Área 51:
37 x 40 kms. de espacio aéreo restringido.
Juventud no quiere decir, ser sinónimo de poca calidad. E independiente no significa que tu trabajo no pueda gustarle a un puñado de gente más amplio, aficionados a las películas de ciencia ficción. The Signal es el segundo filme del director americano William Eubank que pasa por todas las fases posibles hasta conseguir reencontrarse con lo oculto.
Nomad era una palabra que se relaciona con diversos proyectos, desde policiales al entretenimiento. Sugiere un viaje al futuro, como los aventureros adentrándose en un desierto con misteriosas desapariciones, también es el nombre de un antiguo videojuego sobre conquistas de nuevos territorios. Habría que remontarse a los ordenadores de hace un par de décadas.
Curiosamente he encontrado una relación más extraña, al girar el orden de sus letras aparece Damon, un recuerdo remoto a las visiones proféticas de un enviado demoníaco, como ya ocurriera como el hijo y enviado Demian.
Pero el filme no ha elegido este nominativo para magnificar el mal, sino para mandarnos a un viaje hacia las arenas del tiempo y el espacio.
Nomad es un aviso o recordatorio de lo que somos, lo infinitamente grande que es nuestro universo y dónde te puede llevar una historia fantástica con mucha imaginación. Quizás a una frontera perdida de nuestra memoria.
Aparece como una señal, más o menos confusa, que aparece en la vida experimental de tres jóvenes dispuestos a enfrentar un riesgo para establecer un contacto con una persona fuera de la concepción legal.
Los actores Olivia Cooke y Beau Knapp, comandados por un joven más reconocido Brenton Thwaites, con algunos proyectos importantes en su carrera incipiente (como Oculus o Maléfica), se adentran en territorios terroríficos arrinconados en la oscuridad profunda. Mientras, la figura calmada y observadora de un investigados con los rasgos de Laurence Fishburne controlan los hechos acaecidos con los personajes en una extraña noche. Porque los aventureros de internet se han convertido en presas al contactar con Nomad. Sin embargo, nada será una aproximación de lo verdadero, lo que acaece en esta extensión de terreno de Nevada.
Simplemente, lo que parecía una señal azarosa traslada toda la atención a la curiosidad de los humanos como especie y el miedo como producto de una pesadilla con la que juega el scifi.
Al amanecer del día siguiente, nada será lo mismo. Nuestros protagonistas juveniles serán separados, envueltos en un halo misterioso en una noche imprecisa y metidos en una investigación gubernamental (interna o externa) que ha captado sus voluntades y está experimentando con sus mentes. Sorprendente, pues aún no has visto todo.
Nomad es un experimento, por tanto, pero también un engaño.
Más bien, los tres amigos sirven como cebo de una enorme trampa, no arenas movedizas sin salida, sino provista de resortes fuera de nuestro alcance y en la que no vemos a los implantadores de las ratoneras. Pues, en el momento preciso observamos que el tratamiento es una suerte de prueba con cobayas humanas. Los roedores del desierto de Mohave pueden estar tranquilos, por ahora. Sus hogares ya no volverán a ser lo mismo.
The Signal es un filme independiente con recursos limitados, posee imaginación y sorpresas, reviviendo encuentros del pasado con lo desconocido en unas invasiones bárbaras diferentes. Sin preocuparse por diseccionar las motivaciones, ni buscar las causas de estas relaciones entre seres vivos, pero viendo las consecuencias. Todo comenzó como un viaje y termina con otro más alejado de la utopía, hacia el horror de la distopía futurista.
Es un encuentro sorpresa en cualquiera de sus fases que evoluciona continuamente hacia otro de primera... mano, cuerpo o cerebro.
Al final, Nomad se transforma en otro mundo diferente, fuera de los sentimientos humanos, dónde los científicos son el centro de la investigación y los ensayos más habituales con animales son recreados en una viaje al infinito.
Si abriéramos las puertas de una dimensión sensible, controlado con el presupuesto cinematográfico, se podría decir que nuestro cerebro funciona a la hora de idear historias de otro planeta, con las ideas y manos de dos hermanos del director, un trío de Eubank´s. Una perfecta tela de araña para capturar nuestra atención y la de los protagonistas.
Steven Spielberg en 1997 abrió la puerta, con Encuentros en la tercera fase, y puso el listón tan alto en lo referente a contactos extraterrestres que visionar buenos intentos de acercarse a su nivel, produce verdadera emoción. Aunque en The Signal haya unos efectos especiales humildes, correctamente producidos y medidos.
Nomad no era el queso en la trampa, era la ratonera misma.
**** Notable ****
Juventud no quiere decir, ser sinónimo de poca calidad. E independiente no significa que tu trabajo no pueda gustarle a un puñado de gente más amplio, aficionados a las películas de ciencia ficción. The Signal es el segundo filme del director americano William Eubank que pasa por todas las fases posibles hasta conseguir reencontrarse con lo oculto.
Nomad era una palabra que se relaciona con diversos proyectos, desde policiales al entretenimiento. Sugiere un viaje al futuro, como los aventureros adentrándose en un desierto con misteriosas desapariciones, también es el nombre de un antiguo videojuego sobre conquistas de nuevos territorios. Habría que remontarse a los ordenadores de hace un par de décadas.
Curiosamente he encontrado una relación más extraña, al girar el orden de sus letras aparece Damon, un recuerdo remoto a las visiones proféticas de un enviado demoníaco, como ya ocurriera como el hijo y enviado Demian.
Pero el filme no ha elegido este nominativo para magnificar el mal, sino para mandarnos a un viaje hacia las arenas del tiempo y el espacio.
Nomad es un aviso o recordatorio de lo que somos, lo infinitamente grande que es nuestro universo y dónde te puede llevar una historia fantástica con mucha imaginación. Quizás a una frontera perdida de nuestra memoria.
Aparece como una señal, más o menos confusa, que aparece en la vida experimental de tres jóvenes dispuestos a enfrentar un riesgo para establecer un contacto con una persona fuera de la concepción legal.
Los actores Olivia Cooke y Beau Knapp, comandados por un joven más reconocido Brenton Thwaites, con algunos proyectos importantes en su carrera incipiente (como Oculus o Maléfica), se adentran en territorios terroríficos arrinconados en la oscuridad profunda. Mientras, la figura calmada y observadora de un investigados con los rasgos de Laurence Fishburne controlan los hechos acaecidos con los personajes en una extraña noche. Porque los aventureros de internet se han convertido en presas al contactar con Nomad. Sin embargo, nada será una aproximación de lo verdadero, lo que acaece en esta extensión de terreno de Nevada.
Simplemente, lo que parecía una señal azarosa traslada toda la atención a la curiosidad de los humanos como especie y el miedo como producto de una pesadilla con la que juega el scifi.
Al amanecer del día siguiente, nada será lo mismo. Nuestros protagonistas juveniles serán separados, envueltos en un halo misterioso en una noche imprecisa y metidos en una investigación gubernamental (interna o externa) que ha captado sus voluntades y está experimentando con sus mentes. Sorprendente, pues aún no has visto todo.
Nomad es un experimento, por tanto, pero también un engaño.
Más bien, los tres amigos sirven como cebo de una enorme trampa, no arenas movedizas sin salida, sino provista de resortes fuera de nuestro alcance y en la que no vemos a los implantadores de las ratoneras. Pues, en el momento preciso observamos que el tratamiento es una suerte de prueba con cobayas humanas. Los roedores del desierto de Mohave pueden estar tranquilos, por ahora. Sus hogares ya no volverán a ser lo mismo.
The Signal es un filme independiente con recursos limitados, posee imaginación y sorpresas, reviviendo encuentros del pasado con lo desconocido en unas invasiones bárbaras diferentes. Sin preocuparse por diseccionar las motivaciones, ni buscar las causas de estas relaciones entre seres vivos, pero viendo las consecuencias. Todo comenzó como un viaje y termina con otro más alejado de la utopía, hacia el horror de la distopía futurista.
Es un encuentro sorpresa en cualquiera de sus fases que evoluciona continuamente hacia otro de primera... mano, cuerpo o cerebro.
Al final, Nomad se transforma en otro mundo diferente, fuera de los sentimientos humanos, dónde los científicos son el centro de la investigación y los ensayos más habituales con animales son recreados en una viaje al infinito.
Si abriéramos las puertas de una dimensión sensible, controlado con el presupuesto cinematográfico, se podría decir que nuestro cerebro funciona a la hora de idear historias de otro planeta, con las ideas y manos de dos hermanos del director, un trío de Eubank´s. Una perfecta tela de araña para capturar nuestra atención y la de los protagonistas.
Steven Spielberg en 1997 abrió la puerta, con Encuentros en la tercera fase, y puso el listón tan alto en lo referente a contactos extraterrestres que visionar buenos intentos de acercarse a su nivel, produce verdadera emoción. Aunque en The Signal haya unos efectos especiales humildes, correctamente producidos y medidos.
Nomad no era el queso en la trampa, era la ratonera misma.
**** Notable ****