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martes, 24 de julio de 2018

Jessica Jones.


Una Joya Oscura de Marvel.

Los primeros héroes del Universo Marvel, comenzaron a levantar el vuelo en el año 1940, con la arcaica primera Antorcha Humana, la cual daría nombre a la editora Timely de Goodman, y la imaginación de los jóvenes Joe Simon (dibujante) y Stanley Martin Lieber, más archi-conocido como general en ilusiones, Stan Lee. Después llegaría un ser profundo como Namor, el guerrero atlántico del cómic, antes del advenimiento epidérmico de su gran jefe con el tridente en mano y fuerte carácter en Dc, tan en boga en la actualidad. Por supuesto, de la mano del norteamericano más estrellado, con aquel escudo forjado en la factoría Stark y su lucha contra el supremacismo nazi... ¡eran otros tiempos! O no. Más personajes comenzaron a llegar de la mano maestra de Jack Kirby, dando origen a las primeras series con interrupciones narrativas y saltos temporales, que indagaban en los primeros pasos de los superhéroes del próximo Universo de Marvel y sus diferentes dimensiones.
Pero tras la Guerra Mundial, si está claro que muchos de ellos, comenzaron su camino borroso como aprendices de héroes, con sus variopintas personalidades y aptitudes, así sea el clásico Whizzer (velocidad presente en esta serie que converge en el tiempo), o los posteriores de la generación de plata en los años sesenta.

Si bien el público habitual del tbo, prefería historias bélicas, de terror o vaqueros, Stan Lee siguió apostando por las narraciones de sus poderosos personajes enmascarados, acercando el mundo juvenil con sus instintos joviales como alguno de los componentes de Los 4 Fantásticos. Así el Hombre Hormiga y la Avispa, Hulk y el incombustible Hombre Araña, formarían parte de los cinematográficos The Avengers en aquel año de 1963.
La mayoría adquiriría sus poderes de forma traumática, aunque siempre mantuvieron ese espíritu heroico del mito, que subyace en la mente de los seguidores más bajitos e ilusionados con la historia. Ardorosos y fervientes admiradores de héroes todopoderosos como Thor o Loki, u otros monstruos típicos de la Literatura. Viéndose a través del espejo deformado e irreal de su abrupta y corrupta sociedad, con los miedos cambiantes de hoy. Seremos individuos desprotegidos, no ingenuos seres humanos.
Es decir que, ante sus usos o algunos abusos, se elevaban las costumbres poderosas de sus puños y acciones catastróficas, sugeridos defectos de poca sensibilidad al prójimo, aunque sus palabras dictaran otra cosa, consultando este asunto con el moderno Luke Cage. Algo funesto para la salud, que hoy llamarían la atención o sobreprotección de nuestros niños y adolescentes, dadas las circunstanciales referencias de sus peligrosas hazañas con el pensamiento crítico de los padres contemporáneos. Hasta que comenzarían a sobredimensionar el caos o sufrir las consecuencias de estos elementos desbocados, debido a sus graves efectos contra los enemigos casquivanos en nuestros barrios, esto es, la Gran Manzana. Si no, que se lo pregunten al principal accionista de las famosas industrias Stark, of course.

Sus familias e historias paralelas coqueteaban con antiguas deidades y mitos de la literatura clásica, mientras una estudiante, jovencita morena pululaba o se balanceaba alrededor de la tela de araña a distancia, con el objetivo de establecer lazos en común. Una casi desconocida, simpática, contando con sus cerebros fogosos, se sumergiría en baños radiactivos durante el curso de un viaje recreativo promocionado por el célebre Tony Stark, esto es pagado a su padre obrero y con la misión de domesticar o endulzar, esa personalidad subversiva, aún disgregada y en formación.

Otras superheroinas fueron acomodando sus bríos junto a los antiguos Invasores, triunfando por Vengadores u otros más mutables, como The Defenders. Con ellas Clea, Valkiria, Avispa y varias gatas de color negro, no los actuales defensores, estuvimos alternando Howard el Pato con la mujer maravillosa de DC y olvidando a las Blonde Phantom, Sun Girl, Namora o Venus, de la primera era en Marvel Magazine. Hasta formar parte de estos grupos rivales con más peso y rivalidad cromática, con cierta igualdad, ajustada en los trajes hacia las acciones llamativas de una nueva Marvel Comics q finales de los sesenta. Vemos combinando sus trazos curvilíneos y mentales, sobre mundos complejos y la imaginación de Jack Kirby, gracias a sus fogosos mutantes. Rememoramos al recientemente desaparecido Steve Ditko (mítico creador de Spiderman o Dr. Strange) para fusionar ambas eras, la época Dorada y de Plata, con Don Heck (al lado "metálico" de Iron Man), el longevo Joe Sinnott (Fantastic Four, los otros Defenders,Invaders o Fantastics), Dick Ayers (Ghost Rider, Sargent Fury), Bill Everett (amo de Daredevil y descendiente del romántico William Blake), Gil Kane junto al editor-guionista Roy Thomas creador de (Conan, Iron Fist y Ghost Rider), Gene Colan con Arnold Drake (Guardians of the Galaxy) o más cercano el colorista dúo Roger Stern y John Romita Jr, creadores también de asombrosos, ciclópeos y recordados villanos.

Sin olvidar a muchos otros profesionales de la tinta y guionistas. Como consecuencia, es cierto que, durante las siguientes décadas, se establecieron otras relaciones más complicadas entre ellas, las poderosas y liberadas féminas, con sus enemigos acérrimos, más frecuentes y protagonistas, hombres, hombres... con aquella piel tostada por la radiactividad sobre carne de acero mutante y temperamentos de macho alienado. Machacando a la sociedad (bueno salvándola) y sus neutros habitantes, desgraciados de cada tiempo narrado, que iban modelando el espíritu de resistencia, también el femenino a la contra. Eso sí, todavía sin víctimas demasiado evidentes, dibujadas con mutilaciones o sangre evidente... mucho menos desmembramientos o decapitaciones.
Eran los desarraigad@s del cómic, parias de aquella determinada época que les tocaba vivir o combatir, frente a las divas o musas de la acción. Por tanto, sus atributos siguieron alejados del lápiz, de ciertos atractivos vitales de andar por casa o familia, cuando sus tensiones marchaban en aumento de testosterona y perseguidos por futuras malas decisiones con sus "rollitos" amorosos.

De aquellos nacimientos dramáticos, más elaborados en los perfiles sociológicos, si izarían las amalgamas de próximas familias voladoras, con determinados super-poderes adquiridos, en diferentes ratios que nos llegan ahora en la tele, bebiendo con Manos inmortales. Sus eventos privados nos fueron contagiando de acciones peculiares y tramas más enrevesadas, conociéndoles internamente por sus decisiones erróneas y a través de contactos con el mal, saltando de uno a otro lado.
Además de esas otras nimiedades, pequeñas particularidades u obviedades dentro del mundo terrícola, digamos prohibidas en las elaboraciones de sus contenidos, hasta entonces. Mutando o creciendo, en dependencia con la situación o la época. También, sorteando ciertas imágenes esquivas o más directas, que se saldrían de coordenadas clásicas en cuanto al sexo o la violencia, dibujadas por autores más pícaros y guionistas variopintos, cada vez más abiertos a todo tipo de enfermedades, adicciones, luchas sociales, o aquellos denominados "daños colaterales"... y el ampuloso o sudoroso espacio sexual en la intimidad o los medios.
Por supuesto, los cómics siguen siendo territorio de los niños o eses nuevos aprendices, hoy avanzados por la globalización a muchos adultos, intercambiando con móviles, datos de internet para acceder a todos los contenidos a su alcance... y la posible derrota de los ciegos tutores. ¡Llamen a Daredevil o Dan Defensor en su memoria!

Algunos de aquellos superhéroes se adentraban en la marginalidad, depende del cristal o cabello oscuro que se mire, tras la pantalla amiga, o no... Pues sus estilos variados, tendrían que afrontar la dura realidad de sus actos o decisiones, y dándose de bruces con esos otros personajes desdichados que revoloteaban sin destino en las viñetas, solventar la papeleta, el rollo o el voto. Seres marginales y lectores de tebeos, que irían acompañando sus espectaculares vuelos y exhibiciones musculosas, con escabechinas a pie de calle, de propias diferencias entre los de su clase y calaña en contra, que parecían dioses expulsados del paraíso terrenal vs. demonios o autoelegidos.
Ella, la "Joya de Hell´s Kitchen", comenzó siendo uno de esos seres atávicos, cercanos a la mitología radiactiva, maldiciendo sobre los enemigos de Spiderman como titanes en duelo. Compatibilizando la debilidad física con el destino de hombres y mujeres, empoderadas o como sea, y acaparando múltiples problemas de todo tipo en su odisea con vecinos y transeúntes. Creciendo con maltratadores mentales, elitistas o torturadores sexuales, despreciando víctimas con sus guiones mayestáticos, cayendo en desgracias mayores y otros problemas epidérmicos, a posteriori.
Las marvelitas de nuevo cuño, estrechaban los lazos hacia esta identidad común, dentro de una sociedad nada uniforma que, anteriormente, sentían alejada del combate. Como relegad@s a simples relaciones juveniles o comparsas de estrellas fugaces, ataviad@s de atractivos trajes, rotundidad musculada y atributos informes. Se acabaron los refugios laborales para ocultar la identidad, ahora prevalecerán los sitios oscuros, la adicción y los besos, toqueteos metafísicos, placer con otros casamientos que terminarían en nacimientos inesperados. Mutaciones espaciales, guardianes animales y defensores musicales, psicopatías modernas u otras pésimas noticias para su especie, sobre todo, cuando descubrieron a esos congéneres más débiles del cuento. Los humanos desafortunados o patosos, caídos en desgracia o en el apartamento equivocado de al lado. Figurantes del advenimiento en este nuevo milenio, que nos iba a enterrar a todos. Cambiamos... y aquí seguimos, atontados con Jessica de los Campbell de toda la vida... o muerte.

Muchos cambios drásticos en los comportamientos que, apenas, eran pinceladas furibundas en el pasado dibujado y que perpetuaron su historia en los cómics modernos. Hasta conformar una nueva generación de guionistas y dibujantes más osados o libres, como un joven llamado Frank Miller, pasando por el Kick-ass de Mark Millar a este triunfador de Cleveland llamado Brian Michael Bendis.
Se buscan degenerados, técnicas de viejos detectives, fotografías comprometidas, una vuelta al noir en papel de imprenta, giros decadentes, torpeza policial y ciencia infusa. Desde donde nacería la nueva "heroína" articulada con su propia serie de exabruptos e identidad adulta. Extrema, adictiva, coherente, oscura, sugerente, Joya sexual, opaca de cara al exterior...
¡Qué hay de nuevo Jessica Jones!

Jessica Jones, season I: Luke Cage y Killgrave.

La humanidad apesta y no merece que la salven...
Ha tardado un tiempo desde los dibujos de Michael Gaydos, en submundo conflictivo, se expresaran con claridad compareciendo ante las cámaras de Estudios Marvel y rebelándose ante las caprichosas evoluciones del novedoso destino filmado. Jessica Jones va manteniendo los comportamientos y rotulación drástica, adquiridos en las páginas del cómic, propagándolos y transformándolos en señas de identidad para diferentes generaciones. Hoy decididamente, más volcadas en la socialización de las diferencias y luchadoras frente a la injusticia o esa desigualdad que derribaría el mito masculino. Voces que guían al personaje hacia los terrenos movedizos de la actualidad violenta, el derecho y el feminismo.

De una zancada, sin titubeos o sí, al menos tres años, aunque sin mareos provocados por los balanceos fotográficos a gran altura o la ingesta etílica, el personaje pertenece ya a una esta serie de televisión lanzada una noche, durante el Día Internacional de la Mujer. ¿De qué otra forma más atinada o consecuente...?
Si bien adaptada, aconsejada o mal animada, ya veremos... sus nuevos dueños de la productora Marvel, se decantan por la definida imagen del creador, bajo la batuta de su acertada refundadora para la televisión de Netflix. Melissa Rosenberg (Dexter, Red Widow), porque ya nadie se acuerda de los guiones de Crepúsculo, acierta en estrecha colaboración con una serie protegida de trabajadoras de la dirección y desarrolladoras de guiones en extensa plantilla. Salvo a algún perdido "macho" divulgador de leyendas, entre ellas.
Sus legiones humanistas se aferran a la muchacha de la tragicomedia, con una tendencia cinematográfica al cine negro de detectives, mutando los roles. Sus pasos por el cómic, han establecido las distintas circunstancias sociales y revelaciones personales de la actualidad, que hacen de esta Jessica, un éxito moderno, con una atractiva joven, de ´extraña carrera`, emancipada por necesidad y mérito, algo inclinada a ese consumismo, sólo alcohólico, algo diabólica, propensa al amor libre, que derriba fronteras y músculos, deslenguada... vamos una roquera con ciertos efluvios y ciegos Defensores del underground. Compañera solitaria de liberales desintoxicados y feministas, amiga de su hermana del alma, no la de Gata Infernal, contra el poder, los estereotipos y la clase establecida, que embriaga al más pintado... como el de morado, claro.

Si no que se lo digan al invidente Daredevil y sus devaneos sensoriales, o mejor a Killgrave o Hombre Púrpura, denominado así por estos lares metafísicos y psicológicos, con su manía persecutoria. Ya que ella, parece decidir su propio camino, enturbiado por la mente maniática, tras luchas enrevesadas con el yo y el otro, un acosador sistemático. La oscuridad la observamos a través de esas fotografías adultas, muestras gráficas de espionaje nocturno y desproporcionadas tensiones sexuales, roturas de vidrios que cuadran la primera opción, la de investigadora con un Alias, La Joya.
Una mujer adulta con aristas, entre notas de sombras y luces, sin las retinas soportan las del día. Incorpora el lenguaje corporal que resulta más adecuado, para conquistar a las últimas generaciones de revolucionarias seguidoras... y complacidos fans, con intenciones de acoplarse a su mente. Definitivamente, JJ está amoldada a su nuevo trabajo, tras pasar por una cama no muy afortunada y los restos familiares, por lo que no está muy preocupada por su outfit o estilo. La chaqueta de cuero se ajusta a su atrevimiento, combinada con camisetas básicas de comodidad interior, jeans sucios y rotos como su alma, y para acabar unos botines de inspiración militar, para la lucha diaria de la calle u otros menesteres.

Su look particularmente uniforme, no le resta pizca de atractivo, ya que todos la recuerdan de su etapa pasada junto a WW, cuando todos nos quedamos colgados con su brillante aparición y aquel teléfono traspuesto de anfetas. Con más cortes que la vidriera quebrada de su puerta oficial y parecido peso en la conciencia, que deberá llevar como un rímel oscuro, corrido bajo su mirada y pasado, esta chica es mitad ángel, mitad demonio de gruesos labios, gracias a la actriz de Bloomsburg (Pennsylvania), la atractiva Krysten Ritter.
Comenzamos con Jessica Jones en esta primera y psicológica temporada, donde existen estos dos paradigmas simbólicos de su existencia traumática, que deberían representar la imagen de esa mujer liberada y batalladora. En primer lugar, uno más positivo que proviene de su propia naturaleza, la realización personal de una identidad sin complejos, sin máscaras, a priori. Y otro, siniestro que se abalanza en las noches de su conciencia, tan espeso como la graduación, una fractura accidental sobre el asfalto o el peso de la culpa.
Para definir en la noche almas gemelas, frustradas y entrecruzadas, en acción postural y combustión recíproca, del ciudadano negro con pensamiento meditado o corazón blanco, y una dama traslucida de piel, con el alma muy oscura... como el cuero o el bourbon.

Por consiguiente, tenemos a una Jessica que pisa firme al futuro en el novedoso universo marvelita, algo incierto como el de todo héroe que se precie, sin buscarlo o necesitarlo. Aquella caída que se produjo junto a la familia y que derivo en productos químicos y otros más adictivos, dañinos para la mente, que no para el hígado a prueba de... bueno, ¡bombas no!... de duros golpes o animosos encuentros, junto al farragoso Killgrave, El Hombre Púrpura, el fantasma que cría malvas, aparentemente. Porque, el actor escocés David Tennant criado a los pechos de la tele y Shakespeare, es uno de las mayores exponentes de esta jaula de grillos con poderes físicos o parapsicológicos, que no deja títere con cabeza centrada. Tanto que recordamos sus ecos viciados, sus pasos con el hechicero Harry Potter, sus voces animadas o la revisitación de ese clásico contemporáneo conocido como Fright Night. Es un espíritu inquieto, indeformable, de humor vitriólico y necesario para el éxito de la serie Jessica Jones, of course.

Pero ella, Jessica la divina, no busca el conformismo en ningún lado, menos en la cama, tampoco el heroísmo, sólo la supervivencia... y dar un par de mamporros bien dados, a maltratadores, violadores o dominantes sin escrúpulos, ni aceptación. Sus movimientos son simple necesidad, una respuesta visceral a sus propios deseos, o miedos, una identificación con sus rasgos femeninos y necesidad de igualdad. Sobre todo, con la piel de Luke Cage.
El otro paradigma, significaría una idealización del amor que se cae por el abismo izquierdo de la cama, cuando la diversión se apropia de otras necesidades aparentes, como la amistad. A Mike Colter, ya le conocemos, no necesita otra presentación, ni mucho menos, duro empellón.
Frente al poder intelectual y la fuerza bruta, se ponen a debate las relaciones personales, como el control metal del prójimo, o pareja, obteniendo este triángulo colorista, entre el negro real de JJ, el rojo apasionado con L.K. y el peligroso morado o picoteo neuronal de Killgrave. Por tanto, esta libertad versus la atadura temporal, la obsesión y el sometimiento, es lo que hace realmente atractiva esta temporada de la serie.

El futuro se presenta con un cuadro postraumático, cercano al thriller psicológico y una reunión de ovejas descarriadas, nada crítico con el alcoholismo, como le ocurriera a aquellos personajes de Dashiell Hammett o Raymond Chandler, de ahí su total acierto. Si bien la acción, es más de andar por casa, o edificio de apartamentos amontonados sobre el Hell´s Kitchen y sus aromas, sito en las cercanías del famoso bar de Josie. Algo defectuosa, porque algunos movimientos son traicioneros, expresado cortés y físicamente. También hecho en falta la oscuridad en esos rincones ambientales, no mentales que están realzados por las interpretaciones, sino callejeros, y alguna muestra más extendida de sonoridad identificativa con ritmos de N.Y:, a pesar de los títulos de crédito con base comiquera de David Mack y la banda sonora de Sean Callery.

Por tanto, se mantiene en buena forma, con guiones acertados en general, Salvo alguna cuestión temporal que depende de numerosos factores interrelacionados, como la economía o la producción televisiva. Prevalece sobre Jessica J., esta dicotomía psicológica entre géneros y distancias temporales con el personaje creado con múltiples aristas, con las distintas generaciones en liza, la estructura narrativa en pos del suspense y sus encadenados con otras series en perspectiva. Al igual que la valentía de los artistas para adentrarse en esas penumbrosas fronteras de una psiquis superior, chocando con la nueva perspectiva femenina.
Las adicciones que subyacen, que te devuelven a ese otro planeta enfrentado a la infancia y la factura derivada del éxito, más revolucionario, así como, las conexiones sintomáticas con los viejos detectives de otras épocas. Vemos en el Marvel adulto, las diversas posturas sobre el tejido social actual y las que se producen sobre las tórridas sábanas, al lado de sus complacientes mega-penes en tensión dramática, estirados hacia sus virtuosas super-vaginas, autodestructivas, y rociadas con sudor y whisky barato. ¡Qué lo disfruten! Salutem.

Jessica Jones, season II: The Past & Mother.

Por descontado que, la forma compleja de la actual Jessica Jones y su guitarra gótica (Killing Bono, The Defenders) en expresión corporal, sensual pero convaleciente, pertenece por completo a aquella actriz que nos alteró genéticamente e hizo suspirar bajo los ansiolíticos azulados de última generación. Recuerdos sacrílegos de la fantástica serie Breaking Bad, junto a otro traslúcido, efervescente, Mr. Pinkman. Como dije, dejándonos destrozados, quedamos descorazonados y colgados del auricular. Reconocida en la distancia, es la sonrisa omnipresente y adictiva de Krysten Ritter, más madura y absorbente tras toparse en la escuela con aquel imberbe Peter Parker, Sandman y los tentáculos del Pulpo. Ahora busca, tragar otras telarañas de alta graduación, que le arropen más, para deslizamientos autónomos, a pesar de ir tejiendo a contracorriente adoptada.
Ese comportamiento marginal, vaginal y rebelde, sacado de madre, hasta el ingrato y reducido recuerdo familiar de una mancha en el asfalto, se comunica con su marcha por aquellos senderos desde Alias al siguiente salto o The Pulse de los cómics que, por el momento, han rematado en esta buena primera temporada sobre la confundida heroína de Marvel... y su Alias convaleciente, ¡qué Joya!

Su autor y parturienta ideológica, BB o Brian Bendis, ideó la transgresión más adulta de Marvel hacia la puerta de la agencia, como un Alias Private Investigations, arropado tras la lente. Con la inspiración oculta, de dibujar el personaje alternativo de esta joven morena con tendencia contestataria y algo punk. Si sus células se lo permiten... por descontado, fuera cirrosis.
Mr. Bendis se ha encaramado a la primera posición de guionistas alabados, terminados dentro de la nómina del Universo Marvel, que apuntan al cambio DC con sus creaciones bipolares. Animado por la calidad de sus temas sobregirados y los conceptos actualizados de los personajes míticos. Siendo sus números los más vendidos de la marca actual de Stan Lee, se proclama vencedor por algunos, entre los que destacan la revitalización de ciertas historias de Los Vengadores, tanto los Poderosos como los Oscuros (de los cuáles, siento decir que no conozco nada), las nuevas estructuras metafísicas, o no, de otros héroes del pasado como Luke Cage, Nick Furia, Daredevil y los novedosos Illuminati... creo que debo ponerme al día... ¡Si todavía hay tiempo para unos tragos finales!

Pero, el segundo trago ya es otra cosa. Desmaterializado en el sofá, adentrándonos en este trabajo de carácter más feminista y antisocial de la historia, dado el matarile con Zevediah Killgrave, volvemos a un lesbianismo de andar por casa y visitas de vecinos cansinos. Nos sumergimos en un agujero, farragoso y profundo, de amores tardíos y envidias, como un recuerdo sin gracia, ni grunge, ni heavy, ni psicodelia, ni neo-noir, ni underground... sólo ni-ni, frente a padre con maletero infantil.
En esas aventuras paralelas que no terminan por convencerme del todo, acrecentado por el patrón ambiental de algunos habitantes secundarios o vecinos de Jessica Jones, en destartalada concurrencia, por este barrio colindante antes del renacimiento del Harlem de Luke Cage.
Perdiéndonos en vicisitudes pasadas con extrañas, sobre repercusiones de doctores con sonoridad rusa o sucesos sin trascendencia, ni suficiente desestabilización psíquica. Me distraigo y doy cuenta que algo ha pasado con la mitad de capítulos respecto a lo anterior, distanciado o sumergido en otro ambiente, que tiene menos que ver con un Bogart femenino. Especialmente, en comparación con el buen sabor de boca paladeado en la primera y psicológica entrega, hasta que regresamos al pasado, al ambiente carcelario, para adentrarnos en el sendero luminoso, o mejor dicho de nuevo, oscuro.

Así, el control mental de Killgrave muta en salmodia, los moratones se fijan en las pesadillas, los vecinos toman las de villadiego, Luke Cage se centra en el propio pellejo, acá invisible como Rosario Dawson, sanadora de superhéroes desde Spiderman al menos mimoso Powerman, una pena y pene. La hermana Trish se convierte en rana, despampanante, el pasado es más atractivo y ochentero, discotequero y chupitero de J. Walker, la sangre brota como el engaño al lado de la inconfundible Carrie-Anne Moss (y su papel mutado) y su lucha silenciosa con la paraplejia y defensora del derecho, o los tejemanejes de la no menos poderosa Rebecca de Mornay, sra. de Lucifer... La investigadora racial se sube a una noria sensitiva, obstinada y esquiva, junto a la mamma enloquecida interpretada por Janet Mcteer como Alisa o en alias des-deletreado juego temporal. Angustiada con los ojos irisados de la actriz y modelo australiana Rachael Taylor (Gold, Transformers) con el don de la teletransportación y lo que surja...
Todos van olvidando las vitaminas del Doc Malus para la transgénica IGH y su intérprete galáctico Callum Keith Rennie, mientras Eka Darville (ex de los Power Rangers) sigue su proceso de compostura e indagación privada como rehabilitado Malcolm y con el fantasma de Killgrave, siempre presente en la memoria. El polícia Clemons interpretado por Clarke Peters, sustituido por fuerza como el actor Will Traval, el soldado hormonado, por varipintos secundarios en esta temporada, como los canadienses Terry Chen y Leah Gibson, Susie Abromeit, secretaria sexy y ambiciosa, John Ventimiglia de los Soprano de toda la vida o J.R. Ramírez de Arrow, alias el pintor Oscar.

En fin, que de mitad de la historia materna hacia el final, mejora, si bien las escenas de acción podrían superarse, lo mismo ocurre con la serie de su pareja extraviada y hallada próximamente en un cuarteto más activo.
La nueva vía de la envolvente Krysten Ritter, podría seguir encontrándose con fantasmas, hacia un trabajo en algún periódico local, suplantando su vocación original, tener una buena, mala Mano y encontrarse con Daredevil entre Defensores, o frecuentar la Mansión de los Vengadores, hasta el poder psíquico de una Jean Grey (que veremos en Fénix Oscura). Follón de grupos con los X-Men (ojo, aún no los Nuevos Mutantes), en otra "dramática" secuela, precuela, yo qué sé... Hasta apuntarse a una terapia para dejar la bebida, tener una hija, disfrazarse y volar... montarse por su cuenta, qué sabe... nadie.
Además en el cine se podría cruzar con el director David Petrarca (Juego de Tronos, Marceau) y volver a reencontrarse con David Tennant. Lo seguro es que Jessica Jones, no defraudará con máscara ennegrecida o sin ella, maullará en la tele con Netflix o en pantalla grande, si el presupuesto expulsa bolas de pelos y esos dobles de acción se compenetren armoniosamente. Semejante a una escena de sexo duro con Luke Cage. Más Rock&Roll \,,,/ y Venom.

Tráiler Venom, de Ruben Fleischer.


Tráiler Aquaman, de James Wan


Tráiler The New Mutants, de Josh Boone.

Cinemomio: Thank you

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