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sábado, 1 de julio de 2017

Personal Shopper.


De Compras por el ciberespacio-plasmático.

Muchos aficionados al cine, se preguntan como un director parisino, hijo del guionista y director francés Raymond Assayas conocido como Jacques Rémy, pudo conectar con una actriz esbelta y escasamente emocional, como Kristen Stewart... La respuesta quizá esté en el origen, cuando el director David Fincher contó con esa muchacha de apenas 12 años, para un papel interesante de su última película titulada La Habitación del Pánico. Entonces, esta actriz desconocida mantuvo sin estridencias, la tensión que pronosticaba la historia, interpretando a la hija de Jodie Foster y corriendo una especie de encerrona que pudiera tener su reflejo en la protagonista de esta cinta de suspense... o no, deambulando circunspecta entre las paredes de una habitación-ropero.

Observada en la distancia, sobre la nube de los premios y un velo polémica, supone un riesgo para el director Oliver Assayas volver a contar tras su primera colaboración juntos en Clouds of Sils Maria, con una bella fisonomía y de refilón, una esbelta presencia algo oscura. Singular e irremediablemente unida a uno de los filmes más "querido-ODIADOS" por los jóvenes cinéfilos y el resto del mundo, sí me refiero a aquel desatino interminablemente neutro, llamado Crepúsculo.

Cuando el rostro impenetrablemente angulado de Kristen Stewart (parezco poseído circunstancialmente por los abverbios), hubiera llamado la atención del aficionado con su prometedor trabajo en la aventura infantil y espacial llamada Zathura y luego, lo volviese al género de terror en la película The Messengers; su frialdad abriría las puertas de un cielo congelado internacionalmente. Gracias a dos nuevas y notables películas, Adventureland y, sobre todo, su pequeña y marcada aparición en Hacia Rutas Salvajes o Into the Wild, harían que la reconvertida actriz se encontrase con, esa llamada que trastocaría su vida cinematográfica. Tal vez a peor, según algunos que no perdonan errores e interpretaciones lacónicas. Y a partir de ahí, la joven fue intercalando carantoñas, pérdidas de sangre e interpretaciones secas en la pantalla, con otros títulos incoherentes con su anterior imagen juvenil, hasta toparse (casi asombrosamente) con el gran Woody Allen y el tutor presente en este comentario, o Monsieur Assayas.

La moda tiene esas dos caras inseparables, la fama y el éxito efímero por su lado más glamuroso. Mientras que subyace un mundo siniestro en la trastienda, que el buen Olivier ha intentado actualizar con un propio guion algo desequilibrado y considero que, repleto de puntadas zigzagueantes o fantasmas, en esta visión de una Personal Shopper. Sin embargo, este parisino, hijo del guionista y director francés Raymond Assayas,judío de origen italo-húngaro, también conocido como Jacques Rémy. Su padre fue un refugiado en América del Sur durante la Segunda Guerra Mundial, del cual heredaría ese valor o lucha, por hacerse un hueco representativo en el Séptimo Arte, a partir de la escritura de guiones y varios artículos para la revista Cahiers du Cinéma. Donde sería influenciado por la generación de mayo del 68 y la literatura de George Orwell.
Hoy divorciado de la actriz hongkonesa Maggie Cheung (que participaría en uno de sus primeros éxitos, Irma Vep) contraer segundas nupcias con la actriz y directora Mia Hansen-Love (autora de El Porvenir) y denota en sus dos participaciones con la joven norteamericana, sus principales influencias con el cine francés o el asiático. Así como sus dialogadas reflexiones acerca del éxito y la soledad, la vida pública y la privada, las percepciones fuera de la norma o la realidad, casi extrasensoriales, como acontece aquí, que le llevan a ganar un premio en el último Festival de Cannes. Más intangible que la turgencia y los cambios de apariencia que Kristen Stewart en el filme.

Todas estos cambios ambientales y esas variaciones temperamentales, o no, intentan construir un drama fantástico poco reconocible, donde se trata de compaginar un enredo de espíritus con la vida intercambiada, de manera irreversible, por sus protagonistas desde la pantalla a la vida personal y su imagen pública. Aunque de manera tan difusa y mortecina, que resulta en su conjunto, una historia anodina de ver.
Es el estereotipo de una visitante foránea en París y sus contactos telefónicos con un novio (alguien más efímero en escena), que deriva su interés al centro de una vorágine parapsicológica y unos personajes que describen círculos irresolutos alrededor de la confusa trama principal. Los dos personajes se enzarzan en la distancia comercial, en un panorama estilista y elitista, donde en la vida de la Personal Shopper y una estrella con un estilo de vida inconstante, se cuelan unos nubarrones difusos. Una mezcla de crítica existencialista, con un trabajo clasista u odiado que dicta una médium de piernas alargadas sobre la alta costura y que se distrae con mensajes desde los suburbios de las redes sociales. Una temática moderna a la que se le notan y retuercen costuras repetitivas en otras obras actuales, a excepción de algunas películas inolvidables como la maravilla introspectiva de Her, los biopics de desarrolladores o esas notas siniestras o poco tranquilizadoras de las serie Black Mirror.

La actriz estadounidense se encargará de las tribulaciones de una compradora compulsiva, aunque se preocupe más por aquellas facultades indefinidas, sus pensamientos recurrentes y presencias farragosas, con escusa de unos extraños mensajes que recibe en su móvil. Demostrando que la moda puede ser estéril, insustancial y aburrida, como su interpretación mejorable por monótona. Al menos, Miss Kristen ahonda en sus últimos papeles conmovidos por cierta amargura, si bien la gesticulación debería atender a un estilo más arriesgado que, por otro lado, no sabremos si le otorgará beneficios en próximos proyectos. De momento, ha ampliado el abanico de posibilidades interpretativas y no las gestuales, manteniendo su forma no metódica de actuar.
Otros artistas que no permutan demasiado el resultado final de esta historia, pasando con más pena de difuntos que gloria (a pesar de nominaciones, premios y el fantasma de Victor Hugo), son el actor alemán Lars Eidinger (Clouds of Sils Maria), el noruego Anders Danielsen Lie (Approaching the Unknown) o el francés Benjamin Biolay (La Meute, La dame dans l'auto avec des lunettes et un fusil).

Desde aquel año 2007, en que Kristen dejase de ser la novia de un vampiro espurio, ha ido flirteando con distintas parejas (de ambos sexos) y estúpidos mensajes sin ninguna localización GSM, buscando su lado menos romántico e intentando profundizar en una rebeldía latente. Sin apenas explotar o sugerir, más que un leve pestañeo femenino y una mínima muestra de sensibilidad al acecho, de busto y gusto petrificado, apuntando a miles de kilómetros de distancia de su figura mediática. Quizá por ello, se haya establecido últimamente como una asistente disidente, entre estrellas variopintas, desde una extraña paz y tensa amistad con Juliette Binoche, a compañera de armas de Jesse Eisenberg en la cinta American Ultra. De pareja genética y uniforme en Equals, a esta querencia indefinida por una jefa top model o alter ego con sus trapitos de lujo, interpretada por la actriz Nora von Waldstätten (La Condesa, Clouds of Sils Maria).
Mientras su mente se disipa en esa Nube espiritual y la indefinición biunívoca entre enfermedad y sexualidad, el director francés comparte uno de sus guiones llamado D´après Une Histoire Vraie, que ha rodado Roman Polanski, con protagonismo de Dominique Pinon, Vincent Perez, Emmanuelle Seigner y Eva Green. A ella, la veremos liberándose de corsés estereotipados de modas y vicios de las estrellas de Hollywood en Lizzie, sobre los asesinatos de la familia Borden, también un suspense sísmico llamado Underwater dirigido por William Eubank y un proyecto de trasfondo literario, titulado JT Leroy junto a Diane Kruger, Jim Sturges y Laura Dern.

Esperemos que su estática belleza, encuentre su sitio en el más acá, tras un camino de cadáveres revividos al Sol, un carrusel de sensaciones y juegos al límite, pero sin establecimientos de llamada ni márgenes abusivos, más bien, un viaje onírico sobre grandes plataformas y nuevas pieles, que la descongelen del distanciamiento de esta Personal Shopper con contactos de otro mundo.
Vamos... ¡qué espabiles Miss Stewart! Y nos ofrezcas tus miedos o tu sonrisa más sincera, de oreja a oreja a ser posible...
¿No sé si me entiendes? O.=

Presentación D'après une histoire vraie, de Roman Polanski.


Presentación con Denis Lavant, La nuit a dévoré le monde:



domingo, 11 de enero de 2015

Clouds of Sils Maria.


La Serpiente y

Poéticamente en este filme se recrea una situación proveniente de la experiencia, y por ende del paso del tiempo mientras esperamos un acontecimiento (pudiera ser natural o de índole mística) que nos proporcione las respuestas universales que deseamos conocer. Como por ejemplo, ¿cuál es nuestra misión en el mundo o hacia adónde nos dirigimos después de la vida?
También el porqué tomamos algunas decisiones que marcan y rigen nuestro destino.

Clouds of Sils Maria es una coproducción entre Suiza, Francia y Alemania con unos protagonistas comunes en dos franceses. Por un lado, el director y escritor de París, Olivier Assayas que abandona sus registros artificiales (apuntados en una secuencia del filme) por un paisaje cinematográfico más naturalista; y por otro la carismática actriz Juliette Binoche que viaja a su pasado real (ya trabajo junto a Assayas en este cambio con Las Horas del Verano) para contarnos aspectos metafísicos e intimistas, dando una relevancia principal al conocimiento de la personalidad femenina respecto a determinados temas como la atracción, la vejez y la muerte. Es decir, una ramificación de anteriores temáticas de su cine en que prevalece la supervivencia de la mujer frente a la violencia social o la sexualidad.

Por ejemplo, confluye en una relación triangular con varias de esas personalidades atraídas por una labor profesional como actrices o su momento crucial atendiendo a la diferenciación por edades. Y una idealización de la juventud como respuesta a las inquietudes, que sería la atracción sexual e intelectual entre mujeres con similitudes, pero comportamientos más existenciales que físicos.
De ahí, que el director Assayas se olvide de una acción frenética o la fantasía (incluso del cine negro con mirada tecnológica) enfrentándose con un mundo dominado por los sentimientos femeninos y las inquietudes espirituales, encuadrado en un evento onírico del paisaje o en las relaciones privadas dentro de un contexto teatral.
Por tanto, se desplaza entre diversas localizaciones al cantón suizo de Graubünden deteniéndose con las vistas de St. Moritz, Maloja y Sils María, fotografiada en 35 mms. y presentada a concurso en Cannes.

Posicionamiento y sentencias públicas respecto a los medios de comunicación, con aparición del sensacionalismo en busca del escándalo, pero siempre manejado desde la distancia como si alguien oteara el panorama desde lo alto de una colina. Y, sin embargo, tuviera toda la atención puesta en ella, esperando nuevos acontecimientos o pérdidas.
También, trata sobre la desaparición del amor en todos los sentidos incluida la amistad, tanto personal como profesionalmente. Cuando una actriz madura comienza a discutir su propia realidad y las decisiones tomadas en el pasado, que influyeron sobre terceros. Quizás por ello, Assayas se muestra aparte de sus diálogos, como dejando construir los personajes o destruir su trabajo.
De esta situación al margen de la historia, se apodera la interpretación por encima de todo, de dónde proviene todo lo bueno y malo de esta cinta, dominada por la espontaneidad en la piel de una correcta Kristen Stewart, y la estrella titubeante Chloé Grace Moretz, de la que desearía más participación y peso en la historia.

El guion del propio director se basa en la parte estructural de la obra, en el aprendizaje de un texto que habla sobre esas mismas relaciones que se intuyen (más que se admiten) dentro de la lucha de egos y atracciones interesadas, en dura pugna entre el raciocinio y los deseos.
Claro está, es una dramatización idealizada y llevada al límite de la resistencia de una trabajadora, también algo forzada a mi parecer, pero con plena vigencia en las actuales actividades profesionales o de amistad.

La figura cartesiana con forma vaginal y perspectiva clitoriana define distintas aptitudes ante la vida según las edades de las protagonistas, y un misterioso comportamiento entre lo irreal y lo confuso, como una niebla que invade la clara visión de las cosas. Un argumento que transita a bandazos, debido en parte a los pocos datos que conocemos de los personajes centrados más en la teatralidad que en algunas emociones ocultadas al espectador.
La observación de Clouds of Sils Maria es fría y manipuladora como el personaje de Madame Binoche, pues adereza la interpretación teatral con una ambientación mágica, cuando se está hablando de sentimientos.

En el sentido esotérico, las nubes se presentan como metáfora del engaño que representa la serpiente, creando una atmósfera demasiado irreal para la aptitud crítica que se quiere contar y perdiendo la perspectiva de los hechos acometidos en primer término por el director. La asunción de elementos peligrosos como la superioridad moral o la prepotencia cultural, como medio para destruir la comunicación entre el ampuloso posicionamiento del amor propio.
El valle nebuloso aparece como un velo de ocultación o una sensible amenaza que nos visita desde el pasado, para dejar escondida esa parte débil que todos tenemos frente a los demás.

El ecologismo y la elección de variados estilos musicales para esta aparición fantasmagórica, acompañan al espectador como una expresión artística del autor, aunque también confieren un carácter dramático sobre la perspectiva vital de una actriz cercana a la vejez.
La confusión juega con los estados emocionales, como la niebla se adapta a todas las superficies, con excelso cuidado estético marcado por la fotografía. En detrimento de la realidad, que se apunta con la función teatral y el aprendizaje de un texto, está la doble intención de enmascarar los verdaderos motivos y la personalidad dentro de los lados de este triángulo de Venus.

En el ámbito interpretativo, para Cinecomio resulta ganadora Kristen Stewart por una naturalidad excesiva pero necesaria para alcanzar otros papeles en el futuro, una Juliette Binoche que vive de las rentas como presagio este papel en el presente, y a Chloé Grace Moretz que pareciera sentirse observada, como el fantasma que emerge por las montañas y desaparece sin volver a saber de él, cuando se esperaba un reptil más venenoso.

En definitiva, zigzagueante y fría como la serpiente e inconsistente como la niebla.

** Pasable ***

Das Wolkenphaenomen von Maloja (Arnold Fanck, Short of 1924)


Largo from the opera Serse by George Frideric Handel (Clouds of Sils Maria Soundtrack)

Cinemomio: Thank you

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