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martes, 4 de abril de 2023

House of the Dragon. S I

 

No existe nada mejor que, comenzar una epopeya violenta con... música. Tara taratata ta ta táaaa! (lease con tono a aliento de dragón), pues en ella, la bando ardiente se sustenta esta serie para la HBO del pasado y la Sky Deutschland y Cía, compuesta sobre la mística medieval por Ramin Djawadi que empezara profesionalmente, piano a piano, musicando un pequeño cortometraje, entre palabras de amor que diría el otro... hasta llegar a Iron Man o el Trono de Hierro. Y es que la musiquilla es una maravilla, nada metálica, ¡olé sus huevos de dragón!

Al compositor operístico y dramaturgo, nacido en Leipzig en 1813, Richard Wagner, le gustaba conectarlo todo en sus historias a través de los leitmotivs o figuras retóricas, como objetos extraordinarios para el ritmo de los diversos cantos episódicos y mantener la intriga. De algo similar, se encargaría el gran maestro D. Alfred Hitchcock.

Pero no confundir su obra operística sobre el héroe, de procedencia merovingia tal vez, con el libreto de la película muda con toque languiano, de mano de Gottfried Huppertz, que es otro cantar y su trabajo para Metrópolis nombrado como una de las mejores partituras para el cine mudo. Ya que eso tenían los versos entonados y melodías catárticas, fantásticas, que podían estar basados en la realidad o casi, o... imaginarios como la cualidad mágica de la sangre, en un mito.

Por supuesto, que en las películas o series, el contexto influye en sus bandas sonoras o registros melódicos. Un ejemplo sería la postura dada en cada época, así una relación posterior manifestada por el dictador del Reich nazi que pudiera llegar a repercutir en el ánimo nacional, individual o generalizado.

Se puede comentar que en el interesante filme titulado Tár, dirigido por Todd Field (En la Habitación, Juegos Secretos), la música se circunscribe en un contexto desde la situación psicológica de la compositora protagonista y sus relaciones, tanto personales como profesionales. Donde se discute intelectualmente sobre, si la música es sólo un lenguaje para comunicarse a nivel elevado, casi divino, o existe algo más, que ahonda en los sentimientos y va dirigido al corazón... Pero también a la mente y sin llegar a ser un ruido machacón, por supuesto. Y para ello, se utiliza la música del converso católico, Gustav Mahler, en pos de su particular personalidad y el sentimiento... el amor. Correspondido, platónico o desmotivado... con el tiempo.

Regresando a la guerra... Se ha conformado con el tiempo, esa conexión moderna de Mr. Wagner con conflictos bélicos o rebeliones violentas, ya desde antes del ascenso de Hitler... O no recuerdas en el cine, El Nacimiento de una Nación, el surrealismo impactante de El Perro Andaluz en 1929 o usada en la 1ª GM en Adiós a las Armas, o posterior con la carga montada y floreada en Excalibur. Y evidentemente, La Cabalgata de las Valkirias en Apocalypse Now.

Su infancia, la del joven Richard, no fue un camino sencillo. Perdería a su padre, un policía humilde debido al tifus, a la edad de 8 años. Su madre tomaría segundas nupcias con un actor del que aprendería a respetar en totalidad al arte, pero su aparición engendraría la duda durante toda su vida. Wagner, pensaría que el padrastro sería su sangre y que erróneamente, la herencia de éste podía ser de origen judío. En los tronos ancestrales, se heredaba todo, hasta la misericordia... o no.

Su obra musical es mundialmente reconocida con ese grado de epicidad, desde las leyendas aventureras de El Holandés Errante, a la búsqueda del grial en Parsifal, o el romance de Tristán e Isolda, con las traiciones y la venganza en la tetralogía de los Nibelungos.

Sin embargo a pesar del éxito artístico y su rotundidad sonora, su primera conexión esotérica fue con Las Hadas (vamos, como en la serie Carnival Row), no obteniendo un reconocimiento futuro, ni acaso el apoyo de su esposa que no vio inspiración en su ópera. Ha sido una de las menos representadas por escasas cualidades armónicas y mínima obertura mágica que suele magnificarse. Su leitmotiv inicial a los 20 años, fue el amor entre ser humano y ser inmortal, basado en la obra teatral "La Dama Serpiente" de Carlo Gozzi, y se dice que el libreto original fue tomado por el mismo Hitler y perdido en el incendio de su búnker en Berlín... como el amor y el odio.

 

Desde anillos y el tesoro de los enanos, a los globos subliminales de la inocencia robada, a través de la violencia de M... del maestro del cine vienés, Fritz Lang (1890) que también compuso sus propios leitmotifs en las películas como un recurso, casi mágico... o de tragedia épica ante los elementos. El siguiente punto de conectividad con otras obras del futuro, es la imagen de un héroe legendario, que va acompañada de esa magia a la que se sumaría el universo tolkeniano o la ultraviolencia de sagas interdimensionadas de HBO max coguionizada por su famoso creador y Miguel Sapochnik, que significa la nueva aventura épica de Juego de Tronos.

Mr. Lang estudió arquitectura, una característica en su obra que confirmó las directrices paternas, tendiendo hacia la pintura o típicas habilidades visuales. ¡Fritz Lang es naturalmente, el cine!

Si Mr. Lang es un cantar al Anillo y Wagner, el ardor, George R.R. Martin, significa la literatura épica de la actualidad y amante de historias de esgrima y fuego, como el maestro J.R.R. Tolkien. 

El novelista es esta Canción de Hielo y Fuego, que se traslada al tiempo belicista y los dramatismos bastardos de una... Canción de Fuego y Sangre. This is House of the Dragon, Shakespeare. ¡Herencia, sin romanticismos!


El camino de Fritz Lang fue esclareciendo, cuando cayó herido en la 1ªGM durante la República de Weimer, y conociera al director Joe May, que contrató al maestro de Viena como guionista... y por supuesto seguido por la mente genial de su mujer Thea von Harbou, una verdadera niña prodigio de las letras. Después se vería capaz de mejorar esos trabajos tras la cámara, gracias a ella también como musa, y ser figura destacada del movimiento denominado expresionismo alemán. 

El maestro cineasta es la claridad imaginativa, en negro, cargada de esas penumbras psicológicas o fobias populares, que flotan en una atmósfera densa... pero clara; parte de un manifiesto sobre la monstruosidad, junto a Robert Wiene (El Gabinete del Dr. Caligari), Paul Leni (El Hombre que Ríe), o Friedrich Wilhelm Murnau (Nosferatu). Por último, la Fundación Friedrich-Wilhelm-Murnau sería la encargada de esa restauración del Sigfrido y su leyenda, con las dos partes de Los Nibelungos dirigida por Lang entre 1920 y 1924.

Ahora que entramos en ese Fuego de las pasiones y sus monstruos tradicionales, seguimos discurriendo entre las fauces del dragón y sus circunstancias como bestia, o animal herido... Salimos por las Puertas del mismo Tannhäuser, hacia Sodoma y Gomorra. Si bien nos queda la vuelta... Claro, la Desconocida.

Escritos Subterráneos... 

Algunos antiguos manuscritos basados en cantares de héroes legendarios u otros cuentos mitológicos del pasado ficticio o divino, a veces, solían poseer primeros caracteres de comienzo del texto o verso cantado. Con imágenes diseñadas detalladamente por los llamados amanuenses o escribas, igual que ocurre con los títulos concebidos para los diferentes personajes que interpelan al Sigfrido de Fritz Lang. Nos hace viajar a otras películas o relatos históricos... Pongamos Blade Runner y sus lobos, u otros hechos más bélicos.

Estas letras conocidas como capitulares del medievo y su tipografía gótica, con pigmentos especiales mezclados y dibujos a mano, les otorgan personalidad propia y mágica, a los protagonistas de la película... Probablemente como ocurriría con los manuscritos ´imaginarios` de la biblioteca de la Ciudadela en las historias de Juego de Tronos. 

Estos bellos signos, significan un espejo remoto entre las épocas, que vemos en producciones modernas, como una especie de legado. Sigfrido como el... ser mitológico y poderoso, que directamente entronca con El Señor de los Anillos y La Casa del Dragón, es un dragón, no podía ser nada más... Su amor casi imposible es Krimilda, semejante a una replicante románticamente fría, que padece del sentido mágico del unicornio. El asesino es un aullador, hombre depredador Lobo, que teme por sus raíces, no digo más. Mientras que el Rey Gunther es un león rampante, figura representativa de muchas casas nobles, casas de armas o monarquías medievales, al igual que la valkiria Brunilda, o Eva ´guerrera` ancestral y bíblica, es la imagen de la serpiente, esto es la traición. Son reflejos imaginarios de una existencia real o metafísica literaria, como ilusiones gráficas que se extienden por diferentes eras. Caminos, coronas... gracias.

Todo parece estar en conexión, ya que en estos momentos he rescatado el filme Black Death, que no vi en su estreno al público, y la enfermedad vírica de la Edad Media, nos recuerda a otras infecciones que sentimos ahora... Me refiero a los quistes purulentos del Rey sentado en el trono de los 7 Reinos, y su padecimiento que nos lleva más allá, no al Norte protogermánico que fue la primera y sus demonios, sino a la interpretación monstruosamente brillante, que se marca el gran Paddy Considine, que vuelve de su refugio tras The Outsider y la tercera de los Peaky Blinders, para dejarnos con las bocas abiertas y el ojo... Por cierto, Sean Bean no acaba nada bien en aquella pandemia, lo intuíamos como guerrero atribulado en mil batallas... y picas.

Como a Viserys intentando amamantar a sus diferentes camadas, de lobos... u ovejitas, que se le va quemando la sangre, también por dentro, y va perdiendo la cabeza en su último aliento, como esposo... hermano... y abuelo. Ya sentiremos la misma, en el futuro... Que, es la que recordarán los escritos de las familias y... la memoria de un Gusano Blanco. The People, is the question...


En ese quiste de moral de los valores, he recordado la película Medieval sobre la historia de una leyenda real de la vieja Chequia, y su carácter, que nos muestra el valor de las espadas a borbotones, sobre las luchas por el poder y las traiciones. Pues se batía con feroces enemigos poderosos, tanto en el campo de batalla como en los torneos, que se convertían en sangrías por el honor, la intimidad y la herencia. Todo el mundo, dando cortes profundos, en la arena, la cama... o frente al trono.

En todo Juego de herederos fogosos, es importante saber donde posar las nalgas... Y el sexo, es una de las patas fijas en el frontispicio del gobierno... debido a eso llamado amor, bien sea para joder con satisfacción... o joder más aún. 

Consortes, sin suerte, hermanas separadas al renacer, prostitutas denominadas por su origen humilde y su función en la corte, que engendra bastardos con huevos... o sin ojo... espermas subrogados. En definitiva, todo es para fomentar los lazos calientes en las familias, o gélidos, es un pronóstico sin leerlo... y hacerse con la estructura ígnea de algún dragón con sus beneficios belicosos... y sus defectos interiores, animalescos... ¡Dracarys!

Claro, suelen vivir en cuevas, pudiendo ser recelosos como los escritores y los agravios, sólo hay que ver la historia, hasta que despierte el ánima de Atila.

Aquí no hay elfos negros, ni está Orlando Bloom de detective o arquero... pero sí que conviven los príncipes morenos con su extraña cabellera, o esclavos sexuales, desaparecidos en combate, u otros que van perdiendo la cabeza, por... quítame esas pajas, ¡bastardos!


Pero cuidado que en está ocasión, no existe ni rastro de comedia, casi apenas de humor vitriólico, pues nos falta la Mano del gran Peter Dinklage... aunque tengamos su sombra elevada, en el actor galés Rhys Ifans, se comporta muy diferente en su labor de guía subjetivo, aunque avezado en las  comedias más selectas o desengrasantes.

Aquí la obscuridad no es subterránea, se mueve en los cielos como tormentas, no se esconde bajo los diferentes reinos, salvo dientes serrados y batallas a zarpazos, que parecen draconianas entre infantes. Y también planea en el subconsciente de los personajes, sobre todo, cuando encara a su propia vida y sus intereses personales en el futuro de las familias. 

La nueva, vieja, historia, intenta plagiar los versos de antiguos reyes o héroes de las diversas casas, pero no pueden... ya que están creando su propia versión del presente y su futuro legado. 

El Trono de Hierro, sería la pinza punzante, por la que despedazan los cangrejos a sus rivales, o la que engarza las cuestiones en liza del pretérito, mientras el Rey agoniza. Las oquedades en los cavidades craneales, que crea próximos polifemos en cavernas oscuras, son su ojo. Apenas 200 años nos separan de un salto al siguiente, un brindis sobre otro, ojo por ojo, a través de las mismas ramas sanguíneas y la misma sintonía. Ya estaba todo escrito... hasta la visita Desconocida.

Todos esperamos... a Atila.

Esas leyendas protogermánicas, antes de la conversión cristiana en el s. VIII, fueron creando o forjando como los herreros místicos, la sustancia narrativa que guía todas las vías o escritos. Es como un gran árbol genealógico sobre los mitos. Sobre el fuego, el metal y... los músculos. Es decir, la sangre.

Héroes de cuentos, necesitaban a sus antagonistas, para esparcir la semilla del odio, que los bardos cantaban para fomentar los miedos dentro del pueblo. Como jinetes del apocalipsis montando, no en olas de la guerra de Vietnam... sino en auténticos demonios alado, el caos se producirías de nuevo. Ya sabéis, los escritos.

Sin embargo, aunque bestiales, algo tienen estas criaturas en la saga Juego de Tronos, que los hace tan humanos que muchos de sus personajes a dos patas, pues son gobernados bajo la influencia de su condición... Bueno, algunos usan a menudo, tres.

Los malvados no son necesarios en el desarrollo ético, son absolutamente primordiales en todas las narraciones clásicas, y aquí hay una colección que, ni el congreso de los des-diputados... y los enveses que quedan... por disfrutar. Sí, mano a mano... hueso por hueso.

En el Consejo, más teórico que práctico, unos utilizan sus lenguas, otros sus cabezas, ¡zasca!, actos para medrar o simular una postura. ante el poder absolutista, que es el Rey Sol de lo siniestro, ya conoces; y sobre las piltras en tierras propias y vecinas, protegiendo la herencia genética, se usan otras cosas, es donde conviven las sombras de traición e incestos más que venenosos; en los aires, vuelan las conjuras que se hicieron en la tierra, se utiliza su aliento ceremonial, junto al Trono forjado con sangre, encima o bajo él, en las profundidades del alma, como un infierno ardiente de las bajas pasiones; ante aquellos juegos medievales, donde las amigas se miraran con desdeño, porque malearon sus camadas y las moldearon a su imagen, no semejanza, se maneja la vista, o no, la de sus ancestros que padecen de ceguera; bajo guardias de noche, se crean coartadas de la violencia, se extienden los muros y el vértigo popular, que engendran los monstruos, que nos visitarán seguro, cortando lenguas, rompiendo huesos con sus manos, descuartizando y devorando la carne; en el color se esconden las ideas y el filo de las espadas que van con ella, y con los dragones, del manifiesto político, ese indeseado tantas veces, manejado con otras cabalgaduras que abrasan... en los punto y coma, la realidad fantástica, ojo que no es lo mismo al realismo mágico de Gabriel García Márquez, si bien se reinventa a la inversa. Porque en el fondo, su base se retuerce entre las raíces familiares, se enquista en sus venas y sangra, tarde o temprano... como un organismo seccionado por la mitad. Dividido, en dos.


En este juego de damas, sobre el tablero, efectivamente esperamos a un Atila... Pero no sería un rey de los hunos, despiadado sin más, sino muy diferente a otros históricos, que buscando derramarla, lo hacían con cualquier excusa terrenal... Estos pueden ser más primarios, ¡unidos, pero sin internet!

Las comunicaciones se realizaban, de un día para varios, vía cuervos, y los cuentos fantásticos como este de La Casa del Dragón, con todas sus tribulaciones, se manifestaban a través del vuelo. Los que picoteaban los ojos, de los cadáveres colgando de la soga en un árbol siniestro, o no recuerdas Excalibur o Conan, en el desierto o la selva, con hormigas caníbales... y cerca del mar, bien lo saben Kirk Douglas y especialmente Tony Curtis, es parecido pero con hambrientos crustáceos. Por existir dragones, haylos hasta en la sopa DC, en Shazam y más allá del anillo. Es decir, en El Mandaloriano, no denominado tal, pero sí parecido. Paralelismos de fuego.

En consecuencia, eso es lo que tenían las leyendas, que parecían tan reales, que se convertían en páginas abiertas de los pueblos y sus ciudadanos, a veces, perdidos en los pergaminos de la arena... hasta que al final, se dan la mano, esa ficción y la realidad. En forma de escritos, que ven la luz en otra época.

El tiempo es cíclico y no lineal, como me propusieron en curso no tan lontano, ya que está prácticamente asegurado bajo el prisma de la experiencia científica, por eso, la narrativa y los perversos que conlleva, parecen repetirse a lo largo del mismo. Ya sea con hielo o fuego, porque en ambos sentidos, las pieles se pudren y acaban quemando la historia. Así que, la salvación de estas teorías fantásticas que asemejan la realidad del pasado, antediluviano o más próximo, siempre está en la épica cíclica de los héroes, y los que van contra ella girando alrededor. Ambos bandos, luchando, los segundos intentando sustituirla por una épica tenebrosa del valor, escondido en penumbras de los bajos fondos, bajo la luna. O en dragonerías subterráneas, batiendo las alas sobre mares oscuros, que acercan al norte, donde sus figuras aúllan de verdad, no como el replicante Roy, que parecía un pedazo de pan, al apaciguarse y condonar la vida. Es un contraste con tornillos invisibles, de monstruo y ser angelical. El Antiguo Egipto también tenía su hombre con cabeza de perro/lobo, es un lazo interminable en las historias del tiempo... como la sangre del Dragón.

Así normalmente, esos malos también engendrarán sus propias camadas o crearán un ejército. Son portadores de secretos y ladrones de tesoros, osamentas andantes. Sustitutos de vidas eternas, guiadas por el papiro, casi divinidades de un desierto mágico de hielo, porteadores de esa invulnerabilidad plateada que surgió de las crestas montañosas y la decadencia moral. Insaciables fauces de la esencia vital de sus víctimas, que saltaron el Muro y hasta la almenas de una Rocadragón. Pero, aún no están llegando...

En las marcas de una Mano, que mima el Desembarco del Rey... también puede haber maldad, o unos Peldaños pedregosos más allá. Porque la muerte esperada, siempre está presente en ella, es como otro cuervo en la línea de sucesión.

Por tanto, como en todas la familias, se reproduce... así Atila no sería tan malo como lo pintan, sino, uno más en la dinastía de la historia sangrienta... otra alteración de formas humanas convertidas en depredadores, que viaja de lengua a lengua, letra sobre letra, desde el luminoso sur a aquellas tinieblas congeladas del Norte. Su figura, como a la carpa o la guadaña, siempre se la espera... es de un corte, prácticamente inhumano.


Así llegue, el huno o la otra, nos conformaremos por ahora, con intrigas palaciegas, esas rivalidades por colores, tensiones políticas, rasgos cosanguineos, que no son, líneas sucesorias en las manos, ojos de cíclopes futuros, forjadores de metales sedientos, de frialdad ante el dolor, y portadores de rayos que se eyectan, como el semen... Vamos, una fantástica Odisea.

Entregados hasta entonces a, una Guardia Nocturna o la Séptima reliquia de la fe, como una especie de empuñadura negra en poder del Sauron de turno, del asesino Hitler y la lengua manipuladora que arrastraba... de un nuevo ángel caído en la infinita negrura. Hasta que Prometeo, regrese, o demos más vida a Roy Batty, y retorne Sigfrido, y el Rey Escorpión, y Lancelot, y San Jorge, y cualquier Cid con láser del espacio, y Aragorn... o El Guerrero del Antifaz, cuando niños, Ulises cuando adultos. Así es el cuento, y el cine o las series de televisión... sustitutos mágicos de una realidad, que pudo ser...

Para combatir los ojos de la frialdad y el miedo, en contraste al calor del ojo volcánico, quedan aquellos retales medievales del héroe y sus hazañas, como pruebas imposibles, en un lucha constante entre el amor, la razón y el odio... oleadas carnales que van y vienen, sobre el Mar Angosto, como bárbaros en sus barcos con cabeza draconiana.

Hermanos de sangre, se miden en parejas, no como Caín y Abel, sino como primos, bastardos. Familiares de Juan sin Miedo, o con él, dispuestos a un Valhala particular, aprendices a la puerta de Tannhäuser aún, que van creciendo como la envidia, la mentira o el rencor, o que configuran una filosofía paradójica de vida en la sombra... Otros son maestros que captan amistades perdidas como Rhys ante Paddy, of course, puro british shakespeariano en cadena.

La juventud que, repleta de matices, se abre paso ante un cíclope como Ewan Mitchell, de Derby y su montura, y de su hermano Tom Glynn-Carney, recién salido de las costas de Dunkerke y de Tolkien. De Milly Alcock y Emily Carey, a la rubia cabellera de sus mayores, Emma D´Arcy y o la morena Olivia Cooke (estuvo con rey Spielberg en Ready Player One y esa peli que me encanta, Sound of Metal... no entrechocando espadas, sino baquetas), y por ende, muchos de sus vástagos, que por no nombrar a más, lo hacen genial a sus distintas edades y funciones. Y una mención adulta para La reina Eva Best, también directora premiada de teatro y parte de El Discurso del Rey, que es una Targaryen en tierra conquistada y lomo domado. Una triunfadora con entrada triunfal.


A todos los consortes, reconocidos o no, guerreros o amantes, hijos de la mano, parias, cojos, o tuertos... y caminantes del frío, por supuesto, en cualquier condición o sangre putrefacta, heroica o fétida, como el aliento de la muerte, ¡salve, your Grace!... Y a Matt Smith, para gobernarlos a todos... o no.

Y es que el actor de Northampton es como Atila, cuando pasa nada queda en pie. A su mano, se sueltan las lenguas... Daemon Targaryen, que suena a diablo, y su hermano, en la interpretación, tanto montan, amantes de las valkirias, doncellas jinetes o gestantes, son esencia verdadera de House of the Dragon... formarían una figura de cuatro o 6, como el retrato, aún llenos de pústulas y flemas... como un puto vampiro o nosferatu en rigor mortis, que absorbe todo a su alrededor. El primero que no fue de la partida de Sherlock, pero posible Crown of Future. Es un City Watch... Batman en chungo... un joker solitario, con reina negra.

El Silmarils que más reluce, por encima del bien y el mal, ante todas las demás dicotomías... y tras Paddy, the great King. El Codex Regius de la serie, el libreto alterado idóneo para la banda sonora... El tesoro dorado de los Nibelungos y el Ocaso de los Dioses. Rememorando el gran filme de Billy Wilder que llamase particularmente, Sunset Bulevard en sentido de la inmortalidad visual, con la Swanson no muda, Keaton, Holden y von Stroheim. 

Más un ritual prohibido, la tormenta de Shakespeare... El Lobo aullando hacia su víctima, el replicante frío y calculador, al final piadoso con el humano. Dios en raising by wolverines.

Seguramente, ya será inmortal con su alma bañada en la de los dragones... ¡4 Eva!

House of the Dragon Soundtrack - Ramin Djawadi

Richard Wagner

martes, 30 de enero de 2018

Game of Thrones (Seasons I-VII)

Seven Kingdoms, 7 temporadas en Juego..

Bajo aquel árbol de ojos granates como una puesta de sol en los polos, los genealógicos de las distintas familias, extienden sus hostilidades como un reguero de pólvora (en plena era de los metales) y las ramas conformas fortificaciones con asaltos continuos, de uno y otro bosque animado. Una variedad denominada arciano, con facetas humanas talladas por los Hijos del Bosque, que se usan para rememorar a los Antiguos Dioses del Norte. Se dice que con ellos, Los Niños dotados podían ver las argucias y misterios, lejos de su alcance natural y servían como corazón espiritual de los pueblos, antes de la llegada de la Fe de los Siete, tan odiosa y cerrada.
Visiones de odio, también del amor más sexual, que despliega todo un abanico de situaciones comprometidas y venganzas enrocadas, abre puertas a los que responden correctamente "Soy la espada en la oscuridad, soy el vigilante del Muro, soy el fuego que arde contra el frío, la luz que trae el amanecer, el cuerno que despierta a los durmientes, soy el escudo que protege los reinos de los hombres"... Podéis pasar, he dicho.

El Cuervo es una pieza fundamental, dentro de un tablero en el que se juega el Trono de Hierro, porque posee ojos en cualquier confín de esta Tierra. Coquetea con reyes adulterados y, dos reinas enfrentadas, una negra y otra blanca, aunque no como la siniestra muerte en vida, que desnaturaliza los colores y los inyecta en los ojos desafortunados.
Por todas las casillas de Juego de Tronos, anidan las obscenidades, los desplantes ilógicos y las mentiras lógicas son llevadas por los vientos del Sur, las acciones criminales y las vulgaridades despiadadas son husmeadas, las muertes venideras se amontonan, las muecas desinteresadas o acomplejadas, disfrazan la realidad. Circundan las miradas vengativas, relativizan las luchas valerosas y los desplantes, incendian en los tumultos, supuran las excentricidades de la nobleza, elogian la simplicidad de la pobreza, esquivan las provocaciones directas, indagan los recovecos de la corte, recalcan las individualidades heroicas, enfatizan los pensamientos enfermizos. Vulneran las tomas de decisión, trágicas o presuntuosas, se agolpan las pacientes, sangrientas, inexplicables, fantasmagóricas, sadomasoquistas... inútiles.

Un adjetivo apropiado se reclama para cada gota de sangre, para las almas que deambulan entre conversaciones de alcoba y las recepciones mayestáticas, que califican a cada personaje de la serie adiestrada por HBO. Uno, para cada horror que se inocula en las venas de los protagonistas, en la bilis de los defenestrados, en los sueños de los olvidados o los oprimidos, de los redimidos y los castigados, a una campaña convaleciente. Un calificativo para cada uno de los Siete Reinos, para las familias que se dividen de norte a sur, de este a oeste, que nombra las relaciones entre padres e hijos, entre señores y servidores, que pasan a nietos y bastardos, pronunciándose y escribiéndose en los libros históricos, gritándose en las épicas batallas.
Marcan los pasos de los caballeros y las damas, negruzcas o blanquecinas, señalan a los depravados y las prostitutas, a los titiriteros y los maestros estrategas, al aliento fétido de los asesinos, al fuego poderoso de los dragones, la elasticidad de los músculos y las mentes retorcidas, a la inteligencia diminuta que brilla entre la grandeza. Que recalcan las diferencias existentes, las sombras en las esquinas, las divisiones fraticidas, dirigiendo sus combativos elementos, sus gregarios y edecanes, los espías o los esclavos, que llevan al conjunto a un choque sin precedentes. Avieso y esperado, por todos a este lado del tablero, en el interior de un universo recargado y barroco. Siempre amenazado por un frío intenso y mortífero.

Las expresiones escritas demuestran que, no siempre la imagen, vale más que miles de ellas. A veces, una palabra enmarca el pasado, el presente e, inevitablemente, el futuro. Aquí radica uno de los grandes valores de la serie de Mr. Weiss y Mr. Benioff, en sus guiones compartidos con otras plumas y la mente del Creador George R.R. Martin; ya que en su viaje, podríamos extendernos por las tierras, reconociendo la polarización de sus hombres y mujeres, en cada región o infierno congelado. Una lista desplegada de los caracteres que cruzan sus miradas entre espadas, míseras, enjutas o desproporcionadas, valientes o esquivas como una rata inmunda. Dotes que rivalizan entre sí o comparten en pequeños grupos identificados, los que son y los que desaparecieron a nuestro pesar, de neófitos seguidores, los que pertenecieron a sagas tan extendidas que, solamente el silencio podría borrar sus hazañas... o vergüenzas.
Sin embargo, el desarrollo de las cosas, el montaje sobre las diversas localizaciones, es grandioso y calculado (a excepción del último a mi parecer), tanto que puede producir una fractura en cualquier momento, del uno al siete, en algún instante de palabrería o de acción reprimida.

Son muchas las secuencias que podrían significar un pequeño desastre, una desproporción narrativa, una ligera decepción. Cada director de Juego de Tronos y sus diversos episodios desde los comienzos, podría tener un punto de vista que no convenza al resto, que no embargue al espectador no adaptado, o esconda los riegos de una producción en diálogos inabarcables o escenas inexistentes, que funcionaría en una película de aventuras con todo el presupuesto a favor. Ese es el precio, de tan arriesgada apuesta.

Ya queda menos, apenas un respiro, una exhalación última. El fin se aproxima.

Personaje de carne y... Hielo.

Un vuelo rasante sobre la pétrea superficie de un muro elevado al cielo. Significa el fin de una etapa o de una historia inmortal, ya en el recuerdo de nuestras retinas y la llegada de una estación, languidecen los rostros de los ciudadanos. Una época se avecina, fría como los ojos de un dragón acribillado en el aire, que cae a un pozo de hielo. Pero, sólo habla la nobleza, los soldados morirán...
Y solamente, como ocurriera ayer, cuando ni siquiera la criatura se habría calentado, se ve aletargado al abrigo de su dueña y próxima reina de estatura discreta, pero curvilínea, y cabellos rubios más neutros que el oro de sus enemigos... todavía no adulto su sueño, como el final de un cuento dulcificado.

Ahora, junto a los cadáveres de tus enemigos (y también los amigos que son muchos), es difícil mantener la compostura y acercarnos a su exangüe respiración, casi un susurro inusitado de complacencia, ante el el filo de la espada del padre. O tal vez, un aullido de terror, llamando al descenso de los suyos por las colinas adyacentes para combatir a las hordas. El castigo de los injustos, y nosotros mirando la caída de su cabeza.
Las siete vidas, en retrospectiva, sobre siete reinos, hermanos. En una misión fraticida contra la muerte, visualizando sus caminos emprendidos en el pasado y rememorando las efigies congeladas en hueso y gusanos. El, no dolor, de aquellos que se quedaron a la mitad del trayecto y revivieron por arte de, no se sabe que dios.

Esta es la era del carne helada. De los lobos y los dragones de la antigüedad, de los guerreros cortados y los barcos en llamas, de la reina blanca y la negra magia, que es más pura. Algunos seres se entregan a otros vicios, quizás, pensando en su final. Incluso, en los primeros esfuerzos de la serie Juego de Tronos y los libros, los imaginarás entonando una Canción de Fuego y Hielo.
Si empiezas a visualizarla (o leerlos en conjunto), ten cuidado y precavido, no te vayas a encariñar demasiado con determinados personajes, o tu pensamiento podría acabar lamentándolo o, tal vez, derribado como un escudo infinito de hielo que delimita el cielo del infierno. Comienza la cuenta atrás, hacia el infinito, 8... Suenan las notas de Ramin Djawadi... 7, 6, 5, 4, 3, 2 ... El Juego ha empezado:

Winter is Coming!

Es cierto, sí. Aquel primer día de la primera temporada, muchacho de ojos tristes y cabellos lánguidos, nos acercamos a la adaptación de George RR Martin, como los pequeños cuando se levantan de un salto eléctrico en el día de Reyes. Con las pupilas brillantes, comprobamos que la muerte se adelantaba a las bajas temperaturas y el sexo resplandecía, poco antes de tu caída.
Observamos cercenada sobre la nieve, la historia de tu camada, en un extraño diagrama que indica el camino cortado de la masacre, que solamente podrá ser descifrado con el tiempo y combatido con suerte de vidrio.
La nieve se iba acumulando en la región norteña de los Siete Reinos, enterrando tus futuras piernas inútiles, acallando las voces alteradas por visiones imposibles, que recaían sobre la Mano propiciatoria de un cabeza de familia. ¡Tu falta, la de los Stark!

Pero, a pesar de las evidencias y las huellas de horror, la sangre se masticaba en la distancia... sobre las tierras del sur y sus historias macabras de antaño, se releía marcada en los libros generacionales, el auspicio de una batalla eterna. Como los árboles implantados por una simiente desconocida y mágica, talladas las caras de la sabiduría, señalados con el índice de un dedo ancestral, el de los Hijos de los Bosques marcando el destino.. Aquel que cerró sus ojos, y luego, tendría la facultad de encenderlos.
Aquí, no en la Tierra Media, un dedo sin anillo. Porque ahora, en los Siete Reinos, únicamente vale con la palabra y los gestos... demasiados, tal vez. Salvo excepciones, que no cuentan o se alteran a cada segundo, de seres maldecidos en su charca de chismes interesados.

Serían tantos nombres y descripciones, y sus estilos personales tan numerosos, que podríamos emplear siete vidas para describirlos o siete temporadas... y media, la que falta. Mira algunos de ellos, asomados a la ventana... ¿te ves reflejado? ¿de uno u otro perfil? El bien escasea, como es habitual.

El Libro de las Familias.

Casi todos, marchan detrás de algo, debido a su alta condición; otros pululan a su alrededor, intentando mantener su estatus o sobrevivir.
Tras el magnífico Trono de Hierro, la historia se componen de sus nombres y otros que vendrán, un destino donde el juego se convierte en una epopeya clásica, con amplias dosis de rasgos fantásticos o mágicos, de fuerzas incontenibles y miradas mortales, entre risas, diálogos enquistados, polvos febriles y danzas, que pisan charcos de sudor o sangre. Rostros desencajados en banquetes, resacas de bodas trágicas y bautizos que no se celebraron.
En frente, el enemigo invisible, desplegándose poco a poco, como una oleada de famélicos recuerdos, hambrientos. Será una lucha desigual y dividida en tramos, como siempre hemos soportado durante años, al menos, hasta la séptima temporada...

Demasiados no llegarán a visualizar, con esos ojos que se han de comer los gusanos grisáceos... o los Caminantes Blancos.
Pues, como decía uno de ellos, los habitantes de The Seven Kingdoms, sólo unidos, seremos más fuertes. Algo incongruente, observando a Tyrion Lannister y sus dificultades para hallar manos que no quieran apretar su cuello, sobre todo, siendo la próxima Mano de un Rey desquiciado, o cayendo en los movimientos de las piezas contrarias, saltando casillas como los caballos de carne putrefacta. Todos familiares serán en una lengua silenciosa, unos elementos con devastación y odio, otros cargados de clarividencia e inteligencia, inversamente proporcional a su estatura física o moral. Ellos son... tu elección como espectador.

El Guardián del Norte, Ned el Breve (Sean Bean), Catelyn Tully, viuda negra (Michelle Fairley), Robb el desafortunado (Richard Madden), Sansa la "camaleona" o figura cambiante (Sophie Turner), la guerrera Arya, campeona de la espada y los disfraces (Maisie Williams), Bran, el cerebro del cuervo (Isaac Hempstead-Wright), el pequeño Rickon (Art Parkinson), Talysa (Oona Chaplin, hija de Geraldine y nieta de maestro), el entrañable y pobre Hodor (Kristian Nairn) y el tío Ben (Joseph Mawie).

Desde el Muro: Jon Snow, El Rey en el Norte, Lord Comandante de todos los Nortes (Kit Harington), el increíble Sam (John Bradley), Lord Mormont (James Cosmos), Aliser Thorne (Owen Teale); o más alla, de la estilizada Igritte (Rose Leslie), Gilly (Hannah Murray), Gendry Herrero del alma de hacha (Joe Dempsie), el salvaje guerrero pelirrojo Tormund (Kristofer Hivju), Brienne of Tarth y sus golpes certeros de género (Gwendoline Christie), Barristan Selmy (Ian McElhinney), Ed Tollett (Ben Crompton), Bronn Mercenario (Jerome Flynn), Rodrik Cassel (Ron Donachie) y otros muchos guerreros. O vivos en desgracia.

O por contra... el descarte.
Perro Clegane y su mutación, bueno-malo-bueno (Rory McCann), Gregor Clegane-The Mountain (Conan Stevens), Varys el eunuco que lo sabe todo, incluso sexualmente (Conleth Hill), el sacrificado Stannis Baratheon (Stephen Dillane), Melisandre la Roja cautivadora (Carice van Houten), la estupenda y bella Margaery, de ojos gélidos (Natalie Dormer), la sinceridad sonora de Davos (Liam Cunningham), jóvenes como Podrick (Daniel Portman), acompañantes légitimos como Lancel Lannister (Eugene Simon), Loras The Defender (Finn Jones), la sexual y aguerrida capitana Yara (Gemma Whelan), Meera Red (Ellie Kendrick), Grenn (Mark Stanley), Olly (Brenock O'Connor), Osha (Natalia Tena)... y otras jóvenes representaciones de protagonistas en la infancia o pequeños momentos de gloria.

Desprotegidos, como aquel brazo sin fuerza suficiente, para mantenerse anclado a las hendiduras rocosas y cubiertas de liquen resbaladizo, que abandonaron una ventana indiscreta y el sorprendente panorama interior, de otra sangre, de otra familia. Las voces se fueron diluyendo hacia el suelo, difuminando sus rostros sobre una pared vertical, que marcaría el camino de tu esqueleto en las próximas temporada, o años de cuervo. Vivo, asesinado o desahuciado por un Lannister. Tal vez, dos...
el papelón de Cersey (Lena Headey), Jaime el Matarreyes, de mano cortada (Nikolaj Coster-Waldau), el insigne y alma del juego Tyrion (Peter Dinklage), la natural Shae (Sibel Kekilli), Tywin, y su baile como padre del Mal (Charles Dance), Roose Bolton (Michael McElhatton), Tommen (Dean-Charles Chapman), Meñique Petr Bealish, mutante de los Littlefinger´s de toda la vida (Aidan Gillen), qué decir de Joffrey (Jack Gleeson), la cruz de Theon (Alfie Allen), la cara de Ramsey (Iwan Rheon), el canto de Euron (Pilou Asbaek)

Otra característica de este Juego de Tronos, es la estupenda recreación de los espacios al sur, con una fotografía abierta, recalando en todos los rincones de estancias, menos, en espacios naturales . Aunque, los que se retratan entre penumbras, son espectaculares. Algunos reales como la vida diaria, otros generados digitalmente, demostrando que las primeras notas se enmarcaban (e introducían al público) en un mundo gobernado por lo imprevisible, desplegándose en articulados edificios, como los fuertes de la infancia y un mapa rugoso, salpicado de infinitas texturas, como la piel de un oso, la dermis resistente de un guerrero gigante o un dragón conquistador. También, una tierra reflotada por el amor, aunque se vuelva a hundir siete veces, en varias vidas... lo meridiano y tangencial, es que las hordas de espectadores, sintieran el odio principalmente, no olvidarán los rostros de los protagonistas ni la maldad intrínseca en el ser humano. Ni, por supuesto, la sintonía épica de su banda sonora.

Los tambores de guerra, retumban... desde otros lados.
Daenerys (Emilia Clarke), el invencible Drogo, sin aletas (Jason Momoa) y sus salvajes acólitos, Ser Jorah Mormont (Iain Glen), Daario (Michiel Huisman), Viserys brother de dragones (Harry Floyd), Missandei (Nathalie Emmanuel), la exótica Ellaria Arena (Indira Verma), Gusano Gris (Jacob Anderson), Oberyn (Pedro Pascal), Doreah (Roxanne McKee), la Vengadora abuela Olenna (Diana Rigg), Ros (Esmé Bianco), la tierna y frágil Myrcella, intercambiable (Aimee Richardson), más exotismo de Irri (Amrita Acharia) y otras tantas ocupantes de vidas ajenas, excepto Las Tres hijastras que las arrebatan en un santiamén, como víboras de Arena o serpientes envenenadas.
Incluso, nombres insignes que dejaron su huella imborrable, demostrando que el que tuvo, retuvo, aunque sea a pequeñas gotas de su esencia en la gran pantalla.
Gorrión Supremo-High Sparrow (Jonathan Pryce), Gran Maestre (Julian Glover), otro gran Maestre (Peter Vaughan), Pez Negro (Clive Russell), Walder Frey target="_blank"(David Bradley), Consejero cinematográfico y primer Cuervo de Tres Ojos (Max von Sydow), Jeor Mormont (James Cosmo), Septa Unella (Hannah Waddingham) y Septa Mordane (Susan Brown), Edmure Tully (Tobias Menzies), con visitas insignes de John Standing, Jim Broadbent, Ciarán Hinds, Adewale Akinnuoye-Agbaje, Ian McShane, Julian Firth, Tom Chadbon, o cameos de Ed Sheeran, Rila Fukushima, Spencer Wilding (Darth Vader)... Esta dicho o escrito, todos pueden ser una minúscula o gran parte, de tu conciencia o imagen pública. Quizás, también la privada o prohibida...

Season 1: Game of Thrones.

El instante inicial que nos acongoja, sobrevuela las copiosas nieves que, aún, no borraron aquellos signos de la masacre. Un silencio de muerte, se ha instalado en Poniente, porque Nadie está seguro en sus calles ni sus credos, tras encuentros asesinos.
Aún así, a pesar de las ventiscas y el tembleque de huesos, la voz de los próximos testigos, se oirá y será castigada cruelmente. Tampoco martillea la de los que atravesaron el mapa desde la pequeña y señorial morada de los Stark en Winterfell, hasta la comandancia de una torre congelada por el aliento del Norte, esperando otro tipo de silencio. O la visión huidiza de un niño cuervo, sofocado por las pesadillas recientes y los futuros universos que atravesará con su mente, entre fosfatos mágicos, la salvia y la sapiencia ancestral de los ancianos, entroncados en su sangre.
Lo siguiente, una garganta abierta al mundo, que haría rodar más de una cabeza, a continuación, una orgía de la violencia, hasta la séptima ingobernable e imparable, que incluía el miedo de una llegada antinatural como la noche de Romero. Hoy solo un bosquejo sobre la nieve. Con viejas, andantes y terribles amenazas que se hicieron tangibles, esparcidas con el tiempo mitificado, narrado en otras eras, libros y batallas. Tan espeluznantes y gélidas, que la mirada azul de un monstruo, no te dejaría helado, sino devorado por dentro y fuera, si es menester.

La muerte se ha elevado sobre las retinas de un niño que se convertiría en pájaro, una familia de lobos salvajes, domesticados por el momento. Podría tratarse, de buen o mal agüero, veremos.
En aquella ventana al pretérito, niño jinete sin espuelas, mutaste a lobo hambriento y desarraigado, de cuatro patas enclaustradas en cuero curtido, o rígido acero para mantenerte erguido, firme la mirada en el futuro, siendo amigo de gigantes con historias de cuento... en cuervo negro de tres ojos, te convirtieron.
Amarillos por rabia y la bilis familiar, quedarían, enrojezidos por la cólera y las lágrimas derramadas, tus ojos no se cerraron, infante lupino. Cuando pudieran haber sido, también, azules como el destino frío de la muerte. Sin embargo, aquel niño al que reconocemos en el fondo de nuestro ser, y sus maldecidos padres que empezamos a apreciar (luego a añorar), se uniría al peligro que le rodea. Al infinito horizonte, tirado desde las alturas y combatiendo la debilidad que se instaló en su cuerpo. Se vistió de negro, con compañía furibunda y protectora, aunque no la necesite en su fuero interno porque, no está solo en su interior. Ni se quedará para siempre sobre un lecho, ni de sábanas mojadas ni de rocas, con tus huesos. No, volará con otros, que junto a su planeo enigmático, se perderán en el futuro visitando al pasado.

Aunque no, esperéis a los caballeros y damas de lo siniestro, previendo lo que se avecinaba tras los cuerpos mutilados de aquella primera jornada. De, apenas, aquellos primeros segundos de aliento de esta serie, antes de la última exhalación. Antes de aquel grito sofocado por el terror al descenso épico, sin alas... negras.
Ni tampoco blancas, antesala del deceso a bocados y la resurrección sin respuestas. Apilamientos de seres humanos, que ya no lo serán a pesar de sus caminatas blancas, de vuelos a ciegas y conversaciones siniestras, que se adelantan a los acontecimientos, observando lo oculto en el pasado y lo meridiano, en el presente. Hijos de lobos, wargos, que comienzan un paseo solitario, repartiéndose los nombres y las estaciones, hacia el amor prohibido, la ira y el odio intenso, el poder del escudo y la casa, de la mano de la muerte y con ella, indivisible venganza.

Ellos, los Stark de Winterfell, serán como los infatigables lobos, robustos lobos que aullarán a través de los vientos que azotan el gran Muro. Una línea pétrea que separa, la vida de la muerte, frío como el acero y el puño del Norte. Se instala, meditando, el silencio de las razas de la noche... are coming! Prestad vuestro juramento infinito, caballeros.
La llegada anunciada de Robert, trae noticias de la caída inesperada y el auge de una nueva Mano del Rey, para enfrentar los nuevos rotos en el horizonte y los horrores que escribieron los antecesores, después de los Primeros Hombres. Algunos de estos problemas incestuosos, proviene de los de siempre, las maquinaciones inequívocas de la Casa de los Lannister y su querencia por el poder económico y político... más, aquella frase reproducida insistentemente, que provoca desasosiego en esta era imaginaria y enferma, que planea Poniente hacia el norte de nieves perpetuas, sobre sus gélidos moradores arrastrando la horrible penitencia, tan reconocible como impronunciable por sus inexistentes latidos: "Winter, va y viene, pum, pum". Nada más.

Aquí, al lado del Cuervo y sus ojos, el Guardián del Norte había caído bajo una tela de araña tejida a sus espaldas, defenestrado y flácido, frente a los rostros de su esposa e hijos, la Mano del Rey queda huérfana, ya que pareciera predestinar a sus ocupantes, tarde o temprano.
Con él, nos veremos a través de su mirada. Muchos otros personajes emprenderán el camino hacia los diferentes estados de la mente o conciencias de la materia, del calor al norte, palpitantes, hirientes o inertes, que iremos conociendo, deseando, despreciando... alguno incluso muerto.

Season 2: Choque de Reyes (y algunos de Tormenta de Espadas)

En el segundo viaje, oteando el Norte desde las alturas de la cama, otearemos los peligros venideros, sintamos o padezcamos en nuestras pesadillas sobre el lecho, pues al despertar, un choque de reinas (y príncipes) espera. Estaremos inmersos en las diversas campañas para desacreditar nuestro nombre.... Los nuestros.
Por lo que seremos perseguidos o arrinconados a una muerte lenta en brazos del amor o el horror, amarillento por la bilis segregada en el interior, en el silencio de la noche aciaga y el frío corazón. El miedo volcado sobre las cabezas como oro hirviendo, esparcido por el dolor como un veneno pululento, desprevenido y cazado sobre el viento, igual que un animal mitológico... Ella, la joven, la hermana del cuervo de tres ojos, tiene muchos ojos de monstruos esperando, también disfrazados bajo caras anidadas, madurando en las aguas turbulentas y macilentas del odio, como hermanos.

Desde el Continente menor de Essos, cruzando el Mar Angosto, hasta la tierra firme de su vecinal Poniente donde se establecen estrategias sangrantes, los tendremos discutiendo o zozobrando, en busca de la obtención del Trono de Hierro. Palabras por parte de sus legítimos y antiguos poseedores, los Targaryen, acciones a la contra. De forma, que los diversos espectadores (o sus expectativas variables cada temporada), quedarán atrapados en sus miserias o prótesis, rivalizarán con ciertos aspectos o camas, y se sentirán reflejados tras algunas de las múltiples facetas o caras, de los movimientos de los contendientes en el tablero, que emprenderán durante estos siete años, el todo o la nada. Cruzando calimas, andando por el desierto, hundiéndose en la nieve, a lomos de caballos y cabalgando entre bosques u olas, sin silla, en otros seres alados.
Mas, la dama de la guadaña deberá esperar... es la madre de dragones.

Cuando nos desplazamos a aquella lejana, suciedad nívea y revitalizada por un toque mágico, fantástico, inmortal, nos tiemblan las canillas quebradizas, bajo la montura. Los huesos rotos, repiquetean con los cascos y espadas, entre respiraciones gélidas como el viento ártico, esperamos con hielo en la sangre, una mirada mortífera. O desplazados sobre una tablilla a remolque de la amistad, en dirección al árbol de esa sabiduría anciana, que indicaría nuestros valores y virtudes, nuestros errores o debilidades, la pasión de esta historia de muertos y tronos.
Empezamos a conocer a nuestros enemigos, las jaurías humanas y las resurrecciones, los cortes, algunos peligrosos aliados que cambian de tornas, las picas de cabezas, las manos. A cada vuelta de la esquina o del sendero, del mar bravío, en cada habitación privada y más brava, sufriremos los partos a vida o muerte, la manipulación consensuada, los hecho en cada cama cubierta de actos impúdicos, las descendencias borradas de la lista, o perdidas en la pena, pérdidas vagando en pena también, en aquellas picas rematadas en lo alto de nuestra mirada. Pérdidas, desencuentros.

En la escalinata de cada nueva subida al trono, con vasos de vino y brillos de cuchillos afilados, se muestras otros empujones al vacío que recuerdan nuestro precipitado destino... Los cuerpos de seres humanos, se van apilando en nuestra memoria, poco a poco, o por explosiones de pasión no contenida o negada, hasta llegar al cielo de nuestra esperanza, con fuego en las fauces. Contra el frío de un infierno invisible, que estaría por llegar, sometiéndose al rigor de miradas gélidas cercanas, casi familiares diríamos, abanderadas por el honor o el poder político y económico.
Levantando un muro de lamentaciones, que nos separa de la sensación letal en la que se encaraman las cualidades más estúpidas, odiosas y fatídicas, de los hombres... y alguna mujer. Desesperada, ninguneada, castigada, maldecida... destronada. No las luchadoras madres, Cersei, ni las putas, Señora de Lannister. Aún no.

Al otro lado del muro, recorre la Guardia de la Noche, inmortal y escrita en negro sobre blanco, sobre recuerdos vanos de aquellas que te vieron venir a este mundo enfermo, sin descanso ni miedo... ni las que te enseñaron a defender tus pertenencias, tu esencia de bastardo y las vidas de los tuyos, hermanos a dentelladas. Si bien, tus futuros enemigos, caminantes invernales, lo impregnan todo a cada paso, a cada liento de madre. Entremezclados con la sangre, de los tuyos, alimentados como los supervivientes de un hecho aciago en las escarpadas montañas, devorados entre sí como lo harían las verdaderas bestias... no monstruos, como nosotros, es la meridiana diferencia.
Posteriormente, los hijos del Norte, mirarían directamente a los iris azulados e inocentes aún, convocando el espíritu ancestral de sus antepasados e identificándose con los wargos buscando el calor de un cuerpo inerte, formando parte de su salvaje y mítica naturaleza. Dos naturas entabladas, blancas y negras.
Un cachorro para cada cuál, cada pieza valiosa en la defensa, y todos para uno... seremos una manada de guerreros, preparados para combatir unidos a nuestros diversos enemigos. Seremos depredadores, manteniendo a la familia y protegiéndola, seremos camada y colmillos.

A la pérdida de uno de sus dedos, y algo superior, pregonamos que próximos ocupantes, pueden ser escasamente longevos también, preguntad por consejeros del pasado, dentro su Torre de la Mano (en Fortaleza Roja), tras hacerse con la insignia, o al mismo Tyrion Lannister, en sus consejos privados y leyes ejecutoras, de los que sale requemado y fugitivo. La rivalidad eterna entre Stark y la familia Lannister, es lo que tiene, ha dejado vacíos inolvidables que se enmarcaron con castigos elevados y sobre conspiraciones falsas, en vuelos a la perdición o entre la oscuridad de habitaciones prohibidas.
Un nuevo rey de los Stark conocido por Robb, que no refrena su lengua, estrechará la vigilancia entre los diferentes elementos esparcidos sobre el tablero, una vengativa y cabal viuda Lady Catelyn, ataviada de negro y cuchillo afilado, Jon protegiendo a su amigo Samwell Turley en el Muro, de lamentos e increpaciones raciales; con Tyrion de la mano, sin ser Mano con mayúsculas, todavía, con piezas emigrando por la salvación o la injusticia. Pero, pronto deberá dar parte de la cara por defender su posición frente a la acusadora y arrebatada Cat, acusado y detenido en el Nido de las Águilas.

Mientras, mi Bran postrado y sin ninguna percepción del pasado, ni del futuro todavía, flasheado y inhabilatado, en recuperación motriz superior, sentimos a Joffrey empoderado frente a su enfática madre de los Lannister, la revoltosa irascible Cersei la Bella, y la Bestia en una, en el punto de mira de los Targaryen. Intentando una unión dothraki por otras cálidas manifestaciones.
Más allá del desierto y la falta de agua, sin embargo, los males de esta familia no acaban, llevando a Viserys a una visera costosa, por increpar a su hermana protegida por el gran Khal Drogo, que terminará supurando debilidad por sus heridas y la magia negra, de no sé dónde.
Por contra, los de siempre ya conocidos por todos, interceden en las conversaciones y provocan situaciones erráticas, como la revelación de la paternidad de reyes prematuros, traiciones en la penumbra Stark, preparativos de guerra ocultos y nuevas armas, discrepancias de aliados poderosos como los Frey de Walder, cuando otro ejército se prepara para encaminarse a los Siete Reinos.
Tyrion es ordenado de la mano de Tywin para controlar a una pareja inestable y llena de prejuicios, una más que el otro, aún con mano y sin guantalete pesado. Es el momento de una guerra abierta, que lo será más.
Gracias a ideas explosivas de los extraños combatientes, para que Stannis en Rocadragón y su amante, la roja Melisandre de fuego, la pudiera perder frente a los Lannister de nuevo. O gracias, a los consejos de esta pequeña Mano, manteniendo en raya al joven y estúpido rey, incluso, por encima de las palabras de su madre y los desprecios, los insultos y vejaciones, recordemos que es un reino repleto de matices machistas y acciones que, hoy, serían condenables en un tribunal.

Esta temporada, también significa la entrada en el tablero, de una pieza en continua metamorfosis, que va a cambiar las perspectivas de algún protagonista con ansia de aprendizaje y algo más, algo metamórfico. Por supuesto, se trata de Jaqen H'ghar y su consejo susurrado a través de Braavos: Valar Morghulis, podría servir como ayuda o amenaza. Depende del número de enemigos. Que, por otro lado, algunos identifican con otro personaje que pronunciara aquella frase: “Hay un solo Dios y su nombre es Muerte".

Season 3: Primera Parte de Tormenta de Espadas.

Esta tercera promete bajo los tejados y los arcos de salas, en las almenas de castillos medievales; pero, se complica sobre las arenas de un desierto, como el Sur africano, se enroca en las torres de invierno. Enemigos mortales, se enredan en una madeja elástica, donde en ocasiones no se ve principio o final, donde las estrategias económicas marcan los siguientes movimientos. Año tras año, secuencia a secuencia, palabra a palabra, se instala la guerra.
Por encima incluso, de aullidos de ultratumba que no acaban de romper las disquisiciones o necesidades ocultas, en una magnífica obra de la literatura universal, pues, aquello inicial que fue desmembrado, ya no podrá volverse a unir ni rodar de nuevo... o tal vez, sí. ¿Quién conoce el futuro...? Él, solo el pasado.

O acaso, se alguien pensó en primera instancia, que dos entidades tan extremas y distanciadas como una Targarys y un dothraki, se podrían fundir de aquella manera indivisible, que la fuerza bruta se complementaría con el aliento ígneo de unas gigantescas fauces o una cabellera rubia, la educación con ejércitos salvajes... Con Jaime capturado, esperando una ejecución muy particular, los Lannister han contraatacado con barrotes impenetrables sobre las hijas de los lobos. Justo a tiempo, para oler la chamusquina que la posible sucesora ha emprendido muy lejos de allí, acabando con la vida de zombie de un bárbaro sureño, matando a la bruja, que le dejó en dicho estado y empollando a sus futuros hijos, madre de tres dragoncitos, sin sentir un ápice de calor o daño por quemaduras.
Aquí, va a pasar algo en los cielos... enorme y elevado. Aún, con todo ese poder recalcitrante de sus antepasados, Daenerys tendrá que buscarse aliados y un poco de líquido elemento para sobrevivir... alrededor de esa expresión que formulará un estado de ánimo alterado o Valar Morghoulis.

Estamos en la antesala, de la denominada por el novelista, Mr. Martin, Guerra de los Cinco Reyes, aunque no posea la misma estructura, no lineal, de los libros. Con un Bran Stark, que gobierna en la penumbra particular de su silla, a la espera de la vuelta imposible de sus hermanos mayores y la clarividencia absoluta, cuando experimenta sus primeras y breves percepciones del más atrás. Mientras, unos grupos o bandas de otra naturaleza, se dejan asomar por el Norte, existe una purga existencial y fundamentalista en Desembarco, una fuga del brazo fuerte de un herrero, la desesperada huida de Theon, gracias a la intercepción de un tal Ser Davos que toma fuerza en la serie, los Greyjoy una familia que nos dará que hablar en el futuro, y padecer con violencia... como la maldad que se aproxima desde la blancura azulada.
Inquietos, nadie e incluso la futura "Nadie", se esperaría lo que está por ocurrir en la Fortaleza Roja, viendo la extraña pareja formada por Arya camuflada y una Big Mountain de músculos inestables, que irán mejoran con el tiempo y los golpes, ni los presuntos matrimonios de la viuda Stark o del escurridizo consejero de Tyrion, ya mosqueado sobre manera con sus insultos o tejemanejes. Ni este curioso triángulo, compuesto por un tal Renley, Margaerys la usurpadora y el ínclito Loras, en prisión. Por el otro lado Lannister, la unión de Sansa es repasada con ultraje matrimonial, con un mirón de excepción y ponzoña de represión en los látigos.

Sí, hermanos oremos por los caídos en batalla, por los heridos en miles de ellas, por juicios guiados por la guillotina, incluso, por aquellos que fueron rechazados por otros hermanos, o hermanas. Por padres y lobos, que empiezan a comprender su error... por los maltratados fugitivos y salvajes de extramuros, por el tablero y sus reinas.
La fe se multiplica, cuando los muertos nos acechan por las noches o la ruina atraviesa las paredes de nuestras desvencijadas casas, no la de los señores del acero, que se encargan ellos mismos, de traerla o enviarla a nuevas localidades aledañas... Incluso, a cientos de kilómetros, al norte, esperando que la guardia termine con ellas o algo desconocido, salvaje, macilento, enorme, pútrido... aparece la unión en su contra. El horror, de aquella señal de peligro, tendida y desnaturalizada sobre la superficie nevada, era una advertencia de lo que estamos viviendo, de lo que no esperamos, mientras algunos se encargan en condicionarlo y enrevesarlo todo, en revolver los miembros cercenados en batalla, hasta dejar el futuro casi irreconocible... esperando la Muerte y su Lord.

Entre los borbotones de sangre y otros fluidos, se enlazan las maldiciones por amor u odio, se visualiza otro tipo de horror que proviene de nuestras propias manos, o ensucia las de su consejero en Desembarco, o Mano derecha; separa la memoria de nuestras vidas en la naturaleza, alejadas de la envidia y el deseo, del dolor y la lujuria, de la esclavitud y la ira, de la falsedad y la necesidad, del fracaso y prepotencia.... el que desea muchas cosas o almas.
Por supuesto, vamos conociendo historias paralelas, afluentes de la gran batalla que se planea entre Cinco Reyes, si bien nos falten algunos flecos épicos y secuencias poderosas. Se magnifican los diálogos épicos, que nos enseñan distintos valores en la condición humana, a los que el público se acoge o repudia al verse reflejados intelectual o socialmente, en sus superficies de cara al resto, o a través de sus pensamientos internos. Personajes como los Inmaculados aparecen en las denominadas Ciudades Libres, tras batallas versus dothrakis y las fuerzas esclavistas de los Hijos de la Arpía, tomando una bebida energética o vigorizante, tras su lastimosa pérdida. Promoviendo nuevas purgas sobre las Arenas, donde se roban dragones, no sin impunidad, con látigos de nueve colas, se someten conciencias en urnas herméticas como cajas fuertes. Son guerreros impávidos, de estilizada figura. Se van aproximando... los hijos de la guerra.

Season 4: Segunda parte de Tormenta de Espadas (y capítulos sueltos de siguientes libros)

Las noticias van llegando arrastradas como las plumas al vuelo, por encima de las cabezas cortadas, los miembros rebanados y las tripas, saliendo del organismo para dar otra vuelta, de tuerca, a nuestras percepciones del Mal. Se genera de este a oeste, de esta enquistada isla superior, desoyendo una confesión descarnada, frustrando los impulsos de otra ejecución filial, por lo que se verán sometidos a acuerdos y recuerdos aciagos. Pero, desestimando cualquier tipo de misericordia, ante una debilidad, posible deserción o traición al nombre de la familia, emprendiendo nuevos caminos hacia el conocimiento y la aseveración de la inconcebible amenaza, para algunos.
De norte hediondo en el aliento, se arrastran sin desear el dinero de un sur endiablado, cegado por el poder de una Mano o Consejero en la Moneda y otra en pérdida, revistada de guante metálico, pero ortopédico. Siempre prevaleciendo el trono de Hierro, intacto y eterno, en las conversaciones confabuladoras y sobre los rostros emergentes que saldrán desde Poniente, a las elevadas fortalezas de otras casas (enumeradas algunas) y pertenecientes a las poderosas familias de estos Siete Reinos.

Sin olvidar, a esos seres (no del inframundo por ahora) que pululan o retozan alrededor de la carne, de los insectos que contagia enfermedades susurradas al oído, o de las ratas que se alimentan como pueden en las calles de sus ciudades medievales o sucias... o aquellas que, simplemente, abandonan el barco por diversos motivos... desvaríos políticos o amorosos, conjuras de voces en penumbra, rivalidades etimológicas y genealógicas, robos, asesinatos, venganzas, rendiciones o búsquedas de fortuna, en otros lares. Atravesando el dolor, el miedo, el deshonor... y el mar bravo o Angosto.
Con ellas, las palabras, que remarcan encuentros fortuitos y luchas esperadas, coronaciones y batallas de estirpes ancestrales en los albores de esta civilización, imaginada. Rezos lapidarios y peticiones imposibles, que dejan fisuras en las sociedades, frases confrontadas por la sangre de sus parientes y la historia de sus monstruos. Alardes de metal fusionado y afilado, entrechocando en nuestras cabezas que piden más leña arrojada a la pira funeraria, o el fuego de sus dragones.
Ahora separadas, esdrújulas en odiseas interminables, sobre un revoltijo de honor, lujuria y tripas, enredadas por extrañas conveniencias, que engendrarán nuevas noticias, allende los mares, y parirán ejércitos gigantescos.

Proliferan las ancestrales religiones, semejantes a los ecos reales de ahora, elevadas a los altares del poder y la gloria, deshonrando la caridad y misericordia, peleando con la fuerza del músculo y desdeñando la fuerza de la mente, lapidando la esperanza o la empatía, despreciando la salvación, esa que no encadena o mata, sino que libera... salvo excepciones que van a pasear sus miserias entre la muchedumbre. Esa misma que desprecia la inteligencia, pues, se para de mirarse por encima del hombro, que los vio nacer o amamantó, y lo golpean con la destreza de un maquiavélico engendro, hasta hacerse valedores de su honor tortuoso, enfermizo, odioso, temible, en algún momento sádico o patético, risible inclusive.
Y, por tanto, se coronan sacrílegamente, elevándose como verdaderos dioses temidos, todopoderosos y sus egos, más aún. Caerán nombres de segunda fila, volarán por los aires de golpe, diversos miembros de esta nobleza que es protagonista, se verán las caras (o algunas no) con los Caminantes, invisibles hasta ahora, uniendo sus fuerzas con los salvajes de Mance Raynar.... como si no lo desease.

Los movimientos cada día, son más enrevesados o imposibles de mantener, combinando los diversos colores y barajándolos de nuevo, hasta confundir la visión de las cosas, cegar con creencias, alterando los primeros cambios por otros más dramáticos si cabe, mutando lo bueno en malo, y viceversa. ¿Menudos movimientos...? Saltos que van desde la gran capital a dramáticas retiradas, al encuentro del aliento de la "dragona", pasando por mil vicisitudes, donde triunfa los actos machistas o la violencia genérica. Problemas y pesadas cadenas, que irán desde las estratagemas marítimas, encarcelamientos y emboscadas fluviales, a contagios inimaginables de los llamados Hombres de Piedra... encuentros inesperados y trifulcas perrunas en cantinas, entre caminos cruzados. Desvaríos de la mente, en aprendizaje de cuervos, y cacerías de lobos.
Desde promesas hechas al viento, a una confesión descarnada, bajo la hoja afilada de una espada, empuñada por el puño de hierro de un norteño, cobijado bajo las pieles del venado cazado o el depredador salvaje, todo el odio empieza a moverse. Antes de estar caracterizada con la flexibilidad de un asesino silencioso, agrandada por la nobleza de la estirpe y el recuerdo de la paternidad arrebatada. Amantada por los pechos de una loba y defendida a capa y espada, a golpes y borracheras en torneos disparatados, entre justicieros e injustos. Ella crece.

Reclamando, el honor perdido o las tierras venideras, con sueños de putas, deseando los galones de oro prometidos y galeones rápidos para su era tecnológica, con esas damiselas a su servicio y resaltando la obra patriarcal, con vino más sexo, excesos de la vida, casi imposible en este mundo... incluso, la necesaria libertad. O la venganza.

Quinta, no vencida, entre Vientos de Invierno.

Posiblemente, una de las más emotivas o espectaculares.
The King in the Nord, gritaban con algarabía, cuando los hermanos más reclamados en principio, parecen desligarse o fallecer en manos de los tendenciosos o elucubradores, cuando asestan el golpe de gracia al rival, que es el padre.
Los ojos de otro joven elegido, ya no estarán tan animosos o impertérritos, porque ha conocido lo que existe más allá de la frontera vital, de la empalizada que separa tu vida de la resurrección... además, de ser visitados por otros en la letanía, que se muestran cada vez más fríos y distanciados de tu sangre, o no.Los padres ya no existen, porque se mueven con la misma frialdad, que los blancos, y esa mayor necesidad de derramar tu esencia, para mantenerse de pie y nutrirse, como las plantas lo hacen del suelo, sin avisar ni prescindir del arraigo o el nacimiento, al menos el físico, no el emocional. Es decir, alimentado por el esfuerzo en la batalla de sus hermanos, o mediante la carne de ellos, no dejarían esta vez, ni los huesos. O sí, para airearlos de nuevo.

Todos los espectadores, incluso los cuervos aparentemente impávidos, los hermanos enfrentados, los hijos maldecidos, las hijas cambiantes... lo estábamos esperando. La presencia. Ya llegan las almas... sin pena. Se acerca y respira, o no, el impávido invierno.

Sam es el héroe nada imaginado, el curandero de piel y corazones, por su hermano, no amigos de los anillos en otro libro. Por lealtad y comparecencia del vidrio del dragón, por un golpe de suerte. Por su creciente paternidad y amistad, comparable con los demás Sam de aquellas, otras Compañías... Igual que la espada valyria que traspasa las manos y los huesos de enclenques enemigos, no apriori.
Paralelamente, por esta quinta entre Festines de Cuervos y Danzas Dracónicas, veremos a hijos de Arpía, luchando contra Inmaculados, liberados como un Gusano grisáceo, arrebatado de sus tentaciones sexuales, aunque no de lengua. No de su brazo armado, para levantarse contra la injusticia y el ultraje, la protección de la amada, añorada.
En las tierras del Sur, aparece la imagen sensual de una mujer de nombre Ellaria y sus hijastras, maestras de la lucha genérica.En el Norte, desnortado por las bajas temperaturas y las otras, se aproxima una elección que dejará a muchos petrificados y otros mortecinos sobre la nieve. A la hermana fugitiva en una extraña casa en Blanco y Negro, con caras colgando de las paredes y una Niña Abandonada, que se las hará pasar p...

Encarcelamientos esperados por ilegítimos deseos, al trono u otros, liberaciones de hermanos incomprendidos, quemados en la hoguera que son salvados a base de flechazos, amores que seducen al lobo solitario, en busca de nuevas camadas o compañías... ya llegarán, más tarde quizá, en otra hora y estampa... Tal vez, la de Rey.

Season 6... Final de Libros, por ahora.

El problema de comenzar a ser originales, ahora, es que el siete puede transformarse en una auténtica pesadilla, a pesar de los seguimientos iniciales y el suspense que se incrementa, como una tormenta de nieve imparable, como un círculo de muerte que nos rodeara.
Aquí los pecados, se pagan con penitencias y deshonra ante la masa enfurecida, las creencias se caen como naipes o comodines, arrojados por un ojo abierto al pasado, la ofuscación familiar crece ante las idas y venidas de sus protagonistas, su resurrección increíble frente a la traición inesperada o la resistencia orgánica de otros que aún colean, que fueron afluentes y se encuentran en las puertas del infierno, blanco. La tristeza ilusoria, con que deberían haberse empezado a contar las cosas de los Siete Reinos, las siete vidas o la séptima temporada... he dicho, u Hodor. Aquel que habla poco, para expresarlo todo.

Los malvados, con acento en el Mal, se endurecen hasta límites insospechados y derrotan a todo el que se acerque a sus perros, te llames Stannis o seas un isleño no convencido de su resistencia mental, o de su fuerza moral de cintura para abajo. Por ejemplo, la bella Margaerys acepta sus pecados, en el sentido reiterativo de la jefa de los Lannister, el Matarreyes sella su amistad con un Pez Negro de la casa Tully, la oveja negra de la familia plateada, el Caballero de la Puerta, Ser Guardián de las Marcas del Sur. Los nobles Stark se ven obligados a una lucha encarnizada con los Bolton o lo queda de ellos, pedacitos. Mientras, el Septo Baelor explota, por incompetencia y odio en las alturas cercanas de la Fortaleza Roja. Más, llega el Invierno con mayúsculas.
Daenerys pasa de las Arenas y los esclavos, pasa de los acuerdos de su Mano (que empieza a hacerse números o cuentas de muertos), porque no tiene tiempo para alimentar sus verdaderos deseos, ya nada ocultos para el resto, sino vitoreados. Su mirada y sus dragones, por encima de Khales o cuales, de viciosos y gladiadores del honor, de esposas olvidadas u horteras de arena, de padres e hijos que no quieren conocerse, de eunucos u otros hombres pequeños en estatura moral, de serpientes, no aladas. No atesoran, inteligencia ni pragmatismo como el tuyo, solamente Guardias Reales alejadas y camufladas milicias con fe, erúditos de la mentira e inconfesables relaciones, entre el amor y la gloria, dinero... La enemiga aguarda.

Cuando quieres confundirte con "Nadie", acabas herida o con el recuerdo de un Frey. Cuando, otros nuevos reyes se enfrentan a pájaros de mal agüero y terminas saliendo por la ventana, debido a mordeduras no esperadas del corazón, que no superan la longevidad de otros padres arriesgados, ni mucho menos. Este golpe es de los que cuesta superar, pero la pareja de pájaros enamorados (hasta hoy), se recuperan a base de sacrificado espíritu y santificado placer por el poder absoluto. En contradictoria imagen de un héroe a la fuerza y la madre de sus futuros hijos, presentándose en un hogar abandonado por desencuentros, y ahora, aumentando por motivo de desprecio salvaje, quizá por que sus cimientos se alzan sobre el racismo y una Colina llamada del Cuervo, esto es, un asunto demasiado negro.
Otros pasodobles, de sangre y fuego visceral, nos marean con sus inconsistencias, son Theon y Asha, Jon y Sansa, atraídos por el placer de la venganza y sus diferentes personalidades, para recuperar los amores, las casas y la hegemonía sobre sus rivales. Múltiples y resucitando por doquier. Mientras, Arya a lo suyo y su lista, a la misión que vio encomendada desde aquel desagradable capítulo, que traerá más tela que cortar... y carne.

Pero, sin duda, esta sexta quedará marcada por la extraordinaria vuelta a atrás, en la mirada del fiel Hodor y su forzada cerrazón, quizá próximo a los gigantes y su fuerza que, en cambio, no puede detener la entrada en su mente regada de inocencia, por parte del poder de un Cuervo de Tres Ojos. Amigos para siempre, a pesar del en la salud y en la enfermedad.
Algunos maestres pensaba que la reina cadáver del Rey de la Noche pudiera haber sido en realidad la hija de un Rey Tumulario, mas la serie indica que los Hijos del Bosque, lo crearon para defenderse de los Primeros Hombres y su capacidad nociva, para destruir la naturaleza. Después, el suceso se saldría de madre, y el Rey de la Noche empezaría a resucitar su ejército blanco, de incansables caminantes y sus esqueléticos animales, emitiendo su cántico inmortal.

En otro sentido, en el siete quedará meridiano... Habemus, nuevo choque de Reinas. Blanca y negra.
Ha llegado... el inevitable 7 o roto para descosido.

El dolor lo impregna todo, en la vida y en la muerte también. Con sucesivas embestidas de violencia física y psíquica, destrozando los cráneos y rebanando los cuellos, derritiendo cascos de oro sobre ellos, fracturando columnas y descabalgando a sus jinetes, con un golpe definitivo. Se mezcla con las estratagemas viciadas y las marrullerías, las chulerías y la soberbia, destrozan los signos valerosos e indica el agobio de las huidas, de los desplantes caracterizados, los engaños y los destierros forzados, el honor y la displicencia, aumenta con los gritos de una violación, de una expiación o una excomunión, de una vejación o de un sacrificio. Porque el dolor sobrevuela a los protagonistas convocados, a una fiesta de la sangre y el miedo.
Otros manipuladores se encargan de las voces, que intentan sofocarlo con indicaciones indiscretas, con falsedades al descubierto y traiciones que, nunca, serán desveladas. Al menos, en la dirección deseada, sobre tramas oscuras como un pútrido meñique cortado, acólitas opiniones justificadas por su orgullo o altanería sin fin, demostraciones de odio injustificado o puede que sí, depende del color de los ojos y el dinero. Se esconden en sentimientos, en relaciones parentales o fraticidas, combinan en brebajes multitudinarios, frustrados nonatos, provocan duelos al mediodía y corta cabezas al atardecer, cuelga de sogas o camas tortuosas, combates gigantescos, leyendas demoledoras, enormes como una montaña o voraces como un perro rabioso... Provocan desmembramientos, conversiones, muerden con colmillos o destrozan con garras, de animales y otros seres imposibles, gore poco digeribles para algunos, mares incendiados, arterias como fuentes, ríos de inmundicia, muertes de hambres y muertos hambrientos.
Todo es posible en la casa del señor... del verdadero espíritu norteño, El Señor y Rey de la Noche... la de los muertos vivientes.

Con 19 directores distintos, contemplando un montón de episodios y frases amontonadas, pareciera que en la séptima Alan Taylor con 1, Jeremy Podeswa, Mark Mylod, Matt Shakman con 2 cada uno, han pecado de un montaje caótico, de palabras sueltas y escenas algo repetitivas sobre la marcha, la acción de un grupo que debiera haber sido mítico.
Por otro lado, algo decepcionante la poca resistencia de una multitud de Caminantes Blancos, plomizos y quebradizos, como dedo Meñique. Lo peor, algo aburrido. Particularmente, pienso que este penúltimo peldaño o Compañía de la Muerte, debió empezarse a gestar desde el cuarto capítulo y desde ahí, crecer en épica o heroísmo bélico, empezar a visualizar las estrategias al Sur, complementando su odisea en la nieve y el hielo, la espera... las complejas relaciones de dos bandos enfrentados, con una amenaza mayor, que se frota las... falanges. Son los hijos de Sauron, más macilentos. Es verdad, que nos espera una sorpresa, a los no espabilados o despiertos, pero, no es suficiente.

Espero que se remiende, pero, ha dejado huellas no tan inmaculadas en nuestro pensamiento... bueno, al menos, el mío.

Game of Thrones Soundtrack, by Ramin Djawadi:

domingo, 21 de enero de 2018

Game of Thrones.


Los Antepasados del Dragón.

Echando la mirada atrás, como si fuéramos un furtivo cuervo de tres ojos, nos remontaríamos a aquella radiante etapa en que los reyes y reinas, bufones y guerreros, espías o consejeros, se pasearon entre las fronteras conflictivas de los Siete Reinos. Desde la helada franja del Norte y su inhóspito muro, hasta las islas más apartadas del Sur con sus bellas melodías y mujeres, de dónde proviene la sangre bulliciosa y el fuego en las entrañas. O acaso, ¿su acepción literaria no proviene de una Canción de Hielo y Fuego?
Antes del año del dragón, nos percatamos de que aquellas series que triunfaban innovando o haciendo historia, por ejemplo, sobre las veleidades y tramas ocultas de gobernantes o reyes de tiempos pretéritos, se centraban en gran medida en sus asuntos privados o de la cohorte alrededor suya. Descubriendo sus secretos de alcoba, sus traiciones y sentencias emocionales, las relaciones heréticas y las sexuales, la religión y los complejos, los conflictos territoriales (que no varían), la ambición, robos de identidad, parásitos del poder, maltratos impúdicos o violaciones, justas con amores imposibles, deserciones de los gobiernos y de las guerras... los múltiples decesos por cualquier arma, contagio o veneno.

Campañas sangrientas y vidas recalcitrantes de siglos pretéritos, inaccesibles para los "mortales", como hoy en día. Los ricos y poderosos, se juntaban (no mezclaban generalmente) con los partisanos, en una descripción cronológica consultando fuentes históricas, que se hicieron realidad en nuestras pantallas de televisión, es decir, las ´reales` monarquías se han visto sustituidas por la fantasía de relatos escritos, como las diferentes crónicas del ciclo artúrico, las del Rey de los Bárbaros (Conan para los amigos), los relatos de Jack Vance, los dragones de Christopher Paolini en la saga El legado y Las Historias de Terramar, Las Crónicas de Narnia y de Dragonlance (o su recreación lúdica en Dragones y Mazmorras), de Geralt de Rivia a El Señor del Tiempo, la conversión de El Elfo Oscuro o la más actual conceptualmente Mundodisco, y por descontado, aquella odisea de nuestros amigos de la Compañía por la Tierra Media.

Sin embargo, con la llegada de las primeras y gélidas corrientes de aire, a nuestros receptores, después de la lluvia catódica y mucho antes de la caída de los primeros copos de nieve, la imagen en movimiento de ha trasladado al calor del hogar... si puedes mantener una buena calefacción o el aliento de un dragón. Con Juego de Tronos, ha mutado la acepción principal de la aventura y el terror, con este nombre del primer libro del archiconocido escritor estadounidense, George R.R. Martin y su saga inacabada.
La producción de la cadena HBO, propiedad de Time Warner, ha abierto la veda a las aventuras de caballeros andantes y visionarios, con las adaptaciones para televisión de dos guionistas, como D. B. Weiss (próximamente, la precuela de Soy Leyenda y un remake de Están Vivos) y el director David Benioff (Troya y X-Men Origins). Pero, nos trajo algo más... aquellas aventuras apócrifas e historias mágicas, plagadas de monstruos humanos y de los otros, llamadas "espada y brujería", con sagas y familias interminables, que crecieron alrededor de las antiguas novelas de caballería y cantatas épicas de la antigüedad. Creo que será, un no parar...

Así, la trilogía de las especies y el gran ojo de Sauron, El Señor de los Anillos y sus mundialmente conocidos personajes, se abrieron camino en las salas de cine, con el alcance tecnológico de los novedosos efectos digitales. Ya, historia del Cine, gracias al director neozelandés Peter Jackson, tras aquel divertido intento con animación de efecto rotoscopio, propuesta por el británico Ralph Bakshi (El Gato Fritz, Cool World).
En esos momentos, es complicado hacer un relato de los diferentes visionados personales y las siete temporadas que se llevan emitidas, con espacios intercalados al gusto del consumidor o espectador. Mas, me aventuro a ofrecer una visión particular de los hechos acaecidos en el pasado, con vista a la famosa batalla de los Cinco Reyes, con cambios en el poco práctico, Trono de Hierro y sublevaciones de las tierras del Norte o las Islas del Hierro... y ya la tenemos montada debido a la pluma de Mr. Martin. Con las casas nobiliarias entrechocando sus escudos y espadones, los brillantes Targaryen y los oscuros Tyrell, los vapuleados Greyjoy, Baratheon y su cruel Joffrey, que da pie al incesto de los rocambolescos Lannister y su enfrentamiento primordial, versus los colmillos de los Stark. Todos se irán mezclando como la carne picada a la brasa, e intercambiando sus fluidos corporales.

El comienzo de la Canción...

Justo el ánimo se desbordaba, al escuchar los compases de su juguetona y épica, banda sonora, como las fichas cambiantes de un juego de rol... ya no se nos quitarían de la cabeza. Esperando su estilizada y alegórica sintonía, aguardando los finales con sus modificaciones en el ritmo y las canciones que recordaban a las cantigas de otras épocas. Más modernas y actualizadas, eso sí.
Lo primero es el impacto visual, con esos incipientes capítulos y la escabechina sobre la nieve, los cuerpos alienados con las piezas de un rompecabezas cubiertas de pieles de animales. Si no te lo esperabas (al desconocer su lectura), ya estabas avisado...


Entonces, descubrimos que la tele se podía convertir en un atractivo espejo, tras las lindezas de los Soprano o las disfunciones hogareñas y subterráneas, de A Dos Metros Bajo Tierra, llegaron las eréctiles... o no. Era otra historia narrada en imágenes, para las nuevas generaciones de espectadores y los antiguos, en base a la creación de dos continentes ficticios, se rumorea con el perímetro gráfico de las Islas Británicas, propulsando una nueva forma de narrar las leyendas de aquellos libros de aventuras o romances cantados.
Las localizaciones inverosímiles o mágicas, se tejían con violencia inusitada y, por supuesto, las tremendas criaturas que describían en las tinieblas, que iban a dar paso (con cuentagotas), a choques individuales y multitudinarias batallas que van dejando un reguero de muerte y destrucción.

Juego de Tronos, además, estableció una narración que se alimentaba de actos y sintagmas caústicos, de unos diálogos brillantes y efervescentes que abrían paso a la literatura clásica, a los personajes complejos y sus acciones desafiantes, a la vileza o maldad intrínseca en el ser humano, al valor, al amor y el crimen, a la violencia extrema, a la muerte y el sexo. Como si fueran todas las acepciones, la misma figura retórica.

Entonces, sus nombres quedaron grabados a hierro y adornos dorados, construyendo universos en los libros, como muestras de la sangre que pertenecía a sus rangos y familias extensas, condecorados como héroes o vilipendiados como perros sarnosos, los nacimientos y los rostros alabados por la fantasía alegórica, la memoria de los huesos impenitentes o sagrados,la magia y la monstruosidad, los hechos cambiados por los vencedores, los olvidados o sacrílegos, los perseguidos y las lenguas viperinas, los cuerpos desmembrados o seccionados, las armas rescatadas al olvido, los pergaminos o trozos de palabras transportados por el viento, las enfermedades o deformidades, la estrategia de la batalla, la uniformidad y la distinción, los restos de animales o seres mitológicos, las construcciones o sus deshechos... la Tierra por la que luchaban en definitiva.
Aquellas imágenes perdidas en los escritos o historias de ficción, que dieron lugar a los actuales tableros para el rol moderno o informático, sumando los jugadores que se metían en la piel de sus increíbles protagonistas y criaturas. Paso a paso, hoja a hoja, cambiando de rostros y de vidas, incluso tras sus muertes y múltiples resurrecciones, recavando datos o desarrollando los sueños, promulgando leyes para los participantes o promoviendo aventuras fantásticas... desde las páginas escritas por Mr. Martin, a los guiones adaptados por HBO, pasando por la osadía profesional y técnica de unos equipos fílmicos, encabezados por sus creadores narrativos y adiestrada con mano de hierro, por sus directores.
Desde el primero Timothy Van Patten (Los Soprano, Boardwalk Empire) emparentado con el recordado protagonista de series televisivas o comedias como Spaceballs, Dick Van Patten, y el gran Martin Balsam; pasando por directores y guionistas, como Thomas McCarthy (The Station Agent, Spotlight), Brian Kirk (Los Tudor, Penny Dreadful), todoterrenos televisivos como Daniel Minahan y David Nutter; hasta Alan Taylor (Thor: The Dark World, Terminator: Genesis).

Aquel tiempo pasado, fue mejor y ha podido retornar. Va inculcando una nueva forma de enfocar la ciencia ficción o la literatura juvenil en la televisión, convirtiéndola en adulta para regocijo de nuevas generaciones y antiguos lectores, que se sometían a la visión de un genio en vida, encariñados con sus protagonistas u odiándoles por sus extraños movimientos, viviendo las diferentes condiciones sociales de un territorio salvaje y extremo, gozando con sus conversaciones privadas y sus relaciones inestables, follando hasta la satisfacción o creación de una nueva vida, luchando como bestias, laureados significativamente en sociedad o sintiendo sus pérdidas.
Porque, siendo un cuervo de tres ojos, quién te iba a impedir escrutar sus manifestaciones privadas, adentrarte en peligrosos terrenos, en sus prácticas abusivas, en sus páramos congelados, navegando bajo el fuego y el viento, cabalgando a lomos de una inmensa criatura, aprendiendo de errores y libros ancianos, de enfermedades incurables y maldiciones, viendo correr la sangre bajo tus alas, despertando su mirada... sintiendo lo que padecían estos héroes legendarios, náufragos y villanos literarios, de forma que pudieras jugar a cambiar de rostro, de caras o de vidas, como gobernante progenitor, fruto incestuoso, cortesano licencioso, mano del rey vilipendiada, prostituta resistente, amante bandido, niñera gigante, pensador ladino, obsceno traidor, esclavo o asesino, sin más.

Junto a ellos, hemos recorrido localizaciones históricas y tierras salvajes de Estados Unidos, Reino Unido, Croacia, Islandia, Malta, Marruecos y España, más la producción sincronizada en los Titanic Studios de Belfast. La lista de parajes naturales y plazas, sigue aumentando.
El Trono de Hierro está esperando un nuevo trasero o pájaro de mal agüero... juguemos pues.


No sabemos bien de que localidades se estaban hablando, parecerían los continentes y razas de la Tierra, sólo que más comprimidos y con mala leche. Solamente los agraciados con la lectura de los libros de George R.R. Martin, parecían sincronizados a sus tramas de caballeros andantes, serviciales a sus reyes o no, eran unas tierras extrañas como las fronteras entre el bien y el mal, de J.R.R. Tolkien, el ático convertible en Fantasía de Ende o la fabulosa Camelot. Con el mapa extendido sobre tu mente, nos fuimos remontando por los distintos reinos y las épocas ancianas, dónde existían los seres mitológicos y la magia negra, los asuntos incomprensibles que, entonces, no se definían aún como paranormales, sino que expresaban la fantasía de sus autores.
Poco a poco, nos íbamos adentrando en sus ciudades espectaculares y nombres reservados para la literatura fantástica, a pesar de los recortes económicos y los panorámicos de un salón de estar, nos sumergimos en sus bosques helados, para descubrir una terrible amenaza que descuartizaba a sus víctimas de manera horrible y adentrarnos en las fastuosas cortes que escondían secretos de alcoba y de estado. Una era apartada y trágica, como otras del pasado y el futuro, cuando los hombres y mujeres se estremecían ante la inminente llegada de un nuevo y crudo invierno.
El frío de sus miradas y ardorosas acciones, se fue instalando en nuestro pensamiento, para describir caídas imposibles que escondían secretos inconfesables, mientras las noticias recorrían la región de este a oeste, de norte a sur, trayendo noticias amarradas a una pata de cuervo, y significando la proximidad de una tragedia apocalíptica. Nosotros, ya estábamos al cabo, desde la huida indiscriminada de aquel joven jinete, cabalgando sobre los restos de sus compañeros y el hambre de los llamados Caminantes Blancos, hasta comprobar la ley regia del elegido en el Norte. Sin compasión a primera vista o corte.

Aquel tramo fue impactante para todos, o casi. Ya que, todavía, quedaba mucho por ver y escuchar, desde la euforia entonada a través de su banda sonora, o las confesiones de sus protagonistas que crecían en interés proporcional a sus actividades salvajes o amatorias. Hasta alcanzar las cumbres desconocidas de aquel hercúleo frontispicio, como una catedral de hielo que elevara sus plegarias de salvación. El Muro se formulaba como una frontera de hielo ante los salvajes norteños o la gélida muerte, un cerco al Rey de los Muertos más bien y sus miles de osamentas afilados como una espada valyria más dura que el acero, apuntando a la cabeza de Poniente... un protector insigne y magnífico bastión, de las miradas azuladas como cielo, pero, con las intenciones de un dios infernal e invernal que infringe miedo en cada exhalación, un lugar desde dónde vigilar el horror, sin notar las escaramuzas a leguas de otros habitantes de Los 7 Reinos.
Su descubrimiento por parte del entregado público, en aquel abril primaveral de 2011, fue florido y entrañable. No como el de las miserables vidas de los miembros allí destinados, merecedores o atribulados gracias a sus ´propios méritos`, la inestimable ayuda y factor de seguridad para el resto de ciudadanos de los territorios al sur, de la reconocida Guardia de la Noche, dirigida hacia la oscuridad o la blancura, por los diversos Lord Commanders.

Los Buenos, Los Feos... y Los Malos.

Por descontado, aquel día primerizo del comienzo del año uno, temporadas antes de la llegada a territorios sureños de las incipientes nieves, nos susurraban alientos fétidos con cara desencajadas por el odio y acusaciones que resplandecían sobre las picas de la soberbia. Los nuevos reyes y sus lenguas bífidas, arrastraban a otros queridos personajes a una turbadora decepción, con sonidos de tambores de guerra en el horizonte, con los últimos rayos del Sol, creando sombras en las almas de los familiares condenados. Y alguna tortura espiritual, de los que no osaban levantar su voz.
Nuevas y terribles amenazas provenían de reinos desconocidos aún para los neófitos de los libros, con personajes que sustituían o vengaban las muertes más horrendas y, las reclusiones más tortuosas para la carne y el espíritu.

Todo comenzó sin recuerdos, al principio del todo y del vacío en aquella escalada desgraciada, tras quince años de una guerra civil, que se nombró por los participantes en ella, como la Rebelión de Robert o la Guerra del Usurpador. Por la que Robert Baratheon, antiguo Señor Bastión de las Tormentas o El Demonio del Tridente, borrachín mujeriego (como no podía ser de otra forma) interpretado por el actor británico Mark Addy (The Full Monty, A Knight's Tale), se convertiría en esposo sufrido y distendido, de la furiosa Cersei Lannister. Pero, que expulsó del Trono de Hierro a los Targaryen, miembros legítimos del cargo, proclamándose rey de los Siete Reinos, y derivando a las diversas casas a una cruenta guerra de soberbias enfrentadas, entre el sol de Poniente y la tierra separada de Essos.

Robert Baratheon es mujeriego y distendido, un rey indolente que no pertenece a la realeza y que prefiere la lucha, la comida y bebida, las mujeres y la caza en terrenos montañosos. Amigo de sus amigos, delegó la función de gobernar en sus llamadas Manos del Rey, primero Jon Arryn del Nido de Águilas (casa de reyes anidados sobre los Targaryen), tutor de aquel y del siguiente, entroncados lealmente con la casa de los Stark y sus fieles líderes. Una familia del norte, lobeznos gigantescos de armas y vidas tomar, de saltos imposibles, amores desgarrados, sufridores de odio Lannister, libertadores de eunucos y esclavos, protectores del Reino. Lenguas venenosas versus dagas asesinas, caretas sangrientas, corazones sin vida o no, huellas borradas por la nieve y las picas.
Por tanto, durante la primera temporada, tomamos demasiado cariño a esas figuras paternas, forzadas a una situación inestable, a pesar de los pesares, de los ruegos y la violencia que se aproxima. A sus valerosos hijos de nobleza nival y orgullo equidistante al valor, camadas del frío o amistades íntimas de los wargos del Norte. Entre juegos de tiro con arco, bailes no tan regios y flexibles como los contoneos del sur caliente, luchas a espada más aguzadas, descabezamientos por orgullo de casta y menos camas cruzadas que en esos otros lugares más cálidos y libérrimos del continente fantasioso, se va instaurando la confusión sobre el futuro de sus estirpes.

En este tablero de ajedrez, sacrílego y desdichado, las fichas no paran de moverse, tumbarse sobre otras y devorarse entre ellas, convirtiendo el oro en negritud farisaica, el amor en sexo prohibido y la claridad en fuego, si lo permiten las cuentas. La nieve muta en topos sangrientos y la blancura se eleva, semejante a la resurrección de un cuerpo índigo o supuesto bastardo. Sobre el cual, giran las inquietudes de la sangre y el semen, los sacrificios y los episodios de traición o venganza, multiplicando la visión distorsionada de las distintas familias.
En cualquier dirección que cabalguemos, junto a la Mano que se ofrezca o demande, como el enorme Eddard Stark o Ned para otras cabezas amigas, con la piel de lobo del sacrificado Sean Bean, protagonista en grandes gestas cinematográficas, desde Juegos de Patriotas o Colinas de Silencio, a las escaramuzas legendarias de Troya y la gloriosa Tierra Media; bueno, pues crecerán los desvaríos por el poder de cerebros incautos, sentimientos que se disipan ante la gloria o el sacrificio, alardes que se consumen en una venganza sanguinaria, entre derrames y revoltijos de sangre.

Juego de Rostros.

Lo interesante de la serie de HBO, Game of Thrones, es que puedes jugar a ser o seleccionar, uno de sus innumerables personajes, principales o no. Como la pequeña Arya Stark, la actriz Maisie Williams (Dr. Who, X-Men: Nuevos Mutantes), transformándose en su carne y adquiriendo las virtudes escondidas o aumentando las habilidades aprehendidas de un representante de Los Hombres Sin Rostro, sobre aquellos defectos o debilidades, que poseían sus caracteres en realidad. Motivándose por las heridas sufridas en el seno de su familia, en su propio cuerpo, aprendiz de técnicas de lucha y su inmortal enfrentamiento entre clanes rivales, apuntados en una lista, desde Winterfell hasta Desembarco del Rey. Así, entendemos sus formas vitales o aptitudes, y nos podemos sugestionar con los protagonistas, entresacando ciertas condiciones singulares o descripciones morales que nos pertenecen de manera intransferible, o simplemente, jugando con aquellas cosas que silenciamos entre el colectivo, o las aptitudes reales que soñamos en algún momento de nuestra vida paralela. Y viceversa.
Yo personalmente, ya he elegido, identificándome con el niño que trepaba a los muros pétreos, sin mirar hacia el abismo bajo sus pies livianos, no los congelados que quedaron infranqueables debido a su condición de infortunado voyeur u observador impenitente, con ese frío amigo de Hodor en que se convirtiera y la misteriosa mente tras el Cuervo de Tres Ojos. Aunque, también pudiera absorber destellos brillantes o no, de otros elementos de los irreverentes Seven Kingdoms, a pequeñas cucharadas o tragos de vino, o aquellas esencias mortales de otras fuentes, saltando de efigie en efigie... Ahora, vosotros elegís de entre las numerosas páginas y relatos plagados de caras cambiantes, o sugerís entidades sobre las imágenes que planeasteis o visteis en vuestros sueños. Quizá, pesadillas...

Poniente ha sido siempre un lugar de abatimiento y victorias, por los cuatro puntos cardinales se establecen los desarraigos personales y las conjuras territoriales, para determinar el siguiente trasero acreedor a sentarse sobre el gran Trono de Hierro... esperando que sea lo más sensible, mesiánico y bello posible. Aunque, el poder lo ostente alguien nombrado como gran khaleesi de los cruentos Dothraki, cuyos antecedentes históricos parecen basarse en pueblos como los mongoles o los desarraigados hunos, y su fruto se alce sobre una leyenda entonada o representativa de su familia Targaryen, con el poético lema: "Soy Daenerys de la Tormenta de la Casa Targaryen, la Primera de su Nombre Reina de los Ándalos, los Rhoynar y los Primeros Hombres, Señora de los Siete Reinos, Khaleesi del Gran Mar de Hierba, La que no Arde, Protectora del Reino, Rompedora de Cadenas, Madre de Dragones, Señora de Rocadragón"... una canción que suena a justicia, libertad y fuego.
Quizás, si eres fémina (u otro género), te veas representada por los valores éticos y personales, de la actriz londinense de pelo tintado, Emilia Isabelle Euphemia Rose Clarke (Terminator: Génesis, Solo: A Star Wars Story).
Reclama para sí, y sus criaturas, casi nada, el gobierno del Norte, Los Ríos, las Islas de Hierro, el profuso Valle, las lands del Oeste, las Tormentas y de la Corona con su archiconocida capital Desembarco del Rey, el denominado Dominio mayor en población de los Siete, y Dorne.

Tanta estima, que parecían inmortales envueltos en pieles ante nuestras miradas y paladares cinéfilos, a pesar del acecho de la muerte en vida arrastrada de un hilo argumental o noble sin alma, sediento de ellas. Nos vimos con ellos, bebiendo y riendo por sus aventuras pretéritas, junto a gobernantes regios y sus reinas de desembarco emotivo, sus romances aparte con otras agraciadas o todo lo contrario, por su condición emérita a causa de la guerra o virtud del escudo familiar, o como gustarían llamar algunos del ´poder reverencial` de sus varitas mágicas o la muerte súbita entre sus sables sagrados... si es que aún los conservan intactos.
Aquí, podríamos conservar los nombres de ciertos personajes y sus actores protagonistas, añorados por todos o admirados por un puñado (del otro lado) más siniestro, si bien los espectadores menos avezados o con menos memoria, no recordarán los entresijos de aquellos sucesos del ayer, a primera vista, sentados ante el televisor hace ya 7 años. Cómo pasa el tiempo en los prostíbulos y los estragos de las borracheras, que diría Tyrion Lannister o el gran actor preferido por la gran mayoría de seguidores, por algunas de sus prodigiosas intervenciones o poderosas declamaciones, ensalza la inteligencia y el gusto por los placeres de la vida. Con amor y sapiencia.

Mientras los jugadores al otro lado de la pantalla, saltan de casilla en casilla, buscando otros lugares gratificantes como un catre de un prostíbulo o degradantes como un escupitajo en el rostro partido por el acero. Grandes batallas y derrotas, aunque se pierdan varias piezas del ajedrez o las damas, en el combate del espectador con las caras, el público se identifica o reniega de otros caracteres, desde sus propias y confortables casas.
Algunas identidades desaparecidas, se reencuentran y fornican por diferentes motivos, otros caracteres raciales perecerán para siempre, porque las páginas dictan su inmisericorde sentencia. Algunos nacen, siguiendo las palabras sagradas y hechos descritos por su hacedor... en un gran nervio fluvial que arriva, la Guerra de los Cinco Reyes, con los siguientes personajes discurriendo en afluentes o vuelos rasantes de violencia.

La violencia es uno de los puntos fundamentales en los que giran los diferentes componentes, como el humor, el sexo o el diálogo.
Los Baratheon de Rocadragón y su bastión de las Tormentas, su antecedente narrado aquí como the King Robert es ancestral, procuró su lema "Sangre y Fuego" por el secuestro de su amada Stark en la gran Rebelión. Contra los antiguos Targaryen del gran rey Aegon I de los Tyrell y Daenerys la Elegida, forjador del Trono de Hierro en la era Valyria. Éste apodado El Conquistador (después los siguientes serían peores, según cuentas los libros o crónicas narradas), fue señor de dragones de tres cabezas y de la capital Desembarco del Rey, también, defendida ahora por los Capas Doradas o Compañía Dorada.
Robbert hacedor de la leyenda y de las Tormentas venideras en Tv, con su historia que es un verdadero lío de sagas, familias revueltas y luchas entre Casas, emparentadas o ensangrentadas, que no nombraré. Ya que esconde un engendro proscrito, timorato y vomitivo heredero, llamado Joffrey con la dura piel del actor irlandés Jack Gleeson, y otro secreto. Aquellos, frutos aciagos o engendrados por Lannister (otros con historia sacrílega) y el terrible pretérito en tres ojos. Sus terrenos ígneos pasarían a formar parte de una diosa y una bruja, divididas. Una con el hijo ilegítimo y malogrado Tommen, otra embellecida con seda y fuego. La gran Sacerdotisa Roja, conocida como Melisandre, que aconseja con magia rojinegra y las llamas de un dios todopoderoso, al inaccesible Stannis enemigo de su hermano Renley y separado de Cersei, con aquella Fe de los Siete... Para haberse ´matao`. Al menos, hasta la caída en la Batalla de AguasNegras.

Los Arryn del Valle y linaje de los arcaicos más puros entre los hombres, los Ándalos, con el inexpugnable Nido de Águilas, más su escudo representado con el halcón y la luna plateada. Nido de Jon Arryn y la hermana Lyna, reina que no sabía volar... junto a su esposo Petyr Baelish y su enfermo hijo, pobre dedito cortado.
Los Tyrell son amos de El Dominio y descendientes directos de los ándalos, (una de las antiguas etnias junto a los Rhoynar y los Primeros Hombres), ayudados por Aegon I se convirtieron en amos del Sur no de los suyos fue Mano del Rey, como tantos desgraciados. Ahora apoyan a Renley para el trono de Hierro a través del compromiso matrimonial de la sexual Margaery y esconden un asunto venenoso con la abuela Olenna Redwyne interpretada por Diana Rigg (aquella joven Emma Peel en la serie de Los Vengadores. Los Martell de Dorne, son los descendientes de aquellos primeros hombres que cruzaron el Mar Angosto y, por tanto, amos marítimos más al Sur, enemigos suyos por las lindes del desierto, entre pobreza, esclavitud y sequía. Algo parecido al continente africano, con la bella Arianne, papel sustituido por Ellaria interpretada por una exótica Indira Varma y sus licenciosas guerreras o hijas, las Serpientes de Arena.

Los Greyjoy, con su escudo marino de un mitológico kraken dorado, señores del metal forjado y residentes en la capital de su bastión costero conocido como Pyke, lugar de los Reyes de Piedramar y las Islas del Hierro. Entre los nombres de Balon y Asha, su primogénito Theon y su mansedumbre quedará marcada entre los colmillos y la daga de una casa macabra... hasta la aparición en el sexto del corsario Aeron, agregado a la maldad y la violencia de los siete mares.
Los Bolton, empezaron siendo amigos de los Stark, pero un bastardo llamado Ramsay Snow, apellido de bastardo, pasaría a hacer honor a su fortaleza de piedra y sótanos hediondos, llamada Fuerte Terror. Erigido como Ramsay "el masoquista" Bolton. Su verdadero rostro emerge encarnado en su escudo, con el hombre balanceándose desollado sobre las profundidades de sus lúgubres mazmorras. Además, Roose Balton interpretado por el irlandés Michael McElhatton cambiará la mano amiga de Ed Stark, por los despropósitos siniestros de los Lannister, en una cruel Boda Roja.

Los Tully de las Tierras de los Ríos y el Tridente, encrucijada envenenada entre todos los caminos al norte de Poniente y son bravos salmones, emparentados con los lobos. No fueron reyes por la Batalla de Cinco Reyes, aunque su principal capital fue conquistada por el manirroto Jaime, pasando por Casas Belish y Frey, también de Aguasdulces. La gran esposa de Ned Stark, es Catelyn "Cat" Tully, interpretada por otra actriz del Norte (o de la verde Irlanda) e intrépida madre, Michelle Fairley, por lo que son fundamentales y aguerridos.
Los Stark de Invernalia o Winterfell, son los "fucking" amos de esta historia, unidos con el Sur entre recuerdos de Lyanna y Robert en la Torre de la Alegría, en enamoramiento dramático y, posiblemente, próximo desenlace o cuento paralelo.
Su origen se extiende hasta aquellos primeros hombres legendarios, huéspedes de cavernas y fuegos fatuos en el horizonte, convertidos en reyes del Norte. Su escudo es el lobo gris sobre una cumbre de plata y suelen avisar sobre un Invierno que llega... sobre el pecho de un tal Jon Snow (el apuesto y racial, Kit Harington), congelado y vívido acicate, entre el dragón y el lobo.
Los otros cuatro, no cosanguíneos, resistirán los embates de casas paralelas u odiosas, convirtiéndose en protagonistas de la canción, por una u otra razón. Sus nombres son recortados, demostrando cercanía con su público, junto a la muerte del primogénito, el bello Robb, la aparente blandura y tez transparente de Sansa, más hermosa aún que su hermano, el nombrado fisgón de alas negras, Bran Stark. Si escogiste a Arya la guerrera impenitente, tu misión es preclara... a por el meñique con todas sus caras.

Este juego de tronos, no podría entenderse sin los rivales exponenciales y de tendencia materialista, fundados territorialmente por el viejo Lann, el Astuto.
Los Lannister del reino del Oeste o Guardianes de Occidente, tienen su base en Casterly Rock (hasta la conquista de Aegon y sus fieles amigos alados, que les mantuvo dueños en la Roca; así que no son menos importantes narrativamente, aunque más ricos y lenguaraces que sus enemigos del Norte. Su camino sanguinario, empieza con derrota contra aquel Aegon I, luego a través de Lord Tywin Lannister destacaron por su baja estatura moral, inversamente proporcional a la de su contrario intelecto, salvo Tyrion... y los otros dos innombrables, verdaderos dominantes del reino. O eso, creen, con o sin Mano.Sin embargo, son la salsa de este tablero, contaminado las relaciones y los presupuestos, gracias a Cersei la inflexible, encarnada con brillantez por Lena Headey (Lo que Queda del Día, 300) y su hermano flexible Jaime Lannister, con la mano de hierro y la astucia del actor Nikolaj Coster-Waldau (Black Hawk Down, Blackthorn).
Su emblema es un león rampante dorado, sobre campo de gules, demostrando que se vuelven locos por el poder y la venganza, el sexo prohibido y la riqueza propia o de extraños. Su lema novelesco de poder, es ¡Oye mi Rugido! casi imperceptible, pues el principal y oficial de la serie, sería que un Lannister siempre paga sus deudas. Donde los Bancos están siempre muy atentos.
Su verdadero quebradero de cabeza, es un consejero de altos vuelos y la cara cortada, que se eleva sobre los riscos sin alas, navega sin aletas, corre sin grandes zancada, nació sin matriz viva, limpiador de letrinas de la familia... mas, utilizando su enorme cerebro y la oratoria. Es el maestro de este juego, no engendro de un padre injusto interpretado por el incombustible Charles Dance, su nombre, el gran Peter Dinklage.

Que no pasa inadvertido, no por su estatura física, sino por su calidad interpretativa y su sentido del humor. No como... muchos y desafiantes, otros.
Los Pueblos Salvajes del Norte, los inhumanos Gigantes y los desarrapados del frío, frente a las inquietantes estructuras esqueléticas (algo endebles para mi gusto) y los defensores del invierno. La ronda de la noche, con sus espadones legendarios, capas oscuras y la amistad sin fisuras, o alguna abierta en el inexpugnable muro, empezando por el carismático y simpático Samwell Tarly, encarnado por el actor británico, John Bradley-West (Borgia, Patient Zero). más sacrificada y alpina que la de Rembrandt en su cuadro, es la última frontera posible, entre esos pueblos y los menos humanos, denominados Caminantes Blancos. Intocable ficción, increíble realidad en el Sur, su amenaza se extiende al principio de los tiempos, como los primeros sigilosos sin reino aparente, al no ser, la facultad de revivir, por el dominio del Ojo Azul y sus Muertos... .

Ya has elegido, muy bien. Pero, sino lo has hecho o no has visto toda la serie, aún queda un gran número de pequeños e interesantes papeles, con los que cubrir tu faz y desarrollar sus habilidades, de cualquier tipo. Este es el verdadero juego, caer en la cuenta, que sus representaciones virtuales o roles, están incluidos en todos los naipes posibles, de la baraja de la naturaleza humana.
Incluida, la música...


El Futuro del Juego y el Trono.

Tendré, tranquilamente, que repasar algunos episodios más olvidados de este gran escenario y la enorme cantidad de personajes que caminan por él, mueren en él. Para establecer ciertas coordenadas en los pasos hacia esa gran batalla, que se alimenta con el crudo invierno y el fuego del aliento, si bien he recorrido un gran techo, hasta una temporada algo decepcionante (ya contaré porqué) que se convulsiona bajo la cifra siete, cuando debería haber sido, una de las más espectaculares o mágicas, dentro del universo de los Siete Reinos.
Ese comentario queda en reposo, oteando el horizonte de un futuro cercano, en mi presente blog.

Ahora, en cambio, saltaré los océanos congelados, las cuadrillas expedicionarias, los gigantes moribundos, los congelados, los voladores... para adentrarnos en un futuro televisivo. Lo que se avecina, más allá de la tempestad y la rivalidad de las familias, lo que nos atrae como espectadores afiliados a lo fantástico, lo que se eleva tras las palabras como un combate entre la realidad y la inmortalidad.
Ned Humber (Harry Grasby) y Alys Karstark (Megan Parkinson), que se colocaron al frente de sus respectivas casas y juraron lealtad al Rey en el Norte, Jon Nieve, parecen ser seleccionados para representar los próximos movimientos importantes, durante los primeros compases de la temporada venidera. Pues Bastión Karr, hogar de los Karstark, y Último Hogar, de los Umber, son las dos fortalezas más cercanas al Muro de todo el Norte, que tomarán las armas en los seis capítulos pendientes y emocionantes de la Octava, hacia el infinito de este juego.

Sin embargo, algunos representantes de HBO, han comunicado que no habrá más horizonte, de esta Canción de Hielo y Fuego, en siete temporadas, o estaciones antes del crudo invierno. Aunque sí, otras readaptaciones de sus familias y casas reales, con episodios adicionales a los escritos finiquitados ya, por el autor George R.R. Martin.
Por supuesto, se habla de algunas variantes o afluentes paralelos, como siguientes spin-offs que reabastecerán a los acérrimos jugadores desde sus cálidos monitores de casa. Con nuevas aventuras de algunos personajes en tránsito, los cimientos que mantienen las transformaciones vitales o heréticas. HBO estudia, junto a un equipo de guionistas consagrados, el retorno a tiempos pretéritos para rescatar dichas evoluciones, el nacimiento de aquellos personajes que desaparecieron por diversos motivos o cayeron en anteriores batallas épicas.
Un tablero tridimensional, pasado, presente y futuro, donde los monstruos humanos y los dragones, casi inhumanos (salvo los muertos), entablaron sus diferencias por hielo, mar y fuego. En un número aproximado de cuatro estaciones temporales, irradiadas al trono principal.

Eso sí, habrá que esperar a los últimos seis capítulos de la serie, completando la literaria durante este año 2018 y, por descontado, acercando el origen de aquellos tiempos pretéritos a la formación de de los actuales Siete Reinos. Veremos sus protagonistas principales (esperemos) u otros noveles, cerca del 2020, la era de Marte; más jóvenes gracias a la magia de la televisión y los guiones. No, desgraciadamente, nosotros... dios de los muertos mediante.

A partir de ahora, ella Daenerys de la Tormenta, infértil madre de dragones... es la auténtica jefa o reina del Juego restante.

Tráiler Three Christs, de Jon Avnet.


Cinemomio: Thank you

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