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domingo, 23 de abril de 2023

The Last of Us. Season I & 1899.

 






Quién es un ´influenciador` o plantador de opiniones ajenas... 

Acaso un/una, político, periodista, deportista, un actor/ una actriz... ¿a lo mejor, crítico? 

Pues no, debería ser nuestro... ¡Super-Coco!

Claro que, no el de Barrio Sésamo, recordando aquel maravilloso documental con los simpáticos personajes de Jim Henson y su mundo casi idílico, salvo esos pequeños hechos reales que definieron el aprendizaje... Sino, el que tenemos sobre nuestros hombros. Un verdadero despertar de la inteligencia o conocimiento.





El nivel de exigencia dependerá de las herramientas, su uso y el contexto generado con ciertas personas alrededor, porque pueden existir motivaciones adicionales que parecían escondidas para la mas y directamente, son de sobra conocidas por los entendidos. Pero... nos da igual, y nos lanzamos a una deriva mental. Porque vivimos tiempos extraños, acomodados, está claro. Cerca puede ser, pero, más lejos unos de otros.

Los que habitan en las galeras, excluidos... son los murciélagos en un universo oculto y subterráneo. ¿Dónde estamos? ¿Qué nos ha pasado...? ¿Por qué?

El transeúnte de la calle, no lo sabe... el padre, el hermano, la hija, la madre, el amigo... la nueva amiga que se parecía a ella, una simulación tal ver... De pronto, se encuentran con una situación alucinante y peligrosa, una especie de pesadilla. Contagiosa...

Muchos, cada vez más, se comportan como compradores de género, van cayendo por el precipicio. Cualquiera, sea en un centro comercial o transatlántico, cargado de opciones de negocio online, se puede transformar en un adicto. Un consumidor de universos extraños o distópicos.

En un lugar ´ficticio` donde el pensamiento se ha desterrado y todo entra por los ojos. Incluido el sexo... Todo se compra y vende, especialmente en esas redes sociales que otorgan extraordinaria trascendencia a lo visual... y en la vida material. Funcioanando  como un organismo, no deduzco si... vivo. A veces...

Es normal hasta cierto punto, ya que en la interpretación histórica en todos los acontecimientos que no vivimos en directo y fueron terroríficamente intensos, exangües... marcó la supervivencia. La competencia por encima de los demás, seres humanos, o monstruos. 

O a la búsqueda de una medicina adecuada, que es lo mismo...

Quizá se venda en un catálogo o vídeo compartido en nuestros perfiles, se consuma masivamente... ¡Normal!, cuando uno se vende así mismo, siempre. Pensemos en funciones, trabajos o relaciones personales.

Ahora en cambio, se exhiben con cualquier chorrada o situación robada en la calle, incluso criminal, con un móvil ladino. 

Y cuidado, en las calles hay hongos... y en intenet, virus, que te pueden limpiar hasta las huellas en la playa. Mientras las olas, golpean nuestros pies, como un casco a la deriva.Sólo nos faltaría la Invasión extraterrestre... 

¡Piensa en verde! Si no, en negro.

El origen...

El terror, siniestramente negruzco, llega de repente. Para que el desaparecido Sam Neill dejara de creer en esa humanidad desnaturalizada, a vueltas con el consumo de alimentos escasos o charlas amistosas. Tal que Charlton Heston en la notable Soylent Green o los encuentros maduros de George Miller con Max o Imperator Furiosa, hay tantos ejemplos como Leyendas o los últimos replicantes; en definitiva, a bordo de una odisea post-apocalíptica, o con unos individuos, desconocidos interconectados, que se sienten fuera de sí... como títeres. Alienados, puede que animalizados. Hay tantos casos, escuderos de hidalgos.

U osteocitos encadenados a un esqueleto, un todo orgánico que se transforma en celulosa, mientras el superviviente, más humano, arranca un automóvil tuneado para andar por las áridas llanuras, sea en Australia o el desierto de Namibia. Por supuesto, el agua también sería importante como el alimento, y aquí lo es nada... muy poco.

Entonces, seres controlados psicológicamente por una mente todopoderosa, que los arrastra como simples marineros de un barco teledirigido... digo, marionetas que se transbordan, pensando en una travesía, no por el desierto, más bien... ¡por el 1899! Son varios ejemplos del control de mentes.

Otros resultados, son material retro desde la enfermiza Edad Media, parecido a existir o estar manejado en otros tiempos, dentro de un juego arcade o con una enrevesada I.A. Pero con armadura y escudo heráldico... cerrando el círculo de lo misterioso que confunde a la existencia humana y su pensamiento crítico. ¿No querían pandemia...? Pues ya la hemos tenido, como esa peste negra o verdosa enmarronada.

Este comentario paralelo, me recuerda a aquella jaula fantástica en que un personaje residual de videojuego y masacrado por los usuarios avezados, pasaba como Free Guy a otra nueva realidad. Gracias a sus ocultos secretos... programas, se sale del mismo. Tomando sus propias decisiones y cambiando el juego... modificando el guión. ¿Hasta qué punto...? Hasta cierto punto, insospechado.

Pues no lo entiendo, era un juego nada más y debía crecer narrativamente, hasta engancharme durante varias horas... 

Osando salvar la incidencia de algunos youtubers, que sirven de referencia para una masa, no sé si tan ecléctica, de jóvenes. Con todo tipo de calificaciones.  Algunos, pocos  ejemplos, al menos, hablan para sí, para complementarse ellos mismos. Algo parecido a un ser independiente, con sentido crítico, creo... 

Esos pueden merecer la pena. ¡O ser repudiados! 

En realidad somos como bichos, un jod... y maldito enjambre. 

En ocasiones, demasiado subterráneo... esperando sigiloso, el mínimo movimiento.

Y ¡zas! lanzarnos. Algunos no comen, solo devoran lo que ven...

Así, es la ficción de los bits, que ha creado un ejército de personajes zombificados... a ratos libres, inoperantes. Quizá demasiado.

O, es qué no nos molestamos en cultivar la mente... permitimos el control de las masas, por pura comodidad... 

Seguramente es, por un quítame esas pajas, u hongos... del ojo.


Definitivamente, si bien algunos reniegan del término, los programadores de Naughty Dog que son muy perretes y referentes a la adicción dentro del colectivo y evaden el calificativo zombie para The Last; otros sentidos contagiosos, pongamos a Craig Mazin, creador de un caótico Chernobyl, aunque también de algún Scary Movie, ojete..., no es lo mismo, pero lo intenta en ambos sentidos. A otros, les llamó el tiroteo desde el juego, le gustó la diversión masoca...

Como en la historia del Pinball y la histeria jugable, de los Hnos. Bragg, con una prohibición descabellada en la época de poner límites a la libertad de uso y consumo, por miedo a las mafias de las apuestas. Divertida película con Mike Faist (West Side Story de Steven Spielberg), la interesante Crystal Reed (Ghostland, La Cosa del Pantano) y un moldeable Dennis Boutsikaris, que va desde Better Call Saul, a la nueva Las Brujas de Mayfair, próximamente aquí...

Más me refería al desarrollador inicial, su lanzador para monedas en consolas de todo el mundo o formatos vendibles, Neil Druckman, que ciertamente, no se ha impuesto demasiado en la acción... ya lo veremos. Este prefiere ser pegajoso, a toda máquina.

Pues eso, que estos renegados, como comecerebros, somos nosotros. Los del Cordyceps sin fronteras, obligados a la difusión genérica de las nuevas características genéticas, infectadas de setas, e instalada como parásito del cerebelo. 

Si Alfred levantara y echara un vistazo, se desintegraría orgánicamente ante tanta incapacidad para el suspense, tal vez, imposibilidad narrativa... y unos chistes, que señalan el despropósito de lo inventivo.


Luego, mi pensamiento se retuerce y reniega de todo. Puede que lleguemos a no confiar, los unos en los otros. 

La mente se aproxima a la experiencia para identificar los nuevos virus que nos amenazan y se mueven en las sombras, los contagios del futuro, qué pesadilla de ambientes sin gracia en ocasiones... siempre adoptando algunas soluciones. Desde unas coordenadas fantasmas, a un lugar regido por el Gran Hermano de 1984. Otra fecha, a marcar en el calendario de lo subjetivo.

Bueno no, algunas protecciones adicionales frente a los posibles naufragios mentales que vendrán, y sobre todo, se establecen en contacto con el resto de personajes. Ya que no sabremos si funcionarán.

Recordando que las muertes verdaderas, no fueron causa de una invasión fungoide, sino de algo ´probablemente` originado genéticamente, por los seres humanos... otra variante. Me refiero a esta, nuestra nueva realidad, después de aquel incordio y sacrificio obligado.

Ahora, nuestros organismos están de nuevo en peligro ante la HBO, y nuestras mentes... Cuando, no todo reluce en esta espesura narrativa y no tan preclara, porque es difícil alimentarse de ideas interesantes, originales y divertidas. Especialmente, tras ese primer capítulo... que mi cerebro me dice, en el silencio, ¡fue el mejor!

Ground Control to...

El gran Vampiro, el paciente cero de sangre fría que invitaba a alimentarse con la esencia vital de los mortales, mientras que el CollinRobinson, se dedicaba a freírnos neurológicamente, ¡a risas, eso sí! Eran agentes del control de mentes en la ficción.

Pues, la base es esa interconexión que nos convierte en esclavos al cine, como los zombies a su hambruna incontenible por cerebritos ¿pensantes? Crear una necesidad, un hábito, o deseo. Hasta así lograr una expansión, una epidemia ilimitada a través de las grandes ciudades... y sus redes wifi. Mas, ¿quién está detrás de las ficciones, reales?

Pero, como es una elección, de historias... el cine es salvación de muchos de nosotros.

Sin embargo, el Poder... a los mandos de nuestro juego... es la quintaesencia de una realidad que recorre las grandes naciones, como EEUU o China, se siega con promesas vacuas, vacunas inoperantes y compras masivas con Bitcoins... Irremediablemente algunos se forrarán, sin medida... Mi mente no tiene dudas... 

En The Last of Us con sus luces y sus sombras, como en la próxima parada del barco de la serie 1899, doscientos años antess de... donde destaca la brillante producción anglo-alemana para Netflix, padecemos una recreación paralela de los acontecimientos políticos y las causas sociales, como los grupos o las clases sociales. Donde aparece a la vez, otro tipo de vigilancias, negocios ocultos y control de la información. Censuras.

Todo en todas partes, controlado, desde la ultraviolencia de Alex DeLargue en la Naranja de Kubrick, la manipulación faraónica o todopoderosa del gran Marlon Brando (inolvidable Walter E. Kurtz) en Apocalypse Now, que ya estaba en el cuento de Conrad; o el pensamiento de Randle o Jack Nicholson en Alguien Voló Sobre el Nido del Cuco, hasta esa desaparición sistemática del pensamiento crítico, rebelde o total... ¿Sabías que la obra de teatro fue protagonizada por Kirk Douglas? Y que no tuvo éxito en la cartelera de Broadway, pero que pasó a manos de su hijo Michael y de la mente de éste, a la pantalla grande con la genialidad de Milos Forman.

¡Sólo existirá Hambre, en un futuro! Bueno y Anna Torv, al inicio... 

Si la de nota de sobresaliente en Mindhunter, si bien en ésta parece casi una desconocida heroína. Por cierto, aquellos si que se mostraban como verdaderos cazadores de mentes...

Acá no, se trata de derribar los estereotipos y salirse de las normas. No es una colección de tramas, sino que se sobrevive con ellas... y ellos. También con ese grado de abatimiento moral que rodea a la colectividad pensante, si es que resiste por ahí,  algo así como, una película basada en un libro de Stephen King, que alguien se empeña en adaptar a arcade... o viceversa. En lugar de dejarlo en su envoltorio, dentro del cajón de los recuerdos leídos o jugados... Depende de cada cliente, ahora convertido en vidente, al antojo de un creador.

Y eso que no soy del regimiento hambriento, básico, pues no controlo ni un átomo de pixel en movimiento, capa sobre capa... Aunque, también soy algo de naturaleza vampiresca. Sin embargo, con futuro no renovable.

Recordando lo de Taika y Clément, fue llevar el documental scifi de monstruos sedientos, otra variante, al paroxismo de la diversión; mientras que lo de HBO y los creadores de Él Último de Nos... es una razón catalogada, más que espiritual, para adentrarse en el pensamiento universal y la narración con tintes a lo woke, de la corrección. Una más, que no son pocas.

Es una especie de canto espiritual sobre la supervivencia diaria, de lo eterno, frente a las esporas de la concentración de almas descontroladas, o no. Un enfrentamiento entre fanáticos sin ideas, frente a los que quieren solamente comer y crecer coordinados, o un viaje de compañeros con encefalogramas planos con traje militarizado a lo H.G. Wells sin suspense. No mejor aún, un Avatar incrustado en la obscuridad total, subterránea, sin neones ni ná.


Furibundos por el mundo post-apocalíptico, líquenes sin fronteras, donde su simple contemplación, así naturaleza abierta en canal en un par de episodios... es una mera contemplación ralentizada del desarrollo vegetativo... Vamos, que aburre un pelín... Vamos que me interesa, un champiñón.

Ya que los hongos, hace lo que les sale de entre las panspermias, como la narrativa woke, que equivale a una cínica censura de nuestros tiempos, pero con sabor a pensamiento único y definitivo. Se asemeja a aquellos cantos de sirena que condenaban a los intrépidos y no desfogados, marineros de las leyendas mitológicas, esperando acercarse la metaverso del embeleso virtual, o patria de los jugadores en el Olimpo.

La interpretación del juego, es lo importante, sobre todo para diversas mentes y posturas, con las pequeñas semillas sembradas por sus programadores en la oficina, para defenestrar a los ´free guys` y ocupar el puesto de sus neuronas frente a las pantallas. Y llegará la inteligencia artificial, y nos hará libres... ¿no? Conste que no estoy cerrado, ni reniego de tal. Soy uno más, en la cadena de producción... pero, miro las consecuencias. El escarabajo y la pirámide tienen la culpa, que son iconos de resurrección, o reiniciación. Pero, ¡estamos en un mundo de sombras! O dos...

¡Malditos engendros mutantes... del hiper, cyberespacio! Money, money, money, money... lala laralá, coser el bolsillo y plantar por allá... lalá. In the universe...

La Triangulación de la Mente.

Lo han intentado una y otra vez, varios regimientos de regímenes poderosos, y siempre ha habido un iluminado, entre la opción manipulada de Los Niños del Brasil. Por no decir, otros... ¿Sienten o padecen... los generados? Parece que no, o bastante poco.

Ni los ´monguiformes` en viaje por los USA profundos y sus ciudades con escombros, desaprovechadas como mares inhóspitos, ni cualquier otro pasajero que se quiera aproximar a las raíces del control mental. Ni siquiera algunos de nosotros, que visualizamos el panorama desde la profundidad del sillón. Me aburro...

Este es un nuevo caso más formal, de los estereotipos humanos... de la desconexión cerebral en general, bajo la máquina del abatimiento colectivo o alienación personal, hasta las tópicas posiciones que realizan sus miembros... Sin embargo, no sé a qué viene lo del reparto sexual, no cuadra ni siquiera triangula, en la historia. Tenemos colección, prosti, oriental, de niña desubicada, una pareja que no siente nada, el cura falso y el íbero gay, daneses extremos, franceses poliédricos, el rarito a lo Demian, que no es para tanto, plis... plas. Rudos alemanes, u obstusos, a las calderas y las armas... el capitán desnortado, el giro contundente o viraje, que es lo que define y no llega a buen puerto. Pues, todo acaba, para bien o para mal. Somos holandeses errantes, ante los anglosajones que nos dirigen el cotarro. ¡Heroícamente? A saber...

Es como Alien de vacaciones en el mar, enarbolando la bandera del amor libre, porque el sexo está por doquier, sin entender porqué... Lo oculto es mejor, pero no rotundo.

Me preocupa esta falta de conectividad, con estas dos series visualizadas consecutivamente, pues no me había pasado habitualmente, tanta desconfianza y desajuste mental con el entretenimiento televisivo... creo que me siento un poco carnívoro capitular dentro de un mundo vegetariano... y no jugón, por abandono arcano, de un mando de consola, spectrum, espectral.

También nuestras ciudades y condiciones climáticas, marejadas, huracanes, teletransportaciones, esencias genéticas, sueños, etc..., empiezan a parecerse bastante entre sí, amenazadas por las mismas tormentas sociológicas. Mientras los ojos en la cima de la pirámide, nos observan como esencia vital entre lo verde y marrón, es un vampirismo que sufrimos desde aquel 1899 al 1984, que fue anterior conceptualmente... Contra la síntesis, prometeica, una y otra vez, un paso más, colina arriba... mar abajo.

Es decir que, de Los Ángeles a unas coordenadas determinadas sobre pleno Atlántico, entre USA y las variantes de Europa... ¡vamos a morir todos! O al menos, nuestro sistema central límbico. Que, a veces, es el más reptiliano... o era, retorcido.


En esta situación al límite umbilical de la acción, sin control violento o leyes animalescas, nos metemos en jaulas refugio de bytes, al lado de los guetos de acero y hormigón, viendo como la sala de máquinas se convierte en infierno ético, sacudido por las olas estereotipadas del pensamiento elevado o subconsciente. Y el escarabajo, es el pasado que no sabe dónde va, pero sí lo que buscaba... lo de siempre. Una salida.

De las vainas provenientes del espacio, que no alienadas (recuerda las de Jack Finney), pasando por una panspermia inesperada que funciona como una motosierra biológica en Texas, hasta las profundidades de la mente sobre una cubierta de ocultismo casi mitológico y poliédrico... Nos sentimos un poquito, perdidos, observados por el Gran Hermano de los colectivos minoritarios, a una mente prodigiosa.

Y este Control con mayúsculas y sin leyes, aquí y ahora, es el peligroso meteorito que se acerca, desintegrador de especies. Y no, la tabla de salvación del Titanic... que, por otro lado, era resbaladiza y falsa. He dicho.

Y el salvador es...

Para Netflix y el futuro, que ha cancelado los viajes siguientes, o para la de HBO, como en aquella Invasión de mayor calidad, donde los jóvenes imbuidos por un conocimiento superior, eran protagonistas o las claves. Pero no sé... tengo dudas.

No valen las promesas de un futuro mejor, ni funcionaron las vacunas, tampoco esa triangulación de la fe, en un ser superior, o la vía del brillante escarabajo verdoso, que busca el punto de fuga, ante el todo. Ni siquiera aquella luz de las luciérnagas, servía  para tanto... Tendremos que volver a Tierra como Odiseo, una y otra vez, como la infinita existencia de un Prometeo, invisible... o no.

Aquel entretenimiento digital, lo desconozco, así como los misterios ocultos en nuestra realidad, que expresan un caos, semejante a solicitaciones de ayuda que son solo avisos de un peligro oculto. 

La empatía inexpresiva de The Last of Us, era salvaba gracias a la interpretación de las realidades paralelas, por parejas... con un Pedro Pascal un poquejo más gruñón y desubicado en la etapa protectora y paternal, por descontado; mientras que el transatlántico de lujo llamado Cerberus, en plena crisis testimonial de este 1899 y de las primeras secuencias de vapor por su océano, se daba de bruces, o proa, con una interpretación más grupal. Con camarotes menos interesantes por mi parte. Y esa desvinculación musical por los temas escogidos para la desvirtualización, que prometen el tiempo y espacio. Con un gato mojado, que no encaja en ellos, creo. 

Esa descoordinación con personajes del reparto y otros anatemas psicosociales que son anécdotas, hilos sin fundamento ante la idea principal, lanza pequeños icebergs, en una vegetativa invasión de efigies y un cataclismo obscuro, sin hielo, que surcan efigies artificiales a la deriva.

Aquí nos haría falta un Sauron, con un par, e inteligencia semi-artificial, para volvernos a dejar tentar por la jugabilidad del láser. Sin tener que forzar una reiniciazación total o el borrado final de todo. Ya que no conocemos la sinopsis concreta, la triangulación perfecta, la ley de este juego, aunque sí, separados de aquellos episodios hitchcocknianos de la tele que enganchaban, dejando un caminito de semillas... a seguir.

También a algún Mandaloriano que nos enseñe el camino, no a las luciérnagas con cierto resentimiento, o credo, en donde no importan las mentes. Únicamente salvarse, ¡qué son dos días...! Y esto es una odisea, Mr. Bowie. Del Oeste.

Wake Up!

Los flashbacks tan memorables en pelis del pasado, ahora funcionan como fungicidas, las revueltas internas como fotocopias de un transiberiano, con cambios de posición y articulado por clases... que se van desarticulando, a marchas forzadas,  y los sonidos de su banda sonora, no significan nada, salvo recuerdos personales y privados, del observador. Desconectado de las historias... o es magia negra.

Demasiadas aventuras y conversaciones enlatadas, que crecen como enredaderas de la raíz principal, que debería ser más entretenida y jugable, gracias al Todo. A la Ley.

Recuerdo aquella del maestro H.G. Wells, que estaba en todas, hasta la genética para apuntar al Dr. Moreau, rey de los creadores en La Isla de las Almas Perdidas, como  el coronel Kurtz fue de la región africana oculta para El Corazón de las Tinieblas, de Joseph Conrad. La primera con, uno de los primeros dominadores de mentes, Mr. Bela Lugosi y Charles Laughton, que tal recita, y la Mujer Pantera, enamorada de la luna, como gata de dibujos animados. La dirección de, otro caso perdido en Hollywood, salido del mudo, llamado Erle C. Kenton. Caso de pandemia a revisitar.

Mírame a los ojos, no pienses... La pícara viborita, joer. El libro de la Jungla, vaya.

Las leyes de nuestra naturaleza, han hecho desaparecer parte de aquel buque por un engendro mecánico, que evaporó la memoria de Kirk Douglas, para salir en otra época por la fantástica The Final Countdown, a West World. Nino ninooo yeaaaah... y también sembró el pánico en la comunidad Resident Evil, con dudas para echarle flores. Falta chicha en the Last. Demasiada semilla deshidratada, debe ser... por la proporción de sal y situaciones, poco sabrosas. El meollo es... no habíais caído... la supervivencia. La Vida Eterna...

Aquí, cada cual se mueve a su bola... y esto debería ser un triángulo, b x h dividido entre dos. La perfección áurica... No del dinero. Voy a por otras...`

Gustavo Santaolalla - The Last of Us Soundtrack

Jefferson Airplane - White Rabbit (1899 Soundtrack)

Blue Öyster Cult - (Don't Fear) The Reaper (1899 Soundtrack)


domingo, 26 de junio de 2022

HALO. Season I

 

Etimológicamente, la palabra proviene del latín "halos", que daría nombre a un fenómeno luminoso consistente en un cerco con colores pálidos, que suele aparecer alrededor de los discos solares o los formados alrededor de la Luna.

También califica a un aspecto menos visible cosmológicamente hablando, como un artilugio de soporte metálico que rodea y se conectaría al cráneo. Con la función de evitar que vértebras cervicales se descoloque y así, controlar posibles daños físicos o neurológicos.

En el contexto cinematográfico o visual, identificamos una crítica, para mí un comentario u opinión personal o interesada, que buscamos para identificarnos con algo o dirigimos contra ese trabajo artístico. Si se trata de una serie de televisión como esta HALO, con la que millones de aficionados o fanáticos del videojuego, se identifican o rememoran tras numerosos minutos de sus vidas explorando esos mundos, se puede convertir en una factura a pasar al propietario... Como ya ha ocurrido con otros universos multifandom.

Por ello existe una razón innegable, que desnuda a quien no es un usuario habitual, a los mandos de este tipo de productos de entretenimiento, y es que si bien otras obras se basan en narraciones literarios donde la imaginación es su mayor poder de atracción, en el caso de juegos digitales con sus gráficos de alta calidad, ese aspecto queda reducido al espacio descubierto en pantalla. Y por ende, la crítica artística queda sojuzgada por sus legiones de admiradores, que descubren sus virtudes visuales y los episodios narrativos de la saga en cuestión... También de los detractores, si la misma es positiva, pues conviven halos humanos de todos los colores.

Un ejemplo... JRR Tolkien creó su propio universo y lo instaló en las mentes de muchos de nosotros, lectores, pero no se vio condicionado por una memoria clonada, ni por la magnitud de las texturas o el aspecto minucioso de los rostros de sus personajes. Esas claves fisionómicas o, incluso las localizaciones, podían ser muy descriptivas o concisas, pero abiertas a la imaginación... No una imagen perfeccionada de los personajes o los espacios.

HALO es otra cosa, de la que conocía sólo aspectos circunstanciales de la historia, y algunas concepciones básicas de sus exoesqueletos... Es decir, un halo en la superficie del juego.

Real Player One...

Mr. Steven Spielberg, el productor ejecutivo, lleva tiempo coqueteando con las imágenes procesadas en sus últimas películas, creándonos expectativas digitales de un mundo acondicionado a la denominada inteligencia artificial. Un creador que pasó de ronronear con el diablo, desde el interior de un capó de camión, o modificando las estructuras culturales de generaciones anteriores, condicionadas a millones de bytes actualizados, en una especie de pesadilla o juego.

Ahora nos invade junto a Amblin TV y el socio digitalizado 343 Industries, con esta visión de HALO que comienza con una invasión y mucha acción del mismo estilo a Real Player One,.

Su halo, casi divino ya, nos deja otra vía, "televisiva" y expedita al éxito, aunque la crítica es eso, una distorsión de la realidad y puede producir confusiones en la mente de los espectadores.

Todo comienza con una explosión de movimiento digital, que te lleva a un estado de excitación sin parangón, diciendo para tus adentros, hasta dónde va a llegar esto y adónde te van a llevar, xDio.

Pero, calma... esto no es un videojuego sin tregua, que emerge de la programación descarnada o multiplicada hasta el infinito, con los tiroteos en manos de un Jefe Maestro, que viaja a unos 117 hertzios del corazón.

En los tiempos ambiguos de la literatura juvenil, los enanos metaleros, forjaron esas indumentarias impenetrables que protegían el órgano vital, de manera que podían ir a la guerra, a pecho descubierto... bueno, más o menos, porque las verdaderas guerras siguen siendo una escabechina, sin exoesqueletos o superhombres.

Luego, otra camada de arquetipos bélicos, con expresión de guerreros medievales, continuaría la épica de las batallas campales, forjando una sucesión dinástica de Ivanhoe o los Caballeros del Rey Arturo, hasta llegar a sobrevolar digitalmente, la superficie ferruginosa de la Tierra, e instalarse en los salvajes corazones en serie de la exitosa, The Mandalorian, o estos exclusivos Spartans de la artesanía videojueguil o bélica en primera persona.

Se decía antiguamente, sin mirar al Maestro Supremo del Suspense, que lo que comienza con una gran explosión que altera los ritmos biomecánicos... como es este primer capítulo de HALO... corres el riesgo de estampar tus huesos en el horizonte de sucesos... es decir, acabar con tus sesos revueltos dentro del casco, por inanición o impotencia.

Por tanto, poco a poco, capítulo a capítulo, debes crear ilusiones o alterar las estructuras de la composición, para no acabar despedazado por los alienígenas aburridos, al otro lado... o perdido, qué es peor en cuestión narrativa.

Pienso, por tanto, que ese primer capítulo te conduce a ese estado de excitación, que puedes experimentar en un juego de acción, sin exagerar demasiado también, eh... ya que, la historia se bifurca y presenta a algunos personajes, que prosperan en mundos paralelos que se apartan del caos destructivo de The Covenant y el descubrimiento de el HALO.

El Pacto...

Es difícil llegar a un acuerdo, y más si se trata de la OTAN cosmológica entre planetas y sus fuerzas de choque, cuando te desplazas por la línea temporal de una producción basada en un legado de patrones que desconoces, pues no te has zambullido en la evolución de sus personajes. Suponiendo que esos niños, metalizados, se puedan convertir en verdaderos replicantes con nuevas vidas en otras plataformas, sin mirar atrás... claro, tú tampoco estuviste ahí.

Emergen como verdaderos contrincantes ante tu realidad espurea, esperando que te cuenten cosas, que otros conocen con años luz de ventaja sobre ti... Por eso, puedes caer en la desesperación y pensar... pero bueno, ¿cuándo va a caer otra bomba...?

El pacto de los extraterrestres, bien diseñados como malditos machos cabríos o satanases del espacio, es marearte con su lengua indígena, para mantenerte entretenido o algo por el estilo... Sin embargo, el índice de descomposición va en aumento, el pacto se desquebraja por el poder de una piedra o anillo, que tarde eones de tiempo en demostrar su poder maligno, o no... Depende de las manos que lo manoseen, pero vamos... sin ninguna estrategia narrativa, tampoco.


En el espacio, los gritos no se oyen, se diluyen como puede ablandarse la materia gris o la perspectiva de esa narración, por no decir las escenas de acción, que parecen suministradas a cuentagotas, en manos de una doctora que nos distrae... Es decir, por Natascha McElhone..... que agradablemente volvemos a ver, tras mucho tiempo de dejar de investigar sus pasos en el cine, tras su aparición en The Truman Show, Ronin y la caída metafísica en la nueva versión de Solaris. Un recuerdo a Stanislaw Lem, un polaco especial que está más allá de los cielos. Más concretamente, en el Olimpo de la literatura de la ciencia ficción.

A Pablo Schreiber, canadiense hermano de Liev y con sus casi dos metros de estatura, no lo veía venir ni de lejos, a pesar de haber rodado sin zapatones de plomo, por Los Amos de Dogtown o la serie American Gods. El resto es todo nomenclatura física y química.


Son nueve capítulos, y HALO divaga en el siglo XXVI, se desvía del camino de UNSC, se dispersa por Paramount+ y regresa... ¡quizá demasiado tarde! Porque la dominación de las voluntades, está en esa nube del ciberespacio inconcreta, como una voz o conciencia virtual, dónde no sabemos quién ordena y manda. En teoría los guionistas y el director de la serie, pero sin demasiado fundamento o ideas renovadas... un gusano es un gusano, una piedra es una piedra... y un halo es una imagen, poco más. Para algunos entendidos en los gráficos de la original, muy poco sexualizada, digo Katana, claro.

Los aliens, particularmente, tienen poco peso, más que cuando revientan en última instancia, esa dominación de la voluntades que pregonan, es más bien, la de siempre, las propias entre seres humanos, una guerra trillada entre su pasado y el futuro, pasando por la mente de los científicos que hablan como visionarios y, la funcionalidad de los soldados ante las órdenes. The Covenant, salvo individualidades gráficas, es un palco con los viejitos de The Muppets, pero sin gracia, ni sarcasmo.

Para reflotar la nave, hace falta construir un halo adecuado que se adapte a la estructura, a las palabras, no un revoltijo de personajes y expresiones basadas en un futuro, que es el pasado del videojuego. El Pacto sería ese, identificarnos con ellos...

Spartans vs. Aliens

En las definiciones de la serie, the Covenant viaja por el ámbito fundacional de la ciencia ficción clásica, alterado por esas agresiones entre la humanidad y el apetito extraterrestre, que ha caracterizado a la radio con Orson Welles y el cine de los primeros encuentros, tras la tercera fase... la cuarta sería el contacto físico, la siguiente emocional o... yo qué sé.

Tenemos a Katana metida en nuestro cerebro, sin despertar la obsesión metafísica o literal de las formas, y ahí nos hallamos, en un juego asexualizado, tirados en el horizonte de una producción que no sabemos que camino tomará, dicen que independiente, ya veremos. Con todas las salidas que hay... 

Bueno al grano, realmente, a un servidor me da igual, porque no he jugado con estos aliens, ni al mus... Es lo que tienen los ADN´s, que no quieren jugar porque se aburren... o no quieren aprender las reglas del entretenimiento grupal. Al final, acabaréis encendidos con el mando de la consola entre las cejas o el casco... Por cierto, los colores identificativos para qué son... ah, eso, para identificar nada más. Vale, entiendo.


HALO en primera sesión, aterriza con un estruendo, que puede alterar el curso de nuestras vidas en un contubernio entre especímenes, y se asemeja a una inmigración desafiante, que trataría de suplantar los rasgos identificativos del otro, hasta hallar el arma definitiva de la devastación o aniquilación de la vida, o convertirla en nutrientes básicos, glup.

Estamos más cerca de los insectos de Starship Troopers al mando de un divertido Paul Verhoeven (y algo de Robocop), con menos mala leche desértica o criminal, o aquella de la de los ejemplares magníficos de las sagas emprendidas por el espacio cinematográfico de Ridley Scott y sus ácidos vitales o metafísicos. Para destripar o fundir, entre fauces y salpicaduras.

Todos en busca de una servidumbre exponencial que reverencie al Gran Hermano en la Tierra, o se rebele a los propósitos de sus políticas como en Dune... hasta que despierte del letargo y pelee por la supervivencia real, con los ultra-invasores de nuestra especie, tan inteligente, como sabrosa... vamos, ¡una vaina!

No encuentro más palabras, tampoco las hay... así que, vamos a por los bits y sus ritmos de bots. Que no Beatles, ni las piernas herméticas de Elvis, la Pelvis... He ahí, la cuestión robótica.


Es verdad que la programación se adapta perfectamente a las imágenes de los protagonistas y sus aspectos neutros, que los ceros y unos crean un contexto adecuado con matices visuales y movimientos perfectos en las escenas digitales, que algunos aliens dan escalofríos con sus armas avanzadas o las prehistóricas, y que el traje de los Espartanos se ajusta a los cánones de la ciberguerra estilizada y poderosa. poco punk para mi gusto... pero... las cabezas no acaban de funcionar... esas mentes pensantes... No hay ni rastro de Mad Max y así, no hay manera.

Necesitaríamos más chicha en este enfrentamiento, que se queda limitado por los encuentros armados y la perspectiva de los escenarios, pues se espera a algo, que no aparece, es una ilusión óptica, por ahora.

HALO es un juego de caracteres imperfectos, que no acaba de arraigar en el aspecto científico de las modificaciones sensoriales de los personajes, pero ejerce su magia en la visualización programada, entregada áridamente a fascículos. Tal vez, entonces, sería una película de éstas de taquilla masiva, que vienen con un halo de excelencia visual y universal.


Al final, degustamos una especie de versión pirata del juego, con muchos espacios temporales perdidos o huecos, en un ámbito demasiado trillado ya y con escasas novedades en la navegación de la historia central... la otra, mejor olvidarla, salvo el malo despiadado... aunque desconozcamos por otro lado, su procedencia desértica y las motivaciones, qué ya es importante también.

Esto es Esparta, o no... Pues aún nos quedan muchos soles y lunas, para encontrar una nueva dimensión. Son los jedis en replicación miriclodiana, con más músculos que luces. Con más cara, primeros planos muy cercanos, que espalda.... Escorzos visuales a la digitalización, con arte. Chau




viernes, 7 de abril de 2017

Assasin´s Creed.



El Juego:
Es lo que supone el desconocimiento de algo, que pensé que esto de los Assassin´s Creed era diferente y más imaginativo. Vale, que ocurre en el Madrid de 2012, cómo podría haberlo sido en cualquier fecha o rincón perdido del mundo, hasta acercarnos a un patio trasero en el que se juega a mimos. Despertando en época de la Tercera Cruzada, todo bien molido y machacado en un mortero que recoge retales de un Matrix caprichoso, especias lejanas de Strange Days y sus memorias tecnológicas, o suenan algunos fragmentos futuristas de esa otra gran historia de Philip K. Dick, llevada a la gran pantalla por Steven Spielberg y Tom Cruise y conocida como Minority Report. Es una visión fantasmagórica, tan solo. Al final ocurre lo inevitable a pesar de las expectativas, que el juego cinematográfico queda hecho una pena, en mis manos o mis ojos. Incluso la sonrisa de algún productor... aún sin haberlo jugado.
Todo queda revuelto y esparcido en el horizonte imaginativo, como polvo mortecino. La unión del reparto y Fassbender (apuesta que le sale cara y rana, por los saltos digo), con un director de curiosos aciertos en su corta carrera, no me ha sugerido nada en absoluto. Pues la realidad es dura y... el pasado comparado, mucho más.

Y es que, esta moda de adaptar historias basadas en videojuegos, de amplio éxito comercial y un alto espectro de jugadores, no debería ser óbice para que un buen aficionado al cine, se sintiera atrapado en sus imágenes digitales. Sin embargo, los que manejan (el dinero y no el mando de la consola), no deberían olvidarse de las proporciones históricas, expresiones y texturas, fuera de ese contexto digital. Ya que la historia es retorcida e increíble, reproduciendo características difusas que evitan que el guion sea medianamente admisible.
En realidad, se trata de una especie de broma, cuyo argumento con reminiscencias históricas, se mezcla con la ciencia ficción y parece un sacrilegio. Vamos que sales bastante caliente con la película Assassin´s Creed, de forma que merecería arder en la hoguera, sin ser uno inquisidor, ni nada.

Nadie ha podido contenerse en este despilfarro, sin sentido (al menos, un servidor no lo encuentra por ningún rincón de esta Ex-paña), con un equipo internacional que no ha conseguido administrar o controlar aquellos datos en forma de bits, ni las diferentes y divagadoras tramas que se desarrollan en paralelo. Aquí, se podría obtener un magnífico desarrollo narrativo, acorde con las sensaciones y perspectivas creadas por los usuarios de ese primer producto jugable, y yo creo que una mayoría ha salido escaldado como guerrero bajo un baño de aceite hirviendo.
Al resto de espectadores, " o/ ", no acostumbrados a los botones que se suministran con la consola, simplemente se desconectarían a las primeras de cambio o de flotamiento espacial. Así ocurre con estos científicos modélicos y sus atribulados huéspedes, asesinos de un pasado distópico, y aburrido. La verdad que no sé, que se le pasó por la cabeza al bueno de Justin Kurzel, director de la enfermiza Snotown y las profecías históricas del Macbeth de William Shakespeare. Nunca mejor dicho, esto es otra historia...

La Adaptación:
¿Qué se necesitaría para trasladar una historia de otro medio al cine?
En primer lugar, se encuentra el problema de la fidelidad. Lo acertado sería una clara y proporcionada elaboración de ambas tramas, o al contrario, absoluta libertad para crear un desarrollo paralelo y trufado de otras ideas nuevas. En todo caso, se debe tener en cuenta los rasgos característicos de la historia e intentar no decepcionar el espíritu del autor, como los procesos que causaron la aceptación de otros espectadores, lectores o jugadores.
Para este juego Assassin´s Creed, hubiera sido imprescindible distinguir los rasgos para ambos métodos diferenciados. Las características visuales o texturas, entre perspectivas binarias y los movimientos adictivos de los personajes reales, dejan un camino libre para el adaptador tras la cámaras, que no termina de ser aprovechado. No se desenvuelve con imaginación en el tratamiento artístico ni aspectos técnicos, como esa elaboración del concepto fundamental, afectando a los personajes y a la idea central.
Por tanto, se echa en falta esa combinación de secuencias o planos, con expresiones adecuadas al medio que favorezcan la acción continua para hacer creíble esta aventura en movimiento casi real, por lo que el resultado científico-romántico, no puede ser más caótico o ingenuo. Esto es, no debemos mezclar las churras con merinas, como diría un labriego del medievo.

Para aquellos que no hemos establecido contacto con su aspecto original y, por tanto, desconocíamos las interioridades del encarcelado y renegado Callum Lynch, interpretado por un Mr. Fassbender de pesadilla (muy lejos de su personaje de Hunger); estos productos para el entretenimiento nos dejan en una encrucijada mental y física. Primero, porque la leyenda de la hermandad de los Assassins es demasiado atractiva para un lector de la Historia Antigua, y aquí se desarrolla bajo un batiburrillo tecnológico.
Después, sumado a unos saltos caprichosos en el tiempo, mediante el ADN de un ascendiente del protagonista, que transita y lucha en la España del siglo XII, hasta finales del XV. Del otro lado cinematográfico, la ambientación durante un enaltecimiento social y político de la Inquisición, para mi gusto de simple aficionado al scifi, no posee la suficiente claridad de ideas ni la calidad, sugerida por la inversión económica. Assassin´s Creed, como película mueve los cables y las conexiones con el pasado, de forma defectuosa, mecánica y artificial. Sin emoción.
Se necesitarían otros protocolos más dedicados y atractivos, es decir, complementado la acción con ese arte conceptual adecuado y un poquito más de imaginación. Algo que represente estas aventuras pretéritas entre caballeros, religiosos y criminales, sin desnaturalizar la tierra andaluza con un proceso catastrófico causado por la fotografía digital. Recrea un ambiente plomizo, aderezado con diálogos inconexos y turbios en su reflejo con el presente, mientras la luz turbulenta del filme (como un huracán o ciclón devastador), te regresa a la superficie con un Fassbender flotante e ingrávido. También, en evasión recíproca con nuestra realidad de espectador.
Almería o Sevilla, se vuelven irreconocibles y tristes. Víctimas de un apocalipsis histórico que no hallarías, aunque solicitases una oposición y te convirtieras en un mortífero templario o un asesino de conexión dinámica con el futuro.

Ese es el problema de esta adaptación, que de un plumazo o estocada, te saca del sueño o viaje... y ya no regresas a la superficie por mucho Fassbender que flote en el vacío madrileño, Marion Cotillard parpadee insinuante al futuro genético, Jeremy Irons descubra la mismísima máquina del tiempo o Charlotte Rampling aparezca como una visión fantasmal del pasado.
Pues, en este pretérito andaluz e inquisidor, se reserva el derecho de pernada para estos asesinos y científicos, sin escrúpulos o poco precavidos. Salvo osados y mendicantes de emociones catatónicas o descafeinadas, ya que el núcleo narrativo se desvanece con poses desproporcionadas y cabriolas sin parangón. Borrando de la memoria, la poderosa fuerza de nuestra imaginación...
Luego, ambas producciones (informática y cinematográfica) se caracterizan por esa huella digital exclusiva, que facilita el acceso a jugadores no exigentes, y echa atrás al curioso. Desaconsejando que husmees en su interior gráfico, por mucho que te atraiga el bagaje anterior de los actores destinados a tal fin. Significa evasión sin emoción.

La Película:
Si estás atraído por las texturas digitales, la suavidad de scroll, focos de cámara imposibles o los efectos de última generación, encontrarás alicientes, tal que un ataque de histeria colectiva sobre los teclados del mando, contra la historia visual. Si no, dedícate a estudiar la Edad Media y sus batallas campales, o pelis en condiciones sobre el tema. Por tanto, deslízate sobre El Señor de la Guerra, sumérgete con Excalibur, revive Los Señores del Acero o investiga con Sean Connery en El Nombre de la Rosa. ¡Eso!
En el sentido fantástico, el acabado de este producto, primero de Ubisoft Motion Pictures junto a New Regency, parece predestinado a ser carne de pira inquisitorial, o de videoclub como decíamos hace un tiempo... ya no sé si añorado. Recordando que la ciencia ficción, no se confecciona con retales narrativos ni saltos mortales al vacío. Necesita unión entre equipos internacionales, a no ser que tengas una buena red para amortiguar los golpes o un buen mapa (como Cristobal Colón tras la ruta de las Américas), esto es, un buen guion.

La película se pierde en múltiples direcciones, sin compendio de técnicos remando al unísono o mentes despejadas para establecer el sendero adecuado, hasta encontrarse entre la espada y una "matrix" digital de andar por casa... por la de unos Reyes Católicos sin felpudo de bienvenida, por ejemplo.
He visto al francés Denis Ménochet (Inglourius Basterds, Dans la Maison), a otra francesa Ariane Labed, con orígenes griegos y mujer de Yorgos Lanthimos, al notable actor irlandés Brendan Gleeson (Sufragistas, En el Corazón del Mar), a la australiana y esposa del director, Essie Davis (Matrix II-III, The Babadook), al sueco Matias Varela, al español Javier Gutiérrez con la cara "tó" quemada, a Carlos Bardem, etc...; pero parecían actuar a miles de kilómetros de distancia entre sí.

Son aspectos exóticos, accesorios inconexos que intentan, sin éxito, saltar los muchos obstáculos de un objetivo principal, el entretenimiento. Para terminar todos cayendo en garras de un monstruo oculto entre las capas, de guerreros y ordenadores, el aburrimiento amortajado o Abstergo.
Su trama, fantástica en la superficie, se ruboriza de otras visitas neuronales a mundos imaginarios o eras históricas, traspasando la frontera de lo recomendable. Por primera vez y sin conocer nada de las aventuras informáticas de sus archiconocidos personajes, llamados assassins, se han columpiado y ridiculizado, por que los otros, los de la Historia Clásica con mayúsculas, parecen pegotes o migajas adosadas a las barbas... ya sabes, si las de tus vecinos ves cortar...

Insisto, desconozco las características del juego, pero creo que esta versión ha convertido la fantasía e historia en algo tosco, ingrato. No ha respetado ciertos conocimientos geográficos ni leyendas, no ha evolucionado la ciencia ficción inmersa en las secuencias, ni siquiera trata de transformar a los actores en héroes, o villanos. Sólo personajillos de andar por casa en zapatillas.
Por consiguiente, estamos a un password de entrar, en un mundo perdido e insólito. Frecuentado por sombras del pasado, que se cuelan en resquicios deformados de un presente o futuro tecnológico, con un conjunto de guionistas que no han dado en el clavo (ni el calvo de Torquemada), y se distancian inexorablemente del uso adictivo y del paso confuso de la Historia. Fin... y a otra cosa Maikel Fassbender.


Tráiler Rock & Roll, de Guillaume Canet.


Tráiler Hampstead, de Joel Hopkins.


Entrevista James McAvoy sobre Submergence, de Wim Wenders.

Cinemomio: Thank you

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