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sábado, 4 de marzo de 2017

Split.


Un viaje al fondo de las mentes, by múltiple Shyamalan.

En los últimos tiempos, el cine de M. Night Shyamalan plantea una cuestión violenta e imprevista para comenzar un discusión sobre los efectos secundarios que subyacen en su incómoda superficie. De manera que ese acontecimiento conflictivo, desencadena una serie de complejos mecanismos mentales (o físicos) que llevan al espectador a reflexionar sobre lo narrado en el filme y a una situación extrema a sus protagonistas.
En Split o Múltiple, la estructura narrativa envuelve a tres jóvenes alrededor de un cazador psicológico y distorsionado por distintos seres interiores, interpretados poderosamente por el actor escocés James McAvoy. Sumergido en un caso de desdoblamiento multiplicado o DID (Trastorno de Identidad Disociativo), que se debería diferenciar de la esquizofrenia real, de carácter psiquiátrico por consumo de drogas o hereditario, con síntomas de ansiedad y depresión. En realidad, a la esquizofrenia se acuñó el término de escisión mental dentro de un artículo del poeta y ensayista T.S. Elliot, cuando se trata de un estado crónico de alteración de la realidad... En cambio, los actos de Kevin o cualquier otro oculto en sus neuronas, establece ese desdoblamiento psicológico, e incluso biológico, que funciona como una escisión en diferentes y variables identidades, como ocurría en aquella película de 1957 dirigida y escrita por Nunnally Johnson, titulada Las Tres Caras de Eva.

De aquellos barros mentales, surgirían infinidad de producciones con individuos (normalmente masculinos) que desarrollaban drásticas personalidades y terribles crímenes, como el caso de Anthony Perkins en la obra maestra Psicosis. Mr. Shyamalan vuelve a entroncar con el suspense del maestro Hitchcock con una historia original, que te genera un estado tensión o conflicto psicológico que te acerca a un desarrollo más terrorífico de lo habitual, algo siniestramente oculto en algún rincón de una mente patológica o enferma.
Sin embargo, algo cambia. El trauma inicial no es tan extraño a otras ocasiones inmediatas (como la distorsión narrativa en El Incidente o La Visita), ni atraviesa la visión de la automutilación o el suicidio; sino que se traslada a un caso ambiguo de secuestro y abuso de menores con trascendencia en los noticieros, o sucesos reales de la actualidad, por parte de un desconocido. A través de sensaciones escabrosas y conflictos neurológicos que viajan, desde las víctimas al atacante o una ambivalente amenaza metafísica, que pasa del terror o el género de ciencia ficción, a la mente del espectador.

La historia de Split, comienza en el mismo lugar de la totalidad de sus instantáneas sorprendentes, la revelación o la provocación, en esta ocasión trasvestida en varias apariencias o amenazas formales, dirigiendo la angustia de las actrices Jessica Sula, Haley Lu Richardson y Anya Taylor-Joy, a un encuentro más revelador, tremendo o apocalíptico. Algo inherente a las dotes especiales del muchacho del Sexto Sentido, pero aderezado con la maldad supina, una especie de bestia compleja, casi humana, como aquel asesino de The Village, o el advenimiento de una criatura del más allá, tal que en su película Señales.
Otra vez, sobre la ciudad natal de Pennsylvania (lejos de la Arizona de Norman Bates), nadie pensaba que tres de sus vecinas, serían víctimas de tal cisma existencial que genera un suspense creciente a su alrededor con la resistencia ante la actuación de un Ser Extremo. Una división de identidades o fragmentos inconexos, establecen una parábola del comportamiento y esa representación intangible que significaría el poder de sometimiento, quizá, aderezado con el espíritu de Shyamalan en continua transformación interna, convirtiendo a héroes en villanos, o a los depredadores en víctimas.

Por tanto, se trata de otro juego, más cruel y mácabro, reiniciado desde los albores de la humanidad, hasta estas sombras cerebrales de nuestro presente y el futuro próximo. Materializadas en una aparición inesperada o aventurada sobre el poder neuronal, que apuesta por confundir la realidad con la elucubración mental o la fantasía más terrible. El director norteamericano de origen indio, retrata cada persona escondida en la enfermedad con su poderosa imaginación, para dotarles de un significado propio, trasgresivo y contrario al libre albedrío.
La norma de Split es la complejidad, a distintos niveles psicológicos, regresando a sus raíces cinéfilas, sentado viendo filmes de Alfred Hitchcok con pasión, o soñando convertirse en una especie de extensión familiar, y dinámica del aventurero Steven Spielberg, con su pequeña cámara de Super8. Aquí, genera su base robusta para construir el legado terrorífico o de suspense, que reina en la más terrorífica de sus historias. Pues, sin lugar a duda, se enfrenta a las hordas de inexorables ´haters` (... osarían arrancarle neuronas al creador y encerrarle para siempre en un habitáculo inmundo) con un meritorio desenlace, plagado de criaturas monstruosas desplegando sus ´encantos`, o nuestras propias pesadillas.

Bueno, no exageremos, Mr. Shyamalan puede tener una llave guardada en un rincón oculto de su anatomía, como el buen Doctor Lecter, se preocuparía por darle salida a la carne conservada en el congelador. Es la ventaja de los atacantes o depredadores... poder esconderse tras el anonimato de unas redes físicas o mentales, capaz de mutar la personalidad de unos seres humanos inteligentes en verdaderas bestias. Y viceversa, de criminales a jueces.
Todo amparado bajo la oscuridad del secreto médico, la tergiversación o información confusa, la amenaza verbal o física y, especialmente, la maldita difamación. En un guion, que el protagonista consigue asumir las variadas personalidades con una mínima transformación orgánica y mucha calidad en sus espectaculares divisiones de la enfermedad, o lo que fuera... Es cierto, al término puede sufrir algún pequeño desajuste estructural, debido a una reiterada o poco medida sorpresa, que en lugar de realzar determinada escena, produce el efecto contrario, cierta desconexión con la apuesta narrativa del director. Pero, el giro es suficientemente atractivo como para esperar una nueva incursión en la oscuridad desarrollada aquí por Mr. McAvoy. Ya que se las arreglan para introducir a los espectadores con ellos, en una estancia pequeña y recorrer sus alambicados pasillos psíquicos, con cuatro personajes divergentes (que, bien, se podrían multiplicar hasta 26 o 27 entes independientes), dependiendo de las ganas de un caído por hacerse presente y materializarse en los músculos del nuevo jefe de la Horda, o protegido por una fuerza sobrehumana y anti natura.

Pero la cuestión pretérita del impenitente, en la prioridad del acusador ante la inocencia, para demostrar que, el que tuvo, retuvo... o que un profeta cinematográfico en su tierra siniestra, a veces, se transforma en una espiral de sensaciones. Donde el miedo es tan antiguo como el mismo diablo guiado en múltiples direcciones, una especie de falso profeta.
En segundo término (igual de necesario), es que Split se fundamente en la actuación desdoblada de un supremo James McAvoy, que nos irá adelantando otras alternativas posibles, o facetas oscuras junto a Alicia Vikander y Charlotte Rampling en el filme Submergence de Win Wenders, o al lado de una fascinante Atomic Blonde, interpretada por Charlize Theron y dirigida por David Leitch. Retratos personales que se esconden en el alma de un ser humano, sociable, o todo lo contrario.
El esfuerzo es prodigioso y lleno de notas espontáneas, para compartir las sucesivas miradas que acompañan a Shyamalan en este viaje fantástico y sus seres con desproporcionadas habilidades. Desplegando sus ´encantos` personales ante la cámara e intrépidas compañeras de reparto, como la mítica Betty Buckley (Carrie, Frantic).
Destacando a otro nivel interpretativo, la actriz ahora morena, Anya Taylor-Joy, nacida en Miami (Florida) y con una curiosa mezcla de raíces, española-argentina-inglesa-escocesa. Que ya demostrara su potencial para matices satánicos y desarrollos mediáticos, en películas del género como Morgan o, especialmente la sorprendente y radical, The Witch.


Aquí, ellas son el motor incestuoso de pensamientos y el destino oculto de sus actos, más específicos que el deseo o la depredación sexual, zarandeándonos de un lugar a otro de la memoria, desde la vanidosa resistencia, al rescate de inocentes víctimas por los fuertes brazos de algún héroe anónimo o disfrazado con una máscara identitaria. Múltiple, claro.
Así, el personaje principal de Split se identifica o responde a cualidades del alfa, hasta el omega más siniestro, entre el principio y el final de los tiempos. Pues, posee el poder fílmico, las voluntades de secuestradas y la atención del público, por completo durante toda la película. Es compendio de rasgos que se dan en nuestra vida o pregonando un cambio radical en el futuro de la especie, aunque, lo normal será que terminemos sentados viendo las terribles noticias en una cafetería.

M. Night Shyamalan, dice de McAvoy que "no se saltó ni una coma en su actuación tan física, pero... encontró maneras asombrosas para ser espontáneo e inventar gestos o expresiones, compartidas por encima de su hombro" (u hombros encadenados, diría yo). También que tiene una idea para ampliar aquellas raíces incrustadas en los huesos, "sin ser necesariamente la búsqueda de un final al estilo El Planeta de los Simios o Psicosis, sino contar la historia de un personaje. Estoy fascinado por filmar su historia, eso sería lo más grande para mí, acerca de Split, no... adónde llegaríamos con él. Tal vez, nuestro próximo encuentro se produzca en Philadelphia"
Por su parte, "el señor Glass" comentó que le encantaría “escapar de ese manicomio” en una secuela con el elenco original, que tras 17 años de espera, supondría un enfrentamiento abismal entre Dunn y la Horda... ¿o no?

Mientras ocurren nuevos ataques y cambios de personalidad, esta Split se percibe como un acoso diseccionado mentalmente, complementado con una catarsis de violencia y el eco del pasado, que oímos como un juicio sumarísimo. Otra conexión con El Dragón Rojo que entronca en sus propias raíces y creencias multidimensionales.
Luego, la transformación de la belleza en pureza (a nivel metafísico), el uso de la fuerza y la utilidad de la resistencia, como la dominación del propio pavor, son muestras de su indudable talento y capacidad para retratar las múltiples caras del suspense y el miedo más "humano". El último filme de Shyamalan es su visión claustrofóbica de las pesadillas existenciales, con visitantes del exterior o del más allá, frente al espejo de la enfermedad, la purgación y la expiación.

James McAvoy Talks "Submergence" With Alicia Vikander


Teaser Atomic Blonde.


Próximos trabajos de Anya Taylor-Joy, Thoroughbred de Corey Finley. Con Olivia Cooke y Anton Yelchin.

Marrowbone de Sergio G. Sánchez, con Mia Goth, Charlie Heaton y George MacKay.


domingo, 25 de enero de 2015

The Dissapearance of Eleanor Rigby.


Ella y él, con Ellos.

Como un tema mundialmente conocido de The Beatles, muchas canciones o algunos instantes de nuestras vidas que pueden desaparecer de los recuerdos, para quedar impregnados por un aire fantasmal que tememos revivir. Por ello, las películas basadas en estos momentos vitales y sentimentales, es decir la realidad más cruda, se identifican con la elaboración de los personajes como método de otorgar una mayor credibilidad a los diálogos que establezcan entre sí.
Luego, en alguno o varios de ellos, la memoria selectiva rellenará con pensamientos o decidirá con las imágenes del pasado que acciones emprender en nuestro presente.
Rememoramos una y olvidamos otras, o al menos lo intentamos.

Así, en la película The Disappearance de Eleanor Rigby (que no es aquella mujer solitaria que cantara Paul McCartney o pudieran ser todas) se toma prestado el título de un recuerdo fantasmagórico en Liverpool. La figura de la mujer o Ella, se establece en contraposición al cerebro masculino y sus distintas formas de interpretar algunas cuestiones, dónde se refugia el director neoyorquino, a seguir en su carrera recién iniciada en el largometraje Ned Benson, para emprender el viaje en el tiempo de las relaciones en pareja. Con un guion propio que indica los cambios dramáticos cuando dos personas dejan de confiar el uno en el otro, pasando por todas las etapas posibles en dos formatos que se convirtieron en tres.
Dos películas, de ella y él según la visión de cada protagonista, para confluir en un único filme remontado bajo la batuta de Weinstein para reducir el resultado estético en la pantalla.

Por tanto, he decidido que la partícula (Re-) sea la indicada para guiar los pasos de este retrato del tiempo en este comentario.
Siento que esta desaparición se transforma visualmente en Reaparición con Jessica Chastain tras su explosión interpretativa en 2011, remontando su participación en producciones no demasiado complacientes digamos. Una actriz que desarma a los espectadores con su presencia pálida y cobriza, una fuerza e intérprete natural a pesar de la estatura y un trabajo entre el énfasis dramático y la predisposición para enamorar a la cámara. Creo que su valor aumenta cuando se enfrenta a papeles alejados del cariz comercial o fácil, por lo que me alegra su vuelta a personajes intensos y llenos de alternativas en su mundo interior. Veremos a la actriz pelirroja en El Año más violento, de J.C. Chandor junto a Oscar Isaac, David Oyelowo, Alessandro Nivola y Albert Brooks.


También, es un filme de reencuentros. Cuyos personajes retoman las conversaciones pendientes tras una fractura, en busca de sus propios caminos y revelados sus cambios mediante cierta brillantez en las palabras expresadas. Unas veces usadas como puñales y otras como salvavidas en el naufragio.
Cuando es necesario abrir una ventana para la renovación del aire pero el impulso se queda en intenciones, entonces aparece James McAvoy (Él) para aligerar algo de tensión, o aumentarla. Restablecer el estado caótico sucesivamente hasta refugiarse en la soledad de un club o un restaurante golpeado por la crisis económica y espiritual. Sus errores provocan la reparación o el rechazo, sin término medio, o le quieres o le dejas con sus recuerdos selectivos como fiel representante del género masculino. Dispuesto a tomar las cosas como vienen, o quizá no. Aquí su próximo estreno Victor Frankenstein de Paul McGuigan, con Daniel Radcliffe y Jessica Brown Findlay.


Incluso con las tontadas y bravatas junto a su amigo interpretado por Bill Hader, se reencuentra livianamente con el humor dramático, a mucha distancia de sus voces en películas de animación o de las colaboraciones de éste con Greg Mottola o Judd Apatow. Con más campos a frecuentar como su participación en Her y próximos atrayentes proyectos.
Mientras la atmósfera se espesa o diluye con las resonancias que remarcan los estados de ánimo temporales, acercamientos o tragos para olvidar, mediante los sonidos musicales de Son Lux, un joven compositor y mezclador (Looper). Y también de los ambientes musicales, anteriores a las resacas emocionales. Estará en el nueva película de David O. Russell, Accidental Love. Reparto: Kirstie Alley, Jake Gyllenhaal, Jessica Biel, Catherine Keener, Beverly D'Angelo, James Brolin.


En esta película (o dos más) de La Desaparición de Eleanor Rigby, también destaca por el reparto con renombres famosos, pues los padres tienen algo que decir con su experiencia vital. Y, a veces, es lo más recalcable e importante con secuencias repletas de expresiones, sentimientos y reproches, intentando buscar una luz que alumbre las sombras de su pasado.
En este camino lleno de tropiezos y apertura de nuevas etapas, se entonan frase que actúan como resortes hacia otros comienzos y perspectivas. Aquí, nos reencontramos con actores cercanos (por sus extensas y ejemplares carreras) como William Hurt e Isabelle Huppert, los padres de ella.

(Picture The Moon and the Sun, Sean McNamara. Reparto: Pierce Brosnan, William Hurt, Benjamin Walker)


Una mujer rebasada por la vida y re-viciada con elementos sacados de su lujosa pinacoteca, comparte las verdades con efluvios aunque éstas duelan, o las equivocaciones se conviertan en cariño en el futuro. A su lado, a distancia en la misma mansión, reside un Hurt anclado en la resistencia, como forma de lucha contra la monotonía y la pérdida de la pasión.
Ya que, sobre todo, la Desaparición de Eleanor Rigby es una historia sobre la pérdida, el reencuentro y la vuelta a la pérdida, sucesivamente. Incluida la relación con una hermana menor, confidente e interpretada por Jess Weisler.


El otro profesor, es un actor que encarna al padre de él como Ciarán Hinds, destinado para papeles de carácter, que esta vez revierte su carisma en la relación paterno-filial con intervenciones que dejan huella. Una relación olvidada por sus propios traumas personales y la separación de su chico ya convertido en hombre en busca de un guía luminoso sobre su cabeza.
La reestructuración de todos los acontecimientos que se relatan en esta revisión, es según muchos críticos su punto débil. Pues ha sido remontada en un Ellos, que parece no reflejar el trabajo completo de la interpretación ni complejo del montaje de Ned Benson. A lo cual no puedo dar respuesta porque no he podido contemplar la idea inicial. Otro misterio a resolver en el futuro de sus resueltos protagonistas, incluida Jessica Chastain como productora.

Un último reencuentro, sería a través de una profesora con gesto impertérrito y duro de Viola Davis, que comienza con una reprobación abierta hacia la amistad, como un resorte de su propia incapacidad o un rebote con el género humano. Capaz de expulsar cualquier acercamiento sentimental y acercarse a la intimidad de una chica perdida, hasta reconvertirse en una especie de confesionario que ayude a ambas a reconocer sus defectos y tener otra actitud. Es como la madre comprensiva de Eleanor, aunque más oyente que consejera, pues lo esencial lo debe afrontar uno mismo. En definitiva, es otra magnífica peca de naturalidad en la blanca piel de su amiga, la Chastain (Criadas y Señoras). El próximo trabajo de la Davis está a punto de estrenarse con el título Blackhat - Amenaza en la red, de Michael Mann y protagonismo de Chris Hemsworth.

Al parecer podría haberse obrado de forma distinta, y el resultado de la post-producción más experimental tenga un componente más contundente que el reciclado. Pero, el comportamiento humano y de pareja queda patente, con conversaciones brillantes e interpretaciones francas. Eleanor es delicada y fuerte, a la vez... a pesar de espejismos y juegos de azar finales.

*** Buena ***

The Beatles - Eleanor Rigby

Cinemomio: Thank you

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