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domingo, 21 de septiembre de 2025

Aliens Earth. Season I

 


Una invasión… eso es a lo que estamos abocados.

Me he acostumbrado en los últimos tiempos, a tratar con todo tipo de especies, esencialmente a los insectos, y… no puedo clasificar el submundo que vive alrededor de nosotros… ¡mimético!

Los humanos, que se creen tan superiores en casi todo. Sólo cabe decir, que los depredadores acechan… y están bastante hambrientos.  Pues allí, en las penumbras… existen reglas diferentes, siendo parecidas a las nuestras, las más radicales… En algunas condiciones, he visto carcasas esqueléticas, de restos de arañas, siendo devoradas por otras peludas gigantescas. Como en La Plaga o Sting… o tras ciertas profundidades abisales, de la mente. Incluso del océano, que tanto se parece al vacío...

Y sin embargo bajo la presión, existen algunas privilegiadas, sosegadas, casi místicas… tras el paso de los años y sonidos especiales, pues no se oirían en ese condenado espacio silencioso, sibilino y silbante, y además  suenan a música… celestial. Si nos lo permite… el pacífico, John Williams, el joven, le sobrevino el jazz de su padre y los musicales visuales, como en otro sentido lo fuera para Vangelis.

Así batiría sus manos en batuta para tv y su cabeza, sincronizada a los  latidos de su corazón, en una frecuencia con la del animal, originario, que nos visitaría en series de 8 compases o más… como bestia primigenia. Un depredador como dijimos, de altos vuelos y bajos instintos. Cercando el pensamiento crítico de una especie que se cree insuperable… y que siendo pardillo, al comienzo de aquellos ochenta, aún incrédulo ante los comienzos de la ciencia ficción de serie B, se quedaría boquiabierto, con la visualización del escualo xenomórfico, del especial artista H.R. Giger, y los encuentros fisiológicos en la nave Nostromo con varios genios, conducida en reclusión anárquica, por Mr. Ridley Scott y sus resortes. Casi como nutrir a los lobos

Sin embargo, el compositor casi centenario, se serviría de la tranquilidad líquida de la noche lunática, para enfrentarse al monstruo de Steven Spielberg y la novela Jaws. Al que, en cierta medida, le debe una parte del espectacular éxito. Bajo las aguas catárticas, calmas como una aleta aerodinámica, una b.s.o. fue surcando el terror, transformado en años a una aventura de futuro, titulada Tiburón. Con ese impactante comienzo sonoro y visual, tan profundo como el eco de una tuba en pocos compases rítmicos que se cuentan en el documental homónimo, marcamos nuestros propios ritmos cardiacos… o respingos de la respiración ante ojos fríos nocturnos. Parecidos a los aliens…

Y nos embarcaremos alrededor de ellos y unos personajes míticos, junto a incidencias mecánicas y problemas de otras índoles, que coincidirían en algo especial. Una odisea antropológicamente, psicológica… Que hoy, celebra un aniversario dorado en cines del mundo. Eso sí que es extraño y fantástico, que dure tanto algo tan moderno…

Y como otros depredadores que venían del gélido infinito, en busca del calor y la sangre, nos metimos en faena, en serio. Y aunque no se oyeran tal cual, allí esos otros si atraían más notas de terror, ya mezcladas con elementos artísticos, pesadillescos y sexuales, menos mecánicos y logarítmicos, pero igualmente animalescos, como un unicornio imaginario, o el sigilo de un gato observador… voyeur al estilo inglés.

 Entonces, entre cazadores y científicos, bajo agrupaciones con seudónimos norteamericanos, norte-nostrómicos, prometeus… los aficionados scifi se sintieron dioses, ateridos, impactados vitalmente, como si fuéramos tripulantes dentro de la Odisea, con sus sirenas. Replicantes… como boyas sonoras... sincronizadas al trío, compuesto por  Richard Dreyfus y sus partículas subatómicas, en contraposición al indómito, inolvidable, Robert Show (hoy que despedimos en pareja a Robert Redford, en su reunión con Newman y él mismo… menudo golpazo), y en el tercer mástil, un Roy Scheider, en el cosmos solitario, que se enfrenta a un fantasma sideral, abisal... desde sus diferentes  personalidades… ¡Ay Dio, cuántos recuerdos! Gracias Robert y demás…

Documentos… más allá…

La mirada vacía, exangüe, como la blanca muerte… o el animal peligroso con asesino voyeur tras el objetivo… ¿sabes? Alma oscura como la piel de un xenomorfo, en un rápido crecimiento de obsesivas cualidades... y rasgos predatorios…  Esto si fuera una película italiana ochentera, se llamaría Voracidad… o tendría vampiros magnéticos en el espacio…

Mas no, es solamente descuartizamiento, y restos biológicos de diferentes invasores. Aspiraciones entrecortadas, para comprobar la manipulación corporativa, como la imaginaba Ridley en Blade Runner,  como ahora… se asemeja a la monetización cuasi veraniega que tiene que ver con la praxis del cálculo… Y no una urbanización vacacional, sino una invasión en toda regla, para devorarse unos a otros. Acá, ya solo sobreviven las estimaciones grupales, y no las reverberaciones sin paga extra. Al final nos veremos como puñeteros autómatas, manipulados y explotados, en misiones suicidas... ¡Hey, Roy!

Y mientras, los compases de los insectos seguían ahí, buscando humedad, o el sudor… y tu esencia, ya sin el tum-tum, de Mr. Williams, cambiándose al puro metal y el rock&roll, en sus tramos finales. Cuando de pronto, nos transformamos… en ellos.  Ya te lo dijo, Kafka… o aviso, o algo. En ciudades… colmenas. Entre Wendys, índigos y reinas, zángano…

Así en tanto, la agitada exacerbación mundana, peligrosa como una toma de tierra no calculada, nos metimos en la nave, equivocada y no  documentada, sin apenas espacio vital, cubierta de víscera falsas y salpicones de mariscos… mas, plena de gritos ahogados o zambullidas siderales del recuerdo. Y el hombre de la batuta tranquila, como Mr. John Wayne en aquel filme, crea uno de los temas más famosos del cine, en conexión a la Psicosis de su admirado Bernard Herrmann,  posiblemente. Hacia posteriores espacios, con Encuentros en la Tercera Fase, Star Wars, Supermán e historia aventurera de Indiana Jones con su Arca Perdida. Y la vida pacífica de John, cambió… como la nuestra y el cine tan amado… chascando dedos juntos…

Al sueño enfebrecido de Mr. Spielberg, acordándose de su, no admirable Bruce, ahora tan simbólico… que significa una amistad duradera. Nos retrotrae a toda una vida de éxitos, y penas, sin apenas buscarlas, solamente por amor a la música y el Séptimo, con teclado o con vientos, y un gato... no blanco, sino pardo. Magníficas vidas atmosféricas… de sonidos y de encuentros espaciales. Calmos, monumentales, fálicos, casi asépticos, salvo por las heridas… aventureras prometeicas… aéreas o subacuáticas, arcaicas como los monstruos de las leyendas griegas… y depende del Depredador, así fuiste creciendo… con el que te des de bruces y su naturaleza… hasta grabar la realidad, con un violín en el tejado. Corporativo… dubi dubi, dubi dú. Y en aquel sitio salvaje, junto a la cámara, donde si podías oír sus gritos… Joer, otra vez tú, conio, Bruce de los coj… arquetipo de fracaso e imaginación.

No, no aquellos… sino nosotros mortificados con sus mandíbulas en la fila cercana a la pantalla, que parecían de verdad, coj… como reflejos de un conductor asesino en un camión, sonriente… O ahora, recordando un documental extraordinario sobre Valerie Taylor, entre patines y aletas, para rodar al Gran Blanco en su estado natural… Qué nada tenía que ver, con el carácter vengativo o criminal, de otra, más odiosa...

Su oficio marchito, fue espectacular, amante, directora, adorada en documental coralino… entre dientes y lentes especiales. Muy loable… su pensamiento, su tenacidad… su fuerza. Y quién lo iba a decir… ¡Mira, un salto de varios millones de años luz! Y en las verdaderas playas, aunque la pesca no es igual... en South Beach.

Hasta comprobar que vida y muerte, no han mutado tanto, porque los bichos o xenomorfos en cierto sentido se parecen… como insectos se sienten seguros en la obscuridad, si son cazadores… o parásitos. Como hombres... incautos.

Del Nostromo… al insectódromo.

Llevamos tiempo preparándonos, y no sé si estábamos dispuestos para el cambio, porque existen programaciones que actúan como virus y nos dividen… o muy bien, o muy mal, alimentándose… o fagocitándose…

Unos a otros, para exprimir a nuevos organismos, que regurgitan sus nutrientes, masacran sus identidades ocultas, destripan sus familias,  como las de aquellos 8 pasajeros, en un banquete furtivo, que significa lo mejor, en serie. Y al que no estaban invitados… ¡Nadie!

Hoy experimentamos una explosión de especímenes, con guitarras postreras, psicodelia o voces de heavy metal, empezando por un Ozzy devorador… para terminar, como polifemos, de un único ojo… y pensaba que era otro… de tripa en tripa, herida en herida, óculo a óculo… Y otro gato casi cósmico ya… como espía de la memoria colectiva, entre vapores y encaje de seda… oteando…

Estos 50 de las Mandíbulas al Tiburón, disfrutones y pasarán 4 años, vestidos de blanco espacial, al calor de ese Ojo célebre extraído en funambulismo más que gore. Sintético, polifórmico… Algo que tendría más en común con el de aquellos demonios, ´demoñas con ñ`, denominados replicantes por Mr. Scott, también productor de Alien Earth en DisneyPlus, pus a la sombra de Noah Hawley… Fargo, xDio, una más.

En el juego temporal, aún queda poco más a Blade Runner, para el medio centenar, qué mayores nos hacemos… y vimos a naves ardiendo en la puerta abierta de un laboratorio… Que convivimos parasitados con la historia, conexión a otras naves de salvación y rescate, tal que si fuésemos aquellos 3 magos, tripulantes de un navío demasiado pequeño, observados por el Atlántico, ballenero de Melville, que debería ser más Pacífico, en comparación con envites del monstruo de más de 8, metros, de hambre… oxigenado o alcoholizado. La aventura de un barquito chiquitito, que no podía, no podía, ni pensar, lo que se vendría encima… ¿pobre Mr. Quint, verdad Mr. Hooper? ¿O no, Martin Brody… por cierto, no odies el agua…?

Yo no, si bien odio al individuo ese, de Animales Peligrosos… repulsivo como una infección por avispones venenosos y contagiosos... especialmente si eres alérgico a los hijos de… Y en sus puertas ardientes, como arquetas de sarcófagos del desierto, claustrofóbicas, a través de  pasadizos hacia una irrealidad muy cercana, suenan ecos de trampas de hierro y muerte. Enclavadas en el pecho, a su respiración a lo Vader y ese chirrido, eléctrico de langosta, espeluznante… Previsión de un enjambre maldito que regresa, sin Sigourney ya.

En cambio, los ochenta, en el principio de las estructuras y fisonomías, que no eran como para tirar cohetes, se rendía culto al universo cinematográfico y especialista… y a ti, ¡cómo son las cosas temporales! Que giraban en creatividad, alardeando, las luces y sombras, y sobre todo, ruidos que te helaban la sangre.  A la de otros, que no les quedaba ni gota, los técnicos viendo el desastre mecánico, y esos que quedaban salpicados… Ni huesos intactos, ni robots descabezados o partidos en dos… con leche y demás huevadas.. Nos introducen a dos replicantes unidos por coordenada literaria, la de Mr. Scott y su Roy de pelo blanco soñando con ovejas mecánicas, y un aullido alfa, eh Timothy Olyphant, qué te hemos visto… Otro homenaje, que vuelve a andadas… viscerales.

Alienígenas, que no cuentos de álienes…

Del otro lado del viaje, a lo profundo… la inmortalidad. Lo de la hermandad Wendy´s, y un cocodrilo de ojos saltones que, estaría dispuesto a hacerles un okupa en su Neverland entre ceja y ceja. Dios no los cría, y ellos se juntan, al debate moral de los diseños de un Eldon Tyrell, como caso apócrifo de Prometeo Moderno… Y combatiendo o no, a los xenomorfos que quieren conquistar la Tierra, a su manera, se nos va pasando el capítulo de las corporaciones, entre óculos ambulantes, mentes infectadas, insectos viscosos, clonaciones éticas y discurso de richachones, que osarían, no fichar a un Blade Runner.

Demasiadas coincidencias, aunque lo más fácil es lo otro, la conexión del depredador que, aunque se parecen a lobo, o al escualo, no necesita gabardina, ni el sexo. El xeno-tiburón, se la llevó, se la llevó… y algunos episodios, se van de la historia, a otros lugares de los que nunca jamás, se supo… y de ahí, al mostruomo de Ahab… Sin embargo, para todos, el lobo alfa, siempre será Rutger Hauer, aún sin Houston o Peck, ¿o no…?

Y no existirá otro como Sebastián y sus pequeños, inventando sinfonías genéticas… ni las curvas de las replicantes, que nos dejaron con las fauces abiertas, hambrientos como Bogart… y nuestros receptáculos despiertos… y arrodillados, a esos personajes inmortales que tanto hemos admirado, el Humphrey de Harrison Ford (que pudo estar en Alien… Ridley y sus comienzos impactantes, que sigue… la Ripley de Alien con sus compañeros míticos, ya no hermana… 3 mosqueteros del Rey, al agua como Tiburón Bruce… John y Steven, acompasando ritmos cardiacos… y Gato, claro.

Y es que los depredadores son así, cuando pillan a una presa o a algún espectador despistado… ¡Ñam!, y no lo sueltan… hasta el Fin.

Y (me sale poner tantas copulativas…), entonces, algo te deja frío, helado, pues no es lo mismo, no existe tal empatía con esta generación de wokes administrados como calmantes… Si bien compases, suenan a otras épocas, de otros “aliens”, alienígenas como le gusta decir a Lex Luthor, por ej…  aunque se cabree el testigo de los gobernantes del extinto Krypton, también conocido como Supermán, que se convertiría en Hombre de Hierro, y ahora también de plexiglás para perros juguetones... y más, a raíz de su relación sexual con Loise… lametazos de hombre cánido. Rememorando a Mr. Reeves y documental sentimental.

Ella, la nueva de James Gunn, posee un cierto parecido a Margot Kidder, pero sólo en lo físico, no se queda en la retina, como no ocurrirá posiblemente con la Wendy de Alien Earth, bella Sydney Chandler, perdida entre Pistols o pensmiento, y se retroalimentaría de la imagen morena de la divertida y alocada, Amélie, sin amor hasta ahora, o sí. Y en esas estamos, con ellas… regresos de todo tipo a espaldas fornidas del tiempo, heroicas, cuando pasan eras románticas de ayer a atmósferas recargadas del hoy, y efectos CGI y la globalización… que nos ha traído el woke que le parió… en todas las formas determinadas.

Así parece que, todo  héroe y villano, principales, serán jóvenes, preparados o no… y formar equipo dentro del nuevo orden mundial, como una orden dictaminada... O desorden… según se mire. El asunto es, que el Supermán es alienígena, se ponga como se ponga, porque ha nacido al más allá, de aquí… con los calzoncillos por fuera…

Aunque luego se sienta de más acá, y no como otros… que sólo vivirán del cuento, como los Aliens de Earth… un desarrollo de organismos a tutiplén... Mientras que, en otras latitudes y otras músicas, no tan arcaicas como la banda sonora de Mr. Williams en Superman… nos reencontramos con tres elementos, que recopilan la esencia de los cazadores de otro planeta. Y esta sí que es otra historia… animada.

Y aun siendo dibujos, resulta que atraen por igual… por sus increíbles viajes en el tiempo y gráficos… la densidad de encuentros y golpes sangrientos, los escenarios… Cierta mueca a cinéfilos que se encontraron con aquel primer y sorprendente Predator de otro Jonh, Mctiernan, y a través de vísceras y músculos, desgarrados, de aquellos protagonistas en sesión discontinua, guerreros fornidos. Como los del Nostromo cayeron, hasta que sólo sobrevivió, el jefe herramienta laboral… Mr. Arnold. Y si bien podría chirriar en principio, la criogenización, pues resulta que nos lleva a una sorpresa final, divertidamente circense y genial… que ya veremos, sino nos lleva a la próxima de Elle Fannig en las Badlands. Pues, gracias al director de nombre intraducible en diferentes lenguas alienadas, Dan Trachtenberg… disfrutamos su circo romano por tierra, mar y aire… y que se titula Killer of Killers.

Por último, lejos de Orión a las puertas de nuestro propio Tannhauser, no decepcionados con la estética, que es atractiva, más bien con algunos personajes que no llegan a desvanecer el ´wokismo…` y ciertos desórdenes predatorios que recuerdan más a La Cosa de otro mundo, o la Mosca… Nos preparamos para aterrizajes forzosos, que nos alejan de aquellos náufragos del USS Indianápolis… o un reloj en el trasero.

¡Qué buenas historias, dentro del cine! Alien en la Tierra, da una de cal y otra, de sulfúrico… En el futuro, cuando otros nos releven… o convirtamos en trofeos de furtivos cazadores para su estantería espacial… nos acordaremos más, de aquella película remarcable de dibujos animados… creo bien. O no… Y no de entes fantásticos cuantificados, interferencias genéticas de nuevo orden, rivalidades corporativas, para el apocalipsis intelectual… y otras odiseas…

Hasta pronto, viajantes… o estrellados, como aquel protagonista de Hamilton en Distant, de los incalificables Josh Gordon y Will Speck… hablando de espacios, depredadores, cocodrilos, y él, un gato… Y hasta el Eternauta, las nuevas invasiones en sucesión – en las que estoy inmerso, oteando los muros -, o fundaciones que pululan, como krakens o animales peligrosos, submundos brits, Bugonias, submarinos, armas… Capitanes Nemo, Homeros y Elle F… Hasta que no sobreviva nada… sólo ella… como describía para Jacob Tremblay, Mark Hamill o Tom Hiddleston, el director Mike Flanagan (La Maldición de Hill House, qué es una joya a revisar, La Caída de la Casa Usher) en La Vida de Chuck. Junto a Stephen King a las letras, que está medio alucinado con las triquiñuelas de Alien Earth. Pichí, pichí…

Y como hermanos de cuento, siervos de empresarios todopoderosos, amenazados de muerte… o sirviendo como alimentos procesados. Devastados de extremo a extremo, comidos por los ojos… como a aquel policía, interpretado por Charlton Heston, en la notable Soylent Green de Richard Fleischer… que no debéis confundir con el otro admirado Richard, Donner de S, eh.... ¡Al final, alienígenas éramos nosotros, polvo de estrellas!

sábado, 23 de agosto de 2025

The Bondsman.

 


Indetectable, a casi 6 grados de separación… todo espectro, parece inofensivo. Pero sólo unos ojos sagaces son capaces de ver qué se esconde en las sombras… ¿Oh amigos… habéis visto a Mr. Bacon?

¡Han matado a Kevin…! Y eso que se trataba de un espíritu libre, un renegado e independiente. Desde su Filadelfia natal, toda una vida de carreras y duelos en el desierto de Hollywood, cuando él se convirtiera en estrella hace tiempo, de jovencito, ahora se encuentra a esos 6 o más de distancia de aquellos lindes gigantes del espectáculo…

Mas, el que tuvo, retuvo. Y aunque su vista de joven conquistador de hace años, se extinga como el aliento vital, en el futuro seguirá trabajando junto a Kyra Sedwick, en próximo proyecto. Además que, en la historia de aquellos encuentros especiales con el coqueteo, y lo terrorífico, hoy podemos redescubrirle, con tácticas malabares durante aquel vuelo heroico del Apolo XII. Una vuelta a casa heroíca, donde Kevin interpretaba al astronauta Jack Swigert proclamando el manido equívoco de “Houston tenemos un problema…”. Un inciso entre los muertos irreales… Al recordado, recientemente despedido por su órbita histórica, capitán Jim Lovell, que sería interpretado entre planeamientos vitales que no encajaban, por Tom Hanks.

Otro de los salidos, cómicos, de aquella generación de Oro en los ochenta. En este equipo cinematográfico del Odissey, de las sonrisas, coincidieron en dramáticas situaciones con sus huesos a seis grados de la Luna, el añorado Bill Paxton, Gary Sinise, Ed Harris, y por supuesto, Ron Howard. A mandos del cohete en dirección a este edén que padecemos… Movimientos sísmicos, fuegos fatuos y temblores… Y hablando de ellos… Esto es un verdadero infierno, ¡qué calor bro! y sigue subiendo la temperatura. Cuando te encuentras con ella, entre los ojos… ¡booom!

De un lado… Bacon.

Kevin es, de esos actores que prácticamente crecieron como triunfadores, desde aquel día dirigiendo sus pasos a una Animal House… Junto a la generación aventurera de Karen Allen, y la cómica de John Belushi, ahora en boga con la animación documentada de los Blues Brothers, con el homónimo dirigido por el canadiense Robert Valley, miembro destacado por sus dibujos influenciados en Gorillaz, y look actual de Love, Death & Robots, con Hielo, 400 Boys y Zima Blue.

Ganas hay de reencontrarse en esas muertes… Y rememorando aquella mítica banda sonora compuesta por Elmer Bernstein, del que hago rendido homenaje, no ganador de un Oscar hasta dárselo por una película que casi nadie recuerda… Otro caso Kevin Bacon, siempre prometedor y destacado actor, que nunca fue nominado. Pues bien, Elmer había elaborado música para El Hombre de Oro, Los 10 Mandamientos, El hombre de Alcatraz, Hud, La Gran Evasión, Los 4 hijos de Katie Elder, Valor de Ley, Aterriza como Puedas… rememorando a otro de aquellos bailarines, comediantes entre ZAZ, que fue Val Kilmer en Top Secret… sumando b.s.o., Heavy Metal, Un hombre lobo americano en Londres, Entre Pillos anda el Juego, Los Cazafantasmas, Mi pie izquierdo, Los Timadores… y el ritmo moribundo viviente en el Thriller de Michael Jackson.

En fin, pérdidas de los ochenta, por todos los lados, y más allá… que concluiremos, con ese lado más oscuro de Kevin, plagado de sarcasmos, hablando de… que es muy evidente. Pues sus primeros litros de sudor y sangre, se desparramaron en Viernes 13, acosado por la máscara de hockey de Jason, por 12 veces como las uvas, regresó para hacer atragantar de matarile, a más de uno… y una.

Sin embargo, antes continuar por esos lares, Kevin siempre se mudó hacia lugares más cálidos, del Diner de Barry Levinson, especialmente a lo que marcaría su ascenso a los cielos del baile con coreografía romántica, del Footloose de Herbert Rose. Al movimiento rápido de pies y cuerpo, su mirada burlona sería imparable ya… hacia la bicicleta, sobre aguas cristalinas, salvajes, traspasando esa línea del ocaso, que le uniera a Kiefer, Black o Julia Roberts, dirigidos por Joel Schumacher… Otro que tal baila, y dirige en negro, cuando quería…

Luego vinieron golpes de realidad, entre la sexualidad en JFK, Algunos Hombres Buenos, el Río Salvaje de nuestras vidas y la tensión, asexuada, del vuelo feliz del Apollo XII. Doce o trece, ahí andamos.

Hoyuelos de Botas… sobre la arena.

No hablaríamos de Kevin, sin los Temblores, tal que decíamos ayer… y hasta el inicio de otra era. Pues, se cortaba ya la tensión, hace casi diez y seis años, según Frost/Nixon, y siniestramente en los terrores de El Último Eslabón, que nos sacaba de quicio, ¿a quién no, corazón delator?

Y en los pantalones tejanos, nos cagamos de risa, muertos hasta nuestro presente, más o menos, cuando presenciamos texturas ocres como el poli sádico de Cop Car, la rareza exótica de Maxxxine en el Valle, o hasta una vuelta de escoba al Toxic Avenger… dónde él dicen que sería de lo mejorcito, falta por ver… Y en estos momentos placenteros de sadismo, hemos dado los huesos con recompensas metafísicas, de ultratumba. Os presentamos a Bondsman… otro gato con botas, no tan relucientes. Que se pasea entre ambos lados, y sale ileso, no… como los fantasmas.

Está producida como son las últimas tendencias rarunas en triología Wan, Roy Lee, y Jason Blum, creada por un cuasi desconocido Grainger David para Amazon Prime, demonios, de ojos falsos… y mejor, la historia con dote cómica. Mantenida por él, es así, siempre fue Kevin… y lo puedes pasar, medio mal o bastante bien.

Oda… para difuntos.

¡Diablos, no! Esto qué es… entramos en terrenos, movedizos, y sin gusanos de por medio como en Dune. Bueno… alguno si que hay, en la producción atractiva, divertida, de los hermonos Cairnes, Late Night with the Devil… con otro con biz cómica como David Dastmalchian, en estado ilusorio catartico y cínico, perfecto también de Filadelfia, que se las viera ante The Dark Knight, Prisoners, Dune… y la bomba de Oppenheimer. Este acto diabólico es casi obra de culto, ya…

Es hora de recordar a esos monstruos, y monstruas como Ella, vampiros, poseidos y zombies, la novia de Frankenstein... veremos como si las gasta Guillermo sin efectos especiales, sólo trucos de cámara y maquillaje… para estrecharnos en sus brazos, rendidos… a lo macabro, como hizo Mary Shelley en aquellos días lúgubres de tormentosos affaires… en los que, Mr. Bacon mantuvo su extraña mirada entre Julia y Mahershala Ali, el unido al World Rebirth con dinosaurios, como consecuencia de unos tiempos, erráticos qué vivimos. Leave the World Behind, tiene igualmente acorralado como a Scarlett Johansson, a Ehan Hawke, que se estrenó en dirección en Wildcat, fluctuando con la hija de Uma, Maya Hawke, y del que esperamos su careta difunta en Black Phone 2, mientras visualizamos la serie Fishpriest. Y pedir un repaso a la Shelley de la bella romántica, Elle Fanning... Arrodillaos estará en el próximo Depredador y con Barry Levinson en Francis y El Padrino. Ella y Jake más Oscar... ¿saldrá más de uno?

Y andamos despeinados ya… en esas me hallo cuando abandonando el mundo cruel, al lado de unos amigos, rememoro aún los mordiscos rítmicos de la envidiable Sinners sobre otros tiempos… Para inyectarme líquido vital, no del doctor Herbert West de Brian Yuzna, sino en derivación difunta, junto a la Megan 2.0, esa… una máquina de mat… empalmar… con lo más desparramado. Sin gracia, salvo la ocurrencia de unos lobos llamados alfa… me zambullo en las aguas brit-deaths, de 20 Years Later, y empiezo a sentirme como un yonqui sin calzoncillos, intentando ligarme a la bella que se pase por la isla… No la, de las Tentaciones esa, que no he tenido, ni quiero el placer… pero don Danny Boyle, ¡qué me has hecho xDio…! No, nada.

Y así, si pensabáis que esto iba a quedar así… estabais muy equivocados, o zombificados, o algo… ya que todavía no me ha llegado mi Wednesday, ni Aliens con toma de Tierra, ni asoman aún los de Stranger Things, del otro lado del retrovisor ochentero… Cuando voy a contaros, entre muertos y vivos, añorando a las maldades de Gary Sherman, James Farentino, y la época junenil de la Melody Anderson de Flash Gordon y  Robert Englund… a esas vivas, y coleando, que en una fiesta, da para lista de… bailes de época.

Sugiero dos pequeñas maldades, de cierto interés metafísico, la Poseida, que tiene alguna secuencia de mala leche, a pesar de su escaso presupuesto con rarunos insectos incluidos, y monja débil... Hasta meternos en la piel de It Feeds, con pasos danceros parecidos, pero algo mejores, del canadiense Chad Archibald acostumbrado a estos lares tenebrosos.

Y, para el último empujón mortal, por los escalones del desafío espantoso, pero de mejor cara y retrato maligno…  usamos de Ellas, el Bring Her Back (o más comúnmente, Traémela de Vuelta) de los hermanos australianos, Philipou Brothers, en una versión maquiavelica, espeluznante. Con Billy Barret, uno de los chicos de Invasion e hijo de Kraven en Marvelismo ilustrado, y Shally Hawkins, la actriz de El Secreto de Vera Drake junto a Imelda Stauton, o Happy-Go-Lucky, al costado de Woody en El Sueño de Casandra y Blue Jasmine, por lo que sería nominada al Oscar… que tampoco ganaría…

Y por el lado oscuro tenemos su actuación en La Forma del Agua de Guillermo del Toro (… esperando con ansia, su monster) y Wonka, of course.Sin embargo, la otra, la definitiva entre las pesadillas, y los cuentos de ídem… No tiene muy buena cara… pero sí una factura que te deja sin aliento, algunos en Sundance, sin otras cosas dentro… Pues se trata de una maravilla, siniestramente malvada, en el sentido indigerible de la Sustancia, que nada se queda… Pero, si cabe, con acentudado sentido de dar la nota en el plan moderno, de la imagen sexual y apreciada por las famosas… o no tanto.

Se trata de una composición terrorífica, mirando hacia los pies… The Ugly Stepsister, es un paso más allá de la Cenicienta, noruega, entre Elvira y Ella, y te deja con el culo desencajado, tal que zapato metido en mal sitio… Dirigida por Emilie Blichfeld, a la que habrá que seguirla… hasta la muerte. Y nada más, con shows en prime time memorables, leyendas de miedo, retratos de fantasmas, qué tanto os gustan, amigos… me despido, llamando a Kevin…

A seguir por ese camino, bien pierdas la pasta, fama… o memoria. Aún tenemos mucha música que escuchar, jugos de ellas, muchos diablos que visitar en la tele, verdad ¿Jack?… y muchas ¨armas¨ que utilizar en la obscuridad… o nos las veremos con Luther… o doctores inyectables sobre lo macabro. Todo próximamente, parece tener numerología… 2 de Black Phone, Five Nithts at Freddy y The Strangers, 3 de Return to Silent Hill de Christophe Gans, 6 de Anacondas con Black y Zhan, Scream el siete, Saw XI, una predator en Badland y The Bride!, Soul8mate de Wan, no sé qué de Evil Dead, Exorcist y Momia… A tu propio estilo, Kevin. ¡Vaquero!

domingo, 27 de julio de 2025

Black Mirror. Season VII

 


En la comunicación, todo comenzó con los símbolos, que representaban escenas cotidianas… o los gestos humanos, como retratos de la realidad… o los sueños. Sus terrores, dioses, alimentos... la reproducción...

Después, en orden estrictamente cronológico, se desarrollarían los alfabetos, que conformarían nuestras escrituras mitológicas y místicas, dando paso a la profunda literatura… O no, a la ficción que se reproduciría universalmente a través de la invención de las primeras imprentas. Las impresiones de vidas reales o de nuestra imaginación.

Ahora, se presenta el momento, para el avance hacia un nuevo paradigma tecnológico e informático, donde la Inteligencia Artificial tendrá muchas cosas que decir… O incluso, idear por nosotros. Así en esta séptima temporada de la serie de Netflix, Black Mirror, se da un salto más allá, hacia la implementación entre otras facetas, del propio ADN humano, con esos otros componentes no tan biológicos.

O sí, quién sabe hasta que espacios nos hará viajar o poseer determinados conocimientos… O poder… ¡O negocio!

Del Pasado en el Espejo…

Las historias que se contaban, siempre han ido evolucionando, pero manteniendo ese componente humano que es imprescindible, porque somos lo que somos… Desde los actos más sorprendentes, curiosidades del comportamiento, facetas ocultas, crímenes, temores, deseos, investigaciones, descubrimientos, y toda una serie de intervenciones de nuestros cerebros… Como series en los límites de la realidad o aquella zona de la mente recordada como The Twilight Zone, presentada por el guionista y productos Rod Serling. Con aquellos protagonistas ligeros que pasaron extraordinariamente del gris perlado al color obtuso, entre personajes mefistofélicos, de otros mundos, de más allá de las estrellas, o vete tú a saber de dónde... Aquella serie mítica, que se iniciara con la música compuesta por Bernard Hermann, colega de Orson Welles y la Guerra de los Mundos, que sintonizara a aquel individuo solitario en un mundo imaginario y, que precedería a la marcha fúnebre por una marioneta de Alfred Hitchcock Presenta, para CBS y Universal.

En cualquier caso, siempre deberíamos estar vigilantes, por las diversas repercusiones que nos trae la nueva ciencia tecnológica… Ojo avizor, en una sociedad cambiante que, cada minuto, se siente más descontrolada ante la exposición o el anonimato, indivisiblemente. Para que las futuras mejoras mentales, biológicas o intelectuales, pudieran estar al alcance seguro… de casi todos… y el espejo oscuro lo conoce muy bien… a lo largo de los años.

Recuperando, o modificando… como aquella memoria ancestral, cuasi salvaje, que descendiendo a la cueva de Platón, entre las imágenes o ideas reproducidas en una pantalla luminosa, a veces, y otras en penumbras… tal que la memoria de la humanidad.

Las referencias se fueron almacenando en distintos sistemas, hasta crear una base de datos que nos supera, en millones de posibilidades por ahora… dando lugar a novedosas leyendas. Programadas o no, para ser reproducidas como aquellos viejos capítulos, dependiendo a quién vayan dirigidos y pudiendo expandirse como las arcaicas obras del filósofo heleno u otros posteriores. De la Juventud, en Transición, hacia la madurez del saber personal, o con los dogmas de una nueva República Universal, siempre con la necesidad de la Dialéctica y la Crítica.

Conocimiento en todas las direcciones… O ninguna. De eso se trataba también, cuando el guionista y creador, Charlie Brooker, inició una antología sobre la televisión y los ecos, que fundaron la comunicación en una multitud de posibilidades… e imágenes. Más, o menos, acertadas.

Del Capítulo I y II…

Se trata de la vida… o la muerte… en paralelo. Compartida, o no. Rechazada, o repudiada por descomposición de los propios valores… Dentro de la realidad, o tal vez, no tanto.

A finales del s. XV, en los estertores de la Edad Media, se imprimieron las obras platónicas en lugares como el Convento de Ripollés, en versión latina o retornos al griego antiguo. Y así, los conocimientos ancianos, se reescribieron de nuevo, en el sitio de Madrid (por Patricio Azcárate de la Biblioteca de Medina y Navarro), sirviéndose de ediciones conocidas a la francesa, para estudiar los 4 niveles fundamentales de la filosofía platónica… primero, Imaginación (o eikónes), como esas imitaciones del mundo exterior.

De ahí, a la creación (o pístis), pasando por el conocimiento deductivo, para el aprendizaje (diánoia) y terminando en la Inteligencia e Intuición (nóesis)… Y en estos dos episodios titulados Gente Corriente o común, y Bête Noire… se entiende que esa imaginación, da paso a una creación que mejora, aunque también manipula, la realidad, buscando un fin. Y que mediante la deducción de los hechos, podemos llegar a la conclusión de los parámetros que la mueven, formando esa inteligencia… Qué ahora llamamos, artificial… incluidos los anuncios molestos, las oportunidades perdidas, las pruebas en las redes, y la humillación…

Hasta llegar a un punto sin retorno… Bip, bip… bip, bip… biiiiiiiiiip!

… entre el III con el V…

Se trata de recuerdos… en películas veladas, vidas impresas en una realidad paralela, o la fotografía más viva, que nosotros mismos. Ya lo dijo Charlie que se basó en la tecnología oculta en Blade Runner, cuando el mismo Harrison Ford (el detective Deckard de la gabardina a lo Bogart) se introducía en las fotografías para encontrar las huellas ocultas. Y el rastro de ella...

O cuando, Woody Allen introducía a los personajes en filmes que se reproducían en una realidad aumentada, como una expansión de la aventura, el deseo o el amor. Tal vez, alguna película en blanco y negro, o una partitura de una composición dedicada…

En los siguientes dos capítulos, conocidos mágicamente, e reproducidos como una síntesis de la tecnología avanzada hasta la interpretación de los deseos o necesidades biológicas… como Hotel Reverie, evidentemente en sueños, y Eulogy o apología de la retina perdida… o vuelta a encontrar, cuando ya no recordábamos apenas.

Nos invade una especie de nostalgia, que nos sacude hasta la médula, dejándonos en un limbo, o una instantánea congelada, con lágrimas… o una sonrisa… Quizá tan solo, una mueca… ¡quién sabe! Ni el mismo Paul Giamatti, saliéndose del Red (sangre) que nos había visitado en las anteriores, al primigenio Black Mirror. Como si fuéramos putos, magníficos Replicantes…

Hacia el futuro, del IV al VI.

O representaciones impresas de los Beatles… en clonación.

Siempre que tengamos cobertura… o dinero para pagarla… ¿eh?

Pero a veces la creación tiene muchas puertas abiertas, como el código que puede reescribirse, como aquellas arcaicas ideas platónicas… como las interpretaciones del director David Slade, cuando pasó de intrincadas venganzas de Hard Candy y monstruos en 30 Días de Obscuridad, a los capítulos desasosegantes de Hannibal. O cuando Toby Haynes, se metió en las naves de Andor en otra serie de Star Wars, y las réplicas no tan acertadas, esta vez… de aquel primer episodio USS Calister hacia este perdido, Infinito. Un poco ladrillo por cierto…

Creemos que no acaban de despegar, aunque tienen todas las inteligencias a su servicio, incluyendo las presencias – replicadas o no – de Peter Capaldi, Rashida Jones, Chris O´Dowd, Cristin Milioti, Jimmi Simpson, o un recuerdo planetario y mucho más esbelto, de Jesse Plemons. Es probable que se desviaran algo, al pasa por huelgas de guionistas o pandemias, venidas de un infierno… quién sabe si con prácticas digitales, o esos bichitos llamados Thronglets…

Mas, ¡Seguro qué igualmente, genéticas! xDio. O más lejos…

Y aquí, seguimos…

El ser humano, como reencarnación del Mal… tiene bastantes películas que se imprimen en nuestra reciente retina. Con versiones tecnológicas, que nos dividen en posibles representaciones, quién es ángel y quién demonio…

Bestias más o menos inteligentes, que devoran nuestras capacidades, funcionando como inventos… y abren posibles, nuevos territorios… apenas recién explorados. Nos retrotraerán recuerdos… puede que visiones apocalípticas, o tal vez paradisíacas… para los más fieles, a la globalización y la digitalización.

Lo que no cambia es la Muerte,  nunca. Y mira que, algunos, como el gran David Cronenberg, lo han intentado, desde el pasado de su increíble carrera, hasta la tecnología subterránea, en el genético ocaso de The Shrouds, con Guy Pearce, algo perdido, Sandrine Holt y Diane Kruger, en los diferentes agujeros cárnico-metafísicos, y Vincent Cassel, como el Creador de Todo… Salvo de un intrincado guión del mismo Mr. David.

El resto de la historia… es todo, una interpretación… ¿sí o no? A lo mejor… ¡el muerto al hoyo… y el vivo, al mando…!

No de la tele, sino del otro... Ahora podría empezaros a hablar de otro tipo de robot, a lo Ramba, como Megan 2.0 ... pero como no me apetece mucho, voy a terminar con una frase... que ya dijo, Brandel-Mosca… no me toquéis los… Adn´s… joer.


martes, 1 de julio de 2025

The Last of Us. Season II. O Vegeta…


Según escritos arcaicos, con recopilaciones literarias, más o menos fantásticas y ténebres, se predecía el denominado Apocalipsis en conjunción divina… Tal que una operación quirúrgica entre miembros de fuerzas del Mal y del Bien. Visto a un pensamiento actual, se podría comentar que, constataría hechos imaginarios, ajustados a ciertas acciones definidas por comportamientos de nos, los seres humanos. Pues en esta ocasión, vamos a hablar de la muerte… o no.

Está presente, pero el pueblo no quiere saber nada, en principio. No, hasta que se aproxima y aun así… Dejando su conciencia consigo mismo, lejos de otras figuras, ya fueran divinas, fantasmales o extraterrestres… ese último momento, la denominada transición, converge con la ciencia ficción, a la vez que con las creencias. Ya sea en forma de libros, filmes o juegos, y algún hecho – del que comentaremos al final, más cercano al terror de lo previsible…-; sin embargo, el arte cuenta actos degenerados que se aproximan a nuestra autoeliminación. Y ahí está el tema.

Creamos a seres antinaturales, para debatir nuestros propios estados tenebrosos, como bestias hambrientas, guardianes infernales, demonios contaminados… o los famosos, muertos vivientes. Que devendrían de otros depredadores legendarios.

Comienza la Extinción…

Es una forma literaria de esquivar las responsabilidad, y pensar que – salvo la creación de armas de destrucción masiva -, nosotros podemos llegar a formar el caos definitivo a base de mordiscos… Cuando las grandes extinciones se producen por procesos más elevados, universales o más diminutos que un espermatozoide marciano. Pero bueno, que cada uno piense lo que quiera, la fantasía va por libre… Profecías trágicas, condiciones ambientales, reproducciones tecnológicas o víricas, sin explicación aparente, o silenciada.

Eso es lo que ocurre en la realidad, como aquel inicio de La Noche de los Muertos Vivientes de George A. Romero, u otros más excéntricos como los no muertos de Sinners, dentro del mundo vampírico y las mitológicas fuerzas extraídas del líquido vital de los enemigos en batalla. Una forma parecida de comerse el cerebro y su potencial intelectual, que en el caso zombie, no sirve de demasiado, porque van planos por la vida, es así… Una especie en continuo mantenimiento letárgico con opioides o productos químicos, y sin necesidad de trabajar en el turno de ThePitt.

Algunos podría coincidir en una cuestión… que la muerte no sería lo último… O sí… Depende por donde entre la bala… Pero la destrucción genérica, intelectual o no, puede tener muchas condiciones, como ocurre en serie basad en videojuego de Neil Druckmann, The Last of Us, que en segunda temporada – tras memorable primera reconversión vegetal – se introduce en la mente, pero sin contar nada científicamente. Para qué…

Se va buscando otro estado más emocional… más que las monumentales estructuras fúngicas en desarrollo, que ocasionalmente recuerdan a los nidos de Aliens… y cuyas esporas se esparcen caprichosamente a base de mordiscos, no precisamente muy vegetarianos. Pero los carnívoros humanos, de dentadura calcificada, siempre se reproducen… así que a  masticar. Porque de otras acciones, no comento… por ahora.

The Last of… they.

En la serie que fue más merodeadora en primera entrega, sobre un mundo apocalíptico con mucho más suspense, ahora sólo lo sentimos a ras de suelo, a través de una valla metálica y basta… dura, un chasquear de lenguas… una conversión calculada para volver a levantarse, tras un acto sexual en una granja o ciudad sitiada por hordas… Ahora vamos a mezclar, castillos contaminados de pestes, de géneros y pieles en vivencias asimétricas… en las tres eses, de las que algo diré… Y no me refiero a la búsqueda del superhombre, con la estilizada consonante.

Esa parte del héroe contra nuestros males, es más somático, con los factores psicológicos y sociológicos, en el horizonte… que esconderíamos como debilidades, mientras que la serie se acerca a los rasgos familiares, de familias descompuestas, y especialmente otros… Sociables, pero sin aportar demasiado a la contaminación… Salvo algún injerto… el futuro. Narrativamente, el sexo es lo menos interesante. Pobres mortales, en guerra… montada por vuestra cuenta… sectarios, abriéndonos en canal tal que vacas, no sagradas… viciosos, desde pancartas representan a alguien, no se sabe bien quién, superior… inmune, por determinado gen que desconocemos… inteligentes, vaya Ud. a saber por qué. Son desvíos, cuando lo esencial son las curvas, determinadas eses…

El punto es que, entre conciencias descolgadas que se distinguen en las crestas fúngicas de los infectados por la micosis, - vegetalmente caninos de chicha, no la de fumar en determinadas zonas… -, ellos son los que tienen más claro, esparcir la simiente, como el baile y la música del Ser de Sinner… y no queda muy claro, que es lo que desearían algunas alteradas, que buscan y meditan, rodeando para infringir daño a sabiendas, incluso a las ´poderosas` cazadoras de la muerte.

Y aquí estamos… sobresaltados tras ese espectacular segundo asalto, a la city nevada con aromas a western norteño… esperando en el tejado… No sé muy bien, a qué… U oteando una zona, ya vista, ahora sobre Seattle.

Deber de limpiar… rastros.

La S, no de pecadores, va después de la R de los rastros esparcidos… Tras  sobrevivir al gran asalto, sabiendo que recuerda a hordas de vikingos, u grupos murales, más al Norte… y el sentido, de todo ello, es que seremos  indemnes a esos amores, a ráfagas, a las pérdidas dolorosas, y ya os lo he dicho… más importantes que los rostros y sus rastros, en una serie en que no predominan demasiado a los que venerar… y al borrarlos, ¡se podrían arrepentir! Pero eso es la huella, dolorosa… Pero la historia es así… no lo sé bien. Y siempre se pueden perder, o ir a peor… ¿Qué podría salir mal…? ¿Regresar a los inicios… a los indicios…?

En conjunción fungicida, dos elementos estrafalarios como Sony y Playstation Productions en un haz televisivo, y Warner del envés, y proyectados ambos en la nieve visual de HBO a través de Max… Ha durado, lo que duró… aunque la infección por Cordyceps está garantizada, hasta dentro de un tiempo. Esos hongos serían… responsables del archiconocido “pie de atleta”, que te deja jodido para resistir en la competición… con toda esa climatología cálida y húmeda, que te recuerda que debemos protegernos del ejercicio físico en ciertas condiciones… o no sabemos… pues las glándulas sebáceas, de determinados cueros cabelludos, se van gangrenando… Hasta que, pumba… dejamos de pensar.

También puede ir acompañado de un ramalazo de tiña, que pica un huevo, y ahí estás… en el sofá, sin parar de rascarte, por fuera y dentro, hacia la perdición, de tu paciencia. En un sexto, sentado, que te reubica y profundiza en el sentimentalismo, hasta retroceder etapas. Nos recuerdan a procesos de incomprensión, rollo paterno-filial… Y mira, de eso ya tenemos docenas… Siempre preocupados por propias vesículas y costras en familia.

Aunque, es mejor acompañar siempre esos momentos íntimos de música, ya sea con versiones a guitarra española, o blues mezclados con rasgos, un tanto románticos… o lo contrario, acosados por tres kas. Sinner es un tipo de venganza, divertido, pero acusador… que ya no existe como tal… tal vez.

Al estallar… ¡Pumba!

Eso es lo que falta… sensaciones, bailes, sangre… caos… es lo que posee a puñados y mordiscos, el director californiano Ryan Coogler, alejado de Creed y Black Panther, mejorándolas y llevando un grupo de intérpretes a la coordinación, de pies y bocas, asaltos y besos… al ritmo de aciertos como el británico Jack O´Connell – que estaría dispuesto al horror de 28 Years Later: The Bone Temple, escrita por el mismo Alex Garland (Ex Machina, o la apocalíptica Annihilation), pero ya sin Danny Boyle.

Y a la interpretación de Michael B. Jordan, hermano de sangre, en endiablada encerrona entre el Chicago años 30 y esta versión oscura de los Marvel Zombies. En los que estaría la voz de Gwen Stacy, o la Ghost Spider de Across the Spider-verse, la sensual de Hailee Steinfeld, que también da réplica sexual a los entes no muertos, y volverá a atacar con Beyond The Spider-verse, o de nuevo en mismos papeles para Beyond the Spider-Verse y en Champions como Hawkeye, junto a Ironheart en piel de Dominique Thorne… de las cuales ignoro.

En definitiva, que Sinners es muy completa, tiene bajos de Chicago en práctica vampírica, hermandades, sexualidad, hemoglobina viscosa, alcohol con ajo, ráfagas de fuego, estacada emocional, y Famiglia rítmica… ajustando cuentas... Lo que no hace la infección programada, del creador o showrunner ése, Craig Mazin, y mira que trasladó las huellas documentadas, de su versión del Chernobyl. Y esta The Last of Us, se queda muy abajo… pero hablando de documentales… es hora de ajustar, no cuentas, sino dentaduras… y otras circunstancias tenebrosas.

Os voy a hablar de The Mortician de HBO… No mejor, no… telita.

Es que los pecadores, se multiplican hasta el finito terrestre, hasta la escalada mística que se sube a la azotea… magín o chaveta. Al descenso musical, con los chasquidos… sin blues adaptado, a los nuevos ritmos, ni la voz de Miles Caton, en recuerdo a una época, con la entonación a la guitarra del viejo Buddy Guy. El que fue honrado junto a Dustin Hoffman, y guiado tras los pasos de los mismos, Led Zeppelin.

Dellamorte, Dellamore…

Pues si os pensabais que esto había acabado, ni de coña… aún quedan algunos ejemplos entre la muerte y el amor. Aunque te conmuten la pena… o el título… y todo sea inversamente, emocionante a siguientes capítulos tras el despertar y acoso zombi, del segundo asalto. Que nos deja algo congelados, según desaparece el frío, y se nos calienta la sangre… visitando la isla de Lesbos. Por no mentar, sentido al crematorio en la serie documental, donde el olor a carne quemada, se siente.

Joer, es que nadie – o no lo recuerdo, desde hace mucho tiempo…-, me había hablado de esta aparición, entre almidonada y rebelde, de Rupert Everet, antes de sus shakespeares, y sus santas madonas, como napoleones. Y esta cinta, homónima, ya aparte del giallo, casi… que dirige Michele Soavi, te agarra, te lame, te muerde… se descojona y no te suelta. Hasta la Muerte, romántica, aunque igualmente lasciva.

Ya que anduvo entre ellos, Lucio, D´Amato, Deodato, los demonios de Lamberto, y hasta en los pechos de la ´fenómena` de Jennifer Connelly y los ojos perturbados de Dario Argento.  Y con un tal, François Hadji-Lazaro que realiza papel inolvidable, entre torrentes y Jesús Franco. Alguien debería haberme recordado antes, esta barroca película…

De Pasadena y aquellos hechos, no borrados, sino digitalizados por los dedos de aquellos que operaron… voy a explayarme, sencillamente… hay que verla, y tú ya verás, qué pensarás… Se llama The Mortician. Y estos dos ejemplos de repercusiones tangencialmente diversas, entre el humor, los amores y el humor, no te voy a recomendar lo más mínimo, las idas y venidas de Until Down, por su reiteración, que no te lleva ni a uno, ni a otro lado.

Pero diré, dejando las ideologías aparte, qué es deber... Porque lo realmente marcado para evitar la contaminación, - que no el exterminio total, pues proviene de otras materias…-, son las tres palabras que indicaba, entre el amor y la muerte.

Algo que debes aprender, ante el control de la situación y la rutina de las noticias que son teledirigidas en los medios, con los que se riega a la plebe, como una lluvia ácida… ¿te sonaría, no? En todos los lugares cuecen habas, y se tiran unos pedos "fakes" que da gustirrinín... o anestesiando que es gerundio. Y entonces, hijo/a qué… pues, aprende… visiona… y… en tercera.

El, eSo. Me he quedado colgado de otra de zombies, pero no es para tanto, a la espera de visionar lo nuevo de Boyle con sus tótems cadavéricos… Hostia chaval, no te he hablado de The Shrouds, o las mortajas cárnicas de David Cronenberg…. Y su sexo entre la tecnología y la putrefacción… Pues en otra próxima, conexión… con Ella. Esa que suele aparecer en algunos filmes, jugando.

The Last of Us Part II de Gustavo Santaolalla and Mac Quayle


miércoles, 18 de junio de 2025

The Pitt. From 15 to… Tomorrow.

 


En el orden cronológico dentro de la historia literaria, se desarrolla paulatinamente, o impuesto por uso diario, un alfabeto que servirá para contar cosas entre los ciudadanos… Así, en la Medicina se establecieron periodos de investigación y de avances científicos, que mediante el estudio minucioso del cuerpo humano – nuestro pergamino… con disección de cadáveres comprados o robados -, se llega a discernir la vía. Lo que éste, nos habla de sus mecanismos ocultos.

Aún restan muchas letras por descifrar y métodos para contrarrestar las inclemencias externa, o estragos del tiempo. De tal forma que las debilidades propias o enfermedades, queden neutralizadas o inclusive,  corregidas para siempre. Aunque pareciera que nos vamos acercando al completo conocimiento del organismo, gracias a la genética y las intervenciones cuánticas, toda amenaza se renueva o muta… Y algunos problemas podrán ser los mismos con diversos agentes patológicos, que trastocan el ADN y se vuelven más dañinos con la edad. Ese es el reto…

Conocemos más, tenemos más pruebas para analizarlos, más mentes administrando posibles remedios… más medios económicos… y aunque sus efectos, se incrementen debido a nuestros comportamientos defectuosos, accidentamente, o no tanto… todo es una estrategia, de prueba y consecuencia. Pues bien, ese ramillete de males, uniformemente se ven representados dentro de The Pitt.

La serie de Warner Tv que, con su calidad técnica y narrativa - cuasi documental en muchos aspectos -, se ha convertido en referente de cierta urgencia en los hospitales, reales. Con sus aciertos interpretativos – desde el primer rostro hasta el último, que limpia… los restos -,  marcan el límite del aguante profesional y mental, la responsabilidad o no, de los personajes. Pacientes y profesionales… Y los rasgos traumáticos, dependiendo de sus personalidades o comportamientos adictivos… Casos atendidos en una especie de batalla personal en turno de mañana, y desgaste hasta la noche bien entrada, es decir, 24 horas a pie de trasfusión. O más allá… ¡si es que existe!

De momento, esto es la realidad… en carne viva. De una batalla constante, más o menos… y lacerante.

Del mediodía a… más sangre.

Decíamos en el episodio pasado – aquí en mi turno dividido, mañana y tarde… noche -, que la realidad en carne viva, puede ser una experiencia lacerante… a veces gratificante… pues revivimos las sacudidas del despertar con los estertores de lo imposible, que no improbable… Cuando todo va a desembocar en una auténtica masacre. Sabiendo que la sangre a algunos, les confunde… Acercándose peligrosamente, al desvarío total de la eficiencia en nocturnidad, o del apagón definitivo. Ahora se sienten los restos de una carnicería injusta, maquiavélica, sin lágrimas en el suelo. Es como un Desembarco en el día D, pero al contrario…

Con esta, mi segunda división del programa… Observo un verdadero Mash, satírico… sin Labios Ardientes ni Radar… pero igual de sangriento que, en aquella notable película que influyó en toda un generación, y se la llevó al bolsillo de la bata, con una indiscutible serie.  Repleta de obscenidades y sarcasmos, con el tratamiento de la viva voz por medio de los altavoces… todo un descubrimiento cómico. Pero también destaca por buenos gestos, la resistencia y la amistad. Y es fundamental toque humorístico gracias a la disposición del gran Robert Altman, y un reparto inolvidable que acerca realidad y responsabilidad, en términos de la batalla diaria… cuando no puedes hacer otra cosa que, lo que sabes.

Mr. Tom Skerritt, fue y es “Duke”, superviviente noble del Alien de Ridley Scott – junto a Sigourney Weaver y la ensangrentada Veronica Cartwright, sobre aquella mesa de operación forzada…  y especialmente, con Robert Duvall, Elliot Gould y Mr. Donald Shuterland, al que se echa de menos, como auténtico Ojo de Halcón del bisturí bajo aquella Korea indescifrable, esquiva y caricaturesca, inolvidable. Y que posteriormente serían sustituidos, por vacación golfera, en serie mítica para una generación,  por Labios o Morritos Ardientes, Calientes, Loretta Swit y el descubrimiento definitivo de un Alan Alda a corazón abierto. Simpatía al poder y al fonendoscopio...

Y es que el líquido vital es esencial, lo dice en su banda sonora definitiva y en una escena que sería censurada… aún se nota en el doblaje… que condiciona el manejo de las situaciones y las prácticas a oscuras. Si bien, nunca deja de lado en ellas, el humor más ácido e irreverente, que define psicológicamente a los personajes.  En definitiva, un lujazo de las intervenciones quirúrgicas, ipso facto, y de las confesiones en el acto...

The Pitt, es una trama buscadora de las causas más paradójicamente estratégicas, con la extrema actualidad… una historia más que, hiperreal de esta familia médica – no siempre tan bien avenida, como parece -, en el interior húmedo de las urgencias de cualquier establecimiento, como el ficticio Trauma Hospital de Pittsburgh. Y la prosa de sus recetas, que prevalecen científicamente como los accesos prostéticos fabricados por la Autonomous FX, para deslumbrar visualmente. Y meditar…

Sus letras textuales, nos apartan de otras experiencias más cercanas y extremistas… del Este, si bien las sensaciones se extienden en todas direcciones, por sus ramificaciones sociales multiplicadas… desde la entidad criminal, la violencia sin paliativos en secreto, o ilegalidades, irresponsables… o no. Todo condiciona a esta notable escena hemoglobínica de The Pitt, con apuestas vencedoras... pero sin quaterbacks de balón ovalado... sí de otros inflables en los órganos.

La oda de la vida…

El aire pululó viciado, a salpicones desde primera hora… Consecución de tiempo en el paradigma de la salvación… Se abrieron ojos aterrados, frente a frente, desde las sábanas manchadas a las alturas… El grito silenciado en ahogo común… quejidos taciturnos en la fractura… insatisfacciones, imprecaciones a ese mismo oxígeno… a las necesidades vitales… que señalan alguna risa nerviosa, o no… simplemente honestidad.  Y posiblemente demacrado, algún rasgo heroico…

De todo lo imaginado, pero probable por el contrario, te hallas en esta temporada de The Pitt, quizá sería mejor la última… Y encarados al triaje, tan incipiente como necesario en la redención, con que terminar esta fiesta visual y de actuación grupal. Tan directa como las intervenciones o su humor soterrado a lo Korea. No olvidando nunca, que es trato entre personas, con aciertos y traumas… por si las moscas.

Nosotros mismos, héroes o monstruos, representados como débiles o audaces… vivos o… ya sabes, lo que acaba pasando con los cuerpos de los mortales… Y en este punto, me relajo… para contarte que existen determinados filmes en que, este maldito problema de la mortalidad, es tratado como fuente de la ciencia ficción. Desde el planeta de los simios, convidados a la festividad longeva reciclada en Mickey 17, del director surcoreano, - algo exagerado, de nuevo…- con una de cal monstruosa y otra de multiplicidad radical en vena, como Bong Joon-ho. Destripando la irregularidad de la especie, desde la Memoria a los Parásitos… internos. Y en conflicto más aventurero, de pasado piramidal y eterno, nos colamos en el paso efectista de Guy Ritchie, habituado a golpes y excesos corporativos, que bebe de una Fuente de Juventud… atropellada, por guión de James Vanderbilt (Zodiac, productor de Altered Carbon). Y estableciendo el círculo…

Un pequeño milagro de verosimilitud, caso increíble, cuando un joven buzo se enfrenta a la frialdad oceánica del Mar del Norte, resurrección y amor; y tras flotar sin oxígeno, aproximadamente media hora en el cambio de gases, que se escapa por los poros… e irrealidad vital, pero no… y dirigida por Alex Parkinson, mismo autor del tremendo documental homónimo Last Breath. Que no tiene que ver… con el actor chino Simu Liu, próximamente protagonista en otra de Shang-Chi y coralmente en Avengers Dooomsday o la serie Marvel Zombies. El trío de compañeros se complementa con el ex Animal Kingdom, otro de la familia surfera y sus planes, junto al herido física o mentalmente Shawn Hatosy, y perteneciente a la banda jodida de los jodidos Peaky Blinders, Finn Cole;  incombustible, injubilable, Woody Harrelson… tal vez esperando antiguo colega… de sufrimientos en TrueDetective. Ojalá.

Variaciones exageradamente extremas, que te divierten… ¿o no? Ah, qué no… Pues entonces, no veas Muerte de un Unicornio, ni por un ataque de cuernos al recuerdo de Jenna Ortega, o junto al Muse, Dr. Jeckyll de Daredevil Born Again… y antes del próximo Miércoles… en la busqueda de la comedia con horror.

Y… el Canto de Sirena.

Hablando de sirenas… no las que alarman, o sí… Abro de par en par, el cartel de Parthepone en la isla preciosa, de las maldiciones, que se sirve de prácticas, atractivamente endiabladas. Como un cantar al unísono, sin emitir la esencia, u oír su entonación en los oídos de los marineros del esperado Ulises. Como él, soportamos la inmensa belleza, su agudeza, casi desapasionada, alejada de sexo explícito… que sólo contempla en Famiglia… Hasta que encallamos en otra vuelta, tal que Odisea, y anclada al terruño napolitano, nos rendimos a los pies de Sorrentino, con sus prismas y aciertos. Hago otro inciso para hablar de esos mini-laboratorios de imágenes de las profundides marinas, que pixelaron hasta la mínima fisura, el poderoso y desfenetrado, Titanic. El documental sobre su imagen capturada en alta definición, es un ejemplo de tecnología, y saber aguantar... hasta denifir el perfecto naufragio, del tiempo. 

Paolo… estudió la vida y la muerte, todos los minutos en una visión, y exacerbó el surrealismo creativo, como antipasto, anticipando una carrera con ella misma, de Diva… sin escrúpulos... hacia los postres. Sugiere un bello documento gráfico, que asesina con la monstruosidad física, que nos descoloca, aísla… entre esos vivos colores fotográficos, y su aire, hasta arrastrarnos a la fealdad, a los rincones ocultos de Nápoles, sumergidos en su obscuridad… valores, insultos, credos… Simbolismo de una generación, de su juventud a la madurez condescendiente, tal que fin de una Diva… Vida.

Y así, como casi todos, paleontólogos, filósofos, forenses, teólogos, antropólogos, cirujanos, amantes… médicos de la Humanidad… perdida en una isla, ya rodeada de cemento, armado… caras armamentísticas al margen. Otra especie de guerra, sin los protagonistas aciagos de Leave the World Behind… frente al caos. Organizado, o provocado…

Bata… el triaje del Poeta.

En una de esas manchas, imperdonables… se instaló la mente. Las vidas al rescate, sin una muerte por triaje… tan necesario, como la guerra que quema… combustión del pensamiento. Y al lado, de logros inhumanos, sobre cuerpos despojados… se vio la humanidad en sus ojos, y la deshumanización, de sus manos al filo del deceso. Asesino… sin nominación, ni lacalidad natal.

Estudio, como la mancha borrada in situ, que investiga la vida en directo, que no la psicología común, pues esta no existe en cerebros desviados… ni sexos perdidos. Ni, en el recuerdo de dedos que desvistieron, a divas incompletas, a niños tiroteados, a venas reabiertas… como heridas del alma. Necesidad de coser los desmanes de una invisibilidad… que es tan dolorosa, como los cantos de sirenas… a tiros. Que, podría ser cualquiera, no el matón, sino el tirado… pues somos vendas, lapsos, cicatrices… Las emergencias, que quedan en silencio… parecemos, el techo en el enjambre. Los aliens del más allá, los odiseos retirados, las divas y sus vidas… El último suspiro, hasta nuevo aviso… La nueva voz, el espíritu en la isla, de Nápoles, Pittsburgh, Madrid… ¡yo qué sé, en el fondo del océano! Cualquier lugar es posible, en este mundo o el otro. Porque suena otra ensalada de tiros… y USA que los conoce bien… y lo acepta… ve a otros que recriminan, a cuchilladas o garrotazos, a fuego lento, como en otras épocas… y también morirán por la boca.

No es exactamente lo mismo, mas cómo si lo fuera… El resultado es parecido, el olvido en la sangre hermana, la frontera o el odio. Así, los profesionales cambian por fuera… sus batas deterioradas, como su pensamiento… repletos de agujeros, baldíos por balas, que quedaron por siempre, muy adentro… y el humor estresado por el ruido, hasta la semana próxima, en otro cuadrante sangrante… significa otro dolor, acompañado, de birras… Que los humores, no nos salpiquen la frente…

La pasión, como el quejido inseguro, crecerá hasta cualquier isla, buscando un libro con sus hojas abiertas… sus monstruosidades, y tal como nos visitó de primera, de improviso… la más habitual, clásica, e irremediablemente eterna… La que nos cantará al oído, en lascivos pechos, hacia nuestro recuerdo… todos, tras el triaje, como carne de cañón. Humeante, o no… en la despedida de M.A.S.H.

Sólo nos queda la cara de Parthénope, Diva descubierta, sin sexo, ante el ocaso de cualquier Cheever, Oldman… hermano. La sonrisa juvenil de Celeste Dalla Porta, sanadora de conciencias mortales… tal que Gioconda de Da Vinci. Despierta ya… bruja en la hoguera de las vanidades… latido.

Caos… otra ciudad… Duerme.

No despiertes aún, como la gerente, blanca o negra, da igual, que es una marioneta del poder, una imagen de la corrupción… que se lleva nuestros ingresos, mientras dormitamos. Somos la línea continua de la censura, sin altavoces pinchados, que nos valgan… votados por la cultura, del bienestar. Parte de nuestra propia quema… prostituidos por la voz controlada… que condiciona el último sístole… robado al corazón.

Duerme… continúa tu turno fantasma… tic, tac… hasta que la ciudad despierte… otra, sangría de 7 a 2… o más allá… como la sangría al final de capítulo del N.Y. de Kingpin. Tan demoledor como expectante...

Ya en la antigua Grecia – todo está inventado…-, Platón dividió los hechos en sus obras… Desde La Juventud, a la Transición… divagando por la Madurez, de sus Dogmas… republicanos… Y acabó con Diálogos, Críticos… Como siempre, como Todos. Aquella Grecia, como cualquier otra ciudad… Hacia un nuevo amanecer.

 

En... fin...

Cinemomio: Thank you

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