Todo lo que empieza, tiene un final... Incluso las guerras, o no...
Transcurría el año 1933, cuando el único representante de los Imperios tras la Primera Guerra Mundial que quedaba en activo, Jorge V, nieto de la reina Victoria, tenía la labor de enfrentarse a una nueva marejada internacional, con pocos años por delante... sin saberlo, claro.
Aquellos tres eran familia, concretamente primos, y sus países se iban a repartir de lo lindo en el futuro... Este abdicaría, para casarse con la mujer que amaba y todos perderían poco a poco, alguna cantidad importante de súbditos... o acólitos, más o menos, como en otras bandas.
Ese mismo año, otro personaje importante artista y mediáticamente, maestro de la comicidad y rey de los titiriteros, reconocido planetariamente como Sir Charlie Chaplin, Charlot para sus amigos los niños que no entienden de política, ni clases, había cumplido cuarenta y cuatro años, y estaba justo en la mitad de su longeva vida.
Se proclamaba así mismo como filósofo de la risa, diciendo que un día sin ella, es un día perdido; como agnóstico pensaba que la fe es precursora de las ideas, sin ella nunca habría evolucionado la hipótesis, la teoría matemática o la ciencia; sobre la maestría decía que todos somos aficionados, la vida es tan corta que no da para más. Por último, se consideraba un pacifista... A fin de cuentas, ¡todo es un puro chiste!
El británico mudo, en parte, se le desconoce otra de su origen humilde, se dice que nació en una carreta de origen gitano en las cercanías de Birmingham, pero no se puede asegurar... como diría Tommy Shelby, reconvertido en abstemio, padecimiento desencadenado en sus familias, "caballeros, existe el infierno y, hay otro lugar, debajo de ese infierno".
Aún no se habían enfrentado con los condenados resortes de la sangrienta Segunda Gran Guerra, ni filosófica ni socialmente, pero habían amasado una pequeña fortuna, gracias a su profesión, o actividades en el segundo caso, desde la costa este a los sueños caledidoscópicos de Hollywood.
Esto dice el Peaky Blinders más jodidamente conocido, "mañana estaremos uno de los dos, muertos, pero sea quién sea esa persona, se despertará mañana en el infierno". Creo que Charlie, a pesar de los pesares, era infinitamente más positivo, "la vida es tragedia, pero vista de lejos, parece comedia". Ambos se reín ahora, mirando hacia atrás.
The fucking Life.
Los primeros pasos siempre son complicados, excepto para los que viven del cuento de otros, y también lo pudo ser el final, desde el punto de vista ideológico. Quizá no tan placentero como se había planteado el resto de sus carreras, excepto por la enfermedad o la muerte. Que nos espera, ya seas indigente o millonario, gángster o cómico.
El amor es una etapa, más o menos, duradera en el camino... Lo verdaderamente resiliente, es el odio. Ambos saben bien de esta modalidad...
En ese periodo que comenté anteriormente, a Mr. Chaplin, todavía no le había robado el corazón en busca de belleza y prioridad, la actriz de los tiempos modernos y también británica, Paulette Goddard, aunque tardarían poco del mismo, en darse cuenta que no estaban hechos, el uno para el otro. Y no porque, alguno fuera un parásito o un gran Dictador, sino por no entenderse o amarse lo suficiente... Algo con lo que Thomas Shelby, ha tenido que lidiar bastante a menudo. Al menos, nuestra querida Tía Polly que descanse en paz la actriz Helen McCrory, parecía clarividente con su sobrino, "Sólo hay una cosa que puede cegar a un hombre tan inteligente como tú, Tommy, el Amor". God save the Queen!
Paul Anderson en su escondrijo emocional, no entiende muy bien lo que se dicen, porque se oculta en el humo del opio y en la sangre derramada entre caballos y gitanos, con otras etnias. O tal vez, lo haga porque es un notable actor y lo demuestra desde la punta de su flequillo lacio, hasta el ronquido de su voz, durante el combate. Es hermano de sangres, su brazo armado y lacerado... Una perspectiva de los jóvenes que cayeron en su hoyo particular.
Los caballos tienen la culpa, desde el Padrino de Mario Puzzo, pero montados en uno de carne y hueso, te puedes convertir en un héroe como El Cid, y salir dispuesto a conquistar el nuevo mundo, que se abre tras la tempestad, que diría William S.
Chaplin y Paulette, cogidos de la mano en altamar, cruzando océanos de tiempo, para casi nada, sólo aprender de la vida o enseñar con los ojos cerrados. Tal y como, vinieron al mundo, y todos lo hacemos... no desnudos, sino ciegos. Sin saber que se aproximaban a uno de los mejores momentos de sus filmografías personales y unidas por dicho amor.
Los jodidos Peaky Blinders, nativos de Birmingham, pero de sangre irlandesa y de la BBC, se enfrentaron con los enviados por Mr. Churchill de la policía, pero en estas temporadas de seis grados hacia no sé qué, el tablero se ha dado la vuelta... Lo negro parece blanco, pero puede ser al revés, o viceversa. El tablero es la maldita batalla política de siempre, que no nos representa... o sí, y la estrategia que consiste en meter al rebaño en el redil, igualmente, for ever.
La Sexta de los Peaky Blinders es un melodrama de los extremos, con todas las epidemias posibles y sus jinetes apocalípticos, llamando a las puertas, siempre están ahí esperando con sus guadañas. Las brillantes Luces de la Ciudad se apagaron ya, pues se aproximan las sombras que se esparcen desde el interior hasta las entrañas de la sociedad. Todos con aspecto enfermizo, en apariencias.
Así, se afianzaba la era del sonoro en los cinematógrafos con películas de acetato y lámparas incandescentes, mientas los amantes promocionaban sus éxitos en un vuelta premonitoria por Europa... a lo mejor la última, o una penúltima conjunta en lo que restara de lo que se conocía, hasta entonces. Las sombras se ciernen bajos los cascos de los caballos de la Puerta de Brandenburgo, que luego serían heridos por las bombas tras esta época de la República de Weimar. El monstruo estaba en las puertas, asomado, antes de subirse a la cuádriga.
Tommy, no puede pensar en caballos en estos instantes, pues la frustración de un médico, le puede... y la serie intenta no caer en el barro de la campiña francesa, ni en el efluvio alcohólico de una isla, en aguas no controladas por gobiernos, ni soldados. Al menos, los oficiales de cada quién.
Para unos, días de enamoramiento irracional quizás, para otros lanzamientos venenosos de veredictos o condenas eternas, todos movidos por reivindicaciones señoriales y bajezas políticas. Unos por las nubes, otros pronto las verán... Ojalá, tengan visión o un buen sistema de aterrizaje...
The Fuckin´ History.
La familia reunida, que no contenta del todo, alrededor del proyector doméstico, cuando han revisado el regalo del mayor cómico de la historia del cine, a través de sus propias vidas. Pues, sino de cine, son de gran televisión.
La crítica es mortal de necesidad, y las instantáneas del pasado pesan demasiado, tanto que a algunas esta liviandad de los esquemas delincuenciales en el escalafón, o los privilegios alcanzados al codearse con los políticos de primer nivel, desvirtúan aquella realidad de chicos que peleaban por un trozo de calle... o rajaban a los hijos de otros, de oreja a oreja.
Son cosas que pasan, las historias se repiten, aunque nuestros maestros, cómicos o padres, abuelos con coronas o hermanos sin ellas, drogadictos, enfermos terminales y otros estigmatizados, mesiánicos... nos avisen una y otra vez. No te metas, mira para otro lado. La política solamente trae problemas... menos para algunos, que se aprovechan de ella... O más oportunamente, del dinero que se reparte en ella... Y la sangre, que es la misma, una vez cae en la tierra.
Así ha comenzado esta última batalla, levantando el rostro en el barro, demostrando que Cillian Murphy, irlandés de Cork y cercanías, sabe tragar el orgullo del personaje y es un gran actor, que algunos han ido descubriendo. Algunos ya lo sabíamos desde su Intermission con Collin Farrell, y tras 28 días después, más o menos, desayunando en Plutón con Batman. Ah no, esas son películas diferentes, ahora es el momento de las políticas de desintegración.
Los imprevisibles y jodidos, Shelby´s, se enfrentan a una bifurcación de imperios, algunos a la deriva y otros en plena resurrección, mientras Charlot que se ríe para sus adentros (también filosófico-sociales respecto a la pobreza), va a ser propuesto para el título de Sir por el rey Jorge VI y, también, lo volvería a ser en 1956 por su hija la reina Isabel II.
Pero, el actor del bombín y el bastón, sería vetado por sus opiniones o consideraciones, como sería rechazada Paulette como Miss Escarlata para Lo que el Viento se Llevó, quizás, por las mismas sensaciones epidérmicas.
Al final se recibiría el reconocimiento y la condecoración, a sus 85 años de edad en 1975, mucho más joven, aparentemente, que la edad que empiezan a representar algunos miembros de los Peaky Blinders en esta temporada, de peleas mentales, pajas reales y ajusticiamietos.
Tres años más y se acabaron sus paseos con los pies abiertos... Unos meses más, y ya no tendrá que preocuparse por el tabaco o los hijos... un tiempo más, y los veremos embarcados en una película, que cerrará la vida del Padrino de Irlanda y resto de Boston. Si le dejan, o no acaba asfixiado entre los ligueros de alguna. No, no me ha acabado de convencer, ni la aparición de Tom Hardy, que se le ve confundido... Ni el papel desasistido de Finn Cole, con una animadversión que no provoca nada... Ni tampoco, los excesos expresivos de Anya Taylor-Joy... con lo que me gusta a mí, esta chica.
Las cosas de brujas, que igualmente pueden desencantar a más de no, están por quemar... digo por llegar, a pie en las calles sangrientas, en avión trasatlántico a través de una tormenta de pasiones o en las llamas de un carromato. Aquí... ¡aquí viene el caballo!
Brujas, cada vez, quedan menos... Ya se las fueron cargando cerca de la costa de Nueva Inglaterra, más las que están esperando, su final. El final verdadero de Peaky Blinders.
De Charlie, nos quedará su ARTE, para siempre...
The "fuking Politics".
Tommy izó su rostro de la dualidad de un Dos Caras, con esa vertical divisoria, que contra o separa a la Familia, a la visión que tiene de la sociedad. Al amor, a la enfermedad... a la muerte preconcebida como una maldición.
Lleva los dos rostros colgados, Cillian, entregando su expresividad y tono, a la cumbre de su carrera televisiva. Hi boys, Welcome to Peaky Blinders... again!
A sus 46, le queda un tiempo escaso para mudarse al American Prometheus de Christopher Nolan, como el científico-físico, de origen judío, curiosamente, Julius Roberts Oppenheimer. Las bombas es el resultado de los fracasos políticos... Bueno, más bien de los fracasados. Que, sin embargo, tienen un gran poder para arrastrar a las masas. Ya sabes, a algunos les da igual el color, por eso de los círculos que se unen por los extremos.
Eso lo sabe bien, Tommy Shelby, que se las ha visto con ellas, las ha pisado, comprado, drogado, cortado, estrangulado... y no sé bien, cuántas cosas más. Ahora alza su voz en el Parlamento, dónde se ordenan cosas parecidas, pero se votan entre los elegidos, por todos. ¡Engañados o no!
Pero, ha cambiado, para lo bueno o lo malo... Y lo malo es muy malo. Aunque ya lo ha avisado el comienzo, este chico tiene dos caras.
Una en el lodo, otra hacia el viento. Depende por dónde sople...
Érase una guerra en Europa, se necesitan dos bandos... que comenzó en el origen del continente, casi. Luego Goya, pintaría el odio con unos retoques, para hacerlo más español, o lo que sea. Qué va, son siempre parecidos, se tocan y se golpean. Los dictadores de colores y los inocentes, sobre todo, los que no se pintan de ellos.
El III Reich ideado por un asesino, se alzaría en el 36, cuando España se desangraba y no tenía alimentos, mientras otros miraban para otros lados, o metían sus zarpas donde comenzaría el drama. Igual que Tommy, Mr. Chaplin se fue a USA para seguir moviendo el bigote, en cambio el ex-chico de la gorra, ya fue dirigiendo el cotarro, que es lo mismo que el bigote, pero terriblemente manchado, con los excrementos de los muertos por la adicción.
Al cabo, otro compatriota del Reino Unido, se movía en la penumbra... Era un enemigo íntimo, en la piel del actor Sam Claflin y el real como la historia misma, Sir Oswald Mosley. Magnéticamente, sin principio, ni final. Delgado, pero redondo de mente... Y eso que no había televisión oficial. Bueno sí... bueno, no.
La línea se estira, tocando dos continentes, justamente por el dinero o el poder. Es una línea invariable que gira desde la cuarta y la quinta temporada, como un remolino con un vértice en el medio, es decir, una boda en aquel Berlín. ¡Qué mejor para una buena parranda!
El nazismo de Gebbels, era la tele propagandística de hoy, aunque Mr. Mosley flirteó con los sindicatos, obreros que se acercan al comunismo, pues exigen la igualdad entre trabajadores. Pero no, no es así... Luego se centró más en el socialismo, que gasta en publicidad en los medios, la pasta que saca a los trabajadores, y acaba en manos de los ricos... Vamos un lío de coj...
Eso sí, el Sir es patriótico de narices, con polvo o sin él, no cómo en otros lados... Él, el mismo que luchó al lado de los soviets de Stalin, qué cosas.
Y los caballos oteando el panorama... Poco después serían reventados por las granadas o los misiles, destripados en el campo con los labriegos... ahumados como los gitanos. No los que trafican con droga, sino los que se divierten o laboran con los pies en la tierra.
Algunos, pocos, lograrán escapar al desastre y el derramamiento, pero escasos, al final caerán como exboxeadores que respiran por medio de una familia marfiosa de la costa irlandesa. Cómo eran de duros, estos tíos, ¿no?
Creo que la Política, se las traía floja...
Lo de la etnia gitana, comparando otras más cercanas, es la cuadratura del círculo del guionista, pues puede dejar desencuadrado a más de uno, o de dos.
Los bandos amenazan con mezclarse dentro del círculo, las cabezas se traspasan como los pantalones o los maletines oscuros de Londres (o Liverpool) a Berlín,, pasando vía alucinógena por la fuckin´ Island de los Muertos, La île de Miquelon, qué nombrazo para un buen pedal.
Así, saltando entre humos y efluvios alcohólicos, vas a parar al otra lado del charco, como una multitud de asiáticos, italianos, judíos e hijos de la nebulosa infancia en Irlanda. Esto es, de la tierra de los cortes a cuchilla, como en otras goyescas y puteras, al Boston de la quemadas en la hoguera u otras con intereses más siniestros, aún.
El póker de los tréboles se ha repartido, la venganza se sirve tibia al amanecer, de los hombres, una parte caerá en el frente de guerra, como siempre... Se suele decir, "a mar revuelto (o enfermedad), ganancia de pescadores". O la decadencia de los perdedores. A veces, las familias políticas, son un verdadero quebradero de coco, si vienen envueltos desde un isla, cuando no un nido de víboras, cargados de huevos venenosos.
Y Mosley se casó, y la cagó, pero esto no lo veremos, pues los políticos no desean que se vea, navegando por un río caudaloso, halló una bifurcación en el camino... y todos conducen a... El caos, da igual el color radical, pues el fin es el mismo. Falta de libertad o matarile.
Por eso, Mr. Shelby aparece como figura mesiánica, porque, no hay salvación tangible. El cree en lo espiritual, de ahí muchos de sus males... Se cree que habla con Churchill y todo... Bueno eso sí es verdad, en la realidad virtual.
La política es un cataplasma gigante, te cae encima y te estalla, como el odio familiar. O no es cierto que, se reparten los bienes entre ellos...¿? Los Peaky Blinders, los rebeldes, se han convertido sin saberlo, en lo mismo, de ahí la pérdida de algunos seguidores. A veces, parecen recuerdos de delincuentes callejeros, pero siguen ahí, escondidos entre la sangre contaminada, entre las lenguas viperinas, la ambición sin límite, zombies alcoholizados, las maldiciones, la ciencia que miente, las pandemias, las ideologías contaminadas, los viajes ocultos y las caídas adictas, el sexo interesado... las bombas.
Si te atrapa una de esas características enfermizas, estás en el camino de perder la "quijotera", que diría otro socio británico, involucrado en lavados de cerebro antiviolencia.
Pues sí, la fucking política se ha apoderado del pasado y del futuro... los viejos de la isla decían, "donde tengas la olla, no metas tu p.iiiii", decían...
Otro día, hablamos de las chicas... que cabalgan a lomos de otros caballos. O, ¿son los mismos?