Argumentos evolucionados, aunque para ello, de vez en cuando, se tenga que echar una vista atrás a aventuras conocidas del pasado, que entroncan con su misma apariencia histórica u otros precedentes de otros campos. Como el mundo del cómic.
Así dos directores de diferentes bagajes, como Paul Feig (La Boda De Mi Mejor Amiga) y Dave Green (Tierra a Echo), trabajan en respectivas producciones que viven de aquellas fuentes pretéritas y atrajeron la atención de una generación que, hoy, recuerdan con cierta nostalgia. La diversión pertenece a unos personajes que formaron parte de su adolescencia, ya sea en el cuerpo de verdosas ninjas procedentes de las páginas de los tebeos y la evolución genética, o los cazafantasmas de los ochenta, mutados en guerreras de género en plena revolución femenina y duchas en el manejo de armas contra las divertidas fuerzas del más allá. Curiosamente, ambos grupos luchando contra entidades que atraviesan portales y nos visitan desde otros mundos.
Aquellos pequeños individuos y aviesos espectadores de ayer, crecieron con sus héroes y los mismos modelos sociales, con la iconoclasia cambiante de sus representativas imágenes o unas míticas secuencias que quedaban en el subconsciente colectivo. Con los creadores intentando renovar los dibujos animados de televisión y el cómic, buscando puntos comunes que pasarían por guiones trepidantes de acción vertiginosa, o fantásticas aventuras transcurriendo en diferentes dimensiones, que incluyen mutaciones físicas o evoluciones del organismo en los seres humanos que las protagonizan. He aquí, ´las` Cazafantasmas y unos reptiles quelónidos reconocidos discretamente como TMNT.
Sin duda, el mayor punto en común que poseen ambas películas, es el humor.
Una comedia condicionada para los cerebros más jóvenes, con una nueva forma de entender las relaciones mezcladas en la ficción con los efectos digitales y esas tramas tan disparatadas, pero siempre con algunos guiños dirigidos hacia los que tienen ya algunos añitos o fueron sus principales clientes o seguidores en el pasado.
Incluso, coinciden en el número de sus figuras principales, cuatro, evolucionadas desde el año 1984 (otro cuatro). Los cazafantasmas del conocido filme dirigido por Ivan Reitman y el cuarteto de animaciones "tortugoides", con nueva digitalización de texturas tras tres películas anteriores y las series animadas, en una impresión en blanco y negro para la publicación Mirage Studios, antes de que su fama les llevara a la mítica aventura en televisión.
Claro que han cambiado los gustos y la calidad de sus imágenes, modernizadas o nostálgicas, así como la tecnología de la información que llega mucho más rápido a todos los puntos del planeta y las ideas de éxito mundial, enfundadas en monos confeccionados bajo el símbolo de un fantasmita risueño y cuatro iconos de la comedia norteamericana.
Aspectos extrasensoriales y risueños, patrocinados por la guionista Katie Dippold y el director Paul Feig, bajo la condición explícita de un prohibido el paso a babas espectrales. Ahora enfundadas en cuatro nuevas propietarias, para un conjunto desenfadado de actrices o cómicas que intentan estar a la altura de aquellos cuatro caballeros del humor, a través de un programa llamado The National Lampoon Radio (con figuras como John Belushi) y la comedia televisada en Saturday Night Live o su aparición cinematográfica.
Elevarían sus perspectivas profesionales, con la fama internacional y el humor que combinaba a la perfección, en sus diversas personalidades y estilos, blancos y transparentes como sábana de espectro. Esos cuatro fantásticos y grandes artistas, con un especial recuerdo para el recientemente desaparecido Harold Ramis que también interpretaría su propio guion junto a Dan Akroyd, Rick Moranis y, el más transformado en otras circunstancias dramáticas o materias cinematográficas, el gran Bill Murray. Son las mentes creadoras y los sufridores de efectos especiales ochenteros, mezclando mocos saltarines de unos espirituales visitantes con la mala baba en sus intenciones apocalípticas.
Para ello, el director Feig crea una asociación de ideas o, vulgarmente, refritos con aromas pretéritos y escenas similares en el gusto por los gags, semejantes en fuerza visual y romanticismo, pero con otra apariencia física; más la comedia que intenta mantener la altura de sus inolvidables precedentes, gracias a las esforzadas protagonistas comandadas especialmente por Kristen Wiig. Además de peculiares compañeras de láser, caricaturizadas en Melissa McCarthy, Kate Mckinnon o Leslie Jones, tomando un relevo generacional y singulares apariciones, más o menos fantasmas, de sus recordados predecesores en el cargo.
Cazafantasmas de andar por la ciudad de New York, para su defensa y la de los ciudadanos frente a agresivos seres del otro lado dimensional, más brillantes digitalmente que arrebatadores en la esencia. Y algunas zancadillas, en forma de chiste simplista, que representan buena parte de la nueva película o la modernizada banda sonora del compositor Theodore Shapiro. Menos mal que hay algunos temas clásicos.
Por tanto, a parte de canciones y las nuevas cazadoras con sus métodos de seducción (de algún que otro "fantasmita" humano) destaca la administración de los nuevos recursos digitales con los muñecos de antaño y reproducciones en miniatura... una caricatura de Chris Hemsworth, más o menos simpática. El resto es un revival (o refrito ibérico) junto a los iconos del filme original, en mayor resolución o presentación eficiente de corpúsculos desmaterializados, para un simple pero lógico divertimento. Una película que se aprovecha del tirón visual y el éxito anterior, con anuncio acechante de próximas apariciones o experiencias extrasensoriales para la gran pantalla. ¿A quién vais a llamar...? Estáis advertidos, y estresados.
Así que este siglo ha mutado, mirando atrás. Regresando la fantasía y épica heroica de otras épocas, algo cansadas. Transfiriendo los bártulos de sus capturas plasmáticas, con manos duras pero más suaves y cálidas, de cuatro esforzadas de una ruta histórica por el cine, que lleva directamente el misticismo clásico de Nueva York al más allá moderno del universo infantil, pero reclamando su puesto actualizado como representantes del género femenino en movimiento por sus derechos y, una lucha, más discutible, contra "enemigos".
Tanto hombres como fantasmas... de ayer y de hoy.
La vida sigue igual... escuchando los ecos del pasado y esas imágenes representativas de una generación pegada a los tebeos y las series de dibujos animados, cuando los jóvenes se lanzaron a los sonidos envolventes que pregonaban las salas de proyección en Galáctica o los potenciados sonidos creados con la música electrónica o enlatada.
Triunfaba la violencia de ficción, sin la intervención de tanto aparato mediático o la admiración por los cachivaches digitales de nueva generación, llamados ordenadores personales.
Comienza el baile. El de unas animales, curiosas con nunchacos borrados por la censura, en una serie dirigida a la infancia. Pues, las tortugas mutantes ninjas eran más violentas en cómic, de viscosas pieles y pesada digestión en contenidos grasientos o alto nivel de glucosa burbujeante en sangre. Hoy, más endulzada, viendo deportes de moda en primera línea de pabellón y regurgitando chistes sobre las relaciones privadas, como adolescentes atiborradas de comida basura y música electrizante. Aunque en Fuera de las Sombras, vuelvan a usar la violencia de manera divertida, con su estilo carismático y acción sin respiro.
Tras sus tres apariciones más plácidas, pasan al derecho de Nickelodeon y sus mutaciones creadas en la mente de Kevin Eastman a robotrones individuales no tan mecanizados, hasta el CGI que da paso a una plasmación flexible y binaria de sus texturas aterciopeladas con pérdida de sus antifaces rojizos. Es una mezcla musical de otra época, con interpretaciones roqueras, en una banda sonora compuesta por Steve Jablonsky sobre variaciones del tema tortuguil más conocido.
Así de efectivo es el regreso, comprometidas con el entretenimiento a máximo nivel en sus gags y la emoción dirigida hacia sus principales consumidores, jóvenes con semejantes gustos a los que nuestras queridas tortugas dirigidas por Dave Green en su segundo largometraje, abren las puertas a su atención internacional por segunda vez en esta década y al dinamismo más evolucionado. Aparte del vocabulario plagado de expresiones y los mismos guiños a la adolescencia (el tebeo era menos condescendiente y peor hablado), o algunas evoluciones cambiantes o efervescentes de sus indiscretas gónadas... menos obsesionadas frente al cuerpo de una Megan Fox más artificiosa si cabe.
Esto es, no tan misteriosa ni explosiva como antes, creo, saltando plomiza entre acciones rodadas con vértigo y calidad excelente, más unos diálogos que refuerzan el carácter dinámico de la cinta, es decir, sexo, pizza, y tortas-turtle&roll.
Es la II incursión moderna de nuestras amigas, las ninjas renacentistas, sin la voz de Johnny Knoxville. Sólo reconocidos sus valores culturales en el nombre, aunque indiscretas, interdimensionales y cómicas, con sus ocurrencias dentro de una trama bien desarrollada. Y una mirada hacia otro apocalipsis cívico como Cazafantasmas, en un arrollador escenario digital y entremezcladas en numerosas persecuciones con especialistas cualificados por la industria del cine de acción de Hollywood, por las calles de Nueva York, Buffalo y las espectaculares cataratas del Iguazú (en la recomendable frontera del Paraná, entre Brasil y Argentina).
Donde los elementos reales y apariciones más humanas, se dan la mano con efectos creados en 3D para la Dimension X con captura de movimientos, un guion alienígena del equipo formado por André Nemec y Josh Appelbaum (acostumbrados a los tortas) y un control técnico del montaje en equipos informatizados y visuales, bien programado en conjunto. Aunque con grandes distracciones gimnásticas, ni se ningunean los motivos primordiales de la historia principal, en su doble dimensionalidad; tanto en el aspecto cómico como su animada vida algo existencialista y vagabunda... dentro del mundo del alcantarillado, los basureros móviles, las mutaciones animalescas y el gran maestro o gran sensei, espiritualmente ratonil. Claro.
Entonces, nuestras amigas enmascaradas no iban a ser menos que sus compañeras, en esta sesión infantil, animosa y nostálgica, de entretenimiento maximizado y vacíos narrativos.
Una doble matinée, en busca de potenciar el humor simplista y funcional, la diversión sarcástica de la juventud y algo más violenta, que sus antecesores en TMNT: Out of the Shadows y, mimético clímax apocalíptico que amenaza en convertirse en el final de la serie, pero no. Como las últimas películas con superhéroes fantásticos y sus derivados, si bien con la diversión como bandera y atractivo visual para las próximas generaciones de amantes de todas las ´pequeñas`criaturitas humanoides, crecidas artificialmente y altamente tecnológicas.
Es un pájaro, una cazafantasmas o un avión... ¿? no es un ser de caparazón duro, gritando "Cowabunga".
Tema original Ray Parker Jr. - Ghostbusters.
TMNT II: Out of the Shadows Soundtrack.