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domingo, 28 de diciembre de 2025

Wednesday. Season II



No hace mucho que, nos preguntábamos… ¿qué es la vida?

Y, con la metafísica de cabeza, se responderían algunos seres llamados inteligentes… Qué, no existiría una verdad concluyente… Desde aquel, su  rastro vital en expansión del universo conocido. Si bien, es evidente que lo es  casi todo… Y esencialmente, que significa lo contrario a la muerte, la nada… Mientras que absorbemos casi todo, pues el comienzo de los seres humanos, es puro aprendizaje. No valemos de las experiencias que los sentidos nos enseñan y que recibimos de nuestros maestros, familia y amigos; siempre intentando o siguiendo reglas físicas y químicas, que forman parte de nuestra historia.

Al igual que, en el caso del nacimiento gaseoso que gira y se comprime en un punto, una simiente luminosa que se convertirá en estrella… un día… y su noche. El otro lado… del ser humano. Y hacia su ocaso definitivo, nos abrazamos, en baile final, algo mágico, eléctrico u orgánico misteriosamente, se transforma y establece el comienzo rocoso de la materia, bien como planeta o energía universal.

El estudio de lo que nos rodea, tras ese comienzo de penumbras también, permite el crecimiento de nuestro cerebro y el conocimiento, normalmente hacia la luz. Sin embargo, en el estado más temprano, desde la niñez hacia la pubertad, es algo nebuloso, abusivo… e indoloro. Al menos, para algunos, monstruitos inmortales… Hasta que nos preguntamos, ante diversos desvíos de la vida, de los olvidos propios de la juventud en su camino largo, por delante… por eso otro, silenciado… ¿Y esto qué, ya es el fin…? No, esta película no acaba más que empezar, de un viernes 13 de campamentos, a un miércoles... en clase. Soñando…

Este es el ciclo de la vida, arraigado a todo, y en los últimos tiempos, más entre las obras cinematográficas de terror. Vamos a intentar entonces, explicar esos mecanismos, que se respiran en un último y tierno, hálito…

Wednesday… de Cenizas.

Juventud… ¡Bonito regalo, eh! Cuando en muchos aspectos, datos siniestros o acciones clarividentes, nos muestra a los adolescentes, insistiendo en vestirse de negro y andar por ahí, camuflados, haciendo indagaciones, más o menos, peligrosas o insanas. Nos enseñan el miedo y esas viejas leyendas, que crearon mayores para asustarlos en otros eras, como las que aterraban a los niños del medievo u otras zonas misteriosas, oscuras, insalubres… o paradisiacas. Qué de todo hay, hasta de Nevermore a la Ítaca de Telémaco…

Cuando en un instante, aparece ella, hija de mil batallas con la muerte y Morticia… la pequeña de la Familia Addams, con esa relación redundante con la obscuridad y la muerte. Es algo habitual, naturalmente monstruoso, convulso como la adolescencia y sus pasiones… O no recuerdas esa serie de éxito, donde un joven protagonista, se viste con la túnica de invisibilidad, morbosa, que observa y aprende del día a día… y algunos lo llaman la decadencia de lo vívido, o la polarización de los coj… ¡qué mata!

Todo mostrado sin filtro, con unas imágenes y diálogos que te llevan a lo familiarmente patológico, al centro de una sociedad enfermiza; y nos entrega el recado, visualmente con escenas de larga duración, que te pueden dejar sin respiración, en un plan milimetrado… Del estilo de las entradas de urgencias en The Pitt, pero con menos sangre, eso sí…

Esto, y las relaciones de Wednesday con la gente mayor, en los alrededores de lo profano, - y liviano, pues cada vez en esta segunda temporada, se enfrenta al recuerdo de Harry the Potter… y sus rayitos -; acabará volviéndose convulsa, como es el estallido de una brillante estrella, plagada de lentejuelas de colores y ritmo K-Pop de ése. Y en esas estamos, un poco desnivelados, desorientados ante la serie de un Tim Burton, que se va alejando del pasado… por instantes infructuosos,  de leyendas y mitología, para adentrarse en otra materia transformada… No hombres lobo, zombies o mr. Hyde´s, sino hacia la indivisible y terrible, comercialidad. Así, tras eso, ya no vemos a la Wednesday de las penumbras, ni las pistas a lo Sherlock Shadows Holmes, sino… a una joven encarándose a la fiebre del sábado noche. Más pútrido…

Aunque con imágenes atractivas, temas mundanos e intérpretes  encabezados por los experimentados, Catherine Zeta Jones, Luis Guzmán, Thandie Newton, Gwendoline Christie (Juego de Tronos, The Sandman), Christina Ricci y el incombustible Steve Buscemi… Más, oscuro está… a la no luz inmortal, de Eva Green, ennegrecida… miss.

Nos susurraban a gritos, ¡Nunca más! Y les creímos, pero hay que verlo… Como a todos los cuervos y seres excluidos de la normalidad, que plasmara el escritor y poeta, Don Edgar Allan Poe… una mente de niño, al fin y al cabo…

Y en cambio, ellos no acaban de aparecer, más bien desaparecer por festivas y dolientes navidades, en todos los lados… según la realidad. Por casas vecinas, por barrios pudientes, arrabales, costas y fincas campestres, pesadillas verdaderas o sueños atmosféricos, caminos a ninguna parte, reflejos de batallas… y otras historias convertidas en leyendas, urbanas o inmortales. Pues sí, ellos son los/las protagonistas… esas estrellas, serán fugaces o no...

Jóvenes en la pubertad, líquenes en las casi puertas de la madurez, colgados del Kroken o Kraken; y por supuesto, junto a los más débiles, o la llamada “inocencia” de los niños. Con toda su maldad, incrustada, entre los destellos de una Profecía en triciclo, una charla en la cama con el Diablo, el niño que se vistió de madre y deslizó una cortina… O calzados de Zapatillas Rojas, ay Corazón Delator, cuentos de muerte de un Unicornio, y otros monstruos en el diván… Siempre bajo el aviso de un Cuervo… Nunca más…

Porque, esa joven enamoradiza que fue la seña de identidad de un genio como Michael Powell y sus ideas imaginativas con la cámara, cazó los premios de un Cisne Negro… como Hamelin se vengó de un pueblo y sus líderes... y demás desaparecidos. En alcantarillas próximas, plagadas de payasos, risibles, y detectives que investigan con las formas victorianas en los ojos de un joven Sherlock, que no su hermana… O transeúntes que se las encuentran, tras la vías, de aventureros recreados por otro inolvidable Rob Reiner, increíblemente sentenciado. En la Stand by Me, no te olvidamos, basada en cuento corto de Stephen King….

Y Así, e indivisiblemente, representantes en masculino, hoy,  estas tres gemas de la diversión, o no, de lo traslúcido… interpretadas por Emma Myers, Evie Templeton (Return to Silent Hill) y Jenna Ortega, nevermore o for ever… depende de qué, partes tomes. Incluso, junto al fantasma de J.J. Abrams, que podría existir con el espíritu de Tom Sawyer, Huckleberry Finn, y el Jim de La Isla del Tesoro, con el gran Orson, de Long Silver, of course. Por tanto, más de un Miércoles, de noche viendo tv… sin dejar de ser una producción penumbrosamente divertida de Burton… Big papá, podía haber estado mejor…

Estrellas… en tiempos monstruosos.

Diversas épocas, construyen un panorama condensado del miedo, y dan forma a escenarios variopintos que conocimos, a seres imaginarios, de  entonces y ahora… A héroes cuando éramos como ellos, jóvenes e inocentes. Los jefes o no, de una aventura en las calles o campos de  alrededor, en los ochenteros Stand by Me, en mascotas que se convertían en bichos, eran bichos entonces, eh… y hoy son un reflejo del terror, también. Enemigos, abusivos de clase… y otros.

Nos devuelven, demonios,  con cara de clown a lo Mr. King, como los que nos brindó un caricaturista neoyorkino y fantasmagórico, llamado Charles Addams, desde el 1964 en sus tiras de papel… Que trasladaría a serie de televisión mediante un ABC, negro… y curiosamente en paralelo con, esa otra que conocemos como The Monster, mucho más adaptada a los monstruos clásicos, y al humor familiar de sitcom.

Claro, los niños estaban ahí… eran jóvenes monstruitos, que caían bien, con la mente imbuida en misterios y ulteriores escenas con lo macabro-cómico, a base de risas negras, eso sí… Y la Cosa, thing, es que funcionaba… con los dedos puestos en la actualidad, a cucharadas, que mutaron, no edulcoradas de sangre, como cubos que caían sobre la cabeza a jóvenes reinas del baile… Impactando, antes de transformarse, en esta otra Cosa. Segundo claro, niños, gemelos/as o no, siempre estuvieron ahí… coqueteando con el terror. Mirando desde un ascensor.

Es una historia interminable, donde dragones voladores no son nuestros amigos, aunque los que arroparon a Miss Jenna hace un años, un poco sí… ya que, aquellos héroes de cabellos verdes o moradas, ahora lucen ennegrecidos, crecen a base de golpes, se trasquilan en desapariciones más que dolorosas, llamadas del más allá, familias desestructuradas, voracidad social, miseria a la fuerza, sin educación… y retorcidas sensaciones, devorados por los hábitos de conducta de adultos, y monstruosidades varias. Veremos…

En el principio… el Monstruo daba una flor a la niña, - no como antes, con aquel de los globos en M -, y no se pensaba en consecuencias funestas, pensamos. Sino, en el aprendizaje de un hundimiento…

Pero no se trata de un repaso, ni siquiera de un ajuste de cuentas… sino de una celebración, con casos más sangrantes, viciados y execrablemente malvados… de los últimos tiempos, meses, días… Y evidentemente, no hay nada mejor que empezar, con un reflejo. El de los ojos de esos jóvenes… encabezados por protagonistas de varios ejemplos magníficos, digamos el chico perdido de Adolescence, los alterados oníricamente de Weapons, el rostro maltrecho y ojos rojizos en ambos, en la terrorífica Bring Her Back y las llamadas de un vecino de ultratumba – mejor en Black Phone que en su secuela a lo slasher. Torpe como un patinazo en el hielo…

Luego, celebramos en escalón inferior – recuerdas el título de Kevin Bacon con sus pequeños, a lo Jack Torrance, infaustos recuerdos a sangre fría, y otros poltergeist, con padres no humanos… El cambio sería el retiro familiar campestre de Never Let Go, una vuelta de eslabón que tenía su gracia y momento Halle Berry… Otra pequeña redención.

Balanceamos a la sorpresa, de un miedo común en cuerpo bien construido, con The Monkey, qué sería como otro niño enfadado a lo  Demian… y el esfuerzo de  Longless, por recrear ambiente opresor con ellos, y una heroína de nuevo, al mejor estilo rudo del FBI, enfrentándose al caos de Nicolas... Más, dormidos en el tiempo tal que The Others, El Otro o el Sentido Sexto, que despertaron como armas cargadas, envenenados sarmientos de la venganza… Y Abigail, era una candidata oportuna, que tenía el colorido de zoos fluorescentes, rojos a lo Akira con saltos, a lo gris perlado de Coraline y sus botones, en sentido monstruoso… Los niños gigantes, o no, siempre saltaron desde las páginas y los tebeos, cuando el terror empezaba con los Kongs y Godzillas, desde el sol naciente o más allá, nos llegaron como las mismas pesadillas nucleares en colorido Akira. Mientras Burton, antes de Navidad, nos conmovió con Vincent y el perro Franky, en grafismos de blanco y negro… Hasta que, llegaron riegos y baños de niños, con regatas de sangre sobre tiburones, pirañas, etc… Y las Señales de ET´s, que fueron el inicio de sangrientas invasiones posteriores, modernas.

En otra categoría especial, nos quedaremos siempre con ese rostro auto paródico del feminismo, caótico en  la búsqueda de una belleza perfecta, que encaran las protas de  La Hermanastra Fea. O la cuestión de fe en la enseñanza, para las chicas de Heretic frente a los ojos metafísico-carnales de Hugh Grant, como el peligro de inmersiones o creencias… Carrie, ya fue un objeto, en manos maternas, oso sí, que era un toque a lo Wednesday y su oscura leche, materna. Sin desdeñar el suspense incómodo de la hija del Hombre Lobo, suspirando porque ya no volverá a sentir, su piel… es decir, su amor.

Más creíble pensamos, que la batalla del hijo de 28 Años Después contra la carne muerta a lo alfa, o las peleas lésbicas en The Last of Us, season II y el nuevo Misterio de Salems Lot, que daba bocados inciertos, aquí y allá. Y en los postreros lugares, los últimos ritos, no tan excitantes, que nos trajo el caso paranormal de The Conjuring, no sé qué número; o esa Marcha Larga a ningún sitio coherente, que parece solemne estupidez de machos, con menos cerebro que un zombie… Por no, nombrar, la truculencia insana, en que convierte a héroes de famosos cuentos de la Literatura Infantil, en sádicos, verdad Pet y Pop… en fin.

En Sinners, no había niños, aunque sí, un joven músico con sueños… De recordar esta cinta sobre el aprendizaje, la esperanza y el olvido de uno mismo, en el cambio musical hacia otra cosa… Como la chica del deseo en Las Zapatillas Rojas… qué cuándo consigue todo, se embriaga y termina acosada por el amor, propio y el amante, insatisfecho… Mucho más hermosa en colorido y trama, que Abigail, que supera en el pulso con sus zapatillas y locura excéntrica, a esos colmillos clásicos… y a la Wednesday en sus bailes, fantasiosos.

Nos quedaría Stranger Things… que aterra, más bien divierte con su esfera ochentera a las puertas de lo desconocido, tal que los chicos del barrio, que crecieron en veranos del 84, entre goonies, galaxias y piratas, fantasmas de la Ópera, enamorados de jóvenes, a los de Marte, que tuvieron su sábana infantil en el ET de Steven Spielberg, y autopropulsados por la emoción y las lágrimas… Las Cosas Extrañas, más conocidas y cercanas, de diferentes maneras, nos retrotraen a recuerdos de marcas, músicas, aparatos y ropas, rebeldes con causas, visiones, experimentos, entes y cuchillas…

Sin embargo, hasta la celebración de relatos cortos y series juveniles, nos recuerda por Dio… ¡Qué no hemos tenido en casos estilísticos, demasiados giros a la diversidad, forzada o woke - algo que nos deja fríos como fiambres, big fish en lata -, y han demostrado personalidad propia, naturalidad... y afectividad con el público! Excepto algún caso, paradójicamente intrascendente, que no voy a nombrar…

Estos niños, han crecido al lado, del hijo adoptado por el Mandaloriano, baby Grogu y su apetito amoroso, por los bichos y demás… formarían con Adolescencia, el triunvirato de la excelencia entre los jóvenes, mayores de edad, con temática adulta o guiños a sus recuerdos voraces y sueños. Aquí, forman clanes de Noches de Miedo, en una galaxia ya muy lejana, hobbits al este del edén o del western, aliens y ruiseñores al anochecer, gremlins entre enanitos y jóvenes ocultos, parásitos como señores de moscas… y otras divergencias, que nos hicieron cómo soñamos… o somos… En fin, danzarines entre muerte, de la Vida de Chuck, a la Ofelia sexy, de un Miércoles del Futuro.

Y sorpresa, familiar... ¡Joer, quién quiere terminar con Miércoles… de disfraces y cenizas… danzarinas! Pero, hay que reconocer qué fue primero, nuestro Chicho Ibáñez Serrado, quién se preguntaba… más exactamente creo, nos demandaba a todos… propios e impropios, pero… ¿quién puede matar a un niño? Eh, Eva…

Y como última reflexión, hilada entre fantasmas… qué cojones está pasando en Hollywood y alrededores, con la muerte… Los dejáis fríos, nos dejáis, más que a los hijos en Dejar al Mundo Atrás, viviendo las últimas horas del apocalipsis. En cambio, con las balas perdidas, ¡ya sabemos…! Todo sigue igual, menos pelis de terror que transforman las leyendas en belleza. Y jóvenes en dianas… O no…

Hasta siempre... B.B. love!!

 

 

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