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sábado, 22 de julio de 2023

Succession. Tom, Greg el Huevo... y fuck off.

¿Te acuerdas cuando llegaste…?

Claro, tal que un Don Nadie, vomitando realidades por los ojos, avizores.

Ya me lo dijo el Abuelo, y mi madre… “estate atento a todo alrededor, absorbe y mézclate con el resto, no te comprometas con nada. No llames la atención y, comerás de la Familia. La última…

Sin llamar atención dices, madre. Pero mírame, con esta ropa desgastada de militante desfasado, o miembro de una organización rebelde y ecologista… mírame y dime. ¿Cómo me esconde con mi estatura de gigante bonachón. No sé tendría que hacer uso de mis dotes ocultas y convertirme en el hombre que siempre quisiste… El jefe de las relaciones públicas…

Algunos dicen que posee un parecido razonable con el pequeño Nicolás, pero no… Yo formo parte de nuestra cultura sajona (y trasera) y aspiro a serlo de esta fucking familia…¡ Qué locura!

Y así, como en los cuentos de príncipes extraviados… comenzamos a seguir sus pasos, a conocer a este Greg the Egg, que tantas gratificaciones… y salpicaduras labiales… nos ha regalado. Siempre al lado del incombustible expresivamente Tom, como pareja de hecho que… mira tú las cosas del beber y meter… han llegado a una altura insuperable. La cima de Succession.

Un par de cómicos pugilistas, con el actor casi imberbe televisivamente, salvo Disney, Nicholas Braun, ¡vaya con el homónimo de los enredos patrios!.. y un magistral diicotómico con Matthew Macfayden, capaz de lo romántico y lo estrafalario, siempre elegante, menos cuando suelta su lengua retorcida y cínica. Con más recorrido que el primero, y rescatados de cierto olvido, se han coronado como verdadero sucesores de la comedia. Juntos.

Y es que, en esta fucking compañía, y agregados…. El humor es una etapa dorada para la de la televisión actual y ´plataformista`…. Y si no estáis de acuerdo, que os de un retortijón en las tripas ultrajadas por detrás y echéis vuestras entrañas. Venga, xDio.

Los 4 Hijos de… Logan Roy.

No, no son los de Henry Hattaway, porque hacen uso de otro tipo de armas o ´tiros`, ni con John Wayne al frente de su camada, para vengar al padre, en singular especie de complot asesino. No, aquí su padre, el gran Brian Cox se despide lanzando sus últimos estertores, aunque no pueda entonar su esplendoroso Fuck-off!

Ni otras linduras que vamos aprendiendo a entonar como un panegírico, sin santos varones, o hembras, que haberlas haylas. Vómitos lanzados al vacío, y que alcanzan al más débil o fracasado, con aspecto de gemelos o hijos casi naturales, quién sabe, dadas la circunstancias vitales y las sucesivas mujeres.

La familia se reúne como en temporadas pretéritas, en grandes acontecimientos, celebraciones que no son tanto, y más estrategias. Somos como pavos, ante sus cenas de acción de gracias, o velas de cumpleaños... Alguna lágrima puede costar tanta carnicería, algún vino puede ser derramado o vomitado, por malo, alguna discrepancia puede hacer saltar el rencor, algún calificativo puede llegar a ser ponzoña, no parece porque resbala… o alguna metáfora disparará la anedralina hasta límites insospechados... y eso que, aún no se han ´batido` en duelo.

Sin embargo, un mínimo  empujón puede acabar rompiendo el saco. De la fortuna... y serán prescindibles los invitados al banquete, o no, tal vez. Pues ya hemos oído a Brian Cox y su relato sobre esta familia televisiva, donde las bodas son dramáticas. Definitivamente en la producción, ninguno está de más. Ellos/as son los importantes, incluso los que no cito. En serio, y en la vida, también o no.

El mayor atrae las desgracias como un incauto, bocazas y cocainómano, desraciado en piel paliducha y reconfortante de Jeremy Strong, que ha pasado de candidato a todo en este universo estelar de Succession, desde aquella notable Molly´s Game, a la imagen de la derrota. Gracias a este caramelo envenenado e indeciso que es, la expresión patológica de Ken… No de rosa Barbie, por descontado. Más de luto descarnado y solitario. Un paradigma de la vieja idea del Hollywood dorado y la producción de los estudios. Un rostro familiar ya, para todos.

Quizá cuando se escriba su final, la penúltima micción... Logan se precipite en su vacío personal y desquiciado ante tales engendros, pero habrá repartido galardones dorados para todos, coronas, las llamas ellos, si lo permite la fiebre del Dragón de otro Camelot HBO. Jodidos hijos y jodida entrada triunfal por la vagina voraz de HBO Max.

Es una era de Armageddon Time para Tv, donde los hijos son la cuestión que sale por la tangente familiar, convocando a sus vicios ocultos, miedos a presencias patenales, o respeto dependiendo de los millones balanceados o perdidos. Ese Armageddon de Pater Familia que es Anthony Hopkins en peli homónima y el hijo que es Jeremy Strong con otro toque más agresivo ante la retórica de la sucesión y la identidad personal, casi irreconocible… hasta estallar en el hijo, que es amalgama de dudas frente a ellos y sus vidas pasadas. Todos son eso, batallas, entre abuelo, pa y ma interpretada ahí por Anne Hattaway en buen papel.

Pero, el guión ni se le acerca a esta serie adictiva, a esos diálogos complejos que sueltan una simplicidad que te deja atónito gracias a Jesse Armstrong y su equipo de escribientes.

Volviendo a su irrealidad… algunos espectadores no conocerían a la madrastra ue construye Hiam Abbas nacida en Palestina con nacionalidad israelí-francesa, que se movió desde Munich de Spielberg, al Blade Runner 2049 de Villeneuve (esperando a su Dune II) y las aclamadas por la crítica, Los Limoneros y la imprescindible Paradise Now. Ni al hijo, ninguneado, por mayoría electoral , visceral y añeja, que significa un Alan Ruck que va de sigiloso a fracasado negociador entre vinos y arte teatral. Tampoco a la hermanísima, embarazosa en razonamientos, que tine un doble juego, jugo siempre como los demás, a la sombra del sol que más calienta… y que puede, no ser, el de su marido Tom. Pues le atrae la vida licenciosa, lujosa y cierta sexualidad no comprometida. Ella Siobhan Roy o Shiv, es de Sarah Snook, magnífica para siempre a bordo del lado oscuro de la nave y la mente enraizada en el bank.

Y nos queda una pieza aparte, con Kieran Culkin que pasa de todo o no. Hermano mal hablando y sexualmente descontrolado con tanta emociones móviles y nocturnas, lado irónico de la familia Roy y de la hermanada de los solitario corazones en casa de los Culkin. Y que ha resuel to su vida brillantemente con Fargo, Black Mirror y este lenguaraz, sin pelos, excepto los de algún ´chochete` noctámbulo que exhibe Roman o Rome Roy. No JR que estaba un pelín por encima en la cadena de mando, al lado del padre hierático, sino RR, más bufón, más juglar… Y eso es todo. Bueno, ya que son capaces de cambiar pensamiento y sentimiento, en un santiamén, ante y sobre todo, después del affaire del avión.

Lo que se fuma… el Padre.

Mientras éstos, o aquellos suecos, se fuman otras materia en el tablero de batalla, el Viejo se huele los humos de unos y otros, pero no su propio mal interno, que hará explotar por los aires, hostilidades o ¿acuerdos? Se envuelve en doctrinas y empapela, uno por uno… o si quiere se los fuma, porque viene de lo bajo y húmedo de las calles, aquí y en la Europa escocesa de la guerra mundial. Siempre al acecho como buen tiburón, criado entre depredadores y hecho a sí mismo, que conoce, odia… pero respeta. A veces…

Sustancias que son consumidas a su antojo, pues la Gerri estoica y flexible de la actriz J. Smith Cameron, se pasa a otro nivel, a Peter Friedman o Frank, el acosado,  a Dagmara Domirieczrk (Karolina) ya en otro puesto, David Rache, o víbora de negocios Karl, y hasta, Peter Stevens (Hugo). Incluso a pareja actual, como a su ex Lady Carolina, interpretada por Harriet Walter. Todos son consumibles en su presencia, si bien aportan a la serie un aroma esencial. En cambio,  es más difícil hincar el diente, ahermano comunistoide o tío Ewan, de James Cromwell, pues está habituado a tratar con cerdos de Babe, LA Confidential, La Hija del General, y mezclarlos con magia visual en Spiderman 3 o la Milla Verde. Ni por supuesto a los nombrado ya, en la primera parte de esta apuesta I relatada allí, Rob Yang (Lawrence), Holly Hunter (Rhea), desaparecida en combate, ni a Lukas, que está a un nivel supremo dentro de la escala de la familia Skarsgard. Nivel 10.

Entonces,  sus personajes, todos son mis favoritow, aunque me defina por  los pares, el del gran Greg y su amo Tom, apenas. Ay familias... Ay tíos, abuelos... ¡Ay madre, lo que le cuelga a padre! Llegará el tiempo de comentar sobre política, y entonces ya veremos... ¡cómo somos! Nos.

En toda guerra, existe la resistencia, que estaría formada por disidentes o maquinadores en la sombra. Creo... Observaremos quién está con quién, por qué... y si el gran Camelot tendrá que ser apuntalado o quemados sus restos, ante recuerdo de guerra y la efigie real. Y el reto presidencial, es maleable hasta que alcanza el poder e impone su ideología, a pesar del dinero y la corrupción. Ambos son las dos caras de Norteamérica... o puede que más lugares del mundo...

En toda sucesión, lo más valioso a priori, es el ADN, ¿o no...?

El A-Greg-ado...

Mira que hemos visto de todo, desde riñas por parejas, a tríos, cuartetos desavenidos y multitudes en acaloramiento exponencial... hostias vitales de hermanos e invitados a la fiesta. ¡FAMILIA abierta en canal, en definitiva! Depredación en torno a la espada en la piedra, para tomar las riendas y la gloria. Mas, cuando tú vas… yo vengo…

Vengo de venganza, vengo de traición. Vengo de la Caída del Imperio Romano, clásico, y de sus Dioses… los de la nueva era de la Comunicación. Ya Digital y tal. Los versionados reales no me interesan, la verdad, prefiero a los montados entre McKay y y Ferrell, como pareja de productores del cinismo cuadriculado y mordaz. Porque, también, el cine pasa por ahí, el arte general y estilo cultural en una humanidad decadente, frente a una concepción simplista y materialista del Todo, que va desde NY a LA, pasando por Europa. En yate de lujo, jet privado, flota de helicópteros o tanques blindados en negro. Pues, el dinero es parte del trato, y de dicha venganza, como la pasión, los celos o envidias, y la sospecha… especialmente.

Las palabras, que son el cantar mayor, se las lleva el viento, depende hacia dónde sople, decía. Ni un vómito sanguinolento, un cuesco en paz consigo mismo… o un linaje embarazoso.

La traición con base, es desencadenante del plasma que pulula por la atmósfera corrosiva, incluso en Venus, en interacción con el viento solar circundante, Rey Roy. Cuyo debate sigue estando caliente ahora, tras el descubrimiento del científico Lundin en 2013, pues esas fuerzas crearon un vórtice que arrastra a la profundidad abismal. Como el Cs 137 que bombardea el Bolsón de Higgs y forma un gran Logan Roy. Va un paso más alá, hacia el fin de la crisis energética que todo lo corrompe, y la inflación de los precios, no digamos. Quizá de la dependencia de grandes corporaciones que controlan los derroteros económicos de la Humanidad… Hacia un principio de causalidad que nos haga libres.

Sin embargo, Roy como buen Rey Sol, y hasta que se apague, todo lo arrastra hacia la combustión espontánea, porque sus hijos están lejos… de su definitivo y postrero, campo de gravitación. Y claro, así les puede ir en el futuro… ¡O no!

Greg y Tom, son una buena muestra del patetismo ilustrado, en la tele. Que enseña estas cosas... y que son necesarias… para reírnos de todo. Si no que nos quedaría, Brian de Palma, Bernardo Bertolucci, Martin Scorsese, Francis Ford Coppola… fotografiando al bueno de De Niro como escudero de Mario Puzzo… será por sagas… y silencios. ¿Qué nos queda… las embestidas de un Toro Salvaje o las entrañas del mismo Lucifer? Greg, que es uno de los nuestros, o casi… Ay.

¿Qué restará….? Un malcriado, un armageddon familiar, una rotativa falsa… ¡Mierda! O lágrimas ante el Triángulo de la Tristeza, un trago amargo, el Señor de las Moscas ha muerto. Queda el Niño que Gritó Puta, en La Habitación de Kevin, del que deberíamos de hablar y aún no ha nacido, del hijo de Netflix angustiado no se sabe porqué, alienado ante la madrastra Vanessa Kirby y el padre, Hugh Jackman… La mirada poco perfumada, pero maestra de Milan Kundera, d.e.p. ¿Has entendido el juego…? Quién no. Siéntate y mira el horizonte, y verás la Libertad, perdida al fondo, con la niebla, hoy.  Y si no, te propongo uno… piensa en una familia, real o no, e identifica quién es quién, eh. Jaja. 

Gregory que te estamos viendo, pedazo de producción programada, haz caso al Abuelo… Ya que así es Succession, si tienes que reír, te ríes... ¡olvida esas lágrimas! 

Sin ellos, no somos nada, sin los dos... Sin sus chismes y gracietas poco consideradas. El respeto está en los detalles, juegos dorados, aunque parezca que los caballeros las prefieran rubias.

  

El otro... Nicholas Britell - BSO de la serie Succession.

jueves, 20 de julio de 2023

Succession. Temporada Bodas y... fuck off!

 


Todo comenzó un día glorioso, como en una comedia de Billy Wilder... 
Sí, la historia trataba sobre una familia, aunque no dedicada a la Coke y subproductos... bueno, tal vez en algunos casos algo parecido... Porque el mercadeo era lo suyo en varios frentes.
Una pequeña ´manada`, rodeada de gregarios, que disponía de un imperio económico para hacer y deshacer a su antojo, tanto en lo recreativo como en lo ediático,... es para divertirnos a todos, claro. O acaso no existen conglomerados tales en otras localizaciones del planeta y, ¿cuáles son los medios que no se financian con determinadas campañas que pagamos todos?

Esto es la madre de nuestra paciencia... Ellos pagan una flota de chóferes, por tierra, mar y aire, como otros metidos en la política, pero sin su cartera. Air force one, u otros ´cobetes` que se introducen por la terminación del ciudadano... si es que no acaban estallando en la lanzadera...
Pero, estos son resistentes y nadan en la abundancia familiar, así que tienen salidas para todos los gustos, porque las palabras se las lleva el viento y, éste de la cartera y los genes, es que sembrará las tempestades futuras. Je, je.
O una de determinada ideología... que siempre está presente en familias con componentes trifásicos u otros magnéticos, avanzando por la retaguardia. Pasa hasta en... sobre todo, en los partidos políticos.

Pero no, no voy a entablar ninguna discusión sobre ese contubernio, tan socio-económico y descalificante, con inclinaciones, coloridas, por ahora, en todos los alcandes... ya que realmente me interesan más otras particularidades más cercanas, dentro de la gran serie emitida por HBO, Succession. 
Y si no concuerdan, que les metan por el escroto, una ración de gambas a la gabardina... Nice!

Bueno al final, a lo mejor si que expreso alguna idea o emoción, dedicada a los plantígrados del politiqueo... Pero, tendrían que esperar muy, muy, al final y, este escrito posee dos partes diferenciadas. Una para todos, y todos para una... La Familia Roy... sin Orbison.
Pero, con muchas lenguas sueltas... y cabos.

Palabra de Herederos...

Hace bastantes sueños dorados, que Hoollywood y su hermana pequeña, empezaron a tener interés por los herederos al trono o el conglomerado monetario en sucesión. Primero con aquellos aventureros de otras épocas, embarcados en combates épicos con otros terratenientes poderosos y que se hacían a la mar salada, para reclamar sus tributos familiares robados... o mal vendidos.
Luego, llegaron las del Oeste salvaje, que también tenían que darles de comer aparte, porque el petróleo estaba a punto de hacer su triunfal y ´dorada` aparición en los futuros testamentos, de los cuáles hablaré un poco a posteriori.

Para acabar, en trasfusión de sangres equívocas, o más cercanas de lo que se cree por ahí... con los lazos sangrientos de las familias que todos conocemos, desde la creada por Mario Puzzo y encarnada en la piel y las fauces, de Marlon Brando, hasta los estertores últimos, donde Martin Scorsese se alimentará de la fiebre ´del Oro Negro`, para traernos el desenlace de unos asesinatos raciales e interesado, en su próxima película Killers of the Flower Moon, con la propiedad de tribus ancestrales y Leo DiCaprio... La conexión, claro, ahí están también, Brendan Fraser tras los resuellos dorados de su Ballena, Jesse Plemons que ya se las sabe todas desde la familia de El Irlandés, El Poder del Perro y sus relaciones en Fargo... Y por supuesto, el gran Robert De Niro, Uno de los Nuestros, de principio a fin. Ganas no, lo siguiente, tan ganas.

A ver, tanganas políticas va a haber... Siempre están, por dónde circula nuestro dinero... Y además Don Francis Ford Coppola está metido en el scifi Megalópolis, que tiene vuelos directos con la diferenciación de clases en el futuro. Un ejemplo de director, muy, muy familiar... Si la sangre no te salpica en los ojos, como a Falconetti, ¿recuerdas?
Ese si que tenía la herencia, entre ojo y no ojo... Pero, ya hablaremos.

Después de este repaso tan generalista, vayamos al caldo y el silo platónico de los rascacielos, como cantaba aquella Voz en New York, New York del maestro Scorsese, antes de repartir carne en los Gangs of ídem., que fue la antesala de la Familia... Sin hablar de los miembros, que llegará en próxima entrega de la carnicería. Al menos, psicológica.
Confiemos en la oratoria retrógrada y vitriólica, en general, que a una gran mayoría de espectadores, le encanta degustar, visionar y triturar, para quedarse a gusto. Ay, la política, ese mal que se mete en todas las heridas... en todos los vientres. Y urga desde dentro, como un alien intentando explicar que es un buen samaritano. Con tus esencias, claro.

A este tipo de personajes extremófilos, que andan por el filo nunca mejor dicho, les encanta soltar perlas por su bocota y expresar sus comportamientos miserables, o descontrolados, que no tienen que ver con sus emociones. Pues, de esas pueden tener carencias, hasta una comida familiar, un viaje de negocios o una gran Boda Roja... ya sabes. 
La conciencia de clase tiene estas consideraciones morales y culturales, que te resbalan dependiendo del piso del rascacielos desde donde mires a las hormiguillas de abajo, y a los cuchillos traicioneros que vuelan alrededor de la oficina... Como la orina.

O acaso no son corderillos en brazos magistrales de Holly Hunter, James Cromwell, Adrian Brody o Alexander Skarsgard, las estrellas invitadas a este convite de postín, efectivamente. 
Se suele decir, los pobres con los pobres y los ricos... ay, ay, le has dado, la dicotomía familiar, sobre el ring de los mercados y las acciones. Con sus miserias personales, sus engaños estratificados y las desgracias, que son varias... al menos, una por noche o boda. Es decir, que los zagales, disfrutan como cochinillos retozando en el lodazal feriado de las vanidades propias y defectos ajenos. 
Y más si pertenecen a dicho rango de carteras millonarias que están a la gresca cotidiana, por quítame allá unas pajas, o millones, de nada.

Pajas mentales en sucesión, unas cuantas haylas, todo puede estallar y se calma como si nada, salvo en las cabezas, tras una cena provocativa, una salida furtiva, un vaivén de los bienes terrenales, y hasta más allá... una charla al teléfono o mensaje de la red social, que también existe, xDio.
La sesión capitular, se convierte en una especie de ejercicio de caza mayor, entre los presentes y los de cuerpo... esperando ese momento de la tele, en que los mafiosos se sienten a la mesa y se acabe la fiesta de desprecios inútiles, seres imbéciles, fuck off! ¡Es la expresión!
Aparentemente en la sombra, los poderosos copan todas las miradas y la vícitima puede ser cualquiera, aunque hay candidatos más firmes que otros, esa pareja por ejemplo, es la rehostia.

La cuestión como decía Sir William, el de las hamletriadas, bien sea por envidia, miedo u oposición, puede hacer girar su estilo de vida, en un suspiro o un vuelo. Son formas poco templadas de superioridad moral, en cualquier grado empresarial. Lo vemos a diario. 
Sólo hay que mirar atrás a otras décadas y ver respirar a ese pater familia en aquellos, que despierta el recuerdo de otras personalidades pasadas.
Brian Cox es un crack, no bursátil, sino interpretativo. Aunque se trata de un trabajo coral, prácticamente él, es el alma de Succession... con retoques magníficos que pululan, como lo fueron aquellos familiares de soaps... Estos Roy de Waystar y conglomerados mediáticos, son como los Ewing, Carrington, Giobertti o los Colby, pero con las palabras de Jesse Armstrong y la producción de Will Ferrell que ha dado un salto de gigante... y también anda en Mattel con Barbie. 

Para lo que hemos quedao... los demás, digo. En fin...

Lobeznos sin Wall Street...

Si podemos remarcar algo que representa a todas las manadas, es la acción con el macho alfa  preparando la escena para la caza... y esos gruñidos que emiten sus miembros, que se convierten en un modelo narrativo de la arquitectura familiar y algo desintegrada... porque todos tienen hambre. Grrrrr, cof cof... ¡Fuck Off!

No confundamos el término, con otras manadas, que no tienen que ver en esta estructura piramidal desgastada por la arena en el desierto en que se transformaron nuestras ciudades. Ni los embates mafiosos, como habíamos soportado estoicamente durante las temporadas mafiosas de los Peaky Blinders, o los clubes sociales gobernados por Marlon Brando, Robert De Niro o Al Pacino, que pertenecen a otra generación de escualos... Fuck off he dicho, y todos los tiempos verbales se van entonando sobre la contienda sexual ficticia, hacia los demás... Pues todos poseen lengua... y orificios que comprometer...

Estas, sus cabezas pienso, hasta parecen frías o disparadas a la paranoia, dando vueltas para esconder sus verdaderos sentimientos, e ir recogiendo la tradición de los cabecillas multimillonarios con ínfulas de depredador despiadado, o futuro cadaver sin blanca. Si no te comen en esa pecera contaminada de calamares dramáticos como cebo cotidiano, malditos tiburones de parques acuáticos. 
Es una especie en guerra continua, voraz, amante del buen yantar y cantar en karaokes, no... con miembros a diferentes niveles estratégicos, haciendo desaparecer documentos o algo, formando batallones subordinados... que se comprometen a una campaña electoral. Pero, poco... porque luego se van cortando cabezas, y quedan como traicioneros o no válidos habituales. 

Ahí, con la prole trabajadora hemos topado, mientras van observando sus propias noticias, mentiras muchas... desde las atalayas, dispuestos a atacar... o mejor dicho, hacer un meme de las redes... ¡Toma, menudo triunfo! No.
Aunque, el gran tiburón de barba blanca, sabe diferenciar y saltarse los viajes a ninguna parte, por eso es el Rey de Successión de Gary Sanchez Productions en coalición Will the Savaga con Adam Mckar, el de los Mckay de toda la vida, digo Vicio, y WB Tv, en sucesiva oleada para HBO.

Para otras empresarios, rodeados de tiburones escuálidos, políticos moldeables, pasando por cartera, boceros en medios, más pasta subvencionada, prestamistas enfangados hasta los tuétanos, muebles en escarpadas colinas, timadores varios, abogados más, etc...  Que, en un momento pueden mover la colita a sus órdenes y ponerse a lamer bolas, digo balls on fire.
Cuando el jefe pesca y dirige el bote, por ahora... es el que manda de verdad, como salido de la nada a la metamorfosis del éxigo, verdadero estereotipado cawboy de ciudad, en su gran rancho vital, que no emocional, parece, pues es el comandante supremo de las emociones escondidas. O no... depende de cada capítulo, de lo que escucha o modifica, tacha, embadurna, echa al estercolero mediático, difama, otorga... o promete, como buen pres... no, no lo diré.

De momento, triunfaremos en pos de la postverdad, las triquiñuelas comerciales, la sátira social, las sangres contaminadas de dólares ensuciados, esperando que transcurra la próxima fiesta desenfrenada, con pasta a raudales apostada en las cartas marcadas, caballos perdedores, polvos variados, retos de comensales a la cara, entradas furtivas en el baño y... un pizca de sexo irreal, como si formarán parte del Tea Party, en apariencia.
¡Ah, e insultos descalificativos a mogollón, que ya lo he comentado! Qué no pare la fiesta, no... What fuckin crazy... fuckin sharks. O garrapatas, of course.

Sin embargo comparándolos con los de la omertá y esos otros de tiros largos, ya sabes, en esta Successión la palabra es diferente, se utiliza no como amenaza, ni forma persuasiva o de dominio en el barrio de inmigrantes italianos o irlandeses, sino más bien, como signo de inmunidad hacia lo irrelevante, vanalidad a las opiniones o distanciamiento con las posturas de todo tipo de familiares escocidos. O renegados, si existen. 
Mientras los acólitos, que son una parte importante en la serie de HBO, van y revuelven, se estiran y encogen, se camuflan o hacen jadear, y reeditan los resortes del éxito de la comedia negra, que son los mejores por recordar y mandar al triunfo dorado. O mejor dicho, ácida, porque también tiene momentos de fresa como la ídem barbija...

Esto atrae a una inmensa parte de la sociedad, que se posiciona con sus gustos personales o se entrega al canibalismo ideológico, que significa esa otra tendencia agraciada por la sociedad de consumo... La crítica descarnada, y la envidia. La rabieta que enciende los cigarros habanos con verdes sobrantes de las profundidades cavernosas... Ä algunos les encanta visionar, pero no, digerir. Así es y será, don Vito y Cía. Eran otras épocas, y ahora, la farla es la farla, en cualquier rango que se sople y tiempo.
Son dos temporadas y algo, que me están pareciendo una guerra placentera de personajes decadentes, o viciados por el money, que entablan estereotipos que frecuentan los sueños o pesadillas, de muchos espectadores. Pero, que te enfrascan en una pócima de encantamiento por los personajes.
 Todos, a un lado u otro, entregados a la gran fiesta de despellejar al resto, lo que más nos gusta y observamos con devoción, si nos dejaran, a través del cristal de una limusina tintada y mujeres ataviadas con brillos de narices para abajo. 
Sin embargo, el poder también se usa contra otras familias que tienen otras prioridades, aparentemente, cuando se produce una marejada en los medios de comunicación que forman comuna por dinero oligarca o comprador de votos, en un santiamén, posicionándose a favor de unos, o los otros... eso, del dinero o del que más pague por adelantado. O lisonjas futuras. Eso incluye a representantes legales, fantasmas invisibles que exprimen la sábana, despachos ocultos en todas direcciones, llamadas a deshoras, a ver quién cuelga... o a cualquier mindundi que pase por ahí... buscando una oportunidad o acceso a reunión privada, para hincar el diente. Así de frescos somos, cualquiera que se precie, o aprecie... en el mercado laboral o caníbal.

Eso sí, si no tienes donde caerte muerto, ni primo, ni imagen telegénica... Si no eres edecán en la sombra, rimbombante o con alharacas adictivas, o sigues al mesías, ¡date por despedido! De perdidos... to the river.
Estamos a unas cuadras de distancia del Wall Street. Al lado del mecenas de cualquier ámbito de la comunicación en el mundo...

Una Historia en Re-producción...

Ahora voy a hacer un aparte... por indicación médica.

No son familias ni parecido, en la posición, u oposición si tienes otro planes, pero si recuerdan un poco al humor tan característico y repleto de faltas, venenosas o metafóricamente maléficas, que te sacan de su realidad a una especie de chiste continuo sobre la vida.
O sea que te cagas en sus vidas, a través de la carcajada. El puro sarcasmo de la levedad existencial.
Ahora, me estoy refiriendo a aquella mítica Enredo, con una colección de ejemplares que hay que ver, pasados unos añitos de nada, podrían ser etiquetas en retrospectiva, que vuelven a ponerse de moda. Tal vez sin el nivel económico, pero igualmente reina el caos en su minifundio y la degradación, por momentos, porque son surrealistas a tope, como un matrimonio desavenido, sin prole educada y con una especie de gato peludo en el sofá. Fumando además... 
Así, los hijos se despedazan, sin derramar una sola gota de sangre añeja, visceralmente enferma por las discusiones genéricas o los recuerdos, montados en coches metálicos de los sesenta, a pedales. Esa es la imagen, como fotografías en sepia del hoy, en el que vivimos una regresión o vuelta a aquellos lares, en primeras teles con poca resolución. Igual que sus peleas... mientras el general grita, se desgañita. Malditos cobardes, fuck us.

Era una batalla campal, graciosa, entre necesidades o los desplantes personales... por la envidia, puede ser, y esa trición tan televisiva entonces como mañana. Es el paraíso donde triunfan los guionistas, mecidas sus palabras hirientes por la convicción de los artistas intérpretes, que se ponen a su lado para recitar las travesías del poder y la desgracia ajena... Eh! A otros televidentes, les atraerá más, una pandilla de trabajadores de la construcción, con sus problemas en apartamentos humildes, lánzandose ladrillos al casco. No te jode, fuck off!

En esta Succession de lujos y emponzoñamientos cosanguineos, esperamos ansiosos otro lanzamiento sardónico de estulticias personales a la máscara, porque no duelen al estar armada de cemento, y que te hagan sonreir esperando un nuevo episodio a la semana siguiente, como suponía aquel otro enredo de engendros divertidos postergados a las ondas hertzianas.
Successión es todo eso y más, entresijos ocultos, devaneos con el poder... como los caballeros escurridizos de una mesa redonda al lado del King Logan. Que nunca se fuga, por cierto, en chisme televisivo con la sección de clases sociales a la distopía.

Sin duda, además de los guiones, sobre todo, son sus personajes, el verdadero acierto, una selva como colección de sarcásticos incorregibles, amantes de nihilismo, no tan poético. Patéticos condescendientes, hijos de... niñatos, calamidades empáticas, cerebros atravesados, masas moldeables como barro de campo petrolífero... entre la dialéctica elaborada y la prosopopeya elástica... Mayoritariamente,... ciegos recalcitrantes en su condición de intocables todopoderosos... o no. Depende del día... y el móvil.
Casi siempre, porque puede suceder algo (no de sucesión), un hecho inesperado que tiña la modernidad de diseño modernista, las localizaciones excéntricas o la tradición oculta del capitalismo, en cataplasma del tópico, Sueño Americano.

Este exhibicionismo amoral de los Roy y demás, a través del folklore familiar y depredativo, es salvaje y cínico, siguiendo dicha moralina de la casta que fue de la gran pantalla al petit comité de muchos, mas burlándose de su propia estirpe hollywoodiense. Donde era tan fácil encenderse en una trifulca interfamiliar, como soltar una lagrimilla en una esquina de un plató... Un juego del Monopoly, con el valor que le quedó en cartera a BlackBerry tras aquella estampida de valor en las bolsas y muy bien explicada con humor, lógica y técnicamente, en su película homónima, que recomiendo. Sin pasar por la casilla de la cárcel.
Un imperio de varios años, que se fue el carajo... Pero, debido en ese caso, a la competitividad empresarial y los cambios de humor entre amistades. Y entre tiburones al olor de la sangre, donde es complicado acabar lamiéndose las heridas del tiempo... sin atragantarse.
En este apartado de Wall Street, ¿qué me queda...? ¡Ah sí... otros puntos suspensivos!

Existen partículas concretas, nada de puntos sacrificables, que nadan bien en estas aguas turbulentas o infectadas de cadáveres a futuro. El creador de OPA´s escritas a forma de showrunner, Jesse Armstrong, que es un máquina del sarcasmo, puro y duro. El director Adam Mckay (Don´t Look Up) y su astucia para captar la hipocresía y la sátira en imágenes, como el actor Ferrell, aportando dineritos para hacer sacar a flote este transatlántico de excentricidades, de frustraciones, muecas sonrientes y elegías anticipadas.
Claro hablando de superficialidad, tengo que hacer otra de mis interrupciones y recordar el filme El Triángulo de la Tristeza del director Ruben Öuslund, para observar toda la miseria y las bajezas que podemos llegar a representar, como raza humana. La mierda salpicando, por doquier, vómitos... Y ese capitán soviético, que se emborracha porque sabe que otros manejarán su barco, hasta llegar a buen puerto... O no. La isla del señor de las moscas y la dama de la limpieza, así, en general. Un pelín desequilibrada, este peñasco.

Y es que la miseria humana, se identifica de diversas maneras en la vida... que se lo pregunten a hermanos, hijos, parejas, contratados, siervos o al Gran Padre... ese JR, Larry Hangman como rey de la CBS en 1978, dando paso a la camada de agraciados, con Angela Channing del Falcon Crest ochentero y la dorada Jane Wyman, haciendo chismes con Kim Novak o el ejemplo de la femme fatale Lana Türner. Pasando dones a la Joan Collins de Dinastía, más petrolífera que la caristía a la que nos vemos avocados en el Egipto de los faraones, un año después interpretando a Alexis Carrington y mantenida los Shapiro, cuya producción daría paso a Los Colby con Charlton Heston más Barbara Stanwick. 
Y por útlimo, en respingo acrobático, a los mismísimos Lobos de Wall Street, of course, con Mr. Scorsese sacando punta a rascacielos financieros iluminados y los tacones de aguja. Eso es el poder del dinero, y lo que discutimos en nuestras casas, para encender una bombilla de la habitación o conseguir un polvo. Ahora ya, en cualquier género o tal.

Pero... aquí no acaba la historia... 
Recordando que, de aquellas atracciones temporales sin duda, una debió ser para los sombreros de moda vaquera, con todas aquellas magnitudes manufacturadas del fondo de la tierra, saliendo a borbotones por la televisión. O dentro de los estómagos, delicados con las contiendas épicas dirigidas por el Gigante de George Stevens en la gran Warner de los 50, sin una mínima posibilidad de error, ni distración reproductiva. Los supuestos, íntegros, acomodados hace generaciones fueron y son, y el nuevo que desea ser, dar bocado al pastel, cueste lo que cueste. Esto es, la hostia. Y a hostias... y ahí estaban la Taylor, Rock Hudson, qué cosas... y el James Dean del futuro, antes de la desgracia. Accidentes de coche, uno por pedal de vértigo.

Corrían los años 20 al 30, y la meca del Hollywood clásico, eran 8 los grandes en cartel a la carrera. Estudios que reclamaban la atención del gran público con sus estrellas en luminosos de fachadas mágicas y guiones sembrados, siempre en lucha, como buen negocio de cualquier estamento o imperio... con el dar y recibir a cambio, por delante. El cine alcanzaba su zénit tras las sesiones del mudo y el sistema de estudios era todo voz... dando nombre a una época dorada de éxitos y luces intermitentes del star system. Ya indestructibles, salvo alguna historia que contar... o invetigar. Blonde con Ana de Armas y el buen director Andrew Dominik, a nuestro pesar, es precisamente lo que no queremos ver en la pantalla. Una película muy sombría y desiquilibrada psicológicamente... Tal vez necesaria, para algunos. A mí con los documentales, me vale.
Supone lo contrario al humor que viene representado esta narración y que desea vigorosamente un público, que elige la oferta multicanal. Puede que algo harto del sufrimiento generalizado ya, y el enfrentamiento social. Lo sé, por comentaristas cercanos y humildes... 
Quizás deseosos, otrora, quisieran intercambiar sus vidas por seres con posesiones inmobiliarias al tuntún y posibilidad de aumentar los grados fríos de sus viviendas. Participar de sus divinas fiestas o progamas de tv. Quzá porque existen tantas familias como sueños... o desprecios. O faltas de cariño, o con la ausencia del padre... el Gran Perdedor, hoy.


No, no me refiero al maltratado patriarcal, no...
Pues bien, aquel Hollywood emergía como un verdadero criadero, donde la carne se dividía en tiras tragicómicas como representó el Gran Gastby con DiCaprio en versión moderna, frente a la obra cumbre de Francis Scott Fitzgerald. Narraciones en la cúspide y la extravagancia, que recuerdan el cuelgue de Howard Huges en otros ámbitos, y vuelos, con la revolución industrial made in USA y su camino al imperio del poder mundial. Un país dorado donde las finanzas se convertían en una pelea interna con que doblegar los proyectos de otros, cambiarlos o mejorarlos, para la superviviencia de la gran familia del estudio cinematográfico. Ahora... viene el filme que me toca rememorar hoy, antes de la mafia de Michael.
Pero antes, una pregunta que podría provocar a más de uno de aquellos críticos de la obra del cuarto hermano, productor de la novia... ¿Qué se busca con, la creación? ¿Obra artística de calidad... o la mera, cartera? ¿Qué estás dispuesto a dejar en el camino... tu vida? Tu moralidad, ¿no? Entonces que criticarás...

Cuesta responder... porque daría para una tesis. Dejaré la ideología en un rincón y acciones pasadas, y me centraré en la producción del business, con mayúsculas. Con esa estructura mastodóntica o en manos, de unos pocos que malalimentan a cientos. Como El Último Magnate, con otro polémico en su sombra como Elia Kazan, conexión Hoover de nuevo y el sistema. Mientras F. Scott Fitzgerald, es miembro de la Generación Perdida que se basó en esas sagas de triunfadores, llevados al cine con mayor o menor fortuna, la decadencia a la contra del minirrelato de Benjamin Button, los amores convulsos a través de una línea editorial en La Última Noche que Vi Paris, interpretada por la experta en sagas gigantes e históricas, Elizabeth Taylor, y Van Johnson que firmaría en una serie con dos hermanos muy opuestos en cadena visual. 
Y en concreto, esta obra que se basa en la vida del productor de MGM, Irving Thulberg tras la guerra de las patentes y la llamada ley antitrust contra el monopolio, pero, ante la que nadie podía prevenir la caida de la fiera... Fin a los departamentos y sus labores especializadas. 

Fue la caida de una gran industria magnética, que ahora es de consumo más acelerado, digital, pues la informática es parte del negocio. A veces, no tan digestivo. Como para Arthur Miller, fue su paso por la vida insatisfecha de Marylin.
El Último Magnate reproduce sus últimas visiones, a través de la mirada encaprichada de Mr. De Niro, sin ordenadores, ya como estrella vital con currículum creciente en busca de otros taxis, toros salvajes y familiares, cuyo personaje recayó anteriormente en Gregory Peck en Beloved Infiel, junto a Deborah Kerr. 
A la que seguirían versiones diferentes, con Malcolm Gets en aquel título Mr.s Parker y el Círculo Vicioso, o representaciones modernas del mismo tema, por Richard Chamberlain, Timothy Hutton o Jeremy Irons. En la misma piel de aquel jefe de estudio, jefe de productos Metro en cine, con visión para el éxito empresarial y la taquilla, y que fue ennegreciendo (entiendes no), cuando se perdió el poder de la exhibición y el método de contratación de estrellas, hacia el ocaso. Y curiosamente la pequeña, la competencia del medio naciente entre ondas. 

Marilyn Monroe marcó un camino, como una rebelde Miss Hepburn o la misma Miss Taylor. 
Y al otro lado, al frente de la MGM, estuvieron el gran Louis B. Mayer y The Wonder Boy, con ojo excrutor para adaptar buenas historias, pero en idilio que terminó románticamente con un fundido.
El guión se embarca en sus últimos días de supervivencia, tras cierre de telón, perfumado en alcohol contra el desengaño amoroso, arrastrado a un panorama matrimonial complejo y enfermizo por los estudios encharcados, rodeado de la depresión de una mujer y relaciones adúlteras... Se parece o no, ¿a algunas vidas de Succesion...? 
En el fondo todas se parecen, por parejas, puesto que si no eres rico y persigues estas relaciones, no mereces que un premio nobel te dedique una novela o un ganador del Oscar, prefiera dirigir una película sobre Don Nadie. Eso lo hicieron los estudios italianos, españoles o franceses, luego suecos, donde el divorcio fue el cambio. Lo sabe hasta Don Marcello Mastroiani, chac. 
Bueno sí, también las hay en USA... pero con altares estelares en sus épocas en blanco y negro o technicolor, o en el independiente. O los superhéroes que no resisten el panorama de la humanidad y sus nidos amatorios.

Efectivamente en 1976, The Last Tycoon no está separada de la tradición de esas familias regentes de la televisión y el Séptimo Arte, los medios de comunicación en Succession, a la búsqueda de los suculentos beneficios. Pues en la vida del mercadeo, no todo se compra y vende... como el amor dicen, que no será correspondido en parte en al película... Y en la vida... Y en esa pareja de Sucesión... 
Si bien, siempre hay un jefe que manda a otro menor, y Robert Mitchum se las conocía todas para ser doblegado o timado, plantea al hijo, más o menos adoptado en la cúspide, sombra de Robert de Niro... que se lo haga mirar. Pero el personaje también se las sabía todas ya y buscaba algo más. 
Por el contrario, en este momento de visualización de la serie Sucesión, no lo tengo del todo claro aún, me muevo más por las tendencias sociales y mis propios pensamientos críticos o alegres, que por la realidad del guión. Habrá que esperar al III y IV, hombre ya.

El amor y la boda...

Esto de las bodas, es un sinvivir. Fuck! Que se lo pregunten a Robb Stark. Nada que ver con Lord Star, salvo en la discusión sobre la convivencia con los amores.
En otros lares, reinaba la obscuridad entre hermanos, como sería en Hombre Rico, Hombre Pobre, con el maléfico  Anthony Falconetti interpretado en parche oscuro, por William Smith. Un actor que tuvo ojo con Jerry Lewis y como padre, no recuerdo parche, parte de nuestro pequeño Conan de Cuenca... 

Como curiosidad comentaré que aparecían en esta serie mítica, Peter Strauss y el poderoso Nick Nolte haciendo el humilde boxeador, un joven Bill Bisby como futuro Bruce Bunner al lado de Lou Ferrigno, el mítico Ed Asner inolvidable Lou Grant, y el mismo Ray Milland, que interpretó a un escritor alcohólico junto a Jane Wyman, next, para The Lost Weekend del maestro Wilder. Y que mató hithcocknianamente en el cine en alguna que otra ocasión, o igual andaba por el set de El Gran Magnate a la par que Gloria Grahame, actriz en Los Sobornados, En un Lugar Solitario y Cuativos del Mal. Obras maestras las tres, con amores terribles en magnífico blanco y negro.
Esta última con el gran Kirk, que ya me diréis si no tiene que ver con el temita intentado cardar la Lana, declive de Blackphone-imperium y la producción de éxitos glamurosos de Turner.

Pero antes de atravesar el último set de rodaje, y los últimos platos del convite, introducidos en la obscuridad por la visión del futuro de la producción, el Magnate va hacia una nada absoluta, quizás... 
Recordar en Mr. Kazan production y los pasos del desligado de todo, de la vida, a todoterrenos de la actuación como John Carradine y Seymour Cassel, Jeanne Moureau, Tony Curtis, Dana Andrews, una jovencita Theresa Russell, Jack Nicholson de guía sindical de guionistas y ahora, en huelga como allí, next nexo... ¡otro tema que te resuena! Y a Donald Pleasence... ¡qué decirrrr! Genio a ciegas. 
Pues nada, que también estaban comenzando Anjelica Huston y Peter Strauss por ejemplo. Jeje, otra. Y un hombre de los que son necesarios también, pues el actor de reparto casi desconocido hoy, Jeff Corey, trabajó en un capítulo al menos... de todas las series habidas o por haber, he dicho. Mi sentido homenaje a ellos.

Sin embargo, a pesar del interés de la obra del traidor Kazan, sobre todo, en los momentos de recorrido por platós decadentes, los cambios entre escaleta fílmica y la vida real, y ese trasfondo romántico, más bien platónico... el contar que, el director fue alumno de la escuela de Lee Strasberg como De Niro... y cuya esposa, estuvo en la mente de la Rubia de Hollywood, quizás políticamente, no se sabe. Así el tema no cuajó del todo, como el filme que se estanca al no alcanzar grandes momentos intensos y recordados, a pesar del espectacular reparto y que contase con guión adaptado de otro nobel como Harold Pinter... y el revolcón en aquel catre a la intemperie. Por otro lado, Pinter autor del texto de El Cuento de la Doncella, La Mujer del Teniente Francés, menudo amorío... la magnífica El Sirviente o El Mensajero, ambas de Joseph Losey, y curiosamente, una pequeña historia llamada Tea Party, tan a cuento. 

Y El Portero, interpretada por Robert Shaw, Alan Bates, como dos hermanos enfrentados en el apartamento, y Donald Pleasence, el vagabundo incitador del conflicto. Si es que era necesario, pedir más.
De Enredo a el gran Tycoon, en cero coma... ya ves tú. Velas...

The Fucking Family...

Este es el humor alocado, indiscreto y retorcido, pringoso como el fua de pato o los huevos de caviar, pasados por la guerra... que se avecina. En cambio algunos, prefieren una burguer y un simple refresco gaseoso, mientras se cae el mundo a sus pies. O consiguen, ¡un reloj! Su tesorooo, en sociedad...
En eso, apenas hay diferencias (salvo el tamaño de la cartera verdadera), porque todos consumimos... y deseamos cosas, viajes... chicas. Palacios, tal vez... Él también, porque sabe arrimar la bragueta, o no.

Este es el gran secreto de Succession, además de acontecimientos bélicos en las bodas... tal vez, fuenrales, quién sabe... Y él, su personaje y la pareja que le anima por doquier, por arriba y los abajos, serán parte importante de la próxima entrada del blog sobre esta serie... ¿Seguirán siendo pareja de hecho? ¿O volverán a las andadas, y se tirarán los insultos a la cara? ¿Se convertirán en pervertidos sexuales...?
Y los chicos, ¿se harán daño como los hermanos de otras series? ¿Y el gran jefe, qué sentido tiene todo lo pelead? ¿Se hablará de más millones, y helicópteros, y yates deslumbrantes... ? ¿Aparecerá por casualidad, Woody Harrelson...? 
¿Cuántas variantes escucharemos en los finales de capítulos, del soundtrack de Nicholas Brittell? Una banda sonora que parecía algo insulsa, pero que ha ido adquiriendo empaque con su dramatismo epopéyico.

Si desean conoce las respuestas de, mi primera mano y segunda parte contratante sobre la pelea de gallos en los negocios, no se pierdan los siguientes capítulos de ... Succession. 
Amaos los unos a los otros, como hermanos... Y si no, que les den a todos, fuck off! 


domingo, 21 de mayo de 2023

Good Omens. Season I.


El joven actor, hijo del mítico Bruce Lee maestro de las artes marciales y protagonista de sus escenas especiales en el cine, conocido como Brandon, poseía un carisma genuino para este mundo cinematográfico y las películas de acción, igual que su padre. Pero también destacó por una osada inteligencia innata, que no desarrollaba en los estudios y guió sus pasos hacia el mundo escénico y el teatro, bien como modelo publicitario en televisión, la academia de artes marciales de Dan Inosanto, y a clases de interpretación en la escuela de Lee Strasberg guiado por su atracción al cine. Y acompañado de su amigo, el actual director John Lee Hancock.
Sin embargo una maldita bala del calibre .44, que no debería haber estado en el tambor de aquel revolver, sentenció para siempre su brillante y prometedora carrera. Destino cruel para un héroe que vendía su alma al rock oscuro, convirtiéndose en un moderno vengador barroco que estaría condenado a recordar su amor, para siempre...

Su primera y mediática, gran oportunidad vendría por medio de la versión cinematográfica de la serie de éxito Kung Fú para la BBC Televisión, siendo el aprendiz y compañero del inolvidable y entrañabl David Carradine. Desde sus días en la academia, entabló una gran amistad con Jeff Imada, que luego sería su doble de acción, en las míticas secuencias de la referida película de culto de 1994, The Crow, dirigida por cineasta australiano de origen egipcio, que sería un referente para servidor, junto a su siguiente proyecto Dark City, conocido como Alex Proyas.
El resto es una triste y corta historia, de un ave cubierto de tachuelas eléctricas y cuero, que se ha convertido en escenificación realista del mito del prometeo moderno. Pero, una muy atractiva historia de amor eterno, encerrado en un círculo de fuego en el suelo, como ocurriría con el simbolo de Batman. 

Otra de las pequeñas historias en aquel filme que son, algo desconocidas por el gran público, es que la adaptación de aquella desconocida historieta, hasta entonces, estaría a cargo de John Shirley, que mayoritariamente sería conocido ser letrista del grupo de rock psicodélico, Blue Öyster Culte, que aportaría temas a la banda sonora de otro film de culto como Heavy Metal; y banda de la cual pudimos comprobar su brillante calidad instrumental en la magnífica canción Don´t Fear the Reaper, incluida en la serie 1899, cuya letra hablaba curiosamente del mismo anatema cíclico, sobre el amor eterno, la descomunión y esa instantánea personal entre la línea de resistencia permanente y la idea de la muerte propia.
Algo así parecido, a lo que contó Bob Fosse en aquella obra maestra que me deslumbró como ejerce actualmente, All That Jazz, con la magnética Jessica Lange y el gran Roy Scheider. Y que es otro de mis referentes en esto de retratar el deceso cultural, artísticamente.

La Blue Öyster giraría abriendo conciertos con aquellos Black Sabbath de los ochenta, ya comendados vocalmente por el gigante Ronnie James Dio (ex mágico cantante del superbrugo Rainbow) en sustitución de Ozzy Osbourne y guiado por los dedos zurdos de Tony Iommi, uno de los mejores de toda la historia... Nada más que añadir, mas que... ¡Malditas y terribles, máquinas! Fuck You \,,/
Y de ahí, ¡A la gloria! ... del Metal. Salve Mr. Brando Lee y su Eric Draven.

Pero, toda historia... tiene un comienzo...

Good Omens... 

Hay que remontarse hace, muchos, muchos siglos atrás en el reloj de arena, para encontrarnos con una versión primitiva de nosotros mismos y la creencia, con el pensamiento crítico sobre la vida después de la muerte. La carne devorada por los cuervos, y el más allá, donde viajaban las almas, de aquellos descendientes naturales del Homo Erectus. Los que se debanaron el cráneo en la charca de agua, sin saber, dónde se dirigían entonces... ¡como ahora!

Ya era tema recurrente en otras culturas ancestrales del pasado, al otro lado del Mediterránero, Mesopotamia, Egipto... antes de que se desarrollase en la mitología griega, bastante anteriores a Orfeo y su mito. El hijo de Apolo y la musa Caliope, tocador de lira para descanso sentimental del alma humana, que mantuvo otros antecedentes del drama clásico en el Olimpo... Muchos, en todas los tocados. 
Si bien éste, antihéroe, casi diríamos hoy, se enamoró de Eurídice que fue raptada por el hermano Aristeo, y el primero debió lanzarse al rescate de su amada, durmiendo con su música al Cerberus satánico tras su descenso al inframundo. La búsqueda, claro está, sólo podía devenir en desastre magnífico, para ser representado, una y otra vez.

En este camino inclinado vertiginosamente al vacío, o la Nada... sí, esa... ha funcionado el episodio dramático como motor recurrente de la condición humana, en los libros ecuménicos como la Biblia, y otros más pecaminosos, como el infierno de Dante Alighieri.
O el Paraíso Perdido del poeta John Milton, con protagonismo de Dios, los humanos o antihéroes humanos del paraíso, y el mismo Señor Oscuro, y del que el mismo Alex Proyas deseara encarecidamente, pero malogrado intento, un retrato o adaptación primordial y que, por otro lado, lleva rondando la mente de Scott Derrickson, desde hace bastantes amaneceres. 
Sí, el mismo licenciado en teología y director frente al sol californiano,  de obscuridades notables, tal que la del guión de El Exorcismo de Emily Rose, o investigadores paranormales del escalofriante Ethan Hawke en Sinister, transfomados en saga. O el último y notable Dr. Strange de Marvel que ha mutado la serie, y por supuesto merecidamente, el puesto de honor de lo infravalorado, con la máscara endiablada de Black Phone.

Break on Trough, to the Other Side, que decía Jim Morrison con los Doors, proclamando tomar la rienda de tu vida, antes de su conocido y amargo final... Qué perra vida esta, con todas sus vueltas burlonas, ¿eh bro? 
Tantas y desafiantes, como las vendas de la momia de un faraón... Probablemente de allí, o hacia ese lugar de la historia, confluyeron todas la versiones de cielo y el inframundo, con sus almas viajando de un lugar a otra, según sus merecimientos o los denominados, pecadillos...
Mr. Dante, que creía en la división preclara entre la función política del poder y el pensamiento  religioso, decía cosas curiosas como, que "el diablo no es tan oscuro como es pintado"... o, "tengo un pensamiento gentil que me hace sentir vivo, porque es un pensamiento de ti". Para que añadir nada más, eso de la eternidad emocional y un extraño sentido de la muerte. The Death, la de ellos, los Eternos del genial Jack Kirby, superviviente del general Patton y la batalla de las Ardenas. Eso si que debió ser... Miedo.

Pero volviendo por un momento, al relato mítico y onírico, el alma de Orfeo quedó impregnada del alma azarosa de su amada, por siempre jamás, y dentro de aquel laberinto profundo, maldito y muy caliente... te suena, ¿no? La perdió, supultada. Zeus se puso tierno y compuso su lira en el cielo de las constelaciones, como una más para la observación clásica, y Homero se encerró en su Olimpo literario con la Iliada, para escribir sobre ellos.
Lee se cabrearía mucho con el General Lee, porque tras crear Fantásticos, Black Panther, Bruja Escarlata, Iron Man (no el Mandaloriano), Ant-Man, Hulk, Thor e Inhumanos, no se sintió muy católico o correspondido de otros modos. Pasó por DC, se hartó como buen guionista también, y volvió para ofrecer sus Desviantes vs Los Eternos. Cuando ya los Celestials, habían aparecido en la entrega cinematográfica de nuestros queridos Guardianes de la Galaxia. ¡Benditos sean Raccon y Groot! Yo soy... je, je.

Entonces, los hijos de Erebo y Nix, mitológicos ellos, se concibieron como 3 primordiales, Éter, Eros y Hemera, el Día tras la Noche), y así hasta 25 abstracciones en número exacto. Que se concretaban sobre algunas expresiones muy conocidas por helenos y troyanos, como por ejemplo Mr. T y Mr. Gaiman; y por tanto encontrarnos a Moiras (o Parcas), Ensueño, Discordia, Miedo, Burla, Alegría, Sueño y Muerte. Y ahí, nos hallamos en plena batalla... por las vidas de todos, y amores algunos... que vendrán en un santiamén. Sand y amén...

Es esa Iliada fantástica, donde las Moiras susodichas marcan el paso del tiempo en nuestras vidas, como sirenas agradecidas u otras muertes a seguir, como las Hilanderas de una tela de araña en la que caer, contemporanéamente... en las que su mayor pedestal, se basa en amor y la belleza, sería propia a Afrodita, también conocida como Venus en Roma. 
Pero, eso es otra prehistoria mítica... que no viene a este cuento aún. Y que analizaría brillantemente entre gasas, la misma, despampanante 

Presagios (excelentísimos_)... 

Qué cosas, aún no he comenzado a contar nada de esta serie de la BBC Studios y los buenos de Terry Pratchett que en paz esté, y el desconcertante escritor Neil Gaiman. Ya preparando su segunda opurtunidad de crecer por el subsuelo de las cosas habituales... Imagino que ya sin bruja, aunque desconozco el caracter de la escritura original.

Pues en la serie de humor diluviano, Good Omens (algo así como buenas profecías o predicciones), nos encontramos con varios protagonistas de aquella reiniciación del Todo conocido, más mitificado y sentenciado en las alturas. 
Ejemplos como los 4 jinetes del tal, con sus coloridos desastres a la mochila, que servirían la nuestra como supuestos pecadores, en teoría no gráfica, sino escrita y revelada... ya sabes, quién... el Jefe. Que está en todas, innombrado hasta en la versión del The Sandman de DC Enterteiment, porque es el rival apocalíptico del otro.

Sin embargo, los principales son dos graciosos, no amantes de los chistes, sino de los viajes a todas las partes, las mutaciones y la fidelidad, sobre todo a la música de la banda Queen. Dios salve... ya lo supones, al Continental Bentley... que ruge en los infiernos sobre la clase baja de Inglaterra. Ya encarnados por el sarcasmo típico, de los Monthy y la chispa vital que caracteriza a actores como Michael Sheen y David Tennant, habituados a todo tipo de clásicos y monstruos consagrados.
Son dos tipos requetefinos, como don Pepito y don José, agraciados con labia por parte de sus dos bandos fronterizos, rivales desde tiempos inmemoriales, que observan competencias mortales y ven potencial en los humanoides de tierra. Encargados de adquirir la tutoría, o no, del chaval elegido por el mundo de la tinieblas. 

El Demian de La Profecía de Richard Donner, pero con otro nombre más clásico, que no AntiCristo, sino Adán, un Señor del Caos con ojos rojos de rubor, el hijo encarnado del Dragón de Siete Cabezas, o no, vete tú a saber... el dador de órdenes a los jinetes del caos, del motor Harley, y vasallo del rock&roll... Mr. Donner, sabía de eso, estuvo en mil batallas con jóvenes, Goonies, voló con Rutger Hauer, después de Roy, y las plumas de Michelle Pfeiffer, antes de las garras de Catwoman, y bajo la capa de Superman. En fin, armas letales que ya no volverán, no como ella... la de la garra curvada y su maestro bajo tierra quemada. Esto parece un chiste, pero está diseñado con gran calidad digitalizada y familiar para los humanos.

Rojo Guerra, Amarillo de Hambruna, a base de hamburguesas, que de No carne, lo que vandrá pronto en el horizonte mediático, en forma de otras cosas, hasta genéticas... Blanco contrario a Polución y cerca del hospital atacado por la enfermedad vírica, y Negro... amante de ella, la señora de la guadaña entre el casco y los dientes de marfil, pómulos afilados como las dagas, que le infrigieron el mal en el pecho, al joven aprendiz proscrito, entraña del mal.
En fin que, el primero de los protas, estuvo en el Otello teatral y acostumbrado a los reyes terrenales o luchas de licántropos contra vampiros viciosos, y el otro en el aciago Hamlet, el décimo Doctor Who e invitado de Marvel por Jessica Jones. Ahora, clientes habituales de Prime Video, también... y del humor. En ellos se sustenta toda la base de este triángulo, la mitología, la guerra histórica y su comedia.

Gracias a esta pareja, alabado sea, el dios de la interpretación... ¡que son varios!

... y caos de la Bruja.

El libro originario, no bíblico, tien dos vertientes Profecías agradables y precisas de... y a renglón seguido, Agnes Nutter, witch... Traducida como la Chiflada, ¿por qué? 
No tengo ni remota idea... pero es lo que menos me convence de la narración cómica.
El caso es que lo básico, es el enfrentamiento entre bien y mal, en la carne, mejor dicho aura, de sus dos protagonistas esenciales, la llegada de un Elegido anticristo y el tema apocalíptico del Armagedón, como telón final de las revelaciones bíblicas.

Por el contrario, todo en tierra, es entretenido. Hasta las referencias históricas que están descritas con gracia caleidoscópica a través de los tiempos, y la entonación graciosa de Frances McDormand, que gratitud vocal... En cambio, la estratagema del libro de Prachett y Gaiman, sobre la captura, persecución y las profecías de la bruja, son una blasfemia generacional, que me acaban cansando bastante, pues no les veo la mínima gracia.... hasta llegar a la desesperación. 
Especialmente cuando chocamos frontalmente de sopetón, con esa especie de burla durante el capítulo V, versículo no se qué, plagado de histerismo ridículo y gritos espeluznantemente, desquiciantes en charada ocultista. Lo demás, tiene un pase, o un anticipo, entrada celestial, para la siguiente fase... pues el mundo, el nuestro... no se acaba tan fácilmente. Ni no es, por una bomba atómica.
  
El Armageddon es un lugar, más bien ficticio, digamos. Donde se libraría la batalla final entre las dos hinchadas liadas, no el Liverpool y el Manchester, united claro... sino entre el universo de arriba y el mundo de abajo. Curioso porque los de arriba, atacan con estrellas ígneas que caen a tierra, desatando el apocalipsis de todo, con terremotos y demás desdichas. Al final, la ciencia tiene razón y el universo es un infierno... bonito, pero destructor.
Esto se escribió, mejor expresado, se reunió en un escrito en el siglo I, no se sabe bien en qué momento, pero cerca de los llamados joánicos, de Juan el Evangelista; y este apocalipsis bíblico conlleva de trasfondo la época de las persecuciones sanguinarias del imperio de los césares romanos, hacia los cristianos. Que pensaban en el poder de un único dios, encarnado en la figura de JC, cuando los del dedo arriba/abajo, empezaban a sentirse como tales.

Como por arte brujeril, existe un libro de los Siete Sellos, con ese Cordero como protagonista y la descripción gráfica de los 4 Jinetes con sus tendencias a la adversidad, afligida sobre los demás, por contradicción etimológica. Con cada apertura de sello, hala que te crió... una plaga, cataclismo o fastidio carnal, hasta llegar al gran Juicio Final... que no es pacífico, para nada tampoco. Este dios tiene un genio que te cagas, las patas abajo.
Con cada sello, una trompeta, y no es la de Armstrong con sus angelicales mofletes, sino un aviso, de que viene una Bestia, con rabo y todo, y dos testigos. Una mujer que batalla al Dragón, con un niño en el vientre y se ofrece en sacrificio a sus fauces, pero... son venciados, la bestia del Mal o Leviatán, que puede venir... y la de tierra o Behemot, y son arrojados al Lago de Fuego. Esa lengua, que todo limpia de gérmenes inmundos. Lo hemos visto hasta en Star Wars, y más.

En fin, que los ejércitos no acaban de entenderse y juntarse en la serie Good Omens, y nos hemos librado del Mal, por ahora, ya que parece haber otro segundo asalto... ¡clink, clink, siempre con humor pasa mejor! De momento, tenemos mil años más... o menos.
Luego viene el rollo de las naciones, pero me imagino, que los poderosos de esta Tierra, ya han elegido quién se va a ir al hoyo... y tenemos muchas probabilidades, eh.
De momento, más que una nueva Jerusalém, estamos en un impás, entre poderosos y militares, tira tús que te toca... ni chicha ni limoná.

Esperamos viendo la televisión, como buenos y benditos siervos, casi esclavos al programa de centrifugación, esperando esa Luna de Sangre, puede que vampírica, como la diversión y las hostias, sopapos coreografiados, de la peli de Renfield con Nicolas Cage en su salsa (me extenderé algo en sueños...), y el Sol más ennegrecido, que entonces será otro cantar... No de los cantares, sino del silencio. 
Como los héroes...
Como los mismos ángeles. o no...

Good Omens Soundtrack - David Arnold


domingo, 5 de febrero de 2023

Samurái Gourmet.

 


La cultura japonesa, particularmente su gastronomía, tiene bastantes aspectos en común con la nuestra más cercana, la mediterránea.

Ya que algunos de sus componentes culinarios, tienen conexiones con la tierra y sus regadíos vegetales, las partes corrientes o singulares de los animales (con excepciones, como el águila u otros), y esencialmente, el sabor a Mar. A marisco, pescado y algas.

Además de una querencia, suave por lo dulce, conjuntado en amargo y el peso de la historia, que es picante; los palillos para cortar y coger la comida, es tradicionalmente lo cotidiano, el sake, la ensoñación, el té, la nostalgia y lo cercano, el café, lo reconfortante, como los caldos y sopas... son las cucharas y el aliento; lo atrevido, va más allá, la búsqueda de otra sensación, las salsas y picantes, es un punto más allá; pero quizás, lo más asombroso es que su cultura más internacional, por excelencia, se extiende por el manga, y tiene un reservado frente a la barra, junto a los chefs, para hacer un hueco a un pedacito más. El solitario samurái, comiendo y guerreando, tanto corta, corta, tanto...

No es necesario, ningún tipo de sacrificio, todo parece hecho a la vista y con gusto por lo natural. Como si fuéramos verdaderos fetichistas de la comida, como sí degustáramos el placer de la compañía, a la vez extraña... Y no es necesario convertirse en un objeto del deseo, como el cerdo amantísimo de Nicolas Cage, en el filme Pig dirigido por el debutante ante las trufas,  digo cámaras, Michael Samoski. Igualmente placentera, salvo que con pequeños recorridos subterráneos hacia la fatalidad y la venganza de los recuerdos, olores y sabores. Un notable silencio del icono de otras èpocas y nuestro recuerdo ante el tocino, digo, lo cercano y emotivo. En fin, otra obra para gourmets y sibaritas del cine.

Aquí, volvamos a los trazos, que no vemos, pero, de alguna forma sentimos, como un relieve de la ciudad de Tokyo y sus viejos relatos de otras eras, deberíamos nombrar la historieta gráfica con la que abrimos el apetito atroz, aunque calmado, sin violencia ni cortes tajantes en el rostro adaptado al gran público, del autor Masayuki Kusumi de dibujante de 66 años, en dos fragmentos contiguos titulados El Gourmet Solitario y Paseos de un Gourmet Solitario.

Entre ambos títulos, con una diferencia de 6 años, un pequeño refrigerio, para volver a pisar la calle y los curiosos locales con sus olores guisados o fragancias en la plancha, junto a un hombre de mediana edad, que además de su homónima descripción del relato, comparte su afición por fantasear con otros tiempos.

Sin embargo, ahí queda la comparación con esta serie diseccionada por Netflix, porque sus guionistas Taguchi y Wada, han convertido las tribulaciones de aquel hombre mediano y desnortado, en un menos solitario, corredor de larga distancia. Con 60 años a sus espaldas, sentado en oficinas de por vida y cadenas, y una mujer con la que compartir... sus nuevos dones... o no... Vemos sus paseos indeterminados, o sus movimientos de mandíbula, colgando en la memoria. Con las necesidades justicieras, eso sí, de un tajante quijote que ensueña, a un paladín de las causas perdidas... y los gustos en continuo aprendizaje...  dónde quiere, cuánto quiere... cómo quiera.

Pero, sin ser un samurái viajero, es un caminante seguro... ¿o es inseguro?

Y esto... es Japón.

También se divide, como el ramen para dos, en personalidades contrapuestas.

Así se constituye su pareja de directores, en formas de ver la verdad y la ficción, puede que cada cual con su tema, que diría un pastor de ovejas, a vueltas con los mercados y los precios. Arribando a hurtadillas, o como un detective casi fantasma, a los puestos en la calle y los puertos, a los guisos confeccionados con gusto e imagen frente al televisor.

Don dos trazos, como dos géneros que se entrechocan y hablan, dirigiendo los paseos con su protagonista y su curioso caminar, que a veces se aparta de la realidad y de su parejas, en dirección contraria; pero para terminar encontrándose en la misma necesidad, dejar la soledad y sobre todo, sorber con pasión, la vida. Cocinando, andando, bebiendo o  relamiéndose los bigotes... postrado con la vista fija, adorando un buen vaso de cerveza. Sí, ¡cerveza, he dicho! 

El Aperitivo...

Es un aviso en un prado inmenso, y salvaje, propio de otra época, de eras arcaicas como la tradición gastronómica de un anciano imperio. Y ese punto enorme, sobre la comida y las constumbres.

Uno de los lazos con la tradición del cine, es el director Michihito Fujii, curioso nombre casi volcánico, que ha adcometido otra serie llamada El Periodista y trocitos de cómic como Ghost in the Shell antes de una película yakuza, como Una Familia. Mientras que el otro palillo de márfil tallado es, Mamoru Hoshi, que se destaca por filmes entre la comedia y el romanticismo nipón.

Ambos forman una teoría sobre la personalidad de una nación, su educación, su familia, el trabajo, la movilidad, etc... Todo aderezado con sabiduría, en este plato cocinado en episodios cortos, para no atragantarnos, y que persiguen el camino económico para darse a conocer en mayor grado,  o abrir las cartas de la cocina japonesa, a todos los posibles comensales en el mundo. Y curiosos...

Todo comienza un día excepcional, no por lo soleado del panorama callejero, sino, porque conocemos a este singular individuo, nada destacable, aunque de mirada limpia y afable. Por lo normalizado de la expresión y gesticulante al máximo, como personaje en sus zapatillas liberadoras de ciertos yugos del pasado... Comilón, sin embargo, delgado como su padre, seguramente... que empieza a contarnos que ha sido defenestrado por sus superiores en la empresa y, ahora sin actividad... no sabe muy bien lo que hacer... Pues nada, ¡a caminar!

¡Banzai, que decían aquellos lanzandos! Aunque pronto va a descubrir a través de las sensaciones, que hay algo más y que lo suyo, puede ser el yantar... que no el llanto de viejo... ya que un humor característico y natural, se esparce por todos sus poros, hasta la esencia del caminante y su nueva necesidad..., no tan solitario como dije, y sus recuerdos más sencillos, pero emotivos como un amigo de siempre.

Y es que, el actor Naoto Takenaka, ya cae bien desde el primer sorbo de cerveza, y ese fresco aaaah, era lo que necesitaba... con esa simpatía espumosa y la educación de los ciudadanos japoneses que deseamos para nosotros... pues no, nos conformamos con  ir compartiendo su día a día, tras el abandono forzado laboral y las migajas... y lógicamente, se quedará en vuestro recuerdo, por ser natural, como la comida misma.

Su mujer también tiene lo suyo, comprensiva, aunque se pelee con el estilo tradicional de una fuerza patriarcal de siglos, amparado con la simpatía acrobática y esbelta, de la actriz Honami Suzuki. Y el otro, el malo, el tercer sorbete con fuerza, que podría ser una mezcla entre el Clint Eastwood de más alto calibre y la efigie de aquel Goemon que ya no recordamos, inmerso en katana, de la que participara hace más de una década. O del espíritu desafiante del mismísimo Akira Kurosawa, tantas veces en misiones de salvación o redención, interpretado por un disfrazado de época, Tetsuji Tamayama. Salvo que no va, mucho más allá, el jefe es otro,.. aunque más cortado que su arma cortante, el apetito.

Saltando las distancias narrativas por sus diferentes Tokyos, y la agresividad en su trono de sangre o banqueta de culo, pues la diferencia esencial está en la sangre, en las vísceras que se cocinan y ya...

Se llama miniserie, no porque sea pequeña, en esencia, sino por la minuciosidad de las manipulaciones de alimentos, por sus cortos trayectos en el espacio, tiempo, y las pequeñas, grandezas, que nos presenta en los platos. El vapor inundando las cavidades olfativas... Unas, puede más atractivas que otras, según los gustos y las añoranzas, los tragos que también importan, las texturas en el paladar y las frecuencias... No se puede comer tanto, sin luego tener remordimientos, aunque parezcan sanos. 60 años, son 60 años, si bien seas japonés y tus ácidos lo permitan.

Por tanto, el cómic sería el aperitivo perfecto, para ir haciendo boca, preparándose para el colorido contraste con unas diferencias formales y un comerciante ermitaño. Lo trataremos de saborear.

Un Sorbito...

Las formalidades son importantes... pero la cerveza es la cerveza, vamos a ver...

Esta serie Samurái Gourmet que empieza con un poco de agua con cebada, como si fuera una excentricidad o un acto prohibido, con el alcohol claro a destiempo... se mueve como el ramen en una sartén o bol, tocando varios palos, depende del estiramiento requerido, los recorridos a lo largo del tiempo, antes de la jubilación,  a grandes pasos o, a horcajadas sobre el taburete. No acabas gateando, quizá desnivelado en ocasiones, pero firmes en su condición. 

Él y su voracidad como compañera, es como una nueva forma de sentarse a contemplar, de estar vivos, a sentir placer por las pequeñas, grandes cosas... servidas al dente sobre un caldoso reclamo de esta gran ciudad, que conocemos emocionalmente... o más quisiéramos, otros.

En frente de las costumbres y el deseo cumplido, está lo tradicional, también observamos, degustamos, otras especialidades de una isla enorme y monumental, con forma de recipiente inmortal, moderna, que se acerca a otras culturas occidentales, con sus sabores intactos para combinar el placer. Económicamente, excepto alguna excentricidad no habitual del descubridor, en capítulos apetitosos que despertarán tus jugos gástricos, seguro. 

La caballa y otros sabores salados del extrarradio, marineros, en excursiones de estudiantes, ¡recuerdas! No, no hay Moby Dick... Son peces más simples. Hartarse repitiendo, porque los episodios van sin espinas, sinceros y naturales, pues también tienen su propia estructura, nada de fragmentada o deconstruída, para sorprender con grandilocuencia. Cada uno es cada uno, y forman parte del menú, cada plato significa algo. Algo, esencialmente, personal. Casi como ¡las croquetas caseras! Pero, sin madre ya... o ella, es algo así. No, no lo quiere así... Él tampoco.

Cada bocado, siempre regado con un buen gesto, una excepcional mirada a los adentros, entresijos del personaje y su nueva perspectiva vital, si bien tenga que enfrentarse a una mirada esquiva de la juventud y sus egocéntricas necesidades. Siempre con un vaso de cerveza, o una jarra bien medida, para compartir con un café de la lectura, una simpática tormenta de coloridos paraguas, los precios que no nos van bien, depende de la infraestructura de los estilos y las sartenes gourmets, o esa memoria que nos viene a visitar, cuando ya no esperábamos nada, a estas alturas o canas.

Ella sí, pero prefiere ir a comer, acompañada... O sino, pega la vuelta y comer croquetas de la madre que las parió. Le dan igual los estofados y las fotos, son reliquias del hoy, y ahora es ahora.

El sorbo postrero, es una gran sorbo. Lo que nos conecta con lo correcto o no, lo que no sabemos afrontar a las primeras de cambio, lo que observamos sin darnos cuenta, lo que no nos atrevemos a pedir, o decir, ya que estábamos en 2017 y ya no está bien visto; por eso, existe ese alter ego de la historia del acero, cuando las cosas se medían de otro modo, asilvestrado como tripa de águila o ácido del alma, frente a la quijotesca lucha contra las injusticias.

Absurdas, o no... ¡Esto es lo que hay! Kiaaaah...

La Salsa...

Algunos, en lo más recóndito de su espíritu samurái, recordando al Vivir del gran Kurosawa, se sientan y ven la vida pasar. Perfeccionando su búsqueda personar, otros hubieran preferido algo más punzante como un sabor a erizo marino... 

Tal vez, un buen corte a la altura de las tripas o más arriba, visceral, salpicando las paredes de los restaurantes característicos y sus transformados figurantes... No serían 7 y no 12, como se condimentan aquí.

Pero, tranquilos, no os hagáis los intrépidos, la cosa no va por ahí, colgando tripas del acero, sino que se reclaman estereotipos más corrientes y cercanos, no tan kamikazes, aunque hubiera podido esta bien... Son registros como los modales cotidianos, que destripamos en otros, los que se saltan los ególatras, los maleducados, exigentes, olvidadizos, apesadumbrados, contrariados con el mundo y sus gentes... inhumanos... Mas, eso también, casi siempre arrepentidos.

Gracias al que todo lo ve, recorre y consume... El samurái, este sí, solitario.

El Postre...

Por supuesto, lo dulce es muy importante, hasta en el Japón. Y el café... que no debe estar frío, excepto con hielo en verano. Ahora es reconfortante.

Casi tanto como la salsa picante, y los gritos que los incautos turistas escuchan, si cambian o modifican a su gusto, el objeto del deseo. Mecachis, insulto en un país con unas tradiciones que se empiezan a adaptar a los gustos... eso dice el samurai. Si bien lo auténtico, siempre será lo auténtico, como el típico aventurero con rencillas y los mangas.

Las casas tradicionales son la puerta y los gestos del protagonista, un sendero al placer,  las palabras de apoyo de su compañera (aunque tenga sus quejas del tratamiento en las labores), una condición... las formas en que vemos arremolinarse los sabores en la cocina, abriendo nuestra insaciable apetito, es la vida... todas parecen ante la televisión, auténticas.

No es casualidad que sus cuidadas descripciones visuales y su gesticular encuadre, combinado con las calles de la ciudad y sus locales típicos, fuera de las primeras producciones grabada en 4K/HDR y sus prestaciones para fantasear con realismo gráfico. Debería ser una joya de la televisión moderna, que aumenta las ganas de salivar y soñar con viajes deseados.

Y sólo, con 12 pequeños bocados... como 11 soleados días... y uno lluvioso.

Como los cómics, aunque pudieran ser violentos o grasientos, por la sangre y las vísceras, la serie Samurái Gourment lo es también, real como la vida misma o un rodaje de una película, con sus tiempos de espera y sus momentos estelares... Hummm, ooooh, ¡delicioso!

En ese aspecto de veracidad, es directamente exquisita, en la que disfrutamos con sus servidores al público y ese expresivo agradecimiento de lo bien condimentado, por los expertos tras las cámaras y el aspecto saludable del personaje principal. Y sus aliados cálidos y afilados...

Nos recuerdan que ante la comida, no estamos solos. Todos podemos disfrutas en pareja o familia, incluso con desconocidos que expresan una opinión o comparten una atracción por el sabor o la vida.

Han pasado los años, y en esta mesa me he sentado como si fuera ayer, y he disfrutado con su frescura, fresca de los platos y los fogones. Y eso que son limitados en el tiempo... Una verdadera y sugerente característica, para hincarle el diente de nuevo, si lo hiciste ya.

Sino, pide un café y siéntate a conocer al Samurái Gourment, porque merece la pena... A no ser que seas un único cliente de comida basura... e impaciente.


Porque la serie, es templada, no hace sangre. No se entretiene en enseñar lo innecesario, es abierta a todos los públicos y comensales, con ganas de conocer más, otra lejana cultura. Pero, más cercana de lo que hubieras imaginado, su sabor es como el nuestro.

Sus grandes protagonistas, nosotros... alcanzan edades centanarias también su Mar y su cocina saludable, como los viejos habitantes del Mare Nostrum.

Vitaminas a raudales, pasta, aceite y vegetales, algún buen sorbo... de café, que nos viene de lejos y se quedó en el recuerdo... y muchos de caldo... de Cebada. Salud, y fuerza a golpe de katana. Digo de palillo...

¡Ah, y para ser justos... con los profesionales... 

la mayoría de ellos... que todo hay en la viña del señor! 

¡Gracias por la comida! Sayonara, beibis.


Cinemomio: Thank you

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