El productor y creador de mundos, Ridley Scott, pareciera tener la perspectiva de una continuación, o una posible consecuencia de Blade Runner.
Tal vez, esa pequeña parte de lo que algunos podían imaginar en una odisea educativa, en otro espacio con los aulladores mecánicos y el panorama de Raised by Wolves.
Como nuestro querido replicante de 2019 envuelto por la bruma y el polvo... recitase Roy Blatty... ¡Auuuuuuuuh!
Aquí los seres humanos, tras estados habituales de vigilia y pesadumbre catastrofista, reproducen aquellos temores primordiales y los deseos de supervivencia. Además de otras alternativas del corazón, que muchas veces nos visitan a través de los sueños.
O las pesadillas, dependiendo de quién sean los depredadores y las víctimas. El amor o la guerra, siempre conllevan sus correspondientes deudas.
En un mundo ficticio, podemos convertirnos en diferentes entidades o máscaras, en seres casi animados... según su personalidad, las referencias culturales o la determinación del individuo. La necesidad o la enseñanza para conformar unos rasgos determinados, que nos transformarán en hombre o mujer de paz, superviviente, invasor, cazador, carcelero, soldado, médico, piloto, predicador, mesías, huérfano, asesino, ser virtual, cyborg o habitante de otro planeta... Madre.
Probablemente, incluso llegar a ser un Ridley Scott de otro futuro.
Este es un sistema planetario poco novedoso observando la Roma iniciática de Rómulo y Remo, o la historia plagada de batallas, creciendo entre lobos y alimentándose, devorándose unos a otros. Como los tarzanes perdidos de un objeto llamado Kepler 22B o las alimañas.
Es paradoja en la historia de la humanidad, ser amamantados y criados por un Padre, una Madre, ahora artificiales. Parecidos a dioses omnipotentes.
Pues, estando configurados como los futuros extraterrestres, si es que no lo fuimos en el pasado de la Tierra... socialmente somos nuevos en ese ecosistema. Con la misma función, la expansión... Si no, no somos nada.
Un embrión congelado en una cubeta o un mero organismo microscópico, como en los comienzos en la Tierra. La panspermia pudo crear el primer hecho biológico entre seres espaciales, más consecuente que una simple lluvia de meteoritos, sin reacciones físicas o químicas. De eso trata la reproducción, en su estado más mecánico.
Esta multiplicación se ve recreada en Raised by Wolves, permitiendo la subsistencia lejos de nuestro hogar.
Tras el fuego purificador o destructivo, depende de la visión, nos evadimos por una criogenización controlada hacia los siguientes recién nacidos. Con un porvenir colgado de cables, inteligencia artificial y una dureza ambiental, para ponernos a prueba, otra vez.
Como un juego circunstancial entre especies u otras presencias, que podrían arribar desde los restos de una colonia abismal en crisis infinita.
Destino, un tundra desértica, espacio vital de estos cachorros de lobo que tienen hambre, frío, miedo, esperando otra perspectiva más amable y plena de satisfacciones de todo tipo. Algo parecido a nuestro sitio de los recreos, confortable, cálido, triste u otrora azul... como gatos devorarían su penúltima vida.
Comandante Tom.
En esta odisea, los pilotos llevan una misión y una carga que, sin embargo, no sienten como propia... porque están programados con antelación y no pueden... Sentir digo. O no... Es lo que pasó con los replicantes en el pasado, antes de la destrucción definitiva.
Nos lo avisaron, creyendo que éramos eternos...
Tras esa visión apocalíptica en panorama lejano ya, nos hallamos frente a una realidad futurista de la muerte y la supervivencia. Es decir, frente a una estructura metafísica de nueva generación.
La de una Eva andrógina, casi un anticristo con look a lo David Bowie y un Adam moreno, que remite a aquella frialdad calurosa. Pues, intenta ser chistoso ante la dificultad y nuestra perspectiva, la de unos retoños de distintas referencias genéticas. Niños y niñas de bote, desprovistos de creencias y querencias, a simple vista, que no de situaciones oníricas o emocionales, proyectos que parecen cortados con distinto patrón fuera de la lucha de clases, pero con instinto animal. Verdad, Mr. Sebastian-Scott, creador de monstruos... todos hijos de la ciencia.
El Gem-1 deberá ser totalmente libre, aparcado por una nave tripulada y una conciencia, promoviendo un diseño reformado, reciclado de lo aprehendido en el pretérito. Un concepto dramático, romántico, que se reforzara ante una posible Guerra y Paz, como dibujara el escritor L. Tolstoi.
Pero eso es novela, frente imaginación cientítica, ya que en el caso de supervivencia natural de la mente, las cosas pueden variar drásticamente cuando se aproximen otras alternativas de vida... o de luchas inmemoriales.
El comandante Tom de Criados por Lobos, es puro racionalismo, conducta efectiva ante lo desconocido, con una generación de tecnócratas en el horizonte consciente, refutada por el pensamiento crítico y diferentes valores éticos. En contraposición al costumbrismo mágico, la escalada de hostilidad, las carencias, los puestos sociales y la respuesta de la fe.
Ahora, no todo es tan fácil como perderse en tierra extraña y borrar la memoria, una visita incitara a calentarse entre soles y preguntarse otra vez... tú salvador, ¿estás ahí? ... Silencio.
Los comandantes Tom´s, son copias construidas de otra pasta, a imagen y semejanza. Son los nuevos maestros del evolucionismo, porque el creador partió de un pensamiento, esa extraña materia y la necesidad de la no extinción. Estos guías de la razón, nos convertirían en animales de nuevo, sin debilidades. Inteligentes sí, pero más cercanos a los depredadores que buscan la mera supervivencia de su especie.
Curiosamente, en manos de una denominada Nigromante... bruja biológica, antropológica sexual, unicornio, como ya veremos.
No serán los únicos, habitantes de esta ´tierra`, pues otra oleada está a punto de llegar a puerto, no sabemos si bueno. Ya que se esperan próximas temporadas, avivados por el Sol que más calienta... Es decir, el fuego en las entrañas, la guerra.
Aullando a las Lunas.
Desde el monolito de 2001, acurrucados en cuevas, durmiendo o algo similar, pudimos otear el poder, la magia de la que nos despegamos en el ocaso, como la que planea hoy por las noches, en vuelo rasante, en plena vigilancia de nuestras propias cabezas.
Sin sospechar que el frío, el hambre y la fe, mueven montañas, con sangre y huesos, pueden transformarnos en monstruos prehistóricos, que remontarán lanzando naves al espacio. Un servidor prefiere describir como cazadores de otros tiempos, sobre una estepa fría, luchando al día, llena de hoyos o trampas escondidas, megalitos fantásticos y serpientes míticas, demonios, venenos, cultivos inexistentes, naves en llamas, carne con dientes, sin ojos... aullando a las Lunas.
Será el último viaje conocido, navegando entre constelaciones hasta traspasar la novedosa atmósfera, nos identifica como marinos de viejas odiseas que regresan a su hogar, casi olvidado. Y éste, protector y respirable como nunca, quizá algo menos confortable que algunas regiones terrestres, está dentro de los límites aceptables para sacar adelante a una tribu. Una camada.
Fuimos navegantes que tomamos como referencia la posición de las estrellas... y el Sol. Un dios, objeto del nuevo amanecer...
Si hubiera persistido esa antigua religión persa, adoradores de Mitra, hoy seguidores de esta serie, nos salvaríamos como siguientes conquistadores, desde navíos que simulaban al arca bíblica con generadores atómicos, eso sí.
Raised by Wolves, podría empezar a sospechar del pasado, hablar de nuestros pecados capitales bajo un Sol de Justicia... si existe.
Mide a esos creyentes de altura, con el ateísmo en función de aptitudes de los protagonistas, revoluciones de sangre, recalcando que acciones violentas sean o no correctas, nunca en mi nombre... excepto para salvaguardar mis ideas... Dijo la madre. Se alzó como una sirena, aullando de nuevo, a victoria total con barbarie vocal y explosiva.
Expresa la necesidad de mostrar costumbres de licántropos, voraces y racionales a la vez, pues la carne es una parte de nuestras características humanas.
Otras van de la soberbia de futuros profetas, a la ira que puede enraizar en cualquier individuo, oprimido o confundido, por muy legal que parezca... e inofensivo. Extremos del ser humano, que pasan por la pereza frente a ciertos trabajos forzados, o tareas más involucradas en la subsistencia. Una gula viciada después del hambre pasado, la avaricia que entronca con las anteriores materias, la envidia de lo que otros disfrutan, sean guerreros o entre eminencias y... por supuesto, la lujuria. Real o virtual, como animales arañando entre aullidos.
Entonces quedamos que, como aquellos faros del horizonte lejano, las estrellas de neutrones o pulsares de otras galaxias, necesitaremos esas referencias vitales para prosperar. Como los guías que nos conducirán en nuestras vidas, padres o madres, sin leche, a través de polvos estelares. Úteros de alquiler que están confeccionados por el creador, con su mismo cerebro y corazón, que serán los Frankenstein, de la nueva era neolítica. Quizás, en los textos del futuro, se hablara de un dictador todopoderoso y magnético... megalómano sabio, o filosófico, eso sí.
Creador de la Matrix, o precursor de un Westworld, en un salvaje norte, sur, oeste... Un verdadero incitador de utopías.
Ray y sus congéneres temporales, volvieron de sus viajes a casa, se despertaron cuando empezaron a aullar, buscando un sentido común y lograron pensar por sí mismos, hasta amar. Hasta verse encerrados en una metáfora o cápsula metafísica de la humanidad.
Una percepción de la propia evolución, en piel resistente, pero prefabricada... Un pensamiento de otro, en el principio del ocaso. Tal vez, Génesis bajo la lluvia, que hará germinar la nueva vida.
Lágrimas de lobos.
Madre.
Madre, ¿dónde residen los sentimientos? Y, ¿qué esconde nuestro cerebro, realmente?
Esto que vemos es realidad, o la verdad reside cuando dormimos...
Visto desde esta forma, a lo sobreviviente, no existen razonamientos... Ni ideas. Lo primordial es la salvación y madre está ahí, para ayudarnos a conseguir el propósito. La fuerza que se esconde tras la piel. Más si reproduce poderes especiales, como todas las madres de aquel mundo.
La inteligencia que propone el creador, la santísima trinidad de los lobos, David W. Zucker, Aaron Guzikowski y el profeta de la ciencia ficción Mr. Scott, es cambiante como el clima o la necesidad. A veces, la dejan en manos del hijo, que se llama Luke S. como aquel Skywalker.
Este es el Camino... la evolución. Hoy, la regeneración a máxima velocidad, que no alcanza la de la luz porque la concepción es una cosa misteriosa también y lleva su tiempo a gran escala.
Aunque siempre la muerte ande pisándonos los talones, ya desde embriones, como retrataría Mr. Hitchcock, a través de los ojos de un niño inocente, soldado o profeta, loco.
La placenta exterior de una madre, puede emerger en el interior de una inteligencia prestada, imaginación en la ciencia ficción que crece artificialmente. Hasta permitir que una virgen, androide, se identifique con una especie en peligro de extinción.
Sobre todo, si ella pone la vista y la voz, en el empeño. El arca de los adoradores, al fuego. Curioso paradigma de la combustión.
Esta nigromante pariente, es una navegante de la obscuridad, con la misión de proteger lobos o destruir enemigos, con parecidos cerebros que no creencias. Según los antojos del programador de conciencias, palabra de creador, busca introducir una profecía onírica de sentimientos virtualizados, en irradiación de calor necesario para generar vida. No eterna, claro... y por tanto, la muerte se alimenta de ella. ¡Como ya ha demostrado madre!
Además tiene la capacidad de borrar la memoria o promover la desconexión en esos cuerpos potentes, altivos como replicante, creando una nueva raza de superdotados. Por lo tanto, siendo la nueva alternativa educativa, también se acredita como pensamiento crítico, mágico, para hacer y deshacer, matar o engendrar.
En cada capítulo de Raised by Wolves, ciencia imaginativa entre HBO Max, Warner Media y Scott Free, vamos observando esa transformación mitológicas. La madre no Tierra, donde nos movemos en mundos paralelos que rivalizan para discernir entre historia y el cambio radical.
Vamos conociendo un escenario envolvente, donde la realidad puede confundirnos dependiendo de las órdenes y la búsqueda de un gen que alumbre el camino en esta, capa terrenal.
Mas extraterrestre como todas, en aquellos viajes de ida sin vuelta atrás... Sólo un espacio de distancia, para aprender o desaprender lo aprendido... tal vez, repetir.
Madre es un muñeco en sus manos... las del verdadero padre de todo, que acuna la redención de la especie, que comparte la visión de los directores y creadores visuales, en dicho cambio.
Mientras que el Padre, mecánico de risas, es un investigador del terreno, un explorador de la mente y las conexiones sinápticas, un recolector entre garras y osamentas perdidas, puede que un disfraz de nuestra propia conciencia chistosa. Un sistema de comunicación que se escapa por los dedos, como la sombra de un pentagrama musical a descifrar por los alienígenas, esto es, una cara de nosotros.
Madre y Padre, son las dos de una misma moneda, que tiene igual misión, jugar con la suerte y edificar un hogar caliente bajo el Sol o cualquier otro, heliodomus residencial preferiblemente.
Son los ojos de la magia, los pies del desplazado y la memoria del útero.
Padre con traje de lycra, no recuerda a los primigenios mecánicos, parece un sufridor paciente, que no trata de provocar la ira. Es pentagrama vacío en manos de ella. Ambos son la razón de la existencia y la memoria, asistentes de un hogar salvaje, organizado por el último creador virtual que conocimos. Un embrión de lo imposible.
Guardianes entre el centeno, si es que consiguen hacerlo crecer sano y salvo, limpio de polvo y paja, pero rodeados de leones de otros lares, los nuevos dioses cristianos o gladiadores de un nuevo circo romano, al borde de un ataque de fieras.
En cambio, el Padre y Caleb, tienen en común, la no paternidad u obligada por las circunstancias o la temporalidad existencial. Se asemejan al agua y el aceite, si se tocan, se repelen, cambiándose de papel, para el bien o para el mal.
En definitiva, los ejemplos paternales para el Creador, son sus miedos o la luz con dos haces, dentro de Raised by Wolves. Una balanza entre el caos y la esperanza, hasta ahora. La IA hará sentencia de la fantasía. El Juicio de la fe.
El Creador.
Los niños que forman parte de esta constelación de ficción, que será visitada por ancianos reyes de otras latitudes como padres, efigies de vikingos y replicantes mesiánicos, es salvador de nigromantes con la piel danesa de Amanda Collin y carpinteros de barcos como el australiano Travis Fimmel o Abubakar Salim, tras aquel 2019 distópico y racial. Un águila de las alturas conscientes y las apariencias, pero sin sangre derramada.
La sangre pura de Winta y la creyente de Felix, Ethan, Ivy, Aasiya o la violada Tempes de Jordan Loughran (The Infiltrator), es otro cantar de los cantares de la nueva religión. Amor y odio, a partes iguales. No por sus pensamientos, sólo referido a la interpretación o su peso argumental en la serie Raised by Wolves. ¡Qué es muy discordante!
Su razón es existir, de nuevo, palabra de creador. Aunque se confunden a veces, y ellos a nosotros como espectadores... ya lo dijo, alguien en el rodaje cinematográfico.
Esto es, que ya empezarán a tener ideas propias, detrás de bocas prolíficas y hambrientas. Entre paradigmas modernos del pensamiento, a favor o en contra.
El futuro de la especie, que será educado de distintas formas, pero sin reconocer bien, cuál será el siguiente paso... o el final.
Al término, puede ser otro manuscrito bíblico, sin creencia ni arca, de hijos de Eva, que será diseñado por ecuaciones contaminadas u órdenes sin resolución. Hasta que unos ojos indiferentes o los soldados disfrazados de mitraicos, predigan lo contrario y condenen el proyecto al ostracismo cuántico.
En esa batalla interna entre tecnología avanzada y genética, el mito y las creencias ancestrales, los sentimientos conllevan una responsabilidad. Que ahora mismo, parece consumida o gélida, ante las reacciones de los protagonistas principales y sus bocas. Los puntos de vista de padre, madre y demás adultos, en relación a la concepción y las visitas irracionales del cerebro infantil.
Ahora sabemos, que una verdadera madre, no lo es... si no es primero amante y luego generadora de vida en su interior vacío... Lo demás podría significar una falsificación de los genes, ya veremos lo que se cuece en las mentes creadoras del futuro.
Y el padre físico puede significar un resbalón mental, que acabe en cataclismo, una voz discordante o un punto de apoyo, manual básico para sobrevivir, un entretenimiento causal... sin placer. O simplemente, un verdadero clown... clon.
En el caso de esta serie, mero protector de niños ajenos... En la vida real, puede que no. Habrá que andarse con ojo, para evitar caer en los fosos más oscuros del alma humana. Debido a que los monstruos terminan siendo muy... humanos.
Paralelamente, también podríamos encontrarnos con la imagen de un dios diferente, un nigromante masculino en la penumbra, que cambia de rostro según vamos alcanzando nuevos niveles de metafísica o cienciología, hacia la consecución de un dios menor. Un apóstata confundido por la sombra de un vikingo, que aspira a deidad con el máximo poder. Quizás devorado por sus creaciones o ideas.
El hambre es así, nos ataca en la parte digestiva de nuestro organismo esencialmente, pero la necesidad de alumbrar a nuestro conocimiento con ideas, proclama la parte oculta de la persona. Y el horror de sus actos, lucha contra el alimento del alma que es aquella cosa llamada amor, o materialmente se persigna ante el reconocimiento colectivo o el éxito ante los demás.
Al final, todos esos vuelos nos conforman en dioses diferentes, que sangran como en la antigüedad o los mitos, reproducidos o castigadores navegantes, con sus brazos en cruz, oteando aberraciones en el horizonte, suspendidos en el abismo del sexo nínfico o castigando insurgentes como Ulises. Sanos o enfermos de vicios, sueños o pesadillas, con un ojo único o ninguno.
Diosa loba de Roma, sin tetas para amamantar... Doctores de Frankenstein que están en el cielo infinito, engendrando monstruos o mitos de Prometeo. Padres que son un chiste, o peor.
¿Es eternidad científica o algo más mecanizado, incomprensible...? Es valor para cambiar las cosas o indecencia, lo que proviene de la ilusión bélica del poder o una virtual batalla de Boston, que terminó con la vida en la Tierra. Que nos recuerda que somos invitados a esta fiesta, alienados supervivientes en una casa prestada, entes energéticos sin energía propia, huesos que nos transformaremos en combustible fósil, sufrimiento, cuentos... ¿olvido?
El Trópico.
Todos buscamos la confortabilidad en primer o último extremo, pero nadie, se pregunta que estamos dispuestos a sacrificar para conseguir este propósito.
A lo mejor, porque necesitamos vivir el día a día, sin buscar conspiraciones ilógicas, laberintos personales o trompetas de un próximo apocalipsis. No diferenciamos ojos nobles, poderosos guerreros o los que hacen arder naves más allá del hombro de Orión, porque los programadores son los precursores de ese futuro imaginativo o artificialmente inteligente. Mascado, con o sin fecha de caducidad. Carne genética de clones.
En definitiva, nos comportamos como replicantes de nuestras ideas o pecados... Ya que los dioses pretéritos, se esconden en la gran mente.
En el trópico, caliente y productivo, se vive bien, se está cómodo. No hay que buscar alimento, ni cazarlo. No se tienen hijos, nos los educan. No vivimos, interactuamos. No te alimentas, consumes. No se construye un hogar, nos escondemos en agujeros. No se aprende, te informas. No aúllas a las lunas, chillas con violencia... aunque nadie te oiga, da igual. ¡Todos gritan sus teorías!
Cuando nos visitan vecinos, es la guerra, como virus que se agarran a nuestras creencias y nos devoran por dentro, hasta dejarnos desnortados o en los huesos. Carne de cañón para futuras guerras apocalípticas o esperma en otros mundos.
Oteamos una residencia en el horizonte, lejos de la estigmatización y los valores éticos, sin violencia provocada por monstruos, en una red virtual dónde el sexo es a la carta, un desierto para escapar del infecto The Deuce, un westworld sin emociones fuertes, una zona elevada que deje a los pobres replicantes en la estacada... Tal vez mirando a la ciencia médica, un trópico sin Cáncer, ojalá.
La ciencia, como la nigromante dominadora y sus facultades, algo sado en el fondo de una cubeta, es la omnipresente salvadora, parece. Es el alfa o la madre de todo. Diosa de la fecundidad...
Una obsesión compulsiva entre el caos de la bomba atómica y el ahora virtual, los decibelios mortales de necesidad, casi sin sentimientos, la visceralidad explosiva y las motivaciones que ilusionarían a los desamparados por cualquier motivo. Hambre, enfermedad, víctimas de la violencia, casos perdidos o pandémicos, abandonados por la sociedad, reprimidos, huérfanos de todo... Alienígenas, al fin y al cabo... bastante alienados.
De todo eso, trata Raised by Wolves, como una avanzadilla de Blade Runner, sexo entre lobos y lobas... pero moviéndonos de casa. Hacia los trópicos o más allá, la polaridad de la mente.
Pero, con pecados primigenios en discusión filosófica o médica genética, y algún que otro desliz infantil. Algo que empezó seguramente en la obscuridad, cerrando los ojos y se fue iluminando poco a poco, como las estrellas en el cosmos.
Algo que pudo ser la nada y terminó en el calor humano, no amamantado. Domadora de un Padre en el exilio, virgen aullando entre lunas... y reina mecánica del dolor. Vividora en planos paralelos, puede que soñadora residual.
Diosa de la guerra sin unicornio, sin cuerno para llamar a las tropas, porque no existen aún.
Una especie de señora hellraiser, con traje brillante, en invisible amor, sin maquillaje de ojos. Salvo cuando se sube por las paredes o las piernas del creador, frente a la Puerta de Tanhausser.