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lunes, 31 de octubre de 2022

What We Do in the Shadows. From III to IV

 



Tal vez recuerden aquella serie titulada Matrimonio... con Hijos.
Pues bien, aquí tenemos ésta que se aproxima al paroxismo familiar sin dejar títere con cabeza, pues todas las reflexiones, complicaciones o agradecimientos, se ven reflejados en la familiar estructura de Lo Que Hacemos en las Sombras.
Eso sí, con esta estructura que recuerda de manera crítica socialmente, a las viejas series de televisión con nuestros queridos monstruos, pongamos que hablo de La Familia Addams o The Munsters.

La primera para la cadena ABC desde la tira caricaturesca de Charles Addams en el New Yorker, desmontando al tradicionalismo del humor familiar y sus relaciones particulares con los vecinos humanos y sus puntos de vista, tan monstruosos... por supuesto, en fabuloso blanco y negro.
En segunda posición, algo más cercano en nuestra filmografía contemporánea ¡para algunos inmortales, claro! Porque volvería a resucitar en más tonalidades humorísticas, con Fred Gwynne, Yvonne de Carlo y Al Lewis, como insuperable abuelo vampiro y sus nietos. Una fantasía entusiasta de la actividad vampírica en familia con reflexiones intrascendentes... 

El anciano Nosferatu que nació sobre el 1922 y como sinfonía del horror en el cine de la mano del gran Fredrich Withelm Murnau e interpretada climáticamente por Max Schreck, no fue correspondido homónimamente por la familia testamental de Bram Stoker. Siendo contemporáneo a la llegada de estos simpáticos vampiros de nuestros días que arribaron hace más de un siglo a la costa norteamericana en Staten Island, y sus alrededores. Ahora que hay transportes más veloces, que un aleteo o una mareante travesía con el viento en la velas o las primera turbinas del siglo XX en adelante.
De ahí absorben la esencia por sus cuatro costados, los principales convidados al baile de los vampiros americanos, los neozelandeses Jemaine Clement y Taika Waititi, en su versión más desternillante y surrealista.

No voy a considerar dramáticamente, las diferencias entre las dos temporadas a las que me refiero en esta entrada, pues la base tiene la misma capacidad de hacer reír al telespectador... aunque haberlas, haylas... Si no, serían idénticas y no habría capacidad para discriminarlas en su escenario tradicional. Metafóricamente hablando, como buen observador de la naturaleza inquietante... y conquistadora, según sentenciaría Vlad El Empalador.

Así, cuatro perspectivas del vampiro moderno, reflejadas en divertidas entrevistas documentadas con nuestros ojos puestos en sus colmillos, ssssshsss... desde el 2005, con la mente de sus comediantes  creadores enfocando a la vieja Europa (Londres) y su nueva perspectiva al otro lado del Atlántico, para atracarnos ladinamente en los muelles de N.Y. y sus reflexiones húmedas.

Génesis...

Ahí estaba ese pequeño corto, vampírico, como un recien nacido que tiene todo por aprender, y que sonríe como un tonto, cuando no toma unas rabietas, que ríete tú de un Demolition Man. El muchacho con sus gracietas de adolescente, algo consentido... y sino, nos enfadamos... fue creciendo, alimentándose de carcajadas foráneas en todo el mundo, desconocido. 
Hasta acabar collinrobineándose, para hacerse un largo independiente con condecoraciones al mérito energético, es decir, que tomó su mayoría de edad en 2014 y comenzó  a volar por sí solo. Tanto que llamaría la atención de Robert Redford, bueno de su festival de Sundance y lanzado al estrellato o la tumba pútrida de sus intestinos, ya como joven cautivador en los escenarios, resurgido en la serie que nos ocupa desde 2019. Gracias a D... Drácula y sus daños colaterales con lo digital.

De sus protagonistas principales, que todavía aparecen ocasionalmente en la tercera, no poniendo sus sellos solamente en la misiva... No quedan ni los huesos, clavados por una estaca de haya. Porque haya o no pasado, siempre quedan los vampiros y sus reuniones cautivadoras en el sofá.
Nandor el Deseado por todas las mentes, de dónde saldría este nombre... quizá de Sandor de la antigua Hijas de Drácula, también llamado y adoptado por un inmortal Kayvan Novak. La pareja explícita con sus deseos y posiciones de todo tipo, compuesta de Nadja la Alaska o Natasha Demetriou y Lazslo o Matt Berry, que ejercen de padres adoptivos genéticos, que no protectorado.
Sin olvidar al servidor fiel e incorruptible, engendrado por la Cruz de Van Helsing... lejánamente, of course... que ahora abre las puertas del infierno personal, caracterizado en Harvey Guillén y el señor de las moscas, las cuentas, y los cuescos malolientes, generado energías que acaban estallando, con la savia de otros, por las formas de Mark Proksch. Geniales con sus diversos vampiros y tonalidades.

Sus primeros pasos, nada titubeantes de cara al otro lado, oscuro pero magnético, cargado emocionalmente de paralelismo humano... fueron un pelotazo en la mediana población de Wellington, donde todas las conversiones, conversaciones, contraproducentes, desconsideradas, macabras, hilarantes también... se hacen realidad. Como los sueños de poseer la mejor de las personalidades, evitando los males modernos y otras tensiones psicológicas, con sus contactos de primera instancia en el barrio, incluidos hombres lobo o sirenas, presidentes de su comunidad reservada, por una o dos cabezas, de buena familia. Ser coronados con una pareja a la medida de nuestros valores tradicionales, o no, cargados de conocimientos nuevos, una verdadera enciclopedia informática, para nerds internacionales, dispuestos a todo en la acción, incluso atravesar los muros del pensamiento crítico y derrotar a los enemigos más temibles, tener un buen ´órgano` para tocar los éxitos de todos los tiempos, un buen y rentable negocio como ejemplo de Moloko o clubes de la sangre Blade, engendrar la nueva generación de vampiros, del género que sean... cambiar el diseño de nuestro hogareño confort.

Esto es lo que hay en las sombras, a la luz vivaracha y cálida de los focos, todos... un verdadero, falso documental que te destornilla por dentro, hasta que vomitas la realidad. O te la tragas... para siempre, o acaso ¿no eres un jodido vampiro? O de los Collin Robinson, de toda la vida...
Pues eso, ¡a aguantar el claqué!

El Cantar... de los Chupópteros cantarines.

Esos batmanes modernos, tienen modales, pero no están bien domesticados aún... a pesar de los cientos de años que tienen a sus espaldas aladas. Algunos, no hay forma que entiendan, que los tiempos han cambiado y las reglas, ya no van con antiguas tradiciones (libertades sexuales, ejem...), gustos por la comida en carne ajena (no hay derecho... o sí, no sé, tal como está el Derecho Penal u otros)... ni por supuesto, condiciones de trabajo, del cultivo de la amistad, el amor no digamos, las escapadas, libres o amortajadas, las compras, adicciones, educación, visitas en casa, la historia del arte, más vampírico... y las humedades. De todos los estereotipos.

Es un documento gráfico, de toda la nomenclatura que los rodea como seres sacados del Mal, que en nuestros sueños, nos hacen temer su condición o soltar una sonora carcajada... Es lo que merecen, hasta los que están en segundo plano... Con ciertas distorsiones.
Los vampiros son una adicción en sí mismos, una epidemia del humor en Lo Que Hacemos en las Sombras, que no se detiene a pesar de los malos tiempos. Al revés, pueden mejorar como los buenos tintos que surcan vuestras arterias llenas de colesterol. Y sino, a ver acudido más al gimnasio o no haberos zampado, hasta a vuestros vecinos... Es que no tenéis ningún control, de vuestras capacidades...

Son pasión estos tipos, hasta sentados en un sillón con bata anudada en la cintura... pudiendo llegar a parecer una verdadera familia... Guilleeelmo, tráeme las zapatillas, por favor... que se me están acumulando las humedades de esta noche, en los pies. O mejor, acércame la lámpara del djiin, ese, que le voy a pedir un buen calefactor...
Bienaventurada, familia... Cada uno por su lado, que muestra sus esencias vitales y las desarrolla sexualmente, porque los vampiros no hacen miramientos... a caballo regalado... pues eso, desternillante desarrollo de todas su adicciones y saltos de moralidad.

Aquí exhiben colmillos, tirando ficha a todo, no se dejan nada, las decisiones incómodas, sus efectos en el resto de miembros, las contraindicaciones y consejos saludables, que siendo vampiro, te las pasas por el forro, desde luego. La demostración de tus habilidades, aunque no las tengas, pues la mentira es un bien que está en auge, que se lo pregunten a los políticos... Las conexiones con las grandes estructuras ocultas de la sociedad, la publicidad que te mete sus cálculos por los ojos, los medios con sus programas favoritos, si bien sean de bricolage o las galas, esas, en busca de nuevas caras.
Que pueden acabar tiradas en el olvido, o con la voz cercenada por la gravedad.

Pero, tras etapas de intransigencia con los demás, apariciones en escena con el Conde por montera del salón, sobre todo si viene acompañado por Doug Jones, de todos los huesos de santo. Nuevos ejemplares de chupasangres semejantes a las góticas gárgolas, sedientas de punto G, de los deseos monstruosos, como la muñeca diabólica... pero, ésta deja algo que desear, no siendo tan irreverente como se creía o podría haber sido... aquí recuerdo a ese conejo, fumador y malencarado, absorbido en el interior familiar y especialmente por las minifaldas de la hija, de la serie Infelices para Siempre, inolvidable, romántico empedernido, pues no... Más bien, vitriólico y descarado afectivamente.

Y por último, la llamada La Guía, que nos deja un poco desnortados, aunque al final tiene una pequeña mejoría y la podríamos hacer un huequito en el corazón, atravesado por una estaca... Y los otros miembros de la familia de la Cruz, a los que no he visto la gracia, la verdad.

El Nuevo Testíc... Testamento.

El acento de los tiempos es la clave. También, el de cada uno de los ejemplares cogidos al vuelo, porque sus identificadores son el habla, y las acciones emparentadas, con la historia y la mitología. La historia de los monstruos, tan humanos.

Estos tipos, nos toman por el pito del sereno, multiplicado por dos. No comen, ni dejan comer, siempre dónde pueden poner el dedo, afilado de uña, en ojo ajeno. Normalmente siempre mortal como nosotros, que nos vemos reflejados en ellos, curiosamente. Es un espejo de doble cara, risa, palo y risa de nuevo, para finiquitar lo vivido.
Es el testamento que se ha ido acumulando a través de aquel maldito Val Helsing, que rodeaba y tiraba a matar, nada de artes marciales... y los hechos que tenemos más cerquita, como los desamores de machos y hembras, o lo que sea. Por eso, lo llamarán Nándor el Indescifrable, digo yo.

Es el jefe de una tribu especial, que desangra hacia nosotros, esperando una ducha que nunca llega, para limpiar sus almas condenadas hasta el infinito, mira al Conde y comprenderás... No necesita votaciones para llegar a hacer leyes, observa su Comité Supremo Vampírico, una lucha de egos, que no sirve para nada, es lo normal.
Pero no es capaz de mandar en sus sentimientos, evaluar sus relaciones amorosas, comprender al otro, como uno mismo... bueno eso sí, se quiere, si es capaz de salir de sus cuarenta y tantos, depresivos, y encontrar su mordida en el mundo. Ahora deberá mirar al futuro, y deliberar con su propio yo, si la estirpe debe continuar... Sin embargo, el joven siervo va cumpliendo sus añitos, ha decidido dar el paso y salir a la realidad... No va a ser fácil, tener un enemigo poderoso, de la Cruz y Van Helsing, a la vez.

Un choque entre la tradición, antibíblica, o al menos diabólica... y el cambio regenerativo de los tiempos, entre sexualidades superpuestas... Yo creo que en el fondo, se quieren... Mientras la pareja tendrá que pensar en otros negocios para el sustento y la mirada gafapasta de Collin Robinson, el de siempre, convertido en sorbe-esencias, se olvida para hacerse eterna, de nuevo. Ñam, ñam, vuestra energía es la suya, aburrida, como la vuestra, que ahora es suya de nuevo... bueno, un ciclo sin fin. La vida moderna, alienada, vampirizada...
Por tanto, el testamento en el horizonte, será la casa. Como en aquella otra de Stranger Things, que promete ser un campo de batalla, o una lucha en el barro entre rivales armados o armadas, con tangas... en fin. Son imaginación de un servidor... que no un siervo, es diferente...

Los perros, los hemos olvidado, meando en algún callejón. No cualquiera, que os metéis en un berenjenal de coj... y no tenéis pasta, y llega la Navidad... No, que no eran necesarios, en esta cosmología del vampiro encerrado en casa 4 y viajes internacionales, para reconocer a los antepasados que fuimos, somos entre nos. Son más cercanos, los enterrados a 6 mts. de la puerta, con profundidad gótica de los serial modernos en contraposición a la vida real y sus diversos disfraces, tan de moda, desgraciadamente. Un chirrido en el ambiente de 10 puntos, frente al volumen del equipo y sus carcajas en una restauración dramática, cuando la palma el de al lado... Es broma de obrero de la construcción.

Esta sátira de la sinrazón humana, está como hipnotizada, según nos adentramos en nuestro propio conocimiento y condición con los demás, inhumanos. En tele, nai-clubes, ataúdes incómodos, sus retóricas, nuestros combates, internos o no, tutorías del niño, sacar al perro, bustos parlantes, como los ancianos de los muppets, no, no llegan... una pareja de hecho, y deshecho, jaja, se queda corta... y la muñeca más famosa, se dirige a... no.
Una entrevista con el vampiro o mockumentary de ésos, la cuarta empieza sin sangre, pero va increscendo hasta el clímax, que pertenece ya a un par de generaciones, que la hemo... globina, os aproveche... la vuestra propia, digo. Salud y fuerza al...

Hala, llamad a la vecina del quinto y buen polvo... a la luz del sol. Jeje.
Risa floja... o lo otro, cicuentones del barroco... que no sois vampiros... de aquí a la eternidad... si los pedos, os lo permiten.
Hala, otros a buscar un pisito compartido... de solteros... parásitos, púberes, chupasangres... o lo que sea... que os creéis inmortales... y no. Se acabó, lo que se daba. Nihilistas de los coj... ah no, que soy yo. Sorry, ya me voy.

Por Stoker y Le Fanu, Bela, Lee, Murnau y Dreyer, Mr. Hammer Roy Ward Baker y Lang... Que fue M, también. Neil Jordan y Jarmush... Anne Rice que D.e.p. y el próximo Blade ¡Nosferatu...! 
Por cierto, que rara es la de Mr. G.A. Romero... No digo ná, xDio, ssshssss! Ajo y agua... bendita... Vamos, cerveza...



miércoles, 19 de octubre de 2022

Stranger Things. Season IV

 


A mediados de los ochenta, todas las historias parecían tener una segunda vuelta. Al cumplir años, puede que nos hagamos más duros, más sinestros... ¿tal vez? Con humor, eh.

Las pesadillas podían ser muy cortantes y se hicieron realidad, a través de las manos forjadas con estiletes de acero afilado y un habitual derroche de ironía sangrienta. En 1894 nace uno de los asesinos en serie más burlones de Hollywood, recordando aquella calle en que JFK fue asesinado.

Era un tipo algo coqueto, muy duro, mi novio es un zombie... resurgido, ácido al estilo tradicional, carnicero de pueblo, bastardo de pasado siniestro que arrimó su cuchilla a las sardinas más inocentes de nuestra sociedad moderna, un destripaterrones, hijo de cien maníacos, ¡vaya! La violación fue su origen, la matanza de animales inocentes, su psicopatía social... un sádico por naturaleza.

Es decir que aquellos pescaditos indefensos, crecieron al albor del 1428 y murieron por su malsana conciencia, eran los jóvenes acuchillados que forman parte de una familia extendida en el horror del cine. 

Todos le recordarán como el asesino de los guantes manchados y su famoso jersey a rayas, ¡vaya vaya, aquí no hay playa! Pero si divertimento, con Freddy Krueger de Elm Street.

One, two, Freddy's coming for you!   - (Todo empieza por el: Uno, dos, Freddy viene a por tí,

Three, four, better lock your door!  - tres, cuatro, mejor cierra tu puerta, 

Five, six, grab your crucifix!       - cinco, seis, toma tu crucifijo,

Seven, eight, better stay up late!   - siete, ocho, mejor quédate despierto hasta tarde,

Nine, ten, you'll never sleep again! - nueve, diez. ¡Nunca dormirás de nuevo!)...

Pero, aquellos padres lo hicieron, aunque la gasolina estuviera cara, vemos que su rostro deforme es la muestra de las pesadillas... Por el momento, porque el Krueger no se rinde jamás y regresará... SSScretch!

El actor californiano Robert Englund, antes de ese despegue sangriento entre el 1984 y el 85, empezó sus estudios en arte dramático cuando tenía la edad de ser degollado por algún psicópata de las películas de horror... unos 12 años cursaba. Pero alejado de los grandes éxitos comerciales, en cambio, se dedicó a actuar en pequeños círculos teatrales con clásicas obras de Bernard Shaw o W. Shakespeare, como manda la tradición anglosajona. Bueno, ya hablaré de esto otro día... Hasta este papel de su vida artística, con 36 largos de carrera, hasta entonces.

Sin embargo, antes de la llegada del tejedor de Wes Craven y su manía con los adolescentes dolosos, y anterior a aquella canción (Dream Weaver), el bueno de Robert ya había trabajado en otras comidas de olla, cercado entre cocodrilos de Tobe Hooper, galaxias de terror experimental (tras el Alien de Mr, Scott) y movidas con los músculos de Arnold Schawarzenegger, gracias a Jeff Bridges y el director Bob Rafelson. 

Sin dejar de soñar también en pequeños papeles para series famosas de los 70, aunque especialmente destacará en V y la siempre interesante, Muertos y Enterrados de Gary Sherman... y otro asesino en serie para el recuerdo.

Recordar que entrada la década de los 80, por aquellos mismos años del estreno de la saga, se estrenarían películas con esa segunda vuelta como Demonios de Bava y el asesino nocturno de Lamberto, la enésima resurrección de Jason, los poltergeist duplicados, la versión marcial de Tobe Hooper y una replicación horrorosa en aquella casa de Texas... además de una tercera psicosis descafeinada ya... siempre con el inolvidable Mr. Perkins.

Igualmente existirían otra serie de criminales desorganizados y abominables, ligeros como una mosca de Cronenberg, un Stuart Gordon con otro ejemplar Jeffrey Combs llamado Desde Más Allá, el notable Henry de John McNaughton y Michael Rooker, una casa encantada por Steve Miner y William Katt (el superhéroe casero de Norteamérica) y muchos cuernos musicales... el extraño caso del Truco o Trato, con el guitarrista de Motörhead, Eddie Clarke, la lengua eléctrica de  Mr. Gene Simmons y Mr. Ozzy Osbourne. Yeaaah 2!

En ese 1986, hasta una con Alice Cooper en España, que no me acuerdo.

La canción infantil, simplona, esquemática y poco pegadiza...  salvo el comienzo de la letra, que con sangre entra... se incorporó a antiguos cuentos típicos de diversos medievos y episodios fabulosos que asustaron a generaciones completas de infantes en su época. Se busca dar respuesta a hechos dramáticos que ocurrían en las camas enfermizas o crímenes, a falta de rock, por sus calles oscuras y sinuosas como la piedra pómez. 

Existía una especial y considerable tendencia a generar monstruos de armario con esencia paranormal o desproporcionadamente fantástica. Ese era el problema, que suelen ser más cercanos como vecinos o amigos, incluso familiares.

Aunque hablando de canciones... el rock y el heavy metal, se hizo presente a mediados de la década, con el Turbo Lover de los Judas, el gran Maestro de las Marionetas de Metallica, una Ruleta Rusa con Accept, en algún lugar del tiempo siempre habrá una de Iron Maiden y un Orgasmatron con Motörhead, the Queen of the Reich, Striper y Slayer, Sepultura, un Warlock, Ozzy y Malmsteen, y sexo y doctores con los insomnes W.A.S.P. Ahí queda eso, ¡Matthew Modine!


Y es la hora de ´cortar` el rollo y el homenaje a Mr. Robert Englund, sólo de pasada, porque la serie Stranger Things, ha despertado de su letargo o el frío invierno de la antigua URSS, como bien recordará el mítico Arnold de su misma edad, perseguido en aquel encuentro nevado de Red Heat.

Encantados niños... ¡Esta es vuestra casa!

Pues bien, aquel salteador de almas en los sueños oscuros, ha ido dejando huella en nuestro pellejo y la sonrisa de bufón, pues nos conquistó con pústulas, coñas marineras y dientes corroídos por el vitriólico estertor en el interior de la sociedad. Su humor improcedente, siempre ávido como buen comedor de espíritus endebles o corrompidos, pues el sarcástico  Mr. Englund nos ofreció su golpe de gracia con esa sonrisa metálica que metía miedo en sueños en serie. 

La secuencia de muertes sería imparable, hasta nuestros días y más. Cada vez aún más disparatadas y sangrantes, en un franquicia que parece no pasar de moda... al menos, en el recuerdo no avivado.

Pesadilla en Elm Street dirigida por el admirado Wes Craven se basó en historias reales procedentes de Asia y un susto personal de infante, aportó lugares asfixiantes recordando su primera y última casa a la izquierda, que es otro tema del terror... las casas malditas, como buen admirador de Mr. Hitchcock. Y bien destapó el frasco de las esencias de los movimientos Rem, reprodujo conmoción onírica en los espectadores del mundo y atravesó fronteras, por no decir la carne en mundos paralelos.Se recuerda, a pesar de que el paso del tiempo, pueda condicionar el realismo gráfico de la era con los efectos esenciales y cicatrices, si bien mantiene la gracia de aquella primera incursión del psicópata irreal por excelencia, don Freddo.

Veremos si otros como este Henry o Vecna, o Uno cualquiera que nombres hay en el cine terrorífico, llega a estar a la altura de nuestras pesadillas a mediados de los ochenta, porque en la serie pasaron dos años de aquella pesadilla.


Ay, las casas... sabía un poco el tío Alfred H. de cómo fotografiarlas en el horizonte y a veces te susurraba cosas como "Dales placer, el mismo que consiguen cuando despiertan de una pesadilla", pues eso... Qué Stephen King tomaría buena nota, imaginen un hombre sentado en el sofá preferido de su casa... y hala, a crear mundos alternativos. O acaso, la buena de Winona Ryder no tendría uno de sus mayores éxitos en el filme Bettlejuice de la casa fantástica de Tim Burton... ¡eh!

Sin embargo, en esta cuarta casa de The Duffer´s, junto a Shawn Levy y los de Netflix, las referencias son más que evidentes, no se esconden para nada... es un legado activo ya de la serie.

Como también es fehaciente que el casting ha triunfado, todo funciona como un reloj de pared, que te llama con ese tonillo de enumeración y exaltación de la hiperrealidad, conformando una serie de nombres que veremos en otras producciones, si les dejan... o no mueren en el intento, es broma... claro, de Krueger. :) 

Nada parece cambiar... ¿o sííí?

Rock is an Hero.

Ya que la sangre derrochada a bocanadas, no es suficiente para un ambiente juvenil de esta clase, no vendrían mal, unas notas de color y alguna sustancia que te lance al estrellato, digo a las estrellas... Bueno no, a otra pesadilla del lirismo clásico, lleno de baladas románticas y rock clásico, desde Kate Bush omnipresente a Kiss, Beach Boys, Talking Heads, Extreme, Metallica, Journey, Siouxsie and the Banshees, Vangelis, James Taylor, The Police... y la Creedence. Esto pasando por el disco Moby, los patines tarzanescos de Baltimora y Rock Me Amadeus. Y claro, Ella Fitzgerald & Louis Armstrong . Oh yeah!

Ah, la b.s.o, comienza con un What’s the internet? de Kyle Dixon & Michael Stein, recordando los comienzos que se tuvieron con la dichosa, informática globalizada.


De esto, Mr. King sabe un poco, que se ha metido con móviles o recordando a Christine en los ritmos roqueros, u otras que se quedaron contigo y un cadaver. 

Por supuesto, uno de sus admiradores esenciales fue John Carpenter que ya se había fajado con monstruos humanos, casi, en la archiconocida extractora de almas humanas conocida como Halloween, otros mundos oscuros más espaciales,  de color negro estrella, como referente otra vez a la escritura de Álien por Dan O´Bannon. Todo está conectado.

Y el mundo del rock, también, vaya si lo está... la ciencia ficción, lo fantástico y fantasmal, lo gótico, irreal, onírico, los besos... los castings juveniles, las drogas, las carreras en vehículos, los ambientes estudiantiles y atropellos varios, aventuras de EGB, institutos, universidades llenos de acné, los ligues y condones, los primeros pedos... litros de alcohol, corren por mis venas, mujer... y Eso.


Freddy. poco a poco, amplió su repertorio, tras sus efímeras apariciones en serie, creando un monstruo incorruptible y perfeccionando en secuencias más divergentes, atrevidas, bestiales, vitriólicas y adictivas, dentro de la confusión dramática del antihéroe. Algo que emerge para enfrentarse a otros monstruos, más reales en la sociedad moderna. Esto ya es una locura, pero... Stranger Things 4, empieza así, creando más tensión narrativa que aquella pesadilla, más tecnológica si cabe, a pesar de la implosión de enormes chips.

Jugando en sueños y elaborando mejores diálogos, calabozos y mazmorras que lanzaban hechizos, guerreros enmascarados, palabras más crepitantes u ocurrentes, como pesadillas posteriores que tapaban la realidad con recortes sanguinolentos y magia. 

Los ochenta, de Masas que devoraban provenientes de otros planetas, o quién sabe dónde, al estilo de la obsolescencia de The Blob con el mítico Steve McQueen y su revisión, más plástica y visual. con Pintas de rockeros, él por entonces... luego, convertido en un héroe rubio del Séptimo Arte en diversas guerras, duro como el acero y piloto de bugas.

En el lado menos dramático, los duos satíricos y bastante pasados, que aunque bebían de las fuentes de El Gordo y el Flaco, se alucinaron con otros aspectos, desde que Cheech y Chong, se montaron en una furgoneta, perfumada por los ahumados. Las carcajadas instigadas por la naturaleza, se sugestionarían aún más, con la llegada de Jay y Bob, amamantados por los pechos de Kevin Smith y otras materias, menos alimenticias. En fin, ellos se pondrán también, los antifaces que corresponden a los héroes.


Es la hora de batirse en duelo heroico, como paladines o trovadores, las músicas salvadoras son su emblema, vampiros como rebeldes, que vi, no aquí no, por ahora. Porque hay unos bichos voladores también, enmarcados con sonidos conocidos en el panorama musical y la mayoría de aquellos que revivían sus miedos en sueños en el pasado, éstos ahora, quizás no tanto, pues los tienen constantemente en las pantallas de sus móviles. 

Legendarios antihéroes plantados a las puertas de la Quinta adolescente del horror (más caña) y la dimensión, pegándose a la raíz de otros seres espectrales, generadores de máscaras casi inmortales, dueños de la entrada a un inframundo, cancerberos... ¡No miro a nadie! 

Es una niebla, mental, que no cesa... o no, ¿Mr. Carpenter? De la que nació, la misma Jamie Lee Curtis, hija del Tony más estrangulador en otras calamidades y la Janet de Scaramouche con sus luchas a espada, touché mon amie, igualmente se pasearía con los incipientes roqueros en cueros de Touch of Evil (una de mis preferidas, ever) o la casa del Psycho por excelencia, qué más puedo decir... Nada.

Y dicen que el que nada, no se ahoga... hermanos Duffer, amigos del alma, colegas, pasantes y padres con hijos.

La consecuencia es que los jóvenes acudirían en masa a su encuentro, ¡a las dagas!, se rociarían de alcohol y rock corriendo en sus venas, discotecas en la barra y Mr. Englund, convertido en una especie de mito que se reía de ellos. Son los amos contra los corderos, una simbología carcelaria que los hacía sufrir mucho, tarareando todo el rato, con su walkman de otra época, viviendo una y otra vez, sus pesadillas, sus comidas gourmet a lo Lecter, otro que tal baila,  hasta que no podían más y se entregaban, lanzando sus patines, tras ser Carrie´s de la vida, vivitas y coleando, esperando a ser la reina del baile. Eleven lo sigue siendo, con todos sus poderes que maneja drones de toneladas...

Soñando hasta nuestros días, extraños, entrañables... digo... ¡acucillando! que es gerundio engendrado bajo las tinieblas.Por supuesto, la casa es su escondite, una morada a conquistar, rodeada de luces que vienen y van, sonidos crujientes, cuerdas metálicas, lagrimas de niños, jóvenes con acné y otros que han pasado los primeros derrotes de la adolescencia, y piensan en futuribles... reproducciones de tímidos y soñadores.

Asomados a los huecos temporales, que traen recuerdos. Resplandores en la obscuridad, Memoria de Jack y Carrie, millas por el verde, la marihuana, por supuesto, de la bocas del miedo profundas en el interior de la mente, fuerzas telequinéticas y chips que salen del cuerpo, bichos de los cuarenta que aumentaron hasta los 80 y más, torturas del suspense en mazmorras gélidas y... mucha Niebla, más los sueños del rock&roll.

Los Chicos de la Bici.

Los Cinco, goonies, bicivoladores, que se acomodaron a los rescatadores, de ET´s, alrededor de adultos Juegos de Guerra, jóvenes caídos como rebeldes sin causa o con ella, conversaciones con teléfonos negros, mientras otros siempre con un sonrisa en sus bocas, se enfrentan con generaciones vampíricas o apoderados tutores en Noches de Miedo, generando absurdos y chistes sexuales, casi de Porky´s, primeras adicciones aún lejos de los efluvios de Coppolla´s, que empezaban a tener otras inquietudes vitales pensando en el futuro y, escuchando éxitos absolutos y clásicos, como Stand by Me.

Aunque las familias intenten protegerlos, ellos se lanzan a la aventura como aves Phoenix, como Exploradores, en sus Idaho´s privados, incipientes cowboys de drugstore, cuenta con nos... contra las fuerzas profesionales del estado, las antinaturales, como dije, siempre ocultos por esa especie de calima peligrosa de un verano del 84... la de la hierba, o la niebla... que es Vecna.


Aquí y en este momento, es como una red peligrosa enterrada, congelada en el tiempo, ahí que hablar de Frank Darabont... que, psicológica, metafísica y gráficamente, tenía pensado reproducir la multipolaridad social en blanco y negro, como un hijo propio... siendo del novelista. En cualquier rincón se podían esconder los mismos monstruos, con mayor muestra de alienación, igual que pequeños chupadores de esencias vitales (Lifeforce es otro referente a reclamar) y los gigantescos animales prehistóricos que no llegaron a conocer nuestros debaneos mentales... si no, nos comen. Vamos una especie de Annihilation para madres y Natalie Portman.

Las bicicletas ya no son para estos veranos, aquí hacen falta cadenas más potentes, quizá las de Hellreiser, en paralelismo evidente, pues hay que derribar a verdaderos colosos, sedientos de sangre, infectados en red o veloces devoradores de cerebros o almas. Tal que negocio piramidal... Conectando los distintos seres que describe Mr. King en sus historias de pesadillas en el hielo o un infierno acalorado en las alcantarillas, dando más y más vueltas. Cosas de otros mundos, vuelvo a repetir, payasos psicópatas a derribar, que necesitan armas más concluyentes definitivamente.

Por supuesto que la pareja Carpenter/King, tal que ahora los Duffer´s Bro, tomando las riendas de la nostalgia en el sentido narrativo y visual, de forma uniforme, guerrera y total; porque Stranger Things IV, se encuentra con esas historias grabadas sobre nuestras vidas, llenas de coches con vida propia, absorción de sustancias vitales o no, poderes gubernamentales y ejecutores inclementes, inocencias manchadas por el acoso mediático o la intransigencia social, métodos coercitivos y torturas variadas salidas del frío, escritos encriptados y tiroteos, chupasangres voladores, raíces familiares y variedad genérica, presencias sobrehumanas en mundos alternativos, demiurgos confusos entre el bien y el mal, y sobre todo, escondidos bajo muchas capas de esa Niebla.


Algunos pedían más ritmo tras la tercera temporada de la serie Stranger Things... je, je... ya que podía caer en una repetición de los acontecimientos en sus universos paralelos y las muertes reiteradas. Más excitantes, extremadamente eléctricos... más duros, en consecuencia, pedían... Y los creadores con sus actores, se han disfrazado en un momento de Freddy´s, para hacernos viajar en el tiempo de nuevo. Conducir alocadamente por los derroteros que perpetraron otros generadores incombustibles de pesadillas mortales, como el director neoyorkino Mr. John Carpenter y el novelista más versado en mentes y espacios irreales, acostumbrado a escaparse de la gran ciudad... hacia Hawkins, Indiana, y El que todos nombran como rey de las tinieblas, de mundos paralelos, Mr. Stephen King.

Las cuerdas metálicas siempre estuvieron presentes combinadas con músicas ambientales, en aquellos maravillosos 80´s, porque incluían motivos desmadrados de videoclips o películas de terror, e infundían su carácter rebelde... cuando no, macarra. En Elm Street, renace la voz por excelencia del metal y el guerrero de la noche, que quería salvar a los niños, Mr. Ronnie James Dio.

Además, nuestros protagonistas preferidos han ido creciendo en un abanico ampliado de personalidades, con otras inquietudes más adultas y la promesa personal de no dejarse contaminar por el éxito, u otras sustancias compremetedoras... Bueno, no tanto... se puede echar más carne en la parrilla, Esa Casa... Ese Bicho.

El heavy metal, el rock clásico, los ritmos más envolventes o alucinatorios, se mezclan con los efluvios derrochados por el reggae o el pop de discoteca, con parejas que recuerdan a tipos fuera de órbita y sus Hellfire particulares. A los personajes que han dejado una huella juvenil cambiando ruedas de bicis, por llantas y ordenadores, se suma el mayor peso genérico de Maya Hawke, la presencia alucinógena de Eduardo Franco, el odiado interpretado por Mason Dye, un futuro Jason tal vez, el hombre sin rostro, actor alemán Tom Wlaschiha, y la dualidad de un renegado, entre juegos, pasotismo acobardado y una evolución heroica de la que desconocemos su exigencia, en la piel y la chupa de Eddie, Joseph Quinn... más el homenaje Victor Creel, Robert Englund.

Este es el camino que ha elegido el elenco para Netflix, haciendo un pequeño, gran guiño, a aquella escena mítica ya, de Anthony Hopkins en El Silencio de los Corderos, con las nuevas Clarice´s ante él, a las puertas de Vecna o las prótesis de Jamie Campbell Bower y la distinguida presentación de un ¨monstruo¨del género fantástico como Mr. Robert "sin cuchillas" Englund.

Por tanto, cabe decir por mi parte... ¡qué nunca cambie!

Y si lo hace... ¡qué sea para mejorar! El Club del 5, a las puertas de Vecna... del Infierno.

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