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sábado, 26 de febrero de 2022

Yellowjackets. Season I


El Partido de Vuelta.

Los casos enrevesados parecen ser una condición sine qua non, con la que el productor Jonathan Lisco se acaba embarcando en proyectos de éxito, desde aquellos policías de la serie Southland o la persecución acusatoria a la familia de los Cody´s en Animal Kingdom. Esta última titulada Yellowjacktes (término que indica cierto amarillismo), es la prueba concluyente, una investigación atípica que te lleva a caminos más extraordinarios o, casi sobrenaturales.


Y, ¿por qué se podría considerar como el segundo encuentro del caso...? Pues, por una determinada tendencia a la sobreexposición en paralelo de sus protagonistas en dos frecuencias narrativas, que estallan, ovulan y crecen al mismo tiempo.

Esta experiencia puede resultar extraña, aunque ambas dimensiones convivan de una forma dinámica y fluida, donde nunca el espectador se pueda distraer de los sucesos que acontecen en la historia final. Algo que, por supuesto, es una gran incógnita que deberemos ir despellejando o uniendo los cabos sueltos, los tendones expuestos y sus consecuencias en cada época.


Con Yellowjackets estamos a punto de sumergirnos en una nueva dimensión sociológica de esta actualidad televisiva altamente productiva y sugerente, donde los caminos a la cúspide son inescrutables y complicados, debido a cierta liviandad de esta serie durante sus primeros capítulos. Te aviso que puedes estar al borde de tirar la toalla y dejarla caer en el vacío, pero deberías darle una oportunidad, ya que si bien sobrevuelan las exigencias dramáticas y otras particularidades elementales, estarás a punto de vivir una experiencia sarcástica, violenta y catártica.

Recuerda, ¡este es el primer encuentro! Aún queda el partido de vuelta...

Las 4 con botas.

Lo físico es esencial en el deporte, pero quizás lo metafísico, lo sea más en este enfrentamiento entre la juventud y la experiencia, lo cabal y lo demencial, lo femenino y el reverso masculino. Aquí, unas jóvenes estudiantes, futbolistas amateurs de ahí el color nominativo de la casaca en el título, proceden a un eventual ejercicio de personalidades al límite, con experiencias complejas, paradójicas y más accidentales, que un parto en una cabaña solitaria.

Sus conversaciones comienzan siendo tópicas, dentro de la rivalidad personal y el ostracismo intelectual en la exposición, pero un incendio se prepara en la sala de motores del equipo, que terminará enfrentándolas a una conversión de sus actos y principios. Si poseían alguno, pues estaban bien ocultos hasta ese momento, tirándose las botas a la cabeza... ya veremos que pasa cuando se calienten.

En el campo sólo existían abrazos y algunas rencillas basadas en el popularismo, con tacos metálicos volando, nada de literatura. Todo bastante básico como serán sus necesidades en adelante para sobrevivir en esa especie de jungla femenina, con evoluciones feministas y llegar a alcanzar ese ápice de celebridad que perdura en la memoria.

Esa ligereza social y conciencia antideportiva, son males que no durarán demasiado (dos o tres episodios salvo en algunos campos), para empezar a observarse rasgos más turbios, espesos y espeluznantes. Por ahí colgados en cualquier rincón del terreno de juego... de un juego a vida a muerte en regresión..

Algunas mujeres o seguidoras, podrán identificarse con los estereotipos de esta juventud femenina de nuestra actualidad, o no, depende del matiz o de los colores; y sino, no difícilmente pertenecerás al equipo, permaneciendo impasible ante sus actos pasados y consecuencias presentes. 

Salvo que te guste mantenerte en el aire, sin alas, para acabar cayendo a ciegas en el abismo. Sabéis que algunas perecerán en el intento, otras en cambio... ¡Viven!


Sin embargo, la historia se mantiene siempre ampulosa, durante esos dos estratos temporales diferentes y contrapuestos, al menos en las posiciones colectivas, pero conectados por varias características personales. Los reproches familiares y los tacos. Un equipo es algo parecido a una familia, sus querencias y sus discusiones tensas.

Estas pueden ser... la atracción sexual, por supuesto, y si es diferente mejor, porque Mr. Lisco ya lo ha demostrado y enseñado en otros reinos... Podríamos decir el lesbianismo, no únicamente, pues le pueden atraer igualmente los encuentros de otros tipos. E indudablemente, la música, otra atracción imperecedera en sus producciones.


Luego existen otras perspectivas que tienen que ver con esos rasgos conductivos diarios o extraordinarios, dependiendo de las circunstancias, contactos y ambientes. Como el rencor y el despecho, que puede ir contra los hombres, pero aquí especialmente con elementos del mismo género. Esa defensa del feminismo en la juventud, que es un dedo acusador en nuestros tiempos; la traición y la venganza, ya que no pueden vivir la una sin la otra; la soledad, esa gran compañera y la frustración, que es la otra; después un puzzle con elementos desconocidos como la dispersión mental, el misticismo, el ocultismo mágico o espiritual, la parapsicología, el animalismo, las falsas esperanzas, la ridiculización en grupo y, fundamentalmente, la superviviencia.

Ah bueno, se me olvidaba una observación muy humana o ´lógicamente` animal, que sería... ¡el gusto por la carne! Esto es Mr. Lisco, su hambre de hechos extraordinarios y Showtime...

Combinando...

Nadie podía sospechar que estas jóvenes no demasiado brillantes intelectualmente, salvo alguna que podría destacar en algún aspecto, se iban a convertir en carne de cañón para la recombinación de sus ADN´s selectivos. Peloteando en la espesura temperamental, en la que no puede penetrar sin hacerte demasiadas pregustas, ni soltando improperios. Ya que te podrías hacer bastante daño...


Si bien todo parecía la normalidad, más o menos, con registros planos dentro de ese colectivo juvenil que destaca por amistades y rivalidades, en su tramo vital, y dejando fuera esas tendencias más sangrantes que tienen que ver con el miedo, el dolor...o el horror en las familias modernas que saltan a las páginas amarillistas de sucesos. Los jóvenes también pueden hacer, mucho daño, ¿o no?

Todas las chicas parecen felices, excepto entradas a la altura de las rodillas, o mucho más arriba... hasta que cogen ese impulso para asistir a una competición y salir de la normalidad, sin pandemias, por ahora. 

Este será un vuelo conductivo que les traslada de la ciudad de Nueva Jersey, plagada de cemento y ciertos campos de hierba, hasta la extravagancia natural de un aislado bosque canadiense, que fotográficamente podría tener más vida propia. Nada que ver con Lost según tengo leído, aunque lo parezca en semejanza grupal y extraordinaria, sin embargo no visioné aquella serie y no puedo comparar, ni profundizar en el extravío o... el follaje.

Tampoco, buen un poco, con aquellos atletas chilenos que se estrellaron en Sudamérica y que, tienen contacto exclusivo con este novedoso hambre de féminas, atrincherado, confuso y alocado, que se avecina. Gracias a Dios o el otro, y el crash, ¿incógnita?, conviviendo... ¡o no!


Gatos con botas, de siete leguas, que no lenguas por favor no te las tragues, que el sexo no cuenta en ese cuento de los Andes... se las pusieron para salir de allí con voracidad y grandes zancadas... de ave zancuda, que no de minino. 

Y las aves, presas de las gatas, están en las alturas, colgando de las ramas de árboles artificiosos como los puzzles o las estanterías, y picoteando lo que pueden, se acercarán a esa insensata voracidad, sin demostrarlo. Así que los animales, u hombres en esas escenas de intensidad, son difíciles de capturar, debido a la escasez. A no ser que se tenga un tirachinas potente... o mucho mejor, una escopeta con mira. Es otra caza distinta a aquellos hachazos, antes del caos y el hambre.

Entonces las mininas, ¿saben cazar...? Al menos una sí, y un ratoncillo casi solitario y medio asustadizo, que se mete en todas las trampas con ojos temerosos, buscando un queso que no podrá masticar sin salir demasiado congestionado. Es lo que pasa con la hambruna, lógica y la otras, que si no te mojas, no hincas el diente.

Y el escenario es... te he dicho que, ¡no te hagas demasiadas preguntas, ratón colorao! Bueno morao, bastante raruno.

Pues entre las sombras que se avecinan, entran tantas estrellas, estrelladas juveniles en el desarrollo de los hechos, que ensalzan los nombres esenciales en el drama adulto, en estas dos estancias temporales... 

La Melanie que salió del frío, la Shauna que recae siempre en él, la Taissa que desea gobernarlo con mano dura... y la Misty más aún, qué es un gélido y cristalino misterio. 


Tendencias tribales y cosas sorprendentes entre las viandas, y otras cosas que meter... en la boca, nariz, o en la carne del rival. Existe como una Clarice Sterling, o un Hannibal emocional, pero con pelo en forma de rizos rubios y gafas. Esa rareza estructural e hiperactiva, le viene al pelo a Christina Ricci, acostumbrada a jinetes sin cabeza y otros desmembramientos caseros, mientras la indecisión iría más con la actriz Melanie Lynskey, hasta que termina en desmelene... Por otro lado, la estampa temperamental penetra por el vello y la piel de Tawney Cypress en parafernalias materno-políticas, y por descontando, que no diremos de los cambios drásticos en el carácter, si tenemos en pantalla a la resurgida en la obscuridad, Juliette Lewis. Vaya, cuatro patas para un banco... de alimentos, claro. ¿Dices semen...? Bueno, puede...


Las demás, cazadoras o asustadas, forman un coro no celestial, a la incertidumbre, que va espesándose hasta desparramarse, formando un público del cuadrilátero de apariencias y apariciones, no te pierdas... Así verás reacciones a un fantasma en un rincón abandonado, una sensación psicopática de contagio, una bestia hambrienta, otra presencia más religiosa, concursos de fela... etc... es un velo o escusa, para cualquier otro encuentro imprevisible en el futuro. 

Allí destacan, digo en el pasado insaciable, una bella Ella Purnell extráida de aquella Miss Peregrine tan oscura, como alternativa coloristas, en cambio, no sabe muy bien por dónde soplan los vientos en su cabello, ahora revuelto. El embarazo voraz y sangrante de Sophie Nelisse que empezara carrera con aquel notable Monsieur Lazhar en Canadá, antes de tirarse de los mechones por un error, más bien encuentro embarazoso. Una inconveniente lengua, perdida en el sur del mismo abismo, incontinente, sarcástica, extraña y aparentemente asocial, interpretada por Sammi Hanratty. Y por último, la memoria en fase de desintoxicación actual, carnal o la otra, con Sophie Tatcher en una serie que no conozco como The Book of Boba Fett, por ahora... esta chica bien parecida, pero menos siniestra que aquella dama musical del principio de la presentación... al menos en cuestión de drogas y alcohol.

Algún póster en la habitación... y sonido The Prodigy o Smashing Pumpkins, como mucho.

Bueno, pues este es el descanso del primer partido... ¡Las bolas están en juego, señores!

Accidente... lo penal.

Hay que ser retorcido para buscar los giros de guión, y aquí están los creadores Bart Nickerson y Ashley Lyle, para meterse en las entrañas de la hambruna y no deshacer entuertos. Esto es, sin incidir demasiado en los procesos metafísicos de una isla de aquel famoso Doc Moureau, sin bichos mutantes (por cuestión demete) y esas rivalidades ultra-transgresoras que confunden con una nueva Señora de las Moscas. O de los fúngicos, yo que sé... 

Element@s mucho más contenidas en inicio, por si las... Mierda, hay que cortar.

Vale, la caída ya pasó... en estos momentos, si se necesita, se amputa y ya está.


Este drama de la supervivencia, no es para todos los públicos, aunque hay sangre a cuentagotas, lacerantes eso sí... Todo sucede en el coco. No, no hay coca... o sí.Una tarea para las mujeres y los ávidos hombres en apariencia, que no tienen mucha suerte en este enfrentamiento; uno con un miembro menos y sin poder utilizar los demás; otro tan imberbe que no sabe manejar un arma, sin hacerse daño; y el que más papeletas tiene para triunfar... sólo hay que otear el camino en frente, para saber que no va a ir muy lejos. Un enigma que acaba en marioneta.

Menos mal, que mantiene todos los suyos... digo los miembros. Bueno, esa materia... realmente no la sabemos, aún.


¡Madre mía, los accidentes! Son como las visionarios, que haberlos haylos. Y no paran, tanto que... ya no sabemos muy bien en que género estamos. Es un suspense, terror, agorero, multidisciplinar.

Aunque seguimos amarrados a la butaca, con cinturón de seguridad más cortado que una manada de ciervos rodeada por lobas.... ¡Auuuuuuu!

Al final no habrá más remedio, viendo las perspectivas de ambas, ídem, la actual y la gestionada por la hambruna, que salpicarse en demasiados aspectos. Todos, digo todas, tienen las manos manchadas en estos ambientes y lodos, antes eran las botas, y ahora, digo entonces... se las van a poner, pero bien. La una y la otra, sabes.

¡El hambre, qué malo es! Y si impacta en un bosque de coníferas, mucho más... Mucho más impredecible, según se abren los estereotipos y aúllan las bocas.

La personalidad femenina es tan variada que no encontramos una coherencia, ni siquiera la argumental, pues todo varía de un día a otro, de una vagina a otro cerebro, incluso la de un homosexual, impedida, que cojea ante tanta variabilidad de carácter. 

Además que todos los episodios son dirigidos por la mente de directoras, excepto pareciera un par de capítulos o tres, que tampoco he diseccionado particularmente, para ver si hay diferencias en el ambiente. 


Vamos a la mesaaa.. El aquelarre está servido, y coleando por esos caminos abandonados del señor, de unas mosquitas. Cuidado, no muertas eh. Los muertos, están más tiesos que la mojama, más que la masculinidad, casi inexistente, salvo en el presente imperfecto. 

Más que la realidad, debido a los múltiples factores intangibles que rodean a los supervivientes, con gran variedad de visiones extraordinarias... o eso parece... habrá que esperar a las muertes del segundo partido, o temporada.

Más muertos, que las numerosas divagaciones mentales, de juventudes alteradas y adultos, silenciosos, también con algún adultero en transición equivocada. Más tiesos que los cadáveres que están por venir y diseccionar en el tablero. En el armario, en la cabaña del bosque, en el sanitario...


Con todas las piezas saltando de lugar, seguimos el duelo. En cambio, coherentemente retratado, porque las dos tramas sobreviven sin morderse la una a la otra, sin entorpecer el entendimiento, ni sacudir la paz de cada fiambre, en su sitio.  Todo se está poniendo muy amarillo, chillón o enfermizo, condensado como el sabor cítrico en la boca... si lo hubiera, acá sólo hay bayas, temas musicales en el ambiente, y distintos trozos de carne. En las fauces hambrientas, o colgando por acullá... es decir, el investigado hoy. Crazy, en el ayer accidentado, y el aquel no menos casual. 

Excepto algo, que no logramos discernir del todo, ni en el suelo planeado u hoja de papel, dibujado de malas intenciones... ni en las investigaciones de espíritu libre.

Lo que si oscila, se distorsiona o fractura, perturba... es la estrategia femenina, esas decisiones acaloradas, libérrimas, y más si están relacionadas con la criminalidad más extrema, que no es tan habitual. Pero sucede, ¡cágate lorito! Perdón.


Los actos sádicos se estiran hasta el presente, las perversiones se disfrazan con el error, la confusión mental está tirada sobre la alfombra u otra nariz poco acostumbrada para las pesquisas, que no a las matizaciones... ahí es una experta sabuesa. El dolor y el amor, son hermanas sin caridad en femenino, las adicciones, cara de la misma moneda, miremos para otro lado y todo estallará, como la rivalidad política... y el voyeurismo que está a su alcance, cuando Hitchcock y los de la nouvelle vague francesa, decían que pertenecía al macho, primordialmente. Estas son las Yellowjackets, con trajes, bata o cuero.

En fin, únicamente faltaba rematar la pieza, con engaño y los celos, lidiar esa desesperación que dura muy poco, rendirse a la locura que amenaza con resistir al tiempo, a la protección filial, ejem, curiosamente, sin unos padres que no visualizamos en el pasado de las jugadoras, amputar el arrinconamiento social, que manda al ostracismo y genera el acoso. Dejarse llevar, abrirse en canal.

Confusión... hasta llegar a la última vía... último aliento... asesinato. La disección del caos.

Por fin... La Carnaza.

Funciona en el paralelismo dramático de la acción, aunque tenga muy diferentes raíces insertas en los organismos en cuestión, sorpresivos como la carne mechada. Conviviendo o sobreviviendo, entre ambos hemisferios temporales, el baldío o insulso masculino, y esencialmente el que perpetúa el suspense en sus cabezas o manos, el de las féminas. 

Tan singulares, como es posible en su protagonismo, tan secreto que tenderán a juntarse para salir de ésta, o aquella... Aunque tengan que echar más carne al asador.


Los cortes son plurales, desproporcionados en su valoración antropológica, indescifrables, condicionados por las percepciones personales de los sentidos, eufóricos. Pues las características ambientales y el paso del tiempo, modifican su calidad y sus trampas, también, gracias a la cabeza de los guionistas, que a saber qué estarán tramando en estos momentos... Tal vez, un fiambre a los postres. O tres más, para las cuatro.

En las sombras, la carne ensangrentada, es otra mancha cualquiera, un borrón del pretérito. Una tizna en el bosque de hoja caduca de la memoria, una muestra de virtuosismo con el escarpelo, una obsesión del miedo perenne, que se pierde por el desagüe... una excepción a la seca, voracidad. La que sacaron del congelador de la superviviencia uruguaya, en el apreciable guión del filme Viven de Frank Marshall, todo un Disney en la nieve y el barro del rugby más caótico. Pero ordenado, no como estas líneas.

La voracidad se distingue en el horizonte, se excusa cuando se van perdiendo los principios de aquella pirámide conceptual de Maslow y, entonces los cimientos comienzan a tambalearse. Es el elemento primario más primitivo de carnívoros cazadores y primates, básico con distintos grados de inteligencia, debido a la primacía de lo vivo sobre lo inerte. Como las diferentes protagonistas, en cada respectivo estadío.

Ese hambre incontenible es el contexto que subyace en un encuentro deportivo, dentro de un equipo de fútbol... ¡Muerto te has quedado!


En cambio los recuerdos resucitan, cuando los tenías abajo de la base de la perspectiva vital, y se convierten en la cúspide de lo que está por venir, de lo que pensaste entonces o saboreaste, de lo que bebiste o comiste, después de lavarte las manos. Lo que te follaste, o no...

La carnaza es obicua, como la tragicomedia, que salta, se interpreta de diferentes formas, corre, se vive o imagina, entra por la ventana, se piensa y se masca, aúlla, envenena, llora o ríe, combustiona y explota, se niega o se proclama a voz en grito, se esparce en las mentes, se rechaza, se ofrenda... crece, se reproduce y... eso.

¿Llegaremos a visualizar algún tipo de delito o debilidad, algún canibalismo nuevo entre hermanas...? Ni idea, ni falta que hace, en la sorpresa esta la chicha.

Aquí huele a tierra o césped mojado. Sobre todo, cuando se reabren las heridas y escuecen las palabras. El hambre aprieta, y más aún, cuando lo tuviste todo al alcance de la mano. La hambruna debe ser una exasperación indescriptible, la debilidad de los zombies. Más cuando se acerca esa segunda y apetecible temporada, o será un animal herido que se entrega al descabello crítico...

Somos como fantasmas vivos, con sentimientos que se van perdiendo, hasta que miras atrás y recuerdas, cuando lo que construyó tu vida, falta. Cuando lo bueno, es un regusto en el paladar, y los sueños, pesadillas son. Cualquiera pide un plato de caza, con setas silvestres, o una bañera de agua caliente... ¡puedes salir escaldado!


Esto, este partido es la mente femenina en serie, un verdadero desfiladero a revivir, resolver o, simplemente aceptar como viene... y viceversa, como la de los hombres en sentido complementario. Es la gracia de la vida y la muerte, la personalidad compleja, perturbada con esa sombra pertinaz. Parte de nuestro tejido orgánico, a diseccionar para lo bueno y lo malo.

Hasta que se corrompe, pudre la relación, se pierde el respeto y aparece la voracidad de nuevo. Pudiendo acabar más tiesos, que un amor en el frigorífico, congelado en el tiempo pasado. Un pastel de carne pútrido, que puede afectar a todo lo que te rodea... Hasta que cierres la puerta y la luz de la nevera, de tu mente, se apague... y a otra cosa, mariposa. Otra vida. O la cárcel, o la soga.

Esperemos que un olor fétido, no contamine los próximos capítulos, los siguientes minutos en juego, y nos acabemos mareando por los saltos temporales, los golpes advenedizos y los cambios de temperamento, de entrenadores o jugadoras. Opacos a este lado de la pantalla, ocultos tras las últimas sonrisas. Ya que, se necesita una manada bien ensamblada para garantizar el buen trabajo, una estrategia para lograr capturar a la presa... nosotros.

Y otros condimentos muy humanos, tiernos, libidinosos, lisérgicos... macabros.


Por ende, la carnaza no es un producto gratuito, aunque lo parezca. Ni el vestigio de esa caza antigua, sino la muestra para caer en las redes... o necesidad para acabar con dicha voracidad. Sin apenas enterarnos, ahí sentados. Es el paradigma del símbolo de exclamación... ¡sorpresa!

¿Qué ocurriría tras el vuelo fatídico..?

Es la proteína de los depredadores de series. Se sea racional, o irracionalmente humano. No hay más preguntas... despertar ese... interés. No hay vuelta atrás, no hay repetición de las jugadas... 

Se sea futbolista... o futbolisto. ¡Penal y gol para Yellowjackets!


No Return (Single from "Yellowjackets Showtime Original Series Soundtrack")

Radiohead - Creep (... ellas, ¿son ángeles o demonios?

The Smashing Pumpkins - Today (... y mañana ya veremos)

No Return


domingo, 6 de febrero de 2022

Animal Kingdom. Season III & IV

 

Heridas a flor de piel, sorprendidos, ante la ídem agujereada y con la policía tras ella. ¡Una maldita bala y una anciana! Ellen Bzrkin, la reina de la tele, al menos en California.

Las tribulaciones del Negocio, se van complicando a medida que crecen... o maduran más bien. 

Estos chicos, sus niños... parecían santos. Inmaculados.

Desde aquellos tiempos pretéritos de sangre en el cine con David Michôd como reportero, y el amigo Guy Pearce como el sargento perseguidor Leckie, la cosa se ponía tensa, como la cuerdas de una guitarra eléctrica.


El futuro de la cuadrilla, más familiar en los palos subterráneos, podría resentirse y verse comprometida, emocional y económicamente... si varios mueven los hilos de forma equivocada, y la gruñona Smurf no sale de la prisión a tiempo. Este actual, el otro es una divagación evasiva. 

¿Quién conoce ese porvenir, si un él o ella...?

Quién controlará a los depredadores, si se destaparan antiguos agujeros en el terreno, no cerrados, o se machacaran semillas que se revuelan en el presente... y no de marihuana... si no, de otra gestación.

Esto no es la sábana esplendorosa de un reino animal, está todo enfangado... y más que lo podría estar, es cuestión de la sangre, mala. Como aquella película de Léos Carax, cosas de pagos. No tan ´santa` como la de Jodorowsky... no tan fácil, como la de los Hermanos Coen. Siempre pringosa, pringada.


Más bien, la oscuridad de un profundo océano. O la mente

En los últimos tiempos, en este reino o cualquier otro bajo el mar, pregunten a Annabel Lee y su deceso... siempre me he acabado cuestionando... cosas. Personas... personajes.

Son preguntas, cómo se hacía Mr. Williams en soliloquio escrito, en la boca de un príncipe de Dinamarca, no de los ladrones. Es la venganza, amigos.  

Pero sí, me pregunto... ¿Si votarán, los criminales, delincuentes habituales o depredadores sexuales? Lo harán cargando a la izquierda, la derecha... por 

Soy así, retorcido como una condena en redes sociales o un guión de televisión... Ya contaré sobre Jonathan Lisco...

¿Se declaran antisistema y no manifestarián su derecho democrático? 

No lo sé, I d´ont now, que decía Pedro ante el Lobo... No me cuentes películas, Pedrito.


Sin comida, nos alimentaremos de carroña, residuos en cubos de basura, lujosos. Al fin y al cabo, esto es la soleada tierra del Pacífico, tierra de sueños eternos.

Todo depende de pequeños, grandes matices... recuerdos, visiones... y objeciones a la hipocresía. Pero, la serie va por otros tiros que no tienen que ver con la política, sino con aquellos alimentos o la necesidad de mantener ocupadas las pequeñas bocas. Que están por venir...


Posiblemente, los criminales más poderosos, reyes del crimen, a los que roban el aliento y matan, en una selva podrida... Se puedan infiltrar en todas las orientaciones políticas, u otras instituciones, incluido el arte o el espectáculo, donde la saga El Padrino latín... y lleguen a poner reglas como tales. Pactar y dictar las leyes, la vía de vender sus productos ilegales, sin problemas con la justicia, comprando intenciones como Sopranos de la costa. Para perpetuar sus negocios sin llamar la atención. 

Así, pueden sangrar a otros, sin sentir, el cuchillo en el cuello. Pregúntenle a los caballos, o cualquier otra yegua... baldía.


Además, en otra realidad más cercana, puedan violar impunemente... o destruyendo a jóvenes embriagados, de medio mundo con el tráfico de estupefacientes... mientras que los padres y madres, sus familias, sólo les queda enterrar el futuro. Y sentarse a intentar ver la televisión...

Todo se camufla bajo el escaparate televisivo o mediático. Se inventan estrategias para esconder la realidad y se manejan los hilos de las historias, para mover las piezas. Confundir, hasta que ya no son necesarias y, entonces... se corta la cuerda, o se olvida a duras penas.

Siempre alimentando a las alimañas, definitivamente. Este Animal Kingdom, tras la destartalada apariencia familiar y esquivando las filtraciones externas... los trabajos, palos o golpes, se resuelven con máxima profesionalidad, como siempre. 

Cada vez más despejados, madurando... rodeados de matices huraños que provienen de ese exterior más contaminado y el sexo con adicción... que son condenas a corto plazo. La sangre y el semen.

Se abre un amplio rango de oportunidades... o también de inconvenientes, objeciones como la muerte. ¡Otra vez, rondando... en las cabezas! Algun@s ya lo veían venir...

El dinero, más que el ser, o no, tan cercano a la familia y tan lejos... es la cuestión.

Bienvenidos al reino de las apariencias, un teatro muy familiar... de andar por la playa.

El NO Sex...

Aquí, a la tercera, no es la vencida. Todo Kingdom I-II, parece un cacao maravillao, al borde de la piscina... como siempre, explosión de actos con un ramillete de allegados, que poco a poco van a ir desapareciendo... o no. 

Seres, o animales, dispuestos a "prostituirse" por saldar un pasado equívoco, libre quiero... ser... la condena.

El caso es buscar unos billetes sin trabajar o intentar saciar al mono de las drogas y su particular jungla, que se convierte en el mal que lo esconde todo... como el alcohol. Somos monos muy humanos, por descontado.

Es decir, que muchos se abrirán de piernas, por una u otra debilidad o posición, esa es la cuestión.

Sin demasiadas evidencias visuales, que van remitiendo en este reino animal, todo quisqui se acuesta con el que se arrima, a la tercera. De la cuarta, y de la quinta no dirimo aún, es otra... cuestión.

Da igual el pino o el motivo al que dar la patada, ha sido su triunfo en esta serie, desde su inicio. Como descorchar semicorcheas, con una ganzúa. 

Pero tal vez el éxito de la emisión, ha ido reduciendo esos encuentros libidinosos en la pantalla, para someterse a otros placeros colectivos, hasta que solamente se muestre la sangre. Que lo acaba tiñendo todo, desde una nave semiabandonada, hasta una explanada en el exterior.


Hasta entonces, todos follando e insuflando en la tercera, excepto Pope que se queda observando, tal que un depredador con esa mirada enroscada, de psicópata desventurado y padre por necesidad. Que no putativo. Notable interpretación de la amargura... y el caos interior.

Fuera del rango de primogénito, de hermano y de una próxima misión, podría ser la clave de la sucesión en la sangría, más bien cervecera que es costumbre por estos lares. 

Pero esa es otra maldición, que quizá tengamos que retomar... en caso de derramamientos, de propia o ajena.


Esto es una familia unida, que no revuelta, ni penetrada... dependiendo de la actividad y la sucesión de entradas o salidas. Jonathan Lisco y David Michôd han regado la fiesta, con los allegados y asesinos varios, de muy diferentes condiciones y estrategias extraviadas. 

Todos aparecen en la piscina, juntos sin mascarilla, eran el 18 y el 19 prepandemia, aparentemente desamparados, hambrientos, mucho; en cambio, esconden la fachada hedionda, la risa de la hiena, herida, tras gigantesca máscara de apariencias.

.. y deseos ocultos. De esto saben bien sus cabezas y guiones, y de amarillos. Aunque no hablo de la lluvia, sino de torrentes.


Ahora, lo que parece un acercamiento más calamitoso, o narrativamente defectuoso a esos inicios de Animal Kingdom y la película original, es que se mancilla con un flash que descubre el rostro sanguinario... un poco de paciencia, por favor. Demos una vuelta, a esta selva, que la conoces muy bien... Después se va aposentando esta tercera temporada, según se descubren viejas relaciones del pasado y ciertas bocas empiezan a soltar perlas. Hasta chismes o chistes, que te dejan un buen sabor, como el sexo sin prisa... o no.

Por supuesto, también las mujeres encuentran su sitio y sus plazos, del pasado hasta nueve, cambiando la concepción de la historia. Desde el cerebro que se exprime entre los barrotes, sin poder rondar su cama, hasta las conocidas Molly Gordon (Nicky), que sabe bastante, Aanya Deva, la niña ambulante y víctima. Carolina Herrera (Lucy) punto y final, Christina Ochoa en nuevo alumbramiento del guión, ya te digo. 

Ahora otras se acomodan en la tumbona, Dichen Lachman, ladrona exclusiva bien abierta... de orejas, nepali de sangre australiana como su padre, Shovi Rodríguez, pandillera con exigencias y ganas... de joderla. Emily Deschanel enganchada a la sombra, a la mueca perpetua y, especialmente, Leila George, d sugerente vestimenta vaquera y rifle... más que hippie y flores en el pelo... según el personaje, no está en misión de paz, precisamente. Más bien de gloria, bendita.

Los personajes femeninos, son fuentes de desventura parafilial, sigilosa y sexual. También de frutos... Que vienen y van, como los tiros, de uno u otro tipo. Así, unas puertas se cierran definitivamente, y otros butrones se abren de par en par. Es el alimento de la serie.

Incluso los más arriesgados que se atreven a saquear a mafias orientales aposentadas en una fachada legal para la venta. Y todo frente a las narices de los sabuesos, que buscan la oportunidad denunciable en los fluidos cercanos a la familia.

Mientras otras simientes artísticas, de esos orígenes o procedencias delincuenciales más exclusivas, ofrecen su cuerpo para ´confiscar` bienes a contactos con mayor cartera. Aunque el sexo y el arte, le cueste quedarse compuesta y sin novio... o dos, tal vez.

En general, todos van perdiendo o se hacen los muertos en la piscina, con menos tensión superficial y panza arriba, como gatos perezosos, al borde del ahogo... pues la partículas que los mantenían a flote, andan medio rotas. 

Deambulando entre el sí y el no, te quiero, pero algo menos. Me matas, o te mato, te doy la pasta o te aguantas sin contar, ¿y el sexo...? ¿Qué cojones hago aquí...? ¿Y tú, okupa del alma...? Tú, me dejaste entrar.

Si no parecéis familia, ni padre que la fundó... todos arrimados y aburriendo al personal... basta de cambios, al grano, al palo... Yo me conformo con atravesar el tiempo, sin documentos... y aparecer, chas, a tu lado. Cerca de los gloriosos, setenta, época de sangre agradecida, piedras rodantes y de Eagles.


Pronto llegarán para alegrar el cotarro... ¡Parejas de aquí, y acuyá! Que son la misma familia, en distintas épocas, y cigüeñas. Con allegados por ambos lados, claro. Esto será otra cosa, más sangre. Menos sexo y más pistolas, dando redondez ventral y visceral, a la historia.

Otras se inmolan en la indiferencia, como una pequeña punción supurante, en el recuerdo de esta pandemia que nos sentó ante la televisión, durante horas. Que asoló generaciones perdidas a finales de aquellos setenta y los ochenta, cuando vibraba el rock , y hoy se sirven en bandejas de juegos acuático, con sexo más formalito en difusión. Sin embargo, el mal real se sirve frío en los telediarios. Pequeñas semillas de una adicción descontrolada, seguramente.

Bueno sigamos abriendo ventanas... Entonces, todos estos ocupas, ejercen el postureo sexual para conseguir sus propósitos, ya sea dinero, una buena posición al otro lado de la cerca, en la piscina, o la cama, menos fotogénica y espléndida con el paso de los capítulos, como se manifestó...

O mantener esos caballos revolucionados y rebeldes, más apaciguados dentro de sus venas, sin exhibiciones. 

Si sigues la serie, hasta la cuarta marcha en expansión delirante y enfermiza, puede que no los vuelvas a sentir... Ni ver, follar, jadear. Sex o no sex, esto era el S-éxito en la televisión... y ya no lo es. Porque, hay que atraer a todas las edades, sin adicciones ni vertederos.

La consecuencia es la sangre, y la lucha por el patrimonio... que sería con matri por Ellen Barkin y sus sudores manifestados en la manutención de los polluelos. Pues la psicopatía asesina, amenaza con alargar sus tentáculos a otras parejas o torrentes sanguíneos, tanto como la provocación, la traición con dilación, la estafa o, la inherente venganza a la criminalidad.

Excepto una que surge incólume, guardiana de otra raza y condición, tal vez... quién sabe... hasta de otra tendencia. Veremos, puede que sea una visión.

... las no drogas...

Animal Kingdom sigue teniendo atractivos, sobre todo desde la mitad de la tercera temporada, cuando el viejo drogata, interpretado por Denis Leary, empieza a contar batallitas, contacta con una Smurf que vuelve a tomar las riendas ante la sobriedad, solamente, que no la enfermedad... y establece lazos disuasorios con su hijo homosexual, con encuentros simpáticos y surrealistas.

Así se va dejando el tema de la drogadicción, en próxima vuelta de tuerca por el control, como motor de la serie y abriendo acordes a los caminos más sanguinarios.


Sonidos eclécticos de un presente muy actual, presidido por la violencia, contradiciendo las bases oníricas y surrealistas, que se irán zambullendo en lo enfermizo y la venganza extrema.

Cada vez, más lejos de ese consumo directo de narcóticos y grandes borracheras alcohólicas, que hacían perder la cabeza, una mantiene su cabeza alta y paso firme, entre fiestorros con dj´s y falsos disfrutes con música discotequera o comercial, de la que aborrecían otros roqueros como en el documental Zappa, por ejemplo. C´est la vie, mais que vie... de merde.


Para tenerlos controlados, como borreguitos tras la mentira y sus barrotes de acero, han tenido que mandar a galeras a los que se retrataban como drogadictos desbocados. Que si uno, se ha hecho más maduro, otro es un empresario, el aspirante sin aspiraciones nasales, la otra con barriguita y la nueva con pinchazos a escondidas, para no molestar. El viejo y padre espiritual, que quiere aparecer en ese futuro como eslabón familiar con peso (que no cadenas si es posible), fantasmas en todo caso... y la última enviada al exilio, a la isla del postureo, fangirleo de las ondas californinas y demás rizos.

El rock ya no se lleva con las representaciones violentas y el consumo desbocado, es un grupo reducido de resistentes en una pequeña aldea, incendiada por el sonido de futuros tiroteos o bombardeos. Aunque haberlos, haylos, como en cualquier infierno de este mundo.


Por tanto, existirán consecuencias sangrantes con todos estos acomodados o expatriados familiares, y otros ladrones de postín, que se acomodaron con la excedencia forzada de Janine de los Cody´s, no sabemos... ahora la Madrina Smurf anda por libre, pero condenada a sus células internas, cuando la sangre se traslada, muy acertadamente en retrospectiva, a otras latitudes y mundos paralelos. 

Los flashbacks con ese pasado cercano, es lo mejor que hemos podido surcar por encima de las olas, vertidas en sangre, o enterradas como el rey de los hunos... que eran otros individuos con caballosm, mucha hierba para consumir y viejas reglas.


Esto es, el pasado... un palo tras otro, a cada cúal más estudiado. Con él, el pretérito digo, vuelve la acción, la pasión y el guitarreo, con las escopetas cargadas... las drogas no habían llegado aún. Estaban a punto de psicodelia, chupas y Harley´, ahora más a la carrera.

El culito de sangre azul y encuerado, de Smurf, continua sin saber asentarse, poniendo dirección opuesta a la familia y sus líos de drogas, a las movidas con los dineros, a la sangre que se ha ido aproximando, hasta ponerse morada con tanta presión, y tiende a enderezarse con las armas... y el tráfico, que surgió del ayer embarazoso.

Acá, en Oceanside y alrededores temporales, todo se siente impregnado por el ácido, pura higiene, como las aguas cloradas de piscinas de lujo, lejos de virus y otros parásitos, pero impregnadas de imbéciles integrales invitados y cuerpos reblandecidos, secos de playa, polvo y paja... Calientas electrónicos... sin bañador. Con gayumbos por encima del pantalón.


Definitivamente, la psiquis familiar y la sanguínea, parece comprometida hasta los tuétanos, hasta el porvenir venidero de la casa... con tanto viajero saltando por sus ventanas, con tanto soldado de azul visitando a sus apóstoles alrededor de ese comedor. Más o menos santos, patrones o gallos de algún corral... en todo caso, frente algún que otro cantor en gallinero externo. Tal que el cuerpo colgante de Judas con sus devaneos metálicos. Ahora, con más fibra blanca que una tabla de surf.

... y el Rock del Reloj.

Juventud divino tesoro... sus vidas cruzadas no tienen porqué tocarse, cuando los ritmos se aceleran y se adivina la maldad. Los padres y sus vástagos, son elementos distintos, que poseen su propia idiosincrasia, si bien algunos se parecen demasiado y oyen las mismas canciones.

Este es uno de los grandes hits de Animal Kingdom, las relaciones sanguíneas y su banda sonora. 


En la antigua bañera de las condenadas adicciones y tradiciones, como piscina de las vanidades nuevas, se acercan los miembros sin salpicar apenas... dejándose caer. Hacen ruído para sus adentros, pavoneándose desde un trampolín misterioso, sin saber si existe la mínima profundidad para no estrellar sus deseos en el fondo.

Mientras la música suena, en otra era más contradictoria, pero igual de violenta. El sonido tiene más matices con Air Supply que con el trash más duro, evidentemente. Pero, la música no mancha tanto como las armas.


Por contra, el silencio se mantiene entre sus cuatro esquinas, Pope, Darren, Craig y, sobre todo, el J más calculador de estos Peaky´s del Sur de California, se comunican y soportan; si bien las lineas de conexión rectas y digeribles, están torciéndose y girando como las luces en la sirena de una ambulancia, a la vez que resuenan las notas de su pasado, insuflando el aroma ardiente del rock setentero. A veces, con voces desesperadas que buscan la libertad entre las olas o la venganza entre ceja y ceja.

Libertad, para formar una Familia con ciertos rasgos machistas, también en el crimen, bajo la textura de una vaquerita californiana, rebelde y sexy como fue menester, y que volverá para expresar su desacuerdo a la cara.


Algún día, alguien quitará el tapón, y ¡todo se irá por el desagüe!

Hasta que reaparezcan estos nombres del pasado y heridas volverán a abrirse, mientras los flashbacks funcionan como respiraderos de la historia presente y no envuelven con sus temas de calidad suprema, todo se establece alrededor del vil metal, dorado. Es decir, que el silencio de la omertá, ya no es suficiente, el rock ha regresado con sus apellidos más familiares para conseguir la distorsión temporal. El reloj se ha dividido, con una parte tradicional del crimen y otra, más binaria. Son ceros y unos, que prohíben el paso a conspiradores y demás aprovechados, cárnicos o tóxicos, o permiten que se alimenten los tiburones con ellos... si no dan con un gran blanco... o blanca... Smurf, la Blanca, con la negra.


Este rock que palidece, por momentos como los héroes, nos evoca con sonidos sensuales, atractivos en salto temporal, pero las bocas profieren gritos amargos, ingobernables, detestables, trágicos... con voces cotorreando, manifestándose en un infierno de braguetas, enfrentadas... Salvo esas agujas femeninas y punzantes, más molestas que un tema de trash-metal.

Desde los sonidos psicodélicos del rock y las botas de punteras, redondeadas en las motos, a este loop de música programada para calentar, que condena al reino a un fiestón de coca, galletas y bolsas de anfetas. También de música de diseño industrial. De aquí, que los maletines y las balas, volarán, sin remedio... acá y en el pasado. Es lo que hay, que decía el otro.

Así que, Animal Kingdom en cuarta temporada visualizada y disfrutada, es difícil de abandonar... de sentir en las venas más roqueras, coloristas y salvajes... Greatiful, dead. ¡Por ahora! Va a oscurecer, bastante.

Hogar... dulce hogar.

Un chalet, repleto de vidrieras y una valla vigilada. ¡Un reino, con reina blanca!

Silencio... y del otro lado, la fiesta. Tal vez, funeral de reservas...


El ambiente se percibe más cargado que aquella pistola humeante que dejo a Baz, que agujereo la piel del sorprendido hermano... otro arrimado.  Y parece caliente, de nuevo. El rock de la cárcel, dejó de sonar para enquistarse, sólo quedan los jadeos del baile y la gran evasión. 

Los viejos sicarios de la muerte, se erigen en silenciadores de la verdad... Reyes de un reino animal bajo el sol de California. Opacos tras los cristales, hasta el final.


El hogar es como el mar, con olas visitantes que vienen y se retiran, malogradas como lágrimas en la arena, que es la vida... rondando una casa luminosa, con más sombras en el interior. Que signifaca, la muerte. En cambio las letras, siempre vuelven, aunque no las quieran oír...

All Down the One, los Rollings; Cosmic Charlie y Rumble On Rose, Greateful Dead; Whippin´Post, The Allman Brothers Band, Fire and Water, Free; House of Fire, Big Brother & the Holding Company; I´m Alive, The Dogs, Too Many Hands, Eagles; y por supuesto... Machine Gun, de Mr. Hendrix!!!

La máquina de los dedos largos y rápidos, bang!! Hey Joe... Foxy Lady!


Smurf & Sons, se llamaba la finca. Ahora podría ser, Confortably Numb, por ejemplo. O Where is my mind?

Algo se desangra en la serie, ante nuestros ojos... ¿cuánto más durará...? Y yo que sé, saltar un charco. Cinco o seis, tal vez.

Los capítulos por temporada, son así... como las adicciones. ¡O las heridas!


Michael Kiwanuka - Love & Hate

Jimi Hendrix - Machine Gun

Grateful Dead - Ramble On Rose

Cinemomio: Thank you

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