La premonición no existe, es una
apuesta o un reiterativo déjà vu… Lo que sí existe científicamente, o se
desarrolla en nuestra mente, son los sueños. Esas extrañas percepciones, ilusiones
ópticas, de imágenes psico-surrealistas, deformantes de una aparente realidad.
O lo que sea esto… una especie de hacinamiento del deseo.
Han pasado muchos ciclones ya, desde
que dos jovencitas intervinieron en la literatura de las percepciones, con sus
universos fantásticos, como toda fantasía debe alimentarse de las ideas
curiosas o imaginativas. La una, por consumo de determinadas sustancias
complementarias, nos guía a un viaje a través de un agujero o un espejo, Alicia
se podría reencarnar en imagen de otra en un cuarto de baño; la segunda, en
mareante combate con fuerzas de la naturaleza, que le llevan también a un
universo de estrafalarios habitantes y saltos dimensionales, donde la espiral
ética de su personalidad, se empareja a la consecución de los valores que se
sueñan comunicantes los deseos, inalcanzables o no. Un tipo de adivinanza de lo
que sería o pudiera ser.
Isaac Asimov lo denomino presciencia
en su obra Fundación, Frank Herbert lo disfrazó de negro mutante, de mente
evolucionada que veía las visiones de lo que sería en aquel agujero desértico
cubierto de arena. En este trozo de relato que escribo, se trata simplemente de
la verdad.
Esos dos mecanismos literarios, emulaciones
de la realidad en cuerpo femenino, son reflejos de los soñadores. Bueno,
soñadoras… y sus respectivas versiones de sí misma o los demás, implantados
sobre las pantallas como ejemplo de lo que pensaron los escritores o
guionistas. De cómo serían sus universos
soñados a la vez, qué pensarían sus personajes, qué ocultarían… y que pueden despertar
nuestras inquietudes como investigadores al otro lado.
Ideas que clasificó – o al menos lo
intentó, no sin especular también -, el
doctor Sigmund Freud en su estudio, La Interpretación de los Sueños, que sin
duda, son aproximaciones abstractas de una explicación, o posible conocimiento
basado en recuerdos reinterpretados… o esencias de aquellas necesidades, dudas,
males, miedos, etc… maneras de soñar.
Los condicionamientos psicológicos o
morales internos, nos pueden mover por caminos divergentes a mortales, los más racionales
de estos lares – o capaces de expresar sus pensamientos -. Desarrollando
métodos excepcionales que permitan alcanzar sus objetivos vitales o acercarse a
ellos mínimamente en la búsqueda del interés oculto o ese deseo, se plasman en
la ensoñación mental como metáforas, que se estrellan contra síntomas de
enfermedades mentales o físicas, y se topan con
terrores. Los más recalcitrantes y horripilantes, recursos recurrentes
que espantan al pensamiento o la propia alma. Si existiera como tal, claro.
Y es que, esas extravagantes visiones
fuera de la vigilia, se solían interpretar en otras épocas, desde un punto de
vista de la fe, como si de estampas se trataran, y sirvieran de propósito de un
mecanismo dividido entre lo físico y lo divino. Se sirvieron como obras del
pasado y de la mitología sacrílega, como alucinaciones de carácter religioso o
esotérico, pongamos como ejemplo, las carreras temporales de James Stewart en
It´s a Wonderful Life… y el alcance de aquellas alas. Extraordinarias
apariciones de muerte, tras el Cuento de Navidad de Charles Dickens.
Sin embargo, esa maldición del
psicoanálisis – supuesto maldito para los más incrédulos -, reinterpreta
teorías deseadas, pasiones sexuales, logros de poder, satisfacción reprimida u otras
insustancialidades metafísicas, difíciles de concretar en la realidad. Ya que,
al despertar, no dejan apenas huella en la memoria, solamente meros recortes de
un color o más, de un sabor, un sonido o un aspecto no experimentado en la vida
real… Conjunción de palabras olvidadas y acciones perdidas.
Esa característica deseable, u otra
sexual o familia, se reproduce en las personas desde su experiencia infantil, y
pueden manifestarse muchos años después, ahí arriba, cuando parece que no
están, ni se las espera, y ella las siente con serenidad y sentido común, en
una forma de investigación de sí misma. En el segundo caso, sabiendo en su
interior, que la estás minusvalorando, y mintiendo… Particularmente bajo la perspectiva
de la maternidad, sobre la imagen del hombre, su amante rival… y de manera
especial dentro de las relaciones filiales con las madres. Es donde la actriz
Natasha Lyonne se embarca para Sky ShowTime, acompañada con sus guionistas femeninas en la
memoria, al encuentro con la muerte anunciada. Una y otra vez, tal que una
maniobra militar o una teórica marmota
del tiempo, con su particular percepción de lo escondido en una Muñeca Rusa,
que se va haciendo más reducida, hasta llegar a sus entrañas, el útero y la
semilla. Hasta la aniquilación de las partículas opuestas, en este caso,
generacionales como casi siempre.
No es huella privada, sino pública,
le ocurre a muchas otras. Invadida por esa perspectiva emocional y las
sensaciones con el paso del tiempo, que modifican esencialmente – o pueden
hacerlo - , el pensamiento. El que fue, o el que se transfiere familiarmente,
girando a mayor velocidad en nuestra cabeza… En la suya de mujer, Natasha
Lyonne...
Estados de Preconsciencia.
Transversalmente, ella es la
conciencia de Severance, sin trabajo. En un fiesta, o en segunda instancia,
invitada a la investigación. Es el reflejo de la verdad, de estos multiversos
insustanciales, aparentemente superficiales, pero que se irán condensando en el
camino. Se estrellan con una telaraña de
mitos y supersticiones, mentiras tal vez, con el trasfondo de géneros, la envidia y la
denominada, singularidad. De abuelas a nietas, de hijas a madres… de inocencia
a culpabilidad. Las circunstancias surgieron de aquellas heroínas clásicas, de
sus relaciones familiares, desde la Literatura Universal en esos submundos Oz o
´brujas` de Duna, frente al control o la autoridad mayor en femenino.
Pero normalmente, sobre las
debilidades del género masculino que, explícitamente, no podrá nunca, sentir como
una verdadera madre.
En el pasado, bajo el peso de la
gravedad, estos actos preconscientes son espirales que atraviesan la realidad –
como aquellas alucinaciones que presenciaban los consumidores de la especia
mental de Fran Herbert, o los mineros de Atmósfera Cero -, aquí con los pies en la Tierra, o lo que sea
esto… se apoyaban en ese estado sobrenatural de las cosas, en la consecuencia
de un superyó, o entidad superior pensante y desarrollada intelectualmente,
cubierta de dudas.
Visiones privadas, reiteradas en dos
temporadas – más dimensionada familiarmente por Russian Doll (a través de tres
generaciones o una más incluso, desordenadas secuencialmente en la segunda
temporada, más compleja y desmitificadora. Mientras, la muestra de un poder
sobrehumano especial, mundano más bien, visto con su tranquilidad, es lo que
manifiesta Miss Lyonne en su serie, Poker Face.
Donde su protagonista posee una
habilidad, un don determinante, para hallar la verdad en gestos o
coacciones, tras miradas a sus
investigados; desdoblando la acción a una persecución – serie road- , incansable
como si fuera el Dr. Richard Kimble de aquella El Fugitivo (con el actor David
Janssen o Mr. Ford en pantalla grande, años atrás), o esa otra versión en femenino, bastante más
simpática que significó el dr. David Banner, entrañable Hulk entre el recuerdo
del tebeo, Bill Bixby y la capacidad extraordinaria de Lou Ferrigno, en serie.
De la Hulka, no hablo que es peor… Ahora más parecida a una Colombina – de
gabán textura Colombo aparentemente despistado -, con desvíos raciales a lo
Coen Bros. Humor blanco, del crimen negro… violencia cómica, delincuentes torpes, salpicaduras en la
obscuridad. Semejante a Paprika en premonición, sin sueños apenas.
Más hechos demostrados,
anticipadamente en su ruta, son resortes de una reinterpretación con gestos o
palabras en retroceso, como si fueran esos mismos sueños de los que hablábamos,
muestras del flashback. Pudiendo con hilaridad compresiva, reflejar la realidad
oculta, y gracias a la elaboración de un hombre, visionario tal vez, el creador
de loopers y puñales por la espalda, Rian Johnson que estaría igualmente,
echando un vistazo al pretérito televisivo. Lo relataré como una obra teatral…
Literariamente… ¿sueñan hombres, lo
mismo que mujeres…? ¿Y los personajes de Robot Dreams, olvidan… la amistad? Y
la investigadora juvenil Paprika, interpretaría bien sus sueños…? Son
unicornios que de momento, no podremos clasificar, ni confirmar hasta que nos
piensen… como ovejas. Y ella calcula, lo oculto, tras la palabrería.
La Ruta, Onírica.
A bordo de un Plymouth Barracuda… en
los hechos encontrarás las pruebas… no sueña con el Heart –canción-, sino
piensa, mientras exista, en composición de Nathan Jonhson… Aunque primeramente en paralelo, baila temas, que
van de Pesonal Jesus a la de Sweet, Fox on the Run, conciertos electrocutantes
aparte... Fox de artera, no de lo otro, claro. Así se entonan sonidos de otros
tiempos, frenazos de vagones, fiestas, caídas por escaleras, no de Jacob –
donde saltan créditos de voluntad detectivesca con nuestro pasado -, espectadores
de la verdad. Con el corazón encogido, perteneciente a ese Dream Scenario con
variopintos actores, investigadores privados entre los 70 y 80, sugestionados
por sus Estrenos de Tv: Misterio. Nietos de Hitchcock pues y del cómic en
tiras.
Pruebas contundentes que evocan al inolvidable
Peter Falk, al vaquero de sombrero cowboy y bigote, reconocido como McCloud o
Dennis Weaver, a Rock Hudson junto a su Susan Saint James en pareja acusadora.
Se ha escrito un crimen con la Angela de los sueños de Dorian Gray, Landsbury,
y su comienzo en el crimen bajo la Luz de Gas de G. Cukor, hasta su reunión
final con Mr. Johnson en Knives Out, dep…
Sonidos que repiquetean habitaciones
fatales, tensión, mentira, junto a George Peppard que era Banacek antes de
TeamA, sobre el McKoy de Tony Curtis (casi olvidado), el Hec Ramsay de Richard
Boone, un Cannon leguleyo de William Conrad, Quincy que interpretaba aquel Jack
Hugman de Pánico en el Estadio, o Lanigan y Madigan con Art Carney y Richard
Widmark, respectivamente, que se aparecen fantasmalmente en el recuerdo.
También retuvo otro sabueso, James Farentino sacado de Muertos y Enterrados, o las hermanas Snoop,
que no Scoop (que comentaré en otra ocasión televisiva…), interpretadas por Helen
Hayes de Adiós a las Armas y versión de
la divertida ensoñación que tuvo el Harvey del director Henry Koster, con el gran
Jimmy Stewart…; y de la mano de Mildred Natwick, la inolvidable actriz
recurrente del humor de fémina de John Ford, visto en El Hombre Tranquilo, La
Legión Invencible o Tres Padrinos u Hombres Intrépidos, y que además trabajara
para el maestro de asesinatos, Mr. Hitchcock, en Pero, ¿quién mató a Harry?
Hasta su última gran aparición, en Las Amistades Peligrosas en 1988, con todo
un tratamiento de verdad humilde, sin duda, o madre de Jane Fonda en Descalzos
por el Parque. Una cara inolvidable del cine eterno.
Entre clarividencia lúgubre… y
pesadilla afable.
Las imágenes latentes de un sueño,
también trasladan un mundo revuelto de pesadilla, congénita, que es trasladada
a la realidad de las películas o series de televisión. A determinados
espectadores parece muy disfrutable, a pesar de la tragedia o la persecución
particular de los personajes en el juego del gato y el ratón. Porque si en Muñeca
Rusa, se trataba de retratar sobre dos temporadas, dos tipos divergentes de
viajes espacio-temporales con la muerte y la concepción – de ayer a los ochenta
-, para reinterpretar un regreso a decisiones que tomamos en nuestras vidas y
aceptándolas tal y como se recuerdan…
Que, muchas veces, es difícil discernir
en el subconsciente temporal, al confundirse con deseos ocultos o sueños… Y que
pueden derivar en una especie de maldición maquinada en el interior, en
repetición extracorpórea – o televisada -, que otorgan una segunda oportunidad
de solucionar posibles desaguisados con amigos o familiares pretéritos; y que
al contrario, Charlie, muestra su Poker Face, de vuelta ya de otros rostros, –
más que cara bonita o simplona -, como visionaria de las calidades morales de
la gente. Sea costumbrismo en la trastienda de una estación de servicio, una
cocina de carretera a la parrilla, con su gastronomía local, su música… una furgo
donde cohabitan rockeros cincuentones y ocasionales – recuerdo de otros tiempos
-, una acción hippie de terror, su look… un escenario de pesadilla, no dream
teatral, un atropello coeniano, un molde de f/x, el rostro de Nolte… la luz
negra de una sala… un muelle… siempre, con gafas ahumadas, para no cegarse.
Por los brillos de lo que la rodean,
lo que intenta mentirle en la cara… Esto
es, tal que una auténtica, casi, poli de la verdad, true detective de prestado, movida por el
desinterés, o la amistad. Sin alucinógenos, aunque entraña algo de esoterismo
muy superficial en lo psicológico.
Clave realismo, rutina en desbandada,
acosada, en derivada de aquel Fugitivo que triunfara para una ABC setentera, y
ahora se ve como Martin y, especialmente, Rust Cohle, en una... Pero sin título
acreditativo por el estado, ni licencia legal de curso acelerado, que a la vez nos
recuerda a aquellos que en otro universo televisivo, investigaban a base de
rebanarse el coco y con toques de acción a lo Colombo, por descontado, un
referente confesable en la serie, como chica a la que le va la marcha… minifaldera,
pero con el rock de entonces. Yeaaah!
Se considera, por ende, vidente, verosímil,
vocacional, verborreica, con toques divertidos en gestos, gemidos y un lenguaje
corporal, muy especial, característico del pasado, frente a estas épocas
actuales a mayor velocidad. Palabras apegadas a la observación particular de
unos hechos, comprometida con la justicia, y querencia femenina, sin
sobrepasarse. Reivindicación justa y sin arrodillarse ante la ley. Y no estoy
hablando sólo, de rebeldía ni sustancias que comprometen el razonamiento
crítico… sino de, auténtica personalidad.
Simplemente, en base a meras
conversaciones, cara a cara, se reivindica con preguntas que incidirán sobre los
defectos de sospechosos, lo económico que va junto a la envidia… bajo el sol,
sobre el parabrisas, las emociones, los tejados, la venganza, la trastienda, lo
incongruente de los culpables - a veces con resoluciones algo atropelladas -,
on the road, el tiempo de la tele, ya se sabe… la prisa. Respira, observa,
piensa… ves apreciaciones curiosas en los contactos… artimañas… y la familia
detrás. Pongamos aquí sobre ruedas, una serie de nombres en serie, Simon
Helberg, Pedro Hollywood, Lil Rel Howery, Chloë Sevigny, Luis Guzmán
(Wednesday), Ellen Barkin (Animal Kingdom), Tim Blake Nelson (El Gabinete deCuriosidades de Guillermo del Toro), Hong Chau (Watchmen, La Ballena), Joseph
Gordon-Lewitt, Dascha Polanco - una de sus coleguis Orange is the New Black -.
Y falta a la fiesta de sensaciones
anticipadas, el artista de la modelación, Nick Nolte, y tras ella, esa Famiglia
compuesta de perseguidores y tiros… Benjamin Bratt, Adrien Brody y Ron Perlman…
¡por ahora!
Claro, siguiendo las pesquisas, en
tramas separadas, debes activar tus sentidos, trucos decididamente alegales y usar
el escapismo antes de inocularte algún artificio, que no, miedo. Ella es así,
libre, deslenguada, carismática, sencilla... No moldeable, bueno… quizás por un
retiro.
Lyonne y sus… otros líos.
Como Mr. Freud decía, las primeras
ideas latentes que desentrama el psicoanálisis – para creyentes de él o investigadores
somnolientos -, son poco corrientes, circunstanciales, extrañas, alucinatorias,
enfermizas quizás… Escasamente referencia de nuestro pensamiento en vigilia y
su expresividad habitual, levemente, son sueños y los sueños, deseos pueden
ser... Simbólicamente se comportan como comparaciones y metáforas, a veces de lenguaje
poético, rico en imágenes o interpretaciones sobre la realidad (aquí opino que
pudieran ser semejantes a viajes a otra dimensión no pictórica, más allá de
Richard Matheson y sus leyendas, oníricas; en su nombrada obra freudiana,
comenta el pensamiento de un compañero filósofo, Hildebrandt: “Cuanto más pura
es la vida del sujeto, más puros serán sus sueños, y cuanto más impura, más
impuros”. Por consiguiente, la naturaleza moral del hombre perduraría en su
sueño… “no se nos hace sospechoso, por palpables, románticos o ridículos que
los sueños sean, pues conservamos siempre lo malo, la justicia de la
injusticia, la facultad de distinguir lo bueno de la virtud, del vicio… Lo
fundamental de la naturaleza humana, el ser moral, se halla demasiado,
firmemente unido al hombre para participar en el juego calidoscópico, al que la
fantasía, la inteligencia, la memoria y otras facultades de igual rango (digo
y, las sensaciones intrínsecas quizá…), sucumben en el sueño”. El Imperativo
Categórico de Kant, un mandamiento independiente de la religión o las
ideologías, que rige el comportamiento humano en todas sus perspectivas… para
dirimir entre bien y mal, incluso… en sueños.
Ni la del espejo del cuarto del baño…
una percepción adulterada, que desintoniza de nuestra realidad, pues se
alimenta de detalles que olvidamos, de pasajes fragmentados. Su mente despierta,
en cambio, reinterpreta esos deseos, silenciados, maquillados en cada función,
y los convierte en imperativo categórico kantiano.
Así en cierto sentido… surrealista y
original, es la Lyonne, miss Natasha, una realidad kantiana. Mágica, extravagante,
pero a la vez, de un costumbrismo cercano, amigable que atrae, racionalista…
Este recuerdo suyo, por trabajos de tv,
se compone de sucesos impresionantes y equivalencias detectivescas, terminan
siendo episodios vitales, entre vida y
muerte, obstinados, espirituales o altruistas, justicieros… porque ella lo
necesita para completarse emocionalmente, para identificarse con la bondad. Lo
demás, las imágenes descritas por los guionistas (casi siempre mujeres como es
costumbre), son ejercicios desbordados de imaginación, según costumbre de estilo
Bill Murray, y ataques de mente esclarecedora, en segundo viaje. Apariencia
sensorial de una investigadora para-normal, real con un don humano, y suerte de
sobreviviente, en último término. Poco filosófico esto, en cambio…
Hay autores y pensadores para todo. Interpretaciones
de la realidad como muestras de ejercicios cerebrales de opuestos, sobre juegos
trampa, algún susto, alguna lucha, distorsiones en trampillas, desgracias
extraordinarias, decisiones embarradas, amores que confabulan… deseos de muerte.
Vías paralelas, territorios incompletos hasta más ver… ¡nos vemos pronto, ´angelada`
de Charlie!
Tras su ojo cínico de gran hermana, Poker
Face pudiera ser, quedan sus expresiones detenidas en un lapsus, ese sentido
del humor irreverente, que desarma, y su dote para relacionarse, sin alardes,
pero reconociendo la mentira en aquellos que buscan escabullirse o salirse
de... La Ruta hacia Atlantic City. Su próxima guerra…
No, esos movimientos del pasado no
son sueños estridentes, ni sexuales que te persiguen en el universo Paprika, ni
las revelaciones surreales del cine de Luis Buñuel, con su mirada entrecortada
a cuchillazos, ni los viajes astrales de Solaris a otros mundos metafísicos,
pero sí, recuerdos mundanos, que nos acercan al personaje, a ella.
Algo parecido a los Sleeping Dogs de Russell
Crowe en busca de un pasado crítico, pero con una mente preclara, inocente, sin
enfermedad. Sin el revestimiento falso del Hypnotic perpetrado por Robert
Rodríguez con un poco convincente y elaborado en guión, Ben Affleck – no sé
para qué tanto embrollo, la verdad -; o sin la perversión de un vacío
existencial en lo narrativo, como puede ser esa horripilante Madame Web. ¡Vómito
de araña sin red!
Tampoco es androide, con sueños
húmedos, ni expande la sensación del terror, aunque hay cierto temor de índole
mortal sobre su persona; mientras que para Nicolas Cage, en su EScenario
significaba una terrible pesadilla, un ajusticiamiento público, por
interpretaciones oníricas. Entre superhombre no buscado y la maldad general,
que arrincona al desprevenido en la red, lo acosa y derriba. Esa jauría representativa
de perversiones de una realidad social que cataloga, sin saber, y
contemporánea, pues comparte humor ácido, con el horror real de las noticias. Y
por tanto, bastante mala leche social…
Es un notable filme Dream Scenario, a recomendar, que no comparte una
reinterpretación, sino compara, notoriedad o famoseo actual, con la pesadilla
común de alguien que no desea, ser reconocido, ni juzgado. Un poco, acosado
como ella, la samaritana de las emociones
Mira se hay pesadillas reincidentes,
que ha visionado el filme Nunca me Encontrarás, y se parecía como una gota de
lluvia a Old Man de Lucky McKee, con otro reflejo hiriente de feminicidio, eso
sí. Estas líneas geodésicas de la realidad destructiva, son como autopistas, con
salidas hacia espacios moribundos, inteligentes o amables, como las raíces
enterradas en el árbol de Alicia. Hacia la obscuridad de la reina de corazones
por una ruta 66, amarilla por el calor del desierto de Oz… hablando de
Furiosas, Anna Taylor-Joy, pero más experimentada. Esta es Natasha Lyonne, heroína
pura… sin careta, sin lastres emocionales. O no… depende, si la ficha es buena.
Si te manifiestas como, el fantasma detrás de la función y la crees... si no,
no.
La muerte siempre está al girar el recodo,
a través del tiempo que te quede… hasta que cae el telón sobre la memoria. Al
fin y al cabo, ella es como una vieja estrella del rock… No, no es el Poker
Face de Mr. Crowe, ahora vamos al trío de hermanas, Elizabethe Olsen, Carrie
Coon y Natasha Lyonne en película del director de aquella intimista The Lovers.
Y adiós… que aún nos queda un buen tramo. Brrrum, brummmm!