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martes, 4 de abril de 2023

House of the Dragon. S I

 

No existe nada mejor que, comenzar una epopeya violenta con... música. Tara taratata ta ta táaaa! (lease con tono a aliento de dragón), pues en ella, la bando ardiente se sustenta esta serie para la HBO del pasado y la Sky Deutschland y Cía, compuesta sobre la mística medieval por Ramin Djawadi que empezara profesionalmente, piano a piano, musicando un pequeño cortometraje, entre palabras de amor que diría el otro... hasta llegar a Iron Man o el Trono de Hierro. Y es que la musiquilla es una maravilla, nada metálica, ¡olé sus huevos de dragón!

Al compositor operístico y dramaturgo, nacido en Leipzig en 1813, Richard Wagner, le gustaba conectarlo todo en sus historias a través de los leitmotivs o figuras retóricas, como objetos extraordinarios para el ritmo de los diversos cantos episódicos y mantener la intriga. De algo similar, se encargaría el gran maestro D. Alfred Hitchcock.

Pero no confundir su obra operística sobre el héroe, de procedencia merovingia tal vez, con el libreto de la película muda con toque languiano, de mano de Gottfried Huppertz, que es otro cantar y su trabajo para Metrópolis nombrado como una de las mejores partituras para el cine mudo. Ya que eso tenían los versos entonados y melodías catárticas, fantásticas, que podían estar basados en la realidad o casi, o... imaginarios como la cualidad mágica de la sangre, en un mito.

Por supuesto, que en las películas o series, el contexto influye en sus bandas sonoras o registros melódicos. Un ejemplo sería la postura dada en cada época, así una relación posterior manifestada por el dictador del Reich nazi que pudiera llegar a repercutir en el ánimo nacional, individual o generalizado.

Se puede comentar que en el interesante filme titulado Tár, dirigido por Todd Field (En la Habitación, Juegos Secretos), la música se circunscribe en un contexto desde la situación psicológica de la compositora protagonista y sus relaciones, tanto personales como profesionales. Donde se discute intelectualmente sobre, si la música es sólo un lenguaje para comunicarse a nivel elevado, casi divino, o existe algo más, que ahonda en los sentimientos y va dirigido al corazón... Pero también a la mente y sin llegar a ser un ruido machacón, por supuesto. Y para ello, se utiliza la música del converso católico, Gustav Mahler, en pos de su particular personalidad y el sentimiento... el amor. Correspondido, platónico o desmotivado... con el tiempo.

Regresando a la guerra... Se ha conformado con el tiempo, esa conexión moderna de Mr. Wagner con conflictos bélicos o rebeliones violentas, ya desde antes del ascenso de Hitler... O no recuerdas en el cine, El Nacimiento de una Nación, el surrealismo impactante de El Perro Andaluz en 1929 o usada en la 1ª GM en Adiós a las Armas, o posterior con la carga montada y floreada en Excalibur. Y evidentemente, La Cabalgata de las Valkirias en Apocalypse Now.

Su infancia, la del joven Richard, no fue un camino sencillo. Perdería a su padre, un policía humilde debido al tifus, a la edad de 8 años. Su madre tomaría segundas nupcias con un actor del que aprendería a respetar en totalidad al arte, pero su aparición engendraría la duda durante toda su vida. Wagner, pensaría que el padrastro sería su sangre y que erróneamente, la herencia de éste podía ser de origen judío. En los tronos ancestrales, se heredaba todo, hasta la misericordia... o no.

Su obra musical es mundialmente reconocida con ese grado de epicidad, desde las leyendas aventureras de El Holandés Errante, a la búsqueda del grial en Parsifal, o el romance de Tristán e Isolda, con las traiciones y la venganza en la tetralogía de los Nibelungos.

Sin embargo a pesar del éxito artístico y su rotundidad sonora, su primera conexión esotérica fue con Las Hadas (vamos, como en la serie Carnival Row), no obteniendo un reconocimiento futuro, ni acaso el apoyo de su esposa que no vio inspiración en su ópera. Ha sido una de las menos representadas por escasas cualidades armónicas y mínima obertura mágica que suele magnificarse. Su leitmotiv inicial a los 20 años, fue el amor entre ser humano y ser inmortal, basado en la obra teatral "La Dama Serpiente" de Carlo Gozzi, y se dice que el libreto original fue tomado por el mismo Hitler y perdido en el incendio de su búnker en Berlín... como el amor y el odio.

 

Desde anillos y el tesoro de los enanos, a los globos subliminales de la inocencia robada, a través de la violencia de M... del maestro del cine vienés, Fritz Lang (1890) que también compuso sus propios leitmotifs en las películas como un recurso, casi mágico... o de tragedia épica ante los elementos. El siguiente punto de conectividad con otras obras del futuro, es la imagen de un héroe legendario, que va acompañada de esa magia a la que se sumaría el universo tolkeniano o la ultraviolencia de sagas interdimensionadas de HBO max coguionizada por su famoso creador y Miguel Sapochnik, que significa la nueva aventura épica de Juego de Tronos.

Mr. Lang estudió arquitectura, una característica en su obra que confirmó las directrices paternas, tendiendo hacia la pintura o típicas habilidades visuales. ¡Fritz Lang es naturalmente, el cine!

Si Mr. Lang es un cantar al Anillo y Wagner, el ardor, George R.R. Martin, significa la literatura épica de la actualidad y amante de historias de esgrima y fuego, como el maestro J.R.R. Tolkien. 

El novelista es esta Canción de Hielo y Fuego, que se traslada al tiempo belicista y los dramatismos bastardos de una... Canción de Fuego y Sangre. This is House of the Dragon, Shakespeare. ¡Herencia, sin romanticismos!


El camino de Fritz Lang fue esclareciendo, cuando cayó herido en la 1ªGM durante la República de Weimer, y conociera al director Joe May, que contrató al maestro de Viena como guionista... y por supuesto seguido por la mente genial de su mujer Thea von Harbou, una verdadera niña prodigio de las letras. Después se vería capaz de mejorar esos trabajos tras la cámara, gracias a ella también como musa, y ser figura destacada del movimiento denominado expresionismo alemán. 

El maestro cineasta es la claridad imaginativa, en negro, cargada de esas penumbras psicológicas o fobias populares, que flotan en una atmósfera densa... pero clara; parte de un manifiesto sobre la monstruosidad, junto a Robert Wiene (El Gabinete del Dr. Caligari), Paul Leni (El Hombre que Ríe), o Friedrich Wilhelm Murnau (Nosferatu). Por último, la Fundación Friedrich-Wilhelm-Murnau sería la encargada de esa restauración del Sigfrido y su leyenda, con las dos partes de Los Nibelungos dirigida por Lang entre 1920 y 1924.

Ahora que entramos en ese Fuego de las pasiones y sus monstruos tradicionales, seguimos discurriendo entre las fauces del dragón y sus circunstancias como bestia, o animal herido... Salimos por las Puertas del mismo Tannhäuser, hacia Sodoma y Gomorra. Si bien nos queda la vuelta... Claro, la Desconocida.

Escritos Subterráneos... 

Algunos antiguos manuscritos basados en cantares de héroes legendarios u otros cuentos mitológicos del pasado ficticio o divino, a veces, solían poseer primeros caracteres de comienzo del texto o verso cantado. Con imágenes diseñadas detalladamente por los llamados amanuenses o escribas, igual que ocurre con los títulos concebidos para los diferentes personajes que interpelan al Sigfrido de Fritz Lang. Nos hace viajar a otras películas o relatos históricos... Pongamos Blade Runner y sus lobos, u otros hechos más bélicos.

Estas letras conocidas como capitulares del medievo y su tipografía gótica, con pigmentos especiales mezclados y dibujos a mano, les otorgan personalidad propia y mágica, a los protagonistas de la película... Probablemente como ocurriría con los manuscritos ´imaginarios` de la biblioteca de la Ciudadela en las historias de Juego de Tronos. 

Estos bellos signos, significan un espejo remoto entre las épocas, que vemos en producciones modernas, como una especie de legado. Sigfrido como el... ser mitológico y poderoso, que directamente entronca con El Señor de los Anillos y La Casa del Dragón, es un dragón, no podía ser nada más... Su amor casi imposible es Krimilda, semejante a una replicante románticamente fría, que padece del sentido mágico del unicornio. El asesino es un aullador, hombre depredador Lobo, que teme por sus raíces, no digo más. Mientras que el Rey Gunther es un león rampante, figura representativa de muchas casas nobles, casas de armas o monarquías medievales, al igual que la valkiria Brunilda, o Eva ´guerrera` ancestral y bíblica, es la imagen de la serpiente, esto es la traición. Son reflejos imaginarios de una existencia real o metafísica literaria, como ilusiones gráficas que se extienden por diferentes eras. Caminos, coronas... gracias.

Todo parece estar en conexión, ya que en estos momentos he rescatado el filme Black Death, que no vi en su estreno al público, y la enfermedad vírica de la Edad Media, nos recuerda a otras infecciones que sentimos ahora... Me refiero a los quistes purulentos del Rey sentado en el trono de los 7 Reinos, y su padecimiento que nos lleva más allá, no al Norte protogermánico que fue la primera y sus demonios, sino a la interpretación monstruosamente brillante, que se marca el gran Paddy Considine, que vuelve de su refugio tras The Outsider y la tercera de los Peaky Blinders, para dejarnos con las bocas abiertas y el ojo... Por cierto, Sean Bean no acaba nada bien en aquella pandemia, lo intuíamos como guerrero atribulado en mil batallas... y picas.

Como a Viserys intentando amamantar a sus diferentes camadas, de lobos... u ovejitas, que se le va quemando la sangre, también por dentro, y va perdiendo la cabeza en su último aliento, como esposo... hermano... y abuelo. Ya sentiremos la misma, en el futuro... Que, es la que recordarán los escritos de las familias y... la memoria de un Gusano Blanco. The People, is the question...


En ese quiste de moral de los valores, he recordado la película Medieval sobre la historia de una leyenda real de la vieja Chequia, y su carácter, que nos muestra el valor de las espadas a borbotones, sobre las luchas por el poder y las traiciones. Pues se batía con feroces enemigos poderosos, tanto en el campo de batalla como en los torneos, que se convertían en sangrías por el honor, la intimidad y la herencia. Todo el mundo, dando cortes profundos, en la arena, la cama... o frente al trono.

En todo Juego de herederos fogosos, es importante saber donde posar las nalgas... Y el sexo, es una de las patas fijas en el frontispicio del gobierno... debido a eso llamado amor, bien sea para joder con satisfacción... o joder más aún. 

Consortes, sin suerte, hermanas separadas al renacer, prostitutas denominadas por su origen humilde y su función en la corte, que engendra bastardos con huevos... o sin ojo... espermas subrogados. En definitiva, todo es para fomentar los lazos calientes en las familias, o gélidos, es un pronóstico sin leerlo... y hacerse con la estructura ígnea de algún dragón con sus beneficios belicosos... y sus defectos interiores, animalescos... ¡Dracarys!

Claro, suelen vivir en cuevas, pudiendo ser recelosos como los escritores y los agravios, sólo hay que ver la historia, hasta que despierte el ánima de Atila.

Aquí no hay elfos negros, ni está Orlando Bloom de detective o arquero... pero sí que conviven los príncipes morenos con su extraña cabellera, o esclavos sexuales, desaparecidos en combate, u otros que van perdiendo la cabeza, por... quítame esas pajas, ¡bastardos!


Pero cuidado que en está ocasión, no existe ni rastro de comedia, casi apenas de humor vitriólico, pues nos falta la Mano del gran Peter Dinklage... aunque tengamos su sombra elevada, en el actor galés Rhys Ifans, se comporta muy diferente en su labor de guía subjetivo, aunque avezado en las  comedias más selectas o desengrasantes.

Aquí la obscuridad no es subterránea, se mueve en los cielos como tormentas, no se esconde bajo los diferentes reinos, salvo dientes serrados y batallas a zarpazos, que parecen draconianas entre infantes. Y también planea en el subconsciente de los personajes, sobre todo, cuando encara a su propia vida y sus intereses personales en el futuro de las familias. 

La nueva, vieja, historia, intenta plagiar los versos de antiguos reyes o héroes de las diversas casas, pero no pueden... ya que están creando su propia versión del presente y su futuro legado. 

El Trono de Hierro, sería la pinza punzante, por la que despedazan los cangrejos a sus rivales, o la que engarza las cuestiones en liza del pretérito, mientras el Rey agoniza. Las oquedades en los cavidades craneales, que crea próximos polifemos en cavernas oscuras, son su ojo. Apenas 200 años nos separan de un salto al siguiente, un brindis sobre otro, ojo por ojo, a través de las mismas ramas sanguíneas y la misma sintonía. Ya estaba todo escrito... hasta la visita Desconocida.

Todos esperamos... a Atila.

Esas leyendas protogermánicas, antes de la conversión cristiana en el s. VIII, fueron creando o forjando como los herreros místicos, la sustancia narrativa que guía todas las vías o escritos. Es como un gran árbol genealógico sobre los mitos. Sobre el fuego, el metal y... los músculos. Es decir, la sangre.

Héroes de cuentos, necesitaban a sus antagonistas, para esparcir la semilla del odio, que los bardos cantaban para fomentar los miedos dentro del pueblo. Como jinetes del apocalipsis montando, no en olas de la guerra de Vietnam... sino en auténticos demonios alado, el caos se producirías de nuevo. Ya sabéis, los escritos.

Sin embargo, aunque bestiales, algo tienen estas criaturas en la saga Juego de Tronos, que los hace tan humanos que muchos de sus personajes a dos patas, pues son gobernados bajo la influencia de su condición... Bueno, algunos usan a menudo, tres.

Los malvados no son necesarios en el desarrollo ético, son absolutamente primordiales en todas las narraciones clásicas, y aquí hay una colección que, ni el congreso de los des-diputados... y los enveses que quedan... por disfrutar. Sí, mano a mano... hueso por hueso.

En el Consejo, más teórico que práctico, unos utilizan sus lenguas, otros sus cabezas, ¡zasca!, actos para medrar o simular una postura. ante el poder absolutista, que es el Rey Sol de lo siniestro, ya conoces; y sobre las piltras en tierras propias y vecinas, protegiendo la herencia genética, se usan otras cosas, es donde conviven las sombras de traición e incestos más que venenosos; en los aires, vuelan las conjuras que se hicieron en la tierra, se utiliza su aliento ceremonial, junto al Trono forjado con sangre, encima o bajo él, en las profundidades del alma, como un infierno ardiente de las bajas pasiones; ante aquellos juegos medievales, donde las amigas se miraran con desdeño, porque malearon sus camadas y las moldearon a su imagen, no semejanza, se maneja la vista, o no, la de sus ancestros que padecen de ceguera; bajo guardias de noche, se crean coartadas de la violencia, se extienden los muros y el vértigo popular, que engendran los monstruos, que nos visitarán seguro, cortando lenguas, rompiendo huesos con sus manos, descuartizando y devorando la carne; en el color se esconden las ideas y el filo de las espadas que van con ella, y con los dragones, del manifiesto político, ese indeseado tantas veces, manejado con otras cabalgaduras que abrasan... en los punto y coma, la realidad fantástica, ojo que no es lo mismo al realismo mágico de Gabriel García Márquez, si bien se reinventa a la inversa. Porque en el fondo, su base se retuerce entre las raíces familiares, se enquista en sus venas y sangra, tarde o temprano... como un organismo seccionado por la mitad. Dividido, en dos.


En este juego de damas, sobre el tablero, efectivamente esperamos a un Atila... Pero no sería un rey de los hunos, despiadado sin más, sino muy diferente a otros históricos, que buscando derramarla, lo hacían con cualquier excusa terrenal... Estos pueden ser más primarios, ¡unidos, pero sin internet!

Las comunicaciones se realizaban, de un día para varios, vía cuervos, y los cuentos fantásticos como este de La Casa del Dragón, con todas sus tribulaciones, se manifestaban a través del vuelo. Los que picoteaban los ojos, de los cadáveres colgando de la soga en un árbol siniestro, o no recuerdas Excalibur o Conan, en el desierto o la selva, con hormigas caníbales... y cerca del mar, bien lo saben Kirk Douglas y especialmente Tony Curtis, es parecido pero con hambrientos crustáceos. Por existir dragones, haylos hasta en la sopa DC, en Shazam y más allá del anillo. Es decir, en El Mandaloriano, no denominado tal, pero sí parecido. Paralelismos de fuego.

En consecuencia, eso es lo que tenían las leyendas, que parecían tan reales, que se convertían en páginas abiertas de los pueblos y sus ciudadanos, a veces, perdidos en los pergaminos de la arena... hasta que al final, se dan la mano, esa ficción y la realidad. En forma de escritos, que ven la luz en otra época.

El tiempo es cíclico y no lineal, como me propusieron en curso no tan lontano, ya que está prácticamente asegurado bajo el prisma de la experiencia científica, por eso, la narrativa y los perversos que conlleva, parecen repetirse a lo largo del mismo. Ya sea con hielo o fuego, porque en ambos sentidos, las pieles se pudren y acaban quemando la historia. Así que, la salvación de estas teorías fantásticas que asemejan la realidad del pasado, antediluviano o más próximo, siempre está en la épica cíclica de los héroes, y los que van contra ella girando alrededor. Ambos bandos, luchando, los segundos intentando sustituirla por una épica tenebrosa del valor, escondido en penumbras de los bajos fondos, bajo la luna. O en dragonerías subterráneas, batiendo las alas sobre mares oscuros, que acercan al norte, donde sus figuras aúllan de verdad, no como el replicante Roy, que parecía un pedazo de pan, al apaciguarse y condonar la vida. Es un contraste con tornillos invisibles, de monstruo y ser angelical. El Antiguo Egipto también tenía su hombre con cabeza de perro/lobo, es un lazo interminable en las historias del tiempo... como la sangre del Dragón.

Así normalmente, esos malos también engendrarán sus propias camadas o crearán un ejército. Son portadores de secretos y ladrones de tesoros, osamentas andantes. Sustitutos de vidas eternas, guiadas por el papiro, casi divinidades de un desierto mágico de hielo, porteadores de esa invulnerabilidad plateada que surgió de las crestas montañosas y la decadencia moral. Insaciables fauces de la esencia vital de sus víctimas, que saltaron el Muro y hasta la almenas de una Rocadragón. Pero, aún no están llegando...

En las marcas de una Mano, que mima el Desembarco del Rey... también puede haber maldad, o unos Peldaños pedregosos más allá. Porque la muerte esperada, siempre está presente en ella, es como otro cuervo en la línea de sucesión.

Por tanto, como en todas la familias, se reproduce... así Atila no sería tan malo como lo pintan, sino, uno más en la dinastía de la historia sangrienta... otra alteración de formas humanas convertidas en depredadores, que viaja de lengua a lengua, letra sobre letra, desde el luminoso sur a aquellas tinieblas congeladas del Norte. Su figura, como a la carpa o la guadaña, siempre se la espera... es de un corte, prácticamente inhumano.


Así llegue, el huno o la otra, nos conformaremos por ahora, con intrigas palaciegas, esas rivalidades por colores, tensiones políticas, rasgos cosanguineos, que no son, líneas sucesorias en las manos, ojos de cíclopes futuros, forjadores de metales sedientos, de frialdad ante el dolor, y portadores de rayos que se eyectan, como el semen... Vamos, una fantástica Odisea.

Entregados hasta entonces a, una Guardia Nocturna o la Séptima reliquia de la fe, como una especie de empuñadura negra en poder del Sauron de turno, del asesino Hitler y la lengua manipuladora que arrastraba... de un nuevo ángel caído en la infinita negrura. Hasta que Prometeo, regrese, o demos más vida a Roy Batty, y retorne Sigfrido, y el Rey Escorpión, y Lancelot, y San Jorge, y cualquier Cid con láser del espacio, y Aragorn... o El Guerrero del Antifaz, cuando niños, Ulises cuando adultos. Así es el cuento, y el cine o las series de televisión... sustitutos mágicos de una realidad, que pudo ser...

Para combatir los ojos de la frialdad y el miedo, en contraste al calor del ojo volcánico, quedan aquellos retales medievales del héroe y sus hazañas, como pruebas imposibles, en un lucha constante entre el amor, la razón y el odio... oleadas carnales que van y vienen, sobre el Mar Angosto, como bárbaros en sus barcos con cabeza draconiana.

Hermanos de sangre, se miden en parejas, no como Caín y Abel, sino como primos, bastardos. Familiares de Juan sin Miedo, o con él, dispuestos a un Valhala particular, aprendices a la puerta de Tannhäuser aún, que van creciendo como la envidia, la mentira o el rencor, o que configuran una filosofía paradójica de vida en la sombra... Otros son maestros que captan amistades perdidas como Rhys ante Paddy, of course, puro british shakespeariano en cadena.

La juventud que, repleta de matices, se abre paso ante un cíclope como Ewan Mitchell, de Derby y su montura, y de su hermano Tom Glynn-Carney, recién salido de las costas de Dunkerke y de Tolkien. De Milly Alcock y Emily Carey, a la rubia cabellera de sus mayores, Emma D´Arcy y o la morena Olivia Cooke (estuvo con rey Spielberg en Ready Player One y esa peli que me encanta, Sound of Metal... no entrechocando espadas, sino baquetas), y por ende, muchos de sus vástagos, que por no nombrar a más, lo hacen genial a sus distintas edades y funciones. Y una mención adulta para La reina Eva Best, también directora premiada de teatro y parte de El Discurso del Rey, que es una Targaryen en tierra conquistada y lomo domado. Una triunfadora con entrada triunfal.


A todos los consortes, reconocidos o no, guerreros o amantes, hijos de la mano, parias, cojos, o tuertos... y caminantes del frío, por supuesto, en cualquier condición o sangre putrefacta, heroica o fétida, como el aliento de la muerte, ¡salve, your Grace!... Y a Matt Smith, para gobernarlos a todos... o no.

Y es que el actor de Northampton es como Atila, cuando pasa nada queda en pie. A su mano, se sueltan las lenguas... Daemon Targaryen, que suena a diablo, y su hermano, en la interpretación, tanto montan, amantes de las valkirias, doncellas jinetes o gestantes, son esencia verdadera de House of the Dragon... formarían una figura de cuatro o 6, como el retrato, aún llenos de pústulas y flemas... como un puto vampiro o nosferatu en rigor mortis, que absorbe todo a su alrededor. El primero que no fue de la partida de Sherlock, pero posible Crown of Future. Es un City Watch... Batman en chungo... un joker solitario, con reina negra.

El Silmarils que más reluce, por encima del bien y el mal, ante todas las demás dicotomías... y tras Paddy, the great King. El Codex Regius de la serie, el libreto alterado idóneo para la banda sonora... El tesoro dorado de los Nibelungos y el Ocaso de los Dioses. Rememorando el gran filme de Billy Wilder que llamase particularmente, Sunset Bulevard en sentido de la inmortalidad visual, con la Swanson no muda, Keaton, Holden y von Stroheim. 

Más un ritual prohibido, la tormenta de Shakespeare... El Lobo aullando hacia su víctima, el replicante frío y calculador, al final piadoso con el humano. Dios en raising by wolverines.

Seguramente, ya será inmortal con su alma bañada en la de los dragones... ¡4 Eva!

House of the Dragon Soundtrack - Ramin Djawadi

Richard Wagner

Cinemomio: Thank you

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