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domingo, 16 de noviembre de 2025

Foundation. Season III. Andor. Season II.

 


Están de moda los regímenes autoritarios… ¿Amigos, quién lo iba a pensar en esta época… a un lado y otro de la frontera? Después de esto y lo otro, de lo de más allá… Y da igual, con qué color lo mires… Bueno, no… Depende de si perteneces a uno de los grupos dominantes. Entonces, ¡parecerá lo fetén!

Mira vos, estoy hasta los hue… como diría Lemmy Kilmister \,,,/ “La vida es broma sin chiste final”, ¡fuck off! Y eso que un tal Isaac Asimov, qué algo vio de conflagraciones pretéritas… apuntó al futuro de la humanidad… se lanzó a la política sideral… entre imperios y demás… pero sin demasiado humor. Y oye, que sí, que los egipcios, chinos, o aztecas, también fueron imperios… y se pasaban los humores de otras tribus, a  cuchillo ¡Ah, pero qué no, no eran fascistas…! Pues vale…

Entonces el escritor - antes de nacionalidad únicamente rusa -, revivió esos conflictos típicos y mundiales, orbitó alrededor de las fluctuaciones de la historia de seres, casi humanos; y esas huellas malditas, hasta dos o tres quizás en el barro, marcadas por retratos de sus personajes, con sus pretensiones… y traiciones.

Sus planetas funcionaban con mega ciudades en su interior, elevadas a la enésima potencia, a cerca de sus posibles hundimientos, bailaron; trasladando la fe a sus pies, las que surgieron o surgirían, entre división de cabezas con ideas y fenotipos de ciudadanos. Poblaciones gigantescas con necesidades económicas y energéticas – qué es parecido -, creando poderes clonados, familiares o  escondidos, ocultos en la mentira que rula… siempre por las esquinas de la galaxia.

Con las alforjas de El Mulo, y la IA, en perspectiva.

Entonces… ¿de dónde sacó esas ideas… geniales? Definitivamente no, de la antigua unión soviética. Pues contaba tan solo con tres añitos cuando sus padres emigraron a USA, hacia prolífica y cimentada entrada en el   Brooklyn de Nueva York. Humildad silente donde al poco tiempo… se abre una modesta tienda de chuches por el barrio, con venta de revistas y periódico, donde se cimienta su poderío intelectual en la lectura.

El joven Isaac devoraría aquellos textos, desviándose, ante el calentón de su padre, hacia temas de tecnología y ciencia ficción, que eran su pasión. Además el chavalín, que entonces no portaba patillas, de tahúr pistolero del oeste, comenzó a destacar en los estudios y a publicar relatos avanzados sobre ciencia. Cosa que mantendrían en parte a su familia y le otorgaría con inteligencia y esfuerzo, un doctorado en bioquímica. Así que, se podría decir… que era un máquina, ejem…

Y entonces estalló todo en los inicios de los cuarenta, cuando el visionario escritor escuchó la guerra en blanco y negro, cuando contaba con sus veinte, y tenía arrestos para enfrentar a la otra… inteligencia. La de los objetos mecánicos… Y aunque, no prevalece aquí el hablar de robots, no por el momento… nos dejó esas leyes fundamentales para la inteligencia artificial, es decir, la creada por humanos, colgada de nuestro básico ordenador, urgida por el pantallazo… Hasta expandirnos en tres monolitos temáticos por el universo, simplificados en el inmenso poderío estelar de las palabras, que significan ramales infinitos, como las yemas terminales en los dedos de sus hijos con sus historias…

Hari Sheldon, la “robota” y el Mulo… triángulo estelar, cada uno de su padre o madre. Que no, de su imperio ideado, fundamentado en los Cleón, de nueva generación. Y descrito estilizado en genes, tal que Despunte, el quemado, el Día, mazado, enamorado y drogado, y el Ocaso, del que no diremos más... qué eso. Es Fundación, una aventura de clases, desde el tipo de vida orgánica, hasta la obsolescencia de la máquina, de la acción de una galaxia troceada, a la magnificencia de un imperio… y del fracaso.

Y eso lo hemos visto después. Por tanto, Ozi-mov es un visionario, quizá algo pesimista, un casi Ozymandias superdotado y poderoso, con sus sombras… que engendraría próximos hijos a la Fundación, con esta serie en general, que le hace justicia. A esperar nuevas eras…

Empiezo por el principio… o propago el fin…

Voy a empezar, por un eco que no, siempre, funciona bien… Aunque, tiene el valor de valentía… Y es, confiar el seguimiento de una historia y su configuración vistosa en pantalla, hacia profesionales que no poseen todavía, una experiencia determinante para su resultado final… y eso se acaba notando… Andor yo caliente, y ríase la gente… Del cine. Aunque el  poso tampoco es garantía de éxito, se decía, ya que lo hemos podido comprobar en diferentes ocasiones. Así, se podría decir que, lo que transcurre en más de una obra, es una mínima cantidad de aportaciones imaginativas al guión.

Andor es tediosa en principio, si bien, camina a su máximo exponente de intencionalidad victorhuguista en ese capítulo 8, quizás demasiado tarde… y lamentablemente existe poco remedio, ya que culmina la serie en lenta rebeldía hacia lo conocido. La Vida y La Muerte, en estrella. Ha sido mucho, lo que padecer o esperar… hasta aquí.

El tema político y social de Star Wars, traslada el scifi más moderno, que nos introdujera Don Asimov, como el nacimiento de un guijarro en el cielo, a través de huesos, y su propagación hacia otros mundos de la Láctea en propulsión inagotable… y su forma mental en la cúspide del humanismo psico-historicopolítico, pero no sexualizado. Hoy sí… Si bien, no tanto, como lo dramático del nuevo estilo Disney.

Aburre ya… el tema, no. Y nos devanamos los sesos con esas fases de un Imperio Galáctico, que no comenzó hacia mucho, mucho tiempo, sino en 1950, con princesas heroínas. El ascenso, entre el lugar de nacimiento de Andor y el walker de Tatooine, era variado y racial, sin pretensiones ideológicas, que describe el sistema social y la fuerza oscura, de manera costumbrista y vitalista. Los poderes al estilo del político romano, con sus traumas y júbilos, pasando por lo de las guerras clones, los senadores y todo el lío con el poder mental… y traiciones por todos lados.

Hasta el declive, cuando el Mulo - de Darth Vader -, se tiró hacia el abismo, o más allá, sin manos, para ser cuasi mecanizado a lo Frankenstein… Y del Toro no está aún allí, al lado del monstruo, como Mary Shelley… lo visualizó eléctricamente… Casi como un primer engendro mecánico... Así que, los monstruos del Séptimo Arte y la literatura, son inmortales, emergen chisporroteantes, entre el Ciclo de los Robots, con su incomprensión intelectual, y pululan entre vaqueros espaciales, rebeldes y paladines samuráis. No se sabe sin poseerán un alma en las sombras… según Asimov.

De la que surgiría tanta la obscuridad, como, de sus citas emergieron, amistades o admiración. Se ensimismaron entre ambos,  dos almas de su generación, aquel con pies en el barro y el fuego, entre la fantasía medieval y los dedos metálicos de su obra magna… surgida del real belicismo, Don J.R.R. Tolkien. Maquinó artilugios, seres, magia en mundos subterráneos o dorados, y lenguas. Y entre la superchería, las  guerras…. En fin, de la creación de piedras poderosas y metal incandescente, lo ennegrecido, ceniciento… que luego saltaría como mal a la mente, a los teletransportes de Star Trek, a los sables luminosos de Star Wars, y lo demás vulcanizado en Anillos… la destrucción y la vida.

Y en el cosmos de Asimov, excepto bichos que estaban por llegar… esparció todo lo primerizo, siempre, con permiso de otros, como Julio Verne o H.G. Wells.

A nuestro particular parecer, la segunda temporada de Andor, empieza a inventar, pistolas extrañamente láser, personajes inservibles, desde esa idea de John Knoll, que empezara siendo supervisor de efectos especiales en la saga de la luminaria, y la sombra, hasta Rogue One. Como padre e hijo, ya trabajó de la mano de George Lucas en Willow. Pero… un tan largo caminar, no hace camino al andar, sino laberinto.

Y a veces, con una salida tan angosta… ¡qué no se ve el final! Vale, hay personas a las que les mola todo lo de Star Wars, y el capítulo del estallido rebelde, marca la diferencia con el resto. Además la calidad visual y demás, es indestructible como una vena cargada de midiclorianos de fiesta… Mientras, por el camino republicano, otros se aburren como, ostras, en una partida de ajedrez tridimensional, sin sal ni nada, aplastada por el peso de su gravedad… Cuando la leve gravedad de ser, es lo que importa, el romanticismo y las amistades, quedan un poco, desmontadas… en un campo de simiente.

Entre rebeldes y fachas, se estableció el comercio de especias, armas apocalípticas en construcción y sectas de féminas, más otras sustancias, que manejaría Frank Herbert en su Dune. Y madres de varios tipos, enérgicas, amorosas, poderosas, chismosas… hasta descabalgar el método heurístico de Tony Gilroy en la acción, en cambio, con poca gracia, pues no es su especialidad precisamente. De hecho, el Cassian no emite mueca, ni chiste. Nada que ver con Luke o Han, of course.

Y es que, en ocasiones, 12 episodios, se hacen… molto longos. Y describen una elipsis hacia el fin, Disney Wars incluido, colorines de generaciones, descoloridos, bailes electrónicos – alejados de fanfarrias orquestales y ocarinas de jazz – y episodios perdidos de terror. Al menos, se mantiene el efecto de saga, gracias a los esfuerzos de su héroe masculino, interpretado por Diego Luna con esa pelea entre dos estilos, uniformados. El romántico y el cruel… Ellos mantienen, aquel recuerdo del primer viaje de George Lucas, y el decoro de los aventureros clásicos. ¡Oh, sí! ¿O no?

Uno, Dos… y Tres.

Algunos juegan a esto con sus pequeñuelos… y hala… a volar al espacio, como si fueran la reencarnación del Padre, el Hijo, y la espíritu Santa, o esa androide. Que, será la reina de la fiesta, entre aquellos y el Imperio… porque los saltos, son un juego.

Más otros alicientes, que han hecho de la saga Fundación de Isaac Asimov en la televisión, algo especial, con una calidad de diseño, magnífica, interpretaciones precisas, e ideas que han ido acumulando novedades, hasta esta tercera temporada certera. Incrementado la posibilidad de una PsicoHistoria para mantener en el recuerdo… Y si existiera otra línea temporal… ¿Para cuánto tiempo? Quilo sá…

En estos tiempos que corremos, podría ser un advenimiento de un nuevo  líder, o la defunción explosiva de una megaestrella… Pero, ahí quedará para siempre su brillo. Al menos, por un periodo de… no sé… cientos de años mulares… La ciencia ficción posee estos detalles, caras, que permanecen o se desvanecen, en la inmensidad, como lágrimas y no sé qué… No vamos a plagiar, ¿no? ¡Qué para eso ya están otros… pescando!

A Don Asimov, no se lo hicieron intencionadamente, creo. Sino que su teoría, significó el motor de todo, como la Guerra de los Mundos o 2001, serían enseñanza en sus tiempos, y escritos que formularon claves, observando, del pasado hasta no sé sabe cuándo… de un posible futuro asimovariano o sheldoriano.

Los Robots, como la María de Metropolis, indicaban la capacidad dictada por el maestro, en el ambiente humano social, ¿y laboral…? Balbuceos, miradas de incertidumbre, sentimientos que se empiezan a notar en todas partes… Tal vez, demasiado, ¿quizás? Y sí, nos estuvieran llevando al gran paradigma, de la capacidad intelectual… y el poder… esto es, a una encrucijada con el monstruo.

Entre tanto, el wokismo es el real… la pelea genérica de la confrontación futura, la discrepancia del tono, la intrascendencia del ser… hacia la uniformidad de la pobreza, y el caos en redes. Y la futilidad, del pensamiento crítico. Es lo que trae la radicalización, siempre…

Mientras nos quedamos sin trabajo, sin funciones, sin liderazgo, sin humor… como los alienígenas de Invasiones u otras tomas de Tierra… Hari, la “droidea rubia, tal que Afrodita A”, ya no… y el cruel telepático, de retinas invernales y coces de Mulo, os retan al juego. Al juego de los clonados… y su corona.  A ella, nuestra inteligencia artificial, que no engaña… Es, lo que fue, y lo que será, lo programado, al uno, al dos y el tres, repetido, de rebeldía a la uniformidad, for ever.

Ah, y algo en último término… ¿qué les ocurre a algunas series, últimamente… que se van al traste, durante el último episodio de la temporada en ciernes? Perdido, en el cielo de los millones de cielos… que te deja un poco planchado, por lo esperado. Deseando un empujón más fuerte y tensionado, que te mandara al otro lado de la galaxia, acabas desilusionado.  Vamos, que no acaba de reventar…

Y esa estrella supermasiva que marcaba los tiempos, a la espera de ser supernova brillante, para dejarte con la boca abierta, de par en par, humano mortal, a millones de años luz de distancia, de lo sugerido o prometido. Nada, en fin, agujero negruzco. Y acá estamos, con el wokismo subido, ¿o no?

Los trípticos no aguantan ya la superchería, la cosificación y el libertinaje, pues la psicología de Isaac Asimov, con grandes saltos temporales, ha ido acrecentando la imaginación post-histórica y política… sin parangón, aunque las series muten sexos y piel. Hoy, triunfan heroínas, o malvadas, frente al mal carácter o prácticas indecentes de los machos, y entes sin caché en el argumento. Esto en Fundación, es bastante menos pronunciado que en Andor, y se agradece. Basta ya, de atrincherarse en la división mental, por favor.

David S. Goyer (Blade, El Caballero Oscuro) y Josh Friedman, para AppleTV+, y Toni Gilroy, se basaron en lo belicosamente oscuro, para crearlas. Es lo que hay, y habrá en pretéritos… entre rezos, misilazos, guerreros, ultras variados/as, dictadorzuelos, de tres al cuarto, kilos de metal precioso, negocios ocultos… cuando un fotón de energía, tarda en llegar una eternidad…

Mientras tú, ahí, estás aparcado, viendo disparos desde un sillón… ¿Facha, rebelde… y qué? Qué no sabes de lo que te hablo… qué mas da, tienes todo un espacio entero, para investigar y meditar…

No cabe duda… las cucarachas eléctricas, serán las únicas supervivientes, soñadas por las inteligencias de insectos artificiales… ¡O no… hombre!

 


domingo, 5 de octubre de 2025

Love, Death & Robots. Season IV

 


En efímeras y postreras lunas, se ha retransmitido la emisión primeriza de la Comic-Con celebrada en Málaga, aún en la era española… Y nos ha visitado, no bajo la mirada de seres extraterrestre, creo… el legendario, ahora también comando de herramientas de trabajo, rey de Cimeria y destripa-predators en acción, Mr. Arnold Schwarzenegger.

Sin embargo, a parte de la realidad del actual estado de los Predators tratados por el director Dan Trachtenberg, tanto en la notable trigonometría cazadora sobre los tramos de Killer of Killers; esperamos el futuro cambiante de la división alien, ante ambigua teología depredadora con el horror y la supervivencia del individuo diferente en el próximo filme Badlands. De figuras kilométricas, o no, dependerá la altitud de Dimitrius Schuster-Koloamateng con su diferente físico ante sus enemigos; más la efigie ayudante, fría y cálida a la vez, según la AI variable de la Corporación Weyland-Yutani, que transmuta la bella máquina de Elle Fanning con la otra Wendy. Podremos disfrutar de su blanca palidz, en la serie Margo´s Got Money Truoubles, con su triunvirato Marcia Gay Harden, Michelle Pfeiffer y Nicole Kidman.

Aquella corporación, fue contra la que conspirara ese Boy Kavalier que iluminara con su lenguaraz discurso, como una especie de Chalamet diversificado por el actor Samuel Blenkin en Aliens en la Tierra, y sus aspiraciones que empezaron bastante bien – al Mr. Tyrell de Blade Runner -, han terminado por hacer aguas, causando severas dudas… Es una evidencia paralela, convaleciente a la saga que cerró hace poco, con extrañas metamorfosis e inteligencias caprichosas. Un adiós agridulce tras ese último suspiro horrendo de los xenomorfos, ains.

Arnold Schwarchie, en cambio, nos alicata de tres en tres, sus trabajos… ya que repartirá lores junto a Michael Fassbender, David Sandberg y Mr. David Hasselhoff en Kung Fury II. Podría desatascar un viejo estancado proyecto como The Legend of Conan y el dudoso regreso del guerrero cimerio, tras aquel éxito legendario de la jaleada entrega dirigida por John Milius, a mazazos por España… y la crisis primera con Dino de Laurentis… Y finalmente, apuntillando a un agente del FBI de nombre Luke Brunner, con parentesco cómico a su papel en Mentiras Arriesgadas, con cambio de la entregada Jamie Lee Curtis, con padre e hija por Mónica Barbaro (Top Gun Maverick, A Complete Unknown en conexión con la participación de Elle, otra).

Pero esta entrada, no se queda en la acción simplemente, sino que va de trabajos finos sobre el papel, o aquellas transparencias rotulables que repartiera el mítico Walt Disney a sus dibujantes, creando imperio del entretenimiento y económico. Pues recuerdo, recomendamos, una joya trigonométrica de Mr. Trachtenberg, a través de gestas belicosas contra depredadores, entre vikingos, cultura de samuráis nipones y esos pilotos de bombarderos U2, de IIWW que nos maravilló en título Killer of Killers. Otro nuevo llamamiento a la reformulación de la saga Predator ante su criogenización en siguiente proyecto animado… Suponemos…

Por consiguiente, vuelven éxitos de los 80 con fuerza, en las trilogías extendidas, según el misticismo que marcaron esos protagonistas en el recuerdo… Y rememoradas en solitario como el retrato monolítico de Sly Lives! De Stallone, o en tríptico más documentado  con sensaciones en retrospectiva. Más o menos acertadas en cada aspecto, narradas en memorias, o animadas por amistades a su alrededor, y algún supuesto enemigo… Mejor tras el retrato monolítico de Sly y esa simbología extrajera en la USA de Trump que, especialmente se fundamenta, bajo la serie de tres episodios. En representación de la resistencia, triunfo con trabajo, o el lanzamiento de esos utensilios de guerra, tras chistes.

Materias ocultas o emotivas, materiales inéditos, escondidos en momentos profesionales, sociológicos, personales, familiares o anecdóticos, que elevan la entretenida Arnold. Misterio con humor, curiosamente, sincero de dos personalidades, italiana, austriaca… depredadoras… o vaya ud. a saber si, alienígenas…

Lo que si se demuestra meridianamente, es una fuerza de voluntad sorprendente, para alcanzar esos sueños, o según Schwarzy, realidades visualizadas con anticipación. Por eso, y por el corazón…

¿Qué pasaría si… de pantallas, al cómic?

Sí ha habido ya, algunos casos… Existiendo algunos muy apreciados como el traslado de La Broma Asesina de DC, de la que sacarían provecho, sin preguntar si se apreciaría una participación al reescribir…

Y no controlando, por temor a encontrar una serie distorsionada o sin calidad en el brillo de la animación o los argumentos, de otras proyecciones a las series como los Marvel Zombies en el universo Ultimate, qué me da un poquito de terror, al igual que The Witcher… Y los X-Men ´97 o What if…?, de las que se exhiben buenas críticas… ustedes dirán… y El Blade Runner: Black Lotus, de la que prefiero omitir por ahora, al igual que la de su gemela japonesa en Lord of the Rings: The War of the Rohirrim.

Pues no, todas las producciones animadas tienen la calidad de transmutación que las de Sony Pictures Animation, como Los Starship Troopers o las dos entregas de Spiderman en el Multiverso, que son concepciones brillantes e imaginativas. También se reproducirán futuros proyectos que van del Hulk, al nombrado de Los Yautja en Badlands en sentido dibujado; pudiendo seguir aquellos pasos logrados del Resident Evil Vendetta, el notabilísimo Killer of Killers de Predators, y algunas excelencias de DC, que son multitud y de las que se espera acceder a la versión del Cruzado Enmascarado, en última redención. No la otra…

Pero, si hay una serie de animación que mezcla diferentes estilos con diversos medios y concepciones metafísicas, terroríficas o humorísticas, inclusive, con variedad de formas y texturas, esa es sin duda alguna… con el osado proyecto de Love, Death & Robots. En la cual, además de la calidad de sus obreros especializados en dichos medios, se estima la producción de Tim Miller (premiado al Oscar con su corto animado Gopher Broke) y el mismísimo David Fincher. Recordad, que este último se lanzara al estrellato tras su particular Alien 3, con Seven, Mindhunters, etc… inacabable carrera… eh!

Y después de la excelencia alcanzada con algunos capítulos extraordinarios durante su trío de temporadas alternas, nos hemos vuelto a embarcar en esta postrera cuarta… de la que se pueden concebir ciertos logros, como viene siendo habitual… desde las producciones divertidas entre el Apocalipsis en un día de furia y la distribución de la IA con humor en los hogares, con sus juegos múltiples y equívocos, magnéticos o genéticos más dirigidos hacia el terror… Como las estructuras estilizadas de los 400 Boys, muy al estilo del manga japonés contra enormes baby monsters – regresando a Akira de Otomo, una y otra -, y los yautja gore de los dinosaurios, con finales de redención o destrucción, como el caso de la de Golgotha, a los satánicos Memphis Bell, que toca al Predator Killer y Mr. Spielberg. Incluidas marionetas, o máscaras moldeadas de Red Hot Chili Pepers… rock, delfines y jefes gatos.

Sin embargo, en esa fortuita inmersión en mundos de gore, amor y los robots, me parece que, se queda a un paso de la excelencia conseguida anteriormente… y seguramente, por culpa de los guiones. En fin, de todas formas, siempre es agradable ver esta serie de cortos emitidos por la plataforma de Netflix, con su apuesta por la animación novedosa.

Veremos si alguno da el salto a la pantalla grande en el futuro, pues se lo merecerían, como han sido sorpresas en los últimos tiempos, varios ejemplos que he tratado en estas páginas como atrevidas historias de Pixar hace ya unos años, el Wild Robot, Orion y la Obscuridad y la triunfadora Flow, otro gato salvador entre la catástrofe… Aunque, muy injustamente tapó una maravilla deliciosa, a ratos, tremenda y cruel en la mente, fea en dimensiones planificadas con intención; y las efigies monstruosas, que,  a la vez son tan humanas como líricas o pesadas, como serían las casas de los caracoles que arrastra cada quién, con el tiempo y su memoria. Y esta no es otra, que la stop-motion dirigida por el australiano Adan Elliot (Harvie Krumpet, María y Max) titulada Memorias de un Caracol, y producida por Madman Entertainment (igualmente de la serie Animal Kingdom). Para acabar con sonrisa :) al sentimentalismos del Pinocho de Del Toro, la estética de Burton y el cuento obscuro de la Coraline de Selick. 

Sí, me faltan un puñadito, de las que no puedo hablar todavía, como alguna incursión francesa con Le Dévoreur de Couleurs, próximamente, o dentro del universo sensual de Catwoman; por no hablar, de versiones paralelas sobre el Superman clásico, del que recordamos a unos de sus monumentales figuras, cuando el pasado día 25 de septiembre, Don Christopher Reeve hubiera cumplido sus 73 años heroicos… por Kripton.

Evidencias…

Por descontado, estoy embarcado en otros proyectos que tienen que ver con los visitantes, con son una epidemia en estos momentos…

Y de las que vimos, momentos de ciencia ficción, con restos de ultratumba, para los más escépticos de las pelis de Marvel. En una versión divertida, a ritmo Bowieano, en versión oscura de los X-Men, con nombre Thunderbolts y su misterioso asterisco, elevado al negro. Con un elenco del que oiremos nuevas avenidas, como David Harbour, ya sabes Stranger Things, o el aprendiz Sebastian Stan, que invierte en su papel en Avengers Doomsday… y también con la otra rubia lanzada en dicha película, Florence Pugh, que ojo… se paseará por las arenas de Dune Messiah, el filme protagonizado y dirigido por Alexander Skarsgard, The Pack, el SpiderMan: Brand New Day, y la nueva versión seriada de John Steinbeck, Al Este del Edén, con capítulo dirigido por Zoe Kazan.

En otro sentido, también dramático de los acontecimientos, voy a decir que, el productor de Companion y director así mismo de la robótica maldad de Companion, Zack Cregger, ha vuelto a describir un círculo de maldad, mezclado con satírica inversión de situaciones, en los habituales finales que vemos hoy en muchas producciones de terror, hacia lo descabellado o hilarante a ratos, con la entretenida Weapons. Sigue los malignos pasos de Parásitos, MaXXXime, Abigail, Barbarian, The Monkey,  The Ugly Stepsister, Sinners o The Substance, y las postreras de Nicolas Cage en lo terrorífico-excéntrico, Color Out of Space, Willy´s Wonderland, Pig, Rendfield, Longlegs o Dream Scenario. Vaya racha, a la espera de The Carpenter´s Son!!

Fue otro de los ganadores ochenteros, como diría el gran Arnold, que no terminan de un reto, cuando ya otean la cima de otra montaña, según las vivencias y palabras de Don Edmund Hillary.

Resumiendo… números y músculos…

Estos dos superhéroes del cine de acción – normalmente incomprendidos, hasta que resumen vidas en documentales cruzados -, se pelearon en las listas por alcanzar las mayores recaudaciones, y quizá también, las críticas furibundas con la interpretación de sus colegas de Hollywood, porque el reconocimiento fue un vaivén incontrolable. Como los pasos de baile en el boxeo, o las poses de fisioculturismo…

Una batalla parecida, es la que sufre el mercado de la exhibición en streaming, con esos primeros escarceos por los derechos de sus personajes primordiales, entre Netflix, y la nueva plataforma que creara Disney Plus y la compra de la 21 Century Fox; y que está llevando a un crecimiento desmesurado de los valores en bolsa, en los que se van rezagando ante estos dos gigantes, los no menos multimillonarios beneficios de Hulu, Apple, Paramount, Amazon con Prime Video y su polémica publicidad, o la antigua HBO de Max.

Hasta tal punto, está todo tan revuelto en las pantallas de pago, que para luchar contra el imperio de Netflix, se han unidos paquetes de diversos productos entre Warner Bros, Dicovery, Disney+, Hulu y Max… Ya veremos a lo que nos lleva… Lo que parece imparable, es la caída de los tradicionales medios de comunicación y canales de televisión, cada vez, más politizados y traicioneros… Pero esencialmente, seguro, a que la cuesta a final del trayecto a sus cimas, la que tengan que subir más inclinada, sean los auténticos paganinis… ¿o no?

A falta de Demon Slayer, y pan… buenas son tortas… ¡Elio de Disney, es un batacazo infumable!


domingo, 21 de septiembre de 2025

Aliens Earth. Season I

 


Una invasión… eso es a lo que estamos abocados.

Me he acostumbrado en los últimos tiempos, a tratar con todo tipo de especies, esencialmente a los insectos, y… no puedo clasificar el submundo que vive alrededor de nosotros… ¡mimético!

Los humanos, que se creen tan superiores en casi todo. Sólo cabe decir, que los depredadores acechan… y están bastante hambrientos.  Pues allí, en las penumbras… existen reglas diferentes, siendo parecidas a las nuestras, las más radicales… En algunas condiciones, he visto carcasas esqueléticas, de restos de arañas, siendo devoradas por otras peludas gigantescas. Como en La Plaga o Sting… o tras ciertas profundidades abisales, de la mente. Incluso del océano, que tanto se parece al vacío...

Y sin embargo bajo la presión, existen algunas privilegiadas, sosegadas, casi místicas… tras el paso de los años y sonidos especiales, pues no se oirían en ese condenado espacio silencioso, sibilino y silbante, y además  suenan a música… celestial. Si nos lo permite… el pacífico, John Williams, el joven, le sobrevino el jazz de su padre y los musicales visuales, como en otro sentido lo fuera para Vangelis.

Así batiría sus manos en batuta para tv y su cabeza, sincronizada a los  latidos de su corazón, en una frecuencia con la del animal, originario, que nos visitaría en series de 8 compases o más… como bestia primigenia. Un depredador como dijimos, de altos vuelos y bajos instintos. Cercando el pensamiento crítico de una especie que se cree insuperable… y que siendo pardillo, al comienzo de aquellos ochenta, aún incrédulo ante los comienzos de la ciencia ficción de serie B, se quedaría boquiabierto, con la visualización del escualo xenomórfico, del especial artista H.R. Giger, y los encuentros fisiológicos en la nave Nostromo con varios genios, conducida en reclusión anárquica, por Mr. Ridley Scott y sus resortes. Casi como nutrir a los lobos

Sin embargo, el compositor casi centenario, se serviría de la tranquilidad líquida de la noche lunática, para enfrentarse al monstruo de Steven Spielberg y la novela Jaws. Al que, en cierta medida, le debe una parte del espectacular éxito. Bajo las aguas catárticas, calmas como una aleta aerodinámica, una b.s.o. fue surcando el terror, transformado en años a una aventura de futuro, titulada Tiburón. Con ese impactante comienzo sonoro y visual, tan profundo como el eco de una tuba en pocos compases rítmicos que se cuentan en el documental homónimo, marcamos nuestros propios ritmos cardiacos… o respingos de la respiración ante ojos fríos nocturnos. Parecidos a los aliens…

Y nos embarcaremos alrededor de ellos y unos personajes míticos, junto a incidencias mecánicas y problemas de otras índoles, que coincidirían en algo especial. Una odisea antropológicamente, psicológica… Que hoy, celebra un aniversario dorado en cines del mundo. Eso sí que es extraño y fantástico, que dure tanto algo tan moderno…

Y como otros depredadores que venían del gélido infinito, en busca del calor y la sangre, nos metimos en faena, en serio. Y aunque no se oyeran tal cual, allí esos otros si atraían más notas de terror, ya mezcladas con elementos artísticos, pesadillescos y sexuales, menos mecánicos y logarítmicos, pero igualmente animalescos, como un unicornio imaginario, o el sigilo de un gato observador… voyeur al estilo inglés.

 Entonces, entre cazadores y científicos, bajo agrupaciones con seudónimos norteamericanos, norte-nostrómicos, prometeus… los aficionados scifi se sintieron dioses, ateridos, impactados vitalmente, como si fuéramos tripulantes dentro de la Odisea, con sus sirenas. Replicantes… como boyas sonoras... sincronizadas al trío, compuesto por  Richard Dreyfus y sus partículas subatómicas, en contraposición al indómito, inolvidable, Robert Show (hoy que despedimos en pareja a Robert Redford, en su reunión con Newman y él mismo… menudo golpazo), y en el tercer mástil, un Roy Scheider, en el cosmos solitario, que se enfrenta a un fantasma sideral, abisal... desde sus diferentes  personalidades… ¡Ay Dio, cuántos recuerdos! Gracias Robert y demás…

Documentos… más allá…

La mirada vacía, exangüe, como la blanca muerte… o el animal peligroso con asesino voyeur tras el objetivo… ¿sabes? Alma oscura como la piel de un xenomorfo, en un rápido crecimiento de obsesivas cualidades... y rasgos predatorios…  Esto si fuera una película italiana ochentera, se llamaría Voracidad… o tendría vampiros magnéticos en el espacio…

Mas no, es solamente descuartizamiento, y restos biológicos de diferentes invasores. Aspiraciones entrecortadas, para comprobar la manipulación corporativa, como la imaginaba Ridley en Blade Runner,  como ahora… se asemeja a la monetización cuasi veraniega que tiene que ver con la praxis del cálculo… Y no una urbanización vacacional, sino una invasión en toda regla, para devorarse unos a otros. Acá, ya solo sobreviven las estimaciones grupales, y no las reverberaciones sin paga extra. Al final nos veremos como puñeteros autómatas, manipulados y explotados, en misiones suicidas... ¡Hey, Roy!

Y mientras, los compases de los insectos seguían ahí, buscando humedad, o el sudor… y tu esencia, ya sin el tum-tum, de Mr. Williams, cambiándose al puro metal y el rock&roll, en sus tramos finales. Cuando de pronto, nos transformamos… en ellos.  Ya te lo dijo, Kafka… o aviso, o algo. En ciudades… colmenas. Entre Wendys, índigos y reinas, zángano…

Así en tanto, la agitada exacerbación mundana, peligrosa como una toma de tierra no calculada, nos metimos en la nave, equivocada y no  documentada, sin apenas espacio vital, cubierta de víscera falsas y salpicones de mariscos… mas, plena de gritos ahogados o zambullidas siderales del recuerdo. Y el hombre de la batuta tranquila, como Mr. John Wayne en aquel filme, crea uno de los temas más famosos del cine, en conexión a la Psicosis de su admirado Bernard Herrmann,  posiblemente. Hacia posteriores espacios, con Encuentros en la Tercera Fase, Star Wars, Supermán e historia aventurera de Indiana Jones con su Arca Perdida. Y la vida pacífica de John, cambió… como la nuestra y el cine tan amado… chascando dedos juntos…

Al sueño enfebrecido de Mr. Spielberg, acordándose de su, no admirable Bruce, ahora tan simbólico… que significa una amistad duradera. Nos retrotrae a toda una vida de éxitos, y penas, sin apenas buscarlas, solamente por amor a la música y el Séptimo, con teclado o con vientos, y un gato... no blanco, sino pardo. Magníficas vidas atmosféricas… de sonidos y de encuentros espaciales. Calmos, monumentales, fálicos, casi asépticos, salvo por las heridas… aventureras prometeicas… aéreas o subacuáticas, arcaicas como los monstruos de las leyendas griegas… y depende del Depredador, así fuiste creciendo… con el que te des de bruces y su naturaleza… hasta grabar la realidad, con un violín en el tejado. Corporativo… dubi dubi, dubi dú. Y en aquel sitio salvaje, junto a la cámara, donde si podías oír sus gritos… Joer, otra vez tú, conio, Bruce de los coj… arquetipo de fracaso e imaginación.

No, no aquellos… sino nosotros mortificados con sus mandíbulas en la fila cercana a la pantalla, que parecían de verdad, coj… como reflejos de un conductor asesino en un camión, sonriente… O ahora, recordando un documental extraordinario sobre Valerie Taylor, entre patines y aletas, para rodar al Gran Blanco en su estado natural… Qué nada tenía que ver, con el carácter vengativo o criminal, de otra, más odiosa...

Su oficio marchito, fue espectacular, amante, directora, adorada en documental coralino… entre dientes y lentes especiales. Muy loable… su pensamiento, su tenacidad… su fuerza. Y quién lo iba a decir… ¡Mira, un salto de varios millones de años luz! Y en las verdaderas playas, aunque la pesca no es igual... en South Beach.

Hasta comprobar que vida y muerte, no han mutado tanto, porque los bichos o xenomorfos en cierto sentido se parecen… como insectos se sienten seguros en la obscuridad, si son cazadores… o parásitos. Como hombres... incautos.

Del Nostromo… al insectódromo.

Llevamos tiempo preparándonos, y no sé si estábamos dispuestos para el cambio, porque existen programaciones que actúan como virus y nos dividen… o muy bien, o muy mal, alimentándose… o fagocitándose…

Unos a otros, para exprimir a nuevos organismos, que regurgitan sus nutrientes, masacran sus identidades ocultas, destripan sus familias,  como las de aquellos 8 pasajeros, en un banquete furtivo, que significa lo mejor, en serie. Y al que no estaban invitados… ¡Nadie!

Hoy experimentamos una explosión de especímenes, con guitarras postreras, psicodelia o voces de heavy metal, empezando por un Ozzy devorador… para terminar, como polifemos, de un único ojo… y pensaba que era otro… de tripa en tripa, herida en herida, óculo a óculo… Y otro gato casi cósmico ya… como espía de la memoria colectiva, entre vapores y encaje de seda… oteando…

Estos 50 de las Mandíbulas al Tiburón, disfrutones y pasarán 4 años, vestidos de blanco espacial, al calor de ese Ojo célebre extraído en funambulismo más que gore. Sintético, polifórmico… Algo que tendría más en común con el de aquellos demonios, ´demoñas con ñ`, denominados replicantes por Mr. Scott, también productor de Alien Earth en DisneyPlus, pus a la sombra de Noah Hawley… Fargo, xDio, una más.

En el juego temporal, aún queda poco más a Blade Runner, para el medio centenar, qué mayores nos hacemos… y vimos a naves ardiendo en la puerta abierta de un laboratorio… Que convivimos parasitados con la historia, conexión a otras naves de salvación y rescate, tal que si fuésemos aquellos 3 magos, tripulantes de un navío demasiado pequeño, observados por el Atlántico, ballenero de Melville, que debería ser más Pacífico, en comparación con envites del monstruo de más de 8, metros, de hambre… oxigenado o alcoholizado. La aventura de un barquito chiquitito, que no podía, no podía, ni pensar, lo que se vendría encima… ¿pobre Mr. Quint, verdad Mr. Hooper? ¿O no, Martin Brody… por cierto, no odies el agua…?

Yo no, si bien odio al individuo ese, de Animales Peligrosos… repulsivo como una infección por avispones venenosos y contagiosos... especialmente si eres alérgico a los hijos de… Y en sus puertas ardientes, como arquetas de sarcófagos del desierto, claustrofóbicas, a través de  pasadizos hacia una irrealidad muy cercana, suenan ecos de trampas de hierro y muerte. Enclavadas en el pecho, a su respiración a lo Vader y ese chirrido, eléctrico de langosta, espeluznante… Previsión de un enjambre maldito que regresa, sin Sigourney ya.

En cambio, los ochenta, en el principio de las estructuras y fisonomías, que no eran como para tirar cohetes, se rendía culto al universo cinematográfico y especialista… y a ti, ¡cómo son las cosas temporales! Que giraban en creatividad, alardeando, las luces y sombras, y sobre todo, ruidos que te helaban la sangre.  A la de otros, que no les quedaba ni gota, los técnicos viendo el desastre mecánico, y esos que quedaban salpicados… Ni huesos intactos, ni robots descabezados o partidos en dos… con leche y demás huevadas.. Nos introducen a dos replicantes unidos por coordenada literaria, la de Mr. Scott y su Roy de pelo blanco soñando con ovejas mecánicas, y un aullido alfa, eh Timothy Olyphant, qué te hemos visto… Otro homenaje, que vuelve a andadas… viscerales.

Alienígenas, que no cuentos de álienes…

Del otro lado del viaje, a lo profundo… la inmortalidad. Lo de la hermandad Wendy´s, y un cocodrilo de ojos saltones que, estaría dispuesto a hacerles un okupa en su Neverland entre ceja y ceja. Dios no los cría, y ellos se juntan, al debate moral de los diseños de un Eldon Tyrell, como caso apócrifo de Prometeo Moderno… Y combatiendo o no, a los xenomorfos que quieren conquistar la Tierra, a su manera, se nos va pasando el capítulo de las corporaciones, entre óculos ambulantes, mentes infectadas, insectos viscosos, clonaciones éticas y discurso de richachones, que osarían, no fichar a un Blade Runner.

Demasiadas coincidencias, aunque lo más fácil es lo otro, la conexión del depredador que, aunque se parecen a lobo, o al escualo, no necesita gabardina, ni el sexo. El xeno-tiburón, se la llevó, se la llevó… y algunos episodios, se van de la historia, a otros lugares de los que nunca jamás, se supo… y de ahí, al mostruomo de Ahab… Sin embargo, para todos, el lobo alfa, siempre será Rutger Hauer, aún sin Houston o Peck, ¿o no…?

Y no existirá otro como Sebastián y sus pequeños, inventando sinfonías genéticas… ni las curvas de las replicantes, que nos dejaron con las fauces abiertas, hambrientos como Bogart… y nuestros receptáculos despiertos… y arrodillados, a esos personajes inmortales que tanto hemos admirado, el Humphrey de Harrison Ford (que pudo estar en Alien… Ridley y sus comienzos impactantes, que sigue… la Ripley de Alien con sus compañeros míticos, ya no hermana… 3 mosqueteros del Rey, al agua como Tiburón Bruce… John y Steven, acompasando ritmos cardiacos… y Gato, claro.

Y es que los depredadores son así, cuando pillan a una presa o a algún espectador despistado… ¡Ñam!, y no lo sueltan… hasta el Fin.

Y (me sale poner tantas copulativas…), entonces, algo te deja frío, helado, pues no es lo mismo, no existe tal empatía con esta generación de wokes administrados como calmantes… Si bien compases, suenan a otras épocas, de otros “aliens”, alienígenas como le gusta decir a Lex Luthor, por ej…  aunque se cabree el testigo de los gobernantes del extinto Krypton, también conocido como Supermán, que se convertiría en Hombre de Hierro, y ahora también de plexiglás para perros juguetones... y más, a raíz de su relación sexual con Loise… lametazos de hombre cánido. Rememorando a Mr. Reeves y documental sentimental.

Ella, la nueva de James Gunn, posee un cierto parecido a Margot Kidder, pero sólo en lo físico, no se queda en la retina, como no ocurrirá posiblemente con la Wendy de Alien Earth, bella Sydney Chandler, perdida entre Pistols o pensmiento, y se retroalimentaría de la imagen morena de la divertida y alocada, Amélie, sin amor hasta ahora, o sí. Y en esas estamos, con ellas… regresos de todo tipo a espaldas fornidas del tiempo, heroicas, cuando pasan eras románticas de ayer a atmósferas recargadas del hoy, y efectos CGI y la globalización… que nos ha traído el woke que le parió… en todas las formas determinadas.

Así parece que, todo  héroe y villano, principales, serán jóvenes, preparados o no… y formar equipo dentro del nuevo orden mundial, como una orden dictaminada... O desorden… según se mire. El asunto es, que el Supermán es alienígena, se ponga como se ponga, porque ha nacido al más allá, de aquí… con los calzoncillos por fuera…

Aunque luego se sienta de más acá, y no como otros… que sólo vivirán del cuento, como los Aliens de Earth… un desarrollo de organismos a tutiplén... Mientras que, en otras latitudes y otras músicas, no tan arcaicas como la banda sonora de Mr. Williams en Superman… nos reencontramos con tres elementos, que recopilan la esencia de los cazadores de otro planeta. Y esta sí que es otra historia… animada.

Y aun siendo dibujos, resulta que atraen por igual… por sus increíbles viajes en el tiempo y gráficos… la densidad de encuentros y golpes sangrientos, los escenarios… Cierta mueca a cinéfilos que se encontraron con aquel primer y sorprendente Predator de otro Jonh, Mctiernan, y a través de vísceras y músculos, desgarrados, de aquellos protagonistas en sesión discontinua, guerreros fornidos. Como los del Nostromo cayeron, hasta que sólo sobrevivió, el jefe herramienta laboral… Mr. Arnold. Y si bien podría chirriar en principio, la criogenización, pues resulta que nos lleva a una sorpresa final, divertidamente circense y genial… que ya veremos, sino nos lleva a la próxima de Elle Fannig en las Badlands. Pues, gracias al director de nombre intraducible en diferentes lenguas alienadas, Dan Trachtenberg… disfrutamos su circo romano por tierra, mar y aire… y que se titula Killer of Killers.

Por último, lejos de Orión a las puertas de nuestro propio Tannhauser, no decepcionados con la estética, que es atractiva, más bien con algunos personajes que no llegan a desvanecer el ´wokismo…` y ciertos desórdenes predatorios que recuerdan más a La Cosa de otro mundo, o la Mosca… Nos preparamos para aterrizajes forzosos, que nos alejan de aquellos náufragos del USS Indianápolis… o un reloj en el trasero.

¡Qué buenas historias, dentro del cine! Alien en la Tierra, da una de cal y otra, de sulfúrico… En el futuro, cuando otros nos releven… o convirtamos en trofeos de furtivos cazadores para su estantería espacial… nos acordaremos más, de aquella película remarcable de dibujos animados… creo bien. O no… Y no de entes fantásticos cuantificados, interferencias genéticas de nuevo orden, rivalidades corporativas, para el apocalipsis intelectual… y otras odiseas…

Hasta pronto, viajantes… o estrellados, como aquel protagonista de Hamilton en Distant, de los incalificables Josh Gordon y Will Speck… hablando de espacios, depredadores, cocodrilos, y él, un gato… Y hasta el Eternauta, las nuevas invasiones en sucesión – en las que estoy inmerso, oteando los muros -, o fundaciones que pululan, como krakens o animales peligrosos, submundos brits, Bugonias, submarinos, armas… Capitanes Nemo, Homeros y Elle F… Hasta que no sobreviva nada… sólo ella… como describía para Jacob Tremblay, Mark Hamill o Tom Hiddleston, el director Mike Flanagan (La Maldición de Hill House, qué es una joya a revisar, La Caída de la Casa Usher) en La Vida de Chuck. Junto a Stephen King a las letras, que está medio alucinado con las triquiñuelas de Alien Earth. Pichí, pichí…

Y como hermanos de cuento, siervos de empresarios todopoderosos, amenazados de muerte… o sirviendo como alimentos procesados. Devastados de extremo a extremo, comidos por los ojos… como a aquel policía, interpretado por Charlton Heston, en la notable Soylent Green de Richard Fleischer… que no debéis confundir con el otro admirado Richard, Donner de S, eh.... ¡Al final, alienígenas éramos nosotros, polvo de estrellas!

martes, 1 de julio de 2025

The Last of Us. Season II. O Vegeta…


Según escritos arcaicos, con recopilaciones literarias, más o menos fantásticas y ténebres, se predecía el denominado Apocalipsis en conjunción divina… Tal que una operación quirúrgica entre miembros de fuerzas del Mal y del Bien. Visto a un pensamiento actual, se podría comentar que, constataría hechos imaginarios, ajustados a ciertas acciones definidas por comportamientos de nos, los seres humanos. Pues en esta ocasión, vamos a hablar de la muerte… o no.

Está presente, pero el pueblo no quiere saber nada, en principio. No, hasta que se aproxima y aun así… Dejando su conciencia consigo mismo, lejos de otras figuras, ya fueran divinas, fantasmales o extraterrestres… ese último momento, la denominada transición, converge con la ciencia ficción, a la vez que con las creencias. Ya sea en forma de libros, filmes o juegos, y algún hecho – del que comentaremos al final, más cercano al terror de lo previsible…-; sin embargo, el arte cuenta actos degenerados que se aproximan a nuestra autoeliminación. Y ahí está el tema.

Creamos a seres antinaturales, para debatir nuestros propios estados tenebrosos, como bestias hambrientas, guardianes infernales, demonios contaminados… o los famosos, muertos vivientes. Que devendrían de otros depredadores legendarios.

Comienza la Extinción…

Es una forma literaria de esquivar las responsabilidad, y pensar que – salvo la creación de armas de destrucción masiva -, nosotros podemos llegar a formar el caos definitivo a base de mordiscos… Cuando las grandes extinciones se producen por procesos más elevados, universales o más diminutos que un espermatozoide marciano. Pero bueno, que cada uno piense lo que quiera, la fantasía va por libre… Profecías trágicas, condiciones ambientales, reproducciones tecnológicas o víricas, sin explicación aparente, o silenciada.

Eso es lo que ocurre en la realidad, como aquel inicio de La Noche de los Muertos Vivientes de George A. Romero, u otros más excéntricos como los no muertos de Sinners, dentro del mundo vampírico y las mitológicas fuerzas extraídas del líquido vital de los enemigos en batalla. Una forma parecida de comerse el cerebro y su potencial intelectual, que en el caso zombie, no sirve de demasiado, porque van planos por la vida, es así… Una especie en continuo mantenimiento letárgico con opioides o productos químicos, y sin necesidad de trabajar en el turno de ThePitt.

Algunos podría coincidir en una cuestión… que la muerte no sería lo último… O sí… Depende por donde entre la bala… Pero la destrucción genérica, intelectual o no, puede tener muchas condiciones, como ocurre en serie basad en videojuego de Neil Druckmann, The Last of Us, que en segunda temporada – tras memorable primera reconversión vegetal – se introduce en la mente, pero sin contar nada científicamente. Para qué…

Se va buscando otro estado más emocional… más que las monumentales estructuras fúngicas en desarrollo, que ocasionalmente recuerdan a los nidos de Aliens… y cuyas esporas se esparcen caprichosamente a base de mordiscos, no precisamente muy vegetarianos. Pero los carnívoros humanos, de dentadura calcificada, siempre se reproducen… así que a  masticar. Porque de otras acciones, no comento… por ahora.

The Last of… they.

En la serie que fue más merodeadora en primera entrega, sobre un mundo apocalíptico con mucho más suspense, ahora sólo lo sentimos a ras de suelo, a través de una valla metálica y basta… dura, un chasquear de lenguas… una conversión calculada para volver a levantarse, tras un acto sexual en una granja o ciudad sitiada por hordas… Ahora vamos a mezclar, castillos contaminados de pestes, de géneros y pieles en vivencias asimétricas… en las tres eses, de las que algo diré… Y no me refiero a la búsqueda del superhombre, con la estilizada consonante.

Esa parte del héroe contra nuestros males, es más somático, con los factores psicológicos y sociológicos, en el horizonte… que esconderíamos como debilidades, mientras que la serie se acerca a los rasgos familiares, de familias descompuestas, y especialmente otros… Sociables, pero sin aportar demasiado a la contaminación… Salvo algún injerto… el futuro. Narrativamente, el sexo es lo menos interesante. Pobres mortales, en guerra… montada por vuestra cuenta… sectarios, abriéndonos en canal tal que vacas, no sagradas… viciosos, desde pancartas representan a alguien, no se sabe bien quién, superior… inmune, por determinado gen que desconocemos… inteligentes, vaya Ud. a saber por qué. Son desvíos, cuando lo esencial son las curvas, determinadas eses…

El punto es que, entre conciencias descolgadas que se distinguen en las crestas fúngicas de los infectados por la micosis, - vegetalmente caninos de chicha, no la de fumar en determinadas zonas… -, ellos son los que tienen más claro, esparcir la simiente, como el baile y la música del Ser de Sinner… y no queda muy claro, que es lo que desearían algunas alteradas, que buscan y meditan, rodeando para infringir daño a sabiendas, incluso a las ´poderosas` cazadoras de la muerte.

Y aquí estamos… sobresaltados tras ese espectacular segundo asalto, a la city nevada con aromas a western norteño… esperando en el tejado… No sé muy bien, a qué… U oteando una zona, ya vista, ahora sobre Seattle.

Deber de limpiar… rastros.

La S, no de pecadores, va después de la R de los rastros esparcidos… Tras  sobrevivir al gran asalto, sabiendo que recuerda a hordas de vikingos, u grupos murales, más al Norte… y el sentido, de todo ello, es que seremos  indemnes a esos amores, a ráfagas, a las pérdidas dolorosas, y ya os lo he dicho… más importantes que los rostros y sus rastros, en una serie en que no predominan demasiado a los que venerar… y al borrarlos, ¡se podrían arrepentir! Pero eso es la huella, dolorosa… Pero la historia es así… no lo sé bien. Y siempre se pueden perder, o ir a peor… ¿Qué podría salir mal…? ¿Regresar a los inicios… a los indicios…?

En conjunción fungicida, dos elementos estrafalarios como Sony y Playstation Productions en un haz televisivo, y Warner del envés, y proyectados ambos en la nieve visual de HBO a través de Max… Ha durado, lo que duró… aunque la infección por Cordyceps está garantizada, hasta dentro de un tiempo. Esos hongos serían… responsables del archiconocido “pie de atleta”, que te deja jodido para resistir en la competición… con toda esa climatología cálida y húmeda, que te recuerda que debemos protegernos del ejercicio físico en ciertas condiciones… o no sabemos… pues las glándulas sebáceas, de determinados cueros cabelludos, se van gangrenando… Hasta que, pumba… dejamos de pensar.

También puede ir acompañado de un ramalazo de tiña, que pica un huevo, y ahí estás… en el sofá, sin parar de rascarte, por fuera y dentro, hacia la perdición, de tu paciencia. En un sexto, sentado, que te reubica y profundiza en el sentimentalismo, hasta retroceder etapas. Nos recuerdan a procesos de incomprensión, rollo paterno-filial… Y mira, de eso ya tenemos docenas… Siempre preocupados por propias vesículas y costras en familia.

Aunque, es mejor acompañar siempre esos momentos íntimos de música, ya sea con versiones a guitarra española, o blues mezclados con rasgos, un tanto románticos… o lo contrario, acosados por tres kas. Sinner es un tipo de venganza, divertido, pero acusador… que ya no existe como tal… tal vez.

Al estallar… ¡Pumba!

Eso es lo que falta… sensaciones, bailes, sangre… caos… es lo que posee a puñados y mordiscos, el director californiano Ryan Coogler, alejado de Creed y Black Panther, mejorándolas y llevando un grupo de intérpretes a la coordinación, de pies y bocas, asaltos y besos… al ritmo de aciertos como el británico Jack O´Connell – que estaría dispuesto al horror de 28 Years Later: The Bone Temple, escrita por el mismo Alex Garland (Ex Machina, o la apocalíptica Annihilation), pero ya sin Danny Boyle.

Y a la interpretación de Michael B. Jordan, hermano de sangre, en endiablada encerrona entre el Chicago años 30 y esta versión oscura de los Marvel Zombies. En los que estaría la voz de Gwen Stacy, o la Ghost Spider de Across the Spider-verse, la sensual de Hailee Steinfeld, que también da réplica sexual a los entes no muertos, y volverá a atacar con Beyond The Spider-verse, o de nuevo en mismos papeles para Beyond the Spider-Verse y en Champions como Hawkeye, junto a Ironheart en piel de Dominique Thorne… de las cuales ignoro.

En definitiva, que Sinners es muy completa, tiene bajos de Chicago en práctica vampírica, hermandades, sexualidad, hemoglobina viscosa, alcohol con ajo, ráfagas de fuego, estacada emocional, y Famiglia rítmica… ajustando cuentas... Lo que no hace la infección programada, del creador o showrunner ése, Craig Mazin, y mira que trasladó las huellas documentadas, de su versión del Chernobyl. Y esta The Last of Us, se queda muy abajo… pero hablando de documentales… es hora de ajustar, no cuentas, sino dentaduras… y otras circunstancias tenebrosas.

Os voy a hablar de The Mortician de HBO… No mejor, no… telita.

Es que los pecadores, se multiplican hasta el finito terrestre, hasta la escalada mística que se sube a la azotea… magín o chaveta. Al descenso musical, con los chasquidos… sin blues adaptado, a los nuevos ritmos, ni la voz de Miles Caton, en recuerdo a una época, con la entonación a la guitarra del viejo Buddy Guy. El que fue honrado junto a Dustin Hoffman, y guiado tras los pasos de los mismos, Led Zeppelin.

Dellamorte, Dellamore…

Pues si os pensabais que esto había acabado, ni de coña… aún quedan algunos ejemplos entre la muerte y el amor. Aunque te conmuten la pena… o el título… y todo sea inversamente, emocionante a siguientes capítulos tras el despertar y acoso zombi, del segundo asalto. Que nos deja algo congelados, según desaparece el frío, y se nos calienta la sangre… visitando la isla de Lesbos. Por no mentar, sentido al crematorio en la serie documental, donde el olor a carne quemada, se siente.

Joer, es que nadie – o no lo recuerdo, desde hace mucho tiempo…-, me había hablado de esta aparición, entre almidonada y rebelde, de Rupert Everet, antes de sus shakespeares, y sus santas madonas, como napoleones. Y esta cinta, homónima, ya aparte del giallo, casi… que dirige Michele Soavi, te agarra, te lame, te muerde… se descojona y no te suelta. Hasta la Muerte, romántica, aunque igualmente lasciva.

Ya que anduvo entre ellos, Lucio, D´Amato, Deodato, los demonios de Lamberto, y hasta en los pechos de la ´fenómena` de Jennifer Connelly y los ojos perturbados de Dario Argento.  Y con un tal, François Hadji-Lazaro que realiza papel inolvidable, entre torrentes y Jesús Franco. Alguien debería haberme recordado antes, esta barroca película…

De Pasadena y aquellos hechos, no borrados, sino digitalizados por los dedos de aquellos que operaron… voy a explayarme, sencillamente… hay que verla, y tú ya verás, qué pensarás… Se llama The Mortician. Y estos dos ejemplos de repercusiones tangencialmente diversas, entre el humor, los amores y el humor, no te voy a recomendar lo más mínimo, las idas y venidas de Until Down, por su reiteración, que no te lleva ni a uno, ni a otro lado.

Pero diré, dejando las ideologías aparte, qué es deber... Porque lo realmente marcado para evitar la contaminación, - que no el exterminio total, pues proviene de otras materias…-, son las tres palabras que indicaba, entre el amor y la muerte.

Algo que debes aprender, ante el control de la situación y la rutina de las noticias que son teledirigidas en los medios, con los que se riega a la plebe, como una lluvia ácida… ¿te sonaría, no? En todos los lugares cuecen habas, y se tiran unos pedos "fakes" que da gustirrinín... o anestesiando que es gerundio. Y entonces, hijo/a qué… pues, aprende… visiona… y… en tercera.

El, eSo. Me he quedado colgado de otra de zombies, pero no es para tanto, a la espera de visionar lo nuevo de Boyle con sus tótems cadavéricos… Hostia chaval, no te he hablado de The Shrouds, o las mortajas cárnicas de David Cronenberg…. Y su sexo entre la tecnología y la putrefacción… Pues en otra próxima, conexión… con Ella. Esa que suele aparecer en algunos filmes, jugando.

The Last of Us Part II de Gustavo Santaolalla and Mac Quayle


domingo, 23 de marzo de 2025

Dune: Prophecy & Skeleton Crew. Season I

 


Érase una vez un espacio triste y oscuro, en el que todos podían navegar… Sí, incluso los más jóvenes.

Pero a través del tiempo, determinados artistas dedicados a la ciencia ficción, se dedicaron a llenarlo de pequeños, casi infinitos, puntos luminosos. Como faros de señalización para antiguos navegantes, los aficionados se orientaban en el mundo conocido y por conocer, tal y como aquellos pioneros… Así, en cada luz intermitente, lejana y danzante, una vida se definía, como la de aquel niño que nació hace una intemerata de años.

Sus pasos serían reescritos por un novelista fantástico conocido como Frank Herbert. En 1965 emergió en Dune de sus sombras, en paralelismo a nombrados por escritos sagrados o arcanas civilizaciones. Las conciencias del planeta azul, coincidían en el pensamiento de conservación de ciertas costas y sus arenas. Y el nombre de Paul Atreides, en referencia a una de sus Casas y la vertiente más revolucionaria en aproximación como sugerente jefe y  ratón del desierto, dio los primeros pasos de una saga. Al igual que la Fundación que emergió de la pluma de Isaac Asimov.

Metido en grandes batallas raciales y otras movidas ´especiales` con el imperio de artilugios mecánicos, Mr. Lynch lo viera a su manera. Que, sin embargo, no siempre fuese la mejor como acostumbraba nuestro admirado David en su mundo surrealista y paranoico… Una de las causas, los efectos visuales, aquí son religión. Y el caso es que su propio hijo, llamado Brian Herbert, junto a Kevin J. Anderson – superviviente de Star Wars Ep. I que será mencionado, y creador de la Trilogía de la Academia Jedi -, se situarían en esos 10000 años antes, para introducirnos en una nueva Trilogía, que comienza en serie. Pero, algo renqueante como gusano extraviado, Dune: Prophecy de Max HBO.

El siguiente salto temporal… de creyentes en letras de Mr. Herbert a la gran pantalla, por marcada versión de Denis Villeneuve, y la próxima revelación como Mesías, en determinada forma o género… Amén.


Dune: el Prolapso.

De una desazón, como algo que se sale de su lugar natural, ese rincón de libros y pelis… el arquetipo de nacimiento de otras space óperas futuras, se transforma en algo orgánico, como diría otro personaje elegido por un tal George Lucas… ¡Yo sería, tu padre! Si hijo, hija…

Sí otras eras, los tiempos que están cambiando como versó el Bob, y la madre que la parió, qué a gusto se quedó… Porque la esfera dimensional fue cambiando en su nombre, de Herbert hasta la trilogía susodicha. Que se extendió por el espacio herbertiano como una secta. Y bien aburrido, me dejó in situ. Aquello ya no eran los padres, como dicen ahora los jóvenes, a 10 milenios de mentes distintas y reintroducidos en la Hermandad de las Bene Gesserit. Así en un guiño a otros cuentos de criadas y su liberación de ciertas propiedades en el pasado, ya menos romántico, supone la evolución del empoderamiento. Hoy visto en la realidad, en forma de lobbies como en otros pensamientos.

Habitualmente, lo que menos me atrae de la obra artística, es la oda sectaria y monástica. No es mi predilección en materia novelesca o cinematográfica… las sectas me repelen. Así que me paso la mayoría del tiempo, de bostezo en bostezo, sacándome del infinito, más o menos p´allá, y quedando lejos de las preferencias paternales, que estudiaron a filósofos como Jaspers, Juni y Heidegger, o fantásticamente fortalecido por Jack Vance, R.A. Heinlein y sus Tropas del Espacio, o El Último Castillo, más especialmente esos mundos en guerra de H.G. Wells.

Así, se refieren a brujas por algunos/as, no acólitas, como insulto a la magia, una perversa manipulación del poder para evitar el emparejamiento amoroso, y la meta de la procreación genética. Qué, curiosamente… tanto difiere del mayoritario pensamiento ultra feminista… como una especie de prostitución sistemática. Y por tanto, quedando divididas entre Bien y el Mal… te suena, no.

Se ha configurado tras una llamada Yihad Butleriana… Hoy en rigurosa singularidad distópica, o no…

 

De la Madre al hijo…

En la Escuela Madre, la supervivencia difiere de aquella I Am Mother o los pequeños lobeznos producidos, o amamantados por RidleyScott, sino al prolapso más definitivo, que nos deja completamente aturdidos, con tantos cromosomas duplicados, hacia  la consecución del poder. Casi pareciera la reconversión científica de aquel moderno Prometeo o Frankenstein, en monstruas de política… y un toque Terminator, servido en píldoras.

La primera Profecía de Dune, se aleja emocionalmente de las máquinas, de El Manantial de la Doncella de Ingmar Bergman o el Rashômon de Akira Kurosawa, donde la violación era acusación. De igual manera, aquella Lady Snowblood que inspiró a Kill Bill, el Ford de El Sargento Negro en suspense leguleyo, o el dogmatismo femenino de Lady Vengeance hacia el estilismo de La Doncella, de Park Chan-wook. Ni  siquiera aproximación a la Hija del General.

Tampoco es manifestación romántica de la Hija de Brian o la delicadeza del Pasaje a la India… ni acerca a la dureza de Rompiendo las Olas, en otro universo sexualizado, alejado a esta caricatura de la misma Emily Wastson. Todo este relato, para hablar de la herencia hitchcockniana de BlackMail, comienzo de superación, defensa propia y el fetichismo que vendría después… Pues quería recomendar la desorbitada iniciación, del documental, Becoming Hitchcock, con su rotunda sombra y firma, como diría mi padre, el tío Alfredo. Dios suspensivo… ¡Qué aprendan otros…!

En Dune, ellas conducen su propia existencia… ¿del porvenir?

Skeleton Crew… una historia de SW.

Mientras otra historia de Disney+, nos sumerge en odiseas pretéritas… Basta observar Navegantes en Islas del Tesoro, exploradores o Héroes del Tiempo, y nuevas versiones de los pirateos de Elisabeth, la Virgen I… hoy vistos en versión espía de Estado Eléctrico. Una guerra robótica…

Los machotes ágiles como Errol Flynn y Burt Lancaster… son fantasmas. Ocultos como tesoro en The Goonies, donde los temibles Fratellis y el desdoblamiento de la visión materialista de Willie el Tuerto con la inocencia del gigante de sonrisa sincera, el Sloth de John Matuszak, eran constatación hecha carne y único ojo polifémico… ¡Piratas!, en papel metálico y gruñón. Momento ochentero, capturado por a Columbus, Chris y los copilotos don Spielberg y Mr. Richard Donner.

Nos retraerían a odiseas, de la mano amistosa-belicosa de J.R.R. Tolkien, en huella fílmica, una secuela más gamberra y poderosa Cuenta Conmigo, y algún Oscar tardío más actual. Además de niños perdidos, mágicos o fantasiosos… quedan otras cosas por venir… tal vez… En este regreso a casa de mini marineros espaciales, si existen máquinas pensantes… de pata de acero.

Pero definitivamente, una nos descoloca dentro del universo creado por Mr. Lucas… que no recuerdo de nunca. Es una robotilla, prima en su género, más cercana a Alita que a los cyborgs humanoides de la obra generacional e inspiradoramente sangrante y distópica, Blade Runner. U otros con la función de esclavizar o destruir nuestra raza, ¿humana…?

Ya estaba escrito en las arenas, bajo páginas anaranjadas de Dune… “No, se construirá máquina semejante, a la mente humana”. Como aviso y base pluscuamperfecta de la sociedad planetaria… En fin.

Me resta nombrar a The Goonies II y Gremlins III (con Columbus, productor de Nosferatu), parecen un hecho y derecho, de generaciones, con el futuro televisivo de Las Grandes Escuelas de Dune de Brian Herbert, sobre esta trilogía Sisterhood (La Hermandad de Dune), Mentats (o Máquinas Pensantes), y Navegantes. Con Olivia Williams – pasando del Sexto Sentido de elegido, a Una Educación y el Maps to Stars, y aparición familiarmente fantástica como Queen of Andor en La Rueda del Tiempo…-, a Mark Strong (Nine Perfect Strangers, la última visión de ojo vidrioso tras el Cristal Oscuro y la de acólito de Pingüino, hacia el Everest 2025, y finalmente, Travis Fimmel de jefe casi inmortal en Vikingos, a aspirante a profeta de Raised by Wolves, con vistas a la 2a de Black Snow, próximamente…

Y del otro lado de la galaxia, con Jude Law, qué tantas victorias nos diera desde Gattaca, informática avanzada de ExistenZ o A.I. y otras guerras con Garfios y parches, a este corsario de Tripulación Perdida. Pasa al Edén de otro ochentero famoso, Ron Howard, y suena como Putin, joerrrr. Pero primero suena para caer en el agujero de Black Rabbit, otra historia de N.Y. De juventudes Star Wars, tal vez hablaremos... o estudiaremos en otra ocasión. Ron, ron…

Dijeron… Saldremos Mejores.

Mira que Skeleton empieza bien, rememorando otros viajes y esqueletos enterrados… aunque, muy vivos. Suspiros de sagas, remontando el prefacio ochentero, como los recuerdos memorables de vaqueros bajo soles, ya no tan solitarios. De los samuráis que salvaban princesas, o las perseguían y enterraban en el machismo secularizado, y especialmente, junto a aromas oceánicos de corsarios o piratas.

Y aquí, jo jo jo, estamos, alienados… con la cofradía infantil, por control del transporte por el hiperespacio, a la intención de trazar una ruta de vuelta a casa como diminutos odiseos… Hoy tan de moda. No necesitados de melange para romantizar amistad, liderazgo o, lo más importante, la imaginación. Eso sí, dentro de esos cánones, ya tan surcados en eras del ayer. Lo malo, quizá, no el pillaje…

Sino, esa banda sin demasiado relumbrón, de escualos… y la batalla final que no es de Corrin, en planeta oculto que asemeja más a persecuciones suertudas entre bosques de Ewoks-wokes, que a una verdadera amenaza de despiadados asaltadores de bancos… Y eso, nooo…

La Biblia de Star Wars no menciona tontunas… salvo alguna en aquella Amenaza Fantasma… que ya nos avisaba en su título, con Infante, pedante, incluido. La última trilogía nos retroalimentaba en la estima, y narraba a las nuevas olas de jedis, que cualquiera podría serlo... levantando un poco la vista y mirando las estrellas. Y después de tanta pandemia, decían "tranquilos, saldremos mejores...". Sí seguro, ya estamos cogiendo los láseres para la batallla... ejem.

Aún me queda algo que señalar en los planos… lideresas como Chloe Lea, ya introducida en la Fundación en serie, y la nueva tropa con trompa, que queda como un chiste al final. Y es el cálculo de los públicos jóvenes actuales con la dual violencia, no se puede disparar al aire. No se debe, porque ya no se engaña, a casi nadie… ¡observando las políticas!

Omnius no son Barbanegra en el siglo XVII – ojo no acabado en m qué es peor -, ni el Titán Barbarroja en milenio X a.C., gracias a un error del Titán Jerjes, se expande como virus respiratorio por el universo… son replicantes. Así que el ser humano es irracional y poco eficiente, deberá ser exterminado… masculinamente hablando. Y los planetas sincronizados por la mente regente, serán wokes para más inri, catalizados, comprados… sin tesoro. Robado por las manos de piratas verdaderos.

El heredero, muerto a manos del robot independiente Erasmus, no de Rotterdam, sino de oriente, significa la revolución nombrada y la esclavitud para los humanos libres, hasta entonces. Y en cada planeta, gobernará una robotisa… Entonces, se acelera el proceso de los viajes interespaciales por desdoblamiento del cosmos, y en pocos minutos los militares Harkonnen y Atreides, en ellos perderían un 10 % de la flota, hasta esa última contra Omnius en el O.K. Corrin galáctico.

Y se cerró el Banco… con la fabricación de moneda a espuerta, fin. Haber estudiado… como Steven, George, Ridley o Denis, Jonathan y Christopher… si no, quedarás expuesto a la contaminación de una serie Z, como en el bicho femenino de Blood & Snow. Una cagada ártica, canadiense, sin dinero ni aranceles a lo troche y woke… Sin duda, me hacen más gracia, los piratillas cantores… y el estilo juvenil. O la Hermandad del Acero de Fallout… o simplemente, un agente naranja radical de Yellowjackets III.

¡Ay, Cosita! sin-pa… peles. Qué, repeles, por falta de imaginación. Y esta historia, se acabóoo… ¡O no! Ahora prefiero a las mujeres reales de The Pitt y… Te aviso ya que el futuro, se verá… Severance!

 

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