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sábado, 5 de noviembre de 2016

Broma Asesina, Kubo y... ¡Perritos Calientes!

Héroes de Ayer y de Hoy.
Los cuentos y los tebeos, aunque diferentes en estratos culturales e históricos, fabulan con los miedos intrínsecos del ser humano o representaciones fantásticas de la mitología de antiguas civilizaciones, adaptadas a la sociedad a la que representa en cada instante.
Por ejemplo, en la disparatada película titulada Sausage Party o La Fiesta de las Salchichas dirigida por la dupla Greg Tiernan y Conrad Vernon (en aparente superficialidad), se juega con esa doble concepción de la Humanidad, dividiendo la vida en ambos planos metafísicos y teológicos, en que los dioses se convierten en mortales y los humanos toman la forma de alimentos, colgados en las estanterías de un supermercado, y con sus curiosos cerebros esperando una dramática solución final, a sufrimientos sexuales o extraños comportamientos que provienen de ancestrales temores.
Esta dualidad, universal como la física, posee una curiosa derivada hacia la comedia del arte, más o menos, fetichista, humorística, trascendental y enmascarada. Que se define en las características de esos animales provenientes de la fábula o filmes de Walt Disney, como héroes sacrificados o villanos, y se amplifican en caricaturas con la épica actual de novelas gráficas o los animes de la cultura japonesa.

Por tanto, este es un comentario dicotómico sobre la naturaleza humana, pero más concretamente, un abanico animado que airea diversas facetas de la animación clásica para adultos. Que iría, desde las tiras dibujadas de los tebeos y los héroes comunes, a la concepción manual del denominado Stop Motion y las expresiones de la cultura oriental en madera o papel. Hasta una vuelta de tuerca adulta a los conceptos tridimensionales y la animación digital moderna. Muy recomendable.
















Batman: The Killing Joke.


Sátiro: se dice de aquella criatura de la mitología greco-latina, mitad hombre mitad carnero, que representa las fuerzas esenciales de la naturaleza. Junto con las Ménades forman el cortejo dionisíaco, para deleitarle con música y baile. Con tendencias bisexuales, no confundir con los faunos de la cultura romana y sus patas de chivo.
Hombre lujurioso o con tendencia a lascivia sexual. Mordaz, propenso a zaherir. Amante de personas más jóvenes. Violador.

El título de esta cinta de animación dirigida por Sam Liu, un habitual del universo DC y creador de storyboards sobre el hombre murciélago y de otras series, se basa en la novela gráfica del mismo nombre, delineada por un dibujante gráfico como Brian Bolland, coloreada por John Higgins y delimitada conceptualmente por el mismo Alan Moore en 1988. Regresando a sus orígenes criminales con Desde El Infierno o una inmersión monstruosa y radicalmente oscura en V de Vendetta, John Constantine o La Cosa del Pantano, como anticipo a una carrera nutrida, en parte, con las vicisitudes de los sufridos héroes con fantásticos poderes y sus convulsas relaciones, desarrolladas en Watchmen o La Liga de los Hombres Extraordinarios. Su última parada, el próximo año, con el guion de Justice League Dark, en la reunión de ambos mundos.
Por tanto, con sus aptitudes satíricas, bufonescas o histriónicas, algo chistosas, como desquiciado bufón. La némesis de Batman, el Joker de The Killing Joke, es un ser grotesco y peligroso. Eso sí, sus juegos duales, le conceden un singular privilegio ante los seguidores a los cómics y las películas de superhéroes poderosos o dominadores de una tecnología punta. La traducción tendría dos ramificaciones argumentales, sobre la marcha, una que consiste en la broma que nos hará morir de risa, otra, una psicótica referencia a un criminal despiadado o asesino, con tendencias burlescas y todo tipo de artefactos o trucos, incluida, la distorsión de la mente humana.

Allan Moore vio retrasada su obra, por diferentes problemas, y se centra en la vida anónima, hasta ahora, pasada y privada de un villano en crecimiento, como la apertura de sus comisuras, mostrando sus terribles orígenes y su primer encuentro, tragicómico, con el ser llamado Batman y su compañera, más sexual y polémica que nunca, llamada Barbara Gordon o Batgirl.
En su camino a la primera plana del crimen de Gotham, el Joker decide atacar al jefe de policía, James Gordon, con dos terribles consecuencias motoras y psicológicas para padre e hija, desde su escapada del manicomio Arkham a un siniestro y surrealista, viaje al asesinato por las atracciones y el mundo circense del freak, que bien reflejara Tod Browning, en aquella magnífica obra maestra de 1932.

Su predecesor Red Hood, le confiere ese lado mafioso y organizado, dentro del caos familiar, mientras Batman en primer acto, se enfrenta a una tirante relación, triangulada, con tintes admirativos, aunque prohibidos para la salud. Una pareja que se subdividirá en cuatro formas distintas, personalidades reales y secretas, entre capas apiladas o entremezcladas, ante la debilidad por sus sentimientos, puestos en el filo del juego, criminal o sexual...
Barbara, llevará una transformación forzada, extendida en el n.º 23 de la serie Suicide Squad de 1989, en la que Moore transmitiera la siguiente explicación: «Le pregunté a los de DC si tenían algún problema respecto a la evolución del personaje de Batgirl en esa época, recuerdo hablar con Len Wein —editor de la obra— y escucharle decirme que "dejara lisiada a esa perra". ¡No haré más preguntas, señoría!

Batman: The Killing Joke, basada libremente en la obra de Mr. Moore, es una prueba de la animación determinada hacia el público adulto. Con características más sopesadas para un vehículo habitual de dibujos o superhéroes, territorio con personajes suavizados hacia la infancia. Algo deformado en los comienzos de las epopeyas clásicas, conceptualmente enrevesado, tal y como el dibujante Mr. Bolland definiera sus líneas y el escritor británico de Northampton, los resortes argumentales de esta Broma Asesina o Mortal.
Una historia atípica sobre el famoso caballero de la negra capa y orejas de murciélago, avizor, también o especialmente, sobre su chistosa antítesis, en dirección contraria que confunde sus realidades filosóficas y humanas en la sociedad, como el odio, la venganza, en contraposición, con su aspecto colorido y su humor sarcástico o cruel. Pues, el Joker alimentado por un acervado malestar personal, se convierte en la ácida némesis, del héroe y de sí mismo, sobre los focos de un desangelado escenario, más frío y triste, que la irreal conclusión a priori. Tim Burton se enamoraría de sus dobles encantos, para su adaptación cinematográfica de Batman, por que: "... aunque nunca fui fan de los cómics, siempre me ha encantado este mundo cruzado del héroe ennegrecido y el villano cómico".

Tiene una cierta inclinación animada, que ha servido de referencia para diversos videojuegos, en Batman: Arkham Asylum y su secuela Batman: Arkham City, con la vestimenta o la repetición de diversos diálogos, o servir como cruce argumental o crossover, entre varias series como: Batman, Batgirl, Batman and Robin, Catwoman, Detective Comics, Nightwing, Red Hood and the Outlaws, Suicide Squad y Teen Titans.
De ahí radica su encuentro atemporal, al igual que la memoria accidentada de ambos o carácter enemistado entre Batman y el Joker, reiterando en el futuro sus encuentros, sobre la dualidad existencial con la risa y el éxito. O, la oscuridad mental de un asesino, con rasgos de payaso profundamente amargado, sádico chistoso, eléctricamente atractivo. Pero, a través de un trastorno psicológico, alimentado por la figura oscura, a la que culpabiiza de su trágico silencio e incipientes bromas pesadas, contubernios con negocios dudosos y otros accidentes dramáticos, que marcarán su personalidad, al otro lado del espejo deformado. Reflejos del hombre (monstruo) pretérito, tras su ámbito profesional o familiar, donde el, aparentemente, luminoso clown y el otro hombre de éxito, solitario, podrían llegar a confundirse en el cerebro. Bien y Mal, entregados y cogidos, de la mano y una sonrisa del destino.

Otra parte, se dedica a la evolución de detective y víctima, entre una serie de choques inesperados, por una Gotham City amenaza de bandas organizadas y el peligro exponencial de padre e hija, siendo apartados del caso por distintas vías. Un ambiente invadido por la acumulada frustración del pretérito cercano, cuando el terrorismo acecha tras la puerta y el desenlace, es un secuestro con ensoñaciones tortuosas y otras sugestiones de la conciencia. Donde el caballero oscuro tendrá el último enfrentamiento, bastante circense con un maestro de ceremonias jocoso.
Batman al rescate de un amigo o invitado especial a ese parque gótico y diabólico, de espejos y cuchillos, contra los esbirros que son fuente de la inspiración ¨jokeriana` o una chistosa imaginación hecha para hacer el mal.
Por consiguiente, coexisten dos planos dimensionales en The Killing Joke, con el héroe malherido y su némesis espoleada por el odio, en una realidad y, simétricamente, una fantasía conceptual. Es el dibujo de archienemigos u hordas de freaks, defensivas legiones de la risa insana, provocando, tocándose y riéndose, de ellos mismos, como el protector y el Joker. Hasta el fin, frente a frente, tal que el brillo de un turbulento amor entre bestia y compañera aliada de vuelo, bajo una obscuridad ajustada a sus cuerpos.
La perfecta Batgirl y su próximo devenir en la tierra... Atacada por un repertorio de chistes sin brillo, o con ofuscación, se enfrentará al crimen abominable, la provocación y el carisma enfático de un psicópata. Comodín desfigurado y sus deformes de feria (algo desdibujados o sin peso escénico en el filme), pues estos acólitos al servilismo de la sonrisa asesina, son unos esbirros de circo que se sentirían despreciados, por un agravio comparativo con los del cine real.



Si bien, el filme posee una animación más estilizada, manteniendo las constantes del cómic y entregado a esos rasgos personales del anti-héroe, sus líneas son tensas como la sexualidad de un héroe. Su visión radica en una determinante apertura a la violencia más sangrante, sin costuras y, a la recreación de múltiples problemas psicológicos entre el cuarteto protagonista. Como la enfermedad mental o posturas enfrentadas sobre la justicia y el orden, pero, por encima de todo, la venganza personal. Por ello, sus dibujos finales son una expresión surrealista en forma de pesadilla existencial o alienación del cubismo, debido a aquellos rasgos innatos de una mente victimista y peligrosa. Igual que el viaje final de 2001, es una puerta dimensional a un terror escénico de la Humanidad.
Por tanto, prevalece la antipatía frente al héroe perfecto, o la inseguridad oculta en un disfraz,para demostrar una posible apatía, desesperación, cariño, depresión o crueldad a prueba de ácidos, donde Joker es sarcasmo en persona o sadismo hecho dibujo animado.
En algunos aspectos desconocidos, hasta ahora para Batman y su universo de sombras en la animación, los colores tintan una historia contra el crimen, atractiva y fluida (salvo pocas escenas de acción que disminuyen algo su nivel técnico, o probablemente, una ajustada financiación). Y la evolución de un cómico, venido a menos... ¡o más! De monologuista deprimido a un cambio drástico y definitivo de su apocada personalidad, evolucionado químicamente a estrella de este show, o ¡el Joker!

Punto final. La risa subyace en el trasfondo individual de los personajes. Unos perdiendo su punto de apoyo o base familiar. Otros el físico o la razón indispensable para sentirse un ser completo, o racional, semejante a una gran burla de consecuencias inesperadas que se apodera de la última escena y nuestro mundo. Convirtiéndose en el foco neurálgico y dual, de este circo humano, de risas y sombras, o viceversa.
La Ciudad Gótica seguirá siendo testigo de sus métodos inhumanos o desviaciones masoquistas, que persiguen su caos y la destrucción implícita del mito legendario, con forma de murciélago. Bajo vigilancia, a carcajadas...
The Killing Joke logra ese propósito básico de entretener, manteniendo las pautas de la serie animada para televisión, pero aumentando la capacidad de sorpresa, con altas cuotas de secuencias ultraviolentas. Más, un mensaje implícito para la sociedad actual... ante la persistencia primitiva de ese lado siniestro del ser humano... observen y ríanse. Hahahihihuhiha! O no.

















Hay veces que sólo puedes decir, ¡qué maravilla!
Porque, la sensacional animación de Kubo es una ilusión continua e imperecedera en nuestra memoria, que evoca la magia de los grandes maestros orientales y su técnica sigilosa hacia la ilusión. A través de una curiosa mezcla de sensaciones, surca la magia de ambos polos opuestos con una narrativa pintoresca. El encuentro con aquellas conciencias ancestrales o latitudes espirituales que evocan las películas Coraline o La Novia Cadáver, con una división onírica o un concepto visual dinámico del romanticismo y la épica, más próximo a nuestra cultura occidental. Aunque, el viaje se desarrolle en el recuerdo del Japón feudal.

Kubo... primera película en la dirección de Travis Knight, productor y director de animación, que intervino en las mencionadas anteriormente, además de pertenecer a la producción de Laika Animation. También artífices de pequeñas historias como Paranorman, el corto Moongirl o The Boxtrolls, el juego con los fantasmas que atraen a su mundo a adultos confusos, olvidados y estilizados en la animación.
Todo el mundo de Kubo y Las Dos Cuerdas Mágicas, proviene de la tradición cultural japonesa y de pequeñas manifestaciones de su pensamiento filosófico o costumbrista. Desde los engimono o amuletos de la suerte, que se portan en el bolsillo y se venden en templos o santuarios, para mejorar temas como la salud o el amor, hasta la técnica de plegado de papel, denominada papiroflexia u origami (se prohíbe el uso de tijeras o pegamento), para obtener trabajadas figuras, como por ejemplo, un mudo pero intrépido samurái. El origami construye el medio que nos rodea, fauna y flora, la vida cotidiana y sus herramientas, animales y mitología, etc...; cuando el papel constituía un material de lujo para la nobleza, utilizado para distinguir su posición social, por ejemplo, entre samurái de la aristocracia o un joven campesino. En la tradición japonesa existe un bardo llamado Hoichi, que era ciego y tenía una portentosa habilidad para tocar el shamisen.

Kubo es un chico soñador de una pequeña población, cuenta a sus vecinos pintorescos, historias épicas con su instrumento de piel de gato o perro (en India se confeccionaba con piel de serpiente) y guarda la memoria de un huérfano en su interior. Su poder radica en sus tres cuerdas y la imaginación para la narración o Katari-mono, propio del teatro tradicional. Otro instrumento musical es el biwa, una variante con que se adoraba a los kami o espíritus de la naturaleza, como genios de un culto naturalista para la veneración de los antepasados fallecidos. En japonés Kami no michi, es el camino de los Dioses, significa que el japonés es hijo de los espíritus y, por tanto, tiene naturaleza divina.
Kubo y sus ´amigos` animados, pertenecen a la tradición fantasmal del Japón y los seres mitológicos, denominados Tenghu. Sin embargo, e, guion de Marc Haimes y Chris Butler (ParaNorman), adapta una historia familiar y épica, plagada de magia y excelente animación, que mezcla la flexibilidad del papel y una secuencia magistral de movimientos de marionetas, paralela a la acción y el romanticismo clásico. Y la importante aportación de la música, con una banda sonora creada por el compositor Dario Marianelli (V de Vendetta, Expiación).


Kubo es ufano e inteligente, vive con su anciana abuela en una aldea tradicional, pero posee una sombra en su corazón. Algo que viene a visitarle a menudo, como a aquellos muchachos de Dickens, entre togas ancestrales, epopeyas mágicas y amuletos familiares. Son sensaciones animadas entre artesanos y la leyenda. Joven intrépido, imaginativo y risueño, pero con un desgraciado vagar personal por la Tierra, entre sus dos cuerdas atadas al ayer. Lo siente todo, con su vista cansada o, más bien, disminuida por un odio ajeno y misterioso, aunque posea el deseo de disfrutar de las pequeñas cosas a su alrededor y siempre regale, una sonrisa o su poderosa imaginación a un entusiasmado público. Ya que este pequeño bardo canta el drama pasado y visiones de un futuro mejor, a vista de su ojo oculto y la magia procedente de la música.
Quizá, los sonidos y la danza entre estas dos cuerdas, evoquen a personas muy cercanas a su vida, como el eco de voz de un padre y madre, interpretados por Matthew McConaughey y el cálido tono australiano de Charlize Theron. Luego, se produce una lucha ancestral entre ellos, por el amor casi imposible. Perseguido por dioses y monstruos, saldrán en busca de una armadura, propiedad de padre, un legendario guerrero samurái o Hanzo. El ayer de Kubo y su familia, le visitará mutado en enorme escarabajo ciervo o Beatle protector, con su cuerpo negruzco y espíritu decidido, y una consejera o mona Sariatu, conocida efectivamente como la presencia materna. Coloquialmente, llamada Monkey.

Kubo y su optimismo infantil, posee la voz del actor de Juego de Tronos, Art Parkinson, que entona como los ángeles "animados", antes de verse envuelto junto al gran Toby Jones (Infamous, El Topo) en el filme Zoo de Colin McIvor, durante la WWII. Y se entona en el recuerdo con aventuras de katanas, tras dos mundos diferenciados, entre su ojo y las dos cuerdas, navegando por el hielo o cambatiendo a terribles enemigos, como esqueletos gigantescos, dragones, fondos marinos, hermanastras odiosas como las de Blancanieves, dictadas por la actriz Rooney Mara o un temible individuo con la voz de Ralph Fiennes y el rostro de Peter Cushing (o el inolvidable Christopher Lee, según otras referencias visuales), a quienes combatirá con imaginación, cantigas, mucha flexibilidad y la ayuda de sus queridos animales o compañeros.
En Japón se crían y coleccionan escarabajos o ´kabutomushi`, capaces de cargar 850 veces su propio peso, para sus pequeños y dramáticos combates retransmitidos en directo. Se dice que The Beatles, tienen su nombre asociado al éxito y el movimiento, seguramente debido a sus notas viajeras, o los élitros que al retirarse despliegan dos alas poderosas para alzarse del suelo. También, que un coleóptero no se aparta jamás, chocando durante 300 millones de años contra cualquiera que se interponga en su camino. Tal vez, la mona representa a un código de conducta o santai, que predica no ver ni oír la injusticia a su alrededor, ni siquiera expresar la insatisfacción propia, y que perdura en la actual conciencia nipona. Eran los tres monos que identifican la antigua deidad Vadjra. Pero esta madre si, "ve el Mal, escucha el Mal y lo maldice", y se entrega a su combate.

El joven necesitará, para convertirse en héroe, el apoyo de estos dos amuletos esenciales, tan personales y carismáticos como él mismo. A la búsqueda de sus raíces y otros tres elementos míticos, la espada indestructible, la coraza impenetrable y un casco indeformable... Si lo consiguen podrán derrotar al odio ancestral, representado en dos hermanas y un dios cruel, sin embargo, mitificado y algo mortificado por su débil memoria.
Para esta aventura feudal u odisea romántica, el muchacho utiliza las mañas que le fueran otorgadas de su nacimiento, Real. Unido a esa característica juglaresca que usa para contar viejas leyendas transmitidas de boca a oído, vibrantes y revitalizadas por la celulosa o los pliegues mágicos. Porque esta técnica, emerge con animación clásica de marionetas y sus pasos milimetrados, mezclándose de forma artesanal y espiritual, siempre encantada como tonada. Un estilo único que acerca ambas posiciones culturales, para captar la atención de todos los públicos y edades. Kubo y su ambientación magistral, es el inicio de un viaje a tierras lejanas (próximas, en su mente) que busca la sabiduría o comprensión a través del todo o lo absoluto. Supuestamente, ese amor cohibido o prohibido por necios posicionamientos.

Quizás, por la fusión de distintos elementos indisolubles y cierta brujería técnica, la fuerza de Kubo a partir de hoy, crece, hasta erigirse en héroe de futuras generaciones, de la mano admirable del director primerizo, Travis "el Caballero de los Muñecos" y su grupo de fieles amigos de Laika, conceptuales animadores de la belleza visual y estética, de cuentos clásicos o épicos, cargados de poesía.
Una magnífica historia que emociona y divierte a partes iguales, compaginando a la perfección, usos de la cultura japonesa y acercándose al costumbrismo de sus moradores terrenales y su mitología, dividida en dos históricas extensiones del mundo antiguo y la vida moderna. La carnalidad y la compasión del ser humano, frente a la heroicidad de los samuráis, casi tomados como dioses y sus radicales tácticas guerreras, o esa eterna lucha de bien contra mal, sobre una frontera imaginativa y una narración del espiritualismo oriental. Pero siempre, necesitada de esta raíz terrenal que arraigue en los hombres y sus familias, sus recuerdos, el respeto y el amor.
Por tanto, la misión del brillante Kubo... es la misión de un héroe y la búsqueda de ese amor generacional. Hasta la comprensión racional y armónica de dos mundos conectados de alguna forma por luz y obscuridad, con su magia transformada en música. El tercer y acertado elemento (tras la narrativa y la animación), que dignifica nuestra pequeña existencia y amplia su mirada, hacia la inmortalidad de los sentimientos o la recuperación del conocimiento básico, es decir, de los recuerdos.

De su aspecto fílmico y ritmo animado, destaca la construcción de marionetas y rasgos identificativos, gracias al trabajo minucioso de la productora Laika Animation. Así como, los escenarios y la elaboración planificada de distintos materiales, en composición lírica de formas y colores empleados en cada secuencia, para recrear esos dos planos contrapuestos, estilizados y oníricos. El de lo terrenal o humano, frente a la superioridad moral de lo espiritual, en un proceso de transformación que acerca a hombres y las fuerzas inmisericordes de sus dioses, capaces de interactuar con nosotros y emplear su poder para doblegar a unos seres, débiles o mortales.
Primero, con un exquisito movimiento de personajes y la fluidez de hermosas anécdotas durante toda la película, sorpresas que afloran en cualquier giro dramático o zona personal por la que se trasladan acompasadas. Un ritmo acorde a su liviana existencia, bajo manos expertas de un "master of puppets" muy destacado... y que, posiblemente, tenga una recompensa merecida en próximos premios cinematográficos en su género. Tal vez, otros más...

Segundo... por aquellos temas propios de la cultura japonesa, desde creencias ancestrales sobre espiritualidad y el recuerdo a sus seres queridos, hasta sus figuras guerreras del pasado, imbuidas de valor y un honor característico en su historia, recias, si bien envueltas en una maravillosa complexión de celulosa o empapadas por mares exóticos y lágrimas de emoción.
La misión de Kubo, es la misión de un héroe y la búsqueda de ese don perdido, repleta de comprensión, espiritualismo y armonía, de dos mundos conectados por alguna forma, necesitada de luz y obscuridad.
Kubo y sus dos cuerdas líricas, por ello, tocan el fondo del corazón, la cultura y el humanismo. Con su creatividad para contar historias y erigirse en juglar de la emoción o trovador del papel, pues, todo en Kubo nace para disfrutar de la aventura, se envuelve cálido o emocional alrededor de sus inolvidables personajes... y se despliega dinámico, acompañado por voces de lujo en un escarabajo y una mona. Imprescindible para jóvenes, de edad y... de espíritu.
















La Fiesta Salchichera.


Al finalizar, la vida es un ciclo de reciclaje continuo. De héroes y villanos, luz y oscuridad.
Unos arriba y otros abajo, en dos mundos separados por la imaginación, esperado a ser consumidos. Individuos o personajes de cine, con sus deseos, pasiones inconfesables, trabas personales o miedos. A veces...
Puede ser un lugar salvaje, donde los alimentos toman conciencia de su existencia. Mientras los dioses o humanos (esta vez), están animados o se entretienen con otras extrañas costumbres alimenticias, para intentar sobrevivir. Aunque tengan que nutrirse con la carne de Bambi o bombardearse con glucosa ofrecida en cantidad. Envases herméticos de otras sustancias energéticas, desde paquetes de incontenibles salchichas al sex-appeal de panecillos, aún no calientes, dispuestos a abrirse a otras experiencias cárnicas o jugos emocionales. Mientras, se entregan a la verborrea humana, de gracietas o presunciones tópicas, puestas en el gesto animado de una comida... de tarros. Entre sexos.

La extrañeza viene precedida, del ambiente animado de anteriores episodios de sus directores (son autores de la historia del tren Thomas y Amigos), cambiando su mundo infantil y rodado, por esta lucha de incontinencia sexual (y la mortal existencia), a encontronazos de conciencia. Con vocecitas interiores, donde se despliega toda una variedad de caracteres humanos o posibilidades sexuales, más o menos, racionales.
Y la interacción surrealista, con los seres superiores que los observan como una extraña evolución o mutación genética del cine tridimensional, derivada del consumo de otras diabólicas sustancias. Esta "mala leche" narrativa tiene su elaboración, en el guion de una pareja formada por Kyle Hunter y Ariel Shaffir, e imagino con participación irreverente de Evan Goldberg (Pineapple Express), Jonah Hill y Seth Rogen, también como voces discrepantes del pequeño Karl o Sergeant Pepper, respectivamente; demuestra un punto de crítica que, puede identificarse con aquellas personalidades que nos rodean en la vida real, posturas por géneros y razas, la mitología o la teología, o esos pequeños pensamientos diarios, que podrían suceder en nuestros cerebros, omnívoros. O nuestra conversión en zombies, en el más allá.

En todo caso, extremos. Rasgos caricaturizados hasta la exageración o el sarcasmo más animado y ácido, para una producción adulta entre Columbia Pictures y Annapurna, que es difícilmente definible o confusamente recomendable. Dependerá de las sensaciones personales o atracciones, incluidos los géneros de jóvenes asilvestrados y calenturientos, el musical ´bajo en colesterol`, el cine de esteroides y acción monstruosa o bélica, como aventuras en miniatura, viajes, serial-killers y el horror más gore (con dioses y su alimento, como aquella película del director Bert I. Gordon basado en una novela de H.G. Wells); pero con humanos transformados en salchichas (nada que ver con la famosa salchipapa... o puede que sí), con las amistades peligrosas de Seth Rogen, dubitativo y bipolar, Jonah Hill como Karl o el imparable Michael Cera como el defectuoso Barry.
Además, oiremos el rollo casi bollo entre la voz panificada de Kirsten Wiig (Ghostbusters) y la atrevida o sensual pan de pita Salma Hayek. Así como, una increíble o auténtica variedad de productos para consumo chistoso o lujurioso, desde un empleado del supermercado ShopWell, con la voz de Paul Rudd o Ant-man, la vuelta a la realidad del consumismo en una Mostaza Melosa guiada por Danny McBride, un guía alcoholizado por un experto en tonos como Bill Hader, el Douche con sonoridad vaginal de Nick Kroll, Anders Holm como un ido Troy, James Franco como el alucinado Druggie y dos choques, más o menos civilizados, tal que los distanciados sociológica y culturalmente, Lavash el árabe o David Krumholtz y Humus enfrentado por Edward Norton… antes de ´enfrentarse` con Keira Knightley, Kate Winslet y Will Smith en el filme Belleza Oculta, o un posible proyecto animado de Wes Anderson en Stop-Motion.

Calorías a pedir de boca. Para descubrir, que el sexo no siempre está al alcance, cuando se desea... o que su destino final no es la Tierra Prometida y la procreación, ni los dioses son tan divinos como pensábamos...
Sino, una compleja y luctuosa situación, salvaje, mucho más cruel de lo que habían soñado o leído en sus libros sagrados. Ahora, la caducidad si es importante, en su interior protegido y evolucionado, solo olvidado en los antros de perdición calórica, con las ahumadas y colocadas tonalidades de Craig Robinson y Scott Underwood, o los desechados socialmente. Consumidos, tirados a la basura, rotos, usados...
Como en sus divertidas secuencias musicales, compuestas por Christopher Lennertz y Alan Menken, entre el vodevil o los grandes musicales de Broadway, y temas románticos de Spandau Ballet como True, o el potente rock en el motor melódico de Meat Loaf.

Los animales animados del pasado, se trasforman en productos manufacturados, víctimas de un mundo cerrado y jocoso, cruel o advenedizo, con ramalazos de incontinencia verbal, humor con doble dirección y desajustes de la personalidad en todos los sentidos posibles. Un mundo dividido en dos, real o mitológico, sobre un espacio iluminado u oscuro, más profundo filosóficamente de lo supuesto en la superficie inicial, con inclinaciones a lo chabacano y el existencialismo, arquetípico y autocrítico. Porque, la ciencia es un golpe, elástico pero duro...
De excesos en el mascar o yantar, expresar o sentir las relaciones sexuales que, algunos (bien definido o acertado moralmente), lo llamarán vulgaridad de comida basura, aunque el resultado va más allá.
La Fiesta de las Salchichas, suscita la polémica y la reflexión, envuelta de una capa de grotesco o revolucionario humor, para este tipo de cintas da animación. Directamente dirigidas a adultos... en exclusividad, ¡no se confundan!
Pero, de no ser tan cuestionable su función cinematográfica e inusual, nunca podría haber sido tan divertido... o de consumo contraproducente para nuestra salud. ¡Qué Uds. lo digieran bien, sean sensibles salchichas o duros panecillos! ... o viceversa.

Kubo & The Two Strings Soundtrack. Regina Spektor - While My Guitar Gently Weeps:


domingo, 30 de octubre de 2016

Lights Out / Don´t Breathe


Nunca Apagues la Luz... Ni Respires, apenas.

Doble sesión de Halloween con los sentidos puestos... o puede que sin ellos, en el engaño perceptivo. La pausa entrecortada con apariciones sorpresa por los rincones de la casa tenebrosa, los silencios y crujidos, los residentes del más allá y otras existencias accidentales. Entre Nunca Apagues la Luz y No Respires, se siente el miedo... no respires que no te veo.
Dos directores se aproximan a esas tendencias paranormales y vengativas que acontecen por estas fechas, acorde a los criterios actuales del terror fantástico y criminal. El director novel David F. Sandberg, se introducía en la oscuridad de las emociones pasadas con su estreno hace algunas semanas y otras relaciones maternales con tendencia protectora. Antes de emprender el filme Annabelle 2, amplia un cortometraje homónimo propio llamado Lights Out, con una nueva producción de James Wan para New Line y Atomic Monster, cubierta de más sombras que claridad.


Decididamente (no para él)... cuándo se apagan las luces de tu realidad cotidiana, junto a las de la sala del cine, comienza una experiencia que te lleva a distintos planos secuenciales y sensitivos. Sumergirte en una extensión visual de tus deseos semejante a un sueño, o sucumbir ante una terrible pesadilla frente a tus propios miedos, como sucedía con nuestro querido Freddy. Todo depende de tu elección a la hora de sacar la entrada, o los objetivos marcados por un creador de historias que, a veces, se descontrolan, como guantes con afiladas cuchillas.
En el caso del filme "Lights Out", en cambio, aunque desea jugar con cierta polaridad ambiental o de los personajes, produce en el espectador una Somnolencia particular, entre el sueño real y la inmersión catártica. Donde desconoces la realidad cinematográfica que te rodea en la confusión, y la crítica decisión por esta selección, poco reconfortante. En el peor sentido cinematográfico, ya que confundes tu posición real frente a la pantalla y la pérdida de claridad, cuando se te cierran los ojos por el aburrimiento. Bueno, excepto con las subidas sonoras, que te sacan del sopor.

Una idea, no es una bombilla que se enciende o apaga con un interruptor, pues para infundir el miedo o despertar ese instinto de supervivencia innato frente a la amenaza, se necesita la decisión de un equipo y un golpe de ingenio. Sino, se produce una cápsula de tiempo abandonada bajo los escombros del terror y ese mensaje perseguido se precipita al vacío como cuerpo cayendo a plomo en el sofá, en un atardecer o pesadumbre dominical, sin perspectiva. Ni gana.
En el primer instante de esta pesada caída, existe algo de confusión ante el verdadero desarrollo de los hechos narrados o, simplemente, una visión magnificada o falsa sobre el género del terror y el uso de los efectos digitales. También, una sensación de frialdad en nuestro cuerpo ingrávido, que te va dejando inerte, poco a poco, tras una profunda exhalación sonora. Tal que, el interés va menguando con el guion, bastante inconsistente, leve y fatuo, como un dudoso fantasma buscando el blanco más luminoso, entre una ganga de sábanas en las rebajas.

Esto significa que, a pesar de los sustos provocados por ese increscendo musical y la superposición de movimientos espectrales de nueva (mala) generación, no despierta nuestro interés por los acontecimientos que suceden a la/los protagonistas, ni su vivencia familiar... Siquiera percibimos el miedo en nuestro subconsciente, cuando se apaga la luz.
Sin embargo, mientras permanece encendida, podemos visualizar las ´siniestras` actuaciones, de la actriz Teresa Palmer (Warm Bodies, Triple 9) antes de su próxima aparición en una pesadilla bélica titulada Hacksaw Ridge, junto a Matthew Vaungh y Sam Worthington..., un niño tenso que no convence interpretado por Gabriel Bateman (Annabelle), la acostumbrada pérdida ya de Maria Bello (en una especie de suicidio profesional a empellones argumentales), o un indeciso Billy Burke (Twilight, Red Riding Hood), que tampoco paga ningún recibo para solventar esta papeleta.

Todos acabamos en la tiniebla mental ante un simulacro de sustos. Además, que la acción se resiente por inconsistencia dramática y técnica, pues de pagar los gastos de luz eléctrica a menudo, nuestra vigilia no dependería de tantos sobresaltos aciagos o recortes producidos por un ectoplasma, nada carismático.
En segundo término, acompañando tan desdichada narrativa, es la actuación de un par de jóvenes en busca de la luz en el Séptimo Arte, pero buscando a tientas su sitio. Ella, prometedora, de estilo desenfadado y lúcido, se aproxima a un chaval de voz aterciopelada (del estilo actual en Hollywood) que, por contra, crepita en susurros débiles e intermitentes. Bueno, un error sin más de juventud, que ambos deberán intentar iluminar en otras producciones de su horizonte ... si tienen la suerte u oportunidad, de encontrar calidad, en un historia para su crecimiento personal. Esto es, hacerse atractivos con un nombre sugerente para el futuro, en esta industria de luces y sombras.

¡Ah!, tampoco esquivo el papel de su partener en este apagón, Lights Out, aunque lo tuviera olvidado de su ligera aparición en I Am Legend... un Alexander DiPersia, que pretende huir de la quema (interpretativa) en busca de una ayuda argumental, tan torpe e inútil, que produce cierta risa sarcástica, en nuestra oscuridad.
Por último, tras ciertas bajadas reiteradas de intensidad lumínica o creativa en la historia, nos dormimos en una producción que degrada, en cierta forma, al género de terror. Supuestamente, incentivando la imaginación, a través de un engaño, demasiado mascado o visto. Con una puesta en escena demasiado somera e intrascendente, remascada, hasta profundizar en las tinieblas, con el borrón de unos efectos visuales algo chapuceros, requetemascados e insulsos, que te harán preguntarte, porqué has pagado la entrada, si no ves absolutamente nada.

Ni actuaciones interesantes, ni miradas inquietantes... tan solo un desarrollo descafeinado sobre la muerte por diferentes causas y su amenaza sensorial desde el más allá.
Las luces se encienden y sientes que has perdido algo menos de hora y media, ¡menos mal! Porque, Lights Out es una película sin sorpresas ni emoción, siquiera un mínimo alumbramiento llamativo del miedo inteligente, que nos avale sostener la existencia de otro tipo de luz tras este ocaso fatídico o fantasmal del ser humano.
Por tanto, estáis avisados... ¡Luces, cámara y... corten, corten! ¡Corten por lo sano, qué hay que pagar la luz del horizonte cinematográfico o creativo... y no engañar a espectadores despistados, bajo tinieblas soporíferas!

No Respires.

El segundo peldaño carcomido, da un cierto respiro, idóneo para un día apaciguado de Halloween+, sin mirar los diarios. Don´t Breathe, está dirigida y escrita por un joven de Montevideo (Uruguay) llamado Fede Alvárez, conocido por su anterior versión de Evil Dead, que inflama con su aliento o visión acertada sobre el suspense, este tipo de incursiones terroríficas.

Así vemos, que el cine de terror clásico (desde Psicosis) ha vivido pretéritamente enganchado, de otras experiencias traumáticas a flor de piel. Noticias reales o ficticias, tan sacrificadas o sacrílegas, como la misma piel de jóvenes sacrificados por ideologías y posturas vengativas. Chicas en finales, de curso, en un mediático baile de sangre. También, aguzados con problemas sensitivos o ciertas deficiencias visuales, con que distinguir las amenazas, o sentir la frustración.
Como aquellas ciegas perspectivas, entre directores no habituados al miedo, que buscaron la tensión acumulada en los ojos de unos personajes acosados o final girls. En casa o en El Bosque, tal que la dulce Audrey Hepburn escapando de garras asesinas en Sola en la Oscuridad, una Björk bailando en la oscuridad, de una terrible enfermedad progresiva, o una agresión sexual rompiendo las olas o en Dogville. La Uma de Jennifer 8, del Terror Ciego a Sola en la Penumbra, el aislamiento social en El Milagro de Anna Sullivan o el terror conceptual de Saramago en Blindness. Semejanzas con la sordomuda Belinda.... en la triste mirada de Jane Wyman, resistiendo los embates verídicos de nuestra sociedad enfermiza en el filme del mismo título.

Confusión en las sombras, sonidos inquietantes y mejores silencios, perspectivas ciegas o cenitales, respiraciones demasiado próximas, alargamientos y encadenamientos... acercamientos titubeantes sin llegar a palpar el peligro que acecha, sólo respingos y suspiros alentados por un ligero roce del vello, entre sus fuertes dedos. Como si cualquier ligera crepitación en tu butaca o una leve inhalación de necesario aire, por parte del espectador, pudiese llamar la atención sobre las figuras amenazantes a su alrededor. Y esa víctima, te mira y dice... ¡no respires, hombre por favor!

En este momento, la joven y bella actriz Jane Levy (Evil Dead), se encuentra frente al poderoso Stephen Lang (Avatar) y su ´cuidada` barba para causar inquietud o sobrecogimiento, en conjunción con el blanco de sus ojos sin vida. Demostrando que, titubeando por el miedo y la venganza, saben por dónde pisan, con nuevos e interesantes trabajos; la una en el nuevo escenario del crimen en la televisiva Twin Peaks o la película Four Seasons junto a Emma Roberts y Jeffrey Tambor, mientras el segundo se verá rodeado en Beyond Valkyrie, Dawn of the 4th Reich, otras hordas Hostiles del director Scott Cooper o formando parte de un peculiar familia en el filme Braven, de un reconocido creador de efectos de nombre Lin Oeding. Además, de la consabida trilogía ´cameroniana` de Avatar.
Otros que respiran, hondo y profundo, como el joven actor cantante Dylan Minnette (Prisoners, Goosebumps) con un proyecto coral denominado The Masterpiece, dirigido por James Franco con Zac Efron, James y Dave Franco, Alison Brie, Seth Rogen, Sharon Stone, Melanie Griffith... Bryan Craston, entre otros; o Daniel Zovatto, como criminal irracional y bipolar, reconocible en cintas como Beneath y la inquietante It Follows.

Así, entre sofocos y giros inesperados, No Respires nos convence con luchas dramáticas por la supervivencia, recuerdos del suspense clásico y paseos sobre el filo de nuestro abismo sensitivo. Hasta desembocar en la descontrolada violencia, propia de un buen slasher, o una vorágine exponencial del miedo no tan visceral, que evoluciona cuanta más inocencia exhale la víctima ante el hálito frío o vengativo de su perseguidor. Casi sin respiración, temblando de miedo, a tientas, ¡madre!
Por ello, el suspense, triunfa el cine que esconde ciertas cartas bajo el fétido aliento de su narración criminal y más efectista, ya que en Don´t Breathe se modifica, a sabiendas, alguna regla del complicado juego entre gato y ratón. Una diabólica ocurrencia en progresiva evolución caótica, que varía las circunstancias entre agresores y la ceguera, buscando un giro sensorial o existencial, a la caza.

La obscuridad, amplifica los resortes de la trampa extendida sobre el público , como hacía el Maestro Alfred en una red distorsionada visualización de la realidad. Una táctica que se materializaba también, sobre Clarice Sterling, convirtiendo a la profesional en presa o viceversa, como en este filme presente de indefinida naturaleza voyeur. Porque, esta casa sucia y herrumbrosa (sita en Calle Buena Vista - Detroit) y sus amenazantes rincones, esconden a un veterano ex-combatiente, herido por algunas lagunas legales y otros comportamientos irracionales que podrían terminar en otro atroz ´accidente`. Tal que en el pasado de la memoria del personaje.
Así que, no respires... tras su agónica y tragicómica realidad, oculta una doble cara violenta... de ciego justiciero, depredador o víctima. Familiar y solitario de cine (como tantos otros rostros en el mundo que nos rodea)... Un ser que posee una particular justicia y, además, significa caos controlado. Gracias al director uruguayo y el buen trabajo de Mr. Lang.

Cuando la película se adentra en un peligroso territorio, de crujidos y sombras, donde no notamos a primera vista una destrucción ciega y posterior creación, oculta tras inconsistencias emocionales o decisiones extrañas y húmedas, tal que camiseta sudada de tirantes. Pues, el director demuestra buen pulso para recrear la tensión, en múltiples u oscuros habitáculos clásicos (no como en el comentario anterior), magnificando la inseguridad de los personajes ahí reunidos. Entre trampas, tan visuales para el público como efectivas para la narración, que si bien se ahoga en varias escenas, transmiten a la perfección ese estado de ambigüedad marginal, tan necesario y sostenido a través de la sucia respiración. O lo que se ve ensuciado a través de sus mentes. Sorpresas no tan evidentes, con el retrato adecentado por atmósferas asfixiantes o claustrofóbicas, bajo un secreto vecinal.
A pesar de algunos borrones en la narración, falta de otros aspectos conceptuales o artísticos (en el tramo final), su visión del miedo es densa y con cargas de profundidad psicológica, que van dirigidas a las propias tinieblas de la sociedad, como un sótano lúgubre en un barrio perdido de una población incierta.

Por tanto, la acción en Don´t Breathe transcurre sin demasiados traspiés argumentales, ni énfasis tecnológicos o presuntuosos, sino provocados por la confusión visual, la banda sonora y una cuidada fotografía... Este ha sido un buen fin de Halloween (vídeo Special Muse), con algunas luces e inspiraciones.
Hasta más ver... o no. ¡Qué Uds. lo pasen bien, mal! :)


Trailer Sully, de Clint Eastwood.


Tráiler Arrival, de Dennis Villeneuve.


Tráiler Split, de M. Night Shyamalan.

lunes, 17 de octubre de 2016

Cell / Caza al Asesino.


John Cusack y su lado oscuro.


En la historia del Séptimo Arte, abundan esas familias dedicadas en gran parte a la ficción filmada, que han evolucionado en distintos planos temporales y crecido junto a algunos de nosotros, los cinéfilos. Tenemos algunos casos señalados con diferentes miembros famosos, concentrados especialmente en la interpretación o con ciertas labores en otros campos, tal que el desarrollo de guiones, producción o la dirección inclusive; estas familias como los Barrymore, Carradine, Baldwin, Phoenix, etcétera... Pero, sin hablamos de una determinada concentración sobre el estado de Illinois (más definido, en la localidad de Evanston), nos hallamos con sangre irlandesa corriendo por sus venas y esta pasión por el oficio de actor, dónde nacerían varios actores, Ann, Bill, Susie, y sobre todo, con más repercusión internacional o fama, los mayores representados por Joan y John Cusack. Todo un plantel de artistas con importantes papeles y personajes cinematográficos.
El joven John sería otro pequeño prodigio, que seguiría los pasos familiares desde bien niño, acudiendo a sus primeras clases de teatro o prestando su voz en distintos comerciales. Hasta intervenir a la edad de 16 años en su primer largometraje con el título de Class. Además, su carrera incipiente le llevaría a interesarse por el trabajo de guionista y prestaciones ocasionales como fundador también de un grupo propio de teatro, igualmente dedicado a labores de producción, tanto dentro de las tablas como en la pantalla de cine.

De nuestro recuerdo, el enfoque personal impregnando la escena con su dicción, siempre vendría dado por cierta madurez intelectual y toque de distinción, incluso en trabajos de sus comienzos o historias sobre la juventud. Especialmente, tendríamos presente, las pequeñas intervenciones en algunas películas corales con esa ambientación juvenil ochentera, como Un Gran Amor de Cameron Crowe, Class, 16 Velas de John Hughes, Persecución muy muy Caliente junto a un joven Ben Stiller, Creadores de Sombras de Roland Joffé, Juegos de Amor en la Universidad o la maravillosa Stand By Me de Bob Reiner en 1986.
Luego, llegaría su gran aportación al thriller y el interés por ese lado oscuro de los negocios, de la mano de una producción de Martin Scorsese y con dirección de Stephen Frears, llamada The Grifters o Los Timadores, una joya que significaría un determinante punto de inflexión en su incipiente carrera y un salto cualitativo hacia otros papeles, que posteriormente con True Colors, le abrirían la puertas del éxito y el acceso a producciones mayores o grandes recaudaciones en taquilla. Si bien, John asegura que "la Fama es lo peor que le puede ocurrir a un actor".

Los noventa se convertirían en un camino prolífico, quizá su etapa más brillante de intervenciones sonadas, a través directores importantes y sus títulos más recordados. Desde un cameo en la multitudinaria Ciudadano Bob Roberts, a la que seguirían Money for Nothing o Map of the Human Heart, o principalmente una interesante aportación en rodajes de carácter independiente o el mal expresado, cine de autor. Encabezando filmes inolvidables para varias generaciones, desde Sombras y Niebla o su divertido personaje en Balas sobre Broadway de 1994 con Woody Allen, El Balneario de Battle Creek de un Alan Parker al cual añoramos, City Hall dirigida por Harold Baker junto al bestial y omnipresente Al Pacino, Un Asesino Algo Especial, Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal de un siempre comprometido Clint Eastwood, un viaje desde el Corazón de Paul Quinn, la maravilla visual y conceptual de Terrence Malick en La Delgada Línea Roja, su divertido y cruel enfrentamiento Fuera de Control de Mike Newell, el enloquecido mundo teatral de Tim Robbins con Abajo el Telón, la increíble Being John Malkovich con el surrealismo de Spike Jonze, y esa excelente mirada nostálgica al vinilo de High Fidelity, estrenada en 2000 antes de que la concepción digital recayera sobre la industria de la música actual con un cambio de milenio.
Muchas maravillas del actor, hoy incomprendido por el gran público, aunque con una leyenda inconclusa.

John Cusack y su coqueteo terrorífico.
Después de esa exhibición interpretativa, persigue el éxito con grandes superproducciones y profusión de escenas de acción, empezando por Con Air y algunas actuaciones más dirigidas hacia el crimen y los sustos, con historias de asesinos-violadores, degenerados varios y entradas traseras por el género del terror.
En este punto me detengo, para comenzar a comentar dos intervenciones de John Cusack (una postrera y otra olvidada) macerando el miedo en los ojos del espectador, con personajes atrapados por la soledad más tenebrosa o el desequilibrio mental, que proporcionan diferentes concepciones de la existencia humana. Dos cintas de terror (entre la curiosa Maps to the Stars de David Cronenberg) de distinto pelaje e incongruente producción, esto es, sin excesivos medios a su alcance. Con The Frozen Ground y la memoria cargada de asesinos de género como los clásicos estranguladores y descuartizadores de la criminología mundial, y esos abyectos o perversos como Ed Gein o el asesino del Zodiaco. Un filme con semejanzas a Maniac, de otro aparentemente manso como Elijah Wood, killers australianos de Snowtown, etc...; por otro lado, la reciente idealización de un peligro coral y basada en una novela y los consejos personales de Stephen King, titulada Cell. De una habitual metafísica narrativa o conceptual, aunque algo cutre visualmente, eso sí.

Son dos vías evolucionando por distintos caminos ensangrentados o posturas contrapuestas, la del asesino en serie con mente perturbada y el forzoso sanador ante el mal global, que sofoca como puede el virus de nuestras conexiones diarias, transformándose en un héroe inconsciente de esta humanidad, de pasos deshumanizados.
Esta es la delgada línea roja para un actor (entrado recientemente en la cincuentena) que ha preferido un género querido por muchos aficionados al cine y decide surcar páginas cruentas de referentes literarios para evolucionar. Esperemos crezcan los trabajos, con esta década posterior al OO y una significativa inclinación por el lado oscuro. Donde coexisten títulos dispares como las entretenidas Identidad y La Cosecha de Hielo, la voz animada de Igor, The Contract o Gran Piano fríamente malogradas, o las errantes 1408 y El Enigma del Cuervo.
Tras sentir la llamada del suspense en todas sus formas, su figura se ha visto transportada por una oscuridad aplastante y creciente, de fiel servidor del mal a las órdenes de directores que promovían el extremo oscuro, es decir, la tensión básica de unos comportamientos inherentes, para conseguir hacerse un pequeño hueco en el suspense o el cine fantástico. Recordemos también El Jurado, Negocios de Guerra, 2012, o la locura de Jacuzzi al Pasado, además de su seriedad dramática con El Mayordomo, Maps to the Stars o Love & Mercy o The Paperboy.
Así, los aficionados suelen pasarlo ´bien` con desviaciones sucias u obsesiones del ser humano, en el interior de sociedades que frecuentan las tinieblas interiores de sus monstruos más violentos, y erigirse en actor habitual del género que, generalmente, nos cae bien o hace reflexionar sobre otras cuestiones fantásticas, más propias del surrealismo que del efectismo.
















Caza al Asesino (The Frozen Ground)

Aunque, algo ha cambiado, regresando al comentario que me ocupa... estas dos películas tienen aciertos narrativos y variantes más psicopáticas en sus personajes, que se desvían de la idea que poseía el seguidor de Mr. Cusack en el suspense o la comedia. También alguna sangrante decepción escénica, representada por la pésima integración de los efectos digitales o cortes sincopados en un montaje vagamente televisivo, si bien resultan interesantes de la mano de dos directores noveles.
Poco habituados a actividades paranormales o cierta debilidad por la mentalidad apocalíptica, sin embargo, ambas propuestas son heterogéneas dentro del género y sobre nuestra existencia moderna, mediante sugestiones o acciones dramáticas sobre la soledad creciente, ante una masa informe que deriva en enfermedad mental y contagiosa, o esa necesidad de conectar con los demás, que lleva al peligroso exhibicionismo de nuestra realidad cotidiana.

Pocas oportunidades, hemos tenido de comprobar la parte innata de un serial killer dentro del cuerpo elegante y flemático de John Cusack, con esa apariencia infantil que le desvía de una amenaza terrible hacia la cita sexual placentera. Pero, cómo se suele decir o demuestra la realidad, aquellos que parecen insignificantes o pasan desapercibidos para sus vecinos, son lobos que emergen de las tinieblas con una doble personalidad que pretende atacar la debilidad.
En esta película de 2013, somos los monstruos de una sociedad tan individualista o pragmática, que esconde bajo su aspecto inocente y placentero, al depredador con alta capacidad para causar dolor y devastación a su alrededor, oculto, vicioso, silencioso. Con el director Scott Walker, el enfrentamiento diabólico es verídico, comienza dentro de la mente de un psicópata real y estalla en una habitación con un impulso escalofriante ante nuestros ojos, como aquel elemento interpretado por Elijah Wood en la versión actualizada de Maniac, como aviso de nuestro universo cambiante y sus crueles recovecos mentales.

Ambos personajes, el de John y Elijah, serían los hermanos gemelos que acompañasen los pasos de Hannibal y su estudiado procesamiento de datos, aunque sin la inteligencia gastronómica ni la flema del personaje creado por Thomas Harris, disfrutando con superioridad intelectual del sufrimiento ajeno o la dominación efectiva sobre su víctima, de mente y cuerpo.
Dolor, sí, algo que mantiene al espectador brincando en sus butacas, pues sugestionan la real emisión de imágenes en noticias a diario, perpetuando un atroz comportamiento de la humanidad y esa salvaje fuerza interior, de fieras encerradas en una entidad insignificante o patéticamente neutra. Mediante ese atractivo aciago que involucra y puede evocar la simpatía en sus víctimas, o cualquiera de los espectadores, para acercarse al filo desafiante y magnético de sus enrojecidos ojos.

Tras Cusack, la visualización de un Nicolas Cage en proceso de desintegración metafísica (que tendrán otro proyecto conjunto y criminal en la cinta Southern Fury), más las siempre atractivas e interesantes actrices, Vanessa Hudgens (Cucker Punch, Spring Breakers) y una preferencia personal del terror como Radha Mitchell (Silent Hill, The Crazies), en la actualidad algo más desvirtualizada o menos activa. Caza al Asesino es un interesante aunque desagradable filme... como todos los de este tipo de personajes verídicos y perversos.
















Cell.

También, Mr. Cusack demuestra fuerza de voluntad para sobreponerse a cualquier situación imprevista, o la marginalidad de un trabajo poco publicitado, ya que hace frente a una estructura visual que se resiente por escasez de medios o un presupuesto recortado, hablando de Cell. Incluso, apareciendo como estrella en una producción donde, existe cierto ninguneo a la imaginación conceptual o se margina la creatividad, por un resultado más dinámico y efectista en algunas escenas de acción, pero con alguna emisión bien cargada de simbolismo zombificado o involución existencial.
Se trata de una pequeña producción o pesadilla electrónica, basada en la obra número 33 del escritor Stephen King, con reminiscencias de un apocalipsis caníbal o zombies mediáticos, con sus propias reglas o condicionamientos propiciados por esta tecnología globalizada, que nos atrapa con su adición descontrolada y exhibicionista.

En cualquier espacio que recorremos, desde el comienzo de las hostilidades, descubrimos que no estamos a salvo, porque todos caemos en una corriente de información extendida hasta el infinito, pudiendo ser dramática y violenta, o castigando el futuro intelectual de la sociedad y la comunicación entre semejantes. Se crea la masa informe de lenguas, opiniones, voces de seres sin personalidad y dispuestos a devorar todo a su paso; en contraposición al avance, intentando sobrevivir al caos aceptado. O distanciándose, aquellos como el papel de Cusack, que se desconecten a tiempo e informen al resto de las posibles consecuencias a la incorporación contagiosa, a dicha respuesta... algo inconsistente que proviene de un origen tan desconocido como caprichoso. Una llamada hueca para nuestros cerebros conectados.

El director Tod Williams (Una Mujer Difícil, Paranormal Activity 2) se comporta algo indeciso, tras un caótico montaje, como un simple mecanismo o aviso de peligro, insustancial con los interlocutores y los medios. Un resorte mecánico en forma de trampa colectiva, o una llamada entrante que no responde a las expectativas, ni se ajusta a los resquicios idílicos de la ciencia ficción y su base conceptual, en favor del efectismo más agrio o el gore resabiado que impregna un desastre mundial o mediático.
Aunque sus fronteras globalizadas quedan limitadas a un receptáculo excepcional y acompañamientos estratégicos como el inolvidable Stacy Keach de American History X o Sin City (en la memoria queda su Mike Hammer televisivo), la joven actriz Isabelle Fuhrman (La Huérfana, Los Juegos del Hambre) y el siempre carismático Samuel L. Jackson; cuyo resultado final se presenta diminuto ante el alcance propuesto de nuestra existencia y la relevancia pretendida con la comunicación. Todo circula en favor de las conversaciones nerviosas e imágenes digitalizadas, tal que una guerra ZZ contra humanos resistentes en una multitudinaria ruleta rusa... puede que, con sentido contrario a la marcha de los demás.

Un abrir de ojos, y oídos en el aeropuerto de Boston, directo a la locura masiva (como tantas veces Mr. King narra en su obra) encerrado en su dominio informático o guiado por este zumbido magnético que inunda su mundo irracional de parcelas enfermas o brotes psicóticos, en círculos como un Expreso de Medianoche. O Una Noche de los Muertos Vivientes, a toda ´hostia`.
Pero, abandonando la incapacidad por trascender de aquellas obras maestras y dejando el recuerdo gratamente cinematográfico aparte, esta Cell se muestra incapaz de manejar todas las mentes y sus posibles consecuencias de aspecto ´cronenbergiano` (perdón por la palabrota ;) ante un contagio. Tras un ataque indefinido o choque de ondas en nuestras manos desprotegidas ante la inoculación tóxica, pasa a tierras algo movedizas, presentando la acción de manera atropellada y cierto descontrol en el aspecto visual. Algo, en cambio, ya demasiado habitual en otras adaptaciones sobre King llevadas al cine (salvo honrosas excepciones, sobre todo, las ochenteras) o poco apropiado para un reparto con garantías de éxito, como este. Cell, por tanto, podría haber ofrecido una propuesta más arriesgada o menos sensacionalista en el aspecto metafórico y global de nuestra civilización moderna.

Aún, con desajustes visuales o interpretaciones extremas (acordes a su otra imagen), John Cusack sigue siendo un referente, para lo bueno o malo, por su calidad interpretativa y dentro de cualquier género cinematográfico, incluido el horror más recalcitrante. Esperemos que siga creciendo en otros papeles o aspectos cinematográficos. Si bien, le veremos en próximos trabajos algo descafeinados, sus expresiones artísticas, pueden evolucionar... aunque asesine o fallezca, visualmente hablando en la pantalla o por los críticos, ¡viva el oscuro Mr. John Cusack por muchos años!

Tráiler Chi-Raq, de Spike Lee.


The Velvet Underground - Oh! Sweet Nuthin' [VINYL] High Fidelity Soundtrack 12" [RSD Orange]

jueves, 13 de octubre de 2016

Star Trek: Beyond.


La Colmena Viviente del Más Allá.

Hace ya 50 años, durante un mes de septiembre de 1966, se emitía en nuestra edad moderna, el episodio piloto de una odisea o iniciación tecnológica para la NBC, con este nuevo fundamento catódico que sucedía en el interior de las pantallas de televisión (muchas de ellas en blanco y negro) creado por Gene Roddenberry. Sobre las aventuras de una expedición estelar que surcaría las lejanas frecuencias de medio mundo, claro, siempre que los hogares estuvieran conectados físicamente a las antenas del novedoso medio.
Aquella serie se basaba en los viajes de un marinero y su tripulación por los diferentes mares conocidos sobre nuestro planeta y una serie de relatos cortos llamados Marathon, escritos por el ingeniero y novelista Eric Frank Russell y asesoría del mismísimo Isaac Asimov. Ahora, en busca de otros asentamientos o civilizaciones más avanzadas o, adaptadas en esta ocasión, a otras circunstancias físicas a través de un imaginativo paseo por la Vía Láctea. Conocimiento, en un abrir y cerrar de ojos... o bifurcación de dedos. Como habían emergido de la mente de aquellos pioneros escritores de la ciencia ficción y algunos directores de cine con inquietudes científicas, como Fred McLeod Wilcox en 1956 dirigiendo aquella maravillosa odisea robótica en Planeta Prohibido o la serie para CBS, un año antes, Perdidos en el Espacio, con novedosas y amplias miras sobre nuestro peligroso futuro en el cosmos.

Sin embargo, mucho han cambiado las cosas desde esas masivas retransmisiones familiares y su aspecto se ha rediseñado como consecuencia de los avances tecnológicos que preveían entonces o la conciencia filosófica, por ejemplo, gracias a las comunicaciones inalámbricas, la velocidad globalizada o los motores de propulsión (aún no tan desarrollados como en esta ficción); igualmente, hemos perdido a algunos de sus rostros más carismáticos, desde la dolorosa pérdida de Mr. Leonard "Spock" Nimoy unos meses atrás, recordando que el fue precursor y era capaz de hacer sin problemas, el famoso saludo vulcano. Así como, la más reciente y dramática pérdida del joven actor nacido en la bella San Petersburgo, Anton Yelchin, que tras un estúpido accidente vio truncada una carrera cinematográfica y potencial artístico que despegaba con todo el viento a favor. Hoy desgraciadamente transformados, en mágico polvo de estrellas. Mi reconocimiento a ambos, descansen en paz.
Entonces, aunque el brillo de las estrellas tarda demasiado en perderse, o consumirse si proviene especialmente del universo del Séptimo Arte, en estos últimos cincuenta años, se tornan los rostros o se deforman las distancias frente a aquella pequeña y gris pantalla. Como se ha modificado, la visión que tenemos los seres humanos (y algún vulcaniano con ardores coronarios) de las etapas posibles de un viaje espacial al ´cercano` Marte, ya que concebimos otra forma de mirar el universo conocido, y más allá. Si bien nos dediquemos constantemente, a hacernos la vida imposible unos a otros, entre diferentes culturas, religiones o razas, contra lo que luchaba Star Trek.

Por tanto, se hicieron realidad algunas de aquellas ventajas técnicas y nuevos desarrollos espaciales, con la modificación de los sistemas de comunicación que manejamos en la actualidad desde el espacio, con numerosos satélites y una definición de imágenes superior, gracias a ese volumen mayor de datos a una mayor velocidad, sin pérdidas cuantiosas de calidad.
Aquella Star Trek, poco tiene que ver visualmente (excepto conceptos básicos), con esta nueva entrega titulada Star Trek: Más Allá, donde se continua el misticismo de la saga sobre un reciclaje temporal y ambiental, que empezase el director y productor J.J. Abrams (ahora en camino de otras galaxias y batallas más lejanas) o el desarrollo casi juvenil de unos personajes que han sobrepasado los límites conocidos de la fama y el éxito terrícola. Hoy, con incorporaciones racionales y metabólicas cambiantes, ya que se trata de la juventud tardía de unos personajes míticos y unidos, aunque con diferentes concepciones y personalidad, más espectaculares que profundas, o actrices disfrazadas de acá, como las marcianas interpretadas por la británica Lydia Wilson y la argelina Sofia Boutella, en una extensión internacional de la saga. Un joven actor de origen coreano llamado John Cho, y dos británicos más, el narrador divertido Simon Pegg con pluriempleo narrativo, y un tremebundo, malvado, apabullantemente conceptual y gutural, vengativo Kroll o comandante Idris Elba y sus polifacéticas crestas craneales.

Durante estos 5 decenios de Star Trek, se ha convertido en leyenda. Se han subastado las verdaderas orejas picudas de látex del científico Mr. Spock en eBay y Martin Landau rechazó el papel de Nimoy por la gran Misión Imposible, al nuevo vulcano se le han tenido que unir los dedos artificialmente, y junto al capitán Kirk (interpretado por William Shatner) serían los únicos inamovibles; también hemos transformado esta visión fantástica y la concepción del universo, llegando a fronteras inimaginables en el pasado o modificando de forma constante la apreciación metafísica del cosmos, desde lo social y cultural de la especie humana, hasta nuestra disposición frente al porvenir de la humanidad. Si nosotros queremos o imaginamos más.
Los seres humanos (y algún vulcaniano dormido) se despiertan al nuevo mundo, como harían nuestros antepasados descubridores de territorios inhóspitos, concibiendo esa nueva era o potencial, que nos lleve más allá, al igual que se hacen realidad otras cuestiones o ventajas que manejamos a diario en nuestra sociedad o enjambre de seres. Aunque los anteriores guionistas hayan tenido que ser sustituidos en las funciones de mando de esta nave, y sus tramas apocalípticas se identifican más con la aventura clásica, que pervive en la imaginación contemporánea como última frontera de ayer.

Aquí, devuelta la aventura con nuevos bríos y aromas del siglo pasado, por el buen trabajo del taiwanés Justin Lin tras la cámara, y el equipo de guionistas con Doug Jung (Confidence, God Particle) y un actor como Mr. Simon Pegg, formado en la narrativa de una cantera divertida junto a Edgar Wright, o el gamberro Nick Frost, cariñosamente hablando. Realizan las hazañas espaciales, con la idea de la biomecánica insectívora de Matrix y, además, conforman la cabina de pilotaje más famosa del universo cinematográfico, propagando su onda compulsiva contra los defensores de la federación galáctica, o trekkies de nuevo cuño. Son astros en funciones y en evolución de batallas multitudinarias que devuelvan el brillo a esta historia y a la constelación de seguidores de la ciencia ficción más clásica.
En este actual paseo por territorios desconocidos y corporales o temporales alunizajes, se enrola el mismo reparto encabezado por una generación nueva para la Flota Estelar, que en este 2016 irá más allá del oscurantismo pretérito de la anterior, con andanzas espaciales de la edad en una sostenida regresión de habilidades físicas, esto es, rejuveneciendo hacia adelante, gracias a actores como Chris Pine cada vez más carismático en el antiguo traje granate del Capitán Kirk, o el actor de Pittsburgh de nombre Zachary Quinto con sus orejas puntiagudas y más entidad, si bien con esparadrapo entre falanges, anular y corazón, al lado del estómago, y el neozelandés y médico de la saga Karl Urban o aquella imagen pretérita del primer beso racial en pantalla de televisión, con una actual y bella Zoe Saldana, no sé si con Ñ de sueño o sin ella.

Todos los factores confluyen en adecuar las imágenes de nuestra memoria, porque en esta nueva entrega de tardía post-adolescencia, lo primordial además de los rostros, es una construcción adecuada en su fondo y el respeto a la idea originaria (desestimada por los primeros espectadores que no estaban preparados para esa serie evolucionada), o sus posteriores películas algo desintonizadas o menos espectaculares que otras aventuras galácticas del cine.
En Star Trek: Beyond, con determinación, se hace una sugestiva apuesta por la diversión en todas las materias, cinematográficas y ambientales, desde los personajes y sus escenarios, como sus diferentes planos argumentales (aunque desemboquen en una habitual o típica venganza) y tecnológicos. Hasta unos extraordinarios efectos digitales que viven de esa exploración espacial y gigantesca, sobre las distancias televisivas, sensitivas y sensibles con los conceptos históricos que forman parte del universo Star Trek (incluido el dudoso avance de una teletransportación molecular en masa); prevalecerán dimensionalmente los mitos e instigarán la libertad de los pueblos y razas, con la ampliación de dichas fronteras verticales. Y, por encima de todo, significando la amistad como motor esencial de estas aventuras clásicas, ante las inquietantes amenazas cósmicas, que tienen cierto paralelismo con necesidades actuales del ser humano.

De otro lado, existen esas exageraciones o libertades narrativas permitidas en la ciencia ficción actual, claro. Aunque siempre prevalece la diversión por encima de todo lo inimaginable, para nuestras mentes oprimidas, más allá de la pertenencia social o las posibles amenazas cósmicas que podamos hallar en próximos viajes, con la USS Enterprise u otra de nuestra invención. Pues, el director Lin establece el futuro de la saga galáctica con una brillante puesta en escena y esa relación entre especies, agilidad en un montaje altamente cualificado y brillante fotografía, como ya hiciera en la segunda temporada de True Detective. Más allá de otras consecuencias apocalípticas (con matices exclusivos) o emociones entre las parejas protagonistas y sus amoríos, la saga Star Trek parece avanzar a esa buena velocidad warp, que le permite el entretenimiento ilimitado de batallas épicas y paseos atemporales por territorios extraños o nuevas Tierras latentes, gracias a un enjambre concebido en una realidad superpoblada, o esa tensa convivencia de especímenes en el mismo espacio, con una mirada hacia un trekkie más evolucionado y desarrollado mentalmente.
Porque en esta última entrega, en nuestra post-adolescencia marchita, lo primordial es el desarrollo consecuente que nos viera crecer en cualquier dimensión y una aventura bien construida, con el acicate del espectáculo visual que maneja un respeto conceptual y la fidelidad por la idea existencia o aquellos temas en que profundizaban los guiones. Aspectos la plasmación de profundidad mediante convincentes efectos digitales, vivencias digitales acordes a una buena exploración espacial y sensitiva, o la primordial extrapolación corporal del tiempo y cierta idea shakesperiana, que desemboca en venganza tomando caminos propios de Star Wars, como la sublimación de la amistad, la traición y la posterior redención, el renacimiento de las propias cenizas, sobre todo, el cariño por esos hechos históricos que forman parte del universo Star Trek y su mítica banda sonora.

Por consiguiente, algunos dudarán, pero divertidos con Star Trek: Beyond, donde continuamos el camino emprendido en la televisión y diferentes adversidades terrestres o determinados aciertos por el cine, mediante un reciclaje de la saga en manos de este director Justin Lin (antes de lanzarse con nuevos anuncios sobre un nuevo caso Bourne, Highlanders, los juguetes Hot Wheels o, incluso un Space Jam 2 con Lebron James) y esmerados efectos digitales sobre Vancouver, Seúl y Dubai, de esta generación coproducida por Paramount, Skydance Media y Alibaba Pictures, que comenzase con el poder y la imaginación oscura de J.J. Abrams. Ahora productor solamente ante su expansión por otras galaxias y su lado oscuro.
Lin es ese último eslabón de la evolución o la penúltima frontera conocida de Star Trek como futuro de aquel episodio llamado "La Jaula", hasta ahora, con aventuras más espectaculares y derivas o comportamientos extremos, más allá de, consecuencias temidas por la transformación de la materia viva o de conflictos, entre amor, amistad y esas diferencias raciales o marcianas. Ya que avanza a una adecuada velocidad ´warp` y mucha eficacia visual, hacia el entretenimiento combinado de láseres, escudos antimateria, mentes y estrategias comunales, en formaciones de enjambre como otra forma de concebir la realidad. O la multiplicación de nuestros factores, allá arriba y adelante, como decía la canción de la Locura.
O esa otra, compuesta por Alfredo Le Pera e interpretada por Carlos Gardel, más o menos decía así:
´cincuenta` años no es nada... que febril la mirada, errante en las sombras, te busca y te nombra. Vivir y... Volver. Star Trek...
si bien nunca fui fanático, ni me consideré uno de aquellos trekkies almidonados... sólo puedo decir, hasta el infinito y otras cinco décadas más allá... digo... LARGA VIDA y PROSPERIDAD.

Star Trek Theme.


Star Trek Beyond - Sabotage (Beastie Boys)


Live Long and Prosper: The Jewish Story Behind Spock, Leonard Nimoy's Star Trek Character.



sábado, 8 de octubre de 2016

Ghostbusters & Ninja Turtles.

Todo en la vida está en continua transformación, de este modo el cine de acción para jóvenes, no podría significar una excepción a pesar de los frenos condicionados por las diferencias. Toda evolución sugiere un lento avance, incluso para unas fantásticas tortugas o cazafantasmas de diferente sexo.
Argumentos evolucionados, aunque para ello, de vez en cuando, se tenga que echar una vista atrás a aventuras conocidas del pasado, que entroncan con su misma apariencia histórica u otros precedentes de otros campos. Como el mundo del cómic.

Así dos directores de diferentes bagajes, como Paul Feig (La Boda De Mi Mejor Amiga) y Dave Green (Tierra a Echo), trabajan en respectivas producciones que viven de aquellas fuentes pretéritas y atrajeron la atención de una generación que, hoy, recuerdan con cierta nostalgia. La diversión pertenece a unos personajes que formaron parte de su adolescencia, ya sea en el cuerpo de verdosas ninjas procedentes de las páginas de los tebeos y la evolución genética, o los cazafantasmas de los ochenta, mutados en guerreras de género en plena revolución femenina y duchas en el manejo de armas contra las divertidas fuerzas del más allá. Curiosamente, ambos grupos luchando contra entidades que atraviesan portales y nos visitan desde otros mundos.
















Ghostbusters.

Aquellos pequeños individuos y aviesos espectadores de ayer, crecieron con sus héroes y los mismos modelos sociales, con la iconoclasia cambiante de sus representativas imágenes o unas míticas secuencias que quedaban en el subconsciente colectivo. Con los creadores intentando renovar los dibujos animados de televisión y el cómic, buscando puntos comunes que pasarían por guiones trepidantes de acción vertiginosa, o fantásticas aventuras transcurriendo en diferentes dimensiones, que incluyen mutaciones físicas o evoluciones del organismo en los seres humanos que las protagonizan. He aquí, ´las` Cazafantasmas y unos reptiles quelónidos reconocidos discretamente como TMNT.

Sin duda, el mayor punto en común que poseen ambas películas, es el humor.
Una comedia condicionada para los cerebros más jóvenes, con una nueva forma de entender las relaciones mezcladas en la ficción con los efectos digitales y esas tramas tan disparatadas, pero siempre con algunos guiños dirigidos hacia los que tienen ya algunos añitos o fueron sus principales clientes o seguidores en el pasado.
Incluso, coinciden en el número de sus figuras principales, cuatro, evolucionadas desde el año 1984 (otro cuatro). Los cazafantasmas del conocido filme dirigido por Ivan Reitman y el cuarteto de animaciones "tortugoides", con nueva digitalización de texturas tras tres películas anteriores y las series animadas, en una impresión en blanco y negro para la publicación Mirage Studios, antes de que su fama les llevara a la mítica aventura en televisión.
Claro que han cambiado los gustos y la calidad de sus imágenes, modernizadas o nostálgicas, así como la tecnología de la información que llega mucho más rápido a todos los puntos del planeta y las ideas de éxito mundial, enfundadas en monos confeccionados bajo el símbolo de un fantasmita risueño y cuatro iconos de la comedia norteamericana.

Aspectos extrasensoriales y risueños, patrocinados por la guionista Katie Dippold y el director Paul Feig, bajo la condición explícita de un prohibido el paso a babas espectrales. Ahora enfundadas en cuatro nuevas propietarias, para un conjunto desenfadado de actrices o cómicas que intentan estar a la altura de aquellos cuatro caballeros del humor, a través de un programa llamado The National Lampoon Radio (con figuras como John Belushi) y la comedia televisada en Saturday Night Live o su aparición cinematográfica.
Elevarían sus perspectivas profesionales, con la fama internacional y el humor que combinaba a la perfección, en sus diversas personalidades y estilos, blancos y transparentes como sábana de espectro. Esos cuatro fantásticos y grandes artistas, con un especial recuerdo para el recientemente desaparecido Harold Ramis que también interpretaría su propio guion junto a Dan Akroyd, Rick Moranis y, el más transformado en otras circunstancias dramáticas o materias cinematográficas, el gran Bill Murray. Son las mentes creadoras y los sufridores de efectos especiales ochenteros, mezclando mocos saltarines de unos espirituales visitantes con la mala baba en sus intenciones apocalípticas.

Para ello, el director Feig crea una asociación de ideas o, vulgarmente, refritos con aromas pretéritos y escenas similares en el gusto por los gags, semejantes en fuerza visual y romanticismo, pero con otra apariencia física; más la comedia que intenta mantener la altura de sus inolvidables precedentes, gracias a las esforzadas protagonistas comandadas especialmente por Kristen Wiig. Además de peculiares compañeras de láser, caricaturizadas en Melissa McCarthy, Kate Mckinnon o Leslie Jones, tomando un relevo generacional y singulares apariciones, más o menos fantasmas, de sus recordados predecesores en el cargo.
Cazafantasmas de andar por la ciudad de New York, para su defensa y la de los ciudadanos frente a agresivos seres del otro lado dimensional, más brillantes digitalmente que arrebatadores en la esencia. Y algunas zancadillas, en forma de chiste simplista, que representan buena parte de la nueva película o la modernizada banda sonora del compositor Theodore Shapiro. Menos mal que hay algunos temas clásicos.

Por tanto, a parte de canciones y las nuevas cazadoras con sus métodos de seducción (de algún que otro "fantasmita" humano) destaca la administración de los nuevos recursos digitales con los muñecos de antaño y reproducciones en miniatura... una caricatura de Chris Hemsworth, más o menos simpática. El resto es un revival (o refrito ibérico) junto a los iconos del filme original, en mayor resolución o presentación eficiente de corpúsculos desmaterializados, para un simple pero lógico divertimento. Una película que se aprovecha del tirón visual y el éxito anterior, con anuncio acechante de próximas apariciones o experiencias extrasensoriales para la gran pantalla. ¿A quién vais a llamar...? Estáis advertidos, y estresados.
Así que este siglo ha mutado, mirando atrás. Regresando la fantasía y épica heroica de otras épocas, algo cansadas. Transfiriendo los bártulos de sus capturas plasmáticas, con manos duras pero más suaves y cálidas, de cuatro esforzadas de una ruta histórica por el cine, que lleva directamente el misticismo clásico de Nueva York al más allá moderno del universo infantil, pero reclamando su puesto actualizado como representantes del género femenino en movimiento por sus derechos y, una lucha, más discutible, contra "enemigos".
Tanto hombres como fantasmas... de ayer y de hoy.
















TMNT: Out of Shadows.

La vida sigue igual... escuchando los ecos del pasado y esas imágenes representativas de una generación pegada a los tebeos y las series de dibujos animados, cuando los jóvenes se lanzaron a los sonidos envolventes que pregonaban las salas de proyección en Galáctica o los potenciados sonidos creados con la música electrónica o enlatada.
Triunfaba la violencia de ficción, sin la intervención de tanto aparato mediático o la admiración por los cachivaches digitales de nueva generación, llamados ordenadores personales.

Comienza el baile. El de unas animales, curiosas con nunchacos borrados por la censura, en una serie dirigida a la infancia. Pues, las tortugas mutantes ninjas eran más violentas en cómic, de viscosas pieles y pesada digestión en contenidos grasientos o alto nivel de glucosa burbujeante en sangre. Hoy, más endulzada, viendo deportes de moda en primera línea de pabellón y regurgitando chistes sobre las relaciones privadas, como adolescentes atiborradas de comida basura y música electrizante. Aunque en Fuera de las Sombras, vuelvan a usar la violencia de manera divertida, con su estilo carismático y acción sin respiro.
Tras sus tres apariciones más plácidas, pasan al derecho de Nickelodeon y sus mutaciones creadas en la mente de Kevin Eastman a robotrones individuales no tan mecanizados, hasta el CGI que da paso a una plasmación flexible y binaria de sus texturas aterciopeladas con pérdida de sus antifaces rojizos. Es una mezcla musical de otra época, con interpretaciones roqueras, en una banda sonora compuesta por Steve Jablonsky sobre variaciones del tema tortuguil más conocido.

Así de efectivo es el regreso, comprometidas con el entretenimiento a máximo nivel en sus gags y la emoción dirigida hacia sus principales consumidores, jóvenes con semejantes gustos a los que nuestras queridas tortugas dirigidas por Dave Green en su segundo largometraje, abren las puertas a su atención internacional por segunda vez en esta década y al dinamismo más evolucionado. Aparte del vocabulario plagado de expresiones y los mismos guiños a la adolescencia (el tebeo era menos condescendiente y peor hablado), o algunas evoluciones cambiantes o efervescentes de sus indiscretas gónadas... menos obsesionadas frente al cuerpo de una Megan Fox más artificiosa si cabe.
Esto es, no tan misteriosa ni explosiva como antes, creo, saltando plomiza entre acciones rodadas con vértigo y calidad excelente, más unos diálogos que refuerzan el carácter dinámico de la cinta, es decir, sexo, pizza, y tortas-turtle&roll.
Es la II incursión moderna de nuestras amigas, las ninjas renacentistas, sin la voz de Johnny Knoxville. Sólo reconocidos sus valores culturales en el nombre, aunque indiscretas, interdimensionales y cómicas, con sus ocurrencias dentro de una trama bien desarrollada. Y una mirada hacia otro apocalipsis cívico como Cazafantasmas, en un arrollador escenario digital y entremezcladas en numerosas persecuciones con especialistas cualificados por la industria del cine de acción de Hollywood, por las calles de Nueva York, Buffalo y las espectaculares cataratas del Iguazú (en la recomendable frontera del Paraná, entre Brasil y Argentina).

Donde los elementos reales y apariciones más humanas, se dan la mano con efectos creados en 3D para la Dimension X con captura de movimientos, un guion alienígena del equipo formado por André Nemec y Josh Appelbaum (acostumbrados a los tortas) y un control técnico del montaje en equipos informatizados y visuales, bien programado en conjunto. Aunque con grandes distracciones gimnásticas, ni se ningunean los motivos primordiales de la historia principal, en su doble dimensionalidad; tanto en el aspecto cómico como su animada vida algo existencialista y vagabunda... dentro del mundo del alcantarillado, los basureros móviles, las mutaciones animalescas y el gran maestro o gran sensei, espiritualmente ratonil. Claro.
Entonces, nuestras amigas enmascaradas no iban a ser menos que sus compañeras, en esta sesión infantil, animosa y nostálgica, de entretenimiento maximizado y vacíos narrativos.

Una doble matinée, en busca de potenciar el humor simplista y funcional, la diversión sarcástica de la juventud y algo más violenta, que sus antecesores en TMNT: Out of the Shadows y, mimético clímax apocalíptico que amenaza en convertirse en el final de la serie, pero no. Como las últimas películas con superhéroes fantásticos y sus derivados, si bien con la diversión como bandera y atractivo visual para las próximas generaciones de amantes de todas las ´pequeñas`criaturitas humanoides, crecidas artificialmente y altamente tecnológicas.
Es un pájaro, una cazafantasmas o un avión... ¿? no es un ser de caparazón duro, gritando "Cowabunga".

Tema original Ray Parker Jr. - Ghostbusters.

TMNT II: Out of the Shadows Soundtrack.

Cinemomio: Thank you

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