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sábado, 28 de septiembre de 2019

Game of Thrones (Final Season)


Game of Thrones (Last Season) de Canción de Hielo y Fuego, en ocho pasos de 7:
1. Juego de Tronos. Hermandad Stark.
2. Choque de Reyes. Perversidad Lannister.
3. Tormenta de Espadas. Traición
4. Festín de Cuervos. Encuentro de Ojos.
5. Danza de Dragones. Infierno en el cielo.
6. Vientos de Invierno. Miedo Azul.
7. Sueño de Primavera. Regencia o aventura.

El Amor, y todas sus demás derivadas, han formado el mecanismo esencial dentro de la serie de HBO, renombrada universalmente como Juego de Tronos con sus 7 + 1 temporadas. Condicionando su universo, hermanado o no, disuadiendo a un público variopinto, preparándonos entre besos y otras actividades, hasta la batalla o el terror. A veces, frío como la efigie de la muerte, ha salpicado el trono con efluvios de muy distinto pelaje o nivel social. Fingiendo el orgasmo hasta la traición...
Desde aquellas relaciones perpetuadas en el tiempo, parejas históricas o románticas, que basaban su unión en la amabilidad y el respeto, o en una guerra emblemática como las Dos Rosas, entre los Lancaster y la Casa de York. Pasando por todo tipo de escenas intempestivas que degeneran en la confrontación sanguínea, el incesto y las ejecuciones sumarias, o las dramáticas escenas infundidas por el miedo carnal y la universal venganza. Rematadas con algunas gotitas de peligroso sadomasoquismo y horror.

Rasgos contrapuestos, como una bestia de fauces infernales frente a la carnalidad, surcando los cielos azules ante el próximo apocalipsis u oscurecidos por el humo, como grises matices de humanos pareciendo insectos o vetas en sus ennegrecidos corazones. En oposición a la nieve sobre el terreno o la glacial mirada de los caminantes blancos, algo similar a sobrevolar la distancia diferencial entre el amor o el odio.
Multitud de batallas dramática, con ejercicios carnales de fondo, como las luchas genéricas de hoy. Saltos mortales por el estatus social o las clases agigantadas, por ejemplo, la esclavitud sexual, la pobreza medieval, el machismo de una era o salvajismo de dothrakis y, otros mecanismos de placer que estarían promovidos por los intercambios comerciales o el poder.
En el mundo de los Siete Reinos, no siempre el mejor amante es el Rey. Porque el estado es una continua metamorfosis de formas y nombres, se modifica constantemente con bajas de sangre, real o bastarda, con una administración interesada que causa fracturas en las instituciones. Trastoca las fronteras de diversas regiones o territorios lejanos a Desembarco o Winterfel, mientras el Rey en el Norte, transita por ambos estados, Amor/Odio. Aunque su alias y personalidad transparente, son también, más bien blancas, como "the Snow".

La gama de personajes es una arcoiris de esta original Canción de Hielo y Fuego, llena de sombrías emociones. Van dejando su huella o simiente, sobre las nuevas generaciones a través de los siglos, en cada crucial momento o temporada, desde aquella Rebelión de Robert. Sobre la que versará una nueva serie de Hbo, al parecer titulada Bloodmoon y rodada en tierras vikingas sobre el fuego de Islandia o Gaeta en Italia, que trata un era anterior al ascenso al trono de los Targaryen. Bran conoce bien la leyenda, desglosada a viva voz: "Miles de años atrás, surgió una noche que amamantó a toda una generación. Los reyes en sus castillos, murieron congelados, al igual que los pastores en sus chozas y muchas mujeres asfixiaron a sus bebés, para evitar verlos morir de hambre. Lloraron y sintieron que las lágrimas se congelaban. En la oscuridad, Caminantes Blancos vinieron por vez primera, surcando ciudades y reinos, montando sus caballos muertos, cazando con grupos de arañas pálidas, tan grandes como perros de caza".
Pero caminante no corras, calma, ya se aproxima la tormenta blanca... O Long Night, oh night looong, oh night.

Resurgiendo de su interior, los más variados o extraños sentimientos, pero siempre, bajo el prisma del ardiente deseo o esa frialdad invernal que se aproxima, multiplicándose en número con una ardiente o gélida exhalación de aliento. Por consiguiente, ¿qué sería de la aventura amorosa, sin su némesis? Sin el contrario que desequilibra la balanza de las emociones, o acaso no se dice, de Norte a Sur, que ambas características opuestas, confluyen con la misma intensidad en nuestra cabeza y corazón.
Hijos y posibles nonatos, huérfanos o bastardos de este mundo, leed la historia entre los ruidos u onomatopeyas de la lucha, ante los huesos quebrados (con más facilidad de lo pensado) y los gigantes imbatibles a penas, los cambios naturales de escenario y de cama, las disquisiciones más retorcidas o los discursos sacrílegos. Conoced los subterfugios de la masacre, entre esta jungla de personalidades y voluntades alteradas, la vanidad o el miedo, lo pequeño y lo universal, recoged el fruto de vuestras propias tormentas familiares.

Hasta el término de todo, solitarios y discrepantes, con amistades forzadas o no. Legión libérrima de odios y amores, hasta que la sangre de aquella revolución, tan consagrada en el tiempo como anunciada en la nieve, fuera derramada sobre los confines del reino... Hacia el próximo y crudo invierno... ¡qué igualmente llegará!
Valar Dohaeris, todos los hombres deben servir... Valar Morghulis, todos los hombres deben morir.

Fin Draconiano.

¡Qué poco nos queda ya, ejemplares de raza!, y amantes del dolor ajeno. La muerte se aproxima en volandas.
No escatiméis, por favor... ni en horrendos cortes, ni en fuegos eternos. Mirad, los senderos níveos y los callejones pétreos, con regueros carmesí y repletos de cadáveres que no van a ninguna parte, como siempre. Como nunca, con recuerdos de caminantes y los gases de la sinceridad que envenenan el ambiente de la creciente soledad, con múltiples sacrificios que entierran antiguas palabras en los libros. Como ayer, como hoy. Esconden la esperanza, la paz y el amor sincero. Las ancianas canciones glorificarán los hechos, como es menester... entonando episodios inolvidables, como éste u otros venideros en la noche de los tiempos, al lado opuesto de la pantalla, que comenzaron con tan afamada expresión... Winter is coming... and you, whitout hot love. Salve Mother of Dragons... or not!, pues dicen que podrían llegar más.

Pero recopilemos un instante, la sangre de milenios... Si en la historia de la Literatura Universal, las grandes aventuras tuvieron nombres exóticos como La Vuelta al Mundo en 80 Días/20000 Leguas de Viaje Submarino/Viaje al Centro de la Tierra, D´Artagnan y los Tres Mosqueteros, Robinson Crusoe, Moby Dick, Las Aventuras de Tom Sawyer, La Isla del Tesoro, El Libro de la Selva, El Corazón de las Tinieblas, El Principito o Romeo y Julieta, La Historia Interminable o El Señor de los Anillos... Podríamos decir, sin duda, que este último título por su inspiración ecológica y ciertas razones antibelicistas para la era contemporánea, premonizó este mundo u otros increíbles de fantasía. A fuego e hielo, plantado sobre el territorio salvaje cubierto por la amistad, la supervivencia infinita y la épica trágica, que ha marcado a las últimas generaciones y despertado las conciencias de otros novelistas en el mundo de la literatura. Sin embargo, más adulta que los ancestros, por los nuevos aires de violencia y multiplicidad sexual.

Así, imposible detallar la cantidad de libros imaginativos de viajes y dinámicas aventuras con finales draconianos o, deslices juveniles, que nos fueron marcando desde la niñez. Con sus raíces genealógicas o naturales impregnando la ilusión, desplegándose brillantemente sobre nuestras conciencias y sueños. Hasta la consagración de esta figura más crecida, nada edulcorada, de este tranquilo escritor norteamericano (nacido en Bayonne, New Jersey) y reconocido como George R.R. Martin, en compacta sonoridad de antaño, que ha impactado narrativa y visualmente, con su postrera Canción.
Desde la infancia con la imaginación unida al cabotaje salado, y condicionado como los grandes pensadores o literatos, por otras figuras del tablero arlequinado de la existencia y la literatura universal. Entre el gran juego de la luz y las sombras, del bien o el mal, del soñar y escribir. También sincronizado con guiones para la serie The Twilight Zone en el tiempo metafísico, y seguidor de las trazas necesarias para un pacifismo institucional, que poco tendría que ver con los continuos enfrentamientos entre los litigantes por el Trono de Hierro y la gélida Muerte en la Segunda Gran Guerra.

La luminosidad de la novela, se ve irradiada de azul y blancura, como el vasto mar y la espuma en las fauces, sin embargo, al escritor le encanta la investigación de ciertos hechos y atraen las personalidades de sus infinitos personajes, como buen profesional de los medios gráficos. Aquellos conceptos abstractos, ocultos tras las grandes decisiones que influyen en las tinieblas del poder y otorgan ese halo fantástico, que no le ha abandonado nunca. Una legión de palabras flirteando con los resquicios del mal, entre lo humano o lo fabuloso, en semejanza al gran Tolkien, que gira nuestro comportamiento en sangrientas guerras y decisiones privadas. Para descifrar el suspense fragmentado en episodios, unos cuántos como compactación de las páginas y describir la tendencia al terror clásico o por añadidura, al horror más descriptivo y visceral, sobre aquellos, nuestros queridos monstruos, humanos.
Por tanto, ¿quién no ha oído de su obra fagocitaria? Del hambre del poder y los subterfugios dentro de una serie televisión, en la que se basan sus descripciones genéricas sobre el método absolutista o la familia ´unida`... a veces. Surcando por los aires, con alas draconianas, las tinieblas del sexo enfermizo y el extremo dolor físico. Que se alimenta y crece por barrios, contagiando el espíritu revolucionario a través de los textos imaginarios y definiendo los mapas tortuosos con su ingeniosa invención basada en la historia.

Damas y caballeros, asesinos, prostitutas, gigantes y enanos, amantes y enemigos combatientes, se abren los portones oxidados de la última hazaña en el Invierno, después de los siete resbalones. La definitiva batalla, entre los estertores ígneos del gran Juego de Tronos... Bienvenidos aventurados, y no sufráis mucho, por Dios o el señor de la eterna, No Existencia.

Obra... y Alcobas.

Desde los comienzos, allá por aquellos encuentros incestuosos en la almena y diferentes luchas de almohadas, hemos ido conociendo a los personajes especiales y escondiendo a sus figuras acechantes en la nieve, más al norte de la nórdica. Aún sin Vikingos iracundos ni Ragnar´s de otros tiempos reales e hijos de distinto pelaje, conviviendo con las experiencias de las más variopintas familias y sus actuaciones más sorprendentes, saltando de las estancias privadas, descubriendo mundos, a este monumental cosmos, dividido en siete reinos.
Con el poder concentrado en las manos más casquivanas e interesadas, reproducido en los órganos invariablemente genocidas, bajo las gónadas desquiciadas, condicionadas por la gonorrea, la sífilis y un surtido incesante de desamores. Desde los muros de Desembarco del Rey o el mayor dirigido al cielo nocturno, a los sofás cálidos de los televidentes repartidos por este otro lado del planeta visual. Sufriendo los estigmas y el placer carnal, al ritmo de aquel Winter is Coming, o numerosos polvos ardientes que van y vienen...

No obstante, en una pequeña aldea, como remarcaría el pensamiento de René Goscinny al pintar a sus inolvidables galos, un conjunto de duros habitantes del Norte, empezarían a rebelarse al horror, desmembrando los entresijos sombríos sobre esta peligrosa tierra y desenterrando sus propias cabezas de familia, asuntos de corona entre Manos fétidas o extasiadas, y su dura piel entre faldas aterciopeladas o ensangrentadas, ribeteadas en oro. Dispuestos a combatir como es habitual en su estirpe o esencia lobezna, a espadón, las laceraciones de pueblos adyacentes y esas grandes pérdidas de sesera juvenil, en el propio. Presidir los casamientos interesados, para después volver a desunir en el dolor, más que para ligar en la Guardia de la Noche, en comparación con la caliente tierra de Pentos.
Es decir, que los rudos lobos prefieren lamerse las heridas entre sí, antes que derramar su sangre frente a reales psicópatas o llegar a la violación.

Si bien las chicas a estas alturas, tienen calenturas que viéndose desprovistas de razón o protección paterna, empezarían a rular individual y singularmente por muchos ambientes. No sin cierto asesoramiento teledirigido por malas lenguas o cambios morfológicos, hasta ahora. Con la intención de edificar un imperio, digamos, más definido con su pensamiento que dictatorial. Pero, aún habría mucho sobre lo que extenderse y hablar sobre ello... mirando asesinatos en otros lados.
Por consiguiente, la familia resiliente y famosa de los Stark, con todos sus miembros, serían los protagonistas de la canción, con gigantescos motivos para la batalla, enclavados sobre la pica de la discordia o envenenados bajo el condimento refinado, del mal común. La envidia, la posesión o la desbocada ambición. Poseerían todas las papeletas en el sorteo ígneo, de convertirse en el centro de atención de los lectores o futuros televidentes. Convertirse en héroes, alados o no, de esta monumental obra literaria y su talante televisivo.

En una era sin sistemas de seguridad electrónicos, ni drones u ojos de vigilancia biónicos o digitales, las lenguas afiladas campan a sus anchas, salvo en la mente de un joven leso. Creando corrientes alternas, espacios temporales e infidelidades de cámara, desde una cama humilde a una lujosa, representada por innombrables representantes. Modificando el ambiente alrededor de la cohorte, con vicios, saltando fosos irónicos y ventanas lujuriosas, cambiando caballos por fogosos dragones en la arena de la Bahía de los Esclavos. Rompiendo espinazos endiablados, eliminando púberes y madres en cada esquina del mapa, de toda práctica intelectual o sexual. Hasta cortando miembros, para asir el arma o la procreación, disfrute de recortados en Roca Casterly, coronando la suerte derretida por gritos estertores de agonía y pasión. Semejante a una súbita elucubración en la sombra o un orgasmo furtivo, alimentando a perros con restos del amor enfermizo, o siendo, sin más, uno de ellos... Caballero o tirano. Un nombre olvidado ya, una muesca en el dormitorio, una muesca en el arpón abandonado, una maldición negrera, de uno u otro lado. Juego de magia, flamígera o hartera, de una frialdad absoluta tan femenina, como violenta del hombre, bajo su manga machista.
De aquellos lodos, estos fangos... siempre quisieron más a los rebeldes. El resto con fondo taciturno, sobre arcaicas osamentas de reyes o dragones, quedaron congelados por el odio... y el abandonado, amor.

Con un mero devaneo, esperamos al nuevo regidor de los designios de un pueblo enfermo, un movimiento de aceptación en las sombras, que marque la obra monumental a levantar, si se puede. Olvidando que se concibieron reinos con hijos desnortados, etapas externas tremendamente violentas o bastardas, plagios de hierro encadenado a la esclavitud, con verdadera tendencia a erigirse en líderes.
O, coincidir en alguno de sus principales guerreros en la era del Anillo y la compañía, junto a otros de apariencia blandita que homenajean a los Sam´s de esos vecinos, universos literarios. Ahora tras siete, desprovistos de la protección familiar, se dirigen a los confines del mar conocido, para hacer frente a una amenaza, que no necesitaría de esfuerzos físicos o humanos, para reproducirse. De la que, al inicio del juego, como una instantánea invernal, solamente conocíamos el resultado, con un montón de carne picada sobre el hielo y tras la mirada azul.

Los ojos de maldad comunicante que, en cambio, no necesitan de alcoba ni catre piojoso de taberna, ni de la lujuria febril de Cersei de los Targaryen o su empujador sin mano, ni con la del enano resiliente y residente entre piernas infecciosas. Tampoco de la imposibilidad de Theon, el malogrado, las pataletas narcisistas y masoquistas de Joffrey, el sonrisa falsa, o los fracasos continuos de la Sansa, sin salsa entonces, más errática y maliciosa en el pretérito. Ni que decir de aquel meñique infecto, asaltador de cunas, Petyr Baelish, antojadizo en caricias, corruptelas y malas lenguas.
Ni siquiera, su número infinito, transeúnte entre dos mundos, osaría las atracciones platónicas de Mr. Mormont con su señora del desierto, o las embestidas fálicas de los Dothraki con Drogos, las conjuras lascivas de Sir Devos por la sacerdotisa del sexo, ígnea Melisandre casi caricaturizada y su fiel Stannis sometido. ¡Que dios o el demonio os guarde! Queda el mosqueo emotivo de la Caballero Brienne of Tarth.

No santificará las relaciones de Arya en vano, ante Sandor "El Perro" Clegane o Jaqen H’ghar, hasta nuevas estructuras de barro y pajas, que se incendiarán sin emoción. Por ende, ya desfogada con el ojo martilleante de otra aguja, bajo la pantaleta y la asila de otro no muerto. Pues los camineros, insensatos frágiles narcisistas, no sienten ni padecían, sólo recibe. No esgrimían ni lágrima contagiosa, ni erección. Ni sonrisa, ya que su gran maestre pertenecería a la raza inmutable de los Caminantes Blancos, sin líquido seminal aparentemente, ni gracia. Que, más podrían ser denominados como tumbas glaciares sin simiente, ni suerte sentimental, como tantos por ahí.
O simplemente, seres de gusto por la sangre, zombies de mi vida... digo, de mi muerte. Casi comparables en el asunto sistemático, con el pobre tullido Bran, el Cuervo de Tres Ojos y un futuro incierto, al menos... para algun@s. Más ciegos.

Sin duda es una de las características, que distingue a estos seres, humanos o no, de movimientos gélidos o juegos calenturientos, liberados de las joviales o heroicas aventuras de la literatura juvenil. Aquí mucho más adulta o adúltera, aunque atraiga mayormente a los más jóvenes, ya que a nadie amarga un dulce, con forma curvilínea de madre dragona.
La fractura del catre libidinoso, se ha ido diluyendo en los últimos estertores de la muerte y el sexo, para que la serie de HBO tenga su traslación gráfica y más plausible por edades, acorde a esas insípidas prácticas carnales de personajes en otras tierras próximas. Como los disfrutes románticos del montesco y la capuleta, amor rosáceo con espinas, o los rozamientos oníricos de una Comunidad del Anillo, en los anales del universo Tolkeniano y su visión amorosa.
¡Tócala de nuevo, Sam!

Violencia: ardiente/gélida.

Oh, Violencia! Tantas mujeres silenciadas en esta tierra, desde el norte al sur, de las montañas escarpadas y heladas por los efectos de la producción, a las islas o tierras desérticas, por estos rincones de la real e indómita Europa, y más allá. Incluida la espléndida España y sus paisajes soleados, con sus barrancos o acantilados al borde de la mar, frente a castillos colgantes y alcázares.
Pero, ante esta belleza gélida y otras memorias, calientes como un suspiro monstruoso, intentamos descifrar la diferencia entre el asesino y el salvador, con otras intenciones genéricas. El que pone las cosas en su sitio crítico, con ´inmaculada` transcendencia y ni pizca de pudor, en el que desea una familia entre sombras de sospecha... ¿y aquel amor?

Siempre, sospechamos (no tan irreverente o desnaturalizado), desde los primeros segundos de la narración, cuando empezamos a descubrir que en este territorio de la televisión moderna, las cosas iban a seguir los cauces del dolor mayúsculo, sin contemplaciones ni florituras. Ya que existía la desarticulación de miembros o familias completas, amistades de la propagación de regueros de sangre, que parecen ríos o mares prohibidos, surcados por piratas. Si esto, fuera desautorizado para edades imberbes, ladinas miradas se colarían por los resquicios de dormitorios y ranuras abiertas en celdas de castigo, que soportan vertidos hirvientes como orgasmos salvajes, mordiscos trágicos entre perros, hermanos, invasiones húmedas y los cortes de cabello, a la altura del gaznate.
Si esto se pareciera a Big Little Lies, el colegio se transformaría en una escabechina sin pausa, donde profesores o tutores, se destrozarían entre sonetos o aprendizajes de historia, geografía para Westeros, de aquí o allá, y álgebra económica, cuando por cualquier clase o condominio, el cotilleo va dejando grifos abiertos de sangre, sudor y lágrimas. Por descontando, que padres y madres, devorarían a sus hijos o los protegidos de otros, dependiendo de los instintos y sus odios correspondientes, donde los hermanos se lanzarían puñaladas descarnada, que destrozarían montañas de músculos y donde los críos, irían creciendo tras enemigos, malnacidos o no, eliminando esos rivales molesto. Convertidos en próximos guerreros de éxito, que te la clavan hasta la empuñadura, y encima, se mofan, los muy jodíos.

Sería el pequeño gran colegio de las apariencias, herrumbroso desde las aulas al trono, entretejido por caídas incestuosas, zancadillas en el patio, amistades peligrosas y edemas familiares, ay que ufanos parecen, ¡qué tranquilidad!
Por otra parte, no creas que las mujeres, santas hembras, no tienen nada que decir, recuperando el tiempo perdido o arrebatado por jaurías humanas, aumentando su sufrimiento y calentura, hasta cotas incontrolables. Hasta el insulto o la desconsideración por vejación estamental o religiosa, hasta el final, descabezadas. Todo lo arduo es real, siniestro... o lo que aparecía dorado y brillante en el horizonte, ahora aparece tan oscuro y frío como el carbón vegetal. Van vomitándolo, monstruosos, hijos... del fuego, tras su exhalación pública. Así que, estas féminas negras de Juego de Tronos, pasan a ser brasas ardientes en la roca, a una expresión fría sobre cabalgaduras imbatibles o tronos todopoderosos. Cambios sorpresivos en Danaerys, el salto de Samsa, la niña Matagigantes, la apertura al mundo de Arya, la espontaneidad fogosa de Melissandre, el valor retractil de Brienne, el sacrificio vacío de Missandei y la crueldad rocosa de Cersei, ni te cuento. Son el licor en los labios, y el veneno posiblemente...

Seamos justos o no, el tiempo vence a los olvidad@s por él, deconstruye lo edificado anteriormente, muta las perspectivas de Targaryen´s II y frustra las esperanzas, aísla del terror a los caídos en el combate, transformándoles en uno más, genera frustraciones o idealizaciones del poder, desplaza teorías conspirativas o las entierra bajo escombros, desarrolla otras confabulaciones aladas, disfraza la verdad y despliega la mentira. El frío calienta y el calor, destruye...
Y si no te gusta, te... He aquí todos los giros.

Caras y cruces, sobre 7 Reinos.

Alrededor de la gran muralla y de Invernalia o Winterfel, como les gusta nombrar a los anglosajones (tan despedazados por Vikings), empezamos a conocer, de a poco, a los demás miembros de la familia, a los hermanos y sus lobos consiguientes, huargos los llamaban por su tamaño y fuerza. Gigantes, que rivalizaban con los mastodontes, caballeros sin suerte ni muerte, matronas y eunucos, entre la vida ajena y la semilla perdida, las enrojecidas caperucitas, reencontradas putas y brujas-reinas de postín. Los oponentes divididos en secciones, semejantes a restos de una carnicería continua, sobre varias localizaciones o reinos, desenterrados por tierra, mar, aire y... otras ventanas en el muro de la historia. Son como las cruces, y rostros madurados, que se elevaron sobre los viejos recuerdos y esperanzas, bajo este particular universo con millones de admiradores.

Incitadores y dominados, personalidades de alta alcurnia o baja estampa, bocas cuyas verdades no se quieren escuchar, o no se desean considerar... una lucha de enemistades y manos amigas. Producen las dos caras de la intelectualidad y la entidad servicial, con más o menos sangre azul, que piensan tras los muros del deseo sexual, como realidades irreversibles o desactivadas por diferentes motivos, mirando al pasado. Han crecido entre luz de mazmorras y sombras de la vida, que contemplan a dos seres elegidos para traficar con información y crear el suspense... Lord Valdris y esencialmente, Lord Tyrion Lannister. Ejemplos vivos y no vivos, de la locuacidad inteligente.
Coexistiendo entre todas las tendencias sexuales e interpretaciones, dos actores medidos y excelsos, entre los derrames sanguíneos o muchas distracciones materiales, ..... identifican la sapiencia y el buen hacer, observando las diferentes coordenadas sobre el tablero, las infinitas conspiraciones que vieron o promovieron antaño, y los huevos de Daenerys o Dani y, por descontado, que dejaron reducido emocionalmente, al pequeño Gran Tyrion..... El gran Jefe amoroso y con el enorme trabajo de Peter Dinklage, durante toda la serie.

Durante la escritura compactada de las diversas temporadas, con sus héroes y numerosos malvados, con sus hermanas y hermanastros, me tuve que centrar en aquellos personajes más comprometidos con la causa... o el amor. Recorriendo sus alcobas privilegiadas o alcantarillas emocionales, donde se encontraron con otras sensaciones primordiales (o desechos en la distancia serial), fantasías que salpicaban con alcohol las antiguas fiestas catárticas de rebeldes galos y vikingos. Fiestas conjuntas para erigirse en próximos funerales, verdaderas orgías con bardos y diosas, también de sangre en Ragnarok, dónde iban cayendo como moscas... o heridas águilas, sacrificadas en canal. Pero, sin rastro de perdón o amor.
Observamos maldades sanguinarias de sus protagonistas principales, con sus ejecuciones sumarias y firmas ensangrentadas, por oro o reinos de posesión, ejecutando nuevos y poderosos enemigos, en cada estimación de huesos engendrados por el destino o la desgracia. Seres desarrollados en familias a través de la elipsis, la deformidad hercúlea y la hipérbole maléfica de sus actos, en la concepción de su futuro cautivo, como especie inventada. Algunos cayendo, como ejemplos vivientes de la leyenda, ante muertos que no parecen tan intimidatorios en perspectiva.

Cantamos a los cuervos, incipientes voladores y observadores de tiempo compulso, entre bastidores como árboles blanquecinos, a ladrones sin guante blanco y lenguaraces varios, que sentencian con un movimiento de labios o de Mano. Los finos ladinos, resentidos isleños y los variopintos salvajes, que descendieron de su Norte natal, para ir cubiertos de pieles o huesos, desprovistos de toda ruindad emocional o económica.
Visitamos a los señores de la cama ajena, como clientes del infortunio imperecedero, en cualquier posición o latitud, golpeados hoy, reclamados por la esencia calenturienta en épocas y las sentencias de putas, si es que vivían... que no se olviden éstas, que también existieron.
Y los otros hijos de..., caminando por doquier con su tembleque sonoro, barriendo la vida con su guadaña, abriendo sus bocas enmohecidas, que no pueden con la alegría del vino, la erótica del poder y la lascivia hiriente de seres humanos. Así bastardos, desacreditados, no os olvidamos...

Disuasión del Ambiente y trabajo en equipo.

’Seven Kingdoms’ es un territorio imaginario, tan irreal que está compuesto por nueve estados, enfrentados: desde el Norte, al Valle, pasando por Crownlands (Tierras de la Corona), Stormlands (Tierra de la Tormenta), Dorne, the Reach (Alcance), Westerlands, Riverlands e Iron Islands.
Game of Thrones es un mapa de terribles consecuencias, visuales y personales, de egocéntricos intereses por tierra, mar o aire. De inframundos lascivos y causas perdidas entre ráfagas de fuego, descensos al infierno mental y efervescencia visceral, que empieza por la reproducción y podría terminar en un apocalipsis.
Es una paráfrasis nuclear, intacta en nuestras ciudades y regiones, sobre el horror de Poniente y sus habitantes, de aquella parálisis que fue desterrando al amor de tu lado, Lady Stark. Del sonido de los cascos recorriendo el espacio, ojos en el tiempo y las espadas entrechocando entre muros rescatados a la Edad Media, rivalizando con sus dueños reales de otra era, oscura, no digital.

Aunque en el Norte, siempre se conserva la personalidad, o el estilo silvestre ante los Targaryen copulando en King´s Landin. Ese lado salvaje de mujeres y hombres, reside en la fortaleza de carácter Stark lleno de recuerdos, desde la existencia de los Primeros Hombres y la fundación del escudo con Brandon El Constructor de muros y portones, amigo de los Hijos del Bosque. Nos traslada la verdadera imagen del héroe o heroína romántico, de libro y serie, aventureros dispuestos a forjarse con un golpe maestro del creador, que nos identifique con ellos, o al menos, con alguno de los cuatro fantásticos y juveniles representantes.
A través de camas rivales, envilecidas o apasionadas, situadas entre sexos discordes e infinitas intensidades, se conforma el crecimiento, que dejaría regueros de pasión al otro lado de la pantalla. Cada quién, fue eligiendo su pareja de baile o banquete, por capítulos, sus enemigos hincando la rodilla ante dioses o los furiosos dragones montados por amazonas. Ascendiendo en pareja, los montes de la discordia, pregonando los hechizos a cuatro voces o los destierros más humillantes. Todos los Stark contra el saqueo, mordiendo, cambiando de faz, matando a la misma parca, resurgiendo del frío eterno, reventando corazones de caballeros y bestias. Si es que tienen, en esos ambientes glaciares.

Los Ándalos navegantes del Mar Angosto y de la fe, comenzaron su invasión en Valle Arryn y su Nido de Águilas, huyendo de los Valyrios y atacando a los Primeros Hombres, es decir, contra los antiguos dioses. Seis milenios antes de la Conquista de Aegon I Targaryen sobre los Siete Reinos y dominador del acero Valyrio de la Isla Rocadragón, entre las zonas de disputa de las Crownlands de amigos de cuervos Durrandon, dejó a Argilac el Arrogante derrotado y a su hija casada con la casa Baratheon, no con él. Proclamándose rey de Poniente y comenzando a rugir los dragones de los Targaryen durante 300 años.
No cuenta la leyenda, sino un sueño que una maldición fracturó la tierra de Valyria en islas, que comenzaría un siglo de sangre habitada por demonios, hasta ahora. Apareció el Mar Humeante y un maremoto con olas de trescientos pies de altura, golpeó la Isla de los Cedros haciendo desaparecer varias ciudades antiguas. Así, muchos de los secretos de Valyria, como el método para forjar acero valyrio o los hechizos para tallar estatuas y escenas espectaculares con que adornar las fortalezas del Feudo Franco, se perdieron en la Maldición.

Las Riverlands de la meseta central a mano de los Tully, hasta los Cinco Reyes, dividiéndose entre Baelish y Frey. Pasando al control por Dragonstone y sus animalitos de los Targaryen que huían de la Maldición, promoviendo en los Lannister el miedo por su poder acumulado. Ahí donde la rivalidad de Daenerys y Cersei Lannister crecería por Riverlands y Desembarco, convirtiendo en campo de batalla, todos sus alrededores, RiverRun, Los Gemelos, la fortaleza Harrenhal arrasada con aliento de 3 dragones y la Puerta Sangrienta. Hasta la guerra del Usurpador o Rebelión de Robert, instigada por éste, su Mano Jon Arryn señor de las Águilas y Guardián de las Puertas de la Luna, más Eddard Stark. Tras el secuestro de su hermana Lyanna Sark por parte de Rhaegar, hermano de Daenerys Targaryen... tan parecida a Arya.... concluyendo, la guerra duró un año y terminó con la unión de las casas Tully, Arryn y Stark, la muerte de Rhaegar y sus padres, el ascenso de Robert, el perdón de Jaime "el Matarreyes" y la caída de la casa Targaryen en favor a Lannister´s. Ah sí, también el inicio del odio en Juego de Tronos y el nacimiento misterioso de Jon Snow, futuro Lord Comandante de la Guardia de la Noche, que rescataría a huargos y adoptaría un Fantasma, amigo blanquito.
"El amor es maravilloso, mi querido Ned, pero nada puede cambiar la naturaleza de un hombre."

Riverlands es área conquistada por los Primeros Hombres, que expulsaron a los Children, luego restituidos por los ándalos del Valle, los Reyes de la Tormenta, y por último, la Casa Hoare de las Islas de Hierro. Regidas por los primeros marinos o Greyirons, unos neutrales durante la rebelión de Robert Baratheon (Señor de Batión de las Tormentas al inicio de la serie y amigo de Ed Stark) que esposó con la siguiente reina Cersei y produjo varios hijos bastardos. Recopilando este episodio, Aegon permitiría que el Ironborn celebrara un KingsMoot, ganado por su hijo Greyjoy, pero Balon Greyjoy de Pyke, creía que era un rey débil y finalmente se alzó contra el Rey de los Siete Reinos en famosa Rebelión. Serían derrotados por el hermano de Robert, Stannis Baratheon, con castigo histórico de que Theon Greyjoy viviera en Winterfell.
"La Era de los Héroes duró miles de años, en los cuales los reinos subieron y bajaron, nobles casas se fundaron y se secaron, y se lograron hacer grandes obras. Sin embargo, lo que realmente sabemos de esos días antiguos no es más que lo que sabemos de la Era del Amanecer. Los cuentos que tenemos ahora son obra de los maestros que escribieron después de miles de años de los hechos."

Es final y el principio de la tragedia shakesperiana, entre Targaryen y Lannister, concebida sobre el Reino de la Roca o Westerland, gobernada por la Casa Lannister desde la antigua Era de los Héroes, cuando engañaron a la Casa de Reach, produciendo la unión con Gardener´s. Fusionada a su vez, con los Ándalos tras la batalla del Campo de Fuego, donde los Guardianes del Oeste serían sustituidos por los Tyrell. Sin embargo, no pudo conquistar el sur de Dorne y los Martell en la Conquista, produciéndose la unión con Daenerys (hija de Aegon IV) y la paz con el Trono de Hierro. Originalmente la tierra fue conquistada por los enemigos de Valia, los Rhoynar a través de migraciones, seguida por ese matrimonio en el progresista clan Martell de Essos con sus bastardos Arena, más permisivos con las mujeres y el sexo. Su titulo es Príncipe y no Rey, hasta que consiguieron derrotar a Aegon y sus tres dragones.

El Señor de los Siete Reinos, el rey en el Trono de Hierro, emplea el título de "Rey de los Ándalos, los Rhoynar que enseñaron el arte de trabaja el hierro y los Primeros Hombres, surgidos tras el pacto con los Hijos del Bosque". Pues con familias enfrentadas por el trono, andamos,... digo volamos. Puede que sea mujer...

Al abrir las páginas de Canción de Hielo y Fuego, encontraremos esas localizaciones que concuerdan con nuestros mapas modernos, aunque estén incrustadas en la modernidad y la aparente, desorientación histórica de Inglaterra. Por tanto, serían las casillas embellecidas del tablero de la discordia, de este Juego de Tronos, desubicado e inolvidable.
En otro orden de cosas, varias voces se elevarían ante el futuro, prefiriendo la caída de determinado eslabón o polemizando ante cierta consecuencia del guión... que si yo elegiría esta vía, que ¡cómo han liquidado esta figura o cambiado a este personaje?, más insultos recelosos... Diríamos entonces que, no sería Juego de Tronos con sus decisiones en la vuelta a la dirección de David Nutler y Miguel Sapochnik (colaborador de Danny Boyle en Trainspotting y realizador del primer episodio de Altered Carbon), ni tampoco la idea originaria de Mr. Martin en sus novelas. Porque si, el desencantado crítico decidiese sobre estas situaciones, el argumento sería una opción. No el deseo del creador de los personajes, desarrollador de las acciones y escenarios, o adaptador de unos textos... en definitiva, escritor de una gran obra literaria, compuesta por 7 libros y 7 reinos.

En los desenlaces amargos, como en otros viajes salvajes por otras latitudes, o series, la querencia ciega al proyecto, podría estar comprometida por la capacidad económica de la producción y la resistencia de creadores o laboriosos colaboradores con diferentes oficios. Porque, dos, como los Vikingos de Floki y sus grandes viajes en busca de la tierra de los dioses, cruzando mares y cuerpos, pues cuanto más grande o epopéyica se hace la historia, más costoso y menos efectivo es el resultado visual.
Sin duda es la otra dictadura contra visionarios, la del presupuesto en ascuas y la resistencia física, de un equipo que necesitaba un descanso casi permanente... la muerte de una historia mayúscula que reaviva el dilema. La difusión finalizada, perfectamente coordinada a pesar de dificultades en el extenso medio televisivo por capítulos, que choca con el rendimiento de los beneficios.

Por contra, frente a la limitación de los medios, la narración ha mejorado a mi parecer, confrontada a la anterior temporada que dejó profundas marcas en la piel de algunos seguidores de Juego de Tronos, desorientando al público con tramas superfluas y vulgarizando a algunos personajes. Una debilidad del guión que te dejaba algo descolocado, en la travesía frugal, viendo la transición triunfal de la serie con todos los ángulos anteriores y unos diálogos postreros que se diluían como copos de nieve. Una odisea nival, infructuosa y calcinada por el cansancio, posiblemente.
En aquel pasado, tras viejos y estos nuevos testamentos, se alzaban las realidades monstruosas que nos maquillaron con promesas de odiseas y cenizas de volcanes, con capas pulverizadas de sueños y restos humanos colgados del ánima de espectadores, ante la ley de Martin, R.R. (Rey del Relato) y dueño del Libro.

Después de la guerra y su imaginación, que podría haber aumentado en excelencia, con más medios, el lector o vidente, decide en que lugares manifestarse emocionalmente o los rincones de la mente donde sumergirse por última vez. Tal vez, lo sea incrementado, dentro de veinte o treinta años en trilogía cinematográfica. Nos acercaremos quizá, a la resolución deseada que posea diferentes matices y nuevos estilos, entre el valor y el sacrificio... O imaginar los rostros de sus personajes favoritos, verdad Bran el Tullido, Cuevo de 3 OjOs, se veía venir tu porvenir.


Dictadura, salvación o castigo.

Hasta la tortura o el infinito castigo del alma, necesitan un sitio al que aferrarse, hasta el más terrible holocausto o el mayor romance, hasta el fin del sitio o la quema del trono. La historia merece un escenario al nivel de sus personajes, de sus acciones violentas e historias fabulosas. En perspectiva literaria más que histórica, of course, sobre todo si está en juego, el nombre propio de un genio o visionario, una Mano omnipresente o un lugar fundido por el odio o el amor. Un escenario para un Rey. ¡Hola, beso draconiano... salve, ojo azabache!

Todos estos lugares, espectaculares o discretos, producen sensaciones inolvidables y sitios para visitar como ocurre, por ejemplo, en el documental Desenterrando Sad Hill de David Alba, que rescata del olvido y la naturaleza asilvestrada de Burgos, aquellos círculos concéntricos de muerte, en los que rivalizaban, un bueno, un feo y un malo. A la salud de Sergio Leone y la arena romana, Ennio Morricone y sus grandes notas finales, o las siluetas cambiantes de Mr. Clint Eastwood, Elli 'Tucco' Wallach, y el impertérrito Lee Van Cleef... en busca de la tumba del dinero y la gloria del spaguetti western.
Recuerdos endiablados u olvidados, de vuestros personajes favoritos, de las escenas inmortalizadas ya, que impregnan tantos minutos dedicados a este bello arte, de la palabra y la imagen, de la literatura y el cine, esta vez, reducido en tamaño. Que no en calidad...

Entonces, cuando el hielo se alza desde los muros naturales, o no, del Norte más rupestre, y la Muerte cabalga sobre los jirones compuestos de carne y odio enemigo, aquellos hombres y estas mujeres, pertenecientes a los diferentes puntos cardinales de los Siete Reinos, se plieguen a la inaudita sinceridad. Algo muy escaso por estos lares...
Unos procurando cerrar heridas, para combatir la muerte súbita de la conciencia, lamiéndose como
huargos, lobos con pelaje de ancestros, águilas reales coronadas con sangre, cuervos buscando un brillo incandescente, entre tanto estigma y lúgubre esperanza. Sin embargo, él ve más allá, lejos de los encuentros sexuales prohibidos y las arengas, de los ojos que se levantan en la colina, clavándose con helados témpanos en el corazón de los hombres.

Algunas veces, para recaer en los mismos errores, que plagaron Poniente de las más tristes canciones y con las más altas cuotas de miseria, corrupción y depravación. Al fina y al cabo, son los hijos o nietos, de aquellos ancestros que pelearon contra dragones, levantaron muros al cielo brumoso y lanzaron dardos envenenados, que atravesaron a sus abuelos, las reinas y reyes en sus exilios familiares, reventaron la tranquilidad del hielo con fuegos fatuos, incendiaron los hogares con sacrilegios y lucharon contra los enemigos de todos, como hoy y ahora, frente a relatos o arquetipos de la mitología.
Siguen siendo similares, con sus aciertos y temores, traumas o valores, los señores del acero y las damas de hierro envueltas en sedas, miembros pertenecientes a mil guerras truculentas, paralizados ante el aullido de los caminantes, alucinadas con sus alaridos y cabalgaduras de otro mundo. En realidad, luchando contra todas las razas, que son ellos mismos, aunque sin su razón o los motivos olvidados que hicieron coger sus armas, en algún instante de la canción.

Sus miradas otean el horizonte plagado de antorchas y ojos vidriosos, sin vida, con el sonido de la guerra y el latido sobresaltado en el pecho por el temor. No a la muerte, en sí misma, sino a perder la condición humana, con una memoria abandonada a su suerte y una vida catatónica. En ese estado en que, la serie se expande hasta la frontera del presupuesto y el sacrificio del trabajo en equipo, gentes del pueblo..., que formaron parte de Juego de Tronos, desde Britannia a Hispania. Y más allá... Si bien, ciertos seguidores hubieran deseado, echar más leña al fuego o carne a la parrilla, del propio Rey de la Noche.
No debemos olvidar que tras el apocalipsis, que se ha ido anunciando a bombo y platillo, existen otras alternativas restantes en la recámara e interesantes, cubiertas con el polvo del campo de batalla, los gritos que rompen el alba ante la amenaza contagiosa, la respiración y el vaho, los elementos que se mueven como eslabones de una cadena de muerte, el color de la gloria o no.
Esto es, mucho trabajo, para mantener los lazos con aquellos ancestros de la serie, posiblemente fotocopias ya, de los que se enfrentan sin alma, por la tierra y la historia que les vio crecer o forma parte de su existencia familiar.

Es una verdad incólume que traspasa los orígenes de una historia. Contada por los maestros ancianos, para ser rememorada una y otra vez, en cantigas. También repudiada por la nueva sangre, que es habitual en cualquier reino. Porque hechos emocionantes, adornados de heroicidad o todo lo contrario, que se recuentan con redundantes palabras, maquillando la realidad a veces y bordadas sobre las páginas abiertas de esas vidas tan increíbles, como miserables. Es el futuro generacional, que viene pisando fuerte.
Pero recordando que Juego de Tronos pertenece al territorio de la imaginación, podemos certificar los extraños comportamientos que prevalecen en los seres humanos, con la podredumbre colgando de sus anillos regios, los estandartes bordados de oro robado y rojo de la sangría de sus enemigos, las Manos asiendo espadas forjadas con acero varyano, duro como la lengua, y colmado de afilado vidriodragón para desafiar al invierno mortal. Los libros reescribiendo las batallas, las estirpes diezmadas, las proezas en victorias horrendas u otras calamidades, la violencia entre prójimos, con los nonatos del futuro y los pesares en salmos ensalzados de gloria y falta de lo impronunciable... libertad.

Fueron 7 más una temporadas, entre lo inescrutable o irremediable, y cuya verdadera consecuencia de todo, podría ser la venganza. Donde todos estos testimonios que se sumaron, para la formación del continente lleno de contenido ficticio, serán sepultados como los huesos transformados en trofeos, o memoria para no repetirse, ya que las piedras arden como deseos ígneos del ayer, enterrando el sexo prohibido y la corrupción, cuando el trono ferruginoso se esparce entre cabezas arrancadas, restos del apocaplipsis y escenas de amor sacrílego. Silencio, un nudo en la garganta y las garras en ella... por si, algún día, regresa la vida, como en otros...
Y por el contrario, nadie conoce hasta ahora, los límites de esta sinceridad incandescente, lo que se esconde tras el poder, muy por encima de él, de los dragones y los lobos, surcando el cielo como un juego taciturno con sabores salados, entre lágrimas evaporadas por su aliento renovador. Entre amargura, rebelión y dolor...

La Muerte del Amor.

Desgarrador morir así, aquello que denominamos amor, desde los prolegómenos de una saga, hasta sus pliegos en 7 ocasiones.
Tanto luchar, tanto deshonor, tanta libertad mancillada, tanta combustión... Los sentimientos lanzados al vacío, después de desangrarse en múltiples caminos olvidados, entrelazados por el recuerdo de sus lenguas, libertinas o viperinas, cara a cara en un ring sin anillos, ni perdón. Porque las sentencias, han quedado en el aire marchito, sin vida, maldecidas o envenenadas, en ella, en esto cruciales y fantásticos momentos, que acaban reducidos a todo lo que son o fueron. Pero, en silencio, envueltos en lágrimas enrojecidas por el fuego.
Desgarrador vivir así, sin amor... o no.

Qué decadente aparece la heroicidad, ahora, cuando se amontonan los recuerdos de toda una vida, o en una exhibición literaria en la pantalla. Todo se siente o percibe, como un espejismo en el desierto, cuando el fracaso del gran amor es una evidencia, demasiado dolorosa...
Especialmente, para algunos o algunas, que preveían un necesario chute de optimismo en los tiempos que vivimos actualmente, repletos de vacuidad emocional. Pero que, por otro lado, no sería tan singular y atractivo narrativamente, ni cicatrizaría ciertas heridas, aparentemente sangrantes. Flashbacks en nuestra mente que ahora sirven de poco, ante la última inspiración. Desde ese resuello, con fractura de vértebras familiares, la voluntad de algunos hermanos se vio revitalizada con el odio, transformando inocencia en una explosión de facultades, listas remarcadas en sangre y emociones encontradas.

Es todo lo que sienten, o padecen si pueden, todo lo que existirá allá afuera, si logran acercarse a la redención. Sobreviviendo a una hecatombe anunciada, años ha, observando la figura de aquel pequeño, norteño, bastardo, amado, vengador de tullidos y aniquilador de bestias.
La familia Stark se deshizo poco a poco, sobre el escenario, por la rivalidad con otras casas y demás traiciones envolventes, quedando las cuatro esquinas de este juego extendido. Primero la figura de un guerrero inmortalizado ya, después una reina, guía de los valores de un pueblo, una heroína que asesina a la misma muerte y, el hombre justos. El niño que salió volando por la almena de la tragedia, para caer en silencio, oteando las posibilidades y deshaciendo nudos imposibles, para ser electo cuervo, Rey en el castillo majestuoso y salvador del árbol, ante aquel incesto enterrado, redentor de la culpa y las visionario de un pretérito imperfecto.

No pueden existir contradicciones en la historia, pues proviene de la mente primigenia. Ni demasiada crítica con teorías condicionadas por la emoción, porque si tus deseos se aferran a aquel personaje, a una distinta posibilidad de la ejecución, a otra mínima pincelada sobre el panorama trágico, recordemos a Romeo y Julieta de Shakespeare... entonces deberías, clara y sinceramente... haber ideado a estos personajes desde el principio de los tiempos. Sin duda, y haber escrito sus andanzas durante varios libros, o aventuras amorosas desde los albores del invierno. Esto es, galvanizado tus ideas en siete libros como siete reinos + una conclusión determinante.
No es una llamada de atención a nadie, simplemente, una atribulada consideración del oficio de escritor... Vamos a ponernos manos a la obra y relatar el futuro, no reescribirlo... Como en aquella ciudadela denominada Desembarco y sus calles amuralladas con su ejército y Fortaleza Roja, que fue arrasada por un nuevo sol, como el amor desafortunado, viajando allende los mares ingobernables hacia próximas aventuras, en busca de otro amanecer. Mientras otros se encargan de limpiar las cenizas y restañar las miradas perdidas, se sientan pacientemente y disertan sobre... ese diferente o esperanzado comienzo.

Aunque es la derrota del amor... La voluntad de algunos hombres, hermanos y hermanas, se vio revitalizada con este dolor y la esencia de una aventura incipiente, intentando olvidar y continuar hacia el resplandeciente horizonte... dicen que, de 7 a 9 ocasiones venideras. Si es que alguna línea, posee dicha cualidad intrínseca a la luz... sin el Sol para alumbrarla. Quién será de los viejos y lejanos, dioses.
Somos los hijos convalecientes del sacrificio, fruto del amor y el odio, la idealización de sus ancestros inmortalizados, secuestrados por el desorden y el caos reinante, siempre triunfante en realidad. Penumbras por encima de la tranquilidad o seguridad, que son bienes escasos y efímeros, como las ascuas elevadas y zigzagueantes de un amor.

En fin, es el triunfo del arrebato, la búsqueda de la incansable odisea, la transición forzosa del solitario, la esperanza inmaculada de la venganza, el deseo silvestre, de no tropezarse con otro nuevo Rey de la Noche. O el amor... Antes de que esta obscuridad, descienda sobre los hombres y mujeres, más allá del Norte, arrebatando lo que les queda, la libertad.
Tan brillante y salvaje como el suspiro de ella... como las escamas y el aliento de un dragón.



Lágrimas del dragón y la sangre del rey. Fin

martes, 3 de septiembre de 2019

The Twilight Zone (Chapter II-X)


Desde la arcaica representación iconoclasta de un Fausto excesivo y sus inclinaciones erráticas, el hombre (con mayúscula genérica), ha seguido con frecuencia, revendiendo su alma. Normalmente, a algún tipo de ser endiablado, con una mueca burlona en su gesto y de piel curtida en eternas batallas. Hasta que, al final, debido a la situación en cada etapa vital por su historia, o su propia esencia vacilante, le trasformara en fiel seguidor de la causa. Tentados por una vanidad desconocida o variedad de elementos sugestivos, como las relaciones o el adictivo sexo, la búsqueda del éxito profesional o el poder absoluto. Que intercede en la existencia, corrompiéndolo todo, absolutamente...

Así, desde el subsuelo de un escenario, iluminado o con sombras arcaicas, algunos decidieron ascender de manera meteórica (otros enviados al descenso ígneo como un Jack construyendo su adefesio de muerte), saltándose etapas. A expensas de ese determinado sacrificio personal o público, firmado con sangre, sudor, ondas y alguna risa.
Hasta ir desarrollando una ristra de cualidades críticas, conflictivas e irreales, que podrían dejar mucho que desear entre sus conciudadanos o admiradores físicos, y el fin de verse atrapados en un carcajada cíclica e infinita, capitaneados por aquel piloto infernal a los mandos.

Comenzamos con el Joker/Comediante de la venganza, interpretado por un Kumail Nanjiani salido de Saturday Night Live en hacia una temporada racial y próximo integrante de Eternals, es dirigido por el ser riendo a mandíbula batiente en pantalla, mientras el mundo alrededor se derrumba debido a algunas de las muchas trampas que colocara en nuestro camino. Tal que huevos de Pascua, cuyo chocolate activara nuestras cerebrales conexiones, esperando a ser fagocitados. Cada episodio, un descubrimiento o aroma, un agujero negro, otro caballero oscuro, como antaño...

Chapter II: Nightmare at 30000 Feet.

Vuelo de Mente.

Por tanto, el futuro se edifica alrededor de una cadena férrea, amarrada a las experiencias y decepciones conceptuales, a aquellas sensaciones que determinan las diversas personalidades y una ciencia, que no comprendemos por su profundidad en el método o una tecnología vigilante. Algo intangible que nos tiene controlados entre sus brazos, bien sean amables o siniestramente atribulados por una voz, tal que de ultratumba, que pudiera tratarse de una avieso jóker y su humor negro, de altos vuelos. Destino la Isla de los accidentados, aquellos "Lost" que desconocían los motivos y exclusivamente, buscaban a el culpable. ¡Tú y tus pensamientos!

Desde luego, más resabiados y confundidos, en un mundo que se asemeja a una comedia de pésimo gusto, donde todo es devorado, se compra o se vende, se inventa o falsea, se trafica y se abandona una vez defenestrado. Deteriorándose hasta convertirse en basura amontonada, una sobra de lo que fuimos, ahora atrapados, en la irracional oquedad de su boca y sus dientes afilados. ¡Firma esclavo!
Entonces el Comediante, se convierte en actor o marioneta, una inacabada opereta cómica entre la condena y la salvación, por encima de los discursos, los pensamientos y los gestos.
Un visitante que coquetea con otros mundos paralelos, en cierta realidad caótica, o burlesca, residencia espiritual de la conciencia, en la batalla inabarcable de unos contra los demás, sin tomar nada en serio. Incluso el conocimiento, la amistad, la familia o el amor.

Ahora somos una coincidencia desdoblada en el espacio y el tiempo, que no se acongojaría ante la adversidad, navegando hacia un destino irónico, porque confiere ya, el poder absolutista que lo convierte en rey de su propia tragedia. Tras el piloto de sus terrores... Con el éxito en la punta de sus dedos, el sexo hecho comedia, atrapado a 30000 pies de su conciencia, o de su provocativa y electrónica... ¿lengua? Padre estás ahí, soy Carol Anne... ¡help me!

El actor Adam Scott o el incomprendido de Big Little Lies, nos hablaba desde su altura privilegiada, del aislamiento y los circunloquios internos del cerebro. Insertando fragmentos, borrando lo que no le gusta del comentario o la crítica, se exacerbaba con la vacuidad y mutaba en inquisidor, mientras los demás desconocidos no sintonizaban con su locura. Podía cambiar el destino de sus deseos, este hiperventilado por la altura (el pensamiento cautivo), es el foco de todas las miradas, sensaciones incomprendidas ante su estado histérico, o ser caído al inframundo, quién sabe. No pudiendo modelar las necesidades o frustraciones que vendrán, tan solo confiar los motivos a esos que no escuchan, con esa mueca estúpida, ni sienten, padecen, los otros. Parecieran figuras retóricas, suplantadas o interdimensionales.
Como los fantasmas sentados como figuras desmontables, esperando su destino final... Mutando las palabras en su boca, las imprecaciones personales por condenas de vida, sin memoria, hasta caer en la persecución sobre la isla del Señor de las Moscas. ¿Acabaría en tragedia mayor?

El problema, o lo malo realmente de estas dos condenas, sería una serie de casos deslavazados e historias comprimidas por los tiempos o las prisas, y el aterrizaje tras un mal vuelo conceptual sin motor. De manera que el humor del profesional, un stad-up u observador de la catástrofe, se quedara pasmado como un muñeco de cera, esperando su llama... da. !Demonios¡

Chapter III: Replay.

Madre vs. Racista.

Un poder parecido posee la protagonista del tercer episodio, pero mucho más casual o inexplicable a simple vista. Con él, puede ir rebobinando las dudas de su cabeza, las visualizaciones que no le convencen, o las endiabladas persecuciones ilegítimas del incansable demonio de la carretera. Sólo hasta cierto punto, hasta un momento indefinido de una revelación violenta o el fin de la libertad de elección. Aquí habría que hacer un inciso en la trama y recordar la figura de uno de mis elegidos, el actor Rutger "Roy" Hauer, padre de Runner, hijo de Batman, amante de Lady Halcón y espíritu de The Hitcher o incansable asesino en otra Carretera al Infierno. D.e.p. el guerrero más cerca de la Puerta de Tannhäuser...

Este algo, viene determinado por la casualidad o el capricho narrativo, que avanza con amenazas racistas en el futuro absorbente de este Duel o grabación moderna del Diablo sobre Ruedas. Similar a lo que ocurre con Kevin Bacon en aquella carretera... y la maldición del policía blanco que no cuida de su responsabilidad protectora, más en contacto con el arma que nunca.
Es terrorífico tic de algunos, que desenfundan en determinadas ocasiones ante inocentes, o cegados por una mentalidad anquilosada y por el simple miedo al extraño, caos de diferencias superficiales.

La actriz Sanaa Lathan (amiga de Predators y Blade, nuevo filme del universo Marvel con Mahershala Ali) y el hijo encarnado por Damson Idris, sobreviven por arte de magia, en un ir y venir digital, al abismo de la obsesión. A la máquina insensible de ese representante del demonio, impertérrito e interpretado por un infatigable Glenn Fleshler (el mal policía que veremos en Joker), a pesar de su volumen en vaivén motorizado. Se resisten a cualquier tipo de desagravio comparativo, condena racial o esa terrible desgracia asesina, que se instaura en el ambiente de una odisea de pesadilla, en el día de la marmota, o mejor la versión 2.0 de Groundhog Day en modo racista y sangrante. Igual que el Comediante se aferrase a aquel contrato estipulado ante el maligno, una y otra vez, iremos cayendo en los mismos fogones.

Mientras otro desconocido que manipula y consigue que el mal se vaya metiendo en la cinta de su existencia, el director Gerard McMurray de La Primera Purga, conecta divagando sin expresiones, ni datos vocales, sobre el ciclo de violencia sin fin. Xenofobia cultural sin sentido. Simplemente por el hecho de contrarrestar la libertad de expresión de un ciudadano libre o su derecho de elección, con el deseo de alcanzar una meta personal o luchar por aquello que crees, y quieres.

Por tanto, es una especie de observador paranoico y peligroso, sin gracia ni pizca de ingenio, sin escatimar palabra rencorosa, un terminator exclusivo del acoso, al servicio del desprecio al prójimo y el libre albedrío, se mete en su tinaja de la muerte con cantos de sirena y escalas temporales, algo gratuitas. Para terminar despojado de su humanidad y después, quemado por las miradas acusatorias, velado con la risa estridente y un deseo mortal en su mente... Ya, ¡no volveré!
Esto es, hasta que el que contrató al humorista del mal gusto, termina con la hegemonía del uniforme y nos dirige hacia a otro viaje a lo desconocido.

Chapter IV: A Traveler.

La Lengua Viperina.

Efectivamente en la frontera entre Alaska y los primeros enclaves blancos, entre la nieve y el rojo de ira, hasta la no neutral Siberia, varios grandos al norte del lugar de aquel mortal bólido de Tunguska. Al Oeste congelado entre la paz y libertad, nos hallamos con este viajero desconocido que, sin embargo, parece conocerlo todo y a todos. Incluso sabedor del material ultra top-secret, que podría causar un terrible desenlace hegemónico entre dos formas de comprender la existencia. O más lejos... ¡imagina!

Esta cuarta marcha a nuestro cerebelo atónito, posee los rostros de Steven Yeun (un viajero entre el hambre de Mayhem y el alimento de Okja) y el otro ente, Greg Kinnear, tan lejos de la cálida Miss Sunshine y antes de de Dreamland de Nicholas Jarecki (El Fraude), en un personaje con gesto incrédulo y doble cara. Como todos en Twilight Zone, cerca de los 60 años en octubre.
Los demás invitados a esta fiesta, que empieza bien, se vuelven caricaturas de la maldad, otra risión encadenada entre los escasos habitantes de una población perdida y sus acciones. Donde todos se conocen... Menos el visitante, que dominaría la tergiversación con sus ´pacíficos` pensamientos, o bien podría ser el detonante... Esto es, regresamos a una pregunta redundante, rondándonos en el interior, ¿causante/salvador?
Posiblemente una mente burlesca, que maldice nuestras execrables faltas, o tal vez, un provocador que reproduce las palabras que somos incapaces de pronunciar en público, ya que serían nuestra condena ante la nauseabunda hipocresía del ser humano. El motivo definitivo de la perdición.

Pero dejando atrás las falacias y los insultos, todo lo que permanece en las sombras, puede llegar a brillar con fuerza, abriendo la antena de nuestra percepción dormida y mutar a aquella especie de cinta universal, con la capacidad para volver a empezar desde el principio. Antes del desastre final, en un visto y no visto radiactivo.
La policía persigue fantasmas, seres de otros mundos, aterrados ante la capacidad mental como si fueran extraterrestres disfrazados o vainas en el fondo de una piscina de vanidad. Los que controlan en silencio nuestros movimientos, corrigiendo los errores como aquellos brillantes cocoon´s, con capacidad para dirigir los excesos de una especie perdida en la oscuridad, entre vegetales o crueles enredaderas.

Chapter V: The Wonderkind.

Presidente por... Bisturí.

De momento, nos hemos interpuesto en las visiones del viejo Serling, con directores actuales como el polifacético televisivo Greg Yaltanes, McMurray o el vampírismo exótico de Ana Lily Amirpoor (Una chica vuelve a casa sola de noche), que podrían haber sido algo más arriesgadas con sus historias y precedentes. Ahora, nos chocamos enorme impotencia, cargada de altas dosis de ironía, con el realizador Richard Shepard de La Perfección o el documental sobre el gran John Cazale, y su genuino-ingenuo punto de vista sobre el desagradable panorama de realidad política.

Para ello, contrata a un diseñador de campaña con la mirada de John Cho, un estrella coreana en Star Trek y próxima secuela, que se ve atrapado en la espiral surrealista junto a Jacob Tremblay. El niño mirando al Doctor Sueño de Mike Flanagan, que demuestra divertida capacidad para atribuirse modelos, no demostrados hasta hoy, como consecuencia de aquella faz, plena de gestos amorosos y ternura aterciopelada. ¡Ya olvidados, e inocencia envenenada!
Vamos, todo un episodio con toda la carne en el asador, que puede saber a placebo... y la política en la camilla del cachondeo.

Congregados ante, mucho más que un simple niño mimado, un super-progegido por sus progenitores. La luz de un futuro desenfocado, que se acerca a la sublimación de lo caótico e irracional, aparcando la risueña bondad, por egolatría al máximo exponente. Demostrando que la risa infantil va por barrios o votos, y que puede ser contagiosa cuando se aproxima sin trastabillarse, a ese otro lado oscuro.
Si no lo crees, puede que no te halla convencido su verborrea apasionada por los videojuegos, que los caprichos no sean de peso frente a la gigantesca responsabilidad... pero, acaso no te gustaría que las fuentes nos surtieran con cerveza o que pudieras acceder a algo prohibitivo, sólo con chasquear los dedos, de manera que tu ego no parara de crecer y acercarse a la postura de este monstruo de los deseos... Claro, mas comprueba que terminarás de una pieza, que la risa envolvente, no termine como una broma asesina... tras el resplandor demente de un bisturí guiado por la mano del mismo diablo o, simplemente, lo que empezara como un sueño, acaba rasgado por la conciencia de un niño. ¡Joder qué niño!

Por el momento, la mejor a mi parecer, después de las pequeñas ofrendas o huecos de anteriores episodios, ya que se parece a aquellas historietas gráficas de fantasía y crítica quirúrgica, con un ser burlesco que se va apoderando de las voluntades y se divierte menguando su confianza. Hasta que acaban con algún protagonista, incauto más bien, tendido y ungido maléficamente por aquellas manos enguantadas, mascarillas sanitarias y el brillo de una conciencia malévola en sus entrañas, sobre el rostro petrificado y el alarido... Por y de miedo, of course.

Chapter VI: Six Degrees of Freedom.

Fuga Radiactiva... a Marte.

La casualidad de los avances en la historia de la humanidad, no existe. Durante la travesía incómoda, todo parece poseer un sentido práctico y la tendencia inconsistente, hueca, debido a nuestra impaciencia. O la ineptitud y esa capacidad para enfrentarse a los de su propia especie constantemente, por la total hegemonía de los otros.
Nunca el ser humano se sentirá más solitario, que cuando inicie ese viaje a lo desconocido, impelido al espacio profundo del conocimiento. Por motivos que no podrán ser rechazados y la siguiente etapa hacia la muerte de lo conocido, hasta entonces... Ciertamente, ¿seremos inteligentes? Ayer, no tanto.
Es la contradictoria existencia, hombres y mujeres, embarcados a un destino incierto, minúsculo punto en el espacio y el tiempo, esperando hacer un gran descubrimiento. Allá arriba, encolerizados o ruborizados, tras un año hacia el Dios de la Guerra y el despertar, que dejaron naufragando también residualmente, sobre el planeta azul. Ahora creciendo en algarabía incontrolada, como los deseos de crisálida o renacimiento, para llegar a buen puerto rojo... o no.

Aquí tenemos a los siguientes compañeros de, no viaje, fuera del documental real La Generación de Marte y su arrojo programado. Puede que a ninguna parte, porque no hay, más, tiem... po. Más bien, concatenación de hechos incontrolados, en la búsqueda de una futura terraformación o aprendizaje forzado, por nuestros problemas inmortales, gracias a viajeros casi desconocidos como DeWanda Wise, Lucinda Dryzek o Jefferson White (habituales en serie), con los que iremos escuchando las voces de un pasado en compañía.
Pero... es una mera formalidad, teoría conspiratoria o un juego de supervivencia... Podemos creer en las palabras de aquel Presidente que apretó nuestras manos antes del embarque, niño de la guerra... confiamos en los discursos que escuchamos en una transmisión que suena a ´orsoniana`, o reproduciendo que somos las cobayas de un inmenso fracaso. O meros espectadores de un vuelo programado, ¿eh, Mr. Verbruggem? (dire del vuelo)

Más allá de los mandatos, de los encuentros radiactivos en la misma fase, de los relatos de odio recalcitrante que sobrevuelan el espacio profundo, más allá de los 30000 pies de altura, muy apocalípticos, nos dirigimos a un destino dudoso, o infierno rojizo. A la tierra encolerizada con nuestra sangre futura, a un Marte que nos espera con los brazos abiertos, ¡hijos del mal! Herederos de la batalla y la violencia fraticida. Ejem, acaso ¿tendremos un xenomorfo a bordo?

Chapter VII: Not All Men.

Lo que queda de... Nosotros.

Hemos marchado al infinito, dejado atrás, el odio. En la superficie de la piel o la tierra abrasada, de los sueños y las voces, que penetran en nuestra mente, causando el estado catatónico de incredulidad. Pero, qué ocurriría, si ese espíritu nos llegará de arriba, un viajero concentrado a lo largo de los años, de rotación sobre nuestras cabezas y espiando nuestros comportamientos, indagando una manera de someternos y de llevarnos al límite de esa maldad. Por supuesto, sería al límite de los impulsos posesivos o los actos de violencia más denigrantes, contra l@s más débiles, otro vuelo rasante hacia el desastre completo.

En cambio, el capítulo engendrado por la directora Christina Choe (Nancy), se enfrenta al espejo de ese abuso contemporáneo a las civilizaciones, llamadas avanzadas, y el retrato sonrojante, de la imparable violencia de género. Aunque el sentido de todo, pareciera tomado un poco a chufla o de forma burlesca, algo tarantiniana por el Grindhouse... Aunque, con escaso grafismo colorista o efectista de luxe, es decir, sin demasiada sangre derramada entre los rincones de una sorprendida sociedad. Casi anestesiada, ante el golpe caído.
Cada uno, tenemos la forma de verlo, me refiero al desgaste que va creando una oquedad más profunda, arraigada a la naturaleza salvaje de los hombres, a los restos incandescentes de aquellos seres voraces de la prehistoria, cazadores. Capaces de golpear por un bocado o un charco, por una ración de sexo, a la carta o la estaca, por una mirada comprometida... En definitiva, por la idealización de la posesión. que en las jóvenes facetas interpretativas de Rhea Seehorn, Luke Kirby (The Deuce, Glass) y Taissa Farmiga (Lo que Fuimos, Mula), simulan entre poses caricaturescas, ese conflicto de insatisfacción y mera superficialidad.

Da igual el lenguaje. Ni los devaneos o las promesas. No importan tanto, las relaciones ni las emociones, ni siquiera las contiendas personales con el prójimo, por la conquista, por la concepción o el simple y eterno amor... sólo es necesaria una roca y millones de litros de mala leche. La que nos alimentó y se agrió por unas condiciones exteriores desconocidas, o no, las que llevamos con nosotros, muy adentro, segregando el odio a través de los ojos y la incomunicación global, en una expresión desafortunada o hacia una definitiva despedida... al machismo.

Chapter VIII: Point of Origin.

Inmigrantes Habituales.

Por supuesto que nuestros orígenes son tragicómicos, siempre lo fueron. Si bien las épocas o la condición de los personajes históricos, ha ido mutando las formas de la tragedia o la risa. No dicen que la risa va por partes...
La risa se eleva ante el descaro o el mal gusto, el futuro o el pasado, la sabiduría, el poder y la posesión, sobre la ideología que formaremos... o en este caso, a través de nuestra podredumbre o discapacidad emocional.

Lo dice alguien al que le cuesta expresar sus emociones (no por deseo o amor propio), porque la mayoría no estaría preparada para un crash absoluto de la familia, que dejará su contador emocional a cero. Incluso anulada la capacidad de sonreír, es decir, convertirse en un simple y gris, número entre barrotes, vestido con las cadenas irrompibles del odio, la desesperación o el miedo. La inevitable soledad que conoceremos...
Los niños mimados cuando crecen, se retratan ante los demás, transformados en títeres que se disfrazarán de inteligencia, en retratos en movimiento que vuelven al punto de origen, al vacío. Cuando no tenían nada y no habían aprendido aún, los resortes vitales: frustraciones, complejos, dudas, envidias, querencias, incomprensiones, terrores... que nos acaban fortaleciendo simplemente, o hundiendo hasta ese fondo del resentimiento humano. Niños sin protección, hogar, legal o institucional, ni tan siquiera surcados por una escueta demostración de amor. Y vos, ¿dejaste de ser?

Igual que ese instante surreal, incomprensible, quedamos desposeídos de cualquier resto de humanidad, de lo fuimos o seremos, y ahí, el director de origen muniqués Mr. Mathias Herndl se siente como pez en el agua, llevando a la actriz Ginnifer Goodwin, al límite de las pesadillas de una madre, esposa, acomodada, algo simple, hasta ahora. Reproduciendo algunos de los mejores espacios psicológicos o psicopáticos, entre entidades supuestamente marcados por la inteligencia como las amigas del tea party. Al final movida por la desesperación y la incomprensión de los otros, los que nos vigilan como el Gran Hermano con estética de los años 60, y deciden con el mismo pensamiento, residual, si... no sería mejor un tratamiento alienado. Porque indudablemente, cuando el diferente eres tú, inmigrante en otra dimensión...

¡la presión degenera en terror antropológico, hermético y antisocial! La nulidad del ser humano, o aquello que el escritor Milan Kundera determinó como la insoportable levedad. Simple bulto (no bulta sospechosa).

Chapter IX: The Blue Scorpion.

El Ocaso de los Dioses.

Con esta penúltima historia del director Craig W. Macneill (The Boy, Lizzie), se escriben palabras mayores y rastros. Todo lo importante, la inseguridad a superar, el miedo al fracaso, la esperanza o la ambición, los deseos más ocultos, el viaje por la historia y la fantasía, la adicción. En fin, todo lo que vemos y sentimos, lo que admiramos sobre manera, todo lo incierto e inesperado, que cabe en un minúsculo espacio, mental y temporal. En un tambor de munición que cargamos, esperando que el peso de la conciencia, general, desaparezca o termine apoderándose del todo, del dolor, de la esperanza y nuestro fracaso. Del poder acumulado en demasía y demás pertenencias futuras, de la inconsistencia de las ideas, intangibles como esa franja que separa lo real de lo ideado, de lo que ya no veremos, ni sentiremos ni podremos conocer... Simplemente, por que los adultos cogen un arma y juegan como niños. Pero, con esta bala cargada en la recámara, que pesa como la humanidad.

Los aguijones envenenados del escorpión azul, reproducen el misterio y lo entrelazan con los valores morales, con los terribles errores que se cometen a diario, en nombre de esas ideas o las creencias, que cambian en pocos segundos. Amigos de los magnicidios y los pequeños hurtos que acaban sobre la acera, las obsesiones genéricas, las necesidades básicas o las excelsas presunciones. Las voces que vienen del exterior o, las que se quedan, para siempre, en el interior de nuestras cabezas, como una espiral que nos lleva al pasado, ya sin risas de pobre payaso. Ya sin verdades de niño, que terminaría volando al País de nunca jamás, acostumbrado a ir disparar en la pantalla.
Mientras alguien en un rincón, en penumbras, sonríe ligeramente, apenas una mueca se entrevé en su boca, que oculta los dientes de la voracidad, desafiante, diciendo hacia tus adentros, piensa, razona, aprende, evita los problemas, no vuelvas a cometer los mismos errores... ¡eres tú, chico! Has vuelto a caer... Sin duda, uno de los mejores.

Y él... es Mr. Jordan Peele a la orilla de Lovecraft al lado de J.J. Abrams preparando el postrero escenario sobre la existencia, no tan reconocida de Chris O´Dowd y su capacidad para cambiar de registro. Actor de reparto y más, en filmes como El Doble, Thor: El mundo oscuro, St. Vincent, Miss Peregrine, Loving Vincent, Molly's Game, The Cloverfield Paradox o El regreso de Mary Poppins, próximamente en How to Build a Girl junto a Emma Thompson y además guionista de Adventures of Super Frank. El director motivo de los crímenes y el destino de todo los viajes, la salvación de la ilusión o la condena de nuestros pecados... Es el diablo vestido de negro, que ha venido para dar un golpe de maestro a la función...

Chapter X: The Blurryman.

El Hombre Borroso... y el Otro.

Como al gran maestro, Mr. Rod Serling, ahora, al joven Jordan le gusta jugar y divertirse con amigos, vestirse de actor para la gran ceremonia del cine o, esta ventana actual, de la televisión. Sin perder la vista de aquellos objetos misteriosos y figuras que traspasan diferentes planos. La pantalla, las ondas, la historia, la ceremonia, la función... y el creador-orador.
Montado sobre el trono, diseñado en otra dimensión a color, nos visita como una suerte de borrosa muerte... o mueca homenajeadora a la resurrección televisiva y narrativa. Porqué no, si no se cumplen años, todos los días...

Estos dos cómplices del tiempo, un negro de mente traslúcida, con varios colores sangrientos y, el blanco fumándose males y aciertos, de una nueva temporada, se visten de gala para ofrecernos un espectáculo de varias décadas y silencios en penumbra. Dedicados a hacernos pensar sobre lo inexplicable y, si es posible... sacarnos una sonrisa. Un guión maestro.
Representan los terrores soportados por la sociedad en su aprendizaje, donde la admirada ciencia ficción se convertía en pasión, se impregnaría con aquellos destellos monstruosos de Fritz Lang, Tod Browning, James Whale, Alfred Hitchcock o el mismo Rod Serling, incluso, o principalmente, de la serie B y las pelis de directores como Roger Corman... para entrar en la modernidad, vestidos con sus incólumes representaciones de sombras y matices. Sus figuras icónicas, alargadas como ellos, dentro de aquella escala infinita de grises.

El genio y sus maestros mayores, controlaron o no la intranquilidad y el horror, para diseñarlo en los medios y surcando nuestras memorias, que se impregnaron con gritos irrepetibles o ilusión por el género. Este capítulo final, dirigido por Simon Kinberg, jefe de guionistas actuales, padre de Fénix Oscura y animador del próximo 355 de Sebastian Stan, Diane Kruger y Jesica Chastain, ejerciendo un giro fantástico para recrear sus ambientes surrealistas, en sets marcados por las estrellas de otras épocas. En programas elaborados por grandes guionistas, como la posible protagonista, interpretada por Zazie Beetz (entra la Domino en X-Force y el Joker), un ejemplo atemporal de todos los profesionales unidos, en una historia. Destinada para mejorar el retrato postrero de sus apariciones apocalípticas, especiales, mitológicas y, casi siempre, románticas. En nuestra mente futura, pues avisa con una nueva temporada de esta Dimensión en Penumbras. Y de luces, tras los ojos de un vouyeur insaciable.

Por consiguiente, se trata de una visita romántica, he dicho, paseando por lugares lejanos del recuerdo, arrodillados ante el omnipresente autor, desde las páginas de aquellos tebeos o revistas gráficas, que trasladaron las más sorprendentes cuestiones, con matices que ni soñábamos aún. Sólo incrementadas a fuerza de leer y ver películas, verlas en movimiento, ya que significarían experiencias que se vuelven vitales en nuestro cerebro, ávido de nuevas noticias y sueños. Creciendo y expandiéndose fuera de los límites de la realidad.
Hoy celebramos su homenaje merecido, generaciones de varias época, nuevas miradas que se aproximan a la ventana indiscreta de la tele, para dejarnos admirados por nuevas perspectivas. Los mejores serán los primeros...

Demostrando que los fantasmas existen, al menos, en nuestra memoria y, que la esencia de la mejor Tv, aún sigue viva, unida a las figuras contemporáneas y los desarrolladores de distintas magias visuales. Eso sí, con la misma sintonía, y los gestos de aquellos que no deberían ser olvidados, jamás. Peterpanes de la fantasía.
Mr. Peele dixit: "Este no es el fin de la historia, tan solo el comienzo de una nueva... etapa, ilusión... vida".

Twilight Zone, Manhattan Transfer.




Tráiler Seberg, de Benedict Andrews.

Cinemomio: Thank you

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