Los Antepasados del Dragón.
Echando la mirada atrás, como si fuéramos un furtivo cuervo de tres ojos, nos remontaríamos a aquella radiante etapa en que los reyes y reinas, bufones y guerreros, espías o consejeros, se pasearon entre las fronteras conflictivas de los Siete Reinos. Desde la helada franja del Norte y su inhóspito muro, hasta las islas más apartadas del Sur con sus bellas melodías y mujeres, de dónde proviene la sangre bulliciosa y el fuego en las entrañas. O acaso, ¿su acepción literaria no proviene de una Canción de Hielo y Fuego?
Antes del año del dragón, nos percatamos de que aquellas series que triunfaban innovando o haciendo historia, por ejemplo, sobre las veleidades y tramas ocultas de gobernantes o reyes de tiempos pretéritos, se centraban en gran medida en sus asuntos privados o de la cohorte alrededor suya. Descubriendo sus secretos de alcoba, sus traiciones y sentencias emocionales, las relaciones heréticas y las sexuales, la religión y los complejos, los conflictos territoriales (que no varían), la ambición, robos de identidad, parásitos del poder, maltratos impúdicos o violaciones, justas con amores imposibles, deserciones de los gobiernos y de las guerras... los múltiples decesos por cualquier arma, contagio o veneno.
Campañas sangrientas y vidas recalcitrantes de siglos pretéritos, inaccesibles para los "mortales", como hoy en día. Los ricos y poderosos, se juntaban (no mezclaban generalmente) con los partisanos, en una descripción cronológica consultando fuentes históricas, que se hicieron realidad en nuestras pantallas de televisión, es decir, las ´reales` monarquías se han visto sustituidas por la fantasía de relatos escritos, como las diferentes crónicas del ciclo artúrico, las del Rey de los Bárbaros (Conan para los amigos), los relatos de Jack Vance, los dragones de Christopher Paolini en la saga El legado y Las Historias de Terramar, Las Crónicas de Narnia y de Dragonlance (o su recreación lúdica en Dragones y Mazmorras), de Geralt de Rivia a El Señor del Tiempo, la conversión de El Elfo Oscuro o la más actual conceptualmente Mundodisco, y por descontado, aquella odisea de nuestros amigos de la Compañía por la Tierra Media.
Sin embargo, con la llegada de las primeras y gélidas corrientes de aire, a nuestros receptores, después de la lluvia catódica y mucho antes de la caída de los primeros copos de nieve, la imagen en movimiento de ha trasladado al calor del hogar... si puedes mantener una buena calefacción o el aliento de un dragón. Con Juego de Tronos, ha mutado la acepción principal de la aventura y el terror, con este nombre del primer libro del archiconocido escritor estadounidense, George R.R. Martin y su saga inacabada.
La producción de la cadena HBO, propiedad de Time Warner, ha abierto la veda a las aventuras de caballeros andantes y visionarios, con las adaptaciones para televisión de dos guionistas, como D. B. Weiss (próximamente, la precuela de Soy Leyenda y un remake de Están Vivos) y el director David Benioff (Troya y X-Men Origins). Pero, nos trajo algo más... aquellas aventuras apócrifas e historias mágicas, plagadas de monstruos humanos y de los otros, llamadas "espada y brujería", con sagas y familias interminables, que crecieron alrededor de las antiguas novelas de caballería y cantatas épicas de la antigüedad. Creo que será, un no parar...
Así, la trilogía de las especies y el gran ojo de Sauron, El Señor de los Anillos y sus mundialmente conocidos personajes, se abrieron camino en las salas de cine, con el alcance tecnológico de los novedosos efectos digitales. Ya, historia del Cine, gracias al director neozelandés Peter Jackson, tras aquel divertido intento con animación de efecto rotoscopio, propuesta por el británico Ralph Bakshi (El Gato Fritz, Cool World).
En esos momentos, es complicado hacer un relato de los diferentes visionados personales y las siete temporadas que se llevan emitidas, con espacios intercalados al gusto del consumidor o espectador. Mas, me aventuro a ofrecer una visión particular de los hechos acaecidos en el pasado, con vista a la famosa batalla de los Cinco Reyes, con cambios en el poco práctico, Trono de Hierro y sublevaciones de las tierras del Norte o las Islas del Hierro... y ya la tenemos montada debido a la pluma de Mr. Martin. Con las casas nobiliarias entrechocando sus escudos y espadones, los brillantes Targaryen y los oscuros Tyrell, los vapuleados Greyjoy, Baratheon y su cruel Joffrey, que da pie al incesto de los rocambolescos Lannister y su enfrentamiento primordial, versus los colmillos de los Stark. Todos se irán mezclando como la carne picada a la brasa, e intercambiando sus fluidos corporales.
El comienzo de la Canción...
Justo el ánimo se desbordaba, al escuchar los compases de su juguetona y épica, banda sonora, como las fichas cambiantes de un juego de rol... ya no se nos quitarían de la cabeza. Esperando su estilizada y alegórica sintonía, aguardando los finales con sus modificaciones en el ritmo y las canciones que recordaban a las cantigas de otras épocas. Más modernas y actualizadas, eso sí.
Lo primero es el impacto visual, con esos incipientes capítulos y la escabechina sobre la nieve, los cuerpos alienados con las piezas de un rompecabezas cubiertas de pieles de animales. Si no te lo esperabas (al desconocer su lectura), ya estabas avisado...
Entonces, descubrimos que la tele se podía convertir en un atractivo espejo, tras las lindezas de los Soprano o las disfunciones hogareñas y subterráneas, de A Dos Metros Bajo Tierra, llegaron las eréctiles... o no. Era otra historia narrada en imágenes, para las nuevas generaciones de espectadores y los antiguos, en base a la creación de dos continentes ficticios, se rumorea con el perímetro gráfico de las Islas Británicas, propulsando una nueva forma de narrar las leyendas de aquellos libros de aventuras o romances cantados.
Las localizaciones inverosímiles o mágicas, se tejían con violencia inusitada y, por supuesto, las tremendas criaturas que describían en las tinieblas, que iban a dar paso (con cuentagotas), a choques individuales y multitudinarias batallas que van dejando un reguero de muerte y destrucción.
Juego de Tronos, además, estableció una narración que se alimentaba de actos y sintagmas caústicos, de unos diálogos brillantes y efervescentes que abrían paso a la literatura clásica, a los personajes complejos y sus acciones desafiantes, a la vileza o maldad intrínseca en el ser humano, al valor, al amor y el crimen, a la violencia extrema, a la muerte y el sexo. Como si fueran todas las acepciones, la misma figura retórica.
Entonces, sus nombres quedaron grabados a hierro y adornos dorados, construyendo universos en los libros, como muestras de la sangre que pertenecía a sus rangos y familias extensas, condecorados como héroes o vilipendiados como perros sarnosos, los nacimientos y los rostros alabados por la fantasía alegórica, la memoria de los huesos impenitentes o sagrados,la magia y la monstruosidad, los hechos cambiados por los vencedores, los olvidados o sacrílegos, los perseguidos y las lenguas viperinas, los cuerpos desmembrados o seccionados, las armas rescatadas al olvido, los pergaminos o trozos de palabras transportados por el viento, las enfermedades o deformidades, la estrategia de la batalla, la uniformidad y la distinción, los restos de animales o seres mitológicos, las construcciones o sus deshechos... la Tierra por la que luchaban en definitiva.
Aquellas imágenes perdidas en los escritos o historias de ficción, que dieron lugar a los actuales tableros para el rol moderno o informático, sumando los jugadores que se metían en la piel de sus increíbles protagonistas y criaturas. Paso a paso, hoja a hoja, cambiando de rostros y de vidas, incluso tras sus muertes y múltiples resurrecciones, recavando datos o desarrollando los sueños, promulgando leyes para los participantes o promoviendo aventuras fantásticas... desde las páginas escritas por Mr. Martin, a los guiones adaptados por HBO, pasando por la osadía profesional y técnica de unos equipos fílmicos, encabezados por sus creadores narrativos y adiestrada con mano de hierro, por sus directores.
Desde el primero Timothy Van Patten (Los Soprano, Boardwalk Empire) emparentado con el recordado protagonista de series televisivas o comedias como Spaceballs, Dick Van Patten, y el gran Martin Balsam; pasando por directores y guionistas, como Thomas McCarthy (The Station Agent, Spotlight), Brian Kirk (Los Tudor, Penny Dreadful), todoterrenos televisivos como Daniel Minahan y David Nutter; hasta Alan Taylor (Thor: The Dark World, Terminator: Genesis).
Aquel tiempo pasado, fue mejor y ha podido retornar. Va inculcando una nueva forma de enfocar la ciencia ficción o la literatura juvenil en la televisión, convirtiéndola en adulta para regocijo de nuevas generaciones y antiguos lectores, que se sometían a la visión de un genio en vida, encariñados con sus protagonistas u odiándoles por sus extraños movimientos, viviendo las diferentes condiciones sociales de un territorio salvaje y extremo, gozando con sus conversaciones privadas y sus relaciones inestables, follando hasta la satisfacción o creación de una nueva vida, luchando como bestias, laureados significativamente en sociedad o sintiendo sus pérdidas.
Porque, siendo un cuervo de tres ojos, quién te iba a impedir escrutar sus manifestaciones privadas, adentrarte en peligrosos terrenos, en sus prácticas abusivas, en sus páramos congelados, navegando bajo el fuego y el viento, cabalgando a lomos de una inmensa criatura, aprendiendo de errores y libros ancianos, de enfermedades incurables y maldiciones, viendo correr la sangre bajo tus alas, despertando su mirada... sintiendo lo que padecían estos héroes legendarios, náufragos y villanos literarios, de forma que pudieras jugar a cambiar de rostro, de caras o de vidas, como gobernante progenitor, fruto incestuoso, cortesano licencioso, mano del rey vilipendiada, prostituta resistente, amante bandido, niñera gigante, pensador ladino, obsceno traidor, esclavo o asesino, sin más.
Junto a ellos, hemos recorrido localizaciones históricas y tierras salvajes de Estados Unidos, Reino Unido, Croacia, Islandia, Malta, Marruecos y España, más la producción sincronizada en los Titanic Studios de Belfast. La lista de parajes naturales y plazas, sigue aumentando.
El Trono de Hierro está esperando un nuevo trasero o pájaro de mal agüero... juguemos pues.
No sabemos bien de que localidades se estaban hablando, parecerían los continentes y razas de la Tierra, sólo que más comprimidos y con mala leche. Solamente los agraciados con la lectura de los libros de George R.R. Martin, parecían sincronizados a sus tramas de caballeros andantes, serviciales a sus reyes o no, eran unas tierras extrañas como las fronteras entre el bien y el mal, de J.R.R. Tolkien, el ático convertible en Fantasía de Ende o la fabulosa Camelot. Con el mapa extendido sobre tu mente, nos fuimos remontando por los distintos reinos y las épocas ancianas, dónde existían los seres mitológicos y la magia negra, los asuntos incomprensibles que, entonces, no se definían aún como paranormales, sino que expresaban la fantasía de sus autores.
Poco a poco, nos íbamos adentrando en sus ciudades espectaculares y nombres reservados para la literatura fantástica, a pesar de los recortes económicos y los panorámicos de un salón de estar, nos sumergimos en sus bosques helados, para descubrir una terrible amenaza que descuartizaba a sus víctimas de manera horrible y adentrarnos en las fastuosas cortes que escondían secretos de alcoba y de estado. Una era apartada y trágica, como otras del pasado y el futuro, cuando los hombres y mujeres se estremecían ante la inminente llegada de un nuevo y crudo invierno.
El frío de sus miradas y ardorosas acciones, se fue instalando en nuestro pensamiento, para describir caídas imposibles que escondían secretos inconfesables, mientras las noticias recorrían la región de este a oeste, de norte a sur, trayendo noticias amarradas a una pata de cuervo, y significando la proximidad de una tragedia apocalíptica. Nosotros, ya estábamos al cabo, desde la huida indiscriminada de aquel joven jinete, cabalgando sobre los restos de sus compañeros y el hambre de los llamados Caminantes Blancos, hasta comprobar la ley regia del elegido en el Norte. Sin compasión a primera vista o corte.
Aquel tramo fue impactante para todos, o casi. Ya que, todavía, quedaba mucho por ver y escuchar, desde la euforia entonada a través de su banda sonora, o las confesiones de sus protagonistas que crecían en interés proporcional a sus actividades salvajes o amatorias. Hasta alcanzar las cumbres desconocidas de aquel hercúleo frontispicio, como una catedral de hielo que elevara sus plegarias de salvación. El Muro se formulaba como una frontera de hielo ante los salvajes norteños o la gélida muerte, un cerco al Rey de los Muertos más bien y sus miles de osamentas afilados como una espada valyria más dura que el acero, apuntando a la cabeza de Poniente... un protector insigne y magnífico bastión, de las miradas azuladas como cielo, pero, con las intenciones de un dios infernal e invernal que infringe miedo en cada exhalación, un lugar desde dónde vigilar el horror, sin notar las escaramuzas a leguas de otros habitantes de Los 7 Reinos.
Su descubrimiento por parte del entregado público, en aquel abril primaveral de 2011, fue florido y entrañable. No como el de las miserables vidas de los miembros allí destinados, merecedores o atribulados gracias a sus ´propios méritos`, la inestimable ayuda y factor de seguridad para el resto de ciudadanos de los territorios al sur, de la reconocida Guardia de la Noche, dirigida hacia la oscuridad o la blancura, por los diversos Lord Commanders.
Los Buenos, Los Feos... y Los Malos.
Por descontado, aquel día primerizo del comienzo del año uno, temporadas antes de la llegada a territorios sureños de las incipientes nieves, nos susurraban alientos fétidos con cara desencajadas por el odio y acusaciones que resplandecían sobre las picas de la soberbia. Los nuevos reyes y sus lenguas bífidas, arrastraban a otros queridos personajes a una turbadora decepción, con sonidos de tambores de guerra en el horizonte, con los últimos rayos del Sol, creando sombras en las almas de los familiares condenados. Y alguna tortura espiritual, de los que no osaban levantar su voz.
Nuevas y terribles amenazas provenían de reinos desconocidos aún para los neófitos de los libros, con personajes que sustituían o vengaban las muertes más horrendas y, las reclusiones más tortuosas para la carne y el espíritu.
Todo comenzó sin recuerdos, al principio del todo y del vacío en aquella escalada desgraciada, tras quince años de una guerra civil, que se nombró por los participantes en ella, como la Rebelión de Robert o la Guerra del Usurpador. Por la que Robert Baratheon, antiguo Señor Bastión de las Tormentas o El Demonio del Tridente, borrachín mujeriego (como no podía ser de otra forma) interpretado por el actor británico Mark Addy (The Full Monty, A Knight's Tale), se convertiría en esposo sufrido y distendido, de la furiosa Cersei Lannister. Pero, que expulsó del Trono de Hierro a los Targaryen, miembros legítimos del cargo, proclamándose rey de los Siete Reinos, y derivando a las diversas casas a una cruenta guerra de soberbias enfrentadas, entre el sol de Poniente y la tierra separada de Essos.
Robert Baratheon es mujeriego y distendido, un rey indolente que no pertenece a la realeza y que prefiere la lucha, la comida y bebida, las mujeres y la caza en terrenos montañosos. Amigo de sus amigos, delegó la función de gobernar en sus llamadas Manos del Rey, primero Jon Arryn del Nido de Águilas (casa de reyes anidados sobre los Targaryen), tutor de aquel y del siguiente, entroncados lealmente con la casa de los Stark y sus fieles líderes. Una familia del norte, lobeznos gigantescos de armas y vidas tomar, de saltos imposibles, amores desgarrados, sufridores de odio Lannister, libertadores de eunucos y esclavos, protectores del Reino. Lenguas venenosas versus dagas asesinas, caretas sangrientas, corazones sin vida o no, huellas borradas por la nieve y las picas.
Por tanto, durante la primera temporada, tomamos demasiado cariño a esas figuras paternas, forzadas a una situación inestable, a pesar de los pesares, de los ruegos y la violencia que se aproxima. A sus valerosos hijos de nobleza nival y orgullo equidistante al valor, camadas del frío o amistades íntimas de los wargos del Norte. Entre juegos de tiro con arco, bailes no tan regios y flexibles como los contoneos del sur caliente, luchas a espada más aguzadas, descabezamientos por orgullo de casta y menos camas cruzadas que en esos otros lugares más cálidos y libérrimos del continente fantasioso, se va instaurando la confusión sobre el futuro de sus estirpes.
En este tablero de ajedrez, sacrílego y desdichado, las fichas no paran de moverse, tumbarse sobre otras y devorarse entre ellas, convirtiendo el oro en negritud farisaica, el amor en sexo prohibido y la claridad en fuego, si lo permiten las cuentas. La nieve muta en topos sangrientos y la blancura se eleva, semejante a la resurrección de un cuerpo índigo o supuesto bastardo. Sobre el cual, giran las inquietudes de la sangre y el semen, los sacrificios y los episodios de traición o venganza, multiplicando la visión distorsionada de las distintas familias.
En cualquier dirección que cabalguemos, junto a la Mano que se ofrezca o demande, como el enorme Eddard Stark o Ned para otras cabezas amigas, con la piel de lobo del sacrificado Sean Bean, protagonista en grandes gestas cinematográficas, desde Juegos de Patriotas o Colinas de Silencio, a las escaramuzas legendarias de Troya y la gloriosa Tierra Media; bueno, pues crecerán los desvaríos por el poder de cerebros incautos, sentimientos que se disipan ante la gloria o el sacrificio, alardes que se consumen en una venganza sanguinaria, entre derrames y revoltijos de sangre.
Juego de Rostros.
Lo interesante de la serie de HBO, Game of Thrones, es que puedes jugar a ser o seleccionar, uno de sus innumerables personajes, principales o no. Como la pequeña Arya Stark, la actriz Maisie Williams (Dr. Who, X-Men: Nuevos Mutantes), transformándose en su carne y adquiriendo las virtudes escondidas o aumentando las habilidades aprehendidas de un representante de Los Hombres Sin Rostro, sobre aquellos defectos o debilidades, que poseían sus caracteres en realidad. Motivándose por las heridas sufridas en el seno de su familia, en su propio cuerpo, aprendiz de técnicas de lucha y su inmortal enfrentamiento entre clanes rivales, apuntados en una lista, desde Winterfell hasta Desembarco del Rey. Así, entendemos sus formas vitales o aptitudes, y nos podemos sugestionar con los protagonistas, entresacando ciertas condiciones singulares o descripciones morales que nos pertenecen de manera intransferible, o simplemente, jugando con aquellas cosas que silenciamos entre el colectivo, o las aptitudes reales que soñamos en algún momento de nuestra vida paralela. Y viceversa.
Yo personalmente, ya he elegido, identificándome con el niño que trepaba a los muros pétreos, sin mirar hacia el abismo bajo sus pies livianos, no los congelados que quedaron infranqueables debido a su condición de infortunado voyeur u observador impenitente, con ese frío amigo de Hodor en que se convirtiera y la misteriosa mente tras el Cuervo de Tres Ojos. Aunque, también pudiera absorber destellos brillantes o no, de otros elementos de los irreverentes Seven Kingdoms, a pequeñas cucharadas o tragos de vino, o aquellas esencias mortales de otras fuentes, saltando de efigie en efigie... Ahora, vosotros elegís de entre las numerosas páginas y relatos plagados de caras cambiantes, o sugerís entidades sobre las imágenes que planeasteis o visteis en vuestros sueños. Quizá, pesadillas...
Poniente ha sido siempre un lugar de abatimiento y victorias, por los cuatro puntos cardinales se establecen los desarraigos personales y las conjuras territoriales, para determinar el siguiente trasero acreedor a sentarse sobre el gran Trono de Hierro... esperando que sea lo más sensible, mesiánico y bello posible. Aunque, el poder lo ostente alguien nombrado como gran khaleesi de los cruentos Dothraki, cuyos antecedentes históricos parecen basarse en pueblos como los mongoles o los desarraigados hunos, y su fruto se alce sobre una leyenda entonada o representativa de su familia Targaryen, con el poético lema: "Soy Daenerys de la Tormenta de la Casa Targaryen, la Primera de su Nombre Reina de los Ándalos, los Rhoynar y los Primeros Hombres, Señora de los Siete Reinos, Khaleesi del Gran Mar de Hierba, La que no Arde, Protectora del Reino, Rompedora de Cadenas, Madre de Dragones, Señora de Rocadragón"... una canción que suena a justicia, libertad y fuego.
Quizás, si eres fémina (u otro género), te veas representada por los valores éticos y personales, de la actriz londinense de pelo tintado, Emilia Isabelle Euphemia Rose Clarke (Terminator: Génesis, Solo: A Star Wars Story).
Reclama para sí, y sus criaturas, casi nada, el gobierno del Norte, Los Ríos, las Islas de Hierro, el profuso Valle, las lands del Oeste, las Tormentas y de la Corona con su archiconocida capital Desembarco del Rey, el denominado Dominio mayor en población de los Siete, y Dorne.
Tanta estima, que parecían inmortales envueltos en pieles ante nuestras miradas y paladares cinéfilos, a pesar del acecho de la muerte en vida arrastrada de un hilo argumental o noble sin alma, sediento de ellas. Nos vimos con ellos, bebiendo y riendo por sus aventuras pretéritas, junto a gobernantes regios y sus reinas de desembarco emotivo, sus romances aparte con otras agraciadas o todo lo contrario, por su condición emérita a causa de la guerra o virtud del escudo familiar, o como gustarían llamar algunos del ´poder reverencial` de sus varitas mágicas o la muerte súbita entre sus sables sagrados... si es que aún los conservan intactos.
Aquí, podríamos conservar los nombres de ciertos personajes y sus actores protagonistas, añorados por todos o admirados por un puñado (del otro lado) más siniestro, si bien los espectadores menos avezados o con menos memoria, no recordarán los entresijos de aquellos sucesos del ayer, a primera vista, sentados ante el televisor hace ya 7 años. Cómo pasa el tiempo en los prostíbulos y los estragos de las borracheras, que diría Tyrion Lannister o el gran actor preferido por la gran mayoría de seguidores, por algunas de sus prodigiosas intervenciones o poderosas declamaciones, ensalza la inteligencia y el gusto por los placeres de la vida. Con amor y sapiencia.
Mientras los jugadores al otro lado de la pantalla, saltan de casilla en casilla, buscando otros lugares gratificantes como un catre de un prostíbulo o degradantes como un escupitajo en el rostro partido por el acero. Grandes batallas y derrotas, aunque se pierdan varias piezas del ajedrez o las damas, en el combate del espectador con las caras, el público se identifica o reniega de otros caracteres, desde sus propias y confortables casas.
Algunas identidades desaparecidas, se reencuentran y fornican por diferentes motivos, otros caracteres raciales perecerán para siempre, porque las páginas dictan su inmisericorde sentencia. Algunos nacen, siguiendo las palabras sagradas y hechos descritos por su hacedor... en un gran nervio fluvial que arriva, la Guerra de los Cinco Reyes, con los siguientes personajes discurriendo en afluentes o vuelos rasantes de violencia.
La violencia es uno de los puntos fundamentales en los que giran los diferentes componentes, como el humor, el sexo o el diálogo.
Los Baratheon de Rocadragón y su bastión de las Tormentas, su antecedente narrado aquí como the King Robert es ancestral, procuró su lema "Sangre y Fuego" por el secuestro de su amada Stark en la gran Rebelión. Contra los antiguos Targaryen del gran rey Aegon I de los Tyrell y Daenerys la Elegida, forjador del Trono de Hierro en la era Valyria. Éste apodado El Conquistador (después los siguientes serían peores, según cuentas los libros o crónicas narradas), fue señor de dragones de tres cabezas y de la capital Desembarco del Rey, también, defendida ahora por los Capas Doradas o Compañía Dorada.
Robbert hacedor de la leyenda y de las Tormentas venideras en Tv, con su historia que es un verdadero lío de sagas, familias revueltas y luchas entre Casas, emparentadas o ensangrentadas, que no nombraré. Ya que esconde un engendro proscrito, timorato y vomitivo heredero, llamado Joffrey con la dura piel del actor irlandés Jack Gleeson, y otro secreto. Aquellos, frutos aciagos o engendrados por Lannister (otros con historia sacrílega) y el terrible pretérito en tres ojos. Sus terrenos ígneos pasarían a formar parte de una diosa y una bruja, divididas. Una con el hijo ilegítimo y malogrado Tommen, otra embellecida con seda y fuego. La gran Sacerdotisa Roja, conocida como Melisandre, que aconseja con magia rojinegra y las llamas de un dios todopoderoso, al inaccesible Stannis enemigo de su hermano Renley y separado de Cersei, con aquella Fe de los Siete... Para haberse ´matao`. Al menos, hasta la caída en la Batalla de AguasNegras.
Los Arryn del Valle y linaje de los arcaicos más puros entre los hombres, los Ándalos, con el inexpugnable Nido de Águilas, más su escudo representado con el halcón y la luna plateada. Nido de Jon Arryn y la hermana Lyna, reina que no sabía volar... junto a su esposo Petyr Baelish y su enfermo hijo, pobre dedito cortado.
Los Tyrell son amos de El Dominio y descendientes directos de los ándalos, (una de las antiguas etnias junto a los Rhoynar y los Primeros Hombres), ayudados por Aegon I se convirtieron en amos del Sur no de los suyos fue Mano del Rey, como tantos desgraciados. Ahora apoyan a Renley para el trono de Hierro a través del compromiso matrimonial de la sexual Margaery y esconden un asunto venenoso con la abuela Olenna Redwyne interpretada por Diana Rigg (aquella joven Emma Peel en la serie de Los Vengadores. Los Martell de Dorne, son los descendientes de aquellos primeros hombres que cruzaron el Mar Angosto y, por tanto, amos marítimos más al Sur, enemigos suyos por las lindes del desierto, entre pobreza, esclavitud y sequía. Algo parecido al continente africano, con la bella Arianne, papel sustituido por Ellaria interpretada por una exótica Indira Varma y sus licenciosas guerreras o hijas, las Serpientes de Arena.
Los Greyjoy, con su escudo marino de un mitológico kraken dorado, señores del metal forjado y residentes en la capital de su bastión costero conocido como Pyke, lugar de los Reyes de Piedramar y las Islas del Hierro. Entre los nombres de Balon y Asha, su primogénito Theon y su mansedumbre quedará marcada entre los colmillos y la daga de una casa macabra... hasta la aparición en el sexto del corsario Aeron, agregado a la maldad y la violencia de los siete mares.
Los Bolton, empezaron siendo amigos de los Stark, pero un bastardo llamado Ramsay Snow, apellido de bastardo, pasaría a hacer honor a su fortaleza de piedra y sótanos hediondos, llamada Fuerte Terror. Erigido como Ramsay "el masoquista" Bolton. Su verdadero rostro emerge encarnado en su escudo, con el hombre balanceándose desollado sobre las profundidades de sus lúgubres mazmorras. Además, Roose Balton interpretado por el irlandés Michael McElhatton cambiará la mano amiga de Ed Stark, por los despropósitos siniestros de los Lannister, en una cruel Boda Roja.
Los Tully de las Tierras de los Ríos y el Tridente, encrucijada envenenada entre todos los caminos al norte de Poniente y son bravos salmones, emparentados con los lobos. No fueron reyes por la Batalla de Cinco Reyes, aunque su principal capital fue conquistada por el manirroto Jaime, pasando por Casas Belish y Frey, también de Aguasdulces. La gran esposa de Ned Stark, es Catelyn "Cat" Tully, interpretada por otra actriz del Norte (o de la verde Irlanda) e intrépida madre, Michelle Fairley, por lo que son fundamentales y aguerridos.
Los Stark de Invernalia o Winterfell, son los "fucking" amos de esta historia, unidos con el Sur entre recuerdos de Lyanna y Robert en la Torre de la Alegría, en enamoramiento dramático y, posiblemente, próximo desenlace o cuento paralelo.
Su origen se extiende hasta aquellos primeros hombres legendarios, huéspedes de cavernas y fuegos fatuos en el horizonte, convertidos en reyes del Norte. Su escudo es el lobo gris sobre una cumbre de plata y suelen avisar sobre un Invierno que llega... sobre el pecho de un tal Jon Snow (el apuesto y racial, Kit Harington), congelado y vívido acicate, entre el dragón y el lobo.
Los otros cuatro, no cosanguíneos, resistirán los embates de casas paralelas u odiosas, convirtiéndose en protagonistas de la canción, por una u otra razón. Sus nombres son recortados, demostrando cercanía con su público, junto a la muerte del primogénito, el bello Robb, la aparente blandura y tez transparente de Sansa, más hermosa aún que su hermano, el nombrado fisgón de alas negras, Bran Stark. Si escogiste a Arya la guerrera impenitente, tu misión es preclara... a por el meñique con todas sus caras.
Este juego de tronos, no podría entenderse sin los rivales exponenciales y de tendencia materialista, fundados territorialmente por el viejo Lann, el Astuto.
Los Lannister del reino del Oeste o Guardianes de Occidente, tienen su base en Casterly Rock (hasta la conquista de Aegon y sus fieles amigos alados, que les mantuvo dueños en la Roca; así que no son menos importantes narrativamente, aunque más ricos y lenguaraces que sus enemigos del Norte. Su camino sanguinario, empieza con derrota contra aquel Aegon I, luego a través de Lord Tywin Lannister destacaron por su baja estatura moral, inversamente proporcional a la de su contrario intelecto, salvo Tyrion... y los otros dos innombrables, verdaderos dominantes del reino. O eso, creen, con o sin Mano.Sin embargo, son la salsa de este tablero, contaminado las relaciones y los presupuestos, gracias a Cersei la inflexible, encarnada con brillantez por Lena Headey (Lo que Queda del Día, 300) y su hermano flexible Jaime Lannister, con la mano de hierro y la astucia del actor Nikolaj Coster-Waldau (Black Hawk Down, Blackthorn).
Su emblema es un león rampante dorado, sobre campo de gules, demostrando que se vuelven locos por el poder y la venganza, el sexo prohibido y la riqueza propia o de extraños. Su lema novelesco de poder, es ¡Oye mi Rugido! casi imperceptible, pues el principal y oficial de la serie, sería que un Lannister siempre paga sus deudas. Donde los Bancos están siempre muy atentos.
Su verdadero quebradero de cabeza, es un consejero de altos vuelos y la cara cortada, que se eleva sobre los riscos sin alas, navega sin aletas, corre sin grandes zancada, nació sin matriz viva, limpiador de letrinas de la familia... mas, utilizando su enorme cerebro y la oratoria. Es el maestro de este juego, no engendro de un padre injusto interpretado por el incombustible Charles Dance, su nombre, el gran Peter Dinklage.
Que no pasa inadvertido, no por su estatura física, sino por su calidad interpretativa y su sentido del humor. No como... muchos y desafiantes, otros.
Los Pueblos Salvajes del Norte, los inhumanos Gigantes y los desarrapados del frío, frente a las inquietantes estructuras esqueléticas (algo endebles para mi gusto) y los defensores del invierno. La ronda de la noche, con sus espadones legendarios, capas oscuras y la amistad sin fisuras, o alguna abierta en el inexpugnable muro, empezando por el carismático y simpático Samwell Tarly, encarnado por el actor británico, John Bradley-West (Borgia, Patient Zero). más sacrificada y alpina que la de Rembrandt en su cuadro, es la última frontera posible, entre esos pueblos y los menos humanos, denominados Caminantes Blancos. Intocable ficción, increíble realidad en el Sur, su amenaza se extiende al principio de los tiempos, como los primeros sigilosos sin reino aparente, al no ser, la facultad de revivir, por el dominio del Ojo Azul y sus Muertos... .
Ya has elegido, muy bien. Pero, sino lo has hecho o no has visto toda la serie, aún queda un gran número de pequeños e interesantes papeles, con los que cubrir tu faz y desarrollar sus habilidades, de cualquier tipo. Este es el verdadero juego, caer en la cuenta, que sus representaciones virtuales o roles, están incluidos en todos los naipes posibles, de la baraja de la naturaleza humana.
Incluida, la música...
El Futuro del Juego y el Trono.
Tendré, tranquilamente, que repasar algunos episodios más olvidados de este gran escenario y la enorme cantidad de personajes que caminan por él, mueren en él. Para establecer ciertas coordenadas en los pasos hacia esa gran batalla, que se alimenta con el crudo invierno y el fuego del aliento, si bien he recorrido un gran techo, hasta una temporada algo decepcionante (ya contaré porqué) que se convulsiona bajo la cifra siete, cuando debería haber sido, una de las más espectaculares o mágicas, dentro del universo de los Siete Reinos.
Ese comentario queda en reposo, oteando el horizonte de un futuro cercano, en mi presente blog.
Ahora, en cambio, saltaré los océanos congelados, las cuadrillas expedicionarias, los gigantes moribundos, los congelados, los voladores... para adentrarnos en un futuro televisivo. Lo que se avecina, más allá de la tempestad y la rivalidad de las familias, lo que nos atrae como espectadores afiliados a lo fantástico, lo que se eleva tras las palabras como un combate entre la realidad y la inmortalidad.
Ned Humber (Harry Grasby) y Alys Karstark (Megan Parkinson), que se colocaron al frente de sus respectivas casas y juraron lealtad al Rey en el Norte, Jon Nieve, parecen ser seleccionados para representar los próximos movimientos importantes, durante los primeros compases de la temporada venidera. Pues Bastión Karr, hogar de los Karstark, y Último Hogar, de los Umber, son las dos fortalezas más cercanas al Muro de todo el Norte, que tomarán las armas en los seis capítulos pendientes y emocionantes de la Octava, hacia el infinito de este juego.
Sin embargo, algunos representantes de HBO, han comunicado que no habrá más horizonte, de esta Canción de Hielo y Fuego, en siete temporadas, o estaciones antes del crudo invierno. Aunque sí, otras readaptaciones de sus familias y casas reales, con episodios adicionales a los escritos finiquitados ya, por el autor George R.R. Martin.
Por supuesto, se habla de algunas variantes o afluentes paralelos, como siguientes spin-offs que reabastecerán a los acérrimos jugadores desde sus cálidos monitores de casa. Con nuevas aventuras de algunos personajes en tránsito, los cimientos que mantienen las transformaciones vitales o heréticas. HBO estudia, junto a un equipo de guionistas consagrados, el retorno a tiempos pretéritos para rescatar dichas evoluciones, el nacimiento de aquellos personajes que desaparecieron por diversos motivos o cayeron en anteriores batallas épicas.
Un tablero tridimensional, pasado, presente y futuro, donde los monstruos humanos y los dragones, casi inhumanos (salvo los muertos), entablaron sus diferencias por hielo, mar y fuego. En un número aproximado de cuatro estaciones temporales, irradiadas al trono principal.
Eso sí, habrá que esperar a los últimos seis capítulos de la serie, completando la literaria durante este año 2018 y, por descontado, acercando el origen de aquellos tiempos pretéritos a la formación de de los actuales Siete Reinos. Veremos sus protagonistas principales (esperemos) u otros noveles, cerca del 2020, la era de Marte; más jóvenes gracias a la magia de la televisión y los guiones. No, desgraciadamente, nosotros... dios de los muertos mediante.
A partir de ahora, ella Daenerys de la Tormenta, infértil madre de dragones... es la auténtica jefa o reina del Juego restante.
Tráiler Three Christs, de Jon Avnet.