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miércoles, 29 de agosto de 2018

Detectives: Decesos S.A. (Parte II)

Criminalística: La disciplina que aplica los conocimientos, métodos y técnicas de investigación de las ciencias naturales en el examen del material sensible relacionado con un presunto hecho delictivo, con el fin de determinar su existencia, o bien reconstruirlo, para señalar y precisar la intervención de uno o varios sujetos, llegando así a la verdad histórica del hecho.

Otra definición mucho más precisa y concisa, sería: La ciencia de los pequeños detalles. O grandes, como Humphrey Bogart.

En esta segunda parte del post anterior y conectado, sobre los criminales y las investigaciones policiales, dudé con qué película comenzar la era moderna del género... existen tantas y la memoria es tan fútil a veces, Sr. Detective. Sin embargo, creo que aunque es anterior a algunas de las consideradas en la primera parte, debo comenzar con una producción adelantada a su tiempo:

11. El Fotógrafo del Pánico (Peeping Tom): Reconstrucción por Michael Powell.
Los hechos: aparición de mujeres apuñaladas con muecas de horror. Rodaje en 1960.
Lugar: El Soho londinense, bajos fondos, apartamentos decorados en los años 60, pequeña sala de cine. Los espectadores son vouyeurs desde su butaca, del trabajo de un visionario llamado Powell que rueda al asesino vouyeur de sus propios actos.
Motivos: Perversiones sexuales, vouyeurismo de tortura extrema, traumas de la infancia, psicopatías relacionadas con los miedos.
Objetos: cámaras, cuchillos, película de acetato.
El malo: Karlheinz Böhm y la educación inapropiada.
El bueno: Las mujeres, Anna Massey, Norma Shearer...
**** Muy buena ****

12. Repulsión: Reconstrucción por Roman Polanski.
Los hechos: Paranoia y esquizofrenia. Represión sexual. Rodaje 1965. Enfermedad del alma y la mente. Demencia. El silencio enfermo. No hay una investigación policial, pero nosotros somos los jueces y participes de la enajenación.
Lugar: Londres. Un apartamento frío y lúgubre. Una alucinación o pesadilla. Surrealismo. Ambiente opresivo.
Objetos: una mujer y un apartamento solitarios, cadáveres en putrefacción. Una navaja o cuchilla de afeitar. Un candelabro. Una bañera.
El bueno: En una pesadilla no existen los buenos. Su hermana Ivonne Furneaux y su fogoso novio Ian Hendry. Un pretendiente del horror femenino, John Fraser.
El malo: Una guapísima e inolvidable Catherine Deneuve, pero cuidado no todo es bello para siempre.
***** Obra Maestra *****

13. El estrangulador de Bostón: Reconstrucción por Richard Fleischer.
Los hechos: aparición masiva de mujeres estranguladas hasta la axfisia. Rodaje 1968.
Lugar: Boston y alrededores urbanos.
Motivos: Perversión sexual, impotencia, psicopatía.
Objetos: Cuerdas, guantes, equipo de fontanería, medias...
El malo: un impertérrito y sorprendente Tony Curtis en una madurez concisa.
El bueno: magnífico, omnipresente siempre Henry Fonda. Otro siempre correcto George Kennedy.
**** Muy buena ****

14. La vida privada de Sherlock Holmes: Reconstrucción por Billy Wilder.
Los hechos: caso detectivesco inclasificable sobre el personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle. Espionaje. Rodaje 1970. Genocidio.
Lugar: el mítico 221 de Baker Street, la esplendorosa y verde Escocia.
Objetos: violín, jeringuillas, pipa y sobrero, pistolas, armas, ciencia.
El malo: siempre vampírico, introspectivo y gutural Christopher Lee.
El bueno: magnífico Robert Stephens (Sherlock), Colin Blakely (Holmes).
**** Muy buena ****

15. Frenesí: Reconstrucción por Alfred Hitchcock.
Los hechos: nuevamente la recurrida fuerza masculina, caso el asesino de la corbata, aparición de mujeres estranguladas. Rodaje 1972. Penúltima película del maestro del suspense.
Lugar: el majestuoso Londres de los años 70.
Objetos: corbatas, medias, un alfiler.
El malo: un inclasificable Jon Finch, inquietante, bizarro y elegante.
El bueno: el maduro detective Alec McCowen y su esposa. Deliciosos sus diálogos.
**** Muy buena ****

16. Tiburón (Jaws): Reconstrucción por Steven Spielberg.
Los hechos: restos de una mujer masacrada en una desierta playa. Rodaje 1975. Me niego a calificarla como Blockbuster. Los animales no son criminales, pero tratándose del Gran Blanco y el infinito mar, salado, un respeto.
Lugar: una idealizada Amity Island, basada en un hecho real ocurrido en New Jersey.
Objetos: dientes en sierra, mordeduras de mandíbulas, restos orgánicos.
El malo: todavía no sabes quien es el asesino... Un alcalde sin escrúpulos. La política y el ladrillo.
El bueno: Roy Scheider sopesado y crucial, la naturalidad magnética de Richard Dreyfuss, el colosal Robert Shaw con su rostro impenetrable al salitre, una madre sufrida que intenta reflotar la familia, interpretada por Lorraine Gary.
***** Excelente *****

17. El crimen de Cuenca: Recontrucción por Pilar Miró.
Los hechos: aparición de un cuerpo en pequeña localidad rural en la España franquista y sus episodios negros. Rodaje 1979. Manipulación de los hechos y tortura. Guerra civil, tan en boga para algunos.
Lugar: alrededores de Cuenca, Osa de la Vega.
Objetos: cuerdas, cerillas, instrumentos de tortura, armas.
El malo: la dictadura, el político corrupto disfrazando al bueno, Fernando Rey, el juez parcial Héctor Alterio d.e.p., una madre impaciente y cegada interpretada por Mary Carrillo.
El bueno: Manuel Dicenta, José Manuel Cervino y el Cepa Guillermo Montesinos.
**** Notable ****

18. El silencio de los corderos: Reconstrucción por Jonathan Demme.
Los hechos: mujeres maltratadas por el hambre y mutilaciones en su piel. Rodaje 1991. Un asesino gourmet muy peligroso y el caso de Buffalo Bill.
Lugar: el psiquiátrico e instalaciones del FBI en Baltimore, Memphis, Ohio, una casa escalofriante en las afueras de Chicago.
Objetos: métodos forenses avanzados, mensajes ocultos en cuerpos mutilados, huevos de crisálidas, delicatessen culinarias.
El malo: con universal onomatopeya tsee tsee tsee, quién va a ser Anthony Hopkins y el asesino de todos los tiempos con su antropofagia incisiva. Ted Levine y su perturbación sexual, con piel de cordera.
El bueno: Anthony Hopkins ¿cómo puede ser...?. No me lo preguntéis a mí.
Jodie "Clarice" Foster y Scott "Jack Crawford" Glenn.
***** Excelente *****

19. Seven: Reconstrucción por David Fincher.
Los hechos: unos terribles asesinatos del enviado de Dios en la Tierra, brutalidad y sadomasoquismo, martirio hasta causar la muerte. Rodaje 1995. Odio los 7 pecados capitales desde su estreno. La divina comedia de Dante Alighieri. También podía haber incluido Zodiac, pero ya tiene un misterio y entrada del blog completa para ella solita.
Lugar: una ciudad del mundo, opresiva, sucia, húmeda, fantasmal. Pudiera ser New York o cualquier otra.
Objetos: cuerpos mutilados, instrumentos de tortura y mutilación, multitud de pistas falsas a modo de puzzle, la moralidad y la Biblia, una caja de cartón.
El malo: el mejor papel de Kevin Spacey, no hay palabras para definir su creación.
El bueno: un sosegado y pasado de todo Morgan Freeman, lección de detectives... y la impaciencia con sabiduría familiar de Brad Pitt, con su ímpetu y retrospectivo fruncir de ceño.
***** Excelente *****

20. Crónica de un asesino en serie (Memories of murder): Reconstrucción Bong Joon-ho.
Los hechos: Violación y asesinato posterior de mujeres. Tortura policial. Rodaje 2003. Los errores policiales y la investigación a trompicones inauditos. El humor en el thriller de sabor oriental a sangre, incrédulo me hallo. Sacrilegio o no, queda tan bien...
Lugar: Seúl y lugares solitarios de sus alrededores. Oficina policial de Seúl.
Objetos: cualquier prueba corre el riesgo de ser falsa en esta película.
El bueno: dos detectives que luchan contra un asesino y contra ellos mismos. Park Doo-man y Seo Tae-yoon.
El malo: la poca profesionalidad de algunas policías.
***** Excelente *****

Especial: The Cove. Reconstrucción por Louie Psihoyos.
Los hechos: Una masacre. El mar se tiñe de rojo sangre. La comercialización y explotación de los animales. Rodaje 2009. La política se compra y se vende.
Lugar: por desgracia el planeta entero. Pero, este caso es exclusivo de Japón en Wakajama y su parque nacional de Taiji.
Objetos: un equipo técnico avanzado, efectos especiales, pruebas fílmicas. Un televisor en la Comisión Ballenera Internacional.
El bueno: el entrenador Ric O´Barry y su causa. Un equipo humano comprometido, al que debemos estar agradecidos. Los animales no respetados y masacrados.
El malo: El hombre.
***** Excelente *****

Volver a la Parte I de Los Detectives y las Muertes --> Pulsa aquí.

En este sábado de muerte, me dedicaré a compartir música de uno de mis grupos favoritos, Black Sabbath. Más ahora que sale la noticia, de una nueva reunión del grupo... hace tiempo ya de este comentario. Parece que editarán un nuevo disco y una gira mundial en 2012... Sí lo hicieron... Y como no, un recuerdo a otro de los grandes Ronnie James Dio. Oh yeah! \,,,/
Cantando a la guerra, donde los psicópatas están en su propia salsa. Ahora, más que never, Ronnie James Dio y Ozzy Osbourne en War Pigs. No se podrá repetir...
Y un recuerdo para un crack Ronnie James Dio. Descanse en paz bajo su arcoiris en la oscuridad:

domingo, 26 de agosto de 2018

Detectives: Decesos S.A. (Parte I)

Desarmando al asesino:

Forense: Palabra que proviene del latín forensis "relativo al foro". Los criminales en la Antigua Roma, se debían presentar ante un grupo de notables del foro romano, para dar sus explicaciones sobre el crimen que se le acusaba.

La argumentación, las pruebas y su comportamiento determinaban el veredicto del caso.
Los primeros estudios criminólogos se desarrollan sobre la dactilografía, a mediados del S. XVII.
En 1809 el delincuente francés Vidocq se convirtió en el primer director de la Seguridad Nacional Francesa (Sûreté Nationale), un estudioso. Divulgó sus avances en el campo de la investigación criminal, como el registro de sospechosos y la creación de expedientes con las pesquisas de los casos, datos, datos... la introducción de los estudios de balística y uso de moldes para recoger huellas de la escena del crimen, sería su siguiente cometido. Así como sus técnicas antropométricas para la manifestación de la mente criminal.

1. M, el vampiro de Dusseldorf: Reconstrucción del caso por Fritz Lang.

Los hechos: aparición de niñas asesinadas. Rodaje en 1931.
Lugar: Dusseldorf (Alemania). Rincones poco luminosos, en poderoso blanco y negro.
Motivos: Superioridad sobre los débiles, perversiones sexuales.
Objetos: cuerdas, manos usadas con fuerza brutal.
El malo: uno de los primeros asesinos en serie del cine, D. Peter Lorre.
El bueno: quizás no existen buenos, cuando la sociedad está enferma.
***** Obra Maestra *****

2. Perdición (Double indemnity): Reconstrucción por Billy Wilder.

Los hechos: Violencia de género, femme fatale, asesinato. Rodaje 1944
Lugar: Los Ángeles-California. Cine negro y una gran variedad de humos y sombras.
Motivos: Dinero, cobro del seguro de vida del marido.
Objetos: un dictáfono, una pulsera, testigo accidental, póliza de accidentes.
El malo: Barbara Stanwyck, Fred MacMurray (tanto monta...monta tanto).
El bueno: Edward G. Robinson
***** Obra Maestra *****

3. Los sobornados (The big heat): Reconstrucción del caso Fritz Lang.

Los hechos: corrupción en altas instancias sociales, mafia, asesinato. Rodaje 1953.
Lugar: una ciudad media de los USA, nombre imaginario Kenport.
Motivos: Ocultación de corrupciones políticas, policiales y mafiosas.
Objetos: Armas y mecanismos explosivos.
Los malos: Mafia y su mano ejecutora Lee Marvin.
Los buenos: Glenn Ford y Gloria Grahame.
***** Obra Maestra *****

4. La ventana indiscreta (Rear window): Reconstrucción por Alfred Hitchcock.

Los hechos: Asesinato y ocultación de las pruebas y el cadáver. Rodaje 1954.
Lugar: Maravilloso bloque de apartamentos en Greenwich Village.
Motivos: Violencia de género. Asesinato pasional por celos.
Objetos: Cuchillo, sierra.
El malo: Raymond Burr.
Los buenos: James Stewart (reportero fotógrafico), Grace Kelly (novia curiosa), Thelma Ritter (enfermera).
***** Obra Maestra *****

5. La noche del cazador (The night of the hunter): Reconstrucción por Charles Laughton.

Los hechos: fanatismo religioso y moral. Rodaje 1955.
Lugar: Clarksburg, pequeña población de West Virginia. Como salida del cuento de Hansel y Gretel; con la iluminación de una película del sello Hammer.
Motivos: Apropiación del botín de un robo con asesinato, apropiación de una familia, apropiación de la moralidad del espectador.
Objetos: la Biblia y la mano izquierda de Dios, el odio.cu
Los buenos: la infancia, el amor carnal de Shelley Winters, y la abuelita del cuento truculento y húmedo, Lillian Gish.
***** Excelente *****

6. Sed de mal (Touch of evil): Reconstrucción por Orson Wells.

Los hechos: la corrupción policial y el tráfico de drogas. Una historia adelantada a su tiempo, como casi todas de Wells. Rodaje 1958.
Lugar: Los Robles, ciudad fronteriza de USA con México. Caracterizada por su fotografía sórdida y barroca.
Motivos: el tráfico de drogas fronterizo, corrupción policial, y la obsoleta visión del mundo desde una pequeña ciudad, donde las diferencias culturales y sociales se hacen insalvables.
Objetos: violencia con drogas y sexo, pistolas, mecanismos explosivos.
El malo: el obtuso, sucio y manipulador Orson Wells.
Los buenos: el mestizo Charlton Heston y su esposa Janet Leigh. Ah! y Marlene.
***** Obra Maestra *****

7. El cebo (Es geschah am hellichten Tag): Recontrucción por Ladislao Vajda.

Los hechos: asesino en serie de niños. Rodaje 1958 en coproducción alemana-española-suiza.
Lugar: alrededores de un bosque, en un pequeño pueblo rural suizo.
Motivos: Investigación policial por aparición de niña asesinada. Superioridad sobre los débiles e indefensos, perversión sexual...
Objetos: un colegio y sus integrantes, compañeros y profesores, un dibujo y unos erizos.
El malo: un desasosegante y confuso Gert Fröbe.
El bueno: un comisario maduro interpretado por Heinz Rûhmann.
***** Obra Maestra *****

8. El Sargento Negro (Sergeant Rutledge): Reconstrucción por John Ford.

Los hechos: El sistema judicial militar, la diferencia de clases raciales, la violación y el asesinato. Rodaje 1960.
Lugar: Arizona y alrededores de Monument Valley. Una sala judicial, donde se desarrollan unos hechos contados a modo de flash back.
Motivos: Asesinatos sin clarificar dentro de la brigada 9ª de caballería, la confusión del espectador respecto al culpable, el polvo típico de los western fordianos, la soledad del antihéroe.
Objetos: pruebas de violencia sexual, revólveres (seguramente de la marca Colt).
El acusado: no era una estrella, pero hace un gran papel Woody Strode.
Los buenos: el abogado defensor y teniente Jeffrey Hunter, la testigo Constance Towers.
***** Excelente *****

9. Psicosis (Psycho): Reconstrucción por Alfred Hitchcock.

Los hechos: la inocencia de una chica en busca de nuevas experiencias, el robo, el voyeurismo y el asesinato brutal. Rodaje 1960.
Lugar: un motel de carretera y una casa estilo barroco.
Motivos: El voyeurismo como señal de la desviación sexual, trofeos de taxidermia, una madre opresiva, la disociación interna o vena psicopática.
Objetos: una pequeña cantidad de dinero, cuchillo de cocina, cuerdas y plástico, un coche desaparecido.
El malo: Anthony Perkins, perseguido hasta el final por su personaje.
El bueno: la estrella americana Janet Leigh, y ¿Perkins?, como es posible esto...
***** Obra Maestra *****

10. El infierno del odio (Tengoku to Jigoku): Reconstrucción por Akira Kurosawa.

Los hechos: El secuestro y la extorsión. Diferencias entre clases sociales. El chantaje moral al espectador. Rodaje 1963.
Lugar: una casa lujosa en plena crisis, los bajos fondos de Tokio recorridos por una investigación en busca del criminal.
Motivos: Secuestro para pedir un rescate de un poderoso empresario japonés.
Objetos: Dinero, el horror, dinero, el error, dinero, la confusión.
El malo: la sociedad enferma por la posesión material. El gran Toshiro Mifune.
El bueno: Tatsuya Nakadai, Tatsuya Mihashi, y el gran Toshiro Mifune.
***** Obra Maestra *****

Leer la II parte de Los detectives y las Muertes --> Pulsa aquí.

Qué mejor, para una recopilación de monstruos, que empezar con un poco de música. Una oda al jefe de los psicópatas, The number of the Beast. Iron Maiden 666:


Ante un genocidio, ya lo dijeron Iron Maiden, mejor correr hacia una colina para escapar a una muerte segura. Run to the Hills, en el Festival de Dormunt 1983:

Un himno y una letra sobre los terrores del hombre, y en especial a uno universal, Fear of the Dark:

sábado, 25 de agosto de 2018

The Amazing Spider-Man 2


The Powder of Electro and The Sinister Six.

La telaraña de Marvel y el mundo del hombre araña se va conformando poco a poco. Visto desde un prisma moderno y un aire renovado de los personajes creados por Stan Lee y el caricaturista de Pensilvania Steve Ditko James Juarez en 1962. Como en la primera película de este sorprendente estudiante picado por una araña radiactiva, esta The Amazing Spider-man 2 (con el nombre en español de El Poder de Electro) está dirigida por el mismo director Marc Webb (autor de la extrañamente romántica o no tanto, 500 Days of Summer), sin duda, esto ayuda a recrear las relaciones amorosas del superhéroe.

La visión del director nacido en August del joven Peter Parker, está más acorde con la imagen que los chavales de mi edad pudieron leer en los primeros cómics sobre su figura, con su altanería y facilidad para manejarse en las situaciones peligrosas con su traje acondicionado y elástico.
Otro de los principales causantes de la renovación es la elección de un actor, Andrew Garfield más coherente con su físico y desparpajo, con un curioso bagaje en el mundo cinematográfico. Lanzado desde la televisión como escuela de futuras estrellas en el cine, llamó la atención por su primer trabajo en el largometraje Boy A, tanto que fue llamado a filas por el mismísimo Robert Redford para su filme Leones por Corderos. Hasta llegar a dos protagonistas con peso, uno en la notable cinta de Mark Romanek Nunca me Abandones, el otro de la mano de David Fincher lanzado al estrellato en La Red Social.

Lo que parece seguro es que Andrew Garfield está dando en el clavo con su carrera, compaginando estas producciones comerciales de Spider-man con otros papeles de prestigio como actor (espero que sus próximos trabajos lo avalen fuera de la mercadotecnia de Hollywood, suena como protagonista junto a Liam Neeson dirigidos por Martin Scorsese, casi nada). Por supuesto también aparecerá en la próxima entrega del arácnido.
La que, por el contrario, no aparecerá es Gwendolyn interpretada por la cada vez más rutilante, Emma Stone. Esta joven actriz que encandila al público en sus apariciones en la gran pantalla, pisa con fuerza en sus escenas y posee una mirada que enamora. Es la Gwen Stacy que todos habíamos soñado de niños sin duda. Y ojo, porque la de Arizona estará en el próximo filme de Woody Allen (Blue Jasmine) titulado Magic in the Moonlight y se rumorea uno más, en otra cinta de superhéroes llamada Birdman y firmada por Alejandro González Iñárritu, y en el próximo proyecto de Cameron Crowe.

Además de esta tormentosa relación de Peter y Gwen, se añaden otras características que producen la viveza en una serie que parecía estancada y que creo de Marc Webb ha sido en máximo responsable de devolverle nuevos bríos. La acción se ha convertido en más vibrante y flexible como el protagonista, gracias a la vistosidad de los escenarios recreados en la ciudad de Nueva York, y la practicidad primigenia del traje de Spider-man regresando a sus orígenes.
Sin embargo, la renovación también se contempla en los efectos visuales recreados en el estudio de los Ángeles Ironhead para Sony Pictures y Legend 3D (que se encargarán de Maléfica, Transformers: la era de la extinción, de Júpiter Ascending de los Hnos. Wachowski y del nuevo remake de Poltergeist), el único pero por mi parte, sería algún exceso de aceleración en determinadas escenas. No proveniente del balanceo de Spidey, sino de producirme un cierto atropellamiento en la resolución de las escenas, aunque algunas veces lo resuelva con el característico humor de Peter Parker.

Todo acompañado por una banda sonora trepidante, rescatando la famosa sintonía de Spider-man compuesta por Bob Harris, crador entre otras de Lolita o los Simpsons. Además, de mezclar fragmentos variados de música clásica y orquestación moderna compuesta por dos polifacéticos musicales Hans Zimmer y Pharrel Williams.

En el último apartado de mi comentario, he dejado el factor que más representa a estas películas basadas en los cómics y el Universo Marvel, son los super-villanos. Los componentes de la meta-acción sin los que su presencia no brillarían los héroes, ni las historias tendrían ningún sentido, pues son los que otorgan la épica necesaria en estas producciones plagadas de efectos sonoros y visuales.
Si bien el título en español lleva el sobrenombre de Electro, interpretado por Jamie Foxx (próximo protagonista de la revisión de Annie junto a la joven Quvenzhané Wallis que me maravillara en Bestias del Sur Salvaje), se esconde en la sombra de Harry Osborn el verdadero alter ego negativo de Peter Parker. La bondad de la sangre de uno, es la perfidia del otro, el rojo del peligro se intercambia con el verde de la esperanza, para enfrentarlos en un duelo mortal a través del tiempo, la amistad-odio y el ADN.

Electro pone la espectacularidad visual, un compendio de magia eléctrica y chispas nocturnas con persecuciones de colorido fluorado. Mientras que el Duende Verde, es un villano con el rostro de orejas puntiagudas del actor Dane DeHaan. Este llamado al triunfo llamó la atención por su protagonista en el filme Chronicle y desde ahí, ha sido un no parar dirigido por John Hillcoat, Derek Cianfrance, Atom Egoyan o el mismo Steven Spielberg.
Su maligno rostro se compagina con un aire aniñado que facilita su aparición en títulos como estrella romántica. Pronto le veremos interpretando a James Dean en la esperada película de Anton Corbijn (Control, El Americano) por título Life con Robert Pattinson como fotógrafo de la famosa revista americana; o en el proyecto Tulip Fever junto a Christoph Waltz.

En definitiva, es un gusto rescatar toda la simbología de uno de los Marvel´s más carismáticos, con todos sus componentes aseados y listos para la acción. Volver a dar nivel a su mundo y a sus acompañantes, interpretados por nombres de máxima garantía como Sally Field o Colm Feore, junto a nombre que empiezan a sonar fuerte como Marton Csokas (El Señor de los Anillos), Felicity Jones próximo trabajo con nuestro Juan Antonio Bayona (Hysteria, La Mujer Invisible) o Sarah Gadon (Antiviral, Enemy).

Además, tenemos avisos.
Un grupo (y no son los X-men) se avecina.
Es un grupo de villanos variable en sus componentes, pero que tienen rostros muy reconocibles.
Es una pandilla de malvados capitaneados por El Duende Verde o el doctor Octopus, se autodenominan The Sinister Six... y han relanzado a su próxima estrella invitada al baile con la araña, con el rostro de Paul Giamatti.
¡Subirá el nivel!

*** Interesante ***

Nuevo trabajo de Andrew Garfield, junto a Michael Shannon y Laura Dern. Dirigirá Ramin Bahrani. Título 99 Homes, presentación:


Tráiler Devil´s Knot (Condenados), de Atom Egoyan. Reparto: Reese Witherspoon, Colin Firth, Mireille Enos, Kevin Durand, Alessandro Nivola, Amy Ryan, Kris Polaha, Collette Wolfe, Dane DeHaan, Elias Koteas.

jueves, 23 de agosto de 2018

The Defenders.
















Unión sí... ¿para siempre?


En un gran masificación de seres ´humanos`, por ejemplo en las calles concurridas de una ciudad, cada individuo defiende lo que mejor le conviene a su rebaño o, simplemente, aquello que le sale de los higadillos. Todos unidos por una causa que, no tiene mucho que ver con la defensa de todos ni su bienestar, sino con la eterna confrontación de dos bandos o la instigación entre esas concepciones de la misma historia. Con mucha posibilidad, de la intervención de los dineros...

Mientras en el asfalto, profesionales andan sin rumbo en busca de algo que llevarse a la boca, rebuscando bajo el estiércol o encontrándose una golpiza sin sentido, como los proxenetas y prostitutas, camellos y drogadictos, ladrones y policías, corruptos y villanos, asesinos y víctimas, creyentes o paganos... Sin embargo, un reducido grupo de resistentes, investigando la mediocridad, se aúnan en su soledad condicionada y acción autónoma, para erigirse en protectores de los débiles u olvidados por las instituciones, combatientes por los ciudadanos, niños y mujeres desvalidos dentro de los apartamentos de la caliente urbe, para adentrarse en los entresijos de la putrefacción y volverse visibles, con el antiguo nombre de Los Defensores.
Desgraciadamente, esto sólo ocurre en aquellas películas que retratan el crimen organizado o sobre las páginas coloridas de los tebeos de superhéroes, ya que tarde o temprano, llega un momento en esta existencia fingida que llevamos como una carga, o el espectáculo de la vida, que la memoria se va haciendo borrosa. Como la perspectiva de Sigourney Weaver en el papel de mala malísima, en una pequeña producción de Marvel... ¡Ah, qué ya estuvo en Alien 3 o The Cabin of the Woods!
Pero, eso no cuenta...

El eco pasado, va distorsionando la realidad o difuminando los recuerdos que sobreviven (a veces recurrentes como un martillo pilón golpeando nuestra cabeza), hasta que apareces como un fantasma hecho jirones por las imágenes que proyectas sobre la sábana. El cine cohabita con aquellas historias de la niñez, con los cómics y los primeros compañeros de clase, las atracciones sexuales en estallido incontrolado, los viajes de vacaciones al mar, la comprimida familia en aquel arcaico coche, los reproches y las peleas, el odio de las amistades supuestas. Lo borroso acapara buena parte de la historia, como los libros que te obligaron a leer y recuerdas a pasadas rápidas de página, o que descubriste en el silencio perdido, con tu mente volando por esas increíbles historias. Se funden en las viejas películas del blanco y negro, aquellos héroes de mandíbula marmólea con los que alucinaste y te impregnaste, al descubrir a esos héroes de trajes llamativos y eterna juventud... pero que, al pasar el tiempo, llegando a ese instante de fatuidad inverosímil o comprensión pasajera. empiezan a desvanecerse poco a poco.
No, no estás seguro. Todo lo recuerdas frugal y esquivo, como fogonazos que vienen y se pierden, dejando la impronta del niño despierto o joven que fuiste... y que ya no volverá. Eras, simplemente otro Defensor.

Ahora, una costura que se va resquebrajando, perdiendo todo lo que contenía en su interior.
Entonces, ¿por qué cuento este embrollo difuminado?
Porque como aquellas imágenes o instantes reflejados en tu cabeza, los defensores de la irrealidad o The Defenders proscritos en tantas ocasiones y contiendas, los luchadores que combinaron sus fuerzas para contarnos sus vidas de ficción y sus proezas, se alineaban frente a todo tipo de males o enemigos. Aunque comenzaron siendo un grupo de extraños, gente anónima que mutaba y alteraba la realidad, incluso esta perspectiva social y tangible, recubierta con sus poderosas habilidades adquiridas y sus desastres familiares en conexión traumática. Calaveras momificadas con el dolor en sus rostros, hasta modificar los efectos de las palabras que se pronunciaron y las imágenes que nos alteran, despertando una y otra vez del sueño o la pesadilla. Renaciendo con las propias cenizas o renovando los números, para cada época de nuestra juventud como fraccionados lectores de historietas.

Siempre ha sido y será así, unos mueven los hilos desde las alturas y otros bailan a su ritmo, a no ser que resista algún Defensor o nueva alineación, y cambie la dirección de los pasos, los giros de cabeza y del destino: como Puño de Hierro, Jessica Jones, Luke Cage o Daredevil.

Alguna ceguera del Pasado.

A que muchos de nosotros, configuramos el universo de Marvel a nuestra forma, recalcando algunas viñetas semanales o rescatando los colores del olvido, al día siguiente. Cuando fuimos comprando (de vez en cuando) algunos ejemplares que te llamaron la atención por sus portadas o, cambiando (más habitual) esos algoritmos salteados, sin conexión aparente y que frecuentaban indisciplinadamente nuestras tardes, al salir de aquellas tiendas de trueque de tebeos, con una sonrisa dibujada en la boca. Nos relamíamos y disfrutábamos, convirtiendo cada pasada ensalivada, en una sorpresa continua... o esperando a que entraran las novedades de otras manos, cuando tuviéramos las monedas suficientes, para volver a dar saltos mortales como nuestros superhéroes, regresando atrás en el tiempo, cambiando de rostros, de trajes o de identidades, de nombres, amistades o enemigos... de espacios o mundos paralelos.

Aquel héroe a la fuerza que, en alguna ocasión, deseamos ser o parecernos, sobrevivió mil y una veces, a las explosiones que diseñaron su molde, resurgiendo a múltiples estratagemas indeseables o productos científicos mal conducidos, combatiendo al crimen por muy estirado, ramificado o sangriento que fuera o el tiempo que necesitara para procrear en distintos ambientes, en diferentes escenarios. Resistiendo los envites de la ceguera prematura o de los eventos que se fueron desvaneciendo, como fantasmas nocturnos descubriendo los lastimosos mordiscos, sobre la Gran Manzana.
Hubo momentos que los caballeros andantes, necesitaron algún tipo de ayuda, algún escudero al que aferrarse como la adarga encaja a la mano, o la silla encuerada se encarama a Rocinante, incluso, formaron algún tipo de hermandad temporal, para evitar el choque impredecible contra las aspas de un gigantesco molino. De esta forma, los cuatro protagonistas de la serie The Defenders, empiezan estableciendo un vínculo y van estrechando los lazos, con una serie de encuentros que acabaron en cama o en camilla, después de vagar por sus diversas, pero biunívocas, relaciones televisadas o contadas por capítulos dibujados. Con sexo o sin él (que se lo pregunten a Karen Page), irán recibiendo los golpes de un "bondage" sin artículos lustrosos, cabalgando en cueros, a tumba abierta y piel descubierta en jirones ensangrentados.

Primero fue bajo la perspectiva de Drew Goddard con MM, con Melissa Rosenberg y su JJ, para rubricar con Cheo Hodari Coker para Luke Cage o el productor Scott Buck y el más debilitado en el gusto, Iron Fist... quizás, el más desconocido para servidor en la era de los mamporros delineados con su poco atractivo traje verde... y bajo la supervisión invisible de alguno que pasa por allí, como un Hitchcock del guion emplumado y la tinta para divertirse con gráficos y demás chimichangas. Pues recordemos que su mirada despierta, siempre aparece como un capitán del NYDP llamado Irving Forbush, describiendo círculos con sus guiones, quizá por eso, por la diversificación con esta nueva oleada de Defensores, se necesitara de una hidra con varias cabezas al mando, haciendo desaparecer el recorrido iniciado por un redactor entusiasta como Roy Thomas, rescatador de Rey de Cimmeria y sucesor de Lee como editor jefe de la Marvel Comics.
En esta era moderna de la televisión, estamos viviendo una especie de Ave Fénix y redescubriendo a nuestros héroes de la juventud, con otra perspectiva, bajo narraciones desempolvadas que se ajustan a las novedosas necesidades y tiempos. Reedificando al viejo Hell´s Kitchen y definiendo las diversas amenazas de antaño, con el marcial y mágico Finn Jones, el racial y hermético Mike Colter, la inteligencia adictiva de Krysten Ritter y la ambivalencia sacrificada del actor Charlie Cox. Con probabilidad, demasiado agrupados, cuando requerían de respirar su aire menos viciado.

Es el sinsentido del interprete o el sino del héroe, enmascarado o no, sufrir y desangrarse, padecer medio muerto en el suelo, casi, hasta declamar sin ser escuchado. Simular, sin poder levantarse, ante otro poder que no para de crecer en las sombras, la siniestra Mano y sus adláteres. Aquí, más cercanos curiosamente, que otros digitales.

Los ancestros de K´un-L´un.

Una divergencia, con el resto de las series perpendiculares, las líneas adyacentes de esta mano, es la inexistencia de ciertas actitudes más realistas de los héroes. Ya no se entretienen apenas, como comenté, con dicha diversidad sexual, ni con historias arteriales que discurren en su entorno.
Así, vemos reducida su capacidad para moverse sobre la ciudad, alternar con sus vecinos cercanos, sin extralimitarse por el alcohol o el furor interno, ni reprimiendo los focos xenófobos, ni balanceándose en pose solitaria, sobre el foco residual de Hell´s Kitchen. Es algo que estimulaba los sentidos, por tanto, un episodio decepcionante, tras el comienzo que prometía tras las apariciones estelares de los ninjas de La Mano, reuniendo al actor Babs Olusanmokun como buscador de huesos de dragón o Sowande, Yutaka Takeuchi como el impertérrito, punzante y cortante Murakami, el puertorriqueño Ramón Rodríguez como el imperturbable Bakuto, Wai Ching Ho como una flexible, Confucio para maldades, Madame Gao, y Sigourney Weaver ejerciendo de una increíble e íntegra Alexandra, si bien, altamente divisible.

la sexualidad se ha cambiado por el sadismo y la violencia, aunque ya estaba presente en sus respectivos referentes individualizados, aferrados a estos elementos terroristas o Dedos malignos de Marvel. En busca de su Black Sky que recaerá sobre un distinguido fantasma, frente a la Casta y sus manipulaciones belicistas, encabezadas por el bello y deslumbrante Stick con los ojos de un Scott Glenn soberbio (The Leftlovers, Castle Rock), como es habitual.
Continúa el Bar de Josie, que reparte extraños aperitivos incluidos en sus bebercios, en la superficial inmundicia incrustada en sus vasos, donde los abogados se entregan al margen de licenciaturas y derechos, refugio de vagabundos nocturnos fuera de sus habituales y lujosas residencias, de sus despachos enclaustrados, de barberías excavadas con huesos y sangre, lejos de los cubiles de psicópatas y rascacielos de altos o negros negocios, observando en la distancias otros hoyos perpetrados bajo la tierra de Central Park. Aquí podemos encontrarnos con los viejos amigos, en cameos casi residuales, repartiendo sonrisas, quejas ciegas, noticias del New York Bolletin, puntadas de sutura, polvos blanquecinos, sortilegios, hermandades peligrosas, amores resucitados, luchadoras draconianas, manos policiales y mentes corrompidas, socios independizados, cortes profundos, etc...

Pero, da lo mismo el comienzo, los sinuosos decorados o cuidados escenarios, la presentación de tan altas y esbeltas estrellas, porque este firmamento se hace eterno. Al cruzarse con lo extraordinario, las conversaciones no fluyen como debieran, más allá de los esfuerzos por recrear la historia de los herederos de K´un-L´un y sus manipulaciones siniestras, para elevar una línea argumental en caída libre. Porque, esta controversia alienada sobre la isla de Hanhattan, se vuelve rocambolesca en decepcionante travesía hacia la nada, con estereotipos de héroes integrados y la acción que resbala, más que Daredevil enjabonado en la ducha y sin percepciones extrasensoriales.
Se salvan pequeños diálogos, pasatiempos o discusiones con distintos personajes, como la Karen Page y su decepciones sexuales en aumento... por ahora, viendo su futuro en las estanterías o cajones mugrosos de cualquier etapa de The Deuce. ¡Qué frustración lleva la pobre! Continuará...
Siempre que aparece Rosario Dawson es una bocanada de aire fresco, Jessica Henwick (Star Wars VII, Game of Thrones) sirve de salvavidas ante el naufragio de Iron Fist, Elektra Natchios sería un fuente inagotable de registros, y la gran Sigourney, una aspiración. Casi inspiración oscura y divina.

Otros acompañantes por las distintas existencias y series, simples comparsas que no desentonan, pero tampoco llevan un peso específico en las apariciones, consignan rodeos narrativos sin emoción, calculados para atender una necesidad con que cubrir el expediente. Restos de una aventura que, drásticamente, va precipitándose hacia los escollos, fracturándose en mil pedazos en un pozo sin fondo. Donde los héroes, ya no importan y los siniestros se han desvanecido, ante sus predecesoras más estimulantes o edificantes, hablando del caso tratado.
Algo así, como el hecho lésbico y burgués de Carrie-Ann Moss en las temporadas de Jessica Jones, donde lo más interesante era la profundización en la enfermedad y su desengaño amoroso, tras la estafa o robo. Por tanto, con estos Defensores que tanto prometían en el horizonte, nos hallamos con la realidad decepcionante, de una temporada corta que no funciona... y pareciera que se prescinde de sus servicios para próximas amistades, traumatizadas por tan desencuentro narrativo y visual.

Ni acción, ni tensión sexual.

Siempre que el crimen se eleva en Hell´s Kitchen, surgen a la vez, diferentes episodios que distinguen problemas o entresijos de la calle. Sí, es cierto que estos Defensores han olvidado sus complicaciones con los vecinos, los temas sociales y, por descontado, sus famosos encuentros sexuales. Todo por una concepción de la historia más pragmática de cara a la galería marvelita y aparentemente coral.
En aquellas relaciones, bis a bis, se desplegaba una ironía y pasión, que no hallamos aquí en su serie conjunta, perdidas en circunloquios judiciales, policiales sin suspense y en altas instancias empresariales, relacionadas con lo ilegal. La cercanía queda sepultada en un Hoyo, expropiada de sus habituales bajos fondos y los sentimientos de cada personaje.

Huérfanos ante la catástrofe que se presagia, dirigimos nuestra mirada a los malhechores y sus consecuentes triadas, porque allí se cuece lo interesante, violento o macabro. Curiosamente, lo más reconocible son sus constantes con el cómic, la malversación de altos vuelos, los dedos que empuñan los artefactos mortales o mágicos, algunos invidentes manipulados para la obtención de otros polvos y la satisfacción de sus dirigentes.
Otro ejemplo de congelación, sería la separación gradual con los focos de marginalidad, como los producidos alrededor de aquel Time Square de la serie The Deuce (tan diferente de Sexo en N.Y:), hoy renovados con narraciones viciadas que también nacieron en los depravados 70. Es broma, la era de The Defenders está cubierta o preservada de otras infecciones malsanas y el guion se va haciendo pesado, como un preservativo de plomo.

La potencia mágica de arcanos y dragones inmortales, no atrapa con la contundencia de estos héroes contemporáneos, bastante desdibujados en lo visual y más inconexos en los diálogos, que los cuerpos cavernosos de un órgano principal y eréctil. Frente a esa Gran Manzana con los contrastes de antaño, ya no parece tan apetecible ni brillante en lo atmosférico, algo así como la fruta que se muestra empolvada en un escaparate descuidado de nuestros callejeros empobrecidos. La sombra se hace más alargada, según nos aproximamos a la acción, con múltiples fallos de coreografía y poca tensión dramática, donde las diferentes piezas empiezan a exhibir gusanos, del tamaño de sanguijuelas que se cuelan por la heridas de sus pasados alternativos.
A la postre, The Defenders se encamina hacia el engendro narrativo tras su correcto inicio, invadidos por una enfermedad de transmisión, jovial, que afecta a cualquier elemento del conjunto.

Ni pantalones vaqueros desgastados, ni bastón justiciero, ni botas, ni vidrieras. Se cambia el colorido por pensamientos sombríos, faltos de calor, tan solo efigies complacidas y distantes, trasladando las adicciones o vicios, por defectos. Donde el silencio necesario a veces, y la introspección, da paso al simple y baldío ruido.
Para significar un explotación grupal y temporal, donde no importan los accidentes contaminados gracias a las Industrias Stark, ni las preguntas metafísicas, los circunloquios psicológicos o las dudas existenciales. Sin extensiones personales, ni contactos.

Por tanto, a mi parecer, Ni Daredevil parece aquel endiablado, ni JJ una rebelde empoderada, ni Luke tan impenetrable, ni el Puño o "gusiluz" encabezando una cruzada intelectual... La mente nos burla, crea espejismos de lo que pudo acontecer, disfraza y altera el orden de las cosas, maquina borrando las huellas góticas... cambia cierto realismo social, por una reluciente falsedad, más efectista... vamos lo que es habitual en red social o, a pie de calle.

El Puño vs. La Mano.

En los antiguos tebeos, ya parecía poco atractivo este Puño de Hierro, que en esos días impredecibles junto al cajón o los estantes de la tienda, se convertía en uno de los más irritantes por sus artes o menos interesantes, hablando personalmente de mis apetencias heroicas.
Quizás, mi mente anduviera vagando ya, por otras alternativas como esa furia intempestiva y temperamental de Conan El Bárbaro, junto a otras contiendas de pasión contenida por la ciencia ficción o el sexo irrefrenable dentro de Tótem, El Víbora o Cómix International, con Corto Maltés y demás maldades de Frank Miller o John Constantine de Alan Moore, Valentina y los personajes del gran Milo Manara hacia ediciones más adultas o complejas. Además, de las infinitas posibilidades del miedo gráfico de distintas etapas, donde las historietas terroríficas emergían, también de ese ´change` indisciplinado y furtivo, sobre las tapas de Vampirella, Creepy, Rufus, The Spirit, Escalofrío o la española Dossier Negro, con la Cosa del Pantano. Pero, eso es otra historia...

A pesar de los colores que los identifican, pero no apasionan, en verde, amarillo azul, rojo o negro, en esta especie de casta incolora, del Puño contra La Mano, patinan los guionistas en esa segunda parte de los acontecimientos y las situaciones con el crimen organizado de origen japonés y mitológico. Se frustran las condiciones de trabajo, con escenas atropelladas y el vaivén de abogados, periodistas y agentes de policía como una insustancial, esta vez, Misty Knight y sus socios azules.
El pasado queda en la retina a retazos, pero bastante difusos, porque este acercamiento de los nuevos Defensores, pareciera elaborado de retales descoloridos y mal entretejidos, simulan retablos deshilachados de personalidad. Parecido a fogonazos inconexos, sin alma, de sus historias individuales en la televisión, sin conexión informativa de sus gustos o de compenetración entre ellos. La banda sonora no marca, las canciones no magnetizan ni colorean, Back is Black. O podría haber rememorado al conejo blanco del cuadro, con aquel Paint It, Black de Rolling Stones, podríamos haber bailado con the Red Shoes, sobre Nights In White Satin, animados en un Yellow Submarine, del Verde que te quiero Verde, hasta el final sonoro de aquella Breaking Bad. Pero en muchas secuencias, aparecen descolocados e itinerantes, ante este novedoso desafío común frente a la poderosa organización y sus planes de dominación, o bastante pasivos, en la misión de luchar unidos como The Defenders, un parchís donde se comen veinte sin brío y cuentan una, aburrida.

¿Qué hay de aquellas películas sentados en el tejado? De alguna que no recuerdo en Daredevil, de Los Asesinos de Robert Siodmak o Sed de Mal de Orson Welles, de las canciones emotivas o sugerentes, pronto se acerca una pirata... algo atractivo y que complementa en esencia, como la del final de Breaking Bad y su Baby Blue. Algo atrevido que recuerde la línea de los títulos de crédito al inicio, la composición de elementos y superposición de egos, la mano de sus directores... coreografías más curradas, el paisaje urbanita que no se explota, la idiosincrasia que identifica a los nuevos tiempos, las evidencias contra las creencias personales, los inventos, todo aquello que aproxime al paroxismo, al reencuentro con Elektra y su nuevo rostro, la satisfacción de la némesis frente a la divina venganza, la tensión sexual, el deseo y la atractiva singladura de sus cameos. ¡xD o El Diablo de Hell´s Kitchen, qué alguien nos ayude! ¡Todo pareciera precipitado... y nos precipitamos con la ortopedia de sus acciones a cuatro bandas... al hoyo!

Flirtean alrededor de una capitanía heredada a golpes ciegos, comenzando con una presentación espectacular (esencialmente del mal, gracias al impacto de Miss Weaver y sus socios), si bien termina en una parodia de los grupos heroicos, durante un largo y soporífero segundo asalto, que se centran en una investigación del paradero de marras y ataques esporádicos de acción descontrolada o poco eficiente en el aspecto visual. Hasta el trágico desenlace que altera la física y la química de los componentes, hasta descomponerse... Efectivamente, existen evidencias informativas que desestimarían una vuelta de Los Defensores, a no ser en pequeñas apariciones sueltas o desmembradas dentro de sus propios mundos o existencias individuales.
En fin, ante el corazón sangrante en el Puño y su instinto draconiano o de Hierro, algo inaudito... flirtean ante una capitanía heredada a golpes ciegos. Daredevil parece huérfano de ecolocalización, superoído, sentido del equilibrio desarrollado, detección de pulso corporal (búsqueda verdad/mentira), tacto, fuerza y habilidad incrementados, agilidad acrobática, JJ y su chico negro impenetrable, ejem, parecen casi desconocidos ante la presentación espectacular del Mal con mayúsculas... del Puño ya ni hablo...

El impacto de Miss Weaver y sus socios de la mano tras la inmortalidad, con lo que da de juego, van jugando a un corro de la patata o baile de ciegos, que acabará peor que mal y, los Defensores, éstos que no serían los más habituales de nuestras primeras y voladizas lecturas (empezaron por Namor, Silver Surfer, Hulk y Dr. Strange), no serán los más recordados de la tele, ni ejemplo espectacular de los tebeos, como conjunto cohesionado contra la perversidad o el Imperio del Crimen.

Y es que, desde el cartel promocional, estos muchachos ya parecía algo desarrapados. Desconjuntados en colores, mal aconsejados, desprovistos de personalidad, confundidos con sus ideas, desmesurada la pose frente al contenido, desafiantes pero de expresión perdida, a la vez, una configuración desordenada, casi sin ritmo, desproporcionados, desviados del concepto general y, por supuesto, con la mente a la defensiva.
Quizás, todo esto cambie, cuando me introduzca en la mente del Ejecutor... En la pintura de guerra, de Fran Castle...
Id con... ¿dios o el diablo?















jueves, 16 de agosto de 2018

Daredevil (Season I - II).


El Diablo y el Gordo.

Matt Murdock o como nombraría el bueno de Stan Lee, MM.
Él es Daredevil, el hombre "aparentemente" sin miedo. Respetuoso con la decadencia moral del individuo, a la hora de ajustar cuentas. Astuto y sexualmente activo, a veces, está interpretado en la serie producida por Marvel Tv y ABC Studios, por el simpático actor londinense Charlie Cox (Stardust, Boardwalk Empire). Durante años estudió leyes, para dedicarse a la justicia callejera o afrontar alguna que otra calamidad o perversión de sus conciudadanos, u otros visitantes foráneos. Va resolviendo los casos del pasado con pulso firme, eficaz y equilibrado, o no, pues sus manos van de los archivos a los rostros de sus contrincantes, judiciales o noctámbulos. Al igual que su increíble visión para los conflictos sociales, los gustos anónimos de los criminales y ciertos compañeros letrados, que están pendientes de sus relaciones privadas. Muchos son los casos más peliagudos de solucionar, sin cometer una acción irreversible, porque por su alma transcurre el aliento del infierno, o algo parecido.
A la vez, dicho ánima se justifica con palabras en busca de un perdón superior que, sin embargo, no responde. Divaga como su carácter disociado, ya que posee una estrategia moral que resulta pecaminosa, violenta o filamentosa en la sombras de la mente. Como una endiablada cornamenta roja sobre su cabeza, que se balanceará desde 1964, sobre los edificios del Hell´s Kitchen de Manhattan.

Aquí estamos de nuevo recreando el tebeo de un universo bifurcado y letal, que el año próximo cumplirá 80 años de diversión, desastres y balanceos en el aire, sobre los tejados de la gran ciudad. Continuando una aventura editorial que no para de crecer en los ambientes cinematográficos, en el ideario cinéfilo o siguiendo los saltos vacilantes o recreando el movimiento de la actualidad; y coloreando aquellas tardes de lectura de nuestra juventud que vuelven como una bocanada de aire fresco o una pesadilla reincidente. O más objetivamente, enseñando la historia del cómic norteamericano de las diversas edades, de oro o plateadas, a las nuevas generaciones de fans.

En cambio, como Jessica Jones o Luke Cage, antiguos contemporáneos, este abogado atormentado por la sonoridad a su alrededor, investiga en su aparente oscuridad, encubierto en su bastón telescópico, preparado para el próximo lanzamiento a la base, del cráneo de sus enemigos. A ello se aúna, ese sentido práctico del derecho y una excelente mirada para la amistad, por ahora. Pues, las gotas de lluvia tienen su belleza visual, pero no permanecen para siempre...
DD pertenece a estos personajes o vigilantes, que recorren los callejones en la noche, desde los tejados o las tiras coloristas, ideadas tras el enfoque mágico de Stan Lee y otro precursor de la antigua Marvel Comics, como el dibujante Bill Everett. Este creador ambivalente, de otro antihéroe como el llamado Hijo Vengador, Sub-Mariner o Namor, antiguo Defensor junto a tres mutantes mágicos, como coetáneo acuático del Capitán América de Joe Simon y Jack Kirby. Justo dos décadas antes de la llegada de este hijo accidentado de un castigado boxeador, llamado Jack El Batallador, curtido y cosido en mil batallas perdidas... salvo una. Padre, ¿qué has hecho?

El héroe en indecisión eterna con los criminales, actúa tras su pensamiento disgregado a ras de la calle y la resiliencia de su historia vital a la altura de los sufridos ciudadanos, vecinos, macarras, vagabundos, esclavos, yonquis o prostitutas. Intentará ir transmitiendo otro enfoque de los viejos protectores de la ciudad de New York, vigilantes del viejo Tbo cuestionados por sus movimientos destructores con el ambiente circundantes, con los edificios y habitantes, esos denominados en mayúsculas, Superhéroes de Marvel. Aquellos "monstruos" incipientes (algunos hasta se transformarían en zombies o lucharían en guerras civiles), con el deseo de legalidad en su corazón, aunque tuvieran que pelear contra un ejército de malnacidos y esos llamados daños colaterales. Pero, incluso así, queridos por los lectores.

El atractivo de los poderosos con habilidades especiales, se ve complementado con sus contrarios perversos o mitos caídos en desgracia. Más crueles con los ciudadanos y, simplemente, inevitables para los relatos, los discursos y acciones parasitarias, necesarios para sus vidas complementarias, nocivos por sus proezas siniestras. Echando la vista atrás, o ese sentido casi arácnido, de este grupo criminalizado formarían parte los míticos, Seis Siniestros.
Además con la imagen más actualizada y seria, la nueva producción de Daredevil toma un nuevo pulso a aquellos mitos dibujados de la juventud, ya que la narración no pierde la esencia de los personajes y es fiel, más o menos, a sus pasos. Marvel nos hace olvidar la película de 2003 dirigida por Mark Steven Johnson (que destrozaría al Motorista Fantasma igual y paralelamente) y esa otra versión disyuntiva e inconexa, rodada en Los Ángeles y encarnada sin relevancia, por Ben Affleck.
Algunas críticas actuales que recorren la historia de aquellos viejos defensores (nuevos por su carácter) y la efigie desdoblada de este enmascarado del diablo, un cancerbero o Guardian de la Cocina del Infierno, excepto para los que le titulan como Spiderman de segunda, reconocen que es una de la mejores adaptaciones de aquella historia primeriza, oscura y subyugante, coleccionada como #1 y titulada con el sombrenombre de: The Man Without Fear!

Enmascarado llamativo, con una lucha interna y eterna, convive con contactos faciales o epidérmicos reprimidos, yo también lo noto o siento, antes de vestir de encarnado fuego infernal o convertirse en pagano, a manos de un oscuro, licencioso y siniestro Frank Miller.
Bienvenidos, seres del averno a la Gran Manzana, que disfruten del resto de sus vidas.
Otra vez, a través de Netflix, que posee un excelente OjO para la violencia, la venganza sangrienta... y el éxito televisivo.

DD, 2 seres enlazados.

Para ello, se han tenido que cruzar en el camino del mal absoluto y la justicia, los nombres de otros dos productores que se han esmerado en el producto de calidad, enfocando el entretenimiento moderno en una serie de trabajos para la televisión. El magnífico y renombrado, General Lee y un texano de Houston, llamado Drew Goddard, al parecer próximo director del filme X-Force. Salido de la Universidad de Mcguill, se forma como creador de historias en serie, hasta convertirse en guionista que empezara a recrear las vidas ocultas de otras personalidades femeninas, como Buffy, Angel o Arias, y que en un suspiro o vuelo accidentado, anduviera vagando perdido en una Isla surrealista. Un salto mayúsculo durante buena parte del crecimiento exponencial de artista multifacético, pasando a escribir para la gran pantalla, con buenos resultados de crítica y público, títulos como Cloverfield y The Martian (además de ese sonado error llamado World War Z) y que se atreviera a dirigir una de las sensaciones del terror actual, conceptualmente aclamada por gran parte de los espectadores del mundo y titulada The Cabin in the Woods.

Hubo un tiempo atrás, que de las sombras de un maldito siniestro se cruzaron. Apareció distorsionada por el ácido vertido y el destino, la mirada de un joven obstinado y superviviente, como otros cercanos. Fracturado como el rostro de su padre, forjado a base de golpes comprados y quejidos ahogados, siempre dispuesto a una puntada con hilo de ley. Presagiando bajo su ceguera virtual, la existencia de una máscara, con la que esconder su pasado... tal vez, la identidad.
Aquel chaval, otrora divertido, dedicado y afable, se convertiría en auténtico fantasma de mueca indecisa. Ser subdividido en la conciencia, como la noche y el día, en un casi inmortalizado conflicto moral y justiciero, que sería nombrado de intrépido anónimo y apellidado por ciudadanos compungidos de esta gran ciudad del este norteamericano, como Diablo. Sus heridas le delatan...

Sin embargo, el terror no provenía de Él, ni siquiera de las circunstancias que afloran en un tribunal del estado de N.Y., sino de los engendros que pertenecían a otra época, ¡y menuda época! Eran básicos en su nomenclatura química y física, los mejores enemigos de los denominados superhéroes, que cohabitan con habilidades divertidas o curiosas mutaciones fisiológicas de nueva generación. Formando un grupo que no dejaba títere sobre cabeza, ni escudo sobre América o araña sobre tela, ni siquiera esa mínima ecolocalización sobre la ceguera ´murcieguil`... próxima a Batman.
Los Seis nombrados, eran temidos por su novedosa estampa y respetados por todos los jóvenes que crecieron con sus maldades, atravesando los gustos de lectores adultos hacia esta nueva frontera llamada cómic que empezó en tira de diario. Reconocidos como un voladizo e irascible Buitre (volverá a serlo Michael Keaton), el intangible Sandman, la chispa casi cómica de Electro, la doblez psicológica de un Mysterio, que se presentará con la piel de Jake Gyllenhaal en la próxima Spider-Man: Far From Home, más un emplumado Kraven o El Cazador (precursor de otros elementos armados), y aquel increíble, metálico y frío por fuera, Doc Octopus.
Pronto, se sumarían otros: el extraño Hydro-man y el sibilino Lizzard, el eléctrico Shocker (sin los voltios de terror del estimado Wes Craven), un inimitable Rhino y alucinante Duende Verde, al calor de la radiactividad que proclamara a Peter Parker como ejemplo de la intrépida y rebelde juventud. De aquel enamoradizo o apasionado, como tantos en el mundo, sin dones, emergería uno de mis favoritos enemigos mortales, protagonista de la primera temporada, el plomizo, truculento y obsesionado con la tragedia shakespeariana, música clásica y pintura compleja, Mr. W... no, mejor dicho... El Kingpin.

Sin un enemigo más que resultón, no existe la imagen del héroe.
El Kingpin, es la figura imperecedera de una de esas aventuras pasionales y relaciones con el hampa más legendaria. Diabólicas y violentas, paralelas con la inocencia perdida a golpes. Ser enamorado, convulso y extraño, una especia de Romeo obeso y obsesionado, con latidos románticos hacia la recordada Vanessa de nuestra infancia, alter ego de género que surgiera de un brochazo.
Duelo visceral que, además, no podría existir ni maldecir, apenas suspirar, con la ausencia de ese otro diablo que cambia, de traje corbata, a ajustado fuego del averno. Semejante explosión de visceralidad, que sorprendiera con el encontronazo virginal del Asombroso Hombre Araña hace décadas, con J. Jonah Jameson de espaldas a la trascendencia cultural de aquel exitoso número 50, y presagiara el alzamiento de este imperio sangriento, encofrado entre la emisión de Netflix, y la producción de ABC, DeKnight Prods., Goddard Textiles con Marvel Television.
Algunos recordarán su volumen y calva, pero no, el fino cigarrillo, sus rayos ´bastonianos` y cabezazos, los caros zapatos italianos que retumbaban el suelo, los trajes rayados o aquel gabán blanco impoluto, que irían encadenando una serie de golpes, casi mortales. Tanto a enemigos como amores. Ahora, tal que en 1964 se encuentra de cara al invidente de la sonrisa oculta, cautivadora y astuta, algo bobalicona por la psicología dividida, haciendo hervir con sus ambas miradas, el ambiente alrededor, al igual que sus almas. Amor y odio, paroxismo extremo que se enfrenta a diferentes niveles de una sociedad condenada, enfangada por las instituciones infectas y... el indómito corazón.

Esencia Diabólica.

Desde los primeros instantes de la serie, o escarceos dentro de un ring emocional, nos sentimos a gusto con esta relación revitalizada en el tiempo y el espacio visual. Comprobamos con placer, ciego, los distintos comportamientos de recordados secundarios y edecanes con galones, ante el enfrentamiento visceral del pasado del héroe frente a sus diferentes y principales némesis. Si bien, a diferencia de otros defensores cercanos, este Diablo Judicial o Daredevil sin toga, mantiene la esencia del tebeo de Marvel, por encima de todo. Principalmente, debido a la excelencia en la traslación de los personajes, los lugares de la memoria y su historia diversificada en el tiempo; así como, por la elección de los actores que reinterpretan el recordado y admirado cómic de antaño, los golpes de ambientación cuidada dentro de estas nuevas geografías o urbanismo moderno, que acompaña las ´viñetas` animadas, con unos efectos visuales que se mantienen por encima de la media, en comparación de otros compañeros coetáneos. Excepto, uno...

Esta acertada estrategia identitaria de Mr. Goddard con nuestros recuerdos, contrasta las dibujados trazos de los personajes con los rostros de sus actores actuales, como dije bien elegidos. Como la autentificación del hombre rebelado, en los cortes "educativos" y tutor pugilístico en dermis lacerada de John Patrick Hayden, hasta guiar su imagen tras la muerte, como mártir combatiente de la indecencia y la amoralidad. El Batallador sustituido de manera sacrílega por un confesor conocido como Father Lantom y su actor disfrazado tras el escocés Peter McRobbie (Inherent Vice, The Visit). En crecimiento marcial junto a aquel Stick, gélido manco y cortante ´vidente`, emparentado con el volátil Kung-fú de los setenta, sobre la efigie del siempre notable Scott Glenn, antes de embarcarse en la serie Castle Rock basada en narraciones de otro King del Mal, Stephen.
Así le observamos, aleccionado por aquel viejo cabal y obstinado periodista Ben Ulrich, interpretado por Vondie Curtis-Hall (detective en Black Rain, compañero de Bruce Willis en Die Hard 2), mítico colega del trepador o esposo de Adriane Lenox en sufrida ficción catatónica; y en contraposición a esa Dulcinea del crimen, pintado, en la piel blanquecina de la actriz Ayelet Zurer o Vanessa, mientras los trapos sucios se lavan con el incalificable Mr. Leland de un obrero del cine y televisión como Bob Gunton o el acólito del mal absoluto, interpretado por un estilizado Toby Leonard Moore (John Wick).

Un magnífico casting que se complementa con otros secundarios relevantes y pertenecientes a la serie del Diablo de Hell´s Kitchen, cuidados por la bella Rosario Dawson como la carismática y polifacética Claire Temple, ya reconocida en serie, y esta confidente Marci, fiscal sexual con una sugerente, ambición rubia de Amy Rutberg. Geoffrey Cantor como el director-jefe del New York Bulletin, el peligroso ninja rojo o Nobu del reencarnado Peter Sinkoda o el Vladimir del australiano con nombre curioso Nikolai Nikolaeff. La reclusión de un extraño inventor con el actor Matt Gerald y la Madame Gao de todas las salsas, agridulces, Wai Ching Ho.... Aquellos que forman parte de este círculo vicioso, rodeando un cuadrilátero protagonista, amistoso o antagónico.
Porque Daredevil tiene la divergencia metafísica a flor de piel, la duda vengativa incrustada en su carne, su doblez pecadora, cortada en dorsales como los recuerdos del padre, mutilada en mil batallas. Mientras paralelamente, un chico de clase humilde como él, secuestrado por las ideas políticas de su, digamos, mentor, se acostumbra a los golpes que inflige la sangre y las frustraciones que cruzan su cerebro, para convertirle en lo que será el rey del Hampa en Hell´s Kitchen y otras zonas de su influencia nociva.

Así, ambos construyen el futuro con los clavos de su fe o esa redención diabólica o sentimental venganza sobre las burlas pasadas, con la idea de crear una ciudad mejor... pero, muy distinta de concepción, o tendencia diabólica. Porque los dos enemigos, poseen esa esencia inoculada en sus venas o moléculas. Ambos pertenecen a esa antigua generación de héroes y archienemigos de Marvel, que poseen diferencias insalvables infundidas por un odio ancestral, dentro de los límites del mito, la religión y la esencia del ser humano. Incombustible y innata, como esa lucha final que significa uno de los grandes enfrentamientos físicos y psicológicos, dentro de la historia moderna de la televisión y sus grandes producciones en este siglo XXI.

Los 3 amigos + 1, Fantástico.

Son poderosos egos que, mutaron con la experiencia y el dolor. Dos sombras que emergen en la noche o se ocultan bajo una tormenta de nieve, la conciencia o el miedo. Divertidos, silenciosos, bulliciosos, salvajes... en la perspectiva de un vigilante nocturno sobre un edificio, estampa reconocible, o como ejecutores en las calles teñidas de sangre. Es otro dilema o indecisión ética, ¿a favor o al margen de la ley?
No sabremos, si a través de confidencias del que escucha sin tener voz o súplicas sin respuesta concisa, cuando todavía no existe medicina o terapias alternativas para discernir sus próximos pasos... quizás el amor.

El invidente casi divino, inteligente en los despachos y silente solitario, se pliega a las exigencias de su educación católica y el recuerdo de la amistad. Frente a ese otro yo, que a veces, lucha por emerger bajo la piel y las heridas, como otro vengativo redentor o salvador. El dios que se hizo a sí mismo y su volumen, pisoteador de propias cucarachas, reventador de cráneos acólitos, levantando su peso en el otro rincón del cuadrilátero, con esa presencia que dejaría sin aliento al mismísimo diablo. Porque, frente a este joven sigiloso, amigo de sus amigos y simpático de mirada limpia, Charlie Cox el actor risueño que naciera de El Punto sobre la I, tenemos al otro inmaculado por fuera, ayer.
Hoy negrísimo en su enorme carcasa exterior y por sus adentros, más aún. Mr. Wilson Fisk, el rey omnipresente del Hampa en Hell´s Kitchen, es el otro Kingpin más corporativo y tenebroso, confeccionado con garantías por el gran Vincent D´Onofrio. Resulta escalofriante, dando un recital de incomodidad emocional y plasticidad física, salpicado de irrefrenables ataques de ira y complacencia amato-culinaria. Simplemente, resulta un duelo genial, avasallador y mortal, con esa escena final.

El invidente casi divino y el ciego representante del Mal, prendieron la mecha de su heroísmo mitigado o las bases de su imperio de sangre, sobre las arterias abiertas de sus ancestros. Esperando en los rincones del sufrimiento o el duelo eterno, sentados sobre un pedestal de falsedad, corrupción y podredumbre existencial... persiguen sus sueños, los de sus padres. Construidos con los estudios instigados, las retinas heridas o los huesos de sus enemigos, y simplemente, sobre los desechos de desdichados que se cruzan con sus puños o las pesadas huellas de sus zapatos. Los ojos de DDevil y las 140 libras de Fisk en canal, son esas dos caras de la moneda con la se acuñaron los cómics o las efigies de la historia de nuestra denominada Humanidad.
Estos antagonistas y sus prebendas metafísicas, se extienden hasta nuestros días como un bastón desplegable o arma electromagnética, sobredimensionado por la mente del fabuloso Jack Kirby y los colores de John Romita Sr., sobre aquel pasado jovial, mas luctuoso y trágico del estudiante Peter Parker. La verdad es que estos superhéroes de Marvel, o simples marionetas del azar, luchan y luchan, y sufren. Es lo que hay...

Para complacer a los más eclécticos, entre la amistad del estudiante y el romanticismo utópico, descubrimos a esos otros dos fantásticos, personajes necesarios en la trama violenta, que forman el triunviratum del bien, con la aterciopelada actriz de Brooklyn, Deborah Ann Woll (Ruby Sparks, True Blood) y el divertido melenudo Elden Henson, nacido en Rockville (junto al parque de Rock Creek) y firme como una ídem, en sus convicciones como abogado... no aguacate.
Sin habilidades físicas o extraordinarias, para la difícil existencia en el averno de Manhattan, toparse con estos enemigos tan inmensos, sudorosos, podría ser contraproducente para su salud. O incompatible con la vida, dada la extrema violencia, ya que los temibles y burlones, se mueven por el tablero con sus propios peones y reglas, flexibles o veloces a pesar de su enorme volumen e insuficiencia emotiva. Que mutan de justicieros a vengadores, de legos a prácticos... al menos, hasta que aparezca en la escena de Hell´s Kitchen, la próxima figura negra o ejecutor.

Pero eso es otra batalla, otra bala que digerir o tortura que soportar como tantas... semejante a la aparición de alguien venenoso, de un espíritu cautivo dentro de la poliédrica y fantasmal HYDRA, con múltiples cabezas y dos caras reconocibles. ¿Verdad, Nick Fury?.
Aquella serpiente indisciplinada, que fundara el sibilino Red Skull en la época de gran Guerra y compatriotas, que en un alarde globalizado e hiriente, enredarían en Japón con las técnicas de su ancestral arte marcial o ninjutsu, en contacto directo y siniestro hasta traernos a "La Mano".
De momento, en esas estamos, esperando la llegada del torturado, The Punisher, y la bella pero vengativa, capoeira cortante de Elektra.

DD, el Amor Vengativo.

¿Qué es un héroe?

En la mitología clásica, se hablaría o cantaría, sobre un hombre nacido de la unión de un dios/a y un ser humano, por lo cual era considerado más que hombre y menos que deidad. Desde la cuna de la civilización, ya se empezarían a configurar las clases sociales...
Desde entonces hasta la actualidad (incluyendo al Hell´s Kitchen del universo Marvel), las cosas han cambiado y nos referimos al héroe, como aquella figura mediática o persona capaz de abarcar un hecho sobredimensionado y convertirse en un ejemplo para la sociedad civil, valorada y idolatrada por los medios de comunicación, incluso, a costa de su propia existencia.
Para Daredevil, un héroe pertenece a un barrio que posee un alma, dónde dicho hombre o mujer heroica, no pueden disfrazarlo.

Nueva York se forjó a base de la sangre de muchos que huyeron de la masacre ejercida por dichos "héroes" (no los que conocemos ahora en las noticias), sino los que calentarían sus fogones con la violencia y alumbrarían los condimentos de aquella demencial Hell´s Kitchen, que el director nacido en Queens, Martin Scorsese, describirían a golpe de machetazos o hachazos en su película Gags of New York. Toda una revelación del pasado, donde los clanes ciudadanos, los sindicatos y las familias llegadas de distintos lugares, como judíos, irlandeses, alemanes, rusos, italianos, chinos o japoneses, forjarían el mito regado con sucesos sangrientos que comandarías la próxima hornada del Sindicato del Crimen o ´Murder Inc."

A la vez que el cine se hacía eco de sus dementes y peligrosos negocios, durante los siguientes años de la Ley Seca, se embarcarían acetato, dinero negro, desmembramientos, heroína y alcohol, desde los callejones de aquel llamado Clinton, hasta los fríos muelles del río Hudson, segando millares de vidas y cosechando de esqueletos sus aguas. Donde las películas de Hollywood retrataban la fracturación de la justicia, la podredumbre incipiente y esa violencia que empezara en las pandillas juveniles del East Side, mitigada bajo los rostros que las estrellas más duras como Paul Muni, James Cagney, Fred MacMurray o el gran Edward G. Robinson.
Tanto que el ambiente se haría irrespirables y acabarían apareciendo los héroes, los que luchaban en los medios o ciudadanos respetables a pie de barrio, como algunos personajes de West Side Story luchando contra su destino y, que en la década de los ochenta bajo el auspicio del alcalde Giuliani, producirían un revolución inmobiliaria que introduciría un término como la gentrificación. O el cambio de un barrio destartalado y salvaje, a una convivencia de marcado carácter comercial o inmobiliario, urbanita, bohemio, luminoso y algo aburguesado.

Sin embargo, en la década de los 50, Lee Strasberg colocaría los cimientos del Actors Studio Training School en Manhattan, proyectando todos los conceptos de la nueva bohemia norteamericana a sus calles aledañas y lanzando al estrellato a profesionales que marcarían con sangre, la información genética del nacimiento de la Gran Manzana. Como Paul Newman en las conexiones del hampa en Chicago con El Golpe, en Los Ángeles con El Buscavidas o The Hustler, y la historia de un campeón llamado Rocky Graziano.

Sin embargo, en la década de los 50, estos negocios de nuevo cuño, ya empezaron a instalarse sobre las calles de Manhattan con la llegada del Actors Studio Training Scholl, proyectando todos los conceptos novedosos de la bohemia neoyorquina y norteamericana, a sus calles aledañas. Lanzando al estrellato con su carisma, a profesionales que marcarían con trampas o sangre, aquella información genética del nacimiento de la Gran Manzana.
Las efigies de las estrellas surcaron el cielo de N.Y, pronosticando un futuro de máscaras y la farándula con nombres notables, reflejando o combatiendo la violencia anterior. Como Paul Newman y sus historias que llegaban desde Chicago en forma de El Golpe o The Sting, la imagen acosada de El Buscavidas o The Hustler, la trena vigilada de la gran Leyenda o Cool Hand Luke, y tocando este mundo oculto del boxeo con el campeón Rocky Graziano en aquella pequeña maravilla de Robert Wise titulada Marcado por el Odio. O más metafóricamente hablando Somebody Up There Likes Me. También saldrían otros ejemplos de actores inmortales ya, con papeles recordados dentro del mundillo criminal o mafioso cinematográfico, como Marilyn Monroe, James Dean, Eli Wallach, Eva Marie Saint, Steve McQueen, Jane Fonda, Dustin Hoffman, y por supuesto, la sangre temperamental con conexiones de Marlon Brando, Al Pacino, Robert De Niro o Jack Nicholson.

Así se compone el universo de Daredevil y su bimorfismos, haciendo sombra a aquellas antiguas películas de James Cagney o su vecino del Upper West Side de Manhattan, Humphrey Bogart. Donde el color negro se abate en aquel triángulo del Midtown, sobre sus fachadas, callejones plagados de Brasco´s, Prizzi´s o Serpico´s.... Corleone´s todos... y estas escaleras de emergencia que descendían al averno callejero con su sonido característico. Los irlandeses ya no estaban tan presentes, otros comenzaron a pedir su tortuosa parte de la tarta sangrienta.
En este cruce fatídico otrora, de Broadway, Madison y la efervescente 5ª Avenida, se estaba diagnosticando la expansión de bandas residuales aún, latinas y afroamericanas, prevaleciendo la ley u omertá de las italianas, con sus protegidos padrinos y renombrando a los atávicos Westies por una piramidal mafia en los años 20 y 30. Las balas se extenderían sobre un territorio casi virginal para las grandes empresas turbias o turbulentas que se reivindicaban bajo el auspicio de la corrupción y la prohibición. La etapa en que crecieron los chicos de la Cosa Nostra, los dones o capo di tutti i capi y sus secuaces, los oficiales y políticos comprados, los bloques de cemento y las cabezas de caballo en el cine. Esto es, los relatos de un conocido Mario Puzzo y la historia de Érase una Vez en América, del ´romántico` estilizado, Sergio Leone.

Son los relatos inmortalizados que recoge Stan Lee y los suyos a golpe de estilográficas, con el afán de ir recomponiendo el saneamiento de esa imagen peligrosa, creando un nuevo conflicto étnico o racial, con ghettos (vocablo latino que indica emplazamientos con fundición de hierro) o territorios urbanos, dedicados al abastecimiento a diferentes escalas, en mercados clandestinos. Desplazados o proscritos, en el inicio de otras siniestras bandas e ideologías, dentro de un ambiente creciente de cohecho político y esa catarsis inmobiliaria de doble filo en los 70. La fuente de estas nuevas historias con personajes de Marvel, que paseaban por sus barrios marginales, escindidos del lujo de lugares como Tiffany, los palacetes del Gran Gastby o la Fashion Ave, así como aquellos viajes comerciales o artísticos, a las deslumbrantes y coloristas, La Habana, Miami y California. La sangre del cómic se unía a esa marginalidad que se limpiaba del centro de Nueva York, para contarnos otras posibles vidas y muertes.

La era Daredevil y Spiderman.

Apenas dos años de diferencia en su nacimiento, con sentidos especiales para perseguir el mal y la percepción de sus robustos némesis en el horizonte, incluido, el parco de la calavera. Algunas de ellas compartidas y sufridas, contrapuestas, vestidas de metal, blanco o negro. Sin embargo, eran chicos arraigados a sus barrios salvajes y dispares familias de indisciplinados, estudiantes que se forjaron a golpe de duras visitas, de reclusiones eternas. Aunque en su mente se distinguieran por confiar en la justicia, más que en el castigo supremo. Uno hecho a sí mismo, balanceándose entre la sátira y el inconformismo adolescente, el otro educado a golpe de katana y lucha ciega. Hasta convertirse en el Chico de la Araña y el Hombre sin Miedo.
Crecieron en el Manhattan diseñado o dibujado, hasta arrinconar lo sucio en otros barrios adyacentes o sitios emergentes de ese feísmo cotidiano. O la inmundicia social a ocultar, que producía contenedores de cuerpos inertes, de vagabundos, enfermos mentales, condenados y drogatas, cruzando aquel río de almas del Hudson. Curiosamente, empieza con h, como hombre hambriento y el Hades.

Rescatando las imágenes de figuras que llevaría el Séptimo Arte a la gran pantalla, desde los jóvenes Sleepers de un próximo El Clan de los Irlandeses, que sería desplazado con carreras torcidas y sus carritos incendiados o lanzados sobre las escalerillas del metro en el Lower East Side. Transporte cinematográfico, también, fundado en 1904 sobre la Avenida Lexington o de Lex "Luthor", coloreando el transbordo en rojo, desde el pasado y la infectación de los famosos Gangs of New York retratados por Mr. Scorsese. Pasando por la furia de Taxi Driver al volante o la lucha de los sindicatos de cualquier especie, que descomponía la ley en las imágenes más conocidas como Scarface o el Corleone de Godfather II, saltando de costa a cota, como los verdaderos Capone y Elliot Ness, el Toro Salvaje, Bugsy, los Gambino y demás ´famiglia`, anclando las conexiones por toda Norteamérica, desde los Blinders de Boston, Atlantic City y los Genovese, el denominado Outfit de Chicago, Las Vegas, los televisivos Soprano o ambientes selectos de Los Ángeles, caminantes de la histórica Route 66. ¿Cómo no iba a existir en el camino, más de un demonio?

Incluso referencias filmadas, con el guion y dirección de Sylvester Stallone en La Cocina del Infierno o Paradise Alley, se hacen eco de esta calentura a plazos o enfrentando dos siglos de sanguinolenta historia; entre luchas fraticidas como en The Warriors de Walter Hill, el filme State of Grace de Phil Joanou, el cómic de Dick Tracy y los filibusteros de Gotham, Los Sobornados y Los Intocables, la Ciudad del Pecado de Frank Miller y la masacre de Chicago en San Valentín, el terror de una Bloody Mama con Roger Corman (a imagen de la mamma de Puzzo) o la diversión en un Miami divergente de Some Like It Hot, con la música de club y el maestro Wilder.
El control de prostíbulos en la excitante serie The Deuce, nutriéndose del vicio, como los chicos de la policía o el surgimiento del FBI, en tantas narraciones, desde James Stewart o sus muchachos de Mindhunter, los duros detectives tipo Robert Mitchum, contra el advenimiento de los actuales corruptos políticos, los yakuzas, los filántropos fingidos tras torturas o desapariciones flagrantes, las cárceles inhóspitas, guionistas enclaustrados y la invasión creadora de Europa, algunos contactos de las estrellas con mafiosos iluminados, Cautivos con Sed de Mal. Las femmes fatales como Gloria Grahame, Joan Bennett, Lana Turner, Marlene o la gran Bacall, sus bacanales y el Crepúsculo, sus muertes mediáticas y hechos ocultos en periódicos, el ritmo del jazz, el sudor y la noche. Clark Gable, Jean Harlow, Cooper, Grant o Sinatra... Y otra futuras mujeres con mano y cabezas de Hydra, desde la incipiente Hell´s Kitchen recogidas por los jodidos Peaky Blinders británicos, que saltaran a escena tras la guerra y en nuestra pequeña pantalla, hacia una próxima The Kitchen.

Todas estas vías oscuras y vidriosas, son en las que se fijaría Stan Lee para recrear la violencia descarnada y dibujar sobre vidrieras en red, e idealizar la figura de otro justiciero que abandona las leyes, la amistad y el amor, o no. Se cubre el alma intranquila, para enfundarse la careta del dolor y los cuernos del diablo. En esta segunda ocasión para enfrentarse a un mar de dudas y la llegada de la Mano, la valiente, mítica y fatídica Elektra o el percutor amartillado, con menos compasión al oeste de Hell´s Kitchen, al salvamento de policías desmoralizados.
Todo este cóctel violento, defensor o heroico, salpicó las páginas de nuestra infancia y juventud, todo este amor ciego se esconde tras un máscara del tiempo, fragmentado la realidad con la ficción. Toda la lucha necesita de sacrificio individual, toda la mugre merece un destino entre rejas, toda cárcel, una llave, toda ciudad un resquicio para huir... como diría el bueno de Philip Seymour Hoffman en el filme de Sidney Lumet, Antes que el Diablo Sepa que has Muerto.
Bajo las manos de Ejecutores.... R.i.p. the Kignpin, or not...

La Mano de The Punisher.

Wilson Fisk, esa bestia salida de las entrañas del arte moderno, el asesinato de Rigoletto (no el de la ópera de Verdi) y el maltrato infantil, que igual te compone una estrofa con bellos sinónimos y un lirismo embriagador, como una catarsis de poder eufórico, tormentoso y aplastante. Nació en el 67, antes de la llegada de The Punisher, ambos ensombrecidos por el dibujante John Romita Sr., entre Stan Lee y Gerry Conway. Enemigos declarados por un ¡quítame estas pajas!, del ojo, que crecieron hasta hacerse vigas con las que golpearse como verdaderos demonios invidentes y recalcitrantes traseros. A uno y otro lado del mal, la función social o el honor. Un soldado-marine con ínfulas de venganza y el gordo chef, de todas las salsas, como una especie de renovado y sibarita Hannibal de la tele. Amante del arte y el vino, el buen vivir o yantar, la música. Iracundo, no olvida una afrenta, algo clásico y magalómano.
Parecía acabado, pero ante las decisiones justas de Spiderman o Daredevil, sería un pecado no contar con él, para próximas excursiones por el nuevo universo, además con la piel y la calva de Vincent D'Onofrio... ¡da miedo!. Si bien no es él, he leído que existe una serie plural titulada así, la parte oculta de otros, Kingpin.

El primer round con el inexperto Matty, terminó con su dura osamenta en la prisión de la isla Ryker, cercana a la exclusiva La Balsa, demostrando que el Rojo es demasiado demonio. Pero, los usos y el fatídico destino, le harán cruzarse en negocios truculentos y demás salpicaduras carcelarias, con el soldadito con el cerebro atravesado por el plomo. The Punisher entra en acción y todo tiembla en esta segunda temporada, hasta los subterfugios del pasado, las fiscales con grandes ambiciones o los distintos puntos de vista de M&N con su socia husmeadora Karen Page y el ´aguacate` en ambiciosas y próximas misiones; mientras en la Corte de Justicia se desarrollará uno de los juicios marvelitas más interesantes de su historia, con ramificaciones en el ejército y los chanchullos de la política, las incursiones en campañas actuales, o una triangulación de bandas acusadas de un antiguo crimen, ocultado, que terminará en la líneas cruzadas de una Mano.

Daredevil no está aparentemente, dedicado a otras distracciones, como curarse en salud, distracciones con otras secuencias de alegre amistad y bebidas juveniles, encuentros en el ring del sexo, fatigas mentales proporcionadas por una antigua novia, alguna pequeña retención de líquidos, proporcionada por el hombre de la camiseta de la calavera, antes de precipitarse a una orgía de fluidos, un cara a cara que terminará con la suya partida y con un aviso clavado en el alma... Como no me matas, tendré que reorganizarme desde aquí a Japón, y cuando vuelva te pisaré, te repatearé y, posiblemente, iremos a pescar al fondo del Hudson.
La organización criminal y terrorista conocida como La Mano, está planeando sobre la ciudad, encendiendo las calderas del infierno como lo haría Frank Miller a principios de los ochenta con la resurrección de su Daredevil y Born Again. Influencias renacidas, cubriendo las cocinas internas de los negocios negros, con una multitud de acólitos callejeros o fanáticos de la sangre y las nuevas estrellas ninja, en busca del nuevo Cielo Negro. Tan próximo como un corazón carbonizado.

Los miembros fundadores se tendrán que ver con Wilson Fisk, para barajar las cartas y bien quien tiene la mano ganadora en la Costa Este, a costa de la famosa Casta. Son Alexandra tan conocida en espacios exteriores, Madame Gao que ve las sombras y huele la chamusquina en la cocción de sus muros, el Bakuto de Ramón Rodríguez (ojo avizor a los siguientes defensores), Sowande y el inflexible Murakami. Leland tiene el pensamiento en otros lugares...
No obstante, quedará para el recuerdo la batalla mayúscula del Rey Pelón y el Diablo de Hell´s Kitchen, tras los tejidos fabricados para el mamporreo masoca y el fornido papel de The Punisher, hablando bien clarito, o no, con su dialéctica ramboniana, seguridad esquizoide a la fuerza, ante la acusación del estado de Nueva York y el discurso del especialista en armas, en la mente de un psicópata. Forzado por la necesidad, el oficio bajo el mando y un entramado que acabara con la muerte de una familia, entre sus brazos y las astillas de su calavera. Normal que se diera a la pintura monocromática, sobre el textil.

Ya tenemos a otro rostro pétreo, con la conexión nasal del hijo de un boxeador, cambiando la conciencia de Murdock por la idea fija de algunos personajes o las efigies de sus películas anteriores, como si fuera un muerto viviente, por dentro no por fuera. El actor Jon Bernthal es Frank Castle, un proscrito con identidad propia, además de un Lobo de Wall Street, un Sicario, un Corazón de Acero, un hermano asesino de Contable´s, un acosado defensor en Wind River, un guardián del Baby Driver, de la Sweet Virginia y de las reliquias de Pilgrimage; y próximo macho entre las Viudas del estupendo director Steve McQueen, andará con una banda punk en la roadmovie de divertido nombre, Viena and The Fantomes, y protagonista de la lucha de Ford v. Ferrari en Le Mans, junto a Matt Damon y Christian Bale.

Se han cambiado balas, por cabezazos descomunales y abrazos del oso, cargas explosivas y rompehuesos, frente a los poderes controlados por una ceguera extendida, de aquí a alguna deidad, sanaciones de última generación contra la magia negra venida del Sol Naciente, sacudidas del cráneo y sus conexiones rotas por los golpes, ante el dolor de corazones rotos, combatiendo en un lucha mitológica y una sensación interna, cuando Daredevil parece un muñeco entre sus manos, entre sus atléticos saltos y voluntad para acabar una historia del pasado... cuando ella, no necesita de pistolas, sino de una espada o dos cuchillos con forma de tridente corto o Sai.
Ellos, Nobu o El Diablo, se extienden mecánicamente hasta Ella, y la alcanzarán... en esta u otra vida.

El Corazón de Elektra.

El héroe teme al amor... El Hombre sin Miedo resbala en la lluvia, quizá, se encarame en un cuadrilátero, recordando su sangre y así, el diablo compungido se entrega a Ella. Hasta el asesinato de un asesino.
Es la tortura que les queda, a los llamados superhumanos y su maldita fe, al igual que a los villanos, les queda el ruido del exterior y la carcoma, cada quien encerrado en su propia celda. En definitiva, los corazones de unos y otras, se retuercen con el dolor, se pervierten con el poder de la mente y se consuelan con la venganza, como The Punisher. Pero éste, necesitará de su propia serie de aventuras para comenzar una nueva andadura, fuera del ejército y del recuerdo.

De la Mano de Stick, se produce una estampida de sensaciones que empezaron en la educación de dos jóvenes inexpertos, de cara a una cruenta y transcendental guerra. Lucharon de su mano, pero se hieren de corazón, porque los ancestros son tan diferentes entre Matty (es el único habilitado para pronunciar este apelativo) y la eléctrica morena nacida en aquel Daredevil de 1981 y flexible como el mambú o la salsa brasileña, conocida como Elektra Natchios, que ante una ejecución, se salpican con palabras huecas y desplantes metafísicos. Desprecios libidinosos entre la venganza y la justicia.
Ella se vende al mejor postor y a su carácter ampliamente nihilista, que desprecia la vida cuando se trata de los Yakuza o los asesinos nipones y la mafia rusa, sería una especie de Vanessa, pero con el tormentoso devenir de la muerte y el cambio de existencia. Ella es la actriz parisina, marcado acento en todas sus lenguas, Elodie Yung con ascendencia exótica a la camboyana y formada en La Sorbona y las mejores escuelas artísticas de Londres. Una diosa de ébano, una diosa de Egipto y de la Tercera Dinastía, que se conservará con su espíritu inmortal.

Fue Fragile en Francia, endurecida en los G.I. Joe y en la copia de Milleniun a la fuerza, y eso que estaba detrás David Fincher, aunque se ven en el futuro incipiente, algo bastante más Negro. Sobre todo, observando el pasado fílmico de su personaje, junto Bullseye y las posibles consecuencias de sus nuevas vidas (como una gata indomable en las garras de Wolverine) o frente a la Hydra de muchas cabezas, a través del ojo de Mr. Fury.
Sin embargo, en el baile que nos ocupa y el restregón con Daredevil, observamos ya que se vuelve loca con la sangre y otros menesteres, que sus fiebres internas se contagian en la piel de la hermosa Miss Page, que la echa miradas de muerte, que Stick la induce al enfrentamiento a sabiendas de que se le podría caer el Cielo encima y, que la muerte tiene dos caminos, sobre todo, entre las gentes de antiguas civilizaciones como la egipcia. Ah, y los muertos, entre sus manos... muertos son. With love, MM.


Tráiler King of Thieves, de James Marsh.


Tráiler Widows (Viudas), de Steve McQueen.


Cinemomio: Thank you

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