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domingo, 7 de enero de 2018

Capitulos Stranger Things I.


Episodios y Calabazas.

Durante aquel invierno de nostalgia y desapariciones episódicas, las cosas habían comenzado a salirse de madre... Sí, mucho antes de que emergiese, de la nada o del todo, el primer Terminator sobre la Tierra y otro siguiente paso hacia el futuro. Antes de, que una banda de jóvenes desaliñados y de párpados tintados, emprendieran en camioneta, una vertiginosa fuga a alguna parte y por alguna razón. Algo que se nos escapa entre las injusticias sociales y la respiración endemoniada, que late fuera de la gran ciudad.
Sin embargo, a pesar de un comienzo tan traumático, por irreconocible y desnaturalizado que se presente y fuera de los límites extraños de la primera temporada, al final se va encauzando y casi olvidamos, o mejor, no recordamos sus nombres.
Pues bien, en aquel año de grata memoria, se estrenarían una serie de películas que influirían en la industria venidera y los próximos creadores de pelis, desde los famosos Cazafantasmas a un aumento de la diversión familiar protagonizada por producciones recordadas como Karate Kid, Gremlins, Splash, Loca academia de policía, La mujer de rojo, Superdetective en Hollywood, La historia interminable, Indiana Jones y el templo maldito... hasta esas otras cintas, que tocaban la ciencia ficción y acrecentaban nuestro miedo, como Terminator, Amanecer rojo, Dune, Pesadilla en Elm Street, Los chicos del maíz, etc...

En ese mismo instante, en los salones triunfarían las máquinas recreativas con juegos como el laberíntico Dig Dug, el primer Tretis de 1984 o el Dragon´s Lair, y en las emisoras sonaban éxitos de rock como Summer of ´69 de Bryan Adams, Dancing in the Dark del Boss, Rock You Like a Hurricane de Scorpions, I Want to Break Free de Queen, Jump de Van Halen, Runaway de Bon Jovi o el Like a Virgin de Madonna mezclándose con sintetizadores electrónicos y música dance, que verían un auge irresistible e inapelable, de las pistas de baile con Wham, Alphaville, Bronski Beat, Pet Shop Boys y Depeche Mode o Ray Parker Jr. y sus Ghostbusters, hacia la diversión colectiva de los jóvenes. Quizá, porque a casi todo el mundo, ayer y hoy, les gusta bailar. Ya sea pegados... o no.

1. Mad Max. Pues bien, así de inaudito es el comienzo, perdidos sin nuestros héroes del pasado y con la imagen de otra nariz sangrando.
En el cine, aquellas aventuras infantiles o juveniles, junto a los escarceos con otras recomendaciones de mayor intensidad y recomendación, eran pequeñas odiseas que te acercaban a tus colegas de siempre, formando una compleja familia de egos o personalidades incompletas, rivalidades y promesas irrompibles. Por descartado, más tensas cuando el individuo en cuestión, pertenecía o venía de otra localidad lejana y tenía que enfrentarse a un grupo, más o menos, infranqueable o cerrado a nuevas habilidades.
Pero a los mandos, realmente, todos querían ser Mad Max. Incluso las chicas (en algún sitio he leído marimachas, muy mal ¡eh!) o bien, salir rescatadas de entre sus ruedas quemadas y diabólicas, convirtiéndose así, en los mejores pilotos de carreras o guerrer@s de la carretera. Es decir, los p... amos de las recreativas.

Casi en el mismo momento que, algunas de nuestras hormonas comenzaban a entrar en ebullición (¿o serían sarpullidos incontrolables?), con temblores al acercar nuestras manos al joystick... nos sentíamos condicionados por esta etapa del pensamiento, algo básico pero noble. Siempre encaminado a las aventuras más increíbles. Pues, aquí estamos de nuevo, creciendo en oscuridad... con los jóvenes y adultos habitantes de Hawkins y su nueva referencia conocida por MadMax.
Mientras, los dos directores y hermanos, echaban un vistazo al mundo de los sueños, por primera vez, y ahí precisamente, regresamos, al mismo instante de rebeldía y modernidad ochentera, cubiertos por tachuelas que nos martillearán en el futuro. Cosa extraña para esta temporada, pues nadie podría llegar a enlazar su peso narrativo con lo presentado un año antes.

A continuación, nos presenta una colecta y los rostros simpáticos que nos hicieron sentir como Benjamines Button´s, a golpe de audio por Walkies conectados. Por supuesto, los móviles no aparecerían masivamente hasta 1986, ya equiparados con conectividad moderna, junto con las dudas por una nueva pistolera en la ciudad de las máquinas y salones recreativos. Pero, siempre hay un pero... el mundo oculto, que intenta hacerse cargo de sus pesadillas más viscosas y elásticas, llama a las puertas de sus visiones, recorriendo la mente de uno de sus torturados protagonistas, como siempre sucede en los ochenta.
Las simientes crecen y conquistan el subsuelo, para salir a la superficie en forma de araña gigantesca al tiempo, aviso en negro y rojo, configurando un espejo desdoblado de la realidad. Los de arriba, abajo, y los de abajo esperando subir en su lugar.
En el momento oportuno, descubrimos que la policía no es tonta y que, la chica de los ojos rayados, forman una pareja indisoluble, aislada del caos exterior y presta a combatir nuevos peligros. Aunque no tan bien avenida, por los deseos de libertad de cada uno. Si bien, la voz cantante la lleve el mayor de ambos, como en el pretérito de la serie Stranger Things, para marcar el camino de la unión y enfrentarse a retos aún mayores, todos unidos... ¿he dicho todos?


2. 2. Truco o Trato, freak. Al final, la chica Once y el jefe Hopper, nos muestran su entrañable complicidad, al menos, sin la televisión en frente de la mirada oscura. Aunque la seguridad conlleve también, algún tipo de decepción con familias perdidas y amigos silenciados, alguna discusión debida a las diferentes formas de pensar y ver sus vidas pasadas. Por tanto, formando todos ya, una familia muy, muy especial.
Los freaks o friquis, podríamos ser cualquiera en aquella época, con nuestras vestimentas ajustadas o monocromas, los peinados imposibles y las extrañas ideas, que te podrían estar jugando una mala pasada, en los artísticos ochenta o en la pesadilla actual. El tiempo va borrando las voces de los amigos, pero no su fisionomía que queda congelada en el horizonte, a trocitos cuadriculados, en la cinta de hierro de una videocasete VHS. Hoy, algunos de ellos y ellas, ya no están escondidos, sino perdidos en la última neurona con resistencia.

Mientras, se produce un tiempo de cambios y visiones apocalípticas, de amenazas invisibles, rastreras y a cuatro patas, con apariencias camaleónicas en los miembros del grupo o banda. En busca del pasatiempo, la amistad de una mascota y las películas de Spielberg, con gruesos brochazos de un John Carpenter, que se encamina a los terrores más cinematográficos de su era... con permiso de David.
En cambio, residente del éxito, queda el truco que son las relaciones personales y establecen conexiones paralelamente, para otorgar al conjunto, de un cuerpo argumental sólido y definido de caracteres. Si bien, el trato es no despegarse de las imágenes fantásticas o la imaginación de nuestros pequeños amigos, para emprender un juego real de vida o muerte. Más temerario y arriesgado, que nunca, porque aquellos monstruos que recordamos (también de la primera temporada) son de mayor tamaño, peligrosidad y alcance. Introduciéndose en nuestra mente, como si se tratara de las cuevas de Tom Sawyer, hacia la boca del estómago o las profundidades del miedo, al estilo Stephen King o Howard Phillips Lovecraft, con sus seres infernales del inframundo.
Y sino, ¿a quién vas a llamar...?


3. El Renacuajo. Todo lo pequeño y vivo, termina por hacerse grande... y hambriento. Aunque, su alimento preferido, sea una dosis de glucosa en barra energética. Porque, si eres un miembro de la cuadrilla lovecraftniana o acólito, por el que sientes admiración, cariño y respeto, debes tener cuidado con las próximas cazas. Ya que alguien, no puede comprender su viaje e intenciones, principalmente, tras el cristal retorcido o las neuronas liberadas de un niño. Muchos no estarían preparados para esta avanzada metamorfosis, que avanza y oscurece todo a nuestro alrededor, incluidos los sueños.
En un tiempo, donde la amistad se rige por la extrema emotividad y las cintas de vídeo, donde un caso de desaparición se entrevé en las tinieblas, una sensación se reaparece como un auténtico terremoto ilusorio o ahogo interior. Aquí, las familias tienen alguna sugerencia o consejo que darnos... no te dirijas nunca solo, hacia la oscuridad, no te desprendas de medios para comunicarte (como aquel Tom Sawyer en la cueva), no te saltes las evidencias, por muy extrañas que estas parezcan, no comas cosas en mal estado y a deshoras como los gremlins, no descuelgues el teléfono, no dejes escapar a la bestia... ni te olvides de ella. De los hombres no lobo, más bien los rebautizados "demodogs".
Tampoco dejes de lavar tu melena o ese flequillo de la época, cuidados con el suavizante usado por la admirada Farrah Fawcett Majors, una atracción de una era pretérita de la televisión, que también nos haría temblar. Por descontado, establece aquellos nexos necesarios, para que los rompecabezas sin explicación, se desarrollen en el plano de la realidad... y así, otorguen algo de luz a las tinieblas y la ubicación de la angustia creciente. Los demás, ya pueden reunirse alrededor de Will...
Pelos a mí...


4. Will El Sabio. La sabiduría puede provenir de un hecho verídico que recordamos, un cálculo colgado de nuestras paredes o extendido en el suelo, o incluso, en un majestuoso palacio. El aprendizaje sobre una experiencia o episodio traumático de nuestro pasado, al igual que de las líneas habituales de comunicación o la educación entre niños y profesores, o demás adultos, es necesario para no acabar con una de tus vidas.
Aquí, Will posee la sapiencia evolucionada por estas presencias incomprensibles, pero un inmenso desajuste neuronal y orgánico. Una caída que te acerca a la fantasía clásica, mientras las notas de Stranger Things marcan la identidad de lo oculto, como una masa informe que todo lo vuelve putrefacto o se alimenta de la esencia vital de los otros. Manifestando una pesadilla existencial que se eleva hasta las alturas y arrasa la superficie, vigilando y convirtiéndola en un mundo terrorífico, propio de The Fog de John Carpenter, ya estrenada en 1980 y con raíces expansivas, hasta nuestros días. Existencialmente hablando, más cercana a la nueva adaptación de Frank Darabont, titulada The Mist, pero con perracos infernales, ¡capullos! Si la madre os tiene presentes como el frío, y el nuevo padre, os tratará de empapelar, por mucha reina que tengáis en palacio.
Con esos monstruos que algunos demandábamos, más carnaza en definitiva, van alimentándose de sus egos o debilidades colectivas, hasta enraizarse a la tierra que protege nuestras vidas, soportar carros y carretas (balas) y hacer recuento de nuestras historias desde Los Mitos de Cthulhu. Aumentando el tamaño de la amenaza en instancias paralelas, mordiendo el polvo a este lado del multiverso y al gato más irascible, o infiltrándose en los pensamientos ocultos de un mago. Nigromante, hechicero, vidente... ¿espía?


5. Dig Dug. El juego de los topos excavadores. O eran renacuajos...
En definitiva, alimañas de una manada insaciable y trepadora, que son avistados a distancia. La segunda temporada nos trae otros recuerdos, interpretando que Aliens 2 fue estrenada también en 1986, los juegos con mascotas que desarrollan ´habilidades` que no podíamos imaginar, ni extrapolar a espacios exteriores; y doppelgängeres siendo los protagonistas, claro... y oscuro. Como una pareja que parecía imposible de establecerse...
Paralelamente se corre la voz de infecciones, atravesando la piel de aquellos chicos y chicas, que no temían a los sitios inhóspitos o lugares abandonados, a las maldiciones personales o accidentes en increíbles expediciones de carácter temeroso, a las colmenas y sus huéspedes. Hasta que los tritones de los charcos, salamanquesas o guecos, insectos u orugas, se transformaban en otros seres o genéticas, que se nos resbalaban entre los dedos y huían a la seguridad de sus guaridas.
Mientras, los amigos cerrábamos filas, escondíamos las pruebas y estrechábamos los lazos, nos burlábamos de resplandores mentales, alrededor de una fuente de conocimiento exclusivo. De mundos tocantes o relativos a torres oscuras, zonas muertas de la mente, cujos carnívoros, madres coquetas o repelentes, células globalizadas... justo al borde de la boca de la oscuridad, o Locura. Pero, concretamente, más asustados con las agujas y los tratamientos médicos.
A pesar de rencillas típicas y otros desvanecimientos, el guión remarca presencias que alteraban o confundían, hasta deambular hacia la redención de nuestras intrépidas personalidades y contextos. Evolución adulta, o vida la llaman.
Sí, entonces, algún riesgo se enfrentaba en aquellas correrías, túneles o pasillos.


6. El Espía. Se suele decir que los monstruos, son los propios seres humanos y sus comportamientos injustificados o indecentes, en cambio, en Stranger Things II, los agujeros oscuros de la psiquis, tienen dos extremos. Uno dirigido hacia la luz de la cultura popular, la música y la amistad, semejante a la eterna lucha del bien, contra otro elemento claustrofóbico, adelantado por la zona muerta un blob en toda regla (no alienígena parece) y coordinado en laboratorio, no separado de lo divino... ni de la división social. La perdición más oscura, directamente infernal y apocalíptica, que nos traería al gran Steve McQueen.
La dimensión oscura viene plagada de referencias, a lo mejor, anticipándose a las primeras botas que pisaban las grandes ciudades, al ritmo rebelde del estilo pre-punk, a fracasos en experimentos y otras investigaciones más cronenbergianas, como la Rabia o una nueva versión de La Mosca. Un pueblo de malditos, en sentido contrario, ya que los chic@s son héroes.
Atravesando paredes, quemando sombras o reconociendo los nuevos enlaces, mirando en silencio sin respirar apenas y, conformando pesadillas al otro lado. Derribando muros de laboratorios secretos y poses discriminatorias de científicos experimentales, quizás, en busca de un arma definitiva u Once, para combatir el nuevo mal que se avizora, algo como el ojo de Sauron, o viceversa.
Empieza la cacería... o no. Palmas: hey, hey, hey...


7. La Hermana Perdida (pues, allí podía haberse ´quedao`...)
Todo lo bueno y entrañable, todo lo que disfrutamos incluido el miedo, el humor universal de una época, los orígenes y las dudas, las excentricidades y la lógica, la exquisita producción... y las tensiones sociales o familiares, van a derivar hacia otros lares menos cercanos. Una frialdad nos invade en el traslado a ninguna parte (al menos para el presente), acompañando el desvío de la ideo original de Stranger Things y su exclusivo contexto. Bastante desdibujados en la búsqueda de otras alternativas en la gran ciudad y perdiendo la esencia argumental de esta entrañable y fantástica serie, más, la estructura de las correrías emprendidas por los habitantes de Hawkins.

De tal manera, que el público se puede sentir, primero confuso, luego, confundido con las nuevas expectativas que se establecen más allá... y no en el más allá de un pueblo normalmente tranquilo, pero ahora rodeado de abrazaderas laberínticas y viscosas, como lengüetazo de Demo-gorDogs o DemoDogos a régimen de nos, como diría el joven del habla sarcástica.
Lejos del laboratorio y sus irrespirables condiciones atmosféricas, asfixiantes como una pesadilla en Elm Street, la escapada de Ele por los grises de la gran ciudad, nos abre un extenso panorama de delitos y faltas de familia, semejante a un escaparate lujoso, pero sin brillo. Que enfría al espectador hasta convertirlo en un extraño, apartado de sus verdaderas raíces y aquello, que alimentaba su avidez por la aventura y la comedia juvenil, por la nostalgia envolvente a pesar de las apariencias punk o siniestras.

Este capítulo perdido, pare un quiste sebáceo dentro de la narración, un bocado calórico en el sentido de "grasa superficial" y molesta, ante la ambientación manifestada con anterioridad, demostrando que los puntos de fuga, pueden dinamitar la expresión de los rasgos conceptuales. O ser más pesados de lo debido o de lo que deseáramos, como seguidores de Stranger Things.
Aquí, he dejado el visualizado, desgraciadamente desconectado... esperando a que me vuelva a llamar el intrépido y aguerrido grito de la aventura. Como decía el Terminator... I will back!



8. The Mind Flayer (Azotamentes): Por tanto, según el exilio argumental anterior, que podrían haberse ahorrado la molestia sin más rodeo, me distancié más de lo esperado, de nuestros amiguetes y monstruítos... de forma que, he tardado varios días en volver a entrar en la historia, con esperanza y ánimos renovados.
Así te contaron la efímera fuga de Eleven y la presentación más exhaustiva de sus novedosos y peliagudos colegas de manipulaciones psíquicas, en un ambiente distendido y poco agradecido. Semejante a una hemorragia nasal mal contenida, pero que necesitaba de un tapón gordísimo, drástico y urgente.

Ahora el 8, es otra historia... vamos sintiendo la emergencia de la situación y el regreso se hace imprescindible, siguiendo los pasos de la historia verdadera, hacia la tensión inminente que nos ha venido trayendo hasta aquí, a esta pequeña localidad, casa, habitación, mente... Por tanto, volvemos a entrar en la dimensión desconocida y cubierta de garras o dientes, algo no visto hasta este preciso momento de horror. Un lugar al que no es recomendable acudir, si no estás habituado a los sitios comunes a todas las edades, esto es, para aquellos que no están acostumbrados a vivir o soñar con el miedo intrínseco y a la existencia de monstruos imaginarios. Por ejemplo, a aquellos divertidos filmes con transformaciones de licántropos, que atraviesan a grandes trancos, nuestras vísceras... ¡bueno, no tanto! Tampoco exageremos que Stranger Things, sigue siendo para todos los públicos, pero más tensa y oscura.

A la aparición en aquella estancia, y otras visitas que relataremos, se suma una auténtica noche de Valpurgis..... acosados por movimientos eléctricos y aullidos de seres, extraterrestres (de otra tierra quiero decir), carnívoros para alimentar sus potentes músculos y patas, sus cerebros conectados y estresados con las balas, al más puro estilo de los Aullidos de...., los enjambres elaborados por Stephen King y las fronteras nebulosas de la imaginación y el terror. Una noche ideal para posesiones, endiabladas o enfriadas, que nos recuerda que la unión metabólica y mental, hacen la fuerza.
Sin duda, no lo esperaban, un caso así tan sanguinolento y nervado, que resulta un halo fresco de violencia, ante tanta conversación distorsionada por los elementos nostálgicos, o esa vuelta de tuerca necesaria para que los Extraños crezcan hacia otros territorios metafísicos, desde aquellos maravillosos años ochenta hasta la visión de nuestros terrores favoritos.
Y la rebeldía del Heavy Metal \,,/ of course!


9. El Portal. Terror sí, cuando la tensión se cruza a otras estancias con invocaciones paterno-filiales, que o dejan heridos en el orgullo individual, como un sopapo efectivo de nuestros progenitores. No lo viviste, ¿verdad?... yo puede.
El dramatismo queda esculpido en otros rostros no habituales, espejos del alma, los que se manifiestan con altivez en diferentes presencias, derrumbados por la soberbia o desfachatez, su altanería destructora o una punzada en ciertas partes...

Algunas deudas se quedaron arrastradas por los pasillos, cuando los caminantes nocturnos aúllan a la luna ensangrentada, bajo un baño de luz que no te devuelve el sentido de libertad, sino un mazazo. Paralelamente, otros se construyen un zulo relleno de horror, para reclamar la personalidad perdida y sentir el abrazo del fantástico, más allá de las presencias sensoriales y los monstruos reales. Incrustado en la piel y en los órganos, como un alquitrán negro y envolvente, que deberían terminar en el mismo portal que empezó.
Estas conexiones simbióticas con el mal, nos adentran en la resolución de un mundo sensible u horrible, donde los monstruos te cogen desprevenido, apoderándose de tu cerebro y trufando de golosinas, los caminos de los seguidores a Stranger Things y sus personajes.

Por descontado, el final no lo cuento. Porque estamos abandonando la Navidad y las fiestas, los bailes del colegio y las SnowBall de pueblo, abrazamos la salvación y la redención, nos humillamos y lloramos, con las faltas... pero, ¡qué el humor no desfallezca!. Ojalá, exista más y más ternura... y amor a partes iguales, (bueno me estoy poniendo blandito) con las gotas de terror acostumbrado, los mordiscos y besos, las miradas de amistas y complicidad, con la esperanza instalada en las nuevas parejas. Centrados en la ilusión y la nostalgia... en la gomina, la música y la laca. Hasta pronto, amigos de Hawkins... más aún, no os olvidéis de los gremlins y su mundo bifurcado. The End

Cinemomio: Thank you

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