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martes, 30 de octubre de 2012

Meet John Doe: el humanismo Capra.



La crisis y los Juan "Nadies".

A principios del pasado siglo, la sociedad mundial andaba convulsa como consecuencia del término de muchos imperialismos coloniales. Además, la revolución industrial y el avance de los índices comerciales en muchos países creó un aumento de la población en muchos países europeos, creando una masa ingente de individuos ambrientos y familias motivadas y obligadas a buscar su futuro en tierras americanas.
Una de esas familias sería italiana, más concretamente de Sicilia, y de apellidos ahora fundamentales en la historia del cine. The Capra´s.

La recepción por parte de los EEUU fue una acogida con miras al progresismo emergente en manos de Theodore Roosevelt y el comienzo de la maquinaria productiva de la fábricación en serie.
Los padres y cuatro hijos incluyendo al pequeño Frank Capra de seis años, se vieron embarcados en el Germania en busca de la deseada prosperidad económica.

Mirándolo con perspectiva cinematográfica es evidente que su padre fue un auténtico John Doe, y posteriormente él mismo lo sería también, pues se alimentaron como pudieron (se dice únicamente de plátanos) por no conocer en absoluto el idioma. California como meta dorada y más concretamente Los Ángeles serían los inicios de su fabulosa carrera.
Sin embargo, toda esa prosperidad en manos del progresismo era una deteriorada fachada con una capa de pintura fresca. Este periodo se conformó en una década de transición hasta la Primera Gran Guerra Mundial y una crisis sin parangón en un país en contínua expansión económica.
El hambre y la pobreza crearía un ejército de parados y desarrapados, buena gente otrora. Cualquier individuo hubiera podido ser un auténtico John Doe por entonces, incluido en el propio Frank Capra, que ya se había graduado como ingeniero químico. Sin embargo, o gracias a esos estudios se familiarizó en el celuloide, pues su deseo de convertirse en escritor se había cumplido en los tumultuosos años 30. Y la escritura, ya que Capra (que comenzaría vendiendo periódicos en el centro de L.A. y después como extra) descubriría la poesía y los ensayos de Montaigne.

Frank Capra fue guionista y director de las comedias interpretadas por un cómico de la época afamado, llamado Harry Langdon. Posteriormente, las desavenencias propiciarían su marcha hasta llamar a las puertas de un Mack Sennett (con su estudio que comenzaba a ser devorado por la Gran Depresión hasta su ruina) y una unión con Paramount Pictures.
Como se puede observar sus inicios fueron una mina para adentrarse en los conocimientos humanos y los cambios políticos y sociales de su época. Una escuela de primera necesidad.

Cuando Frank Capra se embarca, en plena Segunda Guerra Mundial (1941) en el magnífico guión de Meet John Doe junto a su amigo Robert Riskin (basados en un cuento de Richard Connell y Robert Presnell Sr.), ya había conseguido tres Oscar como director. Por tanto era un triunfador hecho a sí mismo y conocedor de los vaivenes de la vida. Y de los embates duros que golpeó algunos incipientes estudios de Hollywood.
Con la maquinaría de los grandes estudios en pleno rendimiento, sólo optaría ese año al Oscar por dicho argumento original sin conseguirlo.
Como curiosidad diré algunas de las películas que competían ese mismo año: Bola de fuego, Las tres noches de Eva, Ciudadano Kane, El Sargento York, El halcón maltés, Qué verde era mi valle, La loba, Sospecha... etc... etc.

Frank Capra consiguió como protagonistas una pareja ya mítica. Cooper y Stanwyck unirían esfuerzos interpretativos en Bola de fuego (enorme película) y Soplo salvaje.
Una vez se abre la puerta de la oficina de ese periódico, mientras los despidos se hacían cebo en dicho despacho castigado aún por la depresión (más de 10 años después), y entra el desaseado y hambriento Gary Cooper, sabemos que éste va a ser el auténtico John Doe. Y aunque pareciera tenerlo fácil, no lo es. Todo lo contrario. Un galán bien parecido y una estatura demasiado aparente, no parece lo más convincente para las características de dicho papel.
Pero, Gary Cooper con su mirada y su tímida interpretación, que va configurando hasta el final de ídolo de masas, se mimetiza y configura como uno de los grandes actores de la época dorada. Él es y será para la eternidad, Juan Nadie.

Por otro lado, estaba otra actriz que no se quedaba a la zaga respecto a su potencia y calidad en la actuación. Barbara Stanwyck estaba en su gran etapa en Hollywood, en 1941 está dama se encarga junto a Meet John Doe, de Ball of Fire (Howard Hawks) y The Lady Eve. Casi nada.
Al ver a Cooper también sabe que ese "pobre" hombre es el candidato para confabular esta gran mentira. Pero claro, arriesgar a veces compromete la estabilidad emocional y se enamora perdidamente. Se veía venir.
Sin embargo, su papel tiene tantas aristas y ramificaciones como el propio de John Doe. Barbara juega duro, no iba a ser despedida del periódico sin más. Para conseguir su crecimiento personal y el alimento, hará lo que sea. Mentir, coaccionar y hasta traicionar. Pero, la traición no entra en las pretensiones de Cupido.
Normal, su unión configura una de las mejores parejas de Hollywood.

La voz de Walter Brennan (qué genial actor, me fascina su naturalidad y practicidad) es la "silenciosa" conciencia de la verdad. En un mundo cruel, dónde todo el mundo miente, sus concesiones a la apertura de ojos de John Doe, son lecciones de vida y de la realidad. Con todas sus consecuencias.
Todo cambia a su alrededor y muy deprisa. Todo menos él. Se mantine firme con su dignidad intacta, mientras que todo se tambalea a su alrededor. Porque Meeting John Doe, es una película sobre la mentira con mayúsculas.
Otro gran papel, es el Edward Arnold pasando seguramente de superviviente en el mundo infectado del periodismo, a ambicioso y poderoso magnate con ínfulas de poder político.
El sensacionalismo como método de captar más clientes, más ojos a los que propagar el engaño a costa del ansiado incremento de la cartera.

Ciertamente todos los actores, incluyendo los más pequeñitos papeles están perfectos. Frank Capra era un director de actores, sabía como tratarlos y se rodeaba de ellos para sacar el mejor beneficio de su obra. Incluso sus dudas iniciales respecto a Stanwyck se desvanecieron cuando fue contratada en 1930 para su film: Ladies of Leisure, trabajarían en otras buenas películas.
Una obra en equipo, como le gustaba trabajar al maestro.
De sus propias palabras se desprende este trabajo coral y fascinación por los actores con los que trabajaba. Decía a sus propios técnicos: "ustedes están trabajando para los actores, no lo están haciendo para la imagen de su propio trabajo".
Capra sabía que el reconocimiento técnico vendría después.
Como así ha sido, hasta la actualidad.

Y es que la historia repite cíclicamente los procesos de crisis.
Ahora por nuestras calles, vuelven a crecer los "John Doe´s". Los engañadores y los engañados, porque Meet John Doe está en la máxima actualidad. Su revisión nos muestra que cualquier persona, de cualquier idealismo se puede aferrar a su contemporáneo argumento, porque sobre todo, habla de un conocimiento univeral. Lo bueno y lo malo del ser humano.

Por un lado, se asirán a ella, los humildes. Frank Capra es un representante de la humildad y la bondad. Sus personajes tienen el carisma y la necesidad de compartir y hacer el bien. Yo creo que Capra era una estupenda persona, me hubiera gustado conocerle. Cómo no, soy cinéfilo.
Las ideologías. De uno y de otro lado, defendiendo las causas sociales o la creación de un tercer poder que ejerza una mano más dura. Cada uno se agarrará a aquello que más le interese. Frank Capra era muy listo. Propone, pero no se moja en ninguna de las decisiones posibles. Un suicidio de un indiduo es cosa seria, no hay ejército que valga una vida por insignifacante que sea, y menos si se trata de la luz de una estrella como Gary Cooper. Capra sabe que la mano izquierda se debe de unir a la derecha para trabajar por el futuro, porque ha sobrevivido a la Gran Depresión y a dos grandes guerras.
Conseguir el éxito y el poder, construído sobre una gran mentira. Los personajes de Capra son (o intentan serlo) honestos. Y los que utilizan la debilidad de los demás quedan retratados, aunque no llevados a ningún supuesto paredón ideológico. Se definen por sus amorales comportamientos. Capra hace del humor su casa, mas su cine no es lo que parece a primera vista. Hay una oscuridad evidente.
La religión y la fe, se intenta apoderar de los hechos contados. En cambio, Frank Capra que le otorga unos minutos apabullantes, muestra a Juan Nadie con una mirada confusa e incrédula. Capra decide no tomar ese camino, aunque enseña sus creencias.

Los héroes construyen la historia de los pueblos. Aunque se base en una mentira irrespirable y desfigurada por el cuarto poder. Esto es, la prensa.
Los discursos (maravillosas palabras dicen Brennan, el espectacular James Gleason y el propio Cooper. Que repetirá en ocasiones como El sargento York o El orgullo de los yanquis, ya recuperado de su lesión en el codo) son elaborados por poderosos y los humildes siempre tendrán las de perder en apariencia, pues su poder radica en su corazón.
Y Frank Capra demostró tener uno bien grande.
Algún día hablaré de su gran obra maestra ¡Qué bello es vivir!.

Desconozco si a Frank Capra le hubiese gustado ser una John Doe cinematográfico.
Desde luego, a mí no. Hay edades para cada camino en la vida.
Y el suicidio no es lo mío. ¿Uds. qué eligen?

***** Sobresaliente *****

Begin the Beguine, de Cole Porter. Artie Shaw and His Orchestra:


Ball of fire, Drumm Boggie:


Cinemomio: Thank you

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