Cinecomio busca

EnglishAlemánFrancésEspañolItalianoNetherlandsRusoPortuguésChino SimplificadoJaponés
CoreanoÁrabe
Mostrando entradas con la etiqueta Kurt Russell. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Kurt Russell. Mostrar todas las entradas

domingo, 3 de septiembre de 2017

Guardianes de la Galaxia, vol. 2

Guardianes de la Galaxia Vol. 2: Dale al Play...

Los Guardianes han regresado, y por fortuna o el dios pretérito del cosmos (algo enfurecido), pocas cosas han cambiado...
Todos esperando que apriete el botón, con su cara de niño que nunca ha roto un plato y su mirada perdida en el horizonte. La diversión narrativa que los seres humanos, siempre han visualizado entre la humanidad y una mente, excesivamente megalómana (si posee oídos, que dudamos) o endiabladamente sádica y apocalíptica. ¿Eh?
Despierta Groot, todo ha sido un mal sueño... ¡ponte a bailar como Gene Kelly!
I´m Groot!
Ah, no... ya lo dijo un personaje de Twin Peaks, ¡maldito!
I´m Groot!
Vale disculpa, la culpa siempre será de la lluvia cósmica... y recuerda:
Not That Button, baby Groot! O tocaremos the bottom.
I´m Groot!
Que no me harás caso a mí... que escucharás lo que te diga Mr. Gunn. O.o

Y comienza a el segundo baile, con una escena sacada de aquellos musicales de Broadway, pero, con nuestros amigos o protagonistas de Guardians of the Galaxy, en pista y danzando como vegetales animados, exhibiendo músculo entre guiños monstruosos y efectos delirantes o graciosos. ¡Vaya entrada!

A este lado del universo ´desconocido` y luminoso, el sonido forma parte de su esencia ecléctica o naturaleza amistosa, por encima de todo... excepto de la diversión.
La música permanece sostenida por el humor y la acción, flota en el ambiente y sigue manteniendo los mismos efectos en los protagonistas, rebeldes recalcitrantes o poliédricos de ayer, con alguna incorporación emocional. Son como músicos impertérritos de un naufragio cósmico, balanceándose entre el bien y el mal.
Pero, nunca se hunden, porque son héroes legendarios del cómic, creados entre Arnold Drake y el colorido de Gene Colan (autor del terror de la Tumba de Drácula y el extraterretre-ánade, Howard), por allá en 1969, época de cadillacs y rockeros. Hoy modernizados por Dan Abnett y Andy Lanning, para mostrarnos la cara posible de lo impredecible.

Llevados al cine hoy, esto significa, carcajadas coloristas y un poquito de... It´s Showtime!
Su rebeldía no tiene fin, a partir de brillantes o pugilísticos diálogos, que persiguen la acción espacial con ese humor característico de la primera. Se han ensamblado como grupo cinematográfico, particular y diverso, que se mueve por las canciones de antaño y bailan a su son... claro, también al de sus naves, armas plasmáticas o láseres. Siempre que se lo permita, la olvidadiza mente de aquel pequeño brotecito o retoño, con su contoneo para todas las edades y géneros.
Sí, es el protagonista como dijimos y sabíamos, recordado por el gentilicio de Groot y su ´despierto` cerebro en crecimiento vegetativo. Todos quedaron encandilado por su enorme sapiencia de secoya o defensor de lo verde, ahora saltando de su maceta diminuta o terreno inestable, y cimbreándose con las ondas hertzianas. Pero, divirtiendo al universo con su ritmo florecido... y acercándose al estrellato con paso suelto y danza, firmes.


I´m Groot!
Perdona plantita, se nos ha colado este clip ochentero.

Música celestial o espacial.

La música es buena para el crecimiento físico e intelectual, ahora, Groot se ha convertido en un pequeño simpático y juguetón, que no descansa ni en sueños. Con algunos centímetros de más, sigue desarrollando otras habilidades, tal que el movimiento de pelvis, como un tallo flexible al viento, tronco.
También, establece su posición con el colorido vómito contestario, o dubitativo, no sé. Lo veremos en los futuros desafíos de los Guardianes al otro lado y las lagunas arborícoras de su mente, ojeando libros de biología o historia de sus grandes predecesores en la Tierra.
Si bien, antes, que su pasión por las novedades informáticas y la tecnología, veremos a sus progenitores o compañeros marcianos, con sus movimientos guerreros en la pista de aterrizaje y alguna disposición diferente en sus vestuarios, pensamientos y... corazones.


Podría ser una de sus pasiones, más ecológicas a priori y respetables ante los diversos mundos, es el dedo derecho del padre, que apunta en todas las direcciones de la Galaxia Marvel. Star-Lord, siente su presencia en las alturas (o bajuras), como los problemas derivados con los bailes no correspondidos, y esa devoción por los botones y las dudas...
Ya lo advertimos, cuando Miss Quill se acercó a un extraterrestre como J´son, o ante determinados estirones y los deseos de la futura familia... que no se puede hacer nada. Sino que se lo pregunten a los viejos residentes del espacio cerrado y los azules de Alfa Centauri, viajando en el tiempo y transportándose a nuestro Planeta Azul y caja de ritmos.


Esto no acaba en la tonalidad, ni en unos simpáticos centímetros contestatarios. Sin tiempo a respirar, por instantes, pareciera que el arbolito es el niño bonito del guion, aunque existen otras pequeñas evoluciones no cerebrales ni sentimentales. Alterables e inestables como un clon que no ha tenido infancia feliz ni visto películas 3D en Imax, o un gigante violáceo con un humor de pe... de mapaches. Una pareja tensa como los músculos y compenetrada a base de chistes e improperios, también alguna entradilla sexual para acercarse a los mayores, de actos no de edad.
Alrededor de, representante vegetal y un astroboy ya crecido, se esfuerzan en seguir sus pasos extraterrestres, los danzarines que aparecen en los títulos ulteriores. Seres, otrora marginales, que evolucionen alrededor de una hecatombe ruidosa, prismática, a través de un caleidoscopio fluorescente e infinito, no sé de cuantos trillones de tonos en la paleta y años luz. Dos fuertes hermanas enfrentadas, a raíz de los jueguecitos de su tutor, aquí, desaparecido en combate.
Ahora, deberán aprender a bailar de nuevo...


Al menos, van aprendiendo algunas frases ´savias` y cimbreos... ¿o no?
Y es que, ver el crecimiento de una criatura, en graciosa libertad y armonía con el mundo, pero un dolor de cabeza para los nuevos, como Pom Klemetieff o Mantis para los amigos espaciales, Sean Gunn el colega inseparable del gran Michael Rooker, o los malos extrovertidos de todo esto. Unas relaciones tan emocionantes y complejas, como la aparición de un pariente inesperado, que te empieza a tocar... todo lo que tienes controlado.
Tan curioso como los cambios hormonales, o cambiante como los rasgos emocionales que se establecen en tu círculo de amistades. Temeroso como las ideas de tus contrincantes acérrimos, o enemigos sedentarios en una guerra virtual, de consolas, cercanos a una batalla campal en Internet, con bots peleándose entre sí y destrozando cualquier rincón del ciberespacio. Aunque, siempre exista una resistencia, más o menos, activa. Aquí encabezada por Sylvester Stallone (sí, el Juez Dredd), Ving Rhames (Pulp Fiction), Michelle Yeoh (Tigre y Dragón), la voz de Miley Cyrus (no registrada), la de Seth Green como Howar el Pato (¡heim!), o el mismo e indisoluble Stan Lee, como un astronauta con amplio sentido del humor o gran caja de resonancia... diríamos un arco iris en el mundo Marvel.


No obstante, algunos reglones se escriben torcidos, como una relación paterno-filial, o como una cresta que no encuentra su posición exacta, dentro del cajón de los calcetines. Desafiantes como un beso furtivo bajo las estrellas... o soñado al menos, se alza los ideales fantásticos (y fanáticos) de un mundo idealizado llevado por una mano con piel de serpiente. Sin duda, algún resto epidérmico de nuestra juventud.
Igualmente, contradictorio como un personaje encarnado por un Ego, desafiante como un otro disfrazado de paternidad o divinidad con hambre insaciable. Un dios con botas de serpiente cascabel, para bailar un taconeo country.
Es el alter ego de Chris Pratt, metido en cintura, por el carácter de Snake Plissken. El fantástico y sibarita, Kurt Russell, aquí algo más ofuscado con una vuelta atrás de 34 años en los píxeles. Aunque no únicamente en el cuerpo, también con un cambio cerebral, todopoderoso y romántico... Sin embargo, olvidado en pos de la unidad universal. Esto es, una vuelta atrás en el espacio y el tiempo, musicales ambos.


El Ruído y el Color Estelar.

No debemos olvidar otras atractivas circunstancias que envuelven un producto para el entretenimiento más continuista, gracias a... Groot.
Observar como la familia sigue creciendo, desde el guion contradictorio y el entretenimiento visual que propone el director James Gunn, animando a otros para unirse a un espectáculo fuera de lo común. Como la creación de este cosmos brillante e imaginativo, de proporciones infinitas y épicas, con numerosos aciertos narrativos o divertidos diálogos que bucean en el pasado (algunos pensarán que repetitivos), mas con el ánimo de preservar su fuerza interior (amor y amistad) o las diversas localizaciones de este territorio extendido, flotante. Que diseña formas y múltiples polarizaciones en el aire, para favorecer el aspecto artístico o conceptual del tebeo, en defensa de las maravillas naturales, y las otras. Las que manifiestan el futuro de nuestra especie... que digo una, de todas las evolucionadas...

Y, por supuesto, continuar con el ritmo imparable, que confiere a la cinta de una embriagadora velocidad, sin pausas ni prisas. Un trabajo minucioso y alegre de un grupo, divertido, que se identifica con las evoluciones de los magníficos efectos especiales y las conversaciones de los personajes, parte de la familia ya.
En definitiva, los demiurgos de un universo caleidoscópico, basado en estructuras naturales, las fuerzas imposibles del cosmos y las construcciones faraónicas, recreadas en estelas o en nebulosas conceptuales, con formas geométricas de composición fractal. Un infinito de formas elaboradas por genios de la informática para la industria cinematográfica, ya cercanos a la maestría, como los de esta mágica reunión en la composición de bits: Animal Logic (Paul Butterworth), Framestore (Jonathan Fawkner & Patric Ross), Method Studios (Nordin Rahalli), Scanline VFX (Jelmer Bosksma), Trixter (Alessandro Cioffi & Adrian Corsei), Weta Digital (Guy Williams), Lola Visual Effects & Cantina Creative.
Por tanto, vuelve a la dirección, el capitán de esta loca tripulación, creador de espacios y guionista llamado James Gunn, tan chulo como un San... Groot. Apoyado por su hermano bostoniano y productor de Marvel, Kevin Feige, la caja de la risa tras la mayoría de las últimas pelis de Marvel Studios.

Para ello, han respetado aquellos dibujos trazados por la imaginación (de su real paternidad) y el espíritu roquero sintonizado con la música compuesta por Tyler Bates y un montaje enloquecido de visiones fantásticas y canciones... Unas veces calmado, otras muy loco... pausado, rápido, lento... les´t go, please... I´m Groot, elaborado en el editor por Craig Wood y Fred Raskin.
En la historia romántica, se desarrollan los encuentros de Chris Pratt y Zoe Saldana, el pensamiento rocoso de un cálido Dave Bautista, la paradoja del animal Bradley Cooper encontrando un rasgo humano ante tanta locuacidad, propia y extraña. La ´compasión` del gran Michael Rooker como Cupido, aunque no su flecha furtiva, y la prioridad protagonista de un Vin Diesel que reclama más música y letra.
Al menos, a la misma altura de una hermanastra interpretada por Karen Gillan o la Mantis sensible sufriendo algunas maldades lingüísticas y emocionales del reparto. ¡Ah!, sin olvidar las expectativas futuribles de la maldad dorada de Elizabeth Debicki, líder de los Sovereign más estirados.
Aunque es complicado explicar cómo, Miley Cirus se encarga de poner voz al masculino sistema operativo conocido por Mainframe o que, Seth Green platique en la silueta de un palmípedo sin fronteras... Incluso sentimos a Jeff Godblum y David Hasselhoff se convierte en el baúl de los deseos, mientras Stan Lee como siempre... se recrea en la Luna.

El Sonido Galáctico... volverá.

Cualquier baile o gesto, no vegetativo. Cualquier centímetro en el estirón, será remarcado de nuevo, entre explosiones estelares y su banda sonora.
Será mediatizada, ya que significa algo dentro del cosmos y de alguna forma, nos conecta a todos. Buenos o malvados, humildes y divinidades, tratando de ser felices, ante tanta mediocridad o maldad galopante. Síntomas de una dramática revolución o un pensamiento excelso, caótico para las especies y el futuro. En este planeta diseñado por el dedo divino de Quill, y amenazado por el pulso de un botón, mediante la mente ´despierta`, del dios Groot de la animación galáctica.

Un dibujo nuclear, no exento de violencia y divertimento para mayores, que necesitará a los héroes del tebeo con el fin de extremar la vigilancia sobre este mercadeo de dolor. Un equipo heterogéneo o racial, que significa la protección de todos los inocentes... o no. Quizás, más destrucción.
Por la música y pies danzantes del universo, aquellos pequeños y revoltosos Groot´s que posean el ansia de aprendizaje y la libertad. La gracia por los juegos, harán que sus muecas contagiosas, giren como peonzas saltarinas, sonriendo, otra vez a la confusión... Esa débil memoria, siempre con un guiño de ojo cómplice.
Es decir que, por todos los revoltosos que tuvieron un pasado en diversos planetas, alterado o mutado, volverán a subirse a los árboles, peleando con una espada hecha de una rama tallada. Navegarán los piratas de la infancia y del espacio exterior... u otro más cercano, comiquero, fantástico y literario. ¡We´re the Groot´s!


Aquel año llegaron silenciosos, midiendo su entrada (que no sus expresiones), como si pocos les conocieran por estos lares. Y se han ido conformando como una auténtica revelación de superhéroes del futuro, mágicos e interespaciales entrañables, tal que un vestigio de los vaqueros a este lado de la frontera o aquellos marinos de nuestra infancia, surcando las olas gravitacionales, en navíos sin calado ni agua. Izando su gracia al ritmo de un tema pop o el irresistible rock.
Propagaron su risa a la nuestra, con letras y canciones. Su amistad sin, aquellas fronteras reales, ni diferencias en colores. Desintoxicando la egolatría de las redes sociales es espacios virtuales, reformando un amor reservado para melancólicos y descreídos, practicando la coreografía espacial y bípeda en escenarios binarios. Siempre sin perder de vista, la coordinación y el sacrificio.
En estos momentos de gloria conceptual, mencionaremos a los precursores de estos efectos visuales y las variaciones plasmáticas el arco iris, como pintores digitales. Aún más fluorescentes si cabe, desarrollando una generación de avatares con infinidad de ráfagas multicolores, como láseres incandescentes y pupilas de tonos ígneos. Al calor de la música, como si una espace ópera se tratara...

Pero, en el fondo de un cajón, nos entra cierta duda repetitiva. Su humor fuera de lo común (para estas edades tempranas, soy Groot... sí pequeño todavía) o temperamento extraplanetario, se manifiesta demasiado infantil a veces... soy Groot, lógico.
Sin embargo, no olvidemos que su rotundidad visual y la ágil narración, corre a cargo del giro futurista de Walt Disney, un divertido James Gunn y el sabor con gran solera, de un astronauta del cómic. A sus órdenes General Lee.

Más en forma que nunca, física e intelectualmente, hasta que los pies quieran seguir danzando. El gran cowboy, en términos generales, puede seguir contento a horcajadas. Cabalgando por su singular espacio, plagado de fenómenos, en el mejor sentido de la palabra. Asaltando mundos oprimidos en su mente secular, con sus 7 magníficos del universo. Ante una teoría del todo, bastante bifurcada o comprometida.
Toda la dispersidad de frikis evolutivos, se reúnen con los especímenes gráficos y los otros, más parlanchines, para compartir entretenimiento.
Gracias a sus diferentes formas de conocimiento, su energía grandiosa, sus juegos marciales y los avances técnicos. Los guerreros espaciales, serán nuestros ´leftovers` y su batalla a distancia, un reencuentro potencial desde la celulosa al celul... digo hardisk. Pero, no tan lejana como la comunicación actual, o el moribundo rock&roll. Se va gastando, desfalleciendo y perdiendo las baterías, como un arcaico walkman que terminara distorsionando, reproduciendo sonidos grotescos de otro mundo, con la oxidada banda grabada en el casete.

Solamente por un suceso imprevisible, un final en la balanza del bien y el mal, entre ese lado aparentemente luminoso de un dios oscuro... demasiado evidente.
Pero, James Gunn y su equipo, tiene movimientos guardados en la cómoda de una habitación, que se irán viendo en próximos episodios de nuestro crecimiento. Amo y señor de la Galaxia Disney, siente preocupación por las enseñanzas extrovertidas de un padre, obsesionado por controlarlo todo, como un fantasma del pasado, incluso la vida.
Mientras, su rebelde hijo muestra otras tendencias todavía inconcretas o indefinidas, pero que demuestran la savia que corre por sus venas, I´m groupie Groot!
Seguro verdurita... nos embarcaremos de nuevo. En esa y mil batallas más, igual que Vengadores.
Haciendo frente a todas las enfermedades o impurezas del universo conocido, y por conocer. Luchando por parientes, plantados en cualquier confín bajo o sobre las estrellas. Guiados por la brújula que indica el norte, del rosavientos y el pulmón verde de numerosos planetas.
Aunque en, nuestra tripulación, la suya de Gunn, exista algún tipo de bucanero entregado a la bolsa o el cofre, a desafiar el océano profundo y amenazar al resto de marineros. Siempre hay alguno...

También, deberemos mirar en nuestro hogar. Cuando algún pirata apodado el Verde (I´m Green Groot), se impaciente con las órdenes confusas del capitán, condicionado por una enseñanza familiar, pero no, específica o sanguínea. Que alimente sus malas pulgas, por mor de la rebeldía y no de aquellas habilidades, sustentadas sobre el pellejo de un ágil depredador. Voto a brios.
Otra batalla generacional en curso, cuando se manifiesta la desunión habitual, cuando el precio a pagar ha sido mayúsculo y pintado de azul cielo. Rindamos los honores, a pesar del precio pagado y no la pérdida de la libertad como ciudadanos del cosmos. Con veinte salvas de cañonazos.

Por tanto, el conductor o demiurgo, no podrá empezar a construir el futuro, destruyéndolo como el hombre de las dos caras de esta historia. Ni podría amar, sino muestra respeto por ella, en la libertad de elección, la diversidad del pensamiento y las formas de vida. Por muy pequeña, y dubitativa, que esta sea... A bordo, siempre, un equipo que navega o rema a buen ritmo, más o menos, unidos. Capaces de transformar nuestro mundo e infundir, más inteligencia emocional en el resto. Hasta alcanzar los objetivos no diseñados dentro del universo dividido y salvaje, cruel o violento, manipulando los mapas de bits para elaborar otro viaje, bajo esa tormenta de fuego o arco iris digital.
Texturas sin fin, sonrisas evolucionadas tecnológicamente. Para distinguir a los nuevos piratas del espacio o aquellos guardianes de tesoros hundidos, como la esencia de una energía conjunta y limpia, la imaginación artística y conceptual, el carisma... A un golpe de botón derecho... no izquierdo... ¿y tú quién eres...?

Las gélidas despedidas, no se me dan bien... ¡quién sabe! En nuestras lágrimas criogenizadas, podríamos conocer nuevas estrellas o incorporaciones galácticas, vicisitudes de familia y las que vendrán disfrazadas para el espectáculo del Séptimo Arte. Bajo una lluvia de pléyades, Vengadores se levantarán, alrededor de fuegos galácticos y la memoria, bajo el atardecer terrestre o el atardecer Celestial, para recordarnos que el amor es el motor que mueve todas las emociones. Especialmente, las más aguerridas o innovadoras.
Aquel rumor de dios vengativo, pasando el tiempo, cambió los registros y su aspecto luminoso, por el calor del caos y frialdad en las palabras pronunciadas, vestigios... como un esqueje quemado en un infierno de verano o una guerra radiactiva. ¡Naturaleza Imperfecta!... ¿no es así, Groot?
¡Pulsa el botón! Sonríe... clic.

domingo, 29 de enero de 2017

Deepwater Horizon / Hacksaw Ridge

La Humanidad siempre se ha complicado la existencia de manera recurrente, con los hombres y mujeres, intentando definir el motivo de su misión en esta Tierra. También, para dilucidar o justificar alguna explicación definitiva a sus miedos intrínsecos, ha creado una división idealizada de sus sueños o pesadillas. Algo que defina siguientes pasos correctamente, o un castigo eterno que consumiera a los pecadores... prefiero llamarlos malvados.
Lugares imaginarios que hemos bautizado con distintas denominaciones, si bien la más extendida sea la de infierno, o su contrario.
Todas las religiones han mirado a esas fronteras oníricas, fuera de la naturaleza y basadas en la iconografía representativa de la mitología. Por tanto, no existe fundamento ni justificación científica, sólo romanticismo ideológico o la llamada fe. Lo único verdadero, es que los seres humanos hemos construido o perpetuado, estos abismos incendiados en el mundo real.

Estas historias fotografiadas con todo lujo de detalles y expresiones diferentes, convienen que el infierno se identifica con aspectos económicos y la codicia humana o, a través de los conflictos armados. Luchas eternas de la literatura clásica, desde el Hades de los libros sagrados a La Divina Comedia de Dante Alighieri, donde los mitos se han ido reproduciendo en nuestra memoria, para justificar nuestros propios errores como especie.
Hemos adquirido en la cultura, una estratégica postura respecto a los datos que pervierten la fe o creencias del individuo, un espacio para guardar el arrepentimiento moral por los supuestos pecados cometidos en la vida. Pero realmente, el verdadero averno del que deberíamos sentirnos avergonzados, es este espectáculo o desastre continuo que hemos producido en el planeta, heridas infringidas contra la propia naturaleza. Es decir, contra la propia supervivencia o fracturando el futuro de las próximas generaciones, con sobreexplotación de productos básicos o materias primas para el comercio mundial, paraísos que nos ofrece nuestro hogar, y episodios sangrientos para administrar riqueza o poder, en nuestra historia. Injustificables comportamientos...

Comparando la existencia del Universo desde el Big Bang con la creación de la Tierra hace menos de 4500 millones de años, han pasado escasas horas del reloj histórico. Mientras que los seres humanos estamos aquí, hace apenas un suspiro de tiempo. Si dividiéramos en espacios cuantificables a simple vista o con diminutas manecillas atómicas, nuestra especie violenta e inteligente, dicen Homo Sapiens, lleva respirando unos 10 minutos en el planeta azul. Y, ya hemos producido problemas anteriormente, para lograr la propia extinción y acercarnos a nuestros últimos segundos de existencia. Este sería el verdadero infierno en combustión espontánea, acercando la llama de nuestros excesos, visto a través de dos filmes que tocan temáticas distintas, reflejando acciones contraproducentes para la salud de sus protagonistas. Como la distribución de la riqueza natural o repartición de los beneficios, tan amoral, o la apuesta por el uso de las armas, como solución a discusiones o problemas colectivos, que carbonizan cualquier resto de humanidad, o clemencia con el medio ambiente. Son el averno energético de la Deepwater Horizon y la guerra particular de Mel Gibson en Hacksaw Ridge.


Marea Negra (Deepwater Horizon).

En el océano Atlántico, un abril de 2010 se avecinaba muy caluroso, para los trabajadores de la Deepwater Horizon, una plataforma petrolífera con avances submarinos. Antes del desastre, avisado anteriormente, un joven cantante de rap en Marky Mark & The Funky Bunch, no tiene en perspectiva formar parte de la familia del cine. Vive su momento, alocado y semidesnudo.
Pero, su espectáculo vocal y muscular, tiene un hermano en New Kids on the Block, abandonaría sus sonidos dubstep con movimientos provocativos, desde su ciudad natal de Dorchester en Boston en dirección a Hollywood.
Se puede decir que Mark Wahlberg estaba dotado para estas actuaciones, dirigiéndose al mundo publicitario, en la campaña de una conocida marca de ropa interior masculina, siendo elegido como una de las figuras más sexys y apolíneas de Norteamérica, incluso por encima de actores tan deslumbrantes como Brad Pitt o George Clooney.

Decididamente, su carrera viró hacia la imagen y la interpretación, convirtiéndose en una prometedora estrella en ciernes, cuando aparece junto a una Juliette Lewis, ya consagrada pese a su escasa edad y la sustitución forzosa del mítico River Phoenix, por el revolucionario Leonardo DiCaprio. En The Basketball Diaries o Diario de un Rebelde, Mark adquirió su primer papel de éxito en el cine, al que seguiría una entrada estelar en la meca cinematográfica, con Boogie Nights de Paul Thomas Anderson, hoy director de calidad incuestionable. Ahí demostraría sus cualidades para este nuevo "baile", convertido en protagonista principal y artista con cualidades técnicas e interpretativas, que mutaría a hombre de acción en sus próximos trabajos (Equipo Mortal, Tres Reyes), hasta cuestionables estrenos como la revisión de El Planeta de los Simios o Transformers: The Last Knight.

Veinte años después de aquella estimulante aparición en la gran pantalla, Mark parece decidido a continuar el carácter rebelde y aventurero de juventud, participando en proyectos que denuncian situaciones degradantes, con sistemas explotadores e individuos ambiciosos, en busca de cuantiosas ganancias para elementos de moral dudosa... ahora, desde un punto de vista familiar a sus 45 años, que abre abanico de papeles en periodo de paternidad y conflictos generacionales.
Marea Negra o, propiamente dicho tal que su auténtica y derruida estructura, Deepwater Horizon, trata sobre la seguridad laboral de los ciudadanos, en una claustrofóbica caldera o juego de responsabilidades. Una película de Lionsgate, con una base de estilo años 80 y, masivo desastre visual alimentando una máquina que devora el planeta, poco a poco, o grandes saltos. Paralelamente, abunda en las mafias comerciales sin escrúpulos, que describiera el artículo del New York Times, adaptado por investigadores y protectores de la verdad, como Matthew Sand y Matthew Michael Carnahan.

Su director es el neoyorkino Peter Berg (aquel de Very Bad Things), zambulléndose en la profundidad de filmes comprometidos con el medioambiente y entretenimiento de cintas con efectos especiales colosales. Saltando a la acción policial, desde Cop Land, Collateral o The Kingdom, o batallas cuestionables como Hancock, Battleship o Hércules. Se podría decir que Marea Negra o su Horizonte Profundo en el Golfo de México, es la más recomendable de esta categoría.
Mr. Walhberg se corresponde con el trabajador Mike Williams, real superviviente de la conocida plataforma de perforación, al cargo de un complejo sistema de control oceánico y material, como técnico de mantenimiento y seguridad en la misma. Acompañado en distintos puestos, por grandes profesionales del Séptimo Arte como la hogareña esposa Kate Hudson, o la batalla sistemática entre el beneficio y la lógica, con John Malkovich y Kurt Russell. Este es el diseño, de la tragedia acontecida en las proximidades de Nueva Orleans en Louisiana. Y alrededores.

El argumento es una tragedia, promovido por oídos sordos y ocultaciones comerciales, tan sonoras como un suspiro subterráneo del fondo marino, que produjo aquel ´accidental` suceso, a unas escasas 100 millas de la costa. Una maniobra desastrosa que, acabaría provocando su destrucción y triste fallecimiento de varias personas en la nómina de la británica petrolera BP. Como una cadena de intromisiones y egolatrías, apuntadas en cuentas de resultados, al margen de cualquier seguridad complementaria. Maniobras sumergidas de la economía, que incitaron al verdadero cuento de la lechera, cambiando la espuma del vegetariano por la del oleaje marino, y el beneficio por una supuesta idea del colectivismo laboral y el mantenimiento de puestos administrativos, curiosamente caldeados. Puestos taladrados en las grandes ciudades, dentro del juego energético, aunque más dramático que el valor cabalístico de los pensamientos o sueños de aquella granjera.
La turbia realidad ajedrecística de los poderosos, en su apuesta por el color negro. Produjo el infierno de explosiones y humo irrespirable, lanzó su mierda pegajosa, elevó cientos de metros de contaminantes en el horizonte del Delta del Mississippi y propagó el calamitoso vertido por las costas y la fauna. No obedeciendo la señal, fallidos cálculos narrados con voces de alto standing y personalidad cinematográfica. Mientras... familias sufrían colgadas a través de comunicaciones imposibles y ayuda sanitaria, demasiado alejada del luctuoso acontecimiento.
El averno contra la ecología y la ciencia de energías alternativas, es la materia con que amenazan los nuevos mandamases del mundo, ¡trágico!

De forma curiosa, sobre la carrera de Mark Wahlberg se percibe una conexión con este mundo del crudo y el mar (al lado del mencionado George Clooney), respectivamente con producciones como Tres Reyes o La Tormenta Perfecta. Además, su relación laboral con Martin Scorsese, quizás le llevaría a producir cine de calidad como The Fighter o Prisoners y, televisión con la serie Boardwalk Empire; relación con el mismo Peter Berg en la fallida Lone Survivor o El Único Superviviente, sobre una misión de la Marina de los EEUU durante la guerra en Afganistán. También su siguiente proyecto común, titulado Patriots Day, coprotagonizada por Michelle Monaghan, John Goodman y J.K. Simmons.
Pero volviendo a lo más crudo, desoyendo advertencias, a la realidad que nos ocupa, vemos un duelo explosivo entre Russell-Malkovich, la justicia laboral con el puro negocio, que dota de más entidad a la catástrofe y un épico salvamento. Al que sumamos a la actriz de origen portorriqueño Gina Rodríguez, antes de su colaboración en la esperada Annihilation, del director Alex Garland (Ex-machina) con Jennifer Jason Leigh (Westworld próximamente), Oscar Isaac y Natalie Portman, o el joven Dylan O´Brien, emergiendo en la industria visual, con cierta solvencia y desparpajo.

Por tanto, hay que mojarse e ir en favor de otras alternativas, modernizar y abaratar los costes, antes de nuevas conferencias ardientes y perdones masivos, llantos y abrazos tras otros sudores fríos... en el apartado técnico, sobran primeros planos, mayor realidad titánica adaptada a la tensión de aquellos Colosos o Poseidones, control de efectos digitales y muy sonoros, nervios catastróficos, discusiones y despedidas... lo típico en una cabezonería recurrente de los poderosos, ante una pérdida de tal calibre, tanto humana como ecológica.



Hasta el Último Hombre (Hacksaw Ridge).

Mientras, actuales congéneres se empeñan en fracturar el planeta en busca de nuevas explotaciones petrolíferas y gasísticas (calor que quema y calienta a los bien colocados), el mundo parece más y más dividido. Para dilucidar estas cuestiones económicas (y otras), la terrible alternativa fue un uso desmedido de la fuerza, entre seres humanos.
El resultado es la multiplicación de la agresividad en las calles actuales, tras el desarrollo de armas capaces de barrer la vida a miles de kilómetros con el poder de un impacto atómico, devastaciones medioambientales y radiactividad que se cuela en cualquier resquicio del organismo, produciendo llagas y enfermedades terribles. Generaciones condenadas a una limitación de sus libertades como especie reproductiva o distintas destrucciones morales y mentales.

Se habla de la permisión de algunos países por la tenencia de armas en la población, pero la realidad (sin llegar a la horrible apuesta nuclear), es que las armas han ido colándose en nuestras vidas occidentales y calientes. Evolucionando en distintos ámbitos de la sociedad, hasta ser noticia en los telediarios de nuestras naciones, calibrándose dependiendo de los nuevos enemigos que aparecen en rostros de familiares y vecinos, a una escala más reducida y mantenida de la muerte.
Una herencia de las guerras, que alimentaron la máquina con fuego y piel desprendida, cuerpos carbonizados o agujereados por doquier, alaridos de agonía y mutilaciones salvajes, campos regados de sangre, lágrimas de familiar y barro mezclado con pedazos sin identidad.

Ahora, más sociables aparentemente, vamos admitiendo esos asesinatos causados ante nuestra propias narices de ciudadanos como nosotros, sin vida gracias a los objetos de la muerte. A pesar de su prohibición, caen por las balas, criminales o agentes de la ley, transeúntes familiares que estuvieron en el lugar inadecuado, en el momento menos oportuno.
Soy uno cualquiera, paseando junto a sus amigos del pasado juvenil en busca de la diversión sabatina, sin prestar demasiada atención a otras cuestiones. Cuando un desconocido se acercó y ofrece la venta de un arma en plena calle (probablemente con algún tipo de condena a sus cachas), lógicamente, pasamos de largo sin mirar hacia atrás. Fue real, si alguien necesitara algún instrumento ilegal y peligroso, puede conseguirlo sin demasiado esfuerzo. Pues como dije, sucede a menudo, con resultados terribles e inseguridad frente a nuestro hogares o trabajos.
Con estas palabras sobre mercados negros, y dudas respecto al entorno callado, pasaré a comentar otras imágenes que te sacuden en la butaca del cine.

Es la historia de un muchacho preocupado por la salud pública de sus semejantes, que vio (o mejor dicho, sintió) la necesidad de ser útil, sin pretender ir contra las reglas dictadas por los hombres poderosos o sus gobiernos. Defendiendo sus derechos, sin tener que tocar el frío acero de aquel objeto de muerte, produjo un caso casi inédito en la historia bélica y, sobre todo... un filme increíble e historia real, admirable.
Si tuviera que explicar su paso por la Segunda Guerra Mundial, la del soldado Desmond Doss es una metáfora salvaje que subyace entre el caos del fuego y la fuerza de voluntad. No sé si exagerado o acrecentado, pero sorprendente en su aspecto más humano y antibelicista. Un hombre enfrentado a todo, condecorado por realizar una acción que no deja indiferente. Pues, lo ocurrido en la altura de aquel precipicio o Hacksaw Ridge, en el intento de los marines norteamericanos para lograr tomar las posiciones en territorio del propio ejército japonés y contra sus feroces combatientes, estableció un hecho truculento y salvajemente milagroso.

El actor, productor y director Mel Gibson (tan cuestionado en algunos foros cinéfilos, por su expresión gráfica de la violencia), escoge a su hombre de palabra y acción, el guionista Randall Wallace para elaborar dos elementos cinematográficos bien diferenciados. En su último filme, como ocurrió en el pasado con otros bélicos de la historia de Hollywood, en la traducción de Hasta El Último Hombre, se cuestiona la responsabilidad de los movimientos belicistas, frente al carácter individual y pacifista, a la cura con mucha saña. A veces, considerado un cuestionable intento por despertar conciencias.

El actor Andrew Garfield da vida a este joven sargento, de firmes ideas religiosas y primer objetor del Ejército de lo EEUU, que se convertiría en especialista sanitario, por encima de cualquier fundamento o la propia rivalidad de sus compañeros. Jóvenes concienciados u obligados, amigos, esposos y padres primerizos, deportistas... etc.
En primer lugar, nos hallamos ante un enamorado frente a la muerte, el respeto y la fuerza carismática del padre, que iniciaría una batalla (de qué manera) con su incondicional negación del manejo de mortíferas armas en sus manos, casi celestiales. El Pacifismo atado solamente con una simple cuerda en forma de sujetador, para aferrarse a la vida y su joven esposa, interpretada por Teresa Palmer (Memorias de un Zombie Adolescente, Nunca Apagues la Luz), una bella australiana de quién seguiremos oyendo hablar en el futuro. Mediante una ambientación de la época de los 40, cuidada al máximo y lujoso detalle artístico, se va a producir esta división temática en el filme. Hombres y mujeres, partidos en dos concepciones.

Los hechos narrados, pasan de una captura sistemática del hombre débil, como aquellos depredadores intransigentes que intentaban clavar sus garras sobre el Recluta Patoso en la película La Chaqueta Metálica o Full Metal Jacket, del gran Stanley Kubrick (hoy 30 años después), a una terrible exhibición de la violencia y rostros grotescos, entre el humo y el barro, entre crueldad y voces de auxilio.
Casi, hasta la exaltación de lo obsceno en las guerras modernas y su masacres (entiendo a la gente que no resiste las escenas, a mí me ocurrió en determinados momentos), pero con una sola misión... el escarmiento. En ese primer tramo, se hace eco de personajes casi irreconocibles después, presentado a un grupo de actores que recuerda a aquellos castings apocalípticos del pasado cinematográfico y bélico de Hollywood. Tantos grandes artistas, desaparecidos y recordados... hoy me despido de un gentleman británico, carismático y querido, experto en dramas shakesperianos o encadenado a la agónica guerra, admitiendo la monstruosidad. Experta voz de Aragorn en El Señor de los Anillos y primer pasajero del tiempo, protagonista de una película maldita de Sam Peckinpah y del 1984 de moda, vaquero crepuscular, Hellboy narrador con Von Trier, propuesta de Hillcoat, amigo de Indiana y melancólico entre reliquias de la muerte. John Hurt, inmenso, amante eterno del cine y los cinéfilos, que nos deja algunas películas rodadas e inacabadas... y bastante solos. Descanse en paz.

Un grupo de nombres sugerentes y personalidades definidas frente a lo imposible, al lado de un eslabón no engrasado en el engranaje militar, que engrandecen esta parte subjetiva del uso de la fuerza, o las contundentes Hazañas no tan Bélicas, que leímos y están por venir. Luego borrados bajo el fango y los deshechos de la humanidad, con Hugo Weaving desenfundando los recuerdos grabados a sangre y fuego, haciendo gala de su especial carácter paternal, en dualidad de luchador arrepentido. Como la apariencia galante de otro australiano, Sam Worthington poniendo cara a lo increíble, a pesar de sus fundamentos beligerantes y marciales; y especialmente, el mando interpretado por Vince Vaughn, que realiza un trabajo inaudito para retratar esa especial visión del hombre sencillo, dialogante y alejado de ciertos parámetros habituales para un valiente y duro sargento... o estúpido soldado.
Todos lucharon por la libertad de muchos, con armas, ante los regímenes totalitarios... eso me recuerda a algo, en este instante histórico, codo con codo, si es que todavía tenían brazos a los que aferrarse u ojos para condensar el infierno de Okinawa... cuando Johnny cogió su fusil. Es una odisea bélica rodada en dos actos separados, que van desde la pura dramatización personal, hasta esta ralentizada visualización del horror, igual que produjeran directores como el propio Kubrick, Peckinpah, Francis Ford Coppola en Apocalipsis Now, o el mismo Steven Spielberg con sus tonos cenicientos en La Lista de Schindler o tiñendo de rojo, la costa de Normandía, en aquel impactante y cruel desembarco. Y muchas vidas más, dedicadas al cine, abriendo los ojos a otros.

No parece demagogia, pues el aire pacifista impregna gran parte de, las más de dos horas de proyección. Sin embargo, tras la presentación del reparto coral, Mr. Gibson se encarga de impactar o epatar con grandes dosis de violencia, que estallará en nuestras retinas en todas las direcciones a discreción. De repente, avecinando una explosión atómica, quemando nuestra incómoda posición supina en la sala, taladrando las cabezas de hoy y percutiendo sobre la resistencia coronaria de ayer.
Hasta El Último Hombre, duele, porque está grabada desde la primera fila, mostrando chicos u hombres como nosotros, desintegrarse en pedazos. Colegas o vecinos que compartieron la infancia y las clases, reventados como aquellos otros hombres apostados en el otro frente... enemigos los llaman, pero sangran igual. Trincheras para subvertir la comparación pacífica, en primeros planos y conversaciones dinámicas, antes de la ralentización de escenas, armas en acción masacrando, un director que te desarma a base de violencia efectista y sufrida, buscada adrede o todo lo contrario, interpretada... esa es la cuestionable respuesta de críticos ante el creador, una magnificada orgía de fluidos y órganos voladores. Como contraposición al silencio de una mente pacífica en la aparente sombra.

Aquellos seres despedazados, tenían aptitudes semejantes al resto, desde inteligencia emocional o sentido del humor, superioridad moral o una respuesta vindicativa, básica y animal. A una reflexión interior, del humanismo llevado al extremo más divino. Pero, en esta batalla épica y milagrosa de Mel Gibson (algo desconocida para los no estudiosos de la Gran Guerra), aquella misión inicial persigue hoy, remover nuestras conciencias como espectadores del averno, más terrenal que celestial. Más humano que divino, aunque sus creencias o fe, trasmitan un verdad incómoda para los no devotos.
Provocación o polémica audiovisual al margen, este nuevo recluta patoso en apariencia, es algo sorprendente como dije. El Andrew Garfield de Hacksaw Ridge, reivindica su lado más heroico y asombroso, tras impactar en incursiones de un mundo futuro en Nunca Me Abandones o el universo de superhéroes de Stan Lee, sin necesidad de retoques ni de mallas.

Cabal e insistente en su labor o su entidad objetora, en principio apocado en el amor, se muestra incansable frente a la violencia desatada frente a la asistencia médica, salvadora. Dentro de una caldera oscura y encolerizada, alimentada con carne y huesos, un primer plano del personaje especial y verídico, frente a la falta de inteligencia a su alrededor, antes de pasar al recuerdo y el homenaje. Un invitado a la fiesta infernal de la Segunda Guerra Mundial y espíritu insólito ante poderosos destructores de fuego y acero.
Dos partes, del infierno personal y el colectivo. Involucradas a la fuerza en un desastre iniciado por la crueldad del nazismo y los complejos, pintando un óleo demasiado real, con texturas viscosas, sonido estruendoso y olor inaguantable. Fétido festín de vísceras y sangre, no recomendado para personas con delicada salud o cuyas imágenes pueden dañar su mente o moralidad, aún no encallecida con la violencia diaria. Posiblemente... seguro, demasiado extenso en su exposición en pantalla, aunque directa para despertar un movimiento real contra esta decadencia armamentística y violenta que arrolla a nuestras sociedades, para dejar de alimentar a esa bestia irreflexiva en que nos convertimos los, llamados humanos.

Por tanto, hasta que no caiga ese Último hombre libre, de cerebro calmo y carácter pacífico, tendremos la opción de cambiar una situación que se descontrola a menudo. Elevando a los altares a gobernantes intolerantes y horriblemente históricos, acabar con provocaciones y posturas irreconciliables, para garantizar una verdadera objeción de conciencia, la que no destruya el planeta y la raza humana. El fuego de Vulcano, lo atizamos nosotros por orden de Marte...
Es necesaria esta reflexión objetiva de Gibson, que redirija el valor o la decisión última hacia nuevos horizontes y el respeto por todas las vidas, amigas y contrarias. Dioses y monstruos, alejando la vista del propio ombligo, nada sobrenatural sino humano.
En estos días tan divergentes, divididos en dos como ayer, sirve el ejemplo de este hombre bueno, que demostró su integridad frente a dudas y poder, armado de compasión y una cuerda (de la que se rieron), creando una alternativa paralela y ciega, al infierno de la "humanidad", diluyendo aquellas hazañas bélicas en charcos, cargando con el peso de la culpa. Recordando documentales que no se cuestionan, limpiando sudor en blanco y negro y lágrimas coloreadas, grabando figuras fantasmales... sin rumbo fijo en sus pupilas perdidas, y desapareciendo al fin, en el horizonte. Hasta la salvación de un último ser vivo, más. Amigos o pedazos de ellos, en su particular infierno.


Cinemomio: Thank you

Las más alteradas del Cinecomio

Etiquetas

Serie TV-Scifi Serie Tv - Terror Jessica Chastain Matthew McConaughey Clint Eastwood Emma Stone Jake Gyllenhaal Serie Tv - Thriller Carey Mulligan Humor Amy Adams Chris Pine David Fincher Denis Villeneuve Ewan McGregor Hugh Jackman Mads Mikkelsen Michael Fassbender Ridley Scott Tom Cruise Tom Hanks Woody Allen Anna Kendrick Anthony Hopkins Ben Affleck Cine Documental Daniel Radcliffe Eva Green Joaquin Phoenix Keira Knightley Kristen Stewart Leonardo DiCaprio Martin Scorsese Melissa Leo Michael Caine Michelle Williams Mike Flanagan Oscar Isaac Paul Dano Peter Sarsgaard Ryan Gosling Tim Burton Tom Hardy Alan Arkin Alec Baldwin Alejandro González Iñarritu Alex de la Iglesia Andrew Garfield Anton Yelchin Antonio Banderas Anya Taylor-Joy Audrey Tautou Benedict Cumberbatch Brad Pitt Bruce Willis Bárbara Lennie Cary Fukunaga Cate Blanchett Chiwetel Ejiofor Chris Penn Chris Pratt Christopher Nolan Christopher Walken Damien Chazelle David Ayer David Cronenberg David Mackenzie David Thewlis Denzel Washington Eddie Redmayne Edward Norton Ethan Hawke Felicity Jones Frances McDormand Francis Ford Coppola Gael García Bernal Gary Oldman George Clooney Guy Pearce Harvel Keitel Helena Bonham Carter Hugh Dancy Hugo Weaving Isabelle Huppert J. K. Simmons J.J. Abrams James Gunn James McAvoy Jean Marc Vallée Jean-Pierre Jeunet Jeff Nichols Jesse Eisenberg John Cusack John Goodman John Hurt John Turturro Jonah Hill Josh Brolin Julianne Moore Juliette Binoche Kate Bosworth Kenneth Branagh Kirsten Dunst Kurt Russell M. Night Shyamalan Marion Cotillard Mark Ruffalo Martin Freeman Matthew Modine Meryl Streep Mia Wasikowska Michael Pitt Michael Shannon Miles Teller Mélanie Thierry Nacho Vigalondo Nicolas Cage Nicolas Widing Refn Olivier Assayas Paolo Sorrentino Paul Giamatti Peter Jackson Quentin Tarantino Ralph Fiennes Ricardo Darín Richard Gere Richard Jenkins Robert Zemeckis Rosamund Pike Sam Shepard Samuel L. Jackson Saoirse Ronan Scarlett Johansson Sean Penn Series Tv - Terror Seth Rogen Sienna Miller Stellan Skarsgard Steve McQueen Tilda Swinton Tim Roth Viggo Mortensen Wes Anderson William Hurt Winona Ryder Woody Harrelson Zoe Saldana 2001: A Space Odyssey A Dangerous Method A Passage to India Abel Ferrara Al Pacino Albert Finney Alexander Payne Alexandre Aja Alfonso Cuarón Alice Eve Amanda Seyfried Amour An Education Angelina Jolie Animación Animación Digital Animación Japonesa Annette Bening Armie Hammer Ava Duvernay Barbara Stanwyck Ben Foster Ben Wheatley Bennett Miller Bertrand Bonello Bertrand Tavernier Bes Foster Bill Murray Billy Bob Thornton Bradley Cooper Brie Larson Brit Marling Bryce Dallas Howard Callum Keith Rennie Carlos Vermut Carmen Ejogo Carnage Casey Affleck Channing Tatum Charlotte Gainsbourg Christina Hendricks Christoph Waltz Colin Firth Collin Farrell Damián Scifrón Dan Gilroy Daniel Monzón Darren Aronofsky David Ayelowo David Dobkin David Yates Demi Moore Denis Levant Drake Doremus Duncan Jones Ed Harris Edward Burns Elijah Wood Elizabeth McGovern Ellar Coltrane Ellen Barkin Emile Hirsch Emily Blunt Emma Thompson Emmanuelle Seigner Essie Davis Fede Alvárez Frank Capra François Cluzet Gary Ross Gavin O´Connor Gene Hackman Geoffrey Rush Giuseppe Tornatore Gracia Querejeta Greg Mottola Guillaume Sylvestre Gérard Depardieu Harvey Keitel Henry Fonda Hnos. Coen Hnos. Dardenne Hossein Amini Hugo Isabella Rosselini J. Edgar J.C. Chandor Jack Black Jacob Trambley Jacqueline Bisset Jacques Audiard James Cameron James Gray James Marsh January Jones Jared Leto Jeff Bridges Jennifer Garner Jeremy Irons Jeremy Salunier Jim Broadbent Jim Sturgess John Carney John Ford John Lee Hancock John Malkovich John Travolta Johnny Deep Jonathan Nolan Jose Sacristán Joseph Gordon-Lewitt Julia Roberts Karyn Kusama Kevin Costner Kevin Smith Kiefer Sutherland Kim Nguyen Kristen Wiig Kyle Catlett La Clase La Ola La vida de Brian Lambert Wilson Lars von Trier Laurence Fishburne Leos Carax LiLy Collins Lindsay Duncan Logan Marshall-Green Luc Besson Luis Tosar Luke Wilson Macha Grenon Marc Forster Marc Webb Mark Wahlberg Martin Sheen Mateo Gil Mathieu Amalric Matthew Broderick Meet John Doe Mel Gibson Melissa McCarthy Michael Almereyda Michael Brandt Michael Haneke Michael Keaton Michael Madsen Michael Peña Miguel Gomes Mike Cahill Mike Figgis Mike Leigh Mira Sorvino Monty Phyton Morgan Freeman Morten Tyldum Mélanie Laurent Nadine Labaki Naomi Watts Naomie Harris Nathan Lane Ned Benson Neil LaBoute Nicholas Hoult Nicholas Jerecki Nick Nolte Nourizadeh Nima Olivia Colman Olivia Wilde Olivier Marchal Omar Sy Orson Welles Paddy Considine Park Chan-wook Patricia Arquette Paul Greengrass Paul Haggis Paul Thomas Anderson Paul Verhoeven Peter Berg Peter Dinklage Peter Mulan Philip Seymour Hoffman Philippe Falardeau Preston Sturges Quvenzhané Wallis Rachel Weisz Reese Whiterspoon Ric O´Barry Richard Ayoade Richard Glatzer Richard Harris Richard Linklater Rob Marshall Robert Downey Jr. Robert Duvall Robert Eggers Robert Pattinson Robert Redford Roger Donaldson Roger Michell Roman Polanski Rose Byrne Ruben Fleischer Sam Levinson Sam Whorthington Sandra Bullock Sarah Gadon Sarah Polley Simon Curtis Simon Pegg Soledad Villamil Soul Kitchen Stanley Kubrick Staying Alive Stephen Lang Steve Buscemi Steve Carell Steven Knight Steven Soderbergh Tarsem Singh Tate Taylor Terrence Malick Terry Gilliam Thandie Newton Thomas Dekker Thomas Jane Thomas Winterberg Timothy Spall Todd Phillips Tom Dicillo Tom Ford Tom Hiddleston Tom Tykwer Tom Wilkinson Topher Grace Trailer The Wolf of Wall Street Uma Thurman Valérie Donzelli Vince Vaughn Viola Davis Yoji Yamada Yorgos Lanthimos Zachary Quinto Zoe Kazan
Licencia de Creative Commons
Obra está bajo una licencia CC en España.