Cinecomio busca

EnglishAlemánFrancésEspañolItalianoNetherlandsRusoPortuguésChino SimplificadoJaponés
CoreanoÁrabe
Mostrando entradas con la etiqueta Serie - Crimen. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Serie - Crimen. Mostrar todas las entradas

domingo, 25 de febrero de 2024

True Detective. Season Issa

 


Día primero de Obscuridad Nocturna… El frío viene sin esperarlo, salvo si tienes una afección en los huesos, comunicante… Crujido de ellos y del hielo quebradizo bajo los pies, entumecimiento generalizado frente al Atlántico mirando a orillas congeladas de una población de Alaska, con cuatro meses de temperatura media entre los -4 ºC, hasta los -14 o menos; sin embargo, en aquella instancia de la que Cohle renegó por esto, por el ascazo a la hibernación obligada, se rueda en la más cercana y volcánica Islandia, sin apenas percatarnos… Frío igualmente, ¿o no? Pues eso… Otro día, que es noche, transcurre a esa sensación de invasión temblorosa por dentro, a cerca de unos tonos del ambiente, con la movilidad limitada, la mirada extraviada, el halo interminable, el dolor intolerable, el alma, varada... como la enfermedad.

Más al norte, a un estado más allá, del encuentro en la dimensión Fargo y sus espacios blanquifríos, el comienzo es tembloroso y de una violencia visual que nos deja boquiabiertos, pero es sólo eso… Huesos quebrados y frío… Y se acerca la tormenta, no perfecta, sino nebulosa. Hielo radical nos rodea, espanta a veces como movimiento radical, como pensamiento a la mexicana, de Issa López, su generala, que no contagia enfermedad psíquica del pasado y sus terapias psicológicas, sus encuentros interrogatorio; sino que inventa, manipula… traumatiza, quizás… todo lo que el primer panorama, bajo el árbol, desentrañó como escenario macabro. Sólo queda eso, más elemental que la materia orgánica, futurible a unos pasos, resbaladizo, incongruente revelación, miope como oso polar herido, al wokismo de rebajas de invierno, paráfrasis sin luminarias de la mente, instintos básicos en deterioro, intelectualismo al filo del salvajismo, poco caustico al cambio, frente a la esfera del apocalipsis climático, una natalidad bajo cero, que es mundial… espíritus santos… fantasmas de alquiler. No me los creo, ni yo.

Todo huele en Alaska a podrido y más, pues la gente se siente hastiada, escandalizada por la banalización, asqueada por las teorías de la conspiración, de la ideología que invade su horizonte blancuzco, la imagen desarrollada en la tecnología, no aguanto esos vídeos sorpresa – de dónde salen cuando invade la violencia - , dentro de las cuevas del mal se derrumba el relato, no sirve para nada la espera… mientras el hedor es un bloque, se resiste, cuando empieza a derretirse, se congela… otro día más, a oscuras, salvo una luz eléctrica que es responsable, como siempre, del apagón. Silencio suspense, acción, poco o nada.

Desnudo bajo Cero…

La apodan condado o tierra nocturna, pero la llaman noche polar, porque está cerca, claro, en continente. Pero a miles de kilómetros del contenido, de aquellas tres parejas, la original TD de la excelencia inolvidable y su aspecto metafísico, la soleada recreación entre Colin Farrell que empezó a reflotar y Rachel McAdams por una ficticia California, y la tercera TD la vuelta al salto emocional del reloj con Mahershala Ali y su antítesis blanca Stephen Dorff, antesala de su mundo y su colmillo Blade… ahora condicionado por ese iceberg de siluetas macabras y algún temblor, que es espejismo, desde ya… desde aquel territorio hostil, abierto tanto en lo físico como ofuscado en lo psicológico, que fue la primera temporada de True Detective, con su inolvidable pareja multiplicada en el almanaque… y sus cuernos, desde luego, pon celo en el regalo que nos hicieron sus protagonistas. Todos y cada uno…

Pasa el mismo, de las manecillas residuales y la materia en putrefacción, se controlada por una mínima del interior, el deseo, el recuerdo, que no es lo mismo que caerse a un boquete hacia el fondo de un mar oscuro y aciago, ¡no! Mientras el viento, que era aquella espiral contagiosa, empieza a envolverte y traerte loco, te aleja como una canción de The Beatles, un grupo que al personaje de Jodie Foster, no encanta… sino espanta; y eso, ya empieza a ponerte un poco en contra, porque a menos de una semana de esa nebulosa, en negro, comienzas a sentir que, además del frío, te envuelve la indecisión, la poca estima por todo, y cada uno de los principales protagonistas, ¡carámbanos! y hasta el más esquivo del elenco. Vamos que no te caen bien, son meros cubitos sobre un glaciar de emociones, de los que no interesa su viaje.

A estas alturas, que no son tantos minutos de emisión, sientes la caída de los Farhenheit en cadena, la estación cebra es un desencanto, y no sientes esas referencias a películas primordiales como El Resplandor, en la nieve, ni de lejos, La Cosa, en las dos versiones de la increíble historia del novelista John W. Campbell; ni a la cercanía, en mi pedido, de las películas frías sobre Stephen King, la tormenta anclada de Misery y su fobia fisionómica, inamovible, La Niebla en otro ambiente invidente, las apariciones de Pet Semetary con niños, el Resplandor de todo… la fría zona muerta de confort, y de la reivindicación que indicaba, the Dreamcatcher, degenerando a los machos, en ojos de un niño. Circunvalando el mismo Ártico, de aquella The Terror magistral en serie, aquí muy desagradecido, mas estilizado en falso, vacúo, sin duende, ni monstruo a la altura… ni de otros casos criminales sobre H2O en estado pétreo, casi, como un chiste de viejos reumáticos, ancianos digo. Muñecos de nieve en decadencia, snow angel de pegote, espíritus en pena de pacotilla, Smilas acémilas… Y bajo aquel agujero abierto a pioletazos, se ve un retrato oscuro sin fondo, que es el espacio de distancia donde emerge la obsesión de la luz primeriza… en uno y en otras, como máxima objeción. Incluso odio, a todo eso que palidece por el ambiente extremo de la violencia confusa, encaprichada, hacia la extremaunción de una serie… que reniega de su costumbre y su nombre ¿Por qué… por qué lo hicisteis? Maldita sea, cuarta generación de polis, inocuas “detectivas fantasmales”… irrisorias, que disparan al macho como Marty hizo, ajusticiando y poco más. Somos lo peor, of course, of corsos.

Séptimo día, de cielos negros.

Me cachis, menudo gripazo voy a pillar, no sé para que he venido a estos lares… sólo los recuerdos me aguantan ya, aunque afectan a los sentimientos a grandes trancos, trancazos… Con este gélido ambiente perpetrado por la Issa y Cía., de ideas que salen entrecortadas, no con aquel mismo patrón, ni mucho menos, más bien cuadriculadas como los cubos de hielo de un cubata desangelado, sin chispa, solamente, tal vez aderezado con algunas gotas de un ácido potente, como una ilusión… que no es nada. Un agujero de la conciencia de aquellos… Una semana forzada por la nula comprensión, con presión de los minutos que pasan, y nada subterfugios de su historia pasada, que no se deslizan al horizonte, salvo una bala de venganza y ya… deslizamientos al azar de una ocurrencia, porque sí, porque lo valemos, mientras, a los diálogos entierras bajo el permafrost de esas horas primorosas, hace 10 años;  o al menos, los distorsionas a lo chabacano, sin el mismo patrón de lados paralelepípedos y bien dimensionados, pasando a lelos, pocos, y lelas, muchas, que significa la tendencia. Esto es un caos, no tan inimaginable ya, pues llevamos algunos, resbalones entre nocturnidad y alevosía, que diría aquel… Nic, snif… ¿dónde estamos?

El despertar resulta una auténtica pesadilla, moldeada en hielo al principio, pero reivindicativa y globalizada, en bruto oleaginoso posteriormente… y entonces ves la rigidez en las formas, las palabras y los tiempos, que fueron el guión de la semilla. Como al contrario del Faro de Fargo, o el otro psicosomático duelo de Mr. Dafoe y Mr. Pattinson, sin hielo pero humedad mental a tope, que han i do desarrollando sus cinco grandes entregas con brillatez… te acercas a una colisión inminente, colosal,  que es un Iceberg de cuatro mil toneladas, de impaciencia e inseguridades, insatisfacción que es esta versión de True D.… y HBOMax, porqué lo desarrollasteis… ¿eh?

Amistad… frialdad.

Amigos éramos hasta que parió la abuela, nativa o no, da igual… porque el sexo no es ni parecido a lo que sentimos en otras temporadas de vicios ocultos, ni de peligro e irreverencia, ni de la acción, en planos secuencia inolvidables, ni en los diálogos, ni nada… que esta producción a la par, no la entiende ni dios, ni paria que se mee bajo un alud para orientarse, pues parece que no se enteraron un pimiento ultracongelado en cámara frigorífica, como un montón de cadáveres apilados, que ya no saben que inventar, para llamar nuestra atención. Es un mejunje de órganos masculinizados, y poco más. Bueno sí, intelectuales, supuestamente, xDio.

Y del otro lado, ahí están, Mr. Harrelson y Mr. McConaughey, poniendo la pasta en no se sabe qué, ni para dónde… y la esfera del showrunner ese, anónimo ahora, que se desvanece ante el paraíso sombrío de los guionistas, la ya renombrada y sus ataques raciales, genealógicos, poliédricos, nativos, ecologistas intragables, cangrejas vs científicos, que son imbéciles, corruptos o criminales, sin más… todos… de un elenco erótico-festivo, viciado, porque sí y ya está, qué para eso soy el jefe o jefa, qué no importa una m… -lo que recuerden o piensen, lo que expresen-, y las frases serán esquivas, no lucirán, ni se meditarán, se guían por pasiones, inventadas, sin corazón, o demasiado según los intereses de las sangres… y la forma sacrificada, es un no creer… ya no habrá dios que lo arregle, ni limpie… ni del teléfono, ni del páramo, de Texas a Alaska. Ay mi Nic Pizzolatto, gelato, de mente, un salto impertinente… Ay, mi Cary, Joji Fukunaga, helado de frese, aromático,  una forma de rodar, que ni relame su huella, ¿dónde estáis hermanos…? Que no os veo, ni siento. ¡Bah, vulgaridad de presente!

15 Días de Obscuridad… ni frío ni calor.

Sólo faltaban los vikingos islandeses por estas coordenadas, descoordinadas y obtusas…, menos mal que no aparecen y reclaman su descubrimiento residual o imaginario… ya que, en esta investigación, no queda un elemento de pie que resista los embates oceánicos. Todo se hunde, salvo una que sale a flote de la mano imposible… cayendo tal que un alud de fichas de dominó, sin orden metafísico ni fe, todo suena a mentira. Es todo una ocurrencia, los asesinatos, un giro a ninguna parte, una maldita broma… una maldición al infinito, un timo de conciencia; cambios de praderas luminosas, hacia el blanco baldío, la obscuridad gana que renegaba Cohle en su última contemplación… es insignificante aunque pretencioso, casquivano y apologista del cambio, no climático, sino genérico. Al menos en la cuestión de algunos repartos, inertes de tiempos, para un presente que no soporta a ninguno de ellos, sus personajes - sus interpretaciones, sus reflexiones en el papel, su historia en el pasado horizonte -  ni mucho menos, su futuro. Una pesadilla existencial, globalista, alienada, maniquea, una vuelta de tuerca patológica a nuestras vidas fantasmales detectivescas… ¿true o no true?

Y este iceberg no para de crecer, de colisionarnos, de enrocarse en sus maldiciones, ya que la banda sonora es tan ininteligible, imberbe como el guión, que carece de cualquier ritmo, que me acompañe lo más mínimo, en el sentimiento, ni recordando otras pretéritas músicas de antaño. Me deja como un carámbano en remojo de salitre, vaya. Ni la presentación de la serie tiene nada que aspirar, ni que objetar, ni predicar, ni someter, ni significar, o discernir, que es el fin último, ni soñar con aquello. xDio, sólo resta un exorcista, o diosa-maternal, dentro de la nave Nostromo o Furiosa del desierto… o un pescador de almas, Event Horizont. Esa mano, no te creas que vas a salir impoluto, sano y salvo, tras meter en hueco gélido y salir cargado de ropa empapada de mujer, a pleno hostiazo invernal, y cargar cuerpo hasta fuego. ¡Basta fantasma! Y prende, encima.

Ah, cuánto echo de menos al oráculo de Rust Cohle, sus estrellas y el cerebro reptiliano de Marty Hart, a puro vicio, que eran pareja de hecho, perfecta y no ésta, que es un pura serendipia. Insustancial.

1 de Enero… a Detective Nuevo, rey Amarillo.

Ocaso de un horizonte polarizado, del amarillo al violeta, que es invasión cultural en perspectiva isoscelítica. Claro que la violencia subyace del más poderoso, normalmente, sobre más débiles, hombres contra mujeres, ambos sobre niños, y así, siempre es más fácil sentirse parte de un pensamiento generalizado, una metáfora de ellos, los idiotas, criminales hasta en la ciencia, sin sentimientos - parricidas, padres degenerados, hermanos tontos, corruptos, meapilas, torturados, impotentes, porteros de burdel, montón de carne con ojos… cadáveres fríos, en fin.

Sin embargo, en aquella vista, que también pregonaba este desproporcionado porcentaje de diversas violencias machistas, dentro de la historia de la humanidad real, carece del máximo riesgo de esa tortura psicológica, ayer, ni la pared verticalmente elevada de su narración y diálogos, que nos dirigió al infinito en la tele. Si dirigimos la mirada a los referentes de este convaleciente enfriamiento dramático, the shining sería la luz de la paradoja y la obscuridad del rechazo del propio Stanley Kubrick, como esta temporada es para Mr. Nic.

No una tabla de salvación en la congelación de los viajeros pasionales de un Titanic, sino la orquesta que se hunde con el trasatlántico de otros tiempos. Ni políticamente estamos en manos de un Dr. Zhivago majestuoso de las nieves de otro Kilimanjaro… ni como retrato de un pueblo nativo americano, pues no posee el peso limoso de unos Dientes del Diablo con Anthony Queen, ni de la excelencia visual de la reivindicación en el retrato gráfico de Nanuk el Esquimal, también con dos enes documentados. Y ni gota del romanticismo encapsulado en la tormenta de los primeros instantes en la cabaña de The Tall Man, con otro hombre de talla frente a ella, sus botas y sus medias, que son el culmen de los desencuentros y amores, en el trío enfrentado del film de Raoul Walsh.

Ni de la mínima épica en la mirada de un Jeremiah Johnson con Robert Redford en estado salvaje o la fuerza resistente de El Renacido de Leonardo DiCaprio… ni los rasgos de la verdadera amistad entre la pareja de Dersu Uzala según la mágica maestría de Akira Kurosawa, ni su columpio reivindicativo en la nieve. Grandes momentos de la natura… Y nos toman como tontos, besugos congelados, a años luz de las Cosas extrañas que sucedían en el Ártico, o la Antártida según se mire en la distancia generacional y cultural de los continentes. Cosa semejante ocurre con la copodrucción islandesa Operación Napoleón que, si bien es interesante en el concepto histórico europeo - e interviene como malvado el Iain Glen de Juego de Tronos y Silo - naufraga como relato verídico de suspense y la parte como filme de acción mirando a América. Ni siquiera dispirando a las pesadillas de una descreencia religiosa o familiar, antes de la Navidad, que no espiritual. Volviendo a Fargo… y sus placeres violentos. Sin duda, me niego a denominarla como True D., ya que es otra cosa, algo inesperado, el desenlace también - esta irreverencia con el pasado en retorno, como diría aquel: “no sé que hago aquí… el universo es la visión entre la obscuridad y la luz…”-. Aunque, aquí no gana ni residualmente, la cuarta mirada lésbica, oteando aquel horizonte desde un balcón. Rendición, por estrellas decadentes.

Menos mal, que nos queda Anatamía de una Caída, que no es cualquier cosa en Europa y se ven todas las luces y sombras, sobre un verdadero caso. Frío y calor, amistad y amor, reflexión y respuesta. No destrucción metafísica… ¡Qué vuelva Mr. Cohle, por favor! Su espiral de la mente.

Seguro que tiene asuntos pendientes… ahora, o en otra época…

¡¡¡El Rey del Amarillo !!! Sin duda… ¿o no?


domingo, 11 de febrero de 2024

Fargo. Season V

 


Algunos echábamos de menos, el frío campero septentrional...  con su nieve alternativa que moldea los campos. En los EEUU, a los Coen siempre les quedará Minnesota para recordar aquellos 90, hasta Dakota del Norte, donde las nevadas guiaron sus pasos al Reino Animal, - del animail más bien- pero con sus temperaturas conmovedoras, - no las australes ni del oeste californiano - más entre lo gélido y lo caliente… pero, de su sangre.

Pero nos faltaban, sobre todo, el barro y la acidez estomacal y cómica... los enredos criminales de los fantásticos personajes de Fargo. Puede parecer verídico, más la sonrisa del pastel, pero es más una Toy Story con tintes fangosos. Aquel que cubre a miembros apartados de la sociedad y la que sele de las tripas hacia la comisura de los boca, desde los congelados dedos de los pies  hasta el cuello. Alguno rebanado…

De esa Mineápolis por debajo de los 32º Farenheit –como les gusta contar a ellos, realmente- salieron los hermanos directores, más reconocidos de Norteamérica, seguidos de lejos por las Wachowski más comerciales o los Russo, esperando su Estado más eléctrico o Robótico, con un gran reparto… Pero bueno, otros se encargar en pantalla de moldear ese material orgánico, en sus intereses personales, mientras un showrunner reconocido lo cuece a fuego lento, sin pausa, recalentando sus días poco a poco, urdiendo el resultado en su cabeza… y la nuestra, atónita por el espectáculo y las interpretaciones siempre geniales. Esto fue y es, Fargo, un concepto triunfal fuera de lo establecido, o lo actualmente digamos ´wokítico`.

Porque las leyes en Fargo son particulares, sin aderezos sintéticos, y sus figuras no se desvanecen fácilmente como las huellas en el tapiz blanco; donde al final, los más débiles son los que  acaban tragando, o no… tras una cadena violenta de sucesos, que ocultan una guerra encubierta universal, aunque muy familiar.

¿Realista...? Tal vez, irrealismo e introspección cautivadora, más bien. Y en la línea de sucesión dramática de los acontecimientos, resalta un Noah Hawley con sus despertares insospechados… y sus fatídicas noches… Todo en Fargo, de la película y del I al V, es fatídica casualidad, hermosamente contada y retratada.

Fargo, ya somos todos nosotros un poco… sus seguidores acérrimos, por millones, de frialdad caustica, con tranquilidad por dentro y por fuera, como una tigresa cazando… aunque calientes de temperamento.

Hechos reales… como la muerte misma.

Semejante a dos partículas elementales que se atraen, en un momento determinante de su existencia, así coexiste y transpira una pareja. Compartiendo situaciones complejas, nutriéndose el uno del otro, combatiendo las dificultades venideras y las halladas por casualidad, inherente, y sus peligros que se aproximan bajando de los tejados, escaleras, riscos, autos, etc… Así es, y esperemos que así siga siendo por muchos años, en el Fargo de MGM televisión, pasando de FX a lasprincipales plataformas.

En caso de violencia genérica, romper el cristal de los estereotipos, o no… manteniendo estas reglas no escritas, para Mr. Noah; con su  fundamento sistemático más habitual, no existen reglas prácticamente. Ya que las agresiones más escamosas o peligrosas, se reproducen con hongos venenosos o individuos que mantienen esa característica de poder frente al otro. En el crimen verídico también ocurre así, porque el violento busca la dominación y la facilidad para inculcar el terror sobre los más débiles. De la violencia masculina contra la mujer, o la de ambos padres contra sus hijos, del pez grande que se come al chico, adinerado al pobre, etc... Estado/sociedad, aunque siempre puede haber algún tipo de excepción.

En sistemas, tanto anónimos como familiares, puede llegar a ser más cruel y patológica, es decir la pura fuerza bruta contra el miedo... donde existe una condición que se repite constantemente, y es conseguir borrar al otro sin que tenga una mínima posibilidad de defensa.

La violencia del tipo que sea, poniendo como ejemplo a psicópatas o asesinos en serie, siempre se rige por el abuso y el dolor a los más débiles, física o mentalmente... y a aquellos/as que no apreciaban ninguna amenaza inminente contra su persona. Salvo, los que sí… o las que por supuesto.

Y aquí estamos, lidiando con la violencia... en el caso V de Noah... es una de las más hirientes junto al racismo, social y políticamente hablando, a través del secuestro de menores y la violencia de género. En una de esas pequeñas poblaciones, llamada de Scandia para los escocidos, todo suena a Hermanos Coen, Joel y Ethan, que están involucrados en las ideas, en los cielos luminosos, o brumosos depende del plano, y los dineros de producción.

Y eso es garantía de calidad, como si apuntas más allá, a la escritura irreverentemente, casual o inteligente, del propio creador y guionista, los escenarios escogidos como un plano abierto de personalidades, y ellos, los y las, Juno Temple, sencillamente magnífica, Jennifer Jason Leigh, la leche y la canela, David Rysdahl, tan arrebatadoramente encantador, Joe Keere fotocopia del padre o lo contrario, los policías que dan el color apropiado, con Lamorne Morris yRicha Moorjani, el increíble encuentro hipnótico y caótico con Sam Spruell, y el incombustible y necesario poder, todopoderoso, de Jon Hamm. Un tipo que parece nacido para hacer esto, esperando su aparición en la nueva temporada de Good Omens. Ooooh, xDio.

Es un lujo que disfrutamos sus seguidores y aplaudimos cada advenimiento de sus personajes diversos... con ciertos rasgos en común, y risas apagadas, eso sí.

El tiempo… es subjetivo.

Bien sea por amor o por conveniencia – que también existe, claro – el encuentro romántico se convierte en condena, de dos o más, hasta llegar al grupal, de una manera escalable, de uno sobre él, o la otra, de todos a la vez, coralmente, de ella sobre el otro, con todos ellos, vigilando, planeando… o simplemente sucediendo como una accidental caída… Un aparte para menciona la notable película francesa, pretendiente a los Óscares de Hollywood, de la directora Justine Triet, especializada en casos jurídicos mediáticos y en vívidas Anatomías de las Caídas y sus documentos procesales. Grandes actuaciones al caso, en el proceso… ¡Mucha Suerte, madame!

Por tanto, el espacio de los tiempos, los hace subjetivos, paradójicos desde el primer capítulo de aquella primera nevada accidentada, hasta un bizcocho nevado de azúcar glassé, junto a la tierra de los 10000 lagos. Los tiempos son Superiores…

La lucha se recrudece a cada instante, se moldean los comportamientos, se sacan las raíces a la superficie vital, se sustenta la supervivencia más animal, se compran las voluntades criminales, más elementales o las divinas, se precipita la materia, una contra la otra, aniquilándose… y el silencio al fin. Que comenzará con una nueva batalla, en otro tiempo, que es el de siempre… y así, hasta el infinito o la muerte.

El ritmo todo lo precipita, menos la parsimonia necesaria en el caso Coen/Hawley, fatídico, imperceptible, pero irremediable. Cogiendo velocidad, según se aproxima el caos, las visitas nocturnas tras una Navidad, que en realidad es una noche de muertos vivientes, o coleando en el pasado… de una unión forzada entre pares, donde uno suele ser el muy dominante, y la inocencia escrutadora… ¡Hasta la aniquilación! O la defensa a lo más Kevin, e irreverentemente cómico, en Home Alone, o la Guerra de los Roses, en otros ranchos… con niños acorralados.

Dorothy ya despertó hace tiempo de los sueños, y de la espera en la pradera calma del Lyon, ¿verdad tigresa? Todo el tiempo es subjetivo, pero la venganza es demasiado evidente y objetiva. Bang, bang… luego más duelos…

El giro gravitacional… espiral caótica.

Las partículas van descendiendo en su baile, hasta el infierno. Ya no por atracción apenas, sino por su propio peso, que es la historia. Lo acumulado en su trayectoria.

Los tiempos ya casi no importan, porque se confunden con las batallas del pasado, en una reciprocidad actual que incomoda o asusta, quebradiza sociedad. Pésimos mandatarios, la ley del embudo, la ley del ojo por ojo, vete tú a saber…

Depende del ambiente… echando la vista atrás, se entienden muchas cosas, que algunos tratan de repetir por odio o venganza, por ajustes de cuentas, por quítame de aquí, aquellas pajas o estos lodos. Y a veces, la mayoría de veces, sólo queda uno, mirando las estrellas, bajo esas fuerzas gravitatorias excepcionales, y ves pequeña tu existencia, tu familia, tus hijos… el futuro. No depende, es o no será.

En aquellas huellas manchadas de la nieve, en Fargo, todo se retuerce y sufre en el proceso de cocción, la elaboración es exquisita y se disfruta, los efluvios nos llegan, los fluidos o colorantes nos salpican, para terminan con la medida justa entre realidad mágica, distopía y violencia. El mundo de los Coen y sus acólitos, incluidos los fetiches de la actuación, se mueven en una realidad inventada por Noah, ahora y se maneja con los hilos resistentes de las marionetas, con mucho carácter. O máscaras, inclusive. Como los asesinos en serie, de Mario Bava a los de Halloweenes.

Pero con una gracia, ridícula que nos atrapa en su espiral, en el amasamiento de las cualidades de la tortita o del desayuno, como fuente primaria de los campeones/as, pequeños tiegre y leonas -decíamos por estos lares - o como expresaría el otro, a la mesa de un Amor y la Muerte, así no sea.

Entre nevadas… venganzas.

El caos tiene esto, de las pesadillas después de aquello indefinido, una respuesta a muchas cuestiones o preguntas pendientes. Que se van amontonando, como dedos, ojos, narices, u orejas, pieles solitarias, que dejaron sus huéspedes… ya que la sangre, y la línea sanguínea, es un hecho indiscutible en Fargo.

Y en los borde de los ríos, nevados o no, crecen los monstruos y la inocencia, se mantiene aún firme como las flores de la Luna. Mientras los políticos o sus ideas, demagógicos/as, chocan, derriten, abrasan, derriban y golpean al contrario, y sus monstruos son más reales, que los otros, mágicos, magnéticos o perseguidos. En busca, al término, de una cruenta guerra, que suena a apocalíptica en los tiempos.

Los días y noches, de insomnio se amontonan, con las golpizas de ayer, la sangre seca en los labios es el néctar del mañana, el azúcar se derrite ante una amistad, que ya no podrá ser… la venganza es la realidad, now, como el apocalipsis metódico.

Y nosotros, a este lado que es el mismo, más allá de mar, vivimos lo mismo, con otras perspectivas, igual de irracionales. Porque las vidas son igualmente falsas que las de las realidades de esos personajes, también atrapados, alienados… ¿o no? Y cuando la muerte viene a visitarnos, la violencia digo… prácticamente resta la venganza, que es irracionalmente pragmática. Objetiva, como nombre, comparando las pesadillas, las amenazas, los abusos… la caza.

Sigues vivo, coleando como tigre/sa, cuando los más recalcitrantes, pensaron que estos Fargo´s o fangos, ya no se aproximarían a aquellos ganadores dorados, pero ¡no! Se equivocaron, mantienen la hermandad de los Coen, la del cocreador desde el 1er dramático giro, de la banda sonora inolvidable de Jeff Russo, un clásico ya, de los sentimientos que nos despiertan las frases y las escenas, grabadas en nuestra mente, de los actores y actrices, incólumes inocentes o salvajes depredadores, como testigos en el maletero de un atropello pueblerino, frente a su policía típica del primer choque, las familias que se enfrentan en Dakota, no como en cualquier lado pintoresco, pues tiene sus segundas nupcias con la violencia carnicera, por descontado de la de los lobos de la tercera y las caperucitas que son preludio de ésta, o la cuarta más atípica con sus salidas inhabituales a flor de piel, pero no de las de las familias del crimen… y la quinta ahora, la del monstruo casi de Frankenstein.

Buscando quizá la venganza, no sobre su creador, sino sobre el hombre montado a caballo, que le hizo pensar en lo innecesario, horroroso o pecaminoso.

Campos de Batalla.

Napoleón se enfrentó a sus propios monstruos, como el inglés que bajó una montaña rusa del futuro y los aliens, zombies, pero en el punto de mira, lo dejó vivo, coleando en una nieve demasiado apresurada o breve. Gélidos derroteros de la historia, que se multiplicaron por miles de cuerpos, en otras guerras mundiales, allá por el impasible carácter de Rusia, y la silenciosa Moscú. Apropiándose de las guerras, ahora, en otros ríos. Monstruosos siempre…

El terreno es imperial como lo puede ser un rancho familiar, o el interior de un coche, de atrás a adelante, de derecha a izquierda, Bonnies and Clyde´s, como fotocopias del ayer en blanco y negro, en parejas que se apartan del camino y acaban en la misma frontera, de destrucción y muerte, pero con la mente de un niño. Gun Crazy, acaba perdida en el páramo de la batalla, cubierta de penumbras, sin cuerpos desmembrados; mientras el monstruo, inocente al fin, se marcha a conocer la inocencia en el adulto, que acabó con un pájaro inerte, y juró amor, y a poder ser alegría. Azúuuucar.

Allí estaban desconocidos, como el Jonh Dall que venía del monstruo de La Soga y se dirigía a la cruz de Espartaco, y la desconocida habitual, en sentido contrario a la tigresa de Fargo, la pantera peligrosa y fatal, de Peggy Cummins, antes de meterse en la piel diabólica de Jacques Tourneur. Dicen que  La Maldición del Demonio, compartió cartel en el estreno, con La Venganza de Frankenstein, ¿casualidad?… Ahí lo dejo.

Entonces dejando los caballos amarrados, y los coches, la nieve y la niebla, toman el mando de las ejecuciones venideras, lo que reclamábamos hace tiempo. Ya que los cabezas de familia, siempre han perdurado, Noah Hawley sabe de las pesadillas que se encierran entre cadenas y cárceles del alma, pesadillas clásicas con otro color, reclamaciones de protección, persecución y ejecución, tal vez… y manchas rojizas en el terreno, el cuello, las manos… algunas inútiles, como los ojos. Reclaman su pasado en tono reivindicativo o vengativo, sí, es ¡Fargo! It´s alive again…

Las Tigresas… y los Monstruos.

Lo son todo, sin ellos no hay historia clásica, ni crímenes… ni venganzas. Ni madres que los parieran, o padres cosieran de retales... que llamarían magia.

Mientras se encuentran al borde del río, que bien pudiera parecer una mesa matutina familiar de campeones, inocentes con palabras, de amistad o amor… los lobos aúllan de hambre… o dolor. No lobos, animales, sino monstruosos de verdad, qué ¿no es ficción…? Claro, porque existen y vagan, y matan policías, o inocentes.

Las tigresas, madres, se reivindican en su paz, y se ajustan a los tiempos. Y los monstruos, eléctricos, escuetos semánticamente, con todo el peso de las palabras, de la magia y los tiempos, se confunden… y al final, paladean el amor y sonríen. Aunque externamente puedan parecer tétricos, vikingos sin escrúpulos, son ideales, e intentan hacerse con la historia… Lo consiguen, por cierto.

Otros aspectos reales, más cómicos como un matrimonio Sin Hijos, son menos atractivos y creíbles, por cierto, fruto de un cine argentino y una productora española, en crisis. O los Secretos de un Escándalo, que es un pasado, no resuelto, que vuelve a visitarnos, pero tampoco demasiado verídico y reconocible, es una pesadilla de encuentros y palabras, nada más. Sin embargo, en otro ejemplo de cine que cumple 40 añazos, y recuerda a la fantástica pero desafortunada tigresa rubia, Farrah Fawcett, el filme Burning Bed para TV, parece un retrato demasiado carnal de una penosa realidad, la violencia doméstica… que sin duda existe, pero no se cuenta a veces, toda la verdad. Como el consumo de sustancias o las costumbres malsanas.

Y con estos juicios, calientes como aposentos, y frías rivalidades, Jon Hamm y Juno Temple´s al margen… pasamos a la acción. De una noche de Navidad, sin defensa, a la muerte en directo de la inocencia, por las bandas criminales, en la resurrección de John Woo y el silencio sepulcral en la actuación del vikingo, Joel Kinnaman. Está bien sin tirar cohetes, de la manta de la Paz y el Amor; mientras que la homónima, casi, Violent Night, se pierde un poco en Solo en Casa, el Rambo de la Navidad de David Harbour patriótico y aquel niño, vikingo… y la madre de otra que retorna, Beverly D´Angelo con parecidos razonables a otras familias, desde una increíble Succession a la magnificencia fría de una poderosa en Fargo. Abuelas tigresas.

Y en El Extraño… se ocultan los monstruos. Tras unos barrotes envenenados por el poder y el dinero… o una sonrisa. Hubo una que dijo, un día… ¡Dientes!, y en eso, tenía razón. Con una sonrisa, se puede ganar la libertad… ¡O no!

Del salvajismo, y el patriotismo, que existe en Fargo, y es actualidad… A lo mejor, hablo otro día, o noche… o pesadilla… o desayuno, la comida más importante de la jornada. Juno y Jon, y el bollito, ya formáis parte de la familia, de lo mejor y lo peorcito, monstruoso, de Fargo. Puede que de la historia, Minnesota como posible réplica de Washington Dc.,  y de las armas típicas de Estados Unidos, también. Y Amén… 

Y los monstruos, comieron no perdices, y fueron felices… y, Jack Skeletor en su pesadilla real, pudo dormir, al fin.

 

No es la risa nerviosa de El Jovencito Frankenstein de Mel Brooks... Podría

domingo, 28 de enero de 2024

Love and Death. Season I

 



Los grandes casos se definen por acciones definitorias.

Sin embargo, será en los pequeños detalles donde se encuentran las diferencias, un gesto, un respingo, una palabra... una mirada.

Y esas minucias a veces imperceptibles, para el menos observador, se rodean de hechos circunstanciales que conforman los hábitos y ciertos matices de la personalidad.

Han pasado 40 años desde que George Orwell, concretara esas pequeñas excepciones del pensamiento común, perseguidas por aquella policía de la verdad en su obra 1984. La que se produjo en distintos momentos de la historia de la humanidad, como en aquella Alemania después de la guerra u, otros casos recientes y muy cercanos.

Por el contrario, fuera de las poderosas armas del poder absoluto... si existen alguien que puede sacarlos a la luz con la investigación y el estudio psicológicos de los personajes en cuestión criminal, es un buen doctor en derecho penal... o definitivamente, una fría cámara. Es el retrato de una historia, más o menos real, a través de una cámara de cine o tv... como diría aquel cineasta interpretado por el gélido actor alemán Karlheinz Böhm, en la agónica visualización del crimen de Michael Powell. Un artista con una mirada distinguida y muy particular... con sus ojos, los nuestros. 

Es bastante enrevesado, el tema... como aquel sable desenfundado apuntando al rostro que observa su muerte con muecas de horror. Y el director tras la cámara, divertido, cuya visión tendrán los espectadores en un círculo infinito. Cada uno, con su antagónico miedo... en fin.

Pues lo mismo pasaría en la sala de un juicio... o nuestra butaca o sillón de casa. Con la ficción o una historia real en las noticias. No fakes, claro.

Entre el amor y la muerte, andamos por una casa muy singular, donde los viejos sureños o las familias más jóvenes, representan a aquellos de los años 80, en una congregación metodista. Y eso, ya es una característica a tomar muy en cuenta, xDio. Cada uno en su casa y... bueno, que las relaciones se retratan sarcásticamente, en privado. Excepto, comentarios con algunos fieles... amigos/as.

Sin embargo, bien hubiera podido ser en cualquier otra época, como en aquella residencia de Texas, ya que su creador David E. Kelley, es un embalsamador de cadáveres mediáticos a través de la narración. Algo que viene relatando, incluyendo sus idilios, durante varias décadas de escritura en la televisión. Y desde el frío norte de su frontera canadiense o los corazones del Boston de LA Law junto a Steve Bochco de la famosa Canción de Hill Street, tan admirada entre grandes repuestas a interrogatorios, coberturas y patrullas, día y noche; hasta el calor de los latidos residenciales de la Roma de Wisconsin en Picket Fences, que sin embargo a veces, parecen gélidos de carácter... Rememorando hoy, que el gran Norman Jewison – en el calor de la noche – se nos escapó de la mirada del juego, de las flores, de la cruz y del tejado. Frialdad, no es tanto, dadas aquellas expectativas sexuales de Allie McBeal u otras más cercanas en tiempo y formas, me refiero a Kelley y la tele, claro.

A través del punto de vista femenino, también describió a Nicole Kidman, la productora y sus otros personajes en Pequeñas Grandes Mentiras, para aumentar el catálogo familiar de perversiones televisivas con maestría. Como aquí y ahora, en la relativa tranquilidad de una población sureña, luminosa pero abrasiva por dentro, a la sombra, atormentada mentalidad de la llamada Wylie que es nombre religioso. Pues es un no parar, de meter y sacar en moteles, diferentes cepillos o coros parroquiales.

 

La dimensión periodística de Mr. Kelley es, en ocasiones puntuales, su perversidad psicológica - si bien tenga bajones de conciencia, señalados -  como la simplicidad de Wonder Woman o esa trágica filosofía lujosa de Nine Perfect Strangers, de la que deberán salir rápidamente uds., hacia estas otras obsesiones amorosas más legítimas. Y si te parece poco el hachazo, ¡cambia papá! Madres comienzan la guerra tras desayunos, de Love & Death. Por Joel and Ethan… 

Una historia de amor... y muerte.

Es una historia diferente, porque la violencia personal suele tener otros caminos.

Por ello la estrategia sobre lo patológico o desviado, se sostiene de la complejidad psicológica que escoge el jefe para desarrollar la historia, sutilmente. Excepto, la paranoia en un par de ´cortes`. Y eso que salimos de los 80,calles que eran un hervidero de psicópatas criminales y, más directos que un navajazo. Pero la productora LionsGate y HBO Max, seleccionan el juicio en la primera entrega de Amor y Muerte... veremos si coexisten otras sucesivas... reales de verdad, y algo rural y anacrónico.

Claro que, para comparar estaciones y estados, deberíamos remontarnos a aquellos tiempos en que, los denominados Hermanos de Mineápolis, todavía eran unos pardillos en esto del crimen cultural o familiar. Sin embargo, Joel se familiarizó desde joven con esa violencia en el montaje de pelis de terror y Ethan participaba con guiones en aquella serie de detectives femeninas titulada Cagney y Lacey. Por tanto, ya tenían su mente puesta en el crimen romántico festivo e idealizado, de Sangre Fácil en 1984. Algo que resultaba refrescante con el tono de sus infidelidades y venganzas personales, foreva and neva.

Esas cosas casi insignificantes que perpetran una historia de violencia, también sugirieron la evolución de su Fargo a serie de televisión, donde se mostraban como maestros de lo patético y chabacanamente espléndido de sus personajes, a veces. Y el legado magistral a manos y letra, de Noah Hawley, con ese poco más de frío polar, que por otro lado dibujaban los caracteres calientes de aquellos seres reales, imaginarios. ¿Te lo crees... era real, el caso? Bien.

 

La realidad de Love & Death, no está amortiguada en el dibujo de los personajes, son, aunque más atractivos que los involucrados en el crimen apasionado o circunstancial tras fotos... Rostros concretos, en estado de gracias, gracias a la pasión medida, entre dos protagonistas que sube como la espuma o la… ya sabes, porque el seno de Elizabeth Olsen y el coseno antagónico de su carácter con el marido arrastrado, es majestuosa. Mientras el traicionero al otro lado de sus flores de la Luna y la justicia, se ajusta a ser aconsejado por la otra traicionada, que manda a galeras y matiza el rostro y flequillo luctuoso, brillante de Jesse Plemons.

En los hechos ochenteros, todo es verdadero, excepto lo novelizado para ambientar y rodear la historia, en dirección apuesta a los hermanos, en favor seguramente de crear un estímulo visual o suspense, que esconden los grandes momentos televisivos. Se pueden disfrutar a sorbos o en compartición de desayunos de flakes, familias y fluidos, y jueces extraños. Y te lo crees... tal y cómo te lo cuentan, que es lo disfrutón.

Traslada una especia de realismo mágico y trágico televisivo. La probabilidad de lo intangible e inconcebible, que siempre acabaría golpeando a la puerta, como el Cartero. No el de Pablo, sino el de James M. Cain, que sería artífice de un vértice amoroso de lujo, entre  voluptuosidad y peligro, como rezumaron otros novelistas que conforman el trío negro, como Raymond Chandler y Dashiell Hammett.

Y puestos en esta escena romántica y abrasiva, eso quiere decir grandes cosas para la escritura, horizontal de David E. Kelley... Sin harinas salvajes, pero igualmente pasional a su estilo y maneras. 

Lo imperceptible...

Aquella llamada fue más apasionada y sensual, sólo basta recordar el retrato a los personajes del bueno de Rob Rafelson y en guión de David Mamet, un miembro de la Academia de las Artes y con un Veredicto Final en su currículo; que ahora, Mr. Kelley reproduce sin Jack Nicholson y los pechos turgentes y el bello rostro de Jessica Lange en 1981, pero plagado de minúsculas percepciones de personalidad, torpezas o extravagancias.

Que del clímax sexual, se apartaba de la versión de los años 40 de Tay Garnett con Lana Turner y John Garfield, no del apasionamiento, con el director de Un Yanki en la corte del Rey Arturo y candidato a capítulos de Los Intocables o esa primera Obsesión adaptada del Luchino Visconti. Otro que sabía varios asaltos, de los sujetos aprisionados, detalles nimios y grandes crímenes pasionales en familia.

Por tanto, novelística y judicialmente, esas minúsculas reproducciones suelen ser las más grandes, saltando del blanco y negro o el rojo ampuloso de Michael Powell; y es que Love & Death, se alimenta de un odio real... que tiene mucho que ver, en el encuentro afilado entre seres y hechos.

En el amor y antes de lo otro – el ocaso definitivo-, se vive bastante de obsesiones acaloradas, silencios melodramáticos o no,  y,  los cargos otoñales de la edad, que se manifiestan de vez en cuando, o descienden,  tal que un juego entre ratón y la gata, maduros. Sin embargo, lo peligroso está cuando se enredan bigotes y las uñas sirven como cuchillas entre felinas, logrando incorporar caos celoso, a la cuestión amorosa y taquicárdica, casi enfermiza. También ocurre en el otro sentido, casi siempre manipulado por la lengua, aunque éste no sea el asunto ahora.

Detalles, ligeras interpretaciones, movimientos de ojos y manos, gestos furtivos, miradas procelosas, abandonos, encuentros en la obscuridad, despertares, miradas en fin… Muestras de desaprobación, o lo contrario, armas residentes en los buenos actores. Una palabra cautiva, una insignificancia aparente, un rasgo escondido, una acción minúscula… son los desencadenantes primorosos de la realidad. El juego de la hipocresía, el fugaz roce indiscreto, la reflexión engañosa, el valor perdido, el refugio, la huida a ningún lado… el silencio otra vez, shhhhh!

No existe futuro sin pasado, la guillotina del tiempo. No existe pasado sin ubicación mediática de la mente. Siempre es un volver a empezar, sin olvidar aquello que fue. O no…

Enormes Brechas…

Ese es el paso empírico, del amor al folleteo, y viceversa.

Cuando los hoteles de carretera se quedaron en el camino, por otras vías más sangrientas, y de lo romántico casi no me acuerdo. Porque en las familias verdaderas, coexisten todo tipo de brechas abiertas, o prácticamente cerradas apenas…

Estas parejas de altos vuelos, esconden esas minúsculas ramificaciones como las de aquellos primeros Coen, antes del desayuno olímpico, que tanto se aproxima a esta madre de Miss Olsen. En algunos aspectos al menos, con senos familiares pero familias más dispares en cambio. También cercanas a aquellas del Hollywood clásico, que estaban programadas para soportar el paso del tiempo y quedarse indemnes en nuestros corazones. Si bien gotearon de sangre, sudor y lágrimas, como nos metieron en harina, desde Minnesota a Texas.

Y es que esto es la vida, como decían entre aquella canción de Aute y la homónima Vivir de Nino Bravo, tocando aquellas fibras que sabían enraizar y entonar como nadie. Apartados de sermones bíblicos o referencias a la fe de los parroquianos que se abandonan al sugestionado pecado. Sin embargo, nos quedan los grandes gestos vívidos, con el maestro Akira Kurosawa en aquel columpio congelado del tiempo, llamadas secuestradas y la identificación con el que se marcha silenciosamente, con la cabeza muy alta.

Así podríamos definir, en lo pequeño o gigantesco del alma, que David E. Kelley es un aspirante definitivo a jefe, de aquellos pequeños relatos de fundidos en negro, o color de senos abandonados a la pasión que saltaron de la primera Hammer a Powel, y la siguiente de los 70. Pues en duelos entrecortados de gigantes y las salpicaduras de fluidos, están los signos de la grandeza. La que es capaz, de revivir a un difunto… órgano.

Y en algunas interpretaciones mayúsculas que acompañan magnéticamente, que son maridos y amistades, apariencias insignificantes que logran dejar una Huella… No la de Mankiewicz que era más reducida en personajes, sino como elementos remarcables de los que se rodeaba Mr. Hitchcock, pongamos, desde los crímenes imperfectos, teléfono, llave, papel, tijeras… a la corbata en el cuello, hasta los líos en el robo de Marnie y su problema, homenajeada en su cumpleaños 60 también.

Ejemplos familiares tenemos en el cine más cercano… el frío Terminator del que se cumplen los 40 este año, el frío mecanismo para acabar con la semilla del amor futuro. El romance extraño, como aquel viaje glorioso de Fernando Fernan Gómez al mando, que se vuelve voluptuosamente anguloso y violento, festivo, y no cuando Buster & Billie, que cumple los 50, nos muestra el lado fangoso de manadas, tan mediáticas hoy.

Mientras el panadero, The Baker se lanza a la aventura para salvar el apellido de la nieta, tan manido como Max Payne u otro cercano y silencioso, conociendo que el pasado está ahí oculto, tras la masa y el rodillo. Sangre y manos a la masa encefálica… es el cine de Mario Bava, que casi antes de que se supiera de asuntos internos del giallo, ya tenía a inspectores calculadores, investigando al asesino innovador, salvaje, tras Norman Bate´s o Peeping Tom´s, llenando a las parejas de dinero manchado, impávido ante traiciones girando alrededor.

En Love & Death, no existe ese ámbito familiar, de buscar, es celo puro enloquecido, más Sangre Fácil, que violencia voyeurística del engaño en el Doble Cuerpo de Brian de Palma. Felicidades, este año, caen 40 desde la ventana, de tío Alfred… Y por último dos buenas investigaciones, una interna en Reptiles del novel Grant Singer, que promete esclarecer entuertos, sino familiares de sangre, familiar a lo cosa, Nostra; y el del argentino Damián Szifrón, me gusta más el título To Catch a Killer, que se embarca en una Navidad pasada por agua, sangre y lágrimas viendo aquel silencio de Corderos inocentes… Porque es Clarice, y Ben Mendelsohn es la glorificación de aquel Jefe… el asesino de las pieles, no, el otro. Pero, el dolor está bastante bien demarcado sobre sombras… y luz. Se acabó hasta el próximo caos de una Noche de Paz… colorido, o ya veremos…

Mientras nos metemos un desayuno de campeones y homicidas psicópatas… soportando el remake de una mujer conductora con gafas y un fusil. La de Anatole Litvak - la tendría que volver visualizar con Oliver Reed, que tanto supo de inocentes ovejas, amoríos y lobos - hasta la llegada de los celos de Cómodo en Gladiator. Next, action!

 





domingo, 14 de enero de 2024

El Hombre de Castañas (Kastanjemanden). Season Otoñal.


Parejas de investigadores en las producciones cinematográficas y televisivas, hay tantas, como castañas pilongas a remojo para ablandar el asunto… y casos literarios que toman visos de realidad, también.

Algunos a esta variación que proviene de los hielos escandinavos, la denominan Nordic Noir, como las truculencias de Hollywood clásico, pero más recargado de sus agrestes paisajes, grises que perfilan la dicotomía psicopática. Historias que tienden hacia la tortura sicológica del gran público unida a la violencia extrema de lo personal. En algunas latitudes (Escandinavia), incluso con marcado carácter infantil muy habitualmente. Pareciera una firma de procedencia, desde los grandes directores suecos y daneses, del pasado, desde Ingmar Bergman o Carl Theodore Dreyer, hasta Lars von Trier... pasando por la fría Centroeuropa del caliente, Michael Haneke.

Aunque parecen que van disminuyendo, esas parejas detectivescas convulsas por sus caracteres divergentes, siguen siendo una de las principales premisas de atracción de aficionados al negro y sus resoluciones polémicas, o imposibles. Por consiguiente aquí, ellos/as, son los que deberán intentar sacar a las víctimas, o las castañas… del fuego de la historia del novelista Soren Sveistrup, el de la sangrienta The Snowman, con el guionista Mikkel Serup de The Killing, que recoge diferentes familiaridades deformadas de una realidad aumentada. Autor de Crónica de un Asesinato y la serie The Kingdom de Mr. Trier, recordando que tengo pendiente de la directora Susanne Bier, su producción Bird Box.

En este último caso, y no me refiero al Hartung de 2021 que visiono ahora, sino a las grandes evidencias terroríficas que provinieron de aquellas mentes agraciadas y la imagen cruda, con sus parábolas bíblicas o sagradas, frente a la referencia del pecador mortal, la muerte provocada. Y  los hamlets varios que proclamaban el dolor del ser o no ser, como Gabriel Axel de El Festín de Babette o el padre del cine nórdico August Blom, de los primeros en atreverse con el caso del Dr. Jeckyll y Mr. Hide. ¡No va más en disfuncionalidad!

Me quedan algunos referentes, guardando un asunto puntiagudo, que van del Bilie August de Pelle o Smila, en sentencias de muerte, gélidas; o las series danesas de Erick Balling en Mitad de la Noche y el caso Borgen de Soren Kragh Jacobsen, un tema personal pendiente. Más la mente turbia de Anders Thomas Jensen, dando de beber a su mítico Mads Mikkelsen; el vigilante nocturno y la sustituta, dolores de Ole Bordegal; y un capítulo para Janus Metz en True Detective, antes de meterse a raquetazos psicopáticos entre Borg y McEnroe… Ah, y por supuesto, Nicholas Winding Refn, al volante enérgico de la acción brutal, que fueron rompiendo las olas de aquella Europa del caos, tierras de perros, y bailes en la obscuridad con el anti algo y sexual. Ninfomanías… ¿O no, fuera de la casa de Jack? Otro Torrance cercano a lo congelado y extremo. En fin… estaba y se murió.

La Madre que los…

Y antes de hablar con estos 3 showrunners que componen al castañero y sus ritos maternales en Netflix, definir la música del compositor Kristian Eidnes Andersen (Ida, Vivarium) y el guión firmado por el escritor de La Llegada, venga… más, la serie The Undoing con Nicole Kidman y Hugh Grant, creada por David E. Kelley, de Big Little Lies. Este otro administrador de papeles criminales y acusaciones híper-legales, desde la Alli McBeal a la extraña Picket Fences, el Lincoln Lawyer, y las pendientes, Mr. Mercedes o Love & Death. No va más, con mogollón de duelos interpretativos de interés, of course… af korset!

Dinamarca, alias, nos centramos en la periferia mortecina de Copenhage y alrededores agrestes, con una manita de ambiente sobrecargado, más o menos… manos. Tierra de contrastes y cambios en los biorritmos vitales y sombría luz, marcan las horas de mitos a los celtas ibéricos, dice que sostenían llevar una castaña en el bolsillo o colgada al cinturón, para aliviar resfriados y hasta reuma… Pues eso… Aquí cualquiera puede aparecer enfermo, o plomizo en el aire. Y enfermizo… por descastañado.

Mientras aquí y allá, se siguen los métodos ancestrales para corregir los males y resultados de fiestas paganas, que se han ido apoderando de las mentes populares, hasta cancelar los propios, trayendo máscaras de miedos a los días de la Castaña. El 1 de Noviembre, donde producían altas cantidades de vitaminas y ácido fólico, para repartir, a base de frutos para la memoria y el organismo oxidado. Vamos que, Mr. Krueger se ha instalado en esos sueños húmedos de sangrientas masacres con Myers y demás, dando a la fibra del cuchillo o sierra, y nos ha costado un riñón. O una huella, ponte tú a buscarlos… sí, no existen…

En el llamado Magosto, asándolas al fuego compartido en época otoñal y tostarse con vino u orujo, por los adentros… se aprovecha la recogida de la vendimia de septiembre, así es una verdadera fiesta de la Castaña… ¡La madre que los parió! A los sajones, pienso, menudos fantasmas...

Por otro lado, asuntos horrorosos que nos traen historias de miedo de verdad, o leyendas de espíritus que regresaban a casa de los parientes, más sensibleros; recibidos como una celebración, acaso, mas no confundir con… ahora sí vienen… los erizos puntiagudos de leyendas en blanco y negro, que infundieron el terror a lo extraño, y sus malas madres… Pongamos, la del vampiro M de Mr. Lang, antes de ese gigante de El Cebo de Mr. Ladislao Vajda, con sus p… puntas de choco y todo, como las castañas envueltas en espinas atrayentes, que darían forma a la de la Psicosis de Mr. Hitchcock, no hay otra igual…  y la del acoso religioso materno-filial, hija Carrie de Mr. King y el De Palma, que estarás por allí... ¡lejos de la hostia, madre!

Este enfrascamiento maternal, es un tema referencial en la serie The Chestnut man, proclive a la hipertensión entre parientes y adoptados, anestésicos, para las jóvenes que ejercerán enseñanza a vástagos, como filón de lo visual aciago, esto es, perseguidas, hasta la extenuación. También es asfixiante, el caso de los gemelos y tendencia agradecida con sus cabezas pensantes o confabuladoras, dádivas en casas apartadas y ofrendas en los ambientes gélidos, dese Hansel y Gretel, que dan mucho juego y pavor. A ver quién se lo niega… a los Hermanos Grimm.

Pues todo acaba confluyendo en estos, hijos de mala madre, brujas auténticas, que derivan a los psicópatas de turno, dejados de la sidra y el orujo, para meterse en el papel de verdaderos Lobos, frente a esas Caperucitas del bosque. Como Perrault y otros daneses, sembrarían… hasta el ocaso oscuro, con Mr. Edgar Allan Poe.

Fotos y dibujos, en síntesis.

Un buen investigador que se precie, busca la estructura escondida, y debe tener todos sus elementos, a la vista. Ahí colgados de la pared con sus cintitas sujetas a corchos, tachuelas de colores o clips para cada sospechoso, para saber por dónde se andan, sin perderse… o, a Nos.

Algunos fantasean con magos que entienden los entresijos, como los duendes de la informática y los médicos forenses, o la Marlene Dietrich de Sed de Mal, que de esto del negro sabía latín, o cueros, el maestro Orson Welles. Y Garci lo sabe, nuevamente.

Usan psiquiatras, y otros menos sociales para la psiquis, compañeros de turno que te sacan del quicio de una puerta, del anatómico… ahí espiando por si las moscas… Dibujitos y collages, en la piel, hechos por infantes, pequeños hijos de… que no, que son víctimas, casi siempre. Pero los otros, fueron niños antes, en este y otros casos… que se la arrancaban a tiras o comían, fuera del veganismo actual. Puede que algún día hable del sonido de la Libertad, pero el asunto no viene al caso ahora, ni su forma cinematográfica, que no es comparable…

Salvo, la envergadura animal, de este Hombre Castaño, al carbón vegetal, ofreciendo tensión y sugestión… excepto en algún término que contaré… pues las maternales, con diferentes comportamientos, ven que existen los lobos. Como los muñecos castañas, que van perdiendo peso calórico según se aproxima el fin otoñal, hacia esa maternidad que se celebraba en el tramo del medievo, desde la antigüedad de las civilizaciones. Recordando la universalidad del tema, pues la castaña, Madre, proviene de Asia Menor, y se extendió a Egipto, la China, la política griega, el imperio romano, y hacia la Europa del Norte al Sur, con sus conquistas culturales y celebraciones embarazosas… Es decir  Norteamérica, por ejemplo, hablando de ricas familias políticas, dolor fisionómico y tantas variedades pilongas, como dulces apócrifos en un pozo y el silencio de los inocentes corderos. Cuando Kill Bill se hacía un traje con ellas, o esa conexión evidente al Mads Mikkelsen más sibarita y licenciado en artes metafísicas, que era su Hannibal. ¿Hambre, menos lobos…? Calla y come niño, no me seas Hansel.

Saltar de Sartén a…

Como deflagraciones, púas de pinos, saltan las castañas perdiendo su masa o grasa vegetal, sudando, secretada por sus venas, con sus pelillos chamuscados, que dejaban el aroma de una pasión. Oculta.

Los ritmos circadianos, nos tiñen de colores otoñales típicos, sin nieve aún, sabores que están condicionados por fiestas y los desagradables encuentros, sangrientos quizás… y olores, que huelen a fosfatina, ¿verdad?

Y es que los finales, como las castañas pasadas, pueden pegar un salto mortal y descender al abismo. Pasando de frías oficinas, a las mesas de casas de campo, alejadas de los parques que trajeron el panorama terrorífico en la juventud, dando lugar a aparecen que no te dejan congelado, porque hay bastantes calorías ya, en el ambiente. Tanta comida y cenas, camellos, bueno que me salgo a lo Hansel y Gretel… Para sentir las deflagraciones que son una exageración de lo casual a lo visceral, e incendiario. En fin, que las series a veces terminan un poco castaña, no del todo, no… porque el mal existe, doblando la esquina.

El Hombre de la Castaña se mantiene firme, dado lo emocional y narrativo del caso, gracias a sus tres personajes principales, representados por el excelente trabajo de Danica Curcic, primera danesa de Netflix en Equinox y La Niebla (deficiente dicha pesadilla en tele), y él, en segunda danesa de Netflix, Mikkel Boe Folsgaard y su The Rain, que es un detective muy racial y empapado en lágrimas, tras un incendio pretérito y la recuperación con ese regalo final… Al otro, no sentenciaré, pero pertenece a los Tinker Tailor Soldier Spy, La Chica del Dragón Tatuado y una parte presidencial de Chernobyl, la serie. Mr. Dencik, de alias Gorbachov, con el calor residual de aquellos días calientes…

La diosa… del infortunio.

La condena del dolor, sirve a pobres y familias ricas, políticas, cuando les toca la pedrea del infortunio, que está ahí, esperando y entonces mueven palancas sin parar.  Y otorga a cada quién, ese Hombre de las Castañas, determinado y singular, que sirve a cada serie.. Y a este Netflix en danés, que es cruel y salvaje, como aquel lado obscuro de Mads Mikkelsen y su doctor. Aquí más campero o pedrestre en arte.

Son maldades parasimpáticas, tal que el sufrimiento extremado de un Tom Cruise en tren endiablado y vuelos sin motor, con vistas a las profundidades de la última Misión Imposible, en Sentencia Mortal. Es un sin vivir de asesinos posibles frente a salvadores del planeta, recordando lo atómico globalizado,  a lo maquinista de la general en acción. Pues, qué decir del final de Mr. Keanu, tras la molienda, no del pan de castañas, sino de la masa con que se hacen las tortas, cronometradas hasta el hartazgo, en su John Wick bajo la Torre Eiffel y olé. Se acabó, las hostias que se daban… como trenes expreso.

Y qué decir de, el The Killer obsesivo con la preparación física y casi mesiánica, de Michael Fassbender, para acabar con ellos y ella, la Tilda Swinton más sibarita. Mira que David Fincher sabe de estos tipos y los mindhunters, pues nada, que se queda uno con el cerebelo taladrado… cómo coj… a un asesino meticuloso, se le queda la mente encerrada en la música de Morrisey y The Smiths, solo y para siempre… y qué, pues que el rico gane, porque es el que mañana podría darle de comer, es asín… en garrulo del pueblo castañero. Al calor de matarile contratado, digo.

El muñeco castañero, conecta casos críticos. La política con desaparición, las ofrendas festivaleras en el campo, los gemelos que se corrompen en el tiempo, los embalsamientos a lo Joan Doe, el compañero tiñoso o envidioso de no sé qué, el retirado del método, jubilado detective, el extraño, el padre o madre coraje, la incomunicación con jefes o entre parejas, el político que se mueve al interés… y el pringao, al que siempre podrían reventar, quemar como hombre de paja o mimbre. Estructuras de alambre como cornamentas colgadas… y castañas como cerebros.

Me queda la venganza del Baker de Ron Perlman, que fue caso para Guillermo de Baskerville, sin el perro de Holmes, y las chicas… no las de caperuza roja, aguardando la caída de la castaña, hacia la nueva fiesta oficial del paganismo, que celebre la cosecha y esa maternidad arcaica y dolientemente eterna. Sino, las que no esquivan a los lobos y sus erizos picudos en el camino… Pongamos de Clarice Starling, u otras que vendrán en la continuación de esta maquiavélica, entrada del presente, cuando los corderos son castañas sin alas… ¿Se dirijan a cual…? Próximamente, hasta la primavera de la siguiente matanza en Copenhage, o en Minesota, o más allá, el universo… Pringadillos loberos y otros foros, fargos asesinos… en los días sangrientos de las flores y la luna, de ídem... ¿O no, King?




domingo, 29 de octubre de 2023

Black Mirror... Season VI

 

Existen espejos que no devuelven tu reflejo. Porque se quedan obsoletos o están tintados. Otros, reflejan la realidad distorsionada, como aquel cuadro estrafalario que observaba a diario una especie de monstruo…

Y sin embargo, ahora tenemos uno en nuestros bolsillos, que la distorsiona igualmente y no nos parece raro. Así que, casi nadie, conoce sus posibles repercusiones y las que supondrá la IA en nuestras vidas futuras…

En cambio, ya se sienten algunos efectos cuando se trata de pequeñas unidades en desarrollo, que pueden ocasionar amenazas teledirigidas o robos de identidad. En las guerras, las posibilidades serán infinitas como bien demuestra el documental Unknown: Killer Robots, con nuevos sigilosos soldados, y si algún día, esa inteligencia superior en velocidad, decisión o manipulación en la toma de decisiones, llegaría a poder obtener conciencia propia. Todos tenemos, aunque sea infantilizada, aquella historia contada por… en el filme Juegos de Guerra o la posterior edad adulta, con el Skynet del Terminator de Cameron y su campo de batalla.

De momento nos detendremos ante este cristal deshumanizado, que significa la estrategia de Charlie Brooker para Netflix, con la serie de los miedos tecnológicos y demás desfases. Ya que es difícil no sugestionarse, ante esas imágenes, que partieron de la literatura de la ciencia ficción y su primigenio cine, desde la androide angelical, María en la Metrópolis de Fritz Lang. Historias en las que el aprendizaje computacional se simplificaba en el plano social, desviando la conciencia autosuficiente, que abrirían las puertas a una República Independiente de los Chips y la pretérita tecnología cuántica. Chips without fish, o no…

Bueno sí, los pescaditos podríamos ser nosotros. La ciencia binaria empezó a tomarnos como objetivos a corto plazo, si su conciencia de programación reptiliana, se veía amenazada. Porque estaba diseñada a nuestra imagen y evolución. Mientras, los seres humanos pensaban en crear una nueva especie, sin observar nuestro reflejo en aquella pantalla de última generación. Pues, estábamos pendientes de fake news y pantallas de grandes plataformas económicas o sus redes sociales; cuando posiblemente la III Guerra ya estaba en marcha… Algunos pensaban que ya se tornaba inteligente, como esos soldados robóticos del documental o los observadores armados del cielo, pero, sobre todo era viciada, cruel y muy manipulada… Y aderezada, con avisos de terror, salpicados de explosiones nucleares…

Retazos violentos y… la respuesta.

Espectadores, y los que no querían mirar, atrapados tras sus caretas, se sentían protegidos en su rebaño, sin alcanzar a ver la amenaza, ya no tan incipiente. Riéndose de la respuesta, hasta que vieron dicho documental, u otros robots que empezaban a tomar decisiones erróneas… ¡Cómo… si no era posible!

Las plataformas comenzaban a crear sus contenidos, con datos comprados que dimos como creídos y nos vimos convertidos en horrores, o awful, como esa Joan o sus imágenes posibles, replicadas hasta el infinito de la red. Era todo un cosmos de respuestas horribles y deformes, ¡una gran cagada! Y sin embargo, la mejor de las historias porque no comprometían a todos, con sus algoritmos imaginarios buscando la carnaza, como aquellos otros paparazzis del pasado. Igualmente drogado, pero en digital globalizado y comprado en la nube... mafias entre algodones.

Protegidos en nuestro rebaño tras la cerca oscura, no previendo la anticipación de los lobos, raising by wolves los llamó el jefe, Mr. Ridley Scott, amo y señor, de los replicantes que vendrán después. Firmamos nuestra máscara mortuoria de terror, por unos cuántos pagos de bizum o suscripciones, sin saber el color que tomarían las desviaciones personales o el poder grupal de sugestión. Era otro tipo de guerra, eso… sin etiquetarse, como siempre soñaron, ¿no? Uno contra todos, todos contra uno.

Hasta que determinados pececillos, decidieron salirse de la pecera de material traslúcido, salpicado de caca, ya que no participamos de la sátira ni del reparto ideológico, dirigido por el fideicomiso monetario de sus interese comunes. Y nos marchamos, dando la espalda, como aquel viejo pistolero solitario de Centauros del Desierto… con John Ford, oteado tras su ojo tapado, buscando las sensaciones de un atardecer sobrecargado, de rojos-anaranjados y azules, violáceos. Y alejarse del marco de aquella puerta sombría, que significaba el hogar… Nuestro refugio falso.

La Era Duplicada.

Antes tendré que detenerme y recomendar una pequeña peli, directa e intensa, The Artifice Girl, notable estreno del director Franklin Ritch, para llegar a conocer el alcance de una próxima AI contra el imperio del crimen anónimo. Con un poético aumento de sensibilidad y sentido del honor, que nos hace confundir lo que es cierto o lo que se piensa en la clandestinidad, sobrepasando los límites; mas en este caso, en un giro que desea atrapar a aquellos que violan la ley en la perspectiva de inocentes, en un venganza que se verá envejecer hacia ese mismo espejo creado a su imagen. Bits inteligentes pidiendo su propia idiosincrasia existencial… y la búsqueda de la emotividad. Muy interesante parábola de la identidad y responsabilidad civil, en un caso policial sobrecogedor y esperanzador, además con el gran Lance Henriksen, uno de nuestros ´roboces diligentes` favoritos que redondea metafóridcdamente el alma de metal. Parecido a la búsqueda de evasión en Días Extraños, que pronto cumplirá 30 años ya, p… máquinas…, en esta ocasión a través de la ciencia criminológica destinada a los afectados de abusos infantiles.

Algunos científicos, todo se repite... propusieron duplicar el esfuerzo en el espacio-tiempo, otorgando a las familias terrenales de opciones emocionales sin precedentes, como en aquella Black Box, pero con cables en lugar de neuronas. Al fin y al cabo, son conexiones bioeléctricas... Era la conciencia, atrapada en cuerpos que respondían a sus querencias y miedos, más allá del mar e incluso, del amor… Pues el horror, no entiende de fronteras ni colores, ya que los difumina en único gris. Y en ese término, se basa la película de tensión psicológica Influencer, que crece narrativamente, mezclando la anterior categoría de sustracción identitaria  y la remata con asesinato a sangre fría, por subsistencia, venganza… o mero disfrute.

Sería parte de una existencia imaginaria, del yo o del futuro Nos… siempre hay tiempo de vivir y morir, sin importar la distancia. Esa es la sátira de la robótica, que esparce el sr. Brooker como si fuera el recuerdo de Charles Manson y una incitación contra lo antinatura. Tal y como sucediera en multitud de distopías, en sentido contrario curiosamente, salvo en la transhumanista The Creator tomada como espécimen de nueva generación… sería un craso error…  Tras el Hal-9000 tomase conciencia del peligro de desconexión, un Terminator del tiempo violento, mercenario para acabar con la sombra humana, o que los replicantes desearan… conocer la reversibilidad posible del caos, o una muerte marcada a fuego… Es el mismo plasma de Solaris, el más allá de Lem y el GH de Gorge Orwell, más que tecnológico, tomase total control de nuestras vidas. Curiosamente también la suya, la del todopoderoso…

El resultado es la violencia, en cualquier caso, porque somos así… y ellos podrán serlo. De eso se trata la supervivencia, un cerebro protector, de una camada.

El Placer… Dolor.

Black Mirror se caracteriza por no andarse con remilgos, aunque sea en una retirada tierra escocesa, y las pintas se tiñan con sangre extraña. Como aquellos chicos se adentraron en el páramo, tras visitar esa taberna en Un Hombre Lobo Americano en Londres. Aunque, esta vez, los lobos son distintos… y el dolor también.

Es un poco estrambótico, el relato cercano y familiar, de forma que no termina de cuadra (como posteriores lobos….) con la estrategia tecnológica y visual de este espejo moderno. De otra forma con la visita a los videotapes del pasado. El resto es una sinfonía de lo inaudito, como pescar peces en un río revuelto, no en el mar.

El masoquismo más extremo, poco tiene que ver con otros aspectos sexuales o pornográficos… de los 8mm con Mr. Cage a Tom Cruise enmascarado. Y es que la sonrisa propone un doble sentido, estar a gusto con uno mismo o volcarse en una terrible escena de sarcasmo facial, como ocurre a través de la mente del Joker y su poder antisistema, pero, con la mueca manchada de terrorismo.

Otro caso de automasoquismo, en este ejemplo extremo y psicológico, serían la mueca del abusado en El Hombre que Ríe, su antecesor mudo; y llevado al terror más insano, marcado por las muertes autoinfringidas, estaría el filme Smile de Parker Finn (en busca de su continuación, era de esperar, ahahaheheha), donde las escenas automasocas, te llevan a un estado de confusión anímica y perjudicial en algunos estertores morales, si bien con un suspense narrativo, digno de mencionar aquí. Con la risa hemos topado, Fray Guillermo de Baskerville… como el que sale con ella a ligar por ahí… NO hombre, noooo.

Lobos y… demonios. Fin de la cinta.

Todo nace de un cierto desorden, desde la radicalización del feminismo, hasta el fin de lo conocido, anunciado… que en El Día Después, te acuerdas, fue un IMPACTO.

El sátiro creador de lo negro, intenta sacudir el árbol siendo participe del periodismo de una de las partes, optando por definir a unos y a otras, lobos o lobas. Y en cambio, está todo ya más que definido… El Mundo, la humanidad, no tiene remedio. Ni la globalización de agendas adineradas, tiene ninguna posibilidad… ¡Es más que factible que la jod… y nos vayamos al … !

Otro día hablo del otro lado de la Fuerza, con otro capítulo interesante de la serie documental que empieza, donde acaba todo, en lo desconocido…

Pues, el jefe de Black Mirror, contó en un artículo que cayera un buen día, en las redes de la AI, a ese otro lado de la narración experimental con Netflix. Es decir, el uso, el viciado, el voyeur expectante. Con la práctica del infraser (por ahora…)o Chat, G y no sé cuántos putos caracteres… que sí, que lo sé, pero me hago el longui, gege… qué puntazo. Con intención de engendrar un posible, nuevo capítulo indefinido, de la farsa creativa que nos acecha. Y como resultado, tras decesos del virus, fue una auténtica mierda según sus descripciones. Como la de esa Jane del capítulo, pero en digital saliendo de los dedos… Fue una plasta de todos sus episodios anteriores, remezclada sin argumentación novedosa y autosuficiente, hasta hoy…

No vaya a ser que la máquina aprenda a interrelacionar y… Ah, qué ya está en ellos, ¡válgame Daisy! Terminará jugando a las creaciones y eso… ya sabes lo que nos caga.

Por el instante, viste a la mona de paparazzi y se sale del negocio. Será por bienqueda, como si no formara parte de él, y se viste con la piel de las hermanas, con una simpleza espantosa., que termina comiéndose a todos los tíos, de la forma que fuera, hasta polis y bollicaos… y mandar a reflexionar con una mierda de instantánea final. No entiendo ni papa, con lo bien que estuvo la Luna en Londres o en las carreteras de Aullidos. Esto es otra cosa, reivindicativa y… a ciegas evolutivamente.

Y por último, tras 27 capítulos y una historia interactiva del volcado sanguíneo de autor, de lo escrito y pensado por humano, nos metemos en una explosión del sin sentido, entre lo vacuo del asesinato, lo metafísico de la existencia y el horror del hongo mortífero. Sí, ¡demonios de finales de los 70, campanudos! Y con Bonny M… Ma, ma, ma… maaaaá.

Aquí hago un inciso a las nuevas generaciones, para reconocer ese mencionado Día de Después, sin máquinas asesinas del futuro o AI, hasta ahora, porque alguno ya se lo puede estar planteando… Celebrando que el 40 cumpleaños de Terminator será el año entrante, como es ahora el de Blade Runner en esa guerra final con la máquina, en alcance de memoria y enseñanza. Y recomendar otro sincero alegato del 83 casi olvidado, desde ojos de la infancia, conociendo de primera mano, una destrucción o esa muerte por altas dosis de radiación. Reflexión en el interior de nuestros hogares y familias deformadas, tras un simple Testament de Hamelin, con la curiosidad de, que ahí estaban jovencitos, además de Luke Haas… Rebecca de Mornay y Kevin Costner, en incipiente imagen de los paparazzis de estrellas. La tecnología avanzando desde lo bélico, para convertirnos en energía limpia o positivismo del negativo… de a poco, hasta llegar a esa estúpida estampa en el suelo desangrado del capítulo 4, de la contradicción… Del éxito con la compasión, en una foto, no creo ni media.

Este compendio de ideas descerebradas y detonaciones, compone laSecta temporada de Black Mirror, que nos calienta como la fusión del Sol, o los chipsets a 40 y tantos grados en verano, reventando baterías futuras y pantallas. Y las máquinas, vestidas de lobos o coches silenciosos, atraviesan las calles de la ciudad, buscando peatones perdidos como si fueran drones a la caza. Y la guerra parece un videojuego de IA en pantallas negras, con jóvenes que cogen su automática, fuera de una serie sin personajes reales, o fotocopias unos de otros, practicando el dolor, robando tu dinero a distancia… hasta llegar a prescindir de las amenazas generales, con dos partes… hasta lo coj… Algunos somos imparciales, y moriremos sin mirar las carteras de ricos en agenda que, nunca abandonarán sus riquezas… de bolsillo izquierdo o derecho… ni queremos padecer, más noticias falsas de medios.

Simplemente, acabar con una historia contada en un blog, sin dinero, sin ideología… sin miedos. Hablando del AI al As… esino. Da igual su forma, es lo que hay, entre lobos y lobas, humanos. Negreiros… atpc. Na na nanáaaa, like a rolling stones, hey Judeee!

Post-mirror…

Contaba Mr. Brooker que, en día de esos lluviosos, también por su mente, el director del periódico mandase a una misión crítica, sobre el concierto de Glanstonburry… Como buen profesional, acepto propuesta a regañadientes, pues no sentía ninguna atracción por acampar,  y decir en distorsión visual con su imagen de camuflaje militar… “No voy a acampar jamás… Odio la lluvia, el barro, los inconvenientes relacionados y el malestar en general, los ruidos fuertes… la Gente y sus amigos que se encuentran… en una multitud chocando… y los borrachos que se chocan contigo y te mean en la pierna”… Y es que cuando llegas a un grado de comodidad, o nivel económico, es difícil desprenderse de ello, como de las riquezas con ideologías. Da igual el sentido, para la derecha o la gran izquierda… Es parecido a lo que desearía, una nueva inteligencia artificial… ¡Qué nada interfiriera con su posición!

Cuando deje de añorar a aquel cerebro del ZX-Spectrum de recortados Kas, los gráficos de Commodores Amiga, o la infantil cancioncilla tarareada por Daisy. Así que, no inventes cuentos, y deja que las narraciones se reinician y vuelve a la esencia, que es el concepto principal… o el fin del principio… o el inicio de la inteligencia más artificial, que nos muestra nuestros posibles finales… aunque no nos gusten. Así se vive en realidad… y se sueña en el espacio.

De lobos solitarios, ni manadas, no hablo… pues juegan con la luz masoquista del obturador para obtener los momentos macabros y comportamientos más tenebrosos del Ser… amigos/as de la Bestia. Igual que Guillermo del Toro, nos trajo el infierno a nuestra pantalla con aquella Cronos demi-mitológica y mecánica, que cumple años... Black Mirror en esta Sexta, habla de sectas familiares escondidas en la memoria de monstruos y máscaras, mecanismos oxidados de oficios oscuros, ante la rivalidad y la excitación del dinero… y la exacerbación del Yo, hasta la orgía de la extinción del Todo. Eso sí, sin explicación… Somos como máquinas de placer y horror.

Y la pantalla tibia, se calentó con salpicaduras de sangre, alguna correría furtiva de mente y vestidos de demonios con diferente pelaje… Ya no existirán las leyes de Asimov, carne así explotes, recordando aquella obra genial de Mr. Cronenberg, titulada Videodrome, y los labios saliendo de la pasión extremófila, que cumple años y recuerdos sonoros de Blondie… one kiss. No pico, no.

Ni existirá atracción, simple morbo, frío monedero, en una memoria quemada, recuerdo de la música de Bonny M, Ooooh, RaRa, Rasputín…  la gran Máquina del Amor… con látigo de cuero bélico, confeti del años 2000, el fin de aquel mundo, recuerdas… y olor a bombas H.

Qué venga ya la fusión, por favor… Beyond the Siiiii, (o sea)… na na nah, náaaa.


Cinemomio: Thank you

Las más alteradas del Cinecomio

Etiquetas

Serie TV-Scifi Serie Tv - Terror Jessica Chastain Matthew McConaughey Clint Eastwood Emma Stone Jake Gyllenhaal Serie Tv - Thriller Carey Mulligan Humor Amy Adams Chris Pine David Fincher Denis Villeneuve Ewan McGregor Hugh Jackman Mads Mikkelsen Michael Fassbender Ridley Scott Tom Cruise Tom Hanks Woody Allen Anna Kendrick Anthony Hopkins Ben Affleck Cine Documental Daniel Radcliffe Eva Green Joaquin Phoenix Keira Knightley Kristen Stewart Leonardo DiCaprio Martin Scorsese Melissa Leo Michael Caine Michelle Williams Mike Flanagan Oscar Isaac Paul Dano Peter Sarsgaard Ryan Gosling Tim Burton Tom Hardy Alan Arkin Alec Baldwin Alejandro González Iñarritu Alex de la Iglesia Andrew Garfield Anton Yelchin Antonio Banderas Anya Taylor-Joy Audrey Tautou Benedict Cumberbatch Brad Pitt Bruce Willis Bárbara Lennie Cary Fukunaga Cate Blanchett Chiwetel Ejiofor Chris Penn Chris Pratt Christopher Nolan Christopher Walken Damien Chazelle David Ayer David Cronenberg David Mackenzie David Thewlis Denzel Washington Eddie Redmayne Edward Norton Ethan Hawke Felicity Jones Frances McDormand Francis Ford Coppola Gael García Bernal Gary Oldman George Clooney Guy Pearce Harvel Keitel Helena Bonham Carter Hugh Dancy Hugo Weaving Isabelle Huppert J. K. Simmons J.J. Abrams James Gunn James McAvoy Jean Marc Vallée Jean-Pierre Jeunet Jeff Nichols Jesse Eisenberg John Cusack John Goodman John Hurt John Turturro Jonah Hill Josh Brolin Julianne Moore Juliette Binoche Kate Bosworth Kenneth Branagh Kirsten Dunst Kurt Russell M. Night Shyamalan Marion Cotillard Mark Ruffalo Martin Freeman Matthew Modine Meryl Streep Mia Wasikowska Michael Pitt Michael Shannon Miles Teller Mélanie Thierry Nacho Vigalondo Nicolas Cage Nicolas Widing Refn Olivier Assayas Paolo Sorrentino Paul Giamatti Peter Jackson Quentin Tarantino Ralph Fiennes Ricardo Darín Richard Gere Richard Jenkins Robert Zemeckis Rosamund Pike Sam Shepard Samuel L. Jackson Saoirse Ronan Scarlett Johansson Sean Penn Series Tv - Terror Seth Rogen Sienna Miller Stellan Skarsgard Steve McQueen Tilda Swinton Tim Roth Viggo Mortensen Wes Anderson William Hurt Winona Ryder Woody Harrelson Zoe Saldana 2001: A Space Odyssey A Dangerous Method A Passage to India Abel Ferrara Al Pacino Albert Finney Alexander Payne Alexandre Aja Alfonso Cuarón Alice Eve Amanda Seyfried Amour An Education Angelina Jolie Animación Animación Digital Animación Japonesa Annette Bening Armie Hammer Ava Duvernay Barbara Stanwyck Ben Foster Ben Wheatley Bennett Miller Bertrand Bonello Bertrand Tavernier Bes Foster Bill Murray Billy Bob Thornton Bradley Cooper Brie Larson Brit Marling Bryce Dallas Howard Callum Keith Rennie Carlos Vermut Carmen Ejogo Carnage Casey Affleck Channing Tatum Charlotte Gainsbourg Christina Hendricks Christoph Waltz Colin Firth Collin Farrell Damián Scifrón Dan Gilroy Daniel Monzón Darren Aronofsky David Ayelowo David Dobkin David Yates Demi Moore Denis Levant Drake Doremus Duncan Jones Ed Harris Edward Burns Elijah Wood Elizabeth McGovern Ellar Coltrane Ellen Barkin Emile Hirsch Emily Blunt Emma Thompson Emmanuelle Seigner Essie Davis Fede Alvárez Frank Capra François Cluzet Gary Ross Gavin O´Connor Gene Hackman Geoffrey Rush Giuseppe Tornatore Gracia Querejeta Greg Mottola Guillaume Sylvestre Gérard Depardieu Harvey Keitel Henry Fonda Hnos. Coen Hnos. Dardenne Hossein Amini Hugo Isabella Rosselini J. Edgar J.C. Chandor Jack Black Jacob Trambley Jacqueline Bisset Jacques Audiard James Cameron James Gray James Marsh January Jones Jared Leto Jeff Bridges Jennifer Garner Jeremy Irons Jeremy Salunier Jim Broadbent Jim Sturgess John Carney John Ford John Lee Hancock John Malkovich John Travolta Johnny Deep Jonathan Nolan Jose Sacristán Joseph Gordon-Lewitt Julia Roberts Karyn Kusama Kevin Costner Kevin Smith Kiefer Sutherland Kim Nguyen Kristen Wiig Kyle Catlett La Clase La Ola La vida de Brian Lambert Wilson Lars von Trier Laurence Fishburne Leos Carax LiLy Collins Lindsay Duncan Logan Marshall-Green Luc Besson Luis Tosar Luke Wilson Macha Grenon Marc Forster Marc Webb Mark Wahlberg Martin Sheen Mateo Gil Mathieu Amalric Matthew Broderick Meet John Doe Mel Gibson Melissa McCarthy Michael Almereyda Michael Brandt Michael Haneke Michael Keaton Michael Madsen Michael Peña Miguel Gomes Mike Cahill Mike Figgis Mike Leigh Mira Sorvino Monty Phyton Morgan Freeman Morten Tyldum Mélanie Laurent Nadine Labaki Naomi Watts Naomie Harris Nathan Lane Ned Benson Neil LaBoute Nicholas Hoult Nicholas Jerecki Nick Nolte Nourizadeh Nima Olivia Colman Olivia Wilde Olivier Marchal Omar Sy Orson Welles Paddy Considine Park Chan-wook Patricia Arquette Paul Greengrass Paul Haggis Paul Thomas Anderson Paul Verhoeven Peter Berg Peter Dinklage Peter Mulan Philip Seymour Hoffman Philippe Falardeau Preston Sturges Quvenzhané Wallis Rachel Weisz Reese Whiterspoon Ric O´Barry Richard Ayoade Richard Glatzer Richard Harris Richard Linklater Rob Marshall Robert Downey Jr. Robert Duvall Robert Eggers Robert Pattinson Robert Redford Roger Donaldson Roger Michell Roman Polanski Rose Byrne Ruben Fleischer Sam Levinson Sam Whorthington Sandra Bullock Sarah Gadon Sarah Polley Simon Curtis Simon Pegg Soledad Villamil Soul Kitchen Stanley Kubrick Staying Alive Stephen Lang Steve Buscemi Steve Carell Steven Knight Steven Soderbergh Tarsem Singh Tate Taylor Terrence Malick Terry Gilliam Thandie Newton Thomas Dekker Thomas Jane Thomas Winterberg Timothy Spall Todd Phillips Tom Dicillo Tom Ford Tom Hiddleston Tom Tykwer Tom Wilkinson Topher Grace Trailer The Wolf of Wall Street Uma Thurman Valérie Donzelli Vince Vaughn Viola Davis Yoji Yamada Yorgos Lanthimos Zachary Quinto Zoe Kazan
Licencia de Creative Commons
Obra está bajo una licencia CC en España.