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viernes, 7 de abril de 2017

Assasin´s Creed.



El Juego:
Es lo que supone el desconocimiento de algo, que pensé que esto de los Assassin´s Creed era diferente y más imaginativo. Vale, que ocurre en el Madrid de 2012, cómo podría haberlo sido en cualquier fecha o rincón perdido del mundo, hasta acercarnos a un patio trasero en el que se juega a mimos. Despertando en época de la Tercera Cruzada, todo bien molido y machacado en un mortero que recoge retales de un Matrix caprichoso, especias lejanas de Strange Days y sus memorias tecnológicas, o suenan algunos fragmentos futuristas de esa otra gran historia de Philip K. Dick, llevada a la gran pantalla por Steven Spielberg y Tom Cruise y conocida como Minority Report. Es una visión fantasmagórica, tan solo. Al final ocurre lo inevitable a pesar de las expectativas, que el juego cinematográfico queda hecho una pena, en mis manos o mis ojos. Incluso la sonrisa de algún productor... aún sin haberlo jugado.
Todo queda revuelto y esparcido en el horizonte imaginativo, como polvo mortecino. La unión del reparto y Fassbender (apuesta que le sale cara y rana, por los saltos digo), con un director de curiosos aciertos en su corta carrera, no me ha sugerido nada en absoluto. Pues la realidad es dura y... el pasado comparado, mucho más.

Y es que, esta moda de adaptar historias basadas en videojuegos, de amplio éxito comercial y un alto espectro de jugadores, no debería ser óbice para que un buen aficionado al cine, se sintiera atrapado en sus imágenes digitales. Sin embargo, los que manejan (el dinero y no el mando de la consola), no deberían olvidarse de las proporciones históricas, expresiones y texturas, fuera de ese contexto digital. Ya que la historia es retorcida e increíble, reproduciendo características difusas que evitan que el guion sea medianamente admisible.
En realidad, se trata de una especie de broma, cuyo argumento con reminiscencias históricas, se mezcla con la ciencia ficción y parece un sacrilegio. Vamos que sales bastante caliente con la película Assassin´s Creed, de forma que merecería arder en la hoguera, sin ser uno inquisidor, ni nada.

Nadie ha podido contenerse en este despilfarro, sin sentido (al menos, un servidor no lo encuentra por ningún rincón de esta Ex-paña), con un equipo internacional que no ha conseguido administrar o controlar aquellos datos en forma de bits, ni las diferentes y divagadoras tramas que se desarrollan en paralelo. Aquí, se podría obtener un magnífico desarrollo narrativo, acorde con las sensaciones y perspectivas creadas por los usuarios de ese primer producto jugable, y yo creo que una mayoría ha salido escaldado como guerrero bajo un baño de aceite hirviendo.
Al resto de espectadores, " o/ ", no acostumbrados a los botones que se suministran con la consola, simplemente se desconectarían a las primeras de cambio o de flotamiento espacial. Así ocurre con estos científicos modélicos y sus atribulados huéspedes, asesinos de un pasado distópico, y aburrido. La verdad que no sé, que se le pasó por la cabeza al bueno de Justin Kurzel, director de la enfermiza Snotown y las profecías históricas del Macbeth de William Shakespeare. Nunca mejor dicho, esto es otra historia...

La Adaptación:
¿Qué se necesitaría para trasladar una historia de otro medio al cine?
En primer lugar, se encuentra el problema de la fidelidad. Lo acertado sería una clara y proporcionada elaboración de ambas tramas, o al contrario, absoluta libertad para crear un desarrollo paralelo y trufado de otras ideas nuevas. En todo caso, se debe tener en cuenta los rasgos característicos de la historia e intentar no decepcionar el espíritu del autor, como los procesos que causaron la aceptación de otros espectadores, lectores o jugadores.
Para este juego Assassin´s Creed, hubiera sido imprescindible distinguir los rasgos para ambos métodos diferenciados. Las características visuales o texturas, entre perspectivas binarias y los movimientos adictivos de los personajes reales, dejan un camino libre para el adaptador tras la cámaras, que no termina de ser aprovechado. No se desenvuelve con imaginación en el tratamiento artístico ni aspectos técnicos, como esa elaboración del concepto fundamental, afectando a los personajes y a la idea central.
Por tanto, se echa en falta esa combinación de secuencias o planos, con expresiones adecuadas al medio que favorezcan la acción continua para hacer creíble esta aventura en movimiento casi real, por lo que el resultado científico-romántico, no puede ser más caótico o ingenuo. Esto es, no debemos mezclar las churras con merinas, como diría un labriego del medievo.

Para aquellos que no hemos establecido contacto con su aspecto original y, por tanto, desconocíamos las interioridades del encarcelado y renegado Callum Lynch, interpretado por un Mr. Fassbender de pesadilla (muy lejos de su personaje de Hunger); estos productos para el entretenimiento nos dejan en una encrucijada mental y física. Primero, porque la leyenda de la hermandad de los Assassins es demasiado atractiva para un lector de la Historia Antigua, y aquí se desarrolla bajo un batiburrillo tecnológico.
Después, sumado a unos saltos caprichosos en el tiempo, mediante el ADN de un ascendiente del protagonista, que transita y lucha en la España del siglo XII, hasta finales del XV. Del otro lado cinematográfico, la ambientación durante un enaltecimiento social y político de la Inquisición, para mi gusto de simple aficionado al scifi, no posee la suficiente claridad de ideas ni la calidad, sugerida por la inversión económica. Assassin´s Creed, como película mueve los cables y las conexiones con el pasado, de forma defectuosa, mecánica y artificial. Sin emoción.
Se necesitarían otros protocolos más dedicados y atractivos, es decir, complementado la acción con ese arte conceptual adecuado y un poquito más de imaginación. Algo que represente estas aventuras pretéritas entre caballeros, religiosos y criminales, sin desnaturalizar la tierra andaluza con un proceso catastrófico causado por la fotografía digital. Recrea un ambiente plomizo, aderezado con diálogos inconexos y turbios en su reflejo con el presente, mientras la luz turbulenta del filme (como un huracán o ciclón devastador), te regresa a la superficie con un Fassbender flotante e ingrávido. También, en evasión recíproca con nuestra realidad de espectador.
Almería o Sevilla, se vuelven irreconocibles y tristes. Víctimas de un apocalipsis histórico que no hallarías, aunque solicitases una oposición y te convirtieras en un mortífero templario o un asesino de conexión dinámica con el futuro.

Ese es el problema de esta adaptación, que de un plumazo o estocada, te saca del sueño o viaje... y ya no regresas a la superficie por mucho Fassbender que flote en el vacío madrileño, Marion Cotillard parpadee insinuante al futuro genético, Jeremy Irons descubra la mismísima máquina del tiempo o Charlotte Rampling aparezca como una visión fantasmal del pasado.
Pues, en este pretérito andaluz e inquisidor, se reserva el derecho de pernada para estos asesinos y científicos, sin escrúpulos o poco precavidos. Salvo osados y mendicantes de emociones catatónicas o descafeinadas, ya que el núcleo narrativo se desvanece con poses desproporcionadas y cabriolas sin parangón. Borrando de la memoria, la poderosa fuerza de nuestra imaginación...
Luego, ambas producciones (informática y cinematográfica) se caracterizan por esa huella digital exclusiva, que facilita el acceso a jugadores no exigentes, y echa atrás al curioso. Desaconsejando que husmees en su interior gráfico, por mucho que te atraiga el bagaje anterior de los actores destinados a tal fin. Significa evasión sin emoción.

La Película:
Si estás atraído por las texturas digitales, la suavidad de scroll, focos de cámara imposibles o los efectos de última generación, encontrarás alicientes, tal que un ataque de histeria colectiva sobre los teclados del mando, contra la historia visual. Si no, dedícate a estudiar la Edad Media y sus batallas campales, o pelis en condiciones sobre el tema. Por tanto, deslízate sobre El Señor de la Guerra, sumérgete con Excalibur, revive Los Señores del Acero o investiga con Sean Connery en El Nombre de la Rosa. ¡Eso!
En el sentido fantástico, el acabado de este producto, primero de Ubisoft Motion Pictures junto a New Regency, parece predestinado a ser carne de pira inquisitorial, o de videoclub como decíamos hace un tiempo... ya no sé si añorado. Recordando que la ciencia ficción, no se confecciona con retales narrativos ni saltos mortales al vacío. Necesita unión entre equipos internacionales, a no ser que tengas una buena red para amortiguar los golpes o un buen mapa (como Cristobal Colón tras la ruta de las Américas), esto es, un buen guion.

La película se pierde en múltiples direcciones, sin compendio de técnicos remando al unísono o mentes despejadas para establecer el sendero adecuado, hasta encontrarse entre la espada y una "matrix" digital de andar por casa... por la de unos Reyes Católicos sin felpudo de bienvenida, por ejemplo.
He visto al francés Denis Ménochet (Inglourius Basterds, Dans la Maison), a otra francesa Ariane Labed, con orígenes griegos y mujer de Yorgos Lanthimos, al notable actor irlandés Brendan Gleeson (Sufragistas, En el Corazón del Mar), a la australiana y esposa del director, Essie Davis (Matrix II-III, The Babadook), al sueco Matias Varela, al español Javier Gutiérrez con la cara "tó" quemada, a Carlos Bardem, etc...; pero parecían actuar a miles de kilómetros de distancia entre sí.

Son aspectos exóticos, accesorios inconexos que intentan, sin éxito, saltar los muchos obstáculos de un objetivo principal, el entretenimiento. Para terminar todos cayendo en garras de un monstruo oculto entre las capas, de guerreros y ordenadores, el aburrimiento amortajado o Abstergo.
Su trama, fantástica en la superficie, se ruboriza de otras visitas neuronales a mundos imaginarios o eras históricas, traspasando la frontera de lo recomendable. Por primera vez y sin conocer nada de las aventuras informáticas de sus archiconocidos personajes, llamados assassins, se han columpiado y ridiculizado, por que los otros, los de la Historia Clásica con mayúsculas, parecen pegotes o migajas adosadas a las barbas... ya sabes, si las de tus vecinos ves cortar...

Insisto, desconozco las características del juego, pero creo que esta versión ha convertido la fantasía e historia en algo tosco, ingrato. No ha respetado ciertos conocimientos geográficos ni leyendas, no ha evolucionado la ciencia ficción inmersa en las secuencias, ni siquiera trata de transformar a los actores en héroes, o villanos. Sólo personajillos de andar por casa en zapatillas.
Por consiguiente, estamos a un password de entrar, en un mundo perdido e insólito. Frecuentado por sombras del pasado, que se cuelan en resquicios deformados de un presente o futuro tecnológico, con un conjunto de guionistas que no han dado en el clavo (ni el calvo de Torquemada), y se distancian inexorablemente del uso adictivo y del paso confuso de la Historia. Fin... y a otra cosa Maikel Fassbender.


Tráiler Rock & Roll, de Guillaume Canet.


Tráiler Hampstead, de Joel Hopkins.


Entrevista James McAvoy sobre Submergence, de Wim Wenders.

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