Las sagas de la ciencia ficción y el terror, han recorrido caminos muy escarpados desde el famoso Conde Drácula de los Cárpatos… y sus otros amigos clásicos en el romanticismo molecular e inmortal. Rememorando a otros miembros meritorios tríos como Bela Lugosi, Peter Cushing, las incursiones poenianas del mítico Vicent Price, o no el menos inteligente, Mr. Lee… incluido último documental a su nombre e mente, junto a voces equidistantes en el cariño y admiración como Joe Dante, John Landis o Peter Jackson, en The Life & Deaths of Christopher Lee.
O con la piel de Martin Landau y su
recuerdo… también reconocido internacionalmente como ellos, por haber corrido
junto a Cary Grant y Alfred Hitchcock en North by Nortwest, participar en la
primer invasión de Misión Imposible – hoy tan en el candelero… -, perder la
primera cabeza en manos de Sleepy Hollow y la penúltima en Frankenweenie de Tim
Burton… O lanzarnos hacia el lugar del suspense y el estrellato, en la serie de
culto, The Twilight Zone y llegar a visitar el espacio en aquella no menos,
crónica semiolvidada de Space 1999.
Serie qué, curiosamente fue concebida
especialmente, por otro monstruo creador de la llamada Supermarionation que
enmarcó Don Harryhausen en sus criaturas, a través de Thunderbirds, Guardianes del Espacio, y la
que sería un antecesor en carne viva, desde 1970 a otras futuras, UFO… Y
regresando al presente, en otros estados, también bastante románticos y con los
sentidos puestos en las lentes… nos volvemos a desangrar, como definiera en sus
epístolas viajeras del Deméter, y el guerrero transmutado de Transilvania, instaurado
por el novelista irlandés Bram Stoker… y que fue trasladada del primer Polidori
The Vampyre en la misma fiesta de antaño tormentoso… en aciaga estancia
amorosa. O no… depende de cada miembro…
Para seguir hacia un fantástico
realato de Julio Verne con sus leyendas descritas en el legendario Castillo de
los Cárpatos… Por no hablar de un fantástico relato alrededor de una tormentosa
estancia invernal con la mirada extraviada de Mary Shelley en la villa suiza de
Lord Byron y sus deseos catatónicos. Relampagueando de vida – casi inmortal -,
el sueño de toda una raza de próximos científicos en experimentis de terror cinéfilos y alrededor de sus propios monstruos
internos… Nandoooor! Qué, que conio hacéis en las sombras, leches… Ya que, en
estas páginas tenemos mucho más que decir… y por filmar…
Pero, en primer lugar, vamos a
recordar cómo llegaron, otros de esos monstruitos del cine a la orilla, recordando que
dentro de un año aproximadamente, celebraremos la cuarentena… bienvenida, de los
famosos Depredadores de John McTiernan y sus creadores, hoy anónimos, y medio
triangularmente homónimos John y Jim Tomas. Recordando que su extensa caza por
los diversos planetas en que se extiende su nacimiento, que pareciera... no acaba más que empezar en la pantalla. Dejando meridianamente claro
en estos momentos históricos, que prefiero la animación – por diversión e
imaginación yautja en acción -, de Killer of Killers con su cuadrangular aventura a lo retro; a la
última esquizofrénica aventura del mismo director de apellido interminable, Dan
Trachtenberg, aunque en la misma Predators: Badlands y sus parajes
prehistóricos, se pasease la belleza de una de las postreras Mary Shelley´s
repletas de amor y reivindicación feminista de autora, como Elle Fanning.
Así que, el director Don Dan, lleva
una de acierto Ding, y otra de cal, Dong, ahora
que estamos en tiempo de campanas y demás artilugios sonoros… que, sin
bien, están intentando movilizar la saga con otro espíritu en el Séptimo Arte,
no siempre los resultados nos acaban de hacer brincar, vertebralmente hablando.
Pero las diferencias están ahí al alcance de humanos, y no tanto, desde que
despedimos en los 90 a al monstruo altivo de Kevin, Peter Hall y recientemente
al inolvidable Carl Weathers. Sin embargo, si hablamos de la aparición de
Arnold, el Schawarze de las hostias, no ha llegado a sobresaltar más que en una
breve introducción criogenizada en la película de dibujos animados.
¡Ha llegado el esperado dueto…! Sí
amigos y monstruitos variados – que haberlos haylos, por todos lados, ¡eh!
Tanto monta, o no tanto, depende de las apreciaciones y los altibajos, en
tejidos y colmillos, el caballero mejicano del Toro, Guillermo y su criatura de
Frankenstein en estado proto-todopoderoso, – qué no llamaremos Guillelmo por
ahora -, y el parisino Luc Besson, tan
inclasificable como lleno de romanticis mo elevado, en modelo victoriano a la francesa... con su postrera adquisición
muscular y lunática, Dracula: A Love Tale… con un Caleb Landry Jones, monumental y
magnéticamente humano, del que algunos ya habíamos avisado, de su monstruosidad
interpretativa… y de la banda sonora compuesta por Danny Elfman, que se te pega
como una jodida y viscosa segunda piel. Hipnotizante y divertida. Para
nosotros… la nota de bien, se queda bien corta… cortísima como la vida.
Posee bastante de Dumas, del Conde de Montecristo, sin tamizar la venganza... pero funiquitando el acto, con una redención, fuera de este mundo. Mientras llama a la puerta, su llama inmortal... ¡El Amor está en el aire, como decía aquella sintonía de Love Boat… y en la sangre de los genes! Y en los ojos esquivos de
Lauren Tewes, hablando de corazones. Oh, oooh, Julie!
Y… Hablando de Diablos…
Médicos transformistas con
aspiraciones a dioses, trozos de carne andantes, y vampiros de la vieja escuela
europea, ¡vamos Lazslo, Nadya y Nandor! Qué no un Colin Robinson comentando de
manera plúmbea el desembarco… en State Island de los US como si se tratara de
un capítulo de un programa televisivo de cocina… Y es que, siempre nos han revisitado… Y
de una u otra forma, los recibimos con placer eterno, por tierra, hielo y aire…
o lo que sea… bajo tierra mismamente, como un Robin y su Batman, cargados de
chocolate, máscaras y sonrisas, no enlatadas.
¡Bienvenidos, hijos… del rock &
roll! … y demás versiones a lo Doors en el deceso inmortal del héroe, a través de las
pinturas a lo William Blake, las representaciones caricaturizadas, y la viva
voz, o no… de Jim Morrison.
Sin duda, en incrédulo estilo
documentalista, un hallazgo... desde aquellas apariciones en largo de Jemaine Clement y Taika
Waititi, las improvisaciones y el estilo burlesco, se han instaurado en
nuestros órganos, emocionales y lacrimógenos… haciéndonos estallar en infinitas ocasiones. Es un no parar, sorprendente de chistes, si bien en esta última y proverbial
despedida, a los infiernos… What We Do in the Shadows, ha sido una pasada
histórica de comicidad, legendaria y descomunalmente estacada, en los mismos… Hue… v, sos, y demás versículos.
Nadie en sus, descontroladísimos
cabales, se va a olvidar de ellos, de los actores que han encarnado a esta
pandilla de descerebrados, caseros e irreverentes, malhablados en más de una
historia, sus conquistas, abarcando todos los éxitos de antaño y actuales, encabezados o no…
por los inabarcables cómicos Mark Proksch (referente no invisible en The Office
y Better Caul Saul, of course…), siempre en memoria absorbente ya… por
supuesto, reiterando, la pareja compuesta por un creciente barbudo Matt Berry,
como doctor de un monstruo celebérrimo por su miembro, y la estrella de las
rabietas y las demostraciones femeninas, invadida en el espíritu salvaje y
sexual de Natasia Demetriou… Pero, el dúo por descubrir, quizá aún, es la
enterrada en el olimpo del vampiro y el no vampirizado criado, Harvey Guillén (de la
Cruz a Compañera Perfecta), y el floreado en el vestir y el parlamentar, con
acento, Kayvan Novak, que promete visitarnos con más ínfulas heroicas… ¡Veremos,
a mordiscos!
En esta mítica serie ya, como fotos de hombres
lobos haciendo pipí en las esquinas de nuestras estancias, y ese cuarto de estar a lo sitcon, hemos celebrado
igualmente, la aparición de numerosas visitas, normalmente con ese particular
sentido del humor, y dramatismo metafísico-humano, al lado de los mismos
Jemaine y Taika, numerosos guionistas de los que hacer una lista surrealista, y
vampirizada, como el delirio de Kristen Schaal, posible guía amante… entre The
Sire y The Monster, el incapaz y noble, Doug Jones como Baron Afanas, y
multitud de cameos o mordisquitos a lo Mark Hamill, Jim Jarmush, Dave Bautista,
Alexander Skarsgârd, Wesley Snipes o Evan Rachel Wood, ampliados a Haley Joel Osment y
demás fantasmagóricos vampirícod, como Danny Trejo (Abierto hasta el Amanecer, Predators),
Benedict Wong (Weapons, El Problema de los 3 Cuerpos) o la estupenda Tilda
Swinton (Memoria, Sólo los Amantes Sobreviven), ¡por los clavos de mi ataúd…!
Esto es lo que hacemos, sonreír y
disfrutar, o hicieron con una luz especial, una estacada imantada en los corazones, y entre los colmillos… ¡He
dicho!
Y es que… hemos nombrado, los innombrables.
En esta columna vertebral, plagada de
célebres estacas y demás órganos perdidos en el páramo… Guillelmo, el del Toro,
ha establecido su particular visión del Frankenstein de sus sueños, con unas
incursiones dramáticas en el viaje, que no serán del agrado de todos, pero que mantiene
viva la historia definitiva y el espíritu de aquella novela, ocultista científica, esta vez con
estructuras más sintetizadas, sobre la verdadera monstruosidad. Mientras que, el estado de esos posibles avances médicos y estudios anatómicos vitales en erupción convulsa, tiene especial tratamiento con la fotografía y música. Que
retratan las póstulas o heridas emocionales de una época, y sus misterios esotéricos,
festivos, sexuales, soviéticos… pies sostienen el compás entre aquellos tiempos y los nuestros.
Por, mis partes… ¡Se celebra!
Como celebramos esas historias
modernas de zombies embrujados niños, que significó una vuelta de tuerca a la
nombrada Weapons, o los chupasangres eclécticos y jazzísticos de Shinners… hasta la revisión de una
versión de Frankenstein en la que estoy sumergido ante el acto teatral de Danny
Boyle, con Jonny Lee Miller y Benedict Cumberbatch… muy significativa con tacones altos sobre las tablas.
Pero, ¿de qué trata esto de la vida?
Y tú me lo preguntas… la vida eres tú, querida e incestuosa, filosofía… Miss
Shelley de esos activos y tormentosos volcanes internos… que soñó hasta los estudios del
medievo por parte de Polidori y sus huesos, los esquejes poéticos del romanticismo, la enfermedad y el
crimen poeniano, en sus adicciones… La Creación ¡Revive! En letras y las imágenes actuales, que se
repiten con cada aliento particular... porque cada uno es un creador por sí
mismo, una copia de viejos gólems… Y en la columna vertebral de una caza, los hijos ancestrales, prometeicos, como lo fue la odisea de Ulises, que
será trasplantada con sus demonios y sirenas, en lo profundo del alma de un
vituperado Christopher Nolan.
Donde los Predators serán Polifemo,
como siempre y sus familiares de un solitario ojo, ávidos de la sangre. Óculo como el de la inteligencia
artificial, que formó la santísima trinidad prometeica, en un acto que te eleva
al infinito de la presencia del dios, hijo, y anunciador de dichas, Carlos, el Pumares… donde aprendimos, que terminaría por eliminar, o lo intenta al menos, a sus hacedores… Hal 9000 y el ojo del
maestro Stanley Kubrick, con el pensamiento escéptico de Arthur C. Clarke y el futuro, a
los no menos humanos, digamos, sentimientos policiacos de los replicantes, en busca de la razón de la vida... fotografiados por el jefe
Ridley Scott en Blade Runner, con gabardinas, basada en la reducción catártica y desilusionada,
hacia la maestría de Philip K. Dick en ¿Sueñan los Androide con Ovejas
Eléctricas?, u ellas, en femmes fatales... y por ende, la trilogía del Dr. más famoso, olvidado por el Dr.
Lazslo Cravensworth. Con el cúal carcajeamos a lo Gene Wilder, en la magnífica de Mel Brooks... Círculo completado, sin águila ni higadillos, sólo cine y literatura.
Esta es la energía, ¡qué nos mantiene
vivos, amigos! Capaz de convertir nuestra pérdida, en otra cosa, pensamiento,
risa… Alma, quizás.
Y sin embargo, algunos aún no lo
saben… ya que podrían estar perdidos ya, mientras bailan, ¿verdad monstruo…?
¿Guillelmo…? Pues, tú, no eres inmortal, como otros…
Y… la Columna Vectorial…
A ciertos nombres… No, no se les
permite la licencia de la creación, de sus propias obras, aunque sean versiones
de otras, como siempre ha ocurrido en la historia de la humanidad y el Arte…
revisitando la vida y la muerte, con sus propios personajes inéditos y
particulares ideas… Es así.
También, por tanto, existe la mente
cuadriculada, como si las obras no se pudieran releer, explora y ampliar,
creando otras posibles historias, cuando siempre lo hemos hecho, o es que acaso…
¿Nolan no lo hace…?
Eso es también la vida, la búsqueda
de las antiguas experiencias y guerras, desde la de Troya a otras modernas… O no
es Bugonia del director indestructible, Yorgos Lanthimos, una experiencia
extraordinaria sobre otra película koreana, qué no demasiados han visto… y no
es la nueva versión de una estupenda Emma Stone – ya monstruo creado desde
Birdman a la incursión de la novia de Frankenstein, sin monstruo entre las
piernas, o sí… por el propio Lanthimos en Poor Things… ¿eh? Y muchos renegaban…
de Ella. Eso es lo que hacemos con las abejas, si no las matamos, jalea real y miel...
Pero, existen más batallas… las establecidas
en las teles o plataformas, que lleva a Warner en la sangre, y al HBO de la
gigantesca Netflix, al superpoder de los superhéroes sin colmillos, o con
ellos… O a James Gunn, graduado en Arte, modelno… a la representación de su
propia imagen de los superhéroes, y Nolan del creador Zeus en el Olimpo de los
Dioses, a imagen y semejanza… Mientras, otros nos vigilan con ojo torcido, y
nos consumen por dentro y fuera, exprimiéndonos como si fuéramos una estrella,
sin poder ya… ¡de resurrección!
O… ¿es que no fallecen… los ricos y
poderosos… eh? Si hasta un bailarín itinerante y sorprendido, como Chuck en su
vida… que se quedó de joven, con la herencia de su familia… acaba viendo a la
muerte. La suya, la propia… ¡la de Todos! En definitiva, creador o monstruo…
como Mark Hamill la ve, desde su espacio…
Del obituario de la Familia Addams y
el estímulo lésbico de Wednesday, ya os hablaré… y de los Beatles inmortales
musicalmente de San Mendes, de Brian Kranston en Your Honor… Claro, de Fallout
en las puertas y los búnkeres del desierto y del retorno de Daredevil, entre
Electra y los Defensores… y de los Fucking Peaky Blinders y de The Mandalorian
y Grogu, el mío, el vuestro… del Nautilus y del Kraken, como una especie de
Moby Dick, qué se llevó al infierno de las profundidades, al que se creía un
héroe… y no era más que una obsesión… Ahab. Y qué es la vida… la vida
vampírica, eres tú. Love!!


