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domingo, 28 de julio de 2024

Manhunt. Season Lincoln & more.

 


Todo comienza igual... Alguien indaga sobre la historia, recopila datos y... se lanza a escribir su propia versión de los hechos.

La Historia Universal está compuesta de estos episodios, más o menos, fidedignos. A no ser que se incluya alguna opinión, lo cual ya no es un suceso, sino una posibilidad...

 

No hay duda, Abraham Lincoln fue Capitán. Aunque no concluyó sus estudios académicos... parecía inteligente, bajo ese aspecto barbudo y afilado como un águila con los ojos siempre avizores... Bueno, no siempre.

Aunque lo podía imaginar - lo que aconteció a continuación -, pienso que creía que nadie iba a ser capaz, si bien los riesgos para el ejecutor, no eran demasiados según se puede comprobar.

Lo que parece que demuestran sus allegados entonces, es que el joven Abraham - Abe para los amigos -, no siempre fue de tendencia republicana, que sufrió algunas importantes depresiones, que probablemente estuvieron ligadas a ciertos hechos dolorosos en el seno de su vida privada y que, tenía una habilidad innata para expresarse y la escritura, porque confeccionó sus propio discursos a lo largo de su -vida-, y las amenazas.

 

Lo que no cabe duda es que era incansable, un luchador, y creía en su propio destino, así como el de la nación que tenía en mente... Fue el decimosexto Presidente y el promulgador de la Proclamación de Emancipación en 1863, justo en el tercer año de cruenta guerra civil, en la que se perseguía que ´todos las personas detenidas como esclavos en los estados rebeldes, deberán ser y serán en adelante, libres`. Poco después, el General de la Confederación, Robert E. Lee  rindió sus tropas en la localización de Apponattox (Virginia) en abril de 1865, ante el General de los estados unionistas, Ulisses S. Grant. Y fue el comienzo, del final... hasta ahora.

 

Aquellos hombres que él dirigía, estaban de acurdo con la abolición de la esclavitud, del Norte al Sur en rebeldía. Sin embargo, Lincoln, no sólo tenía necesidad de cultivar la moral ética de sus ciudadanos y establecer la igualdad social entre ellos, también creía que el hombre con inquietudes, era capaz de las mayores invenciones de la humanidad. Así lo narró, no sin cierta sorna: "En los países habitados desde la antigüedad, el polvo del tiempo parece haberse asentado y asfixiado el intelecto y la energía del ser humano... Es por ello que he mencionado, el Descubrimiento de América como acontecimiento que favoreció y facilitó enormemente, las invenciones y descubrimientos de utilidad", así lo dijo y así lo creo yo, pese a quién pese... Existe una placa a su nombre en Departamento de Estado de Comercio en Washington D.C., sobre las patentes de esos inventos, que dice "El Sistema de Patentes añadió el combustible necesario de interés, para el fuego del Genio". Abe ideó una forma de boyar y elevar botes que quedaran encallados en bancos de arena o presa de obstáculos en ríos, cosa que sufriría en alguno de sus viajes, pero no lo llevó a término. Así, son las cosas de los genios... que, a veces, se enfrían...

 

Todo esto no parece tener importancia en el libro de James Swanson, sobre el que se basa la creadora y guionista Monica Beletsky (que escribió retazos de The Leftovers, I am the Night y FargoIII) para desarrollar en imágenes realistas, The 12 Day Chase for Lincoln´s Killer. Un retrato de la época con grandes conocimientos técnicos y gestionado por 4 patas, 3 Arts Entertainment, Apple Studios, Lions Gate Films y Walden Media, que concuerda con la realidad de aquellos tiempos de manera fidedigna y emocionante.

Lincoln está en segundo plano interpretado con rigor por Hamish Linklater (en The Stand y algún episodio de aquel Fargo III, lógicamente en flashbacks, ya que el camino comienza con su final en el palco del Teatro Ford, y comienza la investigación del asesino John Wilkes Booth, actor verídico sobre las tablas que entonara el "Sic semper tyrannis" que se convertiría en un "inútil, inútil" en postreras palabras de su propia boca. Además de la búsqueda de otros probables autores, con la persecución incansable de un fiel, asesor y amigo, Secretario de la Guerra conocido como Edwin Stanton, arraigado en el rostro tranquilo de Tobias Menzies (Juego de Tronos, The Crown, The Terror) siguiendo las propias palabras de, casi un hermano entonces... "Hacer de cada derrota, una fortaleza... y de cada obstáculo, un reto a vencer".


Qué quiso decir el asesino con aquellas agonizantes sentencias de inutilidad... no se sabe... pero no estamos aquí, para conjeturar... Estamos para abrir la mente y no, precisamente, a través de las balas. Puede que alguna Manhunt no sea satisfactoria.


Una vida... pocas imágenes.

Estamos en el último tercio del siglo XIX, y retratados en los desunidos estados de América aún ahondamos, cuando las imágenes que se podían encontrar eran tratadas con nitratos y pólvora. De aquí, y de los textos de una época esencial en la historia de los EEUU, se hacen cargo tres directores que han demostrado en otras ocasiones, su buen hacer, como Eva Sorhaug, John Dahl y Carl Franklin... demostrando que la política, no siempre es aburrida. En la ficción, claro.


El director negro que trabajara junto al mítico Roger Corman, Mr. Franklin  sobre uno de sus principales éxitos antes del Diablo Vestido de Azul - donde el tono de la película está en los oscuros azulados de la muerte -, diría "no he querido retratar lo bien que se puede matar a alguien... sino que el público sienta la pérdida emocional de la vida, donde la verdadera violencia es la pérdida, la violación de la humanidad.

Nos han quitado a alguien con sueños, esperanzas, el mismo conjunto de emociones que tendríamos nosotros...". Y aquí estamos, ante el dolor, ante la pérdida, un retrato, para bien o para el mal, de todos nosotros...

 

Pues claro, hubo un derramamiento de sangre, que ya llevaba varios años atrás, relamiéndose, pero que llego a su punto culmen en esa noche fatídica, con el atraco y apuñalamiento en su domicilio privado del secretario de Estado, William Seward y ese magnicidio que cambiaría el orden imperativo de los hechos... hasta el fin y encerrarse consigo mismo, en un despacho enclaustrado para llevar a cabo, una idea. O mejor dicho, La Promesa sobre una Idea...

Lógicamente los Derechos Civiles de los Ciudadanos libres, todos, deberían de cambiar, sí o sí, el derecho a una posesión privada (que tantos otros nos quieren negar, adquirida con el sudor de nuestra frente) y un futuro, con una sociedad sana y libre de elementos peligrosos... Sí, además de los votos, que eso ya se da por sentado... y no sé yo...

 

Todo se conseguiría con dolor y sacrificios, como casi siempre pasa en estos asuntos de estado. Por encima de la corrupción y los métodos mafiosos, que por otro lado, también están en el lado dirigente... - escondidos en las entrañas como quistes purulentos -, y que ocultan los datos y las pruebas reales, para que nunca se conozca la verdad de los acontecimientos históricos. Así, no sabremos en ningún momento quién mató a quién, quién financió este episodio de USA o el otro, - se comentó del referente como presidente de los Estados Confederados, pero no hay certezas.

 

Estamos en brazos, de la presunción, estamos entre las garras de la conspiración. Sentados, con un gesto inmortalizado en blanco mármol - por fuera -, en el National Mall de Washington, en la memoria de aquel defenestrado del hálito, para convertirse en una especie de mito, dios mitológico, en las entradas de un dórico templo heleno, aquí en la capital de la protesta y el discurso... Donde un King, pronunciara las palabras "Yo tengo un Sueño...", y luego se echó para siempre.

Nunca las hubo, las evidencias totales, no sé ven ni se sienten... nunca las habrá. Y lo sabes... amigo... o no. ¡Nunca se sabe!


Lo que ronda por las cabezas...

Como tampoco sabemos otros intentos de asesinato de presidentes o personalidades importantes, tantas que ya prescribe la cuenta... ni el tiro fantástico sobregirado sobre la cabeza de J.F.K, que parecía de ciencia ficción - aunque Oliver Stone trató de hacernos ver, retorciendo la vista, hacia ninguna parte concreta -, solo hacia el costado del hombre sentado a la cabeza. Porque la otra, la primera, se perdió... no, a las orillas de la isla de Cuba, precisamente...

 

Ni tampoco con  el disparo errado, se desconoce en qué sentido y terrorista poder, sobre otros republicanos de la historia... hasta lo visto, sobre una oreja sangrante. Unos lloran y otros sonríen, por gusto o desencanto... la gracia, el acierto el tiro... y siempre es igual.

Aquí hago un inciso, sobre los deseos de guerra... civil, por parte de partes interesadas, buscando la destrucción del todo, como una avanzadilla de los ajustes del tiempo pasado. Allí o en la tierra del toro, montados a horcajadas sobres sus lomos...

 

Pues bien, la ficción me ha decepcionado. Y eso que se trataba de uno de los creadores de la cinematografía actual, que más me habían impactado en el pretérito cercano, abarcando el terror de la persistencia en la inteligencia artificial de una Ex Machina, la Aniquilación que llega desde la conciencia exterior con horror metafísico, o la monstruosidad de una bandada de Men, que se precipita desde la maternidad en la sociedad británica... Pero, Alex Garland - con alguna escena preciosista y musical, eso sí -, me ha decepcionado con una estructura indeseable, sin cargas profundas... Porque la batalla discurre entre una ideología imprecisa, entre hombres blancos, claro, no hay otros... y la incontenible levedad de unos referentes periodísticos, que son un ejemplo de la superficialidad o la inconsistencia que vemos en las noticias. Hasta seguir, de una manera irreproducibles, siendo conducidos a una instantánea, rodeados de balas, que parece una burla a los que luchan, a los que se esfuerzan por conseguir una foto bélica, a los que deberían dirigir una nación.

 

Y la joven, es otra risión, cuando se planta ante la experiencia, disfrazada al parecer - no a su gusto según aparenta- con vestimentas de clase, de género femenino. Pues ella, lo inexperta, va a conseguir triunfar sin esfuerzo, como si fuera una enchufada, que no ha tenido ni un segundo de utilidad, sólo estar ahí... tal que una representación estúpida de los selfies o las redes sociales. Vamos, la que se ríe de una carrera, perfectamente equipada, siendo tan solo, un maniquí.

Ya, da igual quien pierda la vida, y quién gane la guerra... Todo el filme es una pérdida. Una pérdida del guionista, más que del cineasta... Bueno, a medias también.

 

Todas las escenas estaban premeditadas, sin sentido de la realidad. Todo lo contrario a lo que atendieron los especialistas de la salud, y lo comentan si están capacitados aún, sobre el cadáver movido, escurrido, trasladado y alterado de John Fitzgerald Kennedy, sobre la mesa de operaciones retratada en la verdad científica del documental, J.F.K.: Lo que vieron los Médicos... Y lo que sintieron, entre todos... El resto es historia de lo inconcluso, de lo investigado en comisión… de lo tapado.

 

Por último, en este apartado de la violencia grandilocuente... voy a recomendar una visita al pretérito, en un momento en que se hacían bien las cosas. Porque el notable director Alan J. Pakula - y productor de Matar a un Ruiseñor, qué más comentar...-, cogió una historia (no, no la de Todos los Hombres del Presidente, que es otro referente), de un conspiración oculta, la vistió con la imagen idolatrada como sex-symbol de un Warren Beatty, al que un día habría que hacerle justa justicia fílmica como es debido, en fin... aunque sea bebedor de leche, tenía su corazoncito peleón, y hay que adentrarse en The Parallax View (mejor que el Último Testigo), para observar lo bien que se puede filmar un magnicidio en vaqueros de campana. Sea en la Aguja Espacial de Seattle, o en un tablero vacío de mesas, con los colores de la bandera de las Barras y Estrellas.

 

Impresionante el reflejo de la violencia, en secretismo cogido de aquella Naranja Mecánica en la sombra institucional, y que además el profesor de la Universidad de Yale, Mr. Pakula, nos presenta como jefe de periodistas cabales, al gran Hume Cronyn, el que se estrenara con Hitchcock en La Sombra de una Duda y Lifeboat (qué ganas me dan de visionarla de nuevo), fue premiado Polonio en el Hamlet junto a Richard Burton, casó con Jessica Tandy, en pareja idónea de la imaginación, que nos hizo disfrutar con Cocoon y Nuestros Maravillosos Aliados. Ya lo he dicho, historia del cine, a la que sumamos a los guionistas Lorenzo Semple Jr. (que trabajara en la televisiva Batman) y Robert Towne, el de Chinatown, Shampoo y la primera Misión Imposible de Brian de Palma. Casi nada, película muy recomendable e... inspiradora.


Por cierto y, aunque me salga bastante de las tinieblas que habito y escribo... esta pareja idílica y simpática de Jessica y Hume, me ha recordado a la del documental, bellísimo, bucólico e intimista, nombrado por su autora la directora noruega Margreth Olin, y su dúo nostálgico y romántico,  de productores de renombre, Liv Ullman y Wim Wenders. Oyes, son los Songs of Earth... Si no lo has visto, no sabrás nunca lo que es la pertenencia, el amor a la Naturaleza sin pedir nada a cambio... y plantar un Buen Pino.

 

Esto es lo que tienen las cabezas, cinematográficas - o las otras -, que unas veces aciertan, pero en ocasiones, se pierden en despropósitos grandilocuentes o guerras infaustas...


Del trabajo forzado... a la horca.

La investigación clásica, cuando no existía la tecnología ni los medios científicos actuales, ha ido plantando grandes enigmas de nuestras civilizaciones. Y con el tema de los presidentes arrancados a la patria, los USA han coleccionado maniobras orquestales en la obscuridad, por todos los sitios y otras entidades mafiosas... Es decir, sólo sé que no sé nada.

 

Por supuesto, es la guerra silenciosa. Donde la información es un incógnito tesoro, y reina la omertá que ocultaría cualquier posibilidad de explicación, de camino a seguir... la cruz en el mapa. No, no tiene nada que ver con la fe, aunque podría tener que ver, según los que relanzan el enfrentamiento y el odio.

Pues ya no existen las ideologías, son mentira... Únicamente existe el mantenimiento de la posición y del poder, ante el dolor, el sudor en el trabajo y la sangre de los demás. Son los que secuestran el futuro de los ciudadanos, entregados a una causa impertinente que los enfrentó en el pretérito de los tiempos. Donde quedarán los archivos encerrados, o borrados, de la memoria.

 

Según los intereses colectivos de cada lobby, teledirigido, para mantener el poder, para seguir cobrando, lamiéndose las heridas, convirtiendo la realidad, en un eufemismo manipulador.

Las potencias observan, callan o actúan, dependiendo de la resistencia y del miedo, esperando responder, más o menos... con las mismas armas. Y esto es, un tic tac, preocupante.

 

La Inteligencia secreta es un ente abstracto, que depende de los ocupantes en la cima y de los observadores invitados o metidos con calzador... que pueden causar más dolor, más terror.

Al final es una auténtica pena que, las luchas sean sangrientas entre vecinos... o entre hermanos.

Es la verdadera batalla que tenemos sobre nuestras cabezas, una especie de maldición, reflejada como el enfrentamiento pictórico de Goya a pedradas mortales, y que algunos se encargan en alimentar bien, en regocijarse en que, a cuanto peor, mejor.

 

Por tanto, a lo único a lo que podemos aferrarnos, los que nos hallamos en el medio, es la ley. La horca que ha sido desbancada, desprotegiéndonos y sacando a los auténticos animales a nuestras calles, envenenándolo todo... Sí, puede ser un poco anticristiano, pero no necesitamos alimañas que se sigan nutriendo en las tinieblas de nuestras mentes con sacrificios inhumanos y salvajes... Sino, entonces, nos quedaría la máxima pena, la de la cadena perpetua con todos los instrumentos para que no sea una residencia mantenida, sino trabajada hasta el final. Hasta que el cuerpo no tenga energía ya, como el de aquellos que quedaron fríos, sin historia, sin recuerdos, sin sesos... sin sueños.

 

Ese peso de la historia, de lo correcto... es lo que sientes cuando te vas acercando a la entrada marmórea de Lincoln, Abe, como un Cesar, pero no injusto, sino cabal. Y eso que fue un hombre, sin grandes estudios... pero, tenía un camino que recorrer, si le dejaban. Una misión casi imposible.

 

Así que, cuando te acercas, si lo has hecho como yo, sientes esa gran sensación de la justicia, de los padres fundadores de una constitución de todos, de un tesoro enterrado como una cápsula del tiempo, de un gesto inamovible ya... a pesar de las guerras frías y las mirillas entrometidas... que buscan la desestabilidad, que asustan con amenazas apocalípticas. Qué encuentran las lágrimas.

 

Y todo, comienza como la sombra de una bomba o una bala directamente dirigida a nuestra nuca, que avanza con un silbido silencioso, para alojarse en el fin del pensamiento. Lo que acaba con las expectativas de todos, por los intereses de algunos, pocos o muchos... un puñado. El futuro en un puño, que se levanta y vuelve a pedir lucha... así, indefinidamente. Es lo que hay...

 

Esta se3rie de existencia convaleciente, tiene la resistencia agarrada al pecho, como un mal pulmonar o aferrada a un enigma como un cálculo, in des ci fra ble... por ende, aunque falten las teorías y Benedict Cumberbatch - un experto en descifrar conspiraciones y violencia gubernamental a pesar de las presiones -, tenemos a un guerrero en pie, interpretado por un gran Tobias Menzies, como la reencarnación de la memoria de un amigo, Abraham Lincoln.

Un amigo perseverante, juicioso y... cabal en la posible unión de todos. Pero... es lo que hay. O tal vez, no... ya que la historia nos sigue contando... La vida es un Juego de Imitación... en el tiempo.


Con un mensajero, un Topo, un teatro Ford o un caballo de guerra al estilo de Troya, entre ejércitos de hermanos enfrentados, sangre derramada desde 1919 o antes, carne picada o mensaje oculto, una bala... y una caza. La historia siempre se repite, digo.

Me quedaría por comentar, el Maestro... pero como no hay tiros, la homosexualidad resuena con otra sintonía...

 

Me ha costado... pero esto es lo mejor que he encontrado de una Civil War


miércoles, 10 de julio de 2024

The Cleaner / Black Bird. Season I


Normalmente he comentado, que las historias de terror presentando escenas de violencia extrema, patológica y visceral, se podrían tomar - o debería hacerse para desintoxicar el espíritu…-, con grandes dosis de comedia burlesca. O como una parodia grotesca del horror, al estilo de  las primeras películas de ese joven Peter Jackson. Como en aquella trilogía cerrada con el viaje extra dimensional de Ash Williams con Bruce Campbell alrededor de un Evil Dead paralelo y medieval, dirigido por  Sam Raimi. Pero claro, aquel Ejército de las Tinieblas era pura ficción fantástica… que es lo que hay que tener en cuenta.

Las representaciones lacerantes de conciencias, en lo cotidiano y traumático, suelen traspasar la pantalla marcando el dolor de las víctimas y familiares reales. Aunque en la mayoría de ocasiones, se suele tratar de evitar el trauma, evitando escenas sangrantes o que asalten su memoria de la pesadilla. Al menos las demasiado cercanas en el tiempo... En determinadas guerras mediáticas, nuestras mentes se hacen más débiles o se persignan ante la desgracia, mientras otras sobrevuelan límites de odio hacia la venganza. O podrían hacerlo, quizás cuando la justicia no genera la mínima confianza. Esto es una evidencia en regímenes totalitarios...

Es un tema peliagudo en el panorama actual, el de los actos violentos con asesinos atroces, que realizan desmembramientos y abusos, con deshumanización sádica, dominación de las voluntades, etc… y se oyen ciertas voces sobre no perdonar, ante la visión escandalizada de una sociedad incrédula y temerosa. O no… pues otras siembran el desconcierto, sacando a los criminales a nuestras calles.

Cuando esa ´suciedad` social es retratada por el mundo artístico – como aquel cuadro de Francisco de Goya, y Lucientes, con Saturno devorando a su hijo, descarnado -, o aborda otros temas oscuros y penosos… que no vienen a este cuento..., la imagen nos revela históricamente un compendio de podredumbre moral, marginación, una educación deteriorada, el pensamiento desafiante y un alma enfermiza… Este es el cóctel explosivo, para un elemento fuera control. Fuera de esqueletos vivientes o perros devorados por mamás hambrientas, está la existencia de un asesino en serie, preparando en silencio, sus actos más terribles e irreproducibles. Esto ya lo hemos sentido, demasiadas veces.

The Cleaner… o el Tallista.

Joe no es real, no. Pero se dirige con cercanía a nosotros, desde ese extremo de la pantalla que pertenece a los violentos y su universo de dolor ajeno, pues lo hace sin tapujos y lo peor, se siente bien. Así lo demuestra, con un extraño sentido del humor… Ácido como el vinagre de manzana en la boca.

Siendo, a la vez, poco expresivo, manipulador, sarcástico y frío hasta cierto punto. Tal vez ello radica en sus orígenes de pertenencia, que pasea sobre una comunidad aparentemente indiferente, no tanto como su nombre Christchurch. La que duerme sin imaginar, que la delimita socialmente, sobre la aislada y enigmática tierra de Nueva Zelanda. Hasta que sale la noticia en los periódicos o telediarios... 

Está de moda hablar de estos especímenes, desde la producción de la Lionsgate, a los monstruos de Tasmania, seres rabiosos, o no, significativamente tranquilos. Hacen pareja, en mi comentario de dos en dos, y con el Tallista reflejado en la televisiva Sky para Prime Video, se ven más sangrante, porque ante la violencia de ficción, no nos encontramos en la pecera silenciosa. Esto es, de tintes animalescos con reflejos de comedia negra, vamos a sentir el desbarro en su propia mente, cuando se presenta ese eco de su voz, en femenino caótico. 

A lo mejor no demasiado creíble por otro lado, pero es el contrapunto violento y sado, que se inclina al sentimiento con el tiempo, o algo que además de doloroso, se hace agradablemente divertido al otro lado. Es un lugar irreconocible, desde el que empezaremos a visualizar sus relaciones personales de otra manera, y cambiarán los roles, incluso, con la policía. Un mundo de mascotas que rodean su patetismo solitario, que guarda secretamente en un maletín, hasta que se hace evidente en las noticias.  Y esa ventanilla de almacén de productos de limpieza, curiosamente - ya veremos el porqué -, desde la cual escruta la otra realidad, el otro yo. Su copycat... Las conversaciones con sus compañeros, o no, depende del daño psicológico, de las investigaciones policiales y de las intenciones futuras… que rodean su existencia. 

Hacia la terminación de un caso inconcluso… se convierte en detective, y siempre, con un aparente mueca ritual de divertimento propio, en su rostro incrédulo. Un rostro que parecía impenetrable, dudoso o transparente… solo quedará uno... tan incorregible como la ficción.

La serie The Cleaner, se mueve en esa indefinición, gracias a las interpretaciones sardónicas. Voy a decir sus nombres, entre investigaciones poco convencionales, pues sus historias aquí son igualmente desconocidas en general… Salvo en la ensoñación romántica de Eagle vs. Shark, los actores Cohen Holloway y Chelsie Preston Crayford… tal vez como dije, no suenen demasiado en estos lares, pero trabajaron junto a Jemaine Clement y Taika Waititi. Por cierto, siempre esperando a lo que acontezca tras su reportaje cómico sobre el mundo de asesinos comediantes y vampíricos, próximamente en What We do in the Shadows. 

Y más allá… pues en el ambiente suena música de serie incalificable, ésta, que proviene de los negocios de aquellos también con las bandas sonoras. Tras el nombre de Plan 9, les conoceréis... y por el lado de la imagen, con el director Rick Jacobson se basándose en las novelas criminales escritas de un divertido Paul Cleave y poniendo algo de  dinerito en la segunda entrega a muerte, en la película Don´t Breathe con nuestros amigos - de los niños-, Sam… Raimi y Stephen Lang.

Es evidente que este mundo, es una broma... Pues quedamos que el ambiente este, cuenta con un espacio magnífico para lo jocoso, la broma divergente, genérico y materno. Aunque te duela… el colodrillo, ejem... como bien diría nuestra recordado Francisco Ibáñez, cuando hacían una entrada asesina en sus tebeos sobre el fútbol de selección. Ok, era mundialmente, el SuperHumor. Recomendable por las sonrisas - tal vez no tan cómplices, sino patéticas - y cierta estupefacción narrativa del personal con esta serie.

Encerrado con el Diablo… un verdadero Copycat.

A la primera comentada, - que se recrea como verborrea bonnieandclydista, palabro me salió xDio -, e incluye acercamientos morales a los Asesinos Natos de Oliver Stone o las manipulaciones de, aquel más  apuesto protagonista sacado de la novela de Bret Easton Ellis. Se observaban ciertos males materialistas de aquella Generación X, a la que Joe perteneció y que dio lugar a la esquizofrenia burlesca. En aquella ocasión con la apariencia social de Christian Bale para una  American Psycho… mucho más sangrante.

En la realidad y el ahora, la obscuridad si cabe, se vuelve más escalofriantemente verídica, sin el mínimo sentido del humor, tal que un graznido nocturno de un Black Bird. Sirviendo de contrapunto el nuevo protagonista, Taron Egerton - el comprador del Tetris, filme que me encantó- y que es agraciado como aquel matador Mr. Bateman de la ficción. Un alter ego de todos nosotros, en desafío contante ante el que es el auténtico Diablo. Actor inglés atrapado por el materialismo, el sexo y el dato familiar, fue hijo de Elton John, y ahora de Ray Liotta, demacrado ya entonces, que tantas veces supo de estos asuntos violentos en el cine. Y al que tanto, echaremos de menos.

 Pero bueno, allí en la prisión de máxima seguridad, se le vino..., no, no el santo... sino el mismo otro, ese, y un guarde corrupto que es la otra trama. Tratando de pasar desapercibido, no podrá... cómo escabullirse de un porvenir, escandalizado o seducido por sus contradicciones, sus sombras del pasado, yo qué sé… patológicamente mentiroso, dramáticamente insano. A puertas metálicas de la celda, sabemos porqué se llama Encerrado con el Diablo, tan amistoso, no sabemos si excitado el pájaro... Que, por descontado, se muestra gélido, la mayoría de veces, salvo erupciones cutáneas y más internas. Joven funerario a la fuerza, confuso, castigado, asesino no parece, y te lo tragas... hasta que empieza a expresarse, extraordinariamente recreado, por Paul Walter Hauser. Es decir, otro limpiador químico - el segundo de hoy -, que se luce individualmente, curiosamente, no dentro de una casa de Usher´s, que pertenecen a otra familia más poeniana... sino, en otra encerrona mental. Ahora no sé, que serán los Usher, ya los abordaremos algún día…

La personalidad del personaje violento, – recordando al estimado Mr. Liotta en este último trabajo y sus aficiones en papeles extremos, q.e.d. - , va de un lado para otro. Sale de una celda y entra en otra, más absorbente y caótica, su mente. Sobre una petición en el filo, nos adentramos en un encierro traumático, de una conversación convencionalmente aburrida, a una observación que te pone los pelos de punta. El Diablo es así…

Los Reflejos del Daño...

Esta prisión es un Dark City. Con claro oscuros, sólo en el exterior, que también puede llegar a ser muy negro, como un fosa. Fúnebres itinerarios y cercanos, enterrados a 10 metros, los huesos de unos y otros. Sin embargo, no tiene que ver con el panorama onírico y espacial de aquella epopeya personal, del mismo nombre, que el director australiano, nacido en Alejandría, Alex Proyas, comenzó tras  una pesadilla. En ella un supuesto, apuesto, asesino acababa con mujeres que se dedicaban a la prostitución y eran marcadas. El cine y la realidad, lo han reflejado en varias ocasiones, verdad Jack.

Si bien, eso era lo de menos, el reflejo de aquello, era una pesadilla extracorporal-terrestre, extrasensorial… y distópica, con la  remodelación de la mente de un Rufus Sewell, inocente. No como hoy... acusado en el retrato, que borda en Scoop, con un papel que llama la atención por su posición, experiencia y amistad, con otro sentenciado diablo. Sexualizado panorama tenemos... que aborda como una investigación, el director Philip Martin (Hawking, The Crown), y será por los años que cuesta reconocer al principio, a Mr. Sewell digo.

 Allí al otro universo de ensoñaciones, fue junto a nuestra querida Jennifer Connelly, - la misma que aparece en el documental, del niño grande que nos hace llorar de alegría y pena, Mr. Jim Henson, y con otro caído no hace mucho, como el gran William Hurt, al lado de un Kiefer Shuterland, al que solamente sale decir, siempre recordaremos a tu padre, el gran Mr. Donald. Que en paz descansen, vaya racha.

Mas, aún queda por relatar... debemos seguir adelante.

En fin, volviendo a la investigación en curso, y recurso... de unos asesinatos reales y su metodología grimosa y aspecto patético. Conclusión, es la educación, y la paranoia desproporcionada, lo que construye este ambiente irrespirablemente tenso. La mente enferma hace el resto. Con paralelismos, al mundo de tinieblas personales que se entreteje entre metal, efluvios y malas relaciones en la vida; el dolor de las víctimas, dista a una pista de petanca de distancia, más o menos, de esas sensaciones contadas ante la cámara en The Cleaner. Entonces, las declaraciones violentas reales están más cercanas a observaciones detalladas sin ruborizarse, ni reírse, tras la escalofriante Dahmer o los episodios ante profesionales, que se relatan en la notable Mindhunter, en la creación de la unidad especializada del FBI entretejida por Joe Penhall y producida por David Fincher.

Sin embargo… hay algo más en estas terribles apreciaciones… existe un sarcasmo gélido y taciturno, que le acercaría a un Joe peligroso, y es una extraña sensación de vacío, una rivalidad amistosamente dura, un recuerdo sórdido, amenazas, luchas, enfermedad, eludir la responsabilidad… de un padre. Un hermano que afronta, y esa sensación de pérdida, que no termina… pues todo termina encerrado en el aire, con una toma desde las alturas, en la que no descubres bien, la salida de ese laberinto… Tal vez, nunca salgas.

Crimen teatral…

El próximo protagonista de Twisters, Glen Powell, tiene una película sobre investigaciones teatralizadas, de un polifacético aprendiz a asesino a sueldo, que empieza de forma entretenida. Pero que va perdiéndose cuanto más se introduce en las relaciones enconadas de la pareja protagonista. Se llama Hitman, vete tú a saber por qué…

Mientras, en un recóndito universo, que ya no recuerda, salvo en pequeñas huellas en la arena de las botas, a aquel Mad Max que nos dejara con las órbitas desencajadas por el dolor… y la velocidad. Nos topamos, casi de refilón - tarda en llegar un huevo -, a esta Furiosa puede ser una vengativa asesina, pero con algunas pegas a mi parecer… dos horas y media… Y que no tiene que ver con el sadomasoquismo alimenticio, que es lo mejor del final, sino por el camino extenso como un viaje al Valhala. Donde te aburres, das una vuelta por el desierto, te entra hambre, vas a comerte un algo, te desorientas en más (mad) de una ocasión. Todo huele a lecha rancia, entre batiburrillo explosivo y aprovechamiento de lo poco comestible y digerible. Croquetas de cucaracha, no gracias.

No sé, ahora ante tanto crimen… me ha dado por pensar en los ojos de Bette Davis. Donde los duelos ante la cámara, eran otra cosa, de malas, dividiéndose en matices, ocurrencias y diálogos, con el fin de evitar la estructura plana del guión - lo sigo escribiendo con acento porque soy rebelde y la Rae me ha hecho así... -, y mediocridad en la interpretación. 

Por último, voy a volver a los hechos actuales, con perplejidad… con una primer entrante, documental del ciberNetflix criminal, que te deja alucinado, Lover, Stalker, Killer, y que debes descubrir, para saber… hasta dónde pueden llegar las cabezas… locas. Como loco te quedas, con el segundo, llamado el asesino del Metro de Londres, que es la caída al infierno, de los sin nombre. Cuyas tristes historias, y lo demás... se estructuran como una alucinación. Y como ellos, ya no sabes lo que es verdad, ni las mentiras que contaron bajo el alcohol. Pero, asesinos era, sin duda, la una y el otro.

Envueltos en una teatralidad, comparable a la vida real, esos relatos te hacen pensar que no se necesita que te monten películas, ya se proyectan todos los “fucking days”. ¡Cómo toque el número digital en la lotería… vas apañado o -ada! 

Eso sí que es, caer en la utopía, Furiosa… Sin necesidad de sueños nocturnos a medianoche, sin educación, de la madre del Tallador ni del padre del Demonio de las patillas sacadas de una Civil War... o de un montaje para hacerte creer tu destino próximo… Solos terminamos, como un gato o un pez en una pecera… Una mínima rendija que se cuela a través del Ojo de la Aguja. Bye, gracias por todo, Mr. Shuterland, te recordaremos.


Cinemomio: Thank you

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