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lunes, 30 de diciembre de 2024

Fallout. Season I

 

Todo comenzó subrepticiamente el 23 de Octubre de 2077. Explosivo pero oculto, como una espiral de caos y destrucción, pasada por bits reservados. Sin embargo en nuestra línea de tiempo, digitalizada con botones de on/off, empezaría mucho antes con esta serie de juegos post-apocalípticos.

En ellos, una sociedad norteamericana esencialmente, separada por momentos, de Canadá y México, en el punto de mira de la extranjería cotidiana, se separaría de facciones en constante lucha… ¡claro!

La Guerra Nunca Cambia… pregonaban en los altavoces mediáticos, y no tanto… Y por agente contaminante, también el resto del mundo civilizado, o no… Se constituiría una formación árida, con estas banderas cuadriculadas, llenas de estrelladas barras, tras la caída de las bombas… Más eso, es otra cuestión… Ahora vamos con, Ella Purnell.

Ella, joven de Miss Peregrine y en deprimente suceso de Kick-Ass 2, o como aparición en una de las primeras liquidaciones de Yellowjackets; se puso a construir juegos divididos en ejércitos de muerte, como de posesos, como voz de Arcane y al fin, moradora del refugio 33. Por consiguiente, se convertiría en hija de nuestro querido Kyle MacLachlan, que… ¡qué os voy a contar a los aficionados a la ciencia ficción y al maestro David Lynch… todo un referente del cine y la tele! Y ella, una gracia de la supervivencia, que ha puesto a la fémina de protagonista, nómada.

Así, dentro del mundo alternativo y mutante, de un Fallout en serie de nueva creación, entre Vault-Tec, aquel primer rol de Bethesda Softworks (anteriormente denominada Black Isle Studios con el maestro creador Todd Howard), la unión de Lisa Joy y Jonathan Nolan (que se adiestraron en mundos paralelos en Westworld), y la productora de la actual serie Amazon Studios que sería visionada en Prime Video, se conduce una anomalía genética televisiva.

Hasta aquí, 200 años después, todo es coser y jugar… Ella, lleva el traje de diseño azulado con ribete amarillo en el pecho, que llama la atención lógicamente… Walton Goggins tiene el olfato suficiente para continuar su obra tarantiniana del error de Djiango y la excelencia de The Haterful Eight, como negro cuervo de la Venganza, en ciudad de los 10000 cadáveres, muy vivos… Y el más nuevo Aaron Morton es el trípode metálico, que se transforma en sobrino de Teminator II con humor, Caballero de la mesa cuadrada de acero, con parecido corazón, tránsfuga… y perspectiva de crecimiento en Hermandad. También con una relación de moda, dentro del mundo hollywoodiense de hoy – Chica con chico de color, normalmente…-, posiblemente gracias a la influencia de su creadora Geneva Robertson-Dworet, responsable de Capitana Marvel y aquella última Tomb Raider de tan mal recuerdo…

De The Acolyte, no te hablo, para qué… igual te despiertas un día con pesadillas, preguntándote… ¿hasta qué basurero espacial ha ido a parar una parte del mundo galáctico de Star Wars… con la llamada wokelización de Disney pus? Hasta he llegado a leer, no sé qué de interseccional, mecachis, empieza a ser pringoso… Por mis partes, me quedaré siempre con el espacio solitarios de El Mandaloriano y su Grogu, de mis pensamientos... que no panfletos. Verdad, Leslye Headland, ex de Miramax y asistente de Harvey Weinstein, y creadora de varios capítulos de la notable Muñeca Rusa… y que parece dirigirá, la versión cinematográfica de la novela Los siete maridos de Evelyn Hugo.

Pues mira qué bien... un mix converso y camuflado, entre vidas de Rita Hayworth, Elizabeth Taylor y Ava Gadner. A ver qué nos desvela…

Refugios… como el parchís.

No, además de espacios reservados de un juego en facciones de colores… Son esos cubículos especialmente preparados para sobrevivir una larga temporada, en un nicho potenciado, bajo tierra.

Como si de muertos vivientes, en el silencio subterráneo, nos alimentamos y damos vueltas... Mientras en la superficie, con la más extensa radioactividad, interferencias de otras épocas y a lo Mad Max. Este efecto nocivo, campa a sus anchas, junto a los monstruos, que devienen de las terribles consecuencias que, aún estamos por descifrar… y no desvelar para los no iniciados… aquí.

Refugios con numeritos, esparcidos por lustros, que preservan la vida de los llamados, moradores, y definidos por diferentes formas de gestión social, política y alimentaria. Salvo, si es que lo estarás… que se diferencian de las inclemencias sufridas por los superficiales del exterior, y algún secretillo interno.

Sean producidas consecuentemente, o provocadas… por vaya ud. a saber qué, tipo de mentalidad… todo se mezcla con F/X de odisea metafísica, cierto diseño steampunk, con un música sugerente de compositor Ramin Djawadi. Creador por ejemplo, de bandas sonoras como ElProblema de los 3 Cuerpos y excelentísima La Casa del Dragón, chimpón.

Por ende, en los ratos libres, qué deben ser muchos… todos forman una especie de facción dentro de una batalla compleja, con estrategias de tableros, que dura ya varios siglos, y un arcade que debería crecer más todavía, en un futuro cercano. Esto viene sucediendo, desde que al término de la Segunda Guerra Mundial y las catastróficas consecuencias en Japón, se separaron los tiempos en diferentes líneas. Como las guerras civiles que te suenan…

La nuestra real,  la suya, la de los Ghouls y los SuperMutantes en western de nuevo orden. Capitaneados por estos personajes, en los que destaca el Necrófago inmortal, un cowboy del desierto de Mojave o Yermo sin colonos, en la Nueva California de 2198. Y un padre, que no se reencuentra pacíficamente con su retoña… oño… por quítame allá, esa cabeza loca. Y tenemos junto al Quijote racial, hasta un Sancho, con juanetes chungos…

Flipada llena de aventuras, bandidos, traficantes de órganos, robots en descomposición, mutarachas, anuncios con macguffins sorprendentemente chisposos y moleculares, testas borradoras recordando a otras inyectadas – ya me extenderé -, monstruos del lago, monedas de chapas para pagos licenciosos, servoarmaduras T60 (si no es una referencia, pues vale…), Pip gigantescos como móviles antiguos, y Vault Boys en cartelería casi retro, un poco de Maximus Prime, Grognak el Bárbaro y…. una canción de Johnny Cash.

Y sin embargo, aunque todo nos suene, incluso a los que no hayan demostrado su jugabilidad a los mandos… Todo es diferente… excepto la guerra que se aproximaría de nuevo… que es la misma, civil. Porque los refugios, no son exactamente iguales, ni la animatrónica robótica o monstruosa, de momento del III y IV se muestra aun, ni los sucesos inventados para esta generación de sufridores, tienen que ver con el agua, ni el nuevo Maestro en fémina, ni California o futuros sucesos que se preparan con vistas al Fallout 2. Dejarán indiferentes… espero.

El Yermo…

Y es que esos hogares, nidos de corrupción, sectas y víboras, deberían estar preparados para medir la capacidad de la supervivencia humana, y no lo contrario. Con seres bajo diferentes condiciones de presión, con falta de agua o energía, conviviendo con amigos de toda la vida, tan extraños, que acabas desfamiliarizado… y sabiendo que los altos niveles de contaminación allá arriba, son una nueva forma de sobrevivir también, más natural… ejem. Donde la carne es la nueva carne, y los perros comen carne… Cooper eres un perro… vagabundo.

Lo que ocurre, ciertamente, es que en el interior de estos refugios herméticamente sellados, tipos de sarcófagos, hay un paso temporal entre vida y muerte, o la resurrección en otra forma. Y teniendo en cuenta la capacidad de su aforo, es posible que existan bajas, ¡ve tú a saber por qué motivo, eh! (sin destripar por ahora… o descabezar), pues no vamos a corromper el trabajo de guionistas de Fringe, Melrose Place, Lost, The Walking Dead, SnowPiercer, The BoysMrs. Davis, American Gods, Westworld y of course, Shôgun. Esta serie de series, es para qué pinchéis y leáis lo que escribí sobre ellas… Vale.

El Erial contaminado escrito Yermo, o Los Baldíos en otra era, son los rescoldos calcinados, nunca mejor dicho (que lo veremos…), tras la guerra entre los USA y China, por el Labrador, que dividió el mundo conocido occidental en Commonwealth´s, como buenos y jodíos sajones… hasta esta representación, 10 años después de Fallout IV, de la actual situación mundial… ejem2… con esas facciones peleando hasta la destrucción, por ver quién mueve los mandos, y los corregirá… o moldeará a su manera.

¡Volveré!, que diría el otro. I promise you… De momento, evidentemente, recomiendo pasear por estas arenas contaminadas… escudriñar, y ya veremos. Que nos depara Cooper, Titus, Kyle y… Ella.

Referencias y… otras pelis.

En primer lugar las sagas replicantes, es evidente, con Westworld de referente en la mochila, en convergencia de Terminators con los Caballeros del Zodiaco o los Halos de Arturo, the King legendario de un Camelot destronado… y por supuesto, todo el mundo creado por George A. Romero, deambula por ahí por otro mundo a lo Last of Us, o al Silo esperado en segundas, para los restos, como otro ejército en consonancia con los muertos pandémicos de nuestra realidad. Mas, con mutaciones más evidentes, que un pulmón de mármol, eso sí.

De momento, cómo no he visionado ninguna película del género de zombies, últimamente me las ahorro, me voy a centrar en otras incorporaciones terroríficas, por ejemplo V/H/S Beyond, que coexisten parecidos… donde reina el descontrol en mundo paralelos, por los cielos, los campos, las profundidades de la mente humana, o las edificios con  comilonas a lo Rec. Residen cánidos también, con mala leche, en un capítulo muy especial para cuidadores… en cambio, en sentido contrario al protagonista de la notable Dogman, dirigida por Luc Besson con magnífico estilismo artístico, atmosférico y narrativo, y la excelencia interpretativa de Caleb Landry Jones, como bandera redonda. 

Todo se supedita a la carne, claro. Y a veces, con una especie de mueca al espectador, como aquella Smile que dio bien de comer, y que ahora se ha descompuesto bastante en nuestra cara, tras segunda versión con una, La Voz, que ya cansa como ocurriera con una parte del penúltimo trabajo de M. Night Shyamalan titulado Trap. Si bien al final tiene su cosa… interrumpida, como la mala leche de la segunda entrega de Winnie the Pooh, de carencias evidentes, o la transgresión literaria que no redondea, Alice in Terrorland. Esto nos dirige a la nada, espesamiento  psicológico por querer abarcar demasiada pesadilla…

 Y esto me recuerda, a obras ambiciosas y megalomaníacas - desgraciadamente a estas alturas de la construcción cinematográfica de una carrera- a Megalópolis del amado Francis Ford Coppola. Pues se desborda desde los cimientos a la cúspide, al escoger a un reparto variopinto (no sé, si muchos creyeron en el proyecto…), en el que no termina nadie destacando por su actuación. Un guión republicano de corrupción monumental en ciudades, de bandos constructores en busca del elemento milagroso, basado en una Nueva Roma de Gotham en la que no existen ni caballeros oscuros, ni clowns, ni gladiadores o césares siquiera en sombras, solamente esclavos… Tal vez, algún Craso borroso. Por tanto ficción que acaba desarrollando una paranoia, o pequeña, gran catástrofe narrativa y visual, por sus aspiraciones y consideraciones políticas y estilísiticas del romance. Y un posible borrado de la memoria, en el tiempo. Qué siempre está ahí… como un corazón perdido en tinieblas. Qué se lo digan a Joseph Conrad, Charlie Sheen o Marlon Brando… y a los mancillados del Congo belga.

Y cómo no… remontamos… Terminaría diciendo que Venom, mejor no dieras ese último baile… otra decepción esperada de la Marvel-Disney, que va encadenando... Para eso no meterse en ese Cellar Door del subsuelo, qué mira que te dicen que no veas, y hala… vas y miras, y te la vuelves a pegar, porque el sótano está oscuro y hace mucho frío… para un baile auxiliar en pareja.

Algo similar le pasa a Don´t Move, producida por Sam Raimi, que es exageradamente rebuscada en la acción o el suspense, acabando en el fondo de un barranco genérico. Pero, al menos hay un héroe en redención, como en el Kraven the Hunter. Que vuelve de la muerte, para vengarse… y eso siempre mola, un huevo de león, o Mufasa… que no Muface, no confundir los ambientes leoninos, eh.

Sin embargo, aunque tiene momentos, en la cinta mexicana No Voltees, no me acabo de creer lo que ocurre, ni obsesión de madre, ni fantasma del padre, ni venganzas del averno… Parece otro ataque desaforado a la familia actual y el malvado supuesto americano, de la violencia genérica y patriarcal, en forma militarizada. ¡Híjole!

Y aquí me detengo… por el momento, no vaya a ser que nos llevemos (o me halle), con sorpresa en forma de sonrisa de Hugh Grant, en versión oompa-loompa´s y acompañando a Bob Dylan con atracón vocal de chocolates por Navidad, mi Burrito saba… joer, joer, joer…

O, a Demi Moore haciendo un cambio radical, televisivo directo, en plena sustancia a sus medidas, interpretativas, tan dubitativas en otras etapas, y ese normal calzador que es, el sorprendente paso del tiempo… xDio. Mis reconocimientos, para ambos lumpas.

Y ahora, pensamos… Óscares incluidos ¡en el terror! Qué esto, no es el mundo de Wonka, ni una Séptima Profecía… ¿eh? Como diría aquel otro Agente Cooper, bipolar… tengo que dejar el café, craso error… ¡qué no, ni de coña!


domingo, 15 de diciembre de 2024

Federico: El Último Verso.

 

Desde luego, no es algo acostumbrado en este blog, hablar de representaciones teatrales… Pero, lo prometido es deuda, y aunque toque un tema controvertido, la poesía de Lorca es crecimiento, vitalidad, sufrimiento y muerte.

Ante esa, su mejor obra La Casa de Bernarda Alba – según las lecciones que daría la vida -, también se oscurecerían los momentos críticos de la hora última de Don Federico García Lorca.

Y en una reflexión esdrújula, onírica y familiar, voy a guiarme por la obra titulada “El Último Verso” y, en algunos otros episodios que se ocuparon de ello, en el cine y la televisión. “ A las cinco de la madrugada, ni un vuelo de murciélago guiaba sus pasos, ni los caballos de los picadores osaban un relincho… a las cinco de la madrugada, bailando los minutos en el tablao del tiempo, la muerte se encaminó a su rostro, como tantas veces había sido nombrada… inmóvil, congelada en el tiempo”.

El día y la noche, en el teatro.

El texto de la escritora y guionista Raquel Trujillo - que estudió por el American Film Institute de L.A.-, es una revisión hipnótica y de representación artística sofocada en su atmósfera, físicamente simple y espiritualmente compleja, que pone en escena María Rodríguez Ortega. De día temor, de noche confusión y recogimiento.

Son horas de un relato casi mudo, en una tempestad granadina casi invisible, que se compone de fragmentos fatídicos, irreales o imaginarios, que convergen en la única verdad. Qué fue su asesinato de un poeta, ya en esos momentos, universalmente versado… ¡teatralmente sometido en una blanqui-oscura, solemne pesadilla!

Es el contraste de un espíritu puro, enfrentado a la realidad latente y su mente en vigilia. Como un lúgubre arrastre de campanillas, en aquel 1936 tan aciago como la sombra de una montera en la arena. Y en su interior, negro y vacío, una espiral de violencia que redondeaba toda la fiesta… porque, sí, se dirigió pudiendo haberse decidido por multitudes lugares, a la celebración de su onomástica, y la de su padre, Don Federico. Así que, era un hijo de papá, pero sólo de gastos determinados, traje blanco y pajarita, que no de pensamiento y obra.

Era el primer avance de las hostilidades inútiles, de una frustrante y horripilante, Guerra Civil Española, que pareciera una inutilidad de nuestra historia. En continua alimentación retrospectiva, venenosa, dura como un cuadro de Goya… por no hablar de Pablo Picasso, que ni pasó por aquella academia, ni conoció en persona, ni sus inquietudes en España, ni su verdad en París, a los que ambos encaminaron sus méritos desde su natalidad andaluza.

Sin embargo, las conexiones se acomplejan en las versiones y el tiempo se divide en diversas teorías sobre esas fechas, de las cuáles no cuento, pues ya existieron, y existen muchas voces, historiadores, implicados, condicionados, admiradores, secretos… No paran de crecer tratando de definir las expectativas históricas, o los intereses, quién sabe.

La perspectiva desarrollada en tablas arlequinada, blanco y negro, con matices múltiples de grises, se estipula por la compañía teatral tinerfeña, Timaginas. Es mi contacto y mi palabra en voz viva, que justifico con estas letras convulsamente admirativas…, y que se representa en tiempo de adviento, en Teatro Arlequín de Madrid. Y cuyos dedicados protagonistas, estarán encantados con vuestra visita, y comparecencia a juicio. El que no tuvo, ni tendrá, el recuerdo de un poema.

Dignidad… y culpa.

Venimos del pasado, de la memoria, ya que la historia de este grupo teatral posee algunas huellas históricas, a sus espaldas. Premio Godot a la comedia crítica “La Farsa del Siglo de Oro”; y elogios para navegantes en su anterior viaje teatral “Elcano”.

Referente de españolidad necesaria de la que adolecemos, y se mofan allende los mares, afrontando personajes que han sido fundamentales y artísticamente, bastante mudos. Recuperar referentes, en estudios contemporáneos de nuestros jóvenes, es maniobra al timón.

Pero, ¿cuántos muchachos habrán naufragado en el transcurso de guerras por diferentes épocas…? Imposible el cálculo, es un potosí orgiástico de violencia... Sin duda, pérdidas siempre dolorosas, especialmente con los niños… Y Federico, en cierta forma, y en espíritu, era un poco niño… dejando aparte las querencias sexuales, que no son lo principal en estos días de angustia belicosa.

España se partía… por el rayo de nuestra desgracia tópica. Hace tiempo hundía en el tronco del tiempo, y desangrada a chorros, goteando radicalmente hasta nuestros días. Una desgracia cómo ninguna otra, salvo la de algunos espíritus norteamericanos, y algún otro verso poeniano… A pesar de temas que abarcaba en su producción literaria, Lorca no se caracterizó esencialmente por una objetiva posición política, si bien social, granadina y española.

 Más efervescente, en sus expectativas republicanas del estado español, que ciertos reflejos separan de su trágico destino, y otros se meten en el fango hasta las rodillas. Por ende, existen teorías para todos los gustos, incluyendo escenas, biografías de pluma irlandesa en el Planeta, y programas que recuerdan palabras y sugestionan odios imperecederos.

Aunque no estamos aquí, para ejecutar ninguna orden de persecución, ni manifestarnos a favor de ninguna maniobra conspiratoria… sino, para hablar de teatro. Era dantesco verano en la Vega de Granada, un infierno de fuegos fatuos, con mosquitos persiguiendo fantasmas, y picando escondidos. Ya que las cosas se estaban complicando desde las trincheras, de las cabezas a los tentáculos familiares… Era la cólera enfermiza, provocación de ideas, y venidas de estertores de muerte en la plaza. Por allí, y por acullá… envidias y celos.

Esto se siente en la obra, gira como torbellino de palabras ejecutadas, en gritos amargos y silenciosos, a la vez. Dudas en cuatro paredes que son refugio, y serán prisión, hasta el final. Y la redención, una mera especulación, al igual que la culpa… que dijo Gibson, guió La Muerte de un Poeta en Tve, cerca de sus padres y hermana. Los nervios afloraban debido a las extrañas circunstancias que rodeaban sus posibles, y sus enojos, que también los había… por referencias en sus obras y demás omertás familiares.

Y luego está lo evidente, que forman los bandos que se matan en todas las batallas, cuando él, no querían ni parecerse ni verse identificado. Incluso en las teclas del maravilloso piano, sonaban a reproches de Falla, don Manuel, y sugerencias sin escrúpulos personales, por las extravagancias personales junto a Salvador Dalí y el magnífico director que sería Luis Buñuel, emparentado virtualmente… pudiera ser… con su surrealismo mundo de El Perro Andaluz. Qué sentían sus raíces, de veras, en contra de otras teorías revolucionarias.

Apodos aparte. Y que tantas veces, oyó nombrar en sus propias bocas… desde sus cuerdas tiradas por asnos, a sus ojos rebanados por hormigas vítreas, más que venéreas o relativas al sexo. Son ejemplos surrealistas, de su convivencia y devaneos por el Madrid de desangramientos, y hoy sangrante de nuevo. Y aquí me paro, no por perro, sino gato.

Hora de Alba.

Esa Casa que serviría de motor de ciertas exequias y maniobras calenturientas futuribles, con Federico de inspiración de nuestras letras más memorables. Echadas al fuego,  en una incontinencia narrativa que no existe, sino fuera de nuestras fronteras como una especie de maldición de la cultura española. Tan denostada, como la historia negra que padecemos en actuales fusilamientos.

Historia contra la sajona evidencia, tan opaca, asfixiantemente delatora, como una especie de lengua traidora. O una voz que apunta en la enfática concha, de una diminuta Barraca.

Y ahí crece, su literatura de féminas, patriarcales o respondedoras, si sexuales en torrentes secos de sus pechos, hasta las indiscretas insinuaciones de su homónimo de odas tocantes, Walt Whitman, en maniobras orquestales en la obscuridad. Y la guerra, que también conoció y alimentó en sus versos. En ambos se presiona, y ciertos críticos y biógrafos dicen, no sangra… teorías hay como estocadas vitales. Pero, la obra arlequinada, lo expresa bien claro, tú verás…

Y ahí, es donde termina, y comienza esta escritura mía, al anochecer o el alba, en las profundidades del alma, y las penumbras de un corazón que,  dejaría de latir para siempre. Innecesariamente, deshilachadas, como casi todas… vidas hechas girones.

Entonces llegó, sonando desde una antigua radio, es primer aviso del vértigo, que luego lloraría el mundo y España. Retos que pertenecen en mi caso, a la promesa, y para aquellos, a la deuda… o la venganza, quizás. De todo había en la vega del señor.

Sobre las tablas, el interior se va apagando poco a poco, mientras se ilumina un foco sobre el personaje asustado, como conejo en una cacería. Donde los trámites de ese coto, privado la mayoría de veces, tienen vetas que se van descartando en la historia. Para centrarse en relaciones personales, y una especie de malentendidos, o no… Depende del que lo quisiera contar… Aquí, es meridiano, apellidos, ideas y mariconadas, que siempre fueron motivos validados.

El Último Verso, es titular.

Amigos del alma, o enemigos mortales… como sombras históricas goyescas, de los que participan en la representación sobre el escenario.

A la vez, sencillo y representativo, definiendo la consabida figura de Lorca, sus quehaceres narrativos, como sueños cortados de un plumazo, y sus miedos, recurrentes tras su pluma… y en las representaciones marchitas de su propio deceso.

En matices libres, se descompone la afrenta familiar y las reacciones políticas, que vivieron un cacique en su matrimonio, otra posible fuente de crispación en aquellas tierras. Por herencias, heréticas, o tal vez, hasta eróticas, tan compungidas en la piel de unas frenéticas, Vicky Peña, Enriqueta Carballeiro y una animosa y atractiva Ana Belén, bajo la fusta intimidantes de la inflexible Irene Gutiérrez Caba y el diapasón sonoro, de las escenas intimistas de Mario Camus.

Esfuerzo en una improbable papelera consumida por fuegos internos u odios… salvados en último instante, por lucidez artística o su arte. En este teatro de minutos postreros, son parecidas uñas de matriarca, con  tendencia a ese machismo costumbrista de la época, que sale de las fauces inestables de la Roldán, devorando a su hijo, y que forman parte del conflicto entre la sangre y las envidias de otros tiempos. Y fortunas… y además, no contamos para desengrasar con la gran Florinda, Chico. 

En el Foco… ¡Fuego!

Allí todo se incendiaba por culpa de un cabreo, o Cabrero, y en esta obra, son varias que desembocarían en el cuerpo inerte de Lorca. Dónde no voy a significarme, ni prestar oídos a comentarios. Federico reía cuando representaba su descomposición, entre amigos en cambio, a pesar de todo. O la nada… Y con ese humor negro, me quedo…

Mientras el personaje de Horacio Roldán es interpretado magistralmente por Armando Jérez, cuando el coño tiránico de la venganza, se apodera de la escena con la actriz María Rodríguez, que atraviesa con su lengua bífida el porvenir de un Lorca, interpretado por Alejandro Fuertes. Y complementan otros fuegos desatados, Javier Martos, Andreas, Figueireido y Lucía Jerez. Y todas sus sombras, bañadas por una iluminación, que va de lo íntimo a lo fantasmagórico, recalcando los distintos estados de ánimo.

Ante tanta debilidad del poeta, la suerte esquiva pasa a los espectadores, en hechos tan lamentables y dolorosos, encañonados por esta versión en perspectiva. A pesar de la trágica evidencia de un presupuesto sin grandes alharacas, todo se ve reconfortado por las interpretaciones y palabras que afrontan, tanto venganza como dolor.

Tú, amigo, a las cinco sentirás el sudor que surca tu frente, la afrenta que enfrenta tu mirada, perdida, la culpa a los ojos, y el sentir de un protagonismo que te sobrepasa… como si fuera una bala. Eres, puedes ser, o pudiera ser, cualquiera de nosotros. Maniatado, o denunciado por un beso anónimo, en la misma boca del arte.

Y eso es todo, que es casi la nada… la figura maternal, se aparece indicando los tiempos transcurridos, como los fantasmas de la Navidad de otros tiempos, incluso, las que viene de otras olas, cuando el poeta navegaba a solas. En paralelo histórico, de un Sebastián Elcano, que da  la vuelta onírica a sus mundos, y volviéndose héroes a su manera… que no es la nuestra, sino la de la ira.

Y como meros observadores, sufridores, porque ya no volverán sus viajes ni letras, somos visitados por dineros, personajes o deudas históricas. Al igual que la, Alba despide a su hija, nosotros nos encontramos con un hijo de España… Esta España, dividida en familias o estirpes que odian.

El beso de Judas: Algunos historiadores, califican la vida y final de Lorca, en comparación con Jesucristo, en una constante guerra civil trágica, conformada por ideologías opuestas con o sin fe… y Uno, que no pertenece a ninguna de las esquinas históricas, observa que el paso del tiempo ha ido transformando en algo similar al magnicidio conspiranoico de un John Fitzgerald Kennedy, a la española…

Salvando las distancias poéticas, y sus ejecutores en el punto de mira, no entro en el fango de opiniones, contrastes, sesgos… Ni manipulación, daños causados, herencias y culpas, de los retratos y los silencios, de las sombras silenciosas, lo oculto, mano vengativa, de las voces que retumban, interesadas o no… del incendio por venir… de sus pesadillas. De tu muerte… Pues sabes que, la historia es cíclica, se puede repetir en cualquier momento, en un segundo, un foco sobre cada uno… y dónde eras, ya no eres, y los sueños terminan, con el último.

Expresaba Miguel Bosé en aquel corto sobre la consciencia poética de Lorca… Deseaba vivir… seguir viviendo, por encima de todo. Y quién no, sea hombre pobre o señorito poderoso… poeta u obrero, inocente o delator, político o guerrero, primo o amante endogámico, miedoso, incluso, guardia civil… frente al terror. El mismo que seguimos padeciendo, mucho tiempo, en esta piel de toro. Mañana europea… americana… ¡mundial, quizá!

Y en postrera referencia, o última recomendación, sin rimas en las bocas,  como una necesidad interna, se despierta el caso de los últimos días de Federico García Lorca… que es, viajar al pasado, echando un vistazo al programa La Clave con José Luis Balbín y aquellos invitados al baile, sin paseos… y jugar al juego de ser como Costner en J.F.K., para ver quién dice, o inventa, y quién envenena por referencias o verdades. Y quién calla sobre todo… o quiénes borraron huellas. De la Ceda a la Meca, en el cinturón… ver el arrepentimiento y vuelta a empezar. Intentando resolver un rompecabezas, que termine el todo. O no…

Al Albaaaaa, ¡habla! Al alba, una última oración… y ya. Qué cosas, éstas de la serie que sigue a Gibson, para un amante de los toros, las banderillas y… ¿dios? Tan blanco que iba.

Pero claro, la censura es poderosa moneda de cobro… Decían que los roqueros, nunca mueren… pero, no es verdad, es la música y la poesía, la que sobrevive… Y los poetas, músicos como Falla o Quincy Jones, lo sabían bien. Porque en su documental Quincy, lo enfrentó en los duros asesinatos entre jóvenes raperos y negros… Dónde también murió la poesía callejera ante el rojo sangre… Como mataron de Lorca, la del pueblo.

Fuente Vaqueros quedó en silencio… Y Asquerosa cambió de nombre, para que no fuera identificada nunca jamás, y les acusarán de rencorosos, siendo Valderrubios, cosecha de tabaco y novela para Albas. Y de Federico, quedó, recuerdo de aquellas criaturas, féminas sacadas de las brasas, fogosas, y sus versos de aquí a Nueva York… Más, el sonido universal, de un Son Cubano.

 

domingo, 8 de diciembre de 2024

LOTR: The Rings of Power. Season II

 


En otra era remota de nuestra realidad, lectora, existió un hombre que se levantó en su propio idioma, al ruido generado por las balas y los cañones… Esos que tantas pesadillas despertarían en las familias de Europa y el resto del mundo.

Para ellos, crearía una epopeya apocalíptica que cautivó a las diferentes generaciones, debido a unos reconocibles protagonistas y composición de las sagas mitológicas centroeuropeas, dentro de un paisaje regado por la luz y amenazado por la obscuridad. Una esencia destacaba maliciosamente sobre el resto de presencias, a la que denominaron entre otros muchos calificativos como El Señor Oscuro.

Bajo una corona ponzoñosa, se instala la figura transfigurada en dos o tres edades consecutivas, dependiendo del tiempo transcurrido, desde que aquella primera Guerra de la Ira. Donde el malvado Morgoth superó en las sombras, al embaucador Sauron y se alzó en el reinado de la Tierra Media frente a los todopoderosos Valar, creadores de este mundo. Mientras que los Maiar – como el propio Sauron, o los opuestos Istar o magos -, conformados por la mano del dios único Ilúvatar, debían servirlos para transformar la creación en una forma material.

Ambos se enfrentarían en el pretérito del pensamiento de J.R.R. Tolkien y los episodios trágicos de la Guerra Mundial, para establecer al opresor de las razas, según aquella otra figura tenebrosa y trágica. Morgoth, sombra del Melkor, consiguió extinguir la luz de las Dos Lámparas, sumiendo al mundo en las tinieblas y expandiendo su poder absoluto por los diferentes reinos o comarcas, conformado su temible ejército. Con artilugios mecánicos, que infringirían un enorme quiebra en la moral de sus enemigos. Pero, los Valar se afanaron en construir Valinor…

Hoy, en la actualidad de mis visionados, nos encontramos a pocas fechas de la festividad de la Natividad, con el nacimiento de un ser celestial semejante a aquel Ilúvatar del cuento fantástico de Mr. Tolkien. Que comenzó su historia mitológica, con un sencillo recuerdo: “En un agujero en el suelo vivía un hobitt…”, un pequeño, o mediano, ser, que se convertiría el héroe por excelencia de nuestro tiempo, y a la vez, balanceado por aquella corrupción venenosa del Anillo Único, para dominarlos a todos. Estos son Los Anillos de Poder II, en su lado más oscuro.

John Ronald Reuel Tolkien…

Aquella frase separada en el tiempo, se transformaría en la imagen protagónica del cuento en 1932, cuando Mr. Tolkien – el abuelo…-, escribiría el Hobbit, este sin nomenclatura aún. Nacido en Sudáfrica, por motivo de los negocios de un padre comerciante de diamante y piedras preciosas, que serían arrancados de la tierra mítica, hacia el Banco de Inglaterra. Próximo hacedor de mundos.

Pero en el clima asfixiante, su padre fallecería a causa de una fiebre reumática, mientras que la familia había escapado a los rigores del clima africano a las nebulosas de Londres. Y el joven John se criaría encantado en la campiña del pueblo de Sarehole… que sería, a su vez, el escenario trasladado a las fantásticas escenas y daría sus pasos en el conocimiento de las lenguas, aprendiendo el latín a los 4 años de edad.

Idiomas y mitología, se convirtieron en sus especialidades, hasta llevarle a inventar nuevas expresiones y lenguas, hasta que ya huérfano a los 14, se instalaría con un sacerdote católico del Oratorio de Birmingham, como tutor… Y conocería a la Galadriel de su vida, Edith Mary Bratt, a la que el padre de fe, prohibiría su consulta visual y sexual, hasta los 21.

Así que el joven Tolkien, se concentró en sus estudios de lingüística mundial, donde descubriría al poeta Cynewulf y se quedó prendado de una de sus coplas llamada, Crist: “Salve Earendel, el más brillante de los ángeles, enviado a los hombres sobre la Tierra Media…”. Fue el impulso esencial, para su primer gran personaje, salvador de hombres y elfos, conocido como Eärendil el Marinero. Hasta idear mediante el transcurso de una travesía por los Alpes suizos, el inspirador relato de Bilbo Bolsón en las grandes Montañas Nubladas, al norte de su Comarca y lejos del Ojo de Fuego, que se levantaría amenazante en la distancia de Mordor.

En consecuencia, sobre aquellas sangrientas trincheras, aquejadas de insectos y enfermedades contagiosas, el soldado John, perdería a una gran parte de amigos y marcaría el carácter pacífico de sus pequeños habitantes de pies grandes. Y claro está, de él mismo, como ciudadano y novelistas de fantasía, coraje y espada. Contra las mismas fuerzas, que pondrían cara y manos, al Mal, con mayúsculas.

De Morgoth a Sauron.

Un cuento de lectura nocturna y onírica para sus hijos – entre ellos el relevo de escritos victoriosos, Christopher Tolkien -, se erigió como el más famoso e internacional mito de la lectura Juvenil. Sin embargo, la editorial de su época, no vio posibilidades a aquella historia conocida transversalmente como El Silmarillion, quedando relegada en un cajón al rescate de sus cromosomas.

Y en 1954, nacería El Señor de los Anillos y su leyenda mítica, y los fans inmediatos trasladaron sus inquietudes al creador Tolkien, para saber si los Balrogs, además de dominar el fuego interno de la montaña, poseían las alas de un dragón…  Y entonces a través del éxito, se publicaría toda su obra, no recopilada aún, y a su posterior muerte, una inscripción habitual en la lápida junto a su amada… Edith Mary Tolkien, Lútien –una doncella eterna, 1889-1971, John Ronald Reuel Tolkien, Beren – un simple mortal, humano enamorado -, 1892-1973.

Pero ante la liberación del Silmaril, los personajes idealizados entre el Mal y el Bien, pervivieron para siempre jamás en nuestra memoria… Por ejemplo el que fuera Ainur, raza poderosa creada por Ilúvatar, sería derrotado durante la Primera Edad, por el sirviente acólito, conocido como Halbrand, que luego sería Annatar, Señor de los Dones, Gorthaur,  y El Nigromante, Señor Oscuro, Señor de Mordor o El Señor de los Anillos, durante 16 mil años, sólo superado por el viejo simpático y poético, – una deuda de las épicas películas de Peter Jackson-, el esperado Tom Bombadil. Otro de los portadores del Anillo Único, forjado en el monte del Destino por el creador en las sombras, de aquellos tres élficos, los siete de los reyes enanos y los nueve de los, débiles Hombres… Que, servirían al jefe, como temibles Nazgûl.

De los actores que interpretan a estos personajes en la serie de Amazon Estudios y Warner, ya hablaré en próximos episodios, porque la Segunda Edad es extensa y dará para mucho… y esperemos que bien, en ascenso místico y poderoso.

Los Tres

Épica, fantasía y ciencia ficción, encarnados en colores… El Azul que embellece todo lo creado y cura las heridas, como aquella en que la Comunidad se mantiene unida, gracias a los cuidados de Elrond sobre el curioso y deambulante Frodo Bolsón. Asestada por la daga morgulesca del Rey Brujo. La sangre del Rojo, que inspiraba al corazón de los seres con una fuerza espiritual y la solar, que Cirdan el Carpintero de Barcos, cedería al recién caído de las estrellas y extrañado, cayado en puño mágico, nombrado Gandalf, por fin.

Y el Anillo Blanco, la luz, de Galadriel que mantiene su poder a través de la Segunda y Tercera Edad, para reconocer al Ojo y mantenerlo bajo su escudo protector. Y al Negro, que fundiría el mismo Sauron, con el poder de convicción para reconocerla y clavar sus ojos eternos sobre ella…

Y no hay que escatimar, el poder Del Verde, durante la denominada Edad de los Árboles, con los cautelosos y sigilosos, pastores o Ents. Opuestos al Fuego, compañeros de las formas del aire y el agua, que inspiran el aliento de lo natural y lo verdaderamente relevante. La paz y el buen ambiente… en amistosa concordia espiritual y mental.

Aunque, el rojo también desata el poder destructor, visitando sus mundos subterráneos o episodios vulcanizados por venir, que no en el tiempo de las publicaciones y versiones en pantalla. Que comenzaría con aquel documento inspirador, inacabado por el director Ralph Bakshi, grafista animado de los Terrytoons, el gato Fritz, Fire and Ice – esta vez sin Disney land -, y Cool World, antecedente de mezclas entre realidad y dibus con Gabriel Byrne, la estrella creciente de Brad Pitt y la extraordinaria brillantez en los cabellos de Kim Basinger.

Pero, aunque aún quedan rescoldos por renacer en azul y el amarillo cantarín, y que sus discutidos showrunners en primera etapa John D. Payne y Patrick McKay – amigos de infancia ante los cómics de otro mítico Flash Gordon, del que trabajan en próxima versión -, se resisten a todas las polémicas académicas o raciales, la serie no ha parado de crecer, sobre todo en viscosidad primeramente y en obscuridad visual a posteriori. Porque, está es visceralmente, la historia de Sauron. De lo que esconde su mano y su corona, del emponzoñamiento que genera la decadencia y la transformación… De algo, que no fue ni será. Un alma negra, vestida para la ocasión, mandar y aniquilar.

Y del rubio elfo imperecedero de Hollywood, que podemos desentrañar en el futuro… Brad Pitt es productor de la nueva epidemia dirigida por Rick Fumuyiwa (a su vez de la serie Dope y The Mandalorian), el ataque de El Tigre siberiano con Alexander Skarsgârd (The Stand, Succession) y la nueva anomalía genética de Bong Joon Ho. Además de participar en la producción de Bithelchús, Bitelchús… que todavía estoy tratando de digerir y descifrar en frases o colores. ¡Tim, ayuda… me!

El Mago Gris… Blanco.

Como el polvo lunático, parecía… brilló con Tom.

Hasta el momento, la literatura de aventuras, había visitado territorios mitológicos, volcánico al centro mismo de la Tierra, alguno allá arriba, cerca de selvas tarzanianas y kingkones románticos, pero, sobre todo, poesías poenianas, episodios eléctricos y conversiones monstruosas de la realidad humana. De las montañas de la locura, hasta el mismo realismo mágico… de esos pequeños, grandes seres.

Sin embargo, algo estaba por cambiar con el Conan el Bárbaro de Robert Ervin Howard y la magia de J.R.R. Tolkien, a los que sin duda, marcaron episodios de Odiseas antiguas y otras hazañas poéticas al estilo centroeuropeo, reproducidas de viejos cantares medievales. O de la tradición escandinava, que también tenía su pabellón de dioses y guerreros, casi inmortales… por no hablar de la leyenda en crónicas de 20 reyes, con nuestro, Mío Cid, Don Rodrigo. Muerto, o no…

Todos esos guerreros misteriosos, tenían su parte inmaterial, abstraídos por la magia de su herencia en el mito, entonando sus mismas canciones en trovas o ciclos operísticos. Y la fantasía con espadas, creció con Tolkien de una forma más que sobrehumana, juntando en un Compañía a los dioses, con los hombres, elfos, enanos, trolls, magos… reyes y princesas, y esa especie que parecía mediana, pero plenamente feliz de conocerse. Con el increíble Gollum a los talones… o el dedo.

Visitamos sus mundos paralelos, a bordo de un ciclón hacia Oz, con zapatitos rojos, querríamos ser sus héroes, o sus habitantes no humanos, como en Alicia en el País de las Maravillas, para reencontrarse consigo mismo, en dos versiones… Grande o pequeño, y en colores de Mr. Walt.

Así jóvenes lectores, salían de su realidad – que ahora forma pesadillas en redes y sus tontunas -, para ser arregladas interiormente, y no transformarse en extraños, monstruos de Frankenstein. Por tanto, J.R.R. Tolkien e hijo, cambiaron las reglas de lo conocido en lecturas clásicas y el terror, para transformarlas en una saga incombustible, como una forja o fragua de Vulcano, Celembrimbor, nacido en Nargothrond de los elfos de Noldor durante la primera Edad. Que fue en destreza del metal, no mithril, primero Hefesto con sus autómatas y creador del escudo y armadura de Aquiles. O el ígneo Kagutsuchi en la mitología japonesa, que daría lugar a un grupo de bombarderos B-29, o el dios Ptah egipcio, artesano sanador y destructor, que de Heliópolis salió derrotado en la religión por Ra o Amón… si bien las grandes pirámides apuntan a él. Vamos, ¡un auténtico mago blanco de la luz!

Y bajo la superficie, en la profundidad del alma, crecieron levantando entrañas en las montañas, en lucha continua con el odio y la tradición forjadora, Dorin y los suyos, quemando enemigos con el hacha y entablando amistades imposibles. A los que la magia, negra y el fuego, también, afectaron, hasta describir una espiral entre sus barbas, de violencia y amor.

Sauron, ha sido un ciclo oscuro, épico, más allá de aquella, casi imperceptible y recordad, primera entrega. Y es la puerta, a la que nos hemos asomado, para esperar como agua de Numénor, la siguiente… Hasta ese mundo terrorífico de la antigua Tierra Media, donde los héroes están en fase de confirmación, con las versiones más juveniles, de Elrond, Galadriel y, especialmente, Tom el Matusalén en leyendas antiguas de Tolkien junto a Gandalf.

Y el Bestiario.

Lo viscoso rima con las coagulaciones y la putrefacción en fauces y corazones, de manera que se convierte en una jalea infecciosa, que marca a todos los seres de la Tierra Media. Mas, forma parte intrínseca de ella, pues sin su existencia, no tendría sentido esa Luz. Mientras en los cielos azules, el Sol brille… Se elevarán lluvias de flechas, filos de hachas y brillos reflejados en espadas, afiladas como colmillos de las bestias.

En el sentido imaginario, su producción es toda una rivalidad entre razas y animales fantásticos del ayer, con los cuerpos fibrosos de los últimos siglos, con aventureros y grandes atletas, con diversas capacidades. Los otros entroncan con las fábulas, con villanos hambrientos de almas o carne, chupadores de esencias, depredadores de mitos heroicos, que recorrían campiñas y montes, asustaban a ciudades del medievo, o disolvían en el fuego en forma de distopías o pesadillas.

En el Bestiario tolkieniano, se dan cita los más clásicos trolls, que funcionan pútridos en versión más compacta, que son uruks u orcos, de nueva generación. Espumarajos del pasado en bocas malignas, que se prenden bajo la piedra o se sientan metálicos como la parca o aquella marca que indicaba la muerte para los piratas de La Isla del Tesoro. Del Dragón, no hay más que decir, viendo la compañera de viaje en Smaug o La Casa del al lado, del otro R.R. Martin, George.

Depredadores de enormes colmillos, garras volantes, y demás rotundos acorazados de músculos, de hueso o peludos… arañas, águilas gigantescas, huargos, seres viscosos de las profundidades, tentaculares al estilo de Lovecraft, o enredaderas venenosas. Deslenguados cometruchas crudas… Y él, vigilante, en todo lo alto, como ojo que todo lo  escruta y… ¿controla?

Al alba regó con su manto de desesperación y guerra, pringoso óleo de matices irracionales, fascinado con artefactos de destrucción, casi masiva, probaturas genéticas de monstruosidades… y enfocado en las negritudes del alma de las razas y sus extravagantes mezclas, también sus raras parejas... Y sus intrínsecos odios… que en Arda estuvieron, junto a la música de los Ainu.

Y por el contrario… Todo Cambió. ¿Para siempre…? ¿Qué dura inmortalmente…? Al menos, durante 8 capítulos más, estaremos engendrando la venganza y el ansia de poder… Los Anillos en sus manos diferentes… Muchos y separados, como jodidos estandartes políticos… y sus colores, en continua guerra incivil. La famosa diáspora seguirá… Por los siglos de los siglos.

La obscuridad del odio, versus la esencia de los Silmarils. E ¿Isildur?… parece flojo. ¡Ese guerrero, enamorau de la lunaaaa! Pero… hijo mío, ¡estás en Babia!

Seas grande o pequeño, siempre habrá un mañana. Coge tu escudo y tu espada, ¡te necesitamos! Sigue leyendo y sueña… Por la lírica de Tom, las lenguas de Tolkien, la banda sonora de Shore… y los versos de Lorca. ¡Próximamente en sus pantallas! Gracias.

 


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