Cinecomio busca

EnglishAlemánFrancésEspañolItalianoNetherlandsRusoPortuguésChino SimplificadoJaponés
CoreanoÁrabe
Mostrando entradas con la etiqueta Serie - Crimen. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Serie - Crimen. Mostrar todas las entradas

domingo, 27 de agosto de 2023

Proyecto Lazarus. Season I

 

El otro día me puse, por mera curiosidad, a ojear a los Saint Seiya del creador manga japonés Masami Kurumada, experto dibujante de artes marciales y boxeo… y me quedé profundamente aletargado al poco tiempo. Y eso que, existían en los dibujos del anime, todo tipo de acciones relampagueantes y luchas singulares, en tierra y en las capas superiores de la atmósfera. Pero, las cosas se tuercen ya desde bien iniciado el combate en los cielos mitológicos, cuando me pongo a investigas que se trataba de una coproducción entre Hungría, EEUU y el propio Japón, con un director polaco que llevaba varios lustros sin realizar y una amalgama heterogénea de guionistas e igualmente extravagante de intérpretes.

Ahora, en estas línea siguientes me debería referir a la película Oppenheimer, por ser el retrato del famoso físico que trabajara y guiara al Proyecto Manhattan, para desarrollar la más poderosa bomba jamás creada, antes que el imperio nazi (porque esos sí que eran racistas e imperialistas) consiguieran adelantarse en la reacción en cadena para dominar al mundo con idénticas fisiones nucleares. La historia se basa en la biografía El Prometeo Americano, en este caso, creador de un hijo que devorara las entrañas de los seres humanos… y por descontado, un verdadero dios de la guerra en los próximos siglos o más.

Entonces antes de dar más explicaciones de mi intento de visualización frustrado, quiero recordar dos producciones muy distintas, en el transcurso de la guerra con visión japonesa, desde La Mujer del Espía y aquella visión aterradora para finiquitar el problema mundial y las consecuencias sobre las víctimas de la NO necesaria sobre Nagasaki, en aquella lección magistral del maestro Akira Kurosawa, titulada como una lluvia... radiactiva, Rapsodia de Agosto.

Pero, si me toca la fibra ver las repercusiones científicas, filosóficas, bélicas y personales, que se esconden en la verdad del documental de NBC, To End All War: Oppenheimer & The Atomic Bomb o El Dilema de la Bomba Atómica. Donde se plantean todas esas cuestiones que pudieran haber quedado ocultas, como antiguos residuos nucleares, bajo las alfombras de nuestra memoria. Siempre pensando que J. Robert Oppenheimer, además de líder carismático y algo introspectivo, fumador empernido, también fue judío que quería acabar con todo el desastre y un futuro destino terrible del mundo. Probablemente… Ya veré lo que ha hecho, pues se le nombra en este interesante documental, al británico Christopher Nolan… ya lejos de la catarsis temporal de Memento en aquel cambio apocalíptico del año 2000. Y no reventó nada, ni un puñetero ordenador… salvo el mío hoy, con el calor.

Ahora, hablando del plan y el tiempo, pegaré un salto hacia el reverso de la rotación cuántica como un buen Supermán, para sumergirme en la organización de una institución ultra secreta, hija del MI5 o 6, con la misión de perseguir la marmota en un denominado Proyecto Lazarus. Hijo del guionista Joe Barton (El Ritual) como la bien considerada por crícitos, serie anterior sobre triadas en Londres, Giri/Haji… que tengo en catálogo próximamente. Si la consigo descifrar… en plataforma.

Recordando el impacto que tuvo el estreno munidal del Supermán dirigido por el carismático Richard Donner, que en paz descanse, con guión compartido entre otros por el Robert Benton de aquella pareja mítica Bonnie & Clyde o El Día (de la marmota dorada) de los Tramposos, inolvidables... y el gran Mario Puzo, que de organizaciones sabía un montón... con ese hijo de dios en leotardos llamativos, hijo Jor-El, Marlon Brando, que cumplirá los 45 años en septiembre. Gracias a todos y el inolvidable Christopher Reeve. Por Clark Kent. Ya no existen los héroes... 

asín, sorry

El MI5/6 … con esteroides.

El reloj reiterando la hora de una confusa trama, que se irá esclareciendo, ya nos pone sobre la pista de la marmota. Incluso, metiendo pequeñas dosis de humor cínico sobre el fin de nuestros días… o la vuelta a empezar, una jornada de perros… de la guerra.

A un nivel planetario, no transportamos con Paapa Essiedu y su ´amor`, correspondido, en principio, olvidando aquel suicidio asomado a la ventana… hasta el final del todo, una y otra vez. Como una pesadilla de viajes temporales para evitar el caos de lo inevitable. El desamor… es decir, cada quién por su lado. Muerto o vivo, bajo la levedad.

Para ello, hay que tomarse una gran carga de emociones galopantes y persecuciones, que nos saquen de la realidad de estos tiempos caóticos. Que se parecen en algo, ¿no es verdad? Y despertarnos en diferentes localizaciones, según la narrativa dispara sus amenazas o concesiones emocionales de los protagonistas. En algunos momentos irreales, nos puede parecer que visitamos héroes de Marvel con poderes especiales, desde el Dr. Strange, pasando por Ligas y Flashes Dc y aterrizando en la última (y virtuosa visión ultra animada) de Spidermanes en el Multiverso, de las cuales me extenderé hasta parecer a aquel Nicolas Cage alienado, bajo el sofá de Besos de Vampiro… Conio, ¿he dicho besos? No, no… Delete.

Sin embargo, en este Proyecto Lazarus de AMC Tv, no destacan los seres poderosos de otros puntos temporales o de la galaxia… Hey Nicolas? Ni viajamos en vacaciones transatlánticas por el océano de sectas Dark, como aviso de siguientes apocalipsis por aterrizar en mi TL; ni pensamos… que se han podido identificar con la idea de una serie de policías del tiempo, no aquel Timecop u otros Sherlock´s mutantes en busca del asesino, sino del patrio Ministerio del EntreTiempo. No no, que Lazarus, se ve bien y tiene excelente producción artística y … narrativa, vale.

Estas organizaciones cuasi gubernamentales, se quieren desviar de los besos románticos, que nos desvían de la misión… Salvar la Tierra de los h.d.p. que quieren acabar con ella y con la convivencia. Y no se les ocurre mejor idea, que con la ayuda de maquinitas de H.G.Wells sin explicación científica, eso sí, interaccionar con el pasado a través de posible agujeros de gusano, no de bolsillo. Sino, a lo grande.

La Bomba… Marmota.

Así, sin agujeros negros, salvo el último de la primera temporada, que viene de una explosión estelar… nos metemos en los designios del terrorismos cuántico y las divagaciones morales de una relación. No forzada, salvo en la mente. Mientras las bombas marmotas, sobrevuelan nuestras cabezas… mantengamos la paz.

Esas situaciones extralimitadas, son las que dan vidilla, porque nos divertimos con los cambios y la sucesión de encontronazos de Lazarus, que a veces, es como Magoo, con sus augures y presagiadores innatos. En cambio, no están tan duchos en la intervención de consecuencias románticas, pues el amor también puede acabar. En tragedia personal. Y los besos… son como bombas borradoras de recuerdos.

Lo que importa, además de la acción trepidante, es esa amalgama de sensaciones privadas de los personajes, elegidos por sus habilidades o el odio, dependiendo del lado de la fuerza que visiten… Una y otra vez… modificando sus intereses y las bofetadas de la vida. La sangre, el timbre, el despertador, las gotas, el resplandor, la Tierra, nosotros… el Espacio. Qué liante es este Lazarus, por dios.

Sin embargo, salimos airosos y deseosos de visionar la siguiente temporada ya aprobada. Por sus buenas interpretaciones, que encabeza el protagonista caótico del filme Men, o Los Gangs of London, que también los debe de haber… sólo hay que visitar sus periódicos y sus estrategias. Este es el plasma astrofísico, que tendremos que dirimir en el futuro y sus consecuencias, que podríamos ver caer a nuestro alrededor… como besos destructivos. Y luego… no me acuerdo.

El mismo plasma terrorífico que proviene del firmamento nocturno, cuando en los cúmulos de estrellas… una diga… hasta aquí hemos ´llegao`. Prometeos… Y se implosiones como ella sola, demostrando que la fuerza gravitatoria de atracción, no es nada, y que el próximo horizonte de sucesos, se tragará hasta tu luz. Aplastando a todo aquel que quiera llegar a la segunda base, o puerta trasera de otro universo. Dónde tampoco existirán recuerdos, porque el amor deberá resurgir o morir incinerado bajo otra teoría de supercuerdas divididas en 10 dimensiones, más una temporal, la que saltará por los aires, bajo la culpa, como en super-rings de boxeo genérico.

Como propulsó la Teoría de Schrodinger o de casualidad, o sí o no… que el gato quedaría atrapado en la telaraña, tal que una multitud de Spidermanes, de todos los tipos y condiciones… como una gran montaña de electrones que chocan entre sí, en giros gravitacionales, con la masa de cuerpos celestes a gran velocidad… hasta que… Booom! Los pares se disparan, las partículas se aniquilan, gracias a la fuerza de gravedad de las estrellas y la presión de labios fundidos… como nuestro Sol.

Lo estamos sintiendo, la Puerta de Tannhäuser no existe… pero sí, las bombas. Esta es la verdadera Teoría del Todo, pan, circo… y muerdos. Ah! Y mucha contaminación…

Pero, al menos, con Lazarus nos divertimos y soñamos un mundo en paz… o no. Comienza el segundo asalto, próximamente… como en la guerra de Dune.

Vueltas y vueltas, a la realidad, para nada… Esto no lo arregla, ni Lois… y menos, un Supermán.

 


martes, 15 de agosto de 2023

Dahmer. Season Dismembering.

 


Decía el doctor forense de aquel programa con protagonismo criminal… que la escala de la violencia se puede medir para serial-killers, en diferentes grados. De menos a más peligrosos para la sociedad y las víctimas elegidas por ellos, desde luego, pero… ¿y la maldad intrínseca? ¿Pueden medirse moralmente, las acciones del individuo o ese tipo de asesinos sexuales…? Personalmente, pienso que no.

El motivo, es que nadie puede ponerse en la piel de tan execrables y violentos sujetos. Solamente, podemos sentir lo que padecieron sus víctimas inocentes.

Los estudiosos del crimen sexual creen que, aunque la ´enfermedad` de la psique se active en un momento para cometer los actos, algo debió existir en determinado punto de su educación que hiciera desarrollar esos pensamientos oscuros, o que una persona represora en sus vidas, activara esa tendencia psicopática y vorazmente siniestra. Donde las manos empiezan a someterse a la voluntad de la mente desequilibrada, para comenzar a cumplir su función diabólica.

De hecho, muchos asesinos en serie, ejecutan labores con ellas, cirujanos como el supuesto Jack El Destripador, fontaneros como El Estrangulador de Boston, carniceros variados desde aquella peli francesa homónima, hasta los personajes de La Matanza de Texas, basados en el terrible Ted Bundy. Taxidermistas como él mismo ejecutor, el personaje de Anthony Perkins en la obra maestra del terror disociado de Sir Alfred Hitchcock… o este caso tremebundo que me catapulta a escribir sobre tan perversos seres y sufrir por las sensaciones visuales, o más imaginarias, como las retratadas del protagonista real en la serie Dahmer. Que, además, ejercía en gimnasio para poseer más fuerza para la ejecución sádica de sus elegidos, como otros ejemplares peligrosos de las noticias. Ah, me niego a llamarle por su nombre de pila, únicamente, le mencionaré como Monstruo…

Esas manos monstruosas que, no fueron  nada innatas para un protagonista llamado Orlac por su creador, el novelista francés Maurice Renard, que fuera fiel seguidor de las obras de Edgar Allan Poe y admirador de H.G. Wells. Añadiendo en su obra,  ingredientes como el miedo social de la época a los novedosos trasplantes médicos, y por ende, siguiendo los pasos de la Creación conocida como Frankenstein de Mary Shelley, y en dirección al mago James Whale. Aquel limpio y maestro pianista, del filme dirigido por un  expresionista alemán Robert Wiene (El Gabinete del Dr. Caligari) que tendría que escapar de las garras del mayor asesino en serie de la historia, Adolf Hitler, por su origen judío;  sería interpretado por un maestro del escenario expresivo como Conrad Veidt, retorciendo sus manos como si tuvieran alma propia y magníficamente dantesca, como ya demostrara torciendo su gesto en el mismo Gabinete o en la risa de aquel Hombre que Ríe. Además de convertirse en enemigo del régimen nazi y combatirle socialmente aportando fondos en su lucha.

La mano del director es esencial, para retratar las horribles escenas que ejecutan los crueles y salvajes asesinos sexuales, para dotarlas en determinados casos, de una amalgama de cualidades, que van desde cierta elegancia en el tratamiento visual a una desagradable, olorosa y profunda, casposa, suciedad, dependiendo del recurso elegido para contar la trama. Ejemplos nauseabundos hay muchos, como el de la Matanza, Ted Bundy o muchos que llegaron después… mezclados como el Hannibal de El Silencio de los Corderos, con retratos expresionistas incluidos a todo color o fangosos en salas, habitaciones u oficinas, aparcamientos o refugios subterráneos, en el caso de Seven, Zodiac o la serie Mindhunter, donde tras la escabrosa realidad, se esconde la maestría creativa de Don David Fincher.

Un crudo verdadero, maestro de la imagen contemporánea. Ahora es un buen instante para recordar algunas de mis últimas visiones del horror, como Barbarian, más que sucia, escabrosa y lúgubre, enterrada bajo la visita de cuatro personajes por el director Zach Cregger y los tentáculos de una madre violentada, y entre ellos, sus brazos huesudos, un Bill Skarsgard que será el tremendo Nosferatu de Robert Eggers. The Silencing interpretada por Nikolaj Coster-Waldau (dorado ejemplar de Juego de Tronos), en una enrevesada caza del asesino y trampas narrativas y nativas; o para trampa perfilada, la de la película The Stranger del director australiano Thomas M. Wright, un verdadero tour de force del engaño, entre Sean Harris (Prometeus), y Joel Eggerton, que ya ambos compartieron en El Caballero Verde y The King, próximamente, en mi debe cinematográfico. Éste participó en la familia de la original Animal Kingdom y será prota de Wizards!, dirigidas por su visionario compatriota David Michôd… como The King australiano.

Decir que en aquella serie surfera y familiarmente criminal, ejercía una madre como Jacki Weaver, que también meditaba económicamente bajo la genial elegancia natural del maestro australiano Peter Weir, tan agreste como salvaje, onírico en el bello paraje de Picnic en Hanging Rock, que en apenas dos años, cumplirá 50 ya y por donde me extenderé otro día con esos picos fálicos apuntando al cielo. Me cachis… Y por último, la referencia en notable blanco y negro, entre un esmerado basurero hecho en Hong-Kong y manipulaciones de manos, con un buen Limbo que mantiene el pulso violento y escabroso, en manos amputadas como trofeos, hasta ese final que recuerda meramente, a los momentos húmedos con lágrimas de héroes, perdidos, a  Blade Runner. Sin comparar… por supuesto, que luego todo lo dicho, se disecciona y se lleva al extremo… sólo me refiero al líquido elemento en la visual oriental y el terreno embarrado de la moralidad humana. Y el azar, que se pasea como un fantasma en un viaje a algún espacio indeterminado…

Volviendo… a la locura.

Dahmer la serie, es una pesadilla gigantesca y psíquicamente desquiciante, pero condicionada por una narrativa condenadamente atractiva, que te deja sin respiración. Será por olores… los hay de todo tipo, animalescos, sanguíneos, cárnicos, ácidos, alcohólicos, inhumanos, putrefactos… como aquella bajeza moral y pringosa, de otro Monstruo, El de St. Pauli, también con orígenes germanos como éste, y terriblemente viciosos, pero hacia el género femenino y de alta graduación violenta, sin estudios, de mano del genial Fatih Akin.

En esta cinta magnetofónica y visual por episodios subyugantes y repulsivos, por igual, la educación recae en el nombre del padre, en la piel de un fantástico como siempre, Richard Jenkins, que pasa de la incomprensión taxidermista como médico, a la eficacia económica de la obra del hijo… de. Es una especie de canibalismo familiar, a tres bandas separadas, como el de aquellas civilizaciones que arrancaban el corazón de inocentes para acrecentar su poder en la batalla o en la misteriosa naturaleza. Sin embargo, el Monstruo no devora por eso, aunque siente la fuerza de su físico, sino, porque no soporta que le dejen de lado, y por ello, prefiere un cuerpo que no siente, como un maniquí o un horroroso zombie, no viviente. Pone los pelos de punta… el sadismo.  Que sus variados creadores, tratan crudamente, pero sin recrearse con la evisceración o la trepanación.

Pero, aquí de lo que se trata es de perturbar… y para eso tenemos, la genial interpretación, emocionalmente desafiante y vacua, con frialdad desmembrada gradualmente, por el chico de oro del 2022, Evan Peters. Que pasara más fugazmente colorido, por la pantalla de Wandavisión.

American Pie.

Decía la canción ,que se topa con los ecos de la muerte, que si bien la adolescencia puede tender al optimismo extremo, con la mente rebelde y caótica… puede finalizar en una madurez desilusionante, viendo algunos ejemplos… así entona, “En mi Chevi fui hasta el dique, pero el dique estaba seco…”. Y en el caso Dahmer, aquella libertad, se ve atrapada por cuatro paredes, autónomas aparentemente, pues existen vecinas. Y el apartamento, no sepulta el anonimato en una gran ciudad, no entierra la mierda de la sociedad, ni sepulta la respuesta de la sexualidad ni los géneros, que queramos… porque solamente hay hedor en sus manos, en su mirada, en su cerebro perturbado. Que, ya no será investigado neurológicamente, nunca.

Sólo será juzgada, la profesionalidad dudosa de determinados agentes estatales, la educación que se administra como un agujero negro de atracción espiral, hacia el dolor y el miedo infringido de las víctimas. Elegidas como en un picnic de sabores, con el mismo patrón, la distorsión de la realidad y el sexo, como pasó tantas veces, especialmente, en la sociedad norteamericana… Aunque descerebrados hay, tras todas las paredes y manchas nacionales, no jodamos, que nadie se salva.

Entonces, la música muere, queda el silencia a las puertas de aquellos clubes sonoros y clandestinos de los 70, y desagradan otros ruidos, como jadeos sofocados del ayer, el pulso eléctrico y por fin, la nada. Pues, ese tipo es la nada absoluta… no significa nada, únicamente, daño y dolor a las víctimas y sus familiares. Silencio a solas, perturbador, sacrílego y, esencialmente, podrido en la mente. Que coincide con la de Bundy u otros, que debieron ser ejecutados antes de nacer, ahogados en su propia mierda deshumanizada. Pero ahora, son el retrato de una sociedad patológicamente alienada, confunda con los estereotipos y las necesidades, la moralidad de deseos ocultos y principalmente, la monstruosidad de lo visual… Mira tu phone y verás.

El idealismo fue cruento, y lo será ante la diosa de la realidad violenta, incluso, en las puertas de un espacio de diversión musical, sexual… Forma parte de la fiesta de la confusión, como en otros casos de psicópatas genéricos que nacen de la represión o el ansia, de dominio de la voluntad de la víctima, más débil o confiada. Ya que, este tipo de Satán no ríe por placer, sino que se retuerce en las sombras… Hasta que salta de ellas, y chas… aparece al lado, aunque se con la apariencia casi divina, del actor Evan Peters y su cabellera, barba de pocos días, esperando la justicia divina de verdad, algún día… el monstruo Dahmer.

Y no me jodas, que todos en el colegio, hemos diseccionado animales por la enseñanza biológica… hay que enfocar la mente, en el bien y el mal. En otros posibles condicionantes que incrementaron la evolución de tales hechos salvajes y extremos… Ser el más fuerte, el dominador, quedar por encima, con las armas que tenga a su alcance… oxidadas, odiosas, macabras. En busca del cerebro reptiliano, que reside en los ganglios basales y una frontera invisible entre el encéfalo y el cerebelo, según describiera el neurólogo Paul McLean… Nada que ver con Don Maclean, creo bien… y el día que murió la música.

El Yo… sesuar… de seso.

No existirá ya, ninguna producción para televisión que tenga el impacto de esta, basada en el Monstruo Dahmer. Al igual que Mindhunter significó una paradigma en la investigación criminológica de las palabras tras los hechos terroríficos… y el pensamiento de nulidad que siente la vecina interpretada por Niecy Nash (que estuvo en Cookies Fortune) al tocarle un ser contiguo tan despreciable y una ronda tan ineficazmente investigadora. El ruido necrófago era inaguantable, e indeseablemente cercano, dejado al azar… por desgracia.

Aunque era conocido de otras obras visuales, no se recrearon con la última finalidad del caso, la endémica del dinero y la mediática, incluso, en los juicios legales o sociales. Se convierte, su parte final, en un enfrentamiento entre los detalles escabrosos del pensamiento de sus protagonistas, hasta que un individuo no planea, ejecuta por cumplimiento divino… y el cerebro queda para la Netflix, que amenaza con volver a lo macabro con más monsters, como dueña del seso, masculino, singular, o lo que sea. La causa tras los barrotes, es una telaraña que atrapa la realidad, y acaba descuartizándola y devorándola… porque Dahmer o cualquier asesino en serie, son simplemente monstruos. Sádicos en su naturaleza, y su sexo, ahora sí.

Mientras, aquí la madre, moldeada por Penelope Anne Miller, es la araña invisible, ante su extraterrestre  y gélido QuickSilver. Y sospecha que la historia, la de cualquier madre perdida, está destinada a repetirse, hasta los tuétanos, dejando su Perfume del pasado, como bien describiera Patrick Suskind en aquel nacimiento entre basuras, enlazando la infancia con la madurez, en épocas diferentes. Aquel Jean-Baptiste, reflejado en la peli notable de Tom Tykwer, era éste, Monstuo. Nuestros monstruos en la mente, del asesino histórico y real.

Decía Milan Kundera, al que despedimos ahora, en su Insoportable Levedad del Ser, como pensaba Nietzche en El Eterno Retorno, ambos ateos creo… que el peso atribulado de un dios castigador, incluso en manos de fieles vengativos, borra cualquier atisbo de redención temporal… Sólo hay que observar la insoportable levedad de las noticias y mirar a  la estrella de la tele, para corroborarlo. Matarile y se acabó… Schopenhauer pensaba que las acciones humanas, son producto e un carácter inmutable… pues sería, un horror. Pienso que no tanto, como éxito. Todo se puede moldear, a través de una buena educación… a pesar de esa conciencia o seso reptiliano primigenio.

Y el complejo de Edipo también, aquí magnetizado por herencia paterna a la taxidermia, con el poder de un padre autoritario y evasor de la realidad… al igual que ella, que abandona… El sino, es la transgresión de esa figura paterna, la violación de las reglas sociales en la convivencia, al margen de la realidad de la humanidad y el pensamiento libre. Menos mal que éste, ya no retornará, pues ya no tiene ninguna cara… Así que, Nietzsche tenía razón, el dios… de la Maldad, ha muerto.

El seso, no el de abajo con X… no se pudo estudiar ni diseccionar… pero nuestras manos inocentes, como las de aquel Paul Orlac, quedaron en paz. Gracias a Wiene, y el futuro de un Conrad Veidt, camino a Casablanca. xDio

domingo, 30 de julio de 2023

Yellowjackets. Season II... y la comida de tarro.

Sabes aquello de que, te pones a ver la segunda temporada de una serie, porque crees que sus creeadores van a conseguir llamar tu atención, ante una historia que, sino redonda, prometía un crecimiento narrativo hacia lugares ocultos de la conciencia humana. Pues bien, ese era el caso de Yellowjackets I, no, en un condimento de Showtime para segunda división, o tercera regional narrativa.

No se trataba de machos con uniforme del ejército en el desembarco de Normandía, como relataba la serie Hermanos de Sangre, para dar y no recibir. Sino de la caída en lugar más aislado aún, sin tanta víscera ni miembro amputado. Más bien, jóvenes de géneros distintos y todos los registros queer (tendencias sexuales que me las traen al pairo), que se definían por la rareza de sus pensamientos y el juego dentro de un equipo de fútbol femenino estadounidense. Se consiguió a través del guión que tuvieran un buen descenso… al infierno gélido. Pues el terreno de este partido peligroso, puede llegar a ser muy resbaladizo. Ya muy lejos de la Warner con Viven, en aquellos chicos de los Andes y su Hambre mayúsculo.

¿Recuerdas aquel aterrizaje accidental? No hubo ni piojos en comuna de soldados ni enfermedades contagiosas, pero si hambre con el tiempo. Nada de frente occidental, con Canadá, aunque si algo grande (creíamos) por identificar, y que tarda en esclarecerse una barbaridad… de bárbaras esperando una presa a la que hincarle el diente. Es lo que tiene andar sobre una despensa donde todo se conserva la mar de bien, excepto la ´iluminación superior`.

Y es que estas chicas de la casaca amarilla, van de un lado para otro, sin demostrar un rasgo que supere las primeras impresiones, ya que este espectador se aburre a base de bien, con tanto diálogo improductivo y elecciones tan caprichosas. Vamos que la serie en estos momentos, es un tostón que no avanza nada y los personajes empiezan a caer fatal de solemnidad. Lo que eran jóvenes atrapadas en un partidillo apartado, ahora se transforman en palazos en los morros con un palo de hockey in the Ice. Hostia va, bocado viene sin ninguna razón aparente para las consideraciones morales. Las chicas son guerreras… decía el otro. Y los de acá, a seguir la bolita que se va haciendo enorme y muy pesada, tras ir amontonando cantidades de deshecho o visiones inservibles. Presente, ha aguantado hasta aquí, no soporto a los/las integrantes de este espectácuilo, sobre todo, llegando al capítulo 9, donde uno cae a un pozo gélido tras una estúpida sucesión de casualidades. Excepto, por dos o tres golpes de efecto, que quedan en mero picnic en la Natura.

Podría llamársele a esta segunda temporada, Sin Novedad en el Frente, con chicas y chiques, lobas todas, moviéndose en frecuencias separadas, pasando las horas sin saber qué hacer.. como zombies. Y no, no pasa nada… Lo peor es la constricción grupal o la aparición de una secta morada, que te saca de quicio, con investigaciones de parejas extravagantes y detectives inservibles, que te dejan más aún en fuera de juego. Repelen los temas caprichosos, los temas musicales metidos a calzador en escenas que piden silencios, las imágenes que son parches de la realidad alterna, que te vayan contando la película, según la estás viendo… los papeles de Melanie/Shauna, esposo e hija, horrible ésta última, de Elijah y Christina, la Misty que los pari..., de hermanos y compañeros de sectas o comisarías, las visionarias, junto a esa madre Naturaleza que es un tostón indefinido con barbacoas, muertes y golpes a lo salvaje, porque sí, menú a la carta, la que venga bien tú, etc.. Que la siga Rita en el futuro, que servidor se baja de este avión de Jonathan Lisco, nada que ver con su notable Animal Kingdom, y Cía, la guionista Ashley Lyle, de la que no tengo el gusto… El resultado final para mí, 2 a 0, y el doble papel de la joven  Sophie Thatcher (El Libro de Boba Fett) y su variante temporal en paralelo, el intento fallido de Juliette Lewis por mantener cierta cohesión, las únicas que se salen de la mediocridad narrativa y ese efecto invernadero de la indefinición de Yellowjackets… que parecen cada vez más rollizas, con tanto fetival culinario. Ya no se la cree… ¡ni el que asó la manteca!

Ahora tendría que hablar de otra serie interesante que estoy concibiendo en mi mente, pero cómo no la tengo, en su lugar hablaré de algunas pelis que he visionado en esto días de asueto caluroso… y aunque no son redondas, se dejan ver… más o menos.

La primera es un día de perros, White God, que lleva la tensión animalista a una revolución que, aunque pudiera ser divertida por momentos, también resulta vacía en el concepto de la resistencia canina a través de la violencia, lejos de la maestría conceptual de la Rebelión en la Granja soviética de George Orwell y la magnífica involución de El Planeta de los Simios… Ni que fueran personas hipócritas, con tendencias violentas y ramalazos vengativos, tú. Y la banda sonora… bien gracias.

Otra es Linóleum, que es una representación pictórica del enfrentamiento más común en ésta, o cualquier época pasada, como el anterior filme en género femenino. Las raíces cuadradas del árbol geneológico puesto a prueba, una vez más, en busca de respuestas o reconciliación. Lo que convierte a los pensadores, en asesinos de la voluntad opresora de sus padres, hasta sentirse en un grado de independencia o libertad, que los catapulte por encima del recuerdo violentado. Está película es un poco mejor y en la línea de los recuerdos infantiles que van creciendo hasta hacerse adultos… o viajeros de las estrellas. Y cerrando el círculo tubular, una de Méandre que recuerda al siguiente salto de esta entrada, con pretensiones a buena ciencia ficción de otro mundo, pero navega en la estancia piramidal del susto y la recreación repetitiva de la opresión personal, la angustia y el sufrimiento. ¿Por qué…? Seguramente, porque no los merecemos, Ice Cube. Ice ice, baby.

Y por último, tres cosas horrendas sobre el género del terror, que responden al capricho de los guiones multiversales, o casi wokes… The first, ay madre, una pesadilla cuadriculada con aromas a otras versiones que lograron la cuadratura del círculo de la inversión y la genialidad laberíntica del ser. Si me refiero a Cube, que se queda en un cubito de hielo casi deshecho, del original. The second, ay páa, la de la niña del exorcita versión dos sacerdotes muy tontos, no me refiero a la del Papa del Vaticano, sino a la de libro de los Muertos, que ya huele… Menudo tostón, que ya no me acuerdo ni de qué trataba… mejor. Y la última, santo espíritu… Scream Vi, creo, ya no sé muy bien por dónde van, ni por qué las veo… Bueno sí, por dos de sus estrellas, una la Jenna que viene de Miércoles y que no ha elegido muy bien, desastrosa, llamada próximamente por unicornios, Bitelchús y puede que hasta los X-Men, un desastre millonario; y la otra, la despampanante Samara de los Weaving, que parece una ilusión sexy y acortada, en su vestido chillón amarillo… seguirá entre acosadores o azraeles. Por lo demás, algo infumable con una de las damnificadas, emitiendo bobadas también por partida doble, a través de la retransmisión viciada del partido filoso y el canal maldiniano (de maldito, no de calvicidad) de las Yellowjackets… ¡toma cuchillada, p´haberse matau! Por favor que acabe ya, esta tortura… Este mensaje aciago, posiblemente se autodevorará antes de acabar el verano, o los cubitos para la sangría. 

Seguramente me quedo con algunos temazos a secas... y no colocadas con un salpicón de imágenes sin gracia. ¡Bon voyage! 

The Smashing Pumpkins - Today

 Papa Roach - Last Resort 


Nirvana - Something In The Way

domingo, 18 de junio de 2023

Steeltown Murders & Black Snow.

 

La cronología en la investigación del crimen, es muy importante y esclarecedora... aunque algunas se queden ahí colgadas por un tiempo. Tal vez, una eternidad...

¡Elemental, queridos lectores!


El 6 de enero de este año 2023, el maestro de los detectives literarios, Mr. Sherlock Holmes, cumplió oficialmente 160 años. Cuando su primera aparición en los libros entregados por capítulos, relatada en Un Estudio en Escarlata de 1887, ya estaba crecidito... hasta los 190 cms. aproximadamente... turbador pensante con la expresión avispada de un niño juguetón y caprichoso; y su estructura enjuta se dejaba conducir por los ojos avezados del científico-matemático, anatómico, psicólogo, observador de las vivencias ajenas. Algo alocado y adicto al extremo, hasta lo inyectable, nariz pronunciada hasta la pista de la nota, para las moscas molestas... y su mente privilegiada para la resolución más crítica. Pero, normalmente, acertada.


Sherlock era rubio probablemente, antes de que apareciera su versión futura en la adaptación moderna para televisión con la efigie de Mr. Cumberbatch en otra enorme representación del personaje mítico, casi mitológico ya. Además, acertada descripción rubia según relata la seductiva traducción de su apellido... En cambio su mejor amigo, escudero contrapunto, el Dr. Watson, John Watson, no. Eran la mezcla imperfectamente sincronizada y explosiva del caso, cuando el principal joker de la época victoriana, tic-tac, el profesor James Moriarty, se enfrentaba a su intelecto.


Sir Arthur Conan Doyle, no parecía tener nada que ver a su anatomía y sus dotes, pero estaba interesado por las investigaciones novelescas que había comenzado su maestro Sir Edgar Allan Poe, al crear al homus sapiens 45 años antes, en la figura del detective Chevalier Auguste Dupin en la celebérrima Los Crímenes de la Calle Morgue en 1841 con excelente representación en la cinematografía por parte de un director francés que observó rodar al padre Georges Méliès y protagonismo del ser vampírico inolvidable, Bela Lugosi. Y sus ojos...


Mr. Poe estaba de siempre obsesionado con esa batalla entre el bien y el mal, como se describe específicamente en la notable Los Crímenes de la Academia (en mutación de Morgue), con el detective Landor en cerrazón esotérica guiada por el galés Christian Bale y el mejor estudiante de la academia de West Point, representado por uno de los mejores actores que se han metido en la piel del escritor, un gran Harry Melling (de Gámbito de Dama) y el romanticismo prohibido a través del amor imposible del cadete por ella, enfermiza encarnada blanquecina casi negra, como aprendiz aventajado de poeta obsesionado. Con el permiso de Lord Byron, siempre en su memoria...

Gran ilusoria interpretación y retazo de vida anterior al enigma vital del autor de El Cuervo, como fuera aquella maravillosa aventura juvenil que guió los pasos estudiantiles de Sherlock en El Secreto de la Pirámide y su fascinación delictiva por los sueños. Un hermoso salto enrevesado, entre realidadd y ficción, de un Pálido Ojo Azul al Young Sherlock Holmes menos académico... y el voraz intrépido, asustadizo, joven Watson antes de ir a Afganistán y que es la revelación de posteriores características anatómicas, como lo es él para el detective y su venganza. Supongo...


Gracias a Chris Columbus, al director Barry Levinson y, como no, a Steven Spielberg, que es fiel admirador de aventureros e investigadores de la verdad... o no. Es el paradigma moderno del canon holmesiano, como lo fue antes el gigante Billy Wilder en asignación sexual con los torpedos, y lo sería a posteriori el viaje en el ring del tiempo, entre... en la esquina derechaaaa... Jack the Ripper... y en la izquierdaaaa... el hombre del violín golpeador, de moscas pesadas, la pipa en boca y el sabor a tabaco, y lupa puesta en su mirada pugilística... o más oriental, tal vez.

Comienza el Juego... No sean Uds. tímidos... a la hora de las deducciones, xDio.

El Caso Steeltown, de Port Talbot.

Si hay algo que saca de sus casillas a un policía, detective de homicidios, es dejar los cabos sueltos sin encontrar al culpable. Es decir, los casos no resueltos que se extienden a lo largo de sus difíciles carreras. Sería como un dardo venenoso, que no acaba de actuar en el cerebro o sanar en el torrente sanguíneo.


La historia oficial de la criminología mundial, tiene los suyos en busca de una resolución acompasada a los tiempos modernos, como representaría en aquel cambio industrial Charlie Chaplin. Pues igual, los cambios científicos fueron cruciales en algunos casos como éste en las afueras de un Swansea o Gales de tonos sepia, y sus jóvenes víctimas en manos de un terrible pasado para ellas, para su futuro y el de sus desesperadas familias... al encuentro de un descanso moral. Tal vez, no.

El tiempo se compone de esos eslabones, alguno semiabiertos, grabados a fuego como una maldición infernal que no se termina de apagar en las mentes, pues los acontecimientos de amontonan entre pilas de polvo y lágrimas resecas, que se vuelven a humedecer por los nuevos hechos ante la BBC One y la tele.


El pretérito de la abominación, se divide en dos escenarios concretos como en Time After Time, a través de la obscuridad de 1973 con la figura del llamado Estrangulador del Sábado Noche y un joven detective aprendiendo a resistir con pana y pelos a juego, por el actor Scott Arthur (de Good Omens) y su compañero por Siôn Alun Davis (de The Sandman) en ese salto fatídico a la obsesión resolutiva por un magno y sobrio, Philip Glemister (de Life on Mars) y Steffan Rodri (Hightower de La Casa del Dragón), que comparten con las vivencias... y a través de treinta años de avances en el tratamiento de pruebas fisiológicas en actos de extrema violencia.

Ese salto revive la justicia anclada en pequeñas sustancias, fluidos sin evidencias entonces, y la aparición de la cuentión genética en ellas, que adquiere protagonismo en las futuras investigaciones, y pasadas... gracias las nuevas medidas avanzadas y las técnicas para la investigación del ADN colectivo, familiar, a través de hisopado bucal... u otro, depende... de lo que quede, más o menos, completo.


Familias y amigos, descansarán, si se puede... Como una Priyanga Burford que está atrapada entre su abandono forzado y la rebelión en la vestimenta contra su tajante padre. Pero esa es una cuestión que queda fuera de la jurisdicción educativa de la moderna ciencia forense y de las interpretaciones de cada uno, dentro y fuera de la serie Steeltown Murders del guionista Ed Whitmore, ganador de un premio Edgar Allan Poe y autor de algunos capítulos de Rillington Place y el televisivo CSI.

Las pruebas congeladas de otras épocas son las constantes en la serie, como las magníficas adaptaciones temporales y las intepretaciones, que no persiguen ni justifican, solamente se presentan abiertas en canal y emocionalmente, en todos los sentidos. Tú tendrás que posicionarte, en uno u otro momento crucial, según las sensaciones personales o los sentimientos ajenos.

Los candidatos hereditarios, también... pero el tiempo, no se detiene en cualquier situación vital o sentimental... ni desestimiento sanguíneo.


Magnífico y escueto episodio real, bien retratado y escrito, que recuerda a otros sobre asesinos en serie, tratando multitud de expresiones de los protagonistas... sí incluido Dahmer, de cual no estoy dispuesto a hablar, todavía... pero evitando caer en la dramatización del nuevo filme El Estrangulador de Boston , donde el pensamiento actual se adapta a la discriminación del rol femenino y las referencias periodísticas en su época o las actitudes machistas de sus máximos representantes o jefes de redacción... si bien prefiero aquella edivisión en pantalla sobre la fría mirada de Tony Curtis. Esquivo guiado ahí por Richard Fleischer (autor de viajes extraños, asesinatos y hazanas vikingas), como héroe romántico de eras doradas en las manos del maestro Wilder y sus asesinos endulzados. Ejemplo rodando comedias aunque ya se las trajo bien traídas en todos los aspectos, con Sherlock y su entretenida, pero caóticamente Privada, Vida... que permanece interesante, a pesar de posibles mutilaciones... genita... geniales.

Mr. Holmes fue otra gran película, inmortal ya como el magno Ian McKellen, sobre un detective británico que abandona la calle Baker en el 221B, para circular por nuestro corazón, puesto que me hizo reblandecer por los adentros, hasta el tuétano. Que tantas veces buscó enterrado...


Allí donde habitaron los mencionados en otras ocasiones grises, o coloridas, como vórtices cinematográficos y temporales, más cabales, no menos loados, como aquel estilizado Nicholas Rowe, el casi olvidado Robert Stephens (pero en una debelidad personal como Los Duelistas de Ridley Scott), caracterizado Malcolm Mcdowell en letras voladoras tras el tiempo, Benedict Cumberbatch desafiándolo en el siglo XXI y el trío magnífico Peter Cushing, Christopher Lee y Basil Rathbone. Cada uno, cada gorra a cuadros, tiene su aquel... su ángel. Entre blanco y negro, como en el ajedrez del que tanto degustaba. Y la óptica como Arthur... y Mr. Doyle, también amante de la historia y la ciencia ficción. Vamos en estos momentos, sería un yo, bajo mínimos...


Por supuesto de este último actor Mr. Basil, más característico en el papel por prolongación, me quedo con las primeras, con paradigmas en los temas fuera de lo científico como el gran Sabueso de los Baskerville y las divertidas Aventuras de Sherlock Holmes alrededor del disfraz y la Torre de Londres. Elementales e inolvidables. Las demás bajan un tanto... No sé que pensaría Sir Arthur... además no le interesaba mucho el cargo nobiliario, siendo escocés y aventurero, creo. 


La Nieve... más negra.

Si los detectives de Steeltown Murders eran concisos y humanos, con sus aciertos y debilidades... en este caso del sur pueblerino en Ashford sobre territorio australiano, con protagonismo racial en la comunidad isleña del Mar del Sur de Isabel; tenemos a un investigador del departamento de casos no resueltos, James Cormack, fundido a las raíces de un recuerdo. Que va a ser capital en la resolución, como abrir una cápsula enclaustrada en el corazón.


Pues también es humano en doble vertiente, ya que tiene una cuestión pendiente con su particular pasado... Pero, es un ´pelín`, no lo digo por la barba de Vikingos, más mediático y popular... 

Sino, porque, al tratarse del actor Travis Fimmel (entre Raised by Wolves) posee una especial mirada para estos tipos duros, aquí mucho más pensante que bestial, con varios estados interiores y personajes de aspectos diferenciales a lo largo de sus vidas. Cal y arena, lo llaman... Pues aquí no... Azúcar... No moreno, sino rubio de nuevo como aquel Sherlock Holmes.


No sabemos mucho de su vida anterior, pinceladas tan solo... Notas de cierto abandono espiritual y amoroso, quizá. Tampoco conocimos mucho las del escritor de Sherlock Holmes, únicamente alguna incursión marítima como arponero e historiador de hazanas marinas en buque Esperanza, que se paso al centro de una Inglaterra esotérica, para ganarse unas perras con espíritus, contrarios a ese embaucador romántico y de inteligencia exponencial. Por esas preferencias con lo oculto, se llevo unas cuantas descalificaciones. Pero gracias a un médico, profesor, conoció la necesidad de la lógica, la observación de la naturaleza de las cosas e identidades fotográficas, y por supuesto, la lógica. Terminó siendo médico y genio literario, cansado de su personaje explícito, enemigo imaginario, y vuelto a la resurrección. Tal fue la presión mediática...


Los miembros de la policía también sienten ese tipo de presión, pero para este protagonista de Black Snow para la cadena streamer Stan Original y Apple Tv, los rasgos mediáticos no son tan importantes en principio. Porque esencialmente la bella en aquellos años noventa, es interpretada por una novel Talijah Blackman, y su caso queda circunscrito familiarmente y relegado por su potencial oculto o racial. Y por lo tanto, es una serie de ficción, reivindicativa de aquella realidad con varios giros inesperados por los contactos encapsulados.

En cualquier caso, debido a los resultados históricos y los sentimientos a flor de piel, blanca o negra da igual, inocente en cualquier extremo... ambos ídems, y miniseries de emisión (que no de calidad), son representativas del buen hacer, las investigaciones sobre pruebas escondidas al público y los aspectos emocionales. Además de bien recreadas en distintas épocas e interpretadas por todos sus protagonistas y miembros del reparto, of course.


La enhorabuena es que, a pesar de amenazas de retirar efectivos policiales de las calles, los crímenes en el origen negro del término cinematográfico, no parecen encajonarse, sino que están al alza. Pues, novelistas románticos como Poe con Düpin o clásicos americanos como Raymond Chandler o Dashiell Hammete, con sus circunspectos e insobornables, Philip Marlowe y Sam Spade, siguen estando de moda en la piel de nuevos investigadores de raza, sin gabardina, o no.

En ellos, ante severos serial killers, no existe rastro de humor, desde luego.

El paso del tiempo, tic-tac, tac-tic... es de ida y vuelta. H.G. Wells en La Máquina del Tiempo, nos hizo viajar a partes inconcebibles de la ciencia ficción y la discontinuidad lineal, pero la literatura de ficción ya lo había logrado, al adulterar el orden de los casos y las pistas adulteradas temporalmente, en sueños, pesadillas y flashbacks, que luego sería plasmado visualmente en el noir del Séptimo Arte. Y ahora, en la televisión.


La teoría de cuerdas se entrecruza en el cine, crea lazos y tirabuzones inhóspitos, gramaticales con el Hithcock presenta y otros héroes por capítulos, que tuvieron un punto álgido en Twin Peaks de David Lynn, inolvidable aquella chica arrojada en plásticos. Ahora en Gales o Australia, que no se mueven por capricho, sino por motivaciones profesionales y transfusiones del dolor, en el paso del sepia al vídeo VHS o al color de nuestros días digitales.

Claro que el recuerdo engangrenado no es bueno, pero en las narraciones artísticas producen un acto de deseo descomunal, para ir descubriendo las evidencias que nos lleven a comprender el misterio. El acoso... la decepción social... la pestilencia... el olvido.


Veinticion años han transcurrido, y nuestras expectativas están intactas, y es que... un buen suspense, un buen relato policial, siempre... siempre... es bien recibido. Y si la sangre conecta el pasado con presente o futuro, más aún. Es un hecho comprobado... un hecho cinematográfico de primer orden, ¡elemental, querido suspense!

La Última Lupa... por ahora...

Jack fue y será, un caso no resuelto. Indefinidamente, por desgracia aquí no tenemos ADN. Si bien, una inmensa cápsula del tiempo...

Sin embargo, por eso mismo, mantiene sus constantes intactas... porque crea una serie de cuestiones interpretables y diferentes posibilidades de culpabilidad. O incluso implicaciones conspiranoicas, como ocurre con JFK u otros casos de magnicidios.


Cuando la nieve se ennegrece, sobre todo en Australia, o en el hotel Overlock con aquel tipo siniestro del hacha, las investigaciones se vuelven más obcecadas en subsanar los daños del pasadoo, ese dolor familiar que te deja enjuto en el sillón, o en la cama, como al protagonista Stephen Lang, cuando la muerte le viene a visitar en el filme Old Man del director de culto Lucky Mckee (May, The Woman), también en defensa de la violencia contra las mujeres.

Sin embargo en otras visiones, se necesita de estos sabuesos que desentierren las pistas y su inteligencia para interpretar los movimientos... Futuros como ocurría en Blade Runner o aquel Sean Connery de la increíble Atmósfera Cero, o pasados, tal como hemos comprobado en algunos ejemplos sobre la figura universal de Sherlock Holmes. También podría ser Batman, en la piel del birdman resurgido en Michael Keaton, peleándose entre las chimeneas victorianas con el Destripador...


Aquí hago un pequeño interludio, a ratos melodioso como la versión femenina del famoso detective, en la Enola Holmes de primera entrega con la tutoría compartida entre hermanos, Sherlock y Mycroft, que tenía su gracia mirándonos a la cara y definiendo una parodia de los detectives con mochila familiar a sus espaldas. Vamos que tenía su gracia.

En cambio, no podemos agradecer el papel del hermano mayúsculo, que ha quedado como una pantomima, sobre todo mirando a la segunda producción, que reproduce una imagen de pelele insoportable, como la mayoría de los hombres interpelados en ella. Todos son pésimos representantes de lamasculinidad.

Ninguna relevancia en la historia, salvo, la interpretación de David Thewlis como investigador corrupto, o el interés feminista y sufragista, de la combativa protagonista en cuestión. Pero que me desvincula algo con la ficción del detective y sus implicaciones científicos reinterpretando lo aparentemente sobrenatural. Esta Historia no me interesa tanto... 


Lo que no le perdonaré nunca, es el descrédito del residente oficial de Baker Street 221B, ni el insulto de la representación del archienemigo por excelencia... Un elemental despropósito.

Por favor, la política actual y el repaso woke, fuera de nuestras obras representativas, de nuestros personajes de ficción... de nuestra vida y recuerdos. Al ser posible... 

No la necesitamos, gracias.

Y sino... ´moriarty` para ellos... Culpables, of course.


Postdata... Esto es obscuridad... no la sentimos, pero está ahí... Lo envuelve todo, incluso con los ojos abiertos. Resbala por las calles, se aferra al asfalto, trepa por los muros de los edificios, como si fueran fantasmas... Sí. La obscuridad es Sin City... y yo la persigo... No veo el tiempo, de hallarte en la pantalla... de Warner o cualquiera... Da igual, todo es oscuro... El Yo, inclusive.


domingo, 12 de marzo de 2023

The Sopranos. Series

 


Hoy, 12 de marzo, día de entregas... rememoro en este blog, al gran actor James Gandolfini y su papel de jefe mafioso para la serie Los Soprano. 
Una auténtico animal televisivo, ¡un verdadero Monstruo!

Uno de los grandes excesos, para un hits de la televisión contemporánea, gracias a aquella visualización inicial de una banda de patos en la piscina de casa de Tony... pasado mi tiempo.
 Pero es mucho más la serie, creada por David Chase, con orígenes napolitanos y con las visitas puestas sobre su psiquiatra privada. Siempre estoy más a favor de la psiquiatría que la psicología mal engendrada...

Tumbado debido a trastornos por déficit de atención, demasiada en edad mediana, con crisis matrimoniales, o depresiones por la vejez que patea como una monstruosa espiral o zambullida a los infiernos, Ahab...
y otros problemas irracionales secuestrados por diferentes aspectos de su vida , digamos profesional... pero, encarando que es gerundio. Como cantando bajo la lluvia, o no dejando de creer, de Journey.

También trastornos frente a su familia, empezando con su propia madre de ficción y la posibilidad de un internado en institución, para intentar curarse en salud. Que es lo mismo que el cemento, pero sin armar...
La psiquiatra Jennifer Meli es su sombra, Lorraine Bracco, le comenta atinadamente que el TDA es una enfermedad controvertida, una limitación cuestionada y va a estar a punto de comprobarlo durante seis temporadas, Nosotros como Tony... al hablar con sus viejos camaradas, los Nuestros y esa posición en la cima del mundo.

James Gandolfini, nacido en Westwood, New Jersey en 1961, nos dejó en una habitación de Roma en 2013 con su gran recuerdo, llevándose parte de sus trastornos  personales.
Con su gracejo inmortal, el personaje comenta en alguna ocasión, que si alguien de su círculo se enterara, lo aparcarían o se acabarían deshaciendo de él. Paulie se echaba unas risas, Corrado le echaba ácido... eran así. 

Como aquellos Gangs of NY, pero no los del gran Martin, sino remontándome mucho más atrás... cerca de la era dorada, 1938, notable cinta perdida y recuperada por servidor hace poco. Dirigida magníficamente, tiros de metralladora incluidos, por un tal James Cruze. E interpretada por un doblado Charles Bickford... que estuvo con Blake Edwards en los problemones somáticos de Días de Vino y Rosas, con la angustiada pareja de Remick y Lemmon. Una trastornada obra mayúscula de los excesos, tan en boga en la gala 2023.

El personaje de Tony Soprano estuvo inspirado históricamente,  en Vicent 'Vinny Ocean' Palermo, un ex jefe de la mafia de Nueva Jersey, procedente de una familia tradicional italo-estadounidense de Brooklyn. 
Curiosamente otro neoyorkino, era su cuna al otro lado del Atlántico, al igual que la del actor Tony Sirico, magnético Paulie. Del mismo barrio que el director Woody y participante en varias de sus películas ¡menudo triángulo de estrellas! Un gángster cinéfilo de toda la vida.
Muere a los 79 años Tony Sirico, que tuvo esa ajetreada vida con sus arrestos y sus pistolas... hasta que apareció en la serie ochentera Miami Vice, donde había todo tipo de tiros también, y posteriormente saltaría a este papel de Walnuts. Sus frases míticas como “El mundo no se basa en el amor". Pues así se amansaría en manos de Mr. Allen, o no... Enorme su efigie.

HBO cambió las reglas de la ficción televisiva en 1999, y de una tipología, la enfermedad criminal con otra versión del hombre de acción, que se preguntaba ¿qué fue de Gary Cooper? 
La figura "bronceada" de la mujer desnuda, no contestaba... Ni la esposa, cara a sus infidelidades y sus miradas extraviadas.

James Joseph Gandolfini Jr., ganó tres veces el premio Emmy al mejor actor en una serie dramática, pero con un gran humor sobre el diván, de la fantasía y sus monstruos (esto es otro homenaje...). 

Los Traumas y los Sueños.

Y ahora, me tocará hablar de los premios de este año, que también tienen una metodología tensa, tirante como cuerdas de títeres... bofetadas a parte, y personajes con un mundo subterráneo enfermizo... pongamos a, Brendan, las almas en pena de Mr. Farrell y Mr. Gleeson, como si fueran fantasmas separados por la guerra verde; la taquicardia del Elvis de Austin Butler y su coronel, Tom Hanks en llamas de artificio; un Batman condenado por la angustia y la pérdida, que sueña en ser un noir moderno. Qué decir del soldado en Sin Novedad en el Frente, sería un Tolkien en potencia; las comilonas de ratas en el subsuelo, del cine que mudamos... horizontes sangrientos como senderos de la gloria pasada, la tensión familiar de Tár y Michelle Yeoh con su astilla, su tercer generación y la transmutación en rocas pensantes.

No hay descanso, ni un momento de respiro. Qué sinvivir, excepto para algunos momentos de nuestro querido Steven Spielberg, el más iluminado, 
De esta confrontación de caracteres al límite, me faltan visualizar algunos, esa TÁR de Cate Blanchett que será mi próxima sinfonía, el Maverick de Tom Cruise, que no creo, las mujeres expresivas frente a los abusos dentro de una religión o el triángulo de la Tristeza del director sueco Robert Östlund... me quedan por visitar determinados ángulos y algunas aristas profundas.

Pero esto aquí por Él, no te desvíes... un Homenaje sincero, rotundo al Padre, sufridor, tan denostados en el presente... Mr. Gandolfini.

“El cunnilingus y la psiquiatría nos llevaron a esto” by Tony Soprano.
Y serían felices en el hogar, y comerían... ¡lombrices!
Un hogar que parece casi desestructurado en la raíz, emocional, metafísica, y un cabeza de familia que la siente desvanecer, caer a los infiernos del mar... en determinados momentos. Sin pata de palo...
Esta casa es una cima, en sentido contrario... del rock&roll, aseguran las visitas al recordar los gustos y las apariciones del consejero rítmico, al corazón eléctrico de la E Street Band, Silvio Dante o Steven Van Zandt. Que también aparecería mínimamente con Mr. Scorsese, en un papel espectral del filme El Irlandés... mientras el otro Boss, le miraba desde la atalaya. Un horizonte, para no perder el tren.

Allí en lo alto de North Caldwell, está el hogar físico, la mansión del Don, que se siente moderna y se puede visitar ahora para rememorar algunas de sus famosas citas. Recuerdos entre cajas de ansiolíticos frente a la paranoia y copas robadas con algunas risas sin enlatar. Ayudaban un rato... la humanidad en la cocina, con su bata semiabierta enseñando pantorrillas peludas y sus chanclas. ¡No me pises, que llamo a Corrado y se burla de vos! Otro que tal baila, Tío Junior o Dominic Chianese, un personaje inolvidablemente entrañable, a pesar de su sangre, como figura paterna en la "sombra".

Tony fue un Padrino, fuera de época y de órbita, bonachón y divertido, sin aristocracia mediterránea, recto a pesar de sus visitas al diván. Desenfadado rockero, apasionado de la antigua Familia y sus normas, visto desde las alturas por aquel Marlon Brando y su seriedad entre algodones... ¡qué el altísimo capo... los tenga en su gloria...! Y uno de aquellos Nuestros, con esas otras bajas pasiones!
Mr. Chase escogió el hogar, de los desencuentros emocionales, no por la madre Soprano, que estaba en otras cuestiones más extradimensionales. Una de esas féminas, que siguen recordando la pérfida aparición en la historia de Nueva York de Woody Allen. Esta será mi caaaasa...

Siempre de alma presente, y no como las de Inisherin, ¡qué gran isla! Con su historia  intelectual y emotiva a la contra, hermana inolvidable en las alforjas. En los Soprano, la eficaz matriarca, es la guerra, interpretada por una ex-compañera del genio periodístico de Lou Grant, con el nombre de Nancy Marchand. Es la otra cara oculta, con apariciones fantasmales, entre la otro lado de la moneda y las armas tradicionales de la mafia. El rostro de la luna emerge de la profundidad del alma, una isla, fallecida poco después de la explosión televisiva y activada al grito de la expresión. "Otra vez con tus chorradas, ¿hasta cuándo tendré que aguantarlo?" (... Hijo).

Los Hijos de...

El peso sexual sobrevuela como un episodio radicalizado de otras comedias, que son como telediarios de sectas, sin contar a las amantes y putas, que no son como de la familia... pero sin derechos hereditarios. 

El sexo está contrapuesto a la violencia, como accidentes geográficos, el hoy que es un resorte recurrente de tiempos pasados, donde los protagonistas, parecen estar solicitando un perdón por sus actos, al menos a ellos mismos. No al espectador, como las "descarnadas" Ballenas, que ya saben se van a hundir... Sin embargo, ejecutan,

 Pues viven de ello, del mal ajeno, y de la cultura popular del gángster cinematográfico, que es su pasado más idealizado.
El padre de la ballena, que empezó en la omertá de las redes, ¿se verá relanzando hacia el brillo y la luz...? ¿Quién es el monstruo? ¿Y esa hija...? 
Esa es la cuestión, si the King, también padre sufridor, se lo permite o resiste... El Rock y la literatura, están conectados en línea.

Esta es la historia, que le llevó a ganar tres Emmys merecidísimos a Mr. Gandolfini... ¿qué ocurrirá en este 2023 con el otro tío Dorado...? Hijos e hijas, de la maltratada cultura popular...
Por eso acababan, todos, sobre la terraza de aquel Bar, al Sol del mediodía, como parados ya, o fantasmas... para hacerse notar, y olvidarse de sus familias en la casa de los ensueños. Normalmente, la americana, y para hablar de ellos, de los negocios...
Estas pasiones exacerbadas, nos llevan a un territorio desconocido hasta entonces, sobre la misión educativa de hijos de... en la cartera, Meadow y Anthony Jr., que dudan de la ley silenciosa, al menos a la cara. Mas, son astillas.
 
Así, sembrando como emitiendo la obscenidad, observan y recogen los beneficios extraoficiales, igualmente, desde que eran unos bambinos, como él en su historia primigenia en The Many Saints of Newark, recogiendo frutos como Michael Gandolfini en la actuación magnífica, o como la resignada esposa desdeñando sus encuentros lascivos. 
Un pequeño inciso, cinéfilo, emparentado con las ballenas y el Pinocho de Guillermo del Toro, las entrañas de Jonás y Orson Welles de Mr. Huston, con las mentiras en la punta de la nariz, es decir, la falsedad. Y la obsesión, la traición en Fabelmans, las drogas consumidas por Mr. Presley, los dedos del arte, segados, o sesgados por la dimensión paterna, el todo y el sexo... el padre Alessandro Nivola que estará en la nueva versión de El Estrangulador de Boston... Asesinos de sueños, que no pasiones.

Y el recuerdo a unos hijos, putativos, en aquella amenaza que significó para el pequeño de Padre, Padrone de los Taviani, frente a la humanidad de El Ladrón de Bicicletas, en enseñanza dura a su pequeño Bruno. El alma de Pinocho,  el humor sensible de Begnini con su hijo en la escuela de la vida, y la muerte... los besos cortados por la guerra y la intolerancia pasional, el del Cinema Paradiso de Tornatore, Totó  ¡Inolvidable!
Hasta que la sangre aguante... o el destino alcance.
 Hasta en el Frente, eran padres e hijos...

Este ya no utiliza el cemento en los zapatos, hay barro escondido en todas partes, hasta en Hollywood, que se lo pregunten a Toby... el Padre/Padrino, con sobrino a hombros, es el malvado más razonablemente estimado por el gran público, casi sin excepción. Salvo la Voz... no de Elvis. En todos los sitios, a todas horas, también existen los debaneos emocionales de las madres con las hijas, las enfermeras de todas las guerras pasadas... incluyendo la ciencia ficción y el ensayo sobre el relato épico de Herman Melville... 
¿quién será el monstruo... y quién el animal, o Ballena lastrada al fondo... tío Oscar?
¿quién será el Oso pasado... Ray Liotta...? Que empezó con un cruce de piernas en los 80, e.p.d.

La actriz Jamie-Lynn Sigler, a sus 35 años, interpretó a la hija Soprano, da testimonio con su Esclerosis Múltiple, pues visitó al médico al notar una sensación de hormigueo en las piernas. Ansiedad... Tuvo que parar, apartada a las máximas de la imagen pública, frente al rock de la serie y los cuernos colgantes en chupas de cuero. Al igual que sería Aida de los Turturro, otra niña que tal baila y monta en familia.
Al final, todos al reclinatorio, excusados este año, para afrontar los golpes de la vida y otros bailes, incluso Ellas, que necesitan un día entre 365, para diferenciarse entre sí... o tratar a aquellos "machos" del pretérito, como verdaderos engendros... vi... tales.
 
La música siempre será nuestra salvación, como para Elvis o Tár... las hijas pensantes también. Un tren para Springsteen, chico de la primavera en Alta Fidelidad.
Existe un "Big Pussy", no florido, cosa de hombres de acción y el ojo por ojo, como Vincen Pastore, del mismo antro infecto que Mr. Liotta, Mr. Pesci y Mr. Scorsese, primos entre ellos... y Nosotros. Como sería el Carlito´s Way, this is the way, decía Bryan de Palma, con guión incorruptible de David Koepp y sus momias, no tan malditas como hoy. lastradas en un sillón suicida. Hay tantos en las redes, como Ahab´s... Sólo quedan solitarios... con acento en el mástil.

No quedan Coopers ni Peck´s... ¡sólo dolientes'. Me niego, siempre nos quedará algún héroe recóndito, sacado de la mochila muda, como el hijo Van Patten, como un Brad Pitt más reconciliado en la segunda parte, o padres sugestionados del nuevo cine negro... como Tony, Rick Deckard o The Batman.

Pero... y mi caballo ganador es...

Nunca tengo... aparecen como fantasmas entre las sábanas... No juego.
Bueno, sí. Alguno puede presentir algo en mis palabras. ¡Palabra de Tony o Pauli, o Corrado en el guante erético de Francis Ford Coppola, el otro gran jefe! Jajajá. Vaya cuatro patas para un banco, de crédito... No, no apuesto.

Las tribulaciones psicológicas, casi parap por la complejidad... son las ganadores de calle, este año. Están en todas partes, en cualquier rincón o escenario, cercenado como dedos en el micro. Son vómitos existenciales en horizontal, sobre el diván y el creación, la religión, la Familia, el monstruo, el hijo de Sebastian... horizontes de grandeza, desacuerdos entre amigos, o no, hijas en omertá, novias de Frankenstein... comandantes, que mandan tropas a carnicerías, e ídolos.. masacrados en el campo de batalla, almas en pena, avatares engañosos, ¡jokers de la vida!
La sueca no, que no la conozco... y eso que procede del padre de The Square. ¡El cine es bello... en la fealdad!

En la nueva Caja Tonta y sus plataformas doradas... el ganador sin discusión, ni a duras penas pastillas, es James Gandolfini y Los Sopranos. La familia Dimeo, los mafiosos exitosos de HBO, conectados a los famosos Padrinos de Nueva York, al otro lado del Hudson, los Genovese, la de Don Vitto en los 50, iniciada por Lucky Luciano en los prohibitivos locos 30, derivada a Johnny Sack > hacia Carmine, Capo di Capos > los muertos de siempre > y el nuevo candidato actual en litigio, expiatorio, adivinen... Con un par, de rocas. Tres antenas en la historia.

Una familia con conexiones judías en cartelera, otra rama hollywodiense del diván, iniciada por Meyer Lansky, homónimo inscrito en el Padrino II por Lee Strasberg, candidato a mejor actor de reparto en 1975, "... Somos más grandes que el USS Steel". 
Todos estos focos puestos por memoria, en otra dimensión italiana, por Sergio Leone a los pies de Robert de Niro en Once Upon a Time in America, por Dio. Que Richard Dreyfus, amigo del Chico de Oro llevara a su manera, su Way, mientras Steven ya viaja a Roma para contar  la historia de un niño italiano en The Kidnapping of Edgardo Montara.
El Círculo... se cierra, con Christopher Montesanti, o Michael Imperioli, metido en el guión notable de Summer of Sam de Spike Lee, que estuvo en las adicciones de Abel Ferrara, llegando al monstruoso mar con el Espantatiburones de Uno de los Nuestros. Ya sabes, codicia narrativa entre escualos... Ahora compartiendo con Fray Murray Abraham, un clásico (ya estuvo en el Scarface de Pacino y Brian, El Nombre de la Rosa), que fue hasta Salieri del enorme Milos Forman, sentado en El Gabinete de la Curiosidades de Guillermo del Toro, y ambos en la serie The White Lotus, creada por otro blanco, Mike White.

No obstante, siempre existe un paréntesis... El alcohol es totalmente legal, hoy, corre entre palos en la carretera y almacenes de estraperlo sintético... las drogas, igualmente, que interroguen o psicoanalicen a otro triunfador como el WW de Bryan Cranston. Las putas no digamos... no remedios variopintos, con distintas frecuencias tóxicas. Son antítesis de las consultas doctorales y sus cruces de piernas... píldoras calientes del presente femenino. Como de aquellos Sleepers.
La Doctor, siempre es caballo vencedor, con el recuerdo de Lorrain Bracco como su amor platónico, frente a la pesadumbre psicosexual de su madre, ojo avizor. En N.Y. y en la Camorra, todo parece estar ligado, ¡o no!

Pues nada, esto ha sido el concierto... el ensayo.
Todo un poppurrí, que se puede dejar miserias en el tintero... Las grandes triunfadoras, de la condición humana... La Nuestra.
Recuerdos entrañables para los Boss, y a los fallecidos, los echaremos de menos.
And the winner is... el Padre, Padrino, Mr. James Gandolfini. 

Gracias por Todo, en todas partes. Lagrimillas cinéfilas por Nuestros Queridos Monstruos.

Alabama 3 (Detroit mix) - Woke Up This Morning
James Gandolfini - Saturday Night Live
The Chris Farley Show with Martin Scorsese - Saturday Night Live

Cinemomio: Thank you

Las más alteradas del Cinecomio

Etiquetas

Serie TV-Scifi Serie Tv - Terror Jessica Chastain Matthew McConaughey Clint Eastwood Emma Stone Jake Gyllenhaal Serie Tv - Thriller Carey Mulligan Humor Amy Adams Chris Pine David Fincher Denis Villeneuve Ewan McGregor Hugh Jackman Mads Mikkelsen Michael Fassbender Ridley Scott Tom Cruise Tom Hanks Woody Allen Anna Kendrick Anthony Hopkins Ben Affleck Cine Documental Daniel Radcliffe Eva Green Joaquin Phoenix Keira Knightley Kristen Stewart Leonardo DiCaprio Martin Scorsese Melissa Leo Michael Caine Michelle Williams Mike Flanagan Oscar Isaac Paul Dano Peter Sarsgaard Ryan Gosling Tim Burton Tom Hardy Alan Arkin Alec Baldwin Alejandro González Iñarritu Alex de la Iglesia Andrew Garfield Anton Yelchin Antonio Banderas Anya Taylor-Joy Audrey Tautou Benedict Cumberbatch Brad Pitt Bruce Willis Bárbara Lennie Cary Fukunaga Cate Blanchett Chiwetel Ejiofor Chris Penn Chris Pratt Christopher Nolan Christopher Walken Damien Chazelle David Ayer David Cronenberg David Mackenzie David Thewlis Denzel Washington Eddie Redmayne Edward Norton Ethan Hawke Felicity Jones Frances McDormand Francis Ford Coppola Gael García Bernal Gary Oldman George Clooney Guy Pearce Harvel Keitel Helena Bonham Carter Hugh Dancy Hugo Weaving Isabelle Huppert J. K. Simmons J.J. Abrams James Gunn James McAvoy Jean Marc Vallée Jean-Pierre Jeunet Jeff Nichols Jesse Eisenberg John Cusack John Goodman John Hurt John Turturro Jonah Hill Josh Brolin Julianne Moore Juliette Binoche Kate Bosworth Kenneth Branagh Kirsten Dunst Kurt Russell M. Night Shyamalan Marion Cotillard Mark Ruffalo Martin Freeman Matthew Modine Meryl Streep Mia Wasikowska Michael Pitt Michael Shannon Miles Teller Mélanie Thierry Nacho Vigalondo Nicolas Cage Nicolas Widing Refn Olivier Assayas Paolo Sorrentino Paul Giamatti Peter Jackson Quentin Tarantino Ralph Fiennes Ricardo Darín Richard Gere Richard Jenkins Robert Zemeckis Rosamund Pike Sam Shepard Samuel L. Jackson Saoirse Ronan Scarlett Johansson Sean Penn Series Tv - Terror Seth Rogen Sienna Miller Stellan Skarsgard Steve McQueen Tilda Swinton Tim Roth Viggo Mortensen Wes Anderson William Hurt Winona Ryder Woody Harrelson Zoe Saldana 2001: A Space Odyssey A Dangerous Method A Passage to India Abel Ferrara Al Pacino Albert Finney Alexander Payne Alexandre Aja Alfonso Cuarón Alice Eve Amanda Seyfried Amour An Education Angelina Jolie Animación Animación Digital Animación Japonesa Annette Bening Armie Hammer Ava Duvernay Barbara Stanwyck Ben Foster Ben Wheatley Bennett Miller Bertrand Bonello Bertrand Tavernier Bes Foster Bill Murray Billy Bob Thornton Bradley Cooper Brie Larson Brit Marling Bryce Dallas Howard Callum Keith Rennie Carlos Vermut Carmen Ejogo Carnage Casey Affleck Channing Tatum Charlotte Gainsbourg Christina Hendricks Christoph Waltz Colin Firth Collin Farrell Damián Scifrón Dan Gilroy Daniel Monzón Darren Aronofsky David Ayelowo David Dobkin David Yates Demi Moore Denis Levant Drake Doremus Duncan Jones Ed Harris Edward Burns Elijah Wood Elizabeth McGovern Ellar Coltrane Ellen Barkin Emile Hirsch Emily Blunt Emma Thompson Emmanuelle Seigner Essie Davis Fede Alvárez Frank Capra François Cluzet Gary Ross Gavin O´Connor Gene Hackman Geoffrey Rush Giuseppe Tornatore Gracia Querejeta Greg Mottola Guillaume Sylvestre Gérard Depardieu Harvey Keitel Henry Fonda Hnos. Coen Hnos. Dardenne Hossein Amini Hugo Isabella Rosselini J. Edgar J.C. Chandor Jack Black Jacob Trambley Jacqueline Bisset Jacques Audiard James Cameron James Gray James Marsh January Jones Jared Leto Jeff Bridges Jennifer Garner Jeremy Irons Jeremy Salunier Jim Broadbent Jim Sturgess John Carney John Ford John Lee Hancock John Malkovich John Travolta Johnny Deep Jonathan Nolan Jose Sacristán Joseph Gordon-Lewitt Julia Roberts Karyn Kusama Kevin Costner Kevin Smith Kiefer Sutherland Kim Nguyen Kristen Wiig Kyle Catlett La Clase La Ola La vida de Brian Lambert Wilson Lars von Trier Laurence Fishburne Leos Carax LiLy Collins Lindsay Duncan Logan Marshall-Green Luc Besson Luis Tosar Luke Wilson Macha Grenon Marc Forster Marc Webb Mark Wahlberg Martin Sheen Mateo Gil Mathieu Amalric Matthew Broderick Meet John Doe Mel Gibson Melissa McCarthy Michael Almereyda Michael Brandt Michael Haneke Michael Keaton Michael Madsen Michael Peña Miguel Gomes Mike Cahill Mike Figgis Mike Leigh Mira Sorvino Monty Phyton Morgan Freeman Morten Tyldum Mélanie Laurent Nadine Labaki Naomi Watts Naomie Harris Nathan Lane Ned Benson Neil LaBoute Nicholas Hoult Nicholas Jerecki Nick Nolte Nourizadeh Nima Olivia Colman Olivia Wilde Olivier Marchal Omar Sy Orson Welles Paddy Considine Park Chan-wook Patricia Arquette Paul Greengrass Paul Haggis Paul Thomas Anderson Paul Verhoeven Peter Berg Peter Dinklage Peter Mulan Philip Seymour Hoffman Philippe Falardeau Preston Sturges Quvenzhané Wallis Rachel Weisz Reese Whiterspoon Ric O´Barry Richard Ayoade Richard Glatzer Richard Harris Richard Linklater Rob Marshall Robert Downey Jr. Robert Duvall Robert Eggers Robert Pattinson Robert Redford Roger Donaldson Roger Michell Roman Polanski Rose Byrne Ruben Fleischer Sam Levinson Sam Whorthington Sandra Bullock Sarah Gadon Sarah Polley Simon Curtis Simon Pegg Soledad Villamil Soul Kitchen Stanley Kubrick Staying Alive Stephen Lang Steve Buscemi Steve Carell Steven Knight Steven Soderbergh Tarsem Singh Tate Taylor Terrence Malick Terry Gilliam Thandie Newton Thomas Dekker Thomas Jane Thomas Winterberg Timothy Spall Todd Phillips Tom Dicillo Tom Ford Tom Hiddleston Tom Tykwer Tom Wilkinson Topher Grace Trailer The Wolf of Wall Street Uma Thurman Valérie Donzelli Vince Vaughn Viola Davis Yoji Yamada Yorgos Lanthimos Zachary Quinto Zoe Kazan
Licencia de Creative Commons
Obra está bajo una licencia CC en España.