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domingo, 28 de enero de 2024

Love and Death. Season I

 



Los grandes casos se definen por acciones definitorias.

Sin embargo, será en los pequeños detalles donde se encuentran las diferencias, un gesto, un respingo, una palabra... una mirada.

Y esas minucias a veces imperceptibles, para el menos observador, se rodean de hechos circunstanciales que conforman los hábitos y ciertos matices de la personalidad.

Han pasado 40 años desde que George Orwell, concretara esas pequeñas excepciones del pensamiento común, perseguidas por aquella policía de la verdad en su obra 1984. La que se produjo en distintos momentos de la historia de la humanidad, como en aquella Alemania después de la guerra u, otros casos recientes y muy cercanos.

Por el contrario, fuera de las poderosas armas del poder absoluto... si existen alguien que puede sacarlos a la luz con la investigación y el estudio psicológicos de los personajes en cuestión criminal, es un buen doctor en derecho penal... o definitivamente, una fría cámara. Es el retrato de una historia, más o menos real, a través de una cámara de cine o tv... como diría aquel cineasta interpretado por el gélido actor alemán Karlheinz Böhm, en la agónica visualización del crimen de Michael Powell. Un artista con una mirada distinguida y muy particular... con sus ojos, los nuestros. 

Es bastante enrevesado, el tema... como aquel sable desenfundado apuntando al rostro que observa su muerte con muecas de horror. Y el director tras la cámara, divertido, cuya visión tendrán los espectadores en un círculo infinito. Cada uno, con su antagónico miedo... en fin.

Pues lo mismo pasaría en la sala de un juicio... o nuestra butaca o sillón de casa. Con la ficción o una historia real en las noticias. No fakes, claro.

Entre el amor y la muerte, andamos por una casa muy singular, donde los viejos sureños o las familias más jóvenes, representan a aquellos de los años 80, en una congregación metodista. Y eso, ya es una característica a tomar muy en cuenta, xDio. Cada uno en su casa y... bueno, que las relaciones se retratan sarcásticamente, en privado. Excepto, comentarios con algunos fieles... amigos/as.

Sin embargo, bien hubiera podido ser en cualquier otra época, como en aquella residencia de Texas, ya que su creador David E. Kelley, es un embalsamador de cadáveres mediáticos a través de la narración. Algo que viene relatando, incluyendo sus idilios, durante varias décadas de escritura en la televisión. Y desde el frío norte de su frontera canadiense o los corazones del Boston de LA Law junto a Steve Bochco de la famosa Canción de Hill Street, tan admirada entre grandes repuestas a interrogatorios, coberturas y patrullas, día y noche; hasta el calor de los latidos residenciales de la Roma de Wisconsin en Picket Fences, que sin embargo a veces, parecen gélidos de carácter... Rememorando hoy, que el gran Norman Jewison – en el calor de la noche – se nos escapó de la mirada del juego, de las flores, de la cruz y del tejado. Frialdad, no es tanto, dadas aquellas expectativas sexuales de Allie McBeal u otras más cercanas en tiempo y formas, me refiero a Kelley y la tele, claro.

A través del punto de vista femenino, también describió a Nicole Kidman, la productora y sus otros personajes en Pequeñas Grandes Mentiras, para aumentar el catálogo familiar de perversiones televisivas con maestría. Como aquí y ahora, en la relativa tranquilidad de una población sureña, luminosa pero abrasiva por dentro, a la sombra, atormentada mentalidad de la llamada Wylie que es nombre religioso. Pues es un no parar, de meter y sacar en moteles, diferentes cepillos o coros parroquiales.

 

La dimensión periodística de Mr. Kelley es, en ocasiones puntuales, su perversidad psicológica - si bien tenga bajones de conciencia, señalados -  como la simplicidad de Wonder Woman o esa trágica filosofía lujosa de Nine Perfect Strangers, de la que deberán salir rápidamente uds., hacia estas otras obsesiones amorosas más legítimas. Y si te parece poco el hachazo, ¡cambia papá! Madres comienzan la guerra tras desayunos, de Love & Death. Por Joel and Ethan… 

Una historia de amor... y muerte.

Es una historia diferente, porque la violencia personal suele tener otros caminos.

Por ello la estrategia sobre lo patológico o desviado, se sostiene de la complejidad psicológica que escoge el jefe para desarrollar la historia, sutilmente. Excepto, la paranoia en un par de ´cortes`. Y eso que salimos de los 80,calles que eran un hervidero de psicópatas criminales y, más directos que un navajazo. Pero la productora LionsGate y HBO Max, seleccionan el juicio en la primera entrega de Amor y Muerte... veremos si coexisten otras sucesivas... reales de verdad, y algo rural y anacrónico.

Claro que, para comparar estaciones y estados, deberíamos remontarnos a aquellos tiempos en que, los denominados Hermanos de Mineápolis, todavía eran unos pardillos en esto del crimen cultural o familiar. Sin embargo, Joel se familiarizó desde joven con esa violencia en el montaje de pelis de terror y Ethan participaba con guiones en aquella serie de detectives femeninas titulada Cagney y Lacey. Por tanto, ya tenían su mente puesta en el crimen romántico festivo e idealizado, de Sangre Fácil en 1984. Algo que resultaba refrescante con el tono de sus infidelidades y venganzas personales, foreva and neva.

Esas cosas casi insignificantes que perpetran una historia de violencia, también sugirieron la evolución de su Fargo a serie de televisión, donde se mostraban como maestros de lo patético y chabacanamente espléndido de sus personajes, a veces. Y el legado magistral a manos y letra, de Noah Hawley, con ese poco más de frío polar, que por otro lado dibujaban los caracteres calientes de aquellos seres reales, imaginarios. ¿Te lo crees... era real, el caso? Bien.

 

La realidad de Love & Death, no está amortiguada en el dibujo de los personajes, son, aunque más atractivos que los involucrados en el crimen apasionado o circunstancial tras fotos... Rostros concretos, en estado de gracias, gracias a la pasión medida, entre dos protagonistas que sube como la espuma o la… ya sabes, porque el seno de Elizabeth Olsen y el coseno antagónico de su carácter con el marido arrastrado, es majestuosa. Mientras el traicionero al otro lado de sus flores de la Luna y la justicia, se ajusta a ser aconsejado por la otra traicionada, que manda a galeras y matiza el rostro y flequillo luctuoso, brillante de Jesse Plemons.

En los hechos ochenteros, todo es verdadero, excepto lo novelizado para ambientar y rodear la historia, en dirección apuesta a los hermanos, en favor seguramente de crear un estímulo visual o suspense, que esconden los grandes momentos televisivos. Se pueden disfrutar a sorbos o en compartición de desayunos de flakes, familias y fluidos, y jueces extraños. Y te lo crees... tal y cómo te lo cuentan, que es lo disfrutón.

Traslada una especia de realismo mágico y trágico televisivo. La probabilidad de lo intangible e inconcebible, que siempre acabaría golpeando a la puerta, como el Cartero. No el de Pablo, sino el de James M. Cain, que sería artífice de un vértice amoroso de lujo, entre  voluptuosidad y peligro, como rezumaron otros novelistas que conforman el trío negro, como Raymond Chandler y Dashiell Hammett.

Y puestos en esta escena romántica y abrasiva, eso quiere decir grandes cosas para la escritura, horizontal de David E. Kelley... Sin harinas salvajes, pero igualmente pasional a su estilo y maneras. 

Lo imperceptible...

Aquella llamada fue más apasionada y sensual, sólo basta recordar el retrato a los personajes del bueno de Rob Rafelson y en guión de David Mamet, un miembro de la Academia de las Artes y con un Veredicto Final en su currículo; que ahora, Mr. Kelley reproduce sin Jack Nicholson y los pechos turgentes y el bello rostro de Jessica Lange en 1981, pero plagado de minúsculas percepciones de personalidad, torpezas o extravagancias.

Que del clímax sexual, se apartaba de la versión de los años 40 de Tay Garnett con Lana Turner y John Garfield, no del apasionamiento, con el director de Un Yanki en la corte del Rey Arturo y candidato a capítulos de Los Intocables o esa primera Obsesión adaptada del Luchino Visconti. Otro que sabía varios asaltos, de los sujetos aprisionados, detalles nimios y grandes crímenes pasionales en familia.

Por tanto, novelística y judicialmente, esas minúsculas reproducciones suelen ser las más grandes, saltando del blanco y negro o el rojo ampuloso de Michael Powell; y es que Love & Death, se alimenta de un odio real... que tiene mucho que ver, en el encuentro afilado entre seres y hechos.

En el amor y antes de lo otro – el ocaso definitivo-, se vive bastante de obsesiones acaloradas, silencios melodramáticos o no,  y,  los cargos otoñales de la edad, que se manifiestan de vez en cuando, o descienden,  tal que un juego entre ratón y la gata, maduros. Sin embargo, lo peligroso está cuando se enredan bigotes y las uñas sirven como cuchillas entre felinas, logrando incorporar caos celoso, a la cuestión amorosa y taquicárdica, casi enfermiza. También ocurre en el otro sentido, casi siempre manipulado por la lengua, aunque éste no sea el asunto ahora.

Detalles, ligeras interpretaciones, movimientos de ojos y manos, gestos furtivos, miradas procelosas, abandonos, encuentros en la obscuridad, despertares, miradas en fin… Muestras de desaprobación, o lo contrario, armas residentes en los buenos actores. Una palabra cautiva, una insignificancia aparente, un rasgo escondido, una acción minúscula… son los desencadenantes primorosos de la realidad. El juego de la hipocresía, el fugaz roce indiscreto, la reflexión engañosa, el valor perdido, el refugio, la huida a ningún lado… el silencio otra vez, shhhhh!

No existe futuro sin pasado, la guillotina del tiempo. No existe pasado sin ubicación mediática de la mente. Siempre es un volver a empezar, sin olvidar aquello que fue. O no…

Enormes Brechas…

Ese es el paso empírico, del amor al folleteo, y viceversa.

Cuando los hoteles de carretera se quedaron en el camino, por otras vías más sangrientas, y de lo romántico casi no me acuerdo. Porque en las familias verdaderas, coexisten todo tipo de brechas abiertas, o prácticamente cerradas apenas…

Estas parejas de altos vuelos, esconden esas minúsculas ramificaciones como las de aquellos primeros Coen, antes del desayuno olímpico, que tanto se aproxima a esta madre de Miss Olsen. En algunos aspectos al menos, con senos familiares pero familias más dispares en cambio. También cercanas a aquellas del Hollywood clásico, que estaban programadas para soportar el paso del tiempo y quedarse indemnes en nuestros corazones. Si bien gotearon de sangre, sudor y lágrimas, como nos metieron en harina, desde Minnesota a Texas.

Y es que esto es la vida, como decían entre aquella canción de Aute y la homónima Vivir de Nino Bravo, tocando aquellas fibras que sabían enraizar y entonar como nadie. Apartados de sermones bíblicos o referencias a la fe de los parroquianos que se abandonan al sugestionado pecado. Sin embargo, nos quedan los grandes gestos vívidos, con el maestro Akira Kurosawa en aquel columpio congelado del tiempo, llamadas secuestradas y la identificación con el que se marcha silenciosamente, con la cabeza muy alta.

Así podríamos definir, en lo pequeño o gigantesco del alma, que David E. Kelley es un aspirante definitivo a jefe, de aquellos pequeños relatos de fundidos en negro, o color de senos abandonados a la pasión que saltaron de la primera Hammer a Powel, y la siguiente de los 70. Pues en duelos entrecortados de gigantes y las salpicaduras de fluidos, están los signos de la grandeza. La que es capaz, de revivir a un difunto… órgano.

Y en algunas interpretaciones mayúsculas que acompañan magnéticamente, que son maridos y amistades, apariencias insignificantes que logran dejar una Huella… No la de Mankiewicz que era más reducida en personajes, sino como elementos remarcables de los que se rodeaba Mr. Hitchcock, pongamos, desde los crímenes imperfectos, teléfono, llave, papel, tijeras… a la corbata en el cuello, hasta los líos en el robo de Marnie y su problema, homenajeada en su cumpleaños 60 también.

Ejemplos familiares tenemos en el cine más cercano… el frío Terminator del que se cumplen los 40 este año, el frío mecanismo para acabar con la semilla del amor futuro. El romance extraño, como aquel viaje glorioso de Fernando Fernan Gómez al mando, que se vuelve voluptuosamente anguloso y violento, festivo, y no cuando Buster & Billie, que cumple los 50, nos muestra el lado fangoso de manadas, tan mediáticas hoy.

Mientras el panadero, The Baker se lanza a la aventura para salvar el apellido de la nieta, tan manido como Max Payne u otro cercano y silencioso, conociendo que el pasado está ahí oculto, tras la masa y el rodillo. Sangre y manos a la masa encefálica… es el cine de Mario Bava, que casi antes de que se supiera de asuntos internos del giallo, ya tenía a inspectores calculadores, investigando al asesino innovador, salvaje, tras Norman Bate´s o Peeping Tom´s, llenando a las parejas de dinero manchado, impávido ante traiciones girando alrededor.

En Love & Death, no existe ese ámbito familiar, de buscar, es celo puro enloquecido, más Sangre Fácil, que violencia voyeurística del engaño en el Doble Cuerpo de Brian de Palma. Felicidades, este año, caen 40 desde la ventana, de tío Alfred… Y por último dos buenas investigaciones, una interna en Reptiles del novel Grant Singer, que promete esclarecer entuertos, sino familiares de sangre, familiar a lo cosa, Nostra; y el del argentino Damián Szifrón, me gusta más el título To Catch a Killer, que se embarca en una Navidad pasada por agua, sangre y lágrimas viendo aquel silencio de Corderos inocentes… Porque es Clarice, y Ben Mendelsohn es la glorificación de aquel Jefe… el asesino de las pieles, no, el otro. Pero, el dolor está bastante bien demarcado sobre sombras… y luz. Se acabó hasta el próximo caos de una Noche de Paz… colorido, o ya veremos…

Mientras nos metemos un desayuno de campeones y homicidas psicópatas… soportando el remake de una mujer conductora con gafas y un fusil. La de Anatole Litvak - la tendría que volver visualizar con Oliver Reed, que tanto supo de inocentes ovejas, amoríos y lobos - hasta la llegada de los celos de Cómodo en Gladiator. Next, action!

 





martes, 15 de agosto de 2023

Dahmer. Season Dismembering.

 


Decía el doctor forense de aquel programa con protagonismo criminal… que la escala de la violencia se puede medir para serial-killers, en diferentes grados. De menos a más peligrosos para la sociedad y las víctimas elegidas por ellos, desde luego, pero… ¿y la maldad intrínseca? ¿Pueden medirse moralmente, las acciones del individuo o ese tipo de asesinos sexuales…? Personalmente, pienso que no.

El motivo, es que nadie puede ponerse en la piel de tan execrables y violentos sujetos. Solamente, podemos sentir lo que padecieron sus víctimas inocentes.

Los estudiosos del crimen sexual creen que, aunque la ´enfermedad` de la psique se active en un momento para cometer los actos, algo debió existir en determinado punto de su educación que hiciera desarrollar esos pensamientos oscuros, o que una persona represora en sus vidas, activara esa tendencia psicopática y vorazmente siniestra. Donde las manos empiezan a someterse a la voluntad de la mente desequilibrada, para comenzar a cumplir su función diabólica.

De hecho, muchos asesinos en serie, ejecutan labores con ellas, cirujanos como el supuesto Jack El Destripador, fontaneros como El Estrangulador de Boston, carniceros variados desde aquella peli francesa homónima, hasta los personajes de La Matanza de Texas, basados en el terrible Ted Bundy. Taxidermistas como él mismo ejecutor, el personaje de Anthony Perkins en la obra maestra del terror disociado de Sir Alfred Hitchcock… o este caso tremebundo que me catapulta a escribir sobre tan perversos seres y sufrir por las sensaciones visuales, o más imaginarias, como las retratadas del protagonista real en la serie Dahmer. Que, además, ejercía en gimnasio para poseer más fuerza para la ejecución sádica de sus elegidos, como otros ejemplares peligrosos de las noticias. Ah, me niego a llamarle por su nombre de pila, únicamente, le mencionaré como Monstruo…

Esas manos monstruosas que, no fueron  nada innatas para un protagonista llamado Orlac por su creador, el novelista francés Maurice Renard, que fuera fiel seguidor de las obras de Edgar Allan Poe y admirador de H.G. Wells. Añadiendo en su obra,  ingredientes como el miedo social de la época a los novedosos trasplantes médicos, y por ende, siguiendo los pasos de la Creación conocida como Frankenstein de Mary Shelley, y en dirección al mago James Whale. Aquel limpio y maestro pianista, del filme dirigido por un  expresionista alemán Robert Wiene (El Gabinete del Dr. Caligari) que tendría que escapar de las garras del mayor asesino en serie de la historia, Adolf Hitler, por su origen judío;  sería interpretado por un maestro del escenario expresivo como Conrad Veidt, retorciendo sus manos como si tuvieran alma propia y magníficamente dantesca, como ya demostrara torciendo su gesto en el mismo Gabinete o en la risa de aquel Hombre que Ríe. Además de convertirse en enemigo del régimen nazi y combatirle socialmente aportando fondos en su lucha.

La mano del director es esencial, para retratar las horribles escenas que ejecutan los crueles y salvajes asesinos sexuales, para dotarlas en determinados casos, de una amalgama de cualidades, que van desde cierta elegancia en el tratamiento visual a una desagradable, olorosa y profunda, casposa, suciedad, dependiendo del recurso elegido para contar la trama. Ejemplos nauseabundos hay muchos, como el de la Matanza, Ted Bundy o muchos que llegaron después… mezclados como el Hannibal de El Silencio de los Corderos, con retratos expresionistas incluidos a todo color o fangosos en salas, habitaciones u oficinas, aparcamientos o refugios subterráneos, en el caso de Seven, Zodiac o la serie Mindhunter, donde tras la escabrosa realidad, se esconde la maestría creativa de Don David Fincher.

Un crudo verdadero, maestro de la imagen contemporánea. Ahora es un buen instante para recordar algunas de mis últimas visiones del horror, como Barbarian, más que sucia, escabrosa y lúgubre, enterrada bajo la visita de cuatro personajes por el director Zach Cregger y los tentáculos de una madre violentada, y entre ellos, sus brazos huesudos, un Bill Skarsgard que será el tremendo Nosferatu de Robert Eggers. The Silencing interpretada por Nikolaj Coster-Waldau (dorado ejemplar de Juego de Tronos), en una enrevesada caza del asesino y trampas narrativas y nativas; o para trampa perfilada, la de la película The Stranger del director australiano Thomas M. Wright, un verdadero tour de force del engaño, entre Sean Harris (Prometeus), y Joel Eggerton, que ya ambos compartieron en El Caballero Verde y The King, próximamente, en mi debe cinematográfico. Éste participó en la familia de la original Animal Kingdom y será prota de Wizards!, dirigidas por su visionario compatriota David Michôd… como The King australiano.

Decir que en aquella serie surfera y familiarmente criminal, ejercía una madre como Jacki Weaver, que también meditaba económicamente bajo la genial elegancia natural del maestro australiano Peter Weir, tan agreste como salvaje, onírico en el bello paraje de Picnic en Hanging Rock, que en apenas dos años, cumplirá 50 ya y por donde me extenderé otro día con esos picos fálicos apuntando al cielo. Me cachis… Y por último, la referencia en notable blanco y negro, entre un esmerado basurero hecho en Hong-Kong y manipulaciones de manos, con un buen Limbo que mantiene el pulso violento y escabroso, en manos amputadas como trofeos, hasta ese final que recuerda meramente, a los momentos húmedos con lágrimas de héroes, perdidos, a  Blade Runner. Sin comparar… por supuesto, que luego todo lo dicho, se disecciona y se lleva al extremo… sólo me refiero al líquido elemento en la visual oriental y el terreno embarrado de la moralidad humana. Y el azar, que se pasea como un fantasma en un viaje a algún espacio indeterminado…

Volviendo… a la locura.

Dahmer la serie, es una pesadilla gigantesca y psíquicamente desquiciante, pero condicionada por una narrativa condenadamente atractiva, que te deja sin respiración. Será por olores… los hay de todo tipo, animalescos, sanguíneos, cárnicos, ácidos, alcohólicos, inhumanos, putrefactos… como aquella bajeza moral y pringosa, de otro Monstruo, El de St. Pauli, también con orígenes germanos como éste, y terriblemente viciosos, pero hacia el género femenino y de alta graduación violenta, sin estudios, de mano del genial Fatih Akin.

En esta cinta magnetofónica y visual por episodios subyugantes y repulsivos, por igual, la educación recae en el nombre del padre, en la piel de un fantástico como siempre, Richard Jenkins, que pasa de la incomprensión taxidermista como médico, a la eficacia económica de la obra del hijo… de. Es una especie de canibalismo familiar, a tres bandas separadas, como el de aquellas civilizaciones que arrancaban el corazón de inocentes para acrecentar su poder en la batalla o en la misteriosa naturaleza. Sin embargo, el Monstruo no devora por eso, aunque siente la fuerza de su físico, sino, porque no soporta que le dejen de lado, y por ello, prefiere un cuerpo que no siente, como un maniquí o un horroroso zombie, no viviente. Pone los pelos de punta… el sadismo.  Que sus variados creadores, tratan crudamente, pero sin recrearse con la evisceración o la trepanación.

Pero, aquí de lo que se trata es de perturbar… y para eso tenemos, la genial interpretación, emocionalmente desafiante y vacua, con frialdad desmembrada gradualmente, por el chico de oro del 2022, Evan Peters. Que pasara más fugazmente colorido, por la pantalla de Wandavisión.

American Pie.

Decía la canción ,que se topa con los ecos de la muerte, que si bien la adolescencia puede tender al optimismo extremo, con la mente rebelde y caótica… puede finalizar en una madurez desilusionante, viendo algunos ejemplos… así entona, “En mi Chevi fui hasta el dique, pero el dique estaba seco…”. Y en el caso Dahmer, aquella libertad, se ve atrapada por cuatro paredes, autónomas aparentemente, pues existen vecinas. Y el apartamento, no sepulta el anonimato en una gran ciudad, no entierra la mierda de la sociedad, ni sepulta la respuesta de la sexualidad ni los géneros, que queramos… porque solamente hay hedor en sus manos, en su mirada, en su cerebro perturbado. Que, ya no será investigado neurológicamente, nunca.

Sólo será juzgada, la profesionalidad dudosa de determinados agentes estatales, la educación que se administra como un agujero negro de atracción espiral, hacia el dolor y el miedo infringido de las víctimas. Elegidas como en un picnic de sabores, con el mismo patrón, la distorsión de la realidad y el sexo, como pasó tantas veces, especialmente, en la sociedad norteamericana… Aunque descerebrados hay, tras todas las paredes y manchas nacionales, no jodamos, que nadie se salva.

Entonces, la música muere, queda el silencia a las puertas de aquellos clubes sonoros y clandestinos de los 70, y desagradan otros ruidos, como jadeos sofocados del ayer, el pulso eléctrico y por fin, la nada. Pues, ese tipo es la nada absoluta… no significa nada, únicamente, daño y dolor a las víctimas y sus familiares. Silencio a solas, perturbador, sacrílego y, esencialmente, podrido en la mente. Que coincide con la de Bundy u otros, que debieron ser ejecutados antes de nacer, ahogados en su propia mierda deshumanizada. Pero ahora, son el retrato de una sociedad patológicamente alienada, confunda con los estereotipos y las necesidades, la moralidad de deseos ocultos y principalmente, la monstruosidad de lo visual… Mira tu phone y verás.

El idealismo fue cruento, y lo será ante la diosa de la realidad violenta, incluso, en las puertas de un espacio de diversión musical, sexual… Forma parte de la fiesta de la confusión, como en otros casos de psicópatas genéricos que nacen de la represión o el ansia, de dominio de la voluntad de la víctima, más débil o confiada. Ya que, este tipo de Satán no ríe por placer, sino que se retuerce en las sombras… Hasta que salta de ellas, y chas… aparece al lado, aunque se con la apariencia casi divina, del actor Evan Peters y su cabellera, barba de pocos días, esperando la justicia divina de verdad, algún día… el monstruo Dahmer.

Y no me jodas, que todos en el colegio, hemos diseccionado animales por la enseñanza biológica… hay que enfocar la mente, en el bien y el mal. En otros posibles condicionantes que incrementaron la evolución de tales hechos salvajes y extremos… Ser el más fuerte, el dominador, quedar por encima, con las armas que tenga a su alcance… oxidadas, odiosas, macabras. En busca del cerebro reptiliano, que reside en los ganglios basales y una frontera invisible entre el encéfalo y el cerebelo, según describiera el neurólogo Paul McLean… Nada que ver con Don Maclean, creo bien… y el día que murió la música.

El Yo… sesuar… de seso.

No existirá ya, ninguna producción para televisión que tenga el impacto de esta, basada en el Monstruo Dahmer. Al igual que Mindhunter significó una paradigma en la investigación criminológica de las palabras tras los hechos terroríficos… y el pensamiento de nulidad que siente la vecina interpretada por Niecy Nash (que estuvo en Cookies Fortune) al tocarle un ser contiguo tan despreciable y una ronda tan ineficazmente investigadora. El ruido necrófago era inaguantable, e indeseablemente cercano, dejado al azar… por desgracia.

Aunque era conocido de otras obras visuales, no se recrearon con la última finalidad del caso, la endémica del dinero y la mediática, incluso, en los juicios legales o sociales. Se convierte, su parte final, en un enfrentamiento entre los detalles escabrosos del pensamiento de sus protagonistas, hasta que un individuo no planea, ejecuta por cumplimiento divino… y el cerebro queda para la Netflix, que amenaza con volver a lo macabro con más monsters, como dueña del seso, masculino, singular, o lo que sea. La causa tras los barrotes, es una telaraña que atrapa la realidad, y acaba descuartizándola y devorándola… porque Dahmer o cualquier asesino en serie, son simplemente monstruos. Sádicos en su naturaleza, y su sexo, ahora sí.

Mientras, aquí la madre, moldeada por Penelope Anne Miller, es la araña invisible, ante su extraterrestre  y gélido QuickSilver. Y sospecha que la historia, la de cualquier madre perdida, está destinada a repetirse, hasta los tuétanos, dejando su Perfume del pasado, como bien describiera Patrick Suskind en aquel nacimiento entre basuras, enlazando la infancia con la madurez, en épocas diferentes. Aquel Jean-Baptiste, reflejado en la peli notable de Tom Tykwer, era éste, Monstuo. Nuestros monstruos en la mente, del asesino histórico y real.

Decía Milan Kundera, al que despedimos ahora, en su Insoportable Levedad del Ser, como pensaba Nietzche en El Eterno Retorno, ambos ateos creo… que el peso atribulado de un dios castigador, incluso en manos de fieles vengativos, borra cualquier atisbo de redención temporal… Sólo hay que observar la insoportable levedad de las noticias y mirar a  la estrella de la tele, para corroborarlo. Matarile y se acabó… Schopenhauer pensaba que las acciones humanas, son producto e un carácter inmutable… pues sería, un horror. Pienso que no tanto, como éxito. Todo se puede moldear, a través de una buena educación… a pesar de esa conciencia o seso reptiliano primigenio.

Y el complejo de Edipo también, aquí magnetizado por herencia paterna a la taxidermia, con el poder de un padre autoritario y evasor de la realidad… al igual que ella, que abandona… El sino, es la transgresión de esa figura paterna, la violación de las reglas sociales en la convivencia, al margen de la realidad de la humanidad y el pensamiento libre. Menos mal que éste, ya no retornará, pues ya no tiene ninguna cara… Así que, Nietzsche tenía razón, el dios… de la Maldad, ha muerto.

El seso, no el de abajo con X… no se pudo estudiar ni diseccionar… pero nuestras manos inocentes, como las de aquel Paul Orlac, quedaron en paz. Gracias a Wiene, y el futuro de un Conrad Veidt, camino a Casablanca. xDio

lunes, 20 de febrero de 2023

Band of Brothers.

 


El Tiempo parece algo lineal, sobre todo, en la edición de cine... que se lo pregunten al chico en The Fabelmans... pero, la ciencia ha comprobado que no lo es, sobre los márgenes surrealistas del universo. 
Ni tampoco en la narración, la verdad, como está demostrado en la historia del Séptimo Arte, tantas veces. Solo hay que hacer un retorno al pasado... para comprobar las distintas oleadas belicistas. Luego, llega un episodio de paz imaginaria... y vuelta a empezar.
¡Como los posibles premios, que también se tocan!

Steven Spielberg, compone una secuencia esencial por los caminos embarrados de la Segunda Guerra Mundial y sus exhibiciones sangrientas, o en tonos grises. Empezó hace ya mucho tiempo, cuando retrataba a sus probables héroes en el desierto de Arizona, con amigos intérpretes...
 Poco a poco, como se desliza un periscopio sobre el horizonte... de nalgas y humor, para una extraña sensación onírica, efectivamente risueña por aquel 1941, claro estaba el gran John Belushi y su interés para volarlo todo, pese a quien pese, bailaras o no. 
Y prosperar en salto hacia el final con la Lista de Schindler, ya se sentían esos andares en sus pinitos por casa y las persecuciones juveniles, hasta enfrentar ese descubrimiento mediático del Holocausto, que impactara a los medios por la deshumanización sistemática a sus ancestros judíos, en blanco y negro... casi.

Plasmó el dramatismo en las costas temporales del Día D, hasta los tuétanos salvo el Pacífico que vendría a dramatizar más aún, encadenados después de retratar los diferentes pelotones del asalto aliado y sus pocas esperanzas de supervivencia personal.
Allá, se enfrentaran con un nido de avispas de hierro, fluido y pólvora, las tripulaciones de Tom Hanks en Salvar al Soldado Ryan, descubrir el carisma histriónico del próximo Christian Bale en El Imperio del Sol o responder a esos holocaustos étnicos y acabar en el antihéroe internacional, tal vez inspirado por las propias historias de su padre... que no, gableman.

Un pacífico, que nunca estaría tranquilo con el recuerdo y sus máquinas, incluidos trenes de juguete para transporte de grandes espectáculos, representados en cortes y hazañas visuales, como algún director con heridas y un parche en el ojo. Por supuesto, existían los héroes a la contra... ofensiva. En apariencia de maestría.
Otros episodios trascendentales se asoman, claro está, por guerras a horcajadas sobre caballos sin herrajes o esos encuentros, no tan ocasionales de nuestro héroe favorito, Indiana Jones y los nazis, desde su 1981 en arcas monumentales. 
Vamos un consumado experto en estas lides bélicas, que desprende humanidad, como sentenciaría aquel en consecuencia familiar y extrema: "Por eso lo llaman la selva, cariño"... , por supuesto de fuego. Y celuloide incendiado.

Lo siguiente qué será... ¿una película con vaqueros y diligencias? Tal vez, jaja.

Carrera de héroes.

Los héroes siempre caen desde las alturas, como el horizonte imponente.
Sin embargo, los dólares no caen por decantación de los hechos anecdóticos, sino por el trabajo... Normalmente, eh.
Rangos supremos de la producción y la narración con imágenes, son los chicos de su propia Compañía, no tan fácil. El esfuerzo os hará hombres, se decía... y la imaginación, artistas como su tío, Judd Hirsch, el mismo de tantas historias sobre la Luna. Otros les llaman lunáticos, sin imaginar...

Pero, poniendo una marcha atrás a la correlación de los hechos y el pensamiento crítico de Spielberg y otros maestros, vamos a soportar el caos de la guerra, porque era necesario, reencontrarse con la sangre... que pudiera haber sido en Compañía de Hermanos. Una gran banda, al unísono, con unos pocos años de diferencia para HBO, la esencia del cinematógrafo y sus posteriores Dreamworoks especiales.
Kilómetros y kilómetros de película, recuerdos desintegrados de nombres, carne putrefacta de sonrojos, acosos intemporales que asoman en las cenizas, rescoldos de la Vieja Europa. ¡Siempre!
Pobre Europa, siempre en el alambre de púas... Él lo siente, y bien, nos lo hizo sentir a todos.

Así son los héroes, que nunca descansan... ¿para qué...? ¿Para fenecer...? No olvidarse, hermanos de sangre.
Así, el comenzar la vida y terminar a inicios del nuevo siglo, en esta producción televisiva de alto calado, casting de miedos, y amasijos de recuerdos reales, retales de sus vidas... fotos a contraluz de las heroinas.
Ahora recordada como Bandas de hermanos, sangrientos... Junto a su otro en la producción bélica, erguido en el horizonte de sucesos, Tom Hanks que participó en el guión, para más implicación realista.
Se fue adaptando esta epopeya descarnada, sobre el escrito del historiador Stephen E. Ambrosse y los actos heroicos, por obligación y unas raciones de dinero para las familias. 

Es una correlación de ejemplos de movimientos contrastados entre el horror y su arte, desmembrados, entre ambas partes y conciencias vitales... 20 años y uno más, pasaron antes de su propuesta actual y personal con la memoria, sus... Los Fabelmans. Retales de su otra vida, agujeros de balas a contraluuuz... Una de las candidatas favoritas para los Oscar´s de este año. Sin duda, y el surrealismo se lo permite. La otra guerra de guerrillas, en familias de padres a hijos, madres a hijas, y eso. Dos piedras en el sendero del cine.
Pero afables y emocionantes, muy afables, gracias. Gracias a todos, en todas las partes, en todos los tiempos, que son el mismo héroe, la luz y sus sombras.

Pero, de eso ya se hablará en comparación con guerras sud-realistas y más allá, como de The Batman vs Joker´s variopintos en negro cuero y otras escenas cotidianas del cine, pues me faltan algunos episodios que visionar con un solo ojo, babiloniadas de Scrooge... En fin. ¡Ay... el tiempo!

Pedazos de... Historia.

Un asesinato real... Pero antes de  ese derramamiento de sangre inicial, buscaremos el dato objetivo y universal, a través de una verdadera riada que significan las guerras en consecuencia, dramática.

Tanto de involucrados directos en las acciones bélicas, o criminales de los distintos bandos, como de los desafortunados ciudadanos que reciben inocentes, más héroes indiscriminados en tantos lugares como árboles tronchados, esos actos de violencia explotando a las puertas de sus casas. Nos sentimos en 1944, casi nada en la descripción nauseabunda de los hechos... ruido de motores, y huevos estrellados. Hacia cualquier lugar que dirijas la mirada... Spielberg lo vio, se lo dijeron, por una ventanilla, mira al horizonte... coj...
Siendo aquellos, aplastados, soldados o políticos al mando, y otros... seres perdidos... todos como rocas rodantes. Todos de padres a hijos... blood of Brothers.

Historias empezando con el antecedente, de lo pequeño, la individualidad, se establecería la división a partir de esa misma sangre, en los reinados del Viejo Continente y las diferentes revoluciones sociales, que estaban a la gresca masiva. Como ocurrió tantas veces en el pretérito de la especie, llamada inteligente. La historia es como una caja de bombones, recubiertos de... por todos los lados, menos por uno... El Arte.
Spielberg, David Lynch, Tom Hanks, John Ford... Ellos son el Séptimo de Caballería... de "Artellería".

Ante las calles de Sarajevo, con explosión fallida y un acierto a bocajarro, se derivaría a la mayor masacre conocida hasta entonces, en las primeras décadas del s. XX, hasta la Banda de ahora. 
En la Primera Gran Guerra, 15 millones de cadáveres se pusieron sobre un tablero infecto, de distintas nacionalidades en descomposición orgánica, entre enfermedades atrincheradas, reemplazos desubicados de horror, piojos en retaguardia y últimas bocanadas al barro. Bien lo saben en, Sin Novedad en el Frente, la notable e infernal película dirigida por Edward Berger, que Alemania ofrece como candidata a la estatuílla dorada de Hollywood... Merece la pena verla, y no repetirlo, por consideración.

Ese catastrófico belicismo de familia, que se incita en bloques, al menos fue esquivado por un Alfonso XIII de España, que lidiaba con otros menesteres más de matar por casa, quedando al margen de los futuros incordios, y metidos en camisas de once varas, como el cuadro del Duelo a Garrotazos goyescos, muy negros, en el lodo propio... ¿Para qué buscarse otro...?

Allí desencadenó la Triple Entente, Gran Bretaña, Francia y Rusia, "casi como hermanos...", y la secreta Central o Triple Alianza de germanos, italianos, concubinos en el odio racial, y los prusianos de aquel extendido imperio austro-húngaro, para habernos matao...
Ah, y en el ring también, ¡sus enormes negocios coloniales en juego mortal!
Los puentes entre espías, funcionaron en todas las facetas, políticas y económicas, creando una verdadera animadversión que perdura, pacíficamente, ¿seguro tú? Pasaron a The Courier en la Guerra Fría y otras con nuevos misiles, que nos asustan como piedras prehistóricas de inteligencia... El espionaje está al orden del día, de los estados y sus partidos políticos... de sus guerras.

Aquí, volviendo al frío bosque, voy a hacer un pequeño inciso histórico, para ajustar información con sectas ideológicas y emisión de la esclavitud en tierras cubanas... Que, si bien España, tuvo participación con los afincados allí y procedencias de otros territorios americanos... decir que Isabel la Católica promulgó un edicto para su abolición en todos los centímetros de su reino. A lo que se opusieron, especialmente, negreros y ricos comerciantes de origen catalán, que serían en siglos postreros, los precursores de un independentismo feroz, más separación ideológica y humana. Por ir contra la corona contra sus propios beneficios con esa actividad ilícita y criminal. En la WWII, hubieron millones de personas esclavizadas, trabajando para el odio por un cuenco de huesos, y un ojo retratado.


Después de esas protestas temporales y la independencia de diferentes estados, más cerca de nuestro Atlántico, otros tomarían relevo y aprovecharían la ocasión, para reescribir la historia, alargar la Leyenda Negra, hasta nuestros días, pongamos norteamericanos de nuevo cuño, holandeses y belgas, porteños sudamericanos frente a mulatos, ingleses escabullendo responsabilidades... es así todo. También en el mundo musulmán y rapto de mujeres africanas, hubo a millares, y de europeos igualmente... incluso japoneses forzaron y sentenciaron a miles, el otro lado de los pacíficos, como por parte de China en otros épocas. El inciso, está formalizado... con respeto al tiempo y las conciencias.

En las guerras, además de muertos y escoria, también existe esa esclavitud para aprovecharse de la mano de obra sin remuneración y otras violaciones belicosas, que normalmente no se ven, ni se recuerdan entre tanto salto al vacío, con las mujeres.
En Hernanos de Sangre, esto es una evidencia, pues la mayoría de su reparto es del mismo género, excepto encuentros con la desesperación femenina, su psicología frente a nuestra violencia por la fuerza. Es un espejo diferencial, que se masacró en primera línea a los hombres, y en olvido a las hembras... y miles de huérfanos.
Toda aquella triple entente de machos, y generales en la retaguardia pidiendo más derrame, unos porque sí y otros para finiquitar... formaría con el tiempo, la misma alineación del odio. De la misma forma, que muchas mujeres miraron para otro lado y tuvieron que enterrar sus fantasmas. Salvo algunas Mataharis, y enfermeras de urgencia, que existieron en todos los bandos y horas.

En la II GM (o WW para los anglófilos), los archienemigos que se enquistaron políticamente a favor de dictadores como Benito Mussolini y el infame de los infames, innombrable sin apellidos, gracias a dios y los juicios, Hitler se disparó en los huevos...
Bien ungido en el odio, su cerebro, para incendiar nuevamente Europa y el mundo, desde el fatídico 1940, hasta ir expandiendo sus tentáculos a esas colonias africanas, tan denostadas y explotadas en siglos, a sus vecinos diferentes, por una Asia que explotaría en diversas causas, hasta incendiarse casi por completo, de refilón Australia en olor colonizado, pasando por aquel imperio otomano, mezclas de sangres en las trincheras... aquí son hoyos... y llegar gráficamente, a las primeras instalaciones encontradas sobre Pearl Harbor... aunque EEUU, ya estuvo presente y efectivo, en aquellas estribaciones por el lodo excavado de 1917.

El miedo es un vehículo a la nada. Bueno sí, a los muertos de miedo. Y Steven sabe un poco de eso.

Las Capitulaciones...

La derrota, como la victoria, sería entre una guerra de tricheras, cada uno intentando mantener su cabeza erguida por encima de los hombros del otro... Así quedo la cosa, con una maldita revancha que se jugaría en la formación violenta de la primera Yugoslavia y lo que vino después.
La capitulación debe ser dura, cuando tienes que rendir cuentas a los vencedores, que no te perdonan ni una, sobre todo, si ocasionaste algunas de las atrocidades, o las que acontecerán...

El avance de las tropas en el enfrentamiento salvaje de la II GM, fue muy diferente aunque también existían esos agujeros en el terreno, pues se avanzaba a distinta velocidad, como los tiempos. Y los vehículos militares empleados para el combate, las armas de repetición y elementos humanos, quizá, mucho mejor preparados para el cara a cara, a cierta y resolutiva distancia.
Así empieza, con el adiestramiento de la mitificada Compañía Easy, del 506 Regimiento de Paracaídas y 101 División Aerotransportada de los USA.
El resto son los episodios, uno por cada registro temporal coordinado, que emergen de los recuerdos de los protagonistas reales y las expresiones, adaptadas a cada nivel educativo, de los componentes esenciales de esta serie condecorada por la historia de la televisión.

Por tanto, las capitulaciones se entregan con realismo, en la victoria o la derrota, que también las hubo en ambas partes, con vísceras impactadas en pantalla y miembros amputados, como si del mismo M.A.S.H. se tratara, pero sin cortapisas, ni humores. Salvo los desprendidos por las balas o la  descomposición. Eso si que se ve bien, en la tortura grupal de los soldados alemanes y demás, sobre la producción de Netflix de título original, Todo Tranquilo en el Frente Occidental, allá en la comarca norteña francesa y apuntada por el dolor personal del protagonista.
La sangre de hermanos y la opinión crítica o antibélica, se dan la mano, como lo hizo en su tiempo y ocasión, el mismo Dalton Trumbo y su cuerpo inmovilizado en la tragedia shakesperiana de hospital.

En la 1ª entraron en juego los primeros blindados y submarinos, los primeros estertores de gases tóxicos, para cobrarse sus primeros trofeos humanos, que durante la ofensiva de los 100 días, forzaría el rendimiento sin condiciones de Alemania con el Tratado de Versalles, muy a pesar de sus mandos, que en algún caso, sirvió una verdadera carnicería en la última bandeja.
Pero en la 2ª, sería más monumental, debido a la inmensidad de la catástrofe europea y los juicios de Nuremberg, hacia una rendición absoluta que se expandió al Imperio de Hirohito y su famosa imagen sobre cubierta, de una paz inminente tras la fuerza excesiva.
Aquí me toca recomendar otro espionaje de cine, con la narrativa en aquellas etapas belicosas, de La Mujer del Espía´, dirigida por el japonés Kiyoshi Kurosawa, para definir sentimientos ocultos en el final de la guerra.

Entre ambas, las revueltas revolucionarias mantendrían las cosas políticas caliente, sólo hay que mirar para nuestros adentros, las tripas patrias. Una espoleta programada que significó la programación de Steven Spielberg en sus años tras la cámara, hacia el Segundo Gran Estallido entre hermanos, de raza, o no, y condición. Bueno tampoco, porque los camaradas provenían de muchos ámbitos sociales, aunque especialmente, el de rango militar de carrera y los más bajos, en la mayoría de casos. Esos pobres diablos, que vivieron los suficiente para completar una familia.
Es la lucha contra el auge del fascismo, proveniente de las calles, no olvidemos, y el castigo perverso sobre unos seres humanos, que algunos consideraban inferiores... y que los dirigentes aupados por el pueblo, no vieron como humillante.

¡Malditos Bastardos...!

Decía John Ford al joven cineasta de Los Fabelmans, la película íntima de Steven Spielberg e interpretado por el director de los extraños horizontes David Lych, que éstos dentro de una localización mediana en encuadre, son poco interesantes o sosos.
Quizá por eso, John Martin Feeney, el comandante en la Reserva de la Marina de EE.UU. los contrastó como jefe de la unidad fotográfica de la Oficina de Servicios Estratégicos y grabaría las horribles imágenes en vivo, y muerte... del desembarco en las costas de Normandía. Después desolado por el salvajismo, se encerraría tres días en una habitación al mando de varias botellas para olvidar... ¿recuerdas a Martin Sheen en su Apocalipsis Now y la de Francis Ford Coppola?

Algunos cowboys noctámbulos, no soldados, confirmas la exactitud de sus expresiones... “Cuando seas capaz de diferenciar el arte de colocar el horizonte en la parte inferior o en la parte superior del encuadre, en vez de justo en el medio, puede que entonces te conviertas en un director bastante bueno. Y ahora, ¡a la puta calle!”. Él posicionó en la luz.
Los Oscars 2023 sentenciarán la contienda entre horizontes de agua, familiares surrealistas, rocas rodantes y rock.
¿Cual es vuestra favorita...? A verlas en paz.

Los jóvenes soldados norteamericanos, les gritaban "Malditos Bastardos", algunos tan imberbes como ellos. También asustados por las órdenes de sus locos superiores... más que dictadores.
Algunos soñaban personalmente con rebanar su gaznate, pero tuvieron que supurar, si podían con los escasos medios e higiene, los enormes manantiales de muerte que, sino, supondrías terribles cicatrices para toda su vida. Nada experimentados médicos de urgencias, sin la pizca de humor sangrante de posteriores guerras, como recalcaría aquella inolvidable M.A.S.H de Robert Altman y sus posteriores suturas en tv. Auténticos héroes sufridores con misteriosos automatismos psíquicos y emocionales.

Los cuerpos destrozados de paracas, sirven como consagración a aquella violencia mundial y las manos que intentaban restañar todo ese dolor, es un marcapasos de las imágenes en nuestros hogares con el ahora, que realza la referencia bélica y muerte de las ciudades petrificadas.
Todo es una parte documental de los hechos, sin reservas como en el Midway de Ford, menos en su rodaje editado y expuesto al público del famoso Desembarco. Reservando episodios para los productores Tom Hanks y Tony To, sumados al puñado de directores sobrenaturales de producciones televisivas, como David Nutter (X Files), los británicos Richard Loncraine habituado a las acciones guerreras de Ricardo III y David Leland (The Land Girls), el danés dos veces nominado Mikael Salomon y el experimentado Phil Alden Robinson (Los Fisgones, Campo de Sueños).

La Banda de hermanos, actores es inmensa, prodigiosa encabezada por hombres aerotransportados, muchos al éxito, como unos jóvenes Michael Fassbender, Tom Hardy, James McAvoy, Simon Pegg, David Schwimmer, Neal McDonough, Colin Hanks, un esencial en la serie como Ron Livingston y un ganador del Globo de Oro, que sobresale por encima de todos, Damian Lewis.
En fin, tantos hombres buenos para la actuación, que sería una tarea imposible de realizar en estos instantes del comentario... pero que dejan huella, de haber pasado por allí... una serie de Steven Spielberg. Descubridor de estrellas, como héroes de la pantalla. Los que se quedan con la chica, aunque no lo busquen... si es que sobreviven y la suerte les sonríe.

Band of... Horizons

Y se acabó, esto es la guerra... ir recogiendo los trozos de nuestras vidas pasadas y futuras. Porque nunca parece tener fin... como el cine, este afortunadamente claro.

Lo saben tantos en el frente, como el maestro John Ford lo proclamara, detrás del humo de su cigarro. James Belushi tras el humo del éxito y otros horrores... Padres y madres, frente al desengaño y lo absurdo de las guerras de otros... Tom Hanks y su enorme carrera ya, después de tantos años, tras aquella despedida que vimos en la arqueología... El muchacho anónimo que se convirtiera el héroe, tras el humo de su canuto... sólo momentáneo, claro.
Héroes dorados, como los tíos y sus sueños, sus huevos... salvo que haya sorpresas pequeñas de Irlanda o Suecia, sinfonías de teclas con Tar, o la fusión de los sentidos especiales y la acción desbocada, dirigida al corazón... ya diré como son... ahora estoy con el hermano mayor.

Porque el verdadero héroe, es el que ya no se puede levantar, ni pensar, ni amar... Por eso, todos somos víctimas de la historia. Excepto los surrealistas, imaginativos, narradores... fotógrafos de vidas.
Excepto Mr. Spielberg, que es un niño y su ilusión nunca se apaga... como las balas de aquellas pistolas.
Y su Mayor Espectáculo del Mundo... La Magia, su ojo... y El Horizonte.
 
Band of Brothers Soundtrack - Michael Kamen
John Williams - The Fabelmans Soundtrack

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domingo, 20 de noviembre de 2022

Dopesick

 

España, inicio de los años 80, una numerosa compañía de zombies desarrapados deambulan por sus calles, buscando una dosis que calme su voracidad. Era la heroína, que poco tenía que ver con las feministas y su necesidad de empoderamiento... sino, más bien, una auténtica pandemia de muerte junenil.

Se podría dar un salto mortal a cualquier rincón del mundo occidental, para encontrar algo parecido en los oscuros huecos de la sociedad, pero, los hombres son los únicos animales que tropiezan dos veces en la misma piedra (sobre todo, si son lisérgicas), y en EEUU repetirían la misma condena a principios de los 90... hasta nuestros días. Pues ya habían pasado por otras oleadas.

Los que se volvieron adictos entonces, si todavía siguen vivos, ahora son un ejército que ha montado verdaderos campamentos de suciedad y podredumbre moral, sin ningún sentido de sus vidas. No hay salida... estamos a finales de 2022, una trilogía que comenzó por allá, en la época de la guerra de Vietnam. En la película Gerry, el tema es recurrente con los regresados del campo de batalla de Afganistán u otros conflictos actuales, y la vuelta a casa. A una sociedad alienada.

De hecho, ya los vikingos en su facción más radical o berserker, consumían ciertas sustancias sacadas de la naturaleza fúngida, para no sentir el dolor de las heridas en las cruentos enfrentamientos físicos. Y era un préstamo a los héroes de Marvel o Dc, pasados por anfetas. Los rusos dicen que lo hacen también... 

Así en la historia, la juventud siempre suele recaer para olvidar o recrearse, con sus cerebros devorados por las drogas duras, buscando yo qué sé... con lo que algunos odiamos las jeringuillas en general...

De eso trata en el ámbito social, la comercialización a gran escala del fármaco generalizado en la absurda normalidad camuflada del Oxicontin, elaborado por la empresa Pardu Pharma en manos de la familia Sackler y la búsqueda del máximo beneficio, estos enfermos drogados. Para ello, un trío formado por el Danny Strong, Michael Keaton y el magnífico Barry Levinson, desarrollan la catastrófica historia en una división temporal simultaneada en 8 capítulos para Hulu y Disney+, desconectados secuencialmente, como una revisión juiciosa de aquellos acontecimientos en tres cortes... que derivan también, en sus consecuencias de la actualidad.

En esta guerra, sólo hay perdedores. Desde el fanatismo de un millonario entrometido en la piel del actor Michael Stuhlbarg (Hugo, Dr. Strange), al médico idiotizado por el consumo y el peso de la culpabilidad de Michael Keaton (Mr. Batman/Birdman); hasta esa chica lesbiana, incomprendida familiarmente, de un pequeño pueblo de la cuenca minera de Virginia y los miles de jóvenes que caerían después...

¡Ah, y los agresivos comerciales de la farmacéutica... que canalizan un gran culpa por cierto grado de esclavitud laboral y ética!

Se levanta la sesión... Historia de una Adicción.

La Gran Evasión.

Martilleando... uno, dos, uno, dos... mirando a la nada en una habitación... 40, 80, 160... Todo se repite en el tiempo, hasta las adicciones, legalizadas o no. A fin de cuentas, los vikingos no necesitaban recetas... ni dinero para divagar. Sí, para comerciar o comer... incluso para tener sexo, necesitaban una buena dote o familia. O mucho alcohol en las venas... por Odín, o qué sabe nadie.

Barry Levinson ha contado historias sobre el peso de la conciencia y el culto al éxito, pasando por el juego, la guerra de Vietnam con Robin Williams, caído en combate con su documental profesional y triste "Come Inside my mind", no... también a través de las Mafias y otros soñadores, que propulsaron en caída libre. Sus dos episodios como director, son de lo mejor de toda la serie Dopesick.

Gran Pharma es lo contrario, no se sabe lo que busca... sobre todo, ese gran jefe al mando, que parece que se regocija con la destrucción de las familias y las vidas de los jóvenes. ¿Qué busca... dinero, ya tienen, mucho,  ¿reconocimiento...? ¿Es egolatría, o psicopatía social...¨? No sabemos muy bien, pero es la causa de la gran evasión de la salud hacia los opioides y el engaño a grandes dosis. Ingeniería instrumental de agenda.

Para los trabajadores dedicados al duro descenso a la mina, una especie de misión generacional, se convierte en paseo por las estancias de un museo de los horrores. De evasión nada, más bien un aumento progresivo del dolor.

La línea de sangre está contagiada, porque todo un ejército de espíritus evasivos (de sus propias conciencias) tienen la misión de conseguir un buen negocio, para escalar en sus puestos rasos a ejecutivos esenciales en la empresa... y voraces sexualmente hablando.

De lo ocurrido en aquel pueblecito de Virginia, hasta la expansión por la mayoría de estados de Estados Unidos con graves efectos violentos en la sociedad norteamericana, robos y muertes... trate el éxito de la escritora Beth Macy en el que se basa el guión de Danny Strong. Largo título comercial, para un reguero de muertos vivientes a pie de calle, o no.


También se trataba de una convicción que se extralimitaba en las raíces de una familia y sus egos, chocando como pilotos kamikazes, como mal ejemplo de la evasión de todo tipo de trabas morales o de leyes que debían controlar el flujo de la información médica y las contraindicaciones para la salud de los pacientes. Vamos... ¡qué bien merecerían un retiro en una limitada celda como aquel Steve McQueen!

Ping, pang, ping, pang... Erre que erre, aquel si que era un verdadero rebelde con causa. Este es un pobre desgraciado en busca de la dorada gloria y el ascenso megalomaníaco del propio ego. Acabará en la tumba, sin nada. Es decir, que todo se desvanece entre los dedos, mientras los inocentes caen como reclutas de una nueva guerra... que es la misma que de costumbre...

La Gran Evasión de la Sanidad, con determinados profesionales médicos recetando por encima de las necesidades y los resultados favorables en los pacientes. El tráfico evasivo de recetas, saltando de un estado a otro, para aplastar las pastillas que serían esnifadas o inyectadas en el torrente sanguíneo de los yonquis futuros, incluso contagiando a mentes tan ilustradas como un licenciado en medicina con su consulta en las montañas nevadas de noroeste. 

Esencialmente, toda una gran cadena de comercio y trueque, una fábrica de explosivos de mentes debilitadas por la adicción.

Es la hora... otra epidemia...

El Bat-médico y la Bat-Cueva.

Sus ojos le vieron dar su última exhalación... otro aviso de la violencia que estaba por venir.

Hemos revivido a varias epidemias en poco tiempo, y continúa... con virus químicos que saltan de cuerpo en cuerpo, animales a humanos, humanos a humanos, variantes... gripes, chinos, guerras mundiales... y grandes empresas farmacéuticas, que se embolsan las ganancias en el proceso de crear nuevas dosis. Estas más genéticas, aquellas de Dopesick, más adictivas que forzadas por una necesidad o ¿cura?... Es la diferencia entre salud... y milagro... para sofocar mínimamente una pandemia, o forjar un imperio a base de mentiras. Dinero consiguen en ambos casos, ¿eh? Esto es una cueva que resuena, un eco sordo... ¡eco, ecoooo!

Eco, las medicinas y las drogas, monta tanto...


Las víctimas ya no se levantan, se quedan ahí tirados como trapos en un basurero... en el que se han convertido los callejones oscuros de las grandes ciudades. Por eso sorprende, que la acción de la serie se concentre casi en la campiña, alrededores naturales y cerrados, de Virginia.

Y Batman, el médico, se incorpora en su sillón, con mucha decepción cerebral en sus pupilas dilatadas y toma nota de la receta, con una buena dosis de incredulidad leguleya y sátira costumbrista... ¡Necesito otra, quiero volver a volaaar! Como buen murciélago, para nada vírico.

Esta serie no para de sorprender por sus ramificaciones y orificios, donde el dinero es un trasvase de efectos contraindicados a la carta, cada uno, de los gramos que el comprador necesite... Si tiene cartera, claro.

Si no... ¡a robar! Que el murciélago nocturno de Michael Keaton, no ejerce, pues maneja. Y bien que lo hace, con otro premio en la cartera por su interpretación del facultativo, que perdió sus facultades en el camino a una excursión prometida... o balneario para murciélagos dopados.


De la luz a la obscuridad, en un proceso en tres pasos... el primero de aceptación de la realidad en el pasado más lejano. El segundo de recreación en el caso, cuando los dos de la DEA y Rosarios Dawson (que está en todas), se persignan ante tanta caída de moralidad y deciden ir a por ellos, a por los de la cabeza de la serpiente... Señal típica de las farmacias en el mundo.

La tercera es la acción, de abrir los ojos ante esa realidad que nos consume, cuando quitas la película de la cápsula y ves que se compone de gránulos corrompidos de la sociedad. Otra capa de mierda... perdón... de guano, que nos mantiene alejados de la verdad.

Dopesick, por tanto, es un duro golpe de realismo industrial, que son las drogas legales... algunas veces piensas, si de verdad sirven de tanto (salvo la penicilina y determinados calmantes)... sobre diferente contextos sociales y temperamentales de los protagonistas. No sé si demasiado novelescos, pues desconozco sus personalidades y voluntades. Pero sí, una producción diferente dentro de los cánones establecidos comercialmente dentro de la televisión.

Y sin enormes superhéroes, únicamente cerebros de ciudadanos comunes, devorados por las zombie-drogas de diseño.

La tele... esa otra bat-cueva de canales comprados, tan repleta de... ¡sick!

Pues esto es Disney+, dando muestras que también sirve apostar por las historias de calidad. Amén, hermanos adictos.

El Buitre... Con la DEA hemos topado... 

¡No dopado, eh!

Michael Stuhlberg es omnipresente, con esa cara de fría irresponsabilidad por montera, muy correcto es una papel de mafioso farmacéutico... enfrentándose con el fiscal interpretado en la cumbre por Will Chase, más frío aún si cabe frente al poder económico, y sus incorruptibles (salvo amores y próstatas) encabezados decididamente por Rosario Dawson, antes de Haunted Mansicon con Jared Leto, Winona Ryder y Jamie Lee Curtis, o anterior a Ahsoka y Lucasfilm; más, la pareja de hecho y derecho, formada por John Hoogenakker y el buen Peter Sarsgaard, procedente de una saga familiar vikinga y the Batman, que estará en un próximo James Franco film con Jessica Chastain, la enfermera de The Good Nurse... Hilando todo, que es gerundio cinematográfico de los adictos visuales.

En el asunto lésbico, no me meto, porque no veo demasiada conexión con la historia, salvo crear una tensión dramática de los hechos personales dentro de una familia humilde y religiosa. Ni tampoco con la elección de la actriz, Kaitlyn Dever, que no me creo tampoco en el contexto de la minería y la intoxicación por opiáceos recetados... No es nada personal, es que no la veo en el papel, lo siento de drogadicta abandonada por todo.

Sí que meto el dedo en la atracción fatal de los comerciales, como aquellos lobos de Wall Street, pero de las píldoras legales y las sosis calibradas por billetes dopados, con una atractiva y ávida Phillipa Soo; y Will Poulter, ojos vidriosos de Midsommar, al que veremos en Guardianes de la Galaxia Vol. III como Adam Warlock, ya lejos de los vampiros del money, money, no espacial. 


Y Michael Keaton que es dios, está en todas partes... Igual te receta un milagroso medicamento para el dolor de huesos, que te da un par de hostias. Bueno no, se toma otra pastilla y a rezar, por la reden

ción personal del colegiado vampirizado, of course.

A éste buitre leonado, con historia de excesos en televisión y su Beetlejuice a las espaldas del surrealismo, cómico de pesadillas, le va mejor con el dramatismo real, que con la ficción de los superhéroes Marvel y DC, pues parece una catarsis decepcionante y reincidente, tras su Birdman.

Ahora que vamos saliendo de nuestras cuevas, tras extensas epidemias mortales y cadáveres pudriéndose en habitaciones y calles solitarias, nos encontramos con un golpe de realidad paralela con el imperio de las drogas... las farmacopeas industriales. ¿Para qué necesitan tanto, nuestro dinero? ¿Qué esconden en sus cajones...? ¿Lo sabrá aquel primer Batman del cine de Burton...? A mí, casi me mandan al otro barrio, un día.

Y qué significará el código deontológico, cuando te saltas las reglas (al menos en Norteamérica, que parece más fácil) y te dedicas a apilar contactos movidos por la voracidad y las montañas de dinero... Los farmacéuticos tienen estudios, sus familias, no sé... Moralidad, tampoco.

Luego, grandes instituciones dopando las firmas y los anunciantes, fabricadores de mentiras interesadas para conservar su estatus. Primero es la salud, decían. Estos comerciales, gritan "no hay gloria, sin dolor". Pues eso, al cementerio.

Para los agentes de la ley y el orden, o el orden sin ley... ya no hay resurrección posible, sólo luchar por indemnizaciones, otro arreglo muy comercial del derecho. Para el buitre envenenado en los retirados Apalaches, redimirse en su misión de volver a ser médico y pelear contra molinos de viento del pasado. ¡Hay no existe redención posible! Ni venganza como buen chico Batman.

A los gigantes falsarios, es difícil meterles mano, pero viendo la historia real, todo llega con el tiempo y la justicia, parece. Amigo Sancho.

La última pirula.

Esto de las drogas legales, es como una pirámide inversa... No sabe dónde empieza, pero sí, dónde acaba... Oxycontin, otras... o dolor.

Nadie ha inventado un placebo o remedio efectivo, aún.

Mientras ganan un pila de dinero, con el dolor de los otros. A ellos le duele, ¿o no?


Las medicinas, si no están bien consensuadas o testadas, son el timo de la estampita. Un milagro para excéntricos, incrédulos, necesitados de nuevas adicciones... o doloridos ciudadanos.

No sabemos nada de otros cuentos, el próximo Batman en Batgirl o The Flash... pues no. Lo mismo.

La carroña se mueve en las calles, se apodera de las almas, porque los gobiernos miran para otro lado y hacen que sus policías de su verdad, miren para otros lados... Ya casi, no levantan casos de corrupción, te das cuen... que diría El Chiquito de la Calzada, más allá de los dolores.

Es bonito ver a Barry Levinson, resucitado como aquel joven Sherlock Holmes de la investigación criminal a gran escala y a Mr. Keaton, deambulando entre las tinieblas, como un vampiro sediento de opio inyectado en vena. Sangre de la sangre de yonki-tonki, sin lírica. Sí muchas letras a pagar, el mono. ¡Ahí, a los hechos!

Drogas, prostitución para conseguir dosis, malversación, chantajes, clases corruptas, egoísmo personal, sociopatías... el Mal, un Ser económico superior. Aplasta a golpe de talonario, promesas contra el dolor, veneno a crédito de vidas... bolsillos vacíos de ciudadanos, y la salud en una exhalación última. En Dopesick, no son posibles segundas partes.

La serie cae un poco, cuando se desarrolla en casos anónimos de la calle... esto es, Nosotros. Disney y su presente... ¡Es difícil adentrarse en todos los estratos sociales!

El futuro ya es otra cosa... muy, muy lejana. Nos sentimos...

lunes, 26 de septiembre de 2022

Peaky Blinders. Season VI (& Last)

 


Todo lo que empieza, tiene un final... Incluso las guerras, o no...

Transcurría el año 1933, cuando el único representante de los Imperios tras la Primera Guerra Mundial que quedaba en activo, Jorge V, nieto de la reina Victoria, tenía la labor de enfrentarse a una nueva marejada internacional, con pocos años por delante... sin saberlo, claro.

Aquellos tres eran familia, concretamente primos, y sus países se iban a repartir de lo lindo en el futuro... Este abdicaría, para casarse con la mujer que amaba y todos perderían poco a poco, alguna cantidad importante de súbditos... o acólitos, más o menos, como en otras bandas. 

Ese mismo año, otro personaje importante artista y mediáticamente, maestro de la comicidad y rey de los titiriteros, reconocido planetariamente como Sir Charlie Chaplin, Charlot para sus amigos los niños que no entienden de política, ni clases, había cumplido cuarenta y cuatro años, y estaba justo en la mitad de su longeva vida.

Se proclamaba así mismo como filósofo de la risa, diciendo que un día sin ella, es un día perdido; como agnóstico pensaba que la fe es precursora de las ideas, sin ella nunca habría evolucionado la hipótesis, la teoría matemática o la ciencia; sobre la maestría decía que todos somos aficionados, la vida es tan corta que no da para más. Por último, se consideraba un pacifista... A fin de cuentas, ¡todo es un puro chiste!

El británico mudo, en parte, se le desconoce otra de su origen humilde, se dice que nació en una carreta de origen gitano en las cercanías de Birmingham, pero no se puede asegurar... como diría Tommy Shelby, reconvertido en abstemio, padecimiento desencadenado en sus familias, "caballeros, existe el infierno y, hay otro lugar, debajo de ese infierno".

Aún no se habían enfrentado con los condenados resortes de la sangrienta Segunda Gran Guerra, ni filosófica ni socialmente, pero habían amasado una pequeña fortuna, gracias a su profesión, o actividades en el segundo caso, desde la costa este a los sueños caledidoscópicos de Hollywood.

Esto dice el Peaky Blinders más jodidamente conocido, "mañana estaremos uno de los dos, muertos, pero sea quién sea esa persona, se despertará mañana en el infierno". Creo que Charlie, a pesar de los pesares, era infinitamente más positivo, "la vida es tragedia, pero vista de lejos, parece comedia". Ambos se reín ahora, mirando hacia atrás.

The fucking Life.

Los primeros pasos siempre son complicados, excepto para los que viven del cuento de otros, y también lo pudo ser el final, desde el punto de vista ideológico. Quizá no tan placentero como se había planteado el resto de sus carreras, excepto por la enfermedad o la muerte. Que nos espera, ya seas indigente o millonario, gángster o cómico.

El amor es una etapa, más o menos, duradera en el camino... Lo verdaderamente resiliente, es el odio. Ambos saben bien de esta modalidad...


En ese periodo que comenté anteriormente, a Mr. Chaplin, todavía no le había robado el corazón en busca de belleza y prioridad, la actriz de los tiempos modernos y también británica, Paulette Goddard, aunque tardarían poco del mismo, en darse cuenta que no estaban hechos, el uno para el otro. Y no porque, alguno fuera un parásito o un gran Dictador, sino por no entenderse o amarse lo suficiente... Algo con lo que Thomas Shelby, ha tenido que lidiar bastante a menudo. Al menos, nuestra querida Tía Polly que descanse en paz la actriz Helen McCrory, parecía clarividente con su sobrino, "Sólo hay una cosa que puede cegar a un hombre tan inteligente como tú, Tommy, el Amor". God save the Queen!

Paul Anderson en su escondrijo emocional, no entiende muy bien lo que se dicen, porque se oculta en el humo del opio y en la sangre derramada entre caballos y gitanos, con otras etnias. O tal vez, lo haga porque es un notable actor y lo demuestra desde la punta de su flequillo lacio, hasta el ronquido de su voz, durante el combate. Es hermano de sangres, su brazo armado y lacerado... Una perspectiva de los jóvenes que cayeron en su hoyo particular.

Los caballos tienen la culpa, desde el Padrino de Mario Puzzo, pero montados en uno de carne y hueso, te puedes convertir en un héroe como El Cid, y salir dispuesto a conquistar el nuevo mundo, que se abre tras la tempestad, que diría William S.

Chaplin y Paulette, cogidos de la mano en altamar, cruzando océanos de tiempo, para casi nada, sólo aprender de la vida o enseñar con los ojos cerrados. Tal y como, vinieron al mundo, y todos lo hacemos... no desnudos, sino ciegos. Sin saber que se aproximaban a uno de los mejores momentos de sus filmografías personales y unidas por dicho amor.

Los jodidos Peaky Blinders, nativos de Birmingham, pero de sangre irlandesa y de la BBC, se enfrentaron con los enviados por Mr. Churchill de la policía, pero en estas temporadas de seis grados hacia no sé qué, el tablero se ha dado la vuelta... Lo negro parece blanco, pero puede ser al revés, o viceversa. El tablero es la maldita batalla política de siempre, que no nos representa... o sí, y la estrategia que consiste en meter al rebaño en el redil, igualmente, for ever.


La Sexta de los Peaky Blinders es un melodrama de los extremos, con todas las epidemias posibles y sus jinetes apocalípticos, llamando a las puertas, siempre están ahí esperando con sus guadañas. Las brillantes Luces de la Ciudad se apagaron ya, pues se aproximan las sombras que se esparcen desde el interior hasta las entrañas de la sociedad. Todos con aspecto enfermizo, en apariencias.

Así, se afianzaba la era del sonoro en los cinematógrafos con películas de acetato y lámparas incandescentes, mientas los amantes promocionaban sus éxitos en un vuelta premonitoria por Europa... a lo mejor la última, o una penúltima conjunta en lo que restara de lo que se conocía, hasta entonces. Las sombras se ciernen bajos los cascos de los caballos de la Puerta de Brandenburgo, que luego serían heridos por las bombas tras esta época de la República de Weimar. El monstruo estaba en las puertas, asomado, antes de subirse a la cuádriga.

Tommy, no puede pensar en caballos en estos instantes, pues la frustración de un médico, le puede... y la serie intenta no caer en el barro de la campiña francesa, ni en el efluvio alcohólico de una isla, en aguas no controladas por gobiernos, ni soldados. Al menos, los oficiales de cada quién.

Para unos, días de enamoramiento irracional quizás, para otros lanzamientos venenosos de veredictos o condenas eternas, todos movidos por reivindicaciones señoriales y bajezas políticas. Unos por las nubes, otros pronto las verán... Ojalá, tengan visión o un buen sistema de aterrizaje...

The Fuckin´ History.

La familia reunida, que no contenta del todo, alrededor del proyector doméstico, cuando han revisado el regalo del mayor cómico de la historia del cine, a través de sus propias vidas. Pues, sino de cine, son de gran televisión.

La crítica es mortal de necesidad, y las instantáneas del pasado pesan demasiado, tanto que a algunas esta liviandad de los esquemas delincuenciales en el escalafón, o los privilegios alcanzados al codearse con los políticos de primer nivel, desvirtúan aquella realidad de chicos que peleaban por un trozo de calle... o rajaban a los hijos de otros, de oreja a oreja.

Son cosas que pasan, las historias se repiten, aunque nuestros maestros, cómicos o padres, abuelos con coronas o hermanos sin ellas, drogadictos, enfermos terminales y otros estigmatizados, mesiánicos... nos avisen una y otra vez. No te metas, mira para otro lado. La política solamente trae problemas... menos para algunos, que se aprovechan de ella... O más oportunamente, del dinero que se reparte en ella... Y la sangre, que es la misma, una vez cae en la tierra.


Así ha comenzado esta última batalla, levantando el rostro en el barro, demostrando que Cillian Murphy, irlandés de Cork y cercanías, sabe tragar el orgullo del personaje y es un gran actor, que algunos han ido descubriendo. Algunos ya lo sabíamos desde su Intermission con Collin Farrell, y tras 28 días después, más o menos, desayunando en Plutón con Batman. Ah no, esas son películas diferentes, ahora es el momento de las políticas de desintegración.

Los imprevisibles y jodidos, Shelby´s, se enfrentan a una bifurcación de imperios, algunos a la deriva y otros en plena resurrección, mientras Charlot que se ríe para sus adentros (también filosófico-sociales respecto a la pobreza), va a ser propuesto para el título de Sir por el rey Jorge VI y, también, lo volvería a ser en 1956 por su hija la reina Isabel II.


Pero, el actor del bombín y el bastón, sería vetado por sus opiniones o consideraciones, como sería rechazada Paulette como Miss Escarlata para Lo que el Viento se Llevó, quizás, por las mismas sensaciones epidérmicas.

Al final se recibiría el reconocimiento y la condecoración, a sus 85 años de edad en 1975, mucho más joven, aparentemente, que la edad que empiezan a representar algunos miembros de los Peaky Blinders en esta temporada, de peleas mentales, pajas reales y ajusticiamietos.

Tres años más y se acabaron sus paseos con los pies abiertos... Unos meses más, y ya no tendrá que preocuparse por el tabaco o los hijos... un tiempo más, y los veremos embarcados en una película, que cerrará la vida del Padrino de Irlanda y resto de Boston. Si le dejan, o no acaba asfixiado entre los ligueros de alguna. No, no me ha acabado de convencer, ni la aparición de Tom Hardy, que se le ve confundido... Ni el papel desasistido de Finn Cole, con una animadversión que no provoca nada... Ni tampoco, los excesos expresivos de Anya Taylor-Joy... con lo que me gusta a mí, esta chica.


Las cosas de brujas, que igualmente pueden desencantar a más de no, están por quemar... digo por llegar, a pie en las calles sangrientas, en avión trasatlántico a través de una tormenta de pasiones o en las llamas de un carromato. Aquí... ¡aquí viene el caballo!

Brujas, cada vez, quedan menos... Ya se las fueron cargando cerca de la costa de Nueva Inglaterra, más las que están esperando, su final. El final verdadero de Peaky Blinders.

De Charlie, nos quedará su ARTE, para siempre...


The "fuking Politics".

Tommy izó su rostro de la dualidad de un Dos Caras, con esa vertical divisoria, que contra o separa a la Familia, a la visión que tiene de la sociedad. Al amor, a la enfermedad... a la muerte preconcebida como una maldición.

Lleva los dos rostros colgados, Cillian, entregando su expresividad y tono, a la cumbre de su carrera televisiva. Hi boys, Welcome to Peaky Blinders... again!

A sus 46, le queda un tiempo escaso para mudarse al American Prometheus de Christopher Nolan, como el científico-físico, de origen judío, curiosamente, Julius Roberts Oppenheimer. Las bombas es el resultado de los fracasos políticos... Bueno, más bien de los fracasados. Que, sin embargo, tienen un gran poder para arrastrar a las masas. Ya sabes, a algunos les da igual el color, por eso de los círculos que se unen por los extremos. 


Eso lo sabe bien, Tommy Shelby, que se las ha visto con ellas, las ha pisado, comprado, drogado, cortado, estrangulado... y no sé bien, cuántas cosas más. Ahora alza su voz en el Parlamento, dónde se ordenan cosas parecidas, pero se votan entre los elegidos, por todos. ¡Engañados o no!

Pero, ha cambiado, para lo bueno o lo malo... Y lo malo es muy malo. Aunque ya lo ha avisado el comienzo, este chico tiene dos caras.

Una en el lodo, otra hacia el viento. Depende por dónde sople...


Érase una guerra en Europa, se necesitan dos bandos... que comenzó en el origen del continente, casi. Luego Goya, pintaría el odio con unos retoques, para hacerlo más español, o lo que sea. Qué va, son siempre parecidos, se tocan y se golpean. Los dictadores de colores y los inocentes, sobre todo, los que no se pintan de ellos.

El III Reich ideado por un asesino, se alzaría en el 36, cuando España se desangraba y no tenía alimentos, mientras otros miraban para otros lados, o metían sus zarpas donde comenzaría el drama. Igual que Tommy, Mr. Chaplin se fue a USA para seguir moviendo el bigote, en cambio el ex-chico de la gorra, ya fue dirigiendo el cotarro, que es lo mismo que el bigote, pero terriblemente manchado, con los excrementos de los muertos por la adicción.


Al cabo, otro compatriota del Reino Unido, se movía en la penumbra... Era un enemigo íntimo, en la piel del actor Sam Claflin y el real como la historia misma, Sir Oswald Mosley. Magnéticamente, sin principio, ni final. Delgado, pero redondo de mente... Y eso que no había televisión oficial. Bueno sí... bueno, no.

La línea se estira, tocando dos continentes, justamente por el dinero o el poder. Es una línea invariable que gira desde la cuarta y la quinta temporada, como un remolino con un vértice en el medio, es decir, una boda en aquel Berlín. ¡Qué mejor para una buena parranda!


El nazismo de Gebbels, era la tele propagandística de hoy, aunque Mr. Mosley flirteó con los sindicatos, obreros que se acercan al comunismo, pues exigen la igualdad entre trabajadores. Pero no, no es así... Luego se centró más en el socialismo, que gasta en publicidad en los medios, la pasta que saca a los trabajadores, y acaba en manos de los ricos... Vamos un lío de coj...

Eso sí, el Sir es patriótico de narices, con polvo o sin él, no cómo en otros lados... Él, el mismo que luchó al lado de los soviets de Stalin, qué cosas.


Y los caballos oteando el panorama... Poco después serían reventados por las granadas o los misiles, destripados en el campo con los labriegos... ahumados como los gitanos. No los que trafican con droga, sino los que se divierten o laboran con los pies en la tierra.

Algunos, pocos, lograrán escapar al desastre y el derramamiento, pero escasos, al final caerán como exboxeadores que respiran por medio de una familia marfiosa de la costa irlandesa. Cómo eran de duros, estos tíos, ¿no?

Creo que la Política, se las traía floja...


Lo de la etnia gitana, comparando otras más cercanas, es la cuadratura del círculo del guionista, pues puede dejar desencuadrado a más de uno, o de dos.

Los bandos amenazan con mezclarse dentro del círculo, las cabezas se traspasan como los pantalones o los maletines oscuros de Londres (o Liverpool) a Berlín,, pasando vía alucinógena por la fuckin´ Island de los Muertos, La île de Miquelon, qué nombrazo para un buen pedal.

Así, saltando entre humos y efluvios alcohólicos, vas a parar al otra lado del charco, como una multitud de asiáticos, italianos, judíos e hijos de la nebulosa infancia en Irlanda. Esto es, de la tierra de los cortes a cuchilla, como en otras goyescas y puteras, al Boston de la quemadas en la hoguera u otras con intereses más siniestros, aún.

El póker de los tréboles se ha repartido, la venganza se sirve tibia al amanecer, de los hombres, una parte caerá en el frente de guerra, como siempre... Se suele decir, "a mar revuelto (o enfermedad), ganancia de pescadores". O la decadencia de los perdedores. A veces, las familias políticas, son un verdadero quebradero de coco, si vienen envueltos desde un isla, cuando no un nido de víboras, cargados de huevos venenosos.

Y Mosley se casó, y la cagó, pero esto no lo veremos, pues los políticos no desean que se vea, navegando por un río caudaloso, halló una bifurcación en el camino... y todos conducen a... El caos, da igual el color radical, pues el fin es el mismo. Falta de libertad o matarile.


Por eso, Mr. Shelby aparece como figura mesiánica, porque, no hay salvación tangible. El cree en lo espiritual, de ahí muchos de sus males... Se cree que habla con Churchill y todo... Bueno eso sí es verdad, en la realidad virtual.

La política es un cataplasma gigante, te cae encima y te estalla, como el odio familiar. O no es cierto que, se reparten los bienes entre ellos...¿? Los Peaky Blinders, los rebeldes, se han convertido sin saberlo, en lo mismo, de ahí la pérdida de algunos seguidores. A veces, parecen recuerdos de delincuentes callejeros, pero siguen ahí, escondidos entre la sangre contaminada, entre las lenguas viperinas, la ambición sin límite, zombies alcoholizados, las maldiciones, la ciencia que miente, las pandemias, las ideologías contaminadas, los viajes ocultos y las caídas adictas, el sexo interesado... las bombas.

Si te atrapa una de esas características enfermizas, estás en el camino de perder la "quijotera", que diría otro socio británico, involucrado en lavados de cerebro antiviolencia.

Pues sí, la fucking política se ha apoderado del pasado y del futuro... los viejos de la isla decían, "donde tengas la olla, no metas tu p.iiiii", decían...

Otro día, hablamos de las chicas... que cabalgan a lomos de otros caballos. O, ¿son los mismos?

Cinemomio: Thank you

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