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jueves, 20 de julio de 2023

Succession. Temporada Bodas y... fuck off!

 


Todo comenzó un día glorioso, como en una comedia de Billy Wilder... 
Sí, la historia trataba sobre una familia, aunque no dedicada a la Coke y subproductos... bueno, tal vez en algunos casos algo parecido... Porque el mercadeo era lo suyo en varios frentes.
Una pequeña ´manada`, rodeada de gregarios, que disponía de un imperio económico para hacer y deshacer a su antojo, tanto en lo recreativo como en lo ediático,... es para divertirnos a todos, claro. O acaso no existen conglomerados tales en otras localizaciones del planeta y, ¿cuáles son los medios que no se financian con determinadas campañas que pagamos todos?

Esto es la madre de nuestra paciencia... Ellos pagan una flota de chóferes, por tierra, mar y aire, como otros metidos en la política, pero sin su cartera. Air force one, u otros ´cobetes` que se introducen por la terminación del ciudadano... si es que no acaban estallando en la lanzadera...
Pero, estos son resistentes y nadan en la abundancia familiar, así que tienen salidas para todos los gustos, porque las palabras se las lleva el viento y, éste de la cartera y los genes, es que sembrará las tempestades futuras. Je, je.
O una de determinada ideología... que siempre está presente en familias con componentes trifásicos u otros magnéticos, avanzando por la retaguardia. Pasa hasta en... sobre todo, en los partidos políticos.

Pero no, no voy a entablar ninguna discusión sobre ese contubernio, tan socio-económico y descalificante, con inclinaciones, coloridas, por ahora, en todos los alcandes... ya que realmente me interesan más otras particularidades más cercanas, dentro de la gran serie emitida por HBO, Succession. 
Y si no concuerdan, que les metan por el escroto, una ración de gambas a la gabardina... Nice!

Bueno al final, a lo mejor si que expreso alguna idea o emoción, dedicada a los plantígrados del politiqueo... Pero, tendrían que esperar muy, muy, al final y, este escrito posee dos partes diferenciadas. Una para todos, y todos para una... La Familia Roy... sin Orbison.
Pero, con muchas lenguas sueltas... y cabos.

Palabra de Herederos...

Hace bastantes sueños dorados, que Hoollywood y su hermana pequeña, empezaron a tener interés por los herederos al trono o el conglomerado monetario en sucesión. Primero con aquellos aventureros de otras épocas, embarcados en combates épicos con otros terratenientes poderosos y que se hacían a la mar salada, para reclamar sus tributos familiares robados... o mal vendidos.
Luego, llegaron las del Oeste salvaje, que también tenían que darles de comer aparte, porque el petróleo estaba a punto de hacer su triunfal y ´dorada` aparición en los futuros testamentos, de los cuáles hablaré un poco a posteriori.

Para acabar, en trasfusión de sangres equívocas, o más cercanas de lo que se cree por ahí... con los lazos sangrientos de las familias que todos conocemos, desde la creada por Mario Puzzo y encarnada en la piel y las fauces, de Marlon Brando, hasta los estertores últimos, donde Martin Scorsese se alimentará de la fiebre ´del Oro Negro`, para traernos el desenlace de unos asesinatos raciales e interesado, en su próxima película Killers of the Flower Moon, con la propiedad de tribus ancestrales y Leo DiCaprio... La conexión, claro, ahí están también, Brendan Fraser tras los resuellos dorados de su Ballena, Jesse Plemons que ya se las sabe todas desde la familia de El Irlandés, El Poder del Perro y sus relaciones en Fargo... Y por supuesto, el gran Robert De Niro, Uno de los Nuestros, de principio a fin. Ganas no, lo siguiente, tan ganas.

A ver, tanganas políticas va a haber... Siempre están, por dónde circula nuestro dinero... Y además Don Francis Ford Coppola está metido en el scifi Megalópolis, que tiene vuelos directos con la diferenciación de clases en el futuro. Un ejemplo de director, muy, muy familiar... Si la sangre no te salpica en los ojos, como a Falconetti, ¿recuerdas?
Ese si que tenía la herencia, entre ojo y no ojo... Pero, ya hablaremos.

Después de este repaso tan generalista, vayamos al caldo y el silo platónico de los rascacielos, como cantaba aquella Voz en New York, New York del maestro Scorsese, antes de repartir carne en los Gangs of ídem., que fue la antesala de la Familia... Sin hablar de los miembros, que llegará en próxima entrega de la carnicería. Al menos, psicológica.
Confiemos en la oratoria retrógrada y vitriólica, en general, que a una gran mayoría de espectadores, le encanta degustar, visionar y triturar, para quedarse a gusto. Ay, la política, ese mal que se mete en todas las heridas... en todos los vientres. Y urga desde dentro, como un alien intentando explicar que es un buen samaritano. Con tus esencias, claro.

A este tipo de personajes extremófilos, que andan por el filo nunca mejor dicho, les encanta soltar perlas por su bocota y expresar sus comportamientos miserables, o descontrolados, que no tienen que ver con sus emociones. Pues, de esas pueden tener carencias, hasta una comida familiar, un viaje de negocios o una gran Boda Roja... ya sabes. 
La conciencia de clase tiene estas consideraciones morales y culturales, que te resbalan dependiendo del piso del rascacielos desde donde mires a las hormiguillas de abajo, y a los cuchillos traicioneros que vuelan alrededor de la oficina... Como la orina.

O acaso no son corderillos en brazos magistrales de Holly Hunter, James Cromwell, Adrian Brody o Alexander Skarsgard, las estrellas invitadas a este convite de postín, efectivamente. 
Se suele decir, los pobres con los pobres y los ricos... ay, ay, le has dado, la dicotomía familiar, sobre el ring de los mercados y las acciones. Con sus miserias personales, sus engaños estratificados y las desgracias, que son varias... al menos, una por noche o boda. Es decir, que los zagales, disfrutan como cochinillos retozando en el lodazal feriado de las vanidades propias y defectos ajenos. 
Y más si pertenecen a dicho rango de carteras millonarias que están a la gresca cotidiana, por quítame allá unas pajas, o millones, de nada.

Pajas mentales en sucesión, unas cuantas haylas, todo puede estallar y se calma como si nada, salvo en las cabezas, tras una cena provocativa, una salida furtiva, un vaivén de los bienes terrenales, y hasta más allá... una charla al teléfono o mensaje de la red social, que también existe, xDio.
La sesión capitular, se convierte en una especie de ejercicio de caza mayor, entre los presentes y los de cuerpo... esperando ese momento de la tele, en que los mafiosos se sienten a la mesa y se acabe la fiesta de desprecios inútiles, seres imbéciles, fuck off! ¡Es la expresión!
Aparentemente en la sombra, los poderosos copan todas las miradas y la vícitima puede ser cualquiera, aunque hay candidatos más firmes que otros, esa pareja por ejemplo, es la rehostia.

La cuestión como decía Sir William, el de las hamletriadas, bien sea por envidia, miedo u oposición, puede hacer girar su estilo de vida, en un suspiro o un vuelo. Son formas poco templadas de superioridad moral, en cualquier grado empresarial. Lo vemos a diario. 
Sólo hay que mirar atrás a otras décadas y ver respirar a ese pater familia en aquellos, que despierta el recuerdo de otras personalidades pasadas.
Brian Cox es un crack, no bursátil, sino interpretativo. Aunque se trata de un trabajo coral, prácticamente él, es el alma de Succession... con retoques magníficos que pululan, como lo fueron aquellos familiares de soaps... Estos Roy de Waystar y conglomerados mediáticos, son como los Ewing, Carrington, Giobertti o los Colby, pero con las palabras de Jesse Armstrong y la producción de Will Ferrell que ha dado un salto de gigante... y también anda en Mattel con Barbie. 

Para lo que hemos quedao... los demás, digo. En fin...

Lobeznos sin Wall Street...

Si podemos remarcar algo que representa a todas las manadas, es la acción con el macho alfa  preparando la escena para la caza... y esos gruñidos que emiten sus miembros, que se convierten en un modelo narrativo de la arquitectura familiar y algo desintegrada... porque todos tienen hambre. Grrrrr, cof cof... ¡Fuck Off!

No confundamos el término, con otras manadas, que no tienen que ver en esta estructura piramidal desgastada por la arena en el desierto en que se transformaron nuestras ciudades. Ni los embates mafiosos, como habíamos soportado estoicamente durante las temporadas mafiosas de los Peaky Blinders, o los clubes sociales gobernados por Marlon Brando, Robert De Niro o Al Pacino, que pertenecen a otra generación de escualos... Fuck off he dicho, y todos los tiempos verbales se van entonando sobre la contienda sexual ficticia, hacia los demás... Pues todos poseen lengua... y orificios que comprometer...

Estas, sus cabezas pienso, hasta parecen frías o disparadas a la paranoia, dando vueltas para esconder sus verdaderos sentimientos, e ir recogiendo la tradición de los cabecillas multimillonarios con ínfulas de depredador despiadado, o futuro cadaver sin blanca. Si no te comen en esa pecera contaminada de calamares dramáticos como cebo cotidiano, malditos tiburones de parques acuáticos. 
Es una especie en guerra continua, voraz, amante del buen yantar y cantar en karaokes, no... con miembros a diferentes niveles estratégicos, haciendo desaparecer documentos o algo, formando batallones subordinados... que se comprometen a una campaña electoral. Pero, poco... porque luego se van cortando cabezas, y quedan como traicioneros o no válidos habituales. 

Ahí, con la prole trabajadora hemos topado, mientras van observando sus propias noticias, mentiras muchas... desde las atalayas, dispuestos a atacar... o mejor dicho, hacer un meme de las redes... ¡Toma, menudo triunfo! No.
Aunque, el gran tiburón de barba blanca, sabe diferenciar y saltarse los viajes a ninguna parte, por eso es el Rey de Successión de Gary Sanchez Productions en coalición Will the Savaga con Adam Mckar, el de los Mckay de toda la vida, digo Vicio, y WB Tv, en sucesiva oleada para HBO.

Para otras empresarios, rodeados de tiburones escuálidos, políticos moldeables, pasando por cartera, boceros en medios, más pasta subvencionada, prestamistas enfangados hasta los tuétanos, muebles en escarpadas colinas, timadores varios, abogados más, etc...  Que, en un momento pueden mover la colita a sus órdenes y ponerse a lamer bolas, digo balls on fire.
Cuando el jefe pesca y dirige el bote, por ahora... es el que manda de verdad, como salido de la nada a la metamorfosis del éxigo, verdadero estereotipado cawboy de ciudad, en su gran rancho vital, que no emocional, parece, pues es el comandante supremo de las emociones escondidas. O no... depende de cada capítulo, de lo que escucha o modifica, tacha, embadurna, echa al estercolero mediático, difama, otorga... o promete, como buen pres... no, no lo diré.

De momento, triunfaremos en pos de la postverdad, las triquiñuelas comerciales, la sátira social, las sangres contaminadas de dólares ensuciados, esperando que transcurra la próxima fiesta desenfrenada, con pasta a raudales apostada en las cartas marcadas, caballos perdedores, polvos variados, retos de comensales a la cara, entradas furtivas en el baño y... un pizca de sexo irreal, como si formarán parte del Tea Party, en apariencia.
¡Ah, e insultos descalificativos a mogollón, que ya lo he comentado! Qué no pare la fiesta, no... What fuckin crazy... fuckin sharks. O garrapatas, of course.

Sin embargo comparándolos con los de la omertá y esos otros de tiros largos, ya sabes, en esta Successión la palabra es diferente, se utiliza no como amenaza, ni forma persuasiva o de dominio en el barrio de inmigrantes italianos o irlandeses, sino más bien, como signo de inmunidad hacia lo irrelevante, vanalidad a las opiniones o distanciamiento con las posturas de todo tipo de familiares escocidos. O renegados, si existen. 
Mientras los acólitos, que son una parte importante en la serie de HBO, van y revuelven, se estiran y encogen, se camuflan o hacen jadear, y reeditan los resortes del éxito de la comedia negra, que son los mejores por recordar y mandar al triunfo dorado. O mejor dicho, ácida, porque también tiene momentos de fresa como la ídem barbija...

Esto atrae a una inmensa parte de la sociedad, que se posiciona con sus gustos personales o se entrega al canibalismo ideológico, que significa esa otra tendencia agraciada por la sociedad de consumo... La crítica descarnada, y la envidia. La rabieta que enciende los cigarros habanos con verdes sobrantes de las profundidades cavernosas... Ä algunos les encanta visionar, pero no, digerir. Así es y será, don Vito y Cía. Eran otras épocas, y ahora, la farla es la farla, en cualquier rango que se sople y tiempo.
Son dos temporadas y algo, que me están pareciendo una guerra placentera de personajes decadentes, o viciados por el money, que entablan estereotipos que frecuentan los sueños o pesadillas, de muchos espectadores. Pero, que te enfrascan en una pócima de encantamiento por los personajes.
 Todos, a un lado u otro, entregados a la gran fiesta de despellejar al resto, lo que más nos gusta y observamos con devoción, si nos dejaran, a través del cristal de una limusina tintada y mujeres ataviadas con brillos de narices para abajo. 
Sin embargo, el poder también se usa contra otras familias que tienen otras prioridades, aparentemente, cuando se produce una marejada en los medios de comunicación que forman comuna por dinero oligarca o comprador de votos, en un santiamén, posicionándose a favor de unos, o los otros... eso, del dinero o del que más pague por adelantado. O lisonjas futuras. Eso incluye a representantes legales, fantasmas invisibles que exprimen la sábana, despachos ocultos en todas direcciones, llamadas a deshoras, a ver quién cuelga... o a cualquier mindundi que pase por ahí... buscando una oportunidad o acceso a reunión privada, para hincar el diente. Así de frescos somos, cualquiera que se precie, o aprecie... en el mercado laboral o caníbal.

Eso sí, si no tienes donde caerte muerto, ni primo, ni imagen telegénica... Si no eres edecán en la sombra, rimbombante o con alharacas adictivas, o sigues al mesías, ¡date por despedido! De perdidos... to the river.
Estamos a unas cuadras de distancia del Wall Street. Al lado del mecenas de cualquier ámbito de la comunicación en el mundo...

Una Historia en Re-producción...

Ahora voy a hacer un aparte... por indicación médica.

No son familias ni parecido, en la posición, u oposición si tienes otro planes, pero si recuerdan un poco al humor tan característico y repleto de faltas, venenosas o metafóricamente maléficas, que te sacan de su realidad a una especie de chiste continuo sobre la vida.
O sea que te cagas en sus vidas, a través de la carcajada. El puro sarcasmo de la levedad existencial.
Ahora, me estoy refiriendo a aquella mítica Enredo, con una colección de ejemplares que hay que ver, pasados unos añitos de nada, podrían ser etiquetas en retrospectiva, que vuelven a ponerse de moda. Tal vez sin el nivel económico, pero igualmente reina el caos en su minifundio y la degradación, por momentos, porque son surrealistas a tope, como un matrimonio desavenido, sin prole educada y con una especie de gato peludo en el sofá. Fumando además... 
Así, los hijos se despedazan, sin derramar una sola gota de sangre añeja, visceralmente enferma por las discusiones genéricas o los recuerdos, montados en coches metálicos de los sesenta, a pedales. Esa es la imagen, como fotografías en sepia del hoy, en el que vivimos una regresión o vuelta a aquellos lares, en primeras teles con poca resolución. Igual que sus peleas... mientras el general grita, se desgañita. Malditos cobardes, fuck us.

Era una batalla campal, graciosa, entre necesidades o los desplantes personales... por la envidia, puede ser, y esa trición tan televisiva entonces como mañana. Es el paraíso donde triunfan los guionistas, mecidas sus palabras hirientes por la convicción de los artistas intérpretes, que se ponen a su lado para recitar las travesías del poder y la desgracia ajena... Eh! A otros televidentes, les atraerá más, una pandilla de trabajadores de la construcción, con sus problemas en apartamentos humildes, lánzandose ladrillos al casco. No te jode, fuck off!

En esta Succession de lujos y emponzoñamientos cosanguineos, esperamos ansiosos otro lanzamiento sardónico de estulticias personales a la máscara, porque no duelen al estar armada de cemento, y que te hagan sonreir esperando un nuevo episodio a la semana siguiente, como suponía aquel otro enredo de engendros divertidos postergados a las ondas hertzianas.
Successión es todo eso y más, entresijos ocultos, devaneos con el poder... como los caballeros escurridizos de una mesa redonda al lado del King Logan. Que nunca se fuga, por cierto, en chisme televisivo con la sección de clases sociales a la distopía.

Sin duda, además de los guiones, sobre todo, son sus personajes, el verdadero acierto, una selva como colección de sarcásticos incorregibles, amantes de nihilismo, no tan poético. Patéticos condescendientes, hijos de... niñatos, calamidades empáticas, cerebros atravesados, masas moldeables como barro de campo petrolífero... entre la dialéctica elaborada y la prosopopeya elástica... Mayoritariamente,... ciegos recalcitrantes en su condición de intocables todopoderosos... o no. Depende del día... y el móvil.
Casi siempre, porque puede suceder algo (no de sucesión), un hecho inesperado que tiña la modernidad de diseño modernista, las localizaciones excéntricas o la tradición oculta del capitalismo, en cataplasma del tópico, Sueño Americano.

Este exhibicionismo amoral de los Roy y demás, a través del folklore familiar y depredativo, es salvaje y cínico, siguiendo dicha moralina de la casta que fue de la gran pantalla al petit comité de muchos, mas burlándose de su propia estirpe hollywoodiense. Donde era tan fácil encenderse en una trifulca interfamiliar, como soltar una lagrimilla en una esquina de un plató... Un juego del Monopoly, con el valor que le quedó en cartera a BlackBerry tras aquella estampida de valor en las bolsas y muy bien explicada con humor, lógica y técnicamente, en su película homónima, que recomiendo. Sin pasar por la casilla de la cárcel.
Un imperio de varios años, que se fue el carajo... Pero, debido en ese caso, a la competitividad empresarial y los cambios de humor entre amistades. Y entre tiburones al olor de la sangre, donde es complicado acabar lamiéndose las heridas del tiempo... sin atragantarse.
En este apartado de Wall Street, ¿qué me queda...? ¡Ah sí... otros puntos suspensivos!

Existen partículas concretas, nada de puntos sacrificables, que nadan bien en estas aguas turbulentas o infectadas de cadáveres a futuro. El creador de OPA´s escritas a forma de showrunner, Jesse Armstrong, que es un máquina del sarcasmo, puro y duro. El director Adam Mckay (Don´t Look Up) y su astucia para captar la hipocresía y la sátira en imágenes, como el actor Ferrell, aportando dineritos para hacer sacar a flote este transatlántico de excentricidades, de frustraciones, muecas sonrientes y elegías anticipadas.
Claro hablando de superficialidad, tengo que hacer otra de mis interrupciones y recordar el filme El Triángulo de la Tristeza del director Ruben Öuslund, para observar toda la miseria y las bajezas que podemos llegar a representar, como raza humana. La mierda salpicando, por doquier, vómitos... Y ese capitán soviético, que se emborracha porque sabe que otros manejarán su barco, hasta llegar a buen puerto... O no. La isla del señor de las moscas y la dama de la limpieza, así, en general. Un pelín desequilibrada, este peñasco.

Y es que la miseria humana, se identifica de diversas maneras en la vida... que se lo pregunten a hermanos, hijos, parejas, contratados, siervos o al Gran Padre... ese JR, Larry Hangman como rey de la CBS en 1978, dando paso a la camada de agraciados, con Angela Channing del Falcon Crest ochentero y la dorada Jane Wyman, haciendo chismes con Kim Novak o el ejemplo de la femme fatale Lana Türner. Pasando dones a la Joan Collins de Dinastía, más petrolífera que la caristía a la que nos vemos avocados en el Egipto de los faraones, un año después interpretando a Alexis Carrington y mantenida los Shapiro, cuya producción daría paso a Los Colby con Charlton Heston más Barbara Stanwick. 
Y por útlimo, en respingo acrobático, a los mismísimos Lobos de Wall Street, of course, con Mr. Scorsese sacando punta a rascacielos financieros iluminados y los tacones de aguja. Eso es el poder del dinero, y lo que discutimos en nuestras casas, para encender una bombilla de la habitación o conseguir un polvo. Ahora ya, en cualquier género o tal.

Pero... aquí no acaba la historia... 
Recordando que, de aquellas atracciones temporales sin duda, una debió ser para los sombreros de moda vaquera, con todas aquellas magnitudes manufacturadas del fondo de la tierra, saliendo a borbotones por la televisión. O dentro de los estómagos, delicados con las contiendas épicas dirigidas por el Gigante de George Stevens en la gran Warner de los 50, sin una mínima posibilidad de error, ni distración reproductiva. Los supuestos, íntegros, acomodados hace generaciones fueron y son, y el nuevo que desea ser, dar bocado al pastel, cueste lo que cueste. Esto es, la hostia. Y a hostias... y ahí estaban la Taylor, Rock Hudson, qué cosas... y el James Dean del futuro, antes de la desgracia. Accidentes de coche, uno por pedal de vértigo.

Corrían los años 20 al 30, y la meca del Hollywood clásico, eran 8 los grandes en cartel a la carrera. Estudios que reclamaban la atención del gran público con sus estrellas en luminosos de fachadas mágicas y guiones sembrados, siempre en lucha, como buen negocio de cualquier estamento o imperio... con el dar y recibir a cambio, por delante. El cine alcanzaba su zénit tras las sesiones del mudo y el sistema de estudios era todo voz... dando nombre a una época dorada de éxitos y luces intermitentes del star system. Ya indestructibles, salvo alguna historia que contar... o invetigar. Blonde con Ana de Armas y el buen director Andrew Dominik, a nuestro pesar, es precisamente lo que no queremos ver en la pantalla. Una película muy sombría y desiquilibrada psicológicamente... Tal vez necesaria, para algunos. A mí con los documentales, me vale.
Supone lo contrario al humor que viene representado esta narración y que desea vigorosamente un público, que elige la oferta multicanal. Puede que algo harto del sufrimiento generalizado ya, y el enfrentamiento social. Lo sé, por comentaristas cercanos y humildes... 
Quizás deseosos, otrora, quisieran intercambiar sus vidas por seres con posesiones inmobiliarias al tuntún y posibilidad de aumentar los grados fríos de sus viviendas. Participar de sus divinas fiestas o progamas de tv. Quzá porque existen tantas familias como sueños... o desprecios. O faltas de cariño, o con la ausencia del padre... el Gran Perdedor, hoy.


No, no me refiero al maltratado patriarcal, no...
Pues bien, aquel Hollywood emergía como un verdadero criadero, donde la carne se dividía en tiras tragicómicas como representó el Gran Gastby con DiCaprio en versión moderna, frente a la obra cumbre de Francis Scott Fitzgerald. Narraciones en la cúspide y la extravagancia, que recuerdan el cuelgue de Howard Huges en otros ámbitos, y vuelos, con la revolución industrial made in USA y su camino al imperio del poder mundial. Un país dorado donde las finanzas se convertían en una pelea interna con que doblegar los proyectos de otros, cambiarlos o mejorarlos, para la superviviencia de la gran familia del estudio cinematográfico. Ahora... viene el filme que me toca rememorar hoy, antes de la mafia de Michael.
Pero antes, una pregunta que podría provocar a más de uno de aquellos críticos de la obra del cuarto hermano, productor de la novia... ¿Qué se busca con, la creación? ¿Obra artística de calidad... o la mera, cartera? ¿Qué estás dispuesto a dejar en el camino... tu vida? Tu moralidad, ¿no? Entonces que criticarás...

Cuesta responder... porque daría para una tesis. Dejaré la ideología en un rincón y acciones pasadas, y me centraré en la producción del business, con mayúsculas. Con esa estructura mastodóntica o en manos, de unos pocos que malalimentan a cientos. Como El Último Magnate, con otro polémico en su sombra como Elia Kazan, conexión Hoover de nuevo y el sistema. Mientras F. Scott Fitzgerald, es miembro de la Generación Perdida que se basó en esas sagas de triunfadores, llevados al cine con mayor o menor fortuna, la decadencia a la contra del minirrelato de Benjamin Button, los amores convulsos a través de una línea editorial en La Última Noche que Vi Paris, interpretada por la experta en sagas gigantes e históricas, Elizabeth Taylor, y Van Johnson que firmaría en una serie con dos hermanos muy opuestos en cadena visual. 
Y en concreto, esta obra que se basa en la vida del productor de MGM, Irving Thulberg tras la guerra de las patentes y la llamada ley antitrust contra el monopolio, pero, ante la que nadie podía prevenir la caida de la fiera... Fin a los departamentos y sus labores especializadas. 

Fue la caida de una gran industria magnética, que ahora es de consumo más acelerado, digital, pues la informática es parte del negocio. A veces, no tan digestivo. Como para Arthur Miller, fue su paso por la vida insatisfecha de Marylin.
El Último Magnate reproduce sus últimas visiones, a través de la mirada encaprichada de Mr. De Niro, sin ordenadores, ya como estrella vital con currículum creciente en busca de otros taxis, toros salvajes y familiares, cuyo personaje recayó anteriormente en Gregory Peck en Beloved Infiel, junto a Deborah Kerr. 
A la que seguirían versiones diferentes, con Malcolm Gets en aquel título Mr.s Parker y el Círculo Vicioso, o representaciones modernas del mismo tema, por Richard Chamberlain, Timothy Hutton o Jeremy Irons. En la misma piel de aquel jefe de estudio, jefe de productos Metro en cine, con visión para el éxito empresarial y la taquilla, y que fue ennegreciendo (entiendes no), cuando se perdió el poder de la exhibición y el método de contratación de estrellas, hacia el ocaso. Y curiosamente la pequeña, la competencia del medio naciente entre ondas. 

Marilyn Monroe marcó un camino, como una rebelde Miss Hepburn o la misma Miss Taylor. 
Y al otro lado, al frente de la MGM, estuvieron el gran Louis B. Mayer y The Wonder Boy, con ojo excrutor para adaptar buenas historias, pero en idilio que terminó románticamente con un fundido.
El guión se embarca en sus últimos días de supervivencia, tras cierre de telón, perfumado en alcohol contra el desengaño amoroso, arrastrado a un panorama matrimonial complejo y enfermizo por los estudios encharcados, rodeado de la depresión de una mujer y relaciones adúlteras... Se parece o no, ¿a algunas vidas de Succesion...? 
En el fondo todas se parecen, por parejas, puesto que si no eres rico y persigues estas relaciones, no mereces que un premio nobel te dedique una novela o un ganador del Oscar, prefiera dirigir una película sobre Don Nadie. Eso lo hicieron los estudios italianos, españoles o franceses, luego suecos, donde el divorcio fue el cambio. Lo sabe hasta Don Marcello Mastroiani, chac. 
Bueno sí, también las hay en USA... pero con altares estelares en sus épocas en blanco y negro o technicolor, o en el independiente. O los superhéroes que no resisten el panorama de la humanidad y sus nidos amatorios.

Efectivamente en 1976, The Last Tycoon no está separada de la tradición de esas familias regentes de la televisión y el Séptimo Arte, los medios de comunicación en Succession, a la búsqueda de los suculentos beneficios. Pues en la vida del mercadeo, no todo se compra y vende... como el amor dicen, que no será correspondido en parte en al película... Y en la vida... Y en esa pareja de Sucesión... 
Si bien, siempre hay un jefe que manda a otro menor, y Robert Mitchum se las conocía todas para ser doblegado o timado, plantea al hijo, más o menos adoptado en la cúspide, sombra de Robert de Niro... que se lo haga mirar. Pero el personaje también se las sabía todas ya y buscaba algo más. 
Por el contrario, en este momento de visualización de la serie Sucesión, no lo tengo del todo claro aún, me muevo más por las tendencias sociales y mis propios pensamientos críticos o alegres, que por la realidad del guión. Habrá que esperar al III y IV, hombre ya.

El amor y la boda...

Esto de las bodas, es un sinvivir. Fuck! Que se lo pregunten a Robb Stark. Nada que ver con Lord Star, salvo en la discusión sobre la convivencia con los amores.
En otros lares, reinaba la obscuridad entre hermanos, como sería en Hombre Rico, Hombre Pobre, con el maléfico  Anthony Falconetti interpretado en parche oscuro, por William Smith. Un actor que tuvo ojo con Jerry Lewis y como padre, no recuerdo parche, parte de nuestro pequeño Conan de Cuenca... 

Como curiosidad comentaré que aparecían en esta serie mítica, Peter Strauss y el poderoso Nick Nolte haciendo el humilde boxeador, un joven Bill Bisby como futuro Bruce Bunner al lado de Lou Ferrigno, el mítico Ed Asner inolvidable Lou Grant, y el mismo Ray Milland, que interpretó a un escritor alcohólico junto a Jane Wyman, next, para The Lost Weekend del maestro Wilder. Y que mató hithcocknianamente en el cine en alguna que otra ocasión, o igual andaba por el set de El Gran Magnate a la par que Gloria Grahame, actriz en Los Sobornados, En un Lugar Solitario y Cuativos del Mal. Obras maestras las tres, con amores terribles en magnífico blanco y negro.
Esta última con el gran Kirk, que ya me diréis si no tiene que ver con el temita intentado cardar la Lana, declive de Blackphone-imperium y la producción de éxitos glamurosos de Turner.

Pero antes de atravesar el último set de rodaje, y los últimos platos del convite, introducidos en la obscuridad por la visión del futuro de la producción, el Magnate va hacia una nada absoluta, quizás... 
Recordar en Mr. Kazan production y los pasos del desligado de todo, de la vida, a todoterrenos de la actuación como John Carradine y Seymour Cassel, Jeanne Moureau, Tony Curtis, Dana Andrews, una jovencita Theresa Russell, Jack Nicholson de guía sindical de guionistas y ahora, en huelga como allí, next nexo... ¡otro tema que te resuena! Y a Donald Pleasence... ¡qué decirrrr! Genio a ciegas. 
Pues nada, que también estaban comenzando Anjelica Huston y Peter Strauss por ejemplo. Jeje, otra. Y un hombre de los que son necesarios también, pues el actor de reparto casi desconocido hoy, Jeff Corey, trabajó en un capítulo al menos... de todas las series habidas o por haber, he dicho. Mi sentido homenaje a ellos.

Sin embargo, a pesar del interés de la obra del traidor Kazan, sobre todo, en los momentos de recorrido por platós decadentes, los cambios entre escaleta fílmica y la vida real, y ese trasfondo romántico, más bien platónico... el contar que, el director fue alumno de la escuela de Lee Strasberg como De Niro... y cuya esposa, estuvo en la mente de la Rubia de Hollywood, quizás políticamente, no se sabe. Así el tema no cuajó del todo, como el filme que se estanca al no alcanzar grandes momentos intensos y recordados, a pesar del espectacular reparto y que contase con guión adaptado de otro nobel como Harold Pinter... y el revolcón en aquel catre a la intemperie. Por otro lado, Pinter autor del texto de El Cuento de la Doncella, La Mujer del Teniente Francés, menudo amorío... la magnífica El Sirviente o El Mensajero, ambas de Joseph Losey, y curiosamente, una pequeña historia llamada Tea Party, tan a cuento. 

Y El Portero, interpretada por Robert Shaw, Alan Bates, como dos hermanos enfrentados en el apartamento, y Donald Pleasence, el vagabundo incitador del conflicto. Si es que era necesario, pedir más.
De Enredo a el gran Tycoon, en cero coma... ya ves tú. Velas...

The Fucking Family...

Este es el humor alocado, indiscreto y retorcido, pringoso como el fua de pato o los huevos de caviar, pasados por la guerra... que se avecina. En cambio algunos, prefieren una burguer y un simple refresco gaseoso, mientras se cae el mundo a sus pies. O consiguen, ¡un reloj! Su tesorooo, en sociedad...
En eso, apenas hay diferencias (salvo el tamaño de la cartera verdadera), porque todos consumimos... y deseamos cosas, viajes... chicas. Palacios, tal vez... Él también, porque sabe arrimar la bragueta, o no.

Este es el gran secreto de Succession, además de acontecimientos bélicos en las bodas... tal vez, fuenrales, quién sabe... Y él, su personaje y la pareja que le anima por doquier, por arriba y los abajos, serán parte importante de la próxima entrada del blog sobre esta serie... ¿Seguirán siendo pareja de hecho? ¿O volverán a las andadas, y se tirarán los insultos a la cara? ¿Se convertirán en pervertidos sexuales...?
Y los chicos, ¿se harán daño como los hermanos de otras series? ¿Y el gran jefe, qué sentido tiene todo lo pelead? ¿Se hablará de más millones, y helicópteros, y yates deslumbrantes... ? ¿Aparecerá por casualidad, Woody Harrelson...? 
¿Cuántas variantes escucharemos en los finales de capítulos, del soundtrack de Nicholas Brittell? Una banda sonora que parecía algo insulsa, pero que ha ido adquiriendo empaque con su dramatismo epopéyico.

Si desean conoce las respuestas de, mi primera mano y segunda parte contratante sobre la pelea de gallos en los negocios, no se pierdan los siguientes capítulos de ... Succession. 
Amaos los unos a los otros, como hermanos... Y si no, que les den a todos, fuck off! 


jueves, 25 de marzo de 2021

The Sinner: Season III


De cierta manera, se podría definir a Harry Ambrose como verdadero fantasma-detective, que pulula por la Tierra, rodeado de almas en pena... también porque investiga sin hacer apenas ruido.

Su recorrido existencial, si existe, está exclusivamente alterado por algunos crujidos de su osamenta, condenada a una penosa ciática. O castigado con jadeos producidos por anteriores sesiones de sexo desnaturalizado, persecuciones mentales y varios encuentros venenosos.

Interpretado por un inconmensurable e incombustible, Bill Pullman, sigue los pasos del personaje creado por la novelista germana, Petra Hammersfahr, en el conjunto de paisajes del estado neoyorquino. Sobre todo, es un investigador inteligente, inestable, adictivo, observador y casi imperturbable. Esta vez, siguiendo su propio reflejo en el espejo de la obsesión o aquellas pisadas inconsistentes que poseen evidente calado psicológico.

Filosofía del Crimen.

En este último caso III, la mente es algo parecido a un agujero negro, pues todo lo devora, hasta la permanencia del odio o la venganza. Lo oculto a los ojos, se concibe como un línea de posibles acontecimientos sangrientos, con sorprendente violencia, aunque menos que otros elementos de anteriores. 

Sus enfrentamientos con el crimen patológico o sexualizado son excesivos, sus métodos son racionales, sus expresiones se caracterizan por un predominio social y cultural, que sobrepasan las expectativas de cualquier aficionado a la investigación policial. Aunque no sea tan categórico,  como luchar contra la capacidad de tergiversar la palabra del asesino de Seven, las entrevistas escandalosas de los Mindhunter, la eficacia deductiva del famoso Sherlock Holmes o la crudeza de otros episodios cinematográficos del siglo pasado junto al archiconocido Hannibal Lecter. Frente a Clarice, claro, que vuelve por sus fueros.

Su filosofía investigadora, divaga entre la retórica y la dialéctica. Vamos que le gusta la lengua, en sus medidos términos. Le diferencia de otros cerebritos o sabuesos sesudos a lo Conan Doyle, excepto aquella atractiva película de Mr. Billy Wilder, esas presuntas desviaciones sexuales, viciosas bajo los efectos de ciertos productos químicos que alterarían la realidad o una reflexión profunda. El metodología igualmente se fundamenta en la psicología del criminal, en la experiencia, sin desfallecimiento lógico, a pesar de los muchos rodeos para alterarle y el desvío proceloso de las pistas argumentales o huellas borrosas que se ven en el lugar de los incipientes hechos.

Ya que los comienzos son tortuosos y sacuden al espectador. Aquí con un simple accidente motorizado, nos vemos involucrados en un altercado que nos acerca filosóficamente al pensamiento de Nietzsche, bajo la penumbra rebelde de Maxwell Caufield. Entre el centeno sociológico, el abismo familiar o amistoso, y la distorsión de un nuevo horizonte de sucesos que nos aproxima al caos, la conciencia rebelde y la delgada línea con la muerte.

Viaje al Fondo de la Mente.

Comprobaremos, quién devora a quién en este agujero negro de obscuridad mental, y donde se camufla la perversidad, la punta piramidal de una persecución que se parece a una caza, un juego suicida o la necesidad de prevalecer en la cúspide de la depredación... Siempre existen sensibilidades inocentes, ya sea una estudiante o la idea de un altruista sociológico, supuestamente.

El niño de entonces, aprendiz de la inestabilidad futura, ya no es tan puro ni maleable, sino emerge como la estampa de un caleidoscopio de voluntades, que modificar a su antojo. Construido al borde del mismo abismo, hasta el deseo de que sus huesos entierren esa decadencia atemporal que nos asola. Pero, serán ideas desarmadas por la lógica, que sobrevuela el campo de centeno y el barro ideológico.

En la mente, esta vez, se limita la extravagancia de los impulsos sexuales, aunque no los peligros de una educación supervisada por la mentalidad alienada. Hoy, solamente nos enfrentamos a nuestros propios fantasmas. 

Es decir, al interiorizar las diferencias ideológicas, las dudas existenciales o inestabilidades psicológicas, con los demás, somatizamos esos mediáticos sucesos criminales, que se perpetuaron en nombre de un ser superior... Ser o no ser, The Sinner.

En esta serie transgresora visualmente y en especial, durante la segunda y esta tercera temporada, consagrada al actor Bill Pullman, el detective parece más inmaterial que nunca. Apunto de convertirse en un personaje de ultratumba o la misma conciencia del personaje del actor Matt Bomer, que residió en perversiones con La Matanza de Texas o la serie American Crime Story, además de Supermanes y su pasado heroico como futbolista de Dallas Cowboys.

El viaje es interior, como el cerebro es electricidad, energía... pero recorre surcos enterrados o fosos sin luz, que reconocemos mediáticamente. Son tendencias recurrentes de la irascibilidad, la memorización confusa que lleva a la trascendencia metafísica y, por último, el sufrimiento. El agobio llevado a sus últimas consecuencias.

Por consiguiente es un viaje que, muchas veces, no tiene retorno...



Lo Oculto...

En este mundo de depredadores e iluminados, víctimas o no, la idea de futuro y la reproducción de la especie, significa alimento para siguientes generaciones. Donde el padre se puede convertir en el hijo, que otrora fue. El discípulo reconvertido por condiciones ambientales o sociales, que va guiando al alma inocente, hacia un presunto salvador. O la imagen iconoclasta, del Superhombre. Ahora en contra del libre albedrío, ni fe superior que promulgara la historia de Zoroastro o Zaratustra. Qué alguien o algo nos pille confesados, observando la historia de la humanidad... más deshumanizada. Esto es, el control mental.

Es curioso según observamos el pasado, a través de la experiencia, como los caminos filosóficos se estrechan, entrelazan y divergen, se confunden en la búsqueda de preguntas sin solución. Viendo en tres elementos dispares como la visión cosmológica, define lapsus temporales o pensamientos que se dan la mano, en cada momento de nuestra historia contemporánea. 

El escepticismo creciente arrojó la filosofía empirista de Hume que nació y creció en una familia noble, hacia dicha experiencia y la lógica analítica; mientras que Immanuel Kant que influiría en la dialéctica nietzscheriana posterior en ciertos aspectos, con su crítica de la Razón Pura, fue hijo de un simple artesano y pensaba que, todo vicio es resultado de la ignorancia personal. Y que el hombre en sí, no desea el mal. En contraste Friedrich Nietzsche, se opuso en los últimos años de vida al antisemitismo circundante y al cristianismo (famosa la muerte de Dios), pero animó a la izquierda de la Alemania a finales del XIX (más anarquista). El filósofo que nació de un pastor y fuese amigo de Richard Wagner en algún instante, luego se considera fuente de la expectación del poder hitleriano y la "nueva derecha", precursor de la idea del Übermensch y la voluntad del Poder. La ambición que tanto nos asola y asesinó a millones.

En ese triángulo nos movemos, de puntillas, al borde del abismo. En fin volviendo a la ficción o algo por el estilo, a cierta energía creativa por así decirlo... El Superhombre, podría ser un ente superior, radical en sí mismo, como pregona el maestro ideológico y extremo, Nick Haas interpretado por Chris Messina y este discípulo esclavizado mentalmente, Jamie Burns. 

Concepción.

La idea nihilista de la juventud, se ve atacada por el encaramiento actual del Eterno Retorno, como cremación y nuevo renacimiento sin fin. Otra fe ciega idealista, hasta conseguir adquirir o querer, una completa humanidad, con la idea del Superhombre. 

En definitiva, querer, elegir amar la vida tal cual es, el Amor Fati. Incluido el sufrimiento, hasta la muerte. Ser Prometeo en vida, una y otra vez, creación como concepto, destino, enseñanza, amor o amistad, por toda la eternidad. Avisando en The Sinner, que este concepto puede transitar en ambos sentidos. Lo feo y lo bello, lo malo y lo bueno, muere.

Todo comienza de la nada. Si bien los hijos, en contraposición, poseen genes y una información que puede demarcar el camino en sus vidas. A pesar de la educación, que también sería una parte muy fundamental y emocional en su formación intelectual o conformación del ser. En cambio, ciertos rasgos pueden ser cambiados en el proceso, deformando la realidad, hasta llegar a algún punto de ruptura con la realidad, las relaciones amistosas y ese definitivo amor.

El Caufield de El Guardián entre el Centeno, perseguía las mismas tesis destructivas y peligrosas, sumergido en la raíz de una decadencia moralista y social, que lo convierte en un producto inexorable de la desesperación, la destrucción de toda lógica y de sí mismo.... hasta el suicidio como última frontera. La muerte en estos términos, es la ambigua regeneración del todo, la concepción de lo nuevo, pero el detective fantasmal, puede discrepar de estos silogismos. Aunque por otros motivos, coquetee con ellos y se deje arrastrar a la profundidad de la obscuridad, en busca de su objetivo oculto.

Lo excelso y profundo, decae, crece la fealdad de la guerra y la destrucción. Una deriva a la involución de las expectativas, que podrían crear una nueva circunstancia natural, o en contraposición, el no-retorno... el fin o la nada.

Observo, luego aprendo.

Maestro y aprendiz de futuro maestro, o nadie. Envueltos en la tenebrosa presencia de un desconocido horizonte de sucesos, por acontecer... o nada. 

La duda, prevalencia en Descartes, es lo único que nos haría seguir adelante, pues la incertidumbre del agujero de gusano, nos atrae y fascina, aunque tememos a lo desconocido. La búsqueda de la perfección, es como ese viaje a lo infranqueable, sin conocer bien el próximo movimiento en el tablero de ajedrez, que es la vida.

El resto, olvido, dolor y hasta la muerte, también nos hace dudar de nosotros, incluso la palabra con el tiempo... pues mira que se han escrito teoremas, historias, opiniones o ideas... 

Por sus rasgos familiares o laborales, divergentes, destacan las interpretaciones, sean maduras o incipientes en la serie. Igual que atrae nuestra atención, un guión escondido bajo el crecimiento  del elevado centeno, según  el creador Derek Simonds y Antonio Campos. Amigos, de la distorsión mental, lo innato y lo aprehendido.

La historia The Sinner III, el Pecador original, va tocando los palos de esta criminalidad que transgrede las reglas de nuestra realidad, perforando la piel purulenta estigmatizada por la  globalización, posiblemente enfermiza, y que tiende a la soledad o la frustración fina del individuo. Todavía queda mucho por aprender.

Las dudas continuarán su multiplicación exponencial, potenciadas por las redes sociales y la ocultación, en un superpoblado planeta, más los que vengan en el futuro.

Necesidad.

Pertenencia a un grupo. Rasgo que conciben las diferentes capas sociales, como aquellos viejos anfitriones metálicos que buscaban su identidad, siendo una copia de nosotros mismos. Una alteración infinita de la misma realidad.La discriminación o el rechazo, alimenta la psicopatía silente de los seres humanos, desviada por valores materiales o espirituales, que provocan lo peor. Esto es retratando la liviandad del caos. 

Con casos imposibles a priori, sugestionados y superados en muchas ocasiones, por el visionado de los sucesos durante las noticias de televisión. La necesidad es causa o efecto, no lo sé... 

Claro, Mr. Ambrose es también un pecador. Durante su primera temporada (interpretada y producida por Jessica Biel), nos turbó con un acto violento inicial, que tapaba la trama de violencia genérica y de dominación sexual, alrededor del sadomasoquismo aceptado en pareja, o no... Y que en la segunda entrega, discutía y penetraba en las base de la paternidad, la educación y esa situación patológica de hijos, en evasión a la experiencia traumática o una desnaturalizada comuna de pasiones físicas entre voluntades. Una magia espiritual que parece anecdótica actualmente, en comparación a desviaciones culturales en el tiempo, que devendría después. 

En todas ellas, vamos captando mental y físicamente, daños que se infligían en la dermis del investigador y que en esta última sesión de The Sinner, deforman en extractos filosóficos sobre la amistad y la enseñanza. De igual modo, enfocan la psicología de los espectadores frente a la pantalla y la visión cognitiva de su cabal protagonista.

Por tanto, The Sinner III es un viaje oscuro al fondo de la mente, dejando formas artísticas como aquella metafísica película de Ken Russell, pues rebusca entre el centeno y ciencia, aquellas manipulaciones que giran al adoctrinamiento o la educación ideologizada. Con el peligro de crear verdaderos monstruos o volver a un estado de primitivismo, la involución.

Naturalmente, el principio del hombre es siempre seguir adelante, evolucionar a mejor si es posible, como todo lo que nos rodea. Aunque en nuestro mundo actual, se descomponga la comunicación en fuentes interesadas, posiblemente por factores económicos o políticos, y donde la educación se ha convertido en una obsesión discrepante, que trata de disgregar la realidad histórica, fomentando la necesidad de pertenencia al grupo. 

Los métodos deductivos se ven condicionados por la necesidad de lo inmediato, donde el educador a desea dejar un rasgo indeleble de su ideología al instante. Difuminando campos o materias, centeno, que no corresponden a un individuo o institución pública. 

El personaje de Matt Bomer que crece exponencialmente, hasta cambiar físicamente, reflejo de ese peligroso descontrol o adoctrinamiento, al contagiarse como segmento más débil de la cadena depredatoria. Existen ejemplos de ello, que no viene al caso comentar, pues sirvieron para zaherir la memoria de inocentes o el fin de la cultura, así como promover otras diferencias intelectuales.

El fantasmal detective, necesita saber... La observación es primordial para establecer las conexiones ocultas, las diferencias en personalidad con sus investigados, reflexionar sobre sus debilidades... a priori o causal. Sin alterar las pruebas, pues su ética parece también innata, a pesar de los inconvenientes personales, el dolor... incluso por encima, de entes mediáticos, ideas colectivas o presiones de superiores en cargo.


También necesita ser gélido, apartarse de condicionamientos patológicos que podrían desviar su atención, si puede del, amor... Persigue temas profundos a ideas metafísicas, como la existencia de un ser todopoderoso, pero su rival es el mal. Por encima de todo, incluido la muerte.

Exaltación, del Niño al Superhombre.

Ahí es, donde radica su actividad neuronal y anticipada, el detective activa ciertos resortes de defensa, ante la exaltación del rival. Aunque deba escarbar en el hoyo mental, hasta quedar sin aliento, donde el foso oscuro es fuente de peligro o al borde del precipicio. 

Harry Ambrose, no se considera un superhombre, pues conoce excesos o vicios, los problemas de una paternidad, las obsesiones a cuestas, la responsabilidad... las dudas. Lo que lleva a un joven a transformarse en un horrendo ser, de pie al borde del abismo. 

Para ello, se deja convencer, adopta cuestiones grupales, casi como colegas de toda la vida, buscando un acercamiento a la depravación, la embriaguez de esa inmadurez; gracias al dolor arraigado y la experiencia, lo que convertiría a los niños en peligrosos hombres endiosados. 

Indaga con el poder de convicción y la inteligencia, no un superpoder, para no despertar desconfianza en el investigado. Cuestionan apariencias y gestos, con criticismo, pues esconden hechos que pasan desapercibidos, para principiantes o demagogos más interesados en cumplir el expediente o tender un velo de silencio profesional.

Mientras, nosotros aficionados a la investigación criminológica, nos hacemos preguntas profundas sobre racionalismo que destapa las disquisiciones metafísicas, en la existencia o no de un ser superior. El nacimiento o el crecimiento de nuestra insoportable levedad del Ser.

En apariencia, no existen diferencias... héroes o villanos, carne o metal programado, como niños, ciencia o pensamiento... soldados o quemados, en el interior de un carro blindado de la WWII... En la perspectiva de un oráculo de carácter perverso, agonizando como HAL9000, lanzando consejos liberticidas en los estertores finales del miedo. Un círculo inagotable, dramático, hasta el final, una y otra vez.

La exaltación de la mentira, es kryptonita que envenena la fisonomía de Supermán, de manera que el superhombre se muestra como un simple y apático ser, inocente. Al borde de terminar con todo. Quizás, el niño recogido en la placenta de 2001: Una Odisea del Espacio.

El Detective... y la muerte.

En esta situación de sublimación, infinita, el inocente de clase media o acomodada (como otros en el pasado de la serie) posee pretensiones adulteradas por experiencia confusa, por palabras que tratan temas fundamentales con cierta escatología demagógica. Hasta la pérdida del yo, alienación. 

La exaltación del maestro, con algunas tendencias suicidas, está catapultada por la necesidad de mutar en la piel del pupilo. Sin embargo, debemos comprender los factores internos que diferencian una venganza con raíz social que genera seres incompletos, o monstruos, a una mera venganza personal.

La singularidad de ese desorden emocional, disfraza la aniquilación de un sistema de valores, en decadencia, desconectando la realidad, en errores que descargan la culpa, sobre otras causas más generalizadas. Escondidas en la masa.

La superioridad intelectual y moral del maestro, en esta temporada de The Sinner, condiciona esa estructura distorsionada de la debilidad humana, que puede mutar a peligrosa o mortal. Incluso para el futuro iluminado, o un ofuscado policía en un pozo de otros deseos. Miedo, por sus seres más queridos, el amor... la descendencia. Su futuro superhombre o woman, esta vez menos violenta a priori, que supuestamente "no necesitaría" de estudios para serlo, sino únicamente, desprenderse de relaciones familiares o estos afectos con la infecunda sociedad. Por ende, la voluntad sería la verdadera y solitaria salida...

Si evitamos este camino errático, no ciático, en una sociedad con múltiples realidades o singularidades escondidas, posibles "superseres" acabarían en el fondo de un abismo, cubiertos de polvo de kryptonita... sin sangre de... inocentes.

La historia del Caos, fue estudiada por el pensamiento de antiguos filósofos, racionalista o empirista, en busca de respuestas para lo trascendente o evasivas de lo evidente, la construcción de la sociedad. Eran maestros del saber, que dudaban de todo, basados en la observación o la experiencia de los otros, la historia escrita por otros, o ciertas creencias relativas a la fe... que desconocemos por completo. Y por consiguiente, no racionales. ¿Qué significa la vida y la muerte?

Se idearon remedios culturales a esa anarquía, que escondía de rasgos equívocos de conducta caótica del individuo en masa, o la crítica del pensamiento. ¿Qué resortes residen en la mente?

Posiblemente, aquí se estableció la profunda diferencia entre dos nociones filosóficas que perduran hasta nuestros días, como el perro o sabueso y el libertino gato. Filosofía o ciencia, metafísica o fe, la esencia y la materia. La obra maestra, o un simple disfrute sensorial para el observador.

Así nuestro fantasma en serie, tiene dos formas, la enfermiza materia ensombrecida por el éxito de sus casos resueltos, o quién sabe, mostrarse como un ser especial, algo superior en conocimiento. Que ha encontrado la respuesta a alguna cuestión, o simplemente saber que no existe, frente a compañeros de trabajo, los medios, la familia o su amada...

Ambrose es lo que es, profesional, intenta de evadirse de esa perspectiva, si no se descompone metafóriamente en la profundidad de una fría fosa, olvidándose de, una obsesión.

La metáfora de los atípicos de la serie Westworld, sombras de humanos engañados totalmente o idealizados por la necesidad de una vida, no prefabricada., no creada por una mente de rango superior... por ende, agraviados. Existe cierta condena de los personajes de The Sinner III, como si fueran guiñoles sobre una realidad suplantada, rota de valores, como anfitriones biotecnológicos que cuestionan el pasado filosófico. Donde el crimen mutaría a un simple juego determinado por la decadencia social o un simple y salvaje, martirio existencial a priori. Peligros  de suicidio, o de muerte.

Por tanto, los males de la humanidad, se repetirían indefinidamente, sin salvación, hasta la exarcerbación del caos vehemente y al fin, exhibicionista.

Pero él, no es un superhombre, es un detective fantasmagórico, que divaga arrastrando viejos pesos. Un mortal, al fin y al cabo.

Fin del Camino.

Esos seres casi clónicos, son... ¿causa o efecto de nuestros errores? Quizás, una patología consecuencia de un efecto desnaturalizado, paradoja del eterno retorno.

Es lo que busca el Guardián, una copia de sí mismo, oculta bajo una capa de falsa singularidad, un ser asintomático de emociones...

Las grandes batallas, han conformado una cultura de la muerte entre los hombres, incluidas las producidas en la actualidad de manera silenciosa, que surgen de las diferencias sociales, religiosas o políticas. Excepto las que se producen por efectos de padecimientos o posibles alteraciones psicosomáticas a priori, acrecentadas en muchos casos, durante los primeros momentos de crecimiento intelectual o la máxima debilidad cognitiva. 

La observación en The Sinner coexiste con esos paralelismos metafísicos, esos parámetros violentos o los huérfanos metafóricos de la historia. Aborda los recuerdos sádicos o sangrientos, en varias temporadas que serán cuatro y no sabremos cuál será la penúltima estación. Los que nos producen estremecimiento general, enfrentando esa pérdida de rumbo que desborda la racionalidad, o sentencia a futuros superhombres como replicantes llevados al matadero. 

El conductivismo de una necesidad espiritual, no reflexivo, que puede cambiar el orden de nuestra moralidad o la racionalidad, caer en la matrix elaborada por un dios menor u hombre imperfecto, con cierta dosis de grandilocuencia. Y por tanto, sin experiencia, sin memoria.

Ambrose, se ha desprendido de ese halo... o quizás no. ¿Qué sorpresas nos serán reveladas en el futuro...?

Por ahora, en The Sinner III hemos seguido sus pasos, a través de la percepción filosófica y patológica, entre la trascendencia y la muerte. Según el nihilista alemán Friedrich Nietzsche, en contra de la teórica percepción de Immanuel Kant (más cerca de Hume) para hablarnos sobre el poder sobrenatural de un ser supremo, entre la célebre idea de "Dios ha muerto" y la consagración del SuperHombre. El centeno de la cuestión.

Por consiguiente, sé bienvenido... Abrid la puerta al universo introspectivo, de la crítica de la sociedad moderna y el revolucionario conductivista con El Guardián entre el Centeno, del novelista neoyorkino Jerome David Salinger

La causalidad, dejando los factores innatos del individuo agresivo, para intentar discernir si fue lo primero, la gallina o el huevo... el crimen o la enfermedad mental.

Atípicos dispuestos para la violencia... tan inconformistas como el guardián protagonista y haciendo correr la mecha, influidos por realidades engañosas, provenientes de una mente suprema o red suprema, que desconecta o rige su propio universo.

Así el detective, sigue arrastrando sus cadenas y dolencias, persiguiendo a un hombre que, en ciertos aspectos se cree una deidad aparte del resto, y es igual al resto. Alguien que pretende elevarse como ella... Frente a la inocencia o la pérdida de ética. El adoctrinado en cambio,  necesitaría esa exaltación última, ya que... más que inocente, es débil.

Amo es una presencia fugaz que asusta a su discípulo, sobreexcita, que promulga la exaltación de lo que no pudo ser, al otro, al quedarse oteando el campo de centeno. Cuando el guardián quedó atrapado en un amasijo de madera podrida y clavos, cuando todo para otros, consistía en simple juego de mentiras peligrosas.

Al final, parecemos una copia no tan necesaria. Frente a los límites de una esencia piadosa que guiaría a los demás decadentes, como marionetas, o al contrario defendiendo la misma libertad del individuo. El libre albedrío, para equivocarse o no.

Dada la capacidad sensorial y cerebral de nuestro amigo, posible inspector de policía (pero parece no interesado en ascensos), a pesar de dolencias habituales y otras más internas... se podría considerar como filósofo de la verdad. 

Si es que eso, existe, como difundía Matthew McConaughey en sus pesquisas metafísicas o dudas existenciales; tal vez, fuera un mero intento de salvador para unos inocentes que caerían, como el niño de la segunda temporada, o como otros sobre el campo abisal descrito por J.D. Salinger

El próximo, puede ser recuerdo o reflejo, de un maltrato psicológico, que persiste a la exclusiva y todopoderosa, soledad.

Hasta decir o pensar, en la profundidad del abismo, sólo sé que no se nada...


Big Black Delta - Huggin & Kissin

Three Days Grace - Animal I Have Become

lunes, 22 de julio de 2019

Big Little Lies (Season I).

Sentado en la cima del mundo, quedóse en silencio. Mirando a un horizonte sin límites, observó hacia su interior. Nos contó sus historias con pasión, y sin él, nuestro corazón se distrajo en un valle de lágrimas... con dos letras e, éxito y emoción. Gracias por el viaje, Jean Marc #rip


Así, atravesamos una quinta parte del siglo XXI, cuando nos detenemos a contemplar (sobre todo, en el momento de una noticia terrible, que en el momento de este comentario era una pandemia...), cómo en nuestros días, los padres se mueven por la escasa responsabilidad educativa, con ciertas dudas. Muchos, buscan una protección absoluta, que mantenga el futuro de su apellido tras una burbuja infranqueable... Incluso a salvo de virus, humanos.

A veces, Una línea demasiado cara y permeable, en un mundo automatizado, fácil de atravesar por determinadas infecciones modernas u otras afecciones de siempre... pongamos el acoso. Es la presión adicional a la que se someten familias y profesores. 
Y eso nos produce un dolor tan incómodo y soterrado, interna o socialmente, como si nos arrancaran todos los dientes de cuajo... Pues la sangre amenazada, es la familia.

A la hora de educar a los hijos, mayormente amarrados a una consola,sin explicar suss instrucciones o tratando de subir el volumen del juego, que expulsa tinta de calamar. Se camufla la responsabilidad de la educación, en manos de profesores en instituciones privadas o públicas. No siempre tan acertadas, también hay que decirlo.
Esa seguridad tan hermética, de puertas para adentro, sobre pantallas luminosas, que de manera sorprendente, no son aireadas con información necesarias.  Olvidan oquedades en sus cuentas personales que se deslizan sobre las bulliciosas y peligrosas en ocasiones, tormentosas redes sociales.
 Ya está, hemos creado un mundo de irrealidad protegida, agujereada como un alma sin rumbo... 

Determinadas producciones se hacen eco de ésta, cierta displicencia, Jean Marc, lo sugiere con música, desde el principio de su carrera. Para desengrasar, con polvos de estrellas.
Algo que suscita polémica, si las cauterizamos aparentemente con derivaciones personales en un hogar apartamentado, no controlando las ranuras o enseñanzas asfixiadas, al alcance de inocentes manos e inmaduros cerebros, que combaten en un guerra generacional... Ojo, también entre ellos mismos, a ciertas edades que germinan en determinadas personalidades y odios.

Es el caso último que comprobamos, viendo las repercusiones reales de un documental (y que no tenía previsto visionar por cierta desubicación psicológica), que desarrollaba unos terribles antecedentes de la juventud actual americana, que puede residir en cualquier memoria. 
Fueron acontecimientos perpetrados entre dos niñas, de una pequeña población de USA y el seguimiento que fragmentó su destino, con la voluntad secuestrada por determinados chats o cuentos de terror. El fantasma de dejadez o falta de control, se convierte en imagen alargada y oscura, también surrealista y bastante grimmiana de Slenderman. Terrorífico es poco, como sería  acabar en Gijón con un recién nacido a cuchilladas... sigue sucediendo hoy, con habitualidad.

Como dije, hay espirales mentales que terminan en agujeros negros profundos, cuando se percibe cierta debilidad racional, ya que debemos siempre estar alerta y vigilar para no salirse de su realidad diaria, concentrada en unos pocos bits. Es decir, limitar contactos con la ultraviolencia de nuestros días (recuerda a Stanley Kubrick), ejemplo válido tanto para familias humildes como adineradas, arraigadas o desestructuradas. Donde los profesionales, asimismo, deberían tener su parte de cuota en la vigilanciam siempre que lo permitan... algunos padres... esos padres, identificados por todos. 

Especialmente con mirada documental, si sois admiradores del obstinado, inteligente y gigante Stanley K. con sus recordadas películas, tras lanzarse al frío espacio o hacia la violencia contemporánea y fálica; podéis disfrutar conociendo algo más de su vida cálida en el interior y su exhaustivo método de trabajo reflexivo, con el documento gráfico y notas manuscritas a su chófer privado, discreto colaborador y amigo íntimo, llamado Emilio D'Alessandro. En el disfrutable título Mi Amigo Kubrick (S is for Stanley, en inglés y al descriptivo italiano Trentanni dietro al volante per Stanley Kubrick), dirigido por Alex Infascelli (Almost Blue), que permite hacerte una idea del funcionamiento de la mente del genio y su sentido práctico de la amistad, la protección animal o el desarrollo creativo de una obra cinematográfica, fuera de lo común. 
Las palabras secretas quedan engrandecidas con el paso del tiempo, ¡qué historia más mágica y entrañable! Cualquiera no echa una lagrimita... no sobre la Arena, sino sobre el arcaico celuloide.

¿Mi verdad o... tus mentiras?

La guerra ha estallado. Todo parece ocultarse tras malos gestos e insultos, que se reproducen hasta el infinito, cuando alguien se interpone en nuestro camino... La mentira está a la vuelta de la esquina, de su habitación...
Es el caso ficticio que nos ocupa en esta pantalla, con un desagradable imprevisto entre jóvenes y adultos, de la serie de HBO, Big Little Lies, autoría productiva de David E. Kelley y de esencuentro dirigido por un canadiense de moda, Jean-Marc Vallée, removido en la televisión. 
Mentes gestionando esas diferencias críticas en la forma de relacionarse, entre mentores y sus ´aliados`, con tensión emocional a flor de piel, agravada por comportamientos de los diversos protagonistas reflejados en la serie. Emparejados o no, cuadriculados por diferentes muros y asintonías.
 
Cuatro formas de ver una realidad, enfrentadas por una anónima agresión de su sangre que terminará opacando otras circunstancias más amistosas, ociertas  aperturas mentales con distinta graduación sensitiva o pragmática.
Aquí comprobamos, grandes mentiras, algunos pilares confusos levantados en nuestras sociedades modernas, con deriva clasista, eso sí. Porque el reflejo violento aparece igual, sobre familias que poseen más medios económicos para ´proteger` a sus vástagos, de intrusos o criminales que chocarían frontalmente contra las relaciones personales y sus desviaciones primarias al refugio. 

Conviven las comunicaciones laborales o empresariales, las amistades próximas o recién llegadas en penumbras, las enseñanzas cautivas y, por supuesto, los lazos familiares, más que tensos.
El dinero intercede narrativa y visualmente en la serie, como factor de reproches interesados o las interpretaciones sesgadas, que deberían estar atentas a la presión o lidiar con otro tipo de agresiones que pueden causar un mal irreparable. O tal vez, el final de una condena.

Se perciba... probablemente en esos tensos instantes. Todos mentimos o nos vamos por los cerros de Úbeda, sin embargo,.existen grandes diferencias con nuestra realidad. Con la educación estatal del resto de sociedades o barrios, pues, no sería demasiado común, salvo excepciones que no conozco, la de coincidir diferentes propuestas económicas dentro del mismo estamento o institución pública.
A veces algo resuena a hueco dentro de las íntimas e interesantes conversaciones, aunque más en las expuestas al ambiente general, si nos aproximamos a una igualdad de clases que, decididamente, no es real, o cosa de formalidades aparentes en serie.
Big Little Lies, por tanto, nos subyuga con la diferencia. Sus alternativas tan alejadas de nuestra realidad, nos complacen o reivindican humildemente, viendo la degradación moral. Que no coincide con esa realidad de algunas fronteras, pero está reflejado de forma tan brillante, que nos mantenemos obnubilados en su desesperación... Nos acerca en cierto modo, al lujo y el poder de una escala social.

A otra escala, interpretativa, los personajes están bien construidos, identificados en manos de poderosos actores o actrices, que subrayan con sus miradas, el odio de los conflictos internos y las defectos egocéntricas de sus personajes. Siempre bajo la expresión gráfica de Mr. Vallée, nos convoca a una orgía continua de situaciones conflictivas, desprecios, peleas, abusos... y puede que, algún crimen o acto luctuoso en el futuro. Esto es, tú miente en el espejo, que nosotr@s, limpiamos la sangre.

BLL sería un ejemplo o instinto maternal, mortal, idealmente retratado, que incide en esas distancias insalvables durante muchas vicisitudes o instancias de la vida moderna, con altercados viciados que requieren la atención de los adultos, o maldicen su participación. Pero, señalando que la violencia real, se ejerce siempre sobre el más débil...
En este caso, la localidad crítica está  en Monterey en California, luminosa y populista, que oculta los comentarios pagados de profesionales o profesores, describiendo con palabras o la razón, las imágenes al alcance de todos. Pasadas por el tamiz del creador de la clasista y sexualizada, Alli McBeal. 

Cuando se contempla miedo o ira, se desata el lado salvaje en la supervisión inconstante de tiernas mentes, rodeando las familias por una realidad alternativa o incluso la fantasía, que monta las grandes verdades, cuestiones mediáticas y disfraza las pequeñas mentiras. Ninguna es lo que parece, ni ellas.
La distancia es imán de figuras mediáticas, preparadas por la calumnia o la culpa, hasta que comienza un baile salvaje, de caretas. Al ritmo descerebrado, de contusiones, falsedades, confusiones falacias o ideas tergiversadas para cada gusto. O disgustos... No puedo opinar si esto ocurre en realidad absoluta, con todos los medios a su alcance... ¿Debería...? No sé, tal vez. Pero no tengo dicho problema o me queda realmente lejos.

Simplemente, no te hagas preguntas... Observa y mejor... reflexiona.

Cuento del Pequeño Gran Hombre.

Érase una vez, un niño que nació con circunstancias malditas, en noche extrema y extraña. Con el tiempo, sintió no pertenecer a ninguno de esos lugares en que se desarrollaba física y psicológicamente, apartado del conjunto. Socialmente marginado o, incluso, sometido a cualquier tipo de abuso o acoso.
Hasta que una tormenta de fuego, imprevista, aciaga, le lanzaría directamente a la colisión, un posible destierro, desprotegiendo todo su ideal, de juegos y sonrisas. Padres lavándose las manos... ¡Pilato´s!

Amenazado desde su interior, revuelto por el orgullo descabezado y la fuerza de su madre, con derrumbar sueños que poseía en otro espacio a través de la voz protectora, y enviándole de vuelta, a un continuo mundo de pesadillas diarias.
Ahora ella baila a solas, desde aquel odioso día o noche de desprecio frente a la pared... aimqie no se trataba de Dustin Hoffman en la tienda de lona y la película singular de Arthur Penn, sino de otro joven blanco, fuera de lugar, fuera de su caverna en privacidad.
 Convirtióse en otro pequeño gran hombre, dentro de un sistema de pequeñas grandes mentiras, otra víctima del mal de los mayores, con sus altercados o ataques violentos, gramaticales, o en el denominado maltrato genérico que avanza como una maldición atemporal. Si bien las madres también puede ser el caos, pero esa es otra película, en realidad...

Destapada por una mala decisión, por otro lado, no discutida, que alimenta esta producción basada en el libro homónimo del escritor Liane Moriarty con sus luchas e intrigas, donde una joven madre, no se inclina por la alternativa más evidente o conveniente, en meses posteriores.
La dura y oportuna decisión, para atajar su futuro sacrificio y detener la culpa, en ambos sentidos. Uno maldecido por aquella terrible agresión sin sentido y un doloroso silencio que amenaza con consumirles, desde el interior de sus cabezas hasta el sexo descabezado; y otro, incombustible y deseable, mayoritariamente... más o menos con mayúsculas como diría en susurros, el cineasta coreano Chan-wook Park, ¡VENGANZA...!

Los lodos quedan en las suelas. Por el contrario, nada suena raro,  debido a la experiencia de su director para definir esta primera temporada amistosa de ocultaciones y diferencias familiares. Si bien todo se amontone alrededor del constante estiércol moralista de la sociedad, pues está acostumbrado a lidiar con esta inmundicia ficticia en sus filmes. Coge la violencia por los cuernos y, finalmente, directo a matar... valientemente, como siempre.

Mientras otras parejas bailan a su alrededor, produciendo contorsiones hiperrealistas y grotescas, tanto, que parecerían ramificaciones de la podredumbre, títeres de alabastro caro. Demasiado distanciadas del tema educativo, o no. Revolucionadas por sus gestos posesivos, rotundas alteraciones, bajo la propia  imagen reflexiva en el espejo. Pero en la ficción, alejada  al resto, como sentencian sus privativas carteras y posesiones. Lo dicho, son polvos de estrellas.

Lo que todo el mundo entiende, tras pedazos rotos y el rostro del monstruo desfigurado, es la representación del odio. Cotidianas derivaciones sobre el abuso y sus condenas sangrientas.

Danzas Alternativas.

Ya que son ricos, en mayoría, excepto aquella estrella solitaria, y siguen entonando canciones que suenan a rancio, a incongruencias emocionales que se agravarían con alcohol y fuego... los artistas van a desmontar sus vidas privadas. Es una batalla en la retaguardia.
 
Cuatro habitaciones, duelos clasistas y episodios de ofuscación, revanchistas, distancias insalvables que tornan a la memoria después de años, con flashbacks más acertados que en la anterior serie comentada, Sharp Objects.
Irrespirable confianza, en privado, bramidos de machos-alfa con su función depredadora, cuerdas que se tensan bajo la provocación, relaciones egoístas y actuaciones narcisistas. Todo se va enquistando hasta una situación incontenible y explosiva. Entonces, activamos el modo de defensa, salvaje como dijimos, asistimos entre sus graznidos o rugidos, a la segregación mediática, vacío de instituciones acomplejadas o miradas poco educadas, alrededor... ¡ay, mayores!

Empezamos a sintonizar los efectos, los enganchones o desconchones, los crujidos de huesos, que atraviesan lujosas paredes de diseño, rostros que se desencajan a su ritmo, desde los sobreprotegidos techos, hasta la cama. Sentimos, enseñanzas profilácticas, de andar por casa... y, otras más caóticas. Casi oníricas, catárticas o malditas. 
Los pasos indecisos por consultas, declaraciones de testigos, como una marejada que nos atrae o nos repele, según intenciones o las propias experiencias. Mr. Vallée las visualizó, indaga en sus secretos de alcoba, gracias a su valor técnico, narrativo y visual.

Sabe como retratar ese caldo de cultivo que crece, contamina las relaciones privados, exacerbado en sus fachadas y falsas efigies, de cara al exterior. A pesar de lo alternativo, a su extravagancia social, el poder adquisitivo que distancia y esa exquisita educación, que se supone, con respecto al humilde. Elige las palabras con que se dirigen a sus cachorros, aún sin dientes ni garras al parecer... aún demasiado tiernos para entender la compleja situación en el interior de sus inseguras mentes. Pero nunca, tontos.
Resalta una serie de rostros famosos para emparejarse con sus respectivas ovejas, o elementos, cabríos celados, para reflejar el ambiente caldeado, sobrevolar la irresponsabilidad, indagar en la demagogia, la hipocresía y la condescendencia. Inspeccionar las futuras consecuencias, adentrandóse en este interesante trabajo del novelista de Liane Moriarty, con su imagen de la manipulación, el complejo y la violencia doméstica. 

Un serie que reconocemos, ante el descrédito gratuito generalizado, y la indiferencia de las autoridades educativas, porque algunos de ellos, significan ese éxito o poder social, de algún modo. El infierno económico  y adicciones destructivas, es otra cosa. Acá el sexo, es la cúspide del placer.
 Luego, la aportación de interesantes actuaciones es la base, para propagar conflictos enquistados y agravados en el silencio, que nos incitan a una guerra. No sólo genérica, sino circulando en múltiples direcciones, disparando balas como palabras, cuando se trata de defender derechos de nuestros hijos, o sus propios egos tutoriales. 

En cambio, el pequeño gran hombre y su cercana sonrisa que parece cada vez, más aislada, ya no será el mismo.Tampoco, aquellas hojas tiernas que amenazan con desprenderse definitivamente y ser pisoteadas, sino se pone remedio...
La hora de la verdad ha llegado... es la hora de las tortas. Digo reflexiones.

Infamia privada/Insidia amistosa.

Desde aquel odioso día, como comenté, todo pareció derrumbarse a pies de la opulencia y, el poder proveniente de su cartera. Cuando las radiografías familiares quedaron reveladas definitivamente, sacando a la luz, lo oculto tras la brillantez de sus fachadas laborales o la roña en sus heridas morales.
 
Se hallaban marcas demasiado profundas, por doquier, que supuraban en privado o de cara a ese mundo social superior, de despreocupación, cubierto de mentiras y otras infamias de postín, reflejadas ahora por el pasado.
A través de la mente distorsionada de aquel sexo, observamos la mugre de la serie Big Little Lies, sus rincones abyectos y especies paralelas, que no queda sólo en esa superficie lujosa, consentida y ligera de cascos. Si no que mete el dedo y remueve.
El masoquismo sobreexcita la tensión y el terror, que muerde la mano del niño dulce con un velo aparente en la mirada y su presionada situación, estigmatizado por humillantes razones, que será operada con trámites irrelevantes y académicos. Veremos si estos jóvenes actores, tienen oportunidades en el futuro, puede que así sea, si sus padres legítimos saben defender sus derechos o su arte.

Por otro lado, los misterios desvelados convenientemente, aportan apoyos y manifiestan rechazos que dividen a la opinión pública. Es lo bueno de estos casos, la referencia significativa de esta serie, que enfoca con distintos pensamientos, el problema. No cauterizado a la finalización, te guía sobre el sillón de casa.
Sensaciones que se irán desangrando o madurando, a medida que avance la narración de esta función hacia el desenlace y los rostros al motivo de las disputas paralelas, casi perpendiculares a esta violencia contemporánea, menos glamurosa.
Cada individuo, sugiere una acción determinada, sobre la sobreprotección o el cariño, que no se demostraría en su convivencia personal. La ligereza con que se abordan los graves problemas o divergentes propuestas sexuales, es una magnitud de sus pretéritos engaños y conexiones actualizadas. Y, sobre todo, un teatro a la cara, abordando los complejos al mirar al otro.
 
El valor clasista, como la propaganda cultureta que se esparce como la m..., por otros lares, reproduce  toda la insidia que amenaza con estallarles entre sus manos doradas, muestras del becerro. Sus puños y uñas, abrazando a sus hijos, golpean a los demás, sus labios son proletarios, contumaces como armas de destrucción. No masiva todavía, sino encapsulada por el dinero y la efervescencia temporal de otros atractivos contactos, cortantes como un disco de vinilo roto. O una figura de famoso, tirada por los suelos de la historia en un disfraz.

La historia se escribe con dolor, abusos, silencios y... miedo. Durante los 7 elaborados por el admirado Jean-Marc, prevalecen paralelismos en las parejas, al margen de la acusación principal, girando alrededor de estas cabezas desbocadas que luchan enérgicamente contra una injusticia. O no, para caer irremediable e ilógicamente, en redes de dicha violencia.
Falta de comunicación y desajustes generacionales, generan violencia y forman la esencia que va a contaminar esta escena del crimen, sin solución. Las pruebas macilentas convergen sobre la carne señalada de tus vástagos, para demostrar como aquel documental terrorífico, que toda la vigilancia puede ser en vano si no utilizas los ojos bajo el cerebro.

Si un enfrentamiento clásico de patio de colegio, con jefes de igual edad, se escapa de las manos y se desmontan los argumentos con cargas de profundidad personal. Mientras se genera la insidia, sobre las mentes que se creían amistosas.
Sin embargo, sobre ellas y las infamias que se revelan en secreto, saltan osamentas fracturadas, y los colmillos del depredador se erigen como representaciones diabólicas, de puro mal.
Incluso entre estos despreciables ejemplos sociales, existen momentos para la distensión, la risa o la resaca figurativa del denominado star-system. Especialmente para el fanatismo religioso, también incide en aquellos seguidores al arte moderno y la fam, que se verán reflejados en sus existencias tangenciales y antifaces para sueños más nocturnos. 

Al fin, se ha creado un clímax sensitivo y emocional, al compartir sus efigies con luces, y sombra, en el recuerdo de las Audrey´s y los Elvis del mundo.
Uno de ellos, alienado también, pues pudiera no estar demasiado contento, en comparación dramática. Allí dónde esté o se esconda del presente... Suspicious mind, the king.

La Función...

Antes de la sospecha o la locura, la irreflexión y el daño, charlemos de narrativas brillantes, de tiempos remotos sobre la cinematografía de Vallée, bailemos de gusto con sus gráciles observaciones tumorales, silencios desgarradores y sus burlescos tiempos. Miremos por la ventana... y cantemos.
Maullando como gatos acampanados, chorreras de birra y no champán dorado, macarras de ajustado pantalón... y gatas alucinadas. Excepto una, más bien vengandora y celada, ya no en celo.
Sin la atención o las respuestas necesarias, la función se desparrama sobre una sartén satírica, donde la obscenidad se desprende en esa escalinata de viejas estrellas enterradas, no en la memoria.
Esto es, no preservados al vacío, ni abandonados como inocentes niños, cuando hacemos el amor... o la guerra. ¡Un fregao de verdad! 

Las cortinas, se descorren del humo condensado, que escondía los verdaderos sentimientos, las debilidades o el pavor a la soledad. El poder desafiando a aquel acto sexual que reventó la primera etapa de reconocimiento, pasional, estrafalario y arrogante, como de vikingo o cavernícola de otra era.
Cuando la responsabilidad sale a flote del océano de ocultación y el tremebundo, incontenible, paralizante... ¡maldito miedo!
Ahí converge todo, por el momento...
Cayendo como un castillo de naipes, rodando las unas sobre las otras, relaciones... las unas sobre los otros, promesas, y viceversa.

Desmontando el tiempo de las decisiones erróneas. 
Portando disfraces que se van amontonando como pieles vividas, sobre el baúl barnizado de pátina y mentira. 
Mientras, pedazos vuelan girando como metralla de películas a su alrededor, reproduciendo canciones, puede que inimitables, dejando desnudos a los miembros de esta burguesía o nobleza norteamericana, de facto. Representados una y otra vez, sobre el escenario de la contemplación asocial o la rocambolesca vida.
Es un momento mágico. Sin preguntas, como dije. 

La trabajadora usual, no pertenece, pero está. Las categorías se han nivelado, no al ritmo de las fuerzas innatas de la naturaleza, pero casi... Los niñ@s son el cebo o la carnaza... la imagen de nosotros mismos. Las redes para pescar en ríos revueltos, el ancla para permanecer fondeados al pasado. El arpón del Capitán Ahab...
No te lo pierdas, después de las Queen-s. Al final, hay sorpresas, vistas o descritas desde aquí.

The King.

En ese instante intrigante, cuando todos íbamos a picar, el contexto nos lleva a otra travesía o una fiesta, entre reyes y reinas. Afortunados herederos que navegan en un mar en calma, de apariencias externas, mientras se preparan para repartirse las mejores ´cañas`, lanzamientos... y galas.
No me digas que no aprecias, acaso, ¿amante de la música o el cine clásico?

Las enseñanzas han quedado enterradas por el cieno del tiempo y las amarguras pasadas, por nuevas reacciones que silban como las balas en el OK Corral, en esas habitaciones a ciegas que aterrorizaban a Miss Hepburn. Con las peleas genéricas dentro de millones de coches, que se aparcan en la obscuridad, solos. Mientras los rivales en flecos y cueros ajustados, como navegantes iracundos se enfrentan en salones, a ballenas imposibles.
Exigentes cantinelas o teatros de tragedia griega, en cuatro actos... por esta trágica vez. Vamos... ¡qué se arma la marimorena! ... O querida, Audrey.

La locura con que envolvimos la inocencia, es un frasco hermético para el Rey. Con vigilantes, no educadores con resolución, se elabora una trama excéntrica de famosos, clavándosela por la espalda. Entre nuevas tergiversaciones genéricas y las descalificaciones personales, miedos alternativos a la soledad.
El concierto está lanzado con voces de desconcierto, crispando hasta la más pintada o disfrazado de reiterado rey, de forma que aquel maltrato físico, psicológico y metafísico, se reproduce ante el escenario o las escalerillas a la fama. El telón de esta función primeriza, está a punto de descolgarse... fin por ahora...
Ah, bueno... restan un par de cosas.

En primer lugar los protagonistas físicos de estas Grandes Pequeñas Mentiras, que dividen la guerra entre gatas de lengua afilada y aquellos machos encabritados, todas cabreadas y algunos poseídos de cierto carácter, digamos enfermizo.
Nos encontramos agresividad de muchas vías, con mensajes textuales accionados como trampas, manipulados por las estrellas.
Stellan Skargard el comportamiento vikingo del presente, como todos aquellos hermanos, enloquecidos o haciéndose el sueco frente a la violencia conyugal. La divina y sexual Nicole Kidman, estilizada hasta en las posiciones más incómodas. La pareja desequilibrada en verborrea de Reese Witherspoon y Adan Scott (desde su papel satírico en The Disaster Artist), el pasado sentimental que les persigue (o reabren) en el trabajo de James Tupper... triángulo poco explicado.

La expareja Oren Berg con la nueva compañía, tan agradable como Zoe Kravitz, el poderío económico e interpretativo entre la admirada Laura Dern y la volatilidad de Jeffrey Nordling. Por último el pequeño proscrito, un Ziggy de ojos tristes, Iain Armitage (joven Sheldon y próxima voz del barbilampiño Shaggy en Scoob) entre otros de otras camadas, y bajo la vigilancia reservada de la actriz Shailene Woodley, enfrentada a la imagen indecente de un pretérito maltratador. Con su pistola cargada, in memoriam. Estará cerca del director argentino Damián Szifron en la película Misanthrope, buscando con el FBI a algún terrible criminal y en la voz animada y salvadora de Arkie, co-escrita por los hermanos Jurevicius y Matt Everitt, uno de los animadores de Lego.

Una raíz violenta, elevada a la cuarta potencia de parejas, secretismo, sexualidad, educación y la revelación final. El desahogo existencial de la venganza, la libertad del futuro... de una segunda temporada en otras manos o facetas.
La otra canción, reside en la puesta en escena, con la banda sonora de Michael Kiwanuka y la entrega total a la idolatría. A la reverencia hacia las estrellas del pasado, su imagen potente y su música. La esencia de otra época, que se encuentra con ésta y resulta una pelea desigual, entre las Audrey Hepburn´s y los Elvis Presley, de nuestras entretelas... la Dama vs. el King.

Si Miss Hepburn es el sueño con que muchos adultos de ayer y hoy, idearon o fantasearon apartados de su documental más personal y cotilla, titulado Audrey; Elvis The King, es el amargor del sueño americano. Dulce y amargo, por la historia de los USA con conflictos raciales, cambios políticos y demás asuntos sangrientos, en un salto cultural por el misticismo, la privacidad invisible de la estrella y la actualidad de nuestra alienación, golpeados por el paro, la miseria, los acordes del rock y la adicción. ¿Pastilla roja o azul, cuál eliges?

El estupendo documental de Eugene Jarecki, con el mismo título homónimo, se sube al Rolls Royce de esa historia, con el número 1969, la visión pesimista y la amargura de nuestros tiempos. Cuando el hijo de un camionero y Gladys con orígenes sajones y tatarabuela de sangre cheroqui, se verá acusado por apropiación temática. Fue la figura blanca que unió (o imitó según sus más críticos) los ritmos negros del cadencioso Rythm and Blues y la pulsión guitarrera del hillbilly, con lo que fusionaría en Rockabilly.
Además de poco bagaje culto o poético, hasta la definitiva liberación, se convirtió en cometa ascendente, con un abrir y cerrar de ojos y la manipulación comercial e interesada de un Coronel conocido como Tom Parker, después de que Sam Phillips (creador de la mítica Sun Records) le pusiera en órbita, gracias a su voz y los movimientos irrepetibles de cadera. Culto de las jóvenes de la época, por las diferentes ciudades de Norteamérica, que no el resto del mundo, como hubiera deseado The King.

Le sigo llamando así, a pesar de las críticas de algunos comentaristas, y ante la presencia de otros famosos en idolatría, junto a las voces de varios viajeros anónimos, desde su barrio en Tupelo (población mítica y obrera de Mississippi), hasta las canciones que pasaron por el Memphis tumultuoso de Tenessee y los artistas que rodearon su corona, de oro y espinas. Los ecos de RCA Records en Nashville, la enormidad de New York, donde Elvis se iría convirtiendo en un King Kong, atrapado poco después en una celda de asfalto y neones, cuando marchó a la guerra de Mambrú por Alemania y la desidia artística del amado Hollywood. Hasta descubrir los interiores de Las Vegas, su otra gran cárcel, a través del recorrido del documental por la Ruta 66 y el sarpullido en la búsqueda del Dorado Sueño pretérito. Para acabar arponeando a la mítica Moby Dick, o frustración, ya enfundado en su traje negro de cuero Acab - ar, y su tumba extensa, oceánica en la tierra de Gracia.

No sé si a Elvis Presley, le haría mucha gracia verse reflejado en un disfraz tan repulsivo, pero el Rey siempre está por encima de todo. Al menos, en aquel trono de su historia encorsetada en un documental y la voz exprimida por ese éxito meteórico, durante el ya pasado siglo XX que en paz descanse. Su ritmo estelar nos queda para mantenernos bailando en la actual cuerda floja, de nuestra particular alienación. También nos quedarán las películas de Jean Marc Vallée, un gran director que nos deja su huella indeleble.

En definitiva, dos maneras de vivir la existencia, como monstruo o arponero liberado. Finalmente ambos cazados... como todos. En blanco o negro... Aunque por el medio, siempre queda algo brillante e inolvidable, casi mítico.
Ahora, sí es el fin. Gracias amada Audrey, por las viejas fotografías y tu magnífica o divina presencia.
A kiss, be careful... y ¡viva el Rock&Roll y el blues!
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Midnight, the Stars and You • Ray Noble Orchestra & Al Bowlly


Big Mama Thornton - Hound Dog and Down Home Shakedown.


Elvis Presley - Jailhouse Rock.


Cinemomio: Thank you

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