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miércoles, 7 de junio de 2023

Dark. Season I, II ¿y III? conex. Chernobyl

 

Un vórtice... En mitología, dícese que responde a una entidad que posee una conexión especial con el Dreaming (Sandman) , siendo capaz de manipular sus sueños y los de otros personajes, como ocurría en las series basadas en la obra del escritor y guionista británico, Neil Gaiman y sus colaboraciones con DC y Marvel. Ahora pasadas por el tamiz vertiginoso de la televisión actual o la espiral de las plataformas.

Un vórtice pues, es el centro a lo largo de un torbellino.


Físicamente cuando un remolino de viento que avanza rápidamente, converge a su paso con partículas variadas y, si se convierte en un huracán de categoría máxima, puede mover materiales más pesados. En el recorrido de esta fuerza de la naturaleza, existen individuos que no interfieren en el destino arremolinado, estando a salvo de cualquier mal que se produce por su voracidad salvaje. Sin embargo, hay otros más damnificados en diferentes grados... La mayoría no sufre grandes daños porque su intervención queda alejada del foco más peligroso del tornado o huracán, son por así decirlo, los que sufren sus consecuencias posteriores. 

Sin embargo, un número indeterminado se ve tocado por las vertiginosas corrientes, tragado, o sus propiedades se ven destrozadas por el paso catastrófico del monstruo. O unos pocos que serían succionados por las corrientes y serían elevados del suelo o lanzados por las fuerzas centrípetas del mismo. En este caso, si sabemos dónde... ella.

La Historia de la Humanidad, en cierta forma, se traduce como un vórtice de datos, fechas, verdades y mentiras... Que, en su mayoría, no afectan a una enorme cantidad de personajes que se comportan como verdaderas entidades anónimas, salvo para unos pocos que los conocieron... in situ. Pero, si el foco de esta atracción se acerca lo mínimo imprescindible, entonces recibirán su impacto más endeble y la atención de sus contemporáneos u otros lectores o estudiosos, que sabrán de sus actos derivados a su paso histórico. Pongamos por ejemplo, el paso de la tormenta por España, no tan enorme como apuntaban...

Y existirán unos pocos elegidos, singularmente, que debido a su importancia o los hechos que acometieron en sus puestos privilegiados o hazañas legendarias, se verán arrastrados a la vorágine del éxito distinguido o la fama, siendo los protagonistas de nuestra historia o la de esos pueblos determinados. Quizá, alcancen la relevancia mundial, o silenciosos como en el caso de la estación de Chernobyl en Ucrania

Un laberinto puede ser un diseño de ellos. Así en el mito de Teseo y el Minotauro, existen un sentimiento de pérdida constante y de lucha contra los elementos. En Dark, serie alemana para Netflix, su joven protagonista Martha Nielsen (Lisa Vicari), amada, actúa en obra de teatro basad en él, como el hilo narrativo de aquella Ariadna. Y su héroe (Jonas, quintuplicado o más allá) es succionado por el laberinto de los viajes en el tiempo) para matar al monstruo en forma de ciclo infinito 8. Todo comenzará, o no, termina en el suicidio de su padre por creerle arrastrado para siempre. Fin, bueno no... puede ser o no ser.

En este estado de cosas, cuando un científico llamado Lundin descubrió el plasma espacial en 2013 sobre el ciclo infernal de Venu. El vórtex se comportaría como un verdadero agitador de conciencias e interpretaciones. Que, por su grado de repercusión simultánea, produce mayor o menor, interés y relevancia social, mayor o menor, producción de importancia relativa o capacidad energética. Mezclando los contenidos en su interior, arrojándolos a lo largo de su eje, al fondo de un punto específico, infinitesimal, que si es atmosférico terrestre, produce un movimiento espiral en ascenso o fuerza de elevación dramática. 

Pero, que en casos como los líquidos precipitados, puede ser inverso, descendente hacia una boca o tragadero, dependiendo de la presión o la fuerza de la gravedad. Pongamos el caso de pipetas en centrifugación o cualquier tipo de desagüe. O un núcleo derretido sobre una capa que lo terminará engullendo... o ¿es al revés?

Pero, ¡ay!, existen otros que apenas hemos empezado a entender, ya que incluso, se debate su existencia en dos posibles cualidades especiales, bastante desconocidas e inconstantes, los agujeros blancos que desprenden grandes cantidades de luz, energía o materia, como vomitorios de un estadio o la radiactividad... y los famosos ya centros de las galaxias, o silenciosos monstruos independientes, en el vacío, que son conocidos como agujeros negros.

Reconozco un visionado caótico, como en la estructura y la elaboración de historias,  y algunas que aquí planteo, más o menos, atractivas. Ya que, antes que el director y creador de series Baran Bo Odar nacido en un cantón suizo, casado con su productora de sueños Jantje Friese, visitaran la raíz espiral del problema de Dark; me lancé al horizonte de la pantalla, con la siguiente pesadilla espacio-temporal dentro de la serie denominada 1899.  Convirtiendo la ficción en un vórtice de características cambiantes y la mía, en la temporalidad de las obras televisivas, torbellino de dos direcciones. Se me entiende, ¿o no?

Pues, no empujen... y dejen respirar un poco. Que esto empieza.

El Principio es el final... y el Fin, es el Inicio.

Joder... ¡perdón! Las cosas, a veces, no son lo que parecen... sí, poseen muchas conexiones y tal, pero te zarandean inmisericordemente, pudiéndote lanzar en diferentes orientaciones... un pie por allí, la cabeza acuyá... Hasta que ya, no sabes muy bien, en que posición estás, ni hacia dónde te dirige esa fuerza inabarcable o, casi, mágica. Pues la mente, lo mismo.

En eso consiste un flujo narrativo con diversas características físicas, a veces esotéricas, que si bien es una turbulencia palpable, en rotación alrededor de un eje principal, empieza a lanzar materia a multitud de trayectorias... salvo una, o uno... un verdadero monstruo sin fondo. El famoso Abismo Negro (o The Black Hole)... 

La película que programara la producción de Disney en 1979, arriesgadamente, hace casi veinticinco míseros años, mandando la perspectiva de la integral visual al resultado del número Pi en aquella pantalla digital  primitiva de los 80 y los cálculos de grandes astrofísicos a una simple anécdota visual. Pero, muy atrevida hoy.

Por supuesto ni los medios aportados en la película, ni las certidumbres científicas aportadas en el viaje, consiguieron atraer mucha atención de la crítica, aunque sí de un número aceptable de visitantes a las salas de exhibición, que nunca los previstos en el horizonte de sucesos económicos. Al menos, para complementar el cupo de sus cargos negativos o el pago de algunas facturas. Pues, allí andaban lanzados a la incomprensión metafísica y la poca relevancia histórica de un director no muy conocido (Gary Nelson), estrellas no tan fugaces. 

Como Anthony Perkins, sufriendo lo mismo que su víctima en Psicosis, el destierro en pantalla... el todoterrenal Maximilian Schell, que giraba desde los Juicios de Nuremberg o La Cruz de Hierro, hacia Los Vampiros de Carpenter o la catástrofe orbital de Deep Impact... O uno de los máximos tragadores, robadores de escenas, excelso Ernest Borgnine que fuera vikingo junto a Kirk Douglas y muchas históricas, bastante antes de que éste se metiese en El Final de la Cuenta Atrás (ein, ya veremos...), diera una terrible rotación en el Poseidón con super Gene Hackman y acabara su carrera hace diez años, si bien, con aquel maravilloso Oscar amoroso de Marthy y nuestro reconocimiento. Uno de los Doce, uno de los Salvajes del cine... uno unido frente a la música de Johnny Guitar.


Dark precisamente, persigue eso mismo, la relevancia por derroteros, a veces incomprensibles a simple vista. O incoherentes a grandes rasgos, a horcajadas de la realidad pasada y la mitología, o cayendo en trilogía temporal de presunción espacial o el multiverso alquímico, inabarcable. Es decir, que deberás que seguir estas cuatro familias, por los caminos torcidos del "dios", algo caprichosos... y sin tener en cuenta, las reglas de la dualidad corporal, dos organismos idénticos al mismo tiempo, o las posibles paradojas narrativas que alterarían el resultado final... pero bueno, ¡vayamos al principio!

Casi todo el mundo coincide que la mejor versión del viaje en Dark, es la primera temporada. Ya data de 2017 y ha llovido, pero más que llovió de 1986 en la gran tragedia de la URSS en Ucrania, ahora me he metido en el ojo del huracán o abismo. Pero, no es la hora de las tortas... y las hostias consagradas.

Después... las conexiones, esos hilillos que van creando e una espaguetización de todas las identidades alrededor, hasta que empiezas a perder la noción... si no te centras, y la tercera, que he llegado a visionar su primer episodio, y me he quedado teletransportado a no sé dónde. Esto es, necesito que alguien me diga "sigue en la narración, no la abandones, porque al final, te dan las claves de todo... del principio. En fin... Y si no engúllete en sillón.

Primera clave, medalla de San Cristóbal. Patrón de viajeros, seres estroboscópicos en serie. Segunda, nombres... Jonás en piel cenicienta de Louis Hofmann, como el profeta bíblico que Dios mandó para advertir la destrucción del pueblo Nínive, en paralelo a Winden. Otro Adán sin manzana, caraquemada, o Noé, Noah, que fue mandado para salvar la raza... ¿de superdotados? ¿super humanos? Y expresiones simbólicas, La caída de los ángeles rebeldes, de Peter Paul Rubens (1621), pintura que representa al Arcángel Miguel derrotando a Satanás y sus huestes. El tríptico de las fechas en forma de átomo y El mundo que se creo así... o asá. El Big-Bang, dichoso.

La teoría del caso, o caos, es que el Abismo Negro era una entidad física de Walt Disney y del centro de nuestra galaxia, como en todas, y lo visitaron sobre el guión trasladado a un futuro 2130 en aproximación... todavía imposible en disponibilidad teórica. Mucho más lejos que el viaje de Mr. Kubrick en 2002... ya ha diluviado... Y encima del vórtice, me dejé dos figuras de allí, a postas... no por los tiros láser. La de Robert Forster que pasara por las manos de Quentin Tarantino en la edad perdida de Jackie Brown, un estallido fallido de Supernova y su fin del todo, hasta los viajes oníricos y multiversales de David Lynch, Mulholland Drive y la inolvidable Twin Peaks. Y la de Yvette Mimieux que cabalgara entre los 4 del Apocalipsis, descritos ya cómicamente en Good Omens, y se introdujera en la máquina imaginada por H.G. Wells (1895) al lado de Rod Taylor en versión La Máquina del Tiempo dirigida por George Pal en 1960. ¡Vaya recuerdos! Sigue estando bien, que la vi hace poco. La posterior sólo era pasable... sin más.

Bueno, pues al principio, cuando te haces con las riendas y los nombres, Dark es una serie disfrutable... porque aunque sufres un poco... da paso a la lucha eterna de siempre, la del bien contra el mal. La luz vs las sombras, el llamado proceso representado en una tabla Esmeralda, llamando al Sic Mundus Creatus Est de leyenda, y el Adam, quemado hasta el tuétano, como esos otros de la prueba. Contra rebeldes viajeros que se denominan Erit Lux, para no desentonar frente al famoso, Apocalipsis, ni Star Wars, la luz del jedi. Apocalipsis tan nombrado por cierto, xD. Cuando llegue, como Pedro y el Lobo... Quizás es lo mejor, ver esos cambios en temporadas, y combinar épocas hasta  y lugares, guiados por mecanismos mecánicos de steampunk. Los agujeritos suspendidos... se podía mejorar, creo.

El fin y el principio, thís is the question. Como concepto del eterno retorno del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, en su teoría dentro de Así habló Zaratustra (1883) juega su papel también en Dark. Los sucesos de las familias se repiten, casi sempiternamente, otra vez hasta 3, en un ciclo sin comienzo ni final... puede ser... Tampoco es, la paradoja de un objeto en un bucle temporal infinito, en varias localizaciones, que ocurre en forma de reloj, colgante amatorio, o la máquina del tiempo portátil... y el libro escrito de la ciencia oculta.

Por cierto, que observado aquel Agujero Negro de Disney ahora, sin fin, queda el nombre de Palomino en la nave espacial y sus rostros en la órbita, bien diseñados a pesar de la técnica, así como la visión cercana de ese monstruo ávido en el horizonte de la ventana. Y aquellos robots, fotocopias de Naves misteriosas con toque muppet, algo prefabricados e inconscientes, majos en ambio, con la voz de Mr. Woody Allen en castellano, y su mente inocenteona en los pistoleros del Lejano Oeste, con láseres... y unos extraños seres, vampíricos, entre el humano y el cyborg. Toma ya... Un poco de paciencia... 

El Mecanismo... 

Del agujero negro se ha hablado mucho en los últimos tiempos, que pueden ser los primeros en conocimiento, porque restan bastantes millones de años luz, para atraernos. Para los restos... Como del caer en su órbita gravitatoria y la presión monstruosa, que bien nos descompondría en materia orgánica o picadillo interespacial genético, o nos arrebataría los tejidos longitudinalmente, hasta parecernos a la versión definitiva y no retornable de Reed Richards, Mr. Fantástico.

Ay, pero si sobrevives, con los cálculos de aquel filme de finales setenteros o la reinterpretación de la película de Mr. Nolan, de la cual no soy detractor... si bien, no me convence... del todo. Te vas a calentar.... ya que según te vas acercando a ese horizonte de sucesos, donde la energía es máxima y el roce te descompone, en cuerpo y mente, y sin protección solar de varios millones de factores para evitar el ennegrecimiento... pues lo dicho... que vas cayendo al abismo ese, y te encuentras... ¡que no te encuentras!

Que existes, pero no... que ves tu vida pasar en unos instantes, pero resulta que te vas a quedar ahí por siglos, si es que el tiempo existe... y el lugar final. A ver si va a ser una Horizonte Final y la jodemos, mejor un Solaris sapiente que un infierno que te jode la mente. Porque la materia nada de nada. 

¿Y si te conviertes en otra cosa totalmente diferente al organismo vivo que entró...? Como aquel profesor que se fusionó con el robot inventado, Maximilian creo, para quedar como rey de la montaña de un fuego eterno... o inmortal, yo que sé... Y si pasas, y aguanta la nave, toma... y sales al otro lado... ¿adónde tío? ¿qué haces ahí, tú solo? Vas por ahí, visitando las galaxias y sus guerras posibles... ponte música, como los Guardianes, próximamente...

¿Te encontrarás con alguien para ligar y procrear otra humanidad o algo parecido a Romeo y Julieta? ¿Cuánto tiempo te queda, si es el mismo universo que tiene los milenios contados...? O quizás, es que estarás en otro universo paralelo, en el quinto pino de la quinta hojita de la tortita de universos, plantados uno sobre otros e ideados por una mente superior o informática que es peor y universal... Son las diversas perspectivas ilusorias del caos y el reinicio, o simplemente, teorías.

También se decía que la serie Dark, conectaba con puertas ochenteras de Stranger Things, pero resulta algo arriesgado y apartado de las sombras de aquellas historias de miedo escénico y sueños. Gente joven hay, a ver, pero si acaso, más que ver con los viajeros de H.G. Wells, como aquella versión en que Malcolm Mcdowell (La Naranja Mecánica, Caza Humana) que se disfrazaba de él mismo, con traje de Sherlock Holmes. Y se enamoraba de Mary Steenburgen (El Callejón de las Almas Perdidas, Regreso al Futuro III, no podía ser de otra forma o conexión...) hacia cierta eternidad viajera y acaramelado por su voz aterciopelada. En contra, un David Warner más brutal (Tom Jones, La Profecía) convertido en Jack El Destripador, pero evitando demasiada sangre, y calcular los daños por entonces...

Por eso del romanticismo, Dark también pone en el altar de sacrificios, a una pareja shakespeariana en amor... ¿eterno? Adán y Eva, 8

Ahora en contraposición y recordando a Jack, tendría que hablar de la serie Dahmer, pero no me atrevo, aunque podría... o la versión de El Estrangulador de Boston y sus tribulaciones temporales con el feminismo, pero me quedo con la de Richard Fleischer, porque es director prefe... y con la mirada fría de Tony Curtis, fuera de su órbita habitual. En fin... No hablaré del caos de redes sociales, que crean monstruos, aunque sí mínimamente, de una pesadilla existencial y muy extraña, salida del Festival de Sundance, y titulada We're All Going to the World's Fair, que te deja con el culo torcido y la mente en reciclaje abismal. Miedo da, esto de las redes...

Dark es un vórtice, entonces, pero redondo. Con implicaciones triangulares, de 3 y 3, a 33 ciclos, a base por la altura, dividida por dos. Que es el mecanismo a lo que llama el showrunner, para no hacer tan caprichosa la invención de los saltos, los asesinatos para cambiar las cosas apocalípticas, y las alternativas multipolares de los pacientes, tras tanto ir y venir. La matemática... Por consiguiente, Dark se basa en otras recepciones que rotan sobre Terminators en aquellas cúpulas energéticas, no tan transportables, más parecidas a la invención de Mr. Wells, teletransportaciones a lo Star Trek o Doctor Who, con matices. 

Sabor a dislates divertidos de Zemekis y Michael J. Fox, pero sin comicidad absoluta, frente a la natalidad prorrogada del mismo Marty McFly, volador en patinete... pues nada de colorido, sobriedad y tonos grisáceos... como a otros atrapados en el tiempo reiterado sin marmotas. Puertas de Stargate con la mitología, sin el antiguo Egipto, salvo triángulos,  o el armario volante y el reloj, que siguió los pasos a universos de Alicia y al Oz de Dorothy, y los héroes del Tiempo de Terry Gilliam, sin sonrisas, ni onirismo de carácter epopéyico.

Y es que la mecánica cuántica, estudia esas escala minúsculas, sistemas subatómicos que se descomponen en otra realidad alternativa, a diferente escala espacial y con fuerzas, que no comprendemos del todo. Porque pueden existir en varias versiones a la vez, tal vez... o porque no han terminado de explicar el viaje a lo desconocido, miniaturizado, recuerdas, Raquel Welch d.e.p... ahora en la película QuANTuMANía, que atrae al mismo tiempo a tres de diversas eras y viajes pasados, en común, como nuestra querida gata Michelle Pfeiffer, Michael Douglas, superviviente de Coma o El Síndrome de China y nuestro vividor favorito, amante repetitivo, Bill Murray. Pero, esa es otro ecuación...

¡Chernobyl!

Me resistí a verla, no porque no tuviera buenísimas referencias y noticias sobre producción artística y grandes interpretaciones, sino por un motivo más informativo... 

Ya había visto multitud de documentales sobre aquella explosión nuclear en la central de Chernobyl y sentí mucha pena por las personas caídas en desgracia, e incertidumbre tremenda. Muchos fallecieron a raíz de aquella tragedia y la sombra siniestra del silencio de las autoridades. También memoria de aquellos héroes desconocidos que se metieron, primero sin saber muy bien que ocurría, como los bomberos u otros especialistas... en la boca del lobo. Después, los elegidos para mojarse y morir, o cavar bajo tierra como mineros del Diablo que trabajan el infierno subterráneo de Dante, luchando contra otro peor y mortífero que hierve sobre sus cabezas, el dragón descontrolado. 

Todos defendiendo a millones de personas de una exposición letal por el resto del planeta, y por supuesto, no últimos sino el principio de nuevo, a aquellos valientes biorrobots de 90 segundos. Siempre arriesgando sus vidas para que los demás continuaran siendo felices. Y la científica miss Jomyuk interpretada por Emily Watson, que se combina con unos excelentes Jared Harris (Mad Men, The Crown y The Terror), Jessie Buckley (Taboo, Fargo) y Stellan Skarsgård (Melancolía, Dune) siempre genial. Gracias, héroes.

Me sobran alguna escenas del dolor y el sufrimiento... Sin embargo, a pesar de aquel lamentable accidente, sigo creyendo que energía atómica es un generador de, hasta que hallemos otra menos arriesgada y duradera, como la fisión controlada, confort. Pienso que las otras limpias como eólica y solar, no son suficientes para calentarnos y vernos en la obscuridad en cualquier momento... ni sofocar a los mayores necesitados. Al menos no, si no viajamos a las estrellas y controlamos su fusión cuántica (en emisión fotónica y radiactiva), masiva y natural, más o menos durante los próximos 5 millones de años. Sabiendo que las más cercanas a la Tierra después del Sol, están a más de 4 millones de años luz, como las Alfa Centauri A y B. Si Andrómeda no lo remedia en perspectiva.

Mejor dicho, diría evolutiva, hasta gigante roja, ya que no explotaría en supernova y convirtiera en Agujerito Negro... que nunca te acordaste de pintar... la la lá. Pintoooor... 


En definitiva, que después de aquellos documentales impactantes, me he vuelto con el paso del tiempo a adentrar en las interioridades de aquel naufragio caótico y me ha encantado el rigor visual, los silencios, no tanto el ruido de los medidores gamma... y el reconocimiento a los héroes, o esa investigación para evitar nuevas experiencias traumáticas o las responsabilidades. Decir que las centrales de tercera o cuarta generación son muy diferentes y evitan riesgos, y si son diminutas mejor... y las interpretaciones que son lo máximo de esta pesadilla estructurada en estupenda serie. Chernobyl para HBO.

En estas catástrofes atómicas, la radiación se comporta como un ciclón tortuoso e iónico, invisible eso sí como el agujero, y si toca a un determinado número de seres, que sufrirán sus efectos tóxicos durante su existencia y el terreno que les rodea, parece que se desvanece antes de lo previsto en el tiempo. Otros luchando contras sus terribles consecuencias; algunos serían expuestos directamente a su onda expansiva, que les produciría graves quemaduras, enfermedades a largo plazo o la destrucción radical de su resistencia genética; y algunos que caen en el ojo de la explosión, simplemente, dejarán de existir tras el apocalipsis. Ahora me refiero también, a la película de estreno de Christopher Nolan sobre la figura del científico Robert J. Oppenheimen, e interpretada por el Shelby, Cillian Murphy y su amada Emily Blunt, y que tengo ganas de ver.

Por otro lado, terminando que es gerundio utópico, la ciencia ficción ha especulado, veamos el caso del filme Interestelar, sobre la posibilidad de controlar los efectos dañinos que rodean a los agujeros negros y retratar a alguno de ellos que rondan independientes, para conseguir su absolución. Tal vez, un pase gratuito al multiverso.

Así ciertos documentales de astrofísica, sugieren la incertidumbre calculada, de reconducir las propiedades del Bosón de Higgs o "partícula del todo", creadora de toda la materia del universo y que emite gran cantidad de energía en unos cortos instantes como la denominada radiación de Hawking, para simular una puerta cercana a la Tierra o agujero de gusano, que nos permitiera la salida (y reentrada) a otros confines lejanos del universo... o esos mundos paralelos quizás. Sería una cuestión... de plasma. 

O la misión... evitar su poder descontrolado, mejor especificado.

Entonces, la Teoría del Todo se uniría a la de Supercuerdas, supersimétricas, frente el principio de causalidad de la ecuación de Schorödinger o la aniquilación de pares de partículas, antimateria, blancas y negras como en el ajedrez, para la predicción de 10 dimensiones más una temporal. ¡Qué de partidas saldrían, eh! ... como piezas del Tetris que sueñas, una y otra vez. Pues, el científico Stephen Hawkins pronosticó esos puntos cósmicos donde la curvatura espacio-temporal se hace infinita y definen la singularidad indefinida. Igual que se preve la escalada exponencial del conocimiento o la inteligencia, digamos, más o menos... humana.

Los campos rotatorios y la ciencia matemática, ya hablaré de Tetris, permiten el cálculo de los patrones de los movimientos orbitales de los cuerpos con su fuerza gravitacional relacionada con la masa de atracción, que serían las enormes presiones que deberíamos desestimar para el posible viaje a... algún lugar o espacio. Tal vez, a algún determinado tiempo... Vayan preparando unas buenas series por si acaso...

Bon voyage! Mon ami, le Chat.

Y la soundtrack de Ben Frost 

Esta de la banda alemana Nena, no sale... pero a quién no le gusta.

Cinemomio: Thank you

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