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miércoles, 29 de marzo de 2017

Loving/Mujeres Ocultas

Mientras el Hombre se las ingeniaba, con una batalladora y siempre estimable ayuda femenina, para facilitar la convivencia. A la vez se construía un nuevo espacio, con el que encaramarse al futuro e ir descubriendo otras perspectivas desde las alturas. Sin embargo, otros ciudadanos más terrenales, se debían enfrentar a profundas injusticias que asolaban el desarrollo de su labor o condición social, principalmente, en el caso de mujeres de raza negra.
Debido a un profundo racismo o idea de superioridad, aquellos y aquellas, serían observados y medidos en su trabajo, con un miserable interés o cobardía, ya que su mente reflejaba la xenofobia que llega hasta nuestros días. Much@s serían tratad@s como fieras peligrosas a las que tener vigiladas o enjauladas, sin derecho a crecer laboral o jurídicamente, incluso, a existir o amar como el resto de seres humanos. Ellos y como dije en este comentario, en especial ellas, lucharían por sus derechos, contra la violencia y los complejos ocasionados, a través de dos elementos fundamentales que confluyen en la mayoría de ciudadanos... o debería. Corazón y cerebro.

Esta es la historia oculta de aquellas personas, fijándose en los aspectos femeninos de su lucha, para la posibilidad de crear una familia en libertad, con iguales oportunidades y sin intervención de un estado controlador y nada pragmático. Para ello, necesitaremos la imaginación romántica y el humor, bajo el prisma y el objetivo particular de dos directores actuales de cine. Los cineastas permiten una labor importante en nuestra memoria, rescatada de cierto olvido enfermizo, que reconocerá su valía más allá de aquellos problemas que frenaron sus carreras o desprotegieron sus vidas y la de sus hijos.
Unos empezarían mirando esas raíces negadas, sobre la tierra que los viera nacer, y aquellas otras al extenso horizonte que se abriría, utilizando su inteligencia para observar las estrellas más de cerca. Pero, todos palpitando al unísono para lanzarse a esta nueva etapa, en busca del reconocimiento personal o colectivo, muy contrario a algunas mentes huecas o vacías de la época. A finales de los 50 y comienzos de los representativos 60.

Loving dirigada por Jeff Nichols, funciona en la corta distancia, acercándose a las miradas y la sensibilidad. Cuando la intimidad se entrecruza con las manos y la piel de los dos protagonistas, amantes no tan diferentes en el fondo. Un matrimonio interracial, compuesto por un Richard y Mildred Loving, que no cejarían en conseguir la tranquilidad para las nuevas generaciones de parejas que se constituirían y esa mezcolanza fantástica del amor.
La otra, es como una sombra alargada y vislumbrada por la lente de Theodore Melfi (St. Vincent), mucho más coral. Un filme que hace brillar con inteligencia, la oscuridad de aquellos años y las posturas más obcecadas, a favor de las Figuras Ocultas que emprenderían un viaje hacia la autoestima y una excelencia más diversa, en su nueva labor espacial. Al lado, simpático y proactivo, de una incansable trabajadora negra llamada Dorothy Vaughan, interpretada por la actriz Octavia Spencer, junto a unas concienzudas (y divertidas) científicas, llamadas Katherine G. Johnson y Mary Jackson. Quienes ejercerían su derecho, silenciado y proscrito, con la misión de ser reconocidas, de la misma forma que el resto del equipo de trabajadores de la Nasa y la oportunidad de ascenso según sus méritos personales.

Ambas ofrecen un resultado positivo que lanzaría a la posteridad a los protagonistas, y despejaría un nuevo amanecer para su sufridora y vilipendiada raza.
En aquella época de miserias y violencia, los derechos sociales y obligaciones adquiridas de aquellas familias humildes, eran vulnerados con frialdad. Teniendo que ser obtenidos con mucho esfuerzo y paciencia, incluso, sangre en episodios lamentables de la denominada, humanidad. Para ello, tendrían que salir (o intentarlo a costa de su seguridad) de la invisibilidad o la persecución acuciante, de otras miradas acusadoras e insultos de compañeros o condenas de la propia justicia. Haciendo caso omiso de sus propias leyes igualitarias y la constitución norteamericana.
Entre amor y risas, estas películas tratan de aliviar su maltratado destino, no nuestra culpa, retratando la pura maldad o ese pensamiento acomodado que les rodea, de aquellos más afortunados o reconocidos por la sociedad a todos los niveles... solamente, diferenciados por el color de la piel. Categóricamente, más difícil si ésta, iba acompañada de otras tonalidades intelectuales o sentimentales, más brillantes que la suya. Loving y Hidden Figures, se enfrentan a esas mentes opacas que erizaban su piel, infundiendo el terror, con una sola mirada o el peligroso conjunto de ellas.

Parece tan lejano, verdad... pero, todos sabemos que no lo es.
En la actualidad, permanecen ese tipo de exclusiones contra la igualdad de género, de raza o condición, ya que siguen creciendo las ideas excluyentes a nuestro alrededor, las persecuciones por el color o el pensamiento, similares a aquellos fraudulentos comportamientos del pasado. Sobre demasiadas localizaciones del globo y personas.
Un aumento de caciquismos o caudillismos que intentan, seamos tratados de maneras diferentes, según la proporción de ese color en la dermis, la elección libre de fe o la cultura de sus raíces ancestrales. Desgraciadamente, no hemos dejado atrás esta mediocridad que silencia o asesina... no hemos logrado todavía la deseada o soñada igualdad. Ni hemos alcanzado, la altura de miras suficiente para dejar, nuestro miedo lejos de los latidos o la pasión... por ella, la Luna.


Problema demasiado... poco Amoroso.

Comenzaría en la oscuridad de un hogar, a punto de quebrar.
Todo parecía predestinado, desde la raíz de su propia apellido Loving. Cuando un obrero esforzado y callado, pobre padre primerizo, debería ofrecer con el sudor de su frente, todo su trabajo a un empresario afroamericano para sacar adelante a su familia. Su estirpe que sería perseguida por la maldad inherente o los caprichosos de irreverentes jueces, terribles infundios de guardas y compañeros. Aquel día, en penumbras como en una película de terror, comenzaría con una afirmación a sus propios familiares de raza mestiza, con sangre de indios rappahannock. Una mujer comenta un evento, que en principio debería ser de enorme felicidad... ¡estoy embarazada!
Uno y otra, embarazados de felicidad, sin embargo, poseían y era perseguidos por sus orígenes humildes. Delimitados en común, por la perspectiva radical o violenta de algunos ciudadanos, sus propios vecinos y esa viciada costumbre o ceguera, como la denominan en el filme, Ley de Dios. Al lado de la de hombres injustos, que condenaban con insultos o la cárcel, a aquellos amantes de tan distintas y empobrecidas familias. Loving es su propiedad exclusiva y real de su pareja protagonista, bajo la lente intimista y cálida, del director Jeff Nichols.

Dos unidos como en el pasado veronés, con nobleza pero sin guita.
No es raro que, en ese triángulo de las Bermudas, formado entre el estado corrompidos de Virginia, con la irrealidad legal entre Columbia y Carolina, se firma un contrato sobre Washintong DC, que no tendría validez en su Central Point, cerca de la capital Richmond... ¿Lo has entendido? ... Ellos tampoco.
Entonces, la segunda pregunta que se hicieran, mirándose a los ojos en la intimidad familiar fuera, ¿para qué sirve el matrimonio?

La respuesta flotaba en el aire, en los atardeceres bajo el porche de la casa campestre, junto a los padres y hermanos, tíos, primos... mientras oían discutir a sus vecinos, tras una dura jornada en la construcción de edificios, que se elevaría en plantas en la gran ciudad. Eso no es lo que quería ella, elaboración de otras tareas y nuevas amistades, quizás. Hasta que una fotografía pudo cambiar el panorama, si el periodista encargado fuera Michael Shannon, antes de encarar a un bigfoot en Pottersville, el enfrentamiento entre Westinghouse y un Edison con cara de Cumberbatch o el rumor de Cable para Deadpool 2.
En ese momento, sentados viendo un programa cómico en el sofá de su salón y acariciándose ante un silencioso obturador, sería el retrato oportuno de su ciego amor, y el camino abierto a la seguridad familiar que buscaban, sin tener que vigilar sus propias y ´malditas` espaldas. Aunque, él no las tuviera consigo. Ella lo deseaba...

El interesante director, autor de la asombrosa Take Shelter y la intrigante Mud, se vincula a la causa, entregado a una relación interracial que no estuviera proscrita por la justicia, un rincón segregador de la memoria y aquellos jueces adiestrados bajo el sucio idealismo supremacista. Todo en pleno mandato de JFK y sus soñadoras opciones de un cambio social.
Así, buceando en la historia del derecho y los pasos emprendidos con valor, dejarían atrás multas económicas, cárcel y exilio, hacia el ala protectora del águila, abogados de ACLU (Unión Americana por los Derechos o Libertades Civiles), encabezados por el actor Nick Kroll dejando las voces animadas en La Fiesta de las Salchichas, Canta o Captain Underpants. Una alegre y sonora victoria que llegaría hasta nuestros días, y un empuje para los que creen aún en la humanidad. Otros pensarían un paso en nuestro horizonte más profundo.

A principios de los sesenta, sobre los campos y bajo la luz de la luna, apreciamos la intimidad de los Sres. Loving soportando todo tipo de miradas de condena, exiliados con sus leyes antimestizaje o a luz y sombra, nunca mejor dicho. Tras tres hijos y diez años de un encarcelamiento hogareño, las imágenes mantienen un tono cercano y plagado de sensibilidad, también gracias a la excelente actuación de un sobrio Joel Edgerton, introvertido y poco hablador como buen obrero de la construcción. Pero categóricamente decidido, al menos respecto a ella y sus sentimientos. Un gran actor con grandes trabajos anteriores, como Animal Kingdom, Warrior o Zero Dark Thirty, y futuros proyectos junto al director David Ayer (Escuadrón Suicida), Francis Lawrence (Soy Leyenda, Los Juegos del Hambre) o su propio hermano Nash Edgerton.
Ella, es la parte que tendría que huir de sus raíces. En busca de esa licencia con la que asegurar el futuro de la descendencia y certificar sus derechos como pareja, igual que el resto. La angustia y la resistencia que acompaña a conversaciones privadas, el insomnio y los gestos de ánimo, el silencio de los vacíos, cuando no se tiene sustento o se puede decir lo que piensas en realidad... o el terror, antes de la pena, recaen en esta actriz nacida en Addis Ababa (Etiopía), llamada Ruth Negga (Desayuno en Plutón, Warcraft), ejerciendo de madre coraje y notable luchadora amorosa. Una precursora de los derechos de su raza, hasta el fin, y claro, justamente nominada como mejor actriz a los Globos de Oro y en estos últimos Oscar´s de 2017.

Un sufrimiento que vendría expresado por una licenciosa frase, otra de compañeros o supuestos amigos, simplemente... "no deberías haberte casado con ella". Mestiza exótica, afroamericana y sangre de indios rappahannock.
Tú, que eres un blanco que se ha criado entre negros. Nadie entiende que quieras ser como nosotros.
Acompañados de un banda sonora que muestra su esperanza, compuesta por un David Wingo que decidió no incluir canción oficial y románticamente mediática, porque ambos Richard y Mildred, eran gente muy tímida, reservada, pero de sutil gracia y belleza.
Con Loving, el cine actual de Hollywood vuelve a abrir sus puertas a esta tendencia oportuna, de combatir el odio. Con ciudadanos de raza negra, protagonistas de nuestra vergüenza, no cerrados a todas las relaciones personales y la inteligencia.

Curiosamente, muchas parejas de ciudadanos afroamericanos apoyarían al Trump más cuestionado, votando en las últimas elecciones, a este nuevo ideal de familia norteamericana. Tal vez, una demostración de que el origen de los disturbios está en las actuales y tremendas diferencias socio-económicas. Por tanto, viva el amor... cuando las pieles se tocan, no importa dinero o color.


La Cara Femenina de la Luna

En la otra cara de esta lucha, en busca del mar de la Tranquilidad... algún antepasado nuestro, descubriría el fuego por un golpe de fortuna o la propia actividad de la naturaleza. Un ser inteligente, tallaría la rueda, hombre o mujer, en algún momento indeterminado de nuestra memoria. Así, los seres humanos han ido avanzando, con ese impulso o movimiento uniforme y circular, asaltados por contratiempos también en esta aventura o viaje. Esta es la historia de unas Figuras Ocultas inquebrantables, que reclaman su posición como trabajadoras inteligentes, hábiles, investigadoras... mujeres.
Cerebros privilegiados de una Humanidad sin género y color, más guiadas por la imaginación y algunos cálculos cuánticos. Por el prestigio y la excelencia, en este novedoso camino a las estrellas, decididas a alcanzar sus propios sueños. Sin desfallecer, eso sí.

Mujeres puestas en ocultación por otros, se sacrificaban y pugnaban, por dar el siguiente gran paso hacia el futuro. El reconocimiento de un intelecto superior, en ellas, tuvo que saltar barreras y zancadillas hasta entonces ´legalizadas` o soportadas, en silencio, como sufriría sobre la taza de un váter repleto de xenofobia. Una posición incómoda e injustificables, hasta criminal diríamos hoy en día.
Estas chicas tuvieron que aguantar hechos violentos, insultos individuales y desprecios colectivos, hasta que lograrán propagar un cambio. Una disposición para el entendimiento o unión de distintos conocimientos, que sumaría y superaría una década de violaciones o agresiones, de nombres ocultos de nuestra historia... hacia la cara femenina de esta, nuestra Luna oculta.

Damas interpretadas por divertidas damas, del cine, como Taraji P. Henson , Janelle Monáe y Octavia Spencer, con su propio retrato, desde su graduación en Artes Liberales por la Universidad de Auburn, a llegar a ganar el Oscar por su entrañable trabajo en The Help y esta nueva nominación por el fogoso trabajo en Figuras Ocultas. Reclamando su lugar, como una mancha sobre nuestro pasado, nada lunar, sobre la superficie de nuestra tranquilidad caucásica... y un gran salto para la historia del derecho, directo a la igualdad social de los trabajadores.
El director Theodore Melfi, cuenta con un escenario perfectamente ambientado (localizaciones sobre el estado de Georgia) y un guion adaptado a la historia de estas féminas por Allison Schroeder y él mismo, convertidas en importantes científicas de la NASA. Basándose en un libro de Margot Lee Shetterly que enfoca en su cerebro femenino, aquella carrera, elevándose y compitiendo con el Sputnik de la Unión Soviética, un nuevo encargo del desafortunado Kennedy en la década, movida, de los sesenta.

Su delicado puesto, estaría en la nueva sección de computación de una creciente IBM, con enormes dinosaurios informáticos, a ser domados por estas libertarias. Además, el guion trata de identificar esas sombras de la sociedad moderna, con un toque de ligera comedia y superficialidad, a veces ácida, que se veían difuminadas bajo una capa de suciedad mental o negligencia metodológica. Una nueva vista atrás, sobre la leyenda que lograría el cambio en la mayoría de conciencias, tras años combativos contra el racismo social, o intelectual.
Hidden Figures, refleja su época de estudiantes, que sacarían a relucir habilidades, destacadas sobre sus pieles morenas, es decir, destacar su sabiduría con cerebros de igual tonalidad, aunque de diferente intensidad o valor. Dispuestas a crecer y callar bocas de aquellos que, no asimilaban sus conocimientos o despreciaban su trabajo; recalcar sus dotes de mando o capacidad para trabajos actualizados; bailando y riendo; ayudadas por mentes preclaras como la del jefe Al Harrison. Otro intelectual válido, interpretado por Kevin Kostner de manera brillante, y junto al romanticismo colaborador de Mahershala Ali (Moonlight), o rivalizando con ciertas aptitudes y personalidades ineptas a su alrededor. Aquí con el rostro del actor Jim Parsons (Sheldon Cooper de The Big Bang Theory) y una curiosa o extraña imagen de mi reconocida, Kirsten Dunst.

Muchas mentes, planificaron el éxito de unos pocos elegidos o héroes del futuro. Ya que la inteligencia (y algunas aptitudes biológicas tomadas con discreción, o comicidad agria) sería lo necesario para abrir los ojos de la mayoría y esconder su miseria. Cambiar el destino de nuestra especie y orbitar la Tierra a bordo de una nave construida por el hombre, y mujer. Tripulada por el astronauta norteamericano John Glenn (héroe recientemente fallecido, d.e.p.). Otro "pequeño" paso, femenino, desde su hogar en White Shulpur Springs (North Virginia) al Centro de Investigación Langley de la NASA en 1961, transformado en insuperable, hasta hoy.
Inteligencia a favor de esta odisea del ser humano que empezaba, así como el reconocimiento por estas mujeres luchadoras en favor de los derechos de los negros. Su intelecto y determinación, Damas de la Historia, unió manos para cambiar aspectos materiales y mentes para intentar erradicar los modos. Se escaparon del olvido académico, mostrándose como representantes del futuro, hoy, como defensoras de la ciencia y la administración adecuada de los recursos... para, así no tirar el trabajo colectivo por un retrete.

Calcularon distancias y tiempos, para llegar a su puesto actual. Adecuaron propulsores con el fin de superar un fiasco, de nuevo, avivaron la ilusión de los participantes en el proyecto, con su nota de color, vivacidad y esfuerzo. Ayudaron a gobernantes y sus familias, para determinar el avance de una generación. Siempre, sin desear el mal a nadie, ni silenciar a colaboradores injustos, para el éxito conjunto de la misión Mercury, hasta que su propio nombre tuviera dicho reconocimiento laboral, intelectual y mediático.
Se dice que el tiempo pone las cosas en su sitio, pero también que, éste es caprichoso. La vida de aquellas figuras, ocultadas, tienen su espacio en los libros ahora, con diferentes puntos de vista. Para algunos, con acciones desafiantes o traumáticas, que las persiguieron y resultan trasnochadas o bochornosas en el presente; para otros como ejemplos cinematográficos, que recuerdan sus hazañas y personalidades, sus miedos en este enfrentamiento por la igualdad, tan desequilibrado. Un canto a la libertad de voces silenciadas, figuras evolucionadas en una era de descubrimientos tecnológicos, protagonistas ´invisibles` del esfuerzo, frente a los que tuvieron más oportunidades, o facilidad para lograr esa función principal o, simplemente, una asequible carrera académica.

Hidden Figures, es un canto a la inteligencia, a través de ritmos norteafricanos de sus protagonistas, como el cantante Pharrell Williams y la banda sonora de Hans Zimmer, sobria como es habitual. Recalca el recuerdo, de lo que realmente somos y nos hace distintos al resto, esto es, el valor de la razón que determinará el lugar que ocupamos en las páginas de nuestra propia existencia, sintiéndose reconocidos en la vida o válidos para la sociedad. Gracias a esa labor oculta de much@s, con el rédito futuro de nuestras ideas.
Cuando algunos... hombres, debido a su creciente soberbia o esa nula capacidad para empatizar, son capaces de desviar al resto de los objetivos, mirando su propio bolsillo para controlar y rentabilizar las ideas de otros. Se centran en procesos triviales que alimentan su vanidad o hacen ascender su ego hasta el infinito, limitan el acceso a una educación de calidad o niegan los verdaderos valores, por motivos de religión, raza o condición.
Una desgracia que el director neoyorquino, ha desarrollado eficazmente con una pizca de alegría visual, tal vez, cuestionable (para algunos) o algo de superficialidad, que linda con un cercano, sentido del humor.
Empieza la comedia.... Esto demuestra que en equipo, los deseos se pueden hacer una bonita realidad y, así, ensamblar las piezas necesarias o hacer visibles las mentes de aquellos más capacitados, a pesar de caminatas o miradas furtivas. Animadas contra elementos externos y algún que otro compañero, o un contratiempo interno... con la propulsión a chorro o micción.
Porque en la película, ellas también son héroes. Técnicas o inventoras, que consiguieron hacerse visibles cerca de la luna y defender una inteligencia inicialmente desaprovechada, no sólo en favor del color de su dermis o género, sino también como resultado de una capacidad y trabajo eficiente. Visto hoy en día, parece una dolorosa anécdota que merecía ser contada, pero en el fondo, puede seguir existiendo.

Ah, se me olvidaba... existen hombres y mujeres algo ciegos. Un número indeterminado y opaco de mentes, que se dedican a colgar etiquetas a los demás y crean trabas a los proyectos, traumatizan al diferente, apartándole en el ostracismo. Los zancadillean ante una tormentosa labor, con injusticias que intentan la desmoralización por odio; envenenan ideas por complejo u obcecación, impidiendo el acceso al trabajo de los capaces y así, colgarse títulos que no les corresponden, adornados con letras doradas.
Y esta buena película, sobrevuela el engreimiento colectivo de la masa, abre una escotillas a aires renovados, eliminando la discriminación por cuestiones raciales, devuelve sus nombres resplandecientes sobre libros anónimos, o no tan conocidos de la historia. Gracias a los rostros visibles de este viaje al pasado, Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson.

Por último, gracias a estas películas que identifican a esas personas valiosas, primeramente silenciadas. Promueven la ciencia, con la calidad incolora de vuestra mente, que empieza por el "amarillo" de un chorreo histórico y acaba como realidad sonrojante. Y respetan el tono de la igualdad, en la diferencia. Ese mismo agujero en el cual, todos mean o trabajan por igual, pues, siempre si se realizan bien los cálculos, el esfuerzo acierta en la diana, el váter... o el deseo romántico.
No obstante, sabemos que una gran mayoría de manos, no tocarán las estrellas con sus dedos, ni saltarán charcos embarrados con odio... serán borrones en textos mancillados, manchas humanas de un ´café` peligroso o ejemplos de la codicia ajena... pero alguna cara aparecerá en el lado oscuro. Una mente ganará esa carrera, cuando sus lamentos sean oídos bajo una tormenta de lágrimas. Una capaz de desarrollar tecnología y enviar al primer hombre... o MUJER al próximo destino.

Cinemomio: Thank you

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