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domingo, 26 de mayo de 2024

Russian Doll & Poker Face.

 


La premonición no existe, es una apuesta o un reiterativo déjà vu… Lo que sí existe científicamente, o se desarrolla en nuestra mente, son los sueños. Esas extrañas percepciones, ilusiones ópticas, de imágenes psico-surrealistas, deformantes de una aparente realidad. O lo que sea esto… una especie de hacinamiento del deseo.

Han pasado muchos ciclones ya, desde que dos jovencitas intervinieron en la literatura de las percepciones, con sus universos fantásticos, como toda fantasía debe alimentarse de las ideas curiosas o imaginativas. La una, por consumo de determinadas sustancias complementarias, nos guía a un viaje a través de un agujero o un espejo, Alicia se podría reencarnar en imagen de otra en un cuarto de baño; la segunda, en mareante combate con fuerzas de la naturaleza, que le llevan también a un universo de estrafalarios habitantes y saltos dimensionales, donde la espiral ética de su personalidad, se empareja a la consecución de los valores que se sueñan comunicantes los deseos, inalcanzables o no. Un tipo de adivinanza de lo que sería o pudiera ser.

Isaac Asimov lo denomino presciencia en su obra Fundación, Frank Herbert lo disfrazó de negro mutante, de mente evolucionada que veía las visiones de lo que sería en aquel agujero desértico cubierto de arena. En este trozo de relato que escribo, se trata simplemente de la verdad.

 

Esos dos mecanismos literarios, emulaciones de la realidad en cuerpo femenino, son reflejos de los soñadores. Bueno, soñadoras… y sus respectivas versiones de sí misma o los demás, implantados sobre las pantallas como ejemplo de lo que pensaron los escritores o guionistas.  De cómo serían sus universos soñados a la vez, qué pensarían sus personajes, qué ocultarían… y que pueden despertar nuestras inquietudes como investigadores al otro lado.

Ideas que clasificó – o al menos lo intentó, no sin especular también -,  el doctor Sigmund Freud en su estudio, La Interpretación de los Sueños, que sin duda, son aproximaciones abstractas de una explicación, o posible conocimiento basado en recuerdos reinterpretados… o esencias de aquellas necesidades, dudas, males, miedos, etc… maneras de soñar.

Los condicionamientos psicológicos o morales internos, nos pueden mover por caminos divergentes a mortales, los más racionales de estos lares – o capaces de expresar sus pensamientos -. Desarrollando métodos excepcionales que permitan alcanzar sus objetivos vitales o acercarse a ellos mínimamente en la búsqueda del interés oculto o ese deseo, se plasman en la ensoñación mental como metáforas, que se estrellan contra síntomas de enfermedades mentales o físicas, y se topan con  terrores. Los más recalcitrantes y horripilantes, recursos recurrentes que espantan al pensamiento o la propia alma. Si existiera como tal, claro.

Y es que, esas extravagantes visiones fuera de la vigilia, se solían interpretar en otras épocas, desde un punto de vista de la fe, como si de estampas se trataran, y sirvieran de propósito de un mecanismo dividido entre lo físico y lo divino. Se sirvieron como obras del pasado y de la mitología sacrílega, como alucinaciones de carácter religioso o esotérico, pongamos como ejemplo, las carreras temporales de James Stewart en It´s a Wonderful Life… y el alcance de aquellas alas. Extraordinarias apariciones de muerte, tras el Cuento de Navidad de Charles Dickens.

Sin embargo, esa maldición del psicoanálisis – supuesto maldito para los más incrédulos -, reinterpreta teorías deseadas, pasiones sexuales, logros de poder, satisfacción reprimida u otras insustancialidades metafísicas, difíciles de concretar en la realidad. Ya que, al despertar, no dejan apenas huella en la memoria, solamente meros recortes de un color o más, de un sabor, un sonido o un aspecto no experimentado en la vida real… Conjunción de palabras olvidadas y acciones perdidas.

Esa característica deseable, u otra sexual o familia, se reproduce en las personas desde su experiencia infantil, y pueden manifestarse muchos años después, ahí arriba, cuando parece que no están, ni se las espera, y ella las siente con serenidad y sentido común, en una forma de investigación de sí misma. En el segundo caso, sabiendo en su interior, que la estás minusvalorando, y mintiendo… Particularmente bajo la perspectiva de la maternidad, sobre la imagen del hombre, su amante rival… y de manera especial dentro de las relaciones filiales con las madres. Es donde la actriz Natasha Lyonne se embarca para Sky ShowTime, acompañada con sus guionistas femeninas en la memoria, al encuentro con la muerte anunciada. Una y otra vez, tal que una maniobra militar o una teórica  marmota del tiempo, con su particular percepción de lo escondido en una Muñeca Rusa, que se va haciendo más reducida, hasta llegar a sus entrañas, el útero y la semilla. Hasta la aniquilación de las partículas opuestas, en este caso, generacionales como casi siempre.

No es huella privada, sino pública, le ocurre a muchas otras. Invadida por esa perspectiva emocional y las sensaciones con el paso del tiempo, que modifican esencialmente – o pueden hacerlo - , el pensamiento. El que fue, o el que se transfiere familiarmente, girando a mayor velocidad en nuestra cabeza… En la suya de mujer, Natasha Lyonne...

Estados de Preconsciencia.

Transversalmente, ella es la conciencia de Severance, sin trabajo. En un fiesta, o en segunda instancia, invitada a la investigación. Es el reflejo de la verdad, de estos multiversos insustanciales, aparentemente superficiales, pero que se irán condensando en el camino.  Se estrellan con una telaraña de mitos y supersticiones, mentiras tal vez, con el  trasfondo de géneros, la envidia y la denominada, singularidad. De abuelas a nietas, de hijas a madres… de inocencia a culpabilidad. Las circunstancias surgieron de aquellas heroínas clásicas, de sus relaciones familiares, desde la Literatura Universal en esos submundos Oz o ´brujas` de Duna, frente al control o la autoridad mayor en femenino.

Pero normalmente, sobre las debilidades del género masculino que, explícitamente, no podrá nunca, sentir como una verdadera madre.

En el pasado, bajo el peso de la gravedad, estos actos preconscientes son espirales que atraviesan la realidad – como aquellas alucinaciones que presenciaban los consumidores de la especia mental de Fran Herbert, o los mineros de Atmósfera Cero -,  aquí con los pies en la Tierra, o lo que sea esto… se apoyaban en ese estado sobrenatural de las cosas, en la consecuencia de un superyó, o entidad superior pensante y desarrollada intelectualmente, cubierta de dudas.

Visiones privadas, reiteradas en dos temporadas – más dimensionada familiarmente por Russian Doll (a través de tres generaciones o una más incluso, desordenadas secuencialmente en la segunda temporada, más compleja y desmitificadora. Mientras, la muestra de un poder sobrehumano especial, mundano más bien, visto con su tranquilidad, es lo que manifiesta Miss Lyonne en su serie, Poker Face.

Donde su protagonista posee una habilidad, un don determinante, para hallar la verdad en gestos o coacciones,  tras miradas a sus investigados; desdoblando la acción a una persecución – serie road- , incansable como si fuera el Dr. Richard Kimble de aquella El Fugitivo (con el actor David Janssen o Mr. Ford en pantalla grande, años atrás),  o esa otra versión en femenino, bastante más simpática que significó el dr. David Banner, entrañable Hulk entre el recuerdo del tebeo, Bill Bixby y la capacidad extraordinaria de Lou Ferrigno, en serie. De la Hulka, no hablo que es peor… Ahora más parecida a una Colombina – de gabán textura Colombo aparentemente despistado -, con desvíos raciales a lo Coen Bros. Humor blanco, del crimen negro… violencia cómica, delincuentes torpes, salpicaduras en la obscuridad. Semejante a Paprika en premonición, sin sueños apenas.

Más hechos demostrados, anticipadamente en su ruta, son resortes de una reinterpretación con gestos o palabras en retroceso, como si fueran esos mismos sueños de los que hablábamos, muestras del flashback. Pudiendo con hilaridad compresiva, reflejar la realidad oculta, y gracias a la elaboración de un hombre, visionario tal vez, el creador de loopers y puñales por la espalda, Rian Johnson que estaría igualmente, echando un vistazo al pretérito televisivo. Lo relataré como una obra teatral…

Literariamente… ¿sueñan hombres, lo mismo que mujeres…? ¿Y los personajes de Robot Dreams, olvidan… la amistad? Y la investigadora juvenil Paprika, interpretaría bien sus sueños…? Son unicornios que de momento, no podremos clasificar, ni confirmar hasta que nos piensen… como ovejas. Y ella calcula, lo oculto, tras la palabrería.

La Ruta, Onírica.

A bordo de un Plymouth Barracuda… en los hechos encontrarás las pruebas… no sueña con el Heart –canción-, sino piensa, mientras exista, en composición de Nathan Jonhson…  Aunque primeramente en paralelo, baila temas, que van de Pesonal Jesus a la de Sweet, Fox on the Run, conciertos electrocutantes aparte... Fox de artera, no de lo otro, claro. Así se entonan sonidos de otros tiempos, frenazos de vagones, fiestas, caídas por escaleras, no de Jacob – donde saltan créditos de voluntad detectivesca con nuestro pasado -, espectadores de la verdad. Con el corazón encogido, perteneciente a ese Dream Scenario con variopintos actores, investigadores privados entre los 70 y 80, sugestionados por sus Estrenos de Tv: Misterio. Nietos de Hitchcock pues y del cómic en tiras.

Pruebas contundentes que evocan al inolvidable Peter Falk, al vaquero de sombrero cowboy y bigote, reconocido como McCloud o Dennis Weaver, a Rock Hudson junto a su Susan Saint James en pareja acusadora. Se ha escrito un crimen con la Angela de los sueños de Dorian Gray, Landsbury, y su comienzo en el crimen bajo la Luz de Gas de G. Cukor, hasta su reunión final con Mr. Johnson en Knives Out, dep…

Sonidos que repiquetean habitaciones fatales, tensión, mentira, junto a George Peppard que era Banacek antes de TeamA, sobre el McKoy de Tony Curtis (casi olvidado), el Hec Ramsay de Richard Boone, un Cannon leguleyo de William Conrad, Quincy que interpretaba aquel Jack Hugman de Pánico en el Estadio, o Lanigan y Madigan con Art Carney y Richard Widmark, respectivamente, que se aparecen fantasmalmente en el recuerdo. También retuvo otro sabueso, James Farentino sacado de  Muertos y Enterrados, o las hermanas Snoop, que no Scoop (que comentaré en otra ocasión televisiva…), interpretadas por Helen Hayes de Adiós a las Armas y  versión de la divertida ensoñación que tuvo el Harvey del director Henry Koster, con el gran Jimmy Stewart…; y de la mano de Mildred Natwick, la inolvidable actriz recurrente del humor de fémina de John Ford, visto en El Hombre Tranquilo, La Legión Invencible o Tres Padrinos u Hombres Intrépidos, y que además trabajara para el maestro de asesinatos, Mr. Hitchcock, en Pero, ¿quién mató a Harry? Hasta su última gran aparición, en Las Amistades Peligrosas en 1988, con todo un tratamiento de verdad humilde, sin duda, o madre de Jane Fonda en Descalzos por el Parque. Una cara inolvidable del cine eterno.

Entre clarividencia lúgubre… y pesadilla afable.

Las imágenes latentes de un sueño, también trasladan un mundo revuelto de pesadilla, congénita, que es trasladada a la realidad de las películas o series de televisión. A determinados espectadores parece muy disfrutable, a pesar de la tragedia o la persecución particular de los personajes en el juego del gato y el ratón. Porque si en Muñeca Rusa, se trataba de retratar sobre dos temporadas, dos tipos divergentes de viajes espacio-temporales con la muerte y la concepción – de ayer a los ochenta -, para reinterpretar un regreso a decisiones que tomamos en nuestras vidas y aceptándolas tal y como se recuerdan…

Que, muchas veces, es difícil discernir en el subconsciente temporal, al confundirse con deseos ocultos o sueños… Y que pueden derivar en una especie de maldición maquinada en el interior, en repetición extracorpórea – o televisada -, que otorgan una segunda oportunidad de solucionar posibles desaguisados con amigos o familiares pretéritos; y que al contrario, Charlie, muestra su Poker Face, de vuelta ya de otros rostros, – más que cara bonita o simplona -, como visionaria de las calidades morales de la gente. Sea costumbrismo en la trastienda de una estación de servicio, una cocina de carretera a la parrilla, con su gastronomía local, su música… una furgo donde cohabitan rockeros cincuentones y ocasionales – recuerdo de otros tiempos -, una acción hippie de terror, su look… un escenario de pesadilla, no dream teatral, un atropello coeniano, un molde de f/x, el rostro de Nolte… la luz negra de una sala… un muelle… siempre, con gafas ahumadas, para no cegarse.

Por los brillos de lo que la rodean, lo que intenta mentirle en la cara…  Esto es, tal que una auténtica, casi, poli de la verdad,  true detective de prestado, movida por el desinterés, o la amistad. Sin alucinógenos, aunque entraña algo de esoterismo muy superficial en lo psicológico.

Clave realismo, rutina en desbandada, acosada, en derivada de aquel Fugitivo que triunfara para una ABC setentera, y ahora se ve como Martin y, especialmente, Rust Cohle, en una... Pero sin título acreditativo por el estado, ni licencia legal de curso acelerado, que a la vez nos recuerda a aquellos que en otro universo televisivo, investigaban a base de rebanarse el coco y con toques de acción a lo Colombo, por descontado, un referente confesable en la serie, como chica a la que le va la marcha… minifaldera, pero con el rock de entonces. Yeaaah!

Se considera, por ende, vidente, verosímil, vocacional, verborreica, con toques divertidos en gestos, gemidos y un lenguaje corporal, muy especial, característico del pasado, frente a estas épocas actuales a mayor velocidad. Palabras apegadas a la observación particular de unos hechos, comprometida con la justicia, y querencia femenina, sin sobrepasarse. Reivindicación justa y sin arrodillarse ante la ley. Y no estoy hablando sólo, de rebeldía ni sustancias que comprometen el razonamiento crítico… sino de, auténtica personalidad.

Simplemente, en base a meras conversaciones, cara a cara, se reivindica con preguntas que incidirán sobre los defectos de sospechosos, lo económico que va junto a la envidia… bajo el sol, sobre el parabrisas, las emociones, los tejados, la venganza, la trastienda, lo incongruente de los culpables - a veces con resoluciones algo atropelladas -, on the road, el tiempo de la tele, ya se sabe… la prisa. Respira, observa, piensa… ves apreciaciones curiosas en los contactos… artimañas… y la familia detrás. Pongamos aquí sobre ruedas, una serie de nombres en serie, Simon Helberg, Pedro Hollywood, Lil Rel Howery, Chloë Sevigny, Luis Guzmán (Wednesday), Ellen Barkin (Animal Kingdom), Tim Blake Nelson (El Gabinete deCuriosidades de Guillermo del Toro), Hong Chau (Watchmen, La Ballena), Joseph Gordon-Lewitt, Dascha Polanco - una de sus coleguis Orange is the New Black -.

Y falta a la fiesta de sensaciones anticipadas, el artista de la modelación, Nick Nolte, y tras ella, esa Famiglia compuesta de perseguidores y tiros… Benjamin Bratt, Adrien Brody y Ron Perlman… ¡por ahora!

Claro, siguiendo las pesquisas, en tramas separadas, debes activar tus sentidos, trucos decididamente alegales y usar el escapismo antes de inocularte algún artificio, que no, miedo. Ella es así, libre, deslenguada, carismática, sencilla... No moldeable, bueno… quizás por un retiro.

Lyonne y sus… otros líos.

Como Mr. Freud decía, las primeras ideas latentes que desentrama el psicoanálisis – para creyentes de él o investigadores somnolientos -, son poco corrientes, circunstanciales, extrañas, alucinatorias, enfermizas quizás… Escasamente referencia de nuestro pensamiento en vigilia y su expresividad habitual, levemente, son sueños y los sueños, deseos pueden ser... Simbólicamente se comportan como comparaciones y metáforas, a veces de lenguaje poético, rico en imágenes o interpretaciones sobre la realidad (aquí opino que pudieran ser semejantes a viajes a otra dimensión no pictórica, más allá de Richard Matheson y sus leyendas, oníricas; en su nombrada obra freudiana, comenta el pensamiento de un compañero filósofo, Hildebrandt: “Cuanto más pura es la vida del sujeto, más puros serán sus sueños, y cuanto más impura, más impuros”. Por consiguiente, la naturaleza moral del hombre perduraría en su sueño… “no se nos hace sospechoso, por palpables, románticos o ridículos que los sueños sean, pues conservamos siempre lo malo, la justicia de la injusticia, la facultad de distinguir lo bueno de la virtud, del vicio… Lo fundamental de la naturaleza humana, el ser moral, se halla demasiado, firmemente unido al hombre para participar en el juego calidoscópico, al que la fantasía, la inteligencia, la memoria y otras facultades de igual rango (digo y, las sensaciones intrínsecas quizá…), sucumben en el sueño”. El Imperativo Categórico de Kant, un mandamiento independiente de la religión o las ideologías, que rige el comportamiento humano en todas sus perspectivas… para dirimir entre bien y mal, incluso… en sueños.

Ni la del espejo del cuarto del baño… una percepción adulterada, que desintoniza de nuestra realidad, pues se alimenta de detalles que olvidamos, de pasajes fragmentados. Su mente despierta, en cambio, reinterpreta esos deseos, silenciados, maquillados en cada función, y los convierte en imperativo categórico kantiano.

Así en cierto sentido… surrealista y original, es la Lyonne, miss Natasha, una realidad kantiana. Mágica, extravagante, pero a la vez, de un costumbrismo cercano, amigable que atrae, racionalista… Este recuerdo  suyo, por trabajos de tv, se compone de sucesos impresionantes y equivalencias detectivescas, terminan siendo  episodios vitales, entre vida y muerte, obstinados, espirituales o altruistas, justicieros… porque ella lo necesita para completarse emocionalmente, para identificarse con la bondad. Lo demás, las imágenes descritas por los guionistas (casi siempre mujeres como es costumbre), son ejercicios desbordados de imaginación, según costumbre de estilo Bill Murray, y ataques de mente esclarecedora, en segundo viaje. Apariencia sensorial de una investigadora para-normal, real con un don humano, y suerte de sobreviviente, en último término. Poco filosófico esto, en cambio…

Hay autores y pensadores para todo. Interpretaciones de la realidad como muestras de ejercicios cerebrales de opuestos, sobre juegos trampa, algún susto, alguna lucha, distorsiones en trampillas, desgracias extraordinarias, decisiones embarradas, amores que confabulan… deseos de muerte. Vías paralelas, territorios incompletos hasta más ver… ¡nos vemos pronto, ´angelada` de Charlie!

Tras su ojo cínico de gran hermana, Poker Face pudiera ser, quedan sus expresiones detenidas en un lapsus, ese sentido del humor irreverente, que desarma, y su dote para relacionarse, sin alardes, pero reconociendo la mentira en aquellos que buscan escabullirse o salirse de... La Ruta hacia Atlantic City. Su próxima guerra…

No, esos movimientos del pasado no son sueños estridentes, ni sexuales que te persiguen en el universo Paprika, ni las revelaciones surreales del cine de Luis Buñuel, con su mirada entrecortada a cuchillazos, ni los viajes astrales de Solaris a otros mundos metafísicos, pero sí, recuerdos mundanos, que nos acercan al personaje, a ella.

Algo parecido a los Sleeping Dogs de Russell Crowe en busca de un pasado crítico, pero con una mente preclara, inocente, sin enfermedad. Sin el revestimiento falso del Hypnotic perpetrado por Robert Rodríguez con un poco convincente y elaborado en guión, Ben Affleck – no sé para qué tanto embrollo, la verdad -; o sin la perversión de un vacío existencial en lo narrativo, como puede ser esa horripilante Madame Web. ¡Vómito de araña sin red!

Tampoco es androide, con sueños húmedos, ni expande la sensación del terror, aunque hay cierto temor de índole mortal sobre su persona; mientras que para Nicolas Cage, en su EScenario significaba una terrible pesadilla, un ajusticiamiento público, por interpretaciones oníricas. Entre superhombre no buscado y la maldad general, que arrincona al desprevenido en la red, lo acosa y derriba. Esa jauría representativa de perversiones de una realidad social que cataloga, sin saber, y contemporánea, pues comparte humor ácido, con el horror real de las noticias. Y por tanto,  bastante mala leche social… Es un notable filme Dream Scenario, a recomendar, que no comparte una reinterpretación, sino compara, notoriedad o famoseo actual, con la pesadilla común de alguien que no desea, ser reconocido, ni juzgado. Un poco, acosado como ella, la samaritana de las emociones

Mira se hay pesadillas reincidentes, que ha visionado el filme Nunca me Encontrarás, y se parecía como una gota de lluvia a Old Man de Lucky McKee, con otro reflejo hiriente de feminicidio, eso sí. Estas líneas geodésicas de la realidad destructiva, son como autopistas, con salidas hacia espacios moribundos, inteligentes o amables, como las raíces enterradas en el árbol de Alicia. Hacia la obscuridad de la reina de corazones por una ruta 66, amarilla por el calor del desierto de Oz… hablando de Furiosas, Anna Taylor-Joy, pero más experimentada. Esta es Natasha Lyonne, heroína pura… sin careta, sin lastres emocionales. O no… depende, si la ficha es buena. Si te manifiestas como, el fantasma detrás de la función y la crees... si no, no.

La muerte siempre está al girar el recodo, a través del tiempo que te quede… hasta que cae el telón sobre la memoria. Al fin y al cabo, ella es como una vieja estrella del rock… No, no es el Poker Face de Mr. Crowe, ahora vamos al trío de hermanas, Elizabethe Olsen, Carrie Coon y Natasha Lyonne en película del director de aquella intimista The Lovers. Y adiós… que aún nos queda un buen tramo. Brrrum, brummmm!



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