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domingo, 5 de octubre de 2025

Love, Death & Robots. Season IV

 


En efímeras y postreras lunas, se ha retransmitido la emisión primeriza de la Comic-Con celebrada en Málaga, aún en la era española… Y nos ha visitado, no bajo la mirada de seres extraterrestre, creo… el legendario, ahora también comando de herramientas de trabajo, rey de Cimeria y destripa-predators en acción, Mr. Arnold Schwarzenegger.

Sin embargo, a parte de la realidad del actual estado de los Predators tratados por el director Dan Trachtenberg, tanto en la notable trigonometría cazadora sobre los tramos de Killer of Killers; esperamos el futuro cambiante de la división alien, ante ambigua teología depredadora con el horror y la supervivencia del individuo diferente en el próximo filme Badlands. De figuras kilométricas, o no, dependerá la altitud de Dimitrius Schuster-Koloamateng con su diferente físico ante sus enemigos; más la efigie ayudante, fría y cálida a la vez, según la AI variable de la Corporación Weyland-Yutani, que transmuta la bella máquina de Elle Fanning con la otra Wendy. Podremos disfrutar de su blanca palidz, en la serie Margo´s Got Money Truoubles, con su triunvirato Marcia Gay Harden, Michelle Pfeiffer y Nicole Kidman.

Aquella corporación, fue contra la que conspirara ese Boy Kavalier que iluminara con su lenguaraz discurso, como una especie de Chalamet diversificado por el actor Samuel Blenkin en Aliens en la Tierra, y sus aspiraciones que empezaron bastante bien – al Mr. Tyrell de Blade Runner -, han terminado por hacer aguas, causando severas dudas… Es una evidencia paralela, convaleciente a la saga que cerró hace poco, con extrañas metamorfosis e inteligencias caprichosas. Un adiós agridulce tras ese último suspiro horrendo de los xenomorfos, ains.

Arnold Schwarchie, en cambio, nos alicata de tres en tres, sus trabajos… ya que repartirá lores junto a Michael Fassbender, David Sandberg y Mr. David Hasselhoff en Kung Fury II. Podría desatascar un viejo estancado proyecto como The Legend of Conan y el dudoso regreso del guerrero cimerio, tras aquel éxito legendario de la jaleada entrega dirigida por John Milius, a mazazos por España… y la crisis primera con Dino de Laurentis… Y finalmente, apuntillando a un agente del FBI de nombre Luke Brunner, con parentesco cómico a su papel en Mentiras Arriesgadas, con cambio de la entregada Jamie Lee Curtis, con padre e hija por Mónica Barbaro (Top Gun Maverick, A Complete Unknown en conexión con la participación de Elle, otra).

Pero esta entrada, no se queda en la acción simplemente, sino que va de trabajos finos sobre el papel, o aquellas transparencias rotulables que repartiera el mítico Walt Disney a sus dibujantes, creando imperio del entretenimiento y económico. Pues recuerdo, recomendamos, una joya trigonométrica de Mr. Trachtenberg, a través de gestas belicosas contra depredadores, entre vikingos, cultura de samuráis nipones y esos pilotos de bombarderos U2, de IIWW que nos maravilló en título Killer of Killers. Otro nuevo llamamiento a la reformulación de la saga Predator ante su criogenización en siguiente proyecto animado… Suponemos…

Por consiguiente, vuelven éxitos de los 80 con fuerza, en las trilogías extendidas, según el misticismo que marcaron esos protagonistas en el recuerdo… Y rememoradas en solitario como el retrato monolítico de Sly Lives! De Stallone, o en tríptico más documentado  con sensaciones en retrospectiva. Más o menos acertadas en cada aspecto, narradas en memorias, o animadas por amistades a su alrededor, y algún supuesto enemigo… Mejor tras el retrato monolítico de Sly y esa simbología extrajera en la USA de Trump que, especialmente se fundamenta, bajo la serie de tres episodios. En representación de la resistencia, triunfo con trabajo, o el lanzamiento de esos utensilios de guerra, tras chistes.

Materias ocultas o emotivas, materiales inéditos, escondidos en momentos profesionales, sociológicos, personales, familiares o anecdóticos, que elevan la entretenida Arnold. Misterio con humor, curiosamente, sincero de dos personalidades, italiana, austriaca… depredadoras… o vaya ud. a saber si, alienígenas…

Lo que si se demuestra meridianamente, es una fuerza de voluntad sorprendente, para alcanzar esos sueños, o según Schwarzy, realidades visualizadas con anticipación. Por eso, y por el corazón…

¿Qué pasaría si… de pantallas, al cómic?

Sí ha habido ya, algunos casos… Existiendo algunos muy apreciados como el traslado de La Broma Asesina de DC, de la que sacarían provecho, sin preguntar si se apreciaría una participación al reescribir…

Y no controlando, por temor a encontrar una serie distorsionada o sin calidad en el brillo de la animación o los argumentos, de otras proyecciones a las series como los Marvel Zombies en el universo Ultimate, qué me da un poquito de terror, al igual que The Witcher… Y los X-Men ´97 o What if…?, de las que se exhiben buenas críticas… ustedes dirán… y El Blade Runner: Black Lotus, de la que prefiero omitir por ahora, al igual que la de su gemela japonesa en Lord of the Rings: The War of the Rohirrim.

Pues no, todas las producciones animadas tienen la calidad de transmutación que las de Sony Pictures Animation, como Los Starship Troopers o las dos entregas de Spiderman en el Multiverso, que son concepciones brillantes e imaginativas. También se reproducirán futuros proyectos que van del Hulk, al nombrado de Los Yautja en Badlands en sentido dibujado; pudiendo seguir aquellos pasos logrados del Resident Evil Vendetta, el notabilísimo Killer of Killers de Predators, y algunas excelencias de DC, que son multitud y de las que se espera acceder a la versión del Cruzado Enmascarado, en última redención. No la otra…

Pero, si hay una serie de animación que mezcla diferentes estilos con diversos medios y concepciones metafísicas, terroríficas o humorísticas, inclusive, con variedad de formas y texturas, esa es sin duda alguna… con el osado proyecto de Love, Death & Robots. En la cual, además de la calidad de sus obreros especializados en dichos medios, se estima la producción de Tim Miller (premiado al Oscar con su corto animado Gopher Broke) y el mismísimo David Fincher. Recordad, que este último se lanzara al estrellato tras su particular Alien 3, con Seven, Mindhunters, etc… inacabable carrera… eh!

Y después de la excelencia alcanzada con algunos capítulos extraordinarios durante su trío de temporadas alternas, nos hemos vuelto a embarcar en esta postrera cuarta… de la que se pueden concebir ciertos logros, como viene siendo habitual… desde las producciones divertidas entre el Apocalipsis en un día de furia y la distribución de la IA con humor en los hogares, con sus juegos múltiples y equívocos, magnéticos o genéticos más dirigidos hacia el terror… Como las estructuras estilizadas de los 400 Boys, muy al estilo del manga japonés contra enormes baby monsters – regresando a Akira de Otomo, una y otra -, y los yautja gore de los dinosaurios, con finales de redención o destrucción, como el caso de la de Golgotha, a los satánicos Memphis Bell, que toca al Predator Killer y Mr. Spielberg. Incluidas marionetas, o máscaras moldeadas de Red Hot Chili Pepers… rock, delfines y jefes gatos.

Sin embargo, en esa fortuita inmersión en mundos de gore, amor y los robots, me parece que, se queda a un paso de la excelencia conseguida anteriormente… y seguramente, por culpa de los guiones. En fin, de todas formas, siempre es agradable ver esta serie de cortos emitidos por la plataforma de Netflix, con su apuesta por la animación novedosa.

Veremos si alguno da el salto a la pantalla grande en el futuro, pues se lo merecerían, como han sido sorpresas en los últimos tiempos, varios ejemplos que he tratado en estas páginas como atrevidas historias de Pixar hace ya unos años, el Wild Robot, Orion y la Obscuridad y la triunfadora Flow, otro gato salvador entre la catástrofe… Aunque, muy injustamente tapó una maravilla deliciosa, a ratos, tremenda y cruel en la mente, fea en dimensiones planificadas con intención; y las efigies monstruosas, que,  a la vez son tan humanas como líricas o pesadas, como serían las casas de los caracoles que arrastra cada quién, con el tiempo y su memoria. Y esta no es otra, que la stop-motion dirigida por el australiano Adan Elliot (Harvie Krumpet, María y Max) titulada Memorias de un Caracol, y producida por Madman Entertainment (igualmente de la serie Animal Kingdom). Para acabar con sonrisa :) al sentimentalismos del Pinocho de Del Toro, la estética de Burton y el cuento obscuro de la Coraline de Selick. 

Sí, me faltan un puñadito, de las que no puedo hablar todavía, como alguna incursión francesa con Le Dévoreur de Couleurs, próximamente, o dentro del universo sensual de Catwoman; por no hablar, de versiones paralelas sobre el Superman clásico, del que recordamos a unos de sus monumentales figuras, cuando el pasado día 25 de septiembre, Don Christopher Reeve hubiera cumplido sus 73 años heroicos… por Kripton.

Evidencias…

Por descontado, estoy embarcado en otros proyectos que tienen que ver con los visitantes, con son una epidemia en estos momentos…

Y de las que vimos, momentos de ciencia ficción, con restos de ultratumba, para los más escépticos de las pelis de Marvel. En una versión divertida, a ritmo Bowieano, en versión oscura de los X-Men, con nombre Thunderbolts y su misterioso asterisco, elevado al negro. Con un elenco del que oiremos nuevas avenidas, como David Harbour, ya sabes Stranger Things, o el aprendiz Sebastian Stan, que invierte en su papel en Avengers Doomsday… y también con la otra rubia lanzada en dicha película, Florence Pugh, que ojo… se paseará por las arenas de Dune Messiah, el filme protagonizado y dirigido por Alexander Skarsgard, The Pack, el SpiderMan: Brand New Day, y la nueva versión seriada de John Steinbeck, Al Este del Edén, con capítulo dirigido por Zoe Kazan.

En otro sentido, también dramático de los acontecimientos, voy a decir que, el productor de Companion y director así mismo de la robótica maldad de Companion, Zack Cregger, ha vuelto a describir un círculo de maldad, mezclado con satírica inversión de situaciones, en los habituales finales que vemos hoy en muchas producciones de terror, hacia lo descabellado o hilarante a ratos, con la entretenida Weapons. Sigue los malignos pasos de Parásitos, MaXXXime, Abigail, Barbarian, The Monkey,  The Ugly Stepsister, Sinners o The Substance, y las postreras de Nicolas Cage en lo terrorífico-excéntrico, Color Out of Space, Willy´s Wonderland, Pig, Rendfield, Longlegs o Dream Scenario. Vaya racha, a la espera de The Carpenter´s Son!!

Fue otro de los ganadores ochenteros, como diría el gran Arnold, que no terminan de un reto, cuando ya otean la cima de otra montaña, según las vivencias y palabras de Don Edmund Hillary.

Resumiendo… números y músculos…

Estos dos superhéroes del cine de acción – normalmente incomprendidos, hasta que resumen vidas en documentales cruzados -, se pelearon en las listas por alcanzar las mayores recaudaciones, y quizá también, las críticas furibundas con la interpretación de sus colegas de Hollywood, porque el reconocimiento fue un vaivén incontrolable. Como los pasos de baile en el boxeo, o las poses de fisioculturismo…

Una batalla parecida, es la que sufre el mercado de la exhibición en streaming, con esos primeros escarceos por los derechos de sus personajes primordiales, entre Netflix, y la nueva plataforma que creara Disney Plus y la compra de la 21 Century Fox; y que está llevando a un crecimiento desmesurado de los valores en bolsa, en los que se van rezagando ante estos dos gigantes, los no menos multimillonarios beneficios de Hulu, Apple, Paramount, Amazon con Prime Video y su polémica publicidad, o la antigua HBO de Max.

Hasta tal punto, está todo tan revuelto en las pantallas de pago, que para luchar contra el imperio de Netflix, se han unidos paquetes de diversos productos entre Warner Bros, Dicovery, Disney+, Hulu y Max… Ya veremos a lo que nos lleva… Lo que parece imparable, es la caída de los tradicionales medios de comunicación y canales de televisión, cada vez, más politizados y traicioneros… Pero esencialmente, seguro, a que la cuesta a final del trayecto a sus cimas, la que tengan que subir más inclinada, sean los auténticos paganinis… ¿o no?

A falta de Demon Slayer, y pan… buenas son tortas… ¡Elio de Disney, es un batacazo infumable!


domingo, 18 de agosto de 2024

Dinos, Cyberpunk y Kaiju 8, un diálogo con Watchmen.

 


Ozymandias, el egipcio de las sustracciones olvidadas, tomado como gran constructor… el tiempo nos pone en su sitio. Padre, Moore.

Ozy recuerdas aquello de… Ave César? Pues, en nuestra generación, no se trataba de romanos rindiendo tributo al emperador o Magnus, sino más bien…  la escenificación de una ficción simiesca con paralelismo. Que, de antepasados homínidos pasaron a raza inteligente, con ciertos valores o rasgos retrospectivos, contigo, con el imperio antiguo, con todos… En todo caso, defectuosa, verdad Dr. Manhattan…?

Humanamente o en forma de chimpancé, u orangután que era la versión pacifiscta de estos – en malayo compuesto de los términos “orang-hombre” y “hutan-selva”, ya con dos pies en la tierra… No, no aún, en Marte. Pues las naves espaciales estaban escondidas en la cueva casi hermética, de Platón. Es una especie de espejo filosófico y tecnológico, sobre el conocimiento.

Diario de Rorschach”, durante el 1968, época de primeros superhéroes gráficos, desapoderados en reunión y otras batallas políticas, los tonos pastel de un astronauta llamado George Taylor – no confundir con Steve Tayler del que su carrera en Aerosmith, hasta su reciente despedida -, se fueron volviendo oscuros, cinicientos… y fue caminando por la superficie de un planeta destronado a su raza, de cruces premonitorias, sin imaginar el ocaso. Era Charlton Heston, sin armamento avanzado, ni voz, ni voto por supuesto, que volvía a descubrir que sus parientes más cercanos eran, unos verdaderos estúpidos. Desgraciados…

Aquellas palabras escritas por Pierre Boulle en 1963, o no, retratadas por el director Franklin J. Schaffer al final de El Planeta de los Simios, pronosticaba la teoría de la evolución en una medida apocalíptica y regenerativa, que supondría un suspiro romántico para nuestros dinosaurios. Mas el cine cambia aspectos de la magnífica novela y manipula en sagas, alarga o contrae al antojo, guiando la voluntad de los personajes, de generaciones peludas que los visualizarán, en millones de años o minutos de humanos, por flashbacks temporales de unos pocos puñados de insultos incivilizados. Sin pelos… en la lengua.

Claro, todas las ancianas y no tanto, civilizaciones fueron violentas.

Jon, ¿acaso tu experiencia iba a pronosticar algo diferente, con simios…? No, las producciones sobre ellas, viajan en el interior de un círculo vicioso, redondo y dorado, saltando a películas de sagas pasadas y por venir aún, con semejantes antihéroes. Y derramamiento de sangre, desde luego… yo he sido uno de vosotros, dentro de un gobierno…

Retrocediendo, anterior a aquella escena incrédula sobre la arena… recordando cuatro detalles que tengo mínimamente en la memoria, como injertos de besos o golpes engorilados sobre la saga simiesca. De pronto, vemos este presente pretérito que retrata el planeta Apocalipto, que alucinamos o padecemos hoy, según los gustos del CGI y los nuevos personajes sin grotescos disfraces… y máscaras semiflexibles. Donde la violencia se desata en las mismas facciones que otros intelectos, como si fuera un nuevo planeta incivilizado.

Han pasado… los tiempos de aquel César, bebé con James Franco y dirigido por Rupert Wyatt, de efectos genéticos con Weta Digital, pasando a los movimientos genuflexos de Andy Serkis, teorías conspiranoicas de Matt Reeves en clara alusión humana a la autodestrucción. Y volvemos a bichos desenjaulados, en definitiva, un reencuentro con el silencio de los tiempos, shissstss… Tú, apenas necesitas cuerdas vocales en el planeta rojo...

 

Mira, Búho Nocturno, viejo amigo de Rorschach, reencontrado en mis descansos violentos… Mira te digo, siempre hay un Woody Harrelson, un ser desatado por el odio, capaz de todo, te lo digo yo que tengo muchos test hechos… Ya mono o gusano… ¡En cada gabardina se esconde el blanco del lado oscuro! Cada hombre, cada monstruo…

Ahora, todos parecemos simios desembarcados… tras la orilla de una costa digitalizada como si de romanos se tratase, a hostias, salve… ¡qué de gestos, monos! Siglos después, topamos con Roma, incitando a la conquista de territorios asilvestrados, e inteligencias deambulantes que son enterradas en vida. ¡Ave Cesar…! Alguno desaparecerá, seguro.

Mientras… A ver tú que estás más cerca, de toda esa violencia… ¡fuck wars!, dijo una tipo con pancarta que pasaba por ahí con aspecto proverbial... Y con la de Tim Burton, qué hacemos…?

Mejor, no removerlo… fuck!

Eslabones… perdidos.

Los mecha de los 50 en Japón, se aliaron a la figura del viejo King Kong en blanco y negro, con colorines aún poco sangrientos por la época, saltando a los senos de una bella y rubia actriz, como se llamaba… hum! ¿P… memoria … qué monstruo no se enamoraría, Jon?

Bueno vos no, que estáis muy ocupado con otros universos y eso… otros somos menos elevados metafísicamente hablando. El eslabón aparecido en otra galaxia, de otra dimensión, una especie de monolito celeste… de otro átomo, de otra madre. Un relojero sin tiempo… Yo me lo paso por el forro de la gabardina, matándolo como a todo bicho malo, el tiempo…

Vivimos en las profundidades abisales, y dimos con la AI, versión 4 o 5.0 después de Terminators, o más allá Jon, a través de tonos fluor que harían palidecer tu piel. Son los denominados kaijus, no Kong vs Godzilla de Adam Vingard (en revisión actual del color VHS), sino la catalepsia cromática. Si esa de ´old monsters` es entretenidamente visual, por su despliegue a lo franco veniano de su Viaje al Centro de la Tierra, que esperar de la animación Jon… Somos sus hijos ochenteros, o no viste los Juegos, la avanzadilla Cruise… atletas, ricos, monstruos… héroes? Todo vuelve, excepto El Comediante… que ya no se ríe más, y tal vez, Alan Moore, que desccansa…

Por descontado no me refiero a lo superficial, sino a series animadas que superan en imaginación a los grandes proyectos de Lucasfilm, con su narración aberrantemente ñoña y aburrida, no aguanto ese Park Jurassic y su tribu de niñatos con el woke subido, que parece un Campo Cretácico, para jóvenes cretinos.

Vacuos… y poco más… en cambio, recuerda lo que fuimos nosotros, lo que fueron aquellos Minutemen… Ahora me repele hasta la huella digital de antepasados y su caos de Teoría conspiratoria, para eso que resuciten, face to face, no hablo de las manchas, sino de Abe, JFK… y les pongan garras, ¿not Dead, no Wolf? Risas…

Un republicano con la abolición de la esclavitud al frente de una Confederación, con misma bandera como debe de ser, ejem… otras arrastradas por los fluidos de colores en bolívares… Pues ese se plantaría frente al presidente demócrata y la Guerra de Vietnam, donde allí, estabáis vosotros, masacrando enemigos o puliendo partículas subatómicas… golpeando a caso, a mujeres embarazadas. Qué vergüenza… de comedia.

Los Dinos, ya no son monstruos, son corderitos en comparación, Rorschard. Sólo respiran por sus osamentas petrificadas, carbono bajo montones de detritos, sucesos de un estallido con el más allá. Ya casi nadie lo recuerda, verdad… el caos. Yo, chí.

En fin, que existen memores monstruoso que estos capítulos jurásicos, hoy animados, sobrecargados en narración, de norma reiterativa, sufrida y pelágica, para auténticos pelagatos…

El Ciberpunk… que nos parió.

Crecieron los monstruos, Rors, tú lo sabes… y los animes japoneses ya son una misión universal, que recordamos con los ojos más redondos, que Heidi y Marco –vinieron después de aquel enorme Mazinger Z que no habías soñado nunca, ni por casualidad-, para caer en su regazo genético como Koji cayó en el sueño del amor afrodisiaco… de unos pechos. Pero, sin manzana…

Siempre hay alguna víbora de dos caras enfrente, -no lo digo por ti, que siempre aporreas al mal-, a tu forma intratable eso sí. Un aparte “recuerdo a quién puso su voz, carrasposa o de seda, según le diera la condición… de barón a baronesa, D.e.p.”

Hasta que todo cambió, aún sin los Watchmen, la distopía futurista y visualmente excepcional con el Akira de Otomo, que significaría la verdadera evolución conceptual. Y siguió golpeando con los magníficos Ninja Scroll, los Devilman o Cawboy Bebop, en esa fase iniciática de descubrir este salto metafísico de los dioses creados… los que parimos, Nos, evidente. A la espera de luchas titánicas…

No estábamos preparados todavía, y eso que tuvimos a Harryhausen, los mitos como Jim Henson, que sucedieron al terror gigantesco de los 40 y 50; así nos quedamos embobados, superados por esta dimensión filosófica nueva y memorable, aunque ya andábamos con los primeros ordenadores, algunos. Para gritar a los hijos del rock&roll, Bienvenidossss… Astro Boy dio un paso, a Bolas de Dragón o One Piece… Replicantes, piratas galácticos, roboces monsters, terminales todos del bit, y aquel especial saludo dibujado, a las siluetas de Ghosts in the Shell, los precursores de ciertas Alitas faraónicas, heroícas simientes del tecnopunk. Entramos, desde luego, en otra categoría del Manga, hasta que aterrice el 8… Nepal se estaba preparando para ella. El Mundo a sus pies de gato…

El Cyberpunk, molaba ya en todo lo alto, en nuestras cabezas brillaba, estallaba brutalmente, giraba a mil revoluciones ante tanta imaginación y contrastes, texturas, dramas apocalípticos, formas de expresarse, entre humanos, creadores y sus acólitos, revolucionarios… o rebeldes. Era la new age de la revolución Naruto del shonen. Si bien la comedia, aún nos golpea, con restos gore incluidos hacia el anime más radical.

Así, convalecientes con lágrimas en los ojos ante la muerte, nos chocamos con nuestras mismas decepciones o dudas… como los detectives solitarios del noir, verdad Rorschach. Sí, nos dimos de bruces con nuestra realidad violenta, camino de los ochenta, ahora mecánico-biológica-magnética, como unos verdaderos Payasos, unicornios motorizados, con sus desfasados pensamientos a las espaldas, sus chupas de cuero, sus temores metafísicos, esperando escuchar las nuevas sintonías celestiales… los motores inhumanos, almas evolucionadas de simios monumentales. Maduros, no maduros no.

Seres calientes, emiten vómitos sanguinolentos, nos envuelven en una transición o misión suicida, con ese más allá, inconcreto… deslocalizado. Cerca de los miedos humanos, que usan componentes de reciclaje, pasando con un tono más descarnado, a la muerte intelectual. Confundiendo biología con necesidades, ética con monstruosidad, carne de los otros mecánicos, aflorando de un estallido de violencia contra sus creadores, AI que ríete tú de aquel Lobo Aullador… ríete tú, de aquellas peleas más duras de los Watchmen… siquiera.

Sí, amigos y monstruos, adefesios todos, con excrecencias mecánicas y armas de destrucción masiva, Godzilla nació en 1958, otros demonios del Pacífico con él… Pero, ahora me estoy refiriendo a la serie reina del Ciberpunk, que está diseñada según el patrón estilizado, fuera de rango, del Estudio Trigger, de los nuevos tiempos, que son manchas, revoluciones ultrarrápidas, salpicones y desmembramientos. Lo que marcaría el ritmo alocado de aquel Sid Vicious, más electrónico que aquellos Pistols, claro, y una velocidad ultradimensional, que dejaría visualmente colgado a un R2D2 en un jetsky, puesto de ácido.

Es excepcional la animación, muy web generation, nada que ver con el retrato paisajista de La Samurái de los OjosAzules, más natural que las entrañas abiertas al aire, auque si con sus gráciles rebanadas corporales, y espadazos zigzagueantes, aquí rematados por balas, rayos y centellas, por descontado a estilo nipón. Aunque su creador, Mike Pondsmith, ayudó con los Dragones y Mazmorras, y es hijo de psicóloga y militar de la Fuerza Área, que casi iría más con la serie del 8.

Pero la sangre siempre salpica, en todas las batallas, pretéritas o modernas, como la adicción por los componentes que sube un peldaño en Cyberpunk: Edgerunners. Enfermizo, que para eso saltamos entre el Bien y el Mal y siempre existen corporaciones dispuestas a hicarnos el diente… sea en el medievo, ante el universo dividido de Arkane… o en una vuelta de tuerca. Más y más apretada si cabe, sobre aquellos dos versos sueltos de Tetsuo.

Lo que empezó la María de Metropolis, rivalizó con Gigantes de Hierro, alcanzó el cerebro de Sebastian, el dinero Tyrell , el arte de…. y la resistencia alienada de Ridley Scott, hasta la AI de Spielberg puesta en Alita, salta del neo-noir, a los infiernos electromagnéticos, dinámicos, de esta Night City californiano, con toques asiáticos. Test de Rorschach, test Voight-Kampff, test de replicantes, test animados… hasta estos ejemplos de engendros biomecánicos, testados o no, algo autónomos, retroalimentados, o endemoniados Hellraiser´s, entroncados con los actuales universos videojueguiles… Esto es, Metralla a discreción.

El grafismo de Hiroyuki Imaishi, recuerda a Ridley Scott con voluptuosidad, más luz diurna y músculos, pero con el golpe enfermizo del Cielo Líquido de los 90, destellos de la era Akira, remates infinitos de Westworld, hasta la caida a los infiernos de Tetsuo I y II, el musical de Repoman, o hundirte en el siniestro octanaje surrealista de Titane (otros asesinos tuneados) y la narrativa que es indescriptiblemente nipona, pero estéticamente punk. El punk rock nipón era motorista, ahora articulado, por tanto prohibida moralmente, no recomendada para todos las mentes bajo efectos de drogas de diseño.

Son como nosotros Jon, más o menos humanos, que como Allan Moore, se ven situados en una escena cromática de otra dimensión… Más alejada que nunca, de lo anticuados o incluso, del Real One Player de Steven que se desplegaba en VR unida a la nostalgia cinematográfica y cultural. Aquí en el Ciberpunk y sus ritmos cardiacos alocados, es otra cosa. Más violencia no cupiera, Rorschach… o sí… visto con cierto humor asexuado… tú pensamiento.


Kaijus… como montañas.

Toma cortes, ataques salpicando las paredes, edificios derribados por doquier, voladuras de protesis, sesos aplastados contra los suelos… Fuego ecléctico del futuro, pasando por todos los colores posibles, incluido, ese fluor.

Humores, presentes y pasados, en otra evolución de la fuerza de choque, con ojos redondos, y alguno rasgado, por los dolores. Trazos gordos, viejos de 30 y brochazos salvajes, que a colocan a los primeros simios, estudiantes, llenos de endorfinas e ideas, sin embargo, sin estímulo sexual aparente. Nada que ver con la Noche californiana del Cyberpunk.  Aquí es evolución de aquellos viejos dinosarios, con cambios genéticos, nucleares, ridículos a veces, en el trato directo… Ya no estamos solos,  ante las puertas de una raza superior. os ciberpunks, autocreadores, sino que formamos parte de un equipo, de niños uniformados con defectos y querencias, un poquito inhumanos e inmaduros, como buen anime de los primeros mangas, sin kaijus aún. Teletransformados eran los edgerunners, hombres y mujeres en extasis, físico y químico, niñas con caras alucinatorias, muñecas ajustadas o desnudas, cableadas o no… sexo planetario o lunático, capullos espectales de seda, y visiones nocturnas de búhos. Aquí falla la narración, el diálogo adulto…

Mientras, abajo del subsuelo ético, de montañas de chatarra biomecánica y pilas de litio, que nuestra genética no rechaza, pues… ama internamente, el horror, el monstruo… la violencia. Crecen…

Aquellos cibers o edgerunners, son la versión dopada de esqueletos más clásicos –había uno con la piel de Kirk Douglas y todo-, que preparamos para futuras batallas, como esos soldados universales, que copiaron al viejo Sargento de Hierro, Fury, o el T800 que viajara a ambas laderas del universo, a la Tierra quemada por bombas del racimo atómico. Nos quedamos anticuados Jon, en el refugio falso de ese anticuísimo y apagado, Monte Olimpo del Planeta Rojo, donde creaste el mecanismo monstruoso destruido en un segundo con un capullo de seda, como el fragil cristal. Jon, el final está en el hielo...

La memoria es una canción – cantautores, poetas-, que una vez se apaga, adiós muy buenas… y tú mejor que nadie, lo sabes Ozy_mandias, pues ya no eres Ramsés II, ni de lejos. Eres momia, creador de monstruos, una sombra de aquellas vísceras que embalsamaran. Ni a Alejandro Magno te acercas, ni al underground de un grupo musical... Con su majestuoso Ciberpunk, de plástico, millonario cash.

Ahora estoy viendo, El Kaiju Nº 8 y lógicamente, me rio… Hahaha! Godzilla revivido, y esos jovencitos-itas, luchando endiablados, donde lo mejor es barrenderos de la industria cárnica de Kaijus. No se lo esperaba ni el pirata en la balsa con el fondo de cadáveres flotantes, conio… ni siquiera esos experimentos genéticos en busca de una evolución dramática con chimpancés, ni los bichos inesperados de un Romulus de Aliens se esperaban esto… o será un nuevo Imperio alienado…? Parece un destripe a lo Moby Dick, a través de la productora I.G., alucinantemente grasoso, -cioso. Incluso estuvieron en las escenas animadas del Tarantino en Kill Bill…

Pero es hoy, salvaje Tokio a lo Matrix, sobre ríos, tejados, las aceras y los campos, la aguita amarilla, la aguita amarillaaaaaa… sale por donde menos te lo esperas… joer Ozy, qué asco, haha. Pues yo te asevero, que no se puede descomponer en el interior corporal por sí sola, porque los fluidos como los ácidos internos, tienen que salir o reventar por algún sitio, órgano minúsculo azul… o agujero. Tan gigante que te crees… eh, Jon.

Además los rostros se quedan a gusto, con esas apariencias alocadas, de bocas chilloonas con dientes puntiagudos, que muestran los ojos más redondos que una chapa de Mr. Acid en pleno extasis… eso sí, cubierto igualmente de manchas rojizas. Hay mandanga, fritura, carnaza… Creías que lo habías oído todo, con tiburones… más violencia. Es nuestro rollo… que te creías Ozy, que tus monstruos son únicos...

Creíais, que esto se había acabado ya… ¡Pues no!

En la época de los 80, existía una superheroína, que llevaba a veces, una máscara con su traje especial pegado a la dermis… Soportaba todos los ambientes, el frío extremo, sin embargo, era una auténtica desconocida para la mayoría, a pesar de sus grandes hazañas y, en cambio, se conformaba con un trabajo residual, de atención al cliente… lo odiaba.

Tuvo que hacer frente a la pobreza, la falta de educación, a temibles enemigos, la marginalidad, y algún que otro monstruo más cercano, bastante inhumano… Era incluso madre coraje y espiritual, hasta el último confin de su cuerpo, buscando la resistencia en cada poro,  sufrido de su ser. Eso sí, manteniendo, casi siempre, un saludable y envidiable sentido del humor, eso magnificaba su personalidad y su ejemplo de poder, incansablemente femenino.

Además de una inteligencia sublime, por la experiencia más que por su esquilmada titulación académica y cultural… nace su valor indestructible, como los ganchos metálicos adaptados a sus pies y sus manos, agarrándose con fuerza a las empinadas vías de la vida, a la de sus hijos, hijas… que son el reflejo de combate como unas verdaderas, heroínas. Ya que el monstruo, llega sin avisar, trata de devorarlas tal que un engendro asocial y violento, como una especie de Moloch, tú…

Y la magia, siempre estará en esos ojos, que vieron el arco iris, la deidad que le mira desde lo más alto… y le dice, Bienvenida, 7, 8, 9 o 10… Hermana de gracia, sangre de los incansables Sherpa´s, Hola hija de Makalu, Lhakpa , la que nunca se rinde.

Siempre te recordaremos por tu valentía y esfuerzo inhumano, un ejemplo para todos, todas las mujeres nepalíes de la historia y más acá… por que eres y serás… siempre maravillosa… Reina de la Montaña.  Y también recordamos a Gena y Alain, hermanos del cine… d.e.p.

Amén y, es el reloj, tic-tac... Namasté.

 

 


domingo, 7 de abril de 2024

Samurái de Ojos Azules. Season I

 


Nihon o Nipón, significa el país dónde nace el Sol. En ella no, como buen diablo se movía en las tinieblas… esperando no volver a ver, amanecer. Sin embargo, un rasgo en sus características físicas era incongruente, la claridad… que la delataba ante cualquier sospecha o posible divergente tentación …

            

Una fabulosa técnica de animación moderna y simbologismo, nos lanza como una nube de flechas en el ocaso – no sé si de aquel anime típico de oriente-, a la era del último Shogunato, llamado de Tokuwaga o Edo. El que mutaría el nombre a la ciudad, para distinguirse como la capital que es hoy, Tokio.

Si bien, la historia de venganza, no comienza a comienzos del siglo XVII con el señor feudal Tokiwaga Leyasu, con todo su poder familiar y militar, sirve como representación de esta magnitud del poder absoluto. Donde la figura del Emperador era divina, cubierto de una halo más espiritual y la máxima expresión de control religioso, - paralelamente a los monjes de los templos budistas y sus guerreros místicos -, que se extenderían hasta bien entrada la mitad del siglo XVIII con La Restauración Meiji.

 

Ese es el comienzo de una apertura política, polémica y peligrosa para la cultura tradicional, la estructura social y económica, que empieza a permitir conexiones con otras civilizaciones, en teoría más avanzadas…  y esa llegada de los “Barcos Negros” que practican el sometimiento a través de tratados comerciales. Cuando no otros, menos civilizados...

Es la finalización del despotismo de shogunes durante el medievo extendido, propagada por las altas clases de la sociedad en sublevación, y los terratenientes denominados daimyo contra las reformas que delimitaban los privilegios de los samuráis clásicos. Y por descontado, la llegada de las armas de fuego, a través de los arcabuzazos. 

La guerra civil – como tantas veces -, terminó sofocando las bases de aquel feudalismo basado en el shogunato, muy anclado en cierta tradición sobre la endogamia cultural y la sublevación contra el emperador, que estaría por la abolición de derechos adquiridos durante siglos, por esos guerreros militares y sus armas samuráis afiladas. Desde aquellos primeros comienzos de rebeliones de los pueblos bárbaros del Norte - donde sus ejércitos basaban el poderío bélico en las monturas de sus caballos y el uso del arco -, se intentarían sofocar las revueltas contra los guerrilleros. Sería el comienzo de una estructura militar basada en los grandes terratenientes y la guardia militar, al servicio del shogún en cada época y el respeto divino al Emperador.

 

Por otro lado, siempre existieron focos familiares o clanes, con diferentes perspectivas sobre la política y la estructura de sus clases gobernantes, con multitud de enfrentamientos sangrientos durante la historia ancestral del Japón.

Y en determinados casos, en este segundo periodo feudal que van del siglo XII a mediados del s. XIX, aparecieron como fantasmas, las figuras de los guerreros errantes, como una ola de mar. Esto se debía a que habían perdido la conexión con grandes clanes - o sus señores o daymro -, que habían remitido en su poder territorial; o bien, simplemente, ya no serían admitidos en los diversos clanes, siendo espadachines renegados, sugeridos para alguna misión…

 

Excepto uno, ella, la samurái de los ojos azules…

Una Misión Personal… 

En la era Edo, los niños nacidos de forasteros eran considerados monstruos. Si tenían los ojos azules,  sinónimos de la muerte… Ella, por tanto, era considerada hija de un demonio blanco.

 

Las tradiciones culturales no se deben cambiar, porque representan el espíritu de una representación nacional o simbolismo estructural de la sociedad. Si lo hacen, ya no seremos los mismos… pareceremos sombras de lo que una vez, cultivaron nuestros antecesores y una mera presencia fantasmal de nuestra cultura.

Como la animación tradicional, que mantendría características visuales con el pasado, que no técnicas -, por su grabación de escenas con distintos puntos de vista visual y otros avances de procesamiento gráfico a nivel digital -, los creadores (matrimonio Amber Noizumi y Michael Green, tras las cuchillas de Logan, los dientes de Alien Covenant y series como Everwood o American Gods) conforman un universo realista del Japón feudal y huellas oscuras entre el fluido sexual, la traición y la marca sangrienta del mestizaje prohibido, entonces. Hoy es la auténtica seña… o no.

Es el estilo que ha triunfado en las últimas fechas, desde el homenaje de Quentin Tarantino en Kill Bill (de la que preferentemente me quedo con la segunda entrega, más western) o esquejes de los filmes de samuráis antiguas de Akira Korosawa; y demás recuerdos a aquellas películas de la saga Zatoichi que consagraron al creador del cuento, Kan Shimazawa, y a su ciego protagonista y maestro espadachín, interpretado por el cantante y actor Shintaro Katsu, protagonista también de una Invasión Alien.

Rememoro una de ellas, cumpliendo los 60 años ahora, que es un divertimento sobre la Espada Reluciente de Zatoichi y unos fuegos artificiales, sobre una historia entre bandas rivales y la posesión de un vado sobre el río… Claro, que acabará teñido de humor ácido y sangre, con una escena final que trae el tiro cenital de cámara en una lucha longitudinal… No me dirás que no lo has visto últimamente, con katanas jakuzas, garras metálicas, zombies o masacrados a martillazos, pongamos como ejemplo al cine coreano con El Extraño, Snowpiercer, The Yellow Sea y, por descontado, la magnífica Oldboy.

 

Esta es la misión de sus showrunners, traernos las tradiciones niponas, el oscurantismo de una época violenta, basada en las ancestrales artes marciales, la escritura vertical del negro sobre blanco y la poesía colorista del haiku, el teatro, las máscaras y las sombras de la vecina chinesca, sus danzas rituales, el dibujo que entronca con los títeres y el anime moderno, las posturas del kamasutra, los olores y sensaciones culinarias y… las otras de las casas de geishas – o sino, prostitución a más alto nivel, cuenta… un imperio de los sentidos de Nagisa Oshima-, los instrumentos musicales de cuerda y percusión, la piel tatuada, la pólvora… es decir, la vida y la muerte entroncada. Donde los espíritus endiablados, o no, se vuelven reales y se les denomina monstruos, ceremonialmente, nacionalmente hablando, familiarmente conmemorando, socialmente, temiendo… los onryos con una radical naturaleza vengativa y sanguinaria. 

Ella puede ser considerada uno de ellos, pero, posee otros atractivos ocultos tras los cristales de sus gafas o el brillo de su espada, compuesta a base de sufrimiento y golpes enseñados por su maestro herrero. En la mayor tradición del guerrero debe merecer su arma, para no disgustar al fuego de sus dioses… o para rendir cuentas sobre los protectores que dejaron de creer en ellos – o ellas como la Azumi I y II del cine o la leyenda de Mulan en otras latitudes enemigas, como amazonas mitológicas -;  y que darían paso a los conocidos samuráis errantes contra señores y sus clanes, más aferrados a salarios mercenarios en algunos casos, al saque y las misiones casi suicidas. Esto es, la línea torcida de los famosos ronin o samuráis deambulantes, que devengaría en las actuales bandas de yakuzas de nueva generación o los archiconocidos sigilosos ninjas. Algo más allá del honor… y los tejados.

 

Estamos en esa época que, aunque mantiene parte del bushido o “verdadero camino del guerrero” según sus cánones sociales o sus códigos honorables, la cosa estaba a punto de cambiar, los arcos y los jinetes, se convertirían en sombras y arcabuzazos, que vendrían en rutas comerciales sobre las olas, al otro lado del océano. Y sus intenciones, además de comerciales, podían ser de otras índoles… muy particulares… 

El Arte de la Guerra… Venganza

Esta serie Samurái de Ojos Azules, poco tiene en común con otras producciones contemporáneas como Spiderman y su maravilloso multiverso a vueltas, colorido y simbiótico, ecléctico en gráficos, los Robot Dreams que te buscan el sentido de la amistad, la perseverancia y el olvido del tiempo, los poderes extraordinarios de Nimona y el escándalo de un beso animado… o los reflejos naturalistas, seres entre el campo y Edo o ciudad, del legado del maestro Hayao Miyazaki, que es una puerta onírica al consuelo de la muerte y nos ilustra con diferentes formas de entender la vida. Un hombre hecho a sí mismo, como dibujante/creador de Ghibli, empezando en aquel cosechado éxito entre insectos que fue Naussíca del Valle del Viento, que cumple 40 años, felicidades maestro.

Y ya de paso, rememorando las películas que crearon escuela dentro de la entomología de la ciencia ficción, y que también homenajean – esta vez sus 70 añazos -, como serán Them o La Humanidad en Peligro del director Gordon Douglas, Cuando Ruge la Marabunta de Byron Haskins, o ¡Tarántula! que significaría un anticipo del gran Jack Arnold para crear su sobresaliente obra El Increíble Hombre Menguante… Cuyo novelista Richard Matheson escribiría a los demonios postapocalípticos de Soy Leyenda. Desde luego a uno, occidentales y a otros, de la tierra del sol poniente, les encantan los insectos de grandes dimensiones, como a Simbad y a Harryhausen… Bueno, y a Verhoeven y a mí. Ya os contaré… caminando por el desierto planetario.

 

Aquí Mizu y su amigo, con un plan quijotesco girando en femenino, no tiene tiempo para los sueños, sino que la realidad es un baño sangriento de venganza y rechazo sexual, salvo algunos encuentros, que moldearán el futuro… Vamos, que no es Paprika ni mucho menos, pero tiene esos espasmos animosos que dan la réplica al acentuado derramamiento de sangre. Donde las artes amatorias, forman una espiral desafiante con el arte de la guerra que fue considerado en literatura marcial por el filósofo y estratega bélico chino, Sun Tzu.

 

En este sentido, este estructura seinen para adultos, va de la mano con la acción  excelente y los devaneos amorosos, los flashbacks emotivos y los escenarios idílicos – ya sea por la belleza agreste o por el terror de sus tinieblas internas -, que maximizan el trío de los franceses de Blue Spirit, con las técnicas estéticas realistas y físicas, de los dibujantes de Belfast y los norteamericanos de 3 Arts Enterteiment (Matrix, Edge of Tomorrow) y Netflix, con su detallismo panorámico y orgánico.

Pero, sin echar la vista tan atrás en la historia del Japón, cuando los bárbaros norteños se negaban a dejarse arrastrar por sus vecinos, dominadores del arco y la montura a caballo, y que rechazaban a base de estratégicas guerrillas tribales y espadas flexibles contra la autoridad casi divina, del Emperador o nuevo dueño del Trono del Crisantemo. 

Aquello, con sus terratenientes y las autoridades sociales, policiales o militares, reflejadas por los shogunes – o grandes generales en traducción -, duraría desde el siglo VI hasta la conformación territorial del imperio en el siglo XII, donde comenzaría el etapa feudal de los grandes terratenientes y constantes guerras civiles, al margen de la condición divina del Emperador, más henchido por la ese carácter esotérico y máxima figura de la religión “shinto”. En veneración atemporal de los kami o espíritus de la naturaleza y sus procesos universales.

El resultado de esta estructura territorial revuelta y compleja, no sería otra que el enfrentamiento territorial por las más diversas causas y posesiones, matrimonios configurados al margen de los concubinas… y por descontado, las grandes batallas, de carácter guerracivilista. Es lo que había, es lo que hay…

 

Pero, este samurái de óculo azulado, dirime asuntos personales durante el siglo XVII, con los extranjeros llamando a las puertas y cierta cerrazón, por el cambio de los recursos monetarios, la avaricia de algunos personajes o las nuevas armas que definieron los futuros escarceos belicistas… Hasta bien entrado el siglo XIX, ya olvidado el término del Yamato (que comprendía las islas del Anillo de Fuego y Norte) con Hokkaido, Honshü, Shïkoku, Kyüshü y Okinawa, ya dentó del régimen imperialista nipón. El fundado en 660 a.C. por el emperador Jimmu, del cual Naruhito sería su descendiente directo nº 126.

 

Es o no es, una regla de sangre, viendo la historia de los enfrentamientos… Es o no es, una animada disputa de samuráis… es o no, una representación actual de aquellas aventuras en blanco y negro de Akira Kurosawa, para productora Toho y la Shôchiku, cuando se contaban leyendas míticas sobre 47 ronin, reales, Yojimbos en fortalezas infernales, vesus Zatoichis, perros rabiosos, rashomones parientes lejanos de los juegos de Tronos y las previsibles, guerras de las galaxias… y más allá… Es o no es, un melodrama regio, a lo W. Shakespeare...

Las descendientes próximas de Kenji Mizoguchi, mononokes tribales, guerreras del zodiaco, paprikas de los sueños eróticos, reflejos en el ojo azulado de los primeros Ozus o sombras del espadachín de los siete, que hoy celebramos su 104 año natal, el gran Toshiro Mifune, que era un johnwayne, con menos ropa, a veces. Sobre todo con kimono de verano, ¿verdad? Un actor que recordamos hoy, y estuvo con Spielberg incluso. Grande samurái de ojos extraños… en su trono dorado de sangre. Hasta 1941, acá. Fecha de nacimiento de Miyazaki admirado por Steven a su vez… todo concuerda. Hasta el inicio de su consagración empresaria en el famoso estudio, con el creador del filme basado en La Tumba de las Luciérnagas, Isao Takahata, otra de insectos y guerras mundiales.

 

Ella, la que disimula su cuerpo, es una luchadora, emparejada con el Zatoichi y sus cortes a seis bandas, de un solo sablazo, zas, como un fantasma ciego… cayendo siete a sus pies, destripados… como es sobrina de Takeshi Kitano en versión 2003 y sus salpicaduras sobre nuestra inteligencia artificial, que no manchaba tanto como parecía, pero resultaba la mar de bien, hasta el foco pringado… ah, y que luego fue mujer también. No la vi, pues era demasiado…

En un futuro próximo, prometo seguir hablando un poco de estos héroes, o maquiavélicos enemigos, fuera de los monstruos antediluvianos de esencia postnuclear o Godzillas, los mechas del anime y las magníficas series dibujadas como fue un tal Pluto, los akiras contra el poder establecido y el poder mental, que también propagara el Mulo de Isaac Asimov y su Fundación… 

Cuando me acerque un poco a esas figuras intocables de la historia, buen Ringo, esas naves, qué son… gigantes o molinos… un big bang, un Big Ben londinense en el horizonte… más derrame de gotitas brillantes sobre la historia… h, me olvidaba de Kenneth Branagh, de malo malísimo… se une a las voces restantes, en catálogo de la lengua de los visitantes, como corsarios… esta vez, de la animación. M´olino de la risa, tú.

Prometo, no de Prometeo… seguir contando… te lo juro por Sanjuro o los gusanos, que haberlos haylos, ojitos. Feliz cumple Paprika ^^



sábado, 18 de noviembre de 2023

Pluto. Season I

 

Recuerdas… en la superficie terrestre, una explosión de perspectiva atómica y unas letras en rojo sangre. El año próximo, el joven proyecto de Akira del maestro dibujante, el japonés Katsuhiro ­Ôtomo y su Neo Tokyo con sensación de velocidad y vértigo, cumplirá 45 años… y menudo resultado, un Ser Superior, para un film inigualable en detalles gráficos, estética, planos animados por capas dibujadas y, por supuesto, montaje de escenas en persecución.

Pero, vamos a remontarnos un poquito más lejos… A la mitología romana, donde residían los dioses heredados de los helénicos, pero, con otros nombres. Allí en la antigua Grecia de los estados en guerra, el Hades del inframundo era representado como un viejo de barba cana, con cetro y tocado de casco, forrado de piel de perro, regalado por los Cíclopes… Aquellos gigantes con extraña visión de las cosas. Hesíodo el poeta y el comediógrafo Aristófanes después, decían ser hijo de Cronos y Rea, hermano de Deméter (homónimo del barco de Drácula), y que el mismo hermano Zeus, cegase para que actuara sin prejuicios ante el mal. Por eso, además de representar la abundancia de cosechas o la riqueza, también era emparentado con las malas acciones. Su color era el verde de las hojas de ciprés, expresión de la melancolía y el dolor.

Para los romanos en cambio, era un niño con la cornucopia en su lecho, y poseía el poder de arrebatarle sus dones a los no virtuosos… como crítica a una parte de la sociedad poderosa ateniense. Curiosamente, uno de los hijos del dios supremo, Zeus, fue representante de la virilidad y la fortaleza, como el Hercúleo romano, y por tanto, adalid del orden olímpico o protector del mundo, frente a los ctónicos o espíritus del inframundo. Cada cual, con una misión…

Su nombre era… Pluto.

Antes de la explosión de la 39 Guerra Robótica, proveniente de Asia Meno, se forjó un imperio denominado persa, compuesto por telúricos de Anatolia turca, hititas del oriental o bizantino, armenios y la gente lejana de la antigua Siria, con su capital en Persépolis (hoy Irán), posteriormente arrasada por Alejandro el Magno. Claro, en los dibujos se veía una ciudad estudiantil y más atractiva, humana, como la excelente película animada basada en novela gráfica de Marjane Satrapi ¡Viva el Rock y las mujeres, joe! Excepto las de … plástico.

Darío el Grande, amplió el territorio conquistado por su antecesor Ciro II el Grande, llegando a la India, Egipto, Grecia, Rusia, Bulgaria, Rumanía y la Ucrania, hoy quemada por los cohetes. Siempre… la guerra. La tercera pata, o brazo clavado en el suelo, sería Vals con Bashir.

En la historia real, le sustituye Jerges I, el de los 300 con su literatura o la imagen de Rodrigo Santoro en adaptación distópica del cómic de Frank Miller, combatiendo con un Egipto medio faraónico ya, al que somete, pero no conquista… Cambiando del denominativo babilónico y del zoroastrismo primero, al de Imperio Persa, que intentando vengar al padre de su derrota en Maratón, se enfrenta en II Guerra Médica, contra atenienses y aquellos bravos espartanos, para ser derrotado finalmente en la batalla naval de Salamina. Hoy alimenta el tronco de los ayatolás, su vieja capital norteña en Shiraz y la ley abusiva de la sariá administrada por la nueva Teherán, como se explica en película animada. Es una parte del Islam anacrónico, amigos, y la sombra alargada que tapa aquellas flores cortadas. Quizá también, otras…

Lo que es meridiano, es que al cine y la literatura, le gustan los relatos históricos y la mitología, aquellos que residen en nuestra memoria…

La Mecánica Cuen… Cuántica.

Determinada memoria no se borra… se diluye como las lágrimas en la lluvia… o la tinta.

Para algunos, en primeros lustros del siglo XX, eso de los robots, sonaba a instrumentos para la cocina o cuentos fantásticos, como máximos defensores sociales de las Metrópolis, en el origen cinematográfico como,  para la ídem de Fritz Lang. Esa es la raíz, de casi todo… hasta que llegaron los replicantes de Blade Runner de Ridley Scott.

Sin embargo, esos niños, no lo recuerdan… son una especie de dioses primitivos… ni los de entonces, ni mucho menos, los de hoy…

Por el contrario, empezaron a creer a grandes rasgos, incluido en la España tardía (hoy en descomposición), cuando emergió la primera imagen resplandeciente de Mazinger Z, en los postreros años 70, como un reluciente dios. Esa tele animada, los dejaría atónitos, aunque la generación fuera sesgada de capítulos, empezaron a entender de Mecha, antes de que supieran pronunciar su nombre manga o a sus dueños, Gô Nagai y su jefe de Metrópolis, el gran Osamu Tezuka, el genio detrás del samurái Totoro, pero también de Astroboy.

Antes del planeador rojo de Koji Kabuto y sus gigantescos puños mecánicos, quién no tuvo unos… Japón creció con Gigantor, cuyas batallas ciclópeas serían un alto riesgo para la salud de edificios colindantes, por sus batallas épicas con pilotos. Simplemente amantes de Metrópolis, como el autor de Iron Man 28, Mitsuteru Yokoyama, otro de los padres del cómic nipón.

En los 80, quedamos que los robots ya no se parecían a Robbie, ni los aparatos arquetípicos que sirvieron como guía a los de Star Wars, personalizados por Douglas Trumbull en sus Naves Misteriosas. Sin hablar de cuántica aplicada, todavía, sentados frente a Saturno y los trabajos manuales de Bruce Dern con las plantas. Como los de la generación anterior, se montaron en las alforjas de Easy Rider y las notas de Steppenwolf, luego se sentaron en las estelas, casi fotónicas, de Tron.

Esos parajes, se intercalaron en la novela de Arthur C. Clarke, los que el maestro Stanley Kubrick, desechó para su viaje odiseíco en el 2001. Siempre, todas las fechas, van quedando atrás, inmisericordes… En la misma Akira, sería el 2019 y de bomba, por ahora, nada. Sí, ciudades en llamas, la crisis laboral en aumento y terrorismo, desgraciadamente. Que igualmente el director de la precisión quirúrgica, obtuvo en la nombrada Naranja a través del totalitarismo, la censura… y otras bandas delictivas.

La cuántica robótica, estaba más diluida en el alma de un experimento genético, cuyos poderes parecían ilimitados, al estilo de otro. Y la raíz, estaba plantada como la base de la IA de la era informática, que empezó a traernos recuerdos, de Juegos de Guerra, ´roboces simpas`, destructores, asesinos del tiempo y Kirk Douglas, la versión rubia del ciborg en Almas de Metal, con origen Michael Crichton.

Eso no es todo, eso no es… todo, amigos.

Del Cuento… a la Metafísica.

Nivel atómico, molecular… peligro… y todo quedó atrás, como en el documental de nueva generación, híbrida y delimitada en desechos, dirigido por Oliver Stone, Nuclear Now. Hoy tomada como limpia, para gusto de los campos floridos.

Gigantor, Mazingueres… eran abismales en su concepto y la visión del anime, si bien, las cosas no iban a detener su crecimiento, como la energía emergente del difusor y de los chips. Generando un calor y color, monstruosos, hasta la misma trasmutación o la transhumanización, que generara aquel pequeño unicornio… En cambio, Harrison Ford comía, y eso no era cosa de robots, excepto para la cuántica alimenticia de Pluto.

Así como en Neo Tokyo, la vianda era variada, un poco de Metropolis y la estrangulación económica de Alex deLargue en su ojo, la amistad de los niños con los Mechas, algo de estética europea como ciencia steampunk en April y luces estroboscópicas de Akira, o el romanticismo de Elemental de los ídems, sumado al corazón androide de los replicantes; en Pluto se ´metaelabora` la convivencia con humanos y se genera la conciencia del sentimiento igualitario hacia el cable, entre carne y máquina. Elevado a su máximo exponente, la copia exacta. Con una excelente manufactura, que no llega a la síntesis detallista del dios Ôtomo, pero te deja conforme con el recuerdo de aquel ´joven`, viejo.

Ah, y los detectives fantasmas…

Todo lo narrativo en Akira, como en este Pluto de Paramount Global para Netflix, significaba la diferencia exclusiva de una era, aunque absorbía principios de otros filmes, o incluso, la odisea de La Tempestad de William Shakespeare, de Fritz y su musa de metal que escribía como un ángel, real Thea, y de aquellos años de moteros, de conductores a lo Mad Max, de las clásicas metrópolis plagadas de especies y estética cyberpunk, en subsuelos, sueños, puertas del cielo como tornados… de sus famosos Anillos… a la experiencia de un simple, detective.

Al otro lado de la plutocracia ciega, más allá de las dimensiones griegas hacia el espacio exterior y sus tabernas, la mecánica cuántica enarbolaba  los derechos de los trabajadores, pronto… y eliminaciones de determinadas categorías peligrosas. Es un mundo cruel, con asesinatos en los brazos de Pluto, de Terminators a lo Sean Connery en una cacería solitaria, como lo fue reflejo de Hannibal, el caníbal sibarita. No de flores, ni de pieles… sino de yantares.

Donde las esquivas cosas de la mente, ya no son tan enormes en la materia corpórea, sino que se desbordan a través del pensamiento del niño, como Ser Superior de la especie, conectada al todo. Héroes, como los dioses de antaño, vestidos con mono de motero, pelo lacio oscuro, perfectamente diseñado, o simulaciones con capa de supermanes. Aunque estén rasgadas por los daños y el dolor de la pérdida. Una generación que se alimenta de bits.

Esta ciencia, la entienden a estos ellos, of course.

Una generación con las manos en la máquina, y la mente en la inteligencia que viene, que los más adultos ni la recuerdan apenas, salvo los más friquis de más de cuarenta y tantos… Con lo que cuesta hoy en día, mantener a una familia entera, y luchar para esquivar los peligros y las injusticias, que acechan en las sombras o las redes.

¡Las guerras no son buenas…!, pensó Epsilon, ni en la República de Tracia, ni en los Estados Unidos de Naoki Urosawa, su creador para tv. Es magnífica, sí, padre, luchador contra ellos, como todos los padres que se precien del mundo, mangakas del mundo, delineado y aseado, con dotes sensoriales, inteligentes… amorosas. Su capítulo del piano, es un placer. Tal vez por eso, los cyborgs se parecen a nosotros, para que no veamos el posible peligro de enfrentarse a una inteligencia más poderosa, que sin leyes, no se detendría jamás. Bien explicado queda en el documental de Robots Asesinos, en serie de fabricación, próximamente.

Lo próximo será niños vs Terminators, o Nexus 7 interrogados por el FBI de David Fincher… ojalá, xDio… Por cierto, recomiendo encarecidamente para los más afónicos geriátricos, el documental sobre la historia de los cuernos de Dio, Dreamers Never Die, xDio^2

Y la Traca Final…

Angelicales seres que significaban el final de su aliento, sin saberlo, recordando sus momentos de gloria… más allá, de los mismos dioses. Más lejos, más fuertes, sabios como el humeante cañón de un Blade Runner que terminó su trabajo. Como un niño que se enfrenta al primer amor, o al último, la última flor arrancada.

Ya con cara de anciano, llena de arrugas que trae relatos de HAL-9000 cantando su recuerdo, del Skynet en defensa a ultranza de esta nueva generación por delimitar, del Ghost in the Shell y sus batallas callejeras, incluso heredero de Aelita, en la multirepresentación de roles.

Si significará una nueva especie, o no, con conexiones sinápticas elevadas, es otro cantar de los cantares, u odisea homérica por desentrañar en el futuro… De momento Plutón, va aprendiendo del gusto por lo sensible como The Creator, mas, mucho más divertido y exhuberante, lo lleva al héroe, niño, como partícula subatómica de dios, dentro de un mundo, cada vez más alterado y extraño.

Un dios Astroboy, frente a los 7 ´Roboces` Magníficos… antes de que vuelvan las guerras Médicas 40 y sus ejércitos de 300 guerreros robóticos, siempre quedará un Mont Blanc para perderse. O meterse en una grieta a través del subsuelo, según Oppenheimer o Abril, en el mundo extraordinario de la Europa Steampunk, entre el Napoleón (que veremos su beligerancia) y sus dragones de fuego, ¡Putain de guerre! C´est magnifique… là-bas… o Up.

Porque lo de los Venture Bros, no le entendí… será porqué dejé de ver héroes animados de nueva generación, hace tiempo… o en los tiempos del primer Evangelion, que peinamos ya 5 canas desde el 2019, hacia el 49 de la agenda claustrofóbica. Pero qué bonito fue, cuando nos subimos en el planeador vertical de Koji o montamos en aquella moto pegada al asfalto post-moderno de Akira, xDio. ^^


Akira Soundtrack. - by Shoji Yamashiro


Pluto - Soundtrack by Yugo Kanno


Blade Runner BSO - by Vangelis

domingo, 4 de septiembre de 2022

Love, Death & Robots. Season III

 


Desde que el mundo se iluminó y los seres vivientes se establecieron en él... éste se ha regido por las mismas interpretaciones de su realidad irrefutable... El dolor y la muerte.
Luego llegarían esos seres llamados inteligentes, que añadieron otras características más humanas, o en igual medida viendo sus armas... Las denominaron, la paz, sí, la amistad, siempre... y el amor, tal vez.

Pues bien, llevan ya varias temporadas intentando hacerse una idea con distintos fragmentos de la ficción, que van cambiando según evolucionan los medios técnicos a su alcance, y en las manos de los diferentes creadores, formando un gran equipo... Casi como una familia muy animada.
Ellos, tres amigos con aspiraciones robóticas, han conseguido programar una ruta que se expandirá en próximas entregas ya orquestadas, dos chefs hermanados en apellido Miller, Jennifer como Tim, montan tanto; y un culto caótico o un descubrimiento vital de primer orden, en el rover todoterreno de Mr. David Fincher.
Con semejantes axiomas en la ecuación gráfica... ¿qué podría salir mal? Nada, salta del barco y hazlo, grumete.

Es una máquina engrasada para sonreír o dañar, una cadena de producción de dibujos animados, que se componen de varios géneros entrelazados para el bien común de la serie y sus creadores, directores, dibujantes, etc... y otros moribundos, nosotros. A través de muy diversos métodos de elaboración aún más perfeccionada, ya sea en papel contundente volcado a pantalla en brillos ancestrales, brochazos imaginativos de desesperación, mezcla de millones de colores encadenados como bestias, y una concepción apocalíptica de la generación anclada a un ordenador... Esto es lo que tenemos una serie, imaginativa y épica... dependiendo de los episodios.

La psicología y la robótica, es una armonía de la perfección que va encaminada a una lucha generacional y una posible incompatibilidad en el horizonte, con esos otros elementos enclaustrados en la mente artificial. Más o menos, electromecánicos, porque el futuro es una teoría que comprende todas las evoluciones posibles o imaginadas.
Además, de batallas sangrantes con otras rivalidades, en forma de especies alteradas, algo evolucionado en grandes mentes predominantes, que serían un riesgo para seres individuales.
Es lo que tenemos... que no es poco.

Y colorín, colorado... este cuento aún no ha terminado...

Love...

Se querían así mismos. Una como artista independiente con fantástica personalidad, llamada Jennifer, dispuesta para acometer actos circenses y elevarse a la condición de profesora escribiente, hasta convertirse en una productora activista de sintonía libre y queer... qué no sé lo que es, pero sí, lo que significa...
El otro a su lado, mano con hermana, demostrando que Tim había nacido para los elementos visuales de última generación, capaz de emerger en el universo cinematográfico con su compañía de efectos f/x, Blur Studio, la responsable de este compromiso con la animación, manual y digital, especialmente. También rodando que es gerundio, compartido.

Son los Miller, y él terminaría dirigiendo también algún capítulo como el Gran Capitán, y dando saltos caóticos en la ciencia ficción entres Seasons y aquel divertido y escéptico irreverente, primer Deadpoool.
Capitaneando el barca, infectado de seres extraños y sedientos de exprimir el tarro de las esencias, es decir, los dibujitos y su sangre brillante, tenemos al guía idolatrado por muchos monstruos al otro lado de las cámaras... Ya que a Don David, lo conocemos casi todos los seres inteligentes... ¡Un crack! Un monstruos de ésto, Mr. David Fincher, cometiendo todos los pecados en la pantalla o produciendo las fotos de la Gran Depresión. Y como director acá no vuelve a mostrar, próximamente allá en la grande con Tilda Swinton y el asesino Michael Fassbender, sus bemoles, digo timones... esto es, dotes para gestionar el timón.

Ya lo creo, tiene su enorme mérito...
Pues hacer el amor en los tiempos que corren, tan víricos o enfermizos, tan solitarios... es demasiado complicado, para gentes perdidas. Dibujarlo en pantalla es algo, además de por sí... surrealista y simbiótico.
Ya se pudo comprobar en las dos primeras entregas de la serie emitida por Netflix, con todas sus ralladuras morales y conceptuales de la reproducción universal y la amistad. Tanto por tierra granulada en miles de texturas y colores extraterrestres, inundando con su esperma bucólico, mares hiperrealistas cubiertos de dudas, o... reprochando el derroche sobre espacios insondables... al menos, para el amor. Menos, para el sexo.

Y a la tercera, la colisión intergenérica sigue esta gran evidencia de la teoría caótica del romanticismo, sucumbiendo a las sacudidas de las nuevas amenazas, la soledad y la alienación. La descoordinación genérica es tan evidente, como sus coitus interruptus en diversas posiciones animadas.
Solo que aquí, en esta tapadera de inmundicias humanas, se puede restablecer un cierto orden, o sentido ecléctico de las conexiones desestabilizadas por eso llamado amor; y es ejerciendo un borrado de las cosas que no se desean ver o pulsando, esa famosa inestabilidad emocional, conocida como tecla F5.

Y es que el amor, del I al III, siempre ha sido eso... Coser y danzar... no, quería decir, borrar.

Death...

Con el señor del Caos, hemos topao... No te has asustado, pues ¡estás avisao! Sin D de despistado, con H de horror.

Desde los más pequeños seres microscópicos, que fecundaron éste y otros mundos, es lo que más abunda en cualquier mar conocido, de uno a otro confín sideral. Pues, la belicosidad se esparce como la mierda, ya sea en medio de un enjambre de pasiones o primeras necesidades, o sorprendidos en el salón de tu casa, por una especie asesina que se comporta como inteligencia no identificada.
Todas se comportan como especies alienígenas, las de verdad, esto es las de la ficción... y las falseadas por interpretaciones muy humanas, como las que emergen de la realidad evolucionada de Darwin y acoplados magnéticos.

Los demás, los débiles humanos, se revelarán como ejércitos preparados para... hincar la rodilla, qué es lo mejor que saben a hacer, frente a cualquier enemigo desconocido que desdeñan o de un poder extraordinario, superior.
Quizás... desconozcan... que su peor enemigo... sea... ellos mismos.

El resultado es espeso como una melaza pringosa sobre las tablas o la tierra, teñida de azul sobre los mares o ríos, surrealista como los mundos imaginarios, y desquiciante como la memoria, a veces, de rojo. Sangre... y mucha.

La violencia domina en este universo animado, como las tibias cruzadas y las calaveras, como los corazones que se desangran en historias... muchas veces, incomprensibles... o incomprendidas.

Robots.

Es el gran nexo de colaboración en las próximas generaciones... Estén presentes en el capítulo concreto, o no.

Es la maquinaría para la gran investigación del universo, pero también es el último modelo de combate futuro. No distinguen razones, a priori, ya sea una relación amorosa con el prójimo o con toda su raza superviviente, o bien en pequeños rincones de la memoria, olvidados. Que simulan una teoría surrealista entre modelos supremacistas, historias semi-mitológicas, resistencias ultraviolentas, cantos de ballenatos y cangrejos gigantes, humanos troceados en la costa como aquellos... engendros etéreos que confabulan, porque quieren... eso que denominamos vida. Comprensible, o no.

Las piscinas celestiales quedaron sepultadas en la primera gran oleada, los planetas revivieron una y otra vez, como aquel Solaris de la literatura... las crónicas bastardas terminan cediendo en El Dorado, en esta última pesadilla de premios esotéricos, como una gran revancha desdibujada.
Todas pudieron ser galardonadas, ya que ellos de una u otra forma, estaban allí, espiando en los ordenadores de creadores y dibujantes... eran mentes de una inteligencia artificial. Se suponía su posición de poder, ante nuestras manos... y muchos no los conocían a fondo. Eran meras fotos peqadas en un tablón de sucesos, tras una juerga de tres amigos... Ahora se ríen de nosotros...

La comedia es lo que les queda, y construirse a ellos mismos, como nosotros. Esperando una nueva guerra nuclear, que les lleve al fondo de un estercolero de residuos, si no pueden escapar... Es decir, si nosotros no podemos escapar de aquí. Ríete, es una conspiración eterna.
Ríe hasta el último respiro, haciendo sonidos repetitivos como las ratas, que tienen su corazoncito, vírico, pero viviente... como los engendros mutantes, que buscan su supervivencia como los otros.
Ya sea en un dibujo que es una paradoja irreverente, en un espacio en lo único localizable es el sarcasmo, en una metáfora de la genialidad etérea y la violencia gore, o en una risa sin compasión o misericordia, de nuestra imagen.

Todos ellos, son nosotros, desde su punto de vista de creación humana. Concretos, guturales, eclécticos, hogareños, rivales... somos nos, muy evolucionados. Hacia el otro punto de vista, de una superespecie, una condición física superior, una mente unida... como los recuerdos de aquellos replicantes que conocimos, hace ya... un futuro.
Así es la inteligencia, el olvido de todo lo que pensamos una vez, todo lo que vimos en una foto y soñamos con ello, como Flint... o todo lo contrario, nuestra propia violencia contra nuestra propia especie...

La humanidad... digo la robótica, tiene tantos prismas que... ¿qué podemos pensar?
¿Qué podemos soñar...? Como diría Mr. Philip K. Dick.
¿Qué reflejarán esas lentes calientes, fríos pensamientos optométricos de sus ojos...? ¿Y, el corazón...? Quién sabe, si lo tendrán o repararán hasta el infinito, borrando, tecleando F5... Una y otra vez.

Y, ¿la inteligencia? Pues sí, también es humor sarcástico.



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