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domingo, 18 de mayo de 2025

From. Season I, II &…

 

La vida, se dice que da muchas vueltas, como a los protagonistas de la mítica serie Lost. Como lo fue para las producciones de un joven J.J. Abrams, que cambió – dos años después del estreno, el vuelo con los compañeros de Disney (Touchstone en un principio) a su propia participación, vinculándose a Paramount Pictures o Warner Bros. Algo menos wokeros, pero habría que confirmarlo...

Así, después de aquel programado incidente que transcendería en la historia de la televisión - como hiciera en el pasado Hitchcock o David Lynch, con su afamada serie Twin Peaks -, fue un nuevo impulso que propagó el suspense, dentro de un grupo dantesco de sobrevivientes misteriosos, con conversaciones distorsionadas por el tiempo, las formas de caer… y algún ser, oculto. Y que ahora, está embarcado al timón de M.I. con Tom Cruise, o la nueva película de Ewan Macgregor de título Flowervale Street y se comenta de la adaptación del personaje Emilly the Strange, en animación de miedo… En series, tenemos a Duster, próximamente otro mundo oscuro en Demimonde y la animación de WB con DC, Batman; The Caped Crusader.

Pero bueno, ya llegará el momento, como en 2004 les llegaría a todos su Sanmartín en aquellas cosillas de la isla… Un equipo monstruoso con Javier Grillo (en Embrujadas), Damon Lindelof el productor de las aclamadas Leftovers, con su binomio cigarrillos/desapariciones, incluso de imberbes, y Watchmen, que ya echamos de menos – ahora en preparación de serie DC basada en los Linterns -, y el director Jack Bender que pasara de la mítica Con 8 Basta o Falcon Crest, a muchas otras comenzando por LosSoprano y sus comidas de coco, Mr. Mercedes y las comidas de otras cosas de Juego de Tronos, hasta estos que sirven de aperitivo de De o Desde… MGM.

Faltaría un motor, en el surrealismo terrorífico, con toques circulares, contagiosos o catárticos, como el showrunner John Griffin, y empezaría con aquella famosa tonadilla versionada por The Pixies… Qué Será, Será… La otra pata novedosa que nos traslada en el tiempo del surrealismo terrorífico, circular, contagioso o catártico, es la del showrunner John Griffin de esta From de MGM. Y que empieza con esa famosa tonadilla Qué Será, Será… y no sabremos que más, si la felicidad o qué, en aquella From.

Entrada en… S. XXI

Trascendental para los aficionados de series, con giros entre el suspense y terror básico, sin embargo, un hueco para el presente, salvo capítulos esquivos… que comprometió a terminar algún lustro. Me pesan los años y las temporadas, perezosamente… En cambio, serviría como base referencial a otras producciones futuras en el fantástico, con elevaciones metafísicas y oníricas. Ni confirmo, ni desmiento, pero comprobando la actualidad, así lo creo… Los resultados se marcan, con sal, sudor y sangre, entre naturaleza de las cosas y estereotipos… ¡humanos!

Dos décadas después, la mimetización narrativa es un hecho, con recambios más o menos acertados… A veces, muy esquivos o dudosos, pues muchas series que empiezan desde ese punto de partida interesante y visiones provocadoras, se someten al torbellino inabordable… Dar vueltas a temas sin arribar a ningún lado, esto es, perdiendo a parte del personal según avanzan los capítulos - o más bien se eternizan las temporadas en busca de un final, o no…-, produciéndose un cierto vacío existencial. Como cuerpo vaciado o sin vitalidad, emergiendo errores en los rincones, conspiraciones sin sentido y paradojas, monstruosas.

Donde lo más dramático, sería la caída del favor o el interés del espectador, como disfunción definitiva del entretenimiento. Y eso no, from… lo que seas.

De… ejemplos.

Hay vacuidad que proviene del desorden, o de la semántica embrollada, que perpetran una atención infructuosa. Y esto se puede parecer, a un tipo de muerte en vida. O sueño de relleno… Como algunas series modernas que crearon expectativas a priori… Yellowjackets en caida en barrena desde el flojo amarillismo de la segunda temporada, la flojera de Castle Rock, o el Silo en continuación precaria de escenografía. Ahogadas en la indefinición o el secretismo, que hace abandonar al término de la segunda temporada. Con demasiada floritura, hueca…

Para no recaer en un pozo insustancial, giros concéntricos a su base vertical, que se confabulan en nebulosas circunspectas de la razón. Es decir, hacia el tan temido… aburrimiento sin barreras… Lo mejor es echar una vista al pretérito... y de este modo, te puedes aventurar en el terror clásico de Mr. Romero, con ese grupo de gente acorralada, que tantas veces se copiaría en el género y otros seres, y disfrutar de nuevo de la llegada en blanco y negro, en La Noche de los Muertos Vivientes. Con un final, eso sí. Después del exterminio recalcitrante, con evidentes raíces apocalípticas, nos precipitaríamos a todo tipo de situaciones monstruosas, con o sin resolución, pero entretenidas o más allá. Y no un mero producto, para satisfacer los bolsillos de plataformas y sus jefes, basándose en algún trabajo interpretativo y poco más.

No te quedes colgado, tal que amuleto sin fuerza, ni recomendación mágica, cabreado por la falta de imaginación. Te voy a dar un empujoncito, al futuro, y no por esa condenada ventana… Pues todo lo que bien empieza, debe tener buen fin, para notable o bien…

De… Zona Prohibida

Pasa el tiempo, aunque no la sorpresa de aquel magnífico final… A través de aquellas X, cruces, en el camino de Charlton Heston. Estaba atrapado, casi solitario – salvo mona -, en aquel planeta de silencios y gruñidos, volviendo a un pasado, pretérito de la humanidad… maldita.

Esto significó el comienzo de una saga, tras el gran director Franklin J. Schaffner (Papillon, Los Niños del Brasil), auto diluyéndose, y llegando a revitalizarse en instantes de la actual digitalización, aquí que podría configurarse un círculo completo, sino se prolonga innecesariamente una historia interminable. Y sin más Atreyus, ni fauces draconianas… viajamos por el abismo, de travesuras sin vuelta, sitiados por monstruos, como los animalescos de aquel País de Nunca Jamás, o los monos voladores de Oz… Mientras, luchas por la supervivencia y el regreso, de este From, que tiene reminiscencias circulares, con los ataques en ciertos western, de la misma composición… O acaso no recuerdas lo de Little Bighorn, o su estampida terrorífica hacia el Ravenous o Bone Tomahawk.

Otras películas precursoras, como las de zombis de George A. por centros comerciales, o silos militares subterráneos… se distinguen en comisarías asaltadas en el Distrito 13 de John Carpenter, maldiciones vampíricas por Salem, o invasiones fatídicas con malditos de pelo blanco y ojos inhumanos, que serviría con paralelismo de crash en la aviación y los posteriores embarazos de From, con consecuencias angustiosas… Si es que aguantas hasta la explicación – yo no…-, hablando de niños perdidos. Y familias que intentan permanecer unidas, tal que una noche de Miedo, o los chicos Gecko o Harvey Keitel con Juliette Lewis.

Imagínate, por un irreal instante, que variopintos personajes se ven atrapados en especie de círculo vicioso e inexplicable, donde al enfrentarse a la naturaleza, según su conciencia maldita, sienten que todo ha cambiado alrededor. Alterado por un hecho, más o menos, terrorífico… animales padecen, se alteran en nueva etapa se subsistencia cuando aparecen, cuerpos, devorados por… bueno, eso no importa en esta explicación… Y entonces, como si fueras Butch Cassidy y Sundance Kidd en peli de George Roy Hill, subidos en su colina, como lo sería de otra forma contraria, el mismo Marlon Brando en The Chase de Arthur Penn… Bueno, pues eso… que empiezan las vicisitudes psicológicas y las muestras valerosas, para la supervivencia en grupo.

Así, van apareciendo carencias de víveres, supervisión de los cargos, control de los caracteres extraños, de hombres y alguna mujer primordial, las relaciones familiares, u otras sexuales… para defender o dar explicaciones, en islas solitarias u otras inmensidades con pueblerinos. Y comienzan los ataques de seres, humanos o no tanto, como muertos vivientes u otra especie de hambrientos, de carne o moralidad... Y en un pueblo…  que circunscribía a actores inolvidables como Michel Serrault o el incombustible ¡eh, con segundas!, amante de Haneke - por cierto también posee su Caché con cintas de vídeo -, que parecía la Nueva Escocia canadiense de From, sitiados sobre rescoldos, ya casi olvidados,  repetidos, se lee la denominación de Malevil.

Si bien, pudieran haber sido simios cazando a los hombres de ojos azules… Ah, y ya que estamos te propongo revisar una historia de supervivencia militarizada en el futuro, que haberlas haylas, hasta dominados por un individuo con mandíbulas de acero y sangre de sulfhídrico… una cinta que merecería una revisión de los 90, pues hay material de sobra al provenir de una novela del genio Philip K. Dick, y se titularía La Segunda Variedad, o Screamers con el inolvidable Peter Weller, también conocida como Asesinos Cibernéticos. No es Aliens, ni Atmósfera Cero, pero tiene su encanto, aunque se podría renovar. 

En todas estas situaciones límite, se produce paralelamente la búsqueda de comunicación con otras gentes, capas, o mundos paralelos… como existe algún médico, en la sala y un personaje que pulula por ahí, con ciertos toques misteriosos. O desajustes mentales… aparentemente.

Lo importante, es no dejarte apalancado, ahí colgado de una X en el valle de la muerte, ininteligible, sin ton… con nulo recurso para concluir los términos expuesto o acuerdos, que firmaste… o no son. ¡Diablos from…!

Naturalezas… muertas.

Es caos, verde eléctrico… inhumanos, zombis, sin cerebro, excepto aquel de Day of the Dead, claro,  el sistema supera la descomposición de ideas, de mundos superpuestos, que mutan en distopías voraces o Zooapocalipsis, tratando nuestra condición humana. Y sin caer en zonas reiterativas, invenciones frustrantes, que causan desolación o más, fatalidad de necesidad. Particularmente evitando ese distanciamiento… con imaginación.

Para rodear la nada, es preferible la misma cabeza. Que sirva de talismán en las siguientes, y cortas preferiblemente, temporadas.

Salar las piedras rodantes o, canto rodao en el camino común, donde no esté ausente la implicación imaginativa y esa mirada lógica… necesaria. Lo difícil que es sobrevivir, a los amaneceres, anocheceres, una y otra vez… con algún arco iris de fondo, y sus doroteas multigénero, gritando sin ton ni son… Donde agobia un poco, tanto alarido de From… ¡Vamos, como si fuera un festival de la canción…!

Más, si es en sueños a lo Freddy Krugger… demasiado revoltijo ya, alejados de aquel horizonte primordial, la intranquilidad. Tras esa espiral en que caíste, o te embarcaste… como El Incidente. Y ahora, en cambio, el barquero o piloto, parece ausente. Y te sientes abandonado a ambos lados, u orillas… limítrofes. Porque el mago, lobístico y algo cabroncete, te deja plantado ahí abajo, con gases y sin globo… Por tanto, la muerte serio-lógica, es un hecho.

Cuando en aquella primera temporada, se prometía un potosí por calidad visual y narrativa, ahora, implosiona con ocurrencias fantásticas, de por aquí y por allá, sin definición… Explicación, ni mentar… y convertirse en lugar sin retorno. O autobús sin conductor, consciente, que replica los males, indefinidamente, creando monstruos internos, o nuestros propios cinéfagos, cortando las conexiones, a una vía bien muerta. Irrecuperable, por mucha bilis que le pongas al asunto… ¡Qué tampoco valdría de mucho, verdaderamente! No entiendo ni pajolero, Víctor… Frankenstein. El del chaleco, amarillo… digo.

No existe, un Mr. Lynch del surrealismo, entre pesadillas o los sueños, intranscendentes, como sustos en la historia. Sólo queda la buena ambientación, los espacios naturales y los ocultos, penumbrosos, fuera de visiones tremendistas contaminadas. Mientras una coalición de monstruos repetidos, que andan, depende… empiezan a pensar de alguna forma, sacándote de quicio, y se alimentan… ¡Para qué…!

Creo que voy a cortar, durante algún capítulo de esta tercera entrega… ya no va más, como diría un juez corrupto y manipulador… Es la guerra, a esta naturaleza caprichosa y caótica. Muerta, por indefinición.

La Dimensión… Desconocida.

No creo, como he dicho, que vaya a llegar ahí… pues, tras la ventana ya no quedan ganas, de asomarse y transferirte a esa dimensión real. Ciertamente, prefiero ya, Strangers Things, y acabar con todo el maleficio… como dice la canción… Ya nada importa… Todo tiene su Fiiiiinnn. O Filme, firme.

Pasando de diálogos carentes de ingenio, personajes trillados, ideas que no se desarrollan, hijos por nacer que no importan… monstruos pueblerinos del otro Fromville, que cargan un poco.  De los secretos inconfesables que ocultan, en un espejismo de complejidad que se siente… ¡No es para tanto! F/x a cuentagotas… de bilis o vías muertas en serie. Y lo tradicional de USA, con escenario idóneo para distopía de ultratumba, se reprime más, en la economía también, así como en los vaivenes temperamentales de sus personajes. Algunos, muy cansinos…

En familia, o comunales, juntos aunque igualmente, revueltos al fin, al término, la culpa de este caso es el del Show de Truman, que amenaza con salir al aire, y nada… Pero el real es John Griffin, con lo bien que había explotado primeros guiones, de Brad Turner (por ej. en 24), el mencionado Javier Grillo de Lost, o Vivian Lee, también escritora para el Cristal Oscuro. Junto a los famosos Hnos. Russo, los del actual Estado Eléctrico, me falta por visualizar, como El Agente Invisible; confabulados próximamente en siguientes The Warriors – basada en aquellos de la calle de Walter Hill -, otra para Butch Cassidy & Sundace Kid, también Hércules y, sobre todo, una serie Nemesis con el Gyllenhaall y la Chastain, en tonos rojizo-oscuros.

Catalina Sandino, es cansina en su nuevo rol, de los tiempos del cólera de Gabriel G. Márquez, sintiendo que se parecerá más a una visión, que a gremlins neblinosos de Silent Hill, o… y me lo había guardado para la ocasión final… ¡Al descalzaperros de la serie La Niebla! Ni por asomo, sombra de aquel notable, metafísica, mercantil y espiritual, filme de Frank Darabont. Y ahora que he visto, como en el antiguo desembarco pirata, la película parecida a la Dagon del Brian Yuzna… recomiendo la cinta irlandesa-islandesa, The Dammed, y sus hambrientos, mentales.

Definitivamente, el discurso lingüístico del From, se ha tirado por la ventana. Al otro lado… ya, en ese lugar indeterminado con el que siempre amenazan y promovido como juego… que no llega nunca. Como la solución a un misterio anterior, en mi última entrada… De momento sin solución también… Perdidos en la jungla… From Lost, to the River… aquel. Y la solución es… Di pistas en mi cuenta de redes sociales, X…

No, no es como, una picadura exagerada, hasta el agigantamiento arácnido del REC de Jaume Balagueró, a la francesa con reminiscencias raciales, Vermin… Aunque podría ser, una especie de plaga… Ni es capricho, de un mordisco vampírico en Salem´s Lot, o el abatimiento sueco de Moloch, de nombre extraído de la malignidad de la novela gráfica, Watchmen. Ejemplo de esas familias acosadas por lo diabólico y surrealista en francés… Meanwhile on Earth, con cortes serrados en el bosque, Desapariciones, tan desquiciadamente sangrienta como anárquicas en el fin, y Esperando la Noche… vomitorios de sangre bajo las ciudades dormitorio. Y todo para decir… la familia se rompe…

Aunque Nunca te Sueltes, querida, como Halle Berry. Que, siempre, puede haber una hermana que, tras el fondo del pozo… renazca de la Naturaleza Muerta. Resurrección de cine, del miedo metafísico, familiarmente hablando... Qué podría ser la siguiente… ¡quizás!

Te contaré que este esclarecimiento del asunto de marras, desmantelado cuando vea algunas cosas más normales o veraces… además del nombre silenciado de aquella. Es un caprichoso tema… entroncado con el globo, global.. Sería, será real… no profundo… O sí...

lunes, 7 de abril de 2025

Severance. Season II

 

¿Qué es la conciencia…?

Se suele desarrollar en mente de seres humanos, como una cualidad intrínseca que permite al individuo tener noción de sí mismo y del entorno que le rodea… O sentir algo, si la prevalencia es emocional. ¿Pero… qué significa, ser consciente…? Invariablemente, la consciencia pertenece a la moralidad o la ética. Nuestra capacidad intelectual, suma valores, creencias o necesidades, mirando al futuro. Y su desarrollo, ayudaría a crear conciencia, gracias a la famosa pirámide de Maslow.

Hacia dónde nos dirigimos… El sueño.

En un chasquear de dedos, o tacones con zapatos de rubí, como la Lula de Lynch o la Dorothy del escritor  L. Frank Baum, flotamos en la película del 39 dirigida por Victor Fleming. Y allí nos vemos imbuidos por ese mundo sensorial y emocional… que se dividía en dos concepciones, con un mismo fin. Tal que delirio de la propia existencia junto a unos seres que transitarán,  otras perspectivas futuras alrededor del camino de baldosas amarillas. Pudiera ser cualquiera, en realidad, o no...

Junto a la protagonista, forman un cuarteto de  una manera idealizada, que baila y entona sus miserias, y precipita sus aciertos que se irán desentramando de lo desgraciado a lo salvaje, en un viaje… Cómo si nada, mientras Mr. Cage te canta una canción de Elvis, y Laura salta sobre el colchón de otro motel de carretera de Lynch… Aventura que viaja sexualmente de mano de Lula y su ente materno, bruja de carreteras perdidas de la mente. Acosada por otro palo de escoba, Mr. Dafoe.

Sin embargo, la mayoría no sabe, o no ve, que es otro tipo de Dorothy más actual, teatral y sexual, disociada. Pues un espectador vive el presente habitualmente… o el elegido reflexiona con imágenes y compara la narrativa. Aprende, o sueña, sobre lo que aconteció en una síntesis diversificada del pasado. Y casi siempre, siente un futuro incierto… Que, para Dorothy es la familia, la vuelta al origen, al calor amoroso de su casa en aquella Kansas en sepia. Y para Laura Dern, vaya Laura obtusamente en plexiglas, es el reencuentro familiar definitivo.

Por métodos naturales, o no – ya que existen seres volátiles y ultrapoderosos que nos arrastran-,  se establece la pura supervivencia y la búsqueda del todo. Con pensamiento crítico que transita sobre pasillos extraños… mágicos, casi lisérgicos, binarios o surrealistas, en una Separación de personalidades. 

Y así comienza, o prosigue la disgregación al encuentro de la verdad, el amor verdadero, durante la segunda temporada en Apple TV de Severance, y corremos al encuentro de su protagonista desmemoriado, guiado por sensaciones primitivas, deseos sobre cámaras en tiros imposibles, globos azules y profusión de sonidos.

Muchos artistas, y algún trabajador casual, lo consiguieron a través de su, más o menos, prolífica obra. Alcanzar el objetivo vital, ¡el Camino! Con ello tratamos, ¿verdad, Mr. Werner Herzog? Mr. Lynch, q.e.d., genio y figura hasta en la sepultura, Night perfum Jasmine.

Los Docus del Destino...

No, no me canso de verlos... porque forma parte de la infancia o la juventud de muchos aficionados, porque son nuestros héroes, porque seguimos sus pasos - aun fuera en suños...-, fuente de inspiración, de placer, infinito, de excitación o de paz, como aquella Judy Garland de extremos. Del éxito a... un camino.

De la fuente incógnita del regreso, de la monumental fuerza de nuestra naturaleza, que describe en el documental sobre su personal Radical Dreamer… Entre acuíferos, osos grizzlis y extrañas personalidades… como el Klaus Kinski. En su tranquilidad frente a esa cólera de Dios, o no sé qué bicho, le ha picado… pero era el suyo. y la inconsciencia eres tú. Como lo fue para Delibes, y muchos jóvenes.

Al otro lado, seccionado de la realidad que aconteció en sus rodajes… como en la perspectiva de Otro documental muy recomendable sobre el cine, de Francis Ford Coppola y esa novela que originó un mundo separado como Apocalipsis Now, y el mismo Kurt en el Corazón de las Tinieblas. Igualmente existe por ahí, otro sugerente sobre la vida increíble de… hablando entre monstruos y nosferatus europeos, claro… en Muertes y Vida de  Christopher Lee. 

Que, en misma ruta oblonga del contraste sepia de una marioneta, y los colores del irreal Oz que sería La Hammer, podríamos visualizar los mundos cambiantes de Alfred Hitchcock, Frank Capra, Walt Disney, Kubrick, Malick… o Dalí… o Don Luis Buñuel. Sólo que en forma de espía británico, familia de Fleming, Ian, y monstruo de la aciación y algo más... cálido como la sangre flemática.

O la que surgió para toda una vida, desde aquella visión del Sr. Fleming, en la transición no menos genial de Oz a Mr. David Lynch, y sus episodios psicodélicos, en transiciones poderosas. Y aquí, abro una juiciosa… cortinilla. Que es división de las infinitas conexiones, con el cine y la vida, con la música, y las estrellas, a través de la mirada de Judy Garland.

Encantamiento… surrealista.

El Mago de Lynch/Oz, no se circunscribe a su sola personalidad y obra, sino que abarca el más allá, del arco iris. A muchos aspectos que forjaron el arte visual actual, como paralelamente desarrollaría John Waters en verbo y gracia… gracias, a una cámara regalada por su abuela. Qué alejóle de otros asuntos conflictivos en las calles… Cuando a otros, llevó con zapatos de tacón, directamente al agujero, la madriguera de Alicia, o el huracán reiterativo, de Mr. Lynch a los intis/outis en la distopía de Severance, una consecuencia de identidades dobladas. Pues, evidentemente, algunos vemos una… ¡Gran Conexión!

Llegando a profundizar, gracias a este increíble documental que me abrió las carnes, a los ojos del cineasta, socavando los nuestros en canal, como si de Naranja Mecánica se tratara… Veo lo que nos quiere decir, lo que reinterpretamos en nuestra consciencia, mientras añoramos al artista recientemente fallecido, enseñando – o palpitando como corazón salvaje -, sobre aquellos pasos en blanco y negro, iniciáticos de la Cabeza Borradora. A esos ramales pesadillescos de la vida, en paralelo, que significaría la decadencia de Judy, y los prejuicios de Hollywood, lleno de monstruos y entidades fantasmales. 

Emprendemos el camino de sus pensamientos, de la familia de Terciopelo Azul en reflejos, al ojo de un niño que se convirtió en Hombre Elefante, que ya no quiso ser el monstruo… por la fuerza. Sino viajar… como cualquier otro, normal... y guiados por la Carretera Perdida, redescubrimos senderos minimalistas como pasillos, no tan limpios o claros, hasta experimentar la redención vital. La del hallazgo dde la familia, sobre un tractor renqueante al final del viaje… Y el final de su Inland Empire… que es Judy tirada entre recuerdos, cuando se fue esa magia. Que, en cambio el cine convierte en inmortalidad. Y Lynch lo es, a su manera...

Mirando siempre hacia atrás, nos situamos como espectadores mimados, como como la pequeña Garland, forzada a travestirse de joven, sino transportados a  aquel primer existencialismo mortuorio, del primer capítulo de Twin Peaks, y más allá… al destino mismo, con los ojos cristalinos de Dorothy  en el Mago de Oz. Eso sí, luchando siempre, Lynch… con brujerías inhumanas y palpitaciones de terror.Todo comienza con un telón, que sube, sube… hasta abarcar el sentido crítico de la existencia misma, de cada quién, pues debe de caer... y podría ser hasta los infiernos, personales o surreales.  

Buscando el camino, de pertenencia a un lugar, qué siempre estuvo ahí, a tus pies… en cambio, muchos se pierden, los hacen perderse... Y que según explica Mr. Herzog, después de pasar por mil y una experiencias, y lugares y personas, estaba siempre en la memoria indescifrable. Ahí mismo. Pues de otra forma perdería, ese sentido, nacimiento y Ser, cuasi mágicos. Recorriendo madrigueras como conejos, en el otro extremo de lo sensorial, estaría el químico devaneo de Alicia en el País de las Maravillas en Severance, o intrusión metafísica en cabeza de trabajador, binario, enamorado.

Y con ayuda, no de la mente, sino de las sustancias que excitarían la de Mr. Waters… y las voces que dirigen nuestros próximos pasos, nos hallamos en una encrucijada. Sí o no, odiar o amar, ésta o aquella… algo parecido a las pastillas que Neo, con figura femenina, que decide ingerir para endiosarse. Convertirse en un Ser Superior, o siemple mortal, uno o lo otro... Para Lychn el fin, que todos vuelvan a casa, y acabar con todos los monstruos, brujos, mentes artificiosas… mentiras. Quizás, por ello, crea sus propios mundos, como lo hace ahora Mr. Stiller.

También lo hace el Agente Cooper, con esa voz en off/deOz, del videocasete… pronunciando la importancia de un café y el hogar. Contra risas oscuras en el espejo, los cigarrillos del padre, y de los posos más negros aún, que un grito o reflejo del otro lado. ¿Quién es ese..? Es el mismo que se pasea, ante la pantalla y te liquida… de sopetón. Pasado de adicciones, de confusión mental... de ostracismo social. Los personajes lynchianos se coronan en sus reinos inventados con el surrealismo, luchan entre ellos, o se vuelven violentos, sádicos reales, demoniacos.

E imaginan, nosotros... como sería su futuro, con sus derivaciones cerebrales, divergentes,  transitando a nuestras cabezas, experiencias, sonidos..., que tuvieran la capacidad de discernir entre aquel mal, y el bien, la chica inocente. Y Lynch, vio esa realidad y sacó la varita… rió en pos de la felicidad y al final del cuento, que es historia del cine y Norteamérica, se forjó como un artista irrepetible.

Y nosotros – yo -, lo disfrutamos como munchkin… en aquel sofá del Hotel. Sentido como acobardado rey león, la mayoría, errado como espantapájaros, y vivido, si te dejan, como un completado, hombre de hojalata. Somos metálicos, en las oficinas, y humanos en los jardines botánicos, con mundo al exterior… Eh, nice!

Viajar entre Mundos…

Es la Separación, convive la gran Ruptura de esa realidad… con la obsesión de lo controlable, la transmutación, de lo inimaginable… en dos personalidades, que se saben… pero se desconocen… Salvo por algunos, que poseen ese don de viajar al otro lado, y observar la diferencia. O lo buscan, incluso en los tópicos sueños… privados del dolor, como una meta.

Pues en ellos, no lo sientes, somos otros… sudas sí, pero no lo notas. Tras día de calma aparente, como cualquier otro que empezara con música, banda sonora de nuestra vida… Ay, Judy, Ay mi querido Gene Wilder, nos vemos al otro lado del arco de colores, de risas y canciones, de bailes monstruosos... que ahora estarás carcajeándote junto a Mr. Hackman, xDio…  si Dio también estará riendo, con los cuernos al cielo… Pues bien, si hubiera concebido en mis sueños que Mr. Wilder se fue escuchando una canción… Sí, el documental Remembering Gene Wilder, lo cuenta, cita al Somewhere Over the Rainbowww… Ok, otra Dio Connection, que nos dirige al otro Gene. Así son estas cosas, de consecuencias inexplicables, apagadas en la memoria, hasta los más preyslerianos, ay Val Kilmer, que dejaron su voz y del que recordaremos despidiéndose con esas risas… en top secret.

Es, en esos momentos de choques cotidianos y correlaciones , cuando vemos la cara del mal común, el destino que llega... De pronto, nos vemos arrastrados por una fuerza poderosa, casi sobrenatural, sin serlo… ¡o sí! Donde un enorme tornado es capaz de tragarse todo, lo que fuimos y seremos, mientras las mentes recordarán, al protagonista, a Judy como Mr. Lynch de manera reiterada. Y los tiemos de USA, que forjaron el espíritu de una nación, a base de fantasmas. como todas, por otra parte, pero ellos con hollywoodienses, que son otro círculo...

Es curioso como recuerdos se mantienen aún en nuestra mente… mientras vemos vacas volar, mundos desdoblars y nos acribillan, todo tipos de elementos punzantes, cortantes, contagiosos, electrizantes… Y mientras nuestros amigos o familiares, nos lloran en otro mundo… extrañamente, cuando observan ese tubo de luz y tranquilidad, en paz que nos transporta a mundos paralelos, y en su vorágine, la espiral vuelve en segunda mitad… Para decirnos que, en el documental The Twister, alguno seguimos vivos, pese a quién le pese… a ese puto virus que le parió, qué a gusto no se quedó… o la pura casualidad.

Esa mirada inocente, algo hitchcockniana, nos recuerda que los vaivenes emocionales que nos dibuja, es transición de imágenes en sepia a coloreadas, como alternativa a la realidad gris, o el cine de épocas dorada, donde El Mago de Oz, se hizo fantasía, según palabra del genio Lynch. Y trató con sus silencios extracorporales, sus percepciones, sus personajes sádico-sociopáticos, los dobles de sí mismo, quizás, aquella aventura. Y como magos hitchcocknianos pasearan por unos segundos en su filme, en presencias espectrales en reparación, de heridas, que perdurarán para la eternidad. Como amistades... ¿es cierto?

Así los artistas, con vidas mortales, al fin y cabo, de lo real, se volverán omnipresentes, como Elvis recordando los 60 en pasos de baile y voces digitalizadas, como archiconocidos Doppelgangers en nuevas eras… y los fantamas que persiguen a agentes de Vértigo, y los magos que atisban o no, la muerte en directo, sueñan que colgó en el fondo de un fotograma… Sabes, se transportan a tu recuerdo magnético.

Y por supuesto, de esos polvos en el camino vacuo, emerge de Severance, tras telares rojizos, las abstracciones infectas, las negaciones y todas esas referencias, con que se confecciona la cultura americana, y la gran empresa. Es la nuestra porque estamos influidos por ese chip incrustado en el ser, of course, como Dorothy en píldoras. Mas, alguna obsesión que otra que tiene que ver con violencia, que haberlas haylas, desde el oeste, y muchas más en la historia… Sólo observar el grito, de dolor rasgado… como cortina.

Y entonces, en un instante de íntima consciencia de mi existencia, como si una mosca centrara nuestra atención, o dentro del ojo mortecino, que es un resplandor, con segunda parte de oscuros, Lynch se dirige a buscar la felicidad al final… experimenta, quieras o no, el viaje a Oz en tus carnes… y en todas las películas que viste. La ves a lo lejos, es ella, Judy… El Amor. Partido por dos… cercenados.

Amor a Lynch… ¿sano?

El director homenajeado, David Lynch, lo atravesó durante muchas reinterpretaciones de aquel viaje que viera de joven, Someday over the Rainbooow… y a través de la figura teletransportada de la real, la actriz Judy Garland, con sus facetas artísticas por etapas, se desmoroón. En cambio, el enamorado de Lynch, para vivirlo, no necesita sobrevivir a The Twister, ni acabar con sus temibles brujas que te atraviesan vivo… solo necesitaremos visitar a un mago protector, o redentor, en uno de sus filmes revolucionarios… Fantásticos como la vida misma, y sus pesadillas de doble cara. Dicen que amor, es eso, como una margarita deshojada.

Y el Ser todopoderoso del cinematógrafo, como domador de osos o volcanes, en un documental natural de Herzog, o la selva de Kinski, se transforma en el jovencito Frankenstein de Mr. Wilder, y se saca un humor muy particular de un dedo quemado, mientras te muestra los colmillos de Lee, o el monstruo de otra vida. 

Y esto creo… que le pasa un poco a Ben Stiller - o los encuentros monstuosos-amorosos del guionista Dan Erickson en un trabajo que desprograma…-,  transformando a Mark, en segunda piel del insondable actor Adam Scott, que pudiera ser ud. Por no hablar de sus tres compañeros… de viaje divididamente existencialista, de singularidad laboral, corazón, mente y espíritu.

Ya que por Severance, acontece todo el tránsito de un personaje a otro del arco, se siente lynchiano, en caídas a agujeros negros, pero, de verdad eh… como Poterville, sabes... Y – algunos -, que amamos esa forma de contar, de buscar recovecos imposibles con cuentos, de analizar la naturaleza, en la corteza de un árbo, en pétalos... también alabamos las visiones minimalistas, como haría el mismo David… Recorriendo la ciudad mutada en dos, mientras el protagonista redobla sus fuerzos, visitando el exterior. Comienzo de juegos, gloriosos escenarios vírgenes, antinaturales presencias… infantiles, angelicales o románticas. Y lo ves, un poco del Mago vuelve a estar ahí… atravesando todos los muros, armarios como ascensores, festivales musicales, y mentes.

Tal que agujero sin fondo… el amor, desconectado, vuelto a conectar, desubicado, cercano, hallado, regurgitado, odioso, animalesco, húmedeo, soñado… Todos. De momento. Excepto el decididamente turbio y pervertido,  que es cosa muy de David -, a salvo en la diferencia emotiva de las otras parejas, como la del actor Zach Cherry y su esposa, selectora… o el espiritual de  John Turturro con Christopher Walken, que pudieran ser alter egos de los personajes lynchianos. Aquí los ganadores, no existen, de momento… 

Son percepciones, estereotipadas, que cuando retornan a casa, perdidos, se hallan… o no. Estas consideraciones, extrapolaciones del pensamiento lynchiano, anilizando a Oz desde voces externas, también, son como líneas desconectadas, paralela en tiempo y lugar, que no se deben encontrar. Del fuerus emotivo, familiar o social, y el interior desconectado del trabajo, que sueña... con la existencia de unos seres libres, tal vez. Atrapados, sin preconsciencia, oficinistas de Lumon, vehículos que buscan su lugar en el mundo. Si es que existe, veremos... por Jimmy, no Stewart hoy, sino Page.

Luego, seleccionado tras la puerta en último término, dependiendo del lado en que estés… De la persona que seas, o quieras… podrás realizarte, en la búsqueda de Judy… O simplemente, si al anochecer, te levantarás como monstruo, lo sentirás… serás cercenado, con la mente amoral del Young Frankenstein… y tantos guiones que sorprenderían… a un amante. Rock and Roll, baby...

Ejemplos de… Judy.

Serás… ese mago que secciona a la dama, en dos, como en un truco de magia. Y confundirás sus partes, como la Emma Stone de Pobres Criaturas. Por no mentar las historias superpuestas y dirigidas por Yorgos Lanthimos – otro de los suyos -, que se distorsionas y multiplican en Kinds of Kindness, para cercenar el amor… con forma de higadillos. Y como las versiones de sí mismos, Jesse Plemons, Margaret Qualley (La Sustancia), Hong Chau (La Ballena) y Willem Dafoe, provocan miedo, hilaridad, irrealismo, duplicidad corporal… entre sueño y dolor.

Mientras que, para otros/as, todo se trata de sugestión. Judy a través de una canción, una maldición, puerta dimensional, encuentro de necesidad, o de aceptación, verso… En definitiva, una herida que no se cierra. Un cuerpo tirado sobre cartones, lejos de su familia y amigos. Una etapa confusa de la vida, carretera recta, plagada de curvas, espirituales, de humos, un accidente o acto sangriento, un ser maligno, y teatral… o un telón rojo. O simple café… polvo tras un último cigarrillo.

Y a otra cosa… materia, idea… pensando en Judy. Qué desapareció sin más, por culpa de todos, los tús y yos… se convirtió en cientos de historias en la pantalla, como rosas con espinas, como nacimientos de estrellas, en aquel Hollywood depredador, a veces.

Así, a lo mejor, intercambios de fluidos que experimentan los amantes de Severance, Mark. S y Helly R., con una magnética Britt Lover, les pueden hacer recapacitar, soñar, o convertirse en otro ser dual… un doppelgan… de esos de los coj…  que sientan, por sí mismos. Diseccionados de los reales, pero cuestionados por el jefe, El Gran Padre. Y Lynch que lo está viendo… se ríe, y dice… Ves, te lo dije, el amor es así.

Por ende, premio, para escritores de antaño y de hoy, que elaborarían todos estos tabiques blanquecinos, mural o nasal, títeres sin cabeza, cercenaduras en cuadros, ventanas con vistas a un huracán… o a las dislocaciones físicas, mentales, que salen de detrás de tu córtex. Como fantasmas, o misterios, en forma de brujas, gigantes, hadas, enanos danzantes, Elvis igual, que vomitan, o cantan según los propios biorritmos… Del espectador, del rock clásico a duro. Recordándola… en dos realidades, la que ríe y dirige su mundo, y la que sufre y llora, sin hallar el destino. Así, en memoria, sólo sobreviva una, siempre.

Dejando la estupidez social, de redes digitales, o el Dear David que es otro filme woke de las narices – olvidado ya por obra y gracia del gran Mago -, sumergido en espiral de números de la que no se puede escapar… hacemos registro del surrealismo del verdadero Lynch, con esos parámetros del viaje, vuelta a casa, al amor de Severance. Y no Judy rota en 2, perdida por la química en su mente. Tal Marylin. Fin.

La Vida Sin Cabeza...

Pensé que era más cosa de hippies, que de consumidores de caldos a 5000 dólares la botella, como antiguos héroes del dorado Hollywood y calentados en brasas, inabarcables, devastados por el azar. Pese al dinero, las plataformas de pago y los aranceles…

Mientras de regreso al documental iniciático Lynch/Oz, expansivo como su pensamiento, me hallo en una frontera entre lo adictivo visualmente, y lo práctico de la enseñanza. Eclecticismo en su desarrollo aprehendido en años, percibido experimentalmente como en un juego de niños… y magnético, por supuesto.

Sus personajes, a veces descerebrados, son presencias arrolladoras, desprendidos de la cabeza privilegiada de David Lynch, hacia la locura irracional y el odio. Así influenciados, de la presencia brujeril en cuento imaginario, nos posiciona intencionadamente sobre la obra El Mago de Oz. E incrédulo a priori, destripas todas las interferencias cinematográficas por donde se ha bidimensionado, hasta servir de perspectiva narrativa para muchos creadores, guionistas y directores. Desde la misma Matrix, hasta este Severance, siempre diseccionados entre cuerpo y cabezas, en el transvase de almas, con salto al pasillo.

Lo he podido observar, en el discurrir temporal de los documentales,  desde El Soñador Radical, a la Vida y las Muertes de Christopher Lee, - muppet fantástico o marioneta ganger, ingobernable...-, o en el Remembering de Gene Wilder… que siguieron sus caminos. Guiados o no, donde los golpes de la fortuna, existen en carreras. A pesar, de su indudable sentido artístico y su excelencia.

Más anónimos, dentro de Lumon Industries, y mucho más supervisados, que niña con zapatos brillantes, van buscando el objetivo… que parecía indefinido… y ya no lo es. El enfrentar la realidad del trabajo, como león frente a los inocentes corderos, parece no ser lo necesario... Notando que el corazón palpita a nuestro lado, en la frialdad aparente… y entonces, ese cerebro que fuera penetrado por un jeringa, encuentra un significado… Seremos, dos.

Vivo para… ser, buscar la felicidad, el amor. Lo dicta una voz, del propio Ben Stiller, como como jefe responsable del huracán, al otro lado de la razón y la pantalla del ordenador. Gélido de emociones… Es el mismo amor salvaje, de aquel de Lula y Sailor, el mismo abismo en el camino del Miles Teller y Anya Taylor-Joy, en la película The Gorge, el calco de aquel George Bailey reencontrado, a su mujer e hijos.

Por cierto, el Abismo Secreto, entre tiradores de élite, sería como una distopía, algo más valorada y de mayor altura conceptual que Elevation. Y que, a su vez, tendrían correlación con otras historias, de disociaciones mentales o metafísicas, que se propagaran desde las invasiones de los Ultracuerpos, La Cosa o aquella diversión con Kyle MacLachlan en Hidden. Hasta recordar la trastienda espacial del Stanislav Lem de Solaris con la metafísica perfectamente retratada por Andréi Tarkovski, o la diabólica Event Horizon. Pasando por el reto final de Replicantes acudiendo a ese planeta de Lobos de Ridley, el salto de la guerrera Ripley hasta los xenomorfos terrestres – que llegan y se oyen…-, y luego, observaremos lo que es capaz de difundir el Tron Ares, colisionando universos reales y digitales.

Una dispersión de dos culturas y estados de ánimo, sin la sonrisa de Jimmy Stewart en It´s a Wondeful Life. Si bien, entre los estragos actuales, la mejor sería la dirigida por otro divisor de humanidades – y espacios esotéricos o espectrales -, pues el Scott Derrickson de Doctor Strange, The Black Phone I, llega próximamente  con la II, donde volveremos a ´disfrutar` de ese Ethan Hawke… que suena indestructible como brujo, muy pirujo. Sin campanillas, himnos navideños, ni pétalos.

Lo común, es que en todas estas odiseas fantásticas, existan seres que han perdido, pierden o perderán, la cabeza. Semejante a algunos cómicos que parecen reencontrarla, como el actor discutido en mil ocurrencias bobas, Adam Sandler, que en el filme El Astronauta, encuentra ese abrazo terminal con el ente… Marca una vuelta amorosa a aquella primera pasión de Emilly Watson (Dune The Prophecy) en Punch-Drunk Love… a manos del jefe Paul Thomas Anderson, del cual esperamos One Battle after Another, junto a Sean Penn y Leo DiCaprio.

No sabemos si perderán la cabeza, como Nicolas Cage – antes de ser golpeado en pleno rostro de Wild at Heart y ver al Hada… madrina-, por no hablar el descenso en Living las Vegas, dispersión en la que profundiza, hasta el sueño salvaje más profundo, dentro de la pesadilla existencialista de Dream Scenario… ¡Qué locura educativa, ya sin la chupa de cuero sesentera! Dejando realidad familiar aparte, pero no  fantasmas o seres monstruosos… aunque sea en sueños, en fin.

Hilos desmemoriados… Hijos/as.

Algunos piensan que los personajes de novelas y películas, son una especie de herencia de los directores, y que se desprenden de ellos cuando acaba el ciclón del rodaje. Pero, para David Lynch y Werner Herzog – o su venerado Ingmar Bergman -, pudieran llegar a ser algo más. Esto es, una parte subconsciente de la sociedad, a través de su mirada,una duplicidad del yo en la expresión artística de los que fueron niños.

Ya que esos caracteres lynchianos, normalmente, oscilan entre la bondad de la inocencia intrínseca perteneciente a los infantes, como los tres compañeros de viaje en Oz de Dorothy; más otra forma maliciosa que transita por la mente infantil, con un hilo de crueldad infinita.

A veces, lo vemos en pantalla con un estallido de violencia desatada, pasando de una escena casi divertida, a un encierro de densidad oscura que asusta al personal. Sin embargo,en la sexualidad, en muchas de las historias de horror, éste se condensa hacia las mujeres, en que la Judy real sería referencia básica con sus relaciones obtusas o fracasadas. Que solamente escaparía a su destino infausto, entrechocando sus zapatos de charol rojos, y escapando. Con unos pasos de baile a 4 bandas,que luego, instaría su pequeña Lizza al retomar ese interés por la actuación, el cante y el baile. Y cierta apariencia inocente...

En las series como Twin Peaks y la derivada física de los trabajadores de Severance, la ruta es mucho más extenuante por recorrer. Ya que existen determinados factores que provienen del surrealismo visual y el córtex, que indagan en cada espectador. Por lo que se entabla una batalla familiar, que se expande entre los mundos, interno y externo de los personajes. Y nosotros, como derivada... Criminal y laboral, sexual o fetichista, natural o asépticamente artificial… Donde las percepciones juegan un papel fundamental en la propia existencia y la narracion. Al igual que ocurre en el scifi titulado Memoria, todo consiste en percepción. Las imágenes se invaden de los sonidos, en una especie de catarsis, con una  investigación a lo Cooper, femenina, muy particular. Y sin que el espectador sepa a priori, en ningun momento -salvo en sueños -, hacia donde nos dirigimos de la mano de esa botánica interpretada por Tilda Swinton.

Por lo tanto existe una relación entre reflexiones del pasado y presente, conduciendo a futuros inciertos por medio del recuerdo… Hasta que se halla la redención, el raciocinio, el valor o el amor, pero sin sentido aparente, un giro a lo inexplicable… con el corazón salvaje en el panorama irreal. De la misma manera que en la íntima relación exitosa de Mandalorian y Grogu, invierten en la fuerza descomunal de conquistar el nuestro, que ahora igualmente se presentará en pantalla grande.

En el otro lado,  la perspectiva colectiva que significaría la globalización, plagada de gente alienada en la que flotan nuestras expectativas como individuo, dentro del sistema, o no. Aunque para ello, tengamos que separarnos en dos, lo terrenal y la nube digital, como forma de deconstruir la realidad. Así Severance, abraza la ciencia como explicación al vaciado de emociones, salvo algún hecho o designio de carácter ritual o mágico, que acerca al sentimiento. Como una presencia de otro mundo, que inspirara contra la inercia de la AI, y sentenciada por el inexplicable sacrificio de un cabrito… La inocencia.

La madre arácnida, es Dorothy con esos tres desconocidos que debe educar, o Pascal en un sentido inverso de protección materna co el pequeñín verdoso. Ripley se sintió madre a pesar de lo que cuenta su largo documental de Aliens, con esa foto vaciada... Severance al atravesar la puerta del amor, que es un regreso al hogar, sin vástagos… Pero será, ¿dulce hogar? Para retorno de hijos perdidos, los jóvenes piratas de Skeleton Crew. Ay mamá…

Lo diabólico…

Y el mundo se conforma con aspectos sensoriales como desarrollo de la esencia misma del Ser… o no ser, como expresarían los protagonistas por la boca del mismo David. Así, La Bruja del Este, con sus máscaras y canciones inspiradas, atraviesa con la mirada, dirigida al espectador, semejante a ese Ser maquillado que cruza la cuarta pared de nuestros muros intrínsecos, y te incita con la mirada… 

Ambos personajes nos retan en directo, nos hacen partícipes del sentido, del mal y el bien… Esta disfunción, le ocurre a Daredevil y su sacrificio frente a Kinping – por no hablar de la lacerante personalidad de The Punisher- , que alimenta la alienación de los héroes. Y que renacerá por fin, en próximos mundos divididos en la tele por temporadas. Extremadamente duros y sensoriales, cercanos, excitados, diabólicos... ante tanta variedad de coincidencias con el mundo de Oz.

Todos se transportan a bordo de visiones convexas, o reflexiones de lo que significa el ser, en modo moralizante, sin concesiones... Nosotros en cambio, sentimos la alienación colectiva de una globalización, desdoblados, sintiendonos controlados o vigilados, sin creencias, respecto a esa misma esencia misma del ser. 

Ser o no ser, como dirían los personajes a través de la boca, del mismo David o el protagonista de Severance… tranformados en aquella Miss Judy, persona y la actriz, con sus dudas y canciones de esperanza. Son el vagabundo maquillado, sucio, que sale por un lado de la pantalla y del muro, atraviesa la cuarta pared del cine y,  te mata con esa mirada retadora. Es un ataque al corazón, que pone a prueba la valentia y exprime tu cerebro... Ya sabes cuál… o no, ¿Y tú, lo recuerdas con Mr. Perkins en Psicosis? Pues sí, fue... otro.

Si hablaramos del Hulk Rojo de Marvel-Disney y Harrison Ford, sería otra historia… Una, en que los cabecillas que manejan a sus hijos, votantes por unos cuatro años, medran en la obscuridad de negocios negros, armamentísticos, clandestina o globalizadamente, para llevarnos a un camino sin final… Una y otra vez, como soluciones encriptadas en nuestra pantalla, resortes o palancas sin amortizar, débitos insondables, camuflados u ocultos, familiarmente guiados… o diluidos en un cóctel vitaminizado de poder absolutista. Prostituidos... 

Esa familia es la que dirigió Brian Cox, en separación del patriarcaso exigente, renacido tras el éxtasis del poder, - no confundir con Charlie Cox... -, en aquella maravilla de Sucession, con algunas relaciones extrapolables del capitalismo y, las poco deportivas, cuestiones empresariales… Fuck Off!

 Recuerda… todo empieza con melodía… y acaba en vorágine filosófica, que te recuerda algo a Dorothy/Judy... Una luchadora, es busca de lo trascendente... hallarse a uno mismo... Es lo que ha hecho Severance, para nosotros, y Ben Stiller.


Pensabas que todo estaba acabado... ¿no? Pues, va a ser qué no... Falta el camino del Rock, que es mi camino, o uno de mis preferidos.

Tres palabras, muy sonoras y mágicas... Becomig Led Zeppelin. Es el santo grial del roquero, los comienzos de un camino, a trave´s de la voluntad. De los propósitos individuales y personales, a la creación de la unión, a pesar de diferencias y personalidades. Este documental sobre una de las mayores bandas de la historia, es todo lo que queríamos... aunque un poco más de carne en el asador, o surrealismo, hubiera estado bien... No me quejo.

Una vez se abre una puerta, aunque sea de ascensor, tiene que estar preparado para atravesarla... o al menos, atisbar el otro lado... salvaje, o no. El tránsito suele ser largo y tortuoso, excepto para estos cuatro que se ofreció vertiginoso, con algunas pruebas que sobrellevar, de superación, aguante, valor, cabeza y corazón.

Hasta llegar a realizarse, realizarte, tú. Estar a gusto contigo mismo, setarte frente a los altavoces y subir el volumnen a tope... viajar a Esmerald sobre el arcoiris. Estar en familia, defender a los tuyos, soportar a los otros, ganar tiempo, crear y creer, en lo que haces, lo que te gusta... Tras ese despegue fulgurante de Led Zeppelin, a mediados de los 60 comenzaron a volar, imparable es el panorama que se abrió y palabras sordas como críticas. Psicodelia, fuente natural de Herzog, banda sonora de Lynch - ya hablaríamos...-, el final de la cuenta atrá que cambió el rock&roll, para siempre, Junto a los Rolling, Sabbath y Dio, xDio.

El camino al éxito, es también la completación, en diversos ejes que giran en un mismo vórtice, y la complementación, por tanto. ¡Lo ves, de eso se trata...! Los 4 caminantes, a diferentes velocidades, mentales, emotivas, y tratos de trastes y sonidos; dependen de sus familias, de la inteligencia, el coraje... y el corazón. Y todo se eleva a vista de Yardbirds, cuando se vuelve a casa y reposa el guerrero, que era imparable. Son ya, la compañía del Anillo de Tolkien, los dioses de un Juego... Un juego que te propongo...

Atendiendo a la voces y la fuerza, que se dejo un poco en la percusión el inimitable John Bonham, hurácán inimitable, con frecuencias de nuevos ritmos y sintetizados, al cuarteto histórico... Lo emparento con los cuatro de Oz... Para vos, ¿cuál sería?

Veo al gran Bonham, como buenazo de hojalata, golpeando en remolinos, esculpiendo sus ideas musicales como huracán, siempre movido por la pasión y el corazón crítico, poseido por el poder de sus baquetas y el pie derecho del sustento... John Paul Jones, sería el espantapájaros, que se siente desvalido frente a toda la inercia arremolinada, pero que es un fenómeno en sí, ocultando su mente, observando desde su atalaya intelectual, el horizonte y panorama que le rodea, aceptándolo como defensor de su parcela... Jimmy Page el genio de Oz, es el recatado del grupo, que pensarías que te está engañando con artimañas, porque con sus prodigiosas manos, te arrebata, capacidad de dedos virtuosos y su cabeza para la produccción musical, permuta las cuerdas de acero de Zeppelin, en distorsión, garra de león, prodigio de técnica y guerrero en la dividida composición... Y Mr. Robert Plant, por descontado, es el rostro diversificado de la banda, lírica de quejas y excentricidad, liderazgo, propelido como el helio en su melena, que quema a todas las brujas, de este a oeste, y a los monstruos que persiguen con páginas de reproche, no o supieron ver, ya que crítica echa un borrón, es resistente como Dorothy. Danza, confusa, en zapatos de cachemir azul o simples albarcas de ir por casa, con estilo eso sí... Y la psicología del rock en sus temas, eso es Led Zep... Surrealismos en sus formas, estilizadas por un arco de violín.... distorsionadas hasta el infinito. Esta es la verdadera aventura, Ser lo que quisiste... y no defraudar.

Y la de cosas que yo... en fin... podrían decir, proponer en el futuro, del vuelo. De nuestro vuelo... Buen Viaje, amigos.

lunes, 10 de febrero de 2025

100 Años de Soledad.



Todo el mundo se pone su camisa resplandeciente, por la mañana. Algunos incluso una careta nueva…

Se disfrazan los padres, de hijos predilectos, que en realidad son enfermos del contagio cíclico… o frívolos compulsivos, en dirección contraria. Depende de la situación en la digestión nocturna, o la guerra pasada, a calzón quitado, o recordando el reproche de  una voz aterciopelada del Jefe, que se forró y vive en caserón… Cada uno pintado con el color que quiera... Y los chivatos, pululando… pagando por meritaje.

También de la época, de la realidad que conocimos o de lo que nos contaron nuestros mayores, y desarrollamos con la perspectiva y la posición propia. Gabriel García Márquez literato de Aracateca, en la comarca de la Magdalena, como aquella…), vivió épocas conflictivas, muy personales en su alma, y las fracturas colectivas en Colombia, las fraguó en la realidad mágica de Macondo.

Sin embargo, nada que ver, o sí… con los lobeznos de Wall Street, de aprendices con piel de cordero, donde la violencia física se convierte en palabras y dinero… En cambio, los hijos de los millonarios, desde los triunfadores en negocios y apuestas, hasta los deportistas de élite y las estrellas de cine… todos, se fueron encontrado con la fortuna en línea sucesoria. No como el personaje de Leo di Caprio de la película de D. Martin Scorsese, que tuvo que engañar desde 0.

O como asciende, - no conozco su verdadera historia -, el protagonista del filme El Aprendiz, con que opta por la estatuilla dorada de 2025, por interpretación modulada de un camaleónico Sebastian Stan. Producto  polémico en la memoria de protagonistas y sus reflejos actuales, arriba y abajo, en el ala oeste de, prefabricado asunto por el guionista Gabriel Sherman, que parece saber casi todo del partido republicano. Y el director nacido en Irán, para la Canadá plagada de aranceles, Ali Abbasi (The Last of Us), no de aquellos, hoy emigrado y danés. Ideologías aparte, o no...

Esto de hablar de política, - no sé si practicarla y ganarse la vida con ella -, es una especie de droga… Que, a veces, te sienta como pastilla de Neo, para la evasión, jeringa de Separación surrealista, sensitivamente hablando. Y otras no… puede hacerte ver pesadillas, horrores inyectados por el trasero… o directamente, transformarte en un monstruo… De los clásicos, pero sin tornillos en el cuello, colmillos o terroríficas máscaras… ¡Qué susto, joé!

100 Años, una generación tras otra…

Esta realidad, mágica literaria, comenzó hace más de un siglo – 100 años para los poco avezados en numerología -, a través de los reflejos dorados en los ojos de una Hispano-América, de lo negro a lo mestizo. Plagada de trances desde las Leyendas de Guatemala y Las Lanzas Coloradas, a las extrañas expresiones de Ecué-yamba-O!, que cambiarían la escritura de Alejo Carpentier, M.A. Asturias, bajo La Lluvia de Arturo Uslar Pietri, a las torrenteras de aluvión, que sufrieron allá por la Ciénaga, en las afueras de la ciudad creada por Don Gabo.

Todo empezó a reposar en los cimientos de aquella Aracateca natal, con los cultivos de tabaco, cacao o plátanos – quizá bananas, tal vez, sexualizados -, que llevaron el tren amarillo a sus hogares construidos en materiales autóctonos, a las reprimendas por los actos revolucionarios de sus trabajadores, y que llegarían inevitablemente… como las lágrimas en la lluvia o la sangre fraterna de la Guerra Civil. En España y USA, también las conocen, desgraciadamente… más de lo necesario…

Dicen que el tiempo posee un envoltorio cíclico, yo creo que no… que se mueve linealmente, pero tiene puntos de encuentro, picos que se convierten en una especie de agujeros de gusano… Que traspasan el espacio y dicho tiempo, dándose la mano, el puño… o los fluidos.

Si el tiempo volviera hacia atrás, y la memoria histórica… sería una peligrosa regresión… Y eso, los seres humanos no se lo podrían permitir, o tal vez sí, quién sabe… Al fin y al cabo, no Gabo, sino los aprendices/zas, a escritores o directores, como los hijos, se guían a través de los caminos, que les muestran sus maestros.

Así siguieron las vías, del surrealismo consciente o la magia realista, Los Sangurimas de José de la Cuadra por la costa ecuatoriana, María Luisa Bombaí entre la cordillera irreal chilena, Juan Rulfo desde México con su Pedro Páramo (algún día tendremos que platicar de él); o en el Aura personal de Carlos Fuerte, como agua para chocolate para Laura Esquivel, en remojo, o en las casas espirituosas de Isabel Allende, hasta los versos satánicos perseguidos, casi vaciados, y en el oriental viaje de Murakami, a los tambores de Guerra de Gunter Grass, sensaciones del ser para Milan Kundera, en guerra interna, consigo mismo y el otro. A la vista del perdido, alienado, y pensamiento platónico de José Saramago, y surcar el río de la vida, de una a otra frontera con España que es El Jarama, de Rafael Fdez. Ferlosio. Que no era el de Macondo, pero como si lo fuese…

Aunque, en muchas ocasiones y en Gabo más, se trata, de una línea recta, no de indirectas sino con meandros salpicados de sangre y esperma, que nos abandona y conduce a la violencia, amargura, pasión desaforada… y esa soledad... que impregna a individuos y familias… qué es de lo que se trata verdaderamente… Aún con toque de cinismo real, mesiánico y ácido, aderezado con humor salvaje.

Los Hijos de la Guerra…

Cada quién pensó en cómo eran esos personajes, en su mente… Los Buendía, uno tras otro, siendo reconocidos públicos o bastardos impúdicos, se traspasaron en letras inconmensurables, las obsesiones, los deseos… y las sensaciones de soledad y fricción. Incluso, las batallas polvorientas, que de una u otra forma, estaban predestinados a enfrentar, resistir, convulsionar… de una contienda o de una hamaca.

Aquellas que son metáforas de la realidad de los países defectuosos, no perfectos  – en este sueño de Colombia, una más -, socialmente, divididos en dos, con las piernas en un fango secular, mientras se golpean con ráfagas de fuego tipo western fronterizo, esas tiendas y casas bajas, esos  puñales… o garrotazos, que es muy hispánico y extremo. Y esto nada tiene que ver con la colonización, he dicho… sino con las herencias patrias e ideológicas, de cada cual. Y de aquellas familias, engendradas, o de engendros por venir...

Aureliano quizás fuera su padre, pero también podría tratarse de su hijo… ¿o no…? O del padre de un coronel que se opuso al casamiento de su hija – diferente a la posición de la madre del otro…-, por unirse a un facha que diríamos por ende… además de mujeriego, macho o machista, y experto en enviar mensajes a distancia… Como el semen.

Como los mensajes de amor, antes de la guerra, que tuvo que mandar a su amada a kilómetros, en la gran ciudad hasta que la familia permitiera el enlace, aburridos seguramente por la insistencia y el quebranto de la niña, en aquella costa del turístico Caribe en Santa Marta… Curiosamente, la tierra del agua, donde se ahogaría el rastro de Simón Bolívar… el que se enamoró de Madrid, de orígenes españoles, casado con una grande de esa España odiosa, de la familia de los duques de Toro. Fallecida de fiebre amarilla, como esos tantos males de Macondo, al que le llevó a vomitar la bilis… propia, aderezada de los consiguientes historiadores de la leyenda negra de España. Qué son muchos y variados.

Y así, llegamos a los herederos, que son pocos y cobardes… Pero, los dejo en la política belicista… Sino al del hijo de Gabo, director de cine, social y feminista, que deja de lado, las ocurrencias de su padre. Pues, los años no pasan en balde, y en México van de otra cosa… de pies a cabeza.

La Herencia… no mágica.

Lo que estamos viviendo en la actualidad es una constante fake news, como dicen los sajones y demás acólitos… con la idea de intentar prolongar sus propios deseos de colonialismo imperioso. Hartos de afanar, con flemático silencio, escupitajos finos y realeza de puñales traseros, a la altura del dorsal... a cañonazos desde, antes de Trafalgar... por Babor! O estribor, depende de la tormenta...

Y el coronel, se convirtió en General, como aquel otro, medio hombre… y enfermó para siempre, con la sangre dolorosa de la crueldad en sus ojos guerreros. Sin embargo, muerto Gabo, se acabó la magia… Y en el nombre del hijo, no aprendiz de Mago, ni que recibiera la influencia de aquel otro coronel de la infancia del escritor, conocido como Nicolás Márquez, - que mató en duelo a Medardo Pacheco, como en Macondo pero sin lanza -, y no llevarle a 3 hijos oficiales y otro 9 de mujeres diferentes; se embarcó negándole la mayor al padre, en esto del guión y dirección de cine.

El cine… que es a la vez, esa especia de truco… que sale de la realidad de unas máquinas magicas, y oscuras, y unas mentes, con grises, unidas en un río de Macondo, de colores. Y que se transformó en una industria, fosforita, de neones, a veces decadente, a bananas, por aquí y por acullá… y de dónde proceden algunos lodos. Riadas, delitos y fuegos internos… Y así, los hijos de Norteamérica, fatuos o no, de todos los sitios del mundo, empezaron a convertirse en pieles rojas, socialistas o más, incluso hasta musulmanes que plantan su bandera… y el hijo mexicano de Gabo, pasó de obra y su premio Nobel, y concluyó a su discurso, con un definitivo:

“… la interpretación de nuestra realidad, con esquemas ajenos, sólo contribuye a  hacernos más desconocidos cada vez, menos libres, y cada generación, más solitarios”. Así, declinó su Cónclave particular, de momento... Ya que nadie sabe, como acaba historia, o sí… premonición ursulínica.

Comentó: “No, no está en mis planes, porque no funcionaría recrear su Macondo… ¿Por qué…? Por dos motivos, uno sería la película en sí misma, algo secundaria, y segundo, Gabo y yo tenemos diferentes obsesiones, y por tanto, no nos atraen los mismos temas…”. Y no se creyó el lema de los Buendía, lo predestinado… y se conformó en showrunner del Jefe, como si cualquier cosa... ¡No, de su otro lado conyugal y politicastro en DF, no voy a hablar…! Y en esas estamos…

… en esa soledad mecánica; con voluptuosidad; carnal; patriarcal pero matriarcal; entre cometierras, limpiabajos, tragasables, adivinadoras y puteros; la maestría de lo surreal; sale a flote en metáforas, elipsis, hipérboles; hasta el fondo de río y venas, tintadas; de troncos y raíces, inventos, costumbres; realmente vívidos; como loco apasionado; cuerdo ecléctico; cambiante patrio; gitano sin rumbo; jefe de las letras; del español perseguido; mágico hidalgo; reportero Universal; esqueleto en Ciudad de los Muertos; al embrión clásico; la resurrección en serie... y del  cuentista letrado. Al recuerdo de abuelo, premiado, casado con la hija del boticario… sin mancha. Quijote… de los tiempos. Era, y será...

Cuando la televisión colombiana, de producción Dynamo (se une con México, Nueva York y Madrid, la mezcla… blanca…), en cíclico motor de imágenes brillantes, llevadas a Netflix con gratitud al autor, y surge la excelente dirección de Laura Mora y Alex García, aunque de unos segundos López… que realizando un trabajo esdrújulo, da calidad sorprendente a priori para muchos, mí, disfrutamos una producción de quitarse el sombrero… No de paja, sino de fieltro de máxima calidad. Menudo regalo de serie… a ráfagas políticas, y pólvora… que dejarían desnudo frente al pelotón a más de uno… firmado, Cine, de este mundo de Macondo, para el otro.

… 100, menos tres…

Absolutamente, fuimos perdiendo a sus personajes en soledad, a los maestros, o padres cuestionados en el pensamiento, de los que se guiaron los aprendices, y sobre aquel Río Manzanares… Ciudad Perdida de la arqueología del pueblo Tayrona, se acabó el Amor en los Tiempos cíclicos del Cólera.

Papalelo, como llamaba al Coronel que mató a uno, se encontró en la ficción, pues era narrador de historias y lingüista en la sombra familiar, además de colocarle sobre la pista “del milagro del hielo”. Le decía al joven Gabriel: “Tú no sabes lo que pesa un muerto…”. De ahí, el surrealismo en sus expresiones metafóricas…

Sobrevivió, sin embargo, el recuerdo de su abuela ciega, no Úrsula aunque lo fuera… gallega imaginativa, con supersticiones de la tierra y superpoderes en los cielos, macabros, con augurios y signos del más allá. Una inspiración, al igual, que aquel abogado, aparentemente para El Aprendiz, pero con otras pulgas atlánticas

Sin duda, a 97 o menos 3 de 100, tenemos a la ceremonia de los Oscar´s de Hollywood, que se dividen en dos… como la Sustancia, con visiones distintas, y civiles, del mundo. Incluso de la perspectiva histórica, el realismo contemporáneo, y la magia artística...

Y sumado a ese Aprendiz, que tiene su miga… me dispongo a decir que, a pesar de la polémica religiosa que puede inculcar, en estas y aquellas familias… Cónclave es un peliculón, que como el río de Macondo, te lleva en su corriente, te moja como un aluvión, y te deja sorprendido de la factura y el suspense… Las interpretaciones, todas correctas sin estridencias ni miradas extrañas, junto a la dirección del alemán Edward Berger (Sin Novedad en el Frente, The Terror), te controlan la mente cinematográfica, como si del mismo Alfred Hitchcock se tratara. Excelente, sinfonía, sin clásico academicismo, sin embargo.

Y en último aliento, trotando a lomos de un caballo salvaje, como el humo blanco de una guerra entre rojos, cardenalicios, y azules, globos de Separación, social y política… no, no hablaré de Emilia Pérez, porque no acudí a su llamada mejicana, ni publicitaria, ni manipuladora... Ni de los posibles premios técnicos, que se disputarán entre la Dune y el Nosferatu de Robert Edggers, del que aprendió de Murnau y Stoker en viajes por Cárpatos… Mientras otros siguen los pasos del padre de todo el cine actual y social, Nicolas Hoult, del lado no cerrado del caso polémico de Clint Eastwood, irrealmente reconocible, Jurado Nº 2…

Lily-Rose Depp, la otra rosa oculta de Johnny the Cry, con su ex Vanessa Paradis, y Bill Skarsgard, el Conde Orlok, frente al conde mágico de algunos últimos Macondos del cine… The Florida Project (2917), At Eternity´s Gate (2018), The Lighthouse y Togo (2019), Siberia (2020), Nightmare Alley (2021), The Nortman (2022), Poor Things (2023), o Kinds of Kidness (2024). Willem Dafoe, estuvo con John Waters en aquel Lágrima roquero de Depp… premonitorio encuentro familiar…

 … y lo bordó en La Sombra del Vampiro, como Max Schreck, actor de la línea literaria, cíclica, del colmillo de Bram Stoker, que se completa ahora, con sangre nueva… Qué se le puede pedir más a Don Willem… Un Oscar próximo… Toc, toc… ¡Déjame entraar… en tu vida!

Se dice que… Gabo perdió la visión de un ojo, el izquierdo… por mirar directamente a un eclipse… ¿o fue a la Luna, de amor y sangre…? Diluvio de flores amarillas, - de monstruos y Gabtos con Flow, ya hablaré otra noche -, o cómo hablar de temas complicados, pasando por encima, surrealmente... y por Macondo, gracias Maestro.

Cinemomio: Thank you

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