Quién es un ´influenciador` o plantador de opiniones ajenas...
Acaso un/una, político, periodista, deportista, un actor/ una actriz... ¿a lo mejor, crítico?
Pues no, debería ser nuestro... ¡Super-Coco!
Claro que, no el de Barrio Sésamo, recordando aquel maravilloso documental con los simpáticos personajes de Jim Henson y su mundo casi idílico, salvo esos pequeños hechos reales que definieron el aprendizaje... Sino, el que tenemos sobre nuestros hombros. Un verdadero despertar de la inteligencia o conocimiento.
El nivel de exigencia dependerá de las herramientas, su uso y el contexto generado con ciertas personas alrededor, porque pueden existir motivaciones adicionales que parecían escondidas para la mas y directamente, son de sobra conocidas por los entendidos. Pero... nos da igual, y nos lanzamos a una deriva mental. Porque vivimos tiempos extraños, acomodados, está claro. Cerca puede ser, pero, más lejos unos de otros.
Los que habitan en las galeras, excluidos... son los murciélagos en un universo oculto y subterráneo. ¿Dónde estamos? ¿Qué nos ha pasado...? ¿Por qué?
El transeúnte de la calle, no lo sabe... el padre, el hermano, la hija, la madre, el amigo... la nueva amiga que se parecía a ella, una simulación tal ver... De pronto, se encuentran con una situación alucinante y peligrosa, una especie de pesadilla. Contagiosa...
Muchos, cada vez más, se comportan como compradores de género, van cayendo por el precipicio. Cualquiera, sea en un centro comercial o transatlántico, cargado de opciones de negocio online, se puede transformar en un adicto. Un consumidor de universos extraños o distópicos.
En un lugar ´ficticio` donde el pensamiento se ha desterrado y todo entra por los ojos. Incluido el sexo... Todo se compra y vende, especialmente en esas redes sociales que otorgan extraordinaria trascendencia a lo visual... y en la vida material. Funcioanando como un organismo, no deduzco si... vivo. A veces...
Es normal hasta cierto punto, ya que en la interpretación histórica en todos los acontecimientos que no vivimos en directo y fueron terroríficamente intensos, exangües... marcó la supervivencia. La competencia por encima de los demás, seres humanos, o monstruos.
O a la búsqueda de una medicina adecuada, que es lo mismo...
Quizá se venda en un catálogo o vídeo compartido en nuestros perfiles, se consuma masivamente... ¡Normal!, cuando uno se vende así mismo, siempre. Pensemos en funciones, trabajos o relaciones personales.
Ahora en cambio, se exhiben con cualquier chorrada o situación robada en la calle, incluso criminal, con un móvil ladino.
Y cuidado, en las calles hay hongos... y en intenet, virus, que te pueden limpiar hasta las huellas en la playa. Mientras las olas, golpean nuestros pies, como un casco a la deriva.Sólo nos faltaría la Invasión extraterrestre...
¡Piensa en verde! Si no, en negro.
El origen...
El terror, siniestramente negruzco, llega de repente. Para que el desaparecido Sam Neill dejara de creer en esa humanidad desnaturalizada, a vueltas con el consumo de alimentos escasos o charlas amistosas. Tal que Charlton Heston en la notable Soylent Green o los encuentros maduros de George Miller con Max o Imperator Furiosa, hay tantos ejemplos como Leyendas o los últimos replicantes; en definitiva, a bordo de una odisea post-apocalíptica, o con unos individuos, desconocidos interconectados, que se sienten fuera de sí... como títeres. Alienados, puede que animalizados. Hay tantos casos, escuderos de hidalgos.
U osteocitos encadenados a un esqueleto, un todo orgánico que se transforma en celulosa, mientras el superviviente, más humano, arranca un automóvil tuneado para andar por las áridas llanuras, sea en Australia o el desierto de Namibia. Por supuesto, el agua también sería importante como el alimento, y aquí lo es nada... muy poco.
Entonces, seres controlados psicológicamente por una mente todopoderosa, que los arrastra como simples marineros de un barco teledirigido... digo, marionetas que se transbordan, pensando en una travesía, no por el desierto, más bien... ¡por el 1899! Son varios ejemplos del control de mentes.
Otros resultados, son material retro desde la enfermiza Edad Media, parecido a existir o estar manejado en otros tiempos, dentro de un juego arcade o con una enrevesada I.A. Pero con armadura y escudo heráldico... cerrando el círculo de lo misterioso que confunde a la existencia humana y su pensamiento crítico. ¿No querían pandemia...? Pues ya la hemos tenido, como esa peste negra o verdosa enmarronada.
Este comentario paralelo, me recuerda a aquella jaula fantástica en que un personaje residual de videojuego y masacrado por los usuarios avezados, pasaba como Free Guy a otra nueva realidad. Gracias a sus ocultos secretos... programas, se sale del mismo. Tomando sus propias decisiones y cambiando el juego... modificando el guión. ¿Hasta qué punto...? Hasta cierto punto, insospechado.
Pues no lo entiendo, era un juego nada más y debía crecer narrativamente, hasta engancharme durante varias horas...
Osando salvar la incidencia de algunos youtubers, que sirven de referencia para una masa, no sé si tan ecléctica, de jóvenes. Con todo tipo de calificaciones. Algunos, pocos ejemplos, al menos, hablan para sí, para complementarse ellos mismos. Algo parecido a un ser independiente, con sentido crítico, creo...
Esos pueden merecer la pena. ¡O ser repudiados!
En realidad somos como bichos, un jod... y maldito enjambre.
En ocasiones, demasiado subterráneo... esperando sigiloso, el mínimo movimiento.
Y ¡zas! lanzarnos. Algunos no comen, solo devoran lo que ven...
Así, es la ficción de los bits, que ha creado un ejército de personajes zombificados... a ratos libres, inoperantes. Quizá demasiado.
O, es qué no nos molestamos en cultivar la mente... permitimos el control de las masas, por pura comodidad...
Seguramente es, por un quítame esas pajas, u hongos... del ojo.
Definitivamente, si bien algunos reniegan del término, los programadores de Naughty Dog que son muy perretes y referentes a la adicción dentro del colectivo y evaden el calificativo zombie para The Last; otros sentidos contagiosos, pongamos a Craig Mazin, creador de un caótico Chernobyl, aunque también de algún Scary Movie, ojete..., no es lo mismo, pero lo intenta en ambos sentidos. A otros, les llamó el tiroteo desde el juego, le gustó la diversión masoca...
Como en la historia del Pinball y la histeria jugable, de los Hnos. Bragg, con una prohibición descabellada en la época de poner límites a la libertad de uso y consumo, por miedo a las mafias de las apuestas. Divertida película con Mike Faist (West Side Story de Steven Spielberg), la interesante Crystal Reed (Ghostland, La Cosa del Pantano) y un moldeable Dennis Boutsikaris, que va desde Better Call Saul, a la nueva Las Brujas de Mayfair, próximamente aquí...
Más me refería al desarrollador inicial, su lanzador para monedas en consolas de todo el mundo o formatos vendibles, Neil Druckman, que ciertamente, no se ha impuesto demasiado en la acción... ya lo veremos. Este prefiere ser pegajoso, a toda máquina.
Pues eso, que estos renegados, como comecerebros, somos nosotros. Los del Cordyceps sin fronteras, obligados a la difusión genérica de las nuevas características genéticas, infectadas de setas, e instalada como parásito del cerebelo.
Si Alfred levantara y echara un vistazo, se desintegraría orgánicamente ante tanta incapacidad para el suspense, tal vez, imposibilidad narrativa... y unos chistes, que señalan el despropósito de lo inventivo.
Luego, mi pensamiento se retuerce y reniega de todo. Puede que lleguemos a no confiar, los unos en los otros.
La mente se aproxima a la experiencia para identificar los nuevos virus que nos amenazan y se mueven en las sombras, los contagios del futuro, qué pesadilla de ambientes sin gracia en ocasiones... siempre adoptando algunas soluciones. Desde unas coordenadas fantasmas, a un lugar regido por el Gran Hermano de 1984. Otra fecha, a marcar en el calendario de lo subjetivo.
Bueno no, algunas protecciones adicionales frente a los posibles naufragios mentales que vendrán, y sobre todo, se establecen en contacto con el resto de personajes. Ya que no sabremos si funcionarán.
Recordando que las muertes verdaderas, no fueron causa de una invasión fungoide, sino de algo ´probablemente` originado genéticamente, por los seres humanos... otra variante. Me refiero a esta, nuestra nueva realidad, después de aquel incordio y sacrificio obligado.
Ahora, nuestros organismos están de nuevo en peligro ante la HBO, y nuestras mentes... Cuando, no todo reluce en esta espesura narrativa y no tan preclara, porque es difícil alimentarse de ideas interesantes, originales y divertidas. Especialmente, tras ese primer capítulo... que mi cerebro me dice, en el silencio, ¡fue el mejor!
Ground Control to...
El gran Vampiro, el paciente cero de sangre fría que invitaba a alimentarse con la esencia vital de los mortales, mientras que el CollinRobinson, se dedicaba a freírnos neurológicamente, ¡a risas, eso sí! Eran agentes del control de mentes en la ficción.
Pues, la base es esa interconexión que nos convierte en esclavos al cine, como los zombies a su hambruna incontenible por cerebritos ¿pensantes? Crear una necesidad, un hábito, o deseo. Hasta así lograr una expansión, una epidemia ilimitada a través de las grandes ciudades... y sus redes wifi. Mas, ¿quién está detrás de las ficciones, reales?
Pero, como es una elección, de historias... el cine es salvación de muchos de nosotros.
Sin embargo, el Poder... a los mandos de nuestro juego... es la quintaesencia de una realidad que recorre las grandes naciones, como EEUU o China, se siega con promesas vacuas, vacunas inoperantes y compras masivas con Bitcoins... Irremediablemente algunos se forrarán, sin medida... Mi mente no tiene dudas...
En The Last of Us con sus luces y sus sombras, como en la próxima parada del barco de la serie 1899, doscientos años antess de... donde destaca la brillante producción anglo-alemana para Netflix, padecemos una recreación paralela de los acontecimientos políticos y las causas sociales, como los grupos o las clases sociales. Donde aparece a la vez, otro tipo de vigilancias, negocios ocultos y control de la información. Censuras.
Todo en todas partes, controlado, desde la ultraviolencia de Alex DeLargue en la Naranja de Kubrick, la manipulación faraónica o todopoderosa del gran Marlon Brando (inolvidable Walter E. Kurtz) en Apocalypse Now, que ya estaba en el cuento de Conrad; o el pensamiento de Randle o Jack Nicholson en Alguien Voló Sobre el Nido del Cuco, hasta esa desaparición sistemática del pensamiento crítico, rebelde o total... ¿Sabías que la obra de teatro fue protagonizada por Kirk Douglas? Y que no tuvo éxito en la cartelera de Broadway, pero que pasó a manos de su hijo Michael y de la mente de éste, a la pantalla grande con la genialidad de Milos Forman.
¡Sólo existirá Hambre, en un futuro! Bueno y Anna Torv, al inicio...
Si la de nota de sobresaliente en Mindhunter, si bien en ésta parece casi una desconocida heroína. Por cierto, aquellos si que se mostraban como verdaderos cazadores de mentes...
Acá no, se trata de derribar los estereotipos y salirse de las normas. No es una colección de tramas, sino que se sobrevive con ellas... y ellos. También con ese grado de abatimiento moral que rodea a la colectividad pensante, si es que resiste por ahí, algo así como, una película basada en un libro de Stephen King, que alguien se empeña en adaptar a arcade... o viceversa. En lugar de dejarlo en su envoltorio, dentro del cajón de los recuerdos leídos o jugados... Depende de cada cliente, ahora convertido en vidente, al antojo de un creador.
Y eso que no soy del regimiento hambriento, básico, pues no controlo ni un átomo de pixel en movimiento, capa sobre capa... Aunque, también soy algo de naturaleza vampiresca. Sin embargo, con futuro no renovable.
Recordando lo de Taika y Clément, fue llevar el documental scifi de monstruos sedientos, otra variante, al paroxismo de la diversión; mientras que lo de HBO y los creadores de Él Último de Nos... es una razón catalogada, más que espiritual, para adentrarse en el pensamiento universal y la narración con tintes a lo woke, de la corrección. Una más, que no son pocas.
Es una especie de canto espiritual sobre la supervivencia diaria, de lo eterno, frente a las esporas de la concentración de almas descontroladas, o no. Un enfrentamiento entre fanáticos sin ideas, frente a los que quieren solamente comer y crecer coordinados, o un viaje de compañeros con encefalogramas planos con traje militarizado a lo H.G. Wells sin suspense. No mejor aún, un Avatar incrustado en la obscuridad total, subterránea, sin neones ni ná.
Furibundos por el mundo post-apocalíptico, líquenes sin fronteras, donde su simple contemplación, así naturaleza abierta en canal en un par de episodios... es una mera contemplación ralentizada del desarrollo vegetativo... Vamos, que aburre un pelín... Vamos que me interesa, un champiñón.
Ya que los hongos, hace lo que les sale de entre las panspermias, como la narrativa woke, que equivale a una cínica censura de nuestros tiempos, pero con sabor a pensamiento único y definitivo. Se asemeja a aquellos cantos de sirena que condenaban a los intrépidos y no desfogados, marineros de las leyendas mitológicas, esperando acercarse la metaverso del embeleso virtual, o patria de los jugadores en el Olimpo.
La interpretación del juego, es lo importante, sobre todo para diversas mentes y posturas, con las pequeñas semillas sembradas por sus programadores en la oficina, para defenestrar a los ´free guys` y ocupar el puesto de sus neuronas frente a las pantallas. Y llegará la inteligencia artificial, y nos hará libres... ¿no? Conste que no estoy cerrado, ni reniego de tal. Soy uno más, en la cadena de producción... pero, miro las consecuencias. El escarabajo y la pirámide tienen la culpa, que son iconos de resurrección, o reiniciación. Pero, ¡estamos en un mundo de sombras! O dos...
¡Malditos engendros mutantes... del hiper, cyberespacio! Money, money, money, money... lala laralá, coser el bolsillo y plantar por allá... lalá. In the universe...
La Triangulación de la Mente.
Lo han intentado una y otra vez, varios regimientos de regímenes poderosos, y siempre ha habido un iluminado, entre la opción manipulada de Los Niños del Brasil. Por no decir, otros... ¿Sienten o padecen... los generados? Parece que no, o bastante poco.
Ni los ´monguiformes` en viaje por los USA profundos y sus ciudades con escombros, desaprovechadas como mares inhóspitos, ni cualquier otro pasajero que se quiera aproximar a las raíces del control mental. Ni siquiera algunos de nosotros, que visualizamos el panorama desde la profundidad del sillón. Me aburro...
Este es un nuevo caso más formal, de los estereotipos humanos... de la desconexión cerebral en general, bajo la máquina del abatimiento colectivo o alienación personal, hasta las tópicas posiciones que realizan sus miembros... Sin embargo, no sé a qué viene lo del reparto sexual, no cuadra ni siquiera triangula, en la historia. Tenemos colección, prosti, oriental, de niña desubicada, una pareja que no siente nada, el cura falso y el íbero gay, daneses extremos, franceses poliédricos, el rarito a lo Demian, que no es para tanto, plis... plas. Rudos alemanes, u obstusos, a las calderas y las armas... el capitán desnortado, el giro contundente o viraje, que es lo que define y no llega a buen puerto. Pues, todo acaba, para bien o para mal. Somos holandeses errantes, ante los anglosajones que nos dirigen el cotarro. ¡Heroícamente? A saber...
Es como Alien de vacaciones en el mar, enarbolando la bandera del amor libre, porque el sexo está por doquier, sin entender porqué... Lo oculto es mejor, pero no rotundo.
Me preocupa esta falta de conectividad, con estas dos series visualizadas consecutivamente, pues no me había pasado habitualmente, tanta desconfianza y desajuste mental con el entretenimiento televisivo... creo que me siento un poco carnívoro capitular dentro de un mundo vegetariano... y no jugón, por abandono arcano, de un mando de consola, spectrum, espectral.
También nuestras ciudades y condiciones climáticas, marejadas, huracanes, teletransportaciones, esencias genéticas, sueños, etc..., empiezan a parecerse bastante entre sí, amenazadas por las mismas tormentas sociológicas. Mientras los ojos en la cima de la pirámide, nos observan como esencia vital entre lo verde y marrón, es un vampirismo que sufrimos desde aquel 1899 al 1984, que fue anterior conceptualmente... Contra la síntesis, prometeica, una y otra vez, un paso más, colina arriba... mar abajo.
Es decir que, de Los Ángeles a unas coordenadas determinadas sobre pleno Atlántico, entre USA y las variantes de Europa... ¡vamos a morir todos! O al menos, nuestro sistema central límbico. Que, a veces, es el más reptiliano... o era, retorcido.
En esta situación al límite umbilical de la acción, sin control violento o leyes animalescas, nos metemos en jaulas refugio de bytes, al lado de los guetos de acero y hormigón, viendo como la sala de máquinas se convierte en infierno ético, sacudido por las olas estereotipadas del pensamiento elevado o subconsciente. Y el escarabajo, es el pasado que no sabe dónde va, pero sí lo que buscaba... lo de siempre. Una salida.
De las vainas provenientes del espacio, que no alienadas (recuerda las de Jack Finney), pasando por una panspermia inesperada que funciona como una motosierra biológica en Texas, hasta las profundidades de la mente sobre una cubierta de ocultismo casi mitológico y poliédrico... Nos sentimos un poquito, perdidos, observados por el Gran Hermano de los colectivos minoritarios, a una mente prodigiosa.
Y este Control con mayúsculas y sin leyes, aquí y ahora, es el peligroso meteorito que se acerca, desintegrador de especies. Y no, la tabla de salvación del Titanic... que, por otro lado, era resbaladiza y falsa. He dicho.
Y el salvador es...
Para Netflix y el futuro, que ha cancelado los viajes siguientes, o para la de HBO, como en aquella Invasión de mayor calidad, donde los jóvenes imbuidos por un conocimiento superior, eran protagonistas o las claves. Pero no sé... tengo dudas.
No valen las promesas de un futuro mejor, ni funcionaron las vacunas, tampoco esa triangulación de la fe, en un ser superior, o la vía del brillante escarabajo verdoso, que busca el punto de fuga, ante el todo. Ni siquiera aquella luz de las luciérnagas, servía para tanto... Tendremos que volver a Tierra como Odiseo, una y otra vez, como la infinita existencia de un Prometeo, invisible... o no.
Aquel entretenimiento digital, lo desconozco, así como los misterios ocultos en nuestra realidad, que expresan un caos, semejante a solicitaciones de ayuda que son solo avisos de un peligro oculto.
La empatía inexpresiva de The Last of Us, era salvaba gracias a la interpretación de las realidades paralelas, por parejas... con un Pedro Pascal un poquejo más gruñón y desubicado en la etapa protectora y paternal, por descontado; mientras que el transatlántico de lujo llamado Cerberus, en plena crisis testimonial de este 1899 y de las primeras secuencias de vapor por su océano, se daba de bruces, o proa, con una interpretación más grupal. Con camarotes menos interesantes por mi parte. Y esa desvinculación musical por los temas escogidos para la desvirtualización, que prometen el tiempo y espacio. Con un gato mojado, que no encaja en ellos, creo.
Esa descoordinación con personajes del reparto y otros anatemas psicosociales que son anécdotas, hilos sin fundamento ante la idea principal, lanza pequeños icebergs, en una vegetativa invasión de efigies y un cataclismo obscuro, sin hielo, que surcan efigies artificiales a la deriva.
Aquí nos haría falta un Sauron, con un par, e inteligencia semi-artificial, para volvernos a dejar tentar por la jugabilidad del láser. Sin tener que forzar una reiniciazación total o el borrado final de todo. Ya que no conocemos la sinopsis concreta, la triangulación perfecta, la ley de este juego, aunque sí, separados de aquellos episodios hitchcocknianos de la tele que enganchaban, dejando un caminito de semillas... a seguir.
También a algún Mandaloriano que nos enseñe el camino, no a las luciérnagas con cierto resentimiento, o credo, en donde no importan las mentes. Únicamente salvarse, ¡qué son dos días...! Y esto es una odisea, Mr. Bowie. Del Oeste.
Wake Up!
Los flashbacks tan memorables en pelis del pasado, ahora funcionan como fungicidas, las revueltas internas como fotocopias de un transiberiano, con cambios de posición y articulado por clases... que se van desarticulando, a marchas forzadas, y los sonidos de su banda sonora, no significan nada, salvo recuerdos personales y privados, del observador. Desconectado de las historias... o es magia negra.
Demasiadas aventuras y conversaciones enlatadas, que crecen como enredaderas de la raíz principal, que debería ser más entretenida y jugable, gracias al Todo. A la Ley.
Recuerdo aquella del maestro H.G. Wells, que estaba en todas, hasta la genética para apuntar al Dr. Moreau, rey de los creadores en La Isla de las Almas Perdidas, como el coronel Kurtz fue de la región africana oculta para El Corazón de las Tinieblas, de Joseph Conrad. La primera con, uno de los primeros dominadores de mentes, Mr. Bela Lugosi y Charles Laughton, que tal recita, y la Mujer Pantera, enamorada de la luna, como gata de dibujos animados. La dirección de, otro caso perdido en Hollywood, salido del mudo, llamado Erle C. Kenton. Caso de pandemia a revisitar.
Mírame a los ojos, no pienses... La pícara viborita, joer. El libro de la Jungla, vaya.
Las leyes de nuestra naturaleza, han hecho desaparecer parte de aquel buque por un engendro mecánico, que evaporó la memoria de Kirk Douglas, para salir en otra época por la fantástica The Final Countdown, a West World. Nino ninooo yeaaaah... y también sembró el pánico en la comunidad Resident Evil, con dudas para echarle flores. Falta chicha en the Last. Demasiada semilla deshidratada, debe ser... por la proporción de sal y situaciones, poco sabrosas. El meollo es... no habíais caído... la supervivencia. La Vida Eterna...
Aquí, cada cual se mueve a su bola... y esto debería ser un triángulo, b x h dividido entre dos. La perfección áurica... No del dinero. Voy a por otras...`
Gustavo Santaolalla - The Last of Us Soundtrack
Jefferson Airplane - White Rabbit (1899 Soundtrack)
Blue Öyster Cult - (Don't Fear) The Reaper (1899 Soundtrack)