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domingo, 7 de agosto de 2022

Pistol.

 


Desde los tiempos en que la política se convirtió en un producto de masas y se generalizó la protesta, parece que la mayoría de los adolescentes contemporáneos tienden hacia la anarquía absoluta y cuestionarlo todo. 

Creo que es un hecho, algunos estuvimos ahí... como lo es que se enfrentan a dictámenes de una sociedad que no entienden, se manipula o rechazan por sus facciones ideológico-económicas, o divisiones demográficas. Se resisten a una educación que no les prepara para ciertos desafíos y la competencia, y en algunos casos, incluso a sus familias, convirtiéndose en residuos de las opiniones de otros. Es decir, una pistola ardiente a punto de explotar...

No sé si el director de cine británico Danny Boyle, fue o ha sido anarquista en su juventud... da igual, como lo es mi opinión antes o ahora... pero lo que si parece evidente, que no trata de esconder su gestión emocional lo es a lo largo de su carrera cinematográfica. Por la forma de contar historias marginales y retratar los hechos ficticios o históricos, como si fueran recortes visuales, o un collage por cómo edita sus películas. Algunas veces de forma caótica, otras magistralmente... Su mente, podríamos decir por tanto, se comporta artísticamente... de manera anárquica.

El tema de las relaciones familiares entre padres e hijos, tiene una cierta continuidad en su carrera al lado de actuaciones rebeldes por parte de los últimos, saltando de Trainspotting y su sonora maternidad al secuestro desprogramado de Una Historia Diferente. El recurso del denominado "kill your father" es una máxima que coincide con la marginalidad y el crimen simbólico, contra los pecados heredados en su juventud... Después, de ahí, han ido creciendo algunos de nuestros monstruos, imbuidos por los fluidos y los filos.

3... 2... 1... Todos parecen observarse unos a otros, demostrando que estamos aquí, para observar y ser observados, aunque no queramos... Es nuestra naturaleza exhibicionista.

El no Renacimiento.

Esta revolución contracultural siempre ha sido blasfema y fuera de los rangos habituales, parece algo bastante moderno, pero siempre se persiguen los mismos retos desde los minoicos o los griegos, buscando la exhibición de los cuerpos o las mentes.

Así como la discusión de los mandatos institucionales es persistente, contagia con actos revolucionarios y emerge la protesta ante la corrupción política, que es mítica, desde la administración de los impuestos en el Imperio Romano y la aparición de la malversación. 
Esos levantamientos, datan de antiguos filósofos chinos y del imperio helénico entre estados, desde la primacía de un pensamiento socrático... que en la mayoría de ocasiones, convierte los diálogos en peleas. Inclusive, si te esfuerzas en sobrepesarlos, podrás identificarlos en el Gran Egipto y sus dioses...
Conversaciones... sí. Eso decían en los primeros escarceos de la Revolución Francesa y las diferentes Comunas, donde el amor desembocaría en violencia, las palabras en insultos, caos y destrucción. Quizá es una nueva forma de vida, la de siempre que llega a nuestros pies, da igual el calzado...


Definitivamente, es la cultura dividida en diferentes versiones y con diversas caras, que proporciona la protesta más radicalizada. Esto es la guerra, amigos. No, no es que la cultura sea violenta... lo somos nosotros... la aprendimos en distintos bandos.
Por ejemplo con la música protesta, ya no te entiendes con los demás, porque cada uno escucha lo que quiere o le cuentan... cada miembro forma uno de esos eslabones del folk o el rock, que vistos en perspectiva se observan más desnortados, más dispuestos a enfrentarse. En una ocasión, uno se levantó como un escupitajo que te lanzaran al rostro. Mientras por las venas recorrían el odio y la desesperación enfermiza de varias generaciones.

Para el que recibe, muchos, es muestra de asco profundo, de traspaso de jeringas infectadas y potencial marginal de posibles contaminaciones... imprecaciones, fiebres, virus... o telones de acero. Desesperación que no encuentra la esperanza, tanto como una aguja hipodérmica, sin desechar en el camino cadavérico del futuro. 
El Punk rock precipitado por grupos como Sex Pistols, se fue alejando del colorido glam de Bowie, de la psicodelia y las piernas de Blondie; u otros tan emergentes y experimentales, como Lou Reed o la expansión del heavy metal, iniciado con bandas como Led Zeppelin, Deep Purple o Black Säbbath.

Por tanto, la cultura es también obscuridad, sino que es La Odisea, Macbeth o Don Quijote de la Mancha, una obscuridad propulsada por los sueños. Frankenstein o Drácula, los monstruos con sengres alteradas, como otros modernos prometeos, se han convertido en una diversión tan gráfica como peligrosa, hasta un arma de propaganda política, con diferentes lecturas.
Hasta una amenaza personal en conversión reciclada, de todo lo construido por nuestros antecesores con sangre en numerosas calamidades bélicas y desastres... nuestros propios miedos. Depende quién tenga y quién tire la bomba. 

Pero la cultura o la música, que nos interesa, es así mismo, una marca registrada. Marcada a fuego con sus guitarras distorsionadas y sus sangres mezcladas... y que debió quedarse ahí... lejos de cuchilladas fuera de sí.
No hay futuro, decía Mr. Rotten, protestando con razón... o sin ella, quién sabe visto lo visto. Ni ayer, ni hoy... ni Mañana. No para todos, sin entenderse, sin duda. 
Parece que él fue el único que lo vio... Y le llamaban loco.

A la Contra...

Hubo un instante en nuestras vidas, presentes o pasadas, escritas con palabras o entonadas, que abrazamos el nihilismo, simplemente por curiosidad o desazón en diversos aspectos vitales. 
Pudo ser a través de la filosofía que enseñaban en los institutos, antiguamente, ya no... como un concepto existencialista que no creía en la verdad que cuentan los organismos oficiales y los medios manipulados por los poderes económicos.
 
Donde se discutían los términos aceptados por la democracia, de la moralidad o los, maltratados actualmente y reconocidos como... valores. Que son... el tú y yo, el nosotros... con la razón y el pensamiento igualitario. Más o menos, utópico o distópico, que es lo mismo a la contra...
Hasta lo que aprendimos o lo que nos enseñan, está o será cuestionado, lo hemos podido comprobar leyendo a Tin Tin o Astérix, o muchos otros más. 
Así, hasta caer en al escepticismo absoluto del individuo que cuestiona todo, peligrosamente en la marginalidad absoluta, y puede llevarnos a la pérdida de la identidad cultural o, en el caso más grave, al pensamiento catastrófico de que la vida no tiene ningún sentido. 

Hay que tener cuidado, pues la cultura puede ser un cuchillo, con doble filo... donde la libertad, se convierte en una prisión a cadena perpetua, imprevisiblemente. ¿Quién no lo ha sentido... qué artista no se ha sentido encadenado alguna vez...? Pues eso, la democracia es una cortina de humo, nuestra cortina de humo, para no desenmascarar la realidad.
Es decir, que el conocimiento no significa nada, ni siquiera la llamada libertad actual disfrazada de redes sociales, medios controlados y manipulación de la verdad. 
Y a la contra, no queda nada... nada más que la violencia, que es lo mismo que la verdad del ser humano y su historia.

El problema es que, tampoco se cree en el amor, sino en sus efectos, o se duda de la creación y el poder de la imaginación para escaparse de esas cadenas que nos enredan y confeccionar un mínimo estado de felicidad. Por que la cultura es abastecernos los unos a los otros, mediante una creación personal o grupal, por medio del arte libre, sin tapujos... ni consecuencias virales. 
Algo interior que algunos, confunden con la producción para ganarse la vida y que por otro lado, es necesario eslabón para mantenerse de pie, despierto y bien alimentado. No mantenido, no adulterado... no violentado.
Esa es la cuestión que se discute por encima de todo, ayer y hoy. 

Es una batalla que no hemos vencido aún, como cualquier distopía anacrónica. 
Desde la patada en el estómago de la música o la percepción, con los Sex Pistol, aunque ciertas personas reniegan de ella y ven provocación, por descontado en el arte también la hay, como en la guerra. A veces con sus ofrendas lúbricas no demandadas por una multitud de fanáticos, o enfadados tal vez; o sí, quién sabe lo que pasará a continuación, cuando todos encuentren el gusto por la lluvia expectorante.. 
Pasando por las ideas de un mánager, manipulador de voluntades, que moldea los roles y los gastos, buscando un sentido a sus propias necesidades, como preocupaciones políticas o sociales, que contaminan el espíritu iniciático de la creación. Hemos llegado al comercio y la tv, que es lo mismo, por mucho que te cuente por ahí.

Hasta al fin, llegar a una expresión visual a través del tiempo, que produce una estructura distorsionada de lo vivido, puede que alejada de la inspiración o la degradación real en lo espiritual, y que sirve para expresar tus propios sentimientos, tus debilidades y sus efectos artísticos. 
Una perspectiva histórica de aquella imagen tan reinterpretada... una, dos, tres veces... que luego, pueden ser nuestras vidas superpuestas. O que nunca se toquen, separadas como las ideas.
Se dice que, cuando somos niños, absorbemos todas las sensaciones que percibimos, nos empapamos  través de la imagen, los sonidos, hasta los olores o el contacto con la otra piel, esto es, el sexo. Siempre ha sido una expresión más, de la exhibición o el comercio... ya pocos piensan en la regeneración, y mucho menos, la cultural.

Sin embargo, las consecuencias son inesperadas como las generaciones de artistas, más o menos libres, como las caras poliédricas de la serie, como ver en la pantalla las interpretaciones, naturalizadas o distorsionadas con la realidad, de Anson Boon como Mr. Lydon el fantasma que aparece y desaparece (1917, Crawl), el omnipresente protagonismo guitarrero de Toby Wallace como Steve Jones, el prestidigitador Malcolm McLaren en la piel de Thomas Brodie-Sangster (Gámbito de Dama), el desheredado por bajo con Freddie Wise, y el muerto viviente de Louis Partridge (Enola Holmes I y II), interpretando a Sid Vicious... aún algo sobrecogido por aquella de Gary Oldman en el film de Alex Cox.

Äh, y las presencias femeninas en sus puestos de guerra, con o sin botas... la auténtica Francesca Mills como Helen of Troy, Talulah Riley en posición de Sex y cueros, Maisie Williams fuera de juegos y de tronos, Iris Law e hija de Jude y de la recientemente desaparecida Catwoman del underground, y la Pretenders, Chrissie Hynde, autentificada por Sidney Chandler. 
Ya estamos casi todos, con Mr. Boyle y Mr. Craig Pearce... con todos uds., los Sex Pistols.

Caos...

Mira que hay ejemplos en la historia, de crear esta sensación de vértigo y caída a los infiernos, como señalan saltándose todas la objeciones morales y bipolaridades grupales, en la serie Pistol. 
Es fácil llegar hasta ahí, que se lo digan a los propios alemanes que llevaron al poder y lo mantuvieron, al mismísimo Adolf Hitler con sus holocaustos y esvásticas radicalizadas... Un símbolo del pasado que ya no volvería a ser, para lo que se pensó con anterioridad en un principio.

Tal vez, por ese motivo y la crítica ejemplarizante contra el fascismo, que ya no se ve tanto, menos mal, es una mofa o caricatura de nuestro horror próximo en aquellos bandos. La revolución es un cambio de eje, que subyace en una parte de la expresión punkarra y perforante en la capa social, que en esa etapa londinense fue una pulsión casi desconocida, junto a la movilización irlandesa. Ambas se vistieron  con aquella etiqueta mortuoria, como en otros lugares más cercanos... Ahora no, sería impensable.

Por eso, la lucha hay que moderarla, para no quedar atrapados en el caos infinito... Lo sabemos, ¡o no! Pues bien, en otro sentido, el cultural y el pasional de la música, la banda Sex Pistols sembraría una semilla, de ése... Kaos.A ver, en dos direcciones, una mirando al exterior con todos sus estereotipos personales y establecimientos estatales, criticados y hasta no respetados, que sería exportada; y otra, hacia las tripas en sí, convirtiendo un juego en algo más peligroso. Más duro, más resignado en la desgracia y las drogas. Vamos un desastre...

Incluso tensando la balanza, después de todo y tras la fama establecida en su misión protesta, se quieree pensar en la intención de ganarse la vida... y no la muerte. Qué es una visita, no tan inesperada de ese juego sangriento en las venas.
Estando en la cartera de grandes empresas como A&M Records o EMI, mirando estrañas estrellas en el primer puesto del Londres más universal, o las listas de éxitos o las cadenas de televisión como la BBC, que no esperaban el escándalo, salvo con los Monty Phyton y su gracia artística. Lo creas o no, fue su único disco Never Mind the Bollocks.

Sin embargo, las giras, algún ego y los excesos, la animalidad acorralada de sus movimientos en la cuerda floja o jaula mediática, llegaron al súmun de lo irrespirable o admisible, cuando la sangre entra en acción y la descomposición es cuestión de una aguja oxidada, el monstruo, como un amor enfermizo.
Aquí, entra en la escena, la imagen desestructurada y compleja figura del bajista que sustituyó al incomprendido Glen Matlook, en Sid Vicious. Un extraño personaje, caótico, que se queda algo corto psicológicamente, con sus virtudes infantilizadas para la piel blanquecina y deformante de Nancy Spungen... Como bien ella lo recalca, no sé si escrupulosa o misteriosamente en la historia, "nadie me ha tratado tan bien como tú", pero referido a otro de los personajes principales.

Consecuentemente, también fue la explosión del veneno musical en ebullición dolorosa, y de la adicción en particular, que no atiende a razones, ni amistades o familias. Al menos, eso nos han cantado, con ecos conocidos o salmodientes, ahora en FX... y sin iglesias. 
No como aquel filme que te lleva a un viaje sin retorno de Sid & Nancy, pasando por el infierno mental, y que acá en Pistol, es... deberás escribirlo tú, como espectador...

Dos visiones...

Por ende, la de Danny Boyle es particular, no tan desagradable y obscura... para lo bueno que tienen los episodios articulados en el reciclaje de la moda, e incluidos sí, otros momentos románticos o amigables, hasta hilarantes de la conducta de los personajes. Acá rondan el humor sarcástico de la modernidad, como observados a través de un caleidoscopio... 
Si los diálogos impredecibles, te hacen seguir el ritmo trepidante y punzante del relato histórico.
O lo malo... es otra opción.

La que no profundiza metafísicamente en un movimiento caótico de Londres a finales de los 70, salvo anécdotas de lucha americana, botellazos, autolesión, y escupitajos, que no es arte, of course, son agresividad con maquillajes. 
Más pensamientos proactivos, que algunos derivan o comparten como seguidores o fieles al cantar, y que otros como cualquier observador al margen, no frecuentan, ni entienden... porque la música, puede y debe ser, además, otras cosas, otros sentimientos... dos formas de enfocar una guitarra. Y porqué no, una forma de vida sana. La antítesis de los viejos roqueros, que decían nunca morir...

El Punk murió en aquel concierto, tras los neumáticos derretidos por las carreteras de la América Profunda, en el reventón de 1978 por el Winterland Ballroom de San Francisco, donde se estamparon vidrios rotos. 
Entonces, la imagen del punk, no sólo surge del frío desgarro que ofrece la banda frente al Támesis y producción de la serie Pistol, sino que fue una forma de llamar la atención, rebelde con todo lo que la juventud se atreviera a ofrecer del caos y que, posteriormente, triunfaría con estéticas muy diversas, sea glam, travestismo, nuevo cabaret, la música de baile, el rock o las chaquetas del heavy metal.
Por consiguiente, aquel día antes del sueño de Río, fue el último día del caos. No de la muerte, que esperaba en el vientre de una dama blanca, como rondó a otras estrellas del rock.

Sex Pistols, sin tapujos pero reinterpretados, alternativos en su congregación y reafirmación contra el poder, que dejaba fuera a las clases más reprimidas de la sociedad. Entonces y hoy, da igual el cristal... Siguiendo cada uno, diferentes caminos, que podían haber sido variados como los vertidos, pero crearon una rivalidad antisocial en la cultura y condenados por muchos alrededor, si bien fueron absueltos. ¿Su música, lo es...?
Johnny Rotten, o podrido, no racionalmente, cambia a través de los tiempos como el genio más creativo de la banda, o lo que fuese entonces, una objeción pesada, por sus tonos, como sus cuerdas para la destrucción sónica y armónica, pisando a The Beatles o Pink Floyd.
Puede que un disco, no baste para eclipsar el sol...

Ni aunque lo posiciones en la visual... La serie recae, como repartida en gran medida sobre los hombros del guitarrista intuitivo, o a base de hostias familiares, sobre Steve Jones, fundador de The Professionals junto a otro exPistol como Paul Cock, años después; y sobre el sueño, o la conciencia musical de Crissie Hynde, determinada por las letras y la pasión sexual. 
Ella es el espíritu de la pirámide sensorial, que sería en The Pretenders, que escapando por los pelos, nunca mejor dicho. 
Y por supuesto, se expone en las manipulaciones estéticas, ideológicas y estructurales de la mente de Malcolm McLaren como provocador cultural y mánager, poco protector y poco amigo de los riesgos por contra, que gestionó las interpretaciones y le otorgó el don de una Gibson Les Paul Custon, perteneciente a Sylvain Sylvain de The New York Dolls. 
Estos últimos norteamericanos, el triángulo de la vanguardia junto a The Stooges de Iggy Pop y la Velvet Underground de Mr. Lou Reed, del que se debería visualizar el documental homónimo, como resorte creativo del llamado proto-punk y quinto elemento de la distorsión musical o la imagen underground en todos los campos de aquella etapa embrionaria.

El resto de la serie, sus temas musicales y la revolución que repercute en la era presente, es un conjunto de datos y definiciones, que alternan dependiendo de la objetividad histórica y la anécdota, alguna tan conocida como el nivel de complejidad de sus pensamientos. En conjunto o por separado, según el ojo y el collage musical de Danny Boyle y Mr. Pearce, por supuesto.

Destrucción.

Sería una versión de No Fun de los Stooges, lo que señalaría el futuro que le restaba a la aventura insegura y suicida de Sex Pistols, por una de sus patas. Una idea soltada al aire, se convertiría en profecía del dolor en carne ajena... ¿Para qué sigo con esto... Habéis sentido alguna vez que os han estafado...?

Y un Buenas Noches, que sonaba a un telón cayendo sobre el apocalipsis generado en cualquier novela bélica y familiar de William Shakespeare...
El resto es la locura, que nadie quiere sentir, la sangre que nadie desea ver fluir... y la falta de expresividad, que se resume en una lista de recuerdos, sin respuesta. Todo lo que viene después de una estado caótico, no puede ser bueno... todo lo que respira tras una sobredósis en un hospital y sus goteros, es un estertor...

Y las claves de ese paso integeneracional hasta hoy. No sabemos si están ahí... puede.
Al menos, los que sigue la división de la sociedad, a diferentes niveles, por dos partes que parecen inamovibles e irrefrenables.
Antes de convertirse en obsesión o adicción tumultuosa, con casos autodestructivos... los pasos, los conocemos todos. Y con el tiempo, las claves se modifican para adaptarlas causalmente a nuestra propia identidad, que saldrá al exterior de distintas maneras, violentas o no. Quizás, una para cada uno, como cantaba La Voz de Fran Sinatra. 
Como sintió en sus propias venas el mismo Sid Vicious, la decepción o la locura, atrapado en el sexo y la dama.

Así que, la cultura, por lo tanto música... puede ser todo eso, salvación y herejía, un ejemplo para todos los gustos, muestra de defectos o sarcasmos, para todas la críticas... para cada quién que decía Joan Manuel Serrat, en el otro extremo de la escalera expresiva, arte concebido como poesía... no como un aguijonazo o tiro mortal.
Ah y como la tienda de corte underground o Sex lacerante, con todas sus integrantes y algunos clientes ´selectos`, que desafían los límites de la estética manipulada y la expresividad. Una parte espectacular de Londres, como aquel hombre lobo... viendo la caza en dibujos animados.
Porque el look, sobre todo, es el comercio.

Todo lo contrario, es lo que pregonaban con gracia, incluso viniendo de familias desestructuradas, ciertos miembros de la banda, se convertiría en la verdad de Mr. Rotten. Y ahí, aunque con reservas de la privacidad y el desencuentro intelectual, las dos versiones tienen que terminar contando los mismo... la total destrucción. Es el Ser o no ser, nunca más, como anticipaba un cuervo bien negro, en las rimas asonantes de Poe.
Las palabras, las ideas, se las lleva el viento y no sirven de nada, pues otras llegarán... y vestirán de sábanas fantasmales... la carne y la diversión, es una escena borrosa del pasado también... como un ser en estado catatónico o ese figura espectral... paternal, tal vez.

Buena o mala, controvertida o protestada, definitivamente olvidada... pues sólo queda la música.
Y a esa, a sus voces colgantes, te aferras, como si no hubiera un mañaña. Por tanto, como si no hubiera un futuro... 
Como se condujeron The Clash con London Calling, como se obscureció Joy Division, como los espíritus de Reed o Bowie.
Aunque tú no formarás parte, ni lo entendieras... la historia se repite y los fantasmas nos visitan como las navidades pasadas, somos todos... trovadores o espectadores.

Somos imágenes en las orillas del Támesis, al otear desde una barcaza entre seres sonrientes y danzantes, a ella o la catarsis del reggae... Burlándose del ahora, de nos... Hijos e hijas que no volverán a nacer, nunca ya. Si no lo resistes, te derrotas y no existes... ¡Eso es la destrucción!
Lo que ocurrió verdaderamente con los Sex Pistols, no fue la mala suerte de Bob Marley, fue un momento de inspiración y rebeldía, como el toque de Hendrix y tantos otros...
Un telón que ocultó el futuro, aun sin existir una guerra clásica, o al menos, caos de lo que pudo haber sido... Pero, fue la autodestrucción.

No es mejor, ni peor... desgraciadamente, también existe o se produce por casualidad... o un contacto inesperado, entre lo feo y la belleza.
No sé, si Mr. Boyle ha sabido captarlo muy bien... Pero Pistol, no deja indiferente a la historia reeditada del rock&roll, ni Rotten a la marca del Joker de Heath Ledger. 

Quizás el rock, está próximo a la desaparición... con una caricatura de Disney detrás, como de la aspereza... 
Let´s go! Que dirían los otros... Los Ramones.

Cinemomio: Thank you

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