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martes, 2 de diciembre de 2014

Interstellar.


Padre Nolan, qué estás en los cielos...

Es manifiestamente evidente que el mundo de la cinematografía en su género más fantasioso, la ciencia ficción, ha cambiado mucho en las últimas décadas, prevaleciendo la acción sobre el atrevimiento y las ideas. Las películas dedicadas al scifi en tiempos pasados se recreaban con historias repletas de criaturas inventadas llegadas desde otros planetas y viajes lineales en el tiempo y el espacio, ahora se tiende hacia el cómic o la posible búsqueda de respuestas para establecer teorías basadas en la nueva realidad.
Pero, como todo ha cambiado con los nuevos éxitos cosechados en el terreno de la cosmología y los avances técnicos en las expediciones espaciales. El cine de los últimos tiempos, trata de convertir las guerras de las galaxias en aventuras épicas y sesudas sobre la supervivencia humana, volcándose en el realismo más que en la imaginación.

No es de extrañar, de tal manera, que uno de los filmes imprescindibles de todo buen aficionado a la ciencia ficción sea de los favoritos del director de Christopher Nolan. Ya que muchas de las suposiciones que el gran Stanley Kubrick ideó en la historia del hombre moderno mirando al espacio exterior, han ido apareciendo en el horizonte de Interstellar, con más o menos bríos, sirviendo de fuente o ejemplo para muchos cineastas actuales. Entre ellos C. Nolan director nacido en Londres, con películas como Memento o The Dark Knight Rises. Lógicamente, algunas cosas han cambiado desde que el mono se alzase al espacio en los años ochenta, sobre todo, técnica y visualmente, pues el desarrollo digital ha revolucionado la forma de concebir el cine.
Si es para bueno o no, ya se verá con más perspectiva ´kubrickiana`.

2001: una odisea del espacio, fue resultado de una mente privilegiada para aspectos visuales y el estudio de las posibles capacidades técnicas del hombre en el futuro. Esto es, la imaginación.
Kubrick confeccionó una de las historias fantásticas más relevantes en el devenir de la historia del Séptimo Arte; ya que aparecían las grandes preguntas que han inquietado y sugestionado a los cineastas y artistas de nuestra época, dirigiendo los comportamientos o aptitudes del ser humano en el pasado hacia una nueva visión.
Una perspectiva evolutiva que aún no ha cerrado su círculo, y al que se van añadiendo nuevas capas. Magnitudes esféricas que se van convirtiendo en las protagonistas de estas aventuras cósmicas, ya mostradas en el filme relativo a la odisea espacial y ahora modificadas con las imágenes espectaculares de los rastreadores humanos.

Personalmente, he intentado desprenderme de los rasgos de la pieza maestra de Stanley Kubrick (con mucha dificultad) y no fijarme en todas las opiniones positivas más los prejuicios ocasionados por la crítica más agresiva frente al llamado “nolanismo”.
Sentado en la buta, dispuesto a orbitar en una gozosa aventura, me entregué a la observación de un espectáculo visual y sus innovaciones cinematográficas. Sin embargo, no he hallado muestras de dicha espectacularidad (las imágenes de diferentes universos, ya no es tan eficaz como antaño), ni restos de una epopeya dramática, fuera de los vórtices del sentimentalismo más ñoño.

Más al contrario, me he alargado como una extensión de la mente en el cuerpo vacilante, y he cubierto las dos horas y cuarenta minutos de duración entre frustración intelectual y aburrimiento generalizado. Poco o nada, se recuerda de la existencia de conceptos artísticos o miradas conceptuales del diseño de escenarios, y mucho menos de la poesía visual de la Odisea de Stanley. Los recursos técnicos no son suficiente carga para abastecer los deseos de un buen aficionado a la ciencia ficción, viendo espectaculares imágenes por las ventanas de una nave y una parte de su fuselaje. A no ser por la tecnología de una nave que parece aprovechar los nuevos avances en la resistencia de las estructuras frente a la velocidad y la atmósfera, para significar una mayor maniobrabilidad en las acciones del vuelo espacial.
La ambientación requería más explicaciones en el espacio exterior, pero principalmente aquí, en la Tierra.

No voy a profundizar demasiado en el aspecto científico y las derivadas que florecen del filme Interstellar, pues aparecen como un falso maquillaje de profundidad. Por ejemplo, si nos centramos en elementos esenciales como el mantenimiento de una vez que permanece en el espacio por un periodo tan extenso, o se oculta el proceso involutivo de una persona abandonada en el insondable vacío existencial. La singularidad del universo multiplicado en el abastecimiento de provisiones o la amenazante reserva de oxígeno tan relajada como obviada, para conseguir avanzar en el tramo final.
Tampoco haré demasiada “sangre” con ciertas resoluciones al considerar un robot como paradigma de la evolución científica del cerebro humano, cuando se asemeja más a una "gacheto" torre de alta fidelidad al estilo de los noventa, convertible en rueda dentada o remolino salvador.

Me he plegado entre agujeros negros, intentado penetrar en el horizonte de sucesos sin tener claro como alcanzar la velocidad de la luz, abarcando todo el espacio y tiempo necesario para doblegar el bostezo, con una propulsión extraordinaria aportada por un litro de café y paciencia infinita ante unos diálogos bastante mediocres, y he conseguido que el Tirón de Gargantúa no me tragara como un gigante hambriento de sueños, aguantando hasta los títulos de crédito. Pues, en su parte última está la esencia de una película que no necesitaba de tanta abstracción ni mensaje pesado durante tantos minutos de metraje.
Jaleado por los universos paralelos, me he estirado como la espina dorsal de un gato, entrando en el núcleo a través de la ergosfera en estado inmaculado, y no me he quedado traspuesto entre la cuarta o quinta dimensión de mi butaca del cine. Entre las estrellas, descafeinado, he resistido hasta el final. Quizá, lo más interesante.

¡Quédate! Decía mi mente... Pero, esta se debatía entre alterar el estado de las cosas o mirar de soslayo la esfera de mi reloj, en unos minutos que parecían no avanzar las manecillas.
No he contemplado aquella ansiada poesía conceptual, ni explicaciones de las incógnitas que surgen en la Tierra apocalíptica ni en un viaje de millones de kilómetros, por el intento de salvación de toda una especie.
Sólo me encuentro, una y otra vez, con palabras cargadas de contenido letárgico.
Y rostros cansados, demacrados, sin fuerzas para cumplir la misión de entretener, son los restos de una civilización que se destruye a sí misma, o es la imagen de unos actores circunspectos ante las pretensiones del director.

He visto cosas que vosotros no creeríais... a Matthew McConaughey entre sollozos, gimoteos y sentimentalismo barato, a la interpretación con menos brillo en la carrera de Jessica Chastain de las que he podido ver. A un robot con carisma entre una cafetera y un chistoso de sin gracia, a Matt Damon alejado de papeles de héroe y con sus músculos perdidos en la inmensidad gravitatoria, con Michael Caine centrado como siempre pero lejos también de ser recordado por este papel. Siento que tengo a Anne Hathaway atragantada (no en la garganta de Gargantúa) desde hace alguna película... y a Nolan creyéndose un máster del universo con su cámara de última generación, olvidándose de los buenos diálogos.

Interestellar no me aporta mucho artística ni visualmente aunque entiendo la fascinación por teorías nuevas, sobre todo de los más jóvenes, pero escasea de ideas científicas o premoniciones de algo más intangible. Así que estamos ante la lucha de la ciencia ficción o la imaginación, por supuesto, y un filme de entretenimiento.
Lejos de la obra maestra de Kubrick, siento esta película desprovista de emoción o suspense más allá del infinito, y con cierta tendencia al lagrimeo artificial. Una ocasión perdida de rememorar odiseas y consagran personajes míticos.
Es mi opinión... Recordando que no por tener opiniones contrapuestas sobre una obra, se es enemigo de nadie.

** Regular **

INTERSTELLAR Soundtrack - 05. Stay (Hans Zimmer)


INTERSTELLAR Soundtrack - 07. The Wormhole


2001: A Space Odyssey 1968 - Movie Soundtrack(Music By: Aram Khachaturian, Richard Strauss...)


Cinemomio: Thank you

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