Cinecomio busca

EnglishAlemánFrancésEspañolItalianoNetherlandsRusoPortuguésChino SimplificadoJaponés
CoreanoÁrabe

miércoles, 18 de junio de 2025

The Pitt. From 15 to… Tomorrow.

 


En el orden cronológico dentro de la historia literaria, se desarrolla paulatinamente, o impuesto por uso diario, un alfabeto que servirá para contar cosas entre los ciudadanos… Así, en la Medicina se establecieron periodos de investigación y de avances científicos, que mediante el estudio minucioso del cuerpo humano – nuestro pergamino… con disección de cadáveres comprados o robados -, se llega a discernir la vía. Lo que éste, nos habla de sus mecanismos ocultos.

Aún restan muchas letras por descifrar y métodos para contrarrestar las inclemencias externa, o estragos del tiempo. De tal forma que las debilidades propias o enfermedades, queden neutralizadas o inclusive,  corregidas para siempre. Aunque pareciera que nos vamos acercando al completo conocimiento del organismo, gracias a la genética y las intervenciones cuánticas, toda amenaza se renueva o muta… Y algunos problemas podrán ser los mismos con diversos agentes patológicos, que trastocan el ADN y se vuelven más dañinos con la edad. Ese es el reto…

Conocemos más, tenemos más pruebas para analizarlos, más mentes administrando posibles remedios… más medios económicos… y aunque sus efectos, se incrementen debido a nuestros comportamientos defectuosos, accidentamente, o no tanto… todo es una estrategia, de prueba y consecuencia. Pues bien, ese ramillete de males, uniformemente se ven representados dentro de The Pitt.

La serie de Warner Tv que, con su calidad técnica y narrativa - cuasi documental en muchos aspectos -, se ha convertido en referente de cierta urgencia en los hospitales, reales. Con sus aciertos interpretativos – desde el primer rostro hasta el último, que limpia… los restos -,  marcan el límite del aguante profesional y mental, la responsabilidad o no, de los personajes. Pacientes y profesionales… Y los rasgos traumáticos, dependiendo de sus personalidades o comportamientos adictivos… Casos atendidos en una especie de batalla personal en turno de mañana, y desgaste hasta la noche bien entrada, es decir, 24 horas a pie de trasfusión. O más allá… ¡si es que existe!

De momento, esto es la realidad… en carne viva. De una batalla constante, más o menos… y lacerante.

Del mediodía a… más sangre.

Decíamos en el episodio pasado – aquí en mi turno dividido, mañana y tarde… noche -, que la realidad en carne viva, puede ser una experiencia lacerante… a veces gratificante… pues revivimos las sacudidas del despertar con los estertores de lo imposible, que no improbable… Cuando todo va a desembocar en una auténtica masacre. Sabiendo que la sangra a algunos, les confunde… Acercándose peligrosamente, al desvarío total de la noche, o del apagón definitivo. Ahora se sienten los restos de una carnicería injusta, maquiavélica, sin lágrimas en el suelo. Es como un Desembarco en el día D, pero al contrario…

Con esta, mi segunda división del programa… Observo un verdadero Mash, satírico… sin Labios Ardientes ni Radar… pero igual de sangriento que, en aquella notable película que influyó en toda un generación, y se la llevó al bolsillo de la bata, con una indiscutible serie.  Repleta de obscenidades y sarcasmos, con el tratamiento de la viva voz por medio de los altavoces… todo un descubrimiento cómico. Pero también destaca por buenos gestos, la resistencia y la amistad. Y es fundamental toque humorístico gracias a la disposición del gran Robert Altman, y un reparto inolvidable que acerca realidad y responsabilidad, en términos de la batalla diaria… cuando no puedes hacer otra cosa que, lo que sabes.

Mr. Tom Skerritt, fue y es “Duke”, superviviente noble del Alien de Ridley Scott – junto a Sigourney Weaver y la ensangrentada Veronica Cartwright, sobre aquella mesa de operación forzada…  y especialmente, con Robert Duvall, Elliot Gould y Mr. Donald Shuterland, al que se echa de menos, como auténtico Ojo de Halcón del bisturí bajo aquella Korea indescifrable, esquiva y caricaturesca, inolvidable. Y que posteriormente serían sustituidos, por vacación golfera, en serie mítica para una generación,  por Labios o Morritos Ardientes, Calientes, Loretta Swit y el descubrimiento definitivo de un Alan Alda a corazón abierto.

Y es que el líquido vital es esencial, lo dice en su banda sonora definitiva y en una escena que sería censurada… aún se nota en el doblaje… que condiciona el manejo de las situaciones y las prácticas a oscuras. Si bien, nunca deja de lado en ellas, el humor más ácido e irreverente, que define psicológicamente a los personajes.  En definitiva, un lujazo de las intervenciones quirúrgicas, ipso facto, y de las confesiones en el acto...

The Pitt, es una trama buscadora de las causas más paradójicamente estratégicas, con la extrema actualidad… una historia más que, hiperreal de esta familia médica – no siempre tan bien avenida, como parece -, en el interior húmedo de las urgencias de cualquier establecimiento, como el ficticio Trauma Hospital de Pittsburgh. Y la prosa de sus recetas, que prevalecen científicamente como los accesos prostéticos fabricados por la Autonomous FX, para deslumbrar visualmente. Y meditar…

Sus letras textuales, nos apartan de otras experiencias más cercanas y extremistas… del Este, si bien las sensaciones se extienden en todas direcciones, por sus ramificaciones sociales multiplicadas… desde la entidad criminal, la violencia sin paliativos en secreto, o ilegalidades, irresponsables… o no. Todo condiciona a esta notable escena hemoglobínica de The Pitt.

La oda de la vida…

El aire pululó viciado, a salpicones desde primera hora… Consecución de tiempo en el paradigma de la salvación… Se abrieron ojos aterrados, frente a frente, desde las sábanas manchadas a las alturas… El grito silenciado en ahogo común… quejidos taciturnos en la fractura… insatisfacciones, imprecaciones a ese mismo oxígeno… a las necesidades vitales… que señalan alguna risa nerviosa, o no… simplemente honestidad.  Y posiblemente demacrado, algún rasgo heroico…

De todo lo imaginado, pero probable por el contrario, te hallas en esta temporada de The Pitt, quizá sería mejor la última… Y encarados al triaje, tan incipiente como necesario en la redención, con que terminar esta fiesta visual y de actuación grupal. Tan directa como las intervenciones o su humor soterrado a lo Korea. No olvidando nunca, que es trato entre personas, con aciertos y traumas… por si las moscas.

Nosotros mismos, héroes o monstruos, representados como débiles o audaces… vivos o… ya sabes, lo que acaba pasando con los cuerpos de los mortales… Y en este punto, me relajo… para contarte que existen determinados filmes en que, este maldito problema de la mortalidad, es tratado como fuente de la ciencia ficción. Desde el planeta de los simios, convidados a la festividad longeva reciclada en Mickey 17, del director surcoreano, - algo exagerado, de nuevo…- con una de cal monstruosa y otra de multiplicidad radical en vena, como Bong Joon-ho. Destripando la irregularidad de la especie, desde la Memoria a los Parásitos… internos. Y en conflicto más aventurero, de pasado piramidal y eterno, nos colamos en el paso efectista de Guy Ritchie, habituado a golpes y excesos corporativos, que bebe de una Fuente de Juventud… atropellada, por guión de James Vanderbilt (Zodiac, productor de Altered Carbon). Y estableciendo el círculo…

Un pequeño milagro de verosimilitud, caso increíble, cuando un joven buzo se enfrenta a la frialdad oceánica del Mar del Norte, resurrección y amor; y tras flotar sin oxígeno, aproximadamente media hora en el cambio de gases, que se escapa por los poros… e irrealidad vital, pero no… y dirigida por Alex Parkinson, mismo autor del tremendo documental homónimo Last Breath. Que no tiene que ver… con el actor chino Simu Liu, próximamente protagonista en otra de Shang-Chi y coralmente en Avengers Dooomsday o la serie Marvel Zombies. El trío de compañeros se complementa con el ex Animal Kingdom y Peaky Blinders, Finn Cole, e incombustible, injubilable, Woody Harrelson… tal vez esperando antiguo colega… de sufrimientos en True Detective. Ojalá.

Variaciones exageradamente extremas, que te divierten… ¿o no? Ah, qué no… Pues entonces, no veas Muerte de un Unicornio, ni por un ataque de cuernos al recuerdo de Jenna Ortega, o junto al Muse, Dr. Jeckyll de Daredevil Born Again… y antes del próximo Miércoles…

Y… el Canto de Sirena.

Hablando de sirenas… no las que alarman, o sí… Abro de par en par, el cartel de Parthepone en la isla preciosa, de las maldiciones, que se sirve de prácticas, atractivamente endiabladas. Como un cantar al unísono, sin emitir la esencia, u oír su entonación en los oídos de los marineros del esperado Ulises. Como él, soportamos la inmensa belleza, su agudeza, casi desapasionada, alejada de sexo explícito… que sólo contempla en Famiglia… Hasta que encallamos en otra vuelta, tal que Odisea, y anclada al terruño napolitano, nos rendimos a los pies de Sorrentino, con sus prismas y aciertos. Paolo… estudió la vida y la muerte, y vio el surrealismo creativo como antipasto, anticipando una carrera con ella misma, de Diva… Sugiere un bello documento gráfico, que asesina con la monstruosidad, que nos descoloca, aísla… entre esos vivos colores fotográficos, y su aire, hasta arrastrarnos a la fealdad, a los rincones ocultos de Nápoles, sumergidos en su obscuridad… valores, insultos, credos… Simbolismo de una generación, de su juventud a la madurez condescendiente, tal que fin de una Diva… Vida.

Y así, como casi todos, paleontólogos, filósofos, forenses, teólogos, antropólogos, cirujanos, amantes… médicos de la Humanidad… perdida en una isla, ya rodeada de cemento, armado… caras armamentísticas al margen. Otra especie de guerra, sin los protagonistas aciagos de Leave the World Behind… frente al caos. Organizado, o provocado…

Bata… el triaje del Poeta.

En una de esas manchas, imperdonables… se instaló la mente. Las vidas al rescate, sin una muerte por triaje… tan necesario, como la guerra que quema… combustión del pensamiento. Y al lado, de logros inhumanos, sobre cuerpos despojados… se vio la humanidad en sus ojos, y la deshumanización, de sus manos al filo del deceso. Asesino…

Estudio, como la mancha borrada in situ, que investiga la vida en directo, que no la psicología común, pues esta no existe en cerebros desviados… ni sexos perdidos. Ni, en el recuerdo de dedos que desvistieron, a divas incompletas, a niños tiroteados, a venas reabiertas… como heridas del alma. Necesidad de coser los desmanes de una invisibilidad… que es tan dolorosa, como los cantos de sirenas… a tiros. Que, podría ser cualquiera, no el matón, sino el tirado… pues somos vendas, lapsos, cicatrices… Las emergencias, que quedan en silencio… parecemos, el techo en el enjambre. Los aliens del más allá, los odiseos retirados, las divas y sus vidas… El último suspiro, hasta nuevo aviso… La nueva voz, el espíritu en la isla, de Nápoles, Pittsburgh, Madrid… ¡yo qué sé, en el fondo del océano! Cualquier lugar es posible, en este mundo o el otro. Porque suena otra ensalada de tiros… y USA que los conoce bien… y lo acepta… ve a otros que recriminan, a cuchilladas o garrotazos, a fuego lento, como en otras épocas… y también morirán por la boca.

No es exactamente lo mismo, mas cómo si lo fuera… El resultado es parecido, el olvido en la sangre hermana, la frontera o el odio. Así, los profesionales cambian por fuera… sus batas deterioradas, como su pensamiento… repletos de agujeros, baldíos por balas, que quedaron por siempre, muy adentro… y el humor estresado por el ruido, hasta la semana próxima, en otro cuadrante sangrante… significa otro dolor, acompañado, de birras… Que los humores, no nos salpiquen la frente…

La pasión, como el quejido inseguro, crecerá hasta cualquier isla, buscando un libro con sus hojas abiertas… sus monstruosidades, y tal como nos visitó de primera, de improviso… la más habitual, clásica, e irremediablemente eterna… La que nos cantará al oído, en lascivos pechos, hacia nuestro recuerdo… todos, tras el triaje, como carne de cañón. Humeante, o no… en la despedida de M.A.S.H.

Sólo nos queda la cara de Parthénope, Diva descubierta, sin sexo, ante el ocaso de cualquier Cheever, Oldman… hermano. La sonrisa juvenil de Celeste Dalla Porta, sanadora de conciencias mortales… tal que Gioconda de Da Vinci. Despierta ya… bruja en la hoguera de las vanidades… latido.

Caos… otra ciudad… Duerme.

No despiertes aún, como la gerente, blanca o negra, da igual, que es una marioneta del poder, una imagen de la corrupción… que se lleva nuestros ingresos, mientras dormitamos. Somos la línea continua de la censura, sin altavoces pinchados, que nos valgan… votados por la cultura, del bienestar. Parte de nuestra propia quema… prostituidos por la voz controlada… que condiciona el último sístole… robado al corazón.

Duerme… continúa tu turno fantasma… tic, tac… hasta que la ciudad despierte… otra, sangría de 7 a 2… o más allá… como la sangría al final de capítulo del N.Y. de Kingpin.

Ya en la antigua Grecia – todo está inventado…-, Platón dividió los hechos en sus obras… Desde La Juventud, a la Transición… divagando por la Madurez, de sus Dogmas… republicanos… Y acabó con Diálogos, Críticos… Como siempre, como Todos. Aquella Grecia, como cualquier otra ciudad… Hacia un nuevo amanecer.

 

jueves, 5 de junio de 2025

Daredevil: Born Again.

 


I ❤️ N.Y.! … Solía decir aquel famoso alcalde de cuello enorme, pensando en todos los negocios que podría sonsacar en el futuro. Como las grandes comilonas que se metería entre barriga ´laportera` y espalda, gracias a los impuestos de contribuyentes…

Para ello, debería acabar con esos tipejos, los llamados Justicieros, vigilantes… o simplemente, los malditos de las máscaras, que actuaban por su cuenta contra el terror. El terror que creaban, por otro lado, esos mismos políticos… siempre fue así, ¡una especie de mafia!

Sin embargo, algunos enmascarados tenían acciones ultraviolentas, tal que un Diablo en contradicción constante, o un vengativo Castigador… y prometieron no volver como protectores de los ciudadanos. Pero, los crímenes se acercaron a sus círculos… que no podían quedar sin resolución, o castigo casi divino. Definitivamente los mecanismos, han vuelto a encender el fuego de esta jodida Concina del Infierno.

Y si eres una especie de monstruo, o un diablo rojo a los fogones, más todavía. Por otro callejón, el otro atizador, que fue el tránsito de Marvel a la Disney, dejando la conexión Netflix, de manera un tanto especial y desafiante… como ese artista disfrazado. A veces desconcertante, podría ser un programa donde prima la diversión, con inclusiones formales o hasta infantiloides (y continuador en algunos pasajes a los clásicos cómics… para jóvenes), y en otras al contrario, donde reina la obscuridad, y el caos se apodera de la escena de nuestras peligrosas ciudades. Nidos de ratas, para trabajar, o no… focos de delincuencia y guetos.

Alguno, de traje blanco inmaculado, por fuera… se siente bien en esos procedimientos, porque los conoció y ocupó… Y en esta esfera de dos polos, existe una frontera que puede descolocar a algún visionado, dependiendo de su sensibilidad. O echará en falta, más carne en el asador… parrilla, reunión de ovejas descarriadas, programa de tv. En el de hoy, tú qué harías si… ¿Te crees profesional, o eres un intruso, eh?

Hasta que llegó… El Pingüino.

Hasta ese momento, - bueno descatalogando aquella serie bestial con The Punisher…-, todo parecía más o menos tranquilo, casi pacífico. Pululando los argumentos de las historietas, entre cierta espesura y esa dualidad entre lo bueno y lo extremo, decantada hasta ese último calificativo con el Pingüino, otro postulándose para ejercer el poder, aunque fuera desde otras alcantarillas. Ahí DC, siempre tuvo la delantera, hasta que los mafiosos dejaron de llevar mascarillas…

Sin embargo, es como una epidemia, donde las causas se van intercalando y se reinterpretan por cada lado, a cada instante. Tenemos ejemplos como Loki, una estructura lineal del mismo pero caótica, dentro de ese espacio-tiempo. Que se vuelve surrealista en diferentes medios, aunque no acierta como fuera el caso de Vision y Bruja Escarlata. O el sendero no tan luminoso como cabría esperar de un Moon Knight histórico, bailando a la lux de la misma, aunque trastocando el lío marvelita, con la mística del antiguo Egipto. Lágrimas de cocodrilo, ya que volverán… y no sé qué será de Nosotros.

Un Echo quizás… ahí responde la pérdida de tiempo del no fanático, frente a un gélido aparato de televisión, que se reinventa con aventuras tergiversadas. Y donde en el grito propagado, no podemos olvidar la reiteración de escenas por diferentes episodios, un mero copia y pega, que sirve como lanzadera imperfecta de este Daredevil: Born Again. Mientras, el Pingüino se sonríe, porque esta temporada viene con ramalazos a lo Soprano´s, y eso ya estaba inventado… al menos no se involucra con repeticiones indeseables al final de los capítulos, y persigue la guerra de ambos bandos.

También mezcla rasgos circenses con la violencia más sangrienta, como ya ocurriera en las anteriores temporadas, aunque menos coreografiadas, ya lejos de la serie de John Wick, o definitivamente, El Intercontinental más cerca de la sangría de Dc. Más tenebroso que Marvel, aspectos del crimen que sin embargo, Daredevil ha agarrado y sumergido a los Fisks en las típicas familias de gánsteres, y en especial esa entrevista de pareja sopranil ante la psicoanalista, - que algo se trae entre mentes -,  además de contar con Michael Gandolfini  y el emerger como cabeza grande de familia, al gran ballenato blanco, nuestro adorado Kingpin. Otra vez interpretado de manera prodigiosa, amenazante siempre, por un Vincent d´Onoffrio, de chapeau, si bien bailar, así así… Un maquinador mastodóntico sin un pelo de tonto, que entronca con el de las fosas sépticas de Colin Farrell para el otro Oz.

Es ahí, en los extremos, donde siempre crece la tensión y se trastocan los hechos, criminalmente hablando, como con la aparición de un serial-killer de manual, el denominado Muse – piel del Jeckyll de Wednesday, del joven actor Hunter Doohan -, por no hablar del baile psicológico de Wilson Bethel como Bullseye y sobre todo, de la bestia Jon Bernthal. Con Muse las cosas se pierden, se condensan demasiado, mientras se discute en juicios paralelos, sobre el castigo, o no. Y entre el público más proclive a acontecimientos justicieros, y los más protestones de las redes sociales, que es donde las historias empiezan a descuadrarse realmente. Con The Penguin eso no pasaba, o estás, o no estás, no hay críticas que meter con el calzador del público, que no interesa nada…

Puede venir del lío de producción, de fuentes alternativas, metiendo la mano y el cuezo en la sartén, de puntos de vista, de puntos y aparte, y algún que otro final. Nacimientos de intereses, reencarnaciones al margen, líneas reescritas, opiniones de pesos pesados, críticas endiabladas… Y gestiones, hacia cambios en dirección o alteración de fases grabadas, con otros posibles timelines… lo que da cierto aspecto de inconsistencia en algunos momentos. Y eso, ha modificado los esquemas de un título que no se corresponde con el original, ni con etapas anteriores de Daredevil, aunque la violencia sigue estando ahí. Pero, se recrea demasiado en la gratuidad, o el rechazo del protagonista, que pierde ante el premio Gordo. Charlie Cox, qué estás en los… cielos.

Todo hace acrecentar dicho caos. El de Dario Scardapane, vaya nombre para un criminal de James Bond, y Matt Corman, que se las tuvieron tiesas para asentar este Marvel mafioso, dentro del wokismo de Disney+, y no desvariar al identificar un producto, que ya no tenía que ver nada con los episodios de David Mazzuchelli y Frank Miller… sino más con la inconsistencia productora de Kevin Feige. Al frente hoy, de la marca del entretenimiento comiquero por excelencia durante varias décadas, desde aquellos años 40 de la Edad Dorada. Y qué, por fortuna me ha sorprendido con su última adquisición. Algo tenía que volar bien…

Aunque DD… se vista de Daredevil.

Antes tendremos que opinar sobre ello… Los Thunderbolts, han tenido un grato aterrizaje en la zona Disney de Marvel, dirigidos por Jake Schreider (Beef, Skeleton Crew), con este grupúsculo de ejemplares rebeldes, alejados de tensiones y derechos de los personajes entre ambas plataformas, - la wokista y la no… lo voy a dejar que me repito…- y sus duplicados famosos, que para sorpresa me han parecido más auténticos. Se definen bien entre la diversión y la obscuridad, entre la excentricidad del poder, y la indecencia de caracteres. Entre la verdad, y la mentira mediática… de la falsedad del Capitán América y el nuevo Hulk Rojo con Harrison Ford, y el oscurantismo mental a lo Fisk. Luego, se restablecen las desapariciones eso sí…

Pero volviendo a los criminales de Marvel, se convierten en los ejemplares indudables del protagonismo esencial de la serie, bastante más que los héroes enmascarados… DD se ablanda en discrepancias, demasiado estúpidas, como que la sentencia sea una bala entregada por la mano de ella… como transgresión en las historias, que nos termina produciendo un poco de desubicación, o pérdida. Y eso no… Esta historia no iba por ahí… Las cosas han cambiado, para mal o peor.

Vale Red Devil, sigue siendo aquel Brian Cox, de gesto calmado y ambivalente, pero se atisba la duda en cada acción, demasiadas objeciones a la violencia, un tanto pesadas. De tal forma, que las féminas como en este era de wokismo genérico, han tomado la delantera en las decisiones, y el héroe se ha transformado en pobre diablo, que ni pincha con tridente, ni parte el bacalao… ¡qué poco salao! Ya veremos que ocurre con el grupo, ése…  Miedo me da el circulito, en el futuro.

Creo que casi todo el mundo, criminal o no, se queda con el majestuoso Kingpin, o Wilson Fisk y esposa, si bien Vanessa no le consigue hacer  sombra, por su gran capacidad volumétrica, fuente de ingresos y tono de voz, en maquinación. En versión mejorada de sí mismo, más enfático y estilizado que aquel ramalazo del Echo… Él es sin duda Daredevil, por su gesticulación, sus decisiones, sus risas apretadas entre labios, su guardia pretoriana corrupta, sus asesores que dejan mucho que desear… incluso un control eléctrico, por medio de apagones incendiarios… nada que ver con el Estado Eléctrico, que esa es otra infantilizada… Es el verdadero ganador, por monumental k.o. técnico, como auténtico white sark depredador en esta pecera de la Gran Manzana, de nuevo.

Mientras que Matt Murdock, es más un pobre hombre, sin amigo ni rollos intensos… se va quedando agazapado como el Harvey Kent juvenil del Pingüino, una especie de sombra, que comienza difundiendo la justicia penal, y se define como balanza. Entre el bien de estamento superior y el mal, encarnado por los demás personajes, más protagonistas a su alrededor, incluido el artista del asesinato, el tirador  de élite Bullseye y por supuesto, el cara de púgil castigado en exceso.

Hasta parece de relleno, como otros personajes que pululan dentro de esa legalidad traslúcida o del lado oscuro, político o de un sistema corrompido. Tal que pequeños bocaditos en la pecera del escualo Mr. Fisk, casquillos con logos de fantasmas, salvo en capítulo final, esperando su lugar… su oportunidad. Y que más de DD, pues… que si Batman, por una vez hubiera finiquitado a alguno de sus enemigos, asesinos peligrosos casi todos – a pesar de las risas y aquella serie televisiva de bocadillos onomatopéyicos…- ; tampoco le ocurriría a DareDevil, al filo de un cadalso, de verdad… flotando en cuentos como verdadero fantasma. Es lo que hay, desde las páginas de los antes llamados tebeos, que el fin no lo es… El Mal siempre responde.

Los Hijos del Zodiaco…

Por tanto, visto lo no visto… Bullseye es un Joker – acompañado de un buen talegazo del Rojo…-  que por la endiablada fortuna, no acaba convertido en triturada papilla. En otro acto milagroso, tal que recibir puñaladas, sangrías y… algún disparo en un ojo. Eso es lo que tiene la ficción, que se lo pregunte a los protas de Lost...

Eso tiene también la fantasía, que si se tiene que volar, se vuela, y si tienes un aterrizaje forzado, no pasa nada. Otra vida, como Zodiac que nunca fue descubierto policialmente, al cien por ciento… Esos evadidos de la justicia, son crueles en los cómics también, misteriosos en acertijos,  inhumanos indescifrables, sanguinarios irredentos, depredadores insaciables, locos… como el Joker con sus bromas y la mueca, anticipada  de la chistera de sus bailes actuales… y actuaciones desencajadas.

Aciertan los disparos más reales de francotirador, directamente al cerebro de sus víctimas, el dolor y la burla, se unen como en la realidad, el artista se viste de Rorschach… los enfermos de psiquiátrico, al fin y al cabo, o como diría aquel otro, serán merecedores y pagados con el mismo sonido en sus cerebros. O no… escaparán como en una historia por capítulos, hasta que llegue otro más puntero, más temible…

Mr. Fisk, ahora, es el más votado por el pueblo… quién sabe cuánto durará en lo alto de la cima… donde estuvo el Pingüino hace poco, merecedor del gran título de Criminal del Año. Gracias a su fatal naturaleza que, es capaz de tomar sorbo sibarita, como de lanzar un gruñido apagado, al enlazar sus brazos y manos, con vehemencia. Y salir triunfal… Sin saberlo, en expresión del blanco y negro, tras aquel apagón buscado para incrementar la inseguridad ciudadana; frente a esta especie de murciélago carmesí, que converge con el dinero tecnológico de Bruce, pero con la justicia que es más ciega… la natural. Esperamos a sus hijos no putativos contra la Gran Mafia, y temblamos legalmente. Como Foggy fue la víctima propiciatoria, caída en reiteración emocional… lo que simplifica una reencarnación del héroe con problemas de conciencia.

Con Frank Miller, en dimisión, con o sin el Woody Allen de Historias de N.Y., con guión galimatías, tras parejas con cambios de parecer, tiros difíciles de explicar… charlas ´sopranas, perdón… terapéuticas` inacabadas, con la profesional en extraña reverencia, y alejamiento del Diablo, eso sí, con simpatía cogida por los pelos. Asesores que son hijos, que por ahora, definen diferencias gigantescas, un grupo de polis que, en Pretoria, serían carne de cañón… Más dudas,  caen como moscas y se reproducen como los pistoleros del Echo… al menos aquí ahí cadáveres, se ven tirados… Y lo peor, lo más fatigoso… el discurso en redes, que… mae mía… mejor no me decanto. Bueno sí, al grafiti con él.

Y esto es todo, queridos compañeros del Barrio Chicken, continuaremos con ese ojo avizor, y no quedar atrapados entre máscaras, evitando los pisotones en bailes patosos… Y especialmente, intentaremos no estafar al personal, con promesas que no se cumplen… ni existen, ni se desean. Musa, del espejismo...

Conclusión… Jurisdicción y letras.

El periodismo, o la opinión que no es lo mismo, aunque lo quieren emparentar… es un mero disfraz ante los poderosos. Normalmente… ya no existen hijos investigadores… casi todos se mueven por interés. O mucho peor, por simplismo lamedor ante el poderoso.

Algunos casos del pasado, se identificaron como verdaderos héroes, en soplos, históricos como watergays, por estado en el sito, como emisiones 5 de Septiembre, o el sorprendente Eleven… Mediáticos por  algunas sentencias condenatorias y, más o menos satisfactorias en la investigación como aquel Zodiaco, u otros más recientes, aquí o acullá… frente a los hijos del crimen, o el asesinato serial.

Pero no te confundas, actualmente, es más habitual… el dorar la píldora, contar trolas, emitir panfletos, sacar líneas de no sé qué red social… y bailar el agua, a un jefe. Y sino, ya sabes, al cajón de los traicionados definitivos, por hampa, o la profesión… Es lo que le ocurre a esa chica de Daredevil, qué no te la crees, y para qué su papel… Son historias fantasmales como la que ocurre en la tal, Holland, con un reparto curioso, pero con una sucesión de escenas, cogidas por pinzas, y otra en la nariz, porque las razones finales huelen… y no a tulipanes precisamente… Y eso que la perpetradora Mimi Cave, tenía como referencia la tensión devoradora de Fresh. La sentencia es calamitosa.

Siempre puede existir algún fantasma, en cada historia ficticia o real, como el Jack Duquese conocido como El Espadachín, que no da un sablazo en la serie ni queriendo; o como Giancarlo Esposito en el Estado Eléctrico que, que está pero no… Y Chris Pratt, que ahora parece un cowboy espacial en retirada… Y eso que el Espadachín está interpretado por Tony Dalton, conexión a Lalo Salamanca, de la genial Better Call Saul.

Ya no me queda nada más que corromper, en este proceso, caligrafía de otros más cercanos… o no. Solamente advertir, que habrá otros documentos, de Natchios, a La Mano, esperemos que sin desconexión Elektrica… y otra manita de Defensores, ay, ay…

Y al prometedor Muse, surgido en el auténtico 2016, que le den por saco… ¡Qué desperdicio de Máscara! Un recuerdo a Resurrección, Seven, el mencionado desbarajuste mental de Watchmen, o el magnífico Hannibal Lecter…  Ts, tss, tsss, síiii. Clarice, los cuadros, xDio. Qué hijo de… Jeckyll. Your Honor, con Bryan Cranston! Link conseguido, yeah!

 

 

Cinemomio: Thank you

Las más alteradas del Cinecomio

Etiquetas

Serie TV-Scifi series - Ciencia Ficción Serie - Crimen Serie Tv - Terror Serie - Biográfica Matthew McConaughey Serie - Humor serie Dramática Clint Eastwood Emma Stone Jake Gyllenhaal Serie Tv - Thriller Humor Series TV - Animación Amy Adams David Fincher Denis Villeneuve Ewan McGregor Mads Mikkelsen Ridley Scott Tom Cruise Tom Hanks Woody Allen Ben Affleck Cine Documental Game of Thrones Joaquin Phoenix Kristen Stewart Leonardo DiCaprio Martin Scorsese Mike Flanagan Oscar Isaac Ryan Gosling Serie - Bélica Tim Burton Tom Hardy Videojuegos Alex de la Iglesia Animación Japonesa Anya Taylor-Joy Benedict Cumberbatch Brad Pitt Christopher Nolan Christopher Walken David Cronenberg Eddie Redmayne Francis Ford Coppola J.J. Abrams James Gunn Josh Brolin Julianne Moore Kenneth Branagh M. Night Shyamalan Meryl Streep Nicolas Cage Nicolas Widing Refn Paolo Sorrentino Quentin Tarantino Rosamund Pike Scarlett Johansson Scott Derrickson Series Tv - Terror Stellan Skarsgard Steve McQueen Tilda Swinton Twin Peaks Wes Anderson Winona Ryder Woody Harrelson Zoe Saldana Alexander Payne Alexandre Aja Alfonso Cuarón Alfred Hitchcock Animación Animación Digital Armie Hammer Bradley Cooper Brie Larson Bryce Dallas Howard Cilliam Murphy Duncan Jones Hnos. Coen James Cameron Joel Edgerton John Ford Jordan Peele Julia Roberts Kevin Costner Lars von Trier Leos Carax LiLy Collins Mahershala Ali Marvel Mel Gibson Michael Haneke Michael Keaton Mindhunter Morgan Freeman Mélanie Laurent Natalie Portman Netflix Orson Welles Park Chan-wook Paul Thomas Anderson Paul Verhoeven Richard Linklater Robert Eggers Robert Redford Roman Polanski Stanley Kubrick Stephen King Steven Spielberg Terry Gilliam Thandie Newton Thomas Winterberg Tom Hiddleston Uma Thurman Vince Vaughn Viola Davis Willem Dafoe Yorgos Lanthimos
Licencia de Creative Commons
Obra está bajo una licencia CC en España.