Naturaleza: Muerta o ... Viva.
Fuego... Rojo sangre... Sus ojos.
1971 es la fecha elegida, como un capricho de los dioses, donde ocurrió la penúltima evolución del terreno volcánico canaria, hasta la fecha actual. Aquella fue la fecha de la erupción del cráter del Teneguía más al Sur de la Isla Bonita.
La vida ha ido multiplicándose o floreciendo arraigada a un terreno yermo, desde aquella destrucción causada cuando sóla existían huellas petrificadas de la memoria y naturaleza casi muerta... también algunos vídeos o fotografías en sepia, para el recuerdo.
La vida crece, sigue creciendo... siempre.
Hoy, 50 años después se repite un dantesco episodio volcánico, sobre la Cumbre Vieja de La Palma, sorprendidos boquiabiertos ante la desatada naturaleza y la llegada masiva de lava sobre el lecho oceánico atlántico. Como una fecundación sorpresiva, cuando los espermatozoides invaden el territorio del óvulo en otra dimensión o cuerpo, casi extraño, tras un camino caldeado entre frustración y... pequeñas muertes.
Además de muchos programas retratando el dolor, pero, buscando las grandes audiencias ante el televisor, consintiendo la repetición de hogares sepultados, una y otra vez. Mientras tanto, resta apoyar la búsqueda de ayuda para los damnificados por esta fuerza extraordinaria de la naturaleza, un episodio de metamorfosis geológica, dentro y fuera de los fondos marinos, en busca de un futuro y la regeneración... Pero duele.
A escala, La Palma, es un pequeño ser vivo, que sigue... y seguirá... creciendo.
Y el volcán de las múltiples bocas, como dragones, existirá como un monstruo que respira... y escupe fuego de vez en cuando. Como una enorme mole ígnea, sobre un pantano de vidas... y ojos rojizos.
Una fecha filmada.
La que narra la producción del programa El año en que la música lo cambió todo, dirigido por Asif Kapadia sobre la innovación en dicho terreno artístico, constructivo, como del momento de creación de la obra del escritor premio Nobel de Literatura, Alexander Solzhenitsy titulada Archipiélago Gulag. Mantenido en secreto hasta dos años después... como un dragón durmiente.
Sin embargo, puede que no sea recordado especialmente por ser referencia fundamental en la cinematografía mundial, o sí, depende de los ojos.
Cuando Woody Allen concebía comedia de la revolución cubana en su filme Bananas, junto a Carlos Montalbán (hermano del gran actor mexicano Ricardo), Sylvester Stallone y Nati Abascal. Vamos una verdadera explosión de rostros con costuras...
Cuando un joven George Lucas, se lanza al estrellato con THX1138 y planta la semilla de Lucasfilm.
Sumandoa la simiente fílmica, también el Conocimiento Carnal de Mike Nichols, con Jack Nicholson, Art Garfunkel, Rita Moreno, Carol Kane y la nominada la Oscar de ese año 1971, Ann-Margret); los saltos rítimicos de El Violinista en el Tejado del recordado Norman Jewison, el estreno de Paul Verhoeven con Delicias Holandesas, la French Connection de William Friedkin con los enormes Gene Hackman, Roy Scheider y nuestro inolvidable Fernando Rey, la formidable visión del espectáculo de Robert Altman en The Last Picture Show, el segundo paso firme de Hal Ashby en Harold and Moud y Los Vividores de Robert Altman.
En la vieja Europa renacentista, El Decameron de Pasolini o la Muerte en Venecia de Visconti, más, y menos intelectualmente hablando, dos inesperados pelotazos, entre el nacimiento de Harry El Sucio de Don Siegel y los golpes monetarios u otros de Le Llamaban Trinidad de Enzo Barboni.
En el lado siniestro de esta publicación fotosintética con el acetato, vemos replantada la semilla del viejo monstruo, el de los ojos encendidos. Dentro de una historieta creada, sobre una página casi olvidada de la serie The House of Secrets, se contiene... incontenible nuestro monstruo del pantano.
Ayer como Alex Olsen, navegamos por la década misteriosa y tenebrosa, porque teníamos por Europa a Drácula y las Mellizas de la Hammer, con Peter Cushing, La Noche de Walpurgis de león Klimovsky con otro añorado patrio o Paul Naschy, el segundo asalto de la trilogía de los animales con El Gato de las Nueve Colas de Dario Argento.
Y más serio, casi peligroso, el documental Fata Morgana de Warner Herzog, antes de encontrarse con el monstruo interpretativo de Klaus Kinski... que rechazaría a los dos grandes italianos nombrados anteriormente y donde recomendamos la guerra psicológica del documental Mi Enemigo Íntimo.
Pero, volvamos a nuestros rieles o coladas, que me vuelvo loco... Buscando en el 71, otros títulos monstruosos como el estreno terrorífico y afilado, del mítico Clint Eastwood en Escalofrío en la Noche, que ahora nos trae su último vaquero en el trigésimo séptimo con Cry Macho.
La menor El Último Hombre... Vivo con Charlton, segunda adaptación de Soy Leyenda del novelista Richard Matheson, La Amenaza de Andrómeda de don Robert Wise, El Faro del Fin del Mundo con Kirk y Yul, en los cielos sobre el mar y los Perros de Paja del tío Sam.
Y por último, antes del tajo verde de Dc... la explosión volcánica, pero silenciosa, conducida con sigilo y maestría inherente, las ruedas infernales del Duel de nuestro querido Steven Spielberg, las curiosas Naves Misteriosas, verdes y sonoras, de un visionario Douglas Trumbull, con sus pequeños ingenios robóticos, el gigantesco Solaris entre Mr. Tarkovski y Stanislaw Lem. ¡Qué bello es el cine! ... Y la literatura.
El Renacimiento.
Mucho antes de que la serie estuviera en las manos de un Alan Moore, un rompedor de estereotipos monstruosos, en violencia, concienciación filosófica o terror ecologista, un metafísico del cómic, marcó las diferencias. Antes de que la productora Atomic Monster junto a DC y Warner Bros Television, se hicieran cargo de su imagen y de este mito de la ecocultura moderna, la Cosa del Pantano.
Era apenas una semilla... que prometía en hacerse más grande en la franquicia o el cine.
Es evidente que, entre los directores James Wan (ahora en cartelera con Malignant) y Len Wiseman (Underworld), se manifestó la visión de los tiempos que experimentamos. Que existen varias décadas de lucha naturalista, trasplantados tras los estertores de aquella Guerra de Vietnam, sus llamas y sus levantamientos morales.
Antes que una acuchable Virginia Madsen, nos atrajera con sus Sueños Eléctricos o el fogueo desértico de la novela Dune de Frank Herbert dirigida por el mito de David Lynch, emergieran a la superficie, que pasa a manos contemporáneas de otro que lleva camino, Denis Villeneuve.
Pues bien, un ser mutante crecía en la tragedia de Lousiana, entre los carteles del Pantano de Bayou (otrora cantado por la Creedence), sonido que reproduce una pequeña corriente de agua en tierra de zombies, y sisea en los manglares de la población animada de Marais... como en los cómics.
En ese lugar y año, nacieron los flirteos románticos de la bella Abby y la bestia oculta de Alec Holland, apenas domesticado, salvaje como un volcán en erupción. Antes de ser la Cosa transpirable y creciente como una montaña (en lucha con la de Marvel, y sobre todo con la otra Masa verde, el creciente Hulk), se cimentó la aparición del CDC contra las enfermedades víricas y el doctor fluorescente en monstruosidad, tras pasar por la piel venenosa de una Hiedra.
La alucinante pandilla entre basuras fantasmales de la Liga de la Justicia Oscura, en formación de sombras, y por supuesto, esta serie que inspiró el historietista Len Wein. Después de números con Daredevil, Flash o Superman y antes de saltar a renovar los monstruos de Marvel en X-Men, se delinearon los dibujos pringosos, góticos, gimientes, de un maestro como Bernie Wrightson. Que ilustrara a la criatura que se apoderó del nombre del padre Frankenstein, la serie Batman en The Cult y hasta hacerse un hueco en las portadas del referente del miedo, Mr. Stephen King.
Esa Cosa del Pantano, aquí editada en la añorada Creepy, creada por Josep Toutain.
Esta historia ha crecido pandémicamente, a partir de Mr. Moore, en escalada terrorífica y sus disecciones, hasta volverse vírica. Con Crystal Reed en su mente y Derek Mears en las raíces del terror, como un Jeckyll y Hayd vegetal, con la presencia de la Jennifer Beals más corrupta, décadas después de su Flashdance; con la reaparición de Madame Xanadu (nominal de leyenda artúrica y madre de Zatanna), otras "miembras"... digo miembros, con perdón, de la Liga.
Con la piel de la actriz Jeryl Prescott, conocida por el no mundo de Walking Dead; otrora la del Blue Devil antes de ingresar en la banda antiespectral y otras visiones oníricas; también el nombrado Doc Woodrue como Plat Master o el hombre Fluorónico, más en la cercanía del Átomo que respondiendo al nombre de Floro; y la plantación gestual de Will Patton, que ha asustado desde Copycat y Armageddon, hasta el estallido de la cinta coreana Minari y el terrorismo institucional de La Purga Infinita.
Por el momento, me quedo con la estrategia quirúrgica del Swamp Thing de Alan Moore (antes de meterse con los criminales en Watchmen), la lucha de esos egos científicos, entre el bien y el mal desde tiempos inmemoriales, pululando entre plantas con el horror caústico, el romanticismo enfermizo y la pérdida de identidad.
¿Para qué necesitas un coche, murciélago?
¿Y tú, un cuerpo...? Para soñar.
Otra vez... Bella o Bestia.
Aquel libreto fue animado en verde bestial, por dibujantes como Stephen Bissette y el entintador John Totleben, entre otros, en los 80, el primero pasando por las brillantes hojas de la clásica Heavy Metal, o junto a la nueva conexión demoníaca, en la novela gráfica From Hell.
Más salvajes, o bizarras como se solía decir en aquella publicación de aventuras que se adentraban en el horror clásico, animando a la revitalización del género y la lucha ecológica en el planeta, se establece la estructura básica del cuento que saltó originariamente de una fémina escritora Gabrielle Barbot de Villeneuve, hasta la magnificencia absoluta del romanticismo y la fealdad interior, con Jeanne-Marie Leprince de Beaumont. Mucho más cerca de la magia, que de la ciencia.
Aquel redondeo hacia el amor eterno, sin imagen, repercute mínimamente en la narrativa de la serie Swamp Thing de Dc y Warner. Si cabe más, por la escasa plasmación fotosintética entre la principal protagonista (por otra parte, muy atractiva) interpretada por Crystal Reed y el desaparecido en las sombras del pantano, Andy Bean.
Por otro lado, apuntar a la protagonista que también actuara en películas amorosas como Crazy, Stupid, Love, o el terror sobrenatural de Ghostland, posee cierta permeabilidad narrativa con DC Cómics, al formar parte del elenco de la serie Gotham como Sofia. Dentro de la estructura primigenia de los principales personajes que rodean la famosa ciudad basada en el New York más gótico y casa del Caballero Oscuro. Entre otros monstruos que se juntan en el filme de animación Batman: The Long Halloween, participa siendo esa hija de uno de los principales padrinos del hampa conocido como Carmine Falcone. Aunque, su estilizada figura, nada tenga que ver con aquella engendrada en el dinero ilegal y la posterior postración post-traumática.
Los capítulos de esta temporada, y última parece ser, por imposibilidad económica, tienen su atracción primordial por los conocidos personajes, la esencia del cómic y la divulgación del sentido evolucionista o cambiante de la narración. Aunque Muchos minutos son irregulares, quizá por falta de facultades técnicas u otras.
Mientras la caracterización del monstruo, con sus ojos rojos originales como aquel del transiberiano en España y sus hilachuras vegetales, mantiene el tipo, en apariencia más ´plástico`. Incluso enseñando sus tripas verdosas y reflexiones entrecortadas, al aire.
Otra cosa, no del pantano sino de la producción, es la nula espectacularidad cuando estalla la acción por los aires, aunque ciertos efectos especiales están contenidos dentro del agua y la putrefacción del horror.
A veces, siento que el actor que lo contiene, Derek Mears, parece demasiado compungido dentro del traje, con pocas palabras evidentemente, como correspondencia a una planta con estructura antropomórfica. Ya cultivaba ciertas condiciones al haber pululado en pequeñas presencias por Zathura como extraterrestre, monstruos en las dos últimas versiones de The Hills Have Eyes, el protagónico Jason de un postrero y sangriento Viernes 13, y un indio en la última aventura de Indiana. Creo que no estará esperando la quinta sin nombre y sin Mr. Steven, pero sí, con la música de John Williams y con el maestro del romanticismo aventurero moderno, Harrison Ford.
Para finalizar, es curiosa la reavivación del esquema de defensa de la naturaleza, en el momento que padecemos una pandemia causada por un virus respiratorio y la guerra mediática aflora en las redes y medios. Penetrando en el organismo cambiando la función de nuestros órganos, modificando los látidos, como un ecologista que cría una serpiente en una vitrina o salpica de mierda en un botellón. Como si un ejército de fumadores te insuflara el mal en los pulmones... pues al final, el tebeo tenía razón y el título marcaba la historia... Toda la Carne es Hierba...
Puede que, al final, contenida en el formol.
Reflexivamente. la serie no es tan mala, como dictaban las cohortes.
Pudiendo establecer conexiones con ese otro mundo de tinieblas y terrores, más cercano a aquella Liga Oscura. Junto a otros elementos, que luchan entre ambos bandos, como el John Constantine ya llevado en una ocasión a la gran pantalla, las mismas Zatanna o Madame Xanadu, y otros personajes de Vértigo en 1999 Totems, como Shade y su chaleco multifuncional en distintas Tierras de DC, la Encantadora afiliada al Escuadrón Suicida (con el rostro de Cara Delevigne) o el Deadman de Strange Adventures, con interés fílmico futuro de Guillermo del Toro, no sabemos...
Mala o buena, tampoco sabemos...
A veces sí, otras es bastante potable simplemente... pues merece un vistazo y exaltación del cariño a un monstruo que entronca con el clasicismo viscoso.
Desde tentáculos en mares infectos o sirenitas de otros mundos, los submarinos por aguas viajeras de Julio Verne u otros sistemas sanguíneos; Pasando por los monstruosos godzillas, a la famosa creación del director Jack Arnold (¡ay, El Increíble Hombre Menguante!), qué tiempos. Hombres mosca, serpiente y otros parásitos alienígenas que se alimentan de nosotros, ultracuerpos o cosas.
Así mismo, llegaron a colonizarnos y vivir entre nosotros, algunos de los personajes que aterrizaron entre las manos eclécticas de Mr. Guillermo del Toro, dentro del cómic Hellboy de Mike Mignola o su último éxito titulado The Shape of Water.
El monstruo del Lago Ness, no, qué no existe! Ni siquiera en la literatura oficial.
¡Vivan las aletas y la viscosidad (recuerdas...) Conio, y las agallas!
La ciencia no es una filosofía, me gustaría decir por otro lado, son los hombres y las mujeres, que dedican parte de su vida a ella y al resto de la humanidad, con fines terapeúticos o progresistas... y dinero, desgraciadamente.
Al menos hasta conocer si el tratamiento puede fundamentarse, o ser comercializado... O hasta llenar bolsillos ajenos, parece no haber escapatoria. Aún rescatando la humanidad necesaria, tanto para la regeneración celular de la especie o la aceptación de todos los males que aquejarían a los personajes del actual espacio Dc. No sé si debería volver a realimentar, en mi memoria perdida, aquella versión dirigida por Wes Craven, con la ochentera Adrienne Jo Barbeau y el inemitable Ray Wise. No mejor, creo que no.
Es decir de todos los humanos, que también padecen, por una causa u otra.
De momento, esperaremos sentados con mascarilla, por si las moscas tse-tsé... Al The Batman de Matt Reeves y Robert Pattinson, otro The Flash con Ezra Miller de nuevo, un nuevo Shazam para los más jóvenes y el Black Adam protagonizado por Dwayne Johnson, que nos descifro, y el nuevo Aquaman en el mar profundo de James Wan... esperemos que místico o mitológico.
Ah, y muchos monstruos... verdes o no.
Music composed by Brian Tyler