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domingo, 15 de octubre de 2023

Ahsoka. Season I

 


Prácticamente nadie se cuestionaría que los padres, de espacios basados en datos científicos y de la literatura imaginativa de ciencia ficción, serían Julio Verne y H.G. Wells, respectivamente. Pero si hablamos de la denominada Space Opera, ahí se podrían tener más dudas… aunque yo me decantaría por el hombre que vive en el aire u Homero, en sus poemas atribuidos con el nombre de la Odisea.

Simplemente, nos movemos por territorios fantásticos con encuentros entre personajes de diferentes especies, artefactos y naves para un viaje plagado de peligros, enfrentamientos de la nueva política, grandes batallas y, ese mínimo requerido de, romanticismo.

Ya pasado el viaje a la Luna con Georges Méliès y de su Segundo español a bordo, de Chomón, en otros planetarios… ejercería un salto virtual y visual, hacia los cómics antiguos en las Amazing Stories de los 30, donde visitamos mundos perdidos con héroes y villanos, y algunos robots que se trasladaron de aquella Metrópolis del maestro Fritz Lang. También a los episodios de marcianos con superpoderes, hasta el grafismo mágico de las aventuras de Flash Gordon del dibujante Alex Raymond. This is the Way, bro. Rapidito y al musicote de la banda Queen.

Pero, la verdadera eclosión de la categoría operísitica en el espacio, se debe sin duda al genio visionario de George Lucas, cuando lanza la saga más visitada de esta y otras galaxias muy lejanas. Star Wars en 1977 fue tal pelotazo en la cinematografía del scifi, que ya nunca volvería a ser igual, ni yendo los humanos de odisea o siendo visitados por los otros… Porque se establecieron dos bandos, se conquistó el cosmos, se establecieron las diferentes especies y comerciaron, pelearon y se amaron, siguiendo los pasos televisivos que abrieron las puertas al USS Enterprise en los confines de la Federación Unida de Planetas… El resto es historia, hasta que empezamos a pensar como el Robby o Cía., por ejemplo Naves Misteriosas del excitador de ideas, Douglas Trumbull, y más allá, a aquel Planeta Prohibido, basado en La Tempestad de William Shakespeare… yo diría que, hasta un poquito, en los viajes oníricos de don Quijote, con Sancho Panza, en busca de entuertos.

Y hablando de tuertos, ahí estaban ellos, las aventuras de los piratas, los colonos y pistoleros del western clásico, los caballeros y los guerreros samuráis, con todos aquellos monstruosos enemigos, casi cretácicos.

El Estallido Estelar.

De la energía atómica al futuro cuántico, el electromagnetismo de aquellos personajes ha sido vital en las diferentes generaciones, recordando que Gulliver fue diminuto y gigantesco, simulando la Fuerza de toda la trilogía jedi de Skywalker y maestros. Contraatacando en los ochenta con más poderío, una explosión de supernova en el cine de ciencia ficción, como nunca se había visto… ¡o no! Pues las reglas se habían cambiado con la empresa de Lucasfilm y todos esos artistas irrepetibles de las maquetas y demás esqueletos mecánicos, aunque sin la banda armada de Queen, pero con las notas monumentales de John Williams; ni las curvas orgiásticas de la Barbarella de Roger Vadim (que por instantes recuerda a Cronenberg, ya comentaré...) y no es cuestión baladí, que ambas producciones surgirían de manos de Dino de Laurentis. Mientras en el mismo año, el genial Stanley Kubrick envolvía la metafísica del guión basado en Arthur C. Clarke, con  su visión monolítica o circular antigravitatoria, para engendrar a un nuevo monstruo de Frankenstein. Recuerdo pétreo al simpático, Mr. Carlos Pumares, dep.

En los 80, nos visitaría lo más espectacular del Imperio con la lección práctica de Irvin Kershner, la lucha Galáctica con sonido Sorround en salas, esas pequeñas vibraciones… el cumple ahora de El Retorno del Jedi y sus motos a lo Akira o Tron (que igual obtuvo los 40 el año pasado) y fuentes para futuros dibujos animados, como ésta que representamos.

La Niña… tigre.

De los ídem de Edan, no el de Malasia, nació y creció ajena a las dos voluntades de la Alianza Rebelde y las fuerzas de élite del Imperio Galáctico, como si fuera una Tarzán de la montaña o una niña salida del Libro de la Selva. Ahsoka no conocería a otros monstruos, del cuento de terror, como el conde Dooku de Christopher Lee ni al mayor de ellos, el huevo prometeíco que transformaría a Darth Vader en papi quemado. Guiando los ejércitos del emperador Palpatine o Darth Sidious, hablando de dictadores espaciales. Pues bien, la tigresa se haría mujer, un poco diferente eso sí.

Fue el gran apogeo de la obscuridad y el poder meta-psicológico, para reencontrarnos en la post-televisión de las plataformas, en otra versión de padawanes y maestros fantasmas. Casi con vida propia… y esto sí que no, ¡eh! Que se necesita, otra conciencia joer… rebelde porque big bang me hizo así… algo arisca, excesiva en postureo, solitaria, perseguida y, enfatizada, que no en raíz violeta, por ahora. Con sonrisa al final… Para demostrar definitivamente, que aquella galaxia no volverá.

Espacios Exteriores.

Anakyn viene de allá, muy difuminado. Recordando a Obi Kenobi, frente al feminismo de la New Age, esperando no acabar muy trasquilado, tal como fueron aquellas guerras Clon para terminar en la estela nuclear de un Sith y su lado más negro. Mustafar, sin duda, parecerá su nicho.

A eso otro lado, la Tano, sin tigres ya ni monos, sólo un androide capaz de pilotar sin manos ni cerebro humano, pues vaya… separada de los dibujos hacia este muntiverso real que no a todos convence, porque la estirpe de Yoda y el Mandaloriano, han superado a esta vacía ballena, por mano izquierda y láser en la diestra. Como la metafísica de Solaris de Tarkovski superó al David Lynch de Dune, con creces... ya veremos en 2.

Nueva República, senadores tontorrones, tribu masculina a la sombra, Skywalker´s al poder, espectro blanquecino a lo Liam Neeson, que ya anduvo entre caballeros medievales y los otros no artúricos, pues le llevaron a ese Krull de 1983 y su arma aborigen con brillos. Y sombras, como pasan 40 años en nuestro espacio-tiempo, leñe, y la galaxia sin barrer… Oye no barro, ¡que yo soy tu padre!

Y las chicas son guerreras, si bien, en Ashoka igualmente algo sosas, ya que a la hora de pilotar, demuestran más ideologías que acción. Y el terror en el hiperespacio, horror en los ultramarinos… no capta el terrible desenlace que vamos a presenciar a continuación. Pues resulta que, nos convertimos en Pinocchios viajando en las interioridades del mamífero del mar por excelencia, sin saber qué diablos comen ahí, estos ballenatos espaciales… ¡y con esas barbas! Krill, aire a croll, Krull ¿o qué? Y además, por qué se oyen susurrar a estos megaseres en el vacío, si no sé puede… ni con sus orificios, ni con nuestros oídos. Oído Cocina…

Trío Calavera.

Ni Shakespeare, las hubiera alineado mejor en rojo sanguíneo… atormentadas brujas con poderes maléficos, y en cabezas femeninas como en la antigüedad de sus cities. Sumando a ellas, la cabeza pensante de la gran Nave Circular, que emprende esta distopía de la maldad, como pocas veces se ha visto en serie. Es el feminismo interpretativo al poder, nada de sexo débil ya.

Con todas las heroínas habidas y por renacer, que se convierten en protagonistas en exclusiva de la serie Disney, como guionista, productora y un ramillete de directoras de los capítulos en mente de Filoni; mientras los demás hombres, reciben de su misma medicina, convertidos en parias, robots o malignos insignificantes como stormtroopers en fila india, preparados a recibir jarabe de palo. Sin valor, ni simpatía mediática… tontarros sin sangre. Tanto que son sustituidos por graciosos extraterrestres con concha o roboces que expresan sílabas silbantes, pudiendo hablar sin desternillarse, coñe.

Vaya una humillación de generación, pasantes del nuevo milenio, wow… hasta C3PO parece una isla, ante tanta huida de gónadas y cantos de ballenáceos. Salvo, ya sabes quién…

Montura de Tano, calentura de Vader.

Aliens sin fauces juegan a la aptitud infantil de Disney, mientras los jinetes son “carne” de cañón láser, que recuerdan a diligencias en la arena, contra una sola pistola. No me lo creo... Y los otros de hueso molido, tienen un toque sobrenatural nunca vivido por estos lares, con transformación a base de encantamiento, no sé qué. Innecesario y dramático golpe de guión, la verdad, yo ya no sé en qué creer en este cosmos tan fortuito, y con esta versión en serie de una versión transversal y fría de Game of Thrones.

Puñeteros caminantes blancos, me han sacado definitivamente de mis casillas puretas, y nada que ver con el ingenio del filme Nadie Puede Salvarte, donde los aliens no son ya una masa informe que amenaza en tiempos pasados del scifi, sino que se muestran imperfectos seres con un encuentro en la cuarta fase, más accidentada de lo que desearan sus cabezas ahuevadas. Pero que funciona en suspense, como nunca lo harán estos zombies de Ahsoka, que se ralentizan y corren cuando quieren... xLeia.

Lo único que se puede salvar, con esos visos de heroína de acción al ralentí de Rosario Dawson, es el personaje con más aristas, perdido en este panorama reivindicativo de princesas Disney… que si cabe, es más sentido, ya que se muestra organizado en complexión y tenaz en el tono, ante el desorganizado ataque imperial, claro es Ray Stevenson. Si bien no asistiera a sus formaciones en tortuga en Roma, d.e.p.

Ya se extingue la luz, y Zeus está sentado en el trono, partido por el rayo y en el nido del águila, que es ese destructor que parece un truño pinchado en un palo, con menos metralla que el tanque de goma. Coño, qué eres lo más en la mitología Star Wars, hijo de destructores Rhea y Cronos, o Saturno para más inri, y no te comes un colín, ni para derribar a un pony. A este paso serás asaltado y devorado por un mindundi…

Segundas Oleadas.

Esperando estoy en cine y tv, a que la sangre azul del scifi moderno, nos traiga mejores cosechas en la arenas de Dune o la ciudad en Invasión. Una necesaria evolución de aquella masa de los años 40 y 50, con más interés fisionómico, psicológico y adaptado a los nuevos tiempos de la comunicación. Estos hijos ya no son, lo que eran... ¡Padres!

En dichas producciones, como en aquella Alien o la Próxima con Eva Green, donde heroína y feminismo, tenían una condición óptima para la acción solitaria o la narrativa familiar de sus personajes principales. Ashoka  es puro exhibicionismo y diálogos sin ningún interés, donde los hombres se pueden transformarse en máquinas  o quedarse cuidando a los niños… so peaso de mandalorianos, que no os enteráis de ná y… ¿para qué mortales endebles? Si sólo os interesa el júrgol y la cerve en la nevera… ¡Atpc! Joer, desde cuándo los jedis pueden llegar a pegar esos saltos grotescos, me he perdido algo en esto de los superpoderes, fijo.

No servís de defensores planetarios, ni Guardianes de la Galaxia en tercera versión lacrimógena, animalista, simplemente podéis convertiros en zombies, sin humor, seres sin aspiraciones ni emociones… A no ser que el tranhumanismo de Blade Runner, que no los budistas como reza la blandengue The C, os renueve como generación primera de Titanes, en que Gea y Urano, El Cielo, engendraron a su Zeus.

La extinción está próxima, punzante e hiriente, ya que los marcianos… digo alienígenas… arrivarán montados en relucientes cabalgaduras y vosotros miraréis arriba, sin poder tomar aliento… mientras, una nueva ´JohnWayna` se bate con todos a golpe de pistola. ¡Ni Gary Cooper tú!

A ver si se atreven a venir en oleadas de dos en dos, que así serán recibidos en orden… y si se portan bien… haremos intercambios, excepto que sean nuevos Transformers animalescos, ok…

A reproducirse todos, de aquí a Marte. Verdes o rojos, ¡coñe ya!


domingo, 8 de octubre de 2023

Wolf Pack / Lockwood & Co. Season I

El tiempo cae sobre nuestras vidas, como si se tratase de criaturas de la noche que transmutan sus células… Pero, cada vez más debilitadas.

Sin embargo, los verdaderos monstruos, seres de ficción me refiero, porque los reales están más cerca… siempre renacen de sus propias cenizas, una y otra vez, con resultados dispares, eso sí.

En el cine y la tv, se hacen ecos de otras historias… que pueden o no ser convincentes para un grupúsculo de, llamados clasistas.

Cae un velo de obscuridad, y una figura se recorta entre las sombras como un reflejo de lo que fue y ya no es, un espejismo humano, un despojo de conciencia, un mero fuego fatuo… y a lo lejos, se escucha un aullido. El grito sofocado de la víctima en su garganta seccionada, no fue escuchado por nadie… o no le interesó escucharlo. Porque en la noche, las pesadillas se pueden hacer realidad, lo hemos visto, lo hemos sentido… ya que aquellos seres sobrenaturales que recorrieron otras épocas, se levantan hoy y buscan su próxima presa, reflejando los mismos miedos de aquellos pobladores de la antigüedad.

Cuando lo básico es lo cierto, los horrores humanos siempre fueron ejecutados por nosotros mismos, nuestro lado más salvaje e inmisericorde, lejos de seres inteligentes, que no serían capaces de ejecutarlos sin sentirse humillados y despreciables. Mucho menos, abarcar el disfrute del sufrimiento ajeno, macabramente…

El miedo se trasladó a las grandes urbes que comenzaban a ahogarse en vómitos y orines, pero se mantuvo el sentimiento sobrenatural de los crímenes, sobre todo en aquellos primeros días. Como si el Demeter viajase el resto de nuestra vida, con aquellos restos sacrílegos y hambrientos. De la peli, ya hablaré cuando me queden arrestos… Para crear leyendas, sirvió la literatura de grandes como Bram Stoker o Mary Shelley, cuando hace más de dos siglos nos indujo a creer en ciencia forense y posibilidad del moderno Prometeo. Puede que la primera gran creación de ciencia ficción de horror, aunque Sagan o Asimov, apuestan por Somnium para un viaje onírico de Johannes Kepler.

La criatura del doctor, hacedor de vida tras la muerte, después de pasar por las páginas se instauró en Polonia y tuvo hasta una novia, gracias al genio del director James Whale y la representación física del gran Boris Karloff; en cambio, no corrió la misma suerte Bela Lugosi en aquel artificioso monumento a la resurrección luchando contra Lon Chaney Jr. como the Werewolf, en Frankenstein meets The Wolfman, del autor de bastantes filmes de Sherlock Holmes, el director Roy William Neil. La cual cumple 80 años y mantiene un puntito de calamitosa imaginación, para recordarnos a los auténticos clásicos del terror.

Culpas y depredadores sanguinarios para reivindicar, aunque se los lleve la corriente digital… A veces… porque, cuando el trabajo se hizo manualmente, funcionó a las mil maravillas, pongamos a la que celebrará el año que viene su aniversario 40 en Compañía de Lobos, con Neil Jordan, o Aullidos de Joe Dante y la magnífica Un Hombre Americano en Londres de John Landis, ambas de 1981. Se abren las huestes de los licántropos y la plata.

El Paquete-Lobo.

Baños de sangre a la luz de la luna, Blue Moooon… No. Vellos de punta, porque los otros… depilados somos ante la tragedia. La silueta de la criatura se percibe apenas, qué pena, ni la última serie de Drácula, fue tan simple y onerosa, ¡maldita degeneración! Si no sabes aullar, p´a que te metes… no te atrevas a pasear por París, hombre, que hay chinches.

Si aquella lucha de 1943 entre míticos con  gitana incluida, Valesa creo, fue castigada por las prisas y la terminación en la presa reventada, ésta serie de MTV revienta mucho antes, si bien, los inicios nos llevan a error. Las prisas no son buenas para los monstruos, ni para escritores/guionistas… benditas resurrecciones, por favor.

Comienza irrealmente con un apocalipsis o la quema… demostrando que las manadas no son buenas compañías, y ésta, parece una reunión de vecinos a la puerta de sus casas, como en un corral de la Pacheca bajo el influjo lunar, para plañideras chismosas. Si el Licaón entre Platón y Ovidio, levantase la cabeza, se llevaría el chasco de estar ante una auténtica maldición de los terrores clásicos. ¿Por qué…? Pues te vas a enterar lobezno/a, torrezno/a.

En literatura y cine, para los que se consideran puristas del género, existen o deben existir ciertos límites, no caer en el arrastramiento de la historia o los caprichitos de autor sacrílego. Menospreciándonos, tratando como locos o seres olvidables, de generaciones perdidas… ante los protegidos de las nuevas generaciones. Las transgeneraciones wokes están en alza y, además de caprichosas narrativamente, destacan por una ´horterización` que va de lo visual a lo musical, también, pues las versiones son lo fatídico de lo horrendo.

Las fisionomías musculadas del Lobo Hombre, pasen, pero el exhibicionismo de gimnasio, no lo compro. Tampoco la línea sexualizada a granel de la minoría, que se vende incluso sin remilgos al postor genérico; mientras la relación hetero está comprimida, ridiculizada y hasta reprimida. Vaya xDioLobo. Y luego, el capricho de la transformación por fascículos, como si diera miedo convertirse en salvaje, cuando los lobos tienen ese instinto asesino y voraz… No, ahora un ojo, después un pelo, y más tarde, un diente… que tiende a la hortera situación del depredador convertido en superhéroe. No hombre, no.

Por último, tras numerosos revolcones por delante y por detrás, y una manada que da cualquier cosa, menos miedo… esa sensación de escaparate de moda, que ni deja comer ni que te la coman, pues la marabunta lobera está comandada por la Gellar produciendo para la musiquera, y canta una barbaridad la Traviata, su maquiavélica intervención. Y nos amenaza con una segunda… yo me bajo de la Luna… y de los adolescentes malencarados, caprichosos del creador Jeff Davis. Ya no veo más, ni escribo… sólo, incendio.


CazaSpectrum´s.

Tras el baño de hormonas, que no de sangre, de los triunfitos de MTVLobo y su apología de policonsumo de estupefacientes, nos metemos con los espíritus de los ingleses, en la piel del creador Joe Cornish (Attack The Block)… que, es infinitamente mejor imaginativamente, pero sin sobrelimitarse tampoco, ya que Lockwood & Co., es una fosa común.

Dentro de unos meses, celebraremos la diversión de su llegada en coche triunfal a través de un colorido Ivan Reitman y sus tres caballeros, que fueron 4 y hasta cinco, como Ghostbusters inolvidables. Hacedores de rayos como dios manda, y comedia, y comedores de Marsmallow, gigantescos con ilusión e imaginación. La ciencia ficción ya marcó el camino del terror con comedia mucho antes, hay que mirar a Abbott y Costello en castillos encantados, al Profesor Chiflado y sus conversiones juveniles, o el Jovencito Frankenstein, y su cerebro desquiciado a risas. Vaya tiempos.

Pero, siempre, fieles a ellos mismos, a su cruzada por contar la historia con esos tintes imaginativos, sin depreciar… y esto, lo consigue en parte, esta serie para Netflix, con matices. O ciertos reflejos contaminados, que curiosamente es la cancelada… y no la otra, camino de la agenda.

Ahora los fantasmas están por doquier, y los estereotipos a lo Potter, pero encarnados a estoques, que no varitas. Y bombas de sal contra los malignos, en lugar de rayos electromagmáticos, que no te atrapan igual… al espectador libre, digo. Sí al maligno como cabeza parlante… ¡mírate al espejo! Existe una clandestinidad apreciable, en un espacio cerrado a lo 007 con ramalazos espectrales o fantásticos, en el escenario victoriano moderno, que es lo más destacado fuera de la institución. Y las interpretaciones no están tan desviadas, como en la anterior clase de Wolf Pack, multiespecie… Y hablando de ello, vi la película The Creator, que algo tiene que ver con lo dicho, y me parece que está demasiado considerada en general, algo aburrida y ´agendística`, caprichosa con la línea argumental que los trata... a los androides, digo… como una nueva especie, no me jorobes. Y encima buenazos mecánicos, con brotes de transhumanismo celular y biodegradables en su pensamiento indigenista, budista tibetano y vietnamita. La guerra continúa, amigo, si bien esto ya no es Laos, Camboya ni Apocalipsis Now. Es más rollo, simplemente…

George A. Romero, lo identificó hace 50 ahora, como un despreciado grupo de víctima, ante la voracidad de la modernidad, en esa genialidad indiscutible que fue The Amusement Park, no Pack, ojo. Que nos tratará, a todos los denominados puristas, como verdaderos escombros, ¿o no? Pues sí, ya lo han hecho, con una amenaza virológica… No lobos afeminados o fantasmas, de asesinos machistas de otras épocas.

Estos luchadores, guerreros de hoy, dan más miedo… y sus heroínas, son revientacorazones en marcha, dispuestas a batallar en campos de ídem. En un giro narrativo sin paliativos, que nos releva a segunda fila de lista de espectros mayores. Vamos, criminales, fantasmones… carne de geriátrico. Qué razón Romero, ah. Los fantasmas seremos todos, con espumarajos de moralidad, sin exorcismos ministeriales, sin vómitos de colores… simplemente, flemas, in saecula saeculorum ¡qué Mal!

Esta etapa fantástica no me atrae mucho la verdad, me parece un horror más bien... y aunque no me realiza la crítica, más bien, el humor crítico, o callar para siempre… algunos aciertos, posee Lockwood, como las interpretaciones, infinitamente mejores a la anterior serie despellejada. Y sobrenaturalmente, quitando el brillo de las estocadas, la música londinense de siempre y los escenarios, con ese giro de guión que muta al mundo entero, en una puerta interdimensional a lo desconocido… y que, sin embargo, saldría ya en todos los Media.

Los Monstruitos… se aproximan.

Por último, en Nadie Puede Salvarte, la amenaza es la de siempre, fuera de… pero cae de sopetón, y deprende su toque de novedad y sorpresa, originalidad la llaman, con esta rivalidad entre especies en contacto accidental. También cumple años, 50, la curiosidad que mató al gato detective, en The Wicker Man y su especial festival de la cosecha que nos recuerda que, lo nuevo, ya se inventó hace tiempo con Christopher Lee y el sexo libre, dirigida por Robin Hardy en gaélico grupal, magnífica esencia rural e hippie, con aldeanos de boina en efervescencia nudista o pescadores de almas, desprevenidas.

Ah, y la última perversión de la resurrección titulada Birth Rebirth, qué es muy enfermiza y obsesiva con la muerte y el nacimiento… más lo que venga. Y hacer mención a una pérdida emocional, sin esa cabeza de Lobo o Jinete que paseó como actor, Michael Gambon que nos dejó sin Cocinero, ni su carisma, cuando se interpuso en aquella inesperada investigación de La Bestia Debe Morir de 1974, con Peter Cushing a su vera peluda. D.e.p.

Y al final, recordando mi pasado comentario en blog sobre pelis fantasmales, asegurar que la versión real de The Boogeyman, efectivamente es la mejor. Y que, tendremos ojo avizor a visitas de dos supremos maestros de esto de asustar, con Guillermo del Toro y su visión de Frankenstein, ojalá le salga bien… y el nuevo Nosferatu, viejo mejor dicho, de Robert Eggers (La Bruja, El Faro), que espero nos ilumine el camino al terror. Repartos tienen y reglas también, xDrakul.

¡Monstruitos, unidos, jamás seremos vencidos! Hip hip, Hurra… purista. 

martes, 12 de septiembre de 2023

Gotham Knights. Season & Out.

 


Para las generaciones más jóvenes y amantes del Séptimo Arte, el nombre de Michael Keaton puede significar el Batman anticuado, como el más añejo de la historia en el Universo DC. Pero, con su participación en la última película de The Flash se ha elevado como el más reivindicativo de la edad heroíca. Michael junto a Ezra Miller (Tenemos que Hablar de Kevin) se define como romántico empedernido y luchador por la causa del mayor sin trabajo. Película dirigida con altibajos, por Andrés Muschietti, argentino dispar de las versiones del It que basado en la famosa novela de Stephen King y con guión de Cary Fukunaga (excelentísimo con True Detective, primera temporada), no termina por redondear el advenimiento.

El próximo verano se cumplirán 35 años, cuando nuestro querido Tim Burton (el desiempre de Wednesday) le enfundara en el traje de aquel divertido Caballero Oscuro al lado de la sonrisa burlona de Jack Nicholson y las piernas de Kim Basinger, e incluso ya se cumplieron 30 + 1 de su Batman Returns con Michelle Pfeiffer ronroneando alrededor… ¡las gatas al poder!

¡Ay, quién pudiera lamer el plato! O aquel plató… bueno, mejor no. Sin consentimiento, nos aferramos a la moviola y ya.

En 2023, el popurrí de los superhéroes es un hecho, en ambas familias comiqueras, ya desde aquellos primeros X-Men y los Vengadores después. Sin embargo, sólo hasta ahora a espensas de la Liga, hemos tenido a Black Adam en una divertida consecuencia del catastrofismos, casi inadvertida debido al primer Shazam. Se desentierra de la mitología del mundo antiguo, hacia la actualidad DC del CGI estelar y relampagueante… como si de un Flash se tratara. Y éste, por antelación, se ha volcado en el multiverso más divergente que se lleva actualmente, recordando que el The Flash de pasadas Ligas de la Justicia, comenzó en Tierra 2 a 1. Como el mismo Barry con distinta piel, o traje que la tele, más rezumando lo cinegético digital. Aún rojísimo zigzagueante desde las Crisis de Marv Wolfman y George Pérez, en un crossover que malearía a palos a todos los personajes destacables del Multiuniverso DC por aceleración, hasta quelllas de Tierras Infinitas en papel, con el Arrowverse, Supergirl, Legend of Tomorrow y Batwoman.

A primeros de los 50 Barry viajaría para conocer a las alas de Jay, uniendo los tiempos de la Edad de Oro y de Plata, mientras la Liga dirigida por los Batman y Superman de turno, incluyendo esa versión imaginaria de Nicolas Cage que aparece como fantasma, of course… y que se irían pasando a WonderWoman por la piedra, si se dejara... y Aquaman por los charcos del destino futuro, marcharían más allá hasta su Base Lunar en la denominada Atalaya. Dónde regían los miembros de un desaparecido Green Lantern por baja popularidad y sus Corps, como lo es el Detective Marciano… desterrado del cine. No sé, son ideas… Entonces siempre, volviendo al héroe de la Ciudad Gótica por excelencia y su mundo particular de villanías, hay que encumbrar a sus creadores Bob Kane y Bill Finger, como artífices de toda una fauna de secuaces esenciales y de la familia, no tanto, o la herencia volada de los Wayne en pedazos. Sin duda, aquellos momentos ya no volverán en dibujitos, pero hay que recordarlos.

Como hay que destacar, la nueva familia ´multiversal` del Spiderverso, que da clase de colorido y arte astracto, con ese personaje blooklyniano y exponencialmente alterno que es el divertido y alocado Miles Morales. Su voz, la de Shameik Moore, el protagonista de una peli que tengo en el debe por inanición detectivesca, llamada Dope. Y cuya dirección muy animada y ecléctica, the new age of animation, podría decir, con todas sus excelencias gráficas… está a cargo de Joaquim Dos Santos y Justin k. Tompson (el causante climático de Lluvia de Albóndigas), en excelencia amoldada con Phil Lord, el otro jefe americano de la mejor peli de Columbia sobre superhéroes. En mi opinión, humilde. Ahora si que estamos todos, bienvenidos a Spider-Man: Across the Spider-Verse.

Y nos representan a casi la mayoría de espectadores, cuyos espidermanes, la feminista Gwen Stacy sin sobredimensionarse en demasiá, a esos niveles dictatoriales, con la angostura aterciopelada de la actriz Haidee Steinfeld (Begin Again, Hawkeye) y que trabajara para los Hermanos Coen en True Grit. Con el pasado de rosca Jake Johnson con la hija de todos, Mayday, es el padre sufridor… que es un Oscar Isaac empadronado a su alternativo quehacer, los saltos espacio-temporales de la Mancha de Jason Schwartzman, como una alternativa del Rorschach, para representación de inquietos, o el ritmo melodioso del hindú Karan Soni que da un toque más disfrutón o …. que quiere pasarse a Bharat, pues el Indo se le quedó pequeño... y el punk recalcitrante de un invisible Daniel Kaluuya, para no desentonar… como muchos otros. Estos placebos visuales han machacado a todos esos tipos duros de DC y sus versiones temporales, los futuros Capitanes Marveles o los Momoas que llaman a las puertas del océano. 

¡Hemos dicho y retratado! Después del Alrededor, hasta el Beyond o más allá… quién sabe cuándo… impacientes.

Wayne, Not Family.

Pero resulta, ya ni me acordaba del problema, que yo he venido para colocar en su sitio esta serie, los Caballeros de Gotham, como podrían ser aquellos, vamos. A la par de dos reinterpretaciones que se han quedado huérfanas, como The CW, en dualidad desastrosa entre la CBS y Warner Bros Tv, vaya por dios. Y es que no han dado ni una, todos los cromosomas tirados por los suelos de la Mansión Wayne, sin excepción. Con ese toque que todos conocen como woke, no sé cuántos...

De las creaciones antiguas, de la diversión o la obscuridad... no ha quedado ni una de pie, salvo alguna entrega malvada en manada. Porque la sangre se ha contaminado de tal forma, que no sabemos cuál es El Talón, ni cuál la punta afilada, y qué demonios se han metido en el cuerpo, sus ejemplares y porqué agujero… Esta Natalie Abrams y Chad Fiveash (terminado en H muda), han decidido escribir tales guiones, que te maltratan y dejan a Bruce, como un púber cubierto de granos y que, apenas, sabe expresar sus ideas. Bueno, por no ser, no es, ni su hijo.

No nos toquéis, de esta forma las joyas de la Familia Wayne, por favor… mezclando las identidades que vais a salir esquilados… Bueno ya, algo me he calmado, pues  parece que han detenido a los causantes del sacrilegio, llamado Gotham Knights, como podrían haber llamado Meones a Gotas. Porque ni Harvey Dent sabe qué decir, sí o no, o la moneda que me parió... ni la Joker sabe a quién pertenece su gen, que ya no lo sabía en el cómic, pero… con más gracia y altenativa moral. Ni las relaciones adultas, parece que tengan fuerza suficiente, domesticando géneros, expresiones LGTBI sin venir a cuento, nunca mejor dicho (no está Poison ni la Gata), ni existencias que mil vidas valgan, aunque sean DC. Es el punto débil en todo el Talón, un enorme agujero argumental y de las conversaciones, como de la entrega del cheque, que no vale para nada y se acabó.

Estos vigilantes parecen los de la playa, sin trajes estimulantes aunque guarden un poco la estética de la calle, y por tanto, no sirven de protectores de espermatozoides perdidos sin causa, y duelos o duelas, al amanecer, que hubiera sido mejor… Este es el panorama sin lengua afilada, ni sentido ninguno. Es el woke que nos domina, domine cabra, amigues.

La Caída de la Casa…

Esperemos que las expresiones de mi querido Edgar Allan Poe, me saquen de esta pesadilla que he padecido con los Gotham Knights, o gotames, cuando me lance a la historia clásica de los Usher… porque nos merecemos otra cosa mejor, que un hundimiento de este nivel. El trabajo de guionista es primordial...

Incluso hasta una tontería de animación, como la Guerra de los Superhijos de la otra WB con lápices o gráficos estilizados, me ha parecido un paseo. Es tan simplista, que mejora respecto a esta cuadrilla de jóvenes atribulados con las hormonas inquietas y la voz de pito. Pues, como decía aquel… NO hijo, NO. Y eso que la verdadera Duela, sí que existía en papel desde 1976, aunque mi ser no la recordara con ese rostro, ni que fuera parte de la moneda de Dos Caras, del payaso violento, del Espantapájaros (no el de Oz), del Acertijo o enigma, ¿qué pasó con Jim? O del mismísimo Lex Luthor, que en los dibus ya pasó al otro lado de la Justicia, o el Pingüino. Ay, al que todos recordaremos como un gran Danny deVito, tan desfasado, incitándose a la guasa con el memorable Christopher Walken… Qué tiempos tan negros, jo. Esto no volvería a ocurrir, ni en una Tierra 154…

Curiosamente, sólo cuadra la que creí que no, por no saber su cambio de sexo, y es la mujer con el nominativo Robin, que le fue puesto por Bob Kane en 1941 y ya han llovido albóndigas redonditas y esponjosas… casi como senos. Ay no, otra vez, borra borra.. y que parece recayó, en la Julie Madison, del primer beso de Batman, para la espectacular Elle Mcpherson. Y también que la hermana de Row, sería un pájaro azul, que ya no será… cancelar y se acabó el canto.

Luego, me queda lo de llamar Bati… no sé qué… a todo. Esto viene del español con acento americano, porque acá decimos, bat-cueva, batarang o batpistola de agarre, batgancho, el battaser, la batcapa… o los imprescindibles, batplane, batcycle o batmóvil, xDio. Vamos un bati-cachondeo, todo.

Pero la verdad verdadera es que prefiero, a esta serie tontorrona y flojeras, a las animaciones de WB con dibujitos 2D que recordamos fueron los magníficos artífices de Osmosis Jones o El Gigante de Hierro, magistrales... ya sean hijos en guerra, la muerte de o el Superán Rojo, el largo Halloween, que podrían ser dos filmes, y hasta el Silencio, que podrían bien, ser otras dos... por todos los esbirros del mal que aparecen, si bien la peli animada no está conseguida por su entrecortada acción en la presentación de los mismos. Hasta el Keaton mayor de The Flash, que aún jubilado merece la pena en consideración de estrella rescatada con el Birdman/Batman de Iñarritu. Por supuesto, recalcando esa tira colorista protagonizada por Adam West de los 60, que pudo ser el Bond de Sean Connery, o el George Clooney también puso su granito, y profundo mentón, incluso a Val Kilmer que era un coñazo… A Bale, Ben y Robert, agradecemos esfuerzos en negro satén, e incluso a la versión retro buscando a Jack the Riper, que se resiste a aparecer. Quiero... al Nicolas Cage como visión mortificante del pasado súper, a los momentos congelados de Barry, auque duelan, a Aquaman y sus chistes de borrachos, a Black Adam en posición superior de próximo Capitán Marvel, a Vicki Vale con el tono del Joker, hahahihohuuu… A aquella inolvidable Catwoman que no nos cansamos de recordar, y no éstas, a los Watchmen con su Mancha particular o Rorschach en serie, asesina, con su serie impresionante a imagen real, a la última Harley, y the Peacemaker y su tribu alienígena, ultra, divertida… a las que no están, la Talia, a Fantasma de la Beaumont, y no sé si a Batgirl… yWonder Woman, que tengo serias dudas. Me faltan los Constantine y oscuros, pero ya los sentiré.

Ah, la SuperGirl (Kara Zor-El que está bien amueblada con Sasha Calle), pues ni de la mano y mente de Otto Binder y Al Plastino en 1959, salió de esta forma tan llamativa para un ser humano, pero en rubio… la llamada hija del Joker, no está mal, pero da un poco de grima, por sus expresiones y esos toques infantiles, esos cambios bruscos románticos… no sé qué, de endebles. Hasta eróticos festivos, no los creo.

Recordando que hubo tres superboys, casi gemelos, pero no. Uno el primer Clark Kent cuando jugaba fútbol y se fue a la mili, qué todos leímos sus cómics y la llegada a la Tierra con Richard Donner, a través de la sangre y cohete de Jor-El Brando y Lara… sólo comento de pasada que, la Superman III cumple años ahora, 40 y parece un robot desfasado. Ese de la peli, infante, es primo de aquella Kara o sería el amante de Lane en Smallville, y el segundo, el de los dibus tontacos… hijo de Clark y Lois, conocido como Jonathan. A su vez, tuvo a un tercero adoptivo… cuyo nombre no me acuerdo, con Martha. Y el de Batman, un tal Robin, hijo de Talia, Son of Demon, o hermano adoptivo de Dick Grayson, antiguo de Jayson Wayne, como Tim Robin, el de los siguientes Red Robin´s, y comparte herencia de la actual BatGirl o Cassandra Wayne. Vamos un jaleo de Family, tras el tiempo y el espacio, que no las arregla ya ni Barry Allen en diferentes líneas interferidas por el Doctor Manhattan, para bien o para mal. Esto es un FlashPoint en toda regla… y en todas las Tierras Infinitas, Nuevas Tierras, Tierra 0 patatero o Prime.

Me quedo con los Alfred y James Gordon, que son como de la famiglia, no de los Falcone, sus enemigos, sino del murciélago, y con el Darkseid y el Sttephenwolf, con un poquito de Cyborg, gotitas de Ezra Miller (cameos en PeaceMaker y Squadron Suicida), el General Zod, Amber Heard y Amy Adams. No la Iris… no ésta no, mejor la de la serie y sus amigos. Y para nada, a estos hijos de… Richard Grayson y Cía, que ni me atraen ni gustan. A jóvenes Titanes, son otra cosa que no he visionado aún, con el Robin Rojo o Nightwing de jefe, y cuyo antecesor fuera objeto del deseo pasado de algún Batman, se decía… no se sabe cuál… desde 1940, se ha mojado con todo. Eso era misterio… como los pezones del traje, ¿o no?

Ay, me han quedado, en el tintero del color, los Guardianes de la Galaxia, uno, dos y tres… Creep. El fantástico documental, íntimo y especial sobre nuestro Stan Lee, que es un placer, y hablar de la película canadiense Freaks de 2018, que está bastante correcta y humilde, con esa chica entrañable rodeada por Emile Hirsch y el gra Bruce Dern. Por cierto, tiene Hellblazers con Billy Zane, el enmascarado de la al Futuro y Twin Peaks con Tonny Todd, y un Butch Cassidy and the Wild Bunch, con Jeffrey Combs... estos dos últimos, si que son superhéroes oscuros, hehe.

Bueno, basta de nostalgia... joer, que se saltan los lagrimones rememorando a Christopher Reeve... de la tercera mano de los Guardianes de la Galaxia, ya me explicaré con más tiempo... Ah, de lo de los Caballeros del Zodiaco… mejor ni comento, menudo cuento no animado… Hasta otra, alienados y alienígenas.


miércoles, 9 de agosto de 2023

Brujas de Mayfair. Season I

 


La magia antigua tenía cierta base en la superstición, así las situaciones sociales y posteriormente el pensamiento religioso, convirtió sus actuaciones en la denominada brujería. Se ha visto envuelta de ese velo misterioso desde la búsqueda de la piedra filosofal que, incluso científicos como Isaac Newton, formularon la supuesta transformación de los metales en plata o el codiciado oro.

Una de esas protagonistas de los sesenta, una verdadera chica de oro, se llamaba Elizabeth Montgomery y la rubia actriz californiana, hija del nominado al Oscar, Robert Montgomery (Al Caer la Noche o Mr. Mrs. Smith), deleitaría con su belleza y simpatía de nariz para abajo, en la serrie de éxito mundial, Embrujada. Poco que ver con las Embrujadas que vendrían después en la tv, sino más cerca de la comicidad del triunvirato más maléfico y molón junto a Jack Nicholson, formado por Michelle Pfeiffer, que ya había sido maldecida en Lady Halcón, Susan Sarandon anteriormente presa de El Ansia y Primera Páginaa de Billy Wilder, y la incombustible para cualquier hoguera artística, Cher.

Bastante menos la Bewitched y family, con la amable sonrisa de su marido Dick York, se parece ligeramente a las hermanas Embrujadas de finales de los 90, más cerca de los demonios y producida por Aaron Spelling, creadeor involucrado en tremendos exitazos como Starsky y Hutch, Los Hombres de Harrelson, Los Ángeles de Charlie, Vacaciones en el Mar, o Dinastía.

Después de las persecuciones en la vieja Europa medieval y los casos dramáticos desencadenados en Norteamérica, conocidos como los Procesos de Sálem, la visión se fue deformando en una persecución sobre el ámbito perjudicial para el comportamiento y la fe. Con almas que, supuestamente, venderían esta característica invisible a seres demoníacos, formándose las consecuentes sectas, que se pondrían tan de moda en épocas más modernas de la historia.

Ninguna evidencia sólida, enviaría a hombres maldecidos y especialmente a mujeres proscritas o probables venfermas mentales, al castigo de la hoguera. Declarándose culpables bajo amenazas y lesiones por laceraciones impuestas en tribunales guiados por miembros de la Iglesia.

Ahora, en pleno siglo XXI, ha llegado a las pantallas, la trilogía de Anne Rice encabezada por La Hora de las Brujas y transformada en Las Brujas de Mayfair, como serie creada por Esta Spalding y Michelle Ashford en AMC+ Tv y que posee parecidos y conexiones, con los licenciosos embates psicológicos y familiares, de sus hermanas mayores, y predecesores malditos, de las Crónicas Vampíricas o Entrevista con el Vampiro.

La Hora de… la Neurocirujana.

Todo empieza en brazos del encantamiento… el que nos produce la prota arroladora física y ´mentalmente` Alexandra Daddario en la mística y atractiva Nueva Orleans y sus interiores. La fantasía ocultista tiene licencias médicas y científicas, como una radiografía  de los desafíos paralelos que enfrentará en dos épocas conectadas, pero, con poderosos altibajos. La mitología se oculta en un ser que nos recuerda a otras expresiones del terror que proceden de las novelas de Neil Gaiman y Terry Prachett, con las entregas de Agner Nutter; y la manipulación narrativa de la película de Alan Parker, El Corazón del Ángel, genios del ocultismo con todos sus huevos… aunque artística y burlonamente, de manera muy remota. Ni visualmente siquiera con esos trucos que no engañan a nadie… fuegos fatuos, les llaman, o digitales… para colgarlos de los pulgares.

Sin embargo, la profecía se mantiene o erige en el tiempo de los primeros capítulos, al lado de ella, para… capitular en los derroteros que nos alejan del fenómeno brujeril y la maldición de su árbol genealógico. Simplemente, nos queda Alexandra que irá cayendo en el estupor de los gritos y la cercanía con este tipo de Azrael herético. Se terminó la burla y el cachondeo apocalíptico de los Good Omens y el juego satánico, pues la tendencia es más próxima al desvanecimiento y el olvido. P´habernos descuartizao, tú… ejem, ya hablaré de Dahmer...

La Posesión.

Regan aparecería, en diciembre hará cincuenta años, como un increíble resorte de todos los miedos a la filosofía existecialista y la posesión narrativa de Warner Bros por William Peter Blatty y la visualización fantasmagórica de William Friedkin como El Exorcista. Que en paz descanse el alma, de su magnífico ganador dorado por la inolvidable French Connection, amén.

Basado en un juego astronómico que convertiría el horror juvenil en físico de la Nasa, curiosa historia para el estudio de las interpretaciones y los mundos paralelos. En manos de Puzuzu, Linda Blair, el arqueólogo inmemorial interpretado por el gran Max von Sydow, la madre sufridora en Ellen Burstyn y aquel Padre Carras de Jason Miller, que no deja títere con cabeza… Acá, es otra historia, porque el miedo no asoma por ningún resquicio metafísco, ni puerta dimensional… Bueno sí, pero no asusta nada. Y lo más patético es el collar, que no se parece a aquella supersticiosa estatuilla ni en sueños, ni pesadillas…

Por tanto, sólo poseemos su figura. Ya que la escritura comienza a parecer algo patética y el embrollo temporal, no se lo come ni Mickey Rourke ni Robert De Niro, a pesar de transcurrir por las mismas calles, locales de música y efectos en festivales de la muerte… Que bien recordamos, los que estuvimos por allí, tras el dichoso Katrina y sus efectos fantasmagóricos. Así que, espectador novato, desconfía del arco y la celebración de los recursos dramáticos, en modernos akelarres gritones… y eso que la productora Gran Vía, se las vió de todos los colores, más que irreverentes en Breaking Bad y Better Call Saul, que son palabras mayores… y otro homenaje al recientemente desaparecido Mark Margolis (Cisne Negro, El Luchador) como el maldito e icónico tío Héctor Salamanca, jope, ¡qué tío y qué pérdida! Sólo nos queda la Daddario.

El Festival… de New Orleans.

Familias coloniales, fiestas y especialidades culinarias, dramas de sangre, ofrendas incestuosas, danzas y músicas, orgías invisibles, pasacalles espirituosos, fenómenos, bebidas o pócimas, revelaciones nonatas, investigaciones de una casta Talamanca… y el reaparecido Harry Hamlin. Sí aquel mitológico y heroíco Perseo, de Furaiaa de Titanes, la fantástica aventura dirigida por el fugaz Desmond Davis y la producción  reativa del univeral Ray Harryhausen. El Maestro.

Que también se enfrenta a el mismo Tom Brady y Jane Fonda, en la comedia 80 for Brady, sobre el jugador de los New England Patriots y su momento Super Bowl del 2017. En el siglo homónimo, en los campos de la ribera del Mississippi y la influencia africana, en la desembocadura de Luisiana, la familia Mayfair se puede basar ligeramente en la reina del vudú, llamada Marie Laveaux y se van alejando, salvo otros juicios licenciosos o caprichosos, de aquella quema cultural de Massachussetts.

Mr. Hamlin no es un guerrero, ni tampoco hace el nº 13 de la maldición, pero si le resta algo de elegante caballero de perfil griego, y romántico para los cinéfilos de la ciencia ficción. Lo demás, en adelante, se puede desconectar y esta serie es una maldita Profecía, sin el niño del triciclo, ni los cuchillos de Richard Donner para el espíritu bueno de Gregory Peck, pero con ella. El Crisol de Arthur Miller, la Bruja de funny face. Dejen tranquila a Marilyn, xDio… no más efectos Blonde, aunque sea en manos del Andrew Dominik por su inmensa El Asesinato de Jasse James por el cobarde Robert Ford. He dicho.

Resta… una súplica final.

Investigando… descubrí que Talamanca es una población de Madrid, a orillas del Río Jarama con su valle, que parte de la etimología indoeuropea de la expresión fluír o discurrir, como líquido o fluído derretido por el calor… o también de un origen bereber que significa río de Frontera, o de Nadie. Afluente del Tajo, fuente inspiradora para El Greco… y que va a parar al mismo Atlántico como el caudal de su hermano mayor americano. Dos mundos encontrados… catatónicos del corazón, como aquel que vendió su alma al Luis Cifer sin saberlo aún. Otra conquista…

Estos estados catatónicos nos acercan al Haiti del Caribe, en conexión bíblica de inundaciones espirituales como la acaecida en la película dirigida por Victor Halperin, White Zombie que es otro reflejo de lo mismo, protagonizada por una reina del mudo, Madge Bellamy (Lorna Done, El Caballo de Hierro) y nuestro querido Béla Lugosi… príncipe de las tinieblas, Drácula.

¿Quién será la Bestia…? En la novela no leída por éste, servidor, podría ser algo oculto, o el Niño, como el Dragón mitológico de la lucha antes del Juicio Final del texto, pero no sé, si nos libraremos de ello. La madre que le parió, con vértigo se engendraría a toda leche, Miss Daddario y las próximas temporadas… no sé si sonarán las trompetas para mí. No me quedan muchas ganas, cierto, lo que bien empieza, mal… o el mal acaba.

En fin… por último de la fila cinematográfica, he visionado al espíritu femenino en ocasiones dispares. Como Dual, con la galáctica Karen Gillan y el no menos, involucionando, Aaron Paul, a falta del capítulo de la nueva sesión de Black Mirror, claro. Una pesadilla de trastorno evolutivo con la ciencia y el derecho civil, en manos del diablo y el ajuste de cuentas. Parecido, el desdoblamiento de la personalidad de Chucky y el dominio de la voluntad, con la muñeca endiablada M3gan y su rival a lo Alien II El Regreso, que pertenecería a categoría de posesión, pero imbuida en el aprendizaje de una futura inteligencia artificial sobre los sentimientos humanos. Que el de arriba nos ampare, si existen ambos… muñeca del futuro y Dios.

Así mismo, para ir concluyendo como gerundio analógico, tenemos la investigación policial masculina para descubrir la Reality, de una mujer que se enfrenta a los remordimientos de una venta o algo, que tenéis que descubrir, con el buen trabajo de una actriz Sydney Sweeney, que ha trabajado con David Robert Mitchell en Under The Silver Lake y creador de la pesadilla juvenil de It Follows, con Quentin Tarantino en Once Upon a Time in Hollywood, y será próximamente SpiderWoman. Además de series famosas y… tener que enfretarse a… esos magníficos agentes. Y la última de verdad, con otro terror de kilates que se titula Candy Land, donde se cierra el círculo del crimen patológico y la identidad religiosa… digamos demasiado devota. Es una parada absorbente, por este grupo de amigos de un puticlub de carretera y lo que esconde, Olivia Luccardi… lo que ya descubrió en aquella notable It Follows que comenté en liason e imprescindible realidad de la serie del sexo de pago, TheDeuce. Con su final irreal o fantasmagórico, tras caperucitas y lobos. 

¡Vaya atractivo cierre, verdad, fuck witches! Volveré al término de estos calores… u horrores. Divertidos, la verdad, aunque a aquel diablo, no me le creo mucho...

 


domingo, 30 de julio de 2023

Yellowjackets. Season II... y la comida de tarro.

Sabes aquello de que, te pones a ver la segunda temporada de una serie, porque crees que sus creeadores van a conseguir llamar tu atención, ante una historia que, sino redonda, prometía un crecimiento narrativo hacia lugares ocultos de la conciencia humana. Pues bien, ese era el caso de Yellowjackets I, no, en un condimento de Showtime para segunda división, o tercera regional narrativa.

No se trataba de machos con uniforme del ejército en el desembarco de Normandía, como relataba la serie Hermanos de Sangre, para dar y no recibir. Sino de la caída en lugar más aislado aún, sin tanta víscera ni miembro amputado. Más bien, jóvenes de géneros distintos y todos los registros queer (tendencias sexuales que me las traen al pairo), que se definían por la rareza de sus pensamientos y el juego dentro de un equipo de fútbol femenino estadounidense. Se consiguió a través del guión que tuvieran un buen descenso… al infierno gélido. Pues el terreno de este partido peligroso, puede llegar a ser muy resbaladizo. Ya muy lejos de la Warner con Viven, en aquellos chicos de los Andes y su Hambre mayúsculo.

¿Recuerdas aquel aterrizaje accidental? No hubo ni piojos en comuna de soldados ni enfermedades contagiosas, pero si hambre con el tiempo. Nada de frente occidental, con Canadá, aunque si algo grande (creíamos) por identificar, y que tarda en esclarecerse una barbaridad… de bárbaras esperando una presa a la que hincarle el diente. Es lo que tiene andar sobre una despensa donde todo se conserva la mar de bien, excepto la ´iluminación superior`.

Y es que estas chicas de la casaca amarilla, van de un lado para otro, sin demostrar un rasgo que supere las primeras impresiones, ya que este espectador se aburre a base de bien, con tanto diálogo improductivo y elecciones tan caprichosas. Vamos que la serie en estos momentos, es un tostón que no avanza nada y los personajes empiezan a caer fatal de solemnidad. Lo que eran jóvenes atrapadas en un partidillo apartado, ahora se transforman en palazos en los morros con un palo de hockey in the Ice. Hostia va, bocado viene sin ninguna razón aparente para las consideraciones morales. Las chicas son guerreras… decía el otro. Y los de acá, a seguir la bolita que se va haciendo enorme y muy pesada, tras ir amontonando cantidades de deshecho o visiones inservibles. Presente, ha aguantado hasta aquí, no soporto a los/las integrantes de este espectácuilo, sobre todo, llegando al capítulo 9, donde uno cae a un pozo gélido tras una estúpida sucesión de casualidades. Excepto, por dos o tres golpes de efecto, que quedan en mero picnic en la Natura.

Podría llamársele a esta segunda temporada, Sin Novedad en el Frente, con chicas y chiques, lobas todas, moviéndose en frecuencias separadas, pasando las horas sin saber qué hacer.. como zombies. Y no, no pasa nada… Lo peor es la constricción grupal o la aparición de una secta morada, que te saca de quicio, con investigaciones de parejas extravagantes y detectives inservibles, que te dejan más aún en fuera de juego. Repelen los temas caprichosos, los temas musicales metidos a calzador en escenas que piden silencios, las imágenes que son parches de la realidad alterna, que te vayan contando la película, según la estás viendo… los papeles de Melanie/Shauna, esposo e hija, horrible ésta última, de Elijah y Christina, la Misty que los pari..., de hermanos y compañeros de sectas o comisarías, las visionarias, junto a esa madre Naturaleza que es un tostón indefinido con barbacoas, muertes y golpes a lo salvaje, porque sí, menú a la carta, la que venga bien tú, etc.. Que la siga Rita en el futuro, que servidor se baja de este avión de Jonathan Lisco, nada que ver con su notable Animal Kingdom, y Cía, la guionista Ashley Lyle, de la que no tengo el gusto… El resultado final para mí, 2 a 0, y el doble papel de la joven  Sophie Thatcher (El Libro de Boba Fett) y su variante temporal en paralelo, el intento fallido de Juliette Lewis por mantener cierta cohesión, las únicas que se salen de la mediocridad narrativa y ese efecto invernadero de la indefinición de Yellowjackets… que parecen cada vez más rollizas, con tanto fetival culinario. Ya no se la cree… ¡ni el que asó la manteca!

Ahora tendría que hablar de otra serie interesante que estoy concibiendo en mi mente, pero cómo no la tengo, en su lugar hablaré de algunas pelis que he visionado en esto días de asueto caluroso… y aunque no son redondas, se dejan ver… más o menos.

La primera es un día de perros, White God, que lleva la tensión animalista a una revolución que, aunque pudiera ser divertida por momentos, también resulta vacía en el concepto de la resistencia canina a través de la violencia, lejos de la maestría conceptual de la Rebelión en la Granja soviética de George Orwell y la magnífica involución de El Planeta de los Simios… Ni que fueran personas hipócritas, con tendencias violentas y ramalazos vengativos, tú. Y la banda sonora… bien gracias.

Otra es Linóleum, que es una representación pictórica del enfrentamiento más común en ésta, o cualquier época pasada, como el anterior filme en género femenino. Las raíces cuadradas del árbol geneológico puesto a prueba, una vez más, en busca de respuestas o reconciliación. Lo que convierte a los pensadores, en asesinos de la voluntad opresora de sus padres, hasta sentirse en un grado de independencia o libertad, que los catapulte por encima del recuerdo violentado. Está película es un poco mejor y en la línea de los recuerdos infantiles que van creciendo hasta hacerse adultos… o viajeros de las estrellas. Y cerrando el círculo tubular, una de Méandre que recuerda al siguiente salto de esta entrada, con pretensiones a buena ciencia ficción de otro mundo, pero navega en la estancia piramidal del susto y la recreación repetitiva de la opresión personal, la angustia y el sufrimiento. ¿Por qué…? Seguramente, porque no los merecemos, Ice Cube. Ice ice, baby.

Y por último, tres cosas horrendas sobre el género del terror, que responden al capricho de los guiones multiversales, o casi wokes… The first, ay madre, una pesadilla cuadriculada con aromas a otras versiones que lograron la cuadratura del círculo de la inversión y la genialidad laberíntica del ser. Si me refiero a Cube, que se queda en un cubito de hielo casi deshecho, del original. The second, ay páa, la de la niña del exorcita versión dos sacerdotes muy tontos, no me refiero a la del Papa del Vaticano, sino a la de libro de los Muertos, que ya huele… Menudo tostón, que ya no me acuerdo ni de qué trataba… mejor. Y la última, santo espíritu… Scream Vi, creo, ya no sé muy bien por dónde van, ni por qué las veo… Bueno sí, por dos de sus estrellas, una la Jenna que viene de Miércoles y que no ha elegido muy bien, desastrosa, llamada próximamente por unicornios, Bitelchús y puede que hasta los X-Men, un desastre millonario; y la otra, la despampanante Samara de los Weaving, que parece una ilusión sexy y acortada, en su vestido chillón amarillo… seguirá entre acosadores o azraeles. Por lo demás, algo infumable con una de las damnificadas, emitiendo bobadas también por partida doble, a través de la retransmisión viciada del partido filoso y el canal maldiniano (de maldito, no de calvicidad) de las Yellowjackets… ¡toma cuchillada, p´haberse matau! Por favor que acabe ya, esta tortura… Este mensaje aciago, posiblemente se autodevorará antes de acabar el verano, o los cubitos para la sangría. 

Seguramente me quedo con algunos temazos a secas... y no colocadas con un salpicón de imágenes sin gracia. ¡Bon voyage! 

The Smashing Pumpkins - Today

 Papa Roach - Last Resort 


Nirvana - Something In The Way

miércoles, 24 de mayo de 2023

The Sandman. Season I

 


El Tiempo no es retornable... salvo para los Esenciales de Marvel, y Jack Kirby que aportó su rostro omnipresente ya al mundo del cómic. Tanto es así, que sería años después, tras paso acrílico-narrativo por DC Cómics, que Neil Gaiman los devolvería a la eternidad contemporánea de un Universo finito en los puestos de intercambio (recuerdas en España, no) o los quioscos. 

Tal que aquellos, que los filósofos y escribas griegos, llamaron los Primordiales y que partieron de la noche o la obscuridad, han ido siguiendo los designios de antiguos escritos evangélicos que pasarían a bíblicos. Aunque su raíz sería más arcaica y sepultada por el desierto, ya que en jeroglíficos hieráticos y religiosos de la ancianidad,  existían las bases metafísicas de ese orden pétreo de rigor, hace milenios en la era protodinástica del Antiguo Imperio de Egipto.


En el reloj de arena de los comienzos de aquella nada, no había ruido o no se escuchaba tanto en el espacio vacío. No como ahora... que todo es conmoción, protegidos bajo nuestra atmósfera contaminada. La evolución puede voltear con el tiempo y, en forma de implosión evolutiva, comenzar de nuevo como si fuera una sucesión de partículas primordiales que siempre derivarían a continua marejada o a la sopa esencial. Así conformar enlaces de elementos químicos, con propiedades físicas y la misión de desarrollar otros organismos mayores. Siempre regidos bajo la ley universal de la gravedad y el movimiento cíclico. Aunque los superhéroes o dioses, se las saltasen a la torera.

Hace ya muchos, muchos amaneceres, y mogollón de miradas al cielo, a decir verdad... que esta historia comenzó su camino, como The One Above All, sin saber muy bien su procedencia más remota y poderosa. Sin embargo, apenas unos días ha, que se cumple la efemérides del estreno de una película, que el año próximo cumplirá 30 añitos ya... y que rivaliza en inmortalidad con sus descendientes. Alguno de menos (años) de los que procedería la condena justiciera eterna de su cautivo protagonista, Eric Draven representado en unas historietas de un semidesconocido James O´Barr. 

Se trata de la película de culto The Crow de la reconvertida Miramax, por supuesto, que viera el Sol y muchas estrellas más, y se convertiría en una revelación sacrosantea de cinémifos por la acción en su momento, aunque su protagonista espiritual tuviera una raíz más terrenal en inicio. Ah, y su amigo alado que remonta el vuelo de celtas o vikingos.

Reconoceremos que su primer visionado, fue algo mágico... Sin embargo, estos personajes de características lánguidas y sinuosas, almas mefistofélicas en pena y de aspecto estilizado con estilo gótico, vengativa piel cenicienta o vestidos de luto riguroso en el alma, se iniciaron más allá de los ochenta o noventa. 

Podemos remontarnos a Georges Méliès o el español Segundo de Chomón, para encontrarlos en acetato con ellos. Estos diablos disfrazados de atribulados monstruos, con una misión superior que soliviantan a la población... comprobado en la útlima serie que incorporo en mi ránking, de la que no puedo hablar. No sé si por autocensura propia o contraindicada por los enemigos. Todo es cuestión del pensamiento woke... En fin, luego aterrizaría el Gólem, arquetipo del control mental para difundir el terror en los seres humanos, donde la cinematografía se fijó míticamente en el primer Prometeo universal reconstruido a base de material inorgánico y terrenal. 

Y nuestro querido monstruo de Frankenstein de Mary Shelley con sus especiales pensamientos y su mirada lánguida, enajenada o no, dudas existenciales y malentendido por la comuna, siempre cercanos a Nos. Hasta que llegó su novia que mutó en algo mucho peor... o infinitamente mejor... Otro señor oscuro, desquició al personal fechas después con el expresionismo alemán, sería el hipnótico Doctor Caligari y su gabinete, dirigida por Robert Wieney arranca con turbulencia psicológica y manipulación, mientras que al personaje mortífero de Las Tres Luces de mi querido maestro, Fritz Lang, se le aparece la danza... ya sabes cual, la final. 

Indudablemente, todo el mundo, más arriba, más abajo... la tantea, tarde o temprano.

Esa Muerte, que sería disfrutada en iluminación por maestros como Douglas Fairbanks, Alfred Hitchcock, Luis Buñuel o Mr. Bergman. Quizás en ella, se fijarían los ojos persuasivos, imperturbables, salvo un rigor de labios gélidos y fauces amenazantes, para retratar aquella sombra alargada de sus garras, es decir, la figura del Nosferatu, de Friedrich Wilhelm Murnau.

Gracias a las letras tenebrosas de otro escritor de aquella "maldita" casa, John William Polidori maldijo en su novela de 1819, al monstruo mentalista y sanguinario, que guiara la descripción epistolar, más gráfica y levemente histórica, de un Dragón de fuego, viajada por Bram Stoker en 1897. Sí, rojo como el mismo demonio... que sale del subsuelo en varias ocasiones, como en la serie Good Omens, ya que estas series están conectadas por mil y un motivos, excepto uno, el humor; mientras el contrario encarnado como la túnica, bata, que llevara en la penúltima versión Gary Oldman, es indestructible al paso del tiempo y el próximo Mr. Francis Ford Coppola. Otro maestro cineasta del que esperamos su último trabajo, titulado Megalopolis para construir los cimientos de un infierno de luz y cemento. Dicen que está siendo una pesadilla, ya veremos y deseamos.

Bueno a otra... la última es la particular historia del Renfield adiestrado, vitaminado con detritus de mosca, dando hostias como panes y parafernalia de ayuda grupal, en la piel del actor Nicholas Hoult, en forma tras La Favorita, el romántico Tolkien y El Menú, frente a la mirada turbada de Nicolas Cage, al borde de bordar su papel. Relamido, corrupto de batín rojo, crítico radicalizado  de la condición humana, comediante en negro total. Un color ataúd caoba, que hace juego con su tez tostada por el sol, mañanero, como que quema el tiempo como si hubiera revivido a aquel apartamento tragicómico de, Sueños de un Vampiro. Aquí, puede llegar a estar monstruoso, magnífico, bajo las órdenes del director Chris Mckay, también guionista de la nueva Dragones y Mazmorras.

Y otra conexión curiosa es el actor primero, estará en la nueva versión de Nosferatu con Bill Skarsgård y Lily-Rose Depp, a través del ojo del hombre del norte, Robert Eggers, guiado por su haro y su pensamiento brujeril. Hala, ya está. Bueno no... me meo en los que quieren mutilar La Vida de Bryan, de los mejores Monty Python... ahora sí.

Continuación... fundido muy negro.

En otro tiempo, demasiado largo para algunos a los que rechina el color... de la sangre, vendrían todos los vampiros de la Hammer y su sed milenaria, con el jefe a la cabeza, Don Christopher Lee, tan apolíneamente malvado como sugerentemente adictivo. Que empezaron a revivir de sus tumbas a todas la criaturas infernales desde los miedos de la Edad Media y leyendas de tiempos vestales, a las páginas del Creepy o las historias desde la Cripta. Bastante más esbelto que Bela, volviendo al brit. 

Bestias infrahumanas que repercutirían directamente en la cultura del zombie, y otros ejemplos longitudinales, apolíneos, de complexión amenazadora y siniestramente oscura, desde Mr. Hydes, Garras Humanas de circo, hombres de mil caras y los que ríen, de Todo. Los que dieron lugar a Caballeros Oscuros y risueños Joker´s, incluso a la rostro pintado de Draven, el Cuervo del Rock eléctrico. Y claro, como no reconocer en él, aquel con puñal-micro en mano en la canción Somebody Super Like You, de Harold Oblong en imitación Mr. Paul Stanley. Hey!

U otros siniestros, influenciados por facultades especiales u oníricas, otorgados por aquellos dioses de mitologías ancianas, egipcias, helénicas y romanas, en sus valhalas particulares... establecidos con máquinas de resurrección, monstruos devoradores de almas penitentes con rostro animal o, incautos pecadores que sufrirán castigos interminables... sólo basta recordar a Dorian Gray, y a los cultistas de Hellraiser con su universo particular de la carne... a Sauron y su cohorte. 

Aquellos dioses que dando el salto, no se sabe muy bien cómo, ni por que vía... se instalaron en otras sociedades, conciencias y concepciones religiosas. Así como reflejo de múltiples referencias narrativas y visuales en la literatura y el cine. Incluso, pasando por la cultura universal del noir, tal que detectives resurgidos de la niebla en los muelles de Londres, frente a un siniestro Jack el Destripador en From the Hell (no, no hablaré del otro...)

O como lo serviría en bandeja de  ´plata` al mismo Sherlock Holmes en numerosas ocasiones, tras caídas frustradas del narco. Como vengadores de gabán humphriano femme fatale, aquellos confeccionados por Mickey Rourke en El Corazón del Ángel enfrentado a un diabólico Robert De Niro y su sombre pelahuevos, inolvidable e inquietante... lo contrario a Paul Newman, tú. O el de Sin City de la novela gráfica también de Frank Miller, o los azotadores del mal, Salomon Kane de Robert E. Howard (pater de Conan), el investigador de lo paranormal John Cosntantine de Alan Moore y, no podía ser menos, el Blade Runner, Harrison Ford guiado por la batuta de Ridley Scott... Entre esa delgada línea de la vida y la... Muerte.

Salve Blade, vuelve... Diabólicos entes que despiertan durante la noche y sus damas oscuras, alquilando su alma al diablo y al ente sexual, como mi distinguido Fantasma del Paraíso de Brian de Palma, basado musicalmente en el cautivador personaje de la Ópera parisina de Gaston Leroux. Al igual que lo distinguió sobre pesadillas Alex Proyas, con la guitarra a los hombros por los tejados en 1994, y volverían a reconstruir su mundo de obscuridad sinuosa, inmemorial y algo de surrealismo caótico, en la otra obra de culto titulada Dark City. David Bowie vampírico y los Feyd-Rautha Harkonnen, de los Dune. Amén bros, rockandroll \,,,/ 

Por descontado, no debemos perder de vista a Tim Burton y su renacida CatWoman, con la más que sugerente blancura de Michelle Pfeiffer, ni a su Eduardo Manostijeras que inauguró el romanticismo negro en la década de los 90 y proseguiría con el guión de Pesadilla Antes de Navidad en 1993 y su Jack Skeletor, otro bluesman, dirigida por Henry Selick. Del cual tenemos referentes pasados magníficos, Coraline (prima de Wednesday, of course) y sus padres alargados sin ocelos de insectos no pensantes, y que nos proporcionó otro sueño hace poco Wendell & Will, coescrita por Jordan Peele... prometo que me pondré con ella en breve.

 

Bueno liquidado... bueno, ¡no! Porque el tema recurrente de la lucha eterna entre el Bien y el Mal, con tintes dantescos y más elevados aún, nos tiende la trampa hermética y clásica del Apocalipsis, con su última Gran Batalla en referencia al conocido Armagedón, nombrado tantas veces históricamente y por los personajes de Nail Gaiman. Ahí tenemos muchos antecedentes, en los que uno de los protagonistas de este escrito, es adicto en anteriores narraciones y presentes adaptaciones de tele... que es otro dragón de la fake-actualidad con sus jinetes coloridos y bocas infectas. No en las series, sino en la eternidad de las calles, que son otro cantar de los cantares, en busca de la redención en pantalla. 

De ahí, hasta despertar el Neo-córtex del universo Matrix y Star Wars... wake up! Y eterna batalla Marvel vs Dc. Comencemos seres de luz...

Antecedente... ¡Acción!

Dentro de unos meses, se aproxima la fecha del nacimiento de un agnóstico cinematógrafo, sueco universal y experimental, de nombre Ingmar Bergman. Él, un hijo de pastor luterano, que siempre anduvo intrigado con cuestiones relacionadas con la fe y ese pensamiento metafísico moderno de la duda existencial y el castigo. Como se atribulara visualmente, en la casi homónima pesadilla de Funny y Alexander, donde la analogía infantil es evidente, máxima de la parafilia del mismo niño dentro de los  Bergman, con padrastro de similar estancia religiosa al padre del cineasta. No a la violencia... Es otro giro anterior, grano en el reloj de la Obscuridad, donde se deslizan los diálogos ejemplarizantes de El Séptimo Sello, con aquel reclamo indulgente de la Señora Oscura al final, encaramada a la primera pandemia medieval o peste negra en Europa, apuntando a un dedo silencioso de Dios, por definición iconoclasta. Ya conoces, el Castigo Divino.

Como inicio del fin de lo conocido hasta ahora, dolor hasta posible resurgimiento, quién sabe... y vuelta a danzar. Todo el filme se ve imbuido del pesimismo, la desidia moral y la incertidumbre decadente del ser humano, frente la naturaleza de lo inevitable y sus propios demonios. El juicio abierto a la teología, disfrazado de Horas, que signifia nuestra misma nada, ante su guadaña sedienta y reloj de granos arenosos. Esto es el ajedrez del inframundo, una danza macabra y risas nerviosas, que comienza con una brillante apertura frente al Océano (ese otro Esencial) y termina con un baile ennegrecido a los blancos/as sentenciados, o viceversa, comediante bailando a Muerte.

Este momento de pesadilla, va precedido de esa risa, y ahí es donde comienza mi reflexión con el universo particular cáustico de este mundo DC con la visión de Neil Gaiman, que también se encargara de la serie Good Omens... ¡mirar allá arriba!

Esta burla y mucha acidez demoscópica de la humanidad alienada, se desarrollan alrededor de una ensoñación violenta y demostrativa de los aspectos diabólicos, que desembarcara en la serie The Sandman, envolviendo a algunos Eternos, los hermanos de Morfeo, o el Señor del Sueño. Hijo entre 7, no sabemos si elegidos como aquel rojizo metafórico del subsuelo. Poseedor de 3 objetos místicos, significa una división entre lo real y lo onírico... como el espejo de Alicia. Cada elemento relacionado con ella, la Parca, es una consecuencia o efecto de nuestras decisiones, a través de conexiones con el grafismo alegórico  que componen siete ´des`, de... de Dream, Death, Desespero, Desire, Destiny, Delirio, Destruction, como siete jinetes de la Eternidad, con sus gestos y sus males... vistos en lo ajeno y mortal.

Tom Sturridge se convierte en Neo, o ese guía arquitecto de Dark City (recordando que en la triada de guionistas está David S. Goyer), y encargado de sus musas, onirismo que se desquita con la mitología helénica, rememora que sus padres fueron Hypnos y Nix. La conciencia hipnótica, narcótica en la noche. Así concibieron a este estilizado Rey de los Sueños, o Pesadillas, galante,poco lenguaraz, compartiendo otros universos construidos al son, como el mismo inframundo y el imperio de los deseos. Más otros arreglillos que no salen bien, ya veremos. Curioso Morfeo, no MJ, black or white?

Las 3 Gracias o las Horas, se visten de Moiras de iliadas no hijastras éstas, de Zeus, forjadoras del destino y marcando estratégicamente ese paso de las vidas humanas, hacia lo inevitable. El nacimiento, el trasvase fluvial y ese final, en el filo del vórtice del reloj. 

Pues nada... aquí estamos, bienvenidos a este curioso envoltorio brillante a veces, de DC Enterteiment to Warner Bros Television Broadcasting. En paradójica pantalla a la Netflix... ¡Intentaremos soñar con humor!

El Saco de Cuero y Arena...

De todo ahí, en esta viña del Señor de los Sueños... confrontación, amor y división.

Lo de ECC Editorial que comenzase hace tantas décadas, como siete o por ahí, que convierte al enigma universal, en caos inmaculado, estético y afilado, en diferentes garras. la novela en adaptación coguionizada, se basa en The Sandman y otros/as señores/as, disfrazando la realidad y la violencia, con otra partida de ajedrez, sólo que ahora, es una epopeya fantástica sin el oleaje como ruido de fondo... sino la danza de lo macabro y el existencialismo onírico. Ese ruido sordo, que hace nublar nuestros sentidos a partir de un episodio... al menos, según mi opinión satírica, más que crítica. 

Entreveremos, digo... entresoñemos.

Aquella vieja Parca, balanceaba su graciosa guadaña, con un inagotable, para ella... reloj de arena en la zurda, que significó Homero como el transcurso de la línea mortal o un paso catártico hacia la inflamación o el mundo de las Horas. Los egipcios con aquella cruz, simbolizaban otra cosa, para lo masculino o lo femenino, un estado momentáneo hacia la resurrección. Pero, estamos en un tebeo.

Con este baile confuso de las almas, nos adentramos en una sucesión de encuentros, más o menos, fortuitos, intensos o decepcionante, sin más... porque sí, así es la televisión y el deseo.

La procesión, maldita o no, es una perturbable concesión a la inevitable pérdida, sí, una visión del futuro próximo, como el brillo en el horizonte de sucesos. Que es, eso... un mero vórtice.

Un estrecho cuello de arena, para desempolvar la depravación o la crítica social, pues la condición humana es eso, criticar o ser criticados, por cualquier motivo o idea... Y  Quentin lo ha visualizado. A veces, quizá, es mejor tener menos y más humildad, simplemente. Pues, bichos raros hay muchos, o somos todos. Tantos como caretas de diferentes personalidades o conceptos sociales, y raciales en todas direcciones. En todas partes, a cualquier era.

Para entender esta lucha eterna, pero, sobre la Eternidad en DC (que en un momento pasara a Marvel y se recuerda...), nos vale con secuenciar sus genes, en novela y el cine próximo, para ver caer a los Esenciales en una guerra mitológica... en otros márgenes históricos literarios, o mágicos, fue llamada Titanomaquia en diferente estilo olímpico. Y ya remontarnos a otras leyendas, casi cuentos etéreos como jardines deliciosos, a los capítulos de una Biblia. Sin ejemplos dibujados, sí.

Una decepción fue la que envió a la incineración solar a Ikaris, de los Celestiales, y una traición sobre los Eternals, que acabó con el perdón de Sersi y unas cenizas al astro circular y caliente, denominado nuestro, Rey Sol. Ra ca rrá.

Por lo que, lo realmente esencial o importante, es que el paso del tiempo, en algunos instantes es polvo, granos o partículas diminutas, que acaba esparcidos en el aire o bajo la Tierra. No papel quemado de la edición de Vértigo, ni sus atribuladas apariciones o relaciones familiares, que no diferencian el sexo de los ángeles... ni su aspecto demoniaco.

Nuestros demonios, son los suyos, pues toman formas antropomórficas, en ocasiones andróginas, que en el aspecto musical es demasiado para servidor. Más amante de lo oscuros y de otro personaje. Lo diré... ¡grrrrrrrrr!

Por consiguiente, el tiempo podríamos decir que no es compañero... a veces es muy traicionero, y de eso The Sandman, sabe un sendero de vengativa arena. ¿Y quién es éeelll...? ¡El Corintio... y yo que sé, bro! Pero en esta versión, el hombre del saco de ojos, o el hombre de la guadaña, seguro.

Su Yelmo... saco de huesos.

Nos acercamos al vórtice de Vértice, parecido a un huracán de sensaciones, bien fotografiadas. Of course que diría William Shakespeare, que cumple motivos con nuestro maestro Miguel de Cervantes.

Nos tocamos con esos ´demons` nuestros, que pueden sintetizarse en diversas fases, lo sorprendente, lo presuntuoso, la nocturnidad, el asalto, el sudor frío, la mentira, el deseo... o el desánimo. Depende de cada episodio vital y cómo nos veamos reflejados. Por lo tanto la esencia se puede ir derramando con cada ensoñación e ir derramando los granos de arena, como si fueran de mismísimo elemento áureo.

De momento, hasta el último vuelco sobre el horizonte de los sucesos Dc The Sandman, no es una atractiva espiral todo lo que reluce, aunque todo a su alrededor gire y gire, y se ponga al blanco brillante... pues tendremos, ese instante de lucidez y veremos la calma... o la obscuridad absoluta... Es decir, la "casi" Nada.

El yelmo son los huesos de caídos. También se renombra en episodios cervantiles como morrión o bacinete, una especie de casco para la protección del cráneo. Recordando que los Beyonders acabaron con la osamenta de los Celestials...

En siguientes capítulos, o expresiones capitulares, este salto del tiempo comiquero, puede representar una salto al vacío, al vernos huérfanos de madre, hermosa y sinuosa, y padre oscuro. Sí claro, me refiero a ellos desde aquel infierno de asesinos que regía Lucifer, ya es hora... la nueva costilla de Constantine, Jenna Coleman, y por supuesto, el susurrador de lobos que es David Thewlis. He dicho... y sentenciado.

Tendré que visionar la serie del mismo universo, Lucifer, porque será lo siguiente para definir dentro del horror y el dolor de los inocentes ante la ultraviolencia sádica (bueno como dije, de la otra no hablaré...), representada por los ojos sin vida de Boyd Holbrock y su séquito horripilante. Pero sinceramente, lo que me atrae internamente en la historia, además de esa cosmología mitológica y su representación astral en la historia clásica del pensamiento metafísico, es la concepción del personaje cáustico de John Doe, y nada que ver, o sí... con el caballero sin espada. Mas, con espejos convexos al Juan Nadie de Gary Cooper (del que parlaré a pros) y el genial director siciliano-americano, Frank Capra. Es un amante bandido... que me ha robado todo, David Thewlis, vuelve a engendrar una interpretación bárbara, magnética y amenazadora, como es buena costumbre. Al límite de la irrealidad o la ilusión catártica de un personaje e hijo, de una bastarda Isla del Doctor Moreau y una extraña parafernalia pesadillesca, del metaverso vital en I'm Thinking of Ending Things. Rareza visual que no puedes dejar de verla, curioso.

David Thewlis vuelve a interpretar al lobo, sí, entre varias caperucitas, como aquel de la serie Fargo, con otras lenguas viperinas que funcionan una orquesta silenciosa de la inmoralidad y las mentiras en que se envuelve... la humanidad. Y exclusivamente, armado con su voz, su gesto impenetrable... y un albornoz, y un pijama y unas pantuflas. Increíble como un espejismo comiquero, en el universo de las pesadillas de Sandman, expresión casi de tebeo español.


Morfeo, u Onirio, es una extensión del surrealismo con la superficialidad humana y sus monstruos, modificada por la propia voluntad de Mr. Gaiman. La imagen es perfecta, pero la narrativa, se comporta como un líquido o gas, que se precipita por el decantado estrecho y tubular, hacia lo profundo, lo grotesco o la insignificante. Aunque remonte, en el último instante, un poco.

Este embudo de Netflix, se comporta como un verdadero vórtice, donde ni la luz puede salir... algunas veces... instante caprichosos, y otros indefinidos, sueltos como la mano de un niño al desparramarse con su disfraz. Que no me importa, leñe.

Así que este yelmo, sirve como protección del coco, frente a ese caos simbológico que se precipitó con la salida del personaje impasible, y frente a la violencia gratuita, que generaliza a los mitos griegos (por otro lado con doble sentido), y estos universos televisivos que los devuelven a la vida, una y otra vez, con distintos puntos de vista, con personajes icónicos, históricos, legendarios, imaginarios, como calabazas de Halloween, asesinos en serie, sectas engañosas, y otras abstracciones.

El estilo expresa entre sangriento y poético... y otras retahilas me desconcentran, desconectan.

Sencillamente porque la atracción absoluta era para, Mr. Pantuflo. El Lobo, tal vez, no tan feroz... pero intensamente controlado, haciendo gala de la ley de la confrontación, terrenal y cosmológica del todo. ¿Dícese Lobo...? Hey tú, ¡mírate los colmillos! Ahuuuuu...

El Rubí... Corazón Rojo, Sangre.

Es evidente con las anteriores expresiones y palabras dedicadas a Mr. Lobo, para servidor, sin Mr. Thewlis, la vida y la muerte, se ven de otra forma. El resto me interesa bastante menos...

Este era mi último vuelco en el reloj, desde la aparición de The Sandman en la era comiquera del siglo XX.

Los dramas-queen, me envuelven poco, la verdad. Sí, la fotografía y la invasión de las esferas oníricas, que están bien resueltas. No tanto ciertos diálogos y esferas, que te hacen perder el contacto con la primera realidad, esos episodios iniciales... hasta cuatro o cinco.

El corazón identificativo del comienzo, se ha ido desentonando, y se ha sustituido por esa reivindicación o volver a izar la bandera en su reino, cuando el traje era bien negro. Sandman, joven, pálido, desnudo de alma, cabellos largos y negros, corazón encendido, ceniciento, ojos extraños, cálidos, inhumanos, a la vez... dentro de una jaula, dorada, cara, esperando la sentencia final, la muerte entre captores y demonios, azazeles del futuro. ¿Su intención sería? Poder regresar a su mundo...

Muchos dibujantes pasaron y triunfaron, retratando su aspecto, que reconocemos en el Morfeo-Neox de Matrix, en la ciudad de Alex Proyas (sin la X, de Xtreme), como dibujaron los trazos del Hellblaizer de Constantine, y que fue propulsado por antihéroes, como seres endiablados sobre el guión del Batman: The Dark Knight Rises... y más allá, el Darth Vader de las Star Wars. Y además con banda sonora habitual de Nobody´s impertérritos ante la violencia, como el compositor David Buckley.

Luego, de los comics books o novelas gráficas entintadas en negro, al terror de aquel Black Orquid, que partió el corazón de Hollywood, para el homónimo de 1974, con Joe Simon, Michael Fleischer y los lápices más sombríos de Jack Kirby. Entonces llegaría el retorno del Caballero oscuro y Watchmen, para cerrar la rama psicológica del cómic en pantalla, porque del maltrato al Motorista Fantasma, me niego a hablar. Aunque ya hayan pasado bastantes añitos, colega.Esto es, WB y más cercano escenario moderno de DC resurrecto. Yo he visto remontadas ya, Aqua, last HarleyQ, series Watchmen y el humor irracional de The Peacemaker... y hasta el frenesí de Black Adam. 

En definitiva, todo iba bien, con el mal contenido, a raya como al diablo vestido de rojo... hasta ese capítulo magnífico que colgó la cruz del revés, en la pared de aquella habitación inmaculada... y Davis desapareció como ensoñación de una sombra de lo que fue. ¿Para siempre? Es verdad, lo dijo Thewlis, que al final remontan las Musas y los dedos se encogen con la emoción, al apuntar a los escritores, guionistas, que hoy reclaman... pero, los puestos desaparecen por todos lados es ley de automatización. ¡Es la sociedad que estamos sobreviviendo!

Pero esos capítulos intermedios, demasiados, nos traslada un Neo matriarcal, con mirada caricaturesca a lo Matrix y su Morfeo mostrado como sucesor de Lobatón, ¡cosas del control mental!, y la falta de pastillas para dormir. ¿Roja o azul? Sí muchachos, se aproxima el coro, faltan los máquinas... Los demás eternos, que están de miranda, salvo apariciones cuasi marianas de postín.

Pues sólo nos queda algo de rojo sanguinolento, la interpretación lesbiana del paso Hell al Dreaming, el recuerdo de la Constatine, detective de demonias y os, internos y externos... el halo a lo Allan Moore, visual y su recuerdo de la Cosa del Pantano, que entronca con ella, sin detective masculino y gabán. Por cierto, esa serie de Marvel estaba bien y con poco presupuesto, creo.

Mas, me invade la pérdida de Mr. John Doe, el recuerdo a El Cuervo de Proyas en su mundo gótico, renacido, y la música poética al de Allan Poe, of course. Sustituido por ese traje de Neo, que no se ajusta al principio, ni a la gema encontrada con los personajes, caídos. Desgraciadamente.

The Crow... y el Solitario.

Haré una descripción postrera... Un renacido, sin amor, o perdido... El Tiempo transcurre como en la realidad. Tic, tac... Manos unidas, no tanto, ante la violencia gratuita y sus asesinos silenciosos.

Injustificados... un grito, ¡Nunca Más!


Todo es metódico, hasta los pasos en el universo de Gary Cooper o el polvo, que se mastica, como el calor del horizonte asfixiante de los sucesos que ocurrirán, al son de un ruido. Un pitido que se acerca, cortando la realidad, como el pasado que llega sin avisar a este presente, para prepararnos de cara al futuro. Si salimos vivos, dijo el cuervo. Sudores... la Parca.

El Etrigan, el demonio. El Hombre de las mil caras, esta vez, tiene ojos, pero no se los arranca, porque esto no es Gotham, ni el universo de Lucifer, es el oeste en no se que... ville. Suena a clásico, como Belzebut o Azazel, no el graciosillo de Isaac Asimov, sino el de Frank Zinnemann recordando sus fantasmas y el gesto impenetrable de Lee Van Cleef... aún más silenciado a lo normal.

El tren crepita, el cristal se rompe como un aviso o golpe de suerte, nos arrastramos con él... Ella desciende, no la Katy Jurado, sino la bella Grace Kelly, que iba lanzada al estrellato desde ya. Y todo acaba, arrojándose a sus brazos, mientras la estrella desciende a los infiernos, al polvo del camino, cubierto de sangre, sin amigos ni Lloyd Bridges, el padre... Ha sido su partida de ajedrez, la del antihéroe, llamado Gary "Sandman" Cooper en Solo ante el Peligro... Lucifer, Frank Miller.

Pero, él se retira con la cuáquera... no solitario, como el Cuervo. Que es un fantasma, como predijo aquel otro escritor atascado en sustancias...

Muerte es su hermana, mayor y de edad. La injustificada, desdicha y nada presentable, silenciosa como una vía muerta en el horizonte, que busca un giro sin encontrarlo aún.

Sueño es la memoria. El pretérito inconcluso que actúa solo, no finito, como un tema de guitarra eléctrica de The Crow, que te deja con los recuerdos y luego... el silencio. Nada, ni nadie.

¿Qué es la Parca en Shakespeare? Todo, en todos sitios y en toda su obra, son los huesos teatrales que no responden, porque actúan como aquellos cómicos de Mr. Bergman en El Séptimo Sello, 7, o el Sueño de una Noche de Verano, en comedia ácida del costumbrismo mágico. Un reencuentro de siglos, con el deceso de D. Miguel de Cervantes Saavedra. Creador de nustro antihéroe castellano...


Alex Proyas en The Crow, caracterizó el dramatismo gráfico a la perfección, del abandono del alma y el llanto en solitario, como un genio no entendido y abandonado. Qué posteriormente, tristemente, se haría más real todavía, apenas a unas zancadas del gran éxito... Presas de gestos en el País de los Sueños, que siempre lo son... ¡o No!

El pitido aún retumba, en el horizonte, porque siempre vuelve.

Así, el Infierno es ese capítulo IV, en la Estación de las Tinieblas, y los silencios, en que nos zambullimos, porque se fue y nos quedamos, solos y sin cuervo. Como quedaría Allan Poe, un referente de mi negritud literaria.

Resumen de lo no contado aún... La canción incompleta de Orfeo, retornará parece, a la Taberna Infinita, siglo a siglo, amistad de Furias, parcas o Hippolyta, El Hall y Benévolas, Velatorios... hasta la muerte de Eternals en el 93, es el Coste de la vida... Como una Edad Dorada Dc, con la etapa de la Liga, ya sabes Shazam y el dragón por ahora... el próximo Proyas y el Tim Burton, violaceo de Bitelchús y más televisión, en miércoles, cuando lideró el Batman de Michael Keaton y el cuervo de los sueños de Jack Nicholson, más colorido, eso sí.

De la Plata a la llamada Edad Bronce, con The Outsiders, en el crítico FlashPoint, que da paso a la SJA, sí primero de América, que crecería a la Shazam del último dragón y sus efigies fantásticas del mito clásico, y que sumergirá en tierras rotatorias. Personajes que no asisten al evento acompañando al mismo a Flash, el nuevo, y al mismo Sandman, como Dc Fate, Hourman, Espectro, Átomo, Linterna y Hombre Halcón, parece Birdman esto... no es la Liga y Black Adam. Pérdida de conciencias en universos paralelos, estación espacial, Luna, Antártida y hasta ONU. 

Pasando por Sindicatos del Crimen, Escuadrones Suicidas, esa Liga conocida y la de Asesinos, con Bane, era simplemente 1989. Y un nuevo comienzo, el Año Uno... ¿nada más? Y un huev... cuervo... Que nooo... que quedan Vampiros y el Renacimiento de 2016, mucho resta aún. Solo nos falta Brandon Lee... y el otro hijo musical, no Orfeo... xWB y xDC.

Otro día, investigo, y hablo de mitología griega. Unicornios y Cíclopes, xZeus.

The Sandman Soundtrack - David Buckley

Y el Salto del Tiempo...


 

Cinemomio: Thank you

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