The Cabin in the Woods: Entre cabañas del bosque y “lobos”.
Érase una vez, una chicha de cabellos dorados que cantaba y se prometía ser muy feliz adentrándose en el bosque. Entonces, llega un lobo que se acercó a ella y le dijo: Qué lengua más larga tienes. La chica ingenuamente miró a los lascivos de aquel majestuoso animal y le introdujo... ¡Vaya, como ha cambiado el cuento!
Lo común en estas películas es que la rubia se reúne con un grupo de jóvenes y se dirigen a una cabaña con unos parámetros altamente electrificados. La naturaleza les rodea, así como la idea de un Dios que todo lo controla desde su sala de mandos.
Aquella chica como tantas otras de las pelis de terror actual, comienza una juerga con todos los ingredientes comunes, para terminar pidiendo la misericordia por sus pecados. Ya que la mano y el ojo orwelliano de este dios, golpea a los que no pertenecen a su escuadrón tecnológico y terrorífico.
Después de unos minutos pensando en que esto podría ser infumable. Aparece en pantalla la salvación, con dos maduritos y maestros de ceremonia al estilo 1984, con ideas ocurrentes, humor macabro y otra serie de monstruosidades.
Esta dicharachera pareja formada por los sorprendentes Richard Jenkins y Bradley Whitford, se convierten en los grandes hermanos del Mal y en el alma de esta borrachera de sangre. Se me asemejaron a los críticos viejitos en el balcón del teatro de los Muppets. Pero, caídos de patas en el mismo infierno.
Esta dicharachera y profesional pareja son la presencia humana de un concurso dirigido por un Ser castigador.
A una fiesta de monstruosidades que los jóvenes protagonistas han sido invitados, sin saber muy bien cómo ni porqué. Son los grandes hermanos del terror desconocido.
Richard Jenkins parece reviviendo una nueva etapa interpretativa. Habitual de cintas scifi y recordado por aquel thriller dirigido por Harold Becker (me gustó mucho en su momento), Melodía de Seducción. Después de este rodaje encaró multitud de proyectos de lo cual me regocijo, por el bien de los buenos y maduros actores de Hollywood. Últimamente con la interesante Mátalos Suavemente y The Company You Keep.
Su compañero de cabina Bradley participó en Esencia de Mujer y Un Mundo Perfecto. Garantía de su buen trabajo, aunque esté más centrado en la televisión ahora mismo.
Resumiendo la aparición de éstos dos magníficos profesionales, es un soplo refrescante entre la actuación de tanto joven enfebrecido. Gracias a la selección del director Drew Goddard (nacido en Los Álamos-Nuevo México) y salido de la fábrica J.J. Abrams. Además de la aportación argumental del guionista Joss Whedon, también director de cine y Tv). Suya es la historia de Toy Story.
Caperucita iba encauzando su paso con ritmo vivaz y brillante (tras típicas escenas de sexo y drogas) cuando llegaron los monstruos en CGI, como un gran cubo de Rubik. Así el terror emerge a estilo de Vincenzo Natali. Aunque me sigo quedando con su Cube, mucho más enigmática y elaborada que esta Cabina. Debo estar muy anticuado.
Yo prefería los f/x de antaño con hábiles profesionales de la maquetación, decorados y maquillaje, y mucha imaginación en sus monstruos. El pulso del frame afecta a la interpretación del actor pendiente de plasmas a su espalda. Sí definitivo, anticuado.
Después de un largo camino en la distribución llega, por fin, a la gran pantalla con Good Films esta Caperucita de tintes diabólicos, sin lobo físico.
La lucha eterna del Bien y el Mal.
Dioses o Demonios. Gran Hermano confabulador.
Monstruos del averno en CGI.
La mano acusadora y sangrante de un Ser o seres superiores.
Notas infladas en páginas de cine.
Me quedo con esa curiosa simulación al palco de los Muppets, y sus dos simpáticos viejecitos.
** Pasable ***
Érase una vez, una chicha de cabellos dorados que cantaba y se prometía ser muy feliz adentrándose en el bosque. Entonces, llega un lobo que se acercó a ella y le dijo: Qué lengua más larga tienes. La chica ingenuamente miró a los lascivos de aquel majestuoso animal y le introdujo... ¡Vaya, como ha cambiado el cuento!
Lo común en estas películas es que la rubia se reúne con un grupo de jóvenes y se dirigen a una cabaña con unos parámetros altamente electrificados. La naturaleza les rodea, así como la idea de un Dios que todo lo controla desde su sala de mandos.
Aquella chica como tantas otras de las pelis de terror actual, comienza una juerga con todos los ingredientes comunes, para terminar pidiendo la misericordia por sus pecados. Ya que la mano y el ojo orwelliano de este dios, golpea a los que no pertenecen a su escuadrón tecnológico y terrorífico.
Después de unos minutos pensando en que esto podría ser infumable. Aparece en pantalla la salvación, con dos maduritos y maestros de ceremonia al estilo 1984, con ideas ocurrentes, humor macabro y otra serie de monstruosidades.
Esta dicharachera pareja formada por los sorprendentes Richard Jenkins y Bradley Whitford, se convierten en los grandes hermanos del Mal y en el alma de esta borrachera de sangre. Se me asemejaron a los críticos viejitos en el balcón del teatro de los Muppets. Pero, caídos de patas en el mismo infierno.
Esta dicharachera y profesional pareja son la presencia humana de un concurso dirigido por un Ser castigador.
A una fiesta de monstruosidades que los jóvenes protagonistas han sido invitados, sin saber muy bien cómo ni porqué. Son los grandes hermanos del terror desconocido.
Richard Jenkins parece reviviendo una nueva etapa interpretativa. Habitual de cintas scifi y recordado por aquel thriller dirigido por Harold Becker (me gustó mucho en su momento), Melodía de Seducción. Después de este rodaje encaró multitud de proyectos de lo cual me regocijo, por el bien de los buenos y maduros actores de Hollywood. Últimamente con la interesante Mátalos Suavemente y The Company You Keep.
Su compañero de cabina Bradley participó en Esencia de Mujer y Un Mundo Perfecto. Garantía de su buen trabajo, aunque esté más centrado en la televisión ahora mismo.
Resumiendo la aparición de éstos dos magníficos profesionales, es un soplo refrescante entre la actuación de tanto joven enfebrecido. Gracias a la selección del director Drew Goddard (nacido en Los Álamos-Nuevo México) y salido de la fábrica J.J. Abrams. Además de la aportación argumental del guionista Joss Whedon, también director de cine y Tv). Suya es la historia de Toy Story.
Caperucita iba encauzando su paso con ritmo vivaz y brillante (tras típicas escenas de sexo y drogas) cuando llegaron los monstruos en CGI, como un gran cubo de Rubik. Así el terror emerge a estilo de Vincenzo Natali. Aunque me sigo quedando con su Cube, mucho más enigmática y elaborada que esta Cabina. Debo estar muy anticuado.
Yo prefería los f/x de antaño con hábiles profesionales de la maquetación, decorados y maquillaje, y mucha imaginación en sus monstruos. El pulso del frame afecta a la interpretación del actor pendiente de plasmas a su espalda. Sí definitivo, anticuado.
Después de un largo camino en la distribución llega, por fin, a la gran pantalla con Good Films esta Caperucita de tintes diabólicos, sin lobo físico.
La lucha eterna del Bien y el Mal.
Dioses o Demonios. Gran Hermano confabulador.
Monstruos del averno en CGI.
La mano acusadora y sangrante de un Ser o seres superiores.
Notas infladas en páginas de cine.
Me quedo con esa curiosa simulación al palco de los Muppets, y sus dos simpáticos viejecitos.
** Pasable ***