Todo comienza igual... Alguien indaga sobre la historia, recopila datos y... se lanza a escribir su propia versión de los hechos.
La Historia Universal está compuesta
de estos episodios, más o menos, fidedignos. A no ser que se incluya alguna
opinión, lo cual ya no es un suceso, sino una posibilidad...
No hay duda, Abraham Lincoln fue
Capitán. Aunque no concluyó sus estudios académicos... parecía inteligente,
bajo ese aspecto barbudo y afilado como un águila con los ojos siempre
avizores... Bueno, no siempre.
Aunque lo podía imaginar - lo que
aconteció a continuación -, pienso que creía que nadie iba a ser capaz, si bien
los riesgos para el ejecutor, no eran demasiados según se puede comprobar.
Lo que parece que demuestran sus
allegados entonces, es que el joven Abraham - Abe para los amigos -, no siempre
fue de tendencia republicana, que sufrió algunas importantes depresiones, que
probablemente estuvieron ligadas a ciertos hechos dolorosos en el seno de su
vida privada y que, tenía una habilidad innata para expresarse y la escritura,
porque confeccionó sus propio discursos a lo largo de su -vida-, y las amenazas.
Lo que no cabe duda es que era
incansable, un luchador, y creía en su propio destino, así como el de la nación
que tenía en mente... Fue el decimosexto Presidente y el promulgador de la
Proclamación de Emancipación en 1863, justo en el tercer año de cruenta guerra
civil, en la que se perseguía que ´todos las personas detenidas como esclavos
en los estados rebeldes, deberán ser y serán en adelante, libres`. Poco
después, el General de la Confederación, Robert E. Lee rindió sus tropas en la localización de
Apponattox (Virginia) en abril de 1865, ante el General de los estados
unionistas, Ulisses S. Grant. Y fue el comienzo, del final... hasta ahora.
Aquellos hombres que él dirigía, estaban
de acurdo con la abolición de la esclavitud, del Norte al Sur en rebeldía. Sin
embargo, Lincoln, no sólo tenía necesidad de cultivar la moral ética de sus
ciudadanos y establecer la igualdad social entre ellos, también creía que el hombre
con inquietudes, era capaz de las mayores invenciones de la humanidad. Así lo
narró, no sin cierta sorna: "En los países habitados desde la antigüedad,
el polvo del tiempo parece haberse asentado y asfixiado el intelecto y la
energía del ser humano... Es por ello que he mencionado, el Descubrimiento de
América como acontecimiento que favoreció y facilitó enormemente, las
invenciones y descubrimientos de utilidad", así lo dijo y así lo creo yo,
pese a quién pese... Existe una placa a su nombre en Departamento de Estado de
Comercio en Washington D.C., sobre las patentes de esos inventos, que dice
"El Sistema de Patentes añadió el combustible necesario de interés, para
el fuego del Genio". Abe ideó una forma de boyar y elevar botes que
quedaran encallados en bancos de arena o presa de obstáculos en ríos, cosa que
sufriría en alguno de sus viajes, pero no lo llevó a término. Así, son las
cosas de los genios... que, a veces, se enfrían...
Todo esto no parece tener importancia
en el libro de James Swanson, sobre el que se basa la creadora y guionista
Monica Beletsky (que escribió retazos de The Leftovers, I am the Night y FargoIII) para desarrollar en imágenes realistas, The 12 Day Chase for Lincoln´s Killer.
Un retrato de la época con grandes conocimientos técnicos y gestionado por 4
patas, 3 Arts Entertainment, Apple Studios, Lions Gate Films y Walden Media,
que concuerda con la realidad de aquellos tiempos de manera fidedigna y
emocionante.
Lincoln está en segundo plano interpretado
con rigor por Hamish Linklater (en The Stand y algún episodio de aquel Fargo
III, lógicamente en flashbacks, ya que el camino comienza con su final en el
palco del Teatro Ford, y comienza la investigación del asesino John Wilkes
Booth, actor verídico sobre las tablas que entonara el "Sic semper tyrannis"
que se convertiría en un "inútil, inútil" en postreras palabras de su
propia boca. Además de la búsqueda de otros probables autores, con la
persecución incansable de un fiel, asesor y amigo, Secretario de la Guerra
conocido como Edwin Stanton, arraigado en el rostro tranquilo de Tobias Menzies
(Juego de Tronos, The Crown, The Terror) siguiendo las propias palabras de,
casi un hermano entonces... "Hacer de cada derrota, una fortaleza... y de
cada obstáculo, un reto a vencer".
Qué quiso decir el asesino con aquellas agonizantes sentencias de inutilidad... no se sabe... pero no estamos aquí, para conjeturar... Estamos para abrir la mente y no, precisamente, a través de las balas. Puede que alguna Manhunt no sea satisfactoria.
Una vida... pocas imágenes.
Estamos en el último tercio del siglo XIX, y retratados en los desunidos estados de América aún ahondamos, cuando las imágenes que se podían encontrar eran tratadas con nitratos y pólvora. De aquí, y de los textos de una época esencial en la historia de los EEUU, se hacen cargo tres directores que han demostrado en otras ocasiones, su buen hacer, como Eva Sorhaug, John Dahl y Carl Franklin... demostrando que la política, no siempre es aburrida. En la ficción, claro.
El director negro que trabajara junto
al mítico Roger Corman, Mr. Franklin
sobre uno de sus principales éxitos antes del Diablo Vestido de Azul -
donde el tono de la película está en los oscuros azulados de la muerte -, diría
"no he querido retratar lo bien que se puede matar a alguien... sino que
el público sienta la pérdida emocional de la vida, donde la verdadera violencia
es la pérdida, la violación de la humanidad.
Nos han quitado a alguien con sueños,
esperanzas, el mismo conjunto de emociones que tendríamos nosotros...". Y
aquí estamos, ante el dolor, ante la pérdida, un retrato, para bien o para el
mal, de todos nosotros...
Pues claro, hubo un derramamiento de
sangre, que ya llevaba varios años atrás, relamiéndose, pero que llego a su
punto culmen en esa noche fatídica, con el atraco y apuñalamiento en su
domicilio privado del secretario de Estado, William Seward y ese magnicidio que
cambiaría el orden imperativo de los hechos... hasta el fin y encerrarse
consigo mismo, en un despacho enclaustrado para llevar a cabo, una idea. O
mejor dicho, La Promesa sobre una Idea...
Lógicamente los Derechos Civiles de
los Ciudadanos libres, todos, deberían de cambiar, sí o sí, el derecho a una
posesión privada (que tantos otros nos quieren negar, adquirida con el sudor de
nuestra frente) y un futuro, con una sociedad sana y libre de elementos
peligrosos... Sí, además de los votos, que eso ya se da por sentado... y no sé
yo...
Todo se conseguiría con dolor y
sacrificios, como casi siempre pasa en estos asuntos de estado. Por encima de
la corrupción y los métodos mafiosos, que por otro lado, también están en el
lado dirigente... - escondidos en las entrañas como quistes purulentos -, y que
ocultan los datos y las pruebas reales, para que nunca se conozca la verdad de
los acontecimientos históricos. Así, no sabremos en ningún momento quién mató a
quién, quién financió este episodio de USA o el otro, - se comentó del
referente como presidente de los Estados Confederados, pero no hay certezas.
Estamos en brazos, de la presunción,
estamos entre las garras de la conspiración. Sentados, con un gesto
inmortalizado en blanco mármol - por fuera -, en el National Mall de
Washington, en la memoria de aquel defenestrado del hálito, para convertirse en
una especie de mito, dios mitológico, en las entradas de un dórico templo
heleno, aquí en la capital de la protesta y el discurso... Donde un King, pronunciara
las palabras "Yo tengo un Sueño...", y luego se echó para siempre.
Nunca las hubo, las evidencias totales, no sé ven ni se sienten... nunca las habrá. Y lo sabes... amigo... o no. ¡Nunca se sabe!
Lo que ronda por las cabezas...
Como tampoco sabemos otros intentos
de asesinato de presidentes o personalidades importantes, tantas que ya
prescribe la cuenta... ni el tiro fantástico sobregirado sobre la cabeza de
J.F.K, que parecía de ciencia ficción - aunque Oliver Stone trató de hacernos
ver, retorciendo la vista, hacia ninguna parte concreta -, solo hacia el
costado del hombre sentado a la cabeza. Porque la otra, la primera, se
perdió... no, a las orillas de la isla de Cuba, precisamente...
Ni tampoco con el disparo errado, se desconoce en qué
sentido y terrorista poder, sobre otros republicanos de la historia... hasta lo
visto, sobre una oreja sangrante. Unos lloran y otros sonríen, por gusto o
desencanto... la gracia, el acierto el tiro... y siempre es igual.
Aquí hago un inciso, sobre los deseos
de guerra... civil, por parte de partes interesadas, buscando la destrucción
del todo, como una avanzadilla de los ajustes del tiempo pasado. Allí o en la
tierra del toro, montados a horcajadas sobres sus lomos...
Pues bien, la ficción me ha
decepcionado. Y eso que se trataba de uno de los creadores de la cinematografía
actual, que más me habían impactado en el pretérito cercano, abarcando el
terror de la persistencia en la inteligencia artificial de una Ex Machina, la
Aniquilación que llega desde la conciencia exterior con horror metafísico, o la
monstruosidad de una bandada de Men, que se precipita desde la maternidad en la
sociedad británica... Pero, Alex Garland - con alguna escena preciosista y
musical, eso sí -, me ha decepcionado con una estructura indeseable, sin cargas
profundas... Porque la batalla discurre entre una ideología imprecisa, entre
hombres blancos, claro, no hay otros... y la incontenible levedad de unos
referentes periodísticos, que son un ejemplo de la superficialidad o la
inconsistencia que vemos en las noticias. Hasta seguir, de una manera
irreproducibles, siendo conducidos a una instantánea, rodeados de balas, que
parece una burla a los que luchan, a los que se esfuerzan por conseguir una
foto bélica, a los que deberían dirigir una nación.
Y la joven, es otra risión, cuando se planta ante la experiencia, disfrazada al parecer - no a su gusto según aparenta- con vestimentas de clase, de género femenino. Pues ella, lo inexperta, va a conseguir triunfar sin esfuerzo, como si fuera una enchufada, que no ha tenido ni un segundo de utilidad, sólo estar ahí... tal que una representación estúpida de los selfies o las redes sociales. Vamos, la que se ríe de una carrera, perfectamente equipada, siendo tan solo, un maniquí.
Ya, da igual quien pierda la vida, y
quién gane la guerra... Todo el filme es una pérdida. Una pérdida del
guionista, más que del cineasta... Bueno, a medias también.
Todas las escenas estaban
premeditadas, sin sentido de la realidad. Todo lo contrario a lo que atendieron
los especialistas de la salud, y lo comentan si están capacitados aún, sobre el
cadáver movido, escurrido, trasladado y alterado de John Fitzgerald Kennedy,
sobre la mesa de operaciones retratada en la verdad científica del documental,
J.F.K.: Lo que vieron los Médicos... Y lo que sintieron, entre todos... El
resto es historia de lo inconcluso, de lo investigado en comisión… de lo
tapado.
Por último, en este apartado de la
violencia grandilocuente... voy a recomendar una visita al pretérito, en un
momento en que se hacían bien las cosas. Porque el notable director Alan J.
Pakula - y productor de Matar a un Ruiseñor, qué más comentar...-, cogió una
historia (no, no la de Todos los Hombres del Presidente, que es otro
referente), de un conspiración oculta, la vistió con la imagen idolatrada como
sex-symbol de un Warren Beatty, al que un día habría que hacerle justa justicia
fílmica como es debido, en fin... aunque sea bebedor de leche, tenía su corazoncito peleón, y hay que adentrarse en The Parallax View (mejor que
el Último Testigo), para observar lo bien que se puede filmar un magnicidio en vaqueros de campana.
Sea en la Aguja Espacial de Seattle, o en un tablero vacío de mesas, con los
colores de la bandera de las Barras y Estrellas.
Impresionante el reflejo de la
violencia, en secretismo cogido de aquella Naranja Mecánica en la sombra
institucional, y que además el profesor de la Universidad de Yale, Mr. Pakula,
nos presenta como jefe de periodistas cabales, al gran Hume Cronyn, el que se
estrenara con Hitchcock en La Sombra de una Duda y Lifeboat (qué ganas me dan
de visionarla de nuevo), fue premiado Polonio en el Hamlet junto a Richard
Burton, casó con Jessica Tandy, en pareja idónea de la imaginación, que nos
hizo disfrutar con Cocoon y Nuestros Maravillosos Aliados. Ya lo he dicho,
historia del cine, a la que sumamos a los guionistas Lorenzo Semple Jr. (que
trabajara en la televisiva Batman) y Robert Towne, el de Chinatown, Shampoo y
la primera Misión Imposible de Brian de Palma. Casi nada, película muy
recomendable e... inspiradora.
Por cierto y, aunque me salga
bastante de las tinieblas que habito y escribo... esta pareja idílica y
simpática de Jessica y Hume, me ha recordado a la del documental, bellísimo,
bucólico e intimista, nombrado por su autora la directora noruega Margreth
Olin, y su dúo nostálgico y romántico, de productores de renombre, Liv Ullman y Wim
Wenders. Oyes, son los Songs of Earth... Si no lo has visto, no sabrás nunca lo
que es la pertenencia, el amor a la Naturaleza sin pedir nada a cambio... y
plantar un Buen Pino.
Esto es lo que tienen las cabezas, cinematográficas - o las otras -, que unas veces aciertan, pero en ocasiones, se pierden en despropósitos grandilocuentes o guerras infaustas...
Del trabajo forzado... a la horca.
La investigación clásica, cuando no
existía la tecnología ni los medios científicos actuales, ha ido plantando
grandes enigmas de nuestras civilizaciones. Y con el tema de los presidentes
arrancados a la patria, los USA han coleccionado maniobras orquestales en la
obscuridad, por todos los sitios y otras entidades mafiosas... Es decir, sólo
sé que no sé nada.
Por supuesto, es la guerra
silenciosa. Donde la información es un incógnito tesoro, y reina la omertá que
ocultaría cualquier posibilidad de explicación, de camino a seguir... la cruz
en el mapa. No, no tiene nada que ver con la fe, aunque podría tener que ver,
según los que relanzan el enfrentamiento y el odio.
Pues ya no existen las ideologías,
son mentira... Únicamente existe el mantenimiento de la posición y del poder,
ante el dolor, el sudor en el trabajo y la sangre de los demás. Son los que
secuestran el futuro de los ciudadanos, entregados a una causa impertinente que
los enfrentó en el pretérito de los tiempos. Donde quedarán los archivos
encerrados, o borrados, de la memoria.
Según los intereses colectivos de
cada lobby, teledirigido, para mantener el poder, para seguir cobrando,
lamiéndose las heridas, convirtiendo la realidad, en un eufemismo manipulador.
Las potencias observan, callan o
actúan, dependiendo de la resistencia y del miedo, esperando responder, más o
menos... con las mismas armas. Y esto es, un tic tac, preocupante.
La Inteligencia secreta es un ente
abstracto, que depende de los ocupantes en la cima y de los observadores
invitados o metidos con calzador... que pueden causar más dolor, más terror.
Al final es una auténtica pena que,
las luchas sean sangrientas entre vecinos... o entre hermanos.
Es la verdadera batalla que tenemos
sobre nuestras cabezas, una especie de maldición, reflejada como el
enfrentamiento pictórico de Goya a pedradas mortales, y que algunos se encargan
en alimentar bien, en regocijarse en que, a cuanto peor, mejor.
Por tanto, a lo único a lo que
podemos aferrarnos, los que nos hallamos en el medio, es la ley. La horca que
ha sido desbancada, desprotegiéndonos y sacando a los auténticos animales a
nuestras calles, envenenándolo todo... Sí, puede ser un poco anticristiano,
pero no necesitamos alimañas que se sigan nutriendo en las tinieblas de
nuestras mentes con sacrificios inhumanos y salvajes... Sino, entonces, nos
quedaría la máxima pena, la de la cadena perpetua con todos los instrumentos
para que no sea una residencia mantenida, sino trabajada hasta el final. Hasta
que el cuerpo no tenga energía ya, como el de aquellos que quedaron fríos, sin
historia, sin recuerdos, sin sesos... sin sueños.
Ese peso de la historia, de lo
correcto... es lo que sientes cuando te vas acercando a la entrada marmórea de
Lincoln, Abe, como un Cesar, pero no injusto, sino cabal. Y eso que fue un
hombre, sin grandes estudios... pero, tenía un camino que recorrer, si le
dejaban. Una misión casi imposible.
Así que, cuando te acercas, si lo has
hecho como yo, sientes esa gran sensación de la justicia, de los padres
fundadores de una constitución de todos, de un tesoro enterrado como una
cápsula del tiempo, de un gesto inamovible ya... a pesar de las guerras frías y
las mirillas entrometidas... que buscan la desestabilidad, que asustan con
amenazas apocalípticas. Qué encuentran las lágrimas.
Y todo, comienza como la sombra de
una bomba o una bala directamente dirigida a nuestra nuca, que avanza con un
silbido silencioso, para alojarse en el fin del pensamiento. Lo que acaba con
las expectativas de todos, por los intereses de algunos, pocos o muchos... un
puñado. El futuro en un puño, que se levanta y vuelve a pedir lucha... así,
indefinidamente. Es lo que hay...
Esta se3rie de existencia
convaleciente, tiene la resistencia agarrada al pecho, como un mal pulmonar o
aferrada a un enigma como un cálculo, in des ci fra ble... por ende, aunque
falten las teorías y Benedict Cumberbatch - un experto en descifrar
conspiraciones y violencia gubernamental a pesar de las presiones -, tenemos a
un guerrero en pie, interpretado por un gran Tobias Menzies, como la
reencarnación de la memoria de un amigo, Abraham Lincoln.
Un amigo perseverante, juicioso y...
cabal en la posible unión de todos. Pero... es lo que hay. O tal vez, no... ya
que la historia nos sigue contando... La vida es un Juego de Imitación... en el
tiempo.
Con un mensajero, un Topo, un teatro
Ford o un caballo de guerra al estilo de Troya, entre ejércitos de hermanos
enfrentados, sangre derramada desde 1919 o antes, carne picada o mensaje
oculto, una bala... y una caza. La historia siempre se repite, digo.
Me quedaría por comentar, el
Maestro... pero como no hay tiros, la homosexualidad resuena con otra
sintonía...