 10…

Sinceramente, esta invasión ha sido una metáfora. Vamos, una estratagema personal, para contar lo que verdaderamente nos ha traído hasta aquí, a los extracomunitarios, fuera de aquel monolito del gran viaje de Stanley Kubrick, hacia los espacios del alma y… más allá. El fin mismo del todo. Uno mismo.

De inmadurez nos caímos del guindo en esta segunda temporada de esa Invasión, más insulsa que un centro militar en primavera, si bien nos embauque,  con ´ojeada` a lo señor de los mundillos luminosos, surrealistas metafísicamente, y demás volcanes magnéticos-flamígeros. Es decir, a anillos grupales y lo profético de los mismos, por  terrenos de planetas equivalentes, ¿no era naves?, pues no... con su Mordor particular y demás efervescencias visuales, disparando al infinito confuso.  Todo lo efímero y contrario, cercano al hombre, la mujer y el niño... por lo que se suspiraba en aquella primera intervención catártica, con sus sustos silenciosos al naturalis. Y eso me bastaba, científica y emocionalmente.

Pero ahora, ya olvidada, iremos a visitar otras sensaciones internas, como la de la protagonista de Monolito, que es una quimera esencial entre las redes sociales, pesadilla existencial de Her, y la perspectiva de una invasión de andar por casa, con síndrome de Estocolmo… porque para colmo, sin tocarse, lo atractivo está en el interior. De la boca del estómago, al fondo de un lago silencioso. En el espejo...

Y de las granjas espaciadas, a los mundos reivindicativos de los pertenecientes a la Tercera, no la dimensión, sino, la edad, que puede ser otra desconocida… o desconocido. En esta ocasión, deslumbrante y notable reflexión de espiritualidad compartida con Ben Kingsley y su pelo a lo Einstein… que de la bomba ya meditaré otro día, no de Oscar como hoy. Y el notable filme que se denomina, aunque pudiera ser de cualquier otra forma, tal que Jules. Una obra madura, intimista, pletórica metáfora y convencida, entre el valor de la vida y el sentido final, con agradecimientos incluidos, a toda una generación de ´jóvenes`, que surgieron del frío de la sociedad actual.

Y a los que pertenecen, películas increíbles, con grandes recuerdos de época, como aquellos Encuentros en la Tercera Fase y la singularidad de contactos con espíritus cercanos… aquellos pequeños y maravillosos aliados, con especialistas en mecánica y construcción del corazón, y la energía sin comer a lo Alf, pura esencia nuclear o algo parecido… o los visitantes buenos del mismo racimo, que ayudan para evitar mayores contagios, como si emparentaran a Cazadores de Sueños, entre King y Kasdan... por supuesto, hacia la cúspide del volcán en ebullición, la eternidad del viaje, el pensamiento reflexivo de esa otra jubilación, el vengador sobrenatural con sus superpoderes, muy humanos, y la memoria de aquellos que ofrecieron sus vidas, o se sacrificaron por sus hijos… a veces, un poco olvidadizos a lo P.Tinto, cómicos por otro lado que toca la fibra, o cautivos de una sociedad, que no perdona a los lentos, cabezas borradas o borradoras, geniales, espíritus joviales, con o sin sustancias, en busca de un próximo horizonte… más acá. Una genialidad próxima, esta Jules y sus interpretaciones en trigonometría triangular… o cuadriculada.

En ocasiones, no es imprescindible una megaheroína, con trajes mecánicos o lanzallamas cerebrales o lanzadora de cócteles molotov, para reivindicar un alcance genuino de poder absoluto o una llamada al corazón del espectador… ya sabes… Simplemente, basta con una frase de generosidad por la salvación ante una violencia inesperada… una canción generacional de Lynyrd Skynyrd que pida ser libre como un pájaro, a capella, pasajera, íntima, o pajarita de espíritu irredento… y especialmente, una simple mirada al interior de Ben Kingsley.

Prometo volver, en patinete, en barco o en avión… o, cristo-alien que lo fundó… No hay Señales, ni auto-stop, aún no. Por Isaac... Asimov... Y muchas cosas que me dejo intencionadamente en el tintero... 

Quizás me escuchéis o leáis en alguna entrega de premios, or... Nop!

Cinemomio: Thank you

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